El Enojo
El Enojo
El Enojo
Si usted cree que convivir con enojo en el hogar y que hasta resolver sus asuntos
con ira o gritería es un tema natural o normal para un cristiano como lo es en toda
familia del mundo, déjeme decirle que está muy equivocado. ¿En verdad cree que
Dios nos ha separado del mundo para al final vivir de la misma manera en cómo
vive el resto de las personas? ¿Pues no verdad? (Filipenses 2:15).
Dios nos promete una vida abundante en Cristo (Juan 10:10), y para disfrutar de
esa vida no es necesario esperar a estar en la eternidad, usted puede gozar de esa
vida desde ahora. Una vida llena del Espíritu; cuyos frutos son el amor, el gozo, y la
paz, esta es la vida que Dios ha diseñado para su amada iglesia. Él anhela cosas más
altas, y más sublimes para nosotros.
El enojo en la Biblia es una de las tantas maneras en las que se puede demostrar si
estamos enfocados en el “yo” o en Cristo. En Juan 14:15, Jesús demanda: “si me
amáis, guardad mis mandamientos”. Si amamos a Jesús en primer lugar, nos
complacerá y nos deleitaremos en guardar el mandamiento de vivir despojándonos
del enojo.
El mismo Señor nos enseñó y demostró que sus mandamientos no son gravosos (1
Juan 5:3). Cuando nuestro amor por Cristo es ferviente, no solo es más fácil
obedecerle, sino también más deleitoso. Se disfruta y se goza en el Espíritu cuando
obedecemos por amor. Muchas veces se ha tomado al tema del enojo como una
regla a cumplir nada más porque sí, pero nosotros queremos referirnos a ello como
una abundancia de vida plena, que se logra por medio del amor a Cristo. Así que, si
estas lidiando con el enojo en tu vida, no importa el porcentaje en que lo hagas, ello
está demostrando que aún estas enfocado más en tu “yo” que en Cristo.
"y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:15)
Se entiende entonces, que el enojo pertenece a una forma de vida pasada. Todos
sabemos de memoria el texto que dice: “De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
(2Cor. 5:17) Pero la gran mayoría falla en su interpretación, ya que se tiende a
tomar este texto como un aliento para que tu pasado no te moleste más. Pero,
según el contexto inmediato, es más razonable aplicarlo al hecho de que seamos
nosotros los que no molestemos a Dios con una manera de vivir que pertenece al
pasado.
4. El enojo debe ser visto como pecado.
La Biblia también nos dice que el enojo es una de las tantas obras de la carne, esto
es producto de haber cedido al deseo de nuestro “yo”. Gálatas 5:16 dice:
Por otro lado, la Biblia es clara al dar mandamientos exactos contra el enojo: “Deja
la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.” Salmos
37:8 – “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.” Colosenses 3:8. Por lo tanto,
ceder al enojo es desobediencia contra Dios.
Visto de esta manera, el enojo tiene que entenderse como pecado. Es así como Dios
lo ve.
Recordemos lo que Dios le dijo a Caín cuando estaba enojado: “El pecado está a la
puerta” Un corazón enojado es un terreno amplio para las maquinaciones de
Satanás. Tengamos la mejor disposición en mantener diligencia sobre este asunto
En base a los principios mencionados, nuestra definición bíblica para el enojo, será:
CONSECUENCIAS AL FALLAR EN
“DESPOJARNOS DEL ENOJO” | Serie: Venciendo
el Enojo.
Recordemos nuestro principio clave:
Por lo tanto, andar y convivir en el enojo es pecado contra Dios, y como todo
pecado trae sus consecuencias, fallar en despojarnos del enojo también las tiene. Te
enumeraré algunas de las principales.
El Espíritu Santo está morando en el cuerpo del creyente (1Corintios 6:19). Por lo
tanto, está presente en cada situación cotidiana de la vida de todo hijo de Dios. El
Espíritu es tan sensible que tan solo una palabra mal dicha de nuestras bocas puede
empezar a contristarle, [Contristar: Afligir, Entristecer]
El detalle con esto es que si hacemos que el Espíritu se contriste dentro nuestro,
entonces dejaremos de ser llenos del Espíritu para pasar a ser controlados por la
carne. Y en este estado, el Espíritu no podrá hacer su obra de una manera plena en
nosotros. Su fruto no se mostrará en nosotros (Gá.5:22,23), por el contrario, sólo se
manifestarán las obras de nuestra carne (Gá. 5:17-21).
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para
la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al
Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia.” Efesios 4:29-31.
Al Diablo le encanta apelar a nuestro viejo hombre para seducirnos con el pecado.
Cada vez que el cristiano sede al enojo y a la ira, es un blanco fácil para el enemigo.
Toda vez que somos controlados por la carne suceden dos cosas:
El Espíritu se contrista.
Satanás nos seduce más fácilmente.
"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo” Ef. 4:26-27
En el caso de la iglesia de los Corintios, una iglesia cuyos miembros era controlados
más por la carne que por el Espíritu, vemos como habían quienes llevaban sus
disputas con tal enojo, que iban hasta los tribunales delante de incrédulos a
pleitear. Pablo censura esto como una falta grave al testimonio de Cristo y al de Su
iglesia, (1 Corintios 6:1-8).
La Biblia dice que, en cuanto dependa de nosotros, debemos estar en paz con todos
los hombres (Rom.12:18,19). También nos dice que todo creyente tiene que
mostrarse solícito en guardar la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz (Ef.4:2-
3).
Por lo tanto, toda vez que convivimos en enojo, estos principios de paz y unidad se
rompen, y quedamos fuera de la voluntad de Dios; por lo que asumiremos las
consecuencias propias de ello.
Todos recordamos la historita de Caín, sabemos que todo no comenzó con el deseo
de matar, todo empezó con el enojo de Caín. Dios le había advertido que el pecado
estaba a la puerta debido a su enojo; pero el no hizo caso y todos sabemos los
resultados y sus consecuencias (Génesis 4:4-7).
También la Biblia nos relata un conjunto de pecados que resultan del enojo, tales
como: “Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras…amargura, gritería y maledicencia, y toda
malicia” Gálatas 5:19-21; Efesios 4:31
¡MUCHO CUIDADO!
6. IMPIDE LA ORACIÓN Y LA COMUNIÓN.
Una de las áreas más típicas en donde encontramos mucho enojo quizás sea en las
relaciones matrimoniales. Al parecer la historia de Adán y Eva se sigue repitiendo,
los cónyuges siempre están buscando quien es el culpable. Y por eso, esta vez los
pondré como un claro ejemplo de convivir en enojo y su resultado negativo en la
vida de oración y comunión con Dios y los demás.
Pedro les dice a las esposas que aprendan a ser sumisas a sus maridos; y a estos,
que aprendan a vivir con sus esposas sabiamente (no me digan que no se puede
notar todo un ambiente de enojo y amargura aquí).
Bueno la Respuesta era simple, ambos tenían que vivir sabiamente y les da una
buena motivación: “Para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. (1Pedro 1:1-
7)
Claro, ¿Quién quiere orar cuando está enojado? ¿Quién puede servir con devoción
cuando esta amargado? ¿Esto no afecta acaso nuestra relación con Dios? ¿Esto no
afecta también nuestra relación con los demás, incluso con los que no están
involucrados en el problema?
“NotiMex creo una infografía en español con datos propios y del Centro
Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara que nos
muestra que es lo que sucede al enojarnos y nos ofrece algunas recomendaciones a
seguir para tratar de evitarlo o al menos reducir las consecuencias que provoca. “
(Fuente: http://geeksroom.com )
en colesterol malo.
6. Principal consecuencia: ENVEJECIMIENTO, 3 mil veces más rápido de lo
normal.
7. En estos estados emocionales se eleva tres mil veces los riesgos a la salud,
Recuerda:
CONCLUSIÓN.
Para meditar ¿verdad? No es el deseo de Dios que sus hijos vivan y convivan así. Él
nos quiere en un ambiente de libertad, de devoción, de hogar cristiano; donde reine
la comunión, la paz, la ayuda mutua, la pureza, el buen testimonio y la humillación;
también la oración, el poder de la llenura del Espíritu y ¡mucho más!
No perdamos lo más valioso, solo por no despojarnos de nuestro enojo a tiempo.
Recuerda siempre estos versos:
"Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de
Dios." Santiago 1:19-20
y sumiso a Su voluntad.
Pensemos que Dios nos está puliendo como a joyas preciosas. La calidad y belleza
de las joyas dan crédito a la mano de su diseñador. Así, Dios quiere que vivamos
despojándonos del enojo porque quiere glorificarse en nuestras vidas. Él quiere
hacer una obra por medio de nosotros para mostrarse al mundo que nos rodea.
Pero antes, tenemos que sacar esas cosas que opacan su luz.
Si analizamos bien, Dios nos conoce lo suficiente como para saber si podemos o no
podemos cumplir con un mandamiento suyo. Entonces, si Dios te pide despojarte
del enojo es porque sabe perfectamente que puedes hacerlo.
Dios no solo te ordena algo, sino que te provee la ayuda necesaria para que puedas
lograrlo. En otras palabras no sólo te dice “qué” debes hacer sino “cómo” debes
hacerlo.
Por medio de esta dirección podemos hacer una lista de las cosas que Dios ha
provisto para ayudarte a cumplir sus mandamientos:
Su Espíritu Santo.
Su sabiduría.
Su poder y fortaleza.
Sus promesas.
Sus siervos.
Su Iglesia.
Nunca estarás sólo en tu lucha contra el enojo, solamente tienes que invertir un
tiempo para alimentarte de la Palabra de Dios, la cual te guiará paso a paso en la
manera que debes obrar para cumplir el mandamiento divino de vivir libre de los
poderes del enojo y de la ira.
CONCLUSIÓN:
Entonces, como hemos visto, LA BIBLIA nos ofrece esperanzas. Es la palabra de
Dios garantizándonos que podemos librarnos de todo el peso del enojo y sus
consecuencias. Y así, Dios pueda glorificarse en cada una de nuestras vidas y
relaciones personales. Recuerda que este mundo ya tiene bastantes palabras, lo que
precisa es ver vidas transformadas por el poder y la palabra de Dios; lo que precisa
es ver a Cristo en nosotros. Recuerda siempre que somos esos luminares que les
alumbrará en la verdad hacia Cristo.
En esta lucha por vencer el enojo, seguramente caerás varias veces. Tu meta
es obedecer y glorificar a Dios, así que debes levantarte y seguir adelante, él
sabe hasta donde puedes dar. Dalo todo y él hará su obra maravillosa. “No
os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1
Corintios 10:13
3. Acoge tu responsabilidad.
Por más duro que sea, ten siempre presente que es tu responsabilidad
despojarte del enojo y actuar sin este en cada área de tu vida. El enojo no
debería ser considerado un invitado de honor, en cambio el Espíritu Santo
sí. No Evadas jamás esa responsabilidad ni busques culpables. Si te enojas el
único responsable eres tú. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne.” Gálatas 5:16
4. Comparte esta esperanza.
Ahora, quizá tu puedas tomar este estudio con mucha ligereza. Quizá porque
para ti el enojo no es mucho problema. Quizá tu temperamento te ayude y
eres alguien calmado y sobrio. Pero, déjame decirte que no en vano invierto
tiempo para poder compartir estos estudios, hay muchas personas que
sufren, y muchas otras han arruinado sus vidas solo por este tema. En mi
experiencia como consejero y predicador lo he podido ver claramente,
muchas veces, y de muchas maneras.
¿Qué harás tú? El propósito de este blog es que los que lo lean reciban ayuda, pero
también que se vuelvan fuentes de ayuda para otras personas. Por esto, toma nota,
imprime, enseña, habla, comparte en las redes, etc. Recuerda que, no solo “hacer la
falta” es pecar, pecar también es: No hacer nada para que los otros dejen de
hacerlo! - ¡No hay Argumentos!
Pero, ¿Qué pasa cuando esto no sucede así? ¿Qué pasa cuando, en lugar de ser
controlados por el Espíritu, lo somos por la carne? Ya habíamos mencionado, en
notas anteriores, que una de las consecuencias del enojo es que nos acerca mucho
más a otros pecados; y estos pueden ser más graves todavía.
Como podemos ver, estos solo son unos ejemplos de la manera en que NO
DEBEMOS reaccionar cuando estamos en enojo. Entonces, debemos mantenernos
atentos y prever cosas tales como: Ofender e insultar con palabras, golpear a la
persona, hacer la ley del hielo, asesinar en ira, etc.
Ahora, veamos una lista de maneras (no bíblicas) de reaccionar en el momento del
enojo, o lo que comúnmente la consejería o psicología humanas te dirían que
hagas:
Estallar tu enojo y descargarlo contra una cosa, como golpear la almohada u otro
objeto; pensando y hablando de la persona con quien estás enojado.
Se trata de hacer explotar tu enojo de forma verbal y física contra las personas. Esto
es cuando el enojo llega al extremo de ofensas, insultos y hasta golpes. Mateo
7:12; Rom 14:19; 1Cor 13:4-5.
3. La reacción de la hipocresía.
Es controlar ese mal genio en el trabajo o en la iglesia, delante del jefe o de los
hermanos, respectivamente, pero luego descargar toda esa ira en casa, con los seres
queridos.
“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.” Romanos 12:9
Es hacer ejercicios hasta extenuarte, para liberar los sentimientos de enojo, pero no
tratar con la esencia pecaminosa del enojo. Esto no te dará una solución
permanente, los asuntos interiores se deben resolver internamente.
5. La reacción disimulada.
Se trata de hervir internamente, como para evitar que otros lo noten, y amargarse.
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando
alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
[Heb. 12:15].
Discutir todo tu enojo con alguien para liberarlo; calumniar o chismear contra la
persona con quien estás enojado; negar que estás enojado; escribir cartas
vengativas o emails; poner cosas indirectas en el estado del Facebook; escribir
cartas con todo lo que quieres desahogar en la persona y no enviarlas; o también,
tratar de justificar el enojo de una manera “bíblica”.
Les ruego compartir el estudio. Para muchos está siendo de gran bendición, pero
pensemos que hay muchos más que aún lo necesitan. La gloria sea dada a Dios, y
Su gracia sea para aquellos que invierten sabiamente su tiempo en los negocios
del Reino. ¡BENDICIONES A TODOS!
Sin embargo, hubieron otras personas que tuvieron una reacción ajena,
simplemente dijeron: “no me gusta este tema” y eso, a pesar de que se
identificaban con el mismo. Este tipo de corazones pertenece a aquellas personas
con un egocentrismo más elevado, que no les permite admitir su responsabilidad, y
se vuelven expertas en crear cada vez más y nuevas justificaciones; que más bien,
son excusas o pretextos vanos. Estas personas no son peores que nosotros,
necesitan de comprensión y enseñanza paciente, hay que alentarlos y ganarlos.
mucho más difícil que a los demás. La Escritura dice: “porque la ira
del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20). Jamás Dios obraría
contradiciendo sus propios principios. Para despojarnos del enojo, debemos
hacerlo a la manera de Dios, no hay otra.
“Tú me haces enojar” “Yo no reniego por simple gusto, sino que a mí me hacen
renegar”
Insistir en esto no le ayudará mucho; ya que el pecado del enojo, al igual que todo
pecado, es personal. No puede responsabilizar a nadie de aquello que solo le
compete vencer a usted.
La Biblia muestra un claro ejemplo de ello cuando el Apóstol Pedro está
demandando a servir de buena gana a los demás, como al Señor mismo. Y en medio
de esto, le dice a los criados: “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros
amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de
soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia
delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente” [1 Pedro 2:18]
(Recuerden que Pedro está enfatizando desde el corazón, 1Ped.5:4). Lo que Pedro
está diciendo aquí, es que vivamos dependiendo del gozo del Señor, y que no hay
motivos para lo contrario, pese a como sean las personas.
Tomemos esto para la actualidad, por ejemplo los padres que acostumbran a
venir del trabajo muchas veces a desfogar en casa todo lo que sus jefes han hecho
con ellos, o la clientela, o las personas, etc. Nadie, por más que haga lo que te haga,
es el culpable de que seas vencido por el enojo, pues Dios te ha llamado a victoria
sobre la carne y sus concupiscencias.
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” Santiago 4:1
Ante esta excusa la Biblia te dice: NO HAY MAS RESPONSABLES POR TU ENOJO
QUE TÚ MISMO.
“tú no conoces mi vida” “mis padres me formaron así, ellos tienen la culpa” “yo no
era así, hasta que me hicieron…”
Cuando usted afirma esto, esta declarando que el pasado es superior a la obra
actual de Cristo; y que todo lo que él hizo, en realidad, es algo vano. Estoy seguro
que usted no diría esto de manera literal, pero con esa actitud lo grita. Su pasado
no debe ser un cárcel, sino una escuela. Esas cosas que usted pasó deben enseñarle
a tratar mejor a las personas, a tomar buenas decisiones y a vivir por encima de sus
emociones, pues ello no es más fuerte que Cristo y su obra en en usted.
“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya
habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios.” 1 Corintios 1:11
Nuevamente nuestro “Yo” va por delante de Cristo. Esto es orgullo dígase en el tono
o la actitud en que se diga. Lo que somos de manera natural, es muerto gracias a la
vida de Cristo viviendo en nosotros. Si estamos en Cristo toda la antigua manera de
ser; es decir, mi forma natural de ser, es reemplazado por la sobrenatural: “El
control del Espíritu Santo y su fruto en nosotros” Gálatas 5:22.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 1 Corintios 5:17
“No puedo con mi genio”; “intento de todo pero no se puede” “Es mi debilidad pero
todo va bien”
Cuando usted afirma que es demasiado débil como para despojarse del enojo,
contradice la Escritura la cual le asegura que Cristo le ha hecho más que vencedor
en ¡todas las cosas! (Rom 8:37), y que aquél que esta en usted es mayor que
Satanás y el mundo entero. (1Jn 4:4)
“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son
lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna” 1 Corintios 1:12.
“Soy así para ser fuerte”; “Es bueno ser así para que no te hagan daño”; “si no lo
hago se me suben a la cabeza” ;“sino, no me obedecen”
La fortaleza del creyente radica solo en su Señor. No es “menos” ser débil para
dejar que Cristo se haga fuerte en nosotros, él nos ha dado de su gracia y podemos
acogernos a ella. Según el contexto de los versos que vamos a leer ahora, la gracia
que se le dice a Pablo en que se baste, no se la dice de una manera conformista,
sino como el contexto lo dice, era “TODO el PODER de DIOS”, que peleaba a su
favor. Si eres creyente tu verdadera fortaleza tiene que venir de Cristo, jamás de ti
mismo!
OTRAS EXCUSAS:
Confundir el enojo con el “carácter”: “es que soy de carácter fuerte”.
1. EL ENOJO PECAMINOSO.
Ejemplos bíblicos:
Por otra parte, el “Enojo Santo” nace del fruto del Espíritu por el celo de las cosas
santas de Dios, y más que de las cosas, del mismo Señor. Este enojo viene de Dios y
se ve manifestado:
Es claro entonces que existe una diferencia abismal entre el enojo pecaminoso y el
santo. La Biblia nos dice que es posible llegar al enojo sin pecar (Efesios 4:26a).
Pero inmediatamente dice: No se ponga el sol sobre vuestro enojo (v. 26b). Esto
quiere decir que inmediatamente debemos resolver lo de nuestro enojo y no
quedarnos con él, menos dejarnos llevar por él. Por lo que enseguida vuelve a decir:
“quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira…” (v. 31)
EN CONCLUSIÓN:
Nosotros no somos Dios, lo mejor es no darle lugar a ningún tipo de enojo, y menos
cuando no estamos siendo llenos del Espíritu y la palabra de Cristo como Esteban,
Pablo o el mismo Señor Jesucristo.
Tu enojo es pecaminoso:
1. Cuando nace abruptamente y sin pensar.
2. Cuando se forma de guardar algo en el corazón contra alguien.
3. Cuando es producido por pretensiones egoístas como los celos, las envidias,
9. Cuando no hay palabra de Dios de por medio, ni beneficio para los demás.
Tu enojo es santo:
actuar.
5. Cuando puedes obrar con bien hacia los demás y enseñarles con paciencia,
Si usted quiere aprender a vencer el enojo tiene que dejar de mirar al enojo como
una debilidad y otros nombres. Y tiene que comenzar a mirarlo como lo que
realmente es: ¡Pecado!. Así es, el enojo es pecado, ya que ofende la santidad de Dios
y va en contra de su mandato específico a despojarnos de este.
El enojo es evidencia de una vida que aun depende de su carne y no del Espíritu
del Señor. Así que, bien puede ser un buen indicador que le advierta cuando se esta
alejando de la voluntad de Dios y pueda regresar al camino derecho siempre.
Entonces el enojo es algo natural en usted para con su viejo hombre, pero es algo
totalmente opuesto a usted si lo mira desde su nueva naturaleza en Cristo. Si usted
vive en enojo, esta es la oportunidad precisa para reconocerlo como pecado y
arrepentirse.
Si le costó reconocer el primer paso, y asumirlo para su vida, este no debería
afectarle mucho. Ya que lo más difícil está hecho. Ahora usted vive humillado
delante de Dios y humilde delante de los demás. Ahora, prepárese para esta noticia
que vamos a darle, respire y tenga calma, allí vamos:
Cuando le decimos a usted que asuma la realidad del enojo, queremos decirle que
este preparado, pues convivirá con el enojo toda su vida. Pero entienda bien, no
estamos diciendo que vivirá enojado toda su vida o que “este enojo” controlará su
vida. Lo que queremos decirle es que, ya que el enojo es parte de su naturaleza
humana, convive con usted junto a todos los otros pecados que moran en su carne
(Ro. 7:22-24), por lo tanto nunca se irá. Pero tranquilo, hay una gran esperanza.
Usted puede aprender a vivir por encima de su enojo y convivir por años con las
personas sin enojarse (Ro. 6:10). Esto es verdad, ya que a medida que vamos
venciendo el enojo, el Espíritu se hace más fuerte en nosotros. Los primeros meses,
incluso años, serán los más difíciles pero usted notará un aumento progresivo en
sus victorias hasta que haya aprendido a vencerlo cada día de su vida.
3. Identifique su temperamento.
No queremos pasar por alto algunas realidades naturales presentes en todo ser
humano y aceptar que todos nacemos con una personalidad distinta. El
temperamento es la manera que tienen las personas de reaccionar frente a los
conflictos, naturalmente.
Para algunas personas les es más fácil, que a otras, lidiar con su enojo;
debido a esta diferencia de temperamentos. Pero Dios ha querido dotarnos
de estas diferencias naturales no para alejarnos, sino para
complementarnos.
Es necesario entender que todo temperamento tiene su lado de “fortalezas” o
“virtudes”, así como su lado de “debilidades” o “defectos”.
También es importante notar que todos los temperamentos se enojan sin
excepciones, ni medidas. La única diferencia es que unos lo hacen más
pronto y otros tardan más. Es así, por ejemplo, que el flemático (que es el
temperamento más apacible y tierno) pueda soportar mucho la presión y
lidiar contra su enojo por más tiempo que un colérico, El cual explota
rápidamente. Pero cuando el flemático llega a su límite de resistencia, puede
explotar en ira mucho peor de lo que lo hace un colérico.
Así que no hay temperamento invulnerable al enojo, es más, a veces pienso
que los temperamentos introvertidos (melancólicos y flemáticos) saben
disimular bien su enojo, pero por dentro su enojo es llenado en mayores
proporciones, ellos usan más la razón y la inteligencia para derramar su
enojo.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, ya no vivo yo; más vive Cristo en
mí…” Gá.2:20
Lo último que mencionamos en el punto anterior tiene que ver con lo que ahora
queremos expresarte. No es suficiente con conocer tu temperamento. Es necesario
actuar frente a este, para dominarlo con la ayuda del Espíritu Santo. Usted tiene
que formar el carácter de Cristo en su vida.
Cristo dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis
descanso para vuestras almas.” Mt. 11:29
Pero lo cierto es que usted no podrá dejar crecer a Cristo en su vida si es que antes
no muere a usted mismo.
Hemos visto en notas anteriores que el enojo está muy ligado a nuestro “YO”, ese
yo ¡tiene que ser crucificado! Cristo mismo se puso como ejemplo; cuando él quiso
los frutos deseados habló de su propia muerte y la expreso en esta ilustración: “…si
el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva
mucho fruto.” Jn.12:24.
Si Cristo el Señor tuvo que entregar la vida por la iglesia que soñó, ¿Cuanto más
nosotros?. Morir es dejar nuestras pretensiones, sueños, metas, derechos, justicias,
amor propio, vanidades, comodidades, bienestar, etc. Entregue todo y viva a Cristo
primero que todo. Cuando usted haya muerto lo notará enseguida, pues a un
muerto es difícil de ofender o herir. Usted ya no reaccionará quien lo hará será
Cristo. Y Cristo si que hará las cosas perfectas.
La llenura del espíritu no es algo que usted recibirá por la imposición de manos de
alguno. La Llenura del Espíritu es nada más que el Señor controlando todo su ser y
mostrando en usted el fruto de su Espíritu, el cual es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, fe, mansedumbre y templanza (Gá. 5:22,23).
Esto nada más se puede lograr con la obediencia continua y al detalle de la palabra
de Dios, Efesios 5:17; Gálatas 5:16, Efesios 4:29-31. Obedecer ahora le será más
fácil y con la ayuda del Espíritu Santo usted gozará de una vida en victoria.
Algunos hermanos, por el don que Dios les ha dado, tienen mejor luz sobre la
Escritura y sabiduría de parte del Señor. Este paso es imprescindible en su vida,
jamás puede volverse autodependiente. Dios ha diseñado su cuerpo de miembros
de manera que vivamos dependiendo los unos de los otros (Efesios 4:11-16).
Dios también ha dotado de experiencia y pruebas a otros miembros para que sean
más sabios y precisos en su consejería. Así que elija a una pareja de consejeros que
le puedan ayudar siempre que las cosas ya le sean más pesadas de llevar (Gá.6:1-2,
tito 2:3-4). Si usted es soltero(a) puede tener un consejero(a) personal. Pero no
deje de tener uno siempre.
2. DURANTE EL CONFLICTO.
Para adorar a Dios sólo hay una manera de hacerlo, a la manera de Dios. La
adoración no es un momento de alabanza o de júbilo. La adoración es una
expresión de vida. Es vivir consagrados a Cristo en nuestro caminar diario y que le
tengamos en cuenta en: Cada palabra que decimos, en cada decisión que tomamos;
en medio del esfuerzo del trabajo, en cada relación interpersonal que construimos.
Todo eso y mucho más es la adoración a Dios. Que cada detalle de nuestro caminar
diario esté consagrado a Él.
Ahora, teniendo en cuenta la verdadera adoración a Dios, estamos seguros de que
no podemos ofrecerle una correcta adoración mientras convivamos con el enojo y
la ira. Las enemistades, el rencor, los pleitos, las griterías, las amarguras, etc. son
resultados del enojo, que es una obra de la carne. No se puede adorar a Dios
mientras vivamos en la carne.
Una de las más grandes bendiciones que tendremos al despojarnos del enojo, y
vencerlo a diario, es que nuestra adoración será acepta ante Dios; Él la recibirá
como una ofrenda en olor fragante de parte de una vida que se ha negado a
sí misma y ha optado por darle lo mejor a él. No se prive de tal privilegio. Adore a
Dios, pues Su Voluntad es que convivamos sin enojo.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional.” Ro.12:1
La plenitud del Espíritu es lo que nos permitirá disfrutar y demostrar del Fruto del
Espíritu Santo.
El amor, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y
la templanza (Gálatas 5:22), serán manifestaciones seguras del carácter de Cristo
en su vida.
Puesto que la Plenitud del Espíritu es una cuestión de control, no se dará de
manera forzada por el Espíritu sobre nosotros. Sino que nosotros decidiremos
obedecer el mandato de no satisfacer los deseos de nuestra carne (entre esos deseos
está el enojo) y dejar el control de nuestras vidas al Espíritu mediante nuestra
obediencia fiel (Gálatas 5:16).
Que hermoso será vivir recibiendo todas las bendiciones y direcciones del Espíritu
Santo. Sólo tienes que depender de Él, y vencer al enojo cada día.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16
Siempre se ha escuchado aquello que si los obreros trabajan con buen ánimo o
motivación, su desempeño en el trabajo se multiplica. Esto es verdad, por ejemplo,
el pueblo de Israel con Nehemías acabaron la obra en menos tiempo que el plazo
previsto porque todos tuvieron ánimo para trabajar. Lo contrario hubiese sucedido
si el pueblo fuera el mismo que se enojó contra Moisés ante la información de los
diez espías.
El buen estado de ánimo le librará de estrés y tensiones innecesarias. Relajará sus
músculos, aclarará su mente y le permitirá concentrarse y esforzarse mejor en su
labor diaria.
Ya hemos visto que el enojo es perjudicial para nuestra salud. La amargura que éste
genera puede desarrollar hasta el cáncer en nuestros cuerpos. Entonces
despojarnos del enojo no sólo nos ayuda a vivir de una buena manera con los
demás, sino que también será beneficioso para nuestra salud. Habrá menos
enfermedades. El buen estado de ánimo le ayudará a regenerar células, su apetito
estará bueno, y su sangre circulará mejor por su cuerpo por la falta de estrés.
Menos dolores de cabeza y una vida plena, son unas cuantas cosas de las que
podemos mencionar en el beneficio que le trae a su cuerpo vivir sin enojo.
“No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a
los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.” Proverbios 4:21-22
que lidera.