El Trabajo Que Sostiene La Vida - Ecología Trabajo
El Trabajo Que Sostiene La Vida - Ecología Trabajo
El Trabajo Que Sostiene La Vida - Ecología Trabajo
Sumario: 1.- La ecología del trabajo 2.- Proceso re-constituyente del trabajo: del empleo
al trabajo 3.- El trabajo a lo grande: del trabajo a los trabajos 4.- El trabajo que sostiene
la vida 4.1 Un nuevo pacto sexual y social 4.2 Hay trabajo 4.2.1 El falso traje del
emperador 4.2.2 El trabajo del pan y las rosas
El trabajo como creación humana o artificial, pero dirigida por el ser humano, está en el
centro de la vida. Pero no solo desde la Modernidad, que lo situó en la médula del orden
social como carta de naturaleza de derechos y obligaciones y en el orden familiar como
llave de recreación invisible de la existencia, sino desde siempre puesto que el trabajo, en
un sentido original, es la potencia básica del ser para satisfacer sus necesidades. Si como
la Física propone, el trabajo es un tránsito de energía, hacia dónde se dirige esa energía
se preguntaría una ciencia humana como es el Derecho del Trabajo2. ¿Un tránsito hacia
cualquier lugar? No, hacia un lugar con sentido, es decir, un trabajo orientado a la
producción de riqueza que sostenga las necesidades y deseos humanos.
1
Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Castilla-La
Mancha. Este texto es un capítulo del libro Ecología del Trabajo: el trabajo que sostiene la vida,
Laura Mora Cabello de Alba (Dir. y Ed.) y Juan Escribano (Ed.), AAVV, Editorial Bomarzo,
2015.
2
El Derecho del Trabajo como ciencia humana en el sentido de un conjunto saberes y de reglas
que disciplinan, explican o regulan una parte de la realidad.
1
Y en esa búsqueda de sentido, que lucha por poner límites a la explotación, a la idea de
que el trabajo es una mercancía que se aleja de lo humano para ser simplemente vendida,
es donde se encuentra un hilo de conexión de acero entre el trabajo y la ecología, la ciencia
que trata sobre la relación de los seres vivos –y sus creaciones- entre sí y con la naturaleza
en la búsqueda de un equilibrio que mantenga la vida3. Una ecología que, como ha
aprendido del feminismo, sabe y reconoce que las mujeres han sido a lo largo de la
Historia las grandes ecólogas, las guardianas de que el ciclo de la vida humana (y no solo)
se reproduzca, las que se han encargado en la casa y también fuera de ella de entender
palabras como riqueza, producción, economía, beneficio, necesidad y trabajo de una
manera humana, sustentable y enfocadas realmente al desarrollo de los pueblos, palabras
entendidas de parte de la vida4.
3
No por casualidad sino por necesidad, que es como nacen las palabras cuando se necesita
nombrar algo, la palabra ecología es un neologismo del siglo XIX. Viene del griego oikos (casa)
y logía (estudio de), es decir, ecología sería “el estudio de la casa”. De la casa común y de los
habitantes que en ella moran.
4
Para profundizar, VANDANA SHIVA, Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo, horas y
HORAS, Madrid, 2004.
5
El “fracking” es un sistema de fracturación hidráulica para la extracción de gas. Consiste en la
extracción de gas natural mediante la fracturación de la roca madre. Para extraer el gas atrapado
en la roca se utiliza una técnica de perforación mixta: en primer lugar se perfora hasta 5000 metros
en vertical y después se perfora varios kilómetros en horizontal (2 a 5). Entonces se inyecta agua
con arena (98%) y una serie de aditivos químicos (2%) a gran presión. Para profundizar
www.frackingezaraba.org. Es interesante saber que la Corte de Apelaciones del Estado de Nueva
York ha reconocido el derecho de las municipalidades a frenar el “fracking” en sus territorios
(polhudson.lohudblogs.com).
2
la Humanidad, parece impensable no reconocer la ecología feminista como uno de los
lugares de contexto, de comprensión de la realidad a nivel global y local y de acción
política desde donde trabajar por un cambio de modelo, desde donde afrontar el cambio
civilizatorio que estamos viviendo.
6
Así entiende el trabajo Luis García Montero, en su Prólogo al libro En defensa de lo común. Lo
público no se vende, lo público se defiende, coordinado por FRANCISCO TRILLO Y JORGE
GARCÍA, en Bomarzo, 2014.
3
“El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre
y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”
Cien años de soledad
Gabriel García Márquez
Todas las Constituciones europeas nacieron en los 50’ o en los 70’ del siglo pasado, en
una suerte de postguerras mundiales aplazadas por las dictaduras del sur de Europa, con
la impronta genética de ser Estados sociales donde, dentro del sistema capitalista de
producción y del sistema de representación política partidista, se apostaba por el horizonte
de un ideal igualitario. Un horizonte que ha sido más un límite a la explotación del sistema
económico capitalista que una constante inspiración institucional, pero que ha tenido un
7
De eso trata el libro de JUAN JOSÉ CASTILLO, RUTH CARAVANTES VIDRIALES,
DAVID GARCÍA ARÍSTEGUI, CHUS GONZÁLEZ GARCÍA Y ROCÍO LLEÓ
FERNÁNDEZ, Qué hacemos con el trabajo, Akal, Madrid, 2013.
8
Sin embargo, desde una perspectiva de memoria larga que nos ayuda a situarnos en el tiempo y
en el espacio, se conoce que los seres humanos pasaron de ser nómadas a sedentarios hace 50.000
años; hace de 10.000 a 12.000 años que se conocen formas simbólicas de expresión y/o escritura;
y en la actualidad, después de 4.000 años, el sistema patriarcal está en crisis.
4
valor importantísimo a lo largo de 50 años y que, hoy por hoy, está siendo traicionado.
Ese cierto bienestar, por primera vez en la sangrienta historia de Europa, fue una
concesión y un éxito de la clase trabajadora después de dos guerras y como antídoto para
esa misma clase que podía ver la alternativa en el comunismo soviético. Sin embargo,
tanto se ha cedido simbólicamente en los últimos 15 años que ya ni siquiera llamamos
trabajo al trabajo sino empleo, palabra que carga las tintas en quien emplea, quien crea
riqueza según el lenguaje oficial, y no en quien trabaja9.
Se podría afirmar que el pacto de postguerra mundial, anticuerpo de una posible tercera
guerra, hoy está roto por parte de la política institucional que definitivamente no
representa los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Dice Boaventura de Sousa
Santos que vivimos en democracias suspendidas, donde una corte de gente a la que nadie
votó se ha unido en una especie de comisión liquidadora de países poniendo la exigencia
de la deuda por encima de la vida.
Pero, por fortuna, se ha roto un pacto mucho más antiguo. Se ha roto el pacto sexual
fundante de 4.000 años de sistema patriarcal de dominación, respecto del cual el
capitalismo es una de sus invenciones políticas más recientes, que hermana a los hombres
en su poder masculino sobre las mujeres10.
Por tanto, parece que es tiempo ya de volver a trabajar unos cimientos dignos que
sostengan la vida, la nueva realidad y resistan el peso de aquello que se pueda rescatar de
cómo hemos vivido hasta ahora. Un orden de vida se enraíza en un orden simbólico, es
decir, en las palabras que lo nombran. Y una de las explicaciones a nuestra incapacidad
política en ocasiones de plantarle cara a lo que sucede es que no somos capaces de
nombrar la realidad, ese nuevo mundo naciente donde, en el mejor de los casos, se señala
lo nuevo con el dedo. Hoy en día, desvelar dicho mundo es revolucionario, porque
muchas cosas ya no son como eran antes ni lo volverán a ser y esa es la base desde donde
construir.
9
LAURA MORA CABELLO DE ALBA, “El trabajo con sentido en proceso constituyente”,
Papeles de Relaciones Ecosociales y cambio global, nº 122, 2013.
10
“El final del patriarcado ha ocurrido y no por casualidad” (Sottosopra rojo, enero de 1996), en
LIBRERÍA DE MUJERES DE MILÁN, La cultura patas arriba, horas y HORAS, Madrid, 2006,
p. 185.
5
En el mundo actual del trabajo, ese cambio ahora ya es evidente. Los capitalistas, en la
década de los setenta –durante la primera gran crisis el petróleo- pero también tiempo
antes, se dieron cuenta de que estaban en dificultades con la materialidad de la realidad,
es decir, que su sistema productivo y consumista voraz quebraría porque estaba llegando
a agotar las materias primas y las fuentes de energía no renovables del Planeta. Tanto se
dieron cuenta que se inventaron la creación de “riqueza” inmaterial o, dicho de otra
manera, virtualizaron la producción en forma de mercados financieros por pura carencia
de sostén material de sus presupuestos. Y esa operación genial pero falaz en su origen ha
estallado en las narices de la población mundial, que asiste en principio anestesiada ante
la dimensión del hecho, aunque ya empezando a despertar de la perplejidad. Por otro lado,
se está produciendo un proceso de aún más acumulación de capital en previsión,
suponemos, de lo que se avecina si no somos capaces de cambiar el rumbo. Si se arrasa
el Planeta en todos los sentidos, no solo la barbarie regirá para la gran mayoría trabajadora
del mundo, sino que asolará también a “la corte de liquidadores de países”. Es la condena
de muerte del sistema económico capitalista, un sistema que no solo no crea riqueza sino
que la destruye sin cesar11.
Por eso estamos en un momento importante, decisivo. Naciente. De vuelta del empleo al
TRABAJO. No estamos solo en crisis, estamos ante un cambio de civilización que
podemos aprovechar para construir o será aprovechado para asaltar y destruir sin remisión
la vida.
Cuando una crisis atañe tanto a las relaciones de producción como a las relaciones entre
hombres y mujeres implica un cambio civilizatorio. Y en ese orden inmenso de cambio,
sabemos ya que el trabajo es la piedra angular.
Hasta ahora, y desde hace dos siglos, el trabajo asalariado ha sido o ha intentado ser el
lugar desde donde organizar al grupo social. La Modernidad sitúa la explotación del
11
RAMÓN FERNÁNDEZ DURÁN, La quiebra del capitalismo global: 2000-2030.
Preparándonos para el comienzo del colapso de la civilización industrial, Ecologistas en Acción,
2010.
6
trabajo como medio de acumulación para quienes poseen los medios de producción; y en
mediación para alcanzar medios de vida y derechos de ciudadanía para quienes trabajan.
Las luchas obreras y sindicales consiguieron que el trabajo asalariado fuera carta de
ciudadanía en algunos países de Europa, por tanto, de derechos, como instrumento
imprescindible para caminar hacia el horizonte igualitario dentro de los Estados
sociales12. Sin embargo, en ese proceso de acumulación, las mujeres han tenido una
función central, siendo la división sexual del trabajo el secreto de la productividad
capitalista, explotando a la mitad de la humanidad que ha trabajado de forma invisible y
desvalorizada para sostener la explotación de la otra mitad de la humanidad asalariada.
Con la incorporación masiva de las mujeres al mundo de las relaciones laborales, los
viejos esquemas siguen vigentes puesto que es la mujer – o la mujer que por ella esté13-
la que sigue manteniendo la reproducción de la vida, sin que los hombres se hayan
cuestionado de forma masiva aún la tarea de asumir su parte en dicha responsabilidad y
gozo.14 Por eso, las luchas emancipatorias, de clase, necesitan de la ecología feminista,
de la política de las mujeres para completarse. En un proceso de resignificación y
búsqueda de sentido del propio concepto de trabajo como el presente es importante
afrontar ese proceso reconstituyente desde una mirada que tenga por seguro que el mundo,
la sociedad, está poblado por los dos sexos, que son diferentes pero iguales en valor; que
tenga consciencia de que el planeta es finito y está en el límite de sus reservas de materias
primas, energías renovables y de calidad de aire y agua para poder vivir; que el modelo
capitalista de producción real y virtual está por ello en profunda crisis; y que el patriarcado
está herido de muerte por la lucha pacífica de las mujeres, que ya no le concede crédito.
En ese sentido, ya en el año 1996, escuchábamos por primera vez algo diferente que
intentaba llenar ese hueco de sentido que estaba dejando el concepto de trabajo asalariado
ante tanto trabajo invisible, informal, fraudulento y precario. Desde el laboralismo
12
LAURA MORA CABELLO DE ALBA, “El sentido del horizonte igualitario del Estado
social”, en FRANCISCO TRILLO Y JORGE GARCÍA (Coords), En defensa de lo común. Lo
público no se vende, lo público se defiende, Bomarzo, 2014., pág.135.
13
AMAIA PÉREZ OROZCO, Cadenas globales de cuidado. Qué derechos para un régimen de
cuidados justos, Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas
para la Promoción de la Mujer (UN-INSTRAW), en red:
http://www.mueveteporlaigualdad.org/publicaciones/derechosparaunregimenglobaldecuidadosju
sto_2010.pdf
14
LAURA MORA CABELLO DE ALBA, “Del malabarismo cotidiano a una nueva civilización
más allá de la igualdad. La re-conciliación de la vida laboral y familiar”, Revista de Derecho
Social, núm. 37, 2007.
7
jurídico, Umberto Romagnoli proponía el pasaje “del trabajo a los trabajos”15. Qué
quería decir es algo que hoy es posible entender con solo mirar lo que sucede: el concepto
de trabajo asalariado está en vías de agotamiento y, sin embargo, la gente seguimos
trabajando sin tregua para poder vivir. Así que posiblemente la brújula marca un rumbo
que se orienta a reconocer como TRABAJO toda actividad, todos los TRABAJOS, que
generan riqueza y sostienen la vida.
Si con el concepto de trabajo asalariado tanta gente se queda fuera del halo protector del
derecho laboral y de sus derechos de ciudadanía, habrá que pensar en su refundación real
y constitucional. Es necesario cambiar la mirada y re-conocer efectivamente qué es
trabajo y qué trabajos son necesarios para la vida, porque seguramente encontraremos una
cantera de trabajo importantísima e inagotable que entiende el Buen Vivir como prioridad.
Pero, ¿qué es el Buen Vivir? El Buen Vivir (Sumak Kawsay o Suma Kamaña en quichua
ecuatoriano) es el paradigma cosmogónico del movimiento indígena continental “Abya
Yala” (del continente americano entero), que entiende que todo elemento de la naturaleza
da y recibe para contribuir a un bien común que es la vida en armonía. Es un concepto
ancestral que se reconoce, en la actualidad, en las Constituciones de Bolivia y Ecuador17
y que el movimiento feminista comunitario de esos Países acoge y resignifica desde una
perspectiva superadora del patriarcado ancestral originario y también del colonial,
reconociendo que hay una desarmonía cosmogónica, dentro de ese Buen Vivir, entre
mujeres y hombres18.
15
“Del trabajo declinado en singular a los trabajos en plural”, Relaciones Laborales, núm. 1,
1997.
16
Así rezaban muchas pancartas en una manifestación en Londres en contra del “fracking” en el
Sur de Inglaterra (25 de mayo de 2014).
17
La Constitución boliviana de 2009 reconoce que “el Estado asume y promueve como principios
ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas
mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien),ñan-dereko (vida armoniosa), teko kavi (vida
buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”. Por su parte, la
Constitución ecuatoriana establece que “se reconoce el derecho de la población a vivir en un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir,
sumak kawsay”.
18
Una visión complementaria del Buen Vivir desde el ser mujer en Lorena Cabnal, india maya y
xinca, feminista comunitaria, defensora de los derechos humanos y de bienes naturales,
“Documento en construcción para aportar a las reflexiones continentales desde el feminismo
8
Así, el feminismo comunitario entiende el Buen Vivir, y así lo asumimos en este trabajo
como concepto-brújula también de este lado del Océano Atlántico, como “el abrazo de la
memoria larga de nuestros pueblos que nos enseñan la relación con la naturaleza, la
sabiduría de abuelas y abuelos que nos han enseñado muchos caminos para la vida con la
tierra. Somos defensoras del territorio tierra, porque creemos en un espacio digno para
que se manifiesta la vida en plenitud de las mujeres y de los pueblos. Creemos en nuestras
ancestras como energía vital de lucha y transformación, creemos en una cosmovisión
liberadora y sanadora de nuestras desarmonías, creemos que podemos dialogar con otras
hermanas y hermanos del mundo que estén dispuestas-os a trabajar el desmontaje del
patriarcado, el colonialismo, el racismo, el neoliberalismo, la lesbofobia, como parte de
su apuesta a la armonización de la vida y a la apuesta por construir un mundo nuevo. Hay
que despertar la conciencia para abrazar una nueva era para los cuerpos y los territorios”19.
En tiempos de las democracias igualitarias europeas, se quiere mantener con vida el pacto
sexual fundante del Estado moderno pero desde el paradigma de la igualdad que ofrece a
las mujeres, de forma falaz porque no somos hombres, ser como hombres20. Es una
operación falaz por imposible, pero posible en la realidad de muchas mujeres que lo
pretenden constantemente a costa de emanciparse de su propio ser. Porque se elige ser
mujer aunque sea algo que no es objeto de elección21.
9
Por eso, agradeciendo las posturas tutelares de algunos hombres legisladores, profesores,
jueces, sindicalistas, compañeros, las mujeres se proponen como sujeto de derechos y no
como objeto de tutela. Y lo que es más importante y evidente, aunque sea una auténtica
revelación para muchos y algunas, las mujeres no son ni un grupo ni un sector social, son
la mitad de la humanidad. Y, desde ese lugar, muchísimas mujeres han decidido que es
impensable un sistema que nos oprime, que nos considera un objeto, que nos intenta violar
real y simbólicamente, que nos considera de su propiedad. Que no tiene en cuenta
nuestros deseos.
Desde este lugar, proponemos la necesidad ineludible de un nuevo horizonte sexual como
conditio sine qua non para poder formular un nuevo pacto social.
El pacto social de postguerra está roto. Lo ha roto la clase capitalista, que no está dispuesta
a ceder parte de sus beneficios, porque se sabe en crisis y necesita acumular. No hay lujos
ni migas a repartir que valgan cuando se acerca el final de un tiempo. Sin embargo, desde
la clase trabajadora se tiene poca conciencia de esa crisis que parece más propia que del
contrincante. No es extraño escuchar en nuestra propia voz la concesión de un crédito
enorme al sistema dominante cuando aseveramos que el capital ya encontrará la manera
10
de regenerarse, de hacer las cuentas para perpetuarse. Sin embargo, es un sistema
económico herido de muerte, un vampiro zombi, que se sabe carente de mucha de la
sangre que necesita ingerir y vender para poder seguir sosteniéndose. Sus síntomas son
estertores, no signos de recuperación. Cuánto tardará en caer el sistema patriarcal
capitalista no se sabe… años, décadas, más allá de nuestra corta vida, el salto de una
chispa, pero es necesaria otra política para contribuir a su caída, construyendo una
alternativa, y para que los cascotes de su destrucción no nos caigan encima. Y en ese
impreciso pero necesario lugar, se sitúa un nuevo pacto social.
Simone Weil
22
MARÍA-MILAGROS RIVERA GARRETAS, en su presentación del Seminario “La política
de las nuevas madres”, Duoda, nº 45, 2013.
23
LAURA MORA CABELLO DE ALBA, “¿Qué tiene de femenino el 15M?”, Diagonal, nº 153,
27 de junio de 2011.
11
Es entonces, cuando nos hemos puesto las gafas de mirar la realidad en lo grande y en lo
concreto del pálpito de cada vida, cuando podemos ver al emperador desnudo. ¿Cuál es
el falso traje del emperador desnudo de nuestro tiempo? Ese emperador que se pasea con
su inexistente traje nuevo ante las narices de las multitudes sin ser descubierto a pesar de
su desnudez. El emperador pasea la falsa vestimenta del “no hay trabajo”. Una vestimenta
que le sirve para arrinconar más la vida, para precarizar el supuesto poco trabajo que
queda, para inventar el ropaje del empleo que viste a sus mejores súbditos emprendedores,
que los convierte en héroes porque crean el poco trabajo que parece necesitarse, para
culpar al propio trabajo de su merma de beneficios y justificar cualquier acción palaciega.
¿Por qué el emperador está verdaderamente desnudo? Porque TRABAJO hay. Un trabajo
ligado a la verdadera producción de riqueza que sirve para crear y recrear la vida, para
darle sentido y dirigirnos hacia el Buen Vivir. Es que acaso no hay trabajo en un mundo
–pongamos nuestro contexto más cercano- donde hay listas de espera de meses en los
hospitales; donde las clases en los colegios están saturadas de criaturas y cada vez se
puede hacer un cuidado menor de la diferencia; donde las guarderías públicas son un bien
escaso; donde las aceras de las calles y sus calzadas tienen agujeros; donde las personas
ancianas, pequeñas y enfermas -los cuerpos más vulnerables- no pueden ser cuidados por
los suyos de la mejor manera por incompatibilidad absoluta de los ritmos de vida y los
ritmos de trabajo dominantes; donde el trabajo necesario para la vida es invisible y escaso
absolutamente de valor social y un valor bursátil puede ser un papel millonario. ¿Si no
hay trabajo por qué cada vez quien trabaja lo hace durante más tiempo y en peores
condiciones?24
¿Qué es entonces lo que no hay o lo que hay en menor medida? Hay menos ganancia neta
para los patriarcas capitalistas porque han llegado a un límite material de explotación, de
rendimiento de los factores productivos. Han llegado a un límite material e insoslayable
de explotación del Planeta, poniendo en riesgo su propio sustento, y esa previsión ha
llevado en los últimos 30 años al abuso del invento de la no-riqueza a través de los
mercados financieros, que es el otro traje mentiroso del emperador de nuestro tiempo que
cayó por su propio peso en el año 2008; y, desde luego, esos límites han llevado a aún
mayores cotas de explotación del otro factor de producción que es el trabajo humano.
24
En 1935, una persona tenía una vida laboral de 95.000 horas; en el año 2000, la suma de horas
asciende a 100.000. En FRANCO BERARDI, El sabio, el mercader y el guerrero. Del rechazo
del trabajo al surgimiento del cognitariado, Acuarela y Antonio Machado, 2007.
12
Nunca en la historia del siglo XX, se alcanzaron las cifras actuales de trabajo infantil25,
esclavo y tráfico de mujeres, que es la peor forma de explotación femenina. Nunca como
ahora, el slogan “no hay trabajo” estuvo tan al servicio de las reformas laborales, que son
mercantiles26, al servicio de las identidades falsas de los trabajadores y trabajadoras27,
bajo la esclavitud del empleo a toda costa.
Por tanto, es tiempo de decir bien alto que el emperador se pasea desnudo. Trabajo
hay y mucho. Es hora de empezar a reconocerlo, de darnos cuenta en cada una de nuestras
vidas, en el sindicato, en el conjunto de la sociedad. Y luchar para que todo trabajo sea
reconocido legal y socialmente y garantice un Buen Vivir. De mirar grande esa palabra
que nos constituye como seres humanos desde muchísimo antes de que se instalara el
joven sistema capitalista de producción. Si cada mujer y cada hombre no es capaz de
encontrarle un sentido a su actividad y nombrar como trabajo lo que es trabajo, aunque
no tenga un sueldo o un salario decente a cambio, los procesos de precariedad son mucho
más duros porque carecen de palabras verdaderas para ser nombrados y porque, desde ese
“no ser”, están faltos de sentido y, por supuesto, de valor. Y se sigue dando crédito al
emperador desnudo dentro de nuestra propia casa.
Por su parte, la ecología nos muestra que el único camino viable de verdadero trabajo
tiene que ser aquel trabajo que respete el Planeta. Lo que sea bueno para el Planeta, será
25
Como muestra del desafuero, este año en Estados Unidos han entrado ya ilegalmente 34.661
niños y niñas solos, sin adultos acompañantes, en ANTONIETA CÁDIZ, “La llegada de niños
sin papeles crea una crisis en la frontera de Estados Unidos”, Diario El País, 14 de junio de 2014.
26
Si una reforma legal no respeta el gen esencial del derecho del trabajo, que es re-equilibrar las
relaciones de fuerza capital-trabajo a favor de la clase trabajadora, es una reforma mercantil.
27
Entiendo como falsas identidades de trabajadores y trabajadoras cualquier etiqueta corriente o
legal que los separa del reconocimiento de clase trabajadora y de las tutelas y reconocimiento que,
por tanto, deben tener. Así: autónomos, autónomos económicamente dependientes, informales,
amas de casa, voluntariado, etc.
28
MARÍA-MILAGROS RIVERA GARRETAS, «El sentido del trabajo, más que las
condiciones», en la Biblioteca Virtual de investigación Duoda (BViD, en
www.ub.edu/duoda/bvid).
13
bueno para la economía y la política del trabajo. Tenemos que afrontar y hacer una nueva
cartografía de qué trabajos son socialmente necesarios para satisfacer las necesidades de
las personas en comunión con el estado real de todo lo vivo y lo recibido con lo que
convivimos. En palabras de la líder sindical y feminista Rosa Scheinerman: “Quien
trabaja quiere el derecho de vivir y no solo existir. El derecho al sol, a la música y al arte.
No hay nada que una trabajadora humilde no pueda tener. No solo queremos pan,
queremos rosas”29.
29
Inmigrante polaca, líder feminista y sindicalista de la Woman Trade Union League, que
convirtió estas palabras en el sentido y en el slogan de una huelga de mujeres del textil en
Cleveland-Ohio en 1912. A propósito y como homenaje, ver la siempre actual y hermosa película
“Pan y rosas” (2000), del director inglés KEN LOACH
30
Idea tomada de MARÍA-MILAGROS RIVERA GARRETAS, en su presentación del
Seminario “La política de las nuevas madres”, Duoda, Barcelona, 11 de mayo de 2013.
14