BCN Salud Mental Escolar en Chile Final
BCN Salud Mental Escolar en Chile Final
BCN Salud Mental Escolar en Chile Final
Autor Resumen
La investigación académica sobre salud mental escolar en Chile ha producido
Mario Poblete importantes avances en los últimos años. En efecto, una preocupación
[email protected] importante ha sido evaluar el programa de política pública „Habilidades para la
Vida‟, que se compone de una serie de intervenciones que buscan promover el
bienestar psicosocial. Entre los hallazgos destacables están:
- La necesidad del involucramiento y compromiso de toda la comunidad
Comisión educativa para que la intervención sea exitosa.
- Que las intervenciones realizadas sean adecuadas a las dificultades
Elaborado para la Comisión
presentadas por estudiantes y que para quienes no sean efectivas se
de Educación de la Cámara
requerirá de apoyos más complejos en salud mental.
de Diputadas y Diputados.
- Existe el riesgo de que, si no se recibe atención adecuada, algún
estudiante puede expandir sus problemas de adaptación fuera de
Nº SUP: 134299 espacios escolares.
- También la investigación nacional ha dado cuenta de la agudización que
la pandemia ha producido sobre los problemas de salud mental escolar.
Otros aspectos que ha relevado la investigación nacional y que tiene impactos
sobre la salud mental, aunque desde la perspectiva de la “convivencia escolar”,
es que la escuela no es solo entregar herramientas para el ascenso social, sino
que también destrezas para el desempeño en la vida cotidiana.
Además, para la investigación nacional, resulta importante que las
comunidades educativas comprendan que el “bienestar subjetivo” es también
un problema de salud mental escolar, de modo que se debe ampliar la mirada
hacia dimensiones de la salud mental que van más allá de lo psiquiátrico.
En la misma línea, acciones de diagnóstico en salud mental son urgentes, pero
que asimismo sean extensivas hacia dimensiones no psiquiátricas. Y en base a
estos diagnósticos implementar las intervenciones correspondientes,
considerando que ciertos casos deberán ser derivados a servicios de salud
mental de mayor complejidad.
Los establecimientos educacionales no debieran trabajar bajo un esquema
superficial de check list ni implementar intervenciones de manera episódica. Por
el contrario, las intervenciones deben ser sostenidas en el tiempo, buscando un
involucramiento sustantivo de los diversos actores involucrados en el proceso
educativo.
Finalmente, se puede destacar que el avanzar en convivencia escolar
democrática tiene que ver con la inclusión de las diferencias multiculturales,
toda vez que la escuela en Chile está sufriendo transformaciones importantes
en ese aspecto. Para enfrentar estos nuevos desafíos, las investigaciones
indican que una mirada de colaboración intersectorial resulta primordial.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
Índice
Introducción ............................................................................................................................................ 2
1. Salud mental y salud mental escolar ......................................................................................... 2
2. Un enfoque holístico, multiagencial, multidimensional y de cooperación intersectorial para
abordar la salud mental escolar ................................................................................................. 3
3. Estructura del informe ................................................................................................................ 4
I. Algunas evidencias psicológicas recientes sobre la salud mental escolar........................................ 4
II. Evidencias desde el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva ...................................... 6
1. Del clima a la convivencia escolares ......................................................................................... 7
2. Salud mental escolar y competencias no cognitivas ................................................................. 7
3. Salud mental escolar y bienestar subjetivo ............................................................................... 8
4. Sobre cómo gestionar la Convivencia Escolar .......................................................................... 9
Referencias .......................................................................................................................................... 10
Introducción
El objetivo de este informe es describir parte del estado del arte producido por investigadoras e
investigadores nacionales, respecto de la situación de la salud mental escolar y sus elementos
relacionados. Para obtener un marco conceptual, previamente, se pesquisó cómo se aborda en
general en el ámbito europeo el problema en estudio y la formulación de políticas nacionales.
Por lo anterior, y gracias a diversa evidencia al respecto (Shucksmith et al., 2007; Weare & Nind, 2011
citado en Unión Europea 2017: 17), es que resulta altamente efectiva la promoción de la salud mental
en establecimientos educacionales, en términos de promover la salud mental para el conjunto de la
2
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
comunidad escolar, pero también asistiendo diferenciadamente a quienes padecen de una pobre salud
mental (Ibíd.). En efecto, cuando se analizan los factores de protección que pueden afectar la salud
mental en la niñez y adolescencia, la OMS ha sostenido que se encuentran los siguientes:
Fracaso académico.
Fracaso de los establecimientos en proveer un ambiente apropiado para dar apoyo a la
asistencia escolar y el aprendizaje.
Inadecuada o inapropiada provisión de la educación requerida.
Esta relación entre salud mental y educación ha sido ya reconocida a nivel de supraestatal como una
preocupación de política pública, como ha sido el caso de la Unión Europea:
Y esto ha tenido relación, también, con que el logro educativo juega un rol clave en el crecimiento
económico, siendo también reconocido como una prioridad por la Unión Europea (Ibíd.).
En definitiva, la Unión Europea ha basado sus propuestas de políticas para los países miembros en un
“enfoque holístico o comprehensivo de la escuela” (Whole School Approach) que se basa en la
investigación de Katherine Weare titulada “Promoting Mental, Emotional and Social Health. A Whole
School Approach” (2000). Esta propuesta tiene una concepción multiagencial y multidimensional, que
considera a un amplio rango de actores, métodos y niveles de intervención, el que a su vez propone
que la escuela se movilice en su totalidad en tanto organización. En este sentido, se prevé la
promoción de la salud mental, emocional y social en los establecimientos educacionales en
colaboración con diversos stakeholders, con una proyección que no solo apunte a la mejora de la
enseñanza y el aprendizaje, sino que también que de apoyo a estudiantes en sus dimensiones física,
mental y social. Y esto no solo considera al grupo de estudiantes de un establecimiento, sino que
también es extensivo hacia el profesorado y el resto de los trabajadores de la educación, toda vez que
son quienes deben hacer frente a numerosos problemas emocionales a la hora de establecer vínculos
escolares con el grupo estudiantil. En consecuencia, el staff educativo también requiere de los apoyos
3
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
necesarios para desempeñar su función de manera óptima. Padres, madres y apoderados, bajo este
modelo, también juegan un rol central, buscándose un mayor involucramiento, de modo de que
promuevan el bienestar mental de la niñez y adolescencia (Unión Europea 2017: 18).
En línea con este enfoque holístico, la Unión Europea también aboga por una colaboración
intersectorial, la cual es definida como un relación entre diversos actores de la sociedad. Estos, por su
parte, son llamados para tomar decisiones sobre alguna problemática para lograr resultados en
términos de salud de una manera más efectiva, eficiente o sustentable que la podría llevar a cabo un
actor de manera aislada, como podría ser la escuela solamente.
El marco europeo descrito previamente nos permite situar conceptualmente el problema de estudio de
este informe: la salud mental escolar y sus elementos relacionados. Sobre esta base, y mediante una
búsqueda sistemática y acotada de investigaciones recientes, este informe describe parte del estado
del arte, producido por investigadoras e investigadores nacionales, respecto de la situación en nuestro
propio país.
Para realizar la selección bibliográfica en que se basa este documento, se realizó una búsqueda a
través de Google Scholar con las siguientes palabras: “salud mental escolar Chile” y “convivencia
escolar Chile”. De los resultados que arrojó la búsqueda, se seleccionaron los artículos y libros más
recientes. De ellos, a su vez, se filtró por los que abordan el problema de forma central –y no solo
tangencialmente. Asimismo, de esta búsqueda y selección, se observó que las autoras y autores
nacionales en el tema tienden a repetirse (véase apartado de Referencias).
La selección bibliográfica finalmente escogida fue clasificada en dos partes. Por un lado, en el primer
apartado se agruparon investigaciones que se focalizaban en la salud mental escolar, su medición y
factores asociados; mientras que en el segundo apartado se agruparon las investigaciones realizadas
al alero del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, el cual aborda también el problema de
la salud mental, aunque con un mayor foco en el ámbito de la convivencia escolar.
En 2012, Vicente et al publican un estudio sobre la salud infanto-juvenil en Chile y las brechas de
atención sanitaria. Usando una muestra aleatoria probabilística de la población infanto-juvenil chilena
entre los 4 y 18 años, la cual fue aplicada en cuatro provincias consideradas representativas a nivel
nacional (Santiago, Concepción, Iquique y Cautín), se descubre que “(…) más de un tercio de la
población infanto juvenil en Chile presenta algún trastorno psiquiátrico en un período de 12 meses”
(Vicente et al 2012: 455), siendo estas prevalencias muy altas en el contexto latinoamericano e incluso
a un nivel similar al obtenido por adolescentes de los Estados Unidos (Ibíd.).
4
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
Asimismo, “(…) el nivel socioeconómico más alto (…) es el único que aparece asociado
significativamente a la menor presencia de trastornos ansiosos”. Sumado a ello, “(…) estresores
relacionados con el ambiente han probado ser parcialmente mediadores entre los problemas de salud
mental y el nivel socioeconómico” (Ibíd.). Y, en términos generales, las patologías aparecen asociadas
a la “(…) disfunción familiar, al antecedente de psicopatología en la familia y no vivir con ambos
padres” (Ibíd.).
Otro aspecto preocupante es que “(…) la mayoría de los niños y adolescentes con diagnóstico no
reciben atención y hay una brecha asistencial de 66,6% para cualquier tipo de trastorno que sube al
85% cuando se considera sólo el sistema sanitario formal” (Ibíd.). Así, para esa época en Chile –10
años atrás–, la autoría del estudio afirmó que “(…) las altas prevalencia de trastornos psiquiátricos en
la población estudiada evidencia y actualiza un problema de salud que no parece estar siendo
priorizado adecuadamente por las autoridades, y la consideración de esta información y posterior
redistribución de recursos podría impactar positivamente en la reducción de las brechas” (Ibíd.: 455-
456).
Ahora bien, desde el foco de la “salud mental escolar” en particular, una serie de investigaciones
nacionales han buscado analizar el rol de esta en el estudiantado en Chile. Para ello, se ha
considerado como objeto de estudio al programa de política pública “Habilidades para la Vida” (en
adelante HpV), lanzado en 1998, el cual considera intervenciones universales que buscan promover el
bienestar psicosocial de toda la comunidad educativa, llevar adelante investigación aplicada a través
de cuestionarios, así como intervenciones preventivas –bajo la forma de talleres– en caso de
identificarse conductas de riesgo (Leiva et al 2015: 1287). También, el programa conduce
intervenciones focalizadas en estudiantes que son identificados como de alto riesgo, es decir, que
requieran tratamiento de salud mental propiamente tal (Ibíd.).
Respecto de HpV y su dimensión preventiva, Leiva et al (2015: 1293) concluyen que “(…) en términos
generales, los adolescentes post-intervención mostraron cambios favorables en su nivel de autonomía
y respuestas agresivas, siendo estos dos aspectos los que se ven más favorecidos por la estrategia
preventiva”. Lo anterior tiene especial relevancia, toda vez que, lejos de tener que promoverse
estrategias de exclusión de estudiantes con conductas agresivas, los equipos directivos y docentes
debiesen apuntar a acciones de inclusión de estos. En esta misma línea, sostienen que el impacto de
la intervención preventiva “(…) dependería no sólo de la aplicación de un buen diseño y de una buena
fidelidad en su ejecución, sino también del compromiso y participación de los adultos significativos
para estos, al asistir a las sesiones propuestas en esta estrategia preventiva” (Ibíd.). Pero esto no es
solo extensivo a los estamentos directivos o docentes dentro de un determinado establec imiento
escolar, sino que también se requeriría “(…) del compromiso de todos los subsistemas de la
comunidad educativa. De ahí surgen nuevos desafíos para la implementación de estrategias
preventivas en salud mental como es lograr involucrar a los diferentes actores de la comunidad
educativa y no sólo al adolescente” (Ibíd.).
En relación también a un estudio sobre la evaluación del programa HpV, donde se analizaron los
talleres implementados, es importante destacar la conclusión que obtienen Rojas et al (2017: 153),
quienes destacan que: “(…) aquellos estudiantes que tienen el nivel de dificultades para las cuales el
5
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
taller fue diseñado obtienen mejores resultados que aquellos que presentan dificultades mayores”.
Esto, sin duda, da cuenta de la necesidad de articulación de estos programas y el establecimiento
educacional con la red de salud, debiéndose “(…) propiciar que los estudiantes que presentan
sospechas de problemas de salud mental no asistan a estas sesiones, pues no son efectivas para
ellos” (Ibid.).
Leiva et al (2019: 101), en otro estudio, relevan precisamente los problemas del hecho que el
estudiantado no reciba la atención adecuada a las dificultades que presenta. En efecto, “(…) un
estudiante podría no tener los suficientes recursos psicológicos para enfrentar las exigencias del
medio, manifestando comportamientos en alguno de estos ámbitos, los cuales, sin la debida atención
especializada, podrían ser la antesala de un problema de salud mental”. Así, frente a la pregunta de
qué explicaría esta situación de un deterioro de la salud mental escolar, se afirma que las dificultades
de adaptación serían extensivas a otros espacios, incluso los no escolares. O como mencionan en
dicho estudio:
(…) las dificultades presentadas en el contexto escolar y en el hogar, muestran una cierta
estabilidad en el sentido que aquellos niños que tienen dificultades para adaptarse al medio
escolar tendrían una menor probabilidad de ajustarse a las exigencias de otros medios
sociales o viceversa, lo que en términos de respuestas escolares podría reflejarse en
dificultades para aprender o para ajustarse a las normas de conducta que rigen el aula (Ibíd.).
Finalmente, también es pertinente destacar que la pandemia por covid-19 ha acentuado mucho los
problemas de salud mental –y también de convivencia escolar– que se venían presentando en la
escuela chilena. Efectivamente, Larraguibel et al (2021: 19) señalan que el impacto en salud mental ha
sido considerable, lo cual está en consonancia con estudios de otras partes del mundo, como en
algunos países de Europa y China. Lo que agregan también es que estos datos deben considerarse a
la hora de planificar respuestas a corto o largo plazo para enfrentar esta pandemia u otros riesgos
sanitarios con consecuencias similares. Así, “(…) implementar programas de prevención y promoción
de la resiliencia puede mitigar el impacto de la pandemia en el bienestar psicológico de los niños y sus
familias. La detección temprana de los niños y niñas con problemas emocionales y de comportamiento
puede permitir intervenciones precoces que cambien trayectorias psicopatológicas” (Ibid.).
Uno de los nodos de investigación en temas de salud metal escolar es dirigido, actualmente, por
Verónica López, académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y se denomina
“Educación Inclusiva” (www.educacioninclusiva.cl). Cuenta con ocho (8) líneas de investigación,
siendo una de ellas la “Convivencia Escolar”.
En líneas generales, declaran que “(…) la convivencia escolar debiera promover la participación y la
inclusión entre los distintos integrantes de la comunidad educativa, así como también el aprendizaje
desde los conflictos y la búsqueda de justicia social en y desde la escuela” (Ibíd.). Lo que esta línea de
investigación busca es “caracterizar la gestión de la convivencia escolar en Chile y fortalecer
6
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
capacidades en este ámbito” (Ibíd.), para lo cual se han llevado adelante una serie de investigaciones,
por parte de este equipo, que han buscado “(…) caracterizar la gestión de la convivencia escolar en
Chile y fortalecer capacidades en este ámbito” (Ibíd.).
En 2019, Verónica López en conjunto con Paula Ascorra editan el libro “Una década de investigación
en convivencia escolar”, donde abordan, entre otras materias, lo que ha sido el programa de
investigación desarrollado por este centro en términos de convivencia escolar. En una primera etapa,
hacia fines del 2000, su investigación se centró en el concepto de “clima escolar”, en boga por esos
años, y cómo este afectaba al desarrollo de las habilidades metacomprensivas lectoras , Las autoras
señalan que: “(…) El constructo school climate (clima escolar) –de origen anglosajón–, es una
transferencia directa del constructo organizational climate (clima organizacional) al mundo de la
educación” (López et al 2019: 16). A pesar de que no encuentran mayor relación entre ambos
fenómenos, sí establecieron que este concepto poseía un importante sesgo utilitarista con énfasis en
la racionalidad económica. En otras palabras, “(…) mejores climas escolares posibilitarían mejores
ambientes para el aprendizaje” (Ibíd.). El problema, señalan las autoras, es que se posicionaba al
clima escolar como un factor explicativo y no como un fin en sí mismo. En este sentido, el desarrollar
una escuela pacífica, democrática y respetuosa podría ser también un derecho de la niñez y la
adolescencia.
La “convivencia” como concepto, que comienza a tomar importancia poco después que el de “clima
escolar”, es un término sin traducción al inglés, pero que ha logrado mucha relevancia en la academia
de habla hispana, siendo definido como el vivir con otros en la diferencia. Sin embargo, el desarrollo
de la “convivencia escolar” como un fin de la política pública, ha servido para diversas finalidades en el
contexto de los estados en América Latina. En efecto, el desarrollo de la convivencia es colar ha sido
considerado desde los siguientes enfoques:
En lo que respecta a la “salud mental”, las autoras Paula Ascorra y Macarena Morales relevan que el
ya mencionado programa de salud mental escolar HpV, que se implementó en la educación básica,
buscaba el aumento de bienestar psicosocial estudiantil y el desarrollo de competencias relacionales y
afectivas, para así incrementar los resultados de aprendizaje junto con disminuir la deserción escolar.
Las autoras, en este sentido, sostienen que diversas investigaciones evidencian la disminución del
7
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
riesgo psicosocial y el incremento de los resultados del aprendizaje, en escuelas públicas (Ascorra y
Morales 2019: 67).
Sin embargo, Ascorra y Morales sostiene también que “(…) para que fenómenos como la convivencia
escolar, el bienestar subjetivo y la autonomía se puedan desarrollar, la política pública educativa debe
avanzar hacia un paradigma que otorgue real valor al desarrollo de competencias no cognitivas ”
(Ibíd.). Dicho de otra manera, la educación no es solo ascenso social, sino también enseñanza de
destrezas para enfrentar la vida cotidiana: confianza, aceptación del otro, convivencia. Las autoras,
asimismo, postulan la necesidad de desarrollar competencias no cognitivas, lo que supone pensar
“(…) la escuela de un modo distinto, supone implementar nuevas estrategias y metodología y sobre
todo, dar espacios a que los alumnos tenga la oportunidad de realizar sus propios proyectos y
construirse un futuro personal” (Ibíd.).
Incluso, ellas van más allá, al señalar que “(…) la perspectiva democratizadora guarda una estrecha
relación con la perspectiva de salud y también con la de seguridad. Ello por cuanto los esfuerzos de la
perspectiva de salud mental por desarrollar competencias individuales y sociales, apuntan a fomentar
interacciones dialógicas y pacíficas” (Ibíd. 68).
Desde la perspectiva del “bienestar subjetivo”, Denisse Oyarzún señala que este es un componente
del concepto más amplio de calidad de vida, que se compone tanto de elementos materiales como no
materiales, siendo el primero “(…) una medida de la calidad de vida subjetiva de un individuo y las
sociedades (…) En otras palabras, el bienestar subjetivo se refiere a las evaluaciones cognitivas y
afectivas de una persona respecto de su vida” (Oyarzún 2019: 88).
Respecto de la relación que el bienestar subjetivo escolar tiene con la “salud mental escolar”, y
basándose en una revisión sistemática de bibliografía al respecto, la autora arriba a interesantes
conclusiones, tales como:
Las necesidades de diagnósticos de salud mental escolar son urgentes. En esta línea, la autora
señala que “(…) es posible incluir escalas de bienestar subjetivo validadas en población
infanto-juvenil” (Ibíd. 98). En estas mediciones se pueden incluir también otras variables, como
pueden ser la autoestima, apoyo social, autoeficacia, entre otras, logrando así “(…) una
perspectiva más global de la salud mental escolar” (Ibíd.).
8
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
También, los programas y proyectos que se diseñen debieran tener a la vista los diagnósticos
de la salud mental escolar. Es decir, quienes planifiquen las intervenciones deben bas arse en
las evidencias diagnósticas, de modo de lograr fomentar una buena salud mental estudiantil
(Ibíd.).
Junto con proporcionar servicios de salud mental estudiantil que se centren en el diagnóstico y
bienestar subjetivo, se requiere también la derivación, en caso de ser necesaria, a otros
servicios de salud mental de mayor complejidad, sobre todo al observar que los niveles de
bienestar subjetivo son más bajo que la media (Ibíd.).
Ascorra et al señalan que la “gestión de la convivencia escolar” son las “(…) acciones desarrolladas a
nivel escuela, que de forma articulada y con sentido consensuado –fruto de la discusión del proyecto
educativo institucional– propenden a la creación de una escuela más justa, inclusiva, pacífica y
democrática” (Ascorra et al 2019: 140).
Sin embargo, afirman que los establecimientos educacionales suelen trabajar bajo un esquema de
“checklist”, “(…) en vez, de introducir cambios profundos en las prácticas de los miembros de la
comunidad educativa” (Ibíd.). En efecto, las autoras han descubierto que la gestión de la convivencia
se efectúan de modo “episódico”, es decir, “(…) se realiza mediante la celebración de actividades de
efemérides (como el día del saludo o la semana de la convivencia escolar); o bien, a través de
actividades extraescolares que no penetran los espacios ni sociales ni pedagógicos del aula regular”
(Ibíd.).
Bajo este contexto, las autoras promueven la necesidad de avanzar en convivencia escolar
democrática. Las transformaciones multiculturales en Chile son desafíos crecientes que enfrentan las
aulas nacionales, estudiantes que no son nativos del idioma español, con prácticas culturales, sociales
y religiosas diferentes. Por ello que “(…) instalar prácticas que permitan convivir en la diferencia se
constituye un mandato para nuestro país” (Ibíd.).
Otro aspecto relevante en temas de gestión de la convivencia escolar tiene que ver con lo que López
et al. (2019: 178) señalan respecto de un enfoque de trabajo intersectorial, el cual “(…) busca el
trabajo en redes comunitarias y la articulación entre los sectores de educación y salud en la atención a
las necesidades psicosociales de la comunidad escolar” (Ibíd.).
9
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
Referencias
Ascorra, P. y M. Morales (2019). “Finalidades de la política educativa en convivencia escolar en
América”. En Ascorra y López (Eds.), Una década de investigación en Convivencia Escolar.
Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Ascorra, P., S. Ortiz, V. López, C. G. Núñez, C. Carrasco y M. Bilbao (2019). “Gestión de la
convivencia escolar en escuelas vulnerables con altos resultados PISA: Convivencia
disciplinaria v/s convivencia democrática”. En Ascorra y López (Eds.), Una década de
investigación en Convivencia Escolar. Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso.
Larraguibel, M., Rojas-Andrade, R., Halpern, M., & Montt, M. (2021). Impacto de la Pandemia por
COVID-19 en la Salud Mental de Preescolares y Escolares en Chile. Revista Chilena de
Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia, 32(1).
Leiva, L., George, M., Squicciarini, A. M., Simonsohn, A., & Guzmán, J. (2015). Intervención preventiva
de salud mental escolar en adolescentes: desafíos para un programa público en comunidades
educativas. Universitas Psychologica, 14(4), 1285-1297.
Leiva, L., Rojas, R., Peña, F., Vargas, B., & Scquicciarini, A. M. (2019). Detectando las dificultades
emocionales y conductuales en la escuela: Validación de PSC-17. Revista Iberoamericana de
Diagnóstico y Evaluación-e Avaliação Psicológica, 1(50), 95-105.
López, V., P. Ascorra, R. Benbenishty, R. A. Astor, M. Bilbao y C. Carrasco (2019). “De la violencia a la
convivencia escolar: Una década de investigación”. En Ascorra y López (Eds.), Una década de
investigación en Convivencia Escolar. Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso.
López, V., M. Bilbao, P. Ascorra, C. Carrasco, R. Benbenishty, R. Astor y J. P. Álvarez (2019). “El
Sistema de Monitoreo de la Convivencia Escolar PACES-PUCV: Una experiencia de
transferencia a la política pública”. En Ascorra y López (Eds.), Una década de investigación en
Convivencia Escolar. Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Oyarzún, D. (2019). “Bienestar subjetivo de niños, niñas y adolescentes en Chile: Una revisión
sistemática”. En Ascorra y López (Eds.), Una década de investigación en Convivencia Escolar.
Vicerrectoría Académica, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Rojas, R., Leiva, L., Vargas, A. M. B., & Squicciarini, A. M. (2017). Efectos de la fidelidad de la
implementación sobre los resultados de una intervención preventiva en salud mental escolar:
un análisis multinivel. Psychosocial Intervention, 26(3), 147-154.
Shucksmith, J., Summerbell, C., Jones, S. and Whittaker, V. (2007). Mental Wellbeing of Children in
Primary Education (targeted/indicated activities). National Institute of Clinical Excellence,
London.
Unión Europea (2015). Mental health and schools: Situation analysis and recommendations for action.
EC Europa.
Vicente, B., Saldivia, S., De la Barra, F., Melipillán, R., Valdivia, M., & Kohn, R. (2012). Salud mental
infanto-juvenil en Chile y brechas de atención sanitarias. Revista médica de Chile, 140(4), 447-
457.
Weare, K. (2000). Promoting mental, emotional and social health: A whole school approach.
Routledge.
Weare, K., Nind, M. (2011). Mental health promotion and problem prevention in schools: what does the
evidence say? Health Promot Int. 2011; 26 Suppl 1:i29-69.
10
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
Nota aclaratoria
Asesoría Técnica Parlamentaria, está enfocada en apoyar preferentemente el trabajo de las Comisiones
Legislativas de ambas Cámaras, con especial atención al seguimiento de los proyectos de ley. Con lo cual se
pretende contribuir a la certeza legislativa y a disminuir la brecha de disponibilidad de información y análisis entre
Legislativo y Ejecutivo.
11