Este documento discute la investigación educativa etnográfica. Explica que la etnografía se refiere a las costumbres y cultura de una población. Como docentes, enfrentamos diferentes realidades de estudiantes y debemos adaptarnos a sus contextos. También argumenta que la apatía escolar no se debe solo a los estudiantes, sino también a las prácticas en las escuelas. Concluye que el trabajo docente requiere comprender diferentes contextos culturales y generar nuevas experiencias para los estudiantes.
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Este documento discute la investigación educativa etnográfica. Explica que la etnografía se refiere a las costumbres y cultura de una población. Como docentes, enfrentamos diferentes realidades de estudiantes y debemos adaptarnos a sus contextos. También argumenta que la apatía escolar no se debe solo a los estudiantes, sino también a las prácticas en las escuelas. Concluye que el trabajo docente requiere comprender diferentes contextos culturales y generar nuevas experiencias para los estudiantes.
Este documento discute la investigación educativa etnográfica. Explica que la etnografía se refiere a las costumbres y cultura de una población. Como docentes, enfrentamos diferentes realidades de estudiantes y debemos adaptarnos a sus contextos. También argumenta que la apatía escolar no se debe solo a los estudiantes, sino también a las prácticas en las escuelas. Concluye que el trabajo docente requiere comprender diferentes contextos culturales y generar nuevas experiencias para los estudiantes.
Este documento discute la investigación educativa etnográfica. Explica que la etnografía se refiere a las costumbres y cultura de una población. Como docentes, enfrentamos diferentes realidades de estudiantes y debemos adaptarnos a sus contextos. También argumenta que la apatía escolar no se debe solo a los estudiantes, sino también a las prácticas en las escuelas. Concluye que el trabajo docente requiere comprender diferentes contextos culturales y generar nuevas experiencias para los estudiantes.
Hablar de etnografía es hacer mención de costumbres, tradiciones, valores, estilos de
vida de una población, resumida en una palabra “Cultura”; sin embargo, no debemos perder de vista que sigue siendo un modelo de investigación, cuyo uso dado por los investigadores sociales nos lleva a un acercamiento con la antropología, mostrándonos distintos esquemas de conocimiento de los pueblos. Como hace mención Gouldner en 1990, la percepción de los sociólogos nace de dos fuentes, los estudios empíricos y la teoría y de las realidades personales. De ahí que Peter Woods se sintiera identificado en la cuestión de las realidades personales, pero ¿qué tanto fungimos como etnógrafos desde nuestras trincheras? Como parte de una sociedad y sobre todo de la sociedad educativa, como docentes nos enfrentamos a distintas realidades en cada uno de nuestros estudiantes, la labor que se realiza al trabajar con más de 30 estudiantes de contextos diferentes, en ocasiones llega a ser titánica. Al igual que Woods, uno de los principales puntos de enganche con el alumnado es la descripción de acontecimientos vividos, con lo cual se le viene a dar significado a los contenidos trabajados, la narración de estos sucesos no siempre debe ser particular, en muchas ocasiones se relaciona con situaciones concretas que brinden perspectiva y enfoque; por lo que se puede decir que utilizamos métodos interaccionistas en las que adaptamos circunstancias, buscando generar interés. Otro de los puntos imprescindibles en la etnografía fue la publicación de Hargreaves (1967), en la cual se muestran experiencias propias de distintos docentes y su alumnado, lo que nos lleva a reflexionar en la importancia de informarse de las realidades de otros actore educativos en contextos diferentes; pero más importantes aun el considerar como se menciona en su obra, que los jóvenes no son el problema dentro de las instituciones; sino que muchas veces este se origina por las practicas generadas en los mismos centros educativos. Muchas veces consideramos que la apatía escolar se debe a la falta de interés de nuestros estudiantes, pero pocas veces nos ponemos a pensar en como contribuimos nosotros a la motivación y al logro de los aprendizajes. En mi labor profesional me he encontrado con colegas que consideran que, con el simple hecho de estar hablando de un contenido frente a los adolescentes en un aula, estos recibirán los aprendizajes necesarios. Pero hoy en día se sabe, que se requiera de una labor incansable en la que es importante la búsqueda de estrategias a partir del conocimiento del contexto y parte de la historia de nuestros jóvenes, así como de conocer sus intereses, para conseguir la finalidad de incentivarlos y motivarlos para reducir la apatía y motivar el logro de sus aprendizajes. A las situaciones anteriores se le podría considerar parte del interaccionismo simbólico, la cual permite considerar la labor de enseñanza como algo un tanto alejado de la ciencia y si apegado al arte: en palabras de Woods y Jeffrey (1996), la enseñanza, en muchas de sus facetas y tal como se imparte hoy día, es expresiva y emergente, intuitiva y flexible, espontánea y emocional. Las palabras anteriores fueron escritas hace más de 2 décadas, pero actualmente podemos observar que siguen mas vigentes que nunca, en nuestros salones de clase y en todos los niveles educativos podemos observar como se le ha dado importancia al desarrollo de la expresión y al contexto emocional de nuestro alumnado. Incluso como docentes, nos hemos esforzado por desarrollar habilidades antes no requeridas, pero que se han vuelto imperativas en nuestra labor, buscando que la plantilla estudiantil tenga nuevos significados y conocimientos. Desde mi practica educativa que inició hace casi una década he podido observar que cada generación de estudiantes nos demanda nuevos retos, que ninguna es igual a otra, pero que en todas convergen contextos similares que se desarrollan a la par de la sociedad. Semestre a semestre, aun cuando los contenidos sigan siendo los mismo, la practica educativa debe ser modificada de acuerdo a la cultura en desarrollo de la generación en turno. En conclusión al igual que los autores mencionados durante el desarrollo del presente trabajo, puedo concluir que la labor docente es una acto de valentía y de orgullo, un acto de nobleza y de comprensión por los diferentes contextos culturales que nos encontramos en las aulas, es ir más allá de mostrar contenidos, es generar nuevas experiencias y oportunidades de mejores condiciones de vida, es ampliar el panorama de muchos niños y jóvenes, hacerles ver que no solo existe el punto focal donde se están desarrollando y que los horizontes pueden ser amplios y llenos de libertad.
Referencias.
Woods, Peter. (1996). “El Yo del etnógrafo” en Investigar el arte de la
enseñanza. El uso de la etnografía en la educación. España: Paidós, Temas de educación, pp. 15-26.