Hogiene y Seguridad Industrial.

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República Bolivariana de Venezuela

Instituto Universitario Politécnico “Santiago Mariño”

Extensión Porlamar

Higiene y Seguridad Industrial:

Reglamentos y Convenios Internacionales

Profesor: Integrantes:
Ing. Elvys Díaz Arismendi Alvis Vargas - C.I.: 26.501.338
Unidad Curricular: Camila Uribe - C.I.: 28.412.217
Higiene y Seguridad Industrial Manuel Vásquez - C.I.: 26.501.957
Orleany Velásquez - C.I.: 26.887.966

Porlamar, Octubre de 2022


Higiene y Seguridad Industrial:

Reglamentos y Convenios Internacionales

 Situaciones que Expone el Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el

Trabajo Para Diferentes Tipos de Oficios

La aplicación de normativas de higiene y seguridad en el trabajo reducen sustancialmente

los riesgos de sufrir accidentes laborales, reduciendo el número de muertes causadas por estos,

además de evitar y minimizar en muchos casos contraer enfermedades profesionales,

directamente relacionadas con el desarrollo de la actividad laboral.

Las condiciones de higiene y seguridad afectan a la salud de los trabajadores en cualquier

ámbito de actividad, incluso las que puedan parecer más inocuas e inofensivas a simple vista. Por

ello hay que adaptar las medidas de seguridad en el trabajo a cada sector productivo o de

servicios, y contar con la participación activa de los trabajadores para crear climas y entornos

laborales dignos y saludables.

La prevención e higiene en materia de riesgos laborales se consigue aplicando todas las

medidas previstas para evitar los riesgos en el desempeño laboral. Para poder establecer la

prevención concreta y las medidas de seguridad en el trabajo y actividad específica, lo primero es

estudiar las condiciones ambientales, organizativas de la empresa y físicas del trabajo a realizar,

para identificar agentes y condiciones potenciales que supongan un riesgo por accidente,

enfermedad o deterioro para la salud de las personas en sus trabajos.

En éste sentido se realiza la evaluación de riesgos en cada negocio o instalación

productiva, identificando situaciones anteriores que han generado accidentes, o problemas de

higiene en el trabajo para la salud de los operarios en condiciones similares, y de ésta manera

contar con información para adoptar medidas correctoras que eviten que se repitan.
Principales aspectos que engloban las normas de higiene y seguridad en el trabajo

La higiene en el trabajo engloba tanto el conocimiento cómo los aspectos técnicos que nos

sirven para identificar y corregir todo tipo de causas de origen ambiental, y condiciones de

higiene en los ambientes laborales que afectan psicológicamente en el entorno laboral,

deteriorando la salud de los trabajadores.

En éste sentido por ejemplo, se habla de ergonomía en los puestos de trabajo como

concepto encaminado a procurar unas condiciones de seguridad e higiene en los centros de

trabajo que revierta en un rendimiento más eficaz y cómodo para los trabajadores, protegiendo la

salud y seguridad de las personas.

La normativa obliga a cumplir una serie de condiciones en seguridad e higiene laboral,

que benefician básicamente a los trabajadores, pero también a los empresarios que no ven

interrumpida la producción por estos motivos, y las arcas públicas, pues con ello se evitan

grandes sumas destinadas a servicios sanitarios, así como un gran ahorro en pensiones de

invalidez o las derivadas de fallecimiento.

Aunque las pautas preventivas, medidas y normas de seguridad, varían dependiendo de

los diferentes sectores de actividad, ya que algunos de ellos contienen muy diferentes riesgos

potenciales, existen algunas medidas exigidas de forma genérica a todos los trabajadores con

independencia del tipo de trabajo que realicen.

Medidas genéricas de seguridad e higiene en el trabajo


Una actitud responsable de sí mismo y con respecto al conjunto de compañeros, que

implican atención, lógica y sentido común, para conseguir la seguridad laboral.

Cuidado de la maquinaria, herramientas y material con el que se trabaja, es otra de las

normas básicas de seguridad e higiene en el trabajo.

Conocer las pautas básicas ante situaciones de emergencia.

Utilizar los elementos de protección personal, como guantes, calzado de seguridad,

cascos, gafas, máscaras, protecciones auditivas, arneses, cinturones de seguridad y vestuario

específico, cada vez que una tarea lo requiera en higiene y seguridad industrial de sectores como:

 Edificación y resto de actividades derivadas.

 Industrias químicas, de minería, metalúrgicas, eléctricas, farmacéuticas y

laboratorios, automoción, centrales nucleares, y altos hornos, entre otras.

 Agricultura, silvicultura, ganadería y pesca y actividades derivadas.

 Servicios sanitarios, de limpieza y gestión de residuos.

 Mataderos y manipulado de carnes y pescados en locales.

Respetar y exigir los descansos establecidos por la legislación en higiene y seguridad en

el trabajo para todo tipo de actividades relacionadas con el sector de transporte.

Conocer y practicar en todo momento las pautas preventivas de higiene y seguridad

laboral, establecidas en otros sectores y trabajos como son los cuerpos de seguridad del estado, en

empresas privadas de seguridad y vigilancia, o cuerpos de bomberos.

No realizar ningún tipo de trabajo si no cuentas con las herramientas y maquinaria

específica que garantice una seguridad adecuada, es uno de los principios más importante en

seguridad laboral.
A la hora de realizar cualquier tipo de carga, hay que trabajar con los músculos de las

piernas, acercando ésta lo más posible a nuestro cuerpo para disminuir el peso y proteger la

columna vertebral.

Las cargas pesadas se deben trasportar y almacenar con sistemas mecánicos, recibiendo

la correspondiente formación previa para su manejo.

Siempre que se perciba algún tipo de riesgo potencial para la seguridad laboral, hay que

comunicarlo lo antes posible a encargados o superiores.

Evitar el desorden y la falta de limpieza en el puesto de trabajo y tu entorno.

No utilizar cualquier tipo de elemento a la hora de ascender por encima del suelo para

alcanzar objetos o mercancías.

No pasar por debajo de lugares en los que están efectuando transporte de carga en altura.

Prestar especial atención a las instrucciones y datos identificativos, de caducidad u otros,

a la hora de manejar productos combustibles, explosivos o tóxicos.

No traspasar zonas de instalaciones con cartelería de peligro específico, si no se cuenta

con la información y autorización personal.

Evitar la obstrucción de escaleras, puertas y salidas de emergencia.

Además de éstas medidas genéricas que protegen de accidentes potencialmente

previsibles, existen otras medidas de higiene laboral, que ayudan a proteger la salud de los

trabajadores, evitando su deterioro por el tipo de trabajo que desempeñan, y evitan posibles

enfermedades, como son las siguientes:

Evitar posturas viciadas en el puesto de trabajo para no favorecer problemas de espalda,

dolores de cabeza, o mala circulación de la sangre.


Utilizar protección visual en pantallas de equipos informáticos, para evitar irritación

ocular, desgaste de la vista y mareos.

Mantener una adecuada higiene de las manos para no trasmitir por contacto

contaminaciones transportadas en las mismas (Bacterias, Hongos, entre otros.)

Respetar de forma íntegra los períodos de baja médica para evitar recaídas,

complicaciones mayores, o contagios.

En caso de utilizar uniformes o vestuario específico, éste debe ser de tu talla, y llevarlo

siempre en perfectas condiciones, evitando partes sueltas o colgantes que pueden provocar riesgo

por atrapamiento.

El cumplimiento sin discusión de las normas de higiene y seguridad en el trabajo,

previene y evita accidentes, malestar y enfermedades entre los trabajadores, y la irresponsabilidad

de un solo empleado en éste sentido puede poner en peligro a toda la plantilla de una empresa.

Por éste motivo se establecen sanciones para los empleados descuidados e irresponsables, que

pueden derivar en expulsiones temporales, o despidos con consecuencias más graves en los casos

más extremos.
 Indagar Sobre los Convenios Internacionales en el Campo Laboral y de Seguridad e

Higiene Ambiental

El Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo ha identificado

ocho convenios calificándolos de fundamentales para garantizar los derechos de los seres

humanos en el trabajo, con independencia del nivel de desarrollo de los Estados Miembros. Estos

derechos son condición previa para el desarrollo de los demás, por cuanto proporcionan el marco

necesario para esforzarse en mejorar libremente las condiciones de trabajo individuales y

colectivas.

La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo

adoptada en junio 1998 resalta este conjunto de principios fundamentales en el trabajo con el

apoyo de la comunidad internacional. La Declaración cubre cuatro áreas principales para

establecer un piso mínimo necesario en el mundo del trabajo:

 La libertad de asociación y la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de

negociación colectiva

 La eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;

 La abolición efectiva del trabajo infantil; y

 La eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.

Fundamentados en la Constitución de la OIT, estos principios y derechos han sido

expresados y desarrollados bajo la forma de específicos derechos y obligaciones en los convenios

reconocidos como fundamentales tanto dentro como fuera de la Organización.

Estos convenios de la OIT han sido calificados como fundamentales y son conocidos bajo

el término «normas fundamentales» en el trabajo:


• Convenio Relativo a la Libertad Sindical y a la Protección del Derecho de

Sindicación, 1948 (núm. 87)

• Convenio Relativo a la aplicación de los principios del Derecho de Sindicación y de

Negociación Colectiva, 1949 (núm. 98)

Todos los trabajadores y todos los empleadores tienen derecho a constituir libremente

asociaciones que promuevan y defiendan sus intereses profesionales y a afiliarse a ellas. Este

derecho humano básico está íntimamente ligado a la libertad de expresión y es la base de la

representación democrática y la gobernabilidad. Todas las personas deben estar en condiciones de

ejercer su derecho de influir en las cuestiones laborales que las afectan directamente. Dicho de

otro modo, se les debe oír y tomar en consideración. La libertad de asociación y la libertad

sindical significan que los trabajadores y los empleadores pueden crear sus propias

organizaciones, afiliarse a ellas y dirigirlas sin injerencia del Estado ni de las propias

organizaciones. Este derecho conlleva la responsabilidad por parte de sus miembros de respetar la

legislación nacional. Sin embargo, la legislación nacional, a su vez, debe respetar el principio de

libertad sindical o de asociación, que no debe ser ignorado ni prohibido para ningún sector de

actividad o agrupación de trabajadores.

El derecho a llevar a cabo libremente sus propias actividades significa que las

organizaciones de trabajadores y de empleadores pueden elegir de manera independiente el mejor

modo de promover y defender sus intereses profesionales, en lo que se refiere tanto a una

estrategia a largo plazo como a la actuación en circunstancias concretas. Pueden también afiliarse

libremente a organizaciones internacionales y cooperar en el marco de ellas para la promoción de

sus intereses mutuos.

Cuando el sistema de negociación colectiva no da resultados aceptables y se declara una

huelga, cabe la posibilidad de que ciertas categorías limitadas de trabajadores queden excluidas
de estas acciones, con objeto de garantizar la seguridad básica de la población y el

funcionamiento esencial del Estado. La negociación colectiva voluntaria es un proceso por medio

del cual los empleadores (o sus organizaciones) y los sindicatos (o, en su defecto, los

representantes libremente elegidos por los trabajadores) discuten y negocian sus relaciones, en

particular en lo que atañe a las condiciones de trabajo. Esta negociación, celebrada de buena fe,

apunta al establecimiento de convenios colectivos aceptables para ambas partes.

La negociación colectiva abarca también toda una serie de fases previas (intercambio de

información, consulta y evaluación conjunta), así como la aplicación de los convenios colectivos.

Si no se llega a un acuerdo, podrá recurrirse a diversos procedimientos de solución de conflictos,

que van desde la conciliación a través de una mediación hasta el arbitraje.

• Convenio Relativo al Trabajo Forzoso u Obligatorio, 1930 (núm. 29)

• Convenio Relativo a la Abolición del Trabajo Forzoso, 1957 (núm. 105)

El trabajo forzoso es un trabajo o un servicio que imponen coercitivamente el Estado o

individuos que tienen la voluntad y el poder de amenazar a los trabajadores con graves

vejaciones, por ejemplo, privándolos de comida, de tierra o de salario, ejerciendo violencia física

o explotación sexual, limitando sus movimientos o impidiéndoles salir. Un trabajador doméstico

está en una situación de trabajo forzoso cuando el empleador le confisca sus documentos de

identidad, le prohíbe salir o lo amenaza con malos tratos o el impago de su salario si desobedece.

Puede ocurrir también que el salario sea increíblemente bajo, aunque en este caso no hay trabajo

forzoso sino explotación.

Su duración rara vez está definida y suelen utilizarse artimañas de manera tal que la deuda

no acabe de cancelarse nunca. El trabajador pasa a depender del intermediario o del terrateniente

y trabaja en condiciones que se asemejan a la esclavitud. Las amenazas, por no hablar de los
actos de violencia o de otros castigos cuando no se hace el trabajo, convierten una relación

económica (ya de por sí unilateral) en una situación de trabajo forzoso. El tráfico de mano de

obra puede desembocar en el trabajo forzoso.

Una de las prácticas a que recurren los traficantes para tener una situación de poder

consiste en confiscar los documentos de identidad de las personas que trasladan de un sitio a otro

con fines de empleo. Otra práctica consiste en atrapar a la gente por medio de deudas con

adelantos o préstamos. La intimidación puede ir desde la amenaza de denunciar a la policía la

situación ilegal de la víctima hasta malos tratos físicos o sexuales.

La Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo

impone a los Estados Miembros la obligación de eliminar el trabajo forzoso y de garantizar unas

relaciones de trabajo libremente elegidas y exentas de amenazas. Puede haber en los diferentes

países definiciones del trabajo forzoso que sean más rigurosas que la de la OIT, que fija normas

mínimas para los países, los cuales pueden, por supuesto, estipular un grado mayor de protección

de los trabajadores.

• Convenio Relativo a la Igualdad de Remuneración entre la Mano de Obra Masculina

y la Mano de Obra Femenina por un Trabajo de Igual Valor, 1951 (núm. 100)

• Convenio Relativo a la Discriminación en Materia de Empleo y Ocupación, 1958

(núm. 111).

La discriminación en el trabajo puede darse en contextos muy diferentes, desde un

edificio de oficinas hasta una aldea, y en formas muy diversas. Puede afectar a los hombres o a

las mujeres, en función de su sexo, o por la raza o el color de la piel, el origen nacional o social,

la religión o las opiniones políticas. A menudo los países también deciden prohibir las

distinciones o exclusiones y la discriminación basadas en otros motivos como la discapacidad, el


VIH o la edad. La discriminación en el trabajo deniega oportunidades a los individuos y priva a la

sociedad de lo que pueden, o podrían, aportarle esas personas.

Para acabar con la discriminación primero hay que eliminar los obstáculos y garantizar la

igualdad de acceso a la formación y la educación, así como a la propiedad y a la utilización de

recursos como la tierra y el crédito. Luego hay que determinar las condiciones necesarias para

poder crear y dirigir empresas de todos los tipos y tamaños, y las políticas y prácticas en materia

de contratación, asignación de tareas, condiciones de trabajo, remuneración, prestaciones,

ascensos, despidos y terminación de la relación de trabajo. El criterio fundamental que habría que

aplicar es el del mérito y el hecho de saber hacer un trabajo, y no otras características

intrascendentes.

La discriminación en el empleo o en la ocupación puede ser directa o indirecta. Hay

discriminación directa cuando la legislación, las normas o las prácticas mencionan explícitamente

un motivo particular como el sexo, la raza, etc. para denegar la igualdad de oportunidades. Por

ejemplo, si la mujer, pero no el marido, tiene que pedir el consentimiento de su cónyuge para.

Solicitar un préstamo o un pasaporte antes de poder dedicarse a una ocupación, existe una

discriminación directa basada en el sexo.

Hay una discriminación indirecta cuando las normas o la práctica parecen neutrales, pero

en la realidad dan lugar a exclusiones. Por ejemplo, exigir que los solicitantes de un empleo

tengan una estatura determinada excluiría sobremanera a las mujeres y a los miembros de ciertas

etnias. Si esa estatura no es indispensable para poder efectuar el trabajo, se trata de un caso de

discriminación.

El principio de la igualdad en el trabajo implica que todos los individuos deben tener las

mismas oportunidades para adquirir plenamente los conocimientos teóricos y prácticos y la

formación y capacidad que se requieren para las actividades económicas que deseen llevar a
cabo. Al adoptar medidas de promoción de la igualdad hay que tener presentes la diversidad de

culturas, lenguas y circunstancias familiares, así como el hecho de saber leer y contar. Para los

campesinos y los propietarios de empresas pequeñas o familiares, sobre todo las mujeres y los

grupos étnicos, es fundamental la igualdad de acceso a la tierra (incluida la heredada), la

formación, la tecnología y el capital.

En el caso tanto de los asalariados como de los trabajadores independientes o por cuenta

propia, la no discriminación en el trabajo depende de la igualdad de acceso a una instrucción de

calidad antes de incorporarse al mercado de trabajo. Esto es especialmente importante para las

mujeres y los grupos desfavorecidos. Una división más igualitaria del trabajo y de las tareas

familiares en el hogar daría más oportunidades de trabajo a un mayor número de mujeres.

Es necesario adoptar mecanismos eficaces para reducir la discriminación, cuando ésta

exista. Un ejemplo común es el de las reivindicaciones por un pago no discriminatorio de los

salarios, los cuales deberían fijarse utilizando criterios objetivos que tengan en cuenta el valor del

trabajo realizado. Los principios de la OIT fijan umbrales mínimos, mientras que la legislación y

la práctica nacionales pueden tener un enfoque más amplio e incluir medios más integrales para

eliminar la discriminación en el trabajo.

• Convenio sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo, 1973 (núm. 138)

• Convenio Sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil y la Acción

Inmediata para su Eliminación, 1999 (núm. 182)

Los niños gozan de los mismos derechos humanos que cualesquiera otras personas. Pero,

al carecer de los conocimientos, la experiencia o el grado de desarrollo físico propios de los

adultos y al no estar en condiciones de defender sus intereses en un mundo adulto, tienen también

derecho a una protección especial en virtud de su edad, en particular contra la explotación


económica y contra todo trabajo que sea peligroso para su salud y moral o que coarte su

desarrollo.

El principio de la abolición efectiva del trabajo infantil implica que todos los niños, de

uno u otro sexo, han de tener la oportunidad de desarrollar plenamente sus facultades físicas y

mentales. Se pretende con ello acabar con todas las formas de trabajo infantil que pongan en

peligro su educación y su desarrollo, si bien esto no significa que vayan a prohibirse todos los

trabajos efectuados por niños. Las normas internacionales del trabajo permiten que se distinga

entre las formas de trabajo aceptables y las inaceptables para los niños de diferentes edades y

fases de desarrollo.

El principio debe regir tanto en la economía formal como en la informal, que es donde

más abundan las formas intolerables de trabajo infantil. Esto abarca las empresas familiares y las

actividades agrícolas, el servicio doméstico y el trabajo no remunerado justificado de diversas

maneras, por ejemplo cuando los niños trabajan a cambio de su sustento.

Para lograr la abolición efectiva del trabajo infantil, los gobiernos deberían fijar e imponer

una edad o edades mínimas para la admisión de los menores de edad en diferentes tipos de

trabajo. Dentro de ciertos límites, esas edades pueden variar en función de las circunstancias

económicas y sociales del país. Sin embargo, la edad mínima de admisión en el empleo no

debería ser inferior a la de la terminación de la escolarización obligatoria, y en ningún caso

debería estar por debajo de los 15 años. En algunos casos los países en desarrollo pueden hacer

ciertas excepciones y se puede fijar una edad mínima de 14 años si los medios educativos y

económicos no están lo suficientemente desarrollados.

Ciertas formas de trabajo a los que se califica de «peores formas de trabajo infantil» son

totalmente inaceptables en el caso de los niños y adolescentes menores de 18 años, y hay que

eliminarlas de manera inmediata y urgente. Estas formas de trabajo incluyen prácticas inhumanas
como la esclavitud, el tráfico de personas, la servidumbre por deudas y otras formas de trabajo

forzoso, la prostitución y la pornografía, el reclutamiento forzoso de niños con fines militares y

su utilización en actividades ilícitas como el tráfico de drogas. Los trabajos peligrosos que

pueden perjudicar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños deben ser objeto de una

evaluación por parte del gobierno en consulta con las organizaciones de trabajadores y de

empleadores.

En toda estrategia eficaz para erradicar el trabajo infantil, es fundamental impartir una

educación básica útil y accesible. Pero la educación debe estar integrada en toda una serie de

otras medidas destinadas a combatirlos múltiples factores, por ejemplo, la pobreza, el

desconocimiento de los derechos de los niños y sistemas inadecuados de protección social que

provocan el trabajo infantil y contribuyen a que perdure.

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