Resumen Final Teología Moral
Resumen Final Teología Moral
Resumen Final Teología Moral
MORAL: proviene del latín mos, moris, que significa uso o costumbre.
- enseña cómo hay que vivir para que la conducta sea expresión adecuada de la dignidad
del ser y destino, que Dios ha dispuesto para todos los hombres.
- juzga y dirige la vida humana.
ÉTICA: estudia lo que está bien y lo que está mal de los actos humanos, del obrar del
hombre. Es un saber teórico-práctico, relacionado con la antropología.
Finalidad práctica: el hombre alcance su plenitud; el hombre alcance su máxima felicidad.
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C)MAGISTERIO: tiene la finalidad de garantizar las enseñanzas sobre el conjunto de
verdades para creer y un nuevo estilo de vivir, que surge a partir del dato de que el
cristianismo es una Revelación. La Iglesia profesa desde siempre que el Papa y los
Obispos recibieron de Jesucristo el poder de enseñar respecto a los diversos temas de fe
y costumbres.
Las SSEE, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios,
están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros, cada uno
según su carácter, y bajo la acción del único ES, contribuir eficazmente a la salvación de
las almas.
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Las enseñanzas morales de Jesús están comprendidas en el anuncio de la buena nueva.
No es nuevo el precepto del amor. El amor de Jesucristo se presenta como razón y
medida de dicho precepto. Cristo da cumplimiento a la antigua alianza estableciendo la
nueva. La voluntad de Dios manifestada ya en el AT no suprime ni una tilde: enseña y
prescribe su minucioso cumplimiento.
En Cristo nos ofrece Dios un tesoro infinito de gracias de salvación. Quien recibe las
recibe queda renovado, se hace hombre nuevo, con un corazón nuevo, con una nueva
vitalidad. Cristo, el único maestro de la nueva alianza, fundada en la oblación de su
propia sangre, establece una nueva ley, una ley de proporciones inauditas: la de vivir con
Él, la de seguir sus huellas, servir por amor, cargar con la cruz, ser humilde y amar
incluso a los enemigos.
Los nuevos preceptos morales de Jesucristo, cuya predicación no era en oposición al AT,
contrastan más vivamente aún en su radical oposición a la Justicia legal exterior de los
fariseos. La predicación moral de Jesucristo, como nos la transmiten los Evangelios, está
lejos de ser una sistematización científica, era una predicación y una proclama en medio
de situaciones concretas y con una viveza gráfica inigualable.
En el Evangelio se encuentran todos los elementos de una moral completa, unitaria,
universal y original. Contiene verdaderas normas precisas que abarcan todas las rel. del
hombre con Dios, consigo mismo, con los demás y frente a las cosas. Son normas
encauzadas hacia la unidad interior y propia del amor. Una característica
de la moral de Jesucristo es que está destinada a todos. Otra característica es que
Jesucristo se presenta como ejemplo y modelo; su moral es una moral positiva y
optimista, característica manifestada especialmente en la doctrina de las
Bienaventuranzas.
La exigencia moral de la vida cristiana está presente en toda la predicación apostólica.
Algunas cartas contienen de manera especial la exposición de los más variados temas de
moral.
La doctrina moral de San Pablo se centra en Jesucristo y en su incorporación, que el
hombre recibe en el sacramento del Bautismo.
En la carta a los Hebreos la dogmática y la moral están estrechamente entrelazadas, y en
la carta que escribe San Pablo a los cristianos de Galacia se ve que la moral arranca del
dogma.
El dogma y la moral forman parte de una sola ciencia teológica, que es a la vez
especulativa y práctica. La división de la teología en dogmática y moral es una distinción
fundamentalmente didáctica, que no puede prescindir de su radical unidad. La
distribución programática del estudio de las verdades de la fe y de los ppios y nor mas del
vivir cristiano se da sobre todo a partir del S.XVII, y obedeció a motivos pastorales.
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distintas de las que ob servaban los judíos de Palestina en tiempo de Jesús. Era preciso
saber cómo tenían que actuar en las varia das circunstancias en que vivían (ej: si debían
o no servir al ejército y hacer la guerra; si debían pagar a una autoridad pagana que los
perseguía; etc.). Los Santos Padres a partir de las enseñanzas del NT, elaboraron una
doctrina que daba respuesta a las distintas circunstancias en que se encontraban
bautizados.
D) Aparecieron algunos escritos dedicados fundamentalmente a cuestiones morales. Por
ejemplo: - de la Dídaje (final del S.I), que utiliza la parábola evangélica de los “dos
caminos” (Mt.7, 13), con lo que pretende destacar la importancia de las decisiones
morales para nuestra salvación; - Clemente Alejandrino, que escribió El Peda gogo, obra
que contiene abundante doctrina moral, pues tiene la vista al cristiano que vive en medio
de una sociedad pagana; - San Ambrosio compone De officiis, en la que expone las
virtudes que han de vivir los cris tianos; - San Agustín escribe diversos tratados sobre la
vida moral, como: “Sobre la fe, la esperanza y la cari dad”; “Sobre la paciencia”; “Acerca
de las costumbres en la Iglesia Católica”; “Contra la mentira”, etc. ; - San Gregorio Magno
escribió un tratado de moral Moralia in Job, donde con ocasión de ensalzar la figura de
Job, expone un modelo de vida cristiana.
E) En la alta Edad Media, cuando se elabora la teología científica, Pedro Lombardo
expone los contenidos de la Teología Moral a lo largo de diversos tratados teológicos de
su obra Sobre las Sentencias. Por ejemplo en el Libro II, estudia la libertad y el pecado.
F) Sto. Tomás de Aquino es el 1ro que estudia de modo sistemático la doctrina moral, y lo
hace a través de la Summa Teológica. En la parte I-II expone lo que se denomina “Moral
Fundamental”, es decir, los fundamentos de la vida moral. Se estudia los actos morales,
la libertad, las normas o leyes éticas, etc. En la parte II-II desa rrolla un tratado de
Teología Moral basado en el estudio de las virtudes.
G) En la Segunda Escolástica (S.XVI) las Universidades de Salamanca y Alcalá jugaron
un papel muy importante al comentar ampliamente la moral de Sto. Tomás y plantear los
nuevos problemas que surgieron con ocasión del descubrimiento de América. El
dominico P.Francisco de Vitoria el fundador del Derecho Internacional, a partir del
Evangelio y del D.Natural, señaló algunos DDHH, los DD y deberes de las autoridades y
de los pue blos, etc. los teólogos de la época se ocuparon de problemas en su tiempo: la
guerra justa, los DD de los in dios, el comercio, etc.
H) 1700: Juan Azor (jurista español) edita un manual de Teología Moral dedicado
especialmente a ayudar a los sacerdotes a ejercer el sacramento de la Penitencia.
I) A partir del S.XIX se inicia una época calificado para algunos como decadente, ya que
no se tenía en cuenta la doctrina bíblica sino que, exponía la enseñanza moral a partir de
la ley natural, aplicada a los aspectos diver sos de la vida “Moral Casuística”.
J) Desde comienzos del S.XX, se demandaba una reforma en el modo de explicar la
Teología Moral escolar. El Concilio hizo una llamada a volver a una moral más bíblica y
que orientase la vida cristiana a la santidad.
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sino el hacer y el tener; e) Sabemos lo que nos gusta, pero no lo hacemos bien; f)
Información masiva acrítica: la información masiva no esta destinada a una persona deter
minada. La información es acrítica, es decir, perteneciente o relativo a la acracia. La
información masiva acrítica da lugar a la influencia; g) Al no hacer lo que debemos hacer,
terminamos no sabiendo lo que debemos hacer. En el terreno teórico: para saber hay que
estudiar. En el terreno práctico: para saber hay que hacer.
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la verdad ya no es universal, sino que se mide por datos sociológicos.
BOLILLA 2
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FUNDAMENTOS DEL ORDEN MORAL
1.La creación fundamento del orden moral. La Antropología teológica y sus
consecuencias. Pro yecto original. Naturaleza elevada, caída y redimida.
La creación fundamento del orden moral.
Proyecto original
El hombre fue creado por Dios a su imagen, con una naturaleza espiritual y corpórea, y
elevado a condi ción de hijo de Dios por la gracia. Por tal perfección, la armonía de sus
potencias era plena, hasta el pto. de que no podía pecar por un desorden sensual, sino
únicamente por soberbia, como los ángeles; y estaba inmune del dolor y de la muerte.
El hombre recibió un doble mandato para su vida terrena, con el que conseguiría la
bienaventuranza: 1)crecer y multiplicarse; 2)dominar la tierra.
Dios estableció al hombre un límite a su libertad, la de no comer del árbol de la ciencia
del bien y del mal. A partir del Pecado Original, Cristo vino a restaurar la inicial amistad
con Dios, pero no para devolvernos la inocencia ni la inmunidad del dolor y de la muerte.
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siempre en cuanto que Él manifiesta a los hombres.
Ante la presencia atrayente y misteriosa de Dios, el hombre descubre su pequeñez. Esa
humildad del hombre frente a la grandeza de Dios no “humilla”, sino que le eleva, pues
descubre su propia dignidad al poder reconocer y experimentar la gloria de Dios.
Respecto a la vida moral, la “gloria de Dios” tiene una importancia decisiva, pues reclama
del hombre que reconozca esa “dignidad” con un comportamiento adecuado. En este
sentido, el hombre debe buscar en todo la “gloria de Dios”, de este modo acepta y
respeta esa grandeza divina.
La vida moral abarca los diversos ámbitos en los que se desenvuelve la existencia del
hombre y de la mu jer.
La vida moral contempla también las relaciones que brotan de la convivencia social con
los demás. La vida moral no es plena si no se consideran convenientemente las rel. del
hombre con Dios.
Los deberes morales del hombre con su Creador se pueden estructurar del siguiente
modo: 1) El hombre ha de rendir culto a Dios, lo que se lleva a cabo por el ejercicio de la
virtud de la religión, que incluye 4 actos fundamentales: a)adoración; b)acción de gracias;
c)desagravio; d)oración de petición. El culto máximo se lleva a cabo por la acción
litúrgica, cuyo culmen es la Eucaristía, en la que de modo eminente se cumple esa vir
tud.
2) La Moral contempla asimismo los actos negativos (pecados) que el cristiano puede
cometer en el caso en que no cumpla ese deber moral. Entre los pecados más graves se
encuentran el ateísmo, el agnosticismo, la indife rencia religiosa, la blasfemia, el
sacrilegio o profanación de las cosas sagradas, el uso indebido del nombre de Dios, el
uso irregular del juramento o el incumplimiento de los votos, libremente asumidos.
El fin último sobrenatural, al que el hombre está destinado tiene las siguientes
características:
1) A ese “fin sobrenatural” sólo puede aspirar y logra alcanzarlo el bautizado, pues la
gracia divina eleva sobrena turalmente al hombre, por lo que su vida demanda que se
realice como tal en un ámbito también sobrenatural. 2) En su calidad de “fin sobrenatural”
supera las fuerzas humanas, por lo que, alcanzarlo, está condicionado al empleo de
medios sobrenaturales. Es necesaria la práctica de los sacramentos y surge la necesidad
de la ora ción.
3) “El fin sobrenatural” que se le asigna al hombre, permite que el bautizado se pueda
comunicar con Dios, que participe de la vida Trinitaria.
El último fin debe ejercer un influjo real en el actuar humano: 1)las acciones serán
moralmente buenas cuando garanticen la consecución del fin úúltimo. 2)cuando el
hombre constituye como fin último de su vida el “dar gloria a Dios”, todas sus acciones
adquieren un carácter nuevo. Elimina de su vida aquellas acciones que le alejan de Dios
y le alejan del ideal de orientar a Dios su vida eterna. 3)la consideración del “fin último”
como norma del actuar moral, es que da lugar a una moral de altos valores éticos. 4)la
vida moral se pone como arquetipo de exis tencia llevar a término un proyecto de vida
global, según el querer de Dios.
LAS BIENAVENTURANZAS
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Las BIENAVENTURANZAS son el centro de la predicación de Jesús; recogen y
perfeccionan las promesas de Dios, hechas a partir de Abraham. Dibujan el rostro mismo
de Jesús, y trazan la auténtica vida cristiana, desve lando al hombre el fin último de sus
actos: la bienaventuranza eterna.
El hombre alcanza la bienaventuranza en virtud de la gracia de Cristo, que lo hace
partícipe de la vida di vina. En el Evangelio Cristo señala a los suyos el camino que lleva
a la felicidad sin fin: las Bienaventuranzas. La gracia de Cristo obra en todo hombre que,
siguiendo la recta conciencia, busca y ama la verdad y el bien, y evita el mal.
Las Bienaventuranzas responden al innato deseo de felicidad que Dios ha puesto en el
corazón del hom bre, a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer.
Las Bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los
actos humanos. Esta vocación se dirige a cada uno personalmente, como así también al
conj. de la Iglesia. La Bienaventuranza consiste en la visión de Dios en la vida eterna,
cuando seremos en plenitud “partícipes de la naturaleza divina” de la gloria de Cristo y
del gozo de la vida trinitaria. La Bienaventuranza sobrepasa la cap. humana; es un don
sobrenatural y gratuito de Dios, como la gracia que nos conduce a ella. La promesa de la
bie naventuranza nos sitúa frente a opciones morales decisivas respecto de los bienes
terrenales, estimulándolos a amar a Dios sobre todas las cosas.
LA LIBERTAD
La LIBERTAD es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o
aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones deliberadas. La libertad es la
característica de los actos propiamente humanos. Cuanto más se hace el bien, más libre
se va haciendo también el hombre. la libertad alcanza su perfección cuando está
ordenada a Dios, Bien supremo y Bienaventuranza nuestra. La libertad implica también la
posibilidad de elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un abuso de la libertad,
que conduce a la esclavitud del pe cado.
La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos son
voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acción pueden
quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la
violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los hábitos.
El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo hombre, en cuanto resulta
inseparable de su digni dad humana. Este derecho ha de ser siempre respetado,
especialmente en el campo de la moral y religioso, y debe ser civilmente reconocido y
tutelado, dentro de los límites del BC y del justo orden público.
Nuestra libertad se halla debilitada a causa del PO. El debilitamiento se agrava aún más
por los pecados sucesivos. Pero Cristo nos liberó para ser libres. El ES nos conduce con
su gracia a la libertad espiritual, para ha cernos libres colaboradores suyos en la Iglesia y
en el mundo.
LAS PASIONES
Las PASIONES son los afectos, emociones o impulsos de la sensibilidad, que inclinan a
obrar o a no obrar, en vista de lo que se percibe como bueno o como malo.
Las principales pasiones son: el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza
y la cólera. La pasión fundamental es el amor, provocado por el atractivo del bien. No se
ama sino el bien, real o apa rente.
Las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad, no son en sí mismas ni buenas ni
malas; son buenas, cuando contribuyen a una acción buena; son malas, en caso
contrario. Pueden ser asumidas en las virtudes o pervertidas en los visiones.
LA CONCIENCIA MORAL
La CONCIENCIA MORAL, presente en lo íntimo de la persona, es un juicio de la razón,
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que en el mo mento oportuno, impulsa al hombre a hacer el bien y a evitar el mal. Gracias
a ella, la persona humana percibe la cualidad moral de un acto a realizar o ya realizado,
permitiéndole asumir la responsabilidad del mismo. Cuando escucha la conciencia moral,
el hombre prudente puede sentir la voz de Dios que le habla.
La dignidad de la persona humana supone la rectitud de la conciencia moral, es decir que
ésta se halle de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón y la ley de Dios. A
causa de la misma dignidad personal, el hombre no debe ser forzado a obrar contra su
conciencia, ni se le debe impedir obrar de acuerdo con ella, sobre todo en el campo
religioso, dentro de los límites del BC.
La conciencia recta y veraz se forma con la educación, con la asimilación de la Palabra
de Dios y las ense ñanzas de la Iglesia. se ve asistida por los dones del ES y ayudada
con los consejos de personas prudentes. Ade más, favorecen mucho la formación moral
tanto la oración como el examen de la conciencia.
Son tres las normas más generales que debe seguir la conciencia: 1) Nunca está
permitido hacer el mal para obtener el bien; 2) Regla de oro: todo cuanto queráis que os
hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; 3) La caridad supone siempre el
respeto del prójimo y de su conciencia, aunque esto no significa aceptar como bueno lo
que objetivamente es malo.
La persona debe obedecer siempre al juicio cierto de la propia conciencia, la cual, sin
embargo, puede emitir juicios erróneos, por causas no siempre exentas de culpabilidad
personal. Con todo, no es imputable a la persona el mal cometido por ignorancia
involuntaria, aunque siga siendo objetivamente un mal. Es necesario, por tanto,
esforzarse para corregir la conciencia moral de sus errores.
LAS VIRTUDES
La VIRTUD es una disposición habitual y firme para hacer el bien.
El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios.
Hay virtudes humanas y virtudes teologales.
Las VIRTUES HUMANAS son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de
la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra
conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de los
actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina.
Las principales virtudes humanas son denominadas cardinales. Ellas son: prudencia,
fortaleza, templanza y justi cia.
PRUDENCIA: dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien
y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes,
indicándoles su regla y medida. FORTALEZA: asegura la firmeza en las dificultades y la
constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la cap. de aceptar el eventual
sacrificio de la propia vida por una causa justa.
TEMPLANZA: modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad
sobe los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
JUSTICIA: consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es
debido. La justicia para con Dios se llama “virtud de la religión”.
Las VIRTUDES TEOLOGALES son las que tienen como origen, motivo y objeto
inmediato a Dios mismo. Infusas en el hombre con la gracia santificante, nos hacen
capaces de vivir en rel. con la Santísima Trinidad, y fundamentan y animan la acción
moral del cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la garantía de la pre sencia y
de la acción del ES en las facultades del ser humano.
Las virtudes teologales son al fe, la esperanza y la caridad.
FE: virtud por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelad, y que la Iglesia
nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona
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libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya
que la fe actúa por la caridad.
ESPERANZA: virtud por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como
nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la
gracia del ES para merecerla y preservar hasta el fin de nuestra vida terrena.
CARIDAD: virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo
como a nosotros mismo por amor a Dios. Jesús hace de ella un mandamiento nuevo, la
plenitud de la Ley. Ella es “el vínculo de la perfec ción” y el fundamento de las demás
virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella “no soy nada” y “nada me aprovecha”.
LA LEY Y LA GRACIA
LEY MORAL: obra de la Sabiduría divina. Prescribe al hombre los caminos y las reglas
de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida, y prohíbe los caminos que
apartan de Dios.
LEY MORAL NATURAL: la ley natural, inscripta por el Creador en el corazón de todo
hombre, consiste en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el
sentido moral originario, que permite al hombre dis cernir el bien y el mal, mediante la
razón.
La ley natural es universal e inmutable, y pone la base de los deberes y DDFF de la
persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.
A causa del pecado, no siempre ni todos son capaces de percibir en modo inmediato y
con igual claridad la ley natural.
LEY NATURAL Y LEY ANTIGUA: la LEY ANTIGUA constituye la 1ra etapa de la Ley
revelada. Expresa muchas verdades naturalmente accesibles a la razón, que se
encuentran afirmadas y convalidadas en las Alianzas de la salvación. Sus prescripciones
morales, recogidas en los Mandamientos del Decálogo, ponen la base de la voca ción del
hombre, prohíben en lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo e indican lo que les
es esencial. La Ley antigua permite conocer muchas verdades accesibles a la razón,
señala lo que se debe hacer o no se debe hacer, y sobre todo, como un sabio pedagogo,
prepara y dispone a la conversión y a la acogida del Evange lio. Sin embargo, aun siendo
santa, espiritual y buena, la Ley antigua es todavía imperfecta, porque no da por sí
misma la fuerza y la gracia del Espíritu para observarla.
LEY NUEVA o LEY EVANGÉLICA: la LEY NUEVA, proclamada y realizada por Cristo, es
la plenitud y el cumpli miento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en el
mandamiento de amar a Dios y al prójimo, y de amar nos como Dios nos ha amado. Es
también una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia del ES, que hace
posible tal amor. Es la “ley de la libertad”, porque lleva a actuar espontáneamente bajo el
impulso de la cari dad.
La Ley Nueva se encuentra en toda la vida, y la predicación de Cristo y en la catequesis
moral de los Apóstoles; el Sermón de la Montaña es su ppal expresión.
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puede ser rebajado a objeto 2) Consecuencialista: el bien y el mal no esta en lo que haré,
sino en la consecuencia de la acción.
Referente: Maquiavelo.
- El efecto malo nunca se puede buscar, el efecto malo si se puede tolerar
- El fin no justifica los medios
- Kant: el BIEN determina a la voluntad por motivos de la razón. El hombre debe actuar
de manera tal que su forma de actuar pueda volverse un principio de moral universal.
- El comienzo de la ETICA esta en la tendencia. El punto de partida de la reflexión ética
tiene que ver con el “pla cer”: aquello a lo que se dirige la tendencia.
- Por eso, la etica comienza con un análisis del sujeto moral, una teoría acerca de ese
sujeto. Comprendernos a nosotros como seres que actúan.
- Santo Tomás: comienza su estudio de la moral preguntándose si el hombre actúa por un
fin.
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3) Conocer la “ratio finis”, es decir, la índole de un fin de esa cosa.
- La razón practica es conocer la relación existencia entre el fin y la acción que se dirige a
él. La razón práctica se aplica a la realidad
Santo Tomás: nos da demostración en 2 pasos A) Plantea en qué tipos de bienes cabe
encontrar el fin ultimo del hombre (la felicidad) B) Determina que la felicidad es una
actividad, y en qué actividad consiste. Lo que queremos realmente es aquello que es lo
único a lo que podemos tender racionalmente, pues querer quiere decir tender bajo la
dirección de la razón.
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inteligencia capte la esencia de la causa primera. La visión de Dios es la visión que nos
hace perfectamente felices. El hombre es capaz de Dios por vía del conocimiento. El
hombre tiene la capacidad se ser elevado al nivel de Dios (potentia obedientialis). Dios se
une a través de su gracia. La elevación presupone la naturaleza y la perfección sin
modificarla o anularla en cuanto que humana. Felicidad per fecta: bien y fin mas alto.
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Cuando el acto es indiferente, el fin lo con vierte en bueno o malo 4) Si el fin es malo,
agrega una nueva malicia a un acto malo 5) El fin es bueno del que actúa, nunca puede
convertir en buena una acción mala.
• Para que los actos tengan actitud moral, deber ofrecerse a Dios. Obrar solo por placer
es ilícito cuando no se ama a Dios en el obrar (falto el 1er mandamiento)
• Para ser bueno: Los 3 elementos deber ser buenos.
• Para ser malo: basta que 1 elemento sea malo.
Pasiones:
- Movimiento del apetito sensitivo que buscan el bien sensible o intentan huir del dolor. Ej:
odio, ira, pla cer, etc.
- Son en si misma indiferentes, pero se convierten en buenas o malas según el objeto al
que tienden. - Deben ser dirigida por la razón y rígidas por la voluntad, para que no
conduzca al mal. - Si se producen antes de que se realice la acción e influyen en ella,
disminuyen la libertad o la destruyen. Si se producen como consecuencia de la acción,
aumentan la voluntariedad.
- Cuando hay un movimiento pasional que nos inclina al mal, la voluntad actúa:
1. negativamente: no lo acepta ni lo rechaza.
2. positivamente: lo acepta o rechaza con un acto formal.
otencias del Hombre cto bjeto rtudes eridas
El alma espiritual
- Principio vital del hombre que lo anima
- Intervienen en el centro de la persona
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- El hombre no es responsable de lo que siente, pero debe saber porqué y cómo actuar
consecuente mente.
- Se pueden desvirtuar por defectos o exceso
- Ordenadas se convierten en virtudes (morales, intelectuales, perfeccionamiento de las
pasiones, enri quecimiento de nuestras pasiones, justo punto medio (morales))
Libertad
- Es la capacidad que tiene el hombre de auto-determinarse
- Es la capacidad interior de la persona, mediante la cual la voluntad puede optar entre
querer o no que rer, determinarse por diferentes posibilidades o decidirse por su
contrario.
- Es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o no obrar, de ejecutar por sí
mismo accio nes deliberadas.
- Es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. -
Alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios.
- Por el libre arbitris cada uno dispone de sí mismo.
- En la libertad confluyen la razón, la voluntad y la vida afectiva sentimental.
Clases de libertad
1. Libertad de necesidad: posibilidad de actuar o no actuar
2. Libertad de especificidad: capacidad de decidirse entre diversas opciones
3. Libertad de contradicción: Decide entre 2 cosas opuestas.
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Libertad:
• en si: condición del ser humano
• como realidad: dice la realidad a la “verdad” y al “bien”
Libertad y Verdad
- La libertad depende fundamentalmente de la verdad.
- Para que el hombre actúe libremente, se requiere que “conozca” lo que realmente va a
ejecutar, o lo que pretende omitir.
- Sólo es libre el hombre que conoce la verdad.
2 Consecuencias.
1- El medio para crecer en la libertad es profundizar en la verdad. El hombre libre es
aquel que ama, busca, consi gue la verdad.
2- El camino para ayudar a los otros a que sean libres es posibilitarse que salgan del
error y conozcan la verdad. El hombre no crea la realidad, si no que la conoce.
Libertad y Bien
- Su relación es más estrecha que la que existe entre “libertad” y “verdad”
- En la medida en que el hombre hace más el bien, se haciendo también más libre.
- Verdadera Libertad: en el servicio del bien y la justicia.
- La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a la
esclavitud del pe cado.
- El hombre, porque es libre, es proclive al mal, sin embargo tiene capacidad- siempre
ayudado de la gra cia de Dios- de vencer dificultades y de practicar el bien.
- La libertad debe ejercerse para el bien, dado que así se respeta el ser de la persona y el
ser de la reali dad.
BOLILLA 5
LA LEY GUIA DE LA PLENITUD PERSONAL
Noción y tipos de ley
LEY: ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cuidado de la
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comunidad. Coloca al individuo en un estado de derecho en la convivencia con los demás
ciudadanos. 1) Sólo ella puede armonizar la dignidad singular del individuo y la
sociabilidad inherente al ser de la persona. 2) Sólo junto a ella, el individuo se siente
protegido en el ejercicio de sus DD, así como se le aclara y facilita el modo de cumplir
sus correspondien tes deberes frente a los demás.
TIPOS DE LEY:
1. LEY ETERNA:
- Según San Agustín y Sto. Tomás: la razón o la voluntad de Dios que manda conservar
el orden natural y prohíbe perturbarlo.
- Según Concilio Vaticano II: ley suprema por la cual Dios ordena, dirige y gobierna, con
el designio de su sabidu ría y de su amor, el mundo y los caminos de la comunidad
humana, según el designio de su sabiduría y de su amor. Dios hace al hombre partícipe
de esta ley suya, de modo que pueda conocer cada vez más la verdad in mutable.
2. Condiciones de la ley
A. Debe ser justa: lo preceptuado o condenado por ella tiene que proteger los deberes
de los hombres y facilitar el cumplimiento de los respectivos deberes.
B. Debe ordenar el bien: lo mandado por ella debe ser bueno. La ley que prescribe el
mal moral es injusta, no es ley.
C. Debe legislar lo necesario: el contenido de la ley debe ser algo necesario, o al
menos útil. D. Debe legislar lo realizable: tiene fuerza de tal cuando legisla sobre algo
que se puede cumplir. Si carece de estas condiciones la ley carece de legitimidad, por lo
tanto, no existe la obligación de cumplirla. 3. Conocimiento y contenido de la ley
natural. Sus propiedades
- El conocimiento de la ley natural está debilitado por el estado actual del hombre
(naturaleza caída) por ello, es necesario el auxilio de la revelación divina. Nuestro modo
de conocer se basa en que la inteligencia humana está inclinada a la verdad.
Los modos de conocer la ley moral natural son el conocimiento por evidencia. Así se
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alcanza el ser de las cosas.
La persona humana, siempre que quiere y busca la verdad, capta como evidentes unas
primeras verdades sobre y el bien y el ser = PRIMEROS PRINCIPIOS, y que son
evidentes por sí mismos. La ley natural es accesi ble a la razón humana.
-Contenido: abarca todas aquellas normas de moralidad tan claras y elementales que
todos los hombres pueden conocer con su sola razón.
Categorías de preceptos:
1) Preceptos primarios y universalísimos: su ignorancia es imposible a todo hombre
con uso de razón. Este precepto se conjuga con las exigencias esenciales del hombre:
*conservar y fomentar la vida; *ayudar y buscar ayuda – tendencia social; *conocer y
amar – tendencia natural.
El hombre puede equivocarse al aceptar lo que es bueno y malo, pero debe saber que lo
bueno debe hacerse y lo malo evitarse.
2) Principios secundarios o conclusiones próximas: fluyen directamente de los 1ros
ppios y pueden ser cono cidos por cualquier hombre.
El hombre puede ignorarlos al menos durante un tiempo, pero luego terminaría
sospechando por sí mismo p por otros, la malicia en sus actos.
3) Conclusiones remotas: se deducen de los principios primarios y secundarios luego
de un raciocinio más ela borado. No todos lo pueden saber.
El hombre puede ignorarlos de buena fe, incluso por un largo tiempo. Gral. en gente
inculta. Propiedades:
A. Universalidad: vigencia en todo el mundo y en todos lados.
B. Inmutabilidad: no cambia porque la naturaleza humana no cambia nunca en su
esencia.
C. No admite dispensa: ningún legislador humano puede dispensar de la observancia de
la ley natural (las excep ciones en homicidio y hurto no implican dispensa, sino
interpretaciones auténticas: no cometerás un homicidio o robo injusto).
D. Evidencia: todo hombre la conoce a través de la razón.
4. Los diez mandamientos y su actualidad
- El hombre ha de seguir los mandamientos.
- Decálogo (10 palabras) al presentar los mandamientos del amor a Dios (3 primeros) y al
prójimo (los otro 7), traza, para el pueblo elegido y para cada uno en particular, el camino
de una vida liberada de la esclavitud del pe cado.
- El Decálogo se comprende a la luz de la Alianza, en la que Dios se revela, dando a
conocer su voluntad. - Los cristianos están obligados a observar el Decálogo.
- El Decálogo enuncia los deberes fundamentales del hombre, para con Dios y para con
el prójimo. - Somos capaces de cumplir con el Decálogo con el don del ES y de la gracia.
Diez Mandamientos:
Amarás a Dios sobre todas las cosas.No tomarás el Nombre de Dios en vano.
Santificarás las fiestas.
Honrarás a tu padre y a tu madre.
No matarás.
No cometerás actos impuros.
No robarás.
No dirás falso testimonio ni mentirás.
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
No codiciarás los bienes ajenos
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-Su actualidad: es real porque nuestra naturaleza sigue estando herida y no sabemos
amar bien a Dios, ni a noso tros mimos, ni bien al prójimo.
5. La ley nueva y sus características
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hacer el mal para obtener el bien; 2) regla de oro: todo cuanto queráis que os hagan los
hombres, hacédselo también vosotros a ellos; 3) la caridad supone siempre el respeto del
prójimo y de su conciencia, aunque esto no significa aceptar como bueno lo que
objetivamente es malo.
La persona debe obedecer siempre al juicio cierto de la propia conciencia, la cual, sin
embargo, puede emitir juicios erróneos, por causas no siempre exentas de culpabilidad
personal. Con todo, no es imputable a la persona el mal cometido por ignorancia
involuntaria, aunque siga siendo objetivamente un mal. Es necesario, por tanto,
esforzarse para corregir la conciencia moral de sus errores.
Tipos de conciencia deformada:
1) Conciencia laxa: aquella que, por supercialidad y sin razones serias, niega o
disminuye el mal donde lo hay. a) Cauterizada: los malos hábitos oscurecen la noción de
bien y mal, ya casi no se advierte el pecado b) Farizaíca: se le da importancia a cosas
que no la tienen y se pierde de vista lo esencial.
2) Conciencia escrupulosa: aquella que, sin motivos suficientes, juzga como malo todo
o casi todo lo que hace. Causas: disposiciones patológicas, debilidades psíquicas,
fijaciones obsesivas, soberbia y terque dad.
3) Conciencia perpleja: no se atreve a actuar por temor a obrar mal. No sabe que es lo
que está bien la duda no le permite definirse y actuar.
LIBERTAD Y LEY:
- Veritatis Splendor: La ley de Dios garantiza y promueve la libertad del hombre. Esta
concepción se ve abogada por aquellas doctrinas que atribuyen a cada individuo o a los
grupos sociales la facultad de decidir sobre el bien y el mal: la libertad humana podría
“crear los valores” y gozaría de una primacía sobre la verdad.
- La relación de libertad y ley se requieren mutuamente. La ley es una ayuda para que el
sujeto conozca lo que ha de hacer y se afiance en el bien que le indica la norma.
- La ley moral no es una limitación de la libertad, sino que indica al sujeto el camino que
ha de seguir para hacer un uso inteligente y lúcido de ella.
CONCIENCIA Y LEY:
- Veritatis Splendor: algunos autores, queriendo poner de relieve el carácter “creativo” de
la conciencia, ya no lla man a sus actos con el nombre de “juicios”, sino con el de
“decisiones”.
- Conciencia y ley han de integrarse armónicamente.
- La conciencia necesita de la ley para decidir rectamente.
- La conciencia no crea las categorías de bien y de mal, sino que las constata; es decir,
que descubre en la ley lo que es bueno y malo, y seguidamente hace un juicio de valor
de los actos que realiza. - La conciencia sigue a la ley moral e cuanto es “norma universal
y objetiva de moralidad”. - El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su
conciencia, y la ley es la que ayuda al hombre a emitir ese juicio cierto sobre lo que ha de
hacer y debe omitir si quiere llevar una conducta digna de la persona humana.
BOLILLA 6: LA CONCIENCIA
1. Noción. Propiedades. División de la conciencia.
CONCIENCIA MORAL:
- Juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto
concreto que piensa ha cer, está haciendo o ha hecho. El juicio se realizá iluminando con
la luz de los primeros principios (conocimiento de aquellas fundamentales verdades sobre
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el ser y el bien que la inteligencia capta intuitivamente siempre que quiere conocer la
realidad), naturales y revelados, el acto concreto. Descubre el bien a realizar pero no
crea la norma moral.
- Su función es juzgar las propias acciones del individuo, determinando su cualidad, es
decir, si son buenas o malas. Los valores morales y juzga de su propia actitud hacia ellos.
Es el primero interlocutor en la vida cris tiana.
- Es la voz de Dios, esa presencia íntima del Salvador que orienta el alma hacia un
bienestar, un mejor ser moral, y la ayuda de liberarse de sus debilidades.
- Es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con
Dios. - En todo hombre hay como un germen de conciencia que con la educación y el
bien obrar moral se va perfeccio nando y madurando. Es propia del hombre libre y
sincero.
- Queda perfeccionada por el dinamismo interior de la fe y la gracia, y mediante la guía
externa y sensible que proporciona la Sagrada Escritura.
Propiedades:
1) Acompaña a todo acto libre: no hay decisión libre de la voluntad sin que intervenga
la luz del intelecto, al que pertenece estimar la proporción del acto al bien de la persona.
2) No obliga por sí misma, sino en virtud del precepto divino: le señala el bien que
debe obrar y el mal que debe evitar a través de la ley de Dios. La conciencia obliga
porque con su inteligencia, descubre el orden intrínseco del ser, es decir, el orden moral
objetivo o plan de Dios.
3) Puede errar y oscurecerse parcialmente, pero nunca extinguirse en modo total:
la conciencia puede errar por ser un juicio de la inteligencia. La conciencia moral no es la
instancia última, que decide qué es bueno y qué es malo, no es un juez infalible.
4) Ha de acoger libremente la verdad, pero no goza de arbitrio sobre ella: la dignidad
del hombre exige que se respete siempre la libertad con que ha de buscar la verdad. La
conciencia tiende DD porque tiene deberes.
La libertad moral comporta la obligación de buscar la verdad, como su 1ro y más íntimo
manantial. La libertad o inmunidad de coacción es defensa frente a obstáculos exteriores
que podrían impedir o dificultar a la persona la búsqueda de la verdad; por ello es deber
de todos asegurar que se respete la inmunidad de toda coacción. Cada hombre tiene el
deber y el derecho de buscar la verdad en materia religiosa para formarse, con los
medios apro piados, juicios de conciencia rectos y verdaderos.
División de la conciencia:
1) Antecedente y consecuente:
ANTECEDENTE: la conciencia que juzga en rel. al acto lo que se va a realizar.
Su dictamen específico consiste en mandar o prohibir, en permitir o aconsejar.
CONSECUENTE: juzga del acto ya realizado. Puede aprobarlo, si es bueno, o reprobarlo
si es malo, y en ese caso produce un dolor o inquietud, denominada remordimiento. La
conciencia moral radica en el juicio de la razón.
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cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien; la conciencia se va
entenebreciendo progresivamente por el hábito del pecado.
3. Deformaciones de la conciencia.
1. Conciencia laxa: aquella que, por supercialidad y sin razones serias, niega o disminuye
el mal donde lo hay. a) Cauterizada: los malos hábitos oscurecen la noción de bien y mal,
ya casi no se advierte el pecado. b) Farizaíca: se le da importancia a cosas que no la
tienen y se pierde de vista lo esencial. 2. Conciencia escrupulosa: aquella que, sin
motivos suficientes, juzga como malo todo o casi todo lo que hace.
Causas: disposiciones patológicas, debilidades psíquicas, fijaciones obsesivas, soberbia
y terquedad. 3. Conciencia perpleja: no se atreve a actuar por temor a obrar mal. No sabe
que es lo que está bien la duda no le permite definirse y actuar.
4. Las dudas de conciencia y su resolución.
- Sólo puede ser regla de conducta la conciencia cierta; nunca es lícito obrar con duda
práctica y positiva de con ciencia.
- Para que una duda elimine la certeza:
a) Se ha de tratar de una duda positiva, es decir, que hace fundado el temor de errar. La
duda negativa se debe despreciar por ser inconsistentes.
b) Se ha de tratar de una duda práctica, es decir, que se refiere al modo concreto de
obrar y no a controver sias doctrinales, que constituyen la duda especulativa. Sólo
cuentan las dudas prácticas, porque ellas afectan al juicio moral sobre la propia acción.
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Resolución:
a) Se debe acudir a los medios que la eliminan en sentido estricto, es decir, que llevan a
la conciencia verdadera y cierta. Medios directos: la oración, el estudio y la petición de
consejo.
b) Si no se logra el punto a), cabe acudir a los medios o ppios reflejos, que proporcionan
una certeza de la rectitud con que se obra en ese estado.
Puede clasificarse en 2: 1) Cuando están en juego cuestiones graves, se ha de elegir
la parte más segura. Se aplica a: validez de los Sacramentos; materias necesarias para
la Salvación, siempre que esté en juego la felici dad eterna de las almas; cuestiones que
afectan gravemente al bien espiritual o material ajeno: la ley de Dios exige vivir la caridad
y la justicia con el prójimo.; cuando está en juego el derecho cierto a un 3ro. 2) Se trata
de obrar con libertad responsable teniendo en cuenta lo que de ordinario es lo más
acertado.
5. Educación de la conciencia.
- Se trata de poner los medios normales para adquirir la ciencia moral necesaria y
practicar la ascética cristiana, que lleva a vivir las virtudes humanas y sobrenaturales, es
decir, los medios con los que se han formado siem pre los cristianos.
- Se necesita una conciencia que se oriente hacia la verdad e, iluminada por ella, decida.
- El punto de partida de la formación de la conciencia es el amor de la verdad. La
formación de la conciencia exige el esfuerzo conveniente para adquirir la ciencia
moral debida y pedir oportunamente consejo. La formación de la conciencia, por el
carácter práctico de su juicio, exige a la vez el cultivo de las virtudes, me diante una
constante lucha ascética.
TEXTO: LA HUIDA
1. Huida de la responsabilidad
“Ser persona significa en tanto que la actividad una exigencia frente a la cual el hombre
trata de escapar”. El H es este ser viviente singular que tiene en su vida entre sus manos
para realizarla, que es y se siente, responsable de su propia vida
¿Qué es lo que estás haciendo con tu vida? Pregunta que sofoca, por eso se busca
encontrar lo más pronto posi ble un ser a quien delegar este don de libertad con que se
nace; no hay nada más seductor para el H que el libre arbitrio pero tmb no hay nada más
doloroso.
LA HUIDA DE LA LIBERTAD COMO LIBRE ALBEDRIO FRENTE AL BIEN Y AL MAL Y
POR LO TANTO COMO RESPONSABILIDAD.
La masificación contemporánea:
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Los H renuncian a su dignidad de tales y se convierten así en la masa maleable, dócil a
las manipulaciones psico sociales de los poderes anónimos. El desarrollo de los medios
de comunicación, su presencia en los hogares y en las mentes, las técnicas de
propaganda, contribuyen con esto.
La dominación totalitaria:
Tocqueville: “veo una muchedumbre de hombres semejantes e iguales que giran sin
descanso sobre si mismos para procurarse placeres mezquinos y vulgares que llenan su
alma” (…) “ por encima de ellos se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga de
asegurar sus goces y de velar por su suerte. Parece bueno pero es malo, busca
asemejarse a la autoridad paterna pero en realidad solo busca mantener al hombre en la
infancia por siem pre.
“cada día vuelve menos útil y más raro el empleo del libre albedrío, encierra la acción de
la voluntad en un espa cio cada vez más pequeño y despoja poco a poco a cada
ciudadano de la libre disposición de sí mismo”
La divisa nihilista:
Nihilismo va hacia la destrucción del todo. “Si dios no existe todo está permitido” “si nada
es cierto todo está per mitido” la negación de dios y la negación de la verdad están
necesariamente implicadas.
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interioridad la P puede tener perspectiva, echar una mirada amplia sobre sí misma y el
mundo que la rodea; es capaz de ejercer, su inteligencia y obrar de una ma nera libre y
responsable.
La exterioridad
El ataque a la libertad personal sabe que es imprescindible para sus fines el ataque a la
vida interior y a todo aquello que pueda protegerla: privacidad, intimidad, vida en familia,
independencia económica. Este ataque se encuentra aliado a la tendencia a la huida de
la vida personal. Esta huida implica una renuncia a la vocación de ser H, una abdicación
de la dignidad que nos es propia.
El pudor constituye uno de los resguardos más importantes de la vida personal; este se
vincula con la vida sexual “el pudor induce a tapar el cuerpo porque el cuerpo exhala lo
incorporal, expresa lo íntimo”, la grotesca ob sesión con el sexo en el mundo
contemporáneo encubre y manifiesta a la vez la existencia de un pavoroso vacío. Una
severa represión del amor humano, en cuanto a que, este amor es esencialmente
personal, genera este va
cío.
No solo identifica el vacío, también reclama la atención sobre una exigencia interior del
ser humano que, al no encontrar respuesta justa, se hace valer de forma pervertida
La seudorrealidad
Ha perdido contacto con su centro interior y con la interioridad de las demás personas y
cosas. El orden profundo de la realidad, mas allá de todo desorden, en el que su vida
cobra sentido dentro de un gran conjunto de sentido, desaparece en su experiencia. Vive
en un sueño y languidece. Luz y vida son la manifestación de la realidad espiritual.
San Agustín: “no vayas afuera, regresa a ti mismo” por qué en el Hombre interior habitan
Dios y la verdad.
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3. La huida y la realidad de la persona
Todas las leyes y normas morales se pueden reducir a LA VERDAD. Realizar la libertad
en la verdad equivale a la realización de la persona. Somos responsables de nuestras
acciones tanto delante de otros como de nosotros mismos. La conciencia solo se nos
hace comprensible propia y plenamente cuando comprendemos al H en su condición de
criatura, de tal modo que podamos decir:
“como señor de mi voluntad soy creador, como servidor de mi conciencia soy criatura”
En lo más profundo de la experiencia esta, según Frankl, “la presencia ignorada de Dios”
ignorada porque esta experiencia central de relación viviente, filial, con Dios, esta
extensamente negada, reprimida, en el H contempo ráneo. LA HUIDA DE LA PERSONA
Y LA HUIDA DE DIOS SE CORRESPONDEN ASI, NECESARIA Y ENTRA
ÑABLEMENTE. LA HUIDA CONSTITUYE EL MUNDO OBJETIVO QUE RODEA AL
HOMBRE. Pese a que el hombre se encuentra en constante huida Dios lo sigue
buscando porque lo ama
BOLILLA 7
LAS VIRTUDES HUMANAS Y SOBRENATURALES DEL CRISTIANO
HÁBITOS
- Disposición firme y estable que determina a mi ser o a mis potencias a obrar con cierta
orientación o sentido. - Es inteligente, libre y voluntaria.
- Clasificación de los hábitos:
• Hábitos entitativos: no radican en una potencia determinada, sino que disponen a todo
mi ser. Ejemplo: salud.
• Hábitos operativos: porque están en las potencias operativas, el sujeto al que afectan
es una facultad espiritual=inteligencia y voluntad.
Los hábitos son necesarios cuando una potencia está indeterminada frente a su objeto.
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La vida vegetativa, los sentidos internos y externos NO tienen necesidad de hábito ya
que están condicionados por la misma natura leza para sus propios actos.
La inteligencia, la voluntad y los apetitos, SÍ tienen necesidad de hábitos.
- Efectos de los hábitos: hacen la operación fácil, pronta y deleitable.
- Sujetos de los hábitos:
• Cuerpo: por ser la materia de la esencia humana, para poder recibir la forma sustancial,
el alma espiritual, necesita estar previamente dispuesto.
• Alma: por ser forma y acto. Solamente en relación a un orden superior tiene necesidad
de hábitos entitati vos que la disponen a ser de manera nueva.
• Apetito sensitivo: puede estar sometido a la razón, que lo ordena a su propio objeto.
Por ello, se encuen tra indeterminado respecto del bien o mal morales. Al depender
inmediatamente del conocimiento senso rial, no está sometido a la inteligencia y voluntad
de manera incondicional, por eso a veces los movimien tos pasionales pueden escapar al
control de la razón.
• Inteligencia: sumamente indeterminada frente a sus objetos: por eso pueden darse en
ella muchos hábi tos (virtudes intelectuales) y sus contrarios (ignorancia, error, opinión).
• Voluntad: determinada a querer el bien propio, pero indeterminada frente al bien ajeno;
por ello, necesita de un hábito que la disponga bien (justicia) o mal (injusticia) frente al
derecho del prójimo.
PASIONES
- Son los afectos, emociones o impulsos de la sensibilidad, que inclinan a obrar o a no
obrar, en vista de lo que se percibe como bueno o como malo.
- Las principales pasiones son: el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza
y la cólera. - La pasión fundamental es el amor, provocado por el atractivo del bien. No se
ama sino el bien, real o aparente. - Las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad,
no son en sí mismas ni buenas ni malas; son buenas,
cuando contribuyen a una acción buena; son malas, en caso contrario. Pueden ser
asumidas en las virtudes o pervertidas en los visiones.
ACEPTACIÓN
- Se trata de mí mismo. Soy hombre determinado; tengo este carácter y no otro; este
temperamento entre los di versos que hay; estas fuerzas y debilidades; estas
posibilidades y límites.
- El hombre no está cerrado en sí, sino que puede superar.
- El hombre no sólo ha de aceptar las fuerzas que tiene, sino que también las
debilidades; no sólo las posibilida des, sino también los límites.
- El hombre puede y debe trabajar en su estructura vital, dándole forma, mejorándola;
pero ante todo debe decirle “sí” a lo que es, ya que sino todo se vuelve inauténtico.
- El hombre que tiene una fuerte sensibilidad y percibe la felicidad de la existencia debe
también soportar los do lores. Ninguno puede querer quedarse con lo uno dejando lo
otro, sino que quiere vivir con auténtica fidelidad a la vida, debe asentir a la totalidad de la
imagen de su propia naturaleza.
- El comienzo de todo esfuerzo lo constituye el reconocer lo que es, aun con sus
defectos. Sólo el hombre actúa en serio si asume sinceramente sobre él la carga de sus
defectos, y sólo entonces puede empezar la labor de su superación.
- Se debe aceptar la situación vital, tal como se le presenta a uno.
- La época histórica en que uno vive ha de entrar en uno: sus acontecimientos, sus
situaciones, sus posibilidades y límites.
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- Cada individuo recibe con sus disposiciones un esbozo previo de su destino, una
orientación, un carácter básico. El hombre debe aceptar su propio destino, para poder
luego trabajar con mayor decisión en su rectifica ción y conformación.
- Sobre la vida misma no cabe asegurarse, sino que hay que aceptarla con todo aquello
que hay en ella de gran deza y e pequeñez, de posibilidades de perdición y de felicidad.
Aceptar el destino significa en el fondo acep tarse a sí mismo y tomar partido por uno
mismo.
- La aceptación en uno mismo significa que yo esté de acuerdo con existir en gral.
- La auténtica aceptación sólo es posible sobre una instancia en la que se pueda confiar,
y que es el Dios vivo. Cuanto más de cerca entra en nuestra vida lo que hemos de
aceptar en ella; cuanto más exactamente esa aceptación representa una superación de
nuestro yo, tanto más necesito conocer de que índole es la intención omnipotente que
dirige hacia mí.
- Tener destino significa también padecer; cuanto más capaz de padecer es uno, más
grande se hace en su exis tencia el elemento del destino.
- La opresión del destino se transforma en libertad. La suprema libertad y el má duro
deber se identifican.
• Sobrenaturales: son los hábitos que Dios gratuitamente junto con la vida de la gracia y
que capacitan al hombre para obrar en orden a su fin sobrenatural.
. Virtudes Teologales
. Dones del ES
Las principales virtudes humanas son denominadas cardinales:
• PRUDENCIA: dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero
bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes,
indicándoles su regla y medida.
✓ Virtudes intelectuales:
1. Entendimiento especulativo (fin de la inteligencia: conocer la verdad):
ENTENDIMIENTO (ver la evidencia, cap tar la verdad de los 1ros ppios); CIENCIA
(demostrar la verdad en algo particular. Conocer y dar razones por ello); SABIDURÍA
(saber las causas últimas de las cosas, permite juicio profundo y elevado).
2. Entendimiento práctico (fin de la inteligencia: dirección de la acción): ARTE (gobierna
las acciones transitivas); PRUDENCIA (gobierna la conducta del hombre).
✓ Virtudes morales:
✓ Propias de la revelación:
❖ LABORIOSIDAD: virtud que lleva a poner empeño por sacar partido a los talentos que
cada uno ha recibido de Dios.
El que es laborioso aprovecha el tiempo; hace lo que debe como fruto de una reflexión
atenta y ponderada.
El trabajo es un bien del hombre porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma
la naturaleza adaptándola a las propias necesidades sino que se realiza a sí mismo como
hombre.
La laboriosidad solicita y empuja a vivir las demás.
Las virtudes que se ligan a la laboriosidad son: *madurez; *reciedumbre;
*responsabilidad; *aprovechamiento del tiempo; *solidaridad.
❖ HUMILDAD: virtud que modera el afán de la propia excelencia y lleva a saber quiénes
so mos, facilitándonos el conocimiento simultáneamente de nuestra miseria y de nuestra
gran deza.
De alguna manera se encuentra en la raíz de todas las virtudes del hombre, en cuanto lla
mado al conocimiento y amor de Dios.
A la humildad son connaturales la *paz; *alegría; *magnanimidad.
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❖ PENITENCIA: virtud que impulsa a dolerse de los propios pecados, principalmente en
cuanto son ofensa a Dios, y a hacer cuanto sea para removerlos y volver a la amistad di
vina.
❖ RELIGIÓN: virtud por la que los hombres tributan a Dios el culto y reverencia que le
deben como 1er ppio de la creación y del gobierno de las cosas. Es superior a las otras
virtudes morales, ya que se relaciona más íntimamente con Dios.
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en relación con la Santísima Trinidad, y funda mentan y animan la acción moral del
cristiano, vivificando las virtudes humanas.
Son la garantía de la presencia y de la acción del ES en las facultades del ser humano.
FE
• Virtud sobrenatural difundida por Dios en nuestras almas, por la cual creemos todo lo
que Dios ha revelado no por la intrínseca verdad de las cosas reveladas, sino por la
autoridad de Dios que revela, la cual no puede engañarse ni engañarnos.
• Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de
conocer y hacer la volun tad de Dios, ya que la fe actúa por la caridad.
ESPERANZA
• Virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los Cielos y a la vida eterna como
felicidad nuestra, po niendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos
en los auxilios de la gracia del ES. • La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de
felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hom bre.
• Purifica las esperanzas del hombre para ordenarlas al Reino de los Cielos.
• ENTENDIMIENTO: es una luz sobrenatural que hace al hombre aprender los misterios
divinos bajo la guía misma del ES.
• CONSEJO: hace dócil al hombre para apreciar en cada momento lo que es más grato a
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Dios, tanto para la propia vida como para aconsejar a otros.
• CIENCIA: lleva a entender y valorar las cosas creadas en cuanto obra de Dios y en su
relación al fin so brenatural de la vida humana.
• TEMOR DE DIOS: hábito que lleva, bajo la acción del ES, a reverenciar la majestad de
Dios, y a temer apartarse de Él. Es temor filial a no corresponder a la generosidad de los
dones divinos. Perfecciona la esperanza; y está íntimamente unido a la caridad, porque
sólo el que ama algo teme perderlo.
Frutos del Espíritu Santo:
Son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria
eterna. Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad,
Mansedumbre, Fe, Modestia, Continencia, Castidad
BOLILLA 8
EL PECADO Y LA CONVERSIÓN PERMANENTE
1. La llamada a la conversión y la realidad del pecado
- La experiencia del pecado se revela desoladora a menos que el hombre se acoja presto
a la misericordia divina. - El pecado viene mostrado en su relación a la Cruz de Cristo, y
al mismo tiempo enmarcado en plenitud en la dimensión del “misterio de la piedad”.
- Los hombres quedan abandonados a su inquietud, cada vez que se olvidan de Dios. -
La necesidad de Redención es una experiencia universal.
- El hombre tiene íntima necesidad de abrirse a la misericordia divina para ser amado y
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comprendido pese a las debilidades de su naturaleza caída.
- Cristo nos revela que el Amor de Dios es más fuerte que el pecado.
- Dios no sólo nos perdona y espera nuestro retorno, sino que nos ayuda a palpar los
errores del egoísmo y de la soberbia.
2. Noción del pecado. Mortal y venial. Causas del pecado. Tentaciones
PECADO:
- Es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta.
- Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo.
- Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.
- Es una ofensa a Dios.
- Es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse “como dioses”,
pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal.
- Es amor de sí hasta el desprecio de Dios.
- Es un acto personal.
- Podemos tener una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando
cooperamos a ellos: a) participando directa y voluntariamente.
b) ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos.
c) no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene una obligación de hacerlo.
d) protegiendo a los que hacen el mal.
- Crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de los actos.
- Aversio a Deo et conversio ad Creaturas: dar la espalda a Dios y dirigir el amor a cosas
creadas.
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Tienen su origen en la soberbia, en la pérdida del temor de Dios, o en los hábitos malos o
combatidos. - pasión o debilidad: cuando la voluntad se deja arrastrar por impulso del
apetito sensitivo, en forma que de otro modo no hubiera cedido.
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Efectos del pecado venial:
- Enfría el fervor de la caridad manchando parcialmente el alma.
- Entorpece la vida de la gracia y el ejercicio de todas las virtudes.
- Crea una facilidad para el pecado, tiende a reproducirse y a reforzarse.
- Corresponden penas temporales, en esta vida o en el purgatorio.
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BOLILLA 9
LA SALVACIÓN DE DIOS: LA LEY Y LA GRACIA
1. LA LEY MORAL: La ley moral natural. La ley antigua y La ley nueva o ley
evangélica: Relación y distin ción.
LEY MORAL: obra de la Sabiduría divina. Prescribe al hombre los caminos y las reglas
de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida, y prohíbe los caminos que
apartan de Dios.
LEY MORAL NATURAL: la ley natural, inscripta por el Creador en el corazón de todo
hombre, consiste en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el
sentido moral originario, que permite al hombre dis cernir el bien y el mal, mediante la
razón. La ley natural es universal e inmutable, y pone la base de los deberes y DDFF de
la persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil. A causa del pecado, no
siempre ni todos son capaces de percibir en modo inmediato y con igual claridad la ley
natural.
LEY NATURAL Y LEY ANTIGUA: la LEY ANTIGUA constituye la 1ra etapa de la Ley
revelada. Expresa muchas verdades naturalmente accesibles a la razón, que se
encuentran afirmadas y convalidadas en las Alianzas de la salvación. Sus prescripciones
morales, recogidas en los Mandamientos del Decálogo, ponen la base de la voca ción del
hombre, prohíben en lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo e indican lo que les
es esencial. La Ley antigua permite conocer muchas verdades accesibles a la razón,
señala lo que se debe hacer o no se debe hacer, y sobre todo, como un sabio pedagogo,
prepara y dispone a la conversión y a la acogida del Evange lio. Sin embargo, aun siendo
santa, espiritual y buena, la Ley antigua es todavía imperfecta, porque no da por sí
misma la fuerza y la gracia del Espíritu para observarla.
LEY NUEVA o LEY EVANGÉLICA: la LEY NUEVA, proclamada y realizada por Cristo, es
la plenitud y el cumpli miento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en el
mandamiento de amar a Dios y al prójimo, y de amar nos como Dios nos ha amado. Es
también una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia del ES, que hace
posible tal amor. Es la “ley de la libertad”, porque lleva a actuar espontáneamente bajo el
impulso de la cari dad. La Ley Nueva se encuentra en toda la vida, y la predicación de
Cristo y en la catequesis moral de los Apósto les; el Sermón de la Montaña es su ppal
expresión.
2. GRACIA Y JUSTIFICACIÓN: La justificación y La gracia. El mérito.
JUSTIFICACIÓN: es la obra más excelente del amor de Dios. Es la acción misericordiosa
y gratuita de Dios, que borra nuestros pecados, y nos hace justos y santos en todo
nuestro ser. Somos justificados por medio de la gracia del ES, que la Pasión de Cristo
nos ha merecido y se nos ha dado en el Bautismo. Con la justificación comienza la libre
respuesta del hombre, esto es, la fe en Cristo y la colaboración con la gracia del ES.
GRACIA: Don sobrenatural, inherente al alma, concedido gratuitamente por Dios, a una
criatura espiritual, para la vida eterna. En el Nuevo Testamento, se puede observar que la
gracia es una realidad objetiva, individual e inte rior al hombre. La gracia no consiste
principalmente en que Dios mire al hombre con benevolencia, sino que tmb, y en 1er
42
lugar, consiste en algo que inhiere en el hombre. Es tanto elevante como sanante, es
decir, cura las heri das de la naturaleza que proceden del pecado. Es la causa de la vida
trinitaria en el alma. Es necesario el auxilio divino para toda la operación del hombre, ya
que en cada una de sus operaciones, el hombre es causa en su or den: instrumental,
libre; mientras que Dios es causa en su orden: principal. El hombre sin la gracia no puede
me recer la vida eterna debido a que: los actos que conducen al fin deben ser
proporcionados al fin; la vida eterna excede la proporción de la naturaleza humana.
- División de la gracia:
1) GRACIA SANTIFICANTE: gracia por la que el hombre mismo se une a Dios, y que lo
hace grato a Dios.
2) CARISMAS: aquellas por las que un hombre ayuda a otros para que se dirijan a Dios.
Tiene como fin el BC de la Iglesia.
- Otra división clásica:
1) GRACIA HABITUAL: cuando el don es permanente y afecta radicalmente a la criatura
en su ser o en sus potencias, dándoles un “nuevo modo de ser”.
2) GRACIA ACTUAL: no es un don estable, sino que es una ayuda transitoria. Es un don
en circunstancias particulares.
MÉRITO: Es lo que da derecho a la recompensa por una obra buena. Respecto a Dios, el
hombre, de suyo, no puede merecer nada, habiéndolo recibido todo gratuitamente de Él.
Sin embargo, Dios da al hombre la posibilidad de adquirir méritos, mediante la unión a la
caridad de Cristo, fuente de nuestros méritos ante Dios. Por eso, los méritos de las
buenas obras deben ser atribuidos 1ro a la gracia de Dios y después a la libre voluntad
del hombre. Bajo la moción del ES, podemos merecer, para nosotros mismos o para los
demás, las gracias útiles para santifi carnos y para alcanzar la gloria eterna, así como
también los bienes temporales que nos convienen según el de signio de Dios. Nadie
puede merecer la 1ra gracia, que está en el origen de la conversión y de la justificación.
Tipos de mérito:
• CONDIGNO: se da cuando propiamente es ex iustitia, pero fundado, en alguna promesa
divina. Es el que puede darse en las criaturas. El ppal requisito para tenerlo es estar en
gracia. Se salva la justicia.
43
campo de la moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la
vida cotidiana.
Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural,
porque su observancia es necesaria para la salvación.
La vida moral de los cristianos es indispensable para el anuncio del Evangelio, porque,
conformando su vida con la del Señor Jesús, los fieles atraen a los hombres a la fe en el
verdadero Dios, edifican la Iglesia, im pregnan el mundo con el espíritu del Evangelio y
apresuran la venida del Reino de los Cielos.
BOLILLA 10
LOS PRIMEROS TRES MANDAMIENTOS
1. EL PRIMER MANDAMIENTO: Amarás a Dios sobre todas las cosas. `Adorarás al
señor tu Dios, y le ser virás ´. `A Él sólo darás culto ´. `No habrá para ti otros dioses
delante de mí ´. `No te harás escultura al guna… ´
I “Adorarás al señor tu Dios, y le servirás”
La primera llamada y la justa exigencia de Dios consiste en que el hombre lo acoja y lo
adore. El Dios único y verdadero revela ante todo su gloria a Israel. La revelación de la
vocación y de la verdad del hom bre está ligada a la revelación de Dios. El hombre tiene
la vocación de hacer manifiesto a Dios mediante sus obras humanas, en conformidad con
su condición de criatura hecha “a imagen y semejanza de Dios”. «El primero de los
preceptos abarca la fe, la esperanza y la caridad. En efecto, quien dice Dios, dice un ser
cons tante, inmutable, siempre el mismo, fiel, perfectamente justo. De ahí se sigue que
nosotros debemos necesaria mente aceptar sus Palabras y tener en Él una fe y una
confianza completas.
La fe
- Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. Nuestro
deber para con Dios es creer en Él y dar testimonio de Él.
- El primer mandamiento nos pide que alimentemos y guardemos con prudencia y
vigilancia nuestra fe y que re chacemos todo lo que se opone a ella. Hay diversas
maneras de pecar contra la fe:
• La duda voluntaria respecto a la fe descuida o rechaza tener por verdadero lo que
Dios ha revelado y la Iglesia propone creer. La duda involuntaria designa la vacilación en
creer, la dificultad de superar las obje ciones con respecto a la fe o también la ansiedad
suscitada por la oscuridad de esta. Si la duda se fo menta deliberadamente, puede
conducir a la ceguera del espíritu.
• La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de
prestarle asenti miento. “Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el
bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz
sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la
sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Igle sia a él
sometidos”.
La esperanza
- Cuando Dios se revela y llama al hombre, éste no puede responder plenamente al amor
divino por sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el
amor y de obrar conforme a los mandamien tos de la caridad. La esperanza es aguardar
confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el
temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo.
- El primer mandamiento se refiere también a los pecados contra la esperanza, que son
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la desesperación y la presunción:
- Por la desesperación, el hombre deja de esperar de Dios su salvación personal, el
auxilio para llegar a ella o el perdón de sus pecados. Se opone a la Bondad de Dios, a su
Justicia —porque el Señor es fiel a sus prome sas— y a su misericordia.
La caridad
- La fe en el amor de Dios encierra la llamada y la obligación de responder a la caridad
divina mediante un amor sincero. El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre
todas las cosas y a las criaturas por Él y a causa de Él (cf Dt 6, 4-5).
- Se puede pecar de diversas maneras contra el amor de Dios. La indiferencia descuida o
rechaza la considera ción de la caridad divina; desprecia su acción preveniente y niega
su fuerza. La ingratitud omite o se niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor
por amor. La tibieza es una vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede
implicar la negación a entregarse al movimiento de la caridad. La acedía o pereza espiri
tual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino. El odio
a Dios tiene su origen en el orgullo; se opone al amor de Dios cuya bondad niega y lo
maldice porque condena el pecado e inflige pe nas.
La adoración
- La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle
como Dios, como Crea dor y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe.
- Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”,
que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo,
como hace María en el Magníficat.
La oración
“Los actos de fe, esperanza y caridad que ordena el primer mandamiento se realizan en
la oración. Oración de alabanza y de acción de gracias, de intercesión y de súplica. La
oración es una condición indispensable para po der obedecer los mandamientos de Dios.
El sacrificio
- Es justo ofrecer a Dios sacrificios en señal de adoración y de gratitud, de súplica y de
comunión. - El sacrificio exterior, para ser auténtico, debe ser expresión del sacrificio
espiritual. Jesús recuerda: “Misericor dia quiero, que no sacrificio”. El único sacrificio
perfecto es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al amor del Padre y por
nuestra salvación (cf Hb 9, 13-14). Uniéndonos a su sacrificio, podemos hacer de nuestra
vida un sacrificio para Dios.
Promesas y votos
- En varias circunstancias, el cristiano es llamado a hacer promesas a Dios. El Bautismo y
la Confirmación, el Ma trimonio y la Ordenación las exigen siempre. Por devoción
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personal, el cristiano puede también prometer a Dios un acto, una oración, una limosna,
una peregrinación, etc. La fidelidad a las promesas hechas a Dios es una manifestación
de respeto a la Majestad divina y de amor hacia el Dios fiel.
- “El voto, es decir, la promesa deliberada y libre hecha a Dios acerca de un bien posible
y mejor, debe cumplirse por la virtud de la religión”. El voto es un acto de devoción en el
que el cristiano se consagra a Dios o le promete una obra buena.
La superstición
- La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone.
Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se
atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte,
legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oracio nes o de
los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es
caer en la su perstición (cf Mt 23, 16-22).
La idolatría
- El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses
que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura
recuerda constantemente este rechazo de los “ídolos [...] oro y plata, obra de las manos
de los hombres”, que “tienen boca y no hablan, ojos y no ven”. Estos ídolos vanos hacen
vano al que les da culto: “Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su
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confianza” (Sal 115, 4-5.8; cf. Is44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19).
Dios, por el contrario, es el “Dios vivo” (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene
en la historia.
- La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación
constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el
momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese
de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo), de poder, de placer, de la raza, de
los antepasados, del Estado, del dinero, etc. “No podéis servir a Dios y al dinero”, dice
Jesús (Mt 6, 24). Nu
merosos mártires han muerto por no adorar a “la Bestia” (cf Ap 13-14), negándose incluso
a simular su culto. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto,
incompatible con la comunión divina. - La vida humana se unifica en la adoración del Dios
Único. El mandamiento de adorar al único Señor da unidad al hombre y lo salva de una
dispersión infinita. La idolatría es una perversión del sentido religioso innato en el
hombre. El idólatra es el que “aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la indestructible
noción de Dios”.
Adivinación y magia
- Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud
cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo
que se refiere al futuro y en abandonar toda curio sidad malsana al respecto. Sin
embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad. Todas las formas
de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de
los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf
Dt 18, 10; Jr 29, 8). La con sulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la
interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums”
encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hom bres, a
la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en
contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos
solamente a Dios.
Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar
potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el
prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de
la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acom pañadas de una
intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar
amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas
adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia ad vierte a los fieles que se guarden de él. El
recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invoca ción de las
potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
La irreligión
- El primer mandamiento de Dios reprueba los principales pecados de irreligión: la acción
de tentar a Dios con palabras o con obras, el sacrilegio y la simonía.
- La acción de tentar a Dios consiste en poner a prueba, de palabra o de obra, su bondad
y su omnipotencia. Así es como Satán quería conseguir de Jesús que se arrojara del
templo y obligase a Dios, mediante este gesto, a actuar (cf Lc 4, 9). Jesús le opone las
palabras de Dios: “No tentaréis al Señor, tu Dios” (Dt 6, 16). El reto que
contiene este tentar a Dios lesiona el respeto y la confianza que debemos a nuestro
Creador y Señor. Incluye siempre una duda respecto a su amor, su providencia y su
poder.
- El sacrilegio consiste en profanar o tratar indignamente los sacramentos y las otras
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acciones litúrgicas, así como las personas, las cosas y los lugares consagrados a Dios. El
sacrilegio es un pecado grave sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, pues
en este sacramento el Cuerpo de Cristo se nos hace presente substan cialmente.
- La simonía se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago,
que quiso comprar el po der espiritual del que vio dotado a los Apóstoles, Pedro le
responde: “Vaya tu dinero a la perdición y tú con él, pues has pensado que el don de Dios
se compra con dinero” (Hch 8, 20). Así se ajustaba a las palabras de Je sús: “Gratis lo
recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10, 8; cf ya Is 55, 1). Es imposible apropiarse de los bienes
espiritua les y de comportarse respecto a ellos como un poseedor o un dueño, pues
tienen su fuente en Dios. Sólo es posible recibirlos gratuitamente de Él.
- “Fuera de las ofrendas determinadas por la autoridad competente, el ministro no debe
pedir nada por la admi nistración de los sacramentos, y ha de procurar siempre que los
necesitados no queden privados de la ayuda de los sacramentos por razón de su
pobreza”. La autoridad competente puede fijar estas “ofrendas” atendiendo al principio de
que el pueblo cristiano debe contribuir al sostenimiento de los ministros de la Iglesia. “El
obrero me rece su sustento”.
El ateísmo
- “Muchos [...] de nuestros contemporáneos no perciben de ninguna manera esta unión
íntima y vital con Dios o la rechazan explícitamente, hasta tal punto que el ateísmo debe
ser considerado entre los problemas más graves de esta época”.
- El nombre de ateísmo abarca fenómenos muy diversos. Una forma frecuente del mismo
es el materialismo prác tico, que limita sus necesidades y sus ambiciones al espacio y al
tiempo. El humanismo ateo considera falsa mente que el hombre es “el fin de sí mismo, el
único artífice y demiurgo único de su propia historia” (GS 20, 1). Otra forma del ateísmo
contemporáneo espera la liberación del hombre de una liberación económica y social
para la que “la religión, por su propia naturaleza, constituiría un obstáculo, porque, al
orientar la esperanza del hombre hacia una vida futura ilusoria, lo apartaría de la
construcción de la ciudad terrena” (GS 20, 2).
- En cuanto rechaza o niega la existencia de Dios, el ateísmo es un pecado contra la
virtud de la religión (cf Rm 1, 18). La imputabilidad de esta falta puede quedar
ampliamente disminuida en virtud de las intenciones y de las circunstancias. En la
génesis y difusión del ateísmo “puede corresponder a los creyentes una parte no
pequeña; en cuanto que, por descuido en la educación para la fe, por una exposición
falsificada de la doctrina, o también por los defectos de su vida religiosa, moral y social,
puede decirse que han velado el verdadero rostro de Dios y de la religión, más que
revelarlo”.
- Con frecuencia el ateísmo se funda en una concepción falsa de la autonomía humana,
llevada hasta el rechazo de toda dependencia respecto a Dios (GS 20, 1). Sin embargo,
“el reconocimiento de Dios no se opone en nin gún modo a la dignidad del hombre, ya
que esta dignidad se funda y se perfecciona en el mismo Dios” (GS 21, 3). “La Iglesia
sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos más profundos del corazón
humano”.
El agnosticismo
- El agnosticismo reviste varias formas. En ciertos casos, el agnóstico se resiste a negar
a Dios; al contrario, pos tula la existencia de un ser trascendente que no podría revelarse
y del que nadie podría decir nada. En otros casos, el agnóstico no se pronuncia sobre la
existencia de Dios, manifestando que es imposible probarla e in cluso afirmarla o negarla.
- El agnosticismo puede contener a veces una cierta búsqueda de Dios, pero puede
igualmente representar un indiferentismo, una huida ante la cuestión última de la
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existencia, y una pereza de la conciencia moral. El agnos ticismo equivale con mucha
frecuencia a un ateísmo práctico
«El Nombre de Dios es grande allí donde se pronuncia con el respeto debido a su
grandeza y a su Majestad. El nombre de Dios es santo allí donde se le nombra con
veneración y temor de ofenderle»
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El domingo, plenitud del sábado
- El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente
cada semana, y cuya pres cripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza
plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el
descanso eterno del hombre en Dios.
- La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del
hombre, de “dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su
bondad universal hacia los hombres”. El culto domini cal realiza el precepto moral de la
Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y
Redentor de su pueblo.
La Eucaristía dominical
- La celebración dominical del día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel
principalísimo en la vida de la Igle sia. “El domingo, en el que se celebra el misterio
pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta
primordial de precepto”.
- “La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en
la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se
encomienda a un párroco, como su pastor propio”. Es el lugar donde todos los fieles
pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al
pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta
celebración; le enseña la doctrina salvífica de Cristo. Practica la caridad del Señor en
obras buenas y fraternas:
- «También puedes orar en casa; sin embargo no puedes orar igual que en la iglesia,
donde son muchos los reunidos, donde el grito de todos se eleva a Dios como desde un
solo corazón. Hay en ella algo más: la unión de los espíritus, la armonía de las almas, el
vínculo de la caridad, las oraciones de los sacerdotes».
51
del día del Señor, la práctica de las obras de misericor dia, el descanso necesario del
espíritu y del cuerpo (cf CIC can. 1247). Las necesidades familiares o una gran utilidad
social constituyen excusas legítimas respecto al precepto del descanso dominical. Los
fieles deben cui dar de que legítimas excusas no introduzcan hábitos perjudiciales a la
religión, a la vida de familia y a la salud.
- Los cristianos deben santificar también el domingo dedicando a su familia el tiempo y
los cuidados difíciles de prestar los otros días de la semana. El domingo es un tiempo de
reflexión, de silencio, de cultura y de medita ción, que favorecen el crecimiento de la vida
interior y cristiana.
- Santificar los domingos y los días de fiesta exige un esfuerzo común. Cada cristiano
debe evitar imponer sin ne cesidad a otro lo que le impediría guardar el día del Señor.
Cuando las costumbres (deportes, restaurantes, etc.) y los compromisos sociales
(servicios públicos, etc.) requieren de algunos un trabajo dominical, cada uno tiene la
responsabilidad de dedicar un tiempo suficiente al descanso.
- En el respeto de la libertad religiosa y del bien común de todos, los cristianos deben
esforzarse por obtener el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia
como días festivos legales.
BOLILLA 11
EL CUARTO MANDAMIENTO
Ordena: Honrar y respetar a nuestros padres, y a todos aquellos a quienes Dios ha
investido autoridad para nuestro bien.
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padres se encuentren en situación de pobreza, de enfermedad, de soledad o de
ancianidad, los hijos adultos de ben prestarles ayuda moral y material.
¿Son un bien absoluto los vínculos familiares? (LA FAMILIA Y EL REINO DE DIOS)
Los vínculos familiares, aunque sean importantes, no son absolutos, porque la primera
vocación del cristiano es seguir a Jesús, amándolo. Los padres deben favorecer
gozosamente el seguimiento de Jesús por parte de sus hijos en todo estado de vida, tmb
en la vida consagrada y en el ministerio sacerdotal.
BOLILLA 12
EL CUARTO MANDAMIENTO EN EL ÁMBITO SOCIAL
53
La Iglesia que se diferencia de la comunidad política es signo y salvaguardia del carácter
trascendente de la per sona humana, así como también respeta y promueve la libertad y
la responsabilidad jurídica de los ciudadanos.
La Iglesia tiene que emitir un juicio moral incluso sobre cosas que afectan el orden
político cuando lo exijan los DDFF de la persona o la salvación de las almas, aplicando
todos y sólo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según
la diversidad de tiempos y condiciones.
BOLILLA 13
EL QUINTO MANDAMIENTO
EL QUINTO MANDAMIENTO I:
1. El respeto de la vida humana. 2. Lectura y aplicación de la encíclica Evangelium
Vitae. Las amenazas actuales a la vida humana. La anticultura de la vida. Las
causas de esta cultura y sus consecuencias Ofen sas contra la vida: Peleas,
venganza, guerra, legítima defensa, pena de muerte, aborto.
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EL RESPETO DE LA VIDA HUMANA
La vida humana ha de ser respetada porque es sagrada. Desde el comienzo supone la
acción creadora de Dios y permanece para siempre en una relación especial con el
Creador, su único fin. A nadie le es lícito destruir directa mente a un ser inocente, porque
es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador.
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nacionales y de las internacionales, se encuentran expuestos a soluciones falsas e
ilusorias, en con traste con la verdad y el bien de las personas y de las naciones.
El resultado al que se llega es dramático: si es muy grave y preocupante el fenómeno de
la eliminación de tantas vidas humanas incipientes o próximas a su ocaso, no menos
grave e inquietante es el hecho de que a la conciencia misma, casi oscurecida por
condicionamientos tan grandes, le cueste cada vez más percibir la distin ción entre el
bien y el mal en lo referente al valor fundamental mismo de la vida humana.
Consecuencias:
• Destrucción tanto de la persona como de la familia, por ende, de la sociedad también. •
Crisis moral y cultural de las instituciones que genera incredulidad y un vacío existencial
teñido de angustia y aislamiento.
• da lugar a efectuar conductas agresivas que perturban su socialización y la convivencia
social. • Relativismo: se niega la existencia de verdades objetivas que están en la base
de un orden moral natural. • Desequilibrio preocupante en la tasa de natalidad
respectivamente, y a la consiguiente elaboración de pro gramas de desarrollo social.
EL RESPETO DE LA SALUD
- Hay que cuidar de la vida y de la salud física teniendo en cuenta las necesidades de los
demás y el BC, ya que son bienes preciosos confiados por Dios.
- El cuidado de la salud requiere de la ayuda de la sociedad para lograr las condiciones
de existencia que permi ten crecer y llegar a la madurez: alimento, vestido, vivienda,
cuidados de la salud, enseñanza básica, empleo y asistencia social.
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- La virtud de la templanza lleva a evitar todo tipo de excesos. Ejemplo: embriaguez.
Quienes por embriaguez po nen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en
las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gra vemente culpables.
- La producción clandestina y tráfico de drogas son prácticas escandalosas; constituyen
una cooperación directa, porque incitan a ellas, a prácticas gravemente contrarias a la ley
moral.
2. La defensa de la paz
LA PAZ: El respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz.
-La PAZ no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas
adversas. La PAZ no puede alcanzarse en la tierra, sin la salvaguardia de los bienes de
las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de
las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad. -PAZ: es la
tranquilidad del orden.
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es obra de la justicia.
es efecto de la caridad.
- La paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo.
- Los que renuncian a la acción violenta y sangrienta y recurren para la defensa de los
DD del hombre a medios que están al alcance de los más débiles, dan testimonio de
caridad evangélica, siempre que esto se haga sin lesionar los DD y OO de los otros
hombres y de las sociedades.
EVITAR LA GUERRA
- El 5to Mandamiento al condenar la destrucción voluntaria de la vida humana, todo
ciudadano y gobernante es tán obligados a empezarse en evitar las guerras.
- Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y
provista de la fuerza corres pondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo
pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el dere cho a la legítima defensa.
BOLILLA 14
EL SEXTO MANDAMIENTO
EL SIGNIFICADO DEL PRINCIPIO DE INSEPARABILIDAD Y EL “OBJETO” DEL
ACTO CONYUGAL
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Antropología metafísica:
Los seres humanos son seres vivos dotados de sentidos (mamíferos) con un alma capaz
de conocimiento intelec tivo: ser vivo dotado de razón.
Unidad esencial de cuerpo y alma:
El cuerpo es sujeto de actos espirituales. Ej: estudiar es un acto intelectual. Hay un único
ser subsistente que es cuerpo y espíritu.
Todos los actos son de la substancia:
Los que podrían ser puramente espirituales o los puramente corporales. Esta substancia
es lo que llamamos persona humana.
Sin el cuerpo no puedo manifestar mi poder. PODER ES VIDA. La substancia es cuerpo y
espíritu. Es el sujeto de todas nuestras virtualidades y potencialidades. Soy yo el sujeto
de mis acciones. “Yo y mi cuerpo”. La persona humana es sujeto de todas las acciones
puramente espirituales o corporales.
El problema es la integración de cuerpo y alma. Notamos que nos cuesta (estudio,
descanso, comida, amistad, etc.). Se propone llegar a la integración del cuerpo en el
amor espiritual: surge de la voluntad libre y la racionalidad para la entrega de uno mismo
a otro. Hay que meter racionalidad a favor del cuerpo, del sujeto en tero. La meta es
integrar cuerpo y alma por el amor. El amor no es solo espiritual, es del sujeto (el cuerpo
tam bién). Si uno lo piensa bien, lo mejor de uno lo quiere para darlo a alguien más. El
amor humano (por la constitu ción de la naturaleza humana) no es sólo un fenómeno
espiritual sino también corporal. El lenguaje del cuerpo – hablado por el amor- pertenece
al espíritu. El cuerpo, por lo tanto, es sujeto del amor: nunca objeto o “medio”. Santo
Tomás decía “Anima mea non est ego“. El cuerpo es sujeto del amor, como el alma.
El alma cuando se separa no es persona, es alma separada y volverá a ser persona con
la resurrección del cuerpo. Esto se nota en que los distintos tipos de amor tiene
coincidencia con las manifestaciones de ese amor. La integración entre el alma y el
cuerpo es el AMOR. Hay que integrar todo en el amor.¿En qué se nota el amor? En que
uno cede en beneficio de la otra persona.No hay amor espiritual y el cuerpo es medio. El
cuerpo es sujeto del amor.
b) La unidad esencial de procreación y amor
Habiendo visto que la corporalidad humana forma parte de la subjetividad de la persona
que actúa, tenemos que dejar en claro algunas cosas:
1) La propagación de la especie humana no tiene lugar mediante actos espirituales, sino
mediante actos de procreación corporales.
2) Este acto de procreación no puede ser entendido al margen de la dimensión espiritual
del alma. O sea, el acto humano de procreación es esencialmente también un acto
espiritual.
De no ser así, existiría dentro de la persona un principio de desintegración de su unidad
corporal-espiritual. El amor debe integrar todas nuestras acciones; en el amor se crece y
es nuestro interés. La expresión del amor espi ritual en el “lenguaje del cuerpo” está
ligada a las condiciones del cuerpo mismo. En todo acto de procreación coactúan el
cuerpo y el alma en referencia recíproca: son principios del acto de procreación mismo
que cooperan entre sí. En el caso del hombre, entonces, los actos sexuales son más que
meros actos de cópula sexual que lle van a la procreación. Antes bien, los actos sexuales
del hombre son esencialmente actos recíprocos de entrega de sí, por libertad, de dos
personas que se aman. Por otro lado, los actos de amor conyugal, son siempre actos de
“este cuerpo”. Y eso significa que tienen significado procreativo (condiciones del cuerpo).
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De la copula sexual se obtiene un placer; hay otros amores que son muy buenos pero
que no llevan a eso, es distinto. El amor conyugal es un tipo de amor que lleva a
expresarse de ese modo. Además ese placer más intenso lo colocó Dios en el sexo para
la procreación. Ese placer se puede obtener de diferentes maneras. No es el placer el
que debe guiar, sino el amor. No hay derecho al hijo, es un don, un regalo.
Los significados del amor conyugal
a) La procreación humana tiene su lugar en el contexto de una comunidad de personas
(recíproca entrega de sí=amor espiritual), y no en el contexto de la guía de las pulsiones
mediante el instinto. (“tengo ganas de sexo”, eso no es humano, falta el amor espiritual,
es pobre para nosotros). La “función” que en los animales corresponde al instinto está
asignada en el hombre al “amor espiritual”. Una procreación arrancada de este concepto
no sería “humana”.
b) La unión amorosa corporal entre hombre y mujer, es, en virtud de su naturaleza
específica, servicio a la trans misión de la vida humana. (Hay otras formas de amor entre
personas de distinto sexo). La atracción amorosa en tre hombre y mujer que surge de la
pulsión sexual está especificada –como tipo de amor- por la tendencia sexual. No
podemos querer conyugalmente sin el cuerpo: es nuestra naturaleza. Tendencia sexual
marcada por el amor espiritual, no por el instinto.
¿Qué significa “conexión inseparable” de los dos significados?
Significa que entre los dos significados existe una relación inclusiva recíproca que es
constitutiva para cada uno de ellos (“unión amorosa” y “procreación”).
Cada uno de los dos aspectos reciben su plena inteligibilidad o identidad como fenómeno
humano, precisamente del otro. La separación de los dos aspectos implicaría que su
esencia sería modificada. La conexión misma cons tituye el sentido específicamente
humano de cada uno de los dos significados. Para el amor deben ser pares, cada uno de
los dos es un don para el otro. La separación de los 2 aspectos implicaría que su esencia
sea modifi cada, sería instrumentalización.
¿Se puede bastardear el amor conyugal? Sí, y la amistad, y la beneficencia, y la
profesión, etc.
El amor espiritual + la procreación influye en nuestra felicidad. Una cosa es el amor y otra
es su sustituto, el pla cer.
Si no soy señor de mí mismo, no me puedo “dar”; y eso cuesta.
La cuestión de la anticoncepción
La cuestión de la anticoncepción no gira de ningún modo en torno a la “procreación”
misma sino, más bien, en torno a la defensa de la sexualidad humana como expresión
real de amor conyugal, personal. El principio for mula precisamente la razón
(antropológica) de cómo es que no se puede separar un significado del otro sin des truir
el conjunto total. ¿Se puede bastardear el amor conyugal?..., sí, y la amistad, y la
beneficencia, y la profesión, etc. Si la sexualidad no es humana, es pobre, menos que los
animales. Nuestros instintos no son seguros.
I. Hombre y mujer los creó: El proyecto original, la vocación del amor y las heridas
del pecado. La SEXUALIDAD abraza todos los aspectos de la persona humana, en la
unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la
capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer
vínculos de comunión con otro.
Corresponde a cada uno, hombre y mujer, reconocer y aceptar su identidad sexual. La
diferencia y la complemen tariedad físicas, morales y espirituales, están orientadas a los
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bienes del matrimonio y al desarrollo de la vida fa miliar.
Creando al hombre “varón y mujer”, Dios da la dignidad personal de igual modo al
hombre y a la mujer, porque los dos fueron creados a imagen y semejanza de un Dios
personal.
Cada uno de los dos sexos es, con una dignidad igual, aunque de manera distinta,
imagen del poder y de la ter nura de Dios. La unión del hombre y de la mujer en el
matrimonio es una manera de imitar en la carne la generosi dad y la fecundidad del
Creador: “El hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una
sola carne”. De esta unión proceden todas las generaciones humanas.
Jesús vino a restaurar esto. En el Sermón de la Montaña interpreta de manera rigurosa el
plan de Dios: «Habéis oído que se dijo: “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: “Todo
el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”. El
hombre no debe separar lo que Dios ha unido.
LA INTEGRIDAD DE LA PERSONA
Una persona es íntegra cuando a través de sus conductas y comportamientos virtuosos
mantiene la uni dad en todas sus dimensiones: biológica, psicológica, social, espiritual.
Para ello debe ejercer el autodominio a través de conductas libres y voluntarias
dominando sus pasiones e instin tos.
Esto lo hace digno, ya que liberado de sus ataduras hacia lo sensible, sus acciones
tienden al bien. Para lograr este cometido el hombre tiene que poner todos los medios
que estén a su alcance en fn del cumplimiento de los mandamientos cristianos para lo
cual deberá ejercer la templanza y la fortaleza.
El AUTODOMINIO es un ejercicio permanente que el hombre deberá practicar a lo largo
de su vida y refor zar este esfuerzo en las etapas de la infancia y adolescencia donde se
forma la personalidad. Las imperfecciones y el pecado acompañan al hombre en su
proceso de crecimiento y es éste que, viviendo o asumiendo actos libres, voluntarios y
responsables, las contrarresta construyendo así la propia biografía conforme a los
designios de Dios.
Esta tarea es personal e implica un esfuerzo cultural, ya que el perfeccionamiento
humano y el crecimiento de la sociedad se retroalimentan, es decir, el respeto por los DD
y dignidad humana a través de una educación en valores.
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moral, según sean casadas o célibe. Las personas casadas son llamadas a vivir la
castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia.
Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de
ver un descubri miento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la
esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio
las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse
mutuamente a crecer en la castidad.
CASTIDAD Y HOMOSEXUALIDAD
La HOMOSEXUALIDAD designa las relaciones entre hombres o mujeres que
experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo
sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen
psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura
que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que “los
actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”.
Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de
una verdadera comple mentariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en
ningún caso.
Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales
profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para
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la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y
delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas
personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a
unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificulta des que pueden encontrar a causa de su
condición.
Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio
de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad
desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pue den y deben acercarse gradual
y resueltamente a la perfección cristiana.
El acto sexual no sólo implica un acto físico o corporal, sino que implica la entrega
psíquica y espiritual entre cada uno de los esposos, y este acto está destinado a la
procreación.
El acto sexual implica la reciproca donación de los esposos siendo fuente de felicidad.
LA FIDELIDAD CONYUGAL
El matrimonio constituye una “íntima comunidad de vida y amor conyugal”, fundada por el
Creador y provista por leyes propias, que se establece con la alianza matrimonial a partir
del consentimiento personal irrevocable de los esposos, es decir, en la entrega mutua en
donde ya no son dos, sino que son una sola carne.
A través del sacramento del Matrimonio, los esposos se prometen fidelidad, que es la
misma fidelidad que tiene Dios para con su Iglesia.
El divorcio
La Iglesia considera al matrimonio indisoluble, ya que solamente la muerte puede separar
a los esposos. La separación de los esposos con permanencia de vínculo matrimonial
puede ser legítima en algunos casos según lo con templa el Derecho Canónico.
El DIVORCIO es una ofensa grave a la ley natural porque rompe el contrato aceptado
libremente de los esposos de vivir juntos hasta la muerte.
Si el divorciado vuelve a contraer matrimonio es aún más grave la falta, ya que el que se
vuelve a casar por la ley civil, se encuentra en situación de adulterio público y
permanente.
El divorcio, por su carácter inmoral, trae consecuencias a la familia y a la sociedad: para
el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los
padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso,
que hace de él una verdadera plaga social.
Si uno de los cónyuges es víctima inocente del divorcio dictado conforme a la ley civil, no
contradice el precepto moral (es decir, no está en falta).
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regresión a la animalidad.
Se puede considerar incesto a los abusos sexuales cometidos por adulto a niños o
adolescentes confiados a su guarda.
• UNIÓN LIBRE: es cuando el hombre y la mujer se niegan a dar forma jurídica y pública
a una unión que implica la intimidad sexual.
Entre estas uniones libres se encuentran: *concubinato: rechazo del matrimonio o
incapacidad de unirse mediante compromisos a largo plazo. Son contrarios a la ley moral,
porque el acto sexual debe tener lugar sólo en el matri monio, y además, destruye la idea
de familia y ofenden la dignidad del matrimonio. Debilitan el sentido de fideli dad.
• UNIÓN A PRUEBA: es cuando existe la intención de casarse, tampoco son aceptadas,
ya que el amor exige un don total y definitivo entre las personas.
BOLILLA 15
EL SÉPTIMO MANDAMIENTO
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fundamentales de todos los hombres.
La finalidad de la PROPIEDAD PRIVADA es garantizar la libertad y la dignidad de cada
persona, ayudándole a satisfacer las necesidades fundamentales propias, las de aquellos
sobre los que tiene responsabilidad, y también la de otros que viven en necesidad.
La autoridad política tiene el derecho y el deber de regular en fn del BC el ejercicio del
derecho de propiedad. II. El respeto de las personas y sus bienes
En materia económica el respeto de la dignidad humana exige la práctica de:
1) TEMPLANZA: para moderar el apego a los bienes de este mundo.
2) JUSTICIA: para preservar los DD del prójimo y darle lo que le es debido.
3) SOLIDARIDAD
El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser
separado del respeto a las exigen cias morales.
El hombre debe tratar a los animales, criaturas de Dios, con benevolencia, evitando tanto
el desmedido amor hacia ellos, como su utilización indiscriminada, sobre todo en
experimentos científicos, efectuados al margen de los límites ra zonables y con inútiles
sufrimientos para los animales mismos.
El amor a los pobres se realiza mediante la lucha contra la pobreza material, y también
contra las numerosas formas de pobreza cultural, moral y religiosa. Las obras de
misericordia espirituales y corporales, así como las numerosas institucio nes benéficas a
lo largo de los siglos, son un testimonio concreto del amor preferencial por los pobres que
caracteriza a los discípulos de Jesús.
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OBRAS DE MISERICORDIA: acciones caritativas mediante las cuales socorremos a
nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.
• OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES: instruir, aconsejar, consolar, confrontar,
perdonar, sufrir con pa ciencia.
BOLILLA 16
EL OCTAVO MANDAMIENTO
I. Vivir en la verdad
La información a través de los medios de comunicación social debe estar al servicio del
BC, y debe ser siempre veraz en su contenido e íntegra, salvando la justicia y la caridad.
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Debe también expresarse de manera honesta y conve niente, respetando
escrupulosamente las leyes morales, los legítimos DD y la dignidad de las personas.
VI. Verdad, belleza y arte sacro: La verdad es bella por sí misma. Supone el esplendor de
la belleza espiritual. Existen, más allá de la palabra, numerosas formas de expresión de
la verdad, en particular en las obras de arte. Son fruto de un talento de donado por Dios y
del esfuerzo del hombre. El ARTE SACRO, para ser bello y verdadero, debe evocar y
glorificar el Misterio de Dios manifestado en Cristo, y llevar a la adoración y al amor de
Dios Creador y Salvador, excelsa Belleza de Verdad y Amor.
Trabajo práctico 6:
Encíclica Veritatis Splendor,Cap II: La verdad , la libertad , la conciencia y la ley ¿ Cómo
interactúan?. Falsas antinomías y contradicciones.
- Veritatis Splendor: La ley de Dios garantiza y promueve la libertad del hombre. Esta
concepción se ve abogada por aquellas doctrinas que atribuyen a cada individuo o a los
grupos sociales la facultad de decidir sobre el bien y el mal: la libertad humana podría
“crear los valores” y gozaría de una primacía sobre la verdad.
- La relación de libertad y ley se requieren mutuamente. La ley es una ayuda para que el
sujeto conozca lo que ha de ha cer y se afiance en el bien que le indica la norma.
- La ley moral no es una limitación de la libertad, sino que indica al sujeto el camino que
ha de seguir para hacer un uso inteligente y lúcido de ella.
b) CONCIENCIA Y LEY:
- Veritatis Splendor: algunos autores, queriendo poner de relieve el carácter “creativo” de
la conciencia, ya no llaman a sus actos con el nombre de “juicios”, sino con el de
“decisiones”.
- Conciencia y ley han de integrarse armónicamente. La conciencia necesita de la ley
para decidir rectamente. La con ciencia no crea las categorías de bien y de mal, sino que
las constata; es decir, que descubre en la ley lo que es bueno y malo, y seguidamente
hace un juicio de valor de los actos que realiza. La conciencia sigue a la ley moral e
cuanto es “norma universal y objetiva de moralidad”.
- El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia, y la ley es la
que ayuda al hombre a emitir ese juicio cierto sobre lo que ha de hacer y debe omitir si
quiere llevar una conducta digna de la persona humana. c) CONCIENCIA Y VERDAD:
Para tener una conciencia recta, el hombre debe buscar la verdad y debe juzgar según
esta misma verdad. La con ciencia como juicio puede errar. Pero este error puede ser
fruto de una ignorancia invencible, es decir, de una ignorancia de la que el hombre no es
consciente y de la que no puede salir por sí mismo. La dignidad de la conciencia deriva
siempre de la verdad: en el caso de la conciencia recta, se trata de la verdad objetiva
acogida por el hombre; en el de la conciencia
errónea se trata de la verdad subjetiva. La recta conciencia tiene que ser objeto de una
continua conversión a la verdad y al bien.
BOLILLA 17
EL NOVENO MANDAMIENTO
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- El noveno Mandamiento exige vencer la concupiscencia carnal en los pensamientos y
en los deseos. La lucha contra esta concupiscencia supone la purificación del corazón y
la práctica de la virtud de la templanza. - El noveno Mandamiento prohíbe consentir
pensamientos y deseos relativos a las acciones prohibidas en el 6to Manda miento.
El bautizado, con la gracia de Dios y luchando contra los deseos desordenados, alcanza
la pureza del corazón me diante la virtud y el don de la castidad (la castidad permite amar
con un corazón recto e indiviso), la pureza de intención (consiste en buscar el fin
verdadero del hombre), la pureza de la mirada exterior e interior, la disciplina de los
sentimien tos y de la imaginación, y con la oración.
La pureza exige:
• El PUDOR: preserva el la intimidad de la persona. Expresa la delicadeza de la castidad
y regula las miradas y gus tos, en conformidad con la dignidad de las personas y con la
relación que existe entre ellas.
• Una PURIFICACIÓN DEL CLIMA SOCIAL: obligando a los medios de comunicación
social a una información cuidadosa del respeto y de la discreción.
La pureza del corazón libera del erotismo difuso y aparta de los espectáculos que
favorecen el exhibicionismo y los sueños indecorosos.
• La PERMISIVIDAD DE LAS COSTUMBRES: se basa en una concepción errónea de la
libertad humana. Conviene pedir a los responsables de la educación que impartan a la
Juventud una enseñanza respetuosa de la ver dad, de las cualidades del corazón y de la
dignidad moral y espiritual del hombre.
Carta a las familias, Juan Pablo II: puntos centrales de una verdadera civilización del
amor.
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2) ANTICIVILIZACIÓN:
La anticivilización surge cuando en la familia no se da lugar a la comunión entre las
personas, ni cuando en ellas hay una entrega sincera de sí misma. Los contra valores
ocupan espacios cautivos emergentes de aislamientos, soledades y egoísmos.
Para que la familia no caiga en la anticivilización, es decir, no esté amenazada por el
desarraigo cultural, hay nece sidad de Cristo.
La anticivilización lleva a la destrucción tanto de la persona como de la familia y por ende,
de la sociedad también. La anticivilización es consecuencia de la crisis de valores claves
en la civilización de amor – el amor, la libertad, la entrega sincera, el respeto por el ser
persona, los derechos humanos, la responsabilidad y tantos otros que hacen a la dig
nidad humana.
Es fruto de la sociedad contemporánea en donde predomina la ciencia, la tecnología y el
utilitarismo como fin en sí mismo y no como medio al servicio de la humanidad. Cuando la
técnica prevalece sobre la ética desconoce los desig nios de Dios sobre la vida y nos
lleva a una racionalidad técnico-científica improcedente. Es decir, es una sociedad relati
vista y consumista donde lo importante es el tener y no el ser, basada en la producción,
en el disfrute de sus productos y en el hedonismo donde el sufrimiento no tendría cabida
por no ser aceptado como parte de la vida; y, asimismo, la sexua lidad pierde su sentido
unitivo y pro creativo al ser despersonalizado por reducir al cuerpo a pura materialidad.
BOLILLA 18
EL DÉCIMO MANDAMIENTO
I. El desorden de la concupiscencia
Los deseos que surgen del apetito sensible que son buenos en sí mismos, con frecuencia
no guardan la medida de la razón y nos empujan a codiciar injustamente lo que no es
nuestro y pertenece, o es debido a otra persona.
Los deseos del ES sacian el corazón del hombre. La economía de la Ley y de la Gracia
aparta al corazón de los hombres de la codicia y de la envidia. El Dios de las promesas
puso desde el comienzo al hombre en guardia contra la seducción de lo que, desde
entonces, aparece como “bueno para comer y, apetecible a la vista y excelente para
lograr la sabiduría”. La jus ticia de Dios se ha manifestado, por la fe en Jesucristo, justicia
para todos lo que creen.
III. La pobreza del corazón: Jesús exige a sus discípulos que le antepongan a Él respecto
a todo y a todos. El desprendi miento de las riquezas – según el espíritu de la pobreza
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evangélica – y el abandono a la providencia de Dios, que nos libera de la preocupación
por el mañana, nos preparan por la bienaventuranza de los pobres del espíritu, porque de
ellos es el Reino de los Cielos.
IV. Quiero ver a Dios: El mayor deseo del hombre es ver a Dios. Éste es el grito de todo
su ser: “Quiero ver a Dios”. El hombre, en efecto, realiza su verdadera y plena felicidad
en la visión y en la bienaventuranza de Aquel que lo ha creado por amor, y lo atrae hacia
sí en su infinito amor.
BOLILLA 19
LA ORACION EN LA VIDA CRISTIANA
ORACIÓN: es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito
de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la
alegría.
LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN
Existe una vocación universal a la oración, porque Dios, por medio de la creación, llama a
todo ser desde la nada; e incluso después de la caída, el hombre sigue siendo capaz de
reconocer a su Creador, conservando el deseo de Aquel que le ha llamado a la
existencia. Todas las religiones y, de modo particular, toda la historia de la salvación, dan
testimonio de este deseo de Dios por parte del hombre; pero es Dios quien 1ro e
incesantemente atrae a todos al encuentro misterioso de la oración.
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oración en el AT: la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre.
Indisociablemente individual y comunitaria, esta oración, inspirada en el ES, canta las
maravillas de Dios en la creación y en la historia de la salvación.
Cristo ha orado con los Salmos y los ha llevado a su cumplimiento. Por esto, siguen
siendo un elemento esencial y perma nente de la oración de la Iglesia, que se adaptan a
los hombres de toda condición y tiempo.
¿Cómo nos enseña Jesús a orar?: Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del
Padre Nuestro, sino también cuando Él mismo ora. Así, además del contenido, nos
enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del corazón,
que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y filial, que va más allá
de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que protege al discípulo de la
tentación.
¿Por qué es eficaz nuestra oración?: Nuestra oración es eficaz porque está unida
mediante la fe a la oración de Jesús. En Él la oración cristiana se convierte en comunión
de amor con el Padre; podemos presentar nuestras peticiones a Dios y ser escuchados.
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¿Cómo interviene el ES en la oración de la Iglesia?
El ES, Maestro interior de la oración cristiana, educa a la Iglesia en la vida de oración, y
le hace entrar cada vez con mayor profundidad en la contemplación y en la unión con el
insondable misterio de Cristo. Las formas de oración, tal como las revelan los escritos
apostólicos y canónicos, siguen siendo normativas para la oración cristiana.
¿Qué es la bendición?
BENDICIÓN: es la rta agradecida del hombre a los dones de Dios: nosotros bendecimos
al Todopoderoso, quien primera mente nos bendice y colma con sus dones.
LA ORACIÓN DE PETICIÓN
¿Cuáles son las diversas formas de oración de petición?
La oración de petición puede adoptar diversas formas: petición de perdón o también
suplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades espirituales y materiales; pero
la 1ra realidad que debemos desear es la llegada del Reino de Dios.
LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN
¿En qué consiste la intercesión?
INTERCESIÓN: consiste en pedir un favor a otro.
Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre
por todos los hombres, en particular por los pecadores.
La INTERCESIÓN debe extenderse también a los enemigos.
LA ORACIÓN DE ALABANZA
¿Qué es la oración de alabanza?
ALABANZA: es la forma de oración que, de manera más directa, reconoce que Dios es
Dios; es totalmente desinteresada: canta a Dios por sí mismo y le da gloria por lo que Él
es.
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