El documento discute las estrategias que utilizan las empresas para innovar. Identifica tres estrategias principales: 1) producir conocimiento internamente, 2) adquirir conocimiento externamente, o 3) cooperar con otras organizaciones. También describe dos modos de innovar: el modo STI basado en conocimiento científico, y el modo DUI basado en aprendizaje práctico y colaboración. Las empresas a menudo combinan ambos modos dependiendo de su sector y necesidades de conocimiento.
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El documento discute las estrategias que utilizan las empresas para innovar. Identifica tres estrategias principales: 1) producir conocimiento internamente, 2) adquirir conocimiento externamente, o 3) cooperar con otras organizaciones. También describe dos modos de innovar: el modo STI basado en conocimiento científico, y el modo DUI basado en aprendizaje práctico y colaboración. Las empresas a menudo combinan ambos modos dependiendo de su sector y necesidades de conocimiento.
El documento discute las estrategias que utilizan las empresas para innovar. Identifica tres estrategias principales: 1) producir conocimiento internamente, 2) adquirir conocimiento externamente, o 3) cooperar con otras organizaciones. También describe dos modos de innovar: el modo STI basado en conocimiento científico, y el modo DUI basado en aprendizaje práctico y colaboración. Las empresas a menudo combinan ambos modos dependiendo de su sector y necesidades de conocimiento.
El documento discute las estrategias que utilizan las empresas para innovar. Identifica tres estrategias principales: 1) producir conocimiento internamente, 2) adquirir conocimiento externamente, o 3) cooperar con otras organizaciones. También describe dos modos de innovar: el modo STI basado en conocimiento científico, y el modo DUI basado en aprendizaje práctico y colaboración. Las empresas a menudo combinan ambos modos dependiendo de su sector y necesidades de conocimiento.
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CAPÍTULO 4
¿Cómo se innova?
La empresa que innova es la que está pendiente de las necesidades
cambiantes de sus clientes y de lo que hacen sus competidores, alerta ante la evolución del contexto en el que se ubica, es decir, ante la situación general del país o de los lugares en los que vende sus productos o servicios, sus leyes, normas, etc., y que analiza periódicamente sus propias actividades para encontrar espacios de mejora. Innova porque detecta en el mercado una nueva necesidad que satisfacer o porque considera que una necesidad del mercado puede ser satisfecha mediante un producto nuevo o mejorado o bien porque considera necesario mejorar o modificar el proceso mediante el cual produce sus productos por razones diversas: ahorro de energía o de materias primas, disminución de riesgos, mejora de la calidad de sus productos o servicios, etc. Las empresas innovadoras son aquellas que integran la innovación en sus objetivos y estrategias. Fijado el objetivo u objetivos —el producto, servicio, proceso, método de comercialización u organización que se pretende desarrollar—, uno de los aspectos básicos es decidir cómo se llevarán a cabo y, en particular, cómo van a incorporar las tecnologías y conocimientos que no tienen y a aprender lo que no saben pero necesitan saber (y dominar), es decir, deben diseñar las estrategias a seguir y determinar las actividades que van a llevar a cabo para lograr esos objetivos.
¿Qué estrategias utilizan las empresas para innovar?
Los estudios empíricos han demostrado que, en general, las empresas utilizan esencialmente su conocimiento y sus capacidades internas, y, cuando no poseen los conocimientos o tecnologías precisos, tienen dos posibilidades: producirlos internamente o adquirirlos en el exterior; de forma sintética, se decía que había dos estrategias para incorporar conocimiento: hacer o comprar. Posteriormente, los analistas descubrieron que las empresas recurren en ocasiones a una tercera estrategia, que cabría calificar de mixta, para generar ese conocimiento: la de cooperar con otras empresas u organizaciones en los procesos de innovación. Aunque en los años cincuenta del pasado siglo ya se identificaron experiencias de cooperación empresarial en proyectos tecnológicos, su crecimiento tiene lugar en los años ochenta, como consecuencia de la pionera política tecnológica llevada a cabo en Japón y que posteriormente fue seguida por la de los Estados Unidos y por la de la Unión Europea. El dilema que se presenta a las empresas a la hora de innovar se traslada a los investigadores de la innovación, que intentan dilucidar cuál de estas estrategias es la más apropiada. Por ejemplo, algunos investigadores destacan que la mayor parte del esfuerzo innovador no solo es realizado por las propias empresas, sino que además se desarrolla en el interior de las mismas. Los estudios realizados por diversos investigadores en Holanda, el Reino Unido y España muestran que los recursos internos de la empresa constituyen el principal determinante de su desempeño innovador y que, en la mayoría de las empresas, el establecimiento de redes con agentes externos tiene un efecto limitado. No obstante, desde el campo de la gestión estratégica empresarial se ha señalado que la búsqueda de nuevas ideas de producto, de nuevas formas de organización, e incluso de soluciones a problemas existentes, ha trascendido las fronteras de la organización, abarcando cada vez más la exploración de las capacidades disponibles en otras empresas o instituciones. Asimismo, la teoría de las redes de innovación mantiene que las empresas pocas veces son capaces de innovar de forma individual y que la introducción de productos o procesos nuevos en el mercado depende de su habilidad para establecer fuertes vínculos con agentes externos. En síntesis, de los estudios realizados se deduce que la estrategia que cada empresa debe seguir es un proceso individual que depende de sus características internas y de las del entorno en el que está situada, pudiendo combinar de forma diversa las tres estrategias básicas identificadas: comprar, hacer y cooperar. ¿De qué depende el mayor énfasis en una u otra de esas tres posibles estrategias? Pues fundamentalmente del tipo de conocimiento básico que necesita cada empresa o, más bien, cada sector empresarial, porque se pueden encontrar ciertos patrones en las empresas que pertenecen a los diversos sectores empresariales. Los investigadores suecos Benk-Åke Lundvall y Björn Johnson establecieron en 1994 una clasificación sobre los tipos de conocimientos que se necesitan en los procesos de innovación muy útil para comprender los diversos canales y mecanismos mediante los cuales tiene lugar el aprendizaje: Saber qué se refiere al conocimiento de hechos o sucesos. Saber por qué se refiere al conocimiento científico de los principios y las leyes de la naturaleza o sociales. Saber cómo se refiere a las habilidades o la capacidad para hacer algo. En el ámbito de la innovación, una de las razones más importantes para la interacción con otros actores del sistema es la necesidad de que las empresas puedan compartir y combinar elementos de este tipo de conocimiento. Saber quién representa tener información sobre quién sabe qué y quién sabe cómo hacer qué; es la información básica para establecer relaciones sociales especiales que permitan acceder a los expertos y utilizar sus conocimientos de manera eficiente. A partir de esta clasificación y de otras ya disponibles en la literatura que se refieren a otras características de los conocimientos (tácito y codificado; explícito e implícito; local y global), estos investigadores y otros colegas establecen dos modos de innovar y de aprender en las empresas. El denominado modo STI (Science, Technology and Innovation) se refiere a la manera en que las empresas usan y desarrollan conocimiento de tipo científico en el contexto de sus actividades innovadoras, proceso en el que el departamento de I+D desempeña un papel muy activo no solo mediante la creación de nuevo conocimiento a partir de su base previa, sino también mediante la interacción con científicos externos que desarrollan su actividad en instituciones científicas. En este proceso de interacción se manejará conocimiento explícito y codificado, es decir, escrito, en forma de artículos, metodologías, protocolos o patentes, pues es la forma de que pueda ser compartido por los que interactúan en el proceso. Estos autores proponen, como indicadores para identificar la prevalencia de este modo de innovación, el gasto en actividades para generar conocimiento, el personal con formación científica y la colaboración con los científicos vinculados a las universidades e institutos de investigación. Este modo de innovar predomina en muchos de los sectores denominados de alta tecnología, que son el farmacéutico, el de maquinaria de oficina y material informático, el de componentes electrónicos, aparatos de radio, TV y comunicaciones, el de instrumentos médicos, de precisión, óptica y relojería y el de construcción aeronáutica y espacial. Mientras que la base de la innovación en las empresas de los sectores antedichos es el conocimiento científico, en la mayoría de los sectores industriales —alimentación, textil, calzado, muebles, fabricación de maquinaria, etc.— las innovaciones tienen lugar en el interior de las empresas, cuando sus empleados se enfrentan a nuevos problemas o desafíos. La búsqueda de soluciones aumenta las habilidades y el saber hacer de los empleados y amplía sus capacidades, pues aprenden por la práctica. Como algunos de los problemas son específicos y otros son genéricos, el aprendizaje proporciona al empleado ambos tipos de competencias. Cuando el proceso es complejo, ha de implicar múltiples interacciones entre los empleados de diferentes secciones de la empresa, dando lugar a nuevas rutinas compartidas; esta forma de innovar se denomina “aprendizaje por el uso”. Tanto el aprendizaje por la práctica como por el uso implican interacciones entre personas y departamentos, que suelen ser informales y sirven para transmitir el conocimiento tácito, pero también se interactúa con proveedores de maquinaria y equipamiento o de servicios empresariales, que proveen a la empresa de los conocimientos o equipos que no tiene. Lundvall y Johnson lo denominan el modo DUI de innovación (Doing, Using, Interacting), que se basa en el saber hacer y el saber quién, ambos usualmente localizados en el interior o en las proximidades de la empresa. Como indicadores de este modo de innovar, los autores proponen la existencia de grupos de trabajo interdisciplinares, círculos de calidad y otras prácticas empresariales orientadas a identificar las prácticas de trabajo común, así como la cooperación con consumidores. En su estudio empírico sobre una muestra de empresas danesas, los autores concluyen que es posible identificar empresas en las que predomina uno de los dos modos citados, pero que, en general, los dos coexisten y son complementarios, por lo que concluyen que las políticas de innovación y otras relacionadas, como la educativa, deberían tenerlo en cuenta a la hora de diseñar sus enfoques e instrumentos. Profundizando en lo anterior, los investigadores suecos Asheim y Coenen argumentan que los procesos de innovación de las empresas son particularmente dependientes de su base de conocimiento específica y distinguen dos tipos: sectores cuyo conocimiento de base es analítico, donde la creación de nuevo conocimiento científico se basa en procesos cognitivos racionales y en modelos formales; las empresas disponen de departamentos en los que se genera nuevo conocimiento de forma sistemática, pero en las que también es importante la cooperación con universidades y organismos de investigación en los procesos de innovación y, por ello, los inputs y outputs son mayoritariamente codificados (artículos en revistas científicas o patentes); en estos sectores es más frecuente que en otros contextos la obtención de productos y procesos radicalmente nuevos y, a veces, surgen nuevas empresas (spin off) para llevarlos a cabo. Por su parte, los sectores cuyo conocimiento de base es sintético son aquellos en los que la innovación tiene lugar principalmente mediante la aplicación de conocimiento disponible o mediante nuevas combinaciones de conocimiento para resolver problemas que han surgido de las interacciones con proveedores y clientes o para crear productos ligeramente diferentes a fin de penetrar en nuevos mercados, con un gran componente de ingeniería, pero en los que la generación de nuevo conocimiento es menos importante; el conocimiento se desarrolla mediante procesos inductivos, experimentación, pruebas o trabajo práctico, en general con un elevado componente tácito, es decir, un conocimiento acumulado por las personas o los grupos sociales difícil de expresar de forma sistematizada, poco visible y difícil de compartir por los medios tradicionales, obtenido mediante el aprendizaje por la práctica, el uso o la interacción. Usualmente, de estos procesos surgen innovaciones incrementales que modifican los procesos y productos existentes. A fin de dar cabida a las industrias culturales y creativas10 en su aproximación, estos mismos investigadores propusieron posteriormente añadir a los dos anteriores un nuevo tipo de base de conocimiento, el denominado simbólico. En este sector, la innovación se produce por la nueva forma de recombinar conocimiento existente para dar lugar a atributos estéticos de los productos, a la creación de diseños e imágenes y al uso económico de artefactos culturales; en los sectores en los que domina esta base de conocimiento es crucial la creación de nuevas ideas e imágenes, y no tanto la de nuevos productos, lo que requiere habilidades especiales para la interpretación de símbolos, más que el mero procesamiento de información. El conocimiento se incorpora y se transmite mediante símbolos estéticos, imágenes, diseños, sonidos y narrativas y, para ello, se necesita comprender los hábitos, las normas y la cultura de un grupo social específico. En estos sectores es muy importante la interacción con otros profesionales o artistas, pues de ahí surgen ideas o aproximaciones nuevas. En los procesos de innovación se requiere saber cómo, pero también saber quién, qué potenciales colaboradores con capacidades complementarias son necesarios, pues en este sector es típico que la producción se lleve a cabo por proyectos, como es el caso de la producción de películas, obras teatrales o discos, o las intervenciones en el patrimonio histórico; en este tipo de proyectos cada vez puede participar un grupo diferente de profesionales. Prácticamente en todos los sectores se necesitan en alguna medida los demás tipos de conocimientos, pero lo importante, a fin de diseñar estrategias y modos de innovar adecuados, es el tipo de conocimiento que se encuentra en la base del sector y que lo caracteriza.
¿Cuáles son las actividades que conducen a la innovación?
Como ya se ha indicado, la innovación es un proceso complejo que varía mucho de unas empresas a otras y, sobre todo, de unos sectores a otros, por centrarnos ahora en las empresas. Una vez identificado el objetivo, dentro de la empresa se desencadenan una serie de actividades que finalizan con la introducción en el mercado del nuevo producto o servicio o con el funcionamiento del nuevo proceso productivo. En términos amplios estas actividades pueden dividirse en dos grandes grupos: unas le permiten adquirir o generar los nuevos conocimientos que necesita para innovar y otras están más relacionadas con la preparación de los procesos de producción y de comercialización. Entre las actividades que una empresa puede realizar para incorporar nuevos conocimientos se encuentran las de investigación y desarrollo tecnológico, que se engloban en el acrónimo “I+D”, pero tienen unas características diferentes. La investigación se define como el conjunto de trabajos creativos que se emprenden de modo sistemático para aumentar el volumen de conocimientos, así como su uso para concebir nuevas aplicaciones. Hay dos aspectos destacables de esa definición (creatividad y sistemática) que constituyen la esencia de la investigación, pues sin creatividad no cabe esperar la creación de conocimiento nuevo, que no sea una consecuencia del disponible, y sin sistemática, la actividad perdería el rigor y la economía de esfuerzos que se le debe exigir. Dentro de la investigación, se consideran dos tipos: la investigación básica, que se orienta a analizar propiedades, estructuras y relaciones con el fin de formular y contrastar hipótesis, teorías o leyes, pero que no está dirigida a una aplicación o uso determinado, y la investigación aplicada, que se emprende para determinar los posibles usos de los resultados de la investigación básica o para determinar nuevos métodos o formas de alcanzar objetivos específicos predeterminados. Como se puede apreciar, la diferencia entre ambas radica en la intención o el objetivo que persigue el investigador: el conocimiento por sí mismo o su aplicación. En las empresas se lleva a cabo investigación aplicada, aunque en ciertos sectores de alta tecnología algunas dedican una pequeña parte de su esfuerzo a la investigación básica, pues, a la larga, el conocimiento profundo de su ámbito científico les puede dar ventajas competitivas. Recuérdese, por ejemplo, que cinco investigadores premiados con el Nobel desarrollaron sus carreras científicas en la empresa americana International Business Machines (IBM), que en 2011 celebró su centenario y cuenta con 12 laboratorios de investigación en diversos países del mundo. Por su parte, el desarrollo tecnológico consiste en trabajos sistemáticos basados en conocimientos existentes que se dirigen a la fabricación de nuevos materiales, productos o dispositivos; a establecer nuevos procesos, sistemas y servicios; o a la mejora sustancial de los ya existentes. En el desarrollo tecnológico se incluye la construcción de prototipos del aparato que se está queriendo desarrollar y las pruebas con esos prototipos para comprobar que verdaderamente funciona; en el caso de una industria química, mientras que los ensayos de laboratorio de un nuevo producto o proceso forman parte de las actividades de investigación, cuando el proceso se ensaya en planta piloto, es decir, en reactores de mayor tamaño, ya se considera que se está en la fase de desarrollo. En el caso de la informática, por poner otro ejemplo, se considera investigación la creación de nuevos lenguajes de programación, mientras que el desarrollo de nuevas aplicaciones de un software o las mejoras notables en los sistemas operativos se consideran desarrollo tecnológico. Dentro de las actividades que permiten a la empresa adquirir y generar conocimientos nuevos, las actividades de I+D son las de mayor importancia cualitativa, pues representan un mayor aumento relativo de los conocimientos generados en el proceso innovador. Pero no son la única fuente de nuevos conocimientos para las empresas. Para poder producir los nuevos productos o procesos, las empresas suelen necesitar adquirir maquinaria y equipos de los cuales no disponen. En muchas empresas, especialmente en las pequeñas y en las de los sectores tradicionales, esta es una de las principales vías de innovación tecnológica, tal como ponen de manifiesto los datos recogidos anualmente en las encuestas de innovación. Pero las empresas que acometen el desarrollo de un nuevo producto o proceso también pueden necesitar adquirir conocimientos de los que no disponen, pero, o bien no tienen capacidad para obtenerlos, por ejemplo, porque no tienen personal cualificado para ello o el que tienen ha de dedicarse a otras labores, o bien no tiene sentido que intenten desarrollarlos dentro de la empresa porque no forman parte de la base de conocimiento propia de la empresa. En estos casos, las empresas compran esos conocimientos y la forma de adquisición es diversa: por ejemplo, pueden necesitar adquirir la licencia de uso de una patente o de otro tipo de invenciones no patentadas o pueden solicitar —y pagar— informes de muy diversa naturaleza, incluso, lo cual es muy frecuente, solicitar servicios de I+D a otras entidades que cuentan con recursos humanos y con equipos adecuados para que lleven a cabo investigaciones que no pueden realizar en sus propias instalaciones. Esto es muy habitual y recurren a este tipo de servicios todo tipo de empresas, tanto las grandes como las pequeñas, y tanto las que tienen sus propios departamentos de I+D como las que no los tienen. También es variado el tipo de entidades a las que recurren: empresas proveedoras de materiales o equipos, universidades y organismos públicos de investigación, centros tecnológicos, empresas de servicios de I+D, etc. Por ejemplo, una bodega que quiera mejorar el proceso de estabilización de sus vinos seguramente habrá empezado por identificar que algunos de sus vinos llegan al consumidor con precipitaciones indeseadas y tendrá que realizar una investigación para identificar las causas de este hecho. Por si el problema se hubiera producido durante el proceso de fermentación, es posible que tenga que contratar a un grupo de investigación universitario especialista en levaduras vínicas, pues dispondrá de instalaciones de laboratorio capaces de llevarlos a cabo. Al finalizar sus propias investigaciones y las del grupo, se puede llegar a la conclusión de que el sistema de estabilización de que disponen no es adecuado para ese vino en particular y que es preciso adquirir otro a un fabricante especializado. Una vez adquirido el nuevo equipo y puesto a punto, seguramente haya que realizar ensayos para comprobar que el problema ya no existe. En este caso, se ha combinado la actividad de I+D propia con la adquisición de conocimiento externo. Finalmente, para poder producir el nuevo producto o servicio o el nuevo proceso son necesarios otros preparativos para la producción y la comercialización del nuevo producto o servicio. Entre los primeros se encuentran actividades como la preparación y la puesta a punto de las máquinas o de los procesos de producción, el ajuste de los métodos de trabajo, el desarrollo de normas de calidad de los nuevos productos o servicios y el diseño industrial de los productos y los procesos y el arranque de la primera producción. Respecto a la preparación para la venta, el lanzamiento comercial de los productos nuevos o mejorados incluye investigaciones previas de mercado, pruebas de mercado y el lanzamiento de la campaña de publicidad, así como la presentación de los nuevos productos en ferias. Una actividad muy importante cuando se lanza un nuevo producto o servicio y un nuevo proceso es formar al personal de producción para que desarrolle las habilidades necesarias que le permitan realizar su trabajo en la nueva situación, y a los comerciales, para que puedan informar a los clientes sobre las características del nuevo producto y sus ventajas. Entre los preparativos para las innovaciones comerciales se incluyen las actividades de planificación, desarrollo y puesta en marcha de nuevos sistemas de comercialización que la empresa nunca haya utilizado en alguno de los aspectos siguientes: en el diseño y presentación del producto, en la política de precios, en el posicionamiento del producto y en su promoción. Por su parte, los preparativos para las innovaciones organizativas incluyen el desarrollo y planificación de los nuevos sistemas organizativos y las actividades necesarias para su puesta en marcha. En los dos casos se incluyen las adquisiciones de otro conocimiento externo, de maquinaria o equipos y las actividades de formación que estén específicamente ligadas a la introducción de esas innovaciones
Guía para El Desarrollo Del Componente Práctico y Rúbrica de Evaluación - Unidad 1 - Fase 2 - Conceptualizar Fundamentos y Tipos de Sistemas de Información