Riorda, Mario Et Al-La Comunicacion Politica en Tiempos de Reset

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LA COMUNICACIÓN POLÍTICA
EN TIEMPOS DE RESET

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LA COMUNICACIÓN POLÍTICA
EN TIEMPOS DE RESET

Reflexiones sobre el rol


de la ComPol durante el impacto
del Covid

Instituto de Capacitación Parlamentaria (ICaP)

Secretaría Parlamentaria HCDN

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La comunicación política en tiempos de reset: Reflexiones sobre el
rol de la ComPol durante el impacto del Covid / Mario Riorda… [et
al.]. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Teseo, 2021.
120 p.; 20 x 13 cm.
ISBN 978-987-723-314-8
1. Comunicación Política. 2. Argentina. I. Riorda, Mario.
CDD 320.014

© Editorial Teseo, 2021


Buenos Aires, Argentina
Editorial Teseo
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de esta obra,
escríbanos a: [email protected]
www.editorialteseo.com
ISBN: 9789877233148
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son
responsabilidad exclusiva del/los autor/es.
La comunicación política en tiempos de Reset
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ExLibrisTeseoPress 78307. Sólo para uso personal


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Autoridades

Sergio Tomás Massa


Presidente

Juan Manuel Cheppi


Secretario General

Eduardo Cergnul
Secretario Parlamentario

Rodrigo Rodríguez
Secretario Administrativo

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Equipo editorial

Colección Parlamento Futuro – ICaP

Dirección
Carlos G. Lazzarini

Coordinación
Federico D. Quilici

Colaboración
Gabriel Livov

Martín D’Ascenzo

Rodrigo Páez Canosa

Florencia Leudonia

Autoridades y equipo del Instituto de Capacitación


Parlamentaria de la Secretaría Parlamentaria de la HCDN

Dirección de Servicios Electrónicos de la Dirección


General de Informática y Sistemas de la HCDN

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Índice

Prólogo ............................................................................................ 13
Carlos Lazzarini
Las huellas para transitar el riesgo. Aprender tras las
crisis desde una mirada comunicacional ............................... 17
Mario Riorda
Rastreando la pandemia: herramientas y experiencias
internacionales .............................................................................. 33
Sebastián Halperín y Pedro Antenucci
La comunicación política en tiempos de incertidumbre
y crisis .............................................................................................. 49
Carlos Fara
Tecnocracia, populismo y democracia post Covid.
Gobierno de técnicos y científicos, más nacionalismos o
más cooperación ........................................................................... 59
María Esperanza Casullo
Consenso y polarización. ¿Una nueva centralidad
estatal? ¿La pandemia borra las grietas? ¿Una nueva
política para una nueva normalidad?...................................... 69
Pablo Touzón
Infodemia: fake news, trolls y sobreinformación. ¿Es
posible avanzar hacia una nueva dieta informativa? .......... 79
Natalia Aruguete
¿Más mujeres líderes o feminización de la política?
Algunas evidencias en tiempos de pandemia ....................... 89
Celia Kleiman
El impacto de los feminismos en la conversación
política. Las resistencias antigénero...................................... 101
Paola Zuban
Acerca de los autores y las autoras ........................................ 115

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Prólogo
CARLOS LAZZARINI1

Desde la irrupción del Covid-19 y el inevitable estado de


incertidumbre, se ha generado una interesante conversa-
ción global en torno a temas como el rol del Estado, la
complejidad de la democracia, la revisión de las categorías
políticas e instituciones tradicionales y las características de
los nuevos liderazgos, entre otros.
En ese marco, hemos dedicado un seminario al abor-
daje de las diferentes estrategias para gestionar la pandemia
desde la comunicación política. Y lo hemos hecho convo-
cando a destacados y destacadas especialistas poco tiem-
po después que la pandemia apareciera en nuestras vidas.
La aclaración tiene especial significado en tanto resulta
imprescindible considerar que el contenido de esta publi-
cación es el reflejo de distintas charlas que conformaron
el seminario impulsado desde el Instituto de Capacitación
Parlamentaria (ICaP) de la Honorable Cámara de Diputados
de la Nación (HCDN) en plena pandemia. Los y las diser-
tantes se encontraban entonces, como la gran mayoría de
la ciudadanía de todo el mundo, perplejos, sorprendidos,
inmersos en los efectos de algo desconocido, muy lejos de
tener certezas sobre el verdadero alcance, gravedad, o inclu-
so la extensión de las cuarentenas (en sus distintos niveles)
dispuestas por los diferentes gobiernos, la cantidad de víc-
timas que provocaría y tantos otros efectos que, tal vez, aun
cuando se difunda este libro sigan sin conocerse en su real
magnitud. Eran tiempos en que las vacunas representaban
tan solo una buena intención de implementación lejana.

1 Director del Instituto de Capacitación Parlamentaria. Secretaría Parlamen-


taria. Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

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14 • La comunicación política en tiempos de Reset

La comunicación de riesgo, de crisis, la discusión sobre


el manejo de datos dispuestos por distintos gobiernos, la
protección de estos, los alcances de la tecnopolítica, los
niveles de protección de la privacidad, la sobreinformación
y las fake news, entre otros temas que asomaban enton-
ces con preocupación y especial atención, forman parte del
contenido conversacional.
El propio título del seminario, “La comunicación polí-
tica en tiempos de reset”, sintetizó el momento, no solo
de incertidumbre en torno al alcance de la pandemia y la
presunción de que ya nada volvería a ser como antes de
corroborar la existencia del Covid sino, fundamentalmen-
te, el debate pleno en torno a la posibilidad de una nue-
va normalidad. Mucho se dijo en cuanto a la posibilidad
de volver a la normalidad conocida, a que ya nada sería
como antes, que se alcanzaría una nueva normalidad donde
muchas cosas resultarían distintas y tantas otras variantes
lanzadas como meras predicciones o presunciones. Surgie-
ron muchos libros publicados casi al ritmo de la pandemia.
En este caso, el valor que creemos que tendrá el trabajo
realizado será el de poder observar, poco tiempo después,
lo que en ese momento motivaba las diferentes reflexiones
en torno a la comunicación como eje del debate político
y social.
Por un lado, es justo para los autores y las autoras
ubicarnos en el tiempo y el espacio en que fueron verti-
dos los comentarios aquí publicados, apelando incluso a la
memoria emotiva. Es justo también comprender que estos
textos corresponden a ese momento tan particular de nues-
tras vidas. Y, por otro lado, el valor de esta publicación
radica en entenderlo dentro de ese contexto tan singular.
Las miradas, las sensaciones, los intentos y esfuerzos por
ensayar reflexiones en medio del desconcierto, del temor y
la angustia surgían en torno de las diferentes dimensiones
de la comunicación, los desafíos del sistema democrático,
el desempeño de las organizaciones políticas, el rol de los

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La comunicación política en tiempos de Reset • 15

diferentes liderazgos y el papel del Estado mismo. Inquie-


tudes, claro, todavía vigentes.
Nos habíamos planteado entonces, con el equipo del
ICaP y a instancias de la Secretaría Parlamentaria y de la
propia Presidencia de la HCDN, observar los alcances de
las situaciones derivadas de la pandemia y los desafíos que
emergían en términos de gestión de crisis, en especial desde
el enfoque de la comunicación política, pero considerando
también la posibilidad de:
• Reflexionar sobre los desafíos para el sistema político
y los liderazgos.
• Analizar los posibles abordajes para cuestiones exacer-
badas por la pandemia y que interpelaban al Estado en
su función reguladora.

Conviene repasar los títulos de las distintas charlas


que formaron parte del seminario para observar los temas
que les preocupaban entonces a los diferentes autores y
autoras. Reflejo revelador de ese momento tan particular
como incierto.
“Las huellas para transitar el riesgo: aprender tras
la crisis desde una mirada comunicacional” (Mario Rior-
da), “Rastreando la epidemia: herramientas y experiencias
internacionales” (Sebastián Halperín y Pedro Antenucci),
“La comunicación política en tiempos de incertidumbre
y crisis” (Carlos Fara), “Tecnocracia, populismo y demo-
cracia post Covid: gobierno de técnicos y científicos, más
nacionalismos o más cooperación” (María Esperanza Casu-
llo), “Consenso y polarización: ¿una nueva centralidad esta-
tal? ¿La pandemia borra las grietas? ¿Una nueva política
para una nueva normalidad?” (Pablo Touzón), “Infodemia:
fake news, trolls y sobreinformación: ¿es posible avanzar
hacia una nueva dieta informativa?” (Natalia Aruguete),
“¿Más mujeres lideres o feminización de la política? Algunas
evidencias en tiempos de pandemia” (Celia Kleiman), “El

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16 • La comunicación política en tiempos de Reset

impacto de los feminismos en la conversación pública: las


resistencias antigénero” (Paola Zuban).
Valoramos muy especialmente los aportes realizados
por las y los responsables de cada charla y por permitirnos
publicar sus miradas y saberes. Estos encuentros posibili-
taron una reflexión conjuntan a medida que la pandemia
avanzaba. Fue una posibilidad de interactuar y de conversar
en medio del temor a lo desconocido.

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Las huellas para transitar el riesgo

Aprender tras las crisis


desde una mirada comunicacional

MARIO RIORDA

Para comenzar, consideramos pertinente realizar una sínte-


sis de dos documentos que van en línea. El primero fue rea-
lizado por la Organización Mundial de la Salud en Singapur
en el año 2005 y el segundo fue una adaptación con pocos
cambios realizada en Washington en el año 2020 a la que se
llamó Guía para el liderazgo, pensando en la comunicación
que los gobiernos deberían tener en estos momentos.
Las recomendaciones expuestas en dicho documento
están pensadas para el inicio de brotes epidemiológicos.
Desde el punto de vista del riesgo no solo no siempre existe
un final, sino que la manutención del riesgo es parte de una
política pública eficaz. Es por ello que dichas recomenda-
ciones son válidas para el inicio de brotes epidemiológicos,
pero también para pensar lo que viene después.
El primer grupo de principios agrupa la confianza y la
credibilidad. En este sentido, se busca evitar la caída en la
suboptimización del riesgo, en donde la tranquilidad supere
las necesidades de alarma y de transmisión de la preocu-
pación. La incertidumbre es un aspecto importante para
comunicar el riesgo y, por lo tanto, la tesis de la confianza
y la credibilidad transmite esta idea de victorias, totales o
parciales, o cualquier otro tipo de mensaje que apunte al
relajamiento o a la autocomplacencia. Este grupo incluye
también el reconocimiento de que los gobiernos eviten caer
en general en situaciones de control y que, por lo tanto,

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18 • La comunicación política en tiempos de Reset

cambien el triunfalismo por la explicación, lo cual constitu-


ye un error habitual y rutinario.
El segundo grupo de principios reconoce la necesidad
de los anuncios tempranos, ya que estos se adelantan a
las especulaciones, tienen un formato inoculador de anti-
cipación y evitan la estigmatización. Este último punto es
fundamental tanto para el gobierno como para la ciuda-
danía y los medios.
El tercer grupo abarca el involucramiento ciudadano,
comunitario, no solo porque existe un derecho a la informa-
ción, sino también porque incluso la percepción del riesgo
como un fenómeno de fuerte construcción social no siem-
pre coincide con el dato científico. Por lo tanto, la idea de
la percepción del riesgo como fenómeno que debe ser cons-
truido implica la participación del público. El involucra-
miento comunitario significa, técnicamente, la interacción
ciudadana para construir el riesgo, evaluarlo e incorporar
aspectos culturales de creencias comunitarias que sean par-
te sustantiva de una idiosincrasia en particular, más allá
de las recomendaciones técnicas e incluso en perspectiva
comparada a la cual uno pudiera adherir como gobierno.
Finalmente, el cuarto grupo gira en torno a la plani-
ficación con tiempo. Es evidente que los anuncios tardíos
siempre dan lugar a especulaciones y que una situación de
emergencia implica concebir con fuerte realismo que no se
puede planificar, sobre todo cuando no se tiene un trabajo
de riesgo previo, pero sí está claro que hay necesidad de
pensar la planificación. La tesis dominante es que las crisis
pasan, pero el riesgo queda latente porque, si bien existe un
riesgo previo hipotético de que algo puede suceder, existe
una vez que la vulnerabilidad se hace presente y, de manera
particularmente típica en situaciones de brote epidemioló-
gico, queda y hay que pensar en las huellas como elementos
condicionantes que hay que reconocer o evitar.
Primeramente, el diálogo institucionalizado mantiene
la confianza entre gobiernos y actores; aquellos gobiernos
que ante situaciones de crisis han mantenido el diálogo

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La comunicación política en tiempos de Reset • 19

sobre un canal institucional han tenido mucha más potencia


en la reconstrucción y en los procesos resilientes desde el
punto de vista social e institucional, que involucra a los
actores sociales como contrapartes necesarias.
Segundo, si bien la compasión es un sentimiento
humano propiamente dicho, las decisiones hay que
tomarlas con diagnósticos independientes del criterio
de la compasión, que es lo que muchas veces produce
una política pública focalizada, pero no necesariamen-
te buena. ¿La compasión es importante? Totalmente.
Como fenómeno que ubica a quien decide políticas al
lado de quienes están afectados. Es ponerse en el lugar
del otro. Pero, nuevamente, esto no puede reemplazar
al diagnóstico. Lo complementa y orienta la decisión
en todo caso.
Tercero, cuando se dan situaciones de crisis muchas
veces los gobiernos cambian personas, pero no cam-
bian ni modifican procesos. Eso es algo absolutamente
rutinario.
Cuarto, a pesar de que cambien procesos y cambien
personas, muchas veces no hay una revisión de con-
cepciones y dogmas previos, quizás por un sesgo ideo-
lógico que es inherente al hecho. Cuando se tiene un
gabinete experimentado esa experiencia es sumamente
válida y rica, pero muchas veces incluye dogmas que
tal vez no se condicen con la necesidad de actuación
en el presente.
Quinto, hay que realizar procesos de aprendizaje con
base en estudios; muchos de los procesos de aprendizaje no
son técnicamente aprendizajes porque son puras percep-
ciones no cimentadas en datos empíricos y, por lo tanto, a
veces hay enfoques analíticos centrados mucho más en los
males cortoplacistas que en las metas que implican pensar
hacia adelante en acciones que se deriven en políticas de
riesgo. Cabe destacar que una política de riesgo es una polí-
tica pública, y esto significa que una de las tentaciones a
evitar, sobre todo cuando han salido liderazgos con fuertes

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20 • La comunicación política en tiempos de Reset

niveles de popularidad en situaciones de crisis, es modificar


un espíritu de época que le quede cómodo al gobierno.
Siempre la comunicación política es una puja de visio-
nes ideológicas, pero es mucho más importante y factible
avanzar en reformas que apostar a retóricas que apelen
demagógicamente a cambios abruptos de un clima cultural
dominante en un momento dado por la ausencia de realis-
mo que ello conlleva. También se debe ser muy cuidadoso
con el tiempo. La tendencia típica es que los liderazgos,
tras situaciones de crisis, adopten posturas conservadoras
antes que reformistas. Sin embargo, es importante avanzar
hacia un proceso reformista rápidamente o, al menos, no
aletargar una decisión que luego puede ser inconducente.
Y también existe la creencia de que una situación de crisis
probablemente vaya a ser tapada por otra situación de crisis
en el futuro, y esto constituye un error notable porque todo
lo que no se clausura en términos de crisis, es decir, todo
lo que no sea compensado con políticas mitigadoras desde
el punto de vista de la comunicación de riesgo, en algún
momento se vuelve a hacer presente.
La rendición de cuentas tras la gestión de una crisis es
necesaria ya que su ausencia es algo absolutamente negativo
porque no se termina de conocer si se ha actuado bien o
mal. El capital social en comunidades aumenta las oportu-
nidades de resiliencia. Esto implica reconocer que todo lo
que pueden realizar por sí mismos los barrios, las comuni-
dades y las sociedades en un lugar micro en conjunto, con
todo lo que pueda hacer el gobierno para alentar y fomentar
la expansión del capital social, luego redunda en mayores
oportunidades de resiliencia allí donde corresponda.
El riesgo es aquella acción que se focaliza en las vulne-
rabilidades con el intento de evitarlas, y se posa en combatir
la incertidumbre como algo central. Hay un objetivo peda-
gógico ya que el riesgo lleva a un comportamiento distinto:
la idea de alertar e incluso de hiperalertar para que alguien
tome conciencia, para que pueda prevenir y, por lo tanto,
modificar hábitos y conductas.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 21

Entonces podemos decir que hay dos tipos de ries-


go: uno es el que se da en situaciones de normalidad
frente a un riesgo hipotético que puede llegar a ocu-
rrir, frente al cual todo lo que se puede hacer es para
evitar que la vulnerabilidad se haga presente. Pero otra
situación se da cuando se está en crisis, o ya se ha
pasado, donde hay un tipo de riesgo diferente una vez
que la vulnerabilidad se ha manifestado y que segu-
ramente sea una especie de sombra que tras la crisis
va a seguir presente.
Cabe mencionar, entonces, tres errores importantes
en la gestión del riesgo: el primero es no comunicarlo
tempranamente; el segundo es subestimarlo, de hecho, la
recomendación es que frente a la duda entre subestimar
o sobreestimar, la sobreestimación es un fenómeno más
recomendable, aunque extremo; y el último es mentir, ya
que todo lo que el riesgo haga en términos de mentiras
se convierte luego en un verdadero drama.
Un punto sumamente importante para la gestión
política es que la acción del riesgo requiere colaboración
institucional, es decir que el riesgo no se gestiona solo
desde el liderazgo. El liderazgo y su alta aceptación
pública hacen al riesgo mucho más asequible, potente y
eficaz, pero no implican que sea una acción unilateral
y descendente, por el contrario, el riesgo requiere de
voluntades coordinadas para la acción, apela al conjunto
porque es una construcción social y, por lo tanto, se
enmarca en un contexto cultural. Esto implica que la
verticalidad existe en tanto hace falta una organiza-
ción con un rol rector, administrador y decisor, pero,
básicamente, requiere niveles de institucionalidad que
garanticen la horizontalidad y la cogestión.
Hay que evitar, entonces, la discrecionalidad, que
puede ser entendible y razonable en el corto plazo y
en un inicio, pero que debe menguarse luego con altos
niveles, no solamente de institucionalidad en sentido
formal, sino también con sociedades estratégicas, con

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22 • La comunicación política en tiempos de Reset

la sociedad preferentemente, ya que cuando hablábamos


particularmente de situaciones asociadas a una pande-
mia, lo cual implica un brote epidemiológico genera-
lizado, lo que aparece luego de un riesgo general son
riesgos sectoriales.
Por lo tanto, mientras que los escenarios típicos
de la comunicación significan una organización según
la cual se habla descendentemente al público, concep-
ción que quedó extemporánea, hoy debemos agregar
la comunicación del público a las organizaciones, del
público en sí mismo, es decir, la combinación de pro-
tocolos sectoriales en el marco de la propia sociedad,
y de organizaciones a organizaciones. Un capital social
denso en comunidades implica estas dos últimas comu-
nicaciones, con un nivel de interrelación constante que
debe ser motivado, además, por el propio Estado. Dicho
esto, consideramos pertinente hacer foco en aquellas
cuestiones del riesgo que debieran evitarse.

La regulación de la comunicación gubernamental


excepcional

La comunicación de políticas públicas es un eje central de la


comunicación gubernamental. Las dimensiones pedagógi-
cas de la comunicación son todas aquellas comunicaciones
que hacen posible el uso, goce o disfrute de una política
pública, decisión o servicio, pero también se refiere a toda
comunicación que pedagógicamente requiere de una obli-
gación por parte de la ciudadanía, en este caso frente a
esa norma. La regulación de la comunicación gubernamen-
tal excepcional deberá entonces prohibir literalmente toda
acción de comunicación gubernamental publicitaria ruti-
naria en situación excepcional y solo permitir o dedicarse
concentradamente a comunicar la dimensión pedagógica.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 23

La construcción de sistemas de emergencia temprana

El caso estrella, más allá de su patrón cultural sostenido


en la confianza y de su condición de insularidad, es el de
Nueva Zelanda, en donde su primera ministra aplicó un
sistema de alerta temprana de tsunamis a la pandemia del
SARS-CoV-2. Además, en las experiencias a nivel interna-
cional, se utilizaron dichos sistemas junto a las empresas de
telecomunicaciones, o de sistemas operativos como tiene la
actual FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergen-
cias) en Estados Unidos. Ello invita, en nuestros contextos,
a pensar en la aplicación de estos sistemas, quizás con un
control mixto, multipartidario y multisectorial que garan-
tice que los sistemas de emergencias tempranas puedan ser
realizados efectivamente en función de la gravedad de la
emergencia con control, regulando además su uso junto a
las empresas de telecomunicaciones. Es algo absolutamente
necesario junto con el ensayo y la puesta a punto de sis-
temas previos que eviten colapsos en prestaciones digitales
universales o de gran escala. Este tipo de prestaciones digi-
tales debieran estar preconcebidas o realizadas previamente
a una situación de emergencia.

Proceso de evaluación y revisión de la actuación

Tras lo que significó el virus H1N1 la Comisión Euro-


pea pidió un informe realizado por académicos sobre
el abordaje de la emergencia donde se resaltó, básica-
mente, lo bien que se trabajó la emergencia en términos
de microbiología, de epidemiología, del aporte sanita-
rio y científico en general, pero fue contundente en
sostener que a esa situación de emergencia le faltaron
ciencias sociales, acciones del management y, particular-
mente, una comunicación profesional en el ámbito de la

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24 • La comunicación política en tiempos de Reset

emergencia, que puede llamarse comunicación de crisis


o comunicación de riesgo.
Frente a esto podemos decir que es necesario que
Argentina evalúe y revise lo actuado, no con un ánimo
ni sancionatorio ni valorativo en sí mismo, sino con
un ánimo valorativo desde el punto de vista de la pro-
fesionalización adecuada para producir una experiencia
mejorada y trasladarla a distintos niveles de gobierno.

Mensurabilidad del riesgo

Como ya se ha mencionado, el riesgo es una política


pública y, como tal, debe poder ser medido. Para ello,
hay tres niveles de medición posible: el primero es la
medición blanda, que incluye, básicamente, las percep-
ciones y el sentimiento del riesgo que tiene la ciuda-
danía; el segundo es la medición dura, esto es, el dato
propiamente dicho, en este caso hablamos de muertes,
de recuperación, de todo el dato duro comprobable en
sí mismo y, además, con una lógica de apertura de datos.
El tercero tiene que ver con la institucionalización, que
es la cantidad de disposiciones, en términos de recursos,
normativas y prácticas sociales que hacen que ese riesgo
sea parte ya de una sociedad. Ejemplo de esto últi-
mo lo constituyen las situaciones de riesgo sísmico en
donde hay normativas específicas para la construcción,
currículas educativas que enseñan cómo actuar frente
a dicho riesgo y prácticas sociales que tienen que ver
con la simulación, como la exigencia de un botiquín
en cada casa o de conocimiento de primeros auxilios.
En estos casos se institucionaliza y transversaliza esa
situación de riesgo.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 25

Institucionalización del riesgo

En este punto cabe mencionar el Marco de Sendai, producido


en 2015 y auspiciado por Naciones Unidas, donde se pasó
de la gestión de desastres a la gestión de riesgo de desastres.
Por lo tanto, hay un énfasis en la prevención y en las medi-
das para reducirlos que tienen que ver con la vida de las
comunidades y con la incorporación del riesgo como una
actividad institucionalizada en los países. La institucionali-
zación del riesgo implica, por lo tanto, una concientización
especialmente a nivel dirigencial como primer paso. Esto es
algo que existe, que está propiciado y que la mayor cantidad
de las instituciones no hace. Un estudio en las alcaldías en
España reveló que, aproximadamente, cerca del 45% de las
alcaldías hacen algunas, y solo algunas, acciones de riesgo
y que la enorme mayoría no hace nada, especialmente en
áreas fundamentales.

Transmisión de capacidades y habilidades


a instituciones

Derivado de esta institucionalización, es necesario trans-


mitir capacidad. Lo importante no es que exista un área de
riesgo en un gobierno, sino que se transversalice la nece-
sidad de capacidades y habilidades. La respuesta al riesgo
es eventual y contextual, pero importan dos cosas: que se
elaboren mapas del riesgo probable y que además se clasi-
fiquen. La clasificación tiene que ver con la percepción de
probabilidad en función de datos técnicos de ese tipo de
riesgos, por lo tanto, esas capacidades y habilidades para la
crisis y el riesgo son productos de acciones de entrenamien-
to. Aquí la educación, el entrenamiento y la transmisión son
algo central, les corresponde a los gobiernos, a cada deci-
sión institucional de un gobernante en particular y también
a las universidades incluirlos como ejes en sus temas.

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26 • La comunicación política en tiempos de Reset

Usos híbridos

Se trata de pensar la excepcionalidad. Cuando se toman


decisiones en estas circunstancias se busca anticiparse al
futuro de alguna manera. Un ejemplo lo constituye la infra-
estructura reversible o de uso dual. Si se posee una avenida
que no se usa porque no hay gran circulación podemos
saber que se puede duplicar para adaptar la mitad de ella
para un uso peatonal; si se tiene una ciudad que ha sufrido
un colapso sanitario y que posee centros de convenciones,
grandes gimnasios y espacios públicos con alta cantidad de
metraje, estos pueden reconvertirse rápidamente para un
uso dual hacia adelante, en el caso de nuevas emergencias
o excepcionalidades. También pasa esto en el caso del cri-
terio legal y, por lo tanto, el criterio de usos híbridos es
un concepto sumamente complejo que implica además el
control del ego, de creer que se está legislando, decidiendo
o actuando, incluyendo las decisiones sobre inversión en
infraestructura, de aquí a mil años. Se está actuando, sim-
plemente, en situaciones en donde pueden llegar a aparecer
riesgos igual de grandes que estos y, por lo tanto, la adapta-
bilidad y el uso dual, instancia de lo reversible, debieran ser
parte de la complejidad a la hora de decidir.

Adaptar el Estado al mundo digital

Avanzamos, y muchas respuestas del gobierno se están


haciendo a tiempo real, pero hace falta no solo la inver-
sión en el mundo digital, sino transformar las burocracias.
Cuando se piensa en un Estado digital hay que pensar tam-
bién en una burocracia que conciba a ese Estado como
digital. Hoy en día tenemos ofertas digitales con burocra-
cias analógicas o con concepción analógica, por lo tanto,
hay una necesidad de transformar el mundo digital para
salirnos de la concepción situada, preferentemente, en un

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La comunicación política en tiempos de Reset • 27

aspecto comunicacional publicitario de redes para imaginar


un proceso digital que, incluso, involucre a las redes socia-
les, pensado para dar respuestas y gobernar.

Aumento y necesidad de la complejidad para decidir

Existe la necesidad de miradas interdisciplinarias y un


aumento del expertise para decidir. Esto resulta sumamente
necesario ya que la complejidad de la situación de riesgo
así lo amerita. Debiera haber una merma de la discrecio-
nalidad individual o unilateral que generalmente la políti-
ca suele tener, ya que hay decisiones que requieren de un
consenso técnico interdisciplinar o, si se prefiere, multidis-
ciplinar, que muchas veces no se tuvo y que ahora empe-
zamos a ver. A esto debemos sumarle la combinación no
solo de respuestas o decisiones interdisciplinares que ten-
gan que ver estrictamente con la situación sanitaria pro-
piamente dicha, sino además con múltiples miradas para
decidir. Podemos imaginar todo lo que tiene para decir la
arquitectura, la antropología, la sociología, la ciencia polí-
tica, la comunicación, el management, entre otros, en estas
situaciones del pensamiento o decisiones híbridas, por citar
un solo ejemplo.

Concientización pública y en sociedad

Resulta importante poder aprovechar la oportunidad de


aumentar los niveles de concientización pública y en la
sociedad, en algunas cuestiones estrictamente del riesgo y
particularmente del riesgo sectorial hacia adelante. Existen
tres esferas sumamente importantes, siguiendo la concep-
ción de Antanas Mockus, exalcalde de Bogotá: la esfera de
la autorregulación individual, mi conciencia; la esfera de
la autorregulación de mi núcleo íntimo, mi familia o la

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28 • La comunicación política en tiempos de Reset

sociedad que me rodea; y la tercera esfera, que es la que


menos se espera que actúe, es la de la justicia y la policía.
Muchas veces falla la autorregulación individual, pro-
ducto de que se estima que entre el 10 y el 30% de la socie-
dad descree el riesgo por dos tipos de acciones: o porque
la persona es muy competitiva y cree que no le va a suce-
der porque se siente mejor y le gusta desafiar la normativa
existente, o directamente porque es egoísta. Debido a que
existen personas que se ubican en la extrema competitivi-
dad o en el extremo egoísmo, la autorregulación colectiva
debe ser promovida, y el Estado es un gran promotor, sobre
todo porque hay algo de nuestra vida que con cierta pérdida
de libertades plenas va a tener que acomodarse a turnos, a
permisos, a horarios, a prepararnos frente a interrupciones
transitorias o marchas atrás, como ya se está viendo no tan
solo en la Argentina sino en muchas partes del mundo. Es
importante generar protocolos en conjunto con la sociedad
en un proceso de creación y de cogestión de protección de
protocolos sectoriales de seguridad y de higiene.

Aprovechamiento y aceleración de nuevas conciencias

Es importante aprovechar e ir junto con nuevas con-


ciencias que hace décadas que existen, pero que han
tomado una relevancia inusitada, particularmente la
conciencia ambiental. Es una buena oportunidad desde
el punto de vista de la comunicación pública para avan-
zar en este proceso. También es importante fomentar
líneas de investigación.
En el año 2005 los principales autores que estu-
diaron la crisis a nivel planetario hablaban de que no
hay que estudiar ni focalizarse en casos, sino estudiar
perspectivas comparadas y, además, reproducir en la
organización, en la estructura de los gobiernos, un área
de innovación. Es evidente que un gobierno local quizás

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La comunicación política en tiempos de Reset • 29

no tenga los recursos necesarios, pero los gobiernos


subnacionales y nacionales sí pueden generar áreas de
innovación que se dediquen a un proceso de benchmar-
king a nivel internacional. Esto es algo que hizo Obama
durante su gobierno, que copiaron algunos gabinetes en
América Latina, y que es sumamente interesante promo-
ver. Es importante que este fomento tenga que ver con
organismos científicos y con las propias universidades o
el sistema universitario en general.
Hay también un aprendizaje sobre estilo retórico,
que no necesita leyes ni nada salvo la conciencia de
salirse del marketing político y pensar que la comuni-
cación es mucho más compleja que la linealidad y la
simplicidad, para entrar a cuestiones que incorporen
constantemente las crisis y, específicamente, el riesgo.
Ha sido muy evidente y quedó expuesto el peso y la
dinámica negativa que tienen las retóricas de politiza-
ción exacerbada que parten a la sociedad innecesaria-
mente en situaciones donde, respecto al riesgo, debería
de haber el mayor nivel de consenso posible. Los usos
estigmatizantes que afectan al control del riesgo, por los
cuales mucha gente no se acerca al sistema sanitario o
niega su condición de portador, en este caso del virus,
producto de la estigmatización; discursos endogámicos
que rompen toda posibilidad de coordinación operativa;
discursos nacionalistas que se tornan xenófobos en sí
mismos; el exceso de recursos bélicos; o el sentimenta-
lismo extremo que muchas veces niega la comprensión
racional de los riesgos. Estos son aprendizajes sobre el
estilo retórico y, curiosamente, en muchos de ellos se
posan varias de las recomendaciones del marketing polí-
tico específicamente, como respuestas electorales. Todo
esto implica asumir la importancia de cuánto inciden
efectos de psicología social o directamente los sesgos
cognitivos en el comportamiento de las personas.

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30 • La comunicación política en tiempos de Reset

Subirles la voz a las acciones de salud mental

La palabra “resiliencia” es gigante en su concepción, pero


requiere de exigencias que muchas veces no son tenidas
en cuenta. Hablamos de la resiliencia personal, que es lo
que corresponde, haciendo una traslación a una resilien-
cia social e institucional. Ni la resiliencia personal es algo
biológico y natural, ni la institucional algo sociológico que
se da porque sí. Nadie es resiliente naturalmente. La resi-
liencia es un proceso asistido, implica recobrarse de una
situación de adversidad, adquirir nuevas fortalezas y la
posibilidad de contar con nuevos recursos que deben ser
trabajados. Esto implica que la persona o los grupos (hay
que hacer el ejercicio de traslación) tengan atributos o con-
diciones individuales, que haya aspectos de la familia o de
los entornos íntimos donde uno transcurre su proceso de
socialización primaria, y hay también características de los
ambientes sociales que hay que considerar.
Ningún proceso resiliente se da porque sí, sino que hay
instancias que colaboran institucionalmente a ese proceso.
Las acciones de salud mental son centrales, en términos de
recomendaciones, y muchas veces desde la respuesta públi-
ca son ignoradas, no consideradas, o tenidas en cuenta de
modo tardío. El estrés postraumático, que es una conse-
cuencia habitual de situaciones de desastre o de la gestión
de las situaciones de emergencia, es algo en lo que hay que
poner especial énfasis, y la comunicación política en este
sentido tiene muchísimo para hacer.
Existen, entonces, muchos aspectos para debatir donde
la comunicación política tiene, a su vez, mucho para decir.
Considero pertinente despegarnos de aquellas posturas que
plantean un reseteo, que hablan de reset al 100%, que consi-
deran que todo lo que viene es nuevo. La mayor cantidad de
lecturas e investigaciones sobre crisis y riesgo están absolu-
tamente vigentes. Tienen que ver con la construcción aca-
démica y con el aprendizaje producto de otras situaciones
de crisis, de desastres, catástrofes y todo aquello que tuvo

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La comunicación política en tiempos de Reset • 31

que ver con fuertes procesos disruptivos. Estando dentro de


las crisis es muy poco lo que se puede ver y aprender. Sin
embargo, el desafío es romper con la inercia institucional,
pues tras las crisis la capacidad de aprendizaje es más bien
poco significativa y discreta, para avanzar hacia algunas
cuestiones que impactan fuertemente en transformaciones
institucionales para gestar, crear y sostener una cultura del
riesgo donde haya un actor central regulador clave, que
son los gobiernos en sus distintos niveles, pero que hacia
adelante signifique un involucramiento ciudadano.
La cultura del riesgo es una construcción social que
requiere de aprendizaje, y la experiencia anterior nos indica
que el aprendizaje hay que gestarlo, tampoco se da natu-
ralmente. La comunicación política salida de la simplicidad
de la idea del marketing político, puesta dentro de un sis-
tema complejo que involucre el riesgo y la crisis con una
dimensión multidisciplinar, tiene mucho para aportar en
este contexto y mucho más en lo que viene.

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Rastreando la pandemia: herramientas
y experiencias internacionales
SEBASTIÁN HALPERÍN Y PEDRO ANTENUCCI

Breve reseña histórica del Big D


Dat
ataa

Hasta hace poco tiempo, quienes trabajan en el área de


investigación de opinión pública contaban con dos grandes
vertientes, muy separadas por cierto, que eran las metodo-
logías cualitativas y cuantitativas ya conocidas, en lo que
tiene que ver con las encuestas, la realización de grupos
focales, entrevistas y demás. Si bien hoy día se siguen uti-
lizando estas metodologías, nos encontramos también con
una tercera pata que no puede encuadrarse en ninguna de
las dos categorías tradicionales porque tiene particulari-
dades propias: se trata básicamente de lo que se conoce
como el Big Data.
Luego de tener que lidiar con las dificultades vincu-
ladas con las limitaciones para el procesamiento de datos
en grandes volúmenes, el avance de la tecnología, que lógi-
camente impactó en la actividad de manera revolucionaria,
hoy nos permite no solamente incrementar exponencial-
mente el tamaño de las muestras y variables con las que
se puede trabajar, sino que, además, todo esto que se llama
inteligencia artificial y machine learning nos ofrece la posibi-
lidad de que, con una velocidad enorme de procesamiento,
las computadoras desarrollen un aprendizaje automático.
Esto significa que, si bien no se llega a la computadora
como una tabula rasa, cuando se analiza un problema, en
este caso el Covid-19, se tiene una serie de hipótesis al
momento de abordar el objeto de estudio, con base en resul-
tados obtenidos a través de investigaciones ya realizadas.

teseopress.com 33
34 • La comunicación política en tiempos de Reset

Por ejemplo, a través de indicadores previos sabemos que


hay una población que tiene más riesgo de contagio, la
población de 65 años en adelante; se puede identificar que,
en algunos países, la enfermedad se propagó con mayor
velocidad; se puede incluso identificar que dentro de ciertas
áreas, como los barrios vulnerables, la criticidad del pro-
blema es más aguda que en otros. Todo esto permite, en
cierta forma, alimentar al sistema para que, a través de toda
esa información, se puedan desarrollar modelos predicti-
vos, tema central dentro del Big Data.
Es decir que con esa información se pueden identificar
áreas de aspectos que permitan orientar el proceso de toma
de decisiones. Por ejemplo, se pueden establecer, en función
de estas variables, los puntos que se consideran críticos en
cuanto a dónde podrá emerger con más fuerza la pandemia
de cara al futuro y, en función de eso, establecer centros de
salud en dichas áreas. También permite, por ejemplo, deter-
minar patrones de comportamiento respecto a las carac-
terísticas que tienen aquellos que han tenido una mejor
performance en su tratamiento en cuanto a edad, sexo, nivel
socioeconómico, lugares de residencia, etcétera. Además,
puede contribuir a determinar el diseño y la elaboración de
drogas y tratamientos, que son las medidas en las que se
trabaja para el desarrollo de una posible vacuna.
A partir de estos ejemplos, se intenta demostrar que
se trata de establecer correlaciones dentro del conjunto de
información disponible que resulta inaprensible sin estas
capacidades de procesamiento que nos propone la tecnolo-
gía, y de poder establecer información útil para optimizar la
toma de decisiones. De esto se trata el Big Data. Quiere decir
que, desde la lógica conceptual, no es diferente a lo que se
podía realizar con la encuesta tradicional, la diferencia está
más bien en la capacidad de procesamiento y de estableci-
miento de modelos predictivos a partir del trabajo con un
conjunto de variables que nos resultaba inmanejable hasta
la irrupción de estas nuevas tecnologías.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 35

La misma computadora, a través de la información con


la que se alimenta, puede establecer modelos predictivos no
solamente en puntos críticos de concentración de un pro-
blema, sino que podría también, en términos de una polí-
tica pública, contribuir a determinar, por ejemplo, en qué
zonas un programa social tiene mejores probabilidades de
éxito por las características de su población, qué población
potencial dentro de un programa social tiene mayor proba-
bilidad de encuadrarse en dicho programa sobre la base de
sus características, identificar distintos clusters, etcétera.

Estrategias de implementación del Big D


Dat
ataa

El Big Data nos permite trabajar con bases de datos muy


distintas, y el gran desafío es hacer todo el trabajo de con-
sistencia. Los analistas y programadores que trabajan en
Big Data suelen decir que, muchas veces, es mucho más
complejo el trabajo de consistencia de la información, lo
que se llama el cleaning, que significa la limpieza de las
bases de datos, la integración y la homogeneización de los
datos para que puedan tener un tratamiento consistente.
Eso, muchas veces, incluso les lleva el 80% más de trabajo
que el procesamiento mismo de la información e, incluso,
que el posterior análisis.
Las técnicas de Big Data nos permiten manipular infor-
mación de diversa naturaleza. Con las encuestas tradicio-
nales solo se podría trabajar con indicadores cuantitativos,
pero a través del Big Data es posible fusionar bases de datos
que tengan desde datos de encuestas hasta censos y otras
fuentes, incluso datos de otra naturaleza, como los textua-
les, que, a través de distintos sistemas de procesamiento, se
pueden cuantificar. Con lo cual las posibilidades de trabajo
son absolutamente infinitas, se puede incorporar muchísi-
ma información de diversa naturaleza para su tratamiento
y de ese modo enriquecer el análisis.

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36 • La comunicación política en tiempos de Reset

Cuando se trabaja con distintas organizaciones existe


la posibilidad de que cuenten con una base de datos y
que, a su vez, incorporen otras variables, como por
ejemplo la exposición a medios, gustos y preferencias,
que son todas aquellas cuestiones que se tienen por
hipótesis y que, a través de estudios previos, cualitativos
y cuantitativos, conviven y se articulan en esta tarea.
Esto permite alimentar la base de datos y enriquecer
también el output que se va a obtener en función del proce-
so de toma de decisiones.

Microtargeting
Una de las cuestiones que permite hacer los trabajos de
Big Data es lo que se llama microtargeting o microseg-
mentación. La campaña de Obama en Estados Unidos
ha sido pionera en esta metodología porque permitió
determinar acciones, incluso dentro de lo que en Argen-
tina conocemos como “radio censal”, de acuerdo con
circunscripciones electorales. Ello permitió establecer
un abordaje territorial en cuanto a acciones de impacto
en la vía pública así como en cuanto a la posibilidad de
segmentar los mensajes propuestos.
Hay un caso que se suele repetir en los análisis de
Big Data a través de la posibilidad de microsegmentar la
población y que se expone con el fin de mostrar, a modo
de ejemplo, el alcance de esta herramienta: Trump, al
asumir en su gestión, estableció 175.000 versiones dis-
tintas de un mismo mensaje con sistemas computariza-
dos teniendo en cuenta los distintos perfiles poblacio-
nales identificados dentro de los Estados Unidos.

Georreferenciación
La georreferenciación, como todas las herramientas,
puede tener una manipulación de control social negati-
va, pero también permite incrementar la precisión de los

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La comunicación política en tiempos de Reset • 37

análisis para poder afinar la puntería en el desarrollo de


tratamientos médicos, la optimización de la ubicación
de un centro de salud, de la oferta de servicios de
salud a través de las prestaciones que se realizan en un
determinado hospital o clínica, por ejemplo. A través
de sistemas de geolocalización, se puede monitorear el
circuito de la gente que efectivamente se registra como
contagiada e, inclusive, determinar, en función de su
ámbito de circulación, con qué población pudo haber
estado en contacto y, con base en ello, optimizar los
mecanismos de testeos susceptibles de ser efectuados.

Análisis de redes sociales


A través de las redes sociales se puede implementar
lo que se denomina “análisis de sentimientos” para,
por ejemplo, observar la evolución en la performance
registrada en torno a los discursos o la actuación de
los distintos líderes o referentes de la política de un
determinado país; también, se puede identificar cuáles
son los aspectos que registran una mejor o peor eva-
luación en función de las expectativas y las demandas
de la ciudadanía, etcétera. Todo este análisis se realiza
en función de los permisos que establezcan las distin-
tas redes sociales para acceder a la información. Cabe
recordar el famoso caso de Cambridge Analítica donde
se filtró información a través de Facebook. Hoy en día
existen mecanismos de protección de datos personales
y distintos niveles de autorización de la información
que cada usuario puede presentar a través de las dife-
rentes plataformas.

Análisis de medios digitales


Otra de las cuestiones que han permitido el análisis
de datos textuales es la cuantificación de la presencia
en medios. Hoy se puede ver, entre otras cosas, qué

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38 • La comunicación política en tiempos de Reset

porcentaje de tiempo/espacio le dedican los distintos


medios a un determinado descriptor, siendo estos pala-
bras clave, contenidos asociados a la pandemia que se
quieren ver o que se asume que pueden ser un indicador
de una performance positiva o negativa en relación con
la actuación de distintos líderes, interlocutores o refe-
rentes del mundo de la política, por ejemplo. Ello nos
permite orientar la toma de decisiones respecto a qué
tipo de discursos, en términos de comunicación política,
generan más o menos pregnancia sobre la base de la
posibilidad de promover una mayor o menor permeabi-
lidad discursiva con respecto a ciertas cuestiones.

Uso de las herramientas en el caso de la pandemia


y la actuación consecuente

A continuación, se expone de qué manera se han uti-


lizado estas herramientas para gestionar la crisis del
Covid-19 durante 2020. Para comenzar, y con el fin de
dar un marco, cabe mencionar que cuando se piensa en
el control de la pandemia hay un concepto fundamental
de la epidemiología que es que la velocidad de repro-
ducción de la pandemia depende de tres factores.
Por un lado, depende de la probabilidad de infec-
ción durante el contacto entre las personas, esto es, la
probabilidad que tiene una persona de contagiarse si
está con alguien que está infectado, lo cual varía en
función de cómo se transmite el virus, por vía aérea en
el caso del Covid-19. Para trabajar en este eje se han
implementado medidas, como el uso de mascarillas, para
reducir la probabilidad de que alguien quede infectado
si está en contacto con una persona que lo está.
En segundo lugar, la velocidad de reproducción
de la pandemia depende de la duración del período
de infección, que significa durante cuánto tiempo una

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La comunicación política en tiempos de Reset • 39

persona que está infectada puede transmitir el virus.


Para operar sobre esta dimensión, se recurre a medidas
como la detección precoz de las personas infectadas,
el testeo, el rastreo de quienes están infectados y el
tratamiento.
Por otro lado, el tercer factor es la intensidad y
frecuencia del contacto social, que es cuánto tiempo
nos contactamos con otras personas, lo que va a influir
sobre la probabilidad de contagio si alguien está infec-
tado. Para operar sobre esta dimensión se han tomado
políticas públicas, como la restricción de la circulación
y la cuarentena, con el fin de reducir el contacto social
y de esa manera tratar de controlar la velocidad de
reproducción.
A continuación, se exponen aplicaciones del Big
Data que tomaron distintos países fundados en las
dimensiones mencionadas para disminuir la velocidad
de reproducción de la pandemia. La selección se realizó
de manera no exhaustiva priorizando los casos que pre-
sentaban más datos posibles de ser visualizados.

Detección precoz
Hay ciertas herramientas que permiten anticiparse a los
casos. Por ejemplo, en China las búsquedas en Internet
han permitido anticiparse a lo que fue efectivamente
sucediendo en cuanto a los casos sospechosos y los con-
firmados. Al observar las búsquedas de palabras como
“coronavirus” o “neumonía” en buscadores como Google
o Baidu y Weibo (una red social), se destaca cómo las
tendencias en las búsquedas se anticiparon a los casos
sospechados y a los confirmados, lo que quiere decir
que las búsquedas en Internet pueden funcionar como
una herramienta para ayudar a la detección precoz.
Tal es así que en Italia las búsquedas en Internet del
término “no puedo oler” reflejan un pico antes de que se

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40 • La comunicación política en tiempos de Reset

detectara que la limitación o incapacidad de oler era un sín-


toma propio del coronavirus (Stephens-Davidowitz, 2020).
Toda esta información, que puede parecer distante,
es de fácil acceso y está disponible para distintos países
y regiones. También existe para Argentina. Google Trends
ofrece una evolución temporal de cómo fueron las búsque-
das sobre el coronavirus y permite realizar comparaciones
con otros temas de interés a nivel nacional y subnacional,
ya que dispone de información desagregada por provincias
y por ciudades que permite identificar dónde hay mayor
interés por las distintas medidas paliativas o síntomas.

Anticipación a los casos


El Big Data también ha permitido que se desarrollen aplica-
ciones que posibilitan anticiparse a los casos. Por ejemplo,
a partir de la información recabada a través de lo que se
denomina el Internet de las cosas (IoT), que son elementos
vinculados a Internet que permiten tener y registrar infor-
mación que de otra manera no sería accesible, la empresa
Kinsa desarrolló un mapa del estado de salud de la pobla-
ción (HealthWeather1). Dicho mapa utiliza la información
brindada por los registros de temperaturas de los termó-
metros que la gente tiene en sus casas, y las aplicaciones
en los teléfonos móviles a los cuales estos están vinculados,
para visibilizar áreas en las que se concentran lecturas de
temperatura elevadas y así predecir focos de infección e
identificar zonas de riesgo en los Estados Unidos.

Testeo/tratamiento: capacidad estatal


Otras dos dimensiones que pueden ser optimizadas
mediante el uso del Big Data son el testeo y el tratamiento.
Frente a la pandemia, muchos países han implementado
medidas para aumentar la capacidad estatal de testeo y de

1 https://healthweather.us/.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 41

tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, un problema


fundamental que han debido afrontar radica en la identi-
ficación de las áreas en las que es más eficiente instalar
centros de testeo o tratamiento adicionales, sobre todo en
aquellos países donde las estimaciones poblacionales que se
utilizan para tomar decisiones basadas en evidencia están
desactualizadas. En Argentina la última medición exhausti-
va disponible de la distribución de la población y sus carac-
terísticas sociodemográficas es el censo de 2010. Indudable-
mente, los cambios poblacionales ocurridos desde entonces
afectan las conclusiones a las que se pueda arribar a partir
de estos datos. Sin embargo, existen herramientas que se
pueden utilizar para tratar de mitigar esta dificultad.
El Departamento de Inteligencia Artificial de Face-
book, mediante el procesamiento de imágenes satelita-
les, ha actualizado las estimaciones censales. Para ello
se utilizaron herramientas de aprendizaje automático y
semiautomático que permitían visualizar las imágenes
satelitales disponibles en Internet para detectar dónde
había nuevos asentamientos y, con base en ello, actuali-
zar la información disponible sobre la distribución de la
población2. Una vez que se dispone de esa información,
sumado a la ubicación de los centros de testeo actuales y
de la distribución de la población, se puede estimar, por
ejemplo, cuál es la distancia de cada hogar al centro de
testeo más cercano. A partir de ello se pueden observar
áreas donde se necesitan centros de testeo adicionales
por estar densamente pobladas y tener poca oferta de
centros de testeo.

Rastreo
Otra de las dimensiones sobre las que se puede operar
para tratar de reducir la velocidad de transmisión de
la pandemia es el rastreo. Corea del Sur, a partir de

2 https://bit.ly/3FLOnWB.

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42 • La comunicación política en tiempos de Reset

sistemas de información que compilan datos de transac-


ciones bancarias, geolocalización en teléfonos celulares,
distintos datos de ubicación e incluso encuestas reali-
zadas a pacientes o a casos positivos, utilizó y puso a
disposición3 esa información para que, desde Internet, se
pueda identificar en qué lugares estuvieron las personas
infectadas. De esta manera, se puede saber por ejemplo
dónde estuvo un individuo y hace cuántos días pasó
por allí. Con esta información, se pudieron mapear las
áreas donde se ubicaron las personas infectadas4. Esta
herramienta sirve, por ejemplo, para identificar áreas en
donde podría haber apariciones de nuevos casos.
Hong Kong, por estar muy cerca de China, que es
donde ha comenzado la circulación del virus, era una
de las zonas que se estimaba podía estar más afectada.
Para evitarlo, se implementaron pulseras o bandas que
se les daban a todos los visitantes que entraban al país
y a quienes resultaban casos positivos de coronavirus
para poder rastrearlos. Estas pulseras estaban vinculadas
con una aplicación en el teléfono, por lo que se podía
saber dónde estaba esa persona durante el período de
las dos semanas necesarias para conocer su evolución,
los distintos lugares que visitó y con quién se relacionó.
También está disponible la información sobre cuántas
personas están haciendo cuarentena, dónde se encuen-
tran y la fecha de finalización de estas5.
Otro ejemplo de utilización del Big Data para el
rastreo de los casos es el de China, donde, a través de la
aplicación Alipay, que es una billetera digital, se utilizó
un sistema de aprendizaje automático para identificar a
aquellos individuos que podrían tener distintos grados
de riesgo de estar contagiados6. En función del grado

3 https://bit.ly/30g1Fdx.
4 https://coronamap.site/.
5 https://bit.ly/3mRZu7G.
6 https://nyti.ms/3vjkxUv.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 43

de riesgo asignado a cada individuo, determinado por la


zona en la que había estado, las personas con las que
estuvo en contacto y otros factores, a cada individuo se
le asignaba un código QR que podía ser verde, amarillo
o rojo y que determinaba la posibilidad o no de circular.
Si el código QR que tenía una persona en su celular
era verde, podía circular libremente; si el código era
amarillo, tenía que tener 7 días de cuarentena; y si era
rojo debía cumplir 14 días de cuarentena.
En Singapur, por su parte, se utilizó una aplicación
basada en tecnología Bluetooth. Dicha aplicación regis-
traba, a través de la información que se intercambiaba
con otros teléfonos móviles por Bluetooth, cuándo un
individuo se cruzaba con otra persona con la misma
aplicación, quedando así registradas todas las interac-
ciones que hubo entre las personas7. En función de eso,
se arman mapas de interacciones entre individuos y,
cuando un caso se confirma positivo, es posible rastrear
con quiénes estuvo en contacto, hacer los tests y aislar
a los contactos estrechos.

Contacto social
Para disminuir el contacto social se tomaron medidas
como la cuarentena. Las herramientas del Big Data per-
miten observar en qué medida son efectivas estas estra-
tegias para reducir la movilidad. Por ejemplo, en Estados
Unidos, a través de la información brindada por los
celulares cuando una persona otorga el permiso a una
aplicación para que esta pueda acceder a su ubicación,
la empresa Cuebiq observó en qué lugares la gente tenía
más desplazamiento8. En aquellos estados que tenían
algún tipo de cuarentena la movilidad fue menor que en
los que no implementaron estas medidas.

7 https://bit.ly/3vjkzf5.
8 https://nyti.ms/3p2NmU0.

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44 • La comunicación política en tiempos de Reset

En Argentina y otros países de América Latina, una


iniciativa conjunta del PNUD y Grandata, que utiliza datos
recabados a partir de las antenas que brindan cobertura a
los celulares, estimó cuánta gente tuvo desplazamientos a lo
largo del tiempo. Como observan Terradez et al. (2020), a
partir de estos datos, las variaciones en la movilidad en el
conurbano bonaerense y en el cumplimiento de la cuaren-
tena se explican fundamentalmente por el nivel socioeco-
nómico de la población, observándose mayor cumplimiento
a medida que las necesidades sociales y medioambientales
de los ciudadanos están mejor satisfechas.
En esta misma línea, otra herramienta disponible, nue-
vamente con datos de Facebook, son los datos de movili-
dad recabados por un proyecto llamado Covid-19 Mobility
Data Network9, en donde se expone cuánto se ha movido
la gente durante la pandemia y en qué lugares se evidencia
mayor movimiento. Esta herramienta está disponible para
distintos países del mundo y permite estudiar y comparar
estructuras de movilidad.

Reapertura
Al ingresar en una instancia en donde se evalúa la posi-
bilidad de reapertura, existen otras herramientas comple-
mentarias que facilitan la toma de decisiones basadas en
evidencia.
Los reportes de movilidad de Google10 en Argentina
registran cómo fue cambiando y evolucionando la movili-
dad en distintos rubros, tanto en espacios de recreación y
lugares como shoppings y restaurantes como en farmacias y
locales de venta, parques, estaciones de tránsito o lugares
de trabajo, y cómo ello se fue reduciendo durante la pan-
demia. Como contrapartida, se observa un incremento en

9 https://bit.ly/3BTLIHO.
10 https://bit.ly/3j13z8G.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 45

la movilidad residencial ya que la gente pasó más tiempo


en sus hogares.
Estos datos se han utilizado para “modelar la curva”,
que no es otra cosa que tratar de estimar cuál va a ser la
velocidad de reproducción de la pandemia. Por ejemplo,
utilizar el número de fallecimientos registrados, la cantidad
de nuevos casos o la distribución de las hospitalizaciones y,
en función de ello, determinar cuándo es conveniente, o no,
comenzar la reapertura.
La capacidad de predicción de los modelos realizados a
partir de datos de movilidad de Google ha sido considerable
si se observa, por ejemplo, la cantidad de muertes que hubo
en distintos países de Europa (Bryant et al. 2020).

Visualización de la información para la toma


de decisiones

Las herramientas de visualización son tan importantes para


la toma de decisiones como la disponibilidad de informa-
ción. En este sentido, resulta pertinente mencionar la utili-
dad de diversos tableros de gestión que sintetizan informa-
ción sobre la evolución de la pandemia, el número de casos,
su distribución geográfica, la cantidad de casos hospitaliza-
dos o los fallecimientos. El monitoreo de estos indicadores
puede asistir, por ejemplo, en la estrategia de reapertura o
en el monitoreo de la evolución de la pandemia para rea-
lizar las adecuaciones necesarias. A modo de ejemplo, el
tablero de monitoreo del Estado de Nueva York11 ha permi-
tido realizar reaperturas escalonadas por regiones acorde
con la situación epidemiológica en cada una de ellas.

11 https://on.ny.gov/3AEXt3K.

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46 • La comunicación política en tiempos de Reset

Nuevos horizontes en el uso del Big D


Dat
ataa

Tras los procesos de reapertura y la gradual vuelta a la


normalidad, se plantea el desafío de mejorar la velocidad
de detección de nuevos casos y rebrotes. Para ello, entre
otros desarrollos incipientes, se han comenzado a utilizar
nuevas cámaras que integran sensores de temperatura con
identificación facial y, mediante la aplicación de inteligen-
cia artificial, incluso cuando los individuos tienen la cara
cubierta por un tapabocas. El gobierno de China y Pana-
sonic han realizado avances considerables en este sentido.
Cabe recordar que hasta hace poco en lugares como Hong
Kong estaba prohibido usar máscaras porque no se podía
identificar a la gente que asistía a las protestas.

Reflexión final

A pesar de disponer de todas estas herramientas, existe un


trade-off12 entre libertades individuales y salud pública, y
así es como aparecen titulares como “Corea del Sur está
mirando a sus ciudadanos en cuarentena con una aplica-
ción de Smartphone”13, “En Polonia hay una aplicación que
ayuda a la policía a custodiar la cuarentena en las casas”14,
“En Moscú la policía puede utilizar el reconocimiento facial
para atrapar a más de 200 personas que violaron la cuaren-
tena”15, entre otros similares. Las sociedades, en sus mar-
cos institucionales, deben dar el debate y resolver hasta
qué punto se ceden libertades individuales o hasta dónde
se quiere, como sociedad, avanzar sobre dichas libertades

12 En economía, trade-off es la relación costo-beneficio.


13 https://bit.ly/3p7HBol.
14 https://privacyinternational.org/examples/3473/poland-app-helps-police-
monitor-home-quarantine.
15 https://news.trust.org/item/20200319132732-2c3av.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 47

en el marco de objetivos vinculados con la vigilancia de


la salud pública.
Otro interrogante sobre el que cada sociedad debe
reflexionar se refiere a si es posible hacer vigilancia sanita-
ria que respete los estándares de privacidad de los indivi-
duos. En este sentido, la Unión Europea ha hecho avances
en la definición de los estándares que serían necesarios para
operar en estos contextos invadiendo lo mínimo posible las
libertades individuales. En este sentido la Comisión Euro-
pea ha identificado una serie de parámetros deseables16:
• Garantizar que la información que se utilice sea agre-
gada y que esté anonimizada.
• Asegurar que haya consentimiento libre e informado
de las personas al ceder la información.
• Atender a que se limite la recolección de la información
a aquella que es necesaria en lugar de extenderse a rele-
var todo lo que potencialmente podría ayudar.
• Preguntarse si las herramientas de vigilancia van a
ser efectivas y si van a tener un impacto significativo
para resolver la crisis, ya que no tiene sentido plantear
herramientas de vigilancia que no tengan un impacto.
• Observar que los datos que se recolectan tengan una
fecha de expiración, es decir que en algún momento
caduquen y sean borrados.
• Procurar que existan restricciones para el uso de la
información para otros propósitos.

16 https://bit.ly/30rgVEF.

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La comunicación política en tiempos
de incertidumbre y crisis
CARLOS FARA

Consideramos pertinente comenzar por algo elemental,


pero absolutamente imprescindible cuando se trata de
enfrentar situaciones de crisis, que es la regla número uno
de la comunicación política: sintonizar con el estado de
ánimo del público. Es la necesidad imperiosa de ponerse
en los zapatos del público, poder interpretar qué es lo que
está pensando y sintiendo y, a partir de eso, poder adecuar
la comunicación para que el mensaje llegue y pueda ser
escuchado, para que se le pueda prestar atención.
Desde ese punto de vista, si uno no sintoniza con el
estado de ánimo del público, por muy importante que sea
lo que tenga para decir, por muy bien dicho que esté, no va
a poder llegar con su mensaje a la gente. Sencillamente, la
ciudadanía va a tener los oídos tapados, va a estar haciendo
zapping mental respecto a lo que se está diciendo y, por
lo tanto, quien comunica no va a lograr su objetivo. En el
mejor de los casos, la sociedad no podrá sintonizar con lo
que se está diciendo, en el peor, reaccionará negativamente
sobre lo dicho; no solamente porque pueda estar o no de
acuerdo con el mensaje que se esté transmitiendo, sino por-
que es muy importante también cómo se dice.
Primeramente, cabe advertir qué es lo que se debe tener
en cuenta en función del contexto, no solo a la estricta
coyuntura del momento, sino también a largo plazo, con-
siderando que van a pasar cosas muy importantes en el
futuro. Además porque, más que como un cambio, la pan-
demia está actuando como un acelerador de tendencias pre-
vias. Es decir, lo que ya estaba, en algunos casos, elevado

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50 • La comunicación política en tiempos de Reset

a la máxima potencia. A veces, como en distintas épocas


de la historia, de manera positiva, y otras veces en aspec-
tos muy negativos.
En términos generales se habla de la posibilidad de
que las sociedades en estos próximos tiempos experimen-
ten sensaciones de depresión o de ansiedad y esto, para
quienes están en la comunicación política, hay que tenerlo
muy en cuenta porque despierta humores poco propensos
a la política en general y a las campañas en particular. Se
debe a que hay gente que se queda sin empleo, individuos
que tienen que resignar proyectos personales, sujetos que
pasan por situaciones de tensión personal, familiar y social,
etcétera. Cuando se les habla de política, tanto en térmi-
nos más generales como particularmente cuando se les va
a pedir el voto, hay que pensar en el tipo de contexto a
largo plazo y con qué visión del mundo nos vamos a quedar
todos los habitantes del planeta respecto a cómo debería-
mos comunicar. Se debería sintonizar con ese estado de
ánimo del público, ya que va a ser muy particular, más allá
de que en algún momento se vuelva a una “nueva norma-
lidad” un poco más cercana a lo que era la vida cotidiana
previa a la pandemia, lo cierto es que hay algunas cosas
que, definitivamente, no van a ser iguales. A partir de eso,
se van a tener que adecuar muchos códigos de comunica-
ción a esa situación.
Por otro lado, pasarán cosas que van a impactar pro-
fundamente sobre la vida cotidiana, no en el corto plazo,
sino en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, una situación
de depresión económica de la cual el mundo va a tardar
mucho en salir, ya que se describe como peor que la crisis
del 30 por su origen, porque no tiene que ver solamente
con cuestiones económicas, entre otras razones. Asimismo,
la aceleración de tendencias va a implicar un cambio en
la vida cotidiana y en la relación que se tiene con el resto
del mundo, en función de que hay cuestiones del orden de
lo laboral que se van a quebrar. Por tanto, mucha gente
se va a sentir desubicada, perdida en este nuevo esquema

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La comunicación política en tiempos de Reset • 51

de relaciones sociales; muchos proyectos de vida se van a


quebrar, lo cual va a abrir el espacio para la aparición de
nuevos proyectos políticos que representan nuevas identi-
dades en función de una reestructuración de las sociedades.
A este nuevo tipo de contexto hay que comprenderlo lo
más rápida y profundamente posible para poder adecuar los
códigos comunicacionales.
Una nota del diario Clarín titulada “Natalidad en el
freezer. Olvídense de un ‘baby boom’: el coronavirus aplasta
los planes de vida de los jóvenes en Europa” menciona que
los jóvenes no le temen al contagio, sino que los inquieta ver
cómo la emergencia sanitaria destruye sus proyectos, con
base en un estudio que revela el cambio de planes de vida.
Un poco en broma, un poco en serio, se decía al comienzo
de la pandemia que con el tema de la cuarentena se iba a
ver o un incremento de la tasa de natalidad o de la tasa de
divorcios. Probablemente, por lo que se ve, la incertidumbre
quiebre muchos proyectos personales, que es donde la gente
tiene puestas sus expectativas, ya sea formar una pareja, irse
a vivir juntos, comprar una casa, tener hijos, poder hacer el
viaje de su vida —considerando que los viajes van a tardar
mucho en volver a su situación normal—, cambiar el auto,
iniciar una carrera o cambiar de trabajo. Todo eso entra en
un signo de interrogación, y como estas son las cosas que
realmente les preocupan a los ciudadanos, la comunicación
política debe tenerlo en cuenta. No va a alcanzar solamente
con la reactivación de la economía, porque detrás de esto
viene la aceleración de cambios tecnológicos, laborales, de
las relaciones sociales y los modos de vida, además de los
cambios en los comportamientos del consumidor que ya
se veían.
Hay que poner el acento especialmente en los matices
acerca de qué tipo de realidad se va a enfrentar. Se toman
como ejemplo datos de cómo se siente la gente en Argen-
tina, reunidos al principio de la pandemia (mayo de 2020)
por la consultora Carlos Fara & Asociados. Si bien se podría
pensar que los ciudadanos están con mucho miedo, en la

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52 • La comunicación política en tiempos de Reset

escala de categorías se observa que la mayor parte de la


población siente, sobre todo, incertidumbre. La mayor par-
te de los elementos allí expresados —incertidumbre, bron-
ca, miedo, enojo— son negativos y cerca de dos tercios de
las personas tienen estos sentimientos. Aparece de todas
maneras que un cuarto de la gente tiene esperanza, pero,
obviamente, está muy lejos de ser la mayoría. Sin embargo,
es muy diferente tener incertidumbre a tener miedo o bron-
ca. En este punto la paleta de sensaciones sobre la situación
es muy distinta y a cada sensación le corresponden unos
determinados códigos de comunicación.
Básicamente, se tiene una situación negativa por todos
los problemas experimentados tanto desde lo personal
como desde lo económico. Si bien es una fotografía de
un momento dado, al preguntarle a la gente si piensa que
Argentina va a salir de la crisis, más del 80% dice que piensa
que sí va a salir de la crisis sanitaria y, por supuesto, atrás
de eso, de la crisis económica, que lamentablemente se vie-
ne experimentando de manera cotidiana y que va a durar
bastante tiempo. Por supuesto que esto es dinámico y puede
modificarse, pero en la fotografía a futuro sí hay esperanza
al momento de realizarse la encuesta.
Esa expectativa no es certeza y hay en esto mucho de
wishful thinking ya que las expectativas se construyen desde
esos deseos y en el punto de partida se tiene una fotogra-
fía con alto componente de sensaciones negativas sobre el
presente. Esta es una combinación que se debe leer con
precisión para adecuar los códigos de comunicación. Por
lo tanto, hay que tener cuidado con los matices, porque la
función de quienes se dedican a la comunicación política
es acertar exactamente con qué matiz del público hay que
sintonizar. Si la comunicación no sintoniza con el clima
de opinión, con el humor social, no se cumple el objeti-
vo comunicacional. Esto es absolutamente fundamental: se
puede tener el mensaje que se crea que hay que mandarle
a la sociedad, pero es muy importante el tono con el cual
se lo va a decir.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 53

Siguiendo esta lógica es que se exponen cinco reco-


mendaciones que no resultarán curiosas ni llamativas, ni
siquiera novedosas, pero habitualmente en el ámbito de la
política se encuentran situaciones en donde lo más elemen-
tal no se cumple. Algunas de estas cosas no solamente hace
falta refrescarlas para tenerlas presentes, sino también para
hacer algunas observaciones, en particular sobre cómo es la
comunicación política en épocas de incertidumbre y crisis.

Cinco recomendaciones para la comunicación política


en tiempos de crisis

Lo cortés no quita lo valiente


La primera de estas recomendaciones es ubicarse en el tono
adecuado para poder sintonizar bien con la sociedad. Que
uno tenga que ser muy duro con un mensaje no signifi-
ca necesariamente que tenga que decirlo a los gritos, así
como si uno tiene que mandar un mensaje moderado no
necesariamente lo tiene que decir con un tono muy bajo
o de mucha reserva. Lo que habitualmente sucede es que
se confunde el tono con el mensaje, y esto es muy común
en política. Como la confusión habitual es que el mensaje
fuerte tiene que ser a los gritos y los mensajes moderados
en tono bajo, se pierden posibilidades de ser eficientes en lo
comunicacional. Se pueden decir cosas duras, críticas fuer-
tes, mensajes confrontativos, etcétera, en un tono que no
necesariamente va a contradecir la expectativa del público.
Cabe destacar que los seres humanos tenemos una serie
de canales a través de los cuales nos llegan los mensajes
que no tienen que ver exclusivamente con el contenido
literal de lo que se está queriendo decir, sino que estamos
llenos de canales emotivos, y entre ellos está el tono. Hay
que ser cuidadoso con lo que disparan algunas palabras en
cualquiera de los temas que se quieran decir. Cuando algo
se dice con el tono inadecuado puede que haga ruido y,

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54 • La comunicación política en tiempos de Reset

por lo tanto, genere rechazo o no se le preste atención, de


modo que no se va a intentar entender lo que un dirigente
o funcionario haya dicho.

Las crisis nos desorientan a todos


Las crisis no solamente desorientan a la gente, también
desorientan a los representantes políticos y a los dirigentes
sociales. Las crisis son dinámicas, pero además, con todas
las diferentes dimensiones sobre las cuales terminan impac-
tando, es muy común perderse. Por lo tanto, la tendencia es
meterse en muchos debates que no llevan a ninguna parte
desde el punto de vista comunicacional. Lo cierto es que,
si se quiere llamar la atención de la mayor audiencia posi-
ble, se necesita focalizar en los temas relevantes. Se supone
que se quiere trascender al propio público —para hablarle
muchas veces ni siquiera hacen falta estas recomendacio-
nes— y es muy común perderse por el camino con cosas
que pueden ser importantes, pero que no necesariamente
son percibidas como tales por la sociedad. En dicho caso,
se deben buscar caminos alternativos que pedagógicamen-
te lleven a que se entienda lo que efectivamente se está
tratando de transmitir. También es posible relegar algunas
temáticas en función de mantener el canal de comunicación
abierto con aquella parte de la sociedad a la que se cree
tener más posibilidades de llegar. No todas las cosas que
surgen cotidianamente son relevantes para comunicar.

Usted, ¿qué propone?


La tercera cuestión es que, cuando las sociedades están con
estos niveles de incertidumbre en contextos de crisis o en
situaciones de cansancio o hartazgo —por estar adentro,
no poder salir a trabajar, tener problemas con los ingre-
sos que después se trasladan a lo personal y familiar—,
están buscando algo que las oriente. La mayoría de los seres
humanos están en este punto con sensaciones de angustia o

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La comunicación política en tiempos de Reset • 55

depresión, y entonces van a mirar a los dirigentes políticos


con la pregunta: “Y usted, ¿qué propone?”.
Es muy importante poder poner ideas sobre la mesa y
no simples argumentos de ataque o defensa política, porque
es ahí donde la mayor parte de la sociedad se pierde. Esto es
muy importante para tener más oportunidades de conectar
con la gente, de sintonizar con esa demanda y angustia que,
al mismo tiempo, busca una cierta orientación, un rumbo.
Por lo tanto, el tema de las peleas exclusivamente políticas
tiene menos probabilidad de llegar al común de la gente
en este contexto, ya que los votantes tienen la cabeza muy
tomada por sus problemas cotidianos y, si parece que va a
levantar la mirada de su propia realidad, es porque cree que
hay alguna idea que genera alguna expectativa.

Los relatos deberán experimentar un refresh


permanente
La cuarta recomendación es que la política contemporánea
en general, con el contexto tecnológico de las redes sociales
y el ciberespacio, es una devoradora de percepciones: lo que
es hoy no es mañana y lo que fue ayer no es hoy. Todo tiene
ciclos de vida más cortos y, por eso también, más allá de
los problemas económicos, es obvio que la gente se canse
de ciertas rutinas. Esto implica, desde el punto de vista de
lo comunicacional, que los relatos deben experimentar un
refresh, una renovación permanente, porque la obsolescen-
cia será cada vez más veloz. Lo que sucedió al principio de
la pandemia, en cuanto al impacto que tuvo, es una etapa
agotada y van apareciendo otras fases donde la combina-
ción de factores es distinta porque la situación global es
diferente (nuevas cepas, aparición de las vacunas, efectos
económicos permanentes, etc.).
Es importante empezar a mirar dichas situaciones ya
que el público las percibe de otra manera. Si se lograron
o no los objetivos, o por qué aparecieron problemáticas
nuevas que no estaban visualizadas al inicio; el combo de

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56 • La comunicación política en tiempos de Reset

factores va cambiando y estos períodos son una máqui-


na de picar carne, por decirlo en términos más vulgares,
lo cual implica tener que estar revisando todo el tiempo
lo que se dice. Esto se debe a que los cambios de humor
también van en ciclos más cortos, no se está viviendo una
época de normalidad y estabilidad, y probablemente no se
la vaya a vivir durante mucho tiempo. Hay que estar alerta
permanentemente sobre estas etapas que se van agotando
para empezar a construir la comunicación sobre la nueva
fase, cuya duración es desconocida. Además, las sociedades
contemporáneas son de memoria corta, por lo tanto, lo que
pasó hace dos meses no lo van a recordar fácilmente. Hay
un montón de cuestiones políticas específicas y posiciona-
mientos que se van consumiendo con mucha velocidad a lo
largo del tiempo, y eso podría implicar olvidar ciertas cues-
tiones traumáticas experimentadas durante la pandemia.

Un toque de esperanza
La quinta recomendación es que quien logre comunicar un
futuro verosímil y esperanzador sacará ventaja. Esperanza-
dor, porque en estos contextos los seres humanos necesita-
mos que alguien nos diga que hay una luz al final del túnel si
se hacen determinado tipo de acciones, y verosímil, porque
la sociedad no es tonta. Si, por ejemplo, se dice que se van a
bajar los impuestos a la mitad, al poco tiempo la gente se va
a dar cuenta y va a pensar que, si bien está de acuerdo, no se
va a poder mantener el Estado. Lo que todo el tiempo surge
de esto es que se puede prometer un “príncipe azul”, el tema
es que los ciudadanos lo crean, y en situaciones de crisis
e incertidumbre los seres humanos no están tan abiertos a
creer cualquier cosa. Las personas en estas situaciones se
vuelven cautelosas y un poco ariscas respecto de las cosas
que se dicen, sobre todo en el mundo de la política, que es
uno de los sectores que más se tienen que cuidar. Van a ser
de los más expuestos y más exigidos, en la actualidad y en el
futuro, respecto a cómo sale el mundo de esta situación.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 57

Esta recomendación va de la mano con la tercera


(“Usted, ¿qué propone?”). No son exactamente lo mismo,
porque la tercera va más en términos de lo concreto, lo
racional y lo práctico, junto con la apertura de solucio-
nes. La quinta tiene que ver con una ecuación profunda-
mente emotiva. Esto es la construcción de un futuro, la
transmisión de que existe un porvenir en términos positi-
vos. Es muy difícil poder liderar un sector de la sociedad
si uno solamente se queda con un mensaje negativo. Sin
importar que se sea oficialismo u oposición, se tiene que
poder señalar cuál es la luz al final del túnel. Ese tipo de
cuestiones siempre tiene que estar presente y mucho más
en este contexto porque la sociedad claramente lo reclama
(como cualquier ser humano frente a una crisis de tales
proporciones).
Si pareciera que las cosas van más o menos estables,
la gente podría planificar su vida y sería una situación más
sencilla, pero no es el caso. Como ya se mencionó, es pro-
bable que muchos proyectos de vida se vayan a quebrar
en estos años por situaciones imprevisibles. Era muy difícil
predecir en qué momento iba a haber una pandemia, si bien
siempre existe la posibilidad, pero la cuestión era cuánto iba
a cambiarnos el panorama, como está sucediendo.

A modo de conclusión

Las cinco recomendaciones expuestas no son novedosas. En


realidad, el tema es desde dónde nos paramos para pensar-
las en los contextos actuales. Es cierto que las formas van a
cambiar. Desde el punto de vista de la política se transmiten
mensajes, se convoca a un sector de la sociedad, se confron-
ta políticamente a otros sectores y, de alguna manera, se
marcan las propias diferencias habitualmente.
Se trata de convocar a la mayor cantidad de público
posible al mensaje y, desde este punto de vista, lo cierto

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58 • La comunicación política en tiempos de Reset

es que se tiene que estar aprendiendo de manera perma-


nente una infinidad de nuevas herramientas y tácticas. Lo
que hoy es, mañana puede ser otra cosa, y esa otra cosa
puede implicar algo que nadie puede imaginar. Entonces,
para poder sintonizar con el público se debe estar en cons-
tante aprendizaje de lo que va sucediendo, hay que estar en
sintonía muy fina con el contexto de las opiniones públicas
y las potencialidades que las herramientas tienen. Además,
estamos en una fase en donde las redes sociales tienen un
uso absolutamente masivo a nivel mundial, pero también
se van incorporando progresivamente nuevas generaciones
que vienen con algunos códigos distintos.
Concluimos con una frase de Mark Miller, científico
de la computación. En 1986 hablaba, más allá de ser cien-
tífico en computación, sobre el futuro y todas las impli-
caciones que iban a tener los cambios tecnológicos que se
estaban avizorando: “¡Las cosas van a ser realmente diferen-
tes! ¿Sabes?… No, no, ¡quiero decir realmente diferentes!”.
Es decir, como una situación absolutamente novedosa e
inimaginable. Y esta frase, de alguna manera, nos ayuda a
pensar en la cantidad de desafíos que vamos a tener por el
camino y, respecto a todo lo expuesto, cómo se adecua la
comunicación política a esas nuevas situaciones.

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Tecnocracia, populismo y democracia
post Covid

Gobierno de técnicos y científicos, más


nacionalismos o más cooperación

MARÍA ESPERANZA CASULLO

En este capítulo se busca presentar dos grandes modelos de


gobierno con respecto a la emergencia mundial generada
por el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad de Covid-19.
Al abstraernos de lo relativo a la enfermedad y la gran
emergencia social que ha causado, es interesante obser-
var las respuestas políticas, ya que esto permite analizar el
grado de autonomía que tienen los gobiernos para elegir
estrategias frente a estas emergencias. Este momento revela
cómo los factores estructurales, que tienen que ver con las
capacidades del Estado y la solidez de las instituciones, que
estudiamos en nuestra disciplina, se cruzan con la contin-
gencia de la pandemia.
Es relativamente sorprendente ver que algunas res-
puestas gubernamentales priorizan de una manera muy
fuerte minimizar el impacto en la vida y la salud de sus
ciudadanos. La pandemia representó una emergencia que
tuvo que ver con poner de manera rápida y temprana aisla-
mientos sociales y cuarentenas bastante duras, generar una
estructura de salud que permitiera hacer testeos y aisla-
mientos, etcétera. Los casos más conocidos de esta estra-
tegia de “cerrar rápido y cerrar duro” fueron sobre todo
países asiáticos, como Corea del Sur, y naciones que tienen
la ventaja de ser un territorio insular, como Nueva Zelanda
y Australia. En el otro extremo hemos visto gobiernos que

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60 • La comunicación política en tiempos de Reset

optaron por una estrategia de ajenidad, de llevar a cabo


acciones mucho menores, cuarentenas que duraron unas
pocas semanas y poca intervención por parte del gobierno
nacional, como es el caso de EE.UU. En este país, el enton-
ces presidente Donald Trump dejó que la respuesta a la
enfermedad fuera responsabilidad de los gobiernos esta-
duales, y tampoco hubo una gran inversión del gobierno
federal en la creación de infraestructura de salud. En el caso
latinoamericano tenemos uno de los ejemplos más extre-
mos del mundo con un gobierno que decidió no tomar una
respuesta robusta frente a la emergencia, que es el gobierno
de Brasil, y existen, obviamente, un montón de variaciones
entre estos dos extremos. En Suecia, por ejemplo, se tomó
la decisión política de tener una curva más alta de contagios
y un número mayor de muertes en un corto plazo, bajo la
hipótesis de que imponer una cuarentena muy dura al inicio
de la pandemia sólo tendría como consecuencia un rebote
aún mayor de casos cuando decidiera abrirse.
Vemos una variedad muy grande de respuestas entre
un caso y otro. El dato interesante desde el punto de vista de
la ciencia política es la absoluta falta de coordinación a nivel
multinacional o internacional. Cada Estado o nación decide
de manera muy autónoma qué hacer con la emergencia con
muy pocas instancias de coordinación internacional. Como
hemos visto más recientemente, de manera dramática, con
la distribución desigual de vacunas, la coordinación inter-
nacional es inexistente.
En este contexto pretendemos concentrarnos, desde el
punto de vista de las estrategias, en dos maneras de generar
legitimidad política, dos tipos de discurso que tienen que
ver con explicar por qué se hace lo que se hace, sin discutir
cuál es mejor o peor, con el fin de analizar el funcionamien-
to de cada una de estas estrategias y su respectivo éxito.
Hoy en el mundo existen dos tipos de discurso para
hablar acerca de la pandemia: el discurso más populista y el
discurso más tecnócrata. No hablamos del populismo como
régimen ni como sistema político, sino tomado como un

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La comunicación política en tiempos de Reset • 61

tipo de discurso que tiene que ver con explicar qué es lo


que pasa, generar perspectivas de acción y legitimidad para
las políticas que se eligen. Esto se basa más bien en algunas
definiciones de populismo, por ejemplo, como las que ofre-
ce Benjamin Moffitt en su libro The Global Rise of Populism
o las que también podemos ver en algunos textos de Oscar
Mazzoleni, de populismo como frame, como una manera de
enmarcar y explicar lo que sucede. La tesis es que, en este
momento en particular, la estrategia populista no ofrece los
mejores retornos en términos de legitimidad política.
Lo que se pretende analizar es cómo comunican lo
que decidieron hacer con respecto al Covid presidentes y
presidentas. Si bien los científicos hace años avisaban que
era posible que atravesáramos una pandemia de estas carac-
terísticas, la verdad es que salvo un conjunto de Estados-
nación de Asia que ya estaban preparados de alguna manera
para esta situación, porque ya habían enfrentado las epi-
demias del virus MERS y de la gripe H1N1 y tenían una
infraestructura y un enfoque más adecuado, al resto de los
países los tomó por sorpresa. Entonces, frente a la necesi-
dad de generar acciones muy rápidas e innovadoras y de
salir del marco de confort de lo que es la acción estatal
normal cotidiana, hay dos maneras de enfrentar esto y de
explicar qué pasa.
Una manera tiene que ver con decir si es un problema
o es un daño. Si es un problema que surge por azar, como
es la mutación de un virus que pasa de un animal a un
ser humano y de ahí se propaga muy rápidamente, es un
problema que no es culpa de nadie y ante el cual el Estado
tiene que dar una respuesta lo más adecuada posible. Este es
el tipo de discurso más tecnocrático o, como dice Michael
Oakeshott, es un discurso racionalista, que interpreta la
realidad social en términos de problema, solución y costo/
beneficio. Es decir, hay un problema y hay que utilizar una
racionalidad instrumental para resolverlo de la manera más
adecuada y eficaz en términos de costo-beneficio.

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62 • La comunicación política en tiempos de Reset

Hay otro tipo de discurso, que es el que tienden a usar


los presidentes con una estrategia más populista que, como
dice Julio Aibar, tiene que ver con identificar y explicar los
problemas sociales como un daño. Es decir que hay un actor
social y político o un grupo de personas que causan un daño
a propósito. En este sentido, estas son explicaciones que
son mucho más antagonistas y tienen que ver con encon-
trar un adversario que sería el responsable de este daño.
El virus no sería una cuestión de azar, de algo que aparece
por una mutación que nadie puede controlar, sino que sería
responsabilidad de alguien a quien hay que antagonizar y,
en último término, castigar o derrotar.

Discurso tecnocrático: problema de salud pública

Algunos gobiernos optan por un discurso que define a la


pandemia de Covid-19 como un problema de salud pública
que tiene que ser tratado con todos los recursos de la salud
pública. Estos recursos involucran, sobre todo, un discurso
que se apoya en la opinión y el consejo de expertos, como
médicos, epidemiólogos, matemáticos que diseñan mode-
los, etcétera. Esta estrategia la vemos, por ejemplo, en algu-
nos países, como Alemania, España, Noruega y también, de
alguna manera, fue la utilizada por el gobierno de Alberto
Fernández en Argentina en el primer año de la pandemia,
yo diría que desde marzo de 2020 a febrero de 2021.

Discurso populista: daño o conspiración

La siguiente estrategia discursiva tiene que ver con encon-


trar daños o conspiraciones, y la encontramos en el caso de
Jair Bolsonaro en Brasil, de Donald Trump en EE.UU. y, con
algunas variantes, también en Boris Johnson en Inglaterra.
No es fácil convertir una situación como una epidemia en

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La comunicación política en tiempos de Reset • 63

el resultado de una conspiración, así, lo que se construyó


alrededor del Covid-19 en estos meses es un discurso anti
China, según el cual el virus se creó en un laboratorio o
que, si no se creó en un laboratorio y surgió por un azar,
el gobierno chino lo ocultó haciendo que todo el mun-
do perdiera tiempo y no pudiera preparar una respuesta.
Aparecen otras teorías también que sostienen que hay una
especie de conspiración internacional donde participa Bill
Gates; ejemplo de esto fue que el presidente de EE.UU.
retire a EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) diciendo que esta estaba en colusión con el gobierno
chino y que estaba tomando malas decisiones. También apa-
recieron discursos en Europa que decían que las antenas
de 5G causan o están relacionadas con el Covid-19 y por
tal motivo hubo personas que prendieron fuego este tipo
de antenas. Es decir, aparece la necesidad de encontrar un
culpable al cual se le pueda, de alguna manera, achacar los
efectos de la pandemia y el gasto económico.
Incluso aparece una culpabilización de aquellas perso-
nas que quieren hacer una estrategia más de salud públi-
ca diciendo que pretenden proteger la salud pública a un
costo económico muy grande. En estos países en donde
los presidentes tienen este discurso mucho más antagonista
aparecen, por ejemplo, conflictos entre los presidentes y los
propios gobernadores o intendentes, que es lo que sucedió
tanto en Brasil como en EE.UU., en donde Donald Trump
terminó enfrentándose con los gobernadores porque estos
le pedían que el gobierno federal, por ejemplo, decretara
mayores cuarentenas, a lo cual se negó por el costo econó-
mico que generaría y que no estaba dispuesto a soportar.

“Genderización” de las respuestas

Esto es la construcción de discursos muy generalizados


sobre las respuestas al Covid-19, es decir, que aparece una

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64 • La comunicación política en tiempos de Reset

construcción de una dicotomía muy fuerte. Existe un frame


que analiza la necesidad de las respuestas más basadas en la
salud pública, la cual está anclada en un frame de cuidado
por la vida que sostiene que el valor superior a proteger en
estos momentos es la vida y la salud de las personas y que
los demás elementos, de alguna manera, tienen un valor que
va detrás del cuidado. Paralelamente, los discursos de tipo
populista en relación con la atención del Covid-19 prác-
ticamente están monopolizados por los gobiernos popu-
listas de derecha, salvo algunos casos más inclasificables,
como Andrés Manuel López Obrador de México, pero, en
general, los gobiernos que eligieron una estrategia más de
pasividad frente a la enfermedad son gobiernos de derecha.
Estos gobiernos legitiman de alguna manera la necesidad
de aceptar cifras mucho más grandes de contagios y de
muertes en el hecho de que una estrategia de cuidados para
ellos se identifica con una estrategia de debilidad y de falta
de masculinidad.
Lo que de alguna manera podemos notar es que la
estrategia de salud pública se identifica con la idea de cui-
dado de la vida, la cual se identifica con una respuesta
feminizada. No es casualidad, tal vez, que el discurso del
cuidado aparezca muy presente en las respuestas de jefas de
Estado que son mujeres, como Angela Merkel en Alemania,
Jacinda Ardern en Nueva Zelanda o como en el caso de las
primeras ministras de Noruega y Finlandia. Por tanto, se
puede pensar que estas presidentas o primeras ministras no
tienen problema en asumir públicamente un discurso que
sostiene que el mayor valor tiene que ser la protección de la
vida. Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda,
dijo en un reportaje que para su gobierno la prioridad era
el cuidado de la vida y que buscar la famosa inmunidad de
rebaño implicaría aceptar que mueran neozelandeses y que
ningún neozelandés estaría dispuesto a aceptar eso.
En contra de esto están los casos de Donald Trump,
Jair Bolsonaro y Boris Johnson, quienes tomaron un dis-
curso en donde el cuidado se construye como debilidad

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La comunicación política en tiempos de Reset • 65

y como femineidad, entendida como un valor negativo, y


lo que se busca es más una idea de aceptar la enfermedad
y la muerte con valor, como una especie de coraje físico
masculino, que es como hay que enfrentar los problemas
de la vida. Ejemplo de esto fue cuando el gobierno de Gran
Bretaña dijo que iba a apuntar a conseguir la inmunidad
rebaño —no frenar los contagios y aceptar que la sociedad
se contagie hasta llegar al 50% de casos— y Boris Johnson
declaró que debían aceptar “una piña en la barbilla” con for-
taleza. Donald Trump, por ejemplo, se negó a usar máscara
o barbijo en público y dijo que le emocionaba mucho ver a
los médicos y a los trabajadores de la salud correr a aten-
der enfermos “como los soldados corren hacia las balas”, es
decir, hay una imagen marcial y de coraje físico frente a la
enfermedad. Y en el caso de Brasil, Jair Bolsonaro declaró
que los brasileños no se iban a enfermar porque “nadan en
una alcantarilla” y no se enferman, como si enfermarse o no
fuera una cuestión de fortaleza o coraje físico y no simple-
mente una cuestión del azar o de la genética. Varias veces
Bolsonaro además usó términos denigrantes basados en la
diversidad sexual para asociar los cuidados con la falta de
masculinidad y coraje. En dicho caso, se vio una construc-
ción muy fuerte de elementos de comunicación política,
como imágenes o fotos, para reforzar esta idea de que es
necesario mostrar coraje.
Además, en Brasil se vieron marchas organizadas por
quienes apoyan al presidente pidiendo que los gobernado-
res levanten las cuarentenas, es decir, se dan estas situa-
ciones en las cuales los presidentes entran en conflicto con
sus propios gobernadores e intendentes, jefes de gobierno
local, porque estos quieren generar instancias de aislamien-
to social. En una marcha puntual organizada por los segui-
dores del presidente solicitando que se levanten las restric-
ciones y aislamientos, el presidente fue a caballo y rodeado
de miembros de la policía como forma de construir una
especie de imagen caudillista, de líder fuerte, de sostener
de alguna manera la idea de que hay que aceptar los costos

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66 • La comunicación política en tiempos de Reset

de la enfermedad con un coraje masculino. Obviamente,


esto se da en un contexto en el cual Brasil es uno de los
países con mayor número de casos de coronavirus. EE.UU.,
Brasil y Gran Bretaña, en el caso de Europa, uno de los que
peor estuvo en términos de casos de coronavirus, son tres
países en los cuales aparece esta cuestión de soportar con
estoicismo los costos de la pandemia.
Esto lo podemos contrastar con la estrategia de comu-
nicación política que ha adoptado el gobierno de Alberto
Fernández; la estrategia tecnocrática también se basa en
mostrar consenso político y el presidente decidió durante
todo ese primer año de la pandemia comunicar en conjunto
con actores políticos relevantes unidos detrás de la estrate-
gia elegida, no con escenificación de concordia entre el pre-
sidente y el gobernador de Buenos Aires, que pertenecen al
mismo espacio político, sino también entre el presidente y
el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
el principal dirigente representante de la oposición. Dicha
escenificación buscó en ese primer momento transmitir que
frente a la emergencia no se busca polarizar sino generar
unidad y, en el caso particular de la escenificación con los
responsables políticos sentados detrás, también aparecen
médicos miembros del comité de expertos que asesoraron
al presidente. Se puede ver, entonces, que hay una opera-
ción en la cual los expertos, como epidemiólogos e infectó-
logos, metonímicamente le prestan legitimidad tecnocrática
a las decisiones políticas que se toman. Esta estrategia ya
no funcionó a inicios de 2021, cuando la oposición buscó
capitalizar más abiertamente la insatisfacción de sectores
sociales más amplios con los muchos meses de restricciones
a la movilidad y a la educación presencial.
Los ejemplos citados sirven para exponer los dos valo-
res de la estrategia tecnocrática, que son consenso y conoci-
miento experto, y los tres valores de la estrategia más popu-
lista, que son antagonismo, polarización y coraje masculino.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 67

A modo de conclusión

A veces, se podría pensar que el populismo funciona mejor


en momentos de crisis o, tal vez, se podría decir que frente a
la pandemia el populismo funciona y no funciona al mismo
tiempo. Es decir, por un lado funciona porque es una estra-
tegia que genera resiliencia. Los presidentes populistas, a
pesar de las críticas, no parecen disminuir su capacidad de
mantener el centro de la escena y de seguir manejando el
antagonismo político, como es el caso de Jair Bolsonaro o
Donald Trump, pero, sin embargo, al mirar las encuestas
tanto de Argentina como de Brasil, EE.UU. e Inglaterra
parecería que la mayoría de las poblaciones se encuentran
más satisfechas con las estrategias más tecnocráticas y no
son muy receptivas a las estrategias polarizantes, a las estra-
tegias que les requieren coraje y aceptar los costos de la
pandemia. Sin ir más lejos, Donald Trump fue derrotado
en su intento de reelección en 2020. Es probable que, de
no haberse producido la pandemia, el resultado hubiera
sido otro.
En el caso argentino, al inicio de la pandemia, las
encuestas mostraban un apoyo muy claro a la estrategia de
minimización de casos mediante cuarentenas duras. Algu-
nas encuestas marcaban un 80% de apoyo en abril de 2020.
Sin embargo, a medida que avanzaba la pandemia ese apo-
yo comenzó a decrecer, por un lado, porque las medidas
de aislamiento se tornaron más difíciles de sostener en el
tiempo, por una insatisfacción mucho más fuerte de padres
y madres con las clases virtuales, y por una gran preocupa-
ción por el tema económico (en 2020 cayó el PBI, aumentó
la pobreza y el desempleo). De manera paralela, el apoyo
al gobierno cayó en las encuestas, hasta estar alrededor o
un poco debajo del 50%, a mediados de 2021. Sin embargo,
a julio de 2021 las encuestas siguen mostrando que exis-
te una alta preocupación por el Covid-19 y no hay una
demanda universal de abrir todas las actividades. Además,
la caída del gobierno en las encuestas no está acompañada,

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68 • La comunicación política en tiempos de Reset

al menos hasta ahora, por una subida equivalente de los


sectores aperturistas o negadores de la pandemia.
El Covid-19 ha puesto en evidencia cuál es el grado de
autonomía que tienen los gobiernos y, en este caso particu-
lar, la autonomía de los gobiernos para tomar decisiones ha
sido más que amplia en un menú que va desde cuarentena
total y tests masivos, en un extremo, a otro extremo que es
prácticamente no hacer nada y aceptar contagios y falleci-
mientos según lo que pueda contener el sistema de salud.
No hay un consenso mundial acerca de cuál es la buena
estrategia, sino que en cada país, de acuerdo con las referen-
cias ideológicas y de hábitos, los presidentes tuvieron liber-
tad para elegir qué hacer, y así ha habido dos tipos de estra-
tegias principales: una más tecnocrática o experta, basada
en legitimidad experta, y otra más polarizante, basada en
una explicación del daño que generan diferentes estrategias
de comunicación política, más allá de los ejemplos citados.
En cuanto al nivel de aprobación de las sociedades, en este
momento particular parecerían tener más aprobación las
estrategias que priorizan el cuidado y aparecen fuertemente
en la política mundial ciertas descripciones estereotipadas
de lo femenino y lo masculino como manera de generar esa
legitimidad discursiva frente a las decisiones adoptadas.

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Consenso y polarización

¿Una nueva centralidad estatal? ¿La pandemia


borra las grietas? ¿Una nueva política
para una nueva normalidad?

PABLO TOUZÓN

Consideramos pertinente comenzar con una pequeña his-


torización para entender no solo lo que es la grieta a nivel
nacional –ya que muchas veces se suele sobreargentinizar
fenómenos que son más globales–, sino también cómo es
la política que llega a esta pandemia tanto en el mundo
como en Argentina.
Primeramente, cabe describir qué es lo que llamamos
“polarización” y “grieta” en nuestra época, porque se podría
decir que tanto en Argentina como en el mundo, el conflicto
político es constitutivo, existe desde siempre. Esto es parti-
cular de lo que llamamos Occidente, porque a veces cuando
se habla de la crisis de los partidos y demás cuestiones se
tiende a universalizar algunos fenómenos que son más bien
de una parte del mundo.
Una hipótesis es que este nuevo fenómeno de la polari-
zación en la política occidental empieza con la crisis finan-
ciera de 2008 y la elección de Obama, que también fue
importante por lo que provocó en EE.UU. La guerra fría
había prohijado en Occidente un gran consenso partidario
basado en un enemigo superior que era la Unión Soviéti-
ca y los partidos comunistas. Esto se da en EE.UU., Italia,
Francia, etcétera, en donde se constituye un nuevo cen-
tro político fundado, por un lado, en esta alteridad con el
mundo comunista, y, por el otro, en el nuevo consenso del

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70 • La comunicación política en tiempos de Reset

Estado de bienestar de la posguerra, que consistía en una


vasta clase media trabajadora sobre la cual se sustentaba.
Su faceta más de izquierda era la socialdemocracia y su
faceta más de derecha, el socialcristianismo o sus versiones.
Este mundo fue cambiando hacia fines de los 70 y los 80,
y termina de cambiar en los 90. Pero, a pesar de todos los
cambios que se producen –como la caída de las dictaduras
en América Latina, la caída de los regímenes comunistas y
los nuevos partidos políticos en todos esos lugares–, vemos
que los mismos protagonistas generan nuevos consensos
en torno al nuevo paradigma del Consenso de Washington,
básicamente neoliberal. Dicho paradigma se perpetúa hasta
entrar en la década de los 2000. En América Latina tiene
otras variantes, pero en 2008 encuentra, sobre todo en los
países centrales, su ruptura más definitiva. Un consenso que
se venía tal vez desgajando, pero siempre las crisis econó-
micas mundiales funcionan como aceleradores de procesos,
es decir que existían cuestiones que se venían dando para
el fin de ese consenso intrapartidario, por lo que la crisis lo
aceleró. Es importante destacar esto porque en 2020 tam-
bién se aceleró la crisis que ya existía.
Por un lado, tenemos alrededor del mundo la crisis
explícita o implícita, dependiendo el lugar del mundo, de
los partidos que habían sido como los reyes del consenso
de posguerra primero y después, en alguna medida, de la
tercera vía de los 90.
En términos políticos, la crisis de 2008 impactó sobre
todo en los partidos de centroizquierda, o sea, impactó más
que en los partidos de centroderecha, tal vez porque lo que
hizo dicha crisis fue profundizar algunos fenómenos de cri-
sis de la clase media occidental, lo que atacó directamente
a la base más estructural de esos partidos. Son fenómenos
que, normalmente, se van con los años, pero hubo partidos
que supieron ser importantes, como el Partido Socialista
francés, que ya casi desaparecieron.
Por otro lado, la Primavera Árabe y la Guerra Civil
Siria como dos grandes fenómenos no estrictamente occi-

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La comunicación política en tiempos de Reset • 71

dentales en el sentido occidental-cristiano impactaron en la


política europea ya que estos recibieron a los refugiados y
porque fueron fenómenos mundiales.
En casi todos los países centrales se dio luego la radi-
calización y expansión de las derechas, en plural porque
tienen muchas variantes y, si bien entre algunas parece que
hay un abismo de diferencia, comparten cuestiones que las
hacen pertenecer al mismo universo político.
El Tea Party fue un fenómeno nacido a posteriori de la
elección de Obama, en donde se visualizó la radicalización
del Partido Republicano como consecuencia de la confluen-
cia entre la elección de Obama y la crisis financiera. Esto
aceleró la pérdida del centro del Partido Republicano, que
se volvió cada vez más rehén de su primera minoría inten-
sa tanto a nivel regional como a nivel sociológico. Lo que
empezó popular, en el sentido de que no fue organizado
por el partido en sentido estricto, luego llegó al poder, y
culminó con la elección de Trump.
La crisis de 2008 pone en evidencia el agotamiento de
un modelo que más que político es existencial, basado en
la expansión de las clases medias occidentales. Resaltamos
el factor occidental porque la crisis de esta zona no fue lo
mismo que ocurrió en China, por ejemplo, donde la clase
media creció en dicho período. Entonces, se puede decir
que dejó de ser un fenómeno global ya que del otro lado
del mundo no se vieron las crisis políticas, la polarización
y la desaparición del centro político, que fueron en acom-
pañamiento de la crisis de las clases medias en Occidente y
sus aparatos políticos más tradicionales. Lo que se vio fue
una expansión creciente de China a todo el mundo en la
década posterior a 2008. Esta fue la época de la consolida-
ción política de un partido que ya había superado algunos
de los desafíos primigenios de la modernización y de la
caída del muro de Berlín con autoconfianza, y que más allá
del dato económico, el crecimiento y la expansión a tasas
chinas, pasó a una expansión política. De hecho, Argenti-
na creció apalancada en ese crecimiento económico chino.

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72 • La comunicación política en tiempos de Reset

Pero lo que se ve en la década posterior a 2008, además


de la expansión china en África, Europa y América Latina,
y de que se volvió Estado acreedor de varios Estados, fue
que pasó de la expansión económica a una expansión más
política. Previamente, el ascenso chino estaba apalancado
en la idea del crecimiento económico con un crecimiento
político en cuotas, pero después de 2008 comenzó a ser
más importante el crecimiento de la expansión política, que
después de 2016 también dio otro salto.
Putin, presidente de Rusia, se benefició mucho en los
años 2000 del boom de las materias primas, al igual que
Argentina, pero en esos años lo que se vio fue, por un lado,
el mundo más clásicamente occidental en un escenario más
de retracción y crisis, y por otro lado, un escenario un poco
más expansivo y, sobre todo, de solidez política.
El fenómeno no es igual en todos lados. En América
Latina en esta década se dio el comienzo de la “crisis del giro
a la izquierda” que es el nombre que se les dio a los gobier-
nos que llegaron al poder en la década de 2000, en general,
gobiernos progresistas, afines entre sí y con dinero, que
aprovecharon para crear sus políticas sociales de inclusión
social con el boom de las commodities de los años 2000. En
2008 empezó la parte fácil del crecimiento latinoamericano
y, en algunos casos, directamente comenzó la crisis de los
gobiernos de esa época.
El proceso de Brasil fue complejo ya que unos años
después de la caída del Partido de los Trabajadores se dio
la caída de la élite brasileña, ese famoso gobierno de élites
de cuya crisis con el Lava Jato y demás es Bolsonaro hoy
la expresión más clara.
La década de la polarización en América Latina tiene
como expresión la caída de la crisis de los sistemas políticos
más ligados a la izquierda, lo que significa que la era de la
polarización perjudicó más a este tipo de gobierno.
En Argentina, después de 2008, ocurrió el conflicto
con el campo que fue, en cierta medida, el origen de la
grieta actual. En relación con el tema de la grieta, se puede

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La comunicación política en tiempos de Reset • 73

retomar una grieta metafísica histórica de unitarios y fede-


rales. Sin embargo, en este apartado decidimos trabajar el
concepto de grieta actual, que creemos que nace en 2008
porque el kirchnerismo, desde 2003 hasta la crisis del cam-
po, buscaba ocupar toda la cancha. No solo no se replegaba
sobre la primera minoría –que era con la que había llegado
al 22% de los votos–, sino que en sus diferentes mecanismos
de concertación política –básicamente la transversalidad y
la concertación plural–, buscaba ampliar el marco de sus-
tentación de su proyecto en términos políticos. El conflicto
con el campo empezó a romper definitivamente ese para-
digma y, en una transición cuyo hito se ubica luego de la
muerte de Néstor Kirchner, lo que se dio fue la transición
del kirchnerismo al cristinismo. En la década que sigue a
2008 se dio, primeramente, la creación de una nueva for-
ma del kirchnerismo, con Néstor Kirchner todavía vivo en
aquellos años 2009-2010, y luego la consolidación de un
modelo más ligado a lo que más adelante vendría a ser el
cristinismo como lo conocemos hoy.
Como vimos, la década posterior a 2008 deja entrever
en América Latina una crisis de los modelos políticos del
giro a la izquierda, y esto también pasó en Argentina: el 54%
de los votos con los que ganó Cristina Fernández las elec-
ciones de 2011 funcionan como una especie de espejismo
porque, si bien es real y con muchos motivos desde el pun-
to de vista económico y, sobre todo, del armado opositor,
después de eso el peronismo no ganó más. 2013, 2015 y
2017 fueron tres derrotas electorales que marcaron un sen-
dero de descomposición no solo de la unidad del peronismo
como tal, sino incluso del mismo bloque, del mismo kirch-
nerismo. Ese fue el sendero argentino en donde vemos que
sí hay una réplica de algunas cuestiones latinoamericanas en
el sentido de que esta época polarizadora y de fin del centro
político lo que hace en Argentina es también fomentar la
unión del mundo de la centroderecha.
A la vez, se dio la unidad del “no peronismo”. En
2015 Cambiemos (partido político) no solo se consolida

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74 • La comunicación política en tiempos de Reset

en alteridad con el cristinismo, sino que es la unidad de


todo el espectro no peronista. Antes de Cambiemos estuvo
el FAUNEN, donde el radicalismo trabajaba una hipótesis
de alianzas más ligadas al progresismo. La consolidación
de Cambiemos en 2015 fue lo que posibilitó el triunfo de
Macri, y quedó la duda –porque la era de la polarización
fue la era de los outsiders– de si Macri tuvo un poco de
outsider en su triunfo.
Recorriendo este sendero vemos que Argentina no es
tan excepcional en algunas cosas, tal vez el argentinocen-
trismo tiende a pensar que algunas cuestiones ligadas a la
grieta, la polarización y la ruptura de los acuerdos políti-
cos son argentinas, pero son más bien globales. En 2015
ganó Macri, en 2016 ganó Trump y después ganó Bolsona-
ro, entonces lo que vemos es que esa crisis de los sectores
laboristas propicia la llegada al poder de nuevos proyectos
que van de la centroderecha a la derecha abierta en muchos
lugares del mundo.
2016 es el año terrible de la globalización, recordemos
que se dio también el Brexit, es decir, se tenía el fenómeno
de crisis concurrente que encontró su concreción en 2016.
Vemos entonces que la era de la polarización, en términos
generales e históricos, recorrió todo Occidente, que tie-
ne factores profundos y que efectivamente carcomió gran
parte de los sistemas políticos en el mundo. El triunfo de
Trump realmente no es menor ya que, básicamente, el sis-
tema político americano está hecho para evitar los outsiders,
los checks and balances institucionales sumados a muchas de
las cuestiones ligadas a cómo funciona la política america-
na, en buena medida, para evitar la llegada de alguien como
Trump. Lo que vemos es que las instituciones norteameri-
canas no cambiaron, y que cuando cambia la cultura política
que las sustentaba –esto es una cierta idea común entre el
Partido Demócrata y el Republicano de qué es lo central
de los valores norteamericanos–, entran en jaque, como
podría pasar en un país como Argentina. Es decir, había
alguna resiliencia dada por sentada que dependía mucho

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La comunicación política en tiempos de Reset • 75

más de factores culturales que de factores institucionales.


En todo caso, EE.UU. es interesante porque es la primera
potencia mundial y es donde la radicalización política hoy
llega hasta su mayor extremo. No estamos hablando del
fenómeno lateral, estamos hablando de fenómenos que se
dan en el centro del dispositivo mundial y lo vemos con
Trump en 2020.
Hacia este momento estábamos llegando hasta 2019
antes del coronavirus. Volviendo al caso argentino, con-
sideramos pertinente hablar del paradigma del Frente de
Todos (partido político) porque, en términos de lo que es
el rearmado después de la crisis de los partidos políticos
del centro hacia la izquierda en el mundo y en Argentina,
se ve una estrategia que encuentra en la despolarización
tal vez un principio de salida, y hablamos de principio de
salida porque no está claro que vaya a funcionar en el futu-
ro, pero al menos en términos electorales y de armado de
gobierno funcionó.
Al preguntarnos si, como efectivamente la polarización
tendió a favorecer a las derechas y es normal que las
izquierdas intenten encontrar otro mecanismo para vol-
ver al poder, lo que tenemos es un fenómeno que empezó
antes del coronavirus, entonces el nuevo consenso no es
solamente por la pandemia. Fue un proceso largo, de cri-
sis y derrotas que fue cimentando la idea de que hay que
construir una especie de nueva mayoría en los partidos de
izquierda o, al menos, no liberales o no de centroderecha.
Cuando llegamos al coronavirus esto ya estaba sucediendo,
no es que el Covid precipitó la conformación de nuevas
alianzas, sino que, en todo caso, tal vez las potencie. Cuando
llegó el coronavirus se debatió mucho la reacción de los
Estados frente a la crisis sanitaria y económica, y lo que se
tiende a ver es que, efectivamente, los gobiernos originados
en esta especie de extrema polarización hacia la derecha,
como en el caso Brasil o de EE.UU., y en menor medida el
caso Inglaterra, fueron los menos eficientes en Occidente
en la contención del virus.

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76 • La comunicación política en tiempos de Reset

Hay quienes sostienen que la grieta era más un epi-


fenómeno de una crisis de un modelo social económico
que sirve para ganar elecciones, pero no permite gober-
nar. Esto podría explicar en buena medida lo que estamos
viendo en Brasil y en EE.UU., donde entraron en crisis los
modelos que nacieron de la crisis, que están frente a su
propia grieta en algún punto porque no es posible controlar
la crisis del coronavirus, que es nacional, no es partidaria
ni identitaria, es de todos. A los partidos o los modelos
políticos basados en minorías intensas les cuesta encontrar
hasta discurso para esto, y así también se da en Argenti-
na, es decir que el coronavirus no es para kirchneristas o
macristas, no es para republicanos o demócratas, etcétera,
es universal, entonces este tipo de esquema político no le
encuentra una resolución.
A la vez, es un tema de debate si los modelos autori-
tarios son más eficaces para la contención del virus porque
hablamos de nuevo consenso o nueva centralidad estatal.
En las guerras y demás situaciones por el estilo, siempre el
Estado se expande, y si esto deviene en un modelo políti-
co social es otro tema, si es que existe una economía que
permita sostener eso en el tiempo. El Estado se expande
mecánicamente en estos casos porque asume funciones que
el mercado no puede asumir. El mercado no funciona bien
en la excepción, pero el Estado sí, para eso está. En el caso
chino, específicamente, la idea de que China por tener un
régimen político particular pudo agarrarle la mano al virus
es real hasta cierto punto, porque luego se observa que en
Corea del Sur o en otros países orientales, incluso en otros
países como Nueva Zelanda, también se pudo enfrentar al
virus más rápidamente. Lo que tienen en común estos paí-
ses es que, efectivamente, no basan su sistema político en
una polarización extrema de minorías intensas, sino que se
basan en algún grado de consenso o de unanimismo, que
puede ser el caso del Partido Comunista directamente no
democrático, pero también en otros casos democráticos con
la unanimidad como valor. Cuando empezó la cuarentena

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La comunicación política en tiempos de Reset • 77

en Argentina estaba la famosa foto en la que están Alberto


Fernández, Larreta, Kicillof, Perotti y el gobernador Mora-
les, a partir de la cual se empezó a hablar del unanimismo
en Argentina.
Hay algo en la resolución de las crisis de los países
a los que mejor les está yendo que es un sistema político
más sólido, incluso el alemán, entonces ahí vemos cómo
un sistema político sólido y resiliente es un factor para el
triunfo en la pandemia del coronavirus. Los sistemas que
tuvieron dificultades con la aparición de los outsiders, las
crisis de sus élites y demás hoy no pueden dar respuesta a la
crisis global que se está dando.
A modo de cierre, cabe preguntarnos si en el caso
argentino no hay una casuística histórica en este sentido
donde efectivamente las crisis, muerto el Partido Militar o
cuando todavía estaba semivivo, sean de esta manera tam-
bién, y si hay una solución argentina frente a las crisis.
Es interesante también el caso de Alfonsín, quien fue el
factor ordenador al asumir su rol sistémico dentro de la
política argentina, en donde tuvimos dos grandes crisis, la
de 1989 y la de 2002, y estamos llegando tal vez a otra.
2008 fue una crisis también, pero no fue tan estructural en
términos económicos. En 1989 teníamos esta situación de
la transición en donde se observó a la clase política contra el
Partido Militar, y fue cuando se decidió que efectivamente
los militares no iban a terciar más; se estaba haciendo una
nueva clase política de la democracia, con las concesiones
que conocemos y demás, pero dispuesta a existir y a no
transigir con los militares, por lo menos en el hecho de que
no sean poder. Esto culminó con la represión de Menem a
los carapintadas apenas asumió. Fue un proceso de vastos
sectores de la política argentina, no fue un proceso que hizo
solo Alfonsín o Menem. La desaparición del Partido Militar
como factor político es algo que hicieron en un esquema de
un nuevo consenso, pero también había un consenso por-
que había un objetivo estratégico, que se puede considerar
malo o bueno, pero había uno.

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78 • La comunicación política en tiempos de Reset

Luego se dio el fin de la convertibilidad. Recordamos la cri-


sis política argentina con el Congreso prendido fuego y la eco-
nomía también. Frente a eso, la solución que se encontró fue el
pacto radical-peronista, o lo que quedaba de ellos, ejemplificado
en Duhalde y Alfonsín. Después, incluso Duhalde confesó que
su gobierno de 2002 fue un acuerdo con Alfonsín. Lo interesan-
te de esto es que Argentina hasta 1983 solucionaba sus crisis con
golpes militares y desde 1983, en general, las soluciona un grado
de acuerdo político de sus élites.
Cabe preguntarse si hoy nos encontramos explícita o
implícitamente en la misma lógica, la misma casuística his-
tórica. Estamos ante otra forma, obviamente, actualmente es
más complejo porque ni el Frente de Todos ni Cambiemos son
100% hegemónicos, tal vez como podrían haberlo sido en otro
momento los distintos factores intervinientes. Pero la pregunta
es si en una situación de crisis sanitaria y económica, de rece-
sión, se puede evitar el 2001 político. En 2001 se tenía un ele-
mento económico, un elemento social y un elemento político, y
actualmente no está pasando la crisis política. Si creemos que la
política puede generar escenarios y no solo ser representación
de lo que hay, el desafío es darle a Argentina, en un mundo en
cambio y transición, esa resiliencia y esa estabilidad al sistema
político que le permita ser un factor que sume.
Actualmente, Argentina tiene una economía bastante
destrozada y no tiene la resiliencia liberiana del Estado ale-
mán, del Partido Comunista chino o de la economía norte-
americana. Entonces, es importante que el sistema político fun-
cione porque es casi lo único que puede funcionar como primer
motor, y esto es un gran signo de interrogación. Entre el inicio
de la cuarentena y la actualidad, basado en la llegada al poder
de Alberto Fernández como un factor modelador del peronis-
mo, en el entrenamiento de Rodríguez Larreta como un factor
modelador de Cambiemos y en la cuarentena sanitaria, se logró
un poco ese acuerdo, así como también evitar las situaciones
del estilo brasileño. Desde este punto, si se puede construir una
agenda a futuro, tanto en el caso argentino como en el resto del
mundo, es un gran signo de interrogación.

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Infodemia: fak
akee new
newss, tr
trolls
olls
y sobreinformación

¿Es posible avanzar


hacia una nueva dieta informativa?

NATALIA ARUGUETE

Este apartado gira en torno a la preocupación creciente


que hay en distintas sociedades frente a las operaciones de
fake news. Cierto es que, responsabilizando muchas veces al
“usuario de a pie”, nos preguntamos cómo puede ser que
creamos cosas que son obviamente falsas.
Hoy, incluso, cuando volvemos a ver ciertas noticias
que fueron publicadas en los momentos iniciales de la pan-
demia nos damos cuenta de que no podrían ser verdaderas.
Sin embargo, en su momento fueron objeto de una cons-
trucción noticiosa y estuvieron acompañadas de un criterio
de noticiabilidad muy consolidado, dos aspectos que las
dotaron de credibilidad. Dado que es imposible hablar de
verdades absolutas cuando se trata de discursos de actua-
lidad, es importante preguntarse qué tipo de mensajes son
verificados o pueden ser constatados y corroborados con
otras fuentes. Ahora bien, cuando consumimos informa-
ción y, más aún, cuando la circulamos en redes sociales,
apoyamos nuestras creencias y certezas sobre determinados
acontecimientos en otros actores: en nuestros pares y en
la autoridad que esos pares tienen sobre nosotros o en la
confianza que tenemos en determinadas instituciones. Lo
cierto es que dicho consumo y difusión de información en
redes sociales es más incidental y, al mismo tiempo, mucho

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80 • La comunicación política en tiempos de Reset

más dinámico y veloz, vertiginoso y hasta peligroso, para la


preservación del sistema democrático.

¿En qué marcos tendemos a creer información que es


falsa?

La pregunta es en qué marcos tendemos a creer informa-


ción falsa. Nos interesa particularmente analizar la circula-
ción de noticias falsas y, más aún, sus efectos en escenarios
polarizados. Al analizar el diálogo político en el escenario
digital, gran parte de las veces nos encontramos con redes
que han polarizado su conversación. Los usuarios que se
identifican con ideas de derecha o se autoposicionan dentro
del espectro ideológico de la derecha mantienen un diálogo
endogámico con usuarios ubicados en esa misma región de
la red. Así se forman burbujas de filtro claramente definidas
en las que se da una interacción casi exclusivamente endo-
gámica. En consecuencia, baja casi a 0 la interacción con los
miembros de otras comunidades…, comunidades virtuales
y comunidades de valores.
Para poder ejemplificar qué nos pasa, por qué creemos
cosas que serían obviamente falsas y que no tenemos con
qué constatar la distinción entre verdades y falsedades,
tomamos una anécdota del joven republicano Eric Tucker, a
quien en nuestro libro llamamos “el crédulo Mr. Tucker”. El
caso de Tucker ejemplifica la ruptura de ciertos consensos
cuando una noticia falsa se convierte en fake news y, en
definitiva, en un acto político para generar violencia.
Mr. Tucker volvía a su casa en Austin, Texas, al día
siguiente de las elecciones en las que había ganado Donald
Trump. De pronto observa una fila de autobuses cerca de
su casa y cerca, también, de una manifestación anti Trump.
Texas es un estado fuertemente republicano, aunque Austin
es una isla demócrata dentro de ese estado; pero este dato
no fue contemplado por Tucker en su inferencia.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 81

El joven republicano tomó fotografías de esos auto-


buses y dedujo que esos micros habían trasladado a los
manifestantes que se encontraban cerca del lugar, producto
de su sesgo de confirmación, que lo llevó a atar cabos y
acortar camino en sus conjeturas para arribar a una expli-
cación rápida aunque errada. Esta es una protesta que no es
tan “espontánea” como se dice, publicó Tucker junto a las
fotografías, en su cuenta de Twitter.
¿Qué pasó con el tweet de Tucker? No solo fue res-
pondido por el mismo Donald Trump sino que, además,
algunos medios de ultraderecha lo retweetearon, con lo que
aquel posteo falso publicado al día siguiente de las eleccio-
nes tuvo una enorme viralización entre los usuarios de la
burbuja republicana —más de 14.000 likes y más de 16.000
retweets—. El haber compartido ese mensaje supone un alto
compromiso afectivo y aceptación de esa narrativa. Con-
forme pasaron los días, varios medios tradicionales, como
el New York Times, investigaron el caso (entrevistaron a Mr.
Tucker y a los dueños de la compañía de autobuses) y cons-
tataron que esos autobuses habían trasladado a más de 3000
profesionales a una conferencia en un hotel cercano de allí
organizado por Tableau Software. Días después, Mr. Tucker
asumió que su sesgo cognitivo y su prejuicio republicano
devinieron en la creación de un mensaje falso. Y corrigió
aquel tweet. Lo interesante es que la publicación de esa
corrección alcanzó apenas 7 likes y 4 retweets.
Este es un ejemplo elocuente de cómo en redes polari-
zadas, sobre todo en el marco de las campañas electorales,
los mensajes falsos que confirman creencias previas y pre-
juicios entusiasman a esos usuarios que integran una comu-
nidad ideológica y los mueve a compartir ese mensaje. En
otras palabras, se trata del placer de compartir un discurso
que confirma idiosincráticamente los valores que circulan
en una comunidad virtual.
En el momento inicial de publicación del tweet falso,
Mr. Tucker se dejó llevar por una ruptura del consenso
cognitivo, en la medida en que sus prejuicios completaron

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82 • La comunicación política en tiempos de Reset

vacíos en la información y lo condujeron a construir un


contenido falso que, alentado y capitalizado políticamente,
se convirtió en fake news. Dicho aprovechamiento políti-
co quedó condensado en algunas autoridades de las redes
sociales que fueron clave, tales como Donald Trump o
medios de derecha como el Breitbart News, encargados de
aumentar dicha viralización de manera exponencial. Por el
contrario, cuando la corrección del tweet ya no hermanó
idiosincráticamente a los usuarios de la derecha política, la
posibilidad de difusión de ese tweet cayó a niveles casi nulos.
En un estudio de fact checking que realizamos recien-
temente en el equipo con Ernesto Calvo, Tiago Ventura y
el equipo de Chequeado, observamos que la confirmación
de creencias previas genera en los usuarios una motivación
que los entusiasma a compartir ese mensaje. En otras pala-
bras, se da un refuerzo positivo donde además de confirmar
que ciertos atributos de un mensaje son cognitivamente
congruentes, se los adjudica como verdaderos —lo que lla-
mamos “dos veces sí”—. En cambio, adjudicar un contenido
de “falso” desalienta al usuario a compartir el mensaje y por
ende, ello supone menor nivel de expansión y penetración
de dicha información en la red social.
En este sentido, cabe aclarar que, particularmente en
escenarios polarizados, la propagación de fake news es en sí
misma un ejercicio de poder que busca generar un daño en
el oponente. Ese daño tiene un segundo efecto: energizar a
la tropa propia. En este punto, las fake news pueden pensarse
como el equivalente a un acto de bullying. No solamente
por burlarse de las vulnerabilidades de un o unos otro/s,
sino además por lograr que los propios acompañen y aplau-
dan esa burla. Entonces, el ejercicio del poder en el marco
de escenarios polarizados daña a un oponente y, al mismo
tiempo, se trata de mostrarle al otro que se tiene poder y
que se lo puede dañar.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 83

¿Qué es la polarización?

Cuando hablamos de polarización política, ideológica y


afectiva nos referimos a una polarización que es percibida
entre dos o más candidatos y partidos políticos. La pola-
rización se inicia en términos subjetivos y tiene que ver
con cómo percibimos la distancia que nos separa del otro
y, cuanto más distante es esa brecha, más irreconciliables
son nuestras percepciones del mundo político. Donde más
claramente se observan estas distancias es entre nosotros
y un determinado candidato o partido político. Pensemos,
por ejemplo, en esta idea de polarización afectiva percibida
por los votantes en el marco de esta pandemia. Partien-
do de varias encuestas realizadas simultáneamente, lo que
observamos en Argentina hacia abril/mayo de 2020 —con
un escenario distinto al actual y donde la ciudadanía estaba
menos polarizada— es que las identificaciones partidarias
tenían impacto no solamente en la percepción de riesgo,
sino también y como consecuencia de ello, en cómo com-
prendíamos, incorporábamos y aceptábamos o no las deci-
siones de política pública que se estaban llevando a cabo
como respuesta a la pandemia.
Lo que constatamos en estos sondeos es que la iden-
tificación partidaria —que es una forma de polarización
afectiva y no necesariamente ideológica— nos lleva a tener
una percepción distinta del riesgo en el marco de esta pan-
demia o de cualquier evento político. Aquellos votantes
que se identifican con el oficialismo mostraron un mayor
sentimiento de temor a contagiarse —riesgo sanitario— y,
en cambio, aquellos que se identifican con la oposición
reportaron un mayor temor a perder su trabajo —riesgo
económico—. Estas percepciones de mayor riesgo sanitario
desde el oficialismo y de mayor riesgo económico desde la
oposición se condicen con el nivel de aceptación positiva
que hay desde los votantes del peronismo hacia las decisio-
nes que ha tomado el presidente Alberto Fernández como
respuesta a la pandemia y, en cambio, hay una percepción

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84 • La comunicación política en tiempos de Reset

muy negativa en quienes votaron por Mauricio Macri en


las últimas elecciones.
Es decir que las identificaciones partidarias, que se
inscriben dentro de los estudios de polarización afectiva,
influyen en las percepciones mismas del riesgo que impli-
ca la pandemia. O sea, las percepciones no están por fue-
ra de otros factores que nos posicionan ideológica, políti-
ca y afectivamente. Además de que la identidad partidaria
encausa nuestras percepciones sobre las decisiones de polí-
tica pública, influye fuertemente en cómo percibimos el
riesgo y en cómo percibimos las ventajas y las desventajas
de una determinada decisión de política pública, también
determinados encuadres comunicacionales pueden activar-
nos dicha polarización: un mensaje negativo es mucho más
probable que profundice la percepción de polarización que
un mensaje positivo.
Esto también fue corroborado en un experimento
hecho en el marco de esta pandemia, que comentaremos
brevemente. Basados en el respaldo teórico del framing,
observamos que determinados elementos de encuadre, que
pueden ubicarse en un lugar u otro del mensaje, generan
distinto tipo de percepciones e interpretaciones en el inter-
locutor de ese contenido. Por ejemplo, uno de esos elemen-
tos de encuadre es la autoridad del mensaje —¿quién es el
autor de ese posteo?—; si lo firma Página 12 va a generar en
cada uno de nosotros un efecto distinto a que si el autor del
mensaje es el diario La Nación, por caso. Del mismo modo,
si nosotros nos encontramos con una imagen en donde
observamos a tres dirigentes que provienen de partidos
políticos distintos, como el caso de Rodríguez Larreta en
relación con Alberto Fernández y Kicillof, esa idea de cola-
boración tendrá un efecto distinto que si nosotros ponemos
una imagen, por ejemplo, de dos dirigentes peronistas. La
idea de colaboración versus la idea de mayor identificación
partidaria y de distancia respecto del otro en las imáge-
nes que podemos ver de dirigentes también son elementos
de encuadre que tienen distinto efecto sobre nosotros. A

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La comunicación política en tiempos de Reset • 85

estas conclusiones llegamos a partir de la aleatorización de


estos componentes de un tweet (autoridad, texto lingüístico-
verbal, imagen, apoyos) en más de 140 combinaciones. A
partir de esta aleatorización, el interlocutor era expuesto a
dos tweets apareados y debía elegir uno de ellos.
Finalmente, el elemento encuadre lingüístico-verbal
tiene un gran peso al competir y/o complementarse con la
imagen en términos de importancia. No es lo mismo mos-
trar al presidente en una imagen que expresa colaboración
interpartidaria que en una imagen junto a la vicepresidenta
Cristina Fernández, que expresa un encuadre fuertemente
identitario. Por otro lado, tenemos mensajes más polarizan-
tes, por ejemplo, de crítica hacia el gobierno y hacia la polí-
tica sanitaria previa como causa de que estemos afrontando
una pandemia en estos términos. Se trata de una mirada
retrospectiva polarizante frente a otra mirada prospectiva
y de colaboración. Estos elementos de encuadre se fueron
rotando y combinando en tweets apareados y produjeron
fuertes efectos, al aumentar o disminuir los sentimientos de
polarización, sobre todo de polarización afectiva.

¿F
False new
newss o fak
akee new
newss?

A modo de cierre, la pandemia se inició con un marco de


mayores niveles de consenso en Argentina, mayores inclu-
so que en otros países que hemos analizado, tales como
México o Brasil. Y esos niveles de consenso fueron genera-
dos por una demostración de colaboración y coordinación
entre dirigentes con responsabilidad ejecutiva de distin-
tos niveles, que se mostraron colaborando para poder salir
juntos de esto, y donde fueron muy fuertes, además, los
mensajes tendientes a “cuidarnos entre todos”. Esa serie de
mensajes y percepciones de mayor consenso, que dejaron
una huella fuerte en los primeros tiempos de la pandemia,
poco a poco se fueron modificando y tendieron a un mayor

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86 • La comunicación política en tiempos de Reset

nivel de polarización, en gran medida explicada por las dife-


rencias en términos de identidades partidarias.
En ese marco, cabe distinguir entre lo que se entiende
por noticia falsa y fake news. El ejemplo de Eric Tucker
muestra cómo algo que empieza como una noticia falsa
—un mensaje tergiversado y descontextualizado —, que se
inicia de manera involuntaria producto del razonamiento
motivado de este joven republicano, puede convertirse en
una operación política que tiene el objetivo de generar un
daño en otro.
En un escenario un poco más polarizado que el de
inicios de la pandemia, el caso de Villa Azul es un ejemplo
muy ilustrativo de cuáles son las combinaciones, las coordi-
naciones y las convergencias por parte de distintos tipos de
actores que participan de la conversación en redes sociales
para que esto constituya una fake news. Cuando hablamos
de la convergencia y la coordinación de distintos tipos de
actores nos referimos a que no son suficientes los trolls,
aun cuando esos trolls pertenezcan al elenco estable de las
autoridades de las redes en los últimos cuatro años. Eso es
importante pero no es suficiente. ¿Por qué? Porque es nece-
sario, además, que se produzca la intervención del aparato
político, que esté dispuesto a hacer crecer el volumen de
ideas, de sesgos y de estrategias de desinformación. Es nece-
sario también que haya medios apócrifos —que llamamos
“fake news mills”—, que pretenden dar sensación de noticia-
bilidad, pero que están llamados a generar información falsa
y tergiversada a granel. Finalmente, también es importante
la contribución voluntaria o no de medios tradicionales con
mayor reputación en la medida en que participan de la ope-
ración o, al menos, generan un encuadre comunicacional en
el cual esa fake news alcanza altos niveles de resonancia.
Reconstruyamos brevemente esta operación de desin-
formación. Se utilizaron imágenes de una protesta en Chile
para hacerlas pasar por una manifestación de habitantes
dispersos de la Villa Azul. Los primeros mensajes fueron
creados por trolls, cuentas fake que eran influencers en la

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La comunicación política en tiempos de Reset • 87

burbuja de la derecha política de los últimos años. La cuenta


llamada “El anti opereta k” inició un mensaje donde mostró
una imagen de Chile que atribuyó a habitantes de Villa Azul.
Ese mismo usuario publicó otro posteo al día siguiente que,
de hecho, logró mayores niveles de viralización porque ya
estaba circulando el anterior y con ello, había movilizado a
distintos usuarios de un lado y del otro de la grieta.
Asimismo, otro de los trolls del elenco estable de la
comunidad de la derecha publicó la misma imagen que, casi
al mismo tiempo, publicó Infomedia —un medio apócri-
fo mandatado a generar noticias falsas que buscan silen-
ciar el escenario, entorpecer la discusión y atacar además a
los oponentes—. Usaron exactamente las mismas imágenes,
una el 24 de mayo y otra el 25 de mayo.
Finalmente, las imágenes que transmitió el canal de
noticias TN fueron las mismas que transmitió Infomedia.
No es menor el hecho de que varios twitteros pudieron
constatar rápidamente, con una búsqueda en la web muy
sencilla, que estas fotos eran falsas y que no pertenecían
a Villa Azul. TN, en cambio, se demoró más en aclarar el
error. No tengo pruebas para inferir que ese canal de noti-
cias haya participado activamente de esa operación polí-
tica, en tanto que eso le causa perjuicios reputacionales,
pero, cuanto menos, hubo un descuido en no corroborar
esa información.
La construcción de información falsa que puede deve-
nir o que puede iniciarse como una operación política de
fake news se va construyendo, no sale de la computadora
de un nerd que está aburrido. Se requiere de un conoci-
miento profundo de la idiosincrasia y los valores de las
comunidades virtuales y políticas en las que esta noticia se
inscribe y que puede ser viralizada. Se requiere también de
un aparato político que esté atento a poder avanzar para
darle consistencia a dicha estrategia. En muchas ocasiones,
estos tienen centros mediáticos detrás desde los cuales dise-
ñan estas piezas comunicacionales. Todo eso requiere de
mucho financiamiento, pero sobre todo de la coordinación

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88 • La comunicación política en tiempos de Reset

de distintos tipos de usuarios para que esa propagación


quede garantizada. Entonces, no podemos pretender que
el usuario esté atento y se dé cuenta de que la noticia
es falsa porque, en cierta forma, “demandaremos” noticias
falsas siempre que estas confirmen nuestras creencias y,
por ende, estamos más propensos a recepcionarlas afecti-
vamente. Ahora bien, retomando lo planteado al comienzo:
no somos los usuarios de a pie los que tenemos posibi-
lidades de verificar esta u otras falsedades, dado que hay
una combinación y coordinación de distintos usuarios que
contribuyen a la creación de una noticia falsa aprovechada
políticamente para convertirse en fake news.

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¿Más mujeres líderes o feminización
de la política?

Algunas evidencias en tiempos de pandemia

CELIA KLEIMAN

Contexto

Me parece importante comenzar esta charla aportando


algunos datos que contextualicen el tema a tratar.
Comenzaré señalando que, si bien más del 50% de
la población mundial son mujeres, el 90% de los jefes de
gobierno de los 193 países que forman parte de la ONU
son hombres, al igual que el 76% de los que ocupan car-
gos parlamentarios, según datos proporcionados por esta
misma organización.
La gran mayoría de los países no han sido gobernados
nunca por una mujer. En el año 2015 se proyectaba que
en 30 años se cerraría esta brecha, pero nuevas estimacio-
nes indican que esto tomará seguramente más del doble
de tiempo.
Más de la mitad de las mujeres jefas de Estado están
en Europa. En el caso especial de los países nórdicos, todos
los gobiernos, con excepción de Suecia, están encabezados
por una mujer. Tres mujeres se desempeñan como jefas de
Estado en Asia, una en África y una en el Pacífico. Ningún
país de los estados árabes ha tenido una mujer como jefa de
gobierno. En América del Sur tres mujeres han llegado en
el pasado a presidir el Ejecutivo: Dilma Rousseff, Michelle
Bachelet y Cristina F. de Kirchner.

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90 • La comunicación política en tiempos de Reset

A nivel de cargos ministeriales, hoy las mujeres ocupan


el 50% en 16 países. Y en otros 16 países representan algo
más del 40%. En España y Finlandia, este porcentaje aumen-
ta a más del 60%. Finlandia es, además, el único país que
tiene paridad de género en el gabinete y que está gober-
nado por una mujer.

Antecedentes históricos

El antecedente más temprano de la lucha por los derechos


de la mujer se remonta al período de la Revolución france-
sa, con la conformación en el año 1791 de la Sociedad de
Mujeres Revolucionarias Republicanas, que ya reivindica-
ba que los ciudadanos de ambos géneros debían tener sus
representantes y participar en la redacción de las leyes.
En el año 1848 dirigentes feministas de diversos países
se reunieron en Nueva York y emitieron la declaración de
Seneca Falls, donde se reclamaba el derecho al sufragio. En
1888 se constituyó el Consejo Internacional de Mujeres,
que incorporó esta misma demanda.
El primer país con voto femenino fue Nueva Zelanda
en 1893, seguido por Australia en 1902, y en las dos pri-
meras décadas del siglo XX, por Finlandia, Noruega, Dina-
marca, Holanda, Rusia, Suecia y Alemania. En tanto, EE.UU.
lo aprobó en 1920.
En 1929 Ecuador se constituye como el primer
país latinoamericano en el que las mujeres comenzaron
a ejercer el derecho al sufragio. A partir de ello, se
inició un ciclo en el cual la región lo fue introduciendo
paulatinamente. En 1932 en Uruguay y Brasil. En 1939
en El Salvador, en 1942 en República Dominicana y en
1945 en Guatemala y Panamá. En 1947 en Argentina y
Venezuela. El último en admitir el voto femenino fue
Paraguay en 1961. Es decir, llevó algo más de 30 años
que toda nuestra región lo incorporara.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 91

En los años 70 y 80, América Latina vivió un verdadero


auge del movimiento feminista. Los grandes movimientos
sociales que habían estremecido a Europa y EE.UU. a partir
del mayo francés de 1968, los avances de los movimientos
anticolonialistas y el de las luchas de liberación nacional
crearon las bases para el desarrollo de un movimiento feme-
nino de alcance continental.
Este movimiento, si bien se centró principalmente en
la lucha contra la discriminación laboral de la mujer, tam-
bién reclamaba igualdad de oportunidades en las restantes
esferas de la sociedad, y demandaba el acceso de la mujer a
los derechos sexuales y reproductivos fundamentales.
Es a partir de los años 90 cuando el movimiento femi-
nista comienza también a promover una mayor participa-
ción política de la mujer y se articula estratégicamente con
las pocas mujeres que habían logrado hacer carrera al inte-
rior de los partidos políticos.
En este proceso juegan un rol fundamental los distintos
convenios que se pactaron a nivel internacional a fin de
disminuir la desigualdad de género, con los hitos que se
detallan a continuación. En 1992 se celebra en Atenas la
1ra. Cumbre Europea de Mujeres en el Poder que lanza,
por primera vez, la idea de la democracia paritaria. En 1993
todos los países de América Latina y el Caribe ratifican la
Convención para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que obliga a los
Estados parte a adoptar las medidas necesarias para garan-
tizar que las mujeres tengan iguales requerimientos que los
hombres a fin de ser electas en los distintos organismos
públicos. En 1995 se celebra en Beijing la IV Conferencia
de la Mujer organizada por las Naciones Unidas, con una
nutrida delegación argentina.
En América Latina los derechos políticos de la
mujer han sido reconocidos por la Declaración Ame-
ricana de los Derechos y Deberes del Hombre y por
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Al
mismo tiempo, la Corte Interamericana de Derechos

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92 • La comunicación política en tiempos de Reset

Humanos también estableció la necesidad de adoptar


medidas especiales para garantizar la “igualdad de acce-
so de la mujer a la participación en la vida pública”.
En 1991, con la aprobación de la Ley de Cupos
en Argentina, se inicia en América Latina un ciclo de
incorporación de cuotas femeninas de candidaturas en
las leyes y códigos electorales de los países, así como
en las normas estatutarias de muchos partidos políti-
cos de la región.
Los datos disponibles demuestran que en los países
en que se impusieron cupos de candidatas mujeres se
logró que ellas tuvieran una mayor representación polí-
tica. En cambio, en aquellos en los que este mecanismo
no se utilizó, la cantidad de mujeres en los distintos
niveles de la acción política ha aumentado muy lenta-
mente o, directamente, se ha estancado o reducido.
Se estima que hay 97 países en el mundo que cuen-
tan con cuota femenina, y que 168 partidos políticos en
69 países disponen de esta norma.

Posicionamiento de la mujer

En un estudio realizado en 75 países que representaban


el 80% de la población mundial, la mitad de los entre-
vistados opinaron que los hombres son mejores líderes
políticos que las mujeres, y más del 40% consideró que
los hombres también son mejores directivos de empre-
sas. Lo interesante es que estos porcentajes correspon-
dieron a entrevistados de ambos sexos.
Es frecuente que tanto las candidatas como las
políticas en ejercicio en los distintos niveles enfrenten
grandes barreras, desde resistencias dentro de su propio
partido hasta hostigamiento y trato discriminatorio por
parte de los medios de comunicación y, en el caso de las
candidatas, aún por parte de los potenciales votantes.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 93

Ciertos estereotipos de género llevan a que cuando


son las mujeres las que ejercen cargos de alta respon-
sabilidad, la sociedad sea doblemente más exigente. Hay
una vara más alta: las mujeres deben demostrar a cada
paso y en cada momento que son aptas, capaces, efi-
cientes y competentes.

Ahora bien, ¿está más capacitada la mujer para ser


líder?

Frente a esta pregunta, la realidad es que no hay ninguna


evidencia empírica que lo demuestre. Los atributos que
definen a un buen líder pueden ser detentados tanto por un
hombre como por una mujer. No parece haber una diferen-
cia según el tipo de cromosomas.

Perfil de atributos de un líder “ideal”


A partir de los resultados de una serie de estudios cua-
litativos que hemos realizado en la Consultora a lo largo
de los años, sintetizamos a continuación los atributos que
para la ciudadanía debe reunir un líder o dirigente “ideal”.
Estos son:
• capacidad para el cargo
• honestidad
• sensibilidad social y empatía con la gente
• humildad
• que escuche y resuelva los problemas de la gente
• que cumpla con lo que promete en la campaña electoral
• credibilidad y confiabilidad
• que se rodee de un buen equipo
• que armonice posiciones, más allá del partido político
que represente y
• que cuente con un proyecto de país sustentable

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94 • La comunicación política en tiempos de Reset

En síntesis, se demanda una combinación de liderazgo


racional y carismático. Y la realidad es que este perfil puede
ser detentado tanto por un hombre como por una mujer.
Ninguno de estos atributos es privativo de un determina-
do género.
De ahí que, cuando en los estudios se pidieron ejemplos
de un dirigente ideal, aparecieron nombres de dirigentes
hombres y mujeres, obviamente en menor medida en este
último caso, dada la notoria menor proporción en que han
ejercido cargos ejecutivos.

Liderazgo político femenino


La elección más cercana para ejemplificar este punto
es la de EE.UU. en 2020. Había varias precandidatas
mujeres para la fórmula presidencial del Partido Demó-
crata: Kamala Harris, Elizabeth Warren, Amy Klobuchar
y Stacey Abrams. A pesar de tener un buen registro
de elecciones ganadas en relación a otros precandida-
tos hombres, distintas encuestas mostraron el temor
de los votantes tanto demócratas como independientes
respecto a que una mujer pudiera vencer a Donald
Trump, percepción compartida tanto por encuestados
hombres como —aunque en menor proporción— por
encuestadas mujeres.
Dado que nunca hubo una presidenta mujer en dicho
país, estas deben esforzarse por demostrar una y otra vez
que están preparadas para serlo, aspecto que en el hombre
parecería considerarse más innato. Finalmente, el proceso
de la interna demócrata concluyó ungiendo a una mujer
—Kamala Harris— pero solo como compañera de fórmula
de Joe Biden para la vicepresidencia.
Jacinda Arden, Angela Merkel, Cristina Kirchner,
Michelle Bachelet, Dilma Rousseff son seguramente pro-
ducto de sociedades que se permiten votar y seguir a muje-
res líderes, pero no todas las sociedades parecen estar pre-
paradas por igual.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 95

Ahora bien, la ausencia o la subrepresentación de las


mujeres en la vida política impacta directamente en el reco-
nocimiento y la ampliación de sus derechos, y contribuye a
perpetuar la desigualdad de género en el ejercicio del poder
y en los espacios de toma de decisiones.
Al mismo tiempo, se ha demostrado que una mayor
representación de las mujeres en los Parlamentos ha asegu-
rado el avance en leyes sobre violencia familiar, protección
de la niñez, derechos sexuales y reproductivos y en los que
apuntan a la inversión en áreas clave como salud, educación
y protección social.
Se ha criticado que las mujeres se hayan dedicado a
estos temas, entendiendo que reproducen su rol tradicional
en la sociedad, sin embargo, la realidad es que hasta que no
hubo una representación parlamentaria femenina significa-
tiva, estos problemas no habían sido siquiera abordados. Y
en varios foros se ha opinado que cuando las mujeres son
las que gobiernan, se logran gobiernos más sustentables,
inclusivos y orientados al bienestar general.

Liderazgo femenino y feminismo


Hay mujeres empoderadas que no llegan a ser líderes y muje-
res líderes que no están empoderadas.

Cuando se habla de paridad de género, se apunta funda-


mentalmente a romper el “techo de cristal”, esta barrera
invisible que hace que las mujeres no puedan escalar más
allá de ciertas posiciones. Hoy, incluso, se hace más refe-
rencia a un “laberinto de cristal” porque ya se trata de una
conjunción de obstáculos que impiden llegar a los puestos
líderes o jerárquicos.
La lucha feminista suele centrarse en el segmento de
mujeres regular o altamente calificadas que aspiran a una
paridad con los hombres en ocupar lugares en las clases
dirigentes. Pero ¿qué pasa con las que están en los estra-
tos más bajos, las que no llegan a ese nivel de preparación

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96 • La comunicación política en tiempos de Reset

o calificación? ¿Se trabaja en visibilizarlas, prepararlas y


empoderarlas para que puedan aspirar a ser líderes en áreas
cercanas al poder?
Parecería que el feminismo en su forma más tradicional
se focaliza en pelear por ciertas “élites” más que por la igual-
dad de oportunidades para todas las mujeres, independien-
temente del sector social del que provengan. En general, no
se presentan problemas con la paridad de género cuando se
trata de puestos en áreas sanitarias o en las que tienen que
ver con asistencia o ayuda social o comunitaria. Por el con-
trario, en estos casos es frecuente observar una superiori-
dad numérica de mujeres encabezando este tipo de tareas.
En el actual gobierno nacional se avanzó bastante en
el tema de género. Hay un Ministerio de la Mujer, Género
y Diversidad, hay mujeres a cargo del Ministerio de Segu-
ridad, de Justicia, de la Secretaría de Legal y Técnica, de
Salud y también en áreas del Ministerio de Economía y en
organismos como PAMI, ANSES y AYSA. En el gobierno de
la provincia de Buenos Aires hay intendentas y una Subse-
cretaría de Género, y en el gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires existe la Dirección General de la Mujer.
Sin embargo, suelen circular fotos de reuniones del
Ejecutivo del más alto nivel o con sindicalistas, por ejemplo,
en las cuales no se observa una sola presencia femenina.
Llegados a este punto, agregaría la siguiente reflexión:
¿el movimiento feminista debe luchar solo por los derechos
de igualdad de la mujer o debería incorporar una agenda
social más amplia que incluya pobreza, desocupación, difi-
cultad o imposibilidad por parte de la mujer de acceso no
solo a un trabajo sino también a vivienda, salud y educa-
ción, entre otros?
En una encuesta que nuestra Consultora realizó en
abril del año 2020 entre mujeres del AMBA (CABA y Con-
urbano bonaerense), el problema del “machismo” y la dispa-
ridad con el hombre ocupó el último lugar como preocupa-
ción entre ellas, con solo un 4%, superado ampliamente por
la inflación (22%), la falta de trabajo (21,5%), la inseguridad

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La comunicación política en tiempos de Reset • 97

(18,5%), la pobreza (14%), la corrupción (8%) y los proble-


mas en hospitales y escuelas públicas (6% en cada caso).
Entonces, si bien la lucha más visible está en lograr
la equidad en la función pública, en cargos parlamentarios,
ministeriales y también en el mundo empresarial, la refle-
xión que quisiera dejar planteada es si esta lucha abarca
realmente al colectivo femenino en su más vasta expresión.
La igualdad de género es importante en la cúpula, pero lo es
más aún en la base de la sociedad, donde la pobreza torna
a la mujer mucho más vulnerable. Creo que hasta que no
haya cambios en la base no se quebrará acabadamente el
denominado “techo de cristal”.

Liderazgo femenino y Covid-19

En el comienzo de la pandemia por Covid-19 se difundió


bastante la idea de que los países gobernados por mujeres
tenían un mejor desempeño en la lucha contra el virus.
Si la pregunta es, nuevamente, si hay algo en el género
femenino que lo haga más apto para manejar este tipo de
crisis, la respuesta, nuevamente, es que no existe evidencia
empírica que permita afirmarlo.
Es verdad que tanto en Alemania como en Nueva
Zelanda, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Taiwán, países
que han sido elogiados por el buen manejo de la pandemia,
son mujeres las que están a cargo del Ejecutivo.
Pero otros países como Argentina, Grecia, Australia,
Israel, Corea Del Sur, República Checa y Vietnam –que
están gobernados por hombres– también han demostra-
do en distintos momentos conducir con eficacia este grave
problema.
A su vez, otras mujeres, como Carrie Lam, que está a
cargo del Ejecutivo de Hong Kong, han sido criticadas por
su mal manejo o manejo retardatario de la crisis.

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98 • La comunicación política en tiempos de Reset

Y en EE.UU., donde durante el gobierno de Donald


Trump, este siempre trató de bajarle el precio al virus, el
manejo de la pandemia por parte de los distintos esta-
dos parece depender más del partido político de quien los
gobierna que de su género. Por caso, la gobernadora de
Michigan (demócrata) impuso desde el principio serias res-
tricciones a la actividad comercial y social, en tanto las
gobernadoras de Alabama y Dakota Del Sur (republicanas)
dejaron abiertas las distintas actividades.
Por tanto, es riesgoso potenciar un estereotipo que lle-
ve a creer en cierta superioridad de unos frente a otros solo
por su género. Las que manejaron mejor este tema como
líderes femeninas lo hicieron con base en una intervención
rápida en la toma de medidas y, además, contaron con un
contexto que mejoraba el impacto de sus decisiones: fuertes
capacidades estatales, sistemas de salud articulados, ciuda-
danía responsable y confianza en el gobierno.
Es probable que las mujeres tengan algunas cualidades
especialmente aptas para este tipo de situaciones. Princi-
palmente, no enfrentan la presión para demostrar coraje
y aparentar “ser duras”. En cambio, pueden admitir cierta
dosis de vulnerabilidad ante la crisis, e incluso la necesidad
de convocar a expertos para requerir su ayuda, así como
mostrar cierta sensibilidad y emocionalidad en sus mensa-
jes referentes a las indicaciones sobre la pandemia, lo que
genera mayor empatía entre sus destinatarios.
Pero considerar que las mujeres líderes han manejado
mejor la pandemia del Covid-19 solo por su género impli-
caría desconocer otras aptitudes que pueden poseer para
el manejo de crisis, así como las realidades intrínsecas de
sus respectivos países y sociedades. Se corre también el
riesgo de perpetuar la clásica vara más alta para evaluar el
desempeño de las mujeres líderes. Cuando una mujer líder
se equivoca, es más probable que este error se endilgue
precisamente a su género y quede estampado como ejemplo
de la incapacidad de las mujeres para gobernar, lo que no
ocurre cuando se trata de un hombre.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 99

En todo caso, lo positivo de esta discusión respecto


a las mujeres gobernantes y su éxito en el manejo de la
situación generada por el virus es haber dado visibilidad a
sus gestiones y permitir insistir en la necesidad de aumen-
tar la representación femenina en los Ejecutivos de los
países a futuro, a fin de superar lo más rápido posible el
actual y escaso porcentaje del 10% que mencionábamos
al principio.

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El impacto de los feminismos
en la conversación política

Las resistencias antigénero

PAOLA ZUBAN

El presente apartado gira en torno a un trabajo de investiga-


ción que continúa al día de la fecha. Trata sobre el impacto
que produjeron y producen los movimientos feministas en
estos últimos años en la conversación pública en Argentina,
y las resistencias que estos impactos generan en la sociedad.
Y hablamos de conversación pública porque es la materia
prima de la comunicación política, que tiene básicamente
tres actores: la opinión pública, los medios de comunica-
ción y la clase política. Además, es un escenario donde se
intercambian discursos, muchas veces contradictorios, que
pugnan de manera permanente por imprimir relevancia a
las temáticas que cada uno propone dentro de la agenda
pública. Esa conversación está fuertemente condicionada
por al menos dos factores muy importantes y concretos.

Clima de opinión

El primer factor es el clima de opinión, que tiene que ver


con una corriente de opinión predominante en un momen-
to determinado. Puede ser muy volátil porque lo que un día
es un tema en agenda, puede ser reemplazado fácilmente al
siguiente. Esto tiene que ver con el dinamismo con el cual se
van produciendo ciertos eventos que concitan la atención
de la opinión pública en la sociedad en su conjunto. Es lo

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102 • La comunicación política en tiempos de Reset

que Elisabeth Noelle-Neumann señala como una especie


de efecto contagio, cuando esa opinión predominante va
esparciéndose de alguna manera por la sociedad y va tor-
nándose una opinión mayoritaria. En ese sentido, sabemos
que los movimientos feministas han producido un impac-
to muy significativo este último año en Argentina. Dichos
movimientos no son un fenómeno nuevo, tienen un pro-
ceso histórico antiguo. Ya son conocidas las distintas olas
del feminismo y que gracias a los movimientos feministas
las mujeres podemos elegir con quién casarnos sin pedir
permiso por escrito a nuestros padres, trabajar sin autori-
zación por escrito de nuestros maridos, compartir la patria
potestad de nuestros hijos, etcétera. Estos derechos no se
nos han dado a las mujeres de manera natural, como sí fue el
caso de los hombres, sino que fueron conseguidos a través
de los movimientos feministas.
En los últimos años han surgido movimientos feminis-
tas con rasgos contemporáneos y muy propios. Teóricos y
activistas sostienen que estamos frente a una cuarta ola del
feminismo que posee características muy concretas. Por un
lado, está mediada por nuevas herramientas que vinieron
a irrumpir en la forma de militar ciertas causas, que son
Internet y las redes sociales. Estas han permitido trans-
versalizar consignas, viralizarlas y democratizarlas. Tienen
su lado oscuro también, pero de alguna manera han per-
mitido globalizar consignas. Otra característica es que es
transversal a todas las clases sociales, a todas las edades
y a cualquier referenciación geográfica, porque es posible
encontrar que estas consignas han logrado llegar a mujeres
en lugares muy alejados, urbanos, rurales o en lugares en
diversas ubicaciones a lo largo y ancho del mundo. Otra de
las características es, justamente, que transversaliza consig-
nas e inaugura, de alguna manera —por supuesto junto a
otras causas también—, una nueva forma de militancia que,
según entiende el sociólogo español J.M. Sánchez Duarte, es
una “ciudadanía stand-by” que trata de impactar en personas
que no tenían una militancia activa y activarlas para militar

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La comunicación política en tiempos de Reset • 103

en favor de causas que consideran que tienen un compro-


miso social y con las cuales generan empatía. Entonces,
estos movimientos no son nuevos, pero encuentran una
nueva forma de visualizar consignas y renovarlas, además,
también de acuerdo con el nuevo contexto, con los nuevos
tiempos que atravesamos.
En 2015 surgió en Argentina el movimiento “Ni una
menos” como un reclamo de periodistas mujeres, pero no
lo hicieron a través de los medios de comunicación sino
mediante redes sociales. Esta también es una nueva carac-
terística del feminismo actual: es un movimiento ascen-
dente, es decir que se genera en las bases de la sociedad
y va impregnando sucesivamente la conversación pública.
Ese movimiento se vio reforzado en el año 2018 con una
serie más de hitos que lograron, en ese momento, avanzar
todavía más en muchos otros temas de agenda. En el año
2018 hicimos un trabajo de investigación de opinión públi-
ca a nivel nacional sobre el movimiento “Ni una menos”,
de 1200 casos. El 96,7% de las personas encuestadas estaba
al tanto de qué significaba y cuáles eran las consignas que
lleva adelante el movimiento. Con estos números, toma-
mos dimensión de a qué nivel las consignas del movimiento
feminista iban penetrando la conversación pública.
Desde la ciencia política suele decirse que un movi-
miento político exitoso es aquel que logra una mayor infor-
mación en sus ciudadanos. Sería esperable que en cada uno
de los temas de agenda ciudadana pudiéramos tener este
nivel de información y de interés de la conversación pública
en la temática de la que se esté tratando. Casi el 97% de la
población argentina estaba al tanto de lo que se conversaba
o de lo que llevaban adelante las consignas del movimiento.
De ese 96,7% el 49,3% dijo que había participado de alguna
manera en el “Ni una menos” —ya sea con iniciativas, acti-
vidades, manifestaciones de las redes sociales, participación
en las manifestaciones callejeras, etcétera—, es decir que
prácticamente un 50% de ese 97% aportó de alguna manera
al movimiento. La participación en las redes sociales fue del

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104 • La comunicación política en tiempos de Reset

42,7% compartiendo contenidos de otros, del 18,8% comen-


tando publicaciones de otras personas y del 14% publicando
contenidos propios. O sea que la conversación pública estu-
vo realmente impregnada de lo que se llevaba adelante.
Durante todo 2018, otros hitos de la agenda feminista
también lograron penetrar en la conversación pública,
como, por ejemplo, los debates en torno a la despenaliza-
ción del aborto en el Congreso de la Nación; a la modi-
ficación y la definitiva implementación de la Ley de Edu-
cación Sexual Integral en escuelas; a la promulgación de
la Ley Micaela y la Ley Brisa, etcétera. También tuvo gran
influencia el Día Internacional de la Mujer, donde se pro-
dujo el Paro Internacional de Mujeres el 8 de marzo y, en
diciembre, el movimiento que se produjo también en las
redes sociales “Mirá cómo nos ponemos” con la denuncia
de Telma Fardín. La encuesta mencionada culminó pre-
guntando acerca de cuál era la postura en general de la
opinión pública argentina en torno a los temas de igualdad
de género: el 65% respondió que “la igualdad de género
es necesaria porque equilibra la vida personal, familiar y
social”. Hay un porcentaje muy significativo que, de una
manera u otra, no está de acuerdo con una consigna que,
entre comillas, parece tan simple como es la igualdad entre
los seres humanos, la igualdad entre el 51% de la población
mundial y el otro 49% que todavía conserva algunos privi-
legios sobre la otra mitad.
Dentro de esa masa de gente que no está del todo
de acuerdo con la igualdad de género hay, por supuesto,
diferencias de opiniones. Para hacer una primera distinción
en ese sentido, encontramos que el 14% de la población
argentina está abiertamente en contra de la igualdad de
género porque entienden que “provoca desequilibrios en
la familia y en la sociedad”, mientras que un 12,3% opina
que “no es necesaria porque la igualdad de género ya existe
en Argentina”, y un 8,7% no opina o prefiere no respon-
der. El porcentaje más preocupante, si se quiere, o donde
más concentramos la atención, es el de aquella gente que

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La comunicación política en tiempos de Reset • 105

considera que ya hay igualdad de género en Argentina, por-


que entendemos que eso es lo que Bourdieu llama “violencia
simbólica”. Esta tiene que ver con esa violencia que está tan
naturalizada que no se puede individualizar ni identificar.
No es visible. Por supuesto que, por su lado, el porcentaje de
personas que están abiertamente en contra de la igualdad de
género también tienen una significancia muy importante en
la conversación social y generan un cierto impacto dentro
de esa agenda, de esa conversación pública.

Clima de época

Retomando, decíamos al principio que la conversación polí-


tica tiene dos condicionantes muy fuertes. Uno era el clima
de opinión y el otro es el clima de época. Un clima de
época es lo que entendemos como un proceso histórico
de formación de ideas políticas, de valores culturales, de
valores simbólicos e incluso de ideologías. Es mucho más
imperceptible en lo cotidiano porque se va desarrollando;
es como un proceso. En ese sentido, claramente podemos
decir que estamos frente a un clima de época bisagra donde
se encuentran dos fuerzas muy significativas. Por un lado,
un nuevo paradigma apoyado en la lucha por la inclusión,
por la igualdad y por el multiculturalismo, incluidas las
consignas feministas y otros movimientos que, por otro
lado, generan mucha resistencia en torno a esos nuevos
paradigmas.
Resistencias que, por supuesto, no son nuevas, sobre
todo porque los movimientos feministas y los procesos que
tienen que ver con la conquista de derechos en torno a la
salud reproductiva, a las identidades de género, etcétera,
son procesos bastante antiguos. Pero debemos decir que el
activismo opositor a las políticas de igualdad de género se
origina hace décadas en torno a las religiones, ya que son
las que principalmente llevan adelante consignas contrarias

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106 • La comunicación política en tiempos de Reset

a estas cuestiones. Se empezaron a identificar con foros


internacionales como el de Población y Desarrollo de El
Cairo en el año 1994, o la Conferencia Mundial de Mujeres
de Beijing en 1995. En esta, el Vaticano, en conjunto con
algunas Iglesias evangélicas, presentó documentos —que se
unieron a los documentos emanados de estos foros interna-
cionales— cuyo objetivo era frenar concretamente el avan-
ce de las temáticas de la agenda de género, sobre todo en
la legalización del aborto, la educación en sexualidad y el
reconocimiento de la diversidad sexual genérica. Emitió un
documento que se llama “Evangélicos y católicos juntos,
la misión cristiana en el tercer milenio” y en el año 1997
surgió de los documentos del Vaticano el concepto de “ideo-
logía de género”, que luego se reprodujo en discursos y otros
documentos. Con el correr de los años, por supuesto, esta
alianza entre religiones e ideas conservadoras permeó las
iglesias y fue trasladándose hacia otros grupos. Los hemos
visto crecer también en América Latina con movimientos
de activistas callejeros que se forman a través de grupos
laicos, como por ejemplo el movimiento “Con mis hijos no
te metas” que surgió en Perú y que después fue teniendo su
correlato en otros países. Este movimiento llegó incluso a
nuestro país cuando se produjeron los debates por la des-
penalización del aborto y por la Educación Sexual Integral,
que se intenta implementar desde 2008 en Argentina y que
en 2018 tuvo una reedición en su debate.
Pero también se trasladó a movimientos intelectuales
que, si bien no comparten con los movimientos activistas
callejeros esta pertenencia estrecha con las religiones, se
paran en una postura cientificista. Tiene que ver con la
fundamentación en la naturaleza y en las ciencias biológi-
cas que se desprenden de la profesión de la fe, pero que
plantean dos posturas en torno a un “feminismo bueno”
y un “feminismo malo”, para ponerlo en términos simples.
Un feminismo “bueno” que concuerda en que hay brechas
salariales y laborales, que hay desigualdades, que incluso
se manifiesta abiertamente en contra de algunas violencias

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La comunicación política en tiempos de Reset • 107

hacia las mujeres. Pero dejan por fuera aquel feminismo


“malo”, que tiene que ver con la conquista de derechos
reproductivos, etcétera.
Por supuesto, como no podía ser de otra manera, esto
sucede en un contexto político que se viene desarrollan-
do principalmente desde 2008, con la gran recesión. La
crisis financiera muy profunda a nivel mundial decantó,
como en un efecto dominó, en otras crisis políticas, socia-
les, etcétera. Muchos autores la mencionan como el origen
del resurgimiento de movimientos conservadores de ideas
de derecha que van desarrollándose en distintos países del
mundo, comenzando en Europa, en Francia con Jean-Marie
Le Pen, en Rusia con Putin, en Turquía con Erdoğan y llega
a EE.UU. con Donald Trump. Surgen como respuesta a lo
que una politóloga española (M. E. Rodríguez Palop) llama
el “descontento de los ignorados”, estas clases trabajadoras
que se ven desposeídas de los recursos económicos, olvi-
dadas por los Estados que pactan con los sectores ricos y
empresariales y que, de alguna manera, son asistencialistas
o populistas con los sectores más vulnerables y dejan a estas
clases trabajadoras desprotegidas. Estos nuevos activismos
de derecha les prometen el regreso a valores tradicionales,
a un proteccionismo económico y un rechazo por el inmi-
grante, por el homosexual y por los feminismos. Llegaron a
América Latina para quedarse y para desarrollarse en nues-
tro continente de la mano de Donald Trump, Bolsonaro en
Brasil y varios otros movimientos a nivel latinoamericano,
en el que han tenido una gran aceptación.

Discursos de odio

Todos estos actores han contribuido para que las resis-


tencias hacia los feminismos sean realmente significativas
y penetren en el discurso social. Dice Mario Riorda que
no hay discurso político inocuo porque no hay discurso

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108 • La comunicación política en tiempos de Reset

político desideologizado. En las políticas públicas y en el


discurso de los partidos llamados a nivel mundial los “atrá-
palo todo” (porque son partidos políticos que se presen-
tan como reñidos con la política o con la vieja política y
desideologizados), se pueden advertir los verdaderos efec-
tos ideológicos que estos producen. Pero no son los únicos
actores, y en ese sentido, tenemos que mencionar también a
los medios de comunicación.
Los medios de comunicación son reproductores, en
gran medida, de discursos de odio que, si bien no siempre se
plantean abiertamente, remarcan ideas y fomentan estereo-
tipos que contribuyen a la reproducción de esos discursos.
Sobre todo porque tienen una clara influencia en la forma-
ción de opinión y en la construcción de agendas. Un estudio
que se hizo sobre los medios de comunicación de mayor
lectura de páginas web en América llegó al hallazgo de
que el 96% de los medios de comunicación que reproducen
noticias en torno a las consignas de las agendas feministas
se refieren a hechos de violencia hacia las mujeres. Esto,
de alguna manera, continúa contribuyendo a invisibilizar
el resto de las agendas que no solamente tienen que ver
con los índices de violencia. Las agendas feministas son
mucho más profusas en las temáticas que buscan trabajar.
El tratamiento que dan a las noticias es tema para analizar.
Esto contribuye, junto con otras cosas, a generar la falta de
confianza que los medios de comunicación tienen hoy en la
opinión pública en Argentina.
Con respecto a Internet, por supuesto es una gran
mediadora; ha sido una herramienta democratizadora de
consignas, pero también es la herramienta que conecta a
odiadores con odiadores. Los discursos de odio han exis-
tido siempre, pero Internet ha permitido que se comuni-
quen entre ellos, hagan causa común y puedan reproducir
mucho más profunda y globalmente sus consignas en torno
al discurso de odio.
El estudio de investigación mencionado al inicio de
este trabajo consta también de una parte cualitativa, en

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La comunicación política en tiempos de Reset • 109

la cual se han descargado todos los comentarios que se


volcaron en los medios de comunicación —puntualmen-
te los cuatro diarios de mayor tráfico de visitas— que se
produjeron en las notas editoriales durante el Encuentro
Nacional de Mujeres de 2019 en La Plata. El 70% de los
comentarios encontrados fueron discursos de odio. Cabe
destacar, entonces, la magnitud que esos comentarios tie-
nen a través de las redes sociales. Todas las redes sociales
tienen protocolos —tanto Twitter como Instagram, Face-
book y YouTube— para rastrear y eliminar discursos de
odio, pero son protocolos propios, son operadores privados
los que deciden qué es lo considerado discurso de odio y
qué no, y seleccionan qué es lo que lesiona la libertad de
expresión y qué no.
Hablamos de discursos de odio, por ejemplo, con un
tweet de diciembre de 2015 que dice “y 2015 finalizará con
56 asesinadas, no es una buena marca, pero se hizo lo que
se pudo, a ver si en 2016 doblamos esa cifra, gracias”. Ese
es un discurso de odio que es muy difícil de detectar por
las plataformas de Internet porque no tiene palabras clave,
como insultos o términos discriminatorios o lesivos, pero
si lo leemos en su conjunto, es evidente que se trata de un
discurso misógino y de odio. Por lo tanto, es sumamente
importante identificar qué son discursos de odio.
Fue icónico el caso de una periodista especializada en
juegos de Internet que fue atacada con discursos de odio,
pero que, además, fue amenazada y tuvo que mudarse por-
que publicaron su domicilio en las redes; la amenazaron
con violarla, matarla, etcétera. Lo que hizo fue tomarse el
trabajo de buscar a los usuarios que la habían agredido,
identificó que eran menores de edad, contactó a cada una
de las madres de estos usuarios y les mostró los mensajes
que sus hijos le habían mandado, buscando empatizar con
ellas. Esto tomó un estado público y mediático y se viralizó.
Muchos consideraron muy positivo que las madres hubie-
ran hecho empatía con esta mujer, que hubieran llamado
la atención de sus hijos y que se manifestaran en favor de

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110 • La comunicación política en tiempos de Reset

proteger los derechos de quien había sido agredida. El pun-


to es que esto no tiene por qué ser una acción puramente
individual, y las víctimas salir a defenderse con las pocas
herramientas que tienen porque, además, lo que permite
Internet, en la mayoría de los casos, es el anonimato de
quienes agreden en las redes a las mujeres.
El estudio excedió a las redes sociales y buscó encon-
trar esos discursos de odio a través de un trabajo de inves-
tigación en la opinión pública general en Argentina para
identificar su verdadera relevancia fuera de las redes socia-
les. Todos tenemos derecho a pensar y opinar lo que nos
parezca o lo que entendamos que es lo correcto, pero cuan-
do lo expresamos y lo manifestamos con la intención de
lesionar o marginar a otros, entonces la libertad de expre-
sión tiene un límite preciso, y ahí es donde la definición
de discursos de odio encuentra muchas dificultades. A nivel
mundial, hay todavía una disputa jurídica que se contrapo-
ne con el concepto de libertad de expresión. La definición
más consensuada tiene que ver con las “expresiones mani-
festadas efectivamente que promueven y justifican el odio
hacia los feminismos o hacia los movimientos feministas
con la clara intención de marginarlos, lesionarlos o violen-
tarlos”. Es un concepto complejo porque muchas veces es
confundido con el bullying o con la discriminación, pero en
realidad es entendido como expresiones que quedan dando
vueltas en la conversación pública y que se naturalizan de
manera tal que se imponen como verdaderas.
En una investigación realizada a nivel nacional sobre el
ranking de intolerancias en Argentina, los argentinos opinan
que las más discriminadas son las personas por sus carac-
terísticas físicas (altos, bajos, flacos, gordos, feos, lindos, se
destacan dentro de esa categoría), siendo la mayor discri-
minación a personas por su peso corporal. Después, en el
top five del ranking están: por ser pobre, por ser homosexual,
por la forma de pensar (es decir, por su ideología) o, en
este contexto de pandemia, por ser sospechoso portador
de Covid-19. En el último escalón del ranking está “por ser

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La comunicación política en tiempos de Reset • 111

mujer”, que tiene el 50% y es la categoría que menor índice


de discriminación tiene. Sin embargo, esto es porque en
realidad la discriminación hacia la mujer está invisibilizada.
Mencionamos antes a Bourdieu, que dice que la violencia
simbólica es aquella que cuenta con, entre comillas, la com-
plicidad de la víctima, porque no se reconoce como violen-
tada y, por tanto, muchas veces no se identifican la discrimi-
nación y la violencia que se ejercen sobre ese colectivo. Es
un concepto cercano a lo que plantea Simone de Beauvoir.
Para ejemplificar cuánto de esas frases que responden
al concepto de discurso de odio han ingresado en la con-
versación pública en Argentina, se tomó de la encuesta ya
mencionada la frase que dice: “Las feministas son feminazis
y están en contra del hombre y de la familia”. El 46,6% de los
argentinos estuvo de acuerdo con esta frase. Otra frase fue:
“No estoy de acuerdo con las mujeres que se manifiestan
en las calles porque son violentas”, donde el 62% de los
argentinos estuvo de acuerdo y tanto hombres como muje-
res opinan en igual grado. En este sentido, es llamativo que
las mujeres también se consideren violentas. Otras de las
frases medidas en esta encuesta son: “Las feministas no me
representan” o “Las feministas no son verdaderas mujeres”.
Estos mensajes se encuentran en la conversación pública
y es claro que tienen que ver con discursos de odio cuyos
sujetos no identifican que están siendo productores de tales
discursos, lo cual es grave y más aún, peligroso.
Respecto a esto, un último dato medido tiene que ver
con que si “el Estado debe imponer multas y sanciones a
los actos discriminatorios”, el 58,7% estuvo muy de acuerdo
y el 25,1% estuvo de acuerdo. Es decir, hay una mayoría
de argentinos/as que opinan que la discriminación debe
ser sancionada por parte del Estado para colaborar con
eliminar los discursos de odio. Es importante destacar cuá-
les son las diferentes vías estratégicas que tenemos para
luchar contra este flagelo que todavía no tenemos legisla-
do en Argentina y que debemos individualizar para poder
contribuir a que esto no siga escalando, reproduciéndose

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112 • La comunicación política en tiempos de Reset

y lesionando esta conversación pública. La comunicación


política nos brinda varias estrategias para trabajar en este
sentido.

Estrategias contra los discursos de odio

El manual ¿Es odio?, del ayuntamiento de Barcelona, plantea


algunas estrategias y recursos de actuación, que se detallan
a continuación.

Monitorear
Por un lado, el monitoreo es fundamental. El poder moni-
torear, cuantificar y sopesar cuál es el verdadero volumen
de los discursos de odio permite tener una real dimensión
de cuál es la problemática y cuál es la escala. Existen varios
mecanismos para esto, por ejemplo, el Ministerio del Inte-
rior de España tiene un algoritmo que permite detectarlos
no para censurarlos, sino para estudiar la problemática y
analizar cuáles pueden ser las estrategias de solución.

Sensibilización
Otra estrategia es la sensibilización social a través de dis-
cursos alternativos a los discursos de odio.

Educación y capacitación
Es fundamental la educación y la incorporación real de la
Educación Sexual Integral en las escuelas de todo el país.
Sabemos que hay, todavía, fuertes resistencias no solo en
las escuelas religiosas sino también de parte de algunos/as
educadores/as. Por eso es importante la educación a niños/
as y jóvenes, pero también la capacitación y formación de
los educadores/as.

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La comunicación política en tiempos de Reset • 113

Empoderamiento
Una cuarta estrategia es el empoderamiento de las poten-
ciales víctimas. Aquí nos referimos no solo a mujeres y a los
colectivos feministas, sino también a todos los movimientos
que pueden convertirse en víctimas. Sabemos, porque lo
hemos visto con los pobres, los extranjeros, los inmigran-
tes, los homosexuales, los de piel más oscura, las personas
por su peso corporal, que hay muchos colectivos que son
destinatarios de discursos de odio. El empoderamiento, la
capacitación y el acompañamiento en la información sobre
las vías de asesoramiento jurídico y de lugares donde pue-
den ser asistidos son de suma importancia.

Denuncia
En Argentina, no tenemos legislación sobre discursos de
odio, pero sí tenemos una ley antidiscriminación. Espe-
ramos que esa ley pueda ser ampliada a los discursos de
odio porque la ley de discriminación se refiere casi con
exclusividad a personas o a sujetos y es necesario que eso
se amplíe a colectivos. Pero hay alternativas de denuncia,
tanto con leyes nacionales como a través de convenios y
pactos internacionales.

Reporting y notificación
Esto tiene que ver con utilizar y perfeccionar —y ayudar
como Estado a perfeccionar— las herramientas de repor-
te y notificación que las redes sociales y las plataformas
de Internet tienen para poder hacer denuncias con respec-
to a esta problemática. El tweet antes mencionado del año
2015, donde es visible que se incita a los femicidios, fue
denunciado, judicializado y el titular del tweet condenado
por la justicia.

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114 • La comunicación política en tiempos de Reset

Campañas de incidencia
Otra estrategia es el acompañamiento a las víctimas. Se
requieren campañas de incidencia y que sean dirigidas a
autoridades en los distintos niveles, pero también a los
medios de comunicación. No se han encontrado, en Argen-
tina, medios de comunicación que tengan protocolos en
contra de la discriminación o de los estereotipos que se
muestran en sus propios medios. Hasta ahora, sí se han
encontrado algunos medios que están elaborando algunos
protocolos de actuación con respecto a cómo se presentan
las noticias en sus medios de comunicación, pero ninguno
hasta el momento lo ha puesto en funcionamiento. Por lo
tanto, las campañas de incidencia hacia los funcionarios,
pero también hacia los medios de comunicación, son suma-
mente importantes.

Acciones on y offline
Las campañas de incidencia pueden ser complementadas
con acciones on y offline, pero deben tener en común una
narrativa discursiva. Muchos recomiendan una contrana-
rrativa, es decir, responder con argumentos a los atacan-
tes. O, quizás, una narrativa alternativa que vaya por la
vía positiva, sin contestar a la narrativa negativa, o que
contrarreste esos mensajes incidiendo de manera positiva
en todos los ámbitos online y offline a través de campañas
publicitarias, campañas de incidencia y del empoderamien-
to de las personas.

Legislar
Por último, legislar para poder contribuir a una convivencia
social y a una conversación social que sea positiva y sana
para todos los involucrados. Sabemos que un sistema polí-
tico exitoso asigna valores a la sociedad. Importa que esos
valores sean positivos y a favor de una convivencia lo más
sana, solidaria e inclusiva posible.

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Acerca de los autores y las autoras

Pedro Antenucci
Magíster en Investigación Cuantitativa Aplicada (Universi-
dad de Nueva York), máster en Estudios Electorales (Uni-
versidad Nacional de San Martín), diplomado en Big Data
(Itba) y licenciado en Ciencia Política (Universidad de San
Andrés). Se desempeñó como director de Información y
Estadística Electoral en el Ministerio de Gobierno de la
provincia de Buenos Aires y como consultor en diversos
organismos públicos.

Natalia Aruguete
Investigadora del CONICET, periodista y profesora de la
Universidad Nacional de Quilmes y de la Universidad Aus-
tral. Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Nacio-
nal de Quilmes, magíster en Sociología Económica por la
Universidad Nacional de San Martín y licenciada en Comu-
nicación Social por la Universidad de Buenos Aires. Lleva
escritos tres libros y casi cincuenta artículos cuyas temá-
ticas centrales giran en torno a la relación entre agendas
políticas, mediáticas y públicas en el diálogo entre medios
tradicionales y redes sociales.

María Esperanza Casullo


Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Geor-
getown. Profesora regular e investigadora de la Universi-
dad Nacional de Río Negro, donde dirige el Laboratorio de
Estudios e Investigación sobre Sistema Penal y Derechos
Humanos. Ha sido profesora invitada en la Universidad de

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116 • La comunicación política en tiempos de Reset

Richmond y Brown University. Su libro ¿Por qué funciona el


populismo? El discurso que sabe construir explicaciones convin-
centes de un mundo en crisis? fue publicado en 2019. Autora de
capítulos y artículos sobre populismo, democracia y sistema
de partidos. Participa en distintos medios sobre temas de
coyuntura de la política argentina.

Carlos Fara
Presidente de Fara Veggetti desde 1991 (Buenos Aires,
Argentina), y lleva 35 años dedicados a la consultoría polí-
tica. Especialista en opinión pública, campañas electorales
y comunicación de gobierno. Ha recibido varios premios:
entre ellos el Premio Aristóteles a la Excelencia 2010, en el
Dream Team del año que se compone por los diez mejores
consultores a nivel mundial, y dos veces el Premio EIKON
(2009 y 2012). Ha participado en más de 160 campañas elec-
torales en Argentina y Latinoamérica. Expresidente de la
Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALa-
CoP) y primer presidente de la Asociación Argentina de
Consultores Políticos (AsACoP). Fue miembro del board de
la International Association of Political Consultants (IAPC).
Autor del primer libro en español dedicado íntegramen-
te a la profesión, ¿Cómo ser un consultor político?, que reci-
bió el Premio de ALaCoP al Mejor Libro 2018. Secretario
de CADAL. Miembro del Consejo Consultivo de CIPPEC.
Consultor habitual de la Fundación Adenauer y del Institu-
to Republicano Internacional.

Sebastián Halperín
Master en Ciencia Política (Universidad de Barcelona,
matrícula de honor). Exbecario del Departamento de Estu-
dios Latinoamericanos en la Universidad Hebrea de Jeru-
salén. Cursó estudios de licenciatura en Sociología (Uni-
versidad de Buenos Aires) y en Marketing (Fundación de
Altos Estudios en Ciencias Comerciales). Actualmente se

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La comunicación política en tiempos de Reset • 117

desempeña como profesor de Opinión Pública en la Uni-


versidad Católica Argentina, en la UCES y en la Universi-
dad Camilo José Cela (España). Coordinador de proyectos
de consultoría a nivel nacional e internacional para distintas
empresas, consultoras, agencias y organismos nacionales e
internacionales.

Celia Kleiman
Licenciada en Sociología y magíster en Metodología de la
Investigación. Directora general de Polldata, investigadora
y consultora empresarial y socio-política, con más de 30
años de experiencia en el área.

Mario Riorda
Politólogo y activista de la comunicación política. Presi-
dente de la Comisión de la Asociación Latinoamericana de
Investigadores en Campañas Electorales (ALICE). Director
de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad
Austral. Fue decano en la Facultad de Ciencia Política y
RRII de la Universidad Católica de Córdoba. Participó en
más de 140 procesos electorales y ha asesorado a más de 80
gobiernos de todos los niveles en América Latina en cues-
tiones de estrategia y comunicación política. Profesor de
posgrado en numerosas universidades de América Latina,
España y EE.UU. Autor y coautor de 17 libros.

Pablo Touzón
Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Bue-
nos Aires, también cursó Estudios Internacionales en la
Universidad Torcuato di Tella. Se ha desempeñado como
académico y asesor en diferentes instituciones y campañas
electorales. Analista y consultor político. Colabora en las
revistas Letra P, La Vanguardia y Nueva Sociedad. Fundador
y coeditor de la revista digital de política y cultura Panamá

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118 • La comunicación política en tiempos de Reset

Revista. Docente del curso de posgrado Literatura y Discur-


so Político de la FLACSO Argentina. Coautor junto con
Martín Rodríguez del libro La grieta desnuda y autor de ¿Qué
hacemos con Menem? Los noventa veinte años después, publica-
do en agosto de 2021.

Ana Paola Zuban


Politóloga de la Universidad Católica de Córdoba y maes-
tranda en Comunicación Política y Género de la Univer-
sidad Austral. Técnica estadística de Investigación por la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacio-
nal de Córdoba, posee una especialización en Diseño, Pro-
cesamiento y Análisis de Encuestas para la Investigación
Social en dicha universidad. Directora de investigación y
cofundadora de la consultora Zuban Córdoba y Asoc. S.R.L.
Se desempeña como investigadora en la carrera de Ciencia
Política de la Universidad de Buenos Aires y se ha especia-
lizado en el estudio de partidos políticos, opinión pública,
comunicación política, derechos humanos y género.

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