Padre Alberto Hurtado

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Padre Alberto Hurtado

Padre Hurtado, uno de los personajes más apasionantes de la Iglesia Católica


contemporánea en Chile y en el mundo. Su profunda fe, personalidad envolvente y atractiva,
capacidad de captar el cambio ideológico y cultural del tiempo que le tocó vivir y la vehemencia
con la que desempeñó un sinnúmero de ocupaciones a lo largo de su corta vida, hacen de él
una figura única.
Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga nació el 1901 en Viña del Mar, en el seno de una
empobrecida familia aristocrática. A sus cuatro años, falleció su padre, quedando Alberto y su
hermano menor al cuidado de la madre, con quien más tarde se trasladaron a Santiago, a casa
de unos tíos.
Estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica, recibiéndose a los veintidós años.
Pero días después de terminar esa carrera, ingresó al noviciado de los jesuitas en Chillán,
iniciándose en la profesión que formaba su genuina vocación. Su ordenación sacerdotal tuvo
lugar en Lovaina, Bélgica, fue intensamente aprovechada para el estudio de temas que lo
adiestrarían para conseguir una de las metas que más deseaba: el trabajo con jóvenes. En 1936
regresó a Chile como doctor en Psicología y Pedagogía a realizar clases de religión en el que
fuera su colegio durante la enseñanza primaria y secundaria: el San Ignacio. Iniciaba así una
vida de intenso trabajo, en la cual la profesión docente sería sólo uno de sus múltiples frentes
de lucha.
Hacia 1941, Alberto Hurtado fue nombrado Asesor Arquidiocesano de la Juventud
Católica, fue un influyente modelo para los jóvenes de la época.
Abogó por la sindicalización de los trabajadores como medio principal de mejorar su
calidad de vida, de superar las desigualdades y de implantar un orden social cristiano. Con esta
finalidad fundó la Asociación Sindical Chilena (ASICH).
Junto con los jóvenes y los obreros, su causa se dirigió al extremo más duro de la
pobreza: la indigencia. Se le recuerda recorriendo las calles con su camioneta verde, recogiendo
niños, adultos y ancianos indigentes. Fue esta labor la que dio origen al Hogar de Cristo,
consistente en hospederías y hogares de niños y ancianos que están en todo el país, y la obra
que mayor renombre ha dado al Padre Alberto Hurtado.
Falleció en 1952 a edad temprana producto de un cáncer.
No fue hasta el 16 de octubre de 1994 cuando se llevó a cabo su betificación en manos
del Papa Juan Pablo II. El 23 de octubre del 2005 el Papa Benedicto XVI canonizó al Padre
Alberto Hurtado, declarándolo santo de la Iglesia Católica.
¿Qué milagros hizo?

El año 90, en el Hospital de Neurocirugía de Santiago, un médico había tomado la


decisión de desconectar las máquinas que mantenían con vida a una mujer que estaba con
muerta clínica tras sufrir tres derrames cerebrales masivos, María Alicia Cabezas, mientras un
grupo de fieles oraban por su recuperación en la tumba del Padre Hurtado. María Alicia inició
una milagrosa etapa de recuperación que, años más tarde, se convertiría en el primer milagro
del Padre Alberto Hurtado y que le abrió el camino para transformarse en el primer hombre
Santo nacido en Chile.

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