Entrevista Palau Bien
Entrevista Palau Bien
Entrevista Palau Bien
Presentamos en entrevista exclusiva, otro personaje de la Familia Carmelitana: el Beato Francisco Palau y Quer.
Este hombre serio y formal es un Carmelita Descalzo, buscador incansable, profeta y enamorado de la Iglesia…. Pero
mejor, que sea él mismo quien nos la cuente:
-Dicen que los niños deben jugar y estudiar. ¿En tu caso fue así?
En ese tiempo, la mayoría de los niños no estudiaba, sino que desde la infancia entraban a trabajar, normalmente en
los mismos oficios a los que se dedicaba la familia.
Yo tuve la suerte de estudiar. Me gustaba mucho y me dediqué con empeño a hacerlo. Conté con el apoyo de Rosa,
mi hermana que me ayudó para que fuera a estudiar a la capital de la provincia, a Lérida. Fue allí donde me animé, a
los 14 años de edad, a entrar en el seminario Diocesano. Me llamó la atención eso de “ser cura”. ¡Ya ve usted, cómo
son los caminos de Dios!
-Pero, según hemos escuchado, parece ser que no fue tan sencillo. ¿Es así?
Efectivamente. Imagínese que apenas hacía tres años que disfrutaba de la vida del claustro, que tanto había
anhelado, cuando se desencadenó en España una revolución. Se perseguía a los religiosos, se quemaban los
conventos y muchos tuvieron que abandonarlos. El año 1835 le tocó el turno a nuestro convento San José y los
religiosos nos dispersamos para salvar nuestras vidas.
-¿Ibiza?
Actualmente Ibiza es un centro turístico de importancia. En ese entonces, era una pequeña isla de donde no se podía
huir fácilmente, rocosa, árida y seca, con pocos campesinos y muchas cabras.
Entonces tenía dos caminos: o desesperarme y sentirme realmente prisionero, como querían quienes allá me
enviaron, o hacer de sesee lugar mi propio hogar. Opté por lo segundo. No sólo como estrategia sino porque pronto
me di cuenta de que la belleza del lugar y su soledad me ofrecían lo que tanto había buscado: soledad y posibilidad
de dedicarme a la contemplación.
En la soledad de un islote llamado “El Vedrá” viví un hermoso tiempo de búsquedas, hallazgos y plenitudes. Allí
descubrí el sentido de la misión: Ser Padre de la Iglesia.
-La entrevista ha sido larga, pero ¿deseas completar algo que se nos quede?
Creo que se nos queda algo importante. Yo nací muchos antes del Concilio Vaticano II y soy hijo de mi tiempo.
Aunque no pude entender el papel de laico con el alcance que hoy tiene, siempre creí en el valor del cristiano, y de la
importancia de participación activa en la Iglesia.
Hoy me alegra profundamente que haya nacido el Carmelo Misionero Seglar (CMS) donde hombres y mujeres viven
plenamente desde su condición laical el carisma que Dios hizo nacer en mí. Toda ha de ser para gloria del mismo
Dios y de su Iglesia a la que tanto me hizo amar.
-¡Gracias Francisco! Ha sido un gusto dialogar con vos y conocerte un poco más.
También yo te agradezco. Para mí también ha sido un gusto estar con ustedes. Que Dios nos conceda amarle con
pasión a él y a su Iglesia.