FILSOFÍA MEDIEVAL

SAN AGUSTÍN Y SU INFLUENCIA EN EL MEDIOEVO.

 Mucho gusto, San Agustín, un amigo más.

Como músico, he cantado muchas veces: ¡Tarde te amé hermosura tan antigua y tan

nueva! Dicha canción está en muchas versiones y es conocido que su autor fue Agustín de

Hipona. Sin embargo, en esta oportunidad he podido ver cómo su pensamiento es más profundo

de un anaquel de frases bonitas aptas de ser musicalizadas. Conocer a Agustín fue como cuando

alguien se presenta en una reunión: ¡Mucho gusto, un amigo más! Y realmente fue placentero

verlo desde otra perspectiva. Ahora Agustín es motivo de inspiración no solamente por la música

sino también por la profundidad de su reflexión que impactó la humanidad particularmente en el

medioevo, pero también en nuestros días.

Hipona era una septentrional población africana (actualmente Argelia), costera del

mediterráneo y colonia romana del siglo III de nuestra era. Allí vivió el obispo más influyente de

la época y de la historia del cristianismo: Aurelio Agustino, quien más tarde fuera San Agustín

de Hipona

Nació en Tagaste, población no tan distante de Hipona, de donde salió muy joven a

estudiar gramática y retórica a Cartago y luego llegaría como profesor a Roma.

Su vida moral no era realmente ejemplar, a pesar de la formación cristiana brindada por

su piadosa madre Mónica; en cuanto a su vida interior profusa de gran confusión. Intentando

buscar la verdad, llegó a la secta maniquea, una mezcla de budismo, cristianismo, judaísmo y

gnosticismo. (Denova. R. 2022). Finalmente, porque no es propósito biografiar su persona,

Agustín regresa al cristianismo, es ordenado obispo y escribió grandes obras que influyeron la

doctrina de la Iglesia.
 Es en este punto en donde me detengo para dar unas pinceladas de aquello que descubrí

de Agustín en orden a la filosofía.

En su más representativa obra, o por lo menos la más célebre Las confesiones, así como

en algunas con las que he entrado en contacto en este contexto, Agustín hace algunas referencias

a propósito de la filosofía. Las he querido enumerar y explicar mis impresiones a manera de

saetas de conocimiento, quizás podrán servir para la pregunta ganadora de “Quien quiere ser

millonario”, es en este momento en donde se escribiría jovialmente: “ja, ja, ja.”

1. El papel de la Filosofía para Agustín. La Fe y la Razón

Agustín quería que la filosofía fuera una herramienta para alcanzar la sabiduría

(Encuentra. A. 2010). Fue este el primer pasito que se da hacia una conciliación entre la fe y la

razón.

En el libro que escribió justo recién convertido, el Obispo dijo lo siguiente:

Si al puerto de la filosofía, desde el cual se adentra ya en la región y tierra firme de la

vida dichosa, ¡oh ilustre y magnánimo Teodoro!, se lograra arribar por un procedimiento

dialéctico de la razón y el esfuerzo de la voluntad, no sé si será temerario afirmar que

llegarían bastantes menos hombres a él, con ser poquísimos los que ahora, como vemos,

alcanzan esta meta. (De la vida Feliz. I,I )

Figure 1. La filosofía sin puerto. Sin Copyrigth

 Vemos cómo en este párrafo, Agustín habla que no solamente se puede llegar a la

felicidad por medio de la razón. Si fuera así, a este puerto llegarían bien pocos. Me parece que no

se censura del todo el camino de la filosofía, pero es insuficiente.

No sé si les pasa a otros, pero a mí me acaece frecuentemente que cuando no puedo

resolver algo, queda mi pobre y alopécica cabeza divagando con un sinsabor que sobrepasa las

más altas horas de la noche. No encuentro solución y algo le falta a mi vida. Supongo que al

filósofo hay cosas que no puede resolver, porque son misterio, si se meditara en que hay cosas

que son simplemente misterio sería una buena “aromática” para dormir. ¿Será este el papel de la

fe? Quizás puede ser una forma de respuesta, o por lo menos para mí puede ser. ¿Por qué querer

saberlo todo? Siento en esto una ansiedad de respuestas, pero mi pregunta es ¿Qué hacer con las

respuestas?

Denova (2022), nuevamente dirá que en su obra La Ciudad de Dios, el hiponate afirma

que Sócrates fue capaz de aplicar la filosofía a la moral. Me parece que vale la pena acotar que

este santo obispo, en su pasada vida pendularmente opuesta a la moral, tenía una gran obsesión

por el tema de la moralidad, precisamente porque vivió inmerso en todas las “novedades”

sexuales de su época. ¿Cuáles? No tengo el más mínimo interés de profundizar en aquello,

dejemos quieta la “loca de la casa” como me lo recuerda Santa Teresa. Volviendo al caso,

Figure 2 El pensar del filósofo. Sin copyright

Agustín valoró la atribución que, según él, hizo Sócrates sobre la ética y la moral y citando a este

filósofo, me parece que se vislumbra una aceptación particular de una actividad “pagana”

considerada en su contexto, como lo era la filosofía.

Ya muy adelantado el medioevo se estudiará a fondo esta escisión filosofía y teología, y

fueron los árabes quienes hablarían inicialmente de esta concordancia. Lo que deseo precisar es

cómo Agustín estaba muy adelantado para su época.

2. Dios el Ser Absoluto

Ésta expresión genera algo muy especial en mí. La RAE (s,f), expone que Absoluto es

Independiente e ilimitado. Me parecen éstas dos cualidades totalmente opuestas a lo que yo soy.

Además de esto, Agustín propone que Dios no posee la menor muestra de No-Ser y que además

es inmutable.

Figure 3. Dios el Absoluto. Sin copyright

 Existe una prolífera colección de libros de Agustín que tratan de exponer el Absoluto de

Dios. Ojeando (sic) alguno de ellos me impactó el tema de la Trinidad. Quisiera disponer de más

tiempo para profundizarlo.

La inmutabilidad de Dios que propone es también es principio originario de todas las

cosas. He dado muchas vueltas tratando de discurrir más en este punto, pero para mí, la esencia

es esta: Dios es el Ser Absoluto

3. El Cuerpo y el Alma, dualismo platónico de Agustín

Figure 4. Cuerpo y Alma. Sin copyright

Agustín quiso tomar la enseñanza de Platón y darle una aplicación cristiana. Platón

proponía que el mundo perfecto es el mundo de las ideas, el mundo inmaterial; y por el contrario

el mundo físico era reflejo impreciso de aquel. Agustín busca “cristianizar” este lenguaje y

advierte que efectivamente el mundo perfecto es el “espiritual” y que por el contrario lo material

y terreno es sucio, es la cárcel en donde está prisionera el alma (Agustín, 1950). Platón diría al

alma que el cuerpo será tu cárcel y nunca saldrás: intentaré referenciar esto: (Solís. M.A. 2009,

2:35). En conclusión, para Agustín el interior del hombre es el lugar apto para que se encuentre

con su Dios.
 Es muy particular, porque desde niño he tenido esa concepción de que el alma está como

“insertada” en un estuche que se llama cuerpo. No ha sido fácil buscar una manera de cambiar

esta representación, como diría Hegel (1997, pág. 102. $3), que identifica ese concepto de ser.

Sin embargo, no muy lejos del concepto platónico, Agustín propone que el cuerpo es un

instrumento por el cual el diablo puede afectarnos. En su libro El combate cristiano, (Hipona, A.

s.f), expresamente dice que reducir y someter el cuerpo es la forma de vencer el mundo.

Ésta concepción me parece un poco fuerte en su forma. Aunque queda la duda de saber

de qué manera es que tengo que “reducir” el cuerpo. A simple vista se puede referir al ayuno

inhumano, al masoquista flagelo corporal tan común en la ascesis medieval; una especie de

castigo físico de esclavitud. Me parece que estos extremismos no son sanos. No obstante, no

puedo juzgar con criterios actuales hechos o posturas del pasado. Sí me siento llamado a

reinterpretar este “castigo”.

Figure 5. Esclavitud del cuerpo. Sin copyright

Mi cuerpo está siempre inclinado a la concupiscencia y juega en ésta la voluntad, una de

las tres potencias del alma que habla el mismo Agustín. Si mi voluntad está fuerte en mis

convicciones, creo que me es más fácil dominarla. Para dominar la voluntad, que como lo diría
Platón, es como un carro alado, una fuerza que empuja (Fedón), tengo que ejercer supremacía

sobre el cuerpo, y este fin se consigue por medio del ejercicio del dominio de sí mismo. Dominio

no desde el castigo cruento, sino desde la mortificación de los apetitos. En otras palabras, hoy le

digo ¡no! a la chocolatina y me es más fácil mañana decirle ¡no! a mi infidelidad. Esta puede ser

una manera más actual y menos sádica de castigar mi cuerpo. Es darle un sentido nuevo a la

enseñanza antigua de mi amigo Agustín.

El catecismo de la Iglesia Católica (1992) en el numeral 366 explica que La unidad del

alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del

cuerpo.

4. Principio del mal

Es una pregunta elemental: ¿Si Dios creó todas las cosas y nada se creó sin Él, luego Dios

creó el mal? Estudiando el pensamiento de Agustín, vi esta pregunta un poco resuelta y llamó mi

atención.

El tema está tratado en el libro del Libre Albedrío, precisamente en el Libro I, capítulo I;

a grandes rasgos se define el concepto del mal, porque “mal” se le puede decir a la acción de una

persona, pero también a un sufrimiento o dolor. Partiendo de esta definición, se resuelven en el

primer caso, es decir, las malas obras.

El mal es producto del hombre cuando no obra rectamente. No se puede decir que

aprendió a hacer mal, porque enseñar es siempre sinónimo de bien, por lo que el mal no se
aprende ni se enseña, por el contrario, alejarme del bien es lo que hace mal. Y después de dar un

rodeo por el asunto finaliza diciendo que el origen del mal es la concupiscencia.

Ya hablé en el numeral anterior acerca de la influencia de la concupiscencia en la

voluntad. Para Agustín el mal es un pecado, con respecto a Platón, el mal es un desorden

producto de la ignorancia (Mendoza. R. s.f.). En ambos casos, las consecuencias coinciden y si

lo veo de una manera panorámica, ambos tienen razón, pues, ¡qué es pecado sino un desorden!

5. Conclusión

Como el objetivo de esta actividad era representar nuestras impresiones al respecto, y no

“descrestar” (sic) al profesor, éstas son a grandes rasgos mis conclusiones con lo que leí a San

Agustín. Realmente cada uno de los puntos que traté en este trabajo, fueras las cosas que dejaron

huellas y por las cuales siento que el estudio de la filosofía en el medioevo dejó su fruto. Deseo

seguir aprendiendo de Agustín, por lo menos, ya tengo almacenada en “favoritos” las páginas en

donde encuentro sus obras. Son un buen punto de referencia para mi caminar como teólogo en

formación.
 Referencias

Denova, R. (2022, marzo 25). Agustín de Hipona [Augustine of Hippo]. (J. L. O. Pérez,

Traductor). World History Encyclopedia.

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19185/agustin-de-hipona/

Hegel, G. (1997). Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio (Valls. R.).

Alianza Editorial. https://fucn.instructure.com/courses/15296/files/5662339/download. (Obra

original publicada en 1830)

Hipona De, A. (s.f). Comentarios a los salmos. (Lanero, M & Aguiarte.e. Trad.).

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el siglo VI. E.C)

Hipona De, A. (s.f). De la vida feliz. (Capánaga.V, Trad.).

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Hipona De, A. (s.f). El combate Cristiano. (Cilleruelo, L Trad.).

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siglo VI E.C.)

Hipona de Agustín (2010). Las confesiones (Alfredo Encuentra. Trad.)

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original publicado 398 E.C.)

Iglesia Católica, “Catecismo de la Iglesia Católica” 366

 Mendoza, R (s.f) El sentido del mal en platón. La colmena.

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Solís, M.A [Marco Antonio Solís]. (2009, 24 de diciembre). Tu Cárcel. [Video]

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