Adolescencias y Juventudes.
Adolescencias y Juventudes.
Adolescencias y Juventudes.
Contenidos:
• Adolescencias y Juventudes en plural.
• Derechos sexuales y reproductivos.
• Embarazos, maternidades y paternidades en las adolescencias.
• Rol docente: adultocentrismo y relaciones intergeneracionales.
Objetivos:
• Reconocer las concepciones hegemónicas y naturalizadas que muchas veces se
tienen acerca de las adolescencias y las juventudes
• Promover el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos (DDSSyRR)
• Problematizar los distintos procesos que involucran la vivencia de un embarazo, y
las distintas experiencias de maternar y paternar
• Reflexionar sobre los modos en que se vinculan jóvenes y adultos/as
Asimismo, cada generación puede ser asociada con distintas características, que
dependiendo de sus enunciantes, tienen diversas cargas valorativas. En determinados
momentos de nuestra historia nacional la juventud fue asociada a la militancia, la revolución
y el compromiso; como en otros, a la indiferencia, la acriticidad, las drogas, la vagancia, el
consumo. Frases como “sexo, droga y rock and roll”, “pizza, birra y faso”, “sexo, piercing y
reggaetton” reflejan estereotipos juveniles que con mayor o menor intensidad pueden operar
en el presente.
En este contexto la juventud se tornó visible en la última mitad del siglo XX a través de
procesos tales como la reorganización económica por la vía del aceleramiento industrial,
científico y técnico; la oferta y el consumo cultural y el discurso jurídico. Estas nuevas
experiencias lograron interpelar las subjetividades en cuanto a lo que se debía decir, hacer,
usar y hasta la forma de rebelarse. Los medios de comunicación y las redes sociales
profundizaron este proceso, reforzando estereotipos, cambiando a la vez percepciones
acerca de la privacidad, la intimidad, lo público y lo privado.1
“La adolescencia, al igual que la juventud, son construcciones que se basan en condiciones
sociales e históricas de emergencia. En otras palabras, son ‘clases de edad’ que, si bien
tienen una base biológica, sobre ésta se elaboran diversas representaciones relativamente
arbitrarias e históricas” (Tenti Fanfani, 2008: 55).
En este sentido, es posible entender la complejidad de las relaciones entre la edad social y
la edad biológica y que lo que pensamos y vivimos como natural contiene, en su entramado
explicativo, imposiciones socio-culturales (Bourdieu, 2002).
1Para profundizar en este tema les invitamos a leer la ficha “Medios de comunicación y estereotipos de género
en las juventudes”.
Programa de Educación Sexual Integral - Ministerio de Educación –
Gobierno de la Provincia de Santa Fe
A continuación, haremos un recorrido por algunas de las visiones clásicas sobre
adolescentes y jóvenes que, aún en el presente, tienen un alto consenso social.
Por otro lado, se suma la idea de jóvenes desinteresadas/os, sin deseos o que no saben
lo que quieren. Esta representación aparece con mucha fuerza en los ámbitos de
socialización, circula ampliamente en las escuelas y en algunas otras instituciones. “La
marcación del no deseo o el no interés está colocada en que no se desea/interesa por lo
que se le ofrece. El rechazo, la indiferencia o el boicot hacia lo ofrecido es leído como falta
de interés absoluto” (Chavez, 2005: 15) y no entendido como falta de interés en lo
ofrecido.
Otra de las visiones es la que se refiere a las juventudes como sujetos enemigos del
orden social. Los medios de comunicación contribuyen a la construcción de miradas
estigmatizantes sobre las juventudes asociadas a la idea de peligro y desvío, aunque
mucho de este comportamiento no les caracterice -drogas, violencia, delito, etc-. Así, toda
persona joven es sospechosa y carga por su estatus cronológico la marca del peligro.
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Peligro para sí mismo/a al irse por el mal camino, no cuidarse; peligro para su familia al
traer problemas; peligro para la ciudadanía al molestar, agredir, violentar; peligro para la
sociedad al no ser productivo/a ni respetar las normas (Cajías, 1999; Chavez, 2005). En
esta mirada encontramos una fuerte asociación a la condición de género y de clase de la
juventud peligrosa, ser varón y pertenecer a los sectores populares más empobrecidos
refuerza esta lectura de manera anticipatoria.
La idea de desvío en relación a las jóvenes suele ser pensada desde el lugar de
“provocadoras e histéricas”, asimilando las maneras de vestir a la personalidad como
justificación de que “se buscan situaciones peligrosas por andar así por la calle” o por
encontrarse solas en horarios que no corresponden a las adolescentes. De este modo, se
culpabiliza a las mujeres por las situaciones de violencia y/o abuso que puedan padecer.
Otra perspectiva es la de jóvenes como seres rebeldes, “es la cualidad de joven lo que le
otorga la capacidad de rebeldía (asociada naturalmente a su edad) (…) enfrentarse a todo,
parece ser que hay un desorden hormonal (pubertad) que posibilita un desorden social”
(Chavez, 2005: 16).
Diferentes estudios e investigaciones han reflexionado acerca de los efectos que la “mirada
del riesgo” o el “peligro” producen en los sujetos o en los grupos sociales. Lo que interesa
es analizar los efectos de la producción social de nominaciones y clasificaciones sobre los
sujetos o de “adjetivaciones”, como puede ser el caso de las llamadas “madres
adolescentes”, “jóvenes en riesgo”, “chicos de la calle” que devienen en etiquetamientos
sociales. Estas nominaciones y adjetivaciones tienden a naturalizar y esencializar ciertos
atributos como si definieran de una vez y para siempre a los sujetos jóvenes, negando la
condición siempre abierta, indeterminada e incierta de las identidades (García y Ferrarotti,
2008).
“De modo que toda vez que decimos que los adolescentes son ‘sujetos de derechos’
estamos señalando que, en tanto personas, gozan de todos los derechos que se
consideran humanos, que son seres autónomos, que tienen una vida propia que debe
ser cuidada y respetada; que el Estado debe ofrecerles las oportunidades y
condiciones para que puedan definir sus propios proyectos de vida y que, para ello,
debe proteger y garantizar su acceso a los más altos niveles posibles de salud,
información y educación” (Faur, 2007: 53).
¿De qué manera estas visiones de la adolescencia y juventud se encuentran presentes en nuestras
prácticas educativas?
¿Qué otras identidades, por fuera de las visiones clásicas, se observan en la cotidianeidad escolar?
¿Qué concepciones promueven valoraciones positivas sobre las adolescencias y juventudes?
¿Es posible reconocer diferencias de género en las distintas visiones?
Desde hace tiempo distintas corrientes teóricas vienen utilizando los términos adolescencia
y juventud en “plural” cuestionando visiones únicas, fijas y homogéneas. Hablar de
adolescencias y juventudes implica asumir un posicionamiento que considere la existencia
de un abanico de diversidades e identidades que a la vez se complejiza por el
entrecruzamiento de mediaciones: estructurales, sociales, genéricas, culturales,
contextuales, territoriales y políticas.
Las visiones totalizadoras y homogeneizantes que se tienen sobre las juventudes dejan por
fuera muchos/as otros/as adolescentes que, desde su heterogeneidad, agregan nuevos
modelos para seguir pensándolos/as. Por ejemplo, hay jóvenes que trabajan, que tienen
personas a cargo (hermanos/as menores, adultos/as mayores, etc.), que maternan y
paternan. Con esto se refuerza la idea de que la juventud no es una categoría aislada de un
contexto familiar, socio-económico, político e histórico.
Adolescencias en plural, como introduce Serra, “es admitir, que el futuro no tiene un
solo camino, un solo modo de ser mujer, hombre, homo, hétero, ciudadano,
trabajador, profesional, etc.”. “Es ampliar y considerar las combinaciones de estos
rasgos, y los múltiples modos de habitarlos. El plural de “juventudes” y
“adolescencias” implica interrumpir la unidireccionalidad de todo proceso social y
cultural que se presente como único arquitecto de los modos de habitar una cultura”
(Serra, 2003 en García y Ferrarotti, 2008:18).
Para que estos derechos se hagan realmente efectivos es necesario superar distintas
barreras: los tratados internacionales deben llegar a manos de sus destinatarios para
facilitar su conocimiento y apropiación; la ciudadanía debe considerarse y autopercibirse
digna de ellos; deben plasmarse en marcos normativos que los respalden y garanticen
legalmente; debe existir voluntad política para su concreción en la vida social y se debe
poder acceder a ellos judicialmente y/o recurriendo a organismos estatales que los
contemplen. (Maffía, S/D).
En contraposición, otras investigaciones sostienen que los embarazos que se dan a partir
de los 15 años en condiciones adecuadas de nutrición, salud, atención prenatal y
contención emocional no presentan más riesgos que los de otros grupos etarios (Atkin,
1994 en Fainsod, 2008). Es importante resaltar que los embarazos de menores de 14
años se analizan y tratan como probables consecuencias de violencia sexual.
Al reflexionar sobre estas temáticas es importante no caer en totalizaciones, no presentar
estos fenómenos como con un único destino posible, con una sola forma de resolución, o
sólo fijar el destino de la desventaja: la deserción escolar, el abandono de proyectos, la
pobreza.
Complejizar la mirada sobre estos temas implica reconocer, también, que no tiene el mismo
impacto la experiencia social, laboral y escolar de la maternidad que de la paternidad. La
escuela puede transformarse, por ejemplo, en un ámbito desde el que se promueva la
paternidad activa y la corresponsabilidad en la crianza de los/as ñiños/as. La deconstrucción
del sexismo en los procesos de socialización de las nuevas generaciones se convierte, así,
en un desafío necesario para dar cabida a la ternura y el apego en el varón y contribuir en la
reducción de las conductas violentas en las relaciones afectivas.
Es posible de este modo, resignificar los límites y posibilidades que la escuela secundaria
tiene frente a estos fenómenos. Para eso, es preciso correrse de los parámetros de
normatividad respecto del ser adolescente y ser madre/padre que, desde una perspectiva
de clase, heterocentrada y adultocéntrica, los interpretan como desvíos deficitarios
(Fainsod, 2008) de los parámetros “normales” de la clase media, heterosexual y adulta.
Desvincularse de la mirada adultocéntrica implica pensar a las y los adolescentes como
sujetos de derecho, revisando las relaciones que se establecen con ellas/os, poniendo en
valor la autonomía de sus decisiones y generando espacios de diálogo donde sus palabras
y sentires tengan lugar.
El marco normativo es claro en este aspecto al garantizar el inicio (Ley Nacional 25.584/02)
como la continuidad del ciclo escolar de cualquier alumna embarazada, de alumnas que
amamanten y varones que paternen (Ley Nacional 25.808/03) y establecer un régimen de
inasistencias justificadas por razones de gravidez (Ley Nacional 25.273/00).
En la provincia de Santa Fe se cuenta además con el Decreto Nº 181/09 (Regulación de
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Evaluación y Promoción de alumnos/as) donde específicamente en el Anexo III se hace
hincapié en la planificación de estrategias por parte de la Institución educativa para evitar
las inasistencias y garantizar la continuidad de los estudios de quienes atraviesen este tipo
de situaciones.
Existen factores que impactan de modo distinto y desigual al momento de decidir sobre el
propio cuerpo, la sexualidad, la continuidad o no de un embarazo. Podemos identificar los
siguientes, que en muchas situaciones se entrecruzan, haciendo más difícil la toma de
decisiones de manera autónoma:
- el acceso a la información
- el conocimiento sobre el propio cuerpo
- las relaciones de género que se juegan al momento del cuidado anticonceptivo
- el acceso a una atención médica que acompañe la decisión de llevar adelante el
embarazo
- la posibilidad de contar con cuidadores/as para sus hijas/os para continuar
estudiando
- la posibilidad de obtener un trabajo registrado con salarios acordes a lo realizado
- el acceso a la interrupción legal del embarazo.
En el fallo denominado “F.A.L.”, la Corte también les encargó a las autoridades nacionales y
provinciales la implementación de protocolos hospitalarios “para la concreta atención de los
abortos no punibles a los efectos de remover todas las barreras administrativas o fácticas al
acceso a los servicios médicos”.
En 2015, finalmente, estableció diversas pautas que los protocolos deben contemplar (y a
los que las provincias deben adherir) e instó al Poder Judicial a no interferir en el acceso a
la práctica.
Hasta no hace mucho tiempo, “ser adulto en la forma que fuera, suponía ocupar un
lugar de portador en torno de la ley. Y ser joven, niño/a o alumno/a, era asumir el
lugar complementario” (Duschatzky, 2003) Con estas coordenadas, el lugar reservado
para niños/as, adolescentes y jóvenes supone una posición de dependencia respecto del
adulto y un lugar de moratoria social.
¿De qué modo las clasificaciones actuales sobre la juventud como “peligrosa” invisibilizan el
lugar de los adultos que funciona como parámetro de la “normalidad”?
¿Es posible pensar que las personas adultas también están atravesando cambios en “las
formas de vivir” la autoridad? ¿Qué consecuencias trae en relación con las juventudes?
En este sentido, desde la docencia es posible aportar otras codificaciones del mundo,
ampliando el universo cultural y generando espacios donde reflexionar y problematizar
sobre lo cotidiano, lo conocido y lo naturalizado para construir entramados más
democráticos.
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Discutir los etiquetamientos, los destinos marcados, analizar las adolescencias y las
juventudes desde un enfoque de derechos, nos desafía como docentes a pensar en las
potencialidades del estudiantado como creadores y artífices de sus propios proyectos,
valorando la capacidad de aportar a la construcción de una ciudadanía activa.
Para cerrar esta clase y los contenidos ofrecidos en la formación, les compartimos este
audiovisual que nos interpela acerca de lo posible, de lo que realmente podemos hacer
como docentes, como directivos ante situaciones que parecen destinadas a ser imposibles,
a no ser superadas.
Schuster, Gloria (coord) (2010) “Las voces de las/los adolescentes desde sus experiencias
en salud sexual y reproductiva”. En ¿Todo bien? Adolescencias y servicios de salud sexual
y reproductiva, INSGENAR, Rosario
Lecturas complementarias:
García, Ana Laura y Ferrarotti, Ana Inés (2008) Jóvenes y Sexualidad. Una mirada
sociocultural, Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, Ministerio de
Salud, Presidencia de la Nación. Capítulo 1: pp 8-11. Capítulo 2: pp 22-25.
Faccioli Melisa y Rodriguez Sol (2017). Tensiones y desafíos sobre el cuidado en las
escuelas secundarias. Una revisión desde la educación sexual integral. Ponencia
presentada en el IV Encuentro de investigaciones sobre problemáticas de género del Litoral
“de marta samatán al ni una menos”. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad
Nacional del Litoral. 14 y 15 de diciembre de 2017.
Borderías, Cristina; Carrasco, Cristina; Amenany, Carme (1999) Las mujeres y el trabajo:
rupturas conceptuales, Barcelona: Icaria-Fuhem, en “Subjetividades juveniles: entre el
adultocentrismo y el patriarcado”, Poggi, C.; Serra, G.; Carreras, R, Revista Tesis, 2011,
Nro. 1
Cajías, Huáscar J., (1999) “Estigma e identidad. Una aproximación a la cuestión juvenil” en
Última Década [en linea] (Mayo): [Fecha de consulta: 10 de mayo de 2016] Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19501008
Kantor, Débora (2008) Variaciones para educar adolescentes y jóvenes, Del Estante
Editorial, Buenos Aires.
Maffía, Diana (S/D) Derechos Sexuales y Reproductivos. Algo más que procreación.
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, UBA
Marina, Mirta (coord) (2012) Serie cuadernos de ESI para la educación secundaria II.
Contenidos y propuestas para el aula. Buenos Aires. Ministerio de Educación Presidencia
de la Nación. Disponible en:
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/109718/Cuade
rno%20ESI%20Secundaria%202%20webpdf.pdf?sequence=1
Petracci, Mónica, Pecheny, Mario (2007) “Contexto político y social de la política de salud y
derechos sexuales y reproductivos”. En Derechos Humanos y sexualidad, Centro
latinoamericano de sexualidad y derechos humanos, Instituto de medicina social de la
Universidad del Estado de Río de Janeiro
Poggi, Carolina; Serra, Guadalupe; Carreras, Rafael (2011) “Subjetividades juveniles: entre
el adultocentrismo y el patriarcado” En Revista Tesis Nro 1.
Programa de Educación Sexual Integral - Ministerio de Educación –
Gobierno de la Provincia de Santa Fe
Portnoi, Fabián; Zamberlín, Nina (2007) Tu cuerpo, tu sexualidad, tus derechos. Guía sobre
Salud Sexual y Reproductiva. Buenos Aires, Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Tenti Fanfani, Emilio (2008) “La enseñanza media hoy: masificación y exclusión social y
cultural” en Tiramonti, Guillermina, Montes, Nancy La escuela media en debate, Flacso-
Manantial, Buenos Aires.
Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva: línea del tiempo de la salud y los derechos
sexuales y reproductivos de la Argentina que registra la historia de las normas y políticas,
desde la década de 1970 hasta la actualidad. Disponible en:
http://www.ossyr.org.ar/linea_tiempo.html