Interpretacion de La Ley
Interpretacion de La Ley
Interpretacion de La Ley
LA INTE·RPRETACION DE LA LEY
INTRODUOCION
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hable <deinterpretación conviene tener presente que se trata únicamen-
te de interpretación <doctrinal o judicial.
El fundamento filosófico de esta interpretación judicial está en el
mismo significado de la palabra juez. El juez interpreta porque juzga,
porque es árbitro, porque administra justicia y no porque el legislador
lo autoriza o quiera que interprete. El legislador no inventa ni crea
la función [udicial. Esta es inherente al concepto del Derecho, y el
concepto del Derecho es apriorístico, está por encima del propio legis-
lador, desde que éste es, a su vez, producto del mismo Derecho. (1) Se
comprueba la certeza de este fundamento cuando se presenta el caso
de las lagunas de la ley, en las que el legislador no señala los conteni-
dos que han de determinar la sentencia, y en las que no se encuentra
la norma general formulada sobre ,la ..9ue se ha de basar el juez pan
.su decisión.
II
Conceptos generales.
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IV
EN LA CODIFICACION NAPOLEONICA
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misma sentido claro y completo, sea en razón de la significación más
o menos vaga de los términos, sea de una construcción de la frase
más o menos viciosa. 2°. Cuando esta redacción, aunque presentando
sentido netamente determinado, no expresa exactamente el pensamíen-
to del legislador; !Y3°. La leyes muda y no ofrece al juez ninguna dis-
posición aplicable.
Se llama comunmente interpretación gramatical la que se hace
para determinar el verdadero sentido de un texto oscuro e incompleto,
ayudándose de los usados por la lengua y la sintaxis. Se opone a ésta
la interpretación lógica, que comprende bajo esta expresión todos los
otros procedimientos de interpretación. (Art. 27 Código C. Colombiano).
La interpretación lógica es en sí declara ti va, extensiva o restríc-
tiva, se propone extender O" restringir la esfera de aplicación de una
disposición legal cuya redacción, aunque clara y completa, no traduce
exactamente el pensamiento del legislador.
Sus principales medios son: 1°. Relacionando el texto por interpre-
tar a otras dísposieíones legales relativas a la misma materia o a le-
yes análogas. (Art. 30 del C. ,C. C.). 2°. Por los motivos o fin de la
ley (espíritu de la ley, Ratio Legis) encontrados, sea en los trabajos
preparatorios que han acompañado la redacción, sea en el derecho ante-
rior. (Art. 27, inciso 2°, C. C. C.). 3°. Apreciando las consecuencias a
las cuales conduciría la aplicación de la ley, según que se extienda o
restrinja el alcance. (Aubry et Rau).
Cuando se presentan casos en que la ley no se manifiesta clara-
mente, es decir, no ofrece ninguna disposición aplicable, como la legis-
lación es una plenitud hermética, se recurre al espíritu general de la
legislación y a la equidad natural. (Art. 32 C. C.).
Estos procedimientos no tienen el mismo valor. Para determinar
el verdadero sentido de los términos de la ley, es necesario acogerse
más bien a la significación técnica en la cual ellos son empleados or-
dinariamente por el legislador, que a la acepción que tienen en el
lenguaje vulgar. (Art, 28 del C. C. C.)
Los redactores del Código de N apoleón no consideraron convenien-
te extender o restringir la fórmula sino a los términos en que se halle
expresada. Por eso nuestro Código Civil, antes de la ley 153 de 1887,
en su arto 31 sólo da a la ley la extensión que tiene en su sentido ge-
nuino.
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v
EN EL ME,T'ODO CLASI,CO O TRADICIONAL
en virtud del cual se extiende una disposición legal a las hipótesis que
ella no ha previsto, y en las cuales se encuentra en un grado más emi-
nente, que en aquellas que ha enunciado formalmente, el motivo en
vista del cual ella ha estatuído.
La jurisprudencia clásica no limita solamente a este arte su mi.•
sión. La labor del jurista no debe ser únicamente mecánica y estéril.
Es necesario que a éste se le reconozca un papel científico para co-
meter las leyes. Hay que sacar pOTmedio de la inducción un princi-
pio homogéneo, sencillo, -general y superior, y deducir de él todas sus
consecuencias, aún las más reñidas con la equidad y la realidad, pues
ésto no .es sino el desarrollo del pensamiento del legislador, y a él sólo
compete declarar qué es equidad o necesidad práctica. Así queda la ley
vivificada, fecunda y .apta para aplicarla a las múltiples exigencias de
la vida jurídica, sin desnaturalizar el pensamiento del legislador. Apar-
te de esto no se reconoce ninguna otra fuente que pueda suplir la ley,
como los precedentes judiciales o la costumbre, que sirven sólo para
consulta y dirección práctica. También existe en este método clásico lo
que pudiera llamarse jurisprudencia de conceptos o más propiamente
Doctrina.Consiste ésta en ciertas construcciones de jurisconsultos con-
notados y de autoridad, sacados del texto de la ley o de su espíritu, de-
ducidas del conjunto de las condiciones del medio social en que nació,
aclaradas por medio de las ideas y propósitos de sus autores, endereza-
das con ayuda de la lógica formal que debió guiar al legislador, amén
de otros factores que la sapiencia y sagacidad del jurista pueda traer.
Su papel en el Derecho es, ayudada por la dialéctica y la argumenta-
ción inflexible, suministrar comprimidos, resúmenes y cuadros sinóp-
ticos de los textos legislativos que contribuyan al mejor entendimien-
to de las resoluciones que sean necesarias. "El verdadero jurista es
un geómetra: la educación puramente jurídica, es puramente dialéc-
tica. La principal misión del magistrado o del abogado, es poner en
claro el tejido de los negocios, y relacionarlos con tales o cuales reglas
establecidas en las leyes: la resolución de un problema",
VI
ESCUELA CIENT'IFICA
En las postrimerías del pasado siglo y comienzos de éste, las cien-
cias sociales y políticas habían enrutado sus investigaciones por un as-
pecto más social del hombre, en reacción contra el egoísmo individua-
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lista de la época anterior. Todas esas teorías socialistas que habían te-
nido en constante desvelo a la opinión pública universal, se abrieron
campo en las constituciones y en la organización social de casi todos
los países, para dejar estampadas sus ideas. Las leyes sociales se acu-
mularon a montón y la mentalidad eminentemente individual del siglo
XIX cambió sus concepciones por ideas de humanidad y de solidaridad
social. Todos los campos de la ciencia cedieron también en este sentido
y sólo faltaba un lugar donde todavía se tenía un anacronismo descon-
.certante con la época. Este lugar era el de la aplicación de la ley. Qui-
zás el de mayor importancia para la vida de los intereses de la co-
munidad, ya que aquí se juega la justicia humana. La ciencia social
por excelencia, cual la de solucionar conflictos entre los particulares,
no podía quedar ajena a esta revaluación de conceptos. En una colisión
constante entre el absolutismo legal y una comunidad ya socializada
en sus formas, era necesario que alguna se abriera pasó a despecho de
la otra.
La segunda triunfó con el aparecimíento del Método Científico 'le
interpretación de la ley. Dicho método, cuya base es la unión de la
moral con el derecho, de lo honesto con lo justo, de lo humano con lo
absoluto, hacía ya largo tiempo 'que andaba balbuciendo en boca de
unos cuantos juristas. Ellos sentían la necesidad apremiante de los
tiempos, pero no sabían expresar en forma clara y concreta su pen-
samiento. Apareció Francois Gény y despejó la incógnita. Su libro
"Fuentes de Derecho Privado Positivo" dio los postulados esenciales
para una armonización de la ley absoluta y los intereses sociales, mar-
có los límites de la una y fijó los caracteres del otro, sentó las bases
para una investigación jurídica científica más acorde con la natura-
leza humana, y marcó los derroteros que había de seguir la ciencia
del Derecho en su afán constante de hacer justicia entre los hombres.
Puede decirse que desde 'entonces todas las legislaciones, todas las
jurisprudencias, todo el Derecho, en suma, se ha impregnado, en una
forma más o menos expresa, de este hálito de humanidad y de utili-
tarismo. Casi que se puede afirmar que nuestros -tiempos caracterizan-
se por una reversión a las concepciones de la Edad Media, natural-
mente que depuradas con las enseñanzas de la experiencia y los adelan-
tos de la ciencia actual. Es un movimiento espiritualista que tiende
a sustituír la norma abstracta, absoluta, generalizadora, por otra más
.a posteriori que responda a las exigencias psíquicas del individuo y
de las colectividades a quienes se trate de aplicar.
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EN EL DERECHO COLOMBIANO
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sultados distintos a que conducen. (1)
El segundo caso que establece el artículo 5 de la ley 153 es que,
dentro de la equidad natural y la doctrina constitucional se puede
aplicar la crítica y la hermenéutica, para aclarar o armonizar dis-
posiciones legales oscuras o incongruentes. Por el arto 32 del Código
también se establece que se aclararán los pasajes oscuros o incongruen-
tes conforme al espíritu general de la legislación y a la equidad na-
tural. Aquí ya no hay oposición, por no ser distintas la aclaración que
se haga, dentro de la equidad y la doctrina constitucional, por la críti-
ca y hermenéutica, que la hecha como dice el arto 32.
El tercer punto que se ofrece en este artículo 5° es que la inter-
pretación lógica y la crítica se harán "dentro de la equidad natural y
Ja doctrina constitucional". Como se ve, hay aquí una limitación termi-
nante para el buen uso de ese método.
Sabio y científico fue nuestro legislador en ese sentido. Los resul-
tados inmorales a que condujo en Franela y otros países la exageración
de la hermenéutica y .de los procedimientos lógicos, que atribuían-
desenvolviendo abstracta y lógicamente las disposiciones legales-
preceptos y cosas al legislador que él mismo ni siquiera remotamente
quiso decir, está desechada e imposibilitada por la valla de la equidad
y de la Constitución. Aquí no se puede llegar a establecer principios
abstractos e inflexibles reñidos con la justicia IYcubiertos con el man-
to legal. El error principal que Gény con razón anotaba al método
clásico, no se puede concebir en nuestro Código.
En 1873 el Código Civil colombiano no admitía lagunas en la ley.
Tal se desprende de la lectura del capítulo 4 sobre la interpretación de
la ley.
Este criterio fue cambiado por la ley 153 de 1887, en sus artícu-
los 8 y 13.
El art, 8 establece que "Cuando no haya ley exactamente aplica-
ble al caso controvertido, se aplicarán las leyes que regulen casos o
materias semejantes, y en su defecto la doctrina constitucional y las
reglas generales de derecho".
El arto 13 dice: "La costumbre, siendo general y conforme con la
moral cristiana, constituye derecho, a falta de legislación positiva".
Por el 8° se dispone que las lagunas de la ley se subsanarán pri-
meramente, aplicando las leyes que regulen casos o materias seme-
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