Novedades de Las Leyes Electorales Vs Inconstitucionalidad de Las Mismas

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Ensayo de la Tercera Facilitación.

1.- Novedades de las leyes electorales vs inconstitucionalidad de las


mismas.
Podemos identificar como novedades de la nueva y única Ley de
Organizaciones Políticas que hasta la fecha hemos tenido, se destaca el hecho
de que los partidos están frente al reto de cumplir con mandatos como la
celebración obligatoria de primarias u otros mecanismos supervisados, incluso
administrados por la Junta Central Electoral para la renovación y selección de
candidaturas internas; la elevación al 40% como mínimo y el máximo del 60%
de la cuota de la mujer, para las candidaturas y puestos de dirección en las
estructuras interinas de los partidos políticos, así como la asignación de una
cuota del 10% para la juventud (sólo a candidaturas) y la cuota de reservas y
alianza de hasta un máximo del 20% de las candidaturas nacionales, cuyas
reservas tendrán que depositarse ante la Junta Central Electoral, en junio del
año anterior a la elección municipal y a más tardar con casi nueve meses de
antelación para las congresuales y presidenciales.

Además de estos, también se deben destacar otros aspectos de


relevancia como son la consagración del mecanismo de primarias (abiertas,
semi abiertas o cerradas), como método de selección de candidatos, junto a
otros cuatro mecanismos que son, a saber: convención de delegados, la
convención de dirigentes, la convención de militantes y las encuestas. Con
anterioridad a la Ley de Partidos, no solamente no existían las primarias, sino
que, además, no estaban reguladas las encuestas ni existían las convenciones
de dirigentes o afiliados. También la prohibición del proselitismo o campañas
fuera de los plazos establecidos en la ley, el ministerio público especializado
para conocer del amplio catálogo de tipos penales de naturaleza electoral,
previstos fundamentalmente en la ley electoral y en menor medida en la de
partidos políticos, el tope del financiamiento o gastos en la pre y campaña
electoral, asignándoles en los diferentes niveles de elección un monto por
elector hábil para votar, en cada demarcación geográfica.

Como ya sabemos en nuestro país se aprobaron recientemente las leyes


Orgánica Electoral y de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos.
Dichas leyes vienen a resolver muchos de los problemas que han
existido en el país en materia de organizaciones políticas. Pero el Tribunal
Constitucional ha comenzado a declarar como inconstitucionales numerosos
aspectos legales, que colisionaban directamente con la libertad de expresión,
así como otros que afectan a los nuevos partidos políticos o que riñen con la
posibilidad de que los nuevos miembros puedan acceder a los cargos electivos.

En cuanto a la nueva Ley Orgánica del Régimen Electoral No. 15-19,


esta se complementa y completa el espectro legislativo electoral del país, con
un contenido extenso de unos 293 artículos, donde además de prever casi todo
el contenido de la pasada Ley Electoral No. 275-97, remoza, actualiza y amplia
con otras disposiciones propias de las exigencias constitucionales, además de
la necesaria coordinación y dependencia del también novedoso Régimen de los
Partidos Políticos.

Resulta perturbador y dañino para la democracia, las incongruencias que


presenta la ley 33-18, sobre Partidos Políticos, con la promulgada Ley 15-19,
Orgánica del Régimen Electoral, siempre bajo el entendido que prevalece la ley
posterior al derogar la anterior de igual rango, en otras palabras, predominan
las nuevas disposiciones de la Ley de Régimen Electoral sobre la Ley de
Partidos Político; y con ello dejando muchos puntos ambiguos y llevándose
además, varias conquistas, como por ejemplo la cuota de la mujer y de la
juventud en la cual la Ley electoral dispone en su art. 136 que el mínimo y
máximo indistintamente para hombres y mujeres de un 40% y 60%, se hará
para las candidaturas a la Cámara de Diputados, a las regidurías y vocales de
la ´´propuesta nacional´´ lo que equivale a dejarle a los partidos la
discrecionalidad de selectivamente proponer candidaturas sin respetar y
observar por separado y en cada demarcación los porcentajes de cuotas
exigidos.

2.- El voto preferencial, el voto de arrastre. Los gastos de campaña.


Las candidaturas independientes.
El voto preferencial tiene su origen o está previsto en nuestro país en la
resolución número 5/2001 de la Junta Central Electoral (JCE) con miras a ser
implementado por primeras vez en las elecciones congresuales y municipales
del 2002 y posteriormente este tipo de votación se sustentó en la voluntad del
poder legislativo consagrándolo en la Ley 157-13, sobre voto preferencial, en
virtud de la cual los candidatos a puestos de representación popular se colocan
en listas ´´cerradas y desbloqueadas´´, esto es, listados a los que no pueden
añadirse nuevos candidatos y de los cuales los electores pueden votar por el
que prefieran, independientemente del orden en el que aparezcan.

Se supone que el elector, con un sistema de voto preferencial, puede


elegir el candidato de su preferencia. Visto así, hay poco que discutir. Sin
embargo, se han realizado varios estudios que demuestran las dificultades e
inconsistencias de este método, comenzando por el hecho de que tras su
instauración los candidatos ganadores, son siempre los que disponen de
mejores posibilidades económicas. En efecto, el voto preferencial determina
que los candidatos deben gastar mucho dinero para realizar las campañas
electorales, tienen que mantenerse asiduamente en movimiento, visitando
lugares y realizando diferentes inversiones, de manera que si bien el elector
termina eligiendo a quien desea, los candidatos con posibilidades, suelen ser
los que tienen suficiente dinero como para afrontar los extraordinarios gastos
que supone la actividad política permanente, durante meses, primero a lo
interno de las organizaciones políticas y después en la campaña electoral,
frente a candidatos de otros partidos.

En este sentido, encontramos otra preocupante ambigüedad relacionada


con el voto de arrastre del senador por el diputado, una verdadera prostitución
del llamado voto preferencial, más aún agravada en un contexto de separación
de niveles congresuales (de acuerdo al art. 92 de la Ley Electoral), gracias a
Dios, un problema que hoy encuentra solución en la declaratoria de
inconstitucionalidad y eliminación del párrafo del art. 2 de la ley 157-13.

El párrafo del art. 2 de la Ley 157-13, era el que posibilitaba que los
votos de los diputados de un mismo partido le fueran contabilizado al senador,
privilegiándole de un voto indirecto que no estaba refrendado ni autorizado por
su emisor para ser endosado a la votación final del candidato a senador, no
hay dudas de que tal privilegio devenía en una aberración irritante y
antidemocrática.
En todo sistema verdaderamente democrático, al igual que en nuestro
ha imperado la regla de igualdad de valor del voto o principio de voto igual.
Todos los votos ´´valen o pesan´´ lo mismo. Así las cosas, el voto de un elector
que selecciona un diputado excluyen necesariamente que su voto se cuente a
más de un candidato, sea diputado, regidor, alcalde o senador. En efecto el
voto de arrastre representa una vulneración al principio de igualdad consagrado
en el art. 39 de nuestra constitución, por lo que ha sido muy atinada la decisión
del tribunal constitucional de declarar inconstitucional el párrafo del art. 2 de la
Ley 157-13.

Pasando al tema de la regulación de gastos de campañas, aquí


podemos encontrar como escollos o involuciones de la democracia de nuestro
país, los descomunales topes de gastos de campaña que permite la referida ley
para los diferentes niveles o candidaturas, incluso si solamente se consideran
los procesos electivos internos de los partidos; una precandidatura presidencial
podría consumir quinientos millones de pesos. Pero no es mejor en la Ley
Electoral, el tope establecido para el nivel presidencial, de conformidad con el
numeral 1 del art. 204 de la Ley 15-19, sería de RD$: 122.50 por electores
hábiles inscritos en el Registro Electoral a nivel nacional, o sea, se estaría
hablando de casi 1,000 millones de pesos en esa sola candidatura, todo ello al
considerar que el padrón electoral sobrepasa los 7 millones y medio de
electores, una cifra inmanejable y aún muy alta para la democracia.

Este tema remite al de la precampaña y su duración. Resulta, que la Ley


de Partidos, en sus arts. 40 y 41, como también el Reglamento de Primarias
definen el periodo de precampaña como el período de realización de
actividades de proselitismo interno de los precandidatos, que inicia el primer
domingo del mes de julio y concluye con la escogencia de los candidatos el 6
de octubre para los partidos que hacen primarias, y el 27 de octubre para los
que eligen otros mecanismos de elección. En términos similares a los topes de
gastos para la campaña, también se distinguen las limitaciones a los recursos
que pueden utilizarse en este periodo, el cual conforme la ley de partidos
políticos es inmediatamente inferior al de la campaña, no obstante, a nuestro
juicio, los valores permitidos resultan ser exorbitantes.
En cuanto a las candidaturas independientes, podemos decir que en
este sentido también la Ley presenta una incongruencia, ya que en esta
legislación dichas candidaturas estarían supeditadas, de acuerdo a los
términos de los arts. 147 y siguientes de la Ley 15-19, para su validez, a ser
canalizadas vía una agrupación política, cuya agrupación tendrá que operar y
llenar los mismo requisitos de un partido político, con la agravante de que solo
tienen un alcance provincial y con ello excluyen de entrada la posibilidad de
una candidatura presidencial o vice presidencial.

Peor aún resulta el hecho de que, estas candidaturas accidentales


pueden presentarse hasta solo 90 días antes de la elección presidencial.
Semejante posibilidad colide con prácticamente todo el calendario
administrativo preparado por la JCE, así como con el calendario de reservas y
alianzas, presentación de precandidatos y candidatos, celebración de primarias
y otros mecanismos de elección previstos por la Ley de Partidos, e introduce
una variable totalmente novedosa dentro de la estrategia electoral.

3.- Los Delitos Electorales: Tipos, Procedimientos y tribunal


competente.
Como ya es nuestra costumbre iniciaremos por la definición de Delito
Electoral, y en ese sentido el Diccionario electoral del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos (IIDH) define los delitos electorales como “aquellas
acciones u omisiones, atentatorias contra los principios que han de regir un
sistema electoral en un Estado democrático que por su propio carácter peculiar,
son definidas y castigadas, por lo general, no en el Código Penal, sino en la
propia ley electoral”.

En primer lugar vemos los delitos que tienen su origen en la Constitución


Política. Cuando el constituyente dispone en el artículo 208 de la Carta
Sustantiva: a) que el voto es personal, protege la individualidad del voto, b) que
el voto es libre, procura que el ciudadano no sea presionado, a fin de que su
voto sea el producto de la expresión libre de su voluntad, y c) que el voto es
secreto, deja establecido que nadie puede ser obligado a decir por quien va a
votar o ha votado.
En consecuencia, los delitos de violación del secreto del voto, de compra
de votos, de amenazas para influir en el derecho al sufragio de funcionarios y
empleados públicos y privados, son también violaciones graves a la
Constitución de la República.

También tenemos los Delitos electorales contenidos en el Código Penal.


El Código Penal contiene un capítulo denominado crímenes y delitos contra la
Constitución, el cual incluye en los artículos 109 y siguientes los relativos al
ejercicio de los derechos políticos, de gran relevancia en las infracciones
electorales, a saber:

1) Compra y venta del voto.- Este viejo delito, difícil de erradicar, está
penalizado con la inhabilitación de los compradores y vendedores desde uno
hasta cinco años para ocupar cargos y oficios públicos.

2) Reuniones tumultuarias.- Cuando se celebran usando violencia o


amenazas con el objeto de impedir el ejercicio de los derechos políticos de uno
o más ciudadanos, se castiga a los que formen parte de ellas con prisión
correccional de seis meses a dos años e inhabilitación durante un año a los
menos y cinco a los más, para ser elector o elegido para cargos públicos de
elección popular.

3) Encargados en los actos electorales del despojo de los escrutinios


que alteran boletas.- Los que ostentando esta función falsifican boletas de
inscripción o las distraen de la urna electoral, o agregando en ella boletas
distintas a las que depositaren los sufragantes, o inscribiendo en las de los
electores que no sepan escribir, nombres distintos de los que ellos les hubieren
indicado, son castigados con la degradación cívica. Los demás culpables son
condenados a prisión de seis meses a dos años, y a la interdicción del derecho
de elegir y ser elegido, durante un año a lo menos y cinco a lo más.

De igual manera existen las infracciones sobre financiamiento ilegal de


partidos y candidatos, contempladas en la Ley de Partidos 33-18. Las
contribuciones recibidas por los partidos políticos y los candidatos, tanto de
personas físicas como del Estado, deben provenir de fuentes lícitas.
Tanto los candidatos como los partidos que reciban financiamiento ilegal
y las personas físicas o jurídicas responsables serán condenados al pago de
una multa del doble de la contribución ilícitamente recibida, sin perjuicio de las
sanciones penales establecidas en otras leyes.

También existen los delitos derivados de la Ley 30-06 de uso de


emblemas partidarios. La Ley 30-06 sobre uso de lemas partidarios contemplas
infracciones jurisdiccionales que, de conformidad con el artículo 281 de la Ley
15-19, son de la competencia del Tribunal Superior Electoral.

Las medidas cautelares, sanciones administrativas e infracciones


electorales contenidas en la Ley Orgánica del Régimen Electoral. Tanto las
medidas cautelares como las infracciones electorales están contempladas en el
último título de la Ley Orgánica 15-19 del Régimen Electoral, el XXV, que está
conformado por cuatro secciones y catorce extensos artículos.

En cuanto al órgano persecutor de los crímenes y delitos electorales, la


Ley Orgánica del Régimen Electoral contempla la creación de una Procuraduría
Especializada para la investigación y persecución de los crímenes y delitos
electorales, la cual, debido a que se rige conforme a la Ley Orgánica del
Ministerio Público, es una dependencia de la Procuraduría General de la
República.

El órgano competente para juzgar y decidir los delitos y crímenes


electorales previstos en la Ley Orgánica del Régimen Electoral, en la ley sobre
el uso de los emblemas partidarios, y en cualquier otra legislación en materia
electoral o de partidos políticos, es el Tribunal Superior Electoral, ante el cual
pueden denunciarlos, exclusivamente, la parte legítimamente afectada, el
Ministerio Público, la Junta Central Electoral y las juntas electorales, conforme
al reglamento de procedimientos contenciosos.

Por lo tanto, en lo referente a los crímenes y delitos electorales, tanto los


partidos políticos como los candidatos, como partes legítimamente afectadas,
de ser necesario, pueden vencer la inercia del Ministerio Público accionando
directamente por ante el Tribunal Superior Electoral.
4.- Posibilidades Reforma Constitucional en el aspecto electoral.
Existen amplias posibilidades de una reforma Constitucional en el
aspecto electoral, en ese sentido, en primer lugar resultaría útil ir
consensuando y considerando el disminuir el porcentaje de la mitad más uno, o
sea el 50% mas 1 de los votos válidos, para ganar las elecciones al 40% esto
así porque las nuevas leyes dificultan la posibilidad real de las alianzas, que
han servido tradicionalmente para constituir mayoría victoriosa de primera
vuelta.

Otros temas a considerar en una posible reforma es la habilitación de


Danilo Medina para el 2024, de igual forma la exclusión del Procurador General
de la República del Consejo Nacional de la Magistratura e integración del
Rector de la UASD y del Colegio de Abogados para una matrícula de solo 9
miembros, un ministerio público independiente para los temas electorales y una
dirección del registro civil e identidad con la cédula y el pasaporte integrado,
fuera de la Junta Central Electoral, además de una Contraloría General de la
República con autonomía e independencia, que permita al contralor ejercer sus
funciones con todo el imperio que demanda un real y efectivo control interno de
los fondos públicos, que en la actualidad la contraloría en sus facultades
legales e incluso constitucionales solo se limita a ser un tramitador de
obligaciones que previamente han sido concebida por los entes estatales en
consonancia con sus responsabilidades y apego a sus leyes orgánicas y
facultades.

5.- Acción de Amparo General: Fundamento, Naturaleza Jurídica y


Características.
El amparo es una institución que tiene su ámbito de aplicación dentro de
las normas del Derecho Político o Constitucional y que va encaminada a
proteger la libertad individual o patrimonial de las personas cuando han sido
desconocidas o atropelladas por una autoridad (cualquiera sea su índole) que
actúa fuera de sus atribuciones legales o excediéndose en ellas, generalmente
vulnerando las garantías establecidas en la Constitución o los derechos que
ella protege.
El amparo en términos amplios, es definido por la doctrina como una
acción Constitucional cuyas pretensiones son las de obtener la reparación de
lesiones contra derechos fundamentales diferentes a la libertad personal
(tutelada por el hábeas corpus) y a la protección de datos (tutelada por el
hábeas data), ocasionadas por actos u omisiones de la autoridad pública o de
los particulares y producidas en forma actual o inminente, con arbitrariedad e
ilegalidad manifiesta.

El derecho de amparo tiene como finalidad la protección, goce y ejercicio


de los derechos fundamentales reconocidos por la constitución, así como los
demás derechos y garantías constitucionales, incluyendo los consagrados por
la leyes reglamentarias de eso derechos y garantías, cumpliendo así con una
doble función: primero, el reconocimiento y protección de las garantías
fundamentales de los ciudadanos, extensivo a la propia constitución,
garantizando el respeto y cumplimiento de sus preceptos, bien sea por normas
generales contrarias a dichos preceptos o por los actos de la autoridad que
transgredan o violen los aludidos derechos.

Este tiene su fundamento en la mayoría de los instrumentos declarativos


y convencionales sobre derechos humanos. Por este motivo, se encuentra
protegido por la mayoría de las constituciones modernas, y su posterior
desarrollo por leyes especiales, incluyendo recientemente a la de nuestro país,
a partir de la Constitución del año 2010.

En cuanto a la naturaleza jurídica, debemos entender al amparo como


una institución de carácter mixto, ya que tiene una doble configuración,
separando por un lado las controversias directamente constitucionales, que
constituyen un verdadero proceso, y por otro, aquellas en que solamente se
discute la aplicación de preceptos de carácter secundario y que únicamente
pueden determinar la existencia de un recurso: de esa forma, se ha llegado a la
convicción de que el amparo tiene una naturaleza mixta, pues en parte es un
recurso y en otras un proceso.

En cuanto a las características de la acción de amparo podemos


identificar las siguientes:
 De previsión constitucional. Es una acción que opera al abrigo de la
constitución y se expresa exclusivamente en la protección de derechos
fundamentales conculcados o amenazados;
 La gratuidad en la acción de amparo. La administración de justicia en
materia de amparo está libre de costas o gastos propios del
procedimiento, en consecuencia, la parte accionante no tiene que
incurrir en sacrificios económicos para radicar un amparo;
 Carece de formalidad. La informalidad en este proceso hace referencia
a un que sea un recurso judicial sencillo y rápido, que se expresa y
extienda además a todos los ámbitos del procedimiento, a las facilidades
que deben tener las partes a la hora de someter la instancia, el régimen
de la prueba, la representación de abogado, (la cual es aconsejable,
pero no necesaria para el amparo), los plazos, las impugnaciones, en
fin, el carácter informal de un amparo procura un proceso libre de
ritualismo y formalismo que resten eficacia a la acción;
 Es un procedimiento sumario y expedito. Esto quiere decir que es un
proceso de tramitación rápida, con resultados previsibles y sin
obstáculos procesales, opera como un resumen anticipado del
procedimiento, garantizando la agilidad y celeridad del proceso,
observando el cumplimiento del mismo en los plazos previstos y con ello
disminuyendo los espacios de controversia y contradicciones durante el
amparo;
 Es preferente, subsidiaria y residual. Lo preferente se orienta a la
tramitación privilegiada del amparo por parte del juez de los asuntos que
le son sometidos, solo se exceptúa de este regla el habeas corpus, el
cual en definitiva, es un amparo de la libertad, fuera de esta excepción
el, amparo tendrá preeminencia en el rol de audiencia y en otros
aspectos del procedimiento, de ahí, que el ámbito subsidiario o residual
del amparo, no está en cuestionamiento en casi ninguna de las
legislaciones;
 Obligación del juez de actuar de oficio. Una de las características de
la materia procesal constitucional, lo es la llamada oficiosidad, por
demás presente en la acción de amparo, la cual consiste en aquella
obligación inherente a los jueces de actuar de oficio, supliendo luego de
iniciado el proceso, aquellas deficiencias u inobservancias de las partes
en algún punto del procedimiento, viabilizando la tramitación y
culminación del mismo.

6.- Acción de Amparo Electoral: Concepto, Derechos tutelados.


Derechos Políticos y de Ciudadanía.
El amparo electoral es la acción-recurso constitucional o mecanismo
jurisdiccional y procesal de la competencia del Tribunal Superior Electoral
(TSE) apto para el juzgamiento, decisión, tutela y protección de los derechos
políticos y de ciudadanía relacionados con el ejercicio de la democracia,
protección que abarca incluso la inminencia o amenaza de los derechos
susceptibles de transgresión.

Asimismo, el TC mediante la sentencia TC/0068/13, del 26 de abril de


2013, con categoría de precedente vinculante, concibió al amparo electoral
como mecanismo de protección de derechos fundamentales, para tutelar
efectivamente los derechos políticos-electorales de los ciudadanos, así como
de los partidos políticos y sus miembros frente a situaciones concretas de
amenazas o lesión a derechos fundamentales en el plano electoral.

En cuanto a los derechos tutelados, ya hemos mencionado que de


entrada, este tutela los derechos fundamentales con excepción de la libertad y
protección de la libertad y datos personales que lo tutela el habeas corpus y el
habeas data. Los derechos fundamentales están contemplados en los arts. 37
al 67 de la Constitución, los cuales, al ser analizados se verifica que no
guardan relación con los derechos que normalmente son protegidos en un
juicio o acción de amparo electoral, tales como el derecho a elegir y ser
elegido, el derecho al voto en todos los asuntos pautados por la Constitución
(elecciones, referendos y plebiscito en las modalidades que aplique), el acceso
a las candidaturas, el reconocimiento de los partidos y agrupaciones políticas,
el despojo de las candidaturas en ocasión de las primarias de los partidos, las
sanciones disciplinarias a lo interno de los partidos; en fin, la posibilidad de que
puedan derivarse una serie de situaciones previstas por la Constitución como
derechos constitucionales recogidos mayoritariamente en el art. 22 como
derechos de ciudadanía.

Es importante saber que la participación de los ciudadanos en el


gobierno político de la comunidad mediante el ejercicio del sufragio ha de
protegerse frente a las amenazas susceptibles de poner en peligro la eficacia
de este derecho fundamental, que pueden provenir tanto de los poderes
públicos como de otros ciudadanos. Las principales afectaciones de este tipo,
están consagradas en la legislación penal suponiendo el legislador, que con la
tipificación penal de comportamientos que impiden o dificultan la libertad de
decisión de los titulares del derecho de sufragio se pretende, además tutelar
este derecho, dotar de protección eficaz al proceso electoral mismo, pues si la
voluntad de los electores no se forma y manifiesta de manera libre, tampoco
tendrá este atributo de decisión que es su resultado.

En ese sentido cabe destacar que el ejercicio de los derechos de


participación política facilita la legitimación democrática del poder y su
desarrollo legislativo se ha llevado a cabo en diferentes bloques normativos: la
posibilidad de intervención en referendos, plebiscitos e iniciativas normativas
municipales del art. 203 de la Constitución; los derechos de ciudadanía del art.
22 de la Carta Magna, que incluyen ejercer el derecho de iniciativa popular,
legislativa y municipal; para citar solo dos menciones constitucionales
específicas, que incluyen como criterio decisivo la participación política.

En resumen podemos afirmar que, los derechos políticos son


fundamentales dentro de un régimen democrático y su ejercicio puede ser
incluso indicativo de la solidez del sistema mismo. En consecuencia, la
ausencia o limitación de los derechos políticos y del fomento de ejercicio,
pueden representar un problema para la sostenibilidad de la democracia.

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