Contaminación Del Agua y El Aire
Contaminación Del Agua y El Aire
Contaminación Del Agua y El Aire
En ambos casos lo hace mucho más aprisa de lo que puede la naturaleza compensar sus efectos nocivos.
Por ejemplo, el uso de aerosoles con CFC, por ejemplo, surtió durante finales del siglo XX un daño grave
sobre la capa de ozono en la atmósfera, y la tragedia del Reactor Nuclear de Chernóbil arrojó al aire miles
de partículas radiactivas que el viento arrastró hacia poblaciones rurales cercanas, destruyendo la calidad
del aire, agua y suelo.
La ruptura del balance químico y energético de la atmósfera tiene las siguientes consecuencias posibles:
La mejor manera de combatir la polución del aire es no crear más y hacer el máximo posible por
reducirla. Llegar a este punto requiere de soluciones que lo hagan posible, un campo en el que la
tecnología y los planteamientos innovadores tienen mucho que decir. En este artículo vamos a dar un
breve repaso a la problemática que supone la contaminación del aire de cara a la degradación del
entorno, la contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero y la relación con a la salud
pública.
A modo de resumen, podemos indicar que las soluciones para la contaminación atmosférica pasan por:
Mejorar las políticas ambientales.
Cuidar los bosques y demás vegetación.
Reducir nuestras emisiones nocivas o huella de carbono.
Reducir nuestra huella ecológica.
La contaminación del agua
El planeta nos recuerda continuamente, con sequías cada vez más extremas, que sin agua no hay vida.
Este recurso es imprescindible no solo para la supervivencia de los seres vivos que lo habitamos, sino
también para el desarrollo socioeconómico, la producción de energía o la adaptación al cambio
climático. Sin embargo, en la actualidad, nos enfrentamos a un enorme reto: la contaminación de ríos,
mares, océanos, canales, lagos y embalses.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el agua contaminada como aquella que sufre cambios
en su composición hasta quedar inservible. Es decir, es agua tóxica que no se puede ni beber ni destinar a
actividades esenciales como la agricultura, además de una fuente de insalubridad que provoca más de
500.000 muertes anuales a nivel global por diarrea y transmite enfermedades como el cólera, la disentería,
la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas,
fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias radiactivas. Estos elementos
no siempre tiñen el agua, haciendo que la contaminación hídrica resulte invisible en muchas ocasiones. Por
esta razón, se suele recurrir al análisis químico de pequeñas muestras y organismos acuáticos para conocer
el estado de la calidad del agua.
Los factores naturales, como la filtración del mercurio presente en la corteza de la Tierra, pueden
contaminar los océanos, ríos, lagos, canales y embalses. Sin embargo, lo habitual es que el deterioro del
agua proceda de las actividades humanas y sus consecuencias, que detallamos a continuación:
Calentamiento global
El aumento de la temperatura terrestre, a causa de las emisiones de CO2, calienta el agua y esto hace
que disminuya su nivel de oxígeno.
Deforestación
La tala de los bosques puede agotar las fuentes hídricas y genera residuos orgánicos que sirven de caldo de
cultivo para bacterias contaminantes.
Los vertidos de productos químicos procedentes de estos sectores son unas de las causas principales de
la eutrofización del agua.
Basuras y vertidos de aguas fecales
La ONU asegura que más del 80 % de las aguas residuales del mundo que llegan al mar y a los ríos están sin
depurar.
Tráfico marítimo
Buena parte de los plásticos que contaminan los océanos proceden de los barcos pesqueros, petroleros y
de transporte de mercancías.
Derrames de combustible
El transporte y el almacenamiento del petróleo y sus derivados dan lugar a filtraciones que pueden llegar a
las fuentes de agua.
El deterioro de la calidad del agua tiene efectos negativos para el medio ambiente, la salud y la economía
global. El propio presidente del Banco Mundial, David Malpass, alerta del impacto económico: "El deterioro
de la calidad del agua frena el crecimiento y exacerba la pobreza en muchos países". La explicación está en
que cuando la demanda biológica de oxígeno —medida que muestra la contaminación orgánica registrada
en el agua— supera determinado umbral el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de las regiones
ubicadas en las cuencas cae hasta un tercio. A renglón seguido, repasamos otras de las consecuencias:
Escasez de agua potable. La ONU admite que aún existen miles de millones de personas en el
mundo sin acceso a agua potable y saneamiento, sobre todo en zonas rurales.
Enfermedades. La OMS calcula que unos 2.000 millones de personas beben agua potable
contaminada por excrementos, exponiéndose a contraer enfermedades como el cólera, la hepatitis
A y la disentería.
Mortalidad infantil. Según la ONU, las enfermedades diarreicas vinculadas a la falta de higiene
causan la muerte a unos mil niños al día en todo el mundo.
• la identificación, clasificación y prioridad de los problemas locales relacionados con la calidad del agua y
el control de la contaminación;
• herramientas e instrumentos de gestión, tales como los reglamentos, normas de calidad del agua,
sistemas de monitoreo, modelos de calidad del agua y evaluación del impacto;
• estrategias de largo plazo para el control de la contaminación del agua basadas en metas realistas de
corto plazo.
La mitad de los habitantes del planeta vivirá en zonas con escasez de agua en 2025, por lo que cada gota
contaminada hoy supone una pérdida irreparable para el día de mañana. Por esta razón, debemos evitar
la contaminación del agua con medidas como las que presentamos a continuación:
Disminuir y depurar las aguas residuales de forma segura para que, además de no contaminar,
puedan reutilizarse para el regadío y la producción de energía.
Limitar el uso de plásticos de un solo uso que acaban flotando en ríos, lagos y océanos, muchos en
forma de microplásticos.