Hora Santa Por Las Vocaciones

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HORA SANTA POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES

1. Monición Introductoria

Queridos amigos y hermanos, hemos respondido a la invitación que nos hace el


Señor a estar con Él en este tiempo del día, donde intentaremos hacer silencio,
calmar inquietudes y preocupaciones para que el corazón esté abierto y disponible a
escuchar la voz de Dios. Hoy queremos escuchar la petición que hace Jesús a sus
discípulos: pedid al Dueño de la mies, al Señor de la Iglesia, que mande obreros a
su mies, apóstoles y ministros que se consagren totalmente a hacer presente su
Corazón de Buen Pastor en medio del mundo y de un modo especial a favor de los
jóvenes.

Exposición del Santísimo.

GUIA: En los cielos y en la tierra sea por siempre muy amado.


TODOS: El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

 CREEMOS EN JESUS SACRAMENTADO


Padre nuestro, Ave María, Gloria
Canto.
 ESPERAMOS EN JESUS SACRAMENTADO
Padre nuestro, Ave María, Gloria
Canto.
 AMAMOS A JESUS SACRAMENTADO
Padre nuestro, Ave María, Gloria
Canto…….

4. Oración

Oh Dios, que quisiste dar pastores a tu pueblo, derrama sobre tu Iglesia el espíritu
de piedad y fortaleza que suscite dignos ministros de tu altar y los haga testigos
valientes y humildes de tu Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Salmos de la Liturgia de las Horas… (Jueves I semana de salterio)

5. Liturgia de la Palabra (se puede elegir una de estas lecturas u otras apropiadas)
- Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los Romanos (1, 1-7)
- Lectura del santo evangelio según san Lucas (6, 12-16)

Canto…..

6. Puede hacerse la siguiente lectura de la Carta Pastoral del Cardenal


Arzobispo de Toledo Marcelo González Martín: exhortación final a los jóvenes.

“La misión de Jesús continúa. Él permanece siempre con nosotros” (Mt 28, 20b); “El
cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán” (Mt 24,35). Jesús, el Pastor
Bueno, continúa, pues, llamando a quien quiera colaborar con Él para realizar su
misma misión. Todos nosotros hemos recibido el bautismo de Jesús. En esta
vocación común para ser cristianos, cada uno de nosotros está llamando a
desarrollar una función particular para la realización del designio de Dios (Rom 12,4-
7; 1 Cor 12,4ss). Todos, por tanto, debemos acercarnos con confianza a Cristo, a su
vida, a sus palabras, para descubrir nuevamente la voluntad de Dios sobre nosotros,
y poner al servicio de los demás, de la Iglesia, de la humanidad, los dones que cada
uno ha recibido (1 Pe 4,10ss).
Ahora bien, Jesús ha querido que su Iglesia tenga hasta el fin de los tiempos
pastores que participan en el sacerdocio de Él, de modo que el acto salvador de
Jesús se haga presente y eficaz en toda la humanidad y para todas las generaciones
(LG 28). En estos tiempos en los que la humanidad busca a oscuras su camino y los
hombres son como ovejas errantes (1 Pe 2, 25; cf. Mt 9,36), el Corazón de Cristo
está más próximo que nunca a ella, para prevenir los peligros que la amenazan, los
pasos falsos y fatales y para estimular su generosidad.

Esta es la causa por la que cada uno debe medir la propia responsabilidad y
prestarse atención para descubrir en sí y aceptar las señales posibles de la llamada
a una misión “pastoral”, más próxima a la acción del Sumo Pastor, en su palabra y
en su sacrificio.

La vida debe ser consagrada a algo grande. No se puede permanecer inertes e


insensibles cuando se piensa en las innumerables manos que se alzan desde los
cinco continentes hacia quien, representando a Cristo en medio de ellas, pueden
colmar sus anhelos y responder a sus esperanzas. Son manos de niños y de
jóvenes, que esperan a quien les enseñe el camino de la verdad y de la justicia;
manos de hombres y de mujeres, a los que la esperanza dura de la vida cotidiana
hace sentir más acusadamente la necesidad de Dios; manos de ancianos, de
pacientes, de enfermos, que esperan a quien se interesen por ellos, se incline sobre
sus tribulaciones, consuele sus amarguras, abriendo el alma cansada la esperanza
del cielo; manos de hambrientos, de leprosos, de marginados de la sociedad, que
piden auxilio. Para esto son necesarios sacerdotes y religiosos…

A vosotros, por tanto, jóvenes, deseamos repetir las palabras de la parábola: ¿Por
qué estáis ociosos? (Mt 20,6). Hoy no hay necesidad de palabras, sino de obras; no
de veleidad, sino de generosidad concreta, que se manifiesta en hechos. No de
contestaciones estériles, sino de sacrificio personal que, comprometiéndose
directamente, transforme el mundo angustiado. Solamente los jóvenes pueden
comprender esta necesidad; y a los mejores entre ellos se puede abrir el campo
inmenso del apostolado sacerdotal, misionero, caritativo, asistencial, del que están
necesitados los hermanos. Escuchad la voz de Cristo que os llama entre sus
operarios; imprimid un sentido a la vida, haciendo vuestras las preocupaciones de la
Iglesia para la elevación y el progreso de los pueblos.

(Tiempo de silencio.)

Canto…
5. Preces …

A cada intención respondemos rezando: Jesús buen pastor, escúchanos.


 Por todos sacerdotes del mundo, para que alcancen la santidad por medio de
la imitación de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, sirviendo al Pueblo Santo de
Dios. Oremos.
 Por todos los sacerdotes, para que sigan siendo fieles y humildes en su vida
de ministerio sacerdotal. Oremos
 Pidamos al Señor que el enamoramiento a la Eucaristía, a la Confesión, al
pueblo de Dios se mantenga y se haga más fervoroso. Oremos
 Por nuestros seminaristas, para que en el camino de formación hacia el
sacerdocio puedan vivir de la contemplación de la divina Palabra y del diálogo
intenso con el Señor. Oremos.
 Pidamos al Señor, para que les dé salud y fuerza, a todos los sacerdotes de
nuestra diócesis, para que sigan siendo fieles evangelizadores en todo
momento. Oremos
 Pidamos al señor, por todos los sacerdotes, para que se esfuercen en cuidar y
acompañar a cada uno de sus fieles por el camino de la verdad y rectitud.
Oremos

Oremos
Señor Jesús, así como llamaste un día a los primeros discípulos para hacerles pescadores de
hombres, continúa también ahora haciendo resonar tu invitación: ¡Ven y síguenos! Y Da a los
jóvenes la gracia de responder prontamente a tu voz. Sostén en sus fatigas apostólicas a
nuestros obispos, sacerdotes y personas consagradas. Da la perseverancia a nuestros
seminaristas y a todos los que están realizando un ideal de vida totalmente consagrada a tu
servicio. Suscita en nuestra comunidad el espíritu misionero. Manda, Señor, operarios a tu
mies y no permitas que la humanidad se pierda por falta de pastores, de misioneros, de
personas entregadas a la causa del Evangelio. María, Madre de la Iglesia, modelo de toda
vocación, ayúdanos a decir "sí" al Señor que nos llama a colaborar en el designio divino de la
salvación. Amén

6. Bendición y Reserva del Santísimo Sacramento.

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