La Vaca

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1.

La historia de la vaca
La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas
personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les
impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo
podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras
y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial. Para impartir su lección al joven aprendiz,
aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y
desolados de aquella provincia. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella
casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas.

Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda
miseria reinante. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella
familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era
la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los
separaba de la miseria total.

Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo.


Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha,
y maestro y discípulo partieron sin poder saber qué suerte correría aquella familia ante la
pérdida de su única posesión. Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era
confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de
hambre. Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos
senderos a ver qué suerte había corrido aquella familia.

Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia,
quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con
mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.
Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre tocar
a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar
confirmar sus peores sospechas. Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió
el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. Ignorante del hecho de que el
discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató
como, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca,
había degollado salvajemente al animal.

El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muerte de la
vaca había sido de desesperación y angustia. Sin embargo, continuó el hombre, poco después de
aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra
propia supervivencia estaría en peligro. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una
vida nueva.

Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una
vida de mediocridad y miseria. En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una
bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total,
cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria. Estás frustrado con la vida que
llevas, mas no lo suficiente como para querer cambiarla. Muchos de nosotros también tenemos
vacas en nuestra vida.

Ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso
sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por
descubrir.
2.Definamos la vaca
La vaca simboliza todo aquello que te mantiene atado a la
mediocridad. En general, toda idea que te debilite, que o que te dé
una salida para eludir la responsabilidad por aquello que sabes que
debes hacer, es seguramente una vaca. Éstas no son más que
maneras cómodas de eludir nuestras responsabilidades y justificar
nuestra mediocridad buscando culpables por aquello que siempre
estuvo bajo nuestro control.

Sólo tres cosas son ciertas acerca de las excusas


1.Cuando comiences a utilizar excusas, ten la total certeza que
encontrarás aliados.

2.Vas a encontrar personas que la crean y la compartan.

3.La tercera verdad acerca de las excusas es que una vez las des,
nada habrá cambiado en tu vida. Tu mediocridad seguirá ahí, el
problema que estás evitando enfrentar mediante el uso de esa
excusa permanecerá igual.

Muchas veces son ideas que hemos venido repitiendo sin saber por
qué. Ideas que escuchas de otras personas y la repetición y el tiempo
las han convertido en dichos populares que no son más que mentiras
revestidas de una fina capa de algo que se asemeja a la verdad. Si te
das cuenta, éste es un pensamiento que no sólo te impide ver tu
propio pesimismo, sino que programa qué logras ver y no ver del
mundo que te rodea.

El pesimista vive en un mundo negativo y deprimente, mientras que


el optimista vive en un mundo positivo y lleno de oportunidades. Sin
embargo, los dos están viviendo en el mismo mundo. Su visión de la
vida y sus expectativas son casi siempre pobres. Todos los días
programamos nuestra mente para el éxito o para el fracaso, muchas
veces de manera inconsciente.

La buena noticia es que así en el pasado hayamos permitido que


nuestro entorno, o aquellas personas que se encuentran a nuestro
alrededor, nos hayan condicionado para el fracaso, hoy podemos
cambiar de actitud y reprogramar nuestra mente para el éxito. Los
pensamientos negativos son vacas que no sólo te mantienen atado a
la mediocridad, sino que poco a poco destruyen tu vida.

Ellas son vacas que inadvertidamente adoptamos a lo largo de


nuestra vida.

Martín Seligman, profesor de la Universidad de Pensilvania, asevera


que el sistema inmunológico de la persona pesimista y negativa no
responde tan bien como el de la persona optimista y positiva. Un
estudio realizado por la Universidad de Harvard demostró que
aquellas personas que a los 25 años de edad ya exhibían una actitud
pesimista, habían sufrido en promedio un mayor número de
enfermedades serias a la edad de los 40 y 50 años. Así que como
ves, muchas de estas vacas nos pueden estar robando nuestra
vida. También hay vacas en los adagios populares que adoptamos
como si fueran fórmulas infalibles de sabiduría, pero que no son más
que ideas erradas que no nos dejan avanzar.

Ahora bien, las vacas más recurrentes, y las que peores resultados


traen a nuestras vidas, son las falsas creencias. Por ejemplo, si en tu
mente reposa la creencia de que no puedes triunfar porque no
contaste con la buena fortuna de haber asistido a la escuela, con
seguridad esta idea regirá tu vida, tus
expectativas, decisiones, metas y manera de actuar. Esta falsa
creencia se convertirá en un programa mental que desde lo más
profundo de tu subconsciente regirá todas tus acciones.

¿Cómo llegan estas ideas a convertirse en creencias


limitantes?

Observa la manera tan sencilla como esto ocurre. La persona saca


deducciones erradas a partir de premisas equívocas que ha aceptado
como ciertas. Podemos crear uno de los más autodestructivos círculos
viciosos, ya que entre más incapaces nos veamos nosotros
mismos, más incapaces nos verán los demás. Lo cierto es que el
hecho de que tus padres no hayan logrado mucho puede no tener
nada que ver con haber ido o no a la escuela.

Inclusive, aunque así fuera, eso no significa que contigo vaya a


suceder lo mismo, o que tu no puedas cambiar esa situación. Así que
cuestiona toda creencia que exista en tu vida. No aceptes
limitaciones sin cuestionar si son ciertas o no. Pero lo cierto es que
todos nosotros podemos emplear más tiempo con nuestros hijos.

Sin embargo, la justificación anterior hace que esta situación no te


parezca tan mal. Es más, es posible que comiences a sentirte como la
víctima de dicha situación. Porque lo cierto es que en nuestra relación
con nuestros hijos la cantidad de tiempo que pasemos con ellos es
tan importante como la calidad. Es más, si yo tuviese que elegir una
de ellas, elegiría cantidad.

Parece ilógico mantener algo que va en detrimento de nuestra propia


vida. Por lo general las vacas depositan la culpabilidad por nuestra
situación fuera de nosotros mismos. La culpa de nuestra mala suerte
es de otras personas, de las circunstancias o del destino. Sin ninguna
vaca que justifique nuestra mediocridad, no seríamos más que unos
incapaces de aceptar la responsabilidad por nuestro éxito.
Sin embargo, la vaca nos convierte en personas con buenas
intenciones, a quienes infortunadamente la suerte no le ha sonreído y
nos convertimos en víctimas del destino. Entonces, como ves, la
mediocridad es peor que el fracaso total. Cuando has tocado fondo, y
te encuentras en el punto más bajo de tu vida la única opción es
subir. Con el conformismo sucede todo lo contrario, puesto que éste
engendra mediocridad y a su vez, la mediocridad perpetúa el
conformismo.

El gran peligro de la mediocridad es que es aguantable, es vivible. La


absoluta miseria, el fracaso total, el fondo, te obliga a tomar cualquier
tipo de acción, y cuando estás en dicha situación, cualquier acción es
mejor que no actuar.

3.Algunas de las vacas más comunes


Las vacas vienen en varias categorías. A continuación, quiero
compartir algunas de Las vacas más comunes que he encontrado.

1.Vacas «justificadoras de la mediocridad»


.Yo estoy bien… Hay otros en peores circunstancias.
.Odio mi trabajo, pero hay que dar gracias que por lo menos lo tengo.
.No tendré el mejor matrimonio del mundo, pero por lo menos no
estamos peleando todos los días.

2.Las vacas de «la culpa no es mía»


.Para la poca educación que tuve no me ha ido tan mal. Lástima que
mis padres no .hubiesen tenido más visión.
.Si mis padres no se hubiesen divorciado, quizás me hubiese ido
mejor.
.Así era mi madre, lo mío es genético.
.Mi problema es que mi esposo no me apoya.

3.Las vacas de las falsas creencias


.Como mi papá era alcohólico, con seguridad para allá voy yo.
.Pues yo no he querido tener mucho dinero porque el dinero
corrompe.

4.Las vacas que buscan excusar lo inexcusable


.Es que no me queda ni un minuto libre.
.Quisiera leer más, pero no tengo tiempo.
.Lo que pasa es que a las mujeres nos toca el doble de difícil que a los
hombres.

5.Las vacas de la impotencia


.Lo que sucede es que yo nunca he sido bueno para eso.
.Es que el éxito no es para todo el mundo.
.Lamentablemente lo mío es genético. No hay nada que yo pueda
hacer.

6.Las vacas filosofales


.No he actuado, porque yo soy de los que cree que, si vamos a hacer
algo, o lo hacemos bien o no lo hacemos… y en este momento no
creo poderlo hacer tan bien como quisiera.

7.Las vacas del autoengaño


.El día en que decida que quiero dejar de fumar, lo dejo sin ningún
problema. Lo que pasa es que no he querido.

4.Los orígenes de las vacas


Las vacas con que cargamos a cuestas no se generan porque
deliberadamente nos hayamos puesto en la tarea de aprenderlas. Es
más, tan absurdo como pueda parecer, ellas son el resultado de
intenciones positivas. Detrás de todo comportamiento, sin importar
que tan autodestructivo pueda parecer, subyace una intención
positiva con nosotros mismos. Por ejemplo, « Lo que pasa es que no he
querido», utiliza este autoengaño para proteger su baja autoestima y
ocultar su incapacidad para deshacerse de dicho vicio. Su vaca le da
cierta sensación de que está en control de su vicio y no su vicio en
control de ella. Literalmente puedes cargar con este vicio toda tu
vida, sin nunca sentirte mal de tu impotencia para corregirlo. Muchas
de las creencias limitantes que arrastramos con nosotros a lo largo de
nuestra vida, han sido el resultado de buenas intenciones.

Esta vaca es muy común entre las personas. Al llegar a esta


conclusión, a esta realización, sin quererlo la persona comienza a
pensar que quizás, ese es su talento, su llamado en la vida, su
verdadera y única vocación. No nací con el talento para aquello. Y
así, inadvertidamente crea limitaciones que no le permiten expandir
su potencial.

Pero el problema no son las personas, sino sus programas


mentales, sus pensamientos. Estas son vacas, porque no es que creas
que no eres bueno para nada. Lo que crees es que eres bueno para
una sola cosa y que lo demás, no es algo para lo cual tengas un
talento innato. Pero lo cierto es que tú tienes la capacidad de ser
bueno para muchas otras cosas.
Otras limitaciones son el resultado de experiencias pasadas que ya no
tienen validez. Después de muchos años de permitir que esta vaca
creciera y se engordara en el establo de tu mente, llegaste a aceptar
que hablar en público no era una de tus aptitudes, que no tenías el
talento para hacerlo. Es posible que lleves más de treinta años sin
tratar de hacerlo, pero tú asumes que tus aptitudes para hacerlo
deben ser las mismas que cuando tenías seis años, lo cual es
absurdo, por supuesto. Así permitimos muchas veces que una vaca
que se encuentra en nuestra mente hace muchos años y que hoy
posiblemente no tenga ninguna validez, nos diga qué podemos hacer
y qué no.

Lo que quiero que entiendas es que muchas de las limitaciones que


tienes en este momento no son físicas, ni tienen que ver con tu
capacidad mental, tus dotes o tus talentos, sino con creencias
limitantes, que en su mayoría son ideas erradas acerca de tu
verdadero potencial y de lo que es o no es posible. Esto es
precisamente lo que detiene a muchas personas para triunfar. A
través de esta forma de autohipnosis ellas han archivado en su mente
toda una serie de falsas creencias e ideas que, quizás en algún
momento fueron válidas, pero ahora ya no lo son.

5.Cuando nuestras vacas han sido regalos de


otras personas
Muchas de las vacas que nos mantienen atados a una vida mediocre han sido
obsequios de otras personas.
Muchos de nosotros, con frecuencia caemos víctimas de las
influencias negativas de otras personas; aceptamos su programación
negativa sin cuestionamientos.
Al hacer esto, permitimos que siembren en nuestra mente falsas
creencias que nos limitan física, emocional e intelectualmente. Y lo
único que ellas logran es hacernos creer que somos personas
comunes y ordinarias, razón por la cual, hoy les resulta difícil creer
que poseemos el potencial necesario para triunfar. 

Tristemente, cuando la mayoría de nosotros nos graduamos de la


escuela secundaria ya hemos sido casi que totalmente programados
para la mediocridad. Sé que suena duro, pero es cierto, y lo peor de
todo es que de ahí en adelante nos acompaña una tendencia casi
inalterable a aceptar la mediocridad en todas las áreas de nuestra
vida.

Expresiones como:
.Tengo una relación de pareja infeliz, pero yo creo que así deben ser
todos los matrimonios. 

.Quisiera empezar una nueva carrera, pero ya estoy demasiado mayor para ello. Además, jamás
hice otra cosa.

.Odio mi profesión, pero debo estar agradecido que por lo menos tengo trabajo.

.Tengo un pésimo estado físico, pero según escucho en los


medios, así está la mayoría de las personas. 

Todas estas expresiones denotan una aceptación de la mediocridad


como alternativa viable. Terminamos por aceptar matrimonios que
andan bien en lugar de buscar una relación de pareja
espectacular, porque desde pequeños hemos aprendido que los
matrimonios espectaculares no existen, son casi imposibles, o si se
dan, pues otra cosa seguramente va a andar mal.

Y así muchas parejas viven durante años y hasta décadas, en


matrimonios mediocres porque no creen que puedan hacer algo para
cambiar esa situación. Y recuerda que el hecho de que tus padres
hayan elegido vivir su vida de acuerdo a estas premisas limitantes, no
significa que tú debas hacer lo mismo.

6.Cómo matar nuestras vacas

En otras palabras, las vacas no son realidades físicas sino ideas que


albergas en tu mente. Si tú crees que tu vaca es tu esposo, o tu padre
u otra persona, estás equivocado. «Cruz ¡mi vaca es mi esposo!» Yo
le pregunté el por qué de tal afirmación. Digo que es una
vaca, porque si lo que decidas hacer con tu vida, depende de que
cuentes o no con el apoyo de otras personas, pues vas a lograr muy
poco.

De manera que cuando hablo de matar la vaca, me refiero a eliminar


una excusa, cambiar un hábito o establecer un nuevo
comportamiento en nuestra vida. Es simple, lo único que necesitamos
hacer es despertar a la realidad de que quizás los programas y
creencias que han guiado nuestras acciones y expectativas no son los
correctos. Debemos darnos cuenta que es posible que hayamos sido
programados para aceptar la mediocridad. Es preciso tomar la
decisión de no continuar viviendo una vida de negación, pretendiendo
que todo está bien e identificar aquellas vacas que nos están
deteniendo en nuestro camino al éxito,
es abrir nuestra mente a la posibilidad de cambiar y crecer.

1.Identifica tu vaca

Así que este primer paso requiere que tomes un pedazo de papel y
durante la siguiente semana tengas tus antenas puestas para
detectar la aparición de cualquier vaca en tu vida. Recuerda que las
vacas siempre vendrán disfrazadas de
excusas, justificaciones, pretextos, mentiras, disculpas, evasivas, esc
apatorias, falsas creencias, limitaciones y miedos. Puedes utilizar la
lista del capítulo tres para aprender a identificar tus vacas. 

2.Determina las creencias que esta vaca representa.

Examina tu lista y analiza que creencias limitantes o paradigmas


errados yacen bajo estas excusas. Pregúntate por qué se encuentran
en tu lista. Si encuentras que cierta excusa, justificación o
generalización que utilizas frecuentemente no representa una
creencia real en tu vida, elimínala inmediatamente de tu
vocabulario. Es increíble, pero con este segundo paso podrás
deshacerte de la mitad de las vacas que hoy pueden encontrarse en
tu mente.

3.Haz una lista de todas las cosas negativas que la presencia


de estas vacas te está representando

Escribe las oportunidades perdidas; identifica los fracasos que han


sido el resultado directo de tener estas vacas; detalla todos los
temores irracionales que experimentas de manera cotidiana como
resultado de esa vaca que vienes cargando por décadas.

Si no das este paso, es posible que no sientas la necesidad imperiosa


de deshacerte de tus vacas. 

4.Haz una lista de todos los resultados positivos que vendrán


como consecuencia de matar tu vaca.

 Ahora quiero que por un momento te des la oportunidad de visualizar


una vida libre de vacas. Escribe todas las nuevas oportunidades que
vendrán como resultado de matar tu vaca.

¿Qué nuevas aptitudes podrás desarrollar?.

Deshacerte de una vaca exige disciplina, dedicación y


constancia. Esta lista que te estoy pidiendo que hagas, te dejará ver
cuál es el premio por deshacerte de estas vacas, así que cárgala
contigo a todo instante.

5.Define nuevos patrones de comportamiento

Ahora bien, como las vacas sólo existen en el pensamiento, es posible


que estos recuerdos se regeneren y engendren nuevas vacas. Crea
un nuevo patrón de comportamiento que te permita lidiar con estas
vacas recurrentes en caso que alguna de ellas quiera volver a mostrar
la cabeza. Frente a cada una de tus vacas escribe las acciones
específicas que piensas llevar a cabo para deshacerte de ellas y
también escribe cómo vas a responder en caso de que esta vaca
volviera a nacer.

7.Una vida libre de vacas


Cuando matas tus vacas aceptas la totalidad de la responsabilidad
por tu éxito. Querer triunfar, tener buenas intenciones y contar con
grandes sueños, por si solo no te conducirá al éxito. Los grandes
triunfadores aceptan los riesgos que generalmente acompañan la
búsqueda del éxito. Esa valentía, ese arranque, ese entendimiento de
que todo gran sueño demanda acción inmediata, es lo que distingue
al ganador del perdedor.

En el juego de la vida o eres jugador o eres espectador. No permitas


que la vida te pase de largo, libérate de tus vacas y cuídate de no
engrosar las filas de aquellos que en la postrimería de sus vidas solo
pueden recordar con remordimiento y tristeza todas las
oportunidades perdidas. Las preocupaciones, los temores, los
miedos, y las dudas no son más que vacas que tratan de robarte tus
sueños y mantenerte atado a una vida de mediocridad. Te invito a
que aceptes el reto de vivir una vida libre de vacas, una vida donde
todo sueño es posible y los únicos límites son aquellos que tú mismo
impongas.

Acepta este reto y te aseguro que muy pronto tú y yo nos veremos en


la cumbre del éxito.

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