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Modulo I

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MÓDULO I

DOCTRINA SOCIAL
DE LA IGLESIA

DAVID ALDO
PÉREZ MELÉNDEZ

MAESTRÍA EN GESTIÓN Y
ACREDITACIÓN
EDUCATIVA.
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1. ¿QUÉ ES LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI)?

Se propone revisar el siguiente video del programa español “Lágrimas en la lluvia”


en el cual se conversa sobre qué es la doctrina social de la iglesia.

https://www.youtube.com/watch?v=o1yJ1QaFRkE

Presentación del docente:

La doctrina social es «el conjunto de orientaciones doctrinales y criterio de acción


(que) tienen su fuente en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de los Padres y
grandes teólogos de la Iglesia y en el magisterio, especialmente de los últimos
Papas».referentes a la realidad social, política, económica, cultural, ecológica y de
relaciones internacionales de la humanidad.

«El objeto primario de la Doctrina Social es la dignidad personal del hombre, imagen
de Dios, y la tutela de sus derechos inalienables.
La Iglesia fue explicitando sus enseñanzas en
los diversos campos de la existencia: en lo
social, lo económico, lo político, según las
necesidades. Por tanto, la finalidad de esta
doctrina de la Iglesia que ofrece su visión propia
del hombre y de la Humanidad es siempre la
promoción y liberación integral de la persona
humana, en su dimensión terrena y
transcendente, contribuyendo así, a la
construcción del Reino último y definitivo, sin
confundir, con todo, progreso te-rrestre y
crecimiento del Reino de Cristo».

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El cristiano sabe que puede encontrar en la doctrina social de la Iglesia los principios
de reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción como base para
promover un humanismo integral y solidario. Difundir esta doctrina constituye, por
tanto, una verdadera prioridad pastoral, para que las personas, iluminadas por ella,
sean capaces de interpretar la realidad de hoy y de buscar caminos apropiados para
la acción: « La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma parte de la
misión evangelizadora de la Iglesia ». (cdsi 7)

Este documento pretende presentar, de manera completa y sistemática,


aunque sintética, la enseñanza social, que es fruto de la sabia reflexión
magisterial y expresión del constante compromiso de la Iglesia, fiel a la
Gracia de la salvación de Cristo y a la amorosa solicitud por la suerte de la
humanidad. Los aspectos teológicos, filosóficos, morales, culturales y
pastorales más relevantes de esta enseñanza se presentan aquí
orgánicamente en relación a las cuestiones sociales. De este modo se
atestigua la fecundidad del encuentro entre el Evangelio y los problemas que
el hombre afronta en su camino histórico. (cdsi 8)

Varias son las razones por las que, según enseña León XIII en la Rerum Novarum,
la Iglesia no sólo tiene el derecho para hablar de la «cuestión social», sino el deber.

Entre estas razones fundamentales subrayamos las siguientes:

a) Los problemas sociales no se reducen únicamente a aspectos técnicos, sino


que, como problema humano, lo social tiene dimensión ética. La fe forma la
conciencia del ser humano para que asuma sus tareas históricas, y ello, con plena
apertura a lo transcendente. Por eso la fe apoya el orden social robusteciendo el
sentido moral de la persona.

b) Los problemas sociales tienen su origen y raíz en el pecado de los hombres, en


la descristianizacion de la sociedad y en el olvido de los valores espirituales, reflejo
de lo cual es el actual sistema económico, que ignora e incluso contradice las

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exigencias morales. De ahí que Juan Pablo II hablara en su homilía en el santuario
de Zapopán de «situación de pecado».

c) Las consecuencias de los problemas sociales deben ser siempre preocupación


de la Iglesia, porque las condiciones inhumanas de vida impiden la realización de la
persona humana, su plena promoción y su liberación integral, generando una visión
y concepción materialista de la vida.

d) La Iglesia, por el magisterio, tiene la obligación de proponer un concepto cristiano


de la vida, lo cual exige, correlativamente, un deber de escuchar estas enseñanzas;
las notas esenciales de la evangelización incluyen la interpelación recíproca entre
Evangelio y vida social.

2. JUSTIFICACIÓN DE LA DSI:

2.1. Razón teológica:


- El ser humano es imagen de Dios, es un ser social por naturaleza. Dios es
una comunidad de amor (Padre, Hijo y
Espíritu Santo) y en la creación dice:
“hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza” de manera que Dios crea al
hombre como un ser comunitario, un ser
gregario que debe realizarse plenamente en
la comunión con los demás seres humanos.
- La Iglesia nuevo Pueblo de Dios: cuerpo de Cristo, comunidad de personas
cristianas que “peregrinan” en medio de este mundo y sus formas de
CONVIVIR. (λαός– δῆμος) La caridad cristiana es la forma de vida del pueblo
de Dios: “ama a tu prójimo como a ti mismo” esta es una una gran idea para
poder convivir.

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- El cristiano como sal de la tierra y luz del mundo: todo cristiano asume una
triple función al configurarse en la dignidad de CRISTO: Constitución Lumen

Gentium (31).

La función sacerdotal: puente entre lo humano y lo divino.


La función profética: anuncia la buena nueva y denuncia la injusticia.
La función real: liderazgo de servicio.

2.2. Razón práctica:


- La iglesia es una institución social e histórica de poder fáctico.
Como decía el Papa Pablo VI: “La Iglesia es experta en humanidad” no es
una institución angelical, celestial, deshumanizada, ajena a la humanidad y
sus problemas; por el contrario, la Iglesia nace del corazón de Cristo pero se
configura en un grupo de amigos de Jesús, los doce apóstoles y de modo
especial en el apóstol Pedro, a quien Jesús le dice: “Tú eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré MI iglesia”
La Iglesia es obra de Dios, pero una obra edificada sobre la humanidad y con
la humanidad.
A lo largo de su historia humana,
la Iglesia se ha configurado por
etapas de dolor y persecución;
pero también ha podido
asentarse como una institución
sólida, capaz de dialogar con los
poderes del mundo, tanto
políticos como económicos y de otra índole (pensemos por ejemplo en el
famoso Edicto de Milán que el emperador Constantino promulgó en Roma,
el año 313 y que significó el inicio de una época de esplendor político para la
Iglesia) De esta forma la Iglesia se encarna en el mundo como la levadura
interactúa con la masa de harina para poder fermentarla; la Iglesia es una

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institución social que debe afrontar la problemática social desde su misión
salvífica divina.
- La conformación de grupos de intervención efectivos: Lo expuesto
anteriormente nos debe llevar a concluir que los cristianos estamos en el
mundo y debemos actuar en él. La DSI es una oportunidad para generar
nuevos cristianos, capaces de entender los problemas del hombre y la
sociedad en un contexto de salvación, de caridad y de esperanza liberadora
en Jesús. La DSI tiene su razón de ser pues se convierte en una guía para
la vida política de todo buen cristiano y establece una sólida reflexión que
permite que la Iglesia fomente un equilibrio de poder frente a las diversas
amenazas de los “nuevos dioses” presentes en la sociedad (el poder, el
dinero, el placer); la voz de la Iglesia se hace sentir a favor del ser humano
en contraste con los intereses puramente materiales y de poder que existen.
La Iglesia recuerda que no se pueden servir a dos amos, a Dios y al dinero.

3. ¿QUÉ NO ES LA DSI?
Remarcamos la idea que la DSI es una forma de entender la realidad social
a partir del Evangelio (la buena noticia salvadora que Jesús nos trae) para
tratar de mejorarla. Para esto la Iglesia, reflexiona y propone principios
directivos para que los cristianos tengamos un comportamiento práctico en
la sociedad.
Sin embargo debemos resaltar el hecho que la DSI NO ES UNA
PROPUESTA POLÍTICA, no es, como algunos teólogos y políticos han
pretendido afirmar, una “tercera vía” entre el capitalismo y el comunismo.
Recordemos que la DSI nace en un contexto histórico en el cual se están
conformando los grandes capitales e intereses
económicos del mundo, de manera que la DSI enfrenta
la desigualdad social de los obreros frente a los
grandes capitalistas. Después la historia de la

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humanidad nos golpeó con las terribles guerras mundiales, que para
mediados del siglo XX habían dividido el mundo en dos bloques identificados
con formas político-económicas en disputa: la democracia capitalista de
occidente y el comunismo socialista de oriente; la DSI no es una tercera
opción político-económica en medio de estos dos bloques mundiales. La
Iglesia reflexiona sobre todo lo social y denuncia las formas político-
económicas que atentan contra el ser humano y propone los fundamentos
humanos para que los hombres de buena voluntad trabajen política y
económicamente por el bien de la humanidad es decir, realicen lo que en el
catecismo de la Iglesia se denomina: la participación en la vida social (Cf.
CIC 1897 – 1927) Como señala el compendio de la doctrina social de la
Iglesia, la DSI es para que las personas, iluminadas por ella, sean capaces
de interpretar la realidad de hoy y de buscar caminos apropiados para la
acción (Cf. CDSI 7)

3. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA DSI:

Observemos el siguiente video, referido a Papa León XIII y su papel histórico en la


conformación de la DSI.

https://www.youtube.com/watch?v=7yGy1Tzzv8I

Como hemos señalado en la sesión anterior, la Iglesia se encarna en la historia de


la humanidad que sigue un decurso temporal de hechos y sucesos que configuran
lo que los humanos somos. Estos sucesos siempre son novedosos y ofrecen
oportunidades para la salvación humana o para la destrucción del sentido del
hombre. La DSI nace en una circunstancia histórica particular y a continuación
trataremos de esbozar una mirada a su origen histórico a partir de los cambios que
plantearon, ya desde el siglo XVIII, los cambios industriales y que alcanzaron su
punto más álgido en el siglo XIX.

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La industrialización

La industrialización es, en sí misma considerada, un fenómeno técnico, pero con


fuertes connotaciones económicas y sociales. La revolución industrial hubiera sido
impensable sin el desarrollo del capitalismo, el cual a su vez se desarrolló, en su
primera etapa, bajo la inspiración y el
impulso de la ideología liberal. La
convergencia de todos estos factores
explica las profundas transformaciones
que se van consolidando en Europa
desde mediados del siglo XVIII. El rápido
crecimiento económico va unido a
amplios movimientos de población desde
el campo hacia los grandes centros urbanos industriales, donde se va formando una
nueva clase obrera que acude en busca de mejores condiciones de vida. Esta
afluencia masiva de mano de obra, en cantidad muy superior a lo que puede
absorber la industria naciente, se une a la fiebre de ganancia económica típica del
capitalismo liberal: todo ello da lugar a una explotación alarmante de esta nueva
clase obrera industrial, que se hunde progresivamente en una situación de miseria
extrema y de malestar creciente.

Ahí queda descrito en sus rasgos más relevantes lo que se conocerá como la
cuestión social. Esta situación nueva suscita una fuerte inquietud en toda la
sociedad, especialmente en los sectores más acomodados. La Iglesia, por su parte,
tampoco permanece indiferente ante un cambio tan sustancial de las condiciones
sociales. Es ahí donde nace la Doctrina Social de la Iglesia, como un esfuerzo para
dar respuesta a los nuevos problemas de esta sociedad emergente. El primer gran
documento de la Doctrina Social (la encíclica Rerum novarum de León XIII,

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publicado en 1891) es una excelente muestra de esta preocupación que invade a la
Iglesia en Europa y en los restantes países industrializados.

4. LA BASE DE LA DSI:

La DSI es una propuesta de la Iglesia, pero no nace de la nada o del capricho de


intereses particulares de uno o de otro Papa u obispo o sacerdote o de algún interés
particular de los grupos religiosos de la Iglesia Católica.

La DSI surge del mensaje evangélico y sus exigencias éticas en contacto con la
problemática de la convivencia humana; nace del encuentro entre la Revelación de
Dios y el hombre que acoge el mensaje divino y trata de vivirlo y plasmarlo en su
historia personal y obviamente social. Por lo tanto las fuentes de donde nace la DSI
son: Las Sagradas Escrituras, la tradición de la Iglesia (los documentos
eclesiásticos) y la reflexión teológica sobre la realidad y los conocimientos
humanos.

La DSI está constituida por


principios (fruto de la revelación y el
magisterio) fundamentales en torno a
la naturaleza del ser humano, su
dignidad, su vocación social y su
vocación hacia la trascendencia.
También está constituida por juicios críticos (de parte de la reflexión teológica del
magisterio) en base a la misión de la Iglesia en medio del mundo y sus afanes. Por
último, la DSI está compuesta de directrices para la acción de los cristianos que
viven día a día en contacto con la realidad social y los conocimientos científicos que
de ella tenemos.

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4.1. Las Sagradas Escrituras:
Marco general:
a. El hombre creación de Dios: como vimos en las razones de la DSI, el
hombre es imagen y semejanza de Dios, eso le dota de una especial
condición: igual que toda la naturaleza, el hombre es creatura de Dios,
pero tiene algo que lo hace diferente. El ser humano es como dios, es hijo
de Dios. La religión cristiana es la única religión del mundo en la cual el
hombre puede compartir la dignidad de su creador.
Para la DSI la dignidad del ser humano es un principio bíblico
fundamental.
b. La conformación del pueblo de Israel: las Sagradas Escrituras
contienen relatos y narraciones que privilegian la conformación histórico-
política del pueblo elegido; desde Abraham hasta la conformación
monárquica de Israel, la Biblia nos enseña como Dios ha acompañado al
hombre en su camino histórico de salvación. Las guerras, la liberación, la
conformación política son presentadas en la Biblia como hechos y
sucesos en los cuales Dios interviene y da luz para afrontarlos en
obediencia a la justicia (Antiguo Testamento) y la caridad (Nuevo
Testamento).
c. La encarnación de Dios: La Revelación de Dios al hombre no solo se
produce porque Dios habla con el hombre sino que, llagada la plenitud de
los tiempos, la Revelación alcanza un nivel sorprendente para la historia
de la humanidad: Dios se hace hombre. Esta creencia es fundamenta
en la Iglesia católica pues determina el valor supremo de la humanidad:
Dios se hace hombre y el camino que debe seguir la humanidad: ser como
Jesús.
El auténtico cristiano es aquel que sigue se encuentra personalmente con
Jesús y configura su vida con la de él y de esa manera puede alcanzar
su divinización.

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En la encarnación Dios asume la naturaleza humana y la santifica por ello
que la DSI, bíblicamente se sustenta en la encarnación como condición y
exigencia de un auténtico cristianismo encarnado en la humanidad y sus
necesidades sociales.
d. La nueva Jerusalén: bíblicamente, el cristianismo se funda en una
aspiración que trasciende las realidades humanas y se proyecta hacia la
eternidad, lo que comúnmente llamamos “el cielo”.
La revelación de Dios es un mensaje para superar la muerte y vivir
eternamente, ¿vivir dónde? La vida eterna no podrá ser en esta tierra y
su realidad social; sino que será en “La Nueva Jerusalén”, hacia dónde
camina el Pueblo de Dios, peregrino en esta tierra.
Muchos pensadores han acusado a la Iglesia de alienar a las personas
con la idea falsa de un “paraíso” para que de esa manera se desentiendan
de los problemas reales de este mundo; pero esa acusación es falsa;
pues la Revelación divina exige que los seres humanos construyamos el
Reino de Dios, “el Cielo” a partir de nuestra convivencia en este mundo,
en esta sociedad; por eso Jesús dijo “El Reino de Dios ha llegado…” y el
pasaje bíblico del rico y el pobre Lázaro queda claro como la vida eterna
se canjea con una vida temporal bien vivida.

Fundamento específico:
e. Las bienaventuranzas:

Muchos teólogos están de acuerdo que si se


perdieran las Sagradas Escrituras,
quedarnos con el sermón de la montaña (el
texto bíblico donde se encuentran las
bienaventuranzas) bastaría para que podamos entender cuál es la
Revelación de Dios.

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Las bienaventuranzas son un programa de vida que enmarca tres
elementos fundamentales:
- La vida eterna: la bienaventuranza propiamente dicha.
- La circunstancia humana: pobreza, llanto, corazón limpio, etc.
- El imperativo de hacer algo: ser cristianos activos y no padecer en este
mundo.

f. Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. (Mt. 22,
16 -21)
Este pasaje bíblico es el fundamento del compromiso político del cristiano.
Dios no está en contra de la autoridad; por eso el mismo Jesús se sometió
a las autoridades judías y a las romanas. El cristiano asume que toda
autoridad viene de Dios y debe ser respetada; pero al mismo tiempo
queda claro que las cosas de Dios son de Dios y no deben ser usurpadas
por la autoridad humana; pues si la autoridad humana viene de Dios
entonces la autoridad divina está sobre la autoridad humana y ésta no
puede contravenirla. La DSI entiende que en este pasaje bíblico reside la
necesidad del cristiano de comprometerse respetuosamente con su
comunidad.

g. La casa de mi padre no
puede ser cueva de ladrones: En
esta narración bíblica, Jesús
muestra una de sus facetas más
duras: se enoja y azota a las
personas. Dios se indigna ante el
latrocinio y el abuso a los pobres y la confabulación de estos ladrones con
las autoridades.

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h. El prójimo: (Lc. 10, 29 -37)
La revelación de Dios al hombre, si bien es cierto establece una relación
muy personal con cada una de las personas, no es una revelación que se
reduce a la intimidad y las puras decisiones personales; no podemos
pasar de largo ante ente los problemas de los demás porque “se nos hace
tarde para ir a la Misa”.
La salvación de cada cristiano depende de su relación con el prójimo, es
decir con aquel a quien te aproximas, con tu próximo. Y Este próximo no
es el que está físicamente cerca de ti, sino aquel que es como tú. El
prójimo es cualquier otro ser humano porque es como tú. Ser cristiano
auténtico es ser el buen samaritano en medio de la sociedad, esto es
básico para la DSI.

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