Ecob, 115-128
Ecob, 115-128
Ecob, 115-128
Recibido: 16 de marzo de 2017 / Aceptado: 9 de abril de 2018
Resumen. En este artículo, uno de los autores del libro Sexo y Razón. Una genealogía de la moral se-
xual en España (1997), hace balance de esta obra en el campo de la historia de la sexualidad. Después
de explicar las circunstancias de su redacción, analiza sus principales argumentos y da cuenta de su
recepción en la comunidad científica. La segunda parte del artículo se dedica a realizar una valoración
del libro, indicando qué aspectos del mismo siguen vigentes y cuáles se encuentran ya superados.
Palabras clave: Historia de la sexualidad; España; historiografía; Foucault.
Sumario. Introducción: un ejercicio de autoanálisis. 2. Cómo nació Sexo y Razón. 3. La trastienda del
libro: argumento, objeto y método. 4. Una recepción generosa. 5. Los avatares de una “mala digestión”
foucaultiana: elementos de autocrítica.
Cómo citar: Vázquez García, F. (2018). “Sexo y Razón (1997), diecisiete años después”. Cuadernos de
Historia Contemporánea, 40, 115-128.
1 Estetrabajo es una versión reducida del que se publicará, junto a Andrés Moreno Mengíbar, en el libro de ho-
menaje al profesor Raphaël Carrasco, con el título: “Sexo y Razón, veinte años después”.
2 Universidad de Cádiz, España. Departamento de Historia, Geografía y Filosofía.
e-mail: [email protected]
115
Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
116 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
La idea de escribir ese libro vino como resultado de un encargo que nos hizo el fi-
lósofo y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Félix Duque, para la
colección Universitaria de la editorial Akal. Félix había leído los estudios introduc-
torios que Andrés y yo habíamos redactado para la edición de una serie de documen-
tos sobre la prostitución sevillana, publicados respectivamente en los números de
1988-89 y 1990-91, de Er. Revista de Filosofía, hoy desaparecida. Andrés y yo, que
éramos viejos amigos, decidimos a finales de los ochenta colaborar en una línea de
investigación que combinara sus competencias de historiador con mi formación en
filosofía (yo había defendido en 1987 una tesis doctoral sobre Michel Foucault). No
se trataba tanto de una cooperación interdisciplinar como de una experiencia com-
partida, un aprendizaje encaminado más bien a “desdisciplinarnos”, de modo que,
en cierto modo, intercambiáramos nuestros papeles de partida. Con esta perspectiva
iniciamos la exploración de la historia de la prostitución sevillana desde el despegue
de la edad moderna hasta la Guerra Civil. La publicación de los mencionados docu-
mentos se inscribía en ese programa, que luego culminaría, en la segunda mitad de
los años noventa, con la edición de Poder y prostitución en Sevilla.4
Félix Duque encontró en esos estudios preliminares los gérmenes de una empresa
de más alcance y enjundia. Por eso nos encargó la elaboración de un libro que sin-
tetizara la historia de la moral sexual española desde el arranque de los tiempos mo-
dernos. El primer guión que le entregamos se redactó a finales de los años ochenta,
de modo que la confección del libro se prolongó durante casi una década. Este pro-
yecto fue una nueva ocasión para aunar los intereses investigadores de Andrés con
3 Vázquez García, Francisco; Moreno Mengíbar, Andrés: Sexo y Razón. Una genealogía de la moral sexual en
España (siglos XVI-XX), Madrid, Akal, 1997.
4 Vázquez García, Francisco y Moreno Mengíbar, Andrés: Poder y Prostitución en Sevilla. Tomo I. La edad mo-
derna, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1995 y Vázquez García, Francisco; Moreno Mengíbar, Andrés: Poder y
Prostitución en Sevilla. Tomo II. La edad contemporámea, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1996.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 117
5 En esta idea ha insistido Macherey, Pierre: De Canguilhem à Foucault. La forcé des normes, Paris, La Fabrique
Éditions, 2009, pp. 98-109.
6 López Sánchez, Félix: “Efecto de los abusos sexuales de menores”, en José Luis González de Rivera y Revuelta,
Francisco Rodríguez Pulido, Enrique Esbec Rodríguez y Santiago Delgado Bueno (eds.), Psiquiatría legal y
forense, vol. 2, Madrid, Colex, 1994, pp. 333-352 y Rodríguez, José: La vida sexual del clero, Barcelona, Edi-
ciones B, 1995.
118 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
Por tanto, el desafío de Sexo y Razón era estudiar cómo se nos gobierna mediante la
construcción de la sexualidad. No se trataba de una historia de los comportamientos
sexuales como la que se advierte, por ejemplo, en los trabajos clásicos de Jean Louis
Flandrin, Edward Shorter o Lawrence Stone. Estos autores, por ejemplo, apoyándose
en las series reconstruidas por la demografía histórica, se preguntaron si conductas
sexuales ilegítimas, como la masturbación (en un contexto de matrimonio tardío y
cifras bajas de nacimientos ilegítimos), habían proliferado en Europa entre los siglos
XVII y XVIII. ¿La campaña médica antionanista, promovida en la Europa de las
Luces, sería entonces la respuesta a un aumento real de esta práctica…?
Nuestro cuestionario era de otra índole. No nos interesaba la historia efectiva
de los comportamientos, esto es, por seguir con el ejemplo anterior, si las conductas
masturbatorias se incrementaban o no. ¿Se trataba entonces de una historia de las
ideas? Sin duda esta dimensión del análisis cuidadoso de las transformaciones con-
ceptuales, evitando el anacronismo (aquí se dejan sentir las enseñanzas de Canguil-
hem), desempeña un papel importante en el libro. Así, por ejemplo, se pone mucha
atención en mostrar que la “polución voluntaria” o la “molicie” que aparece en los
catálogos penitenciales de la Contrarreforma, tiene poco que ver con la noción de
“placer solitario” o de “vicio escolar”, utilizada en los tratados de higiene y pedago-
gía de mediados del siglo XIX. Estos términos, que remiten simultáneamente a un
desequilibrio de la economía orgánica y a una distorsión del contrato social, pertene-
cen a su vez a un registro muy distinto del que encuadra, ya en las primeras décadas
del siglo XX, al concepto de “autoerotismo”, proyectado en un espacio psíquico en
desarrollo y modelado por las influencias del medio familiar.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 119
7 Donzelot, Jacques: La police des familles, Paris, Minuit, 1977; Castel, Robert: El orden psiquiátrico. La edad de
oro del alienismo, Madrid, La Piqueta, 1980; Davidson, Arnold I.: “Sex and the emergence of sexuality”, Criti-
cal Enquiry, 14 (1987-88), pp. 16-48 y Hacking, Ian: La domesticación del azar. La erosión del determinismo y
el nacimiento de las ciencias del caos, Barcelona, Gedisa, 1992.
8 Álvarez Uría, Fernando: Miserables y locos. Medicina mental y orden social en la España del siglo XIX, Bar-
celona, Tusquets, 1983; Varela, Julia: Modos de educación en la España de la Contrarreforma, Madrid, La
Piqueta, 1985; Varela, Julia y Álvarez Uría, Fernando: Arqueología de la escuela, Madrid, La Piqueta, 1991;
Campillo, Antonio: La fuerza de la razón. Guerra, Estado y ciencia en los tratados militares del Renacimiento,
de Maquiavelo a Galileo, Murcia, Universidad de Murcia, 1986 y Trinidad Fernández, Pedro: La defensa social.
Cárcel y delincuencia en España (siglos XVIII-XX), Madrid, Alianza Universidad, 1991.
120 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
era el envés del perverso sexual; la mujer honesta como contrafigura de la prostituta
y la madre eugénica como contrapartida de la histérica y la ninfómana.
También está muy presente en el libro, como cualquiera puede advertir, el es-
quema narrativo sugerido por Foucault en La volonté de savoir, aunque ligeramente
modificado. En ese volumen se ofrecía un esquema cuatripartito: la pedagogización
del sexo infantil, con el personaje del niño masturbador; la implantación perversa,
destacando al varón homosexual; la histerización del cuerpo femenino, con el paso
de la endemoniada a la mujer histérica, y la socialización de las conductas procrea-
doras, con la referencia a la pareja eugenésica.9 En nuestro proyecto se concede mu-
cha importancia al hermafrodita (y a la persona que muda de sexo), pues siguiendo al
propio Foucault, este es situado como antepasado genealógico del monstruo sexual,
esto es, del perverso. En segundo lugar, en el apartado acerca de la mujer, insuficien-
temente tratado por Foucault según muchas de sus críticas procedentes del feminis-
mo, optamos por ampliar el repertorio. Por una parte, se dedica un lugar destacado a
la prostitución y a las políticas del lenocinio, que considerábamos capital en el dis-
positivo sexológico de los siglos XIX y XX. Por otra parte, se introduce una amplia
exposición histórica del proceso de “encierro femenino” y el personaje de la histérica
se completa con la genealogía de la ninfómana. Finalmente, en vez de consagrar un
capítulo específico a la construcción de la pareja eugenésica y al control social de la
reproducción, esto es, a las políticas demográficas, se opta por afrontar la cuestión
de un modo transversal. Así, a partir de mediados del siglo XIX, aproximadamente,
las estrategias que afrontan las distintas contrafiguras estudiadas en el libro (desde
el niño masturbador hasta la ninfómana) comparten el lenguaje y los procedimientos
propios de la gestión médico-social de poblaciones y la eugenesia. Esta fórmula
ayuda a cohesionar el conjunto del libro, pero a costa de dejar sin tratamiento espe-
cífico problemas importantes como el de los debates acerca de la anticoncepción y el
aborto, que ya entonces habían sido estudiados, al menos en parte, por historiadoras
como Mary Nash y Raquel Álvarez.10
Un riesgo que advertimos a medida que avanzaba nuestro trabajo era el de ceder
a lo que podríamos llamar el obstáculo “funcionalista” o la obsesión con el “control
social”, esto es enfatizar unilateralmente la eficacia de los dispositivos de poder y
de las evoluciones discursivas de carácter anónimo, en detrimento de la acción y la
creatividad de las personas. Para paliar este riesgo optamos por intercalar, en los
análisis conceptuales y de las técnicas de poder, estudios de casos individuales, de lo
que Foucault denominaba “vidas infames”, donde había que hacer patente la tensión
entre el gobierno de las conductas y la resistencia de los actores, entre la sujeción y
la subjetivación.
Entre estas existencias “infames” cabe mencionar la del paciente de “locura mas-
turbatoria” tratado por el Dr. Dionisio Sanz (1861), el sacerdote cántabro U.C., diag-
nosticado de “psicopatía homo-sexual” por el Dr. Fernando Bravo y Moreno (1904),
los hermafroditas Heleno de Céspedes (1587) y Reyes Carrasco (1864), el joven
sevillano Juan Godo y el aristócrata valenciano Gesualdo Felices, reos de la Inquisi-
ción por delitos de proposiciones (a comienzos del siglo XVII) y sodomía (a finales
9 Foucault, Michel: La volonté de savoir 1. Historire de la sexualité, Paris, Gallimard, 1976, pp. 136-138.
10 Nash, Mary: “Género, cambio social y la problemática del aborto”, Historia Social, 2 (1988), pp. 19-35 y Ál-
varez Peláez, Raquel: “La mujer española y el control de natalidad en los comienzos del siglo XX”, Asclepio.
Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 42 (1990), 2, pp. 175-201.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 121
del siglo XVIII) respectivamente, o la ninfómana descrita por el Dr. F.R.B. (1846),
que mató a su padre del disgusto.
Otro peligro inherente a un trabajo de esta índole, tan deudor en la metodología
y en la arquitectura narrativa de las enseñanzas de Foucault, era el de adoptar los
criterios y el relato del filósofo francés como si se tratara de un corsé dogmático,
imponiéndolo, sin crítica alguna, en el análisis de una realidad histórica peculiar y
ajena, en muchos sentidos, a las coordenadas espaciotemporales donde se emplazaba
La volonté de savoir. La historia de la moral sexual en España ofrecía perfiles pro-
pios que no siempre casaban con el molde francés, o a lo sumo noroccidental al que
remitían los análisis de Foucault.
Un ejemplo de esa adaptación crítica y no dogmática a la que aspirábamos lo
ofrece el examen que se efectúa, en el primer capítulo, de los códigos teóricos que
subyacían a la naciente sexología española durante las primeras décadas del siglo
XX. En La volonté de savoir, Foucault contraponía dos regímenes discursivos en las
ciencias de la sexualidad; por un lado, los modelos organicistas, que explicaban las
psicopatías sexuales en términos biológicos, remitiendo a procesos degenerativos
o estigmas atávicos (v.g. el degeneracionismo francés o la antropología criminal
lombrosiana), y por otro, el psicoanálisis, que daba cuenta de lo patológico explicán-
dolo a partir de traumas y bloqueos relacionados con la comunicación intrafamiliar.
Pues bien, frente a esta contraposición de modelos, una de las singularidades de la
psicopatología sexual española fue su eclecticismo teórico. Esto permitía combinar,
en un mismo discurso, argumentos referidos a la degeneración o al proceso de dife-
renciación hormonal con razonamientos derivados de la teoría freudiana acerca de
las etapas de la vida sexual.
Este es solo un ejemplo de nuestra tentativa para marcar las distancias respecto al
“esquema foucaultiano”. Sólo más tarde llegaría a darme cuenta de lo limitado que
era, en el fondo, ese distanciamiento y de lo insuficiente que era asimismo el intento
de superar el “obstáculo funcionalista” salpicando nuestro relato con la introducción
al algunas “biografías infames”. Pero ese es un asunto al que más adelante aludiré.
Hay que decir que Sexo y Razón fue acogido por la comunidad de investigadores
de un modo bastante generoso. El libro se presentó en Madrid (con intervencio-
nes de los filósofos Félix Duque y Celia Amorós) y en Sevilla (con la intervención
de Alberto González Troyano). Fue recensionado bastante favorablemente en once
publicaciones periódicas, cuatro de ellas de letras o de alcance general (Babelia,
Revista de Libros, El Viejo Topo, Archipiélago), cuatro de filosofía (Daimon, Er,
Telos y Contrastes), antropología (Gaceta de Antropología), historia de la ciencia
(Asclepio) y filología (Cuadernos Hispanoamericanos).11 La mayoría de los autores
Manuel: “Reseña de Sexo y Razón”, Babelia. Suplemento Cultural de El País, 9 de agosto de 1997, p.
11 Cruz,
11; Sauquillo, Julián: “Escucha hombrecito, la voz de tu sexo”, Revista de Libros, 17 (1998), pp. 22-23; Her-
nando, Alberto: “Recensión de Sexo y Razón”, El Viejo Topo, 113 (1997), p. 80; Seoane Cegarra, José Benito:
“Recensión de Sexo y Razón”, Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la Cultura, 39 (1999), p. 142; Campillo,
Antonio: “Recensión de Sexo y Razón”, Daimon. Revista de Filosofía, 14 (1997), pp. 213-14; Rosa, Miguel Án-
gel: “Recensión de Sexo y Razón”, Er, Revista de Filosofía, 24-25 (1998-1999), pp. 239-54; Carracedo Leirós,
Ángel: “Recensión de Sexo y Razón”, Telos. Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, 6 (1997), 2, pp.
122 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
de las reseñas eran profesores de filosofía, lo cual puede hacer pensar que el impacto
del libro se redujo a este restringido círculo disciplinar.
No obstante, y en contraste con esta recepción inicial, la consulta del impacto del
libro a partir de Google Académico arroja un resultado muy distinto. De las ochenta
referencias allí recogidas, 39 corresponden a obras de historia, 19 al dominio de los
estudios literarios, 12 a la sociología y a los queer studies, 6 a filosofía y 4 a psicolo-
gía.12 Es decir, el aparente silencio de los historiadores, si nos atenemos a las recen-
siones, se convierte en algo muy diferente si se atiende a los usos efectivos del libro.
Alguien podría pensar que esta utilización historiográfica de Sexo y Razón es en
realidad infrecuente, porque buena parte de las referencias proceden de campos peri-
féricos de la disciplina, como sucede con la historia de la medicina, de las relaciones
de género o de la marginalidad. Sin embargo, tres estados de la cuestión relativamen-
te recientes sobre historia de la sexualidad, uno acerca de la España moderna (Pablo
Pérez García),13 y otros dos sobre la España contemporánea (Jean Louis Guereña y
Jorge Uría),14 valoran favorablemente el libro.
Otra cosa es la percepción internacional. En el mundo del hispanismo francés o
anglosajón, Sexo y Razón ha tenido una buena acogida, pero no sucede lo mismo
entre aquellos que se han ocupado de la historia de la sexualidad en Europa o en el
conjunto del mundo occidental. Los historiadores que frecuentan casi en exclusiva la
abundante bibliografía anglófona sobre el asunto (un ejemplo característico de esto
lo constituyen los trabajos de síntesis y estado de la cuestión publicados por Dagmar
Herzog en 2009 y 2011),15 desconocen el libro. Sin embargo, un investigador tan
reconocido como Alain Corbin,16 ponderando precisamente la necesidad de leer los
trabajos editados en otras lenguas, le concede a Sexo y Razón mucho valor.
Teniendo en cuenta la época en que se elaboró, cuando empezaban a proliferar
estudios sobre la historia de la sexualidad en España, pero se carecía de síntesis de
conjunto, Sexo y Razón pudo servir de guía a los estudiosos, sobre todo por su énfasis
en la condición históricamente construida de la sexualidad, y su prevención frente
a anacronismos como los que, desde los tiempos de la “clínica arqueológica” de
Gregorio Marañón, eran moneda corriente entre muchos historiadores y científicos
173-178; Hurtado Valero, Pedro M.: “Recensión de Sexo y Razón”, Contrastes (Revista Interdisciplinar de Filo-
sofía), 3 (1998), pp. 422-23; Moreno Pestaña, José Luis: “Recensión de Sexo y Razón”, Gazeta de Antropología,
13 (1998), pp. 100-102; Álvarez Peláez, Raquel: “Recensión de Sexo y Razón”, Asclepio. Revista de Historia
de la Medicina y de la Ciencia, 53 (2001), 1, pp. 328-330 y Matamoros, Blas: “Recensión de Sexo y Razón”,
Cuadernos Hispanoamericanos, 572 (1998), pp. 128-129.
12 http://scholar.google.es/citations?user=jMnni-0AAAAJ&hl=es [consultado el 8 de septiembre de 2014].
13 Pérez García, Pablo: “La criminalización de la sexualidad en la España Moderna”, en José I. Fortea, Juan E.
Gelabert y Tomás A. Mantecón (eds.), Furor et Rabies. Violencia, conflicto y marginación en la Edad Moderna,
Santander, Universidad de Cantabria, 2002, pp. 355-402, p. 355.
14 Guereña, Jean-Louis: “La sexualidad en la España contemporánea. Introducción”, en Jean-Louis Guereña (ed.),
La sexualidad en la España contemporánea (1800-1950), Cádiz, Universidad de Cádiz, 2011, pp. 11-22, pp. 14-
15 y Uría, Jorge: “A propósito de La sexualidad en la España contemporánea, editada por Jean-Louis Guereña”,
Cahiers de Civilisation Espagnole Contemporaine, 10 (2013), http://ccec.revues.org/4635#text.
15 Herzog, Dagmar: “Syncopated sex: transforming European sexual cultures”, American Historical Review, 114
(2009), 5, pp. 1287-1308 y Herzog, Dagmar: Sexuality in Europe. A Twentietth-Century History, Cambridge,
Cambridge University Press, 2011.
16 Corbin, Alain: “Les principales étapes de l’histoire du sexe en Occident”, en Odile Redon, Line Sallmann, Syl-
vie Steinberg: Le Désir et le Gôut. Une autre histoire (XIIIe-XVIIIe siècles). Actes du Colloque International à
la mémoire de Jean-Louis Flandrin, Saint-Denis, septiembre 2003, Paris, Presses Universitaires de Vincennes,
2005, pp. 33-52, p. 39 y Corbin, Alain: L’harmonie des plaisirs. Les manières de jouir du siècle des Lumières à
l’avènement de la sexologie, Paris, Perrin, 2008, p. 458.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 123
sociales en España. Sin embargo, ya se ha visto que el libro no era en realidad una
síntesis histórica de las conductas, los discursos o las representaciones, sino una
historia de la racionalidad. Por otro lado, a la luz de las investigaciones de historia
de la sexualidad publicadas en los últimos veinte años, es obvio que Sexo y Razón
ha envejecido. De hecho, mis propias indagaciones posteriores en este ámbito pasan
por renunciar, en muchos aspectos, a lo que, con cierta ingenuidad, daba por sentado
en 1997.
Sexo y Razón, junto a los trabajos sobre prostitución, constituyó en cierto modo el
punto de partida de mi dedicación a la historia de la sexualidad, y consolidó algunas
convicciones que siempre he mantenido en este ámbito de investigación. Así, por
ejemplo, considerar la sexualidad como una institución y no como un hecho natural,
o abordarla como enclave y resultado de las relaciones de poder, en vez de contem-
plarla como lo reprimido por esas relaciones. También existe una continuidad entre
Sexo y Razón y mis trabajos posteriores a la hora de analizar la sexualidad como un
espacio privilegiado para la producción de subjetividades.
Ahora bien, más allá de esas premisas, la línea de trabajo que inicié, a partir del
año 2000 más o menos, junto a Richard Cleminson, se caracteriza por un distancia-
miento abierto respecto a lo que podría denominarse la “ortodoxia foucaultiana”.
Esto se advierte, por ejemplo, en el texto de Los Invisibles (2007)17 que se inicia
con una crítica de lo que llamamos “vulgata foucaultiana” acerca de la historia del
homosexual. La volonté de savoir ofrecía un guión para escribir la historia del sujeto
homosexual, un programa que había tenido bastante éxito. El homosexual habría
sido fabricado en la segunda mitad del siglo XIX por la naciente psicopatología de
las perversiones, en ruptura con la añeja figura jurídico-teológica de la sodomía.
Este esquema había dado bastante juego en los estudios sobre homosexualidad
promovidos en la década de los setenta y ochenta. Venía a concretar, en términos
históricos, una hipótesis presentada desde el ámbito de la sociología de la desvia-
ción por Mary McIntosh en un célebre artículo (“The homosexual role”), publicado
en 1968 en la revista Social Problems.18 Se trata de la conocida como “hipótesis
construccionista”. Pues bien, la mayoría de los estudios históricos publicados en
las mencionadas décadas, o bien disentían de esa hipótesis (como era el caso de los
conocidos trabajos de John Boswell),19 o bien se atenían a ella rectificando el guión
foucaultiano en aspectos secundarios, ya fuera alterando la cronología (el psiquismo
homosexual habría sido identificado con más o menos antigüedad que lo sugerido en
La volonté de savoir) o introduciendo personajes históricamente intermedios entre el
sodomita y el homosexual (los “sodomitas afeminados” londinenses, estudiados por
17 Cleminson, Richard; Vázquez García, Francisco: “Los Invisibles”. A History of Male Homosexuality in Spain
(1850-1940), Cardiff, Wales U.P., 2007 (trad. española, Granada, Comares, 2011), pp. 1-21.
18 McIntosh, Mary: “The homosexual role”, Social Problems, 16 (1968), pp. 182-192.
19 Boswell, John: Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad, Barcelona, Muchnik Editores, 1993.
124 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
20 Trumbach, Randolph: “Sodomitical subcultures, sodomitical roles and the gender revolution in the Eighteenth
Century: the recent historiography”, en Robert Purks Maccubin (ed.): “Tis Nature’s fault. Unauthorized sexu-
ality during the Enlightenment, Cambridge, Cambridge University Press, 1985, pp. 129-121 y Norton, Rictor:
Mother’s clap Molly house: the gay subculture in England 1700-1830, London, GMP, 1992.
21 Rey, Michel: “Parisian homosexuals create a lifestyle, 1700-1750: the Police Archives”, Eighteenth-Century
Life, 9 (1985), pp. 179-191.
22 Chauncey, George: Gay New York: The Making of the Gay Male World, 1890-1940, London, Flamingo, 1995
23 Oosterhuis, Harry: Stepchildren of Nature: Krafft-Ebing, Psychiatry, and the Making of Sexual Identity, Chica-
go/London, University of Chicago Press, 2000.
24 Halperin, David, (2000), “How to do the History of Homosexuality”, GLQ: A Journal of Lesbian and Gay
Studies, 6 (2000), 1, pp. 87-124.
25 Garza, Federico: Quemando mariposas. Sodomía e imperio en Andalucía y México, siglos XVI-XVII, Barcelona,
Laertes, 2002.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 125
26 Foucault, Michel: “Le vrai sexe”, en Dits et Écrits 1954-1988, vol. IV, Paris, Gallimard, 1994, pp. 115-123 y
Foucault, Michel: Les anormaux. Cours au Collège de France, 1974-1975, Paris, Gallimard, Le Seuil, 1999,
pp. 62-68.
27 Butler, Judith: El género en disputa, 2010, Barcelona, Paidós, pp. 197-98.
28 Cleminson, Richard y Vázquez García, Francisco: Hermaphroditism. Medical Science and Sexual Identity in
Spain (1850-1960), Cardiff, Wales U.P., 2009 (trad. española, Granada, Comares, 2012) y Cleminson, Richard
y Vázquez García, Francisco: Sex, Identity and hermaphrodites in Iberia 1500-1800, London, Pickering and
Chatto, 2013.
126 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
29 Canguilhem, Georges: Le normal et le pathologique, Paris, PUF, 1972, p. 7. Entre nosotros, es Ortega quien
encarna mejor esta tradición de la filosofía como saber híbrido: “Pero la filosofía no es nada en sí, a hablar claro:
es sólo un procedimiento químico con que tratar una primera materia extraña a ella y esenciarla. Es decir, que
el filósofo tiene que buscar su materia en una ciencia especial. Sólo ahondar y ahondar y llegar hasta el mismí-
simo fondo de una cosa especial, de una ciencia, da al filósofo el secreto universal”, “Carta a Francisco Navarro
Ledesma, 30 de julio de 1905” (Ortega y Gasset, José: Epistolario, Madrid, Revista de Occidente, 1974, p. 22).
30 Fernández, Pura: “Moral y scientia sexualis en el siglo XIX: el eros negro de la novela naturalista”, Analecta
Malacitana, 11 (1997), pp. 187-207; Guereña, Jean-Louis: Un infierno español. Un ensayo de bibliografía de
publicaciones eróticas españolas clandestinas (1812-1939), Madrid, Libris, 2011 y Zubiaurre, Maite: Cultures
of the erotic in Spain, 1898-1939, Nashville, Vanderbilt University Press, 2012.
Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128 127
31 Es lo que Platero, Lucas: “Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad”,
en Lucas Platero: Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada, Barcelona, Bellaterra, 2012, pp.
15-73, ha denominado “interseccionalidad”.
32 Chartier, Roger: “La quimera del origen. Foucault, la Ilustración y la Revolución Francesa”, en Escribir las
prácticas. Foucault, De Certeau, Marin, Buenos Aires, Ediciones Manantial, 1996, pp. 13-54, pp. 37-38.
128 Vázquez García, F. Cuad. hist. cont. 40, 2018: 115-128
de una pluralidad de culturas eróticas, y también de una cultura erótica popular que,
como mostró Georges Chauncey en Gay New York (1994) a propósito del discurso
psiquiátrico sobre la homosexualidad, es lo bastante fuerte como para resistir a la
colonización de los expertos y hacer valer sus propias formas de convivencia y sub-
jetividad. El prejuicio elitista o “miserabilista”, como lo denominaban Grignon y
Passeron siguiendo a Bourdieu,33 que lleva a considerar a las clases populares como
culturalmente inermes, no es ajeno al error sociológico cometido por Foucault a la
hora de indagar los vínculos entre sexualidad e identidad de clase. Debido a una falta
de sentido crítico, ese mismo prejuicio se contagió a los argumentos presentados en
Sexo y Razón.
Concluyo aquí mi reflexión sobre este libro. Aunque a ratos haya parecido un
ejercicio de autoflagelación, mi exposición ha tratado de vislumbrar las debilidades
de un texto, cuya enmienda ha sido el principal acicate de lo que he ido haciendo
después.
33 Grignon, Claude y Passeron, Jean-Claude: Lo culto y lo popular. Miserabilismo y populismo en sociología y la
literatura, Madrid, La Piqueta, 1992.