TESIS Heroísmo y Rebeldía en Tres Historias Sublevantes, Atusparia y Santiago El Pajarero de Ribeyro
TESIS Heroísmo y Rebeldía en Tres Historias Sublevantes, Atusparia y Santiago El Pajarero de Ribeyro
TESIS Heroísmo y Rebeldía en Tres Historias Sublevantes, Atusparia y Santiago El Pajarero de Ribeyro
ESCUELA DE POSGRADO
Unidad de Posgrado
Título de la tesis
TESIS
Presentado por:
LIMA-Perú
2016
ÍNDICE
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
La independencia inconclusa
La semifeudalidad
EL PROBLEMA DE LA OTREDAD
CAPÍTULO 4
RIBEYRO
1. Estado de la cuestión
Los tipos que Ribeyro nos presentan son, (…), hombres que viven
al margen de la producción social. Sus actividades económicas
las desarrollan en forma individual y solitaria; viven agobiados por
el trabajo embrutecedor de sus oficios, por la miseria y el
desamparo (…). Son generalmente tipos contemplativos,
pacientes, fatalistas2.
1
Este artículo inicialmente fue publicado en 1962; luego, editado y modificado para la
publicación en la compilación realizada por Néstor Tenorio Requejo: Julio Ramón Ribeyro: El
rumor de la vida, 1996.
Compilación hecha por Tenorio Requejo en: Julio Ramón Ribeyro. El rumor de la vida. Arteidea
editores, 1996.
2
Ibídem. p. 93.
3
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfgang. Julio Ramón Ribeyro y sus dobles. Lima, Instituto
Nacional de Cultura, 1971. p. 148.
este crítico JRR fue un escritor “comprometido” con la realidad pero no un
fanático. Tuvo una profunda fijación por los seres marginales cuya vida se
sumerge en el fracaso. Ese compromiso y esa fijación se reflejaron en los
personajes de sus cuentos a los cuales denominó outsiders (marginales) y los
clasificó de la siguiente manera:
4
Ibídem. pp. 123, 124.
Del mismo modo, en “Once preguntas a Julio Ramón” (entrevista
realizada por Luchting) se puede leer en uno de sus fragmentos una apología
y una justificación directa del fracaso de parte del escritor en mención:
5
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfgang. “Once preguntas a Julio Ramón”. En Martín:
Revista de Artes y Letras de la Universidad de San Martín de Porres. Año II, nº 4 (junio 2002).
p. 108.
6
Inicialmente este artículo fue publicado el año 1975 en… Al respecto, véase OVIEDO, Miguel.
“Ribeyro o el escepticismo como una de las bellas artes” En: El rumor de la vida. Ed. Néstor
Tenorio Requejo. Lima: Arteideas editores, 1996. p. 65. El subrayado es nuestro.
En este sentido, básicamente, Ribeyro abordó el plano existencial
del otro y no pudo comprender y enfocar principalmente el lado social de este;
es decir, al ser concreto e histórico que sufre y lucha contra las adversidades
de una sociedad injusta.
7
Al respecto, véase. OVIEDO, Miguel. “La lección de Ribeyro” En: Asedios a Julio Ramón
Ribeyro. Ed. César Ferreira e Ismael Márquez. Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 1996. p. 83.
…No obstante, su separación con el mundo narrado, el narrador
de Ribeyro no duda de la realidad de lo observado. Aunque niega
la posibilidad del conocimiento racional del mundo, acepta la
realidad visible de las cosas. Desconfía de la verdad de una cosa
pero no la niega. Para él, el mundo observado sigue sus propias
leyes inaccesibles, acaso porque sean las leyes del azar.
Observa su mundo sabiendo que no lo puede determinar,
haciendo observaciones subjetivas basadas en lo único para él
tangible, la realidad del mundo exterior. Escéptico, no puede
comunicarse, ya que la verdadera comunicación implicaría la
posibilidad de conocimiento racional mediante el dialogo; tampoco
determina el futuro ni el pasado de sus personajes, aquello haría
de su voluntad creadora una especie de conocimiento de su
mundo, en fin, rehúsa comprender su mundo8.
Del mismo modo, este crítico cree hallar las raíces del “pesimismo”
de Ribeyro en su concepción filosófica del mundo: el escepticismo, el
agnosticismo y el estoicismo asumidos por el escritor. Pues si bien, este
cuentista, refleja en sus escritos la vida de la gente marginal, los derrotados,
los olvidados, los desposeídos, los humillados y –en general – los fracasados
dentro del sistema, no plantea una salida o una solución optimista. Su visión
escéptica de la realidad y su concepción agnóstica del mundo constriñen su
literatura a una valoración abstracta del ser humano, limitando su producción a
una interpretación de la “otredad” únicamente en el plano existencial casi muy
lejos de la ubicación del “otro” en el plano concreto: en el ser social. Esta visión
escéptica de la realidad fue, en esencia, una visión superficial y soterrada del
10
Al respecto, véase. GUTIÉRREZ, Miguel. La generación del 50: un mundo dividido. Lima
Editorial, Labrusa, 1988. p. 130.
11
Ibídem. pp. 124, 125.
mundo: el ser existencial (el otro en abstracto) es superpuesto y resaltado
frente al ser social (el otro concreto, como oprimido u opresor en una sociedad
de clases).Por esto Gutiérrez piensa que la obra de JRR es contradictoria. La
siguiente cita reforzará lo planteado:
12
Ibídem. p. 136.
refiere que a partir de esta concepción clásica del cuento este fue un gran
explorador de formas y sin ambages sostiene:
13
Al respecto, véase GUTIÉRREZ, Miguel. Ribeyro en dos ensayos. 1ª edición. Lima, Editorial
San Marcos, 1999, p.32.
14
Al respecto, véase. La generación del 50 en la literatura peruana del siglo XX (T.I, Vol. 1).
Libro de varios autores editado por la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y
Valle” La cantuta. Lima, 1989, p. 152. El subrayado es nuestro.
James Higgins en su ensayo Cambio social y constantes humanas.
La narrativa corta de Ribeyro (1991) en primera instancia menciona algunos
factores del contexto nacional que influyeron en la obra narrativa de JRR:
La industrialización de la costa
La migración del campo a la ciudad.
El desarrollo de una clase comercial más dinámica que suplanta a la
élite tradicional.
El crecimiento de la pobreza (deshumanización y marginación).
Otra reflexión que presenta son los “modelos del desencanto”. Este
se manifiesta en su predilección por ciertos modelos narrativos se destacan
dos en particular. El primero es la “historia de iniciación”, en la cual el
protagonista pierde la inocencia al pasar por experiencias desagradables,
chocantes que le abren los ojos a la amarga realidad de la vida.
15
Al respecto, véase. HIGGINS, James. Cambio social y constantes humanas: La narrativa
corta de Ribeyro. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. p.
12.
16
Ibídem. p. 85. El subrayado es nuestro.
es circular, ya que muestra cómo, inicialmente, los personajes se encuentran
en condiciones adversas de las cuales buscan escapar; pero que al final
quedan atrapados en la frustración.
17
Al respecto, véase. HIGA, Augusto. “El contexto urbano de Ribeyro”. En: Julio Ramón
Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 236. El subrayado es nuestro.
18
Al respecto, véase. CUETO, Alonso. “Palabras en el tiempo”. En: Julio Ramón Ribeyro: El
rumor de la vida, 1996. p. 50.
Alfredo Bryce Echenique en su artículo “Una pasión gratuita de
Ribeyro” (1994) aborda también a los personajes ribeyrianos de los cuales
resalta su carácter de seres excluidos, marginados, discriminados y sin un
futuro esperanzador:
21
Al respecto, véase. ”Ancestros”. En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 67.
22
Al respecto, véase. Prólogo de Roland Forgues. En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la
vida, 1996. p. 10. El subrayado es nuestro.
… se habla de marginalidad de mis personajes, etcétera. De lo
cual hay algo de cierto. Aunque no ha sido una cosa muy buscada
pero como, en cierta manera, la obra es reflejo del autor entonces
mis personajes son marginales como yo me siento un poco
marginal23.
23
Al respecto, véase. WEISS, Jason. “Entrevista a Julio Ramón Ribeyro”. En: Asedios a Julio
Ramón Ribeyro, 1996. p. 112.
24
Al respecto, véase. REISZ, Susana. “La hora de Ribeyro”. En: Asedios a Julio Ramón
Ribeyro, 1996. p. 91.
25
Ibídem. p. 89. El subrayado es nuestro.
Ismael Márquez en su artículo “Cambio de guardia: escepticismo,
marginalidad y violencia” (1996) incide otra vez en el escepticismo como núcleo
de la concepción filosófica del mundo ribeyriano:
26
Al respecto, véase. MÁRQUEZ, Ismael. “Cambio de guardia: escepticismo, marginalidad y
violencia”. En: Asedios a Julio Ramón Ribeyro, 1996. p. 228. El subrayado es nuestro.
27
Al respecto, véase. FERREIRA, César. “Los legados de Julio Ramón Ribeyro”. En: Asedios a
Julio Ramón Ribeyro, 1996. p. 96.
producto de la masiva migración andina. Es por esto que, más que ser una
crítica social, es una estética de la meditación existencial canalizada en la
frustración y el escepticismo de sus personajes:
28
Al respecto, véase. MARTÍNEZ, Juana. “Julio Ramón Ribeyro o la estética del fracaso”… p.
243. El subrayado es nuestro.
29
Al respecto véase. CHONG, David. “El hombre según Julio Ramón Ribeyro”. España, 1999,
p. 376. El subrayado es nuestro.
Existe una intención manifiesta de mostrar, con realismo, las
condiciones de vida de los sectores marginales. Su realismo sin
embargo, no se traduce en el esquematismo en la configuración
de los personajes, sino que profundiza en las diversas reacciones
o modos de proceder de la compleja conducta humana 30.
30
Al respecto, véase. HUARAG, Eduardo. “Ribeyro: innovaciones en la técnica narrativa del
realismo urbano” 2000, p. 238.
- En la primera etapa de su narrativa (de la cual “Los gallinazos sin
plumas” es el más representativo) hizo uso de la representación del
espacio invisible: El vacío descriptivo y la impresión espacial son
reemplazados por la sugestión.
- En una segunda etapa se acerca a la concepción de la ciudad
monstruo (la ciudad monstruosa de la industrialización), cuyo
ejemplo más notorio es el cuento “La tela de araña” (1953).
Se lanzó a la búsqueda de la ciudad oculta, la ciudad antigua.
Desarrolló una especie de neorrealismo expresionista y simbólico que
supera la concepción objetivista del realismo del siglo XIX.
31
Al respecto véase. VALERO, Eva. La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro. Alicante:
Universidad de Alicante, 2001. p. 263.
32
Al respecto véase. ARIANZEN, Catalina. “Las estrategias discursivas en el relato de Julio
Ramón Ribeyro”. Universidad de Estocolmo, Suecia, 2001. p. 15.
33
Ibídem. p. …
El análisis irónico de la pequeña burguesía.
El mundo moral de los seres humanos.
Una visión mutilada de la realidad.
Un presente carente de expectativas en sus personajes.
El problema del Perú como nación multiétnica.
El fracaso general de la sociedad peruana.
Su incomprensión de la realidad peruana de los últimos tiempos.
Su concepción humanista con marcados rasgos de pesimismo.
Un populismo literario (en sus primeros libros).
34
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Banco
Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002.
Su concepción filosófica escéptica.
Su adhesión al realismo.
Su concepción pesimista del hombre.
La alienación, el desencanto y la duda como rasgos de sus personajes.
35
Al respecto véase. MINARDI, Giovanna. “Algunas consideraciones generales sobre la
cuentística de Julio Ramón Ribeyro”, 2002. p. 137.
36
Al respecto véase. MINARDI, Giovanna. “La mujer en el imaginario femenino de Julio Ramón
Ribeyro”. Actas del XIII del congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Madrid 6 –
11 de julio de 1998, Vol. 3, 2000, p. 254.
37
Ibídem. p. 257.
Peter Elmore en su libro El perfil de la palabra: la obra de Julio
Ramón Ribeyro (2002) realiza un análisis minucioso y una amplia descripción
de su obra. Al igual que el resto de la crítica anterior concluye que este escritor
adoptó una posición filosófica escéptica del mundo, pues estaba convencido de
que la política no eliminaría los males sociales: “Ya en el tercer libro de relatos
que publicó (…) es posible subrayar una constante del mundo representado: el
mal es incurable por los medios de la acción política – o en general – de
cualquier praxis…”38. Al respecto, dice este crítico:
38
Al respecto véase. ELMORE, Peter. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro.
Lima, Fondo Editorial de la pontificia Universidad Católica del Perú, 2002. p. 104.
39
Ibídem. p. 104.
40
Ibídem. p. 115. El agregado entre corchetes es nuestro.
escepticismo el que orienta a su narrativa, es esta apatía vital que raya en el
pesimismo la que determina la construcción de personajes grises, condenados
siempre al fracaso y al desajuste social”41.
41
Al respecto, véase. OSORIO, Oscar. “Ribeyro, tejido social y visión del mundo”. Revista
Poligramas, 2002. p.2
42
Al respecto véase. ALVAREZ, Christiane. “Mito y decadencia en el universo ribeyriano: Crisis
de identidad en el Perú”. En Martín: Revista de Artes y Letras de la Universidad San Martin de
Porres, Año II, N° 4 (junio 2002), pp….
Sostiene que muchos críticos solo han visto la narrativa de Ribeyro
como suscrita al fracaso, en contraposición, este crítico arguye que más bien la
narrativa ribeyriana versa, como de todo clásico, sobre las grandes pasiones y
conflictos del ser humano. Señala que en las luchas de sus personajes
fracasados subyace un humanismo épico expresado en la cobardía, la
marginalidad y la raza.
43
Al respecto véase. ÁLVAREZ, Edgar. “Fabulas de libertad y justicia. En Martin, pp. 45 – 50.
Cuando escribo no parto de premisas ideológicas y filosóficas. Me
parece importante hacer esta aclaración para evitar que se me
considere como un escritor que se propone en su obra ilustrar una
concepción escéptica de la realidad al mismo tiempo que un
cuadro general de la situación de las clases medias. Que mi obra
narrativa tenga un tinte “marcadamente escéptico” (…), y que sus
protagonistas sean en gran parte gente de la clase media son
hechos que solo se han comprobado a posterior. No son
deliberados44.
Del mismo modo, en otro estudio posterior “Los tránsitos del centro a
los márgenes: el fracaso de los héroes ribeyrianos en la interacción con los
estratos sociales subordinados” (2014), Mudarra dice que en la narrativa de
Ribeyro se refleja la oposición entre el mundo marginal y el mundo oficial, la
relación de subordinación del primero con el segundo. Para demostrarlo analiza
dos relatos: “De color modesto” y “Un domingo cualquiera” en estas
narraciones comprueba que el intento de establecer relaciones sociales entre el
estrato social dominado y dominante fracasa; por lo tanto, es inviable debido a
los prejuicios sociales y raciales arraigado en ambos grupos (pero sobre todo
en el segundo). Debido a esto, los personajes marginales en la narrativa de
Ribeyro están caracterizados por la ambivalencia, ya que no logran integrarse a
44
Al respecto, véase. ROSAS, José. “Cuando los mudo hablan”. En: Martín: Revista de Artes y
letras de la Universidad de San Martín de Porres, Año II, N° 4 (junio 2002), p. 91
45
Al respecto, véase. MUDARRA, Américo. “La narrativa de Ribeyro y la creación del sueño
urbano marginal en la generación del 50” Martin: Revista de Artes y letras de la Universidad
San Martin de Porres, año II, N° 4 (junio 2002), pp. 79 – 86.
ninguno de los espacios sociales en las que interactúan. Así se explica por qué
sus cuentos hablan de zonas límites de tránsitos de un sector social a otro, los
cuales nunca son sorteados con fortuna y desembocan en una poética de la
tentación del fracaso.
…Ribeyro no les otorga voz a las mujeres como hace con los
hombres privados de las palabras, marginados y condenados a
una existencia gris. A ellos les ha restituido la voz, la posibilidad
de expresar sus anhelos y angustias, (…). En cambio las mujeres,
no tienen voz propia y la que tienen está sofocada, apagada; son
mujeres que no se rebelan contra la sociedad ni sus imposiciones,
que no dejan entrever sus pensamientos más íntimos, que no
manifiestan sus sentimientos, que no hablan de su actitud hacia
otras mujeres. Son el reflejo más fiel de la visión patriarcal y
46
Al respecto, véase. MUDARRA, Américo. “Los tránsitos del centro a los márgenes: el fracaso
de los héroes ribeyrianos en la interacción con los estratos sociales subordinados”. Conferencia
compilada por Martos, Marco (y otros) En: Ribeyro por tiempo indefinido. Lima, Ediciones
Cátedra Vallejo, 2014. pp. 29 – 35.
47
Al respecto, véase. PÉREZ– BLANES, Joaquín. Enlace hispano cultural y literario, Vol. 4, N°
2, 2004. p. 11.
machista y de estereotipos femeninos que con pocas variantes
existe en el discurso hegemónico masculino que organiza los
roles públicos y privados, donde las relaciones de género operan
con lenguaje particular que enmascara y esconde pensamientos,
sentimientos y deseos48.
48
Al respecto, véase. GUARDIA, Sara: “Ribeyro, mujeres y desamor”. 2006, p. 4.
49
Al respecto véase. CACCHIONE, Richard. “La narrativa de Julio Ramón Ribeyro”. Boletín Ira,
N° 34, 2007; pp. 151 – 159.
Jorge Coaguila en su libro Ribeyro, la palabra inmortal (2008) nos
brinda una serie de entrevistas (6 en total) concedidas por JRR así como
comentarios y cartas personales, todos ellos valiosos para la comprensión de
su concepción filosófica del mundo, así como para extraer su visión del otro y la
otredad. Desde esta perspectiva este estudioso nos reafirma la constante en
los estudios ribeyrianos: su obsesión por el fracaso; la siguiente cita del propio
Ribeyro dilucidará lo dicho: “Lo esencial en mis relatos obedece a una
estructura en la que el protagonista sufre un chasco, algo que no le sale bien,
algo que frustra sus deseos”50. Del mismo modo, en base a estas entrevistas
podemos hallar los siguientes rasgos en este autor: agnosticismo,
escepticismo, irracionalismo y una concepción pesimista de la historia.
50
Al respecto, véase. COAGUILA, Jorge. Ribeyro la palabra inmortal. Iquitos, Tierra Nueva
Editores, 2008. p. 51.
51
Al respecto, véase. TOMANOVA, Magdalena. “La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro”.
2008, p. 29.
52
Ibídem, p.15.
Carlos Meneses en su artículo “Ribeyro y sus circunstancias” (2008)
resalta dos rasgos fundamentales de la obra ribeyriana: 1) Su reflejo de la
realidad: “Ribeyro se caracterizó a través de toda su obra (cuentos, novelas,
teatro, ensayo) por su contumaz aproximación a la realidad…” 53. 2) La tipología
de sus personajes pertenecientes, principalmente, a la clase media limeña:
53
Al respecto, véase. MENESES, Carlos “Ribeyro y sus circunstancias”. 2008, p. 207.
54
Ibídem, p. 211.
55
Al respecto, véase. GNUTZMANN, Rita. “Una retrospectiva sobre medio siglo de narrativa
peruana”. 2009, p. 195.
56
Al respecto, véase. VEGA, Selenco. “Silvio en el Rosedal: la celebración de auto engaño”.
Revista Un vicio absurdo, 2009. p. 104.
… “Silvio en el Rosedal” (…) En este relato encontramos varios de
los rasgos ribeyrianos básicos: el personaje mediocre y
desamargado que ha pasado los límites de la juventud, razón por
la cual carece de ambiciones y de lo que podría llamarse un
proyecto de vida…”57.
57
Ibídem. p. 100.
58
Al respecto, véase. ESLAVA, Jorge. “La juventud en esta ribera: Adolescentes en los cuentos
de Ribeyro”. Revista: Un vicio absurdo, 2009. p. 106.
59
Al respecto, véase. VELA, Diana. “Se reserva el derecho de admisión: racismo y espacios
urbanos en la lima de mediados del siglo XX”, 2009. p. 68.
Ribeyro (2010) analiza la influencia de la migración, la guerra interna (1980 –
1992) y el Marxismo en la obra de JRR. Afirma que si bien este escritor
simpatizó en algún momento con el marxismo, su conocimiento de esta
doctrina fue bastante superficial y no modifico su concepción filosófica
escéptica del mundo. Asimismo, sostiene que en su última etapa creativa se
desentendió casi totalmente de la realidad peruana, prueba de ello, en una
época plagada de genocidios y coches bomba, publica “solo para fumadores”
(1987). Del mismo modo, Bakken plantea que la pobreza no se erradica con el
crecimiento y los avances económicos; pues la modernización crea novedosas
formas de pobreza y marginación. En ese sentido dice que “Los gallinazos sin
plumas” es una dura crítica a la sociedad:
60
Al respecto, véase BAKKEN, Lise. “La restitución del hálito negado. Marginalidad como
cuestionamiento social en tres cuentos de Julio Ramón Ribeyro”. 2010. P…………
61
Al respecto, véase. HERNÁNDEZ, Citlaly. El humor en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro.
2010, p.7.
62
Ibídem. p. 71.
última instancia y bajo cualquier modalidad, los textos literarios son discursos
artísticos que buscan captar la atención del lector.
63
Al respecto, véase la tesis de ANSELMI, Hugo. La tentación del fracaso de Julio Ramón
Ribeyro como creación de la memoria, Lima. UNMSM, 2012.
en la búsqueda de nuevas vetas que deslinden con las anteriores o
reactualicen conceptos basados en las teorías literarias contemporáneas; en
este sentido, muchas de ellas coinciden con la crítica anterior y otras postulan
nuevas ideas respecto a los estudios de este cuentista. Al respecto,
exponemos los siguientes estudios:
64
Al respecto, véase. CARRASCO, Fernando. “Una aproximación al discurso del niño en la
narrativa breve de Julio Ramón Ribeyro”. En: Ribeyro por tiempo indefinido, Congreso
Internacional. Ediciones Cátedra Vallejo: Lima, (junio 2014). p. 61.
65
Al respecto, véase. GRANADOS, Sandra. “Una mirada crítica a la producción literaria de Julio
Ramón Ribeyro a partir de sus documentos autobiográficos”. En: Ribeyro por tiempo indefinido,
Congreso Internacional. Ediciones Cátedra Vallejo: Lima, (junio 2014). p. 162.
1) …un texto autobiográfico se escribe a partir de la premisa
de la verdad, mientras que un texto ficcional parte de la idea de
verosimilitud y la credibilidad del receptor. Ahora bien, ¿cómo
pretender que el cuento refleje al autor? Porque esa es la posición
de quienes sostienen y afirman que Julio Ramón Ribeyro es el
escritor del fracaso66.
Alex Flores Flores en “La tentación del fracaso como discurso crítico”
(2014) propone que:
66
Ibídem. p. 162.
67
Ibídem, p. 169.
Para Ribeyro, el diario como género es algo más que un
contenedor de pasajes autobiográficos o testimonios sobre su
vida: se configura como un discurso literario crítico, (…), un
espacio donde el autor expresa su poética. (…). Meditaciones
sobre el proceso de creación y composición de la novela, el
cuento y el diario revelan, (…), que su praxis como escritor se
construye paralelamente a praxis como crítico literario 68.
71
Ibídem. pp. 239, 240.
Por todo lo dicho y leído sobre la crítica ribeyriana a través del
tiempo, podemos afirmar que existen estudios relacionados con el tema; pero
no son, sistemáticos y completos sobre la otredad en la obra de Ribeyro, los
fragmentos que hemos hallado al respecto son referencias indirectas, dispersas
y escasas con excepción al estudio de Jesús Rodero. Sin embargo, hemos
rescatado los comentarios acerca de su concepción del mundo y el hombre
(presentes en su ideología), pues allí se encuentran sus ideas acerca de los
problemas sociales en general: la pobreza, la alienación, la deshumanización,
el racismo, etc. Estas ideas nos permitirán estudiar y exponer más adelante su
concepción del otro y la otredad presentes en su obra cuentística y reflexiva.
Capítulo II
72
Al respecto, véase. COTLER, Julio. Clases, Estado y Nación en el Perú. Lima, Instituto de
Estudios Peruanos, 2016. p.47.
La revolución encontró al Perú retrasado, en la formación de su
burguesía, los elementos de una economía capitalista eran en
nuestro país embrionarios que en otros países de América, donde
la revolución contó con una burguesía menos larvada, menos
incipiente73.
a) La independencia inconclusa
b) La semifeudalidad
76
Al respecto, véase. MATOS MAR, José. Desborde popular y crisis del estado. Lima, Instituto
de Estudios Peruanos, 1986. p.33.
constituye el más pesado lastre del desarrollo del país” 77. Más adelante agrega:
“…durante un siglo de república, la gran propiedad agraria se ha reforzado y
engrandecido a despecho del liberalismo teórico de nuestra constitución y de
las necesidades prácticas del desarrollo de nuestra economía capitalista” 78. Y
aun cuando el Perú se entregó después de la I Guerra Mundial a un nuevo país
capitalista hegemónico (EE.UU) – durante el gobierno de Leguía, que impulsó
uno de los más grandes esfuerzos modernizadores de la sociedad y el estado,
la feudalidad no sufrió sino escasos cambios. José Matos Mar afirma:
77
Ibídem. p.30.
78
Ibídem. p. 51.
79
Ibídem. p. 30.
80
Ibídem. p. 53.
…esta reforma debe ser considerada (…) como un intento de
conservación de la gran propiedad. Las autoridades no parcelaron
las tierras, sino que, al contrario, amalgamaron diversas
haciendas para formar empresas gigantescas (sobre todo en el
caso de la sierra, con la forma empresarial SAIS) 81.
84
Al respecto, véase. GNUTZMANN, Rita. “Una retrospectiva sobre medio siglo de narrativa
peruana”, 2009. p. 192.
85
Al respecto, véase. DELGADO, Washington. “Julio Ramón Ribeyro en la generación del 50”.
En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 112.
86
Al respecto, véase la tesis doctoral de. OFOGO, Boniface. La generación del 50 en el Perú
(una narrativa plural), 2002. p. 139.
Este ordenamiento de las clases sociales no solo originó la aparición
de nuevos ricos, sino también la presencia de grandes masas marginadas y
excluidas habitando las periferias, sumergidas en la pobreza y la carencia de lo
más elemental para la sobrevivencia.
88
Al respecto, véase. GRANADOS, Manuel. EL PCP Sendero Luminoso y su ideología. Lima,
Imprenta Billgraf, 2015. p.23.
Belaunde (Primer gobierno), Velazco y Fujimori. A excepción del primero,
todos los demás han sido impulsados por las grandes masas, que se
movilizaron en su debido momento para exigir sus demandas históricas.
89
Ibídem. p. 53.
90
Ibídem. p. 54.
2.2 La generación del 50
92
Ibídem. p.52.
93
Al respecto, véase. HUÁRAG, Eduardo. “Ribeyro: Innovaciones en la técnica narrativa del
realismo urbano”. 2000. p. 261.
En el plano nacional, abordaron principalmente en sus obras el
problema de la migración del campo a la ciudad. Luis Fernando Vidal afirma:
97
Ibídem. p.489.
98
Ibídem. p. 262.
99
Al respecto, véase. VELÁSQUEZ, Marcel. “Ribeyro, Salazar Bondy y Loayza. El ensayo
literario en la generación del 50”. 2002. p.61.
Debido a su mayoritaria tendencia escéptica, los escritores de esta
generación renunciaron a la comprensión de la realidad, no abordaron los
problemas fundamentales de la sociedad peruana en su interacción, en su
conjunto y en su totalidad. Se conformaron solo con dejar un testimonio literario
de la migración del campo a la ciudad. Los demás problemas fueron
prácticamente obviados, especialmente el más trágico: la guerra civil de 1980 a
1992. Esto pese a que aún en esos años muchos de los integrantes de esta
generación se encontraban todavía en una etapa productiva. En este sentido,
los escritores de esta generación no escribieron una obra que pueda
brindarnos una suma total de la realidad peruana.
100
Al respecto, véase. ZAVALETA, Carlos. Narradores peruanos de los 50s. Estudio y antología.
Lima: Instituto Nacional de Cultura, 2006.
Describieron los espacios cerrados de la ciudad en especial (burdeles,
cantinas, mansiones, etc.) como refugios de la marginalidad.
Revitalizaron el neo indigenismo con sus nuevos aportes a las técnicas
narrativas (Arguedas).
No adoptaron una posición ideológica clara. Su tendencia fue hacia el
escepticismo y el pesimismo.
No tuvieron un compromiso claro y firme con el proletariado urbano; no
crearon una literatura de protesta.
Experimentaron con nuevas técnicas narrativas.
Condujeron el cuento a su máximo apogeo 101.
103
Al respecto véase. TOMANOVA, Magdalena. “La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro”,
2008. p.20.
104
Al respecto véase MARTÍNEZ, Juana “Julio Ramón Ribeyro o la estética del fracaso”. 1997,
p. 243.
JRR refleja literariamente los otros fenómenos que acompañaron a
esta explosión migratoria: el crecimiento demográfico urbano, el aumento de
las barriadas y los pueblos jóvenes, la restructuración de las clases sociales y
la extensión paulatina de la miseria y la marginalidad. En ese sentido,
reproduce sobre todo la vivencia existencial de la pequeña burguesía y la clase
media.
Ante este fenómeno bastante sensible no opta por una oposición
radical al status quo, pero sí intentó describir literalmente la pobreza y la
miseria reproducida en la ciudad. Al respecto, Giovanna Minardi afirma:
105
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. “Algunas consideraciones generales sobre la
cuentística de Julio Ramón Ribeyro”. 2002, p. 126.
que queda por definir ahora es qué papel cumplió este tipo de filosofía como
núcleo de su concepción del mundo, de la sociedad y del hombre en su
creación literaria y reflexiva. Oscar Osorio dice al respecto:
110
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima:
Banco Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002. pp. 21,22.
111
Ibídem. pp.26, 27.
humanismo bien intencionado. La idea es observar las
consecuencias de esa incomodidad, los resultados de esa
renuncia que llega a la ironía y hasta el sarcasmo contra las
llamadas “victimas sociales del sistema”112.
Y Paul Baudry es aún más tajante cuando dice que: “La teoría del
supuesto humanismo de izquierda resulta inexacta, primero por el carácter
asistémico y escéptico del pensamiento de Ribeyro pero sobre todo, porque
excluye las implicancias de la adopción de una tercera postura, en este caso,
cínica”113.
Casi todas las acciones y obras humanas son realizadas bajo la guía
y la conducción de una concepción filosófica del mundo o una determinada
ideología. El sistema de ideas que se estructura en nuestra mente se expresa
consciente o inconscientemente en el hacer, el pensar o escribir. En ese
sentido, tanto el actuar social o político así como la creación literaria son
expresiones directas de la aproximación constante de nuestra concepción
filosófica o ideológica a los problemas y fenómenos de la realidad. La literatura
es una forma de reflejo aproximado de la realidad una recreación artística del
mundo. Todos los escritores expresan un sistema de ideas en su actuar social,
en su práctica política y en su creación personal. Citlaly Hernández Gallegos
afirma:
112
Al respecto, véase. VALENZUELA, Jorge. “un narrador insolidario: el caso de Junta de
acreedores de Julio Ramón Ribeyro”, 2004. p. 75.
113
Al respecto, véase. BAUDRY, Paul. “Tres respuestas a un modernidad en crisis: algunas
posturas escépticas y cínicas en la obra de Julio Ramón Ribeyro”, año. p. 202.
Es cierto que en su narrativa es innegable la relación con la
realidad circundante (situación político – económico – social del
Perú), no obstante, esto es una situación común a toda obra
literaria – (…) – pues la producción artística de cualquier época o
lugar no puede sustraerse de la realidad cultural que la produce
en tanto sus creadores son seres sociales, que interactúan con
los elementos de la realidad114.
114
Al respecto, véase. HERNÁNDEZ, Citlaly. El humor en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro.
2010, p.6.
115
Al respecto, véase. COAGUILA, Jorge. Ribeyro, la palabra inmortal. Iquitos, Tierra Nueva
Editores, 2008. p. 38.
116
Ibídem. p. 78.
117
Ibídem. p. 80.
118
Ibídem. p. 81
Premunido de esta ideología, JRR abordó la realidad y la reflejó
aproximada y artísticamente en su obra cuentística y reflexiva.
119
Ibídem. p. 18.
120
Al respecto, véase MINARDI, Giovanna La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Banco
Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002, p. 26.
propósito del autor, sino el resultado de la construcción de una
imagen de una sociedad desde la óptica de su pesimismo vital 121.
Capitulo III
El problema de la Otredad
121
Ibídem. p. 5.
3.1 Nociones de la Otredad
Origen
Desarrollo
En gran parte de la sociedad primitiva (el salvajismo) no existieron
las clases sociales; estas recién van a empezar a germinar con la revolución
agrícola o neolítica (hace aproximadamente diez mil años, durante la barbarie)
que permitió el surgimiento de los excedentes de producción. Desde entonces,
los hombres se diferenciaron principalmente por la cantidad de riqueza material
acumulada. Es recién con el esclavismo que las diferencias sociales se van
agregar a las ya mencionadas más arriba; siendo una de las causas
fundamentales de la diferenciación humana hasta hoy.
Sobre esto último dice: “solo con el cristianismo, (…), podrá existir
un problema del otro”122, lo cual como hemos visto es inexacto, pues dicho
problema nació con el hombre mismo, se inició con el surgimiento de la
sociedad. Incluso, para los griegos y los romanos los esclavos eran
considerados res nulius (cosas, seres desprovistos de alma). La cosificación
del ser humano empezó con la civilización esclavista y continúa hasta el día de
hoy. Para algunos hombres los demás fueron o son meros objetos,
subhumanos, infrahumanos. Y es que la civilización esclavista consolidó la
propiedad privada, las clases sociales, el estado y la ideología. Desde entonces
esta última – un sistema de ideas que tiene por objetivo justificar y mantener el
122
Al respecto, véase LAÍN ENTRALGO, Pedro. Teoría y realidad del otro. Madrid,
Editorial Revista de Occidente S.A. Tomo I, 1968. p. 338.
orden social existente - se ha encargado a través del tiempo de denigrar a los
individuos explotados para legitimar y legalizar el orden injusto imperante. Así
los otros dominados y explotados fueron, íntegra y totalmente, una mercancía
en el esclavismo o únicamente depositarios de la mercancía llamada fuerza de
trabajo en el capitalismo.
Del mismo modo, Hegel afirma que solo la libertad une al uno y al
otro y que por lo tanto, el hombre no puede ser libre sin la existencia de los
demás (el solipsismo es ontológicamente imposible); en el estado natural la
lucha por la libertad convertirá a unos en ser para sí (amo) y a los demás un
ser para otro (el esclavo, quien vive la negación de su ser; pues su miedo al
señor, en realidad, es el miedo a la muerte).Feuerbach propugna que el amor
es principio de unidad entre los hombres. Marx, establece que únicamente con
el triunfo del proletariado desaparecerá toda alineación y entonces la libertad y
la felicidad serán el patrimonio de toda la humanidad. Dilthey cree que la
cognoscibilidad del otro es un reencuentro del yo con el tú. Unamuno, piensa
que el dolor hace posible el descubrimiento del mundo externo y la conciencia
de uno mismo. Husserl, plantea que la investigación fenomenológica es la
retirada metódica del yo a la intimidad de la conciencia pura, y el otro es un
reflejo de “mí mismo”, un análogo que a veces es sujeto y a veces es objeto.
Scheler considera que la relación con el otro puede tener distintos grados de
profundidad. Buber manifiesta que existen dos tipos de relaciones: el yo-ello
que es una relación de carácter necesario entre el hombre y la naturaleza y el
yo-tú, una relación entre el hombre y Dios (el yo infinito) – de carácter
transtemporal y transespacial regida por la libertad – o una relación entre los
hombres.
Mijaíl Bajtín (1895 – 1975), crítico literario y filósofo ruso. Asumió una
posición neokantiana y fenomenológica cercana a la filosofía del lenguaje
(análisis semántico). Famoso por su teoría del Dialogismo. Sus reflexiones
sobre el problema de la otredad, dispersas en sus obras fueron compiladas por
Tatiana Bubnova y publicadas el año 2000 bajo el título Yo también soy
(fragmentos sobre el otro). Mijaíl Bajtín. Según el referido filósofo, el otro es la
primera realidad con la que nos encontramos en el mundo (la madre es la
primera otredad). En esta relación con el otro el ser humano toma conciencia
de sí mismo y dice “yo también soy” (para Bajtín la otredad es un concepto
123
Al respecto, véase. BUBER, Martín. Yo – tu. Argentina, Ediciones Nueva Visión, 1969. p. 61.
124
Ibídem. p. 25
125
Ibídem. p. 73.
ligado a la “mismidad”). El yo y el otro comparten el ser. El otro es necesario
porque está fuera de nuestra subjetividad; su capacidad de “completarnos”
facilita el dialogo: él posee conocimientos sobre nosotros a los cuales no
tenemos acceso inmediato. El otro al ocupar una posición externa, puede
objetivarnos valorativamente. El otro no es solamente el que esta fuera de mi
(de mi mundo social) y que únicamente posee una potencialidad semántica,
sino que es aquel a quien valoramos (el mundo está inmerso a un conjunto de
valores axiológicos). El otro nos hace sentir nuestra condición de seres
inacabados.
Yo para mí.
Yo para otros.
Otro para mí.
126
Al respecto, véase. BUBNOVA, Tatiana. Yo también soy (fragmentos sobre el otro). Mijaíl
Bajtín. México, Editorial Taurus, 2000. p. 54.
En conclusión para Bajtín el otro como persona es un yo – para – sí
– mismo: “ser significa ser para otro y a través del otro, para sí mismo” 127, es un
“otro incognoscible”; el “otro absoluto” es Dios.
127
Ibídem. p. 163.
128
Al respecto, véase. SARTRE, Jean Paul. El ser y la nada. Buenos Aires, Editorial Losada,
1966. p. 36.
129
Al respecto, véase “La mirada sartriana: poder y otredad en L´etre et le Néunt, La Nausée y
Huis Clos”. Revista Letras de la UNMSM, N° 55, 2014
d) todos somos sujeto y objeto a la vez, en resumen la mirada del otro me
define y asegura mi existencia.
Según Levinas la versión divina del otro es Dios (el Otro absoluto).
Este no es el SER, ni procede de él. Toda explicación de la relación con el
130
Ibídem. p. 347.
131
Ibídem. p. 349.
132
Ibídem. p. 302.
Otro absoluto (Dios) no es accesible conceptualmente y su trascendencia es
anterior a toda razón y todo universo. Es lo uno, lo verdadero, lo inminente al
concepto de totalidad. Primero tenemos la noción de Dios que de nosotros
mismos. El hombre no es un ser para la muerte, sino un ser para el Otro, pues
el sí mismo es el otro en mí: “Ser a imagen de Dios no significa ser el ícono de
Dios, sino encontrarse en su huella”133. Dios se manifiesta en nosotros como
una “huella”. La siguiente cita del mismo filósofo ampliará estas ideas:
La huella del otro es antes que nada la huella de Dios, que nunca
está ahí. (…), él siempre está ausente. Considero esto como la
huella del otro. El otro es Dios (…). Él acontece. Pero no todo es
deducible. Si todo fuera deducible, el otro estaría comprendido en
el yo134.
135
Al respecto, véase. LEVINAS, Emmanuel. El tiempo y el otro. Barcelona, Editorial Paidos,
1993. p. 116.
136
Ibídem. p. 80, 81.
137
Ibídem. p. 97.
138
Ibídem. P. 91
139
Ibídem. P. 127.
140
Ibídem, p. 117.
Octavio Paz (1914 – 1998), ensayista y poeta mexicano expuso
principalmente sus ideas fundamentales sobre la otredad en El laberinto de la
soledad (1950) y en “La otra voz” (1998). En ellas ubica hasta cuatro formas
de otredad: 1) la otredad como objeto que emana de la condición de la mujer:
“La mujer siempre ha sido para el hombre “lo otro”, su contrario y
complemento”141, esta es una idea similar a la de Levinas quien destaca la
otredad esencial en lo femenino). Según Paz, la mujer siempre ha sido un
objeto, nunca ha sido dueña de sí; 2) La otredad que procede de la soledad:
141
Al respecto, véase. PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. España, Fondo de Cultura
Económica de España, 1998. p. 83.
142
Ibídem, p. 82.
143
Al respecto, véase AGUILAR, Fidencio. “La otra voz: Octavio Paz y la noción de la otredad”.
Open Insinght. Volumen VI. N° 10 Julio – Diciembre 2015. pp. 27 – 59; p. 38.
144
Ibídem, p.37.
Tzvetan Todorov (1939), escritor, crítico literario y lingüista. Nació en
Bulgaria y se nacionalizó francés. Abordó el problema de la otredad desde el
estructuralismo (influido por el dialogismo de Bajtín), desde una reflexión de
carácter antropológico cultural en La conquista de América: el problema del
otro (1982) y Nosotros y los otros (1998).
145
Al respecto, véase. TODOROV, Tzvetan. La conquista de américa, el problema del otro.
México, siglo veintiuno editores, 1998. p. 57.
146
Ibídem. p.13.
El otro tiene dos grados:
147
Ibídem. p. 257.
libertad a través de un “humanismo temperado”: “...la apertura hacia los otros,
la negativa de rechazarlos sin un examen previo es, en todo ser humano, una
cualidad”148.
151
Al respecto, véase. DUSSEL, Enrique. 1492: El encubrimiento del otro. La paz, Plural
Editores, 1994. p. 168.
Eric Landowski (1946), semiólogo y sociólogo francés. Aborda el problema
de la otredad en su libro Presencias del otro (1947). En dicho libro plantea que
el sujeto necesita a nivel terminológico la existencia de los otros para justificar
su propia existencia semiótica: “…la primacía epistemológica de la relación
sobre los términos está en la base de la problemática semiótica. (…), el sujeto
necesita de un él – de los otros – para llegar a la existencia semiótica” 152.
152
Al respecto, véase LANDOWSKI, Eric. Presencia del otro. Lima, Fondo Editorial de la
Universidad de Lima, 2007. p. 17.
153
Ibídem, p. 48.
Víctor Vich (1970), peruano, doctor en literatura latinoamericana. Aborda el
problema de la otredad desde la hermenéutica y la teoría de la poscolonialidad
en El caníbal es el otro .Violencia y cultura en el Perú contemporáneo (2002).
En él estudia la situación del hombre peruano durante la última guerra civil
ocurrida en nuestro país (1980 – 1992), afirmando que en ese periodo
existieron distintas representaciones de los individuos: “… distintos tipos de
enunciaciones construyeron diferentes imágenes para representar al país y a
un “otro” supuestamente externo y diferente” 154. Para demostrar esto realiza un
análisis de dos textos ideológicamente contrapuestos: Tiempos de guerra de
Rosa Murinache (1980) y Lituma en los andes de Mario Vargas Llosa (1993).
154
Al respecto, véase VICH, Víctor. El caníbal es el otro. Violencia y cultura en el Perú
contemporáneo. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2002. p.11.
155
Ibídem. p. 68.
156
Ibídem. p. 58.
individuos se convertían en meros instrumentos para alcanzar un objetivo: la
vida comunitaria, la “nueva república rural”.
157
Ibídem. p. 18.
158
Ibídem. p. 34
159
Ibídem, p. 68.
El problema de la otredad en la vida real y a través del tiempo – se
ha establecido – en la dimensión abstracta de la ciencia quedando ahora
expuesta a la libre especulación.
a) Perspectiva filosófica:
Concepción idealista:
Concepción materialista:
162
Ibídem. p.40.
Luego de haber consultado la bibliografía relacionada, podemos
afirmar que no existe una teoría materialista del problema de la otredad, a
excepción de algunos aportes dispersos de Sartre, Dussel, Todorov y Vich.
163
Ibídem. p. 43.
abstraídas en el proceso del conocimiento como una relación SUJETO –
OBJETO.
El hecho histórico más empleado por esta ciencia para descubrir las
raíces del otro cultural es el proceso de la conquista de América. Landry –
Wilfred Miampika dice al respecto:
Pero así como existen estudios antropológicos que nos brindan una
perspectiva cultural objetiva y diáfana de la otredad, abundan también los que
se relacionan con la hermenéutica fenomenológica y el neopositivismo
semántico que velan la realidad en vez de descubrirla. Víctor Vich precisa: “…
las últimas corrientes culturalistas han dejado de reconocer la dialéctica entre
“naturaleza” y “cultura” ya que dentro de sus argumentos la inevitable
mediación lingüística siempre termina por introducirnos – sola y
exclusivamente – en el mundo de los significados” 165.
165
Ibídem. p. 43.
globalización a través de un cambio radical, para así lograr la conformación de
un orden social más democrático e igualitario. Para ello se debe reconocer:
166
Al respecto, véase. BEBERLY, John. Subalternidad y representación. Madrid, Editorial
Iberoamericana, 2004. p. 50.
167
Ibídem. pp. 49,50.
- Las reivindicaciones de las mujeres.
- Las luchas obreras.
168
Ibídem. p. 210.
sentido, se debe valorar e incorporar también a los movimientos
espontáneos cualquiera que fuera su carácter ideológico, pues las
“clases subalternas” o los “grupos sociales subalternos” no tienen poder
si funcionan desgajados o individualizados, su fuerza reside en su
unidad, en su conjunto, en su relación: “La subalternidad es una
identidad relacional más que ontológica”169.
169
Ibídem. p. 59.
170
Ibídem. p. 51.
- Desde la autorrepresentación (desde la propia cultura
subalterna, la cultura popular o la cultura de masas): tendencia
a convertirse en un nuevo campo de estudio interdisciplinario.
175
Al respecto, véase. SAID, Edward. pp. 21,22.
orientales y los árabes en especial difunden una imagen de individuos
serviles, aduladores, crueles, irracionales, depravados, libertinos, lujuriosos,
bárbaros, salvajes y terroristas. Y los mitos más popularizados se expresan
así: “Los árabes quieren destruir Israel”, “Los árabes son propensos a la
venganza”, “Los árabes son incapaces de pensar”, “Los árabes solo son
capaces de la incitación sexual”.
176
Ibídem. p. 436.
177
Ibídem. p. 20.
El Orientalismo es un proceso histórico. Desde el final del siglo VII hasta
1571 (Batalla de Lepanto) el Islam (árabe otomano, norteafricano, español)
dominó y amenazó de modo efectivo a la cristiandad europea. A partir de
las últimas décadas del siglo XVIII hasta el fin de la Segunda Guerra
Mundial (1945) – durante casi siglo y medio – Gran Bretaña y Francia
dominaron el Oriente y sistematizaron el Orientalismo. En la época de la
conferencia de Bandug (1955) casi todo el Oriente había conseguido
independizarse políticamente de los imperios occidentales; Oriente, ahora
armado, contemplaba desafiante la pugna por la hegemonía entre EE-UU y
la URSS. Luego de la guerra de 1973 los árabes empezaron a ser vistos
como una gran amenaza: se les consideraba como un elemento perturbador
para la existencia de Israel y la tranquilidad de Occidente. Actualmente la
política israelí hacia los árabes es gobernada por el Orientalismo y los
palestinos son vistos como una raza despreciable.
C) Perspectiva psicoanalítica:
178
Ibídem. p. 46
atención de Lacan porque gracias a su intervención el sujeto tendrá una
imagen de su yo. (…), el otro interviene para constituir la realidad para una
individualidad”179.
d) Perspectiva Literaria:
179
Ibídem. p. 53
180
Ibídem. p. 54.
181
Ibídem. p. 71.
filosofía, a la alienación y al racismo en la antropología o al narcisismo en
psicología. En cambio, si son multilaterales y correctas nos conducen a una
percepción objetiva de la otredad: al desarrollo de una sociedad más plena en
justicia, belleza y libertad.
a) Dimensión natural
b) Dimensión social
183
Al respecto, véase: Constructores de otredad. Introducción. p. 20.
La forma de conciencia social y el núcleo racional donde se
encuentra las nociones y la conciencia de la identidad y la otredad es en las
ideologías. La ideología refleja, abstrae y sintetiza todas las dimensiones de la
otredad. Es un cuerpo organizado de ideas donde se sintetizan las identidades
y las diferencias humanas, donde se mezclan, además, teorías científicas,
creencias culturales y utopías, de acuerdo a los intereses de una determinada
clase social. La ideología en la conciencia con la que actúa una clase social en
la realidad. Nace de una clase social pero se presenta la mayoría de las veces
como el pensamiento de toda una nación (pues el fundamento racional de la
identidad nacional) y a veces como un pensamiento de alcance mundial, como
un ismo de los cuales existieron – y aún existen muchos en la historia:
Cristianismo, Islamismo, Nacionalismo, Liberalismo, Fascismo, Marxismo, etc.
Estos ismos reflejan y crean un otro religioso, cultural, histórico, político y
económico.
JRR fue muy hábil para aprehender, captar y reflejar la otredad del
ser humano en su obra cuentística y reflexiva. Pero a pesar de haber adoptado
el neorrealismo como corriente literaria no centró su atención en la otredad
económica social, cultural o histórica sino en la otredad existencial, esto debido
a su concepción idealista del mundo (ahí radica su escepticismo, agnosticismo
e irracionalismo) y su ideología humanista liberal (cuyo centro fundamental lo
ocupó siempre el hombre en abstracto). Mucho más que la pobreza, la
marginación, el racismo o la lucha de clases, le interesó el significado de la vida
del hombre, las tribulaciones de la existencia, el dolor, la infelicidad, la vejez, la
muerte, el fracaso, el absurdo, etc. No le importó plantear “soluciones” a los
problemas sociales o existenciales, sino únicamente reflejarlos literariamente.
A inicios de su carrera como escritor decía:
A partir de 1940, Lima (La ciudad capital del Perú) fue el centro de
una serie de nuevos fenómenos sociales que marcaron la perspectiva literaria
del mencionado escritor. Sobre esto dice:
186
Ibídem. p. 95.
187
Al respecto, véase. RIBEYRO, Julio Ramón. La caza sutil. Lima, Editorial Milla Batres, 1976,
p. 143.
188
Ibídem, p. 143.
Estos fenómenos fueron – como ya hemos señalado en páginas
anteriores – la migración del campo a la ciudad, la marginalidad de grandes
grupos humanos y el surgimiento de la clase media. En su cuento “Mayo, 1940”
dice:
a) En su obra cuentística:
Este cuentista capta como esta otredad económica social determina,
en gran medida, al ser humano y la refleja en los siguientes cuentos:
“Interior L”
191
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 11.
_Paulina. Estoy cansado, estoy muy cansado… necesito
reposar… ¿Por qué no buscas otra vez a Domingo? 192.
“El banquete”
193
Ibídem. p. 80.
y en la preparación de los manjares y las viandas. El afán arribista y
oportunista de este personaje revelan el nivel de deshumanización en el que
ha caído, pues para este el presidente es solo un instrumento de realización
de sus ambiciones. El sistema económico imperante que funciona a través
de la hipocresía social determina su personalidad lisonjera.
Si bien el azar al final quiebra el rumbo del relato (la destitución del
presidente a través de un golpe de estado) no influyen decisivamente en la
construcción de la otredad económica social revelada; el desarrollo del
cuento es superior en comparación con el final en la tarea de definir la
otredad fundamental del personaje.
“Los moribundos”
“El jefe”
“El chaco”
Por ello, este es uno de los pocos relatos donde los otros diferentes,
los subalternos, los explotados y los derrotados se rebelan contra el
sistema, el orden y su destino.
“Fénix”
196
Ibídem. p. 58.
197
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro. p. 112.
el determinismo económico le impide ocupar un lugar diferente en el sistema
social injusto y opresivo. Por ello, el hombre fuerte es otro diferente incapaz
de destruir dicha estructura; su rebelión final – el hecho de huir del circo
luego de haber matado al dueño – es solo un mero acto individual
desesperado, no reflexionado ni programado con antelación. Al contrario de
Higgins y Luchting (quienes interpretan a Fénix como la manifestación de la
fuerza del proletariado y los de abajo, respectivamente), la interpretación
más razonable y objetiva es la de Giovanna Minardi quien dice:
“Agua ramera”
b) En su obra reflexiva:
201
Al respecto, véase. Prosas a patriadas. Lima, Editorial Milla Batres, 1978. pp. 44,45.
202
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo I. p. 239.
los estudiantes son provisionales y duran lo que duran sus
estudios, mientras que los obreros son vitalicios 203.
203
Al respecto, véase. Cartas a Juan Antonio. Lima, Jaime Campodónico Editor, 1996. Tomo II.
p. 198.
204
Ibídem. p. 187.
205
Al respecto, véase. Prosas apátridas. p. 64.
iban triplicando cada vez más, hasta el punto que cada uno de
ellos encarnaban a ciertos grupos representativos de nuestra
estructura social206.
206
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo II. p. 63.
207
Ibídem. p. 85.
208
Ibídem. p. 153.
detesto la vida cerril, vegetativa, resignada e incuriosa del
pequeño burgués o del obrero calificado 209.
Esta otredad proviene de los modos de vida del ser humano basada
en la experiencia histórica social acumulada por este y expresada en su mundo
ideológico. La ideología determina estos modos de vida, existen dos campos
ideológicos: el hegemónico o dominante y el subalterno o dominado. Ambos
están envueltos por el manto de la alienación (falsa conciencia de sí mismo) y
la enajenación (negación del ser). La forma en que se manifiesta esta otredad
cultural es a través del racismo, el machismo, feminismo, convencionalismos
sociales, fetichismo, etc.
a) En su obra cuentística:
209
Ibídem. p. 98.
210
Ibídem. p. 162.
La otredad cultural está contenida y reflejada en los siguientes
cuentos:
“Vaquita echada”
211
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. p.
72. El agregado entre corchetes es nuestro.
212
Al respecto, véase. Ribeyro y sus dobles. pp. 36,37.
Luego de comunicarle la desagradable noticia, los amigos continúan
su vida como si nada grave hubiera ocurrido. Este último hecho si bien, podría
denotar una evasión hacia lo lúdico y lo banal ante una situación límite
ocasionada por la muerte, en cambio revela con mayor intensidad el imperio de
los convencionalismos en las relaciones sociales: la hipocresía del sufrimiento
fingido. La otredad cultural se impone a la otredad existencial en este cuento,
pues la alienación es evidente en los amigos al cumplir una regla de cortesía
social, un convencionalismo (ellos no sienten verdaderamente ese dolor
causado por la muerte); y también la enajenación (por un momento niegan su
personalidad frívola para asumir un comportamiento que exprese preocupación
un suceso tan lamentable).
“Los españoles”
“Cosas de machos”
“Alienación”
“Antiguibas”
“Té literario”
b) En su obra reflexiva:
216
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 71.
217
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo I. pp. 231, 232.
Y al contemplar en París a un argelino se da cuenta cómo funcionan
mecánicamente los estereotipos raciales:
218
Ibídem. Tomo II. p. 31.
219
Ibídem. T. II. p. 216.
220
Ibídem, T. I. p. 198.
“Desde la antigüedad hasta nuestros días existe un dominador común en el
hombre: La crueldad”221.
a) En su obra cuentística:
221
Al respecto, véase. Prosas apátridas. p. 50.
222
Ibídem, prosa 76.
debido a un hecho económico, social o cultural. Fue capaz de trazar como en
un boceto de pintura los momentos en que el hombre razona, siente y actúa
ante los hechos que produce tristeza, desazón y un amargo sabor de absurdo
en su vida. Por ello, la mayoría de sus cuentos, están repletos, llenos de
otredad existencial. El contexto social o cultural solo son motivos de estas
vivencias existenciales a las cuales Ribeyro siempre está presto a darles caza
como él mismo reconoce: “A veces me gustaría tener un poder sobrehumano,
penetrar en la gente como una sonda, explorar no solo su pasado sino su
porvenir”223.
“Mar afuera”
“En la comisaría”
“Junta de acreedores”
“La insignia”
225
Ibídem, p. 79.
226
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfang. Ribeyro y sus dobles. p.14.
… he sido designado presidente. Uso una toga orlada de púrpura
con la que me aparezco en los grandes ceremoniales. Los
afiliados me tratan de vuecencia. Tengo una renta de cinco mil
dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me
respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a
mí por las noches sin que yo la llame…227.
“Doblaje”
227
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 107.
228
Ibídem. p. 119.
paraguas a manos del botones al regresar a su hotel en Londres) concluyen
con un hecho trascendental:
“La molicie”
229
Ibídem. P. 125.
230
Ibídem. pp. 132, 133.
231
Ibídem. p. 131.
embrutecimiento progresivo. No podíamos proferir una sola palabra. Nos era
imposible hilvanar un pensamiento. Éramos fardos de materia viva,
desposeídos de toda humanidad”232. Dicha libertad les es devuelta no por la
mano del hombre, sino por los sucesos propios del mundo: la lluvia anima
nuevamente la tierra.
“Página de un diario”
“Los eucaliptos”
234
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. pp.
25,26.
encendíamos un cigarrillo y quedábamos mirando el aire,
pensativos235.
“Scorpio”
“Los merengues”
235
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 165.
236
Ibídem. p. 174.
Perico un niño perteneciente a una clase social marginal, le hurta a
escondidas a su madre la suma de 20 siles para comprar merengues y así
satisfacer un antiguo, pero constante deseo por comerse esos dulces.
Cuando intenta adquirirlos con dicho dinero se enfrenta a la negativa de ser
atendido por el empleado de la pastelería quien ya tiene un prejuicio sobre
él: este por ser pobre sería incapaz de gastar una suma tan elevada en
merengues; considera imposible que perico pueda adquirir dichos dulces,
atribuye su insistencia en comprar es a una broma o a un error. El
determinismo económico social es implacable: el niño es discriminado por el
dependiente debido a su pobreza, su corta edad y su marginalidad. El hecho
discriminatorio enfrenta al menor a una situación límite: la injusticia de poder
satisfacer un gusto aun teniendo los medios para hacerlo. No encuentra una
explicación para este suceso que se le presenta a él como un sinsentido, un
acto ilógico, una vivencia absurda. En ese proceso adopta distintas posturas;
primero exige, luego se rebaja a sí mismo (ruega) después lo consume la ira
y por último se hunde en la rebeldía:
237
Ibídem. pp. 179, 180.
“El tonel de aceite”
“Dirección equivocada”
239
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 237.
240
Ibídem. p. 244.
Aquí la situación límite no amenaza la liberad de Fausto López, sino
el libre albedrío de la mujer, ya que vive un mundo sumido en la
incertidumbre debido a las deudas y mediocridad de su esposo. el cobrador
capta ese sufrimiento en los ojos de esta.
241
Ibídem. p. 268.
amada cuyo cadáver abandona en medio del mar sin enterrarla donde
pensaba hacerlo.
“Ridder y el pisapapeles”
242
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 107.
243
Ibídem. pp. 114, 115.
En este sentido, el narrador se enfrenta a una situación límite: se
debate entre aceptar el azar o el absurdo. El cuento termina con este final
abierto, oscilante, pues cualquiera de ellas es posible como explicación para
el hecho sucedido. Sin embargo, una interpretación más lógica puede
conducirnos a descubrir una lucha entre el azar (la coincidencia) y la lógica;
pues Ridder es un tipo muy reflexivo y su respuesta final puede ser solo una
conclusión inferencial.
“Los cautivos”:
244
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro, 2002. p. 123.
245
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 122.
pasmosidad que no es resuelta debido al final abierto del relato; es por ello
que la otredad existencial de Hans Hartmann descubierta por el peruano
crea en este una situación límite.
“Papeles pintados”
246
Ibídem. p. 157.
abandonaban al poco tiempo de conocerla. Él se da cuenta de la razón de
ese proceder de los pretendientes: Carmen está más interesada en los
afiches que en las personas que la pretendían. Pronto descubre la razón de
ese proceder; esto obedecía al intento de vivir en la fantasía lo que no se
puede vivir en la realidad. En este sentido, los afiches son las
representaciones de las estaciones turísticas donde ella jamás podrá estar:
“… Durante años ella había viajado por todo el mundo sin salir de su barrio
ni de su miserable cuarto de hotel, viajando así como los niños sobre sus
libros de geografía, a la luz de una lámpara” 247. Ese hecho lo coloca frente a
una situación límite cuando descubre la otredad existencial de la joven. Por
ello, entiende que Carmen ha hallado una salida en la fantasía para la
frustración de sus deseos y las limitaciones de su libertad, impuesta por sus
carencias económicas; es decir, evade la realidad. Entonces decide
participar de ese mundo quimérico y continúa arrancando afiches para
dárselos a ella.
247
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 158.
248
Ibídem. p. 172.
En este sentido, el narrador inventa la otredad existencial de
Carmelo Rosa e imagina las posibles situaciones existenciales que este
podría afrontar.
249
Ibídem. p. 190.
“Espumante en el sótano”
“Los predicadores”
“Los jacarandás”
252
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro. p. 200.
253
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo III. p. 16.
“El polvo del saber”
254
Ibídem. p. 23.
obstante, esto se ve amenazado por la presencia inesperada de doña
Francisca. A raíz de esto surgen las agresiones verbales, los insultos y la
rivalidad encarnizada se convierte en una rutina insoportable y necesaria a
la vez. Esto se acrecienta a tal punto que no hay día que uno no invente una
artimaña para enojar y dañar al otro; en ese trance la señora cae enferma y
se va agravando más y más, hasta que muere.
“Demetrio”
255
ibídem. pp. 113, 114.
el tiempo es una creación personal, subjetiva. Obviamente, esta suposición y
especulación metafísica ha sido destruida por la ciencia, la cual afirma que
es una forma de manifestación de la existencia de la materia, un fenómeno
objetivo que ocurre al margen e independientemente de las personas.
“Silvio en El Rosedal”
256
Ibídem. p. 119.
257
Ibídem. p. 123.
258
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. p.
165.
Sin embargo, estas especulaciones solo lo conducen hacia entes
trascendentes como el todo, el ser, el infinito y el absurdo (descubre que la
palabra RES significa en catalán “nada”). Anonadado por este complejo
resultado decide conformarse con su vida rutinaria y mediocre. El mismo
crítico inglés dice: “Así Silvio se reconcilia con la vida abandonando la vana
búsqueda de un significado y aceptando su aparente falta de propósito. (…)
se da cuenta que la vida no necesita tener sentido para ser soportable” 259.
“El carrusel”
“Mayo, 1940”
Solo con el correr de los años nos daríamos cuenta que ese
terremoto que no destruyó nuestra casa había removido el fondo
de los seres y de las cosas, que ya no volverían a ser lo mismo.
Fue como una señal que marcó una fractura en el tiempo: nuestra
infancia había terminado…261.
261
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo IV. p. 20.
En base a ello, podemos decir que Ribeyro construye con maestría
la otredad existencial del personaje central partiendo de un hecho
devastador de la naturaleza como lo es un terremoto.
“Cacos y canes”
262
Ibídem. p. 118.
situación límite que le provoca una crisis existencial ante la cual no halla una
salida racional, sino una solución de continuidad; pues el vicio del cigarrillo
es más fuerte que cualquier otra cosa, incluso más que la vida misma:
decide continuar fumando sin medir las consecuencias que esto le produciría
a su salud ya diezmada.
… Don Carlo, el dueño del local estaba allí con sus amigos,
jugando a los naipes, conversando, riendo. Al verlo servir,
agasajar, con tanto calor, desinterés y elegancia le pareció
comprender algo: que era posible llevar una vida creativa sin
escribir jamás una línea263.
Ninguno de los dos tipos de vida (de la que huía y la que buscaba)
eran las adecuadas para él, pues en realidad la literatura más que una
vocación o pasión amenazaba su libertad. No era necesariamente en la
263
Ibídem. p. 163.
literatura o en el acto de escribir donde residía la felicidad, sino en la vida
cotidiana y sencilla.
“La solución”
“Escena de caza”
264
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón La tentación del fracaso. Tomo I. p. 236.
265
Ibídem. p. 200.
266
Ibídem. pp. 45, 46.
La segunda causa es la tendencia del hombre hacia el
sedentarismo:
267
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. Cartas a Juan Antonio. Tomo I. pp. 37, 38.
268
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. La tentación del fracaso. Tomo II. p. 100.
mundo no sea absurdo – en el sentido de Camus, un absurdo que significa un
orden, es decir, una predestinación, con signo negativo – sino simplemente
incongruente”269.
a) En su obra cuentística:
269
Ibídem, T. II. p. 88.
270
Ibídem, T. II. p. 198.
b) En su obra reflexiva:
271
Al respecto, véase. Prosas a patriadas. p. 15.
272
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. II, p. 94.
país su imagen universal solamente mediante una inesperada transformación,
que no pueda ser otra que la producida por una revolución social” 273. En pos de
esa transformación señala algunos rasgos importantes que nos identifican con
otros países latinoamericanos:
273
Ibídem. p. 70.
274
Al respecto, véase. Cartas a Juan Antonio. T. I. p. 22.
275
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I. pp. 50, 51.
276
Ibídem. p. 196.
En este estudio hemos hallado a los siguientes otros creados a partir
de sí mismo:
277
Ibídem. T. III, p. 103.
distintas otredades de los seres humanos también intento extraer las suyas
para reflejarse – consciente o inconscientemente – en sus cuentos.
278
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. La caza sutil. p. 16.
279
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I, p. 203.
280
Al respecto, véase. Dichos de Luder. Lima, Jaime Campodónico Editor, 1992, p. 29.
¡Cómo puedes aguantarlo! - critican a Luder porque visita a menudo en su
buhardilla a un pintor viejo y paupérrimo.
Es que me encanta su manera tan natural de invitarme a compartir su
fracaso281.
281
Ibídem, p. 38.
282
Ibídem, p. 43.
283
Al respecto, véase. La caza sutil, p. 15.
284
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I, p. 199.
285
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 16.
Bibliografía
1. Bibliografía primaria
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La palabra del mudo. Cuentos 52/ 72. 1.ª edición. Tomo II. Lima. Editorial Milla
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La palabra del mudo. Cuentos 52/ 77. 1.ª edición. Tomo III. Lima. Editorial Milla
Batres, 1977.
La palabra del mudo. Cuentos 52/ 92. 1.ª edición. Tomo IV. Lima. Editorial Milla
Batres, 1992.
Prosas apátridas aumentadas. 1.ª edición. Lima. Editorial Milla Batres, 1978.
Cartas a Juan Antonio. 53/ 58. 1.ª edición. Tomo I. Lima: Jaime Campodónico,
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Cartas a Juan Antonio. 58/ 70. 1.ª edición. Tomo II. Lima: Jaime Campodónico,
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