TESIS Heroísmo y Rebeldía en Tres Historias Sublevantes, Atusparia y Santiago El Pajarero de Ribeyro

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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

(Universidad del Perú, DECANA de América)

ESCUELA DE POSGRADO

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

Unidad de Posgrado

Título de la tesis

«La otredad en la obra cuentística y reflexiva de Julio Ramón


Ribeyro»

TESIS

Para obtener el Grado Académico de

MAGÍSTER en Lengua y Literatura

Presentado por:

Espinoza Aguilar, Ronald Antenor

LIMA-Perú

2016
ÍNDICE

CAPÍTULO 1

LA CRÍTICA Y LOS ESTUDIOS RIBEYRIANOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

1.1. La crítica ribeyriana en la década del 60………………………………………..

1.2 La crítica ribeyriana en la década del 70……………………………………….

1.3. La crítica ribeyriana en la década del 80……………………………………..

1.4. La crítica ribeyriana en la década del 90……………………………………...

1.5. La crítica ribeyriana en la primera década del siglo XXI…………………….

1.6. La crítica ribeyriana en la segunda década del siglo XXI………………….

CAPÍTULO 2

EL PENSAMIENTO IDEOLÓGICO DE RIBEYRO

2.1. Problemas fundamentales de la sociedad peruana…………………………

 La independencia inconclusa

 La semifeudalidad

 La migración del campo a la ciudad

 La guerra civil de 1980 a 1992

 La modernización y democratización de la sociedad peruana

2.2. La generación del 50…………………………………………………………….

2.3. Ribeyro en la generación del 50……………………………………………….


CAPÍTULO 3

EL PROBLEMA DE LA OTREDAD

3.1. Concepción filosófica: Sartre, Buber, Bajtín.

3.2. Concepción antropológica:

3.3. Concepción social: Marx,

3.4. Concepción literaria: Octavio Paz.

CAPÍTULO 4

LA OTREDAD EN LA OBRA CUENTÍSTICA Y REFLEXIVA DE JULIO RAMÓN

RIBEYRO

4.1. La otredad en la obra de Sebastián Salazar Bondy.

4.2. La otredad en la obra de Julio Ramón Ribeyro.

4.3. La otredad en la obra de Enrique Congrains Martín.


Capítulo I

Una aproximación diacrónica a la crítica y los estudios


ribeyrianos

1. Estado de la cuestión

Sobre la vida y obra de Julio Ramón Ribeyro se ha escrito bastante.


Existe una gran cantidad de artículos y ensayos que abordan desde distintos
ángulos y aspectos la producción artística e intelectual de este escritor. En
este capítulo nos interesa, básicamente, analizar y exponer aquellos estudios
en los que se aborda la concepción del mundo y la ideología en su obra
cuentística y reflexiva; es decir, su visión del hombre, su perspectiva de la
humanidad y sus ideas acerca del otro y la otredad.

Para cumplir con este cometido y facilitar nuestro estudio hemos


agrupado cronológicamente – por décadas – lo referido por la crítica acerca de
este tema. Recordemos que JRR fue desarrollando su obra cuentística desde
la década del 50 del siglo pasado, la cual reunió bajo el título de La palabra del
mudo y publicó en sucesivas ediciones aumentadas. Asimismo, su obra
reflexiva (crítica literaria, fragmentos filosóficos, aforismos, cartas y diario
personal) también fueron desarrollándose paralelamente a su narrativa corta:
Prosas apátridas (1975, 1978, 1986 y 2006), La caza sutil (1976), Dichos de
Luder (1989), La tentación del fracaso (1992, 1993 y 1995) y Cartas a Juan
Antonio (1996, 1998). En ese sentido, intentamos exponer aquí un panorama
ordenado de la crítica literaria ribeyriana que refleje la dinámica del desarrollo
de su obra cuentística y reflexiva a través del tiempo.
1.1 La crítica ribeyriana en la década del 60

Manuel Baquerizo en “La configuración de la realidad en las


narraciones de Julio Ramón Ribeyro” 1 (1962) logra captar tempranamente la
tendencia pesimista de la narrativa corta del autor de “Los gallinazos sin
plumas”, así como el carácter existencial de sus personajes casi ajenos a la
actividad económica productiva. Al respecto, Baquerizo dice:

Los tipos que Ribeyro nos presentan son, (…), hombres que viven
al margen de la producción social. Sus actividades económicas
las desarrollan en forma individual y solitaria; viven agobiados por
el trabajo embrutecedor de sus oficios, por la miseria y el
desamparo (…). Son generalmente tipos contemplativos,
pacientes, fatalistas2.

Del mismo modo, sostiene que la narrativa que este escritor


proyecta es dramática y doliente, pues muestra las penurias y frustraciones de
los desposeídos, marginados (otros).

1.2 La crítica ribeyriana en la década del 70

Wolfgang Luchting en Julio Ramón Ribeyro y sus dobles (1971)


destaca el escepticismo, el relativismo y el humanismo en la obra narrativa de
Ribeyro. Sobre esto último aclara: “La obra de Ribeyro exhala un agradable
humanismo, (…). Es el humanismo de una sociedad en decadencia” 3. Según

1
Este artículo inicialmente fue publicado en 1962; luego, editado y modificado para la
publicación en la compilación realizada por Néstor Tenorio Requejo: Julio Ramón Ribeyro: El
rumor de la vida, 1996.
Compilación hecha por Tenorio Requejo en: Julio Ramón Ribeyro. El rumor de la vida. Arteidea
editores, 1996.
2
Ibídem. p. 93.
3
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfgang. Julio Ramón Ribeyro y sus dobles. Lima, Instituto
Nacional de Cultura, 1971. p. 148.
este crítico JRR fue un escritor “comprometido” con la realidad pero no un
fanático. Tuvo una profunda fijación por los seres marginales cuya vida se
sumerge en el fracaso. Ese compromiso y esa fijación se reflejaron en los
personajes de sus cuentos a los cuales denominó outsiders (marginales) y los
clasificó de la siguiente manera:

 Marginales socio-económicos (en “Los gallinazos sin plumas”).


 Marginales inorgánicos (en “Mientras arde la vela”).
 Marginales potenciales (en “El primer paso”).
 Marginales lúmpenes (“En la comisaria”).
 Marginales en abstracto (en “La insignia”).
 Marginales psicológicos (en “De color modesto”).
 Marginales voluntarios (en “El chaco”).
 Marginales existenciales (en “Los moribundos”).
 Marginales culturales (en “El uso de la palabra”)

Acerca de su clasificación dice este crítico alemán:

Es preciso enumerar (…) algunos de los tipos de outsiders que


hay en general el que comúnmente viene a la mente primero es el
outsider político; siguen el religioso, el artístico, el outsider social
(…) luego existen el outsider sexual, el temporal…4.

Todos estos personajes marginales luchan de una u otra manera


contra el fracaso, pero al final son derrotados. En una parte del libro, Luchting
se pregunta: ¿cuánto más puede dar el tema de la marginalidad y los
marginados? La respuesta a esta pregunta es que este fue el tema predilecto
que gobernó todo su universo ficcional, es como un círculo vicioso del cual
nunca pudo salir; debido a ello, la marginalidad y los marginados son el eje
central de su constructo literario.

4
Ibídem. pp. 123, 124.
Del mismo modo, en “Once preguntas a Julio Ramón” (entrevista
realizada por Luchting) se puede leer en uno de sus fragmentos una apología
y una justificación directa del fracaso de parte del escritor en mención:

Casi todos mis cuentos, (…) son el relato de una decepción, de un


combate perdido, muchas veces antes, de haber sido establecido.
¿Por qué? Quizás porque considero que, en bloque, la
humanidad se equivocó de vía, como un tren que, por un error del
guardagujas, toma un rumbo que no le convenía. Y este fracaso
general se refleja en las frustraciones industriales que es la lotería
de la mayoría de los humanos. Que una íntima parte de la
humanidad triunfe, no cambia nada el asunto 5.

José Miguel Oviedo en su artículo “Ribeyro o el escepticismo como


una de las bellas artes” (1975) afirma que este escritor hizo del escepticismo
una literatura. De esta tendencia filosófica se desprende la posición ideológica
asumida por JRR, tanto en la vida real, como en su producción literaria. Para
corroborarlo, Oviedo cita las palabras del propio escritor:

Yo soy un hombre sin ideología, no tengo ninguna certeza de tipo


político o social. Para mí todo es motivo de duda. Eso de sentirse
constreñido a realizar determinado tipo de obra literaria porque
hay una especie de precepto que te fuerza a tratar ciertos
problemas que no van conmigo6.

De esto se colige que su acercamiento a la realidad fue superficial y


no logró escribir, relativamente, casi nada sobre los grandes problemas de
nuestra sociedad, como lo son la semifeudalidad y el desarrollo de la guerra
interna en el Perú, dos problemas cruciales para la sociedad peruana.

5
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfgang. “Once preguntas a Julio Ramón”. En Martín:
Revista de Artes y Letras de la Universidad de San Martín de Porres. Año II, nº 4 (junio 2002).
p. 108.
6
Inicialmente este artículo fue publicado el año 1975 en… Al respecto, véase OVIEDO, Miguel.
“Ribeyro o el escepticismo como una de las bellas artes” En: El rumor de la vida. Ed. Néstor
Tenorio Requejo. Lima: Arteideas editores, 1996. p. 65. El subrayado es nuestro.
En este sentido, básicamente, Ribeyro abordó el plano existencial
del otro y no pudo comprender y enfocar principalmente el lado social de este;
es decir, al ser concreto e histórico que sufre y lucha contra las adversidades
de una sociedad injusta.

El mismo Oviedo en “La lección de Ribeyro” (1988) realiza un breve


balance crítico de su obra cuentística, al respecto sostiene:

Al comienzo de su producción cuentística (“Los gallinazos sin


plumas”, 1955), pero también en su producción posterior (“Al pie
del acantilado”, 1964), el peso del comentario social fue
dominante; Ribeyro quería dar testimonio de situaciones
históricas concretas y de actitudes colectivas de su país: aparición
de las “barriadas” limeñas, masiva migración interna,
discriminación racial y sexual, violencia callejera, crecimiento
urbano, etc.7

Si bien es cierto en producciones como las que refiere Oviedo,


Ribeyro se interesó por la problemática social del Perú, la pregunta es ¿son
problemas del colectivo de la sociedad? O son solo de una clase social
determinada. Como se sabe los problemas que abordó son casi
exclusivamente referidos al de la pequeña burguesía, básicamente limeña; por
lo tanto, no son los del colectivo o nacionales y tampoco son históricos, pues
solamente trató uno: el fenómeno migratorio.

1.3 La crítica ribeyriana en la década del 80

Efraín Kristal en “El narrador en la obra de Julio Ramón Ribeyro”


(1984) analiza la concepción filosófica del mundo adoptada por este desde la
perspectiva de su narrador:

7
Al respecto, véase. OVIEDO, Miguel. “La lección de Ribeyro” En: Asedios a Julio Ramón
Ribeyro. Ed. César Ferreira e Ismael Márquez. Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 1996. p. 83.
…No obstante, su separación con el mundo narrado, el narrador
de Ribeyro no duda de la realidad de lo observado. Aunque niega
la posibilidad del conocimiento racional del mundo, acepta la
realidad visible de las cosas. Desconfía de la verdad de una cosa
pero no la niega. Para él, el mundo observado sigue sus propias
leyes inaccesibles, acaso porque sean las leyes del azar.
Observa su mundo sabiendo que no lo puede determinar,
haciendo observaciones subjetivas basadas en lo único para él
tangible, la realidad del mundo exterior. Escéptico, no puede
comunicarse, ya que la verdadera comunicación implicaría la
posibilidad de conocimiento racional mediante el dialogo; tampoco
determina el futuro ni el pasado de sus personajes, aquello haría
de su voluntad creadora una especie de conocimiento de su
mundo, en fin, rehúsa comprender su mundo8.

Kristal alude tácitamente al agnosticismo como base de la


concepción del mundo de Ribeyro. Dicha tendencia idealista del conocimiento
niega que el ser humano pueda conocer la esencia de las cosas, que tenga
acceso a la verdad. Esta línea de pensamiento condujo a este escritor hacia el
escepticismo: la suspensión del juicio y el establecimiento de la vida en su
visión de la realidad y la literatura. Pero aun así, dice Kristal: “El narrador
ribeyriano es una conciencia reflexiva puesto que reflexiona acerca del mundo
que observa”9. Pero esta reflexión es superficial o exterior, pues como el mismo
crítico lo sostiene, el narrador ribeyriano rehúsa a comprender su mundo.

Como bien lo manifiesta Kristal, Ribeyro identifica los problemas que


trae consigo la masiva migración andina a la capital, pero también muestra su
incapacidad para comprender esta nueva realidad y los cambios producidos
por este fenómeno social, de ahí que su visión se decante en su escepticismo
ya mencionado.

Miguel Gutiérrez en su ensayo La Generación del 50: un mundo


dividido (1988) realiza un análisis marxista de la narrativa de varios escritores
8
Del mismo modo, este artículo inicialmente fue publicado el año 1984 en la “Revista de Crítica
Literaria Latinoamericana”. Al respecto, véase. KRISTAL, Efraín. “El narrador en la obra de
Julio Ramón Ribeyro”. Asedios a Julio Ramón Ribeyro. Ed. César Ferreira e Ismael Márquez.
Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 1996. p. 130. El subrayado es nuestro.
9
Ibídem. p. 129.
de esa generación entre los que destaca JRR. Su amplia y panorámica visión
le permite juzgar desde distintos ángulos y aspectos la obra de Ribeyro: su
concepción filosófica, su posición política e ideológica, su producción literaria y
el carácter de sus personajes. En tal sentido, Gutiérrez señala que este
cuentista perteneció por su extracción, a la clase media alta venida a menos a
la cual negó pertenecer, pues se consideraba a sí mismo como un desclasado
o un marginal, manifestándose en ese aspecto, su falsa conciencia de hombre
marginal. Sin embargo, pese a esa “falsa conciencia” de hombre marginal,
desclasado, ajeno a la lucha de clases: “… la visión del mundo de Ribeyro no
está exenta de preocupación por la cuestión social y por el problema del Perú
como formación histórico – social”10. Este ensayista sostiene lo citado líneas
arriba, después de corroborar el carácter de su obra cuentística:

…en los primeros años del 50 (…) la preocupación inicial de


Ribeyro fue reflejar el mundo de los grupos humanos más
pauperizados; luego entre 1954 y 1958 aparecerá la línea satírica
(…) adquirirá la forma de protesta y denuncia, (…), entre los años
1958 y 1964 (…); después de 1964, se contrae la preocupación
de Ribeyro por lo social y se ira acentuando su interés por revelar
aspectos de las viejas clases aristocráticas (…) ahora más en un
tono desencantado y pesimista11.

Del mismo modo, este crítico cree hallar las raíces del “pesimismo”
de Ribeyro en su concepción filosófica del mundo: el escepticismo, el
agnosticismo y el estoicismo asumidos por el escritor. Pues si bien, este
cuentista, refleja en sus escritos la vida de la gente marginal, los derrotados,
los olvidados, los desposeídos, los humillados y –en general – los fracasados
dentro del sistema, no plantea una salida o una solución optimista. Su visión
escéptica de la realidad y su concepción agnóstica del mundo constriñen su
literatura a una valoración abstracta del ser humano, limitando su producción a
una interpretación de la “otredad” únicamente en el plano existencial casi muy
lejos de la ubicación del “otro” en el plano concreto: en el ser social. Esta visión
escéptica de la realidad fue, en esencia, una visión superficial y soterrada del
10
Al respecto, véase. GUTIÉRREZ, Miguel. La generación del 50: un mundo dividido. Lima
Editorial, Labrusa, 1988. p. 130.
11
Ibídem. pp. 124, 125.
mundo: el ser existencial (el otro en abstracto) es superpuesto y resaltado
frente al ser social (el otro concreto, como oprimido u opresor en una sociedad
de clases).Por esto Gutiérrez piensa que la obra de JRR es contradictoria. La
siguiente cita reforzará lo planteado:

… en su conjunto la obra de Ribeyro posee un doble aspecto;


(…), ha revelado de manera radical un hecho históricamente
cierto dentro del contexto en que se desarrolla sus ficciones: el
fracaso general de la sociedad peruana, como país y como nación
aún desintegrada; pero por otro lado, su obra nos propone una
visión mutilada de la realidad en su dimensión temporal: sus
personajes y grupos humanos se hallan agobiados por el pasado
y en un presente que carece de perspectivas (…) 12.

Asimismo, en su libro Ribeyro en dos ensayos (1999) Gutiérrez


vuelve a tratar sus ideas sobre la obra de Ribeyro expuestas en su ensayo
anterior. Al respecto sostiene lo siguiente:

 Adoptó una concepción agnóstica y escéptica del mundo, con


elementos de estoicismo, hedonismo y cinismo, además de una visión
relativista de la historia fundada en el azar.
 Asumió el realismo crítico como corriente literaria.
 Desarrolló el tema del fracaso como núcleo fundamental de su obra.
 Describió en su narrativa a personajes provenientes de la pequeña
burguesía y la clase media.
 Ubicó casi siempre a sus personajes en un contexto de marginalidad y
en un ambiente de pesimismo.

En lo referente a la narrativa de Ribeyro sostiene que este fue un


cuentista tradicional, pero sobre todo clásico, ahí radica su virtuosidad, pues
cuando intentó alejarse de este molde no le fue tan bien; no obstante, siempre
se encuentra la calidad, la huella inconfundible de Ribeyro. Del mismo modo,

12
Ibídem. p. 136.
refiere que a partir de esta concepción clásica del cuento este fue un gran
explorador de formas y sin ambages sostiene:

Poder de fabulación, intuición para descubrir el momento


significativo que revele un carácter o un destino humano,
refinamiento cultural, inteligencia distanciadora; son las
principales facultades con que Ribeyro ha edificado su universo
ficticio, porque sin duda existe un orbe, un mundo, una realidad
ribeyriana13.

Antonio Cornejo Polar en La generación del 50 en la literatura


peruana del siglo XX (1989) resalta una vez más el carácter pesimista de los
personajes de Ribeyro que se mueven en torno a un gran torbellino: el fracaso.
En este sentido, este crítico sanmarquino es aún mucho más radical, pues
sostiene que este cuentista “solo narra una historia: la historia de un fracaso”.
Referido a este punto, cabe destacar que la crítica posterior ha manifestado
que los personajes ribeyrianos, si bien es cierto, casi todos fracasan; pero no
todos lo hacen de la misma forma. Efectivamente, lo más acertado sería
mencionar que el fracaso es una constante en la obra ribeyriana, no obstante,
este no se da de manera igual en todos sus personajes. En relación a la
apreciación de Cornejo Polar, la siguiente cita reforzará lo dicho:

Como la crítica ha dicho muchas veces Ribeyro solo cuenta una


historia, la historia de cómo las ilusiones no se cumplen. No hay
cuento de Ribeyro, con excepción tal vez de uno en Tres historias
sublevantes, que no tenga esa estructura .Una ilusión de
antemano muy venida a menos, que sin embargo termina en el
fracaso. Ribeyro es un gran contador de fracasos y, en este
sentido, también obedece a ese clima (…) de pesimismo, de
escepticismo…14.
1.4 La crítica ribeyriana en la década del 90

13
Al respecto, véase GUTIÉRREZ, Miguel. Ribeyro en dos ensayos. 1ª edición. Lima, Editorial
San Marcos, 1999, p.32.
14
Al respecto, véase. La generación del 50 en la literatura peruana del siglo XX (T.I, Vol. 1).
Libro de varios autores editado por la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y
Valle” La cantuta. Lima, 1989, p. 152. El subrayado es nuestro.
James Higgins en su ensayo Cambio social y constantes humanas.
La narrativa corta de Ribeyro (1991) en primera instancia menciona algunos
factores del contexto nacional que influyeron en la obra narrativa de JRR:

 La industrialización de la costa
 La migración del campo a la ciudad.
 El desarrollo de una clase comercial más dinámica que suplanta a la
élite tradicional.
 El crecimiento de la pobreza (deshumanización y marginación).

Asimismo, afirma que este no solo fue un observador sino un


constante auscultador de la sociedad peruana: “El hecho de que Ribeyro haya
adoptado la postura de observador no significa que se haya mantenido ajeno a
la realidad social de su país ni que escriba con el espíritu de quien se siente
por encima de ella”15. Esto lo condujo a adoptar una actitud crítica contra el
capitalismo que desarrolló la modernización del país y a elaborar un panorama
de la condición humana en general: “En conjunto, su obra nos ofrece una visión
muy personal de la condición humana, una visión que si bien es esencialmente
pesimista, está caracterizada no tanto por la angustia como por un desencanto
irónico”16.Este desencanto irónico casi siempre está acompañado de un humor
sardónico donde la vida es retratada como una farsa.

Otra reflexión que presenta son los “modelos del desencanto”. Este
se manifiesta en su predilección por ciertos modelos narrativos se destacan
dos en particular. El primero es la “historia de iniciación”, en la cual el
protagonista pierde la inocencia al pasar por experiencias desagradables,
chocantes que le abren los ojos a la amarga realidad de la vida.

El segundo modelo es la del “escepticismo” respecto a la capacidad


de los hombres para cambiar sus circunstancias existenciales. Esta estructura

15
Al respecto, véase. HIGGINS, James. Cambio social y constantes humanas: La narrativa
corta de Ribeyro. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. p.
12.
16
Ibídem. p. 85. El subrayado es nuestro.
es circular, ya que muestra cómo, inicialmente, los personajes se encuentran
en condiciones adversas de las cuales buscan escapar; pero que al final
quedan atrapados en la frustración.

Del mismo modo, otra propuesta relacionada con la anterior es la


“tragicomedia humana”, la cual consiste en mostrar las tragedias o
frustraciones de los personajes ribeyrianos bajo el velo de una fina ironía, la
cual suele ir acompañada de una conciencia compasiva de la debilidad
humana, por lo que la vida es retratada como una comedia, una farsa cuyos
actores despiertan lástima y que detrás del papel ridículo que desempeñan se
vislumbra a seres vulnerables que no pueden luchar contra la vida. De esto se
puede concluir que para Ribeyro la vida del hombre es una tragicomedia que
despierta una reacción de ironía y compasión.

Finalmente, incide en vislumbrar la cotidianidad de la vida (la vida


doméstica) en ciertos cuentos, donde los personajes intentan asumir una
existencia independiente y aferrarse a la seguridad de las convenciones
sociales, pero descubren que la realidad está condicionada por los supuestos y
prejuicios de la sociedad donde viven. Por ello, la mayoría sus personajes son
seres inadaptados que ambicionan integrarse al orden social y que al final de
su intento fracasan.

En suma, el estudio de Higgins versa sobre los cambios sociales e


industriales que trajeron consigo la pobreza, la marginación, la exclusión de los
desposeídos (otros), crisis de identidad, condicionamientos que la sociedad
burguesa impone a sus habitantes, conflictos existenciales, etc.

Néstor Tenorio Requejo en Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida


(1996) realiza una importante compilación de notas autobiográficas y artículos
de varios autores sobre la vida y obra del autor estudiado. En ella reúne textos
de distintos años, de los cuales se presentan los más importantes relacionados
con la directriz de la tesis.

Augusto Higa en su artículo “El contexto urbano de Ribeyro” (1993)


describe lúcidamente la posición ideológica y filosófica de Ribeyro:
Nuestro autor no entiende los cambios operados en la estructura
productiva del país después de la guerra mundial y que traen la
industrialización subdesarrollada de la urbe, (…), el cataclismo de
los nuevos ricos, las migraciones provincianas y el conglomerado
de las advenedizas urbanizaciones. Ribeyro permanece en la otra
orilla de la realidad, y observa a lo lejos a la muchedumbre, con
los ojos torvos y la desconfianza del incrédulo.No es lo mismo ser
de clase media en la sociedad aristocrática, que ser pequeña
burguesía en la Lima hipertrofiada de los años sesenta.Han
quedado sepultados las antiguas prerrogativas, las costumbres
señoriales, las viejas tradiciones coloniales, los apellidos de
renombre. De allí (…) el malhumor de nuestro escritor, su
pesimismo y la languidez, su desarraigo y su escepticismo, y la
incapacidad de situarse en ninguna parte 17.

Esta cita nos conduce a sostener una reflexión que la crítica lo ha


mencionado de manera superficial o tácita dentro de los estudios ribeyrianos:
esta es la capacidad analítica que tuvo nuestro escritor para captar o
aprehender con mucha reflexión el sentir profundo del ser humano; es decir,
más que no reflejar los problemas sociales e históricos del Perú, Ribeyro, como
lo dice Higa, “desde la otra orilla” se inclinó por indagar el conflicto existencial
de sus personajes (estos, en la mayoría de los casos, reflexionan sobre el
sentido o sinsentido de la vida, la muerte, el amor, etc.), de ahí que presenten
rasgos particulares de sociedades conflictivas e ignominiosas como la nuestra;
eh ahí la trascendencia de Ribeyro para ser considerado un clásico.

Alonso Cueto en “Palabras en el tiempo” (1994) resalta la capacidad


de JRR para descubrir el comportamiento y la idiosincrasia de la clase media
peruana. Como se sabe, esta clase fue la arcilla y el mármol con las que el
autor de La palabra del mudo construyó su obra literaria y artística, al respecto
Cueto sostiene: “La clase media con todo sus características – el desencanto,
la lucha por la supervivencia cotidiana, la frustración, los sueños no realizados
– fue la materia de la que hizo su gran obra” 18.

17
Al respecto, véase. HIGA, Augusto. “El contexto urbano de Ribeyro”. En: Julio Ramón
Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 236. El subrayado es nuestro.
18
Al respecto, véase. CUETO, Alonso. “Palabras en el tiempo”. En: Julio Ramón Ribeyro: El
rumor de la vida, 1996. p. 50.
Alfredo Bryce Echenique en su artículo “Una pasión gratuita de
Ribeyro” (1994) aborda también a los personajes ribeyrianos de los cuales
resalta su carácter de seres excluidos, marginados, discriminados y sin un
futuro esperanzador:

Ribeyro afirma que en el fondo de sus relatos están “La vejez, el


deterioro, la frustración y el parecimiento” y es cierto que el autor
quiere darles una voz, al menos una vez en la vida, a aquellos
personajes tan suyos que han quedado expulsados del festín de
la vida como una condena que patéticamente parece contener un
alto grado de predestinación o, cuando menos, una muda
aceptación de una realidad tan dolorosa y absurda como previa y
fatalmente establecida19.

Julio Ramón Ribeyro en “Ribeyro por Ribeyro” (1994) confiesa cuál


es su concepción filosófica del mundo:

Siempre he pensado que es muy difícil determinar dónde está la


verdad, incluso en las investigaciones más profundas (…) nunca
se puede conocer la verdad, (…). Yo siempre he creído ser un
escéptico pero con el tiempo he descubierto que soy también un
poco cínico y bastante hedonista (…) soy aquel que no toma en
serio las cosas, a quien las grandes ideas importan un pito. La
vida la concibo como algo completamente irracional, imprevisible,
donde no hay lógica, ni dirección u objetivo determinados… 20.

El escepticismo relativiza la verdad y en esa línea conduce al


Agnosticismo, una tendencia filosófica que niega absolutamente la capacidad
del hombre para conocer la esencia de las cosas. Como vemos la concepción
del mundo de JRR se rige por el indeterminismo y el azar, principios básicos
del irracionalismo histórico. En pleno siglo XX, cuando contendían dos grandes
modelos de sociedad – capitalismo y socialismo – este no tomó partido por
ninguno de ellos como él mismo lo confiesa. Por eso se limitó a reflejar al
“otro” espiritual. Concibió la otredad únicamente en el plano abstracto, en el
plano puramente existencial.
19
Al respecto, véase. BRYCE, Alfredo. “Una pasión gratuita de Ribeyro”. En: Julio Ramón
Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 108.
20
Al respecto, véase. “Ribeyro por Ribeyro”. En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida,
1996. p. 65. El subrayado es nuestro.
En “Ancestros” (1994), JRR dice otra vez sobre sí mismo: “Siempre
he mirado al mundo de manera implacable y lo he visto tal como es, mezquino,
deleznable, ridículo y cruel”21. De estas aseveraciones de nuestro escritor es
que se evidencian en su obra el escepticismo, nihilismo y agnosticismo que la
crítica refiere constantemente.

Roland Forgues en el Prólogo de la obra citada anteriormente


menciona que el deterioro forma parte del universo ficcional de Ribeyro, pues
como un imán que atrae objetos: los desvalidos, los tullidos, los marginados le
atraen; por ello, el autor de Prosas apátridas creía que el deterioro, además de
social, es algo inherente a la condición humana. De esta manera se evidencia
la visión pesimista del mundo ribeyriano. La siguiente cita del crítico ya
mencionado reforzará lo dicho:

Los protagonistas de Ribeyro, en su gran mayoría pequeños


burgueses o desclasados, sin fuerza y sin ideales propios, sin
tradición ni porvenir (…), son los actores de una aventura
destinada al fracaso y porque se mueven en un mundo degradado
y demoniaco sin perspectiva de cambio ni mejoramiento 22.

César Ferreira e Ismael Márquez en Asedios a Julio Ramón Ribeyro


(1996) realizan una importante compilación de cartas, reflexiones del propio
autor; así como una variedad de artículos dedicados a estudiar su obra, entre
los cuales destacan los siguientes:

Jason Weiss en “Entrevista a Julio Ramón Ribeyro” (15 de junio de


1994) reproduce una apreciación personal sobre sí mismo y sus personajes:

21
Al respecto, véase. ”Ancestros”. En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 67.
22
Al respecto, véase. Prólogo de Roland Forgues. En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la
vida, 1996. p. 10. El subrayado es nuestro.
… se habla de marginalidad de mis personajes, etcétera. De lo
cual hay algo de cierto. Aunque no ha sido una cosa muy buscada
pero como, en cierta manera, la obra es reflejo del autor entonces
mis personajes son marginales como yo me siento un poco
marginal23.

Referido a este punto, gran parte de la crítica sostiene que Ribeyro


fue un escritor marginal, lo cual resulta ser muy ligero, ya que no basta el
simple hecho de decir que si escribo sobre los marginales, entonces soy un
marginal, lo más acertado sería decir que fue un escritor de lo marginal; pues la
condición de marginal implica serlo también en la vida social y económica, lo
cual no sucedió con nuestro escritor.

Susana Reisz en “La hora de Ribeyro” (1996) enumera a los


personajes favoritos del autor de Prosas apátridas:

Los pobres de solemnidad, los desocupados, los abandonados,


los que han sufrido pérdidas, los que sueñan con éxitos y
requisas que no llegan nunca a los menospreciados por su
condición social o color, los pequeños comerciantes siempre aún
paso de la quiebra, los empleados humillados por su jefes, las
amas de casa agobiados por su rutinas, los adolescentes
martirizados por el estallido de la sexualidad, los viejos que se
sienten inservibles, los feos, los tímidos y reprimidos, los
condenados a la castidad, la masturbación o el burdel, los
intelectuales que pretenden lanzarse – demasiado tarde – a
aventuras para las que ya no tienen fuerzas a los hombres del
montón que aspiran – (…) – a intelectuales …24.
Reisz dice que a pesar de su lógica escéptica JRR busca captar
esencialmente la vida y el sufrimiento de los otros: “…, en sus ficciones – e
incluso en sus anotaciones y reflexiones personales – siempre se percibe la
tendencia a registrar la otra cara de las cosas, las voces – o silencios - de los
otros”25.

23
Al respecto, véase. WEISS, Jason. “Entrevista a Julio Ramón Ribeyro”. En: Asedios a Julio
Ramón Ribeyro, 1996. p. 112.
24
Al respecto, véase. REISZ, Susana. “La hora de Ribeyro”. En: Asedios a Julio Ramón
Ribeyro, 1996. p. 91.
25
Ibídem. p. 89. El subrayado es nuestro.
Ismael Márquez en su artículo “Cambio de guardia: escepticismo,
marginalidad y violencia” (1996) incide otra vez en el escepticismo como núcleo
de la concepción filosófica del mundo ribeyriano:

El estudio de la obra de Julio Ramón Ribeyro tiene que considerar


por necesidad un aspecto fundamental de la naturaleza del autor:
el intenso escepticismo con que se observa el mundo y a través
del cual percibe e interpreta la realidad, más aún, la elevación de
su escepticismo a la categoría de ideología26.

César Ferreira en “Los legados de Julio Ramón Ribeyro” (1996)


confirma una vez más el carácter marginal de los personajes de nuestro
escritor: “… las criaturas de Ribeyro llevan a cuestas el peso de la frustración y
la mediocridad, personajes que luchan infructuosamente por integrarse a una
sociedad que los margina y los golpea”27.

La riqueza de estos artículos compilados está en evidenciar la


constante presencia de los marginados, los excluidos del festín de la vida que,
para nuestro estudio, son los “otros” sociales, económicos y, básicamente,
existenciales que luchan por sobrevivir en una sociedad injusta, excluyente y
clasista, cuya existencia se circunscribe en la reflexión azarosa e incierta de la
vida.

Juana Martínez Gómez en su artículo “Julio Ramón Ribeyro o la


estética del fracaso” (1997) describe aspectos importantes para comprender el
fenómeno social y literario de la década, pero más que eso avala lo dicho
líneas arriba; es decir, sostiene que el narrador ribeyriano más que defender o
asumir una postura social, incide en aprehender la visión escéptica de sus
personajes que vacilan y meditan sobre la transformación y realidad limeña

26
Al respecto, véase. MÁRQUEZ, Ismael. “Cambio de guardia: escepticismo, marginalidad y
violencia”. En: Asedios a Julio Ramón Ribeyro, 1996. p. 228. El subrayado es nuestro.
27
Al respecto, véase. FERREIRA, César. “Los legados de Julio Ramón Ribeyro”. En: Asedios a
Julio Ramón Ribeyro, 1996. p. 96.
producto de la masiva migración andina. Es por esto que, más que ser una
crítica social, es una estética de la meditación existencial canalizada en la
frustración y el escepticismo de sus personajes:

El narrador de Ribeyro más que contar, muestra escenas,


renunciando a cualquier tipo de beligerancia: se limita a presentar
desde los hechos observados, sin ceder a la tentación de la toma
abierta de partido. Con su objetivismo, Ribeyro trata de romper
con la larga tradición peruana del narrador realista, que se
entrega a una apasionada defensa de los intereses de los
oprimidos, para crear un narrador que refleja su escepticismo ante
la transición que vivía la sociedad peruana en los años
cincuenta28.

David Raymundo Chong Lam en su tesis doctoral El hombre según


Julio Ramón Ribeyro (1999), plantea fundamentalmente que JRR retrata muy
bien la degradación humana (la deshumanización, la bestialización); sostiene
que esto se evidencia muy bien en “Los gallinazos sin plumas”. Al respecto
dice: “El tema principal del relato es la degradación humana (…) producto de
un sistema económico social que da preferencia al lucro y que provoca una
situación de enajenación”29. Esta deshumanización y degradación humana es
una de las otredades sociales y económicas que nuestro estudio pretende
evidenciar como un tipo de otredad dentro de la cuentística ribeyriana.

1.5 La crítica ribeyriana en la primera década del siglo XXI

Eduardo Huárag Álvarez en su artículo “Ribeyro: innovaciones en la técnica


narrativa del realismo urbano” (2000) sostiene que el realismo de Ribeyro no se
apega a los cánones clásicos de esa corriente:

28
Al respecto, véase. MARTÍNEZ, Juana. “Julio Ramón Ribeyro o la estética del fracaso”… p.
243. El subrayado es nuestro.
29
Al respecto véase. CHONG, David. “El hombre según Julio Ramón Ribeyro”. España, 1999,
p. 376. El subrayado es nuestro.
Existe una intención manifiesta de mostrar, con realismo, las
condiciones de vida de los sectores marginales. Su realismo sin
embargo, no se traduce en el esquematismo en la configuración
de los personajes, sino que profundiza en las diversas reacciones
o modos de proceder de la compleja conducta humana 30.

Esta última idea subrayada es una prueba más de lo que se ha


sostenido líneas arriba, respecto a la esencia de la narrativa de Ribeyro, es
decir, su poder de captación de las complejas acciones y reacciones humanas
frente a las diversas situaciones que desencadenan en el escepticismo y el
existencialismo de sus personajes.

Eva Valero Juan en su tesis doctoral La ciudad en la obra de Julio


Ramón Ribeyro (2001) aborda el tema de la ciudad en la literatura ribeyriana.
En la primera mitad de su trabajo realiza una descripción de la evolución
histórica de la urbe (Lima) ligada al desarrollo de la literatura nacional; en la
segunda mitad, una historia literaria de la ciudad y hace un estudio de la urbe
como motivo o personaje literario. Esta estudiosa española afirma que JRR:

 Es fundador literario de la Lima moderna.


 Concentró su atención en el conflicto entre el proceso desmedido de la
modernización de Lima y los valores morales de las clases sociales
desplazadas de los privilegios del poder.
 Reflejó los problemas sociales (marginalidad y frustración existencial)
que enfrentaron los recién llegados a la capital en sucesivas oleadas
migratorias. En sus cuentos y novelas se puede hallar:
- La imagen desoladora de los emigrantes.
- La explotación de los indígenas en las haciendas serranas.
- La deprimente condición del empleado público.
- La postración de la clase media urbana.
- El envanecimiento de la burguesía emergente.

30
Al respecto, véase. HUARAG, Eduardo. “Ribeyro: innovaciones en la técnica narrativa del
realismo urbano” 2000, p. 238.
- En la primera etapa de su narrativa (de la cual “Los gallinazos sin
plumas” es el más representativo) hizo uso de la representación del
espacio invisible: El vacío descriptivo y la impresión espacial son
reemplazados por la sugestión.
- En una segunda etapa se acerca a la concepción de la ciudad
monstruo (la ciudad monstruosa de la industrialización), cuyo
ejemplo más notorio es el cuento “La tela de araña” (1953).
 Se lanzó a la búsqueda de la ciudad oculta, la ciudad antigua.
 Desarrolló una especie de neorrealismo expresionista y simbólico que
supera la concepción objetivista del realismo del siglo XIX.

Sobre esto dice: “En la obra de Ribeyro, el neorrealismo de la visión


del mundo se canaliza para la representación de lo real espantoso” 31.
 Concibió el arte como un camino de acercamiento hacia el enigma de la
existencia y la realidad.

Catalina Arianzen en su artículo “Las estrategias discursivas en el


relato de Julio Ramón Ribeyro” (2001) dice sobre la concepción filosófica de
este escritor: “…el escepticismo sería el fundamento de la visión del mundo
ribeyriano”32.

También señala que la adopción de la neutralidad al narrar era


consecuente con su visión escéptica de la realidad. “…esta modalidad narrativa
de objetividad y neutralidad es coherente con la visión escéptica del mundo que
se atribuye al escritor Julio Ramón Ribeyro”33.

Giovanna Minardi en su libro La cuentística de Julio Ramón Ribeyro


(2002) señala que la obra de JRR refleja:

 Una preocupación por lo social.

31
Al respecto véase. VALERO, Eva. La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro. Alicante:
Universidad de Alicante, 2001. p. 263.
32
Al respecto véase. ARIANZEN, Catalina. “Las estrategias discursivas en el relato de Julio
Ramón Ribeyro”. Universidad de Estocolmo, Suecia, 2001. p. 15.
33
Ibídem. p. …
 El análisis irónico de la pequeña burguesía.
 El mundo moral de los seres humanos.
 Una visión mutilada de la realidad.
 Un presente carente de expectativas en sus personajes.
 El problema del Perú como nación multiétnica.
 El fracaso general de la sociedad peruana.
 Su incomprensión de la realidad peruana de los últimos tiempos.
 Su concepción humanista con marcados rasgos de pesimismo.
 Un populismo literario (en sus primeros libros).

Asimismo, Minardi realiza una clasificación de los personajes:


 Personajes que se revelan.
 Personajes que sucumben asesinados por el sistema.
 Personajes que huyen de la realidad.
 Personajes auto representativos34.

En suma podemos condensar la propuesta de Minardi refiriendo que


las obras de Ribeyro ofrecen una radiografía social del Perú, sus cuentos son
verdaderos estudios psicológicos, impecables asedios alrededor de un
personaje solitario rodeado de agresiones y amenazas. Del mismo modo,
analiza toda la producción cuentística de Ribeyro evidenciando similitudes y
diferencias, pero que en el fondo todas se entrelazan entre sí como un texto
único; además, su estudio no dista radicalmente con la postura de los demás
críticos.

La misma autora en Algunas consideraciones generales sobre la


cuentística de Julio Ramón Ribeyro (2002) vuelve sobre los tópicos más
comunes de la crítica ribeyriana:

 La extracción de clase pequeño burguesa del escritor.

34
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Banco
Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002.
 Su concepción filosófica escéptica.
 Su adhesión al realismo.
 Su concepción pesimista del hombre.
 La alienación, el desencanto y la duda como rasgos de sus personajes.

Sobre estos últimos, dice que no están inmersos en la dinámica de la lucha


de clases:

Los personajes de Ribeyro son seres llenos de contradicciones,


no comprometidos ni política ni socialmente, e incluso si “se
rebelan” – (…) - , actúan en el fondo empujados por intereses
estrictamente personales. Ellos viven un proyecto de vida
individual, no están insertados en ninguna dinámica de lucha de
clases35.

En su conferencia “La mujer en el imaginario femenino de Julio


Ramón Ribeyro” (2000), Minardi intenta describir la concepción de la mujer en
JRR. La mujer es representada por él en un papel pasivo dentro de la
sociedad: “El universo ficcional de Ribeyro está lleno de mujeres pero ellas no
tienen una existencia autónoma, no juegan un papel protagonista” 36.

Más adelante, Minardi agrega:

Ribeyro demuestra cierta sensibilidad, cierta comprensión hacia la


mujer, reconoce la porción de debilidad que ella tiene en la
sociedad sexista, pero no va más allá, la mujer en el fondo no
cambia el orden pre establecido de las cosas, el personaje
femenino no se impone como figura fuerte, como creadora de su
propio mundo simbólico, ella aparece como el canal privilegiado
por el cual tratar las temáticas narrativas realistas preferidas por
nuestro autor, como la infidelidad de la existencia humana, la
hipocresía y la naturaleza clasista de la sociedad limeña, la
causalidad que a menudo domina nuestras vidas 37.

35
Al respecto véase. MINARDI, Giovanna. “Algunas consideraciones generales sobre la
cuentística de Julio Ramón Ribeyro”, 2002. p. 137.
36
Al respecto véase. MINARDI, Giovanna. “La mujer en el imaginario femenino de Julio Ramón
Ribeyro”. Actas del XIII del congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Madrid 6 –
11 de julio de 1998, Vol. 3, 2000, p. 254.
37
Ibídem. p. 257.
Peter Elmore en su libro El perfil de la palabra: la obra de Julio
Ramón Ribeyro (2002) realiza un análisis minucioso y una amplia descripción
de su obra. Al igual que el resto de la crítica anterior concluye que este escritor
adoptó una posición filosófica escéptica del mundo, pues estaba convencido de
que la política no eliminaría los males sociales: “Ya en el tercer libro de relatos
que publicó (…) es posible subrayar una constante del mundo representado: el
mal es incurable por los medios de la acción política – o en general – de
cualquier praxis…”38. Al respecto, dice este crítico:

Los relatos que forman Tres historias sublevantes (…) presentan


tres casos representativos de marginación e injusticia en el Perú
contemporáneo. La urgencia ética y la voluntad de inscribir los
textos en la actualidad nacional se ponen en evidencia desde el
mismo título, que de modo explícito le propone al lector condenar
la realidad social en la que suceden ignominias semejantes… 39.

En este conjunto de relatos denunció el racismo y la profunda


miseria económica y existencial en la que vivían las clases populares, en
especial la pequeña burguesía. Ese afán por la comprensión del otro lo condujo
a reflejar esa miseria en sus personajes: “…, la vasta mayoría de los
personajes en ambos volúmenes [“Los cautivos” y “El Próximo mes me nivelo”]
padecen, en distintos grados y bajo circunstancias distintas, de las mismas
dolencias existenciales: el desarraigo, la soledad, el desamor” 40.

Oscar Osorio en “Ribeyro, tejido social y visión del mundo” (2002)


dice que la concepción filosófica e ideológica de JRR tiene su principal
fundamento en el escepticismo, pero que este sistema de ideas asume dos
modalidades en él: una aplicación crítica o una aplicación reaccionaria. Esta
tendencia filosófica influyó en la construcción de sus personajes: “…y es este

38
Al respecto véase. ELMORE, Peter. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro.
Lima, Fondo Editorial de la pontificia Universidad Católica del Perú, 2002. p. 104.
39
Ibídem. p. 104.
40
Ibídem. p. 115. El agregado entre corchetes es nuestro.
escepticismo el que orienta a su narrativa, es esta apatía vital que raya en el
pesimismo la que determina la construcción de personajes grises, condenados
siempre al fracaso y al desajuste social”41.

La revista Martín proporciona una serie de estudios muy valiosos


sobre nuestro escritor. A continuación se muestran los artículos y ensayos más
relevantes:

Christiane Álvarez en su artículo “Mito y decadencia en el universo


ribeyriano: Crisis de identidad en el Perú” (2002), destaca el humanismo en la
obra de Ribeyro. Si bien la migración del campo a la ciudad trajo consigo la
deshumanización, señala que: “en su universo narrativo, Julio Ramón Ribeyro
esboza con virtuosidad el humanismo de una sociedad en decadencia” 42.

Álvarez sostiene que el desequilibrio económico, ocasionó una ola


masiva de migraciones las cuales produjeron a su vez una serie de cambios a
nivel social y económico. Esto generó una modernidad asfixiante, opresiva que
condujo a los migrantes al fracaso y la marginalidad y, a los habitantes ya
establecidos, hacia una añoranza del pasado.
En base a esto, argumenta que los personajes de Ribeyro privilegian
la ilusión frente a la realidad, el pasado en desmedro del presente, el mito en
vez del antimito (la modernidad decadente). Por lo tanto, esta dualidad genera
la crisis de identidad en los protagonistas de sus relatos.

Edgar Álvarez Calderón en “Fábulas de libertad y justicia” (2002)


señala el contexto donde se desenvuelven los personajes ribeyrianos:

 La clase media baja.


 La migración.
 Los problemas de la modernización urbana.

41
Al respecto, véase. OSORIO, Oscar. “Ribeyro, tejido social y visión del mundo”. Revista
Poligramas, 2002. p.2
42
Al respecto véase. ALVAREZ, Christiane. “Mito y decadencia en el universo ribeyriano: Crisis
de identidad en el Perú”. En Martín: Revista de Artes y Letras de la Universidad San Martin de
Porres, Año II, N° 4 (junio 2002), pp….
Sostiene que muchos críticos solo han visto la narrativa de Ribeyro
como suscrita al fracaso, en contraposición, este crítico arguye que más bien la
narrativa ribeyriana versa, como de todo clásico, sobre las grandes pasiones y
conflictos del ser humano. Señala que en las luchas de sus personajes
fracasados subyace un humanismo épico expresado en la cobardía, la
marginalidad y la raza.

Es este mundo donde los marginados ribeyrianos expresan su lucha


inútil, su ética y sus principios. Esto se observa en “Los gallinazos sin plumas”,
relato de carácter épico, pues los protagonistas pese a su condición (niños,
pobres) – motivados por una pasión (cólera) – Logran derrotar al opresor y
establecer con ese acto no solo la justicia sino, más aún, la libertad.

Álvarez Calderón sostiene que todos los personajes ribeyrianos


fracasan pero no todos lo hacen de la misma forma; la naturaleza de su lucha
es lo que marca la dimensión de lo humano y esto deferencia a unos y a otros.
En esa rebeldía es donde se manifiesta el heroísmo y la búsqueda de la
libertad43.

José Rosas Ribeyro en “Cuando los mudos hablan”(2002), entrevista


a JRR, señala dos características fundamentales de su obra:

 El mundo desolado y antiépico de la pequeña burguesía.


 Su movimiento en el eje bipolar marginalidad – oficialidad.

Asimismo, en dicha entrevista confiesa sus dudas acerca de su


concepción filosófica y su extracción de clase:

43
Al respecto véase. ÁLVAREZ, Edgar. “Fabulas de libertad y justicia. En Martin, pp. 45 – 50.
Cuando escribo no parto de premisas ideológicas y filosóficas. Me
parece importante hacer esta aclaración para evitar que se me
considere como un escritor que se propone en su obra ilustrar una
concepción escéptica de la realidad al mismo tiempo que un
cuadro general de la situación de las clases medias. Que mi obra
narrativa tenga un tinte “marcadamente escéptico” (…), y que sus
protagonistas sean en gran parte gente de la clase media son
hechos que solo se han comprobado a posterior. No son
deliberados44.

Américo Mudarra en su artículo “La narrativa de Ribeyro y la


creación del sueño urbano marginal en la generación del 50” (2002)
problematiza sobre el concepto de generación y propone el concepto de
“campo literario”, además de analizar las implicancias de la aparición de un
nuevo sujeto en el plano literario narrativo: el migrante de raíces andinas que
busca instalarse en la capital desterrando su procedencia rural. Debido a este
último hecho, Lima se convierte en el centro de la fusión de las dos vertientes
más importantes de la cultura peruana: lo andino y lo occidental 45. En este
sentido cabe destacar que el migrante de raíces andinas es un personaje poco
desarrollado en la cuentística ribeyriana, como se sabe, su predilección fueron
los personajes de la clase media limeña.

Del mismo modo, en otro estudio posterior “Los tránsitos del centro a
los márgenes: el fracaso de los héroes ribeyrianos en la interacción con los
estratos sociales subordinados” (2014), Mudarra dice que en la narrativa de
Ribeyro se refleja la oposición entre el mundo marginal y el mundo oficial, la
relación de subordinación del primero con el segundo. Para demostrarlo analiza
dos relatos: “De color modesto” y “Un domingo cualquiera” en estas
narraciones comprueba que el intento de establecer relaciones sociales entre el
estrato social dominado y dominante fracasa; por lo tanto, es inviable debido a
los prejuicios sociales y raciales arraigado en ambos grupos (pero sobre todo
en el segundo). Debido a esto, los personajes marginales en la narrativa de
Ribeyro están caracterizados por la ambivalencia, ya que no logran integrarse a

44
Al respecto, véase. ROSAS, José. “Cuando los mudo hablan”. En: Martín: Revista de Artes y
letras de la Universidad de San Martín de Porres, Año II, N° 4 (junio 2002), p. 91
45
Al respecto, véase. MUDARRA, Américo. “La narrativa de Ribeyro y la creación del sueño
urbano marginal en la generación del 50” Martin: Revista de Artes y letras de la Universidad
San Martin de Porres, año II, N° 4 (junio 2002), pp. 79 – 86.
ninguno de los espacios sociales en las que interactúan. Así se explica por qué
sus cuentos hablan de zonas límites de tránsitos de un sector social a otro, los
cuales nunca son sorteados con fortuna y desembocan en una poética de la
tentación del fracaso.

De ambos artículos se puede concluir que Mudarra se basa en la


teoría propuesta por Higgins, respecto a la configuración social de los
personajes ribeyrianos. Su aporte está en evidenciar la dualidad irreconciliable
de los espacios y que el espacio de lo marginal ha progresado y ha invadido los
centros, por lo que los espacios del centro burgués dominantes tienden a
alejarse de estos y busquen su exclusividad y diferencia social 46.

Joaquín Pérez – Blanes en “Modos de narrar de Julio Ramón


Ribeyro” (2004) analiza como el escepticismo de Ribeyro se refleja en sus
personajes: “… Ribeyro no juzga la situación porque no puede hacer nada
frente a su escepticismo vital o al determinismo que guía a sus criaturas a un
desenlace inevitable”47. Como ya se ha mencionado este escepticismo vital
desemboca en una constante en la narrativa ribeyriana: la crisis existencial de
sus personajes.

Sara Beatriz Guardia en “Ribeyro, mujeres y desamor” (2006)


resalta la visión machista de JRR:

…Ribeyro no les otorga voz a las mujeres como hace con los
hombres privados de las palabras, marginados y condenados a
una existencia gris. A ellos les ha restituido la voz, la posibilidad
de expresar sus anhelos y angustias, (…). En cambio las mujeres,
no tienen voz propia y la que tienen está sofocada, apagada; son
mujeres que no se rebelan contra la sociedad ni sus imposiciones,
que no dejan entrever sus pensamientos más íntimos, que no
manifiestan sus sentimientos, que no hablan de su actitud hacia
otras mujeres. Son el reflejo más fiel de la visión patriarcal y
46
Al respecto, véase. MUDARRA, Américo. “Los tránsitos del centro a los márgenes: el fracaso
de los héroes ribeyrianos en la interacción con los estratos sociales subordinados”. Conferencia
compilada por Martos, Marco (y otros) En: Ribeyro por tiempo indefinido. Lima, Ediciones
Cátedra Vallejo, 2014. pp. 29 – 35.
47
Al respecto, véase. PÉREZ– BLANES, Joaquín. Enlace hispano cultural y literario, Vol. 4, N°
2, 2004. p. 11.
machista y de estereotipos femeninos que con pocas variantes
existe en el discurso hegemónico masculino que organiza los
roles públicos y privados, donde las relaciones de género operan
con lenguaje particular que enmascara y esconde pensamientos,
sentimientos y deseos48.

De esta cita se puede concluir que las mujeres dentro de la narrativa


de Ribeyro ocupan un rol intrascendente, efectivamente, en sus relatos no se
muestran mujeres que luchan o se rebelan, por lo tanto estamos frente a un
tipo de otredad subalterna, subyugada, excluida (otredad de género) típico de
una sociedad machista. Cabe destacar que dentro de los estudios de la
otredad, el género se constituye como tal, esto se explicará en los capítulos
posteriores.

Richard Cacchione Amendola en su artículo “La narrativa de Julio


Ramón Ribeyro” (2007) recalca la influencia de la extracción de clase de JRR
en su obra narrativa:

Ribeyro pertenece a un hogar de clase media limeña de


Miraflores. (...), esto limitó su horizonte creativo, pues lo encerró
en los márgenes de lo que consideraba aceptable para su clase,
la cual estaba lejos de las urgencias dramáticas de los pobres y
también de las satisfacciones de la oligarquía 49.

Es necesario recalcar que la pertenencia a una clase social


determinada produce una ideología (una concepción del mundo), en este
sentido, Ribeyro por su extracción tuvo una ideología marcada, la cual se
evidenció en su producción artística y sus reflexiones personales. Según
Oviedo esto limitó su literatura, pues lo encasilló solo en mostrar los problemas
de la clase media limeña y no tener un panorama más completo de la realidad
nacional; en este sentido, también su comprensión del otro fue limitada:
presenta un otro que sufre los embates y golpes de la vida solo desde su sentir
existencial y resignado.

48
Al respecto, véase. GUARDIA, Sara: “Ribeyro, mujeres y desamor”. 2006, p. 4.
49
Al respecto véase. CACCHIONE, Richard. “La narrativa de Julio Ramón Ribeyro”. Boletín Ira,
N° 34, 2007; pp. 151 – 159.
Jorge Coaguila en su libro Ribeyro, la palabra inmortal (2008) nos
brinda una serie de entrevistas (6 en total) concedidas por JRR así como
comentarios y cartas personales, todos ellos valiosos para la comprensión de
su concepción filosófica del mundo, así como para extraer su visión del otro y la
otredad. Desde esta perspectiva este estudioso nos reafirma la constante en
los estudios ribeyrianos: su obsesión por el fracaso; la siguiente cita del propio
Ribeyro dilucidará lo dicho: “Lo esencial en mis relatos obedece a una
estructura en la que el protagonista sufre un chasco, algo que no le sale bien,
algo que frustra sus deseos”50. Del mismo modo, en base a estas entrevistas
podemos hallar los siguientes rasgos en este autor: agnosticismo,
escepticismo, irracionalismo y una concepción pesimista de la historia.

Magdalena Tomanova en su tesis La obra cuentística de Julio


Ramón Ribeyro (2008) analiza la obra de este en su contexto social (las
migraciones y la modernización de Lima), el reflejo de la ciudad de Lima en su
obra y la extracción de clase de sus personajes. Afirma que los cambios
sociales revelan a los ojos de JRR algunos problemas fundamentales del otro:
Las crisis de la identidad, los problemas existenciales y el racismo. Sobre este
último fenómeno dice: “El tema racial o étnico aparece especialmente en el
tercer volumen de cuentos Las botellas y los hombres. Ni con la modernización
cambian los prejuicios raciales, sigue la diferencia racial y la posición
dominante de la burguesía dirige la sociedad” 51. La realidad aparece reflejada
en su obra a través de las características propias de su realismo: “En su
escritura se mezcla la melancolía, la ironía, el escepticismo y a veces el
pesimismo, pero, al mismo tiempo, Ribeyro no omite el humor y lo grotesco” 52.

50
Al respecto, véase. COAGUILA, Jorge. Ribeyro la palabra inmortal. Iquitos, Tierra Nueva
Editores, 2008. p. 51.
51
Al respecto, véase. TOMANOVA, Magdalena. “La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro”.
2008, p. 29.
52
Ibídem, p.15.
Carlos Meneses en su artículo “Ribeyro y sus circunstancias” (2008)
resalta dos rasgos fundamentales de la obra ribeyriana: 1) Su reflejo de la
realidad: “Ribeyro se caracterizó a través de toda su obra (cuentos, novelas,
teatro, ensayo) por su contumaz aproximación a la realidad…” 53. 2) La tipología
de sus personajes pertenecientes, principalmente, a la clase media limeña:

Ribeyro más que ir a las márgenes de la ciudad para construir sus


relatos prefiere encontrar inspiración en la propia ciudad, ya sea
en los barrios humildes, como también en los residenciales, donde
siempre encontrará núcleos de pobreza. No es de los que
despliegan grandes conocimientos de jergas propios al hampa o
de los bajos fondos, se suele quedar en el habla popular, en el
léxico callejero urbano, porque la gente que él utiliza es la de
clase media hacia abajo54.

Rita Gnutzmann es su artículo “Una retrospectiva sobre medio siglo


de narrativa peruana” (2009) aborda el contexto social y existencial en que
surge y se desarrolla la obra de JRR. Sobre esto último dice:

… los cuentos de Ribeyro en absoluto se limitan a la


reivindicación social; incluye lo fantástico, la nostalgia,
reconstrucción autobiográfica y los grandes temas existenciales
como la soledad (…), el amor (…), la ilusión frustrada (…), la vida
y la muerte55.

Selenco Vega en “Silvio en El Rosedal: la celebración del auto


engaño” (2009) resalta una vez más el rasgo fundamental de los personajes de
Ribeyro: El fracaso, al respecto dice: “Una de las características de los
personajes de Ribeyro es que no logran conseguir lo que buscan” 56.El
personaje más representativo en ese sentido se halla en:

53
Al respecto, véase. MENESES, Carlos “Ribeyro y sus circunstancias”. 2008, p. 207.
54
Ibídem, p. 211.
55
Al respecto, véase. GNUTZMANN, Rita. “Una retrospectiva sobre medio siglo de narrativa
peruana”. 2009, p. 195.
56
Al respecto, véase. VEGA, Selenco. “Silvio en el Rosedal: la celebración de auto engaño”.
Revista Un vicio absurdo, 2009. p. 104.
… “Silvio en el Rosedal” (…) En este relato encontramos varios de
los rasgos ribeyrianos básicos: el personaje mediocre y
desamargado que ha pasado los límites de la juventud, razón por
la cual carece de ambiciones y de lo que podría llamarse un
proyecto de vida…”57.

Jorge Eslava en “La juventud en esta ribera. Adolescentes en los


cuentos de Ribeyro” (2009) destaca que aún los personajes jóvenes de Ribeyro
están teñidos de fatalidad:

Es conocida su inclinación por personajes en circunstancias


problematizados, teñidos de fatalidad y habitantes de la pequeña
burguesía limeña. Dentro de este esquema básico, el desenlace
de sus historias, cumplen un deber sistemático: el de disolver
cualquier posibilidad esperanzadora. Los jóvenes por quienes el
autor ha mostrado evidente interés no escapan de este universo 58.

Diana Carmela Vela Rodríguez en Se reserva el derecho de


admisión: racismo y espacios urbanos en la lima de mediados del siglo XX
(tesis doctoral, 2009) uno de los aspectos más relevantes de su tesis se centra
en decir que: “…el racismo es una forma de asesinato metafórico de ciertas
razas consideradas inferiores para que de esta manera las clases dominantes
puedan mantener el orden establecido 59. En este sentido, es importante
destacar que el racismo – como una manera deformada de ver al otro –
producto de la colonialidad del poder es retratado en algunos cuentos de
Ribeyro (“Alienación” y “De color modesto”).

1.6 La crítica ribeyriana en la segunda década del siglo XXI

Lise Bakken en su tesis La restitución del hálito negado.


Marginalidad como cuestionamiento social en tres cuentos de Julio Ramón

57
Ibídem. p. 100.
58
Al respecto, véase. ESLAVA, Jorge. “La juventud en esta ribera: Adolescentes en los cuentos
de Ribeyro”. Revista: Un vicio absurdo, 2009. p. 106.
59
Al respecto, véase. VELA, Diana. “Se reserva el derecho de admisión: racismo y espacios
urbanos en la lima de mediados del siglo XX”, 2009. p. 68.
Ribeyro (2010) analiza la influencia de la migración, la guerra interna (1980 –
1992) y el Marxismo en la obra de JRR. Afirma que si bien este escritor
simpatizó en algún momento con el marxismo, su conocimiento de esta
doctrina fue bastante superficial y no modifico su concepción filosófica
escéptica del mundo. Asimismo, sostiene que en su última etapa creativa se
desentendió casi totalmente de la realidad peruana, prueba de ello, en una
época plagada de genocidios y coches bomba, publica “solo para fumadores”
(1987). Del mismo modo, Bakken plantea que la pobreza no se erradica con el
crecimiento y los avances económicos; pues la modernización crea novedosas
formas de pobreza y marginación. En ese sentido dice que “Los gallinazos sin
plumas” es una dura crítica a la sociedad:

Al contar de manera realista la historia de personajes


desdichados que viven en un ambiente mísero donde ejercen
tareas inhumanas, el cuento revela una realidad cruda y
escondida. Mediante la exhibición de esta existencia
insoportable, el texto propone una dura crítica a la sociedad en
vías de modernizarse que permite que sus miembros vivan en
condiciones miserables60.

Citlaly Hernández Gallegos en su tesis de licenciatura El humor en


dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro (2010) señala, como casi la totalidad de la
crítica, que los rasgos fundamentales que caracterizan a los personajes de
Ribeyro son la frustración y el fracaso, los cuales abordó con humor e ironía,
resaltando lo grotesco. Asimismo, afirma que en la obra de este escritor se
refleja su profunda ligazón con la realidad de su tiempo: “Ribeyro refracta la
realidad para lograr y proponer configuraciones artísticas de ella” 61. Por último,
recalca uno de los principales rasgos de su narrativa: la ironía, al respecto
sostiene: “Ribeyro plasma una realidad de una manera tan irónica que causa
interés en los lectores, sin que se trate de textos dogmáticos o contestatarios,
sino de discursos artísticos”62. Esta cita nos trae a colación lo siguiente, que en

60
Al respecto, véase BAKKEN, Lise. “La restitución del hálito negado. Marginalidad como
cuestionamiento social en tres cuentos de Julio Ramón Ribeyro”. 2010. P…………
61
Al respecto, véase. HERNÁNDEZ, Citlaly. El humor en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro.
2010, p.7.
62
Ibídem. p. 71.
última instancia y bajo cualquier modalidad, los textos literarios son discursos
artísticos que buscan captar la atención del lector.

Hugo Rafael Anselmi Samanez en su tesis de maestría La tentación


del fracaso de Julio Ramón Ribeyro como creación de la memoria (2012)
plantea, básicamente, que el referido diario del escritor más que un texto
autobiográfico es una construcción literaria que no se acerca a la verdad
porque:

 La verdad es un problema de perspectivas.


 La verdad es un problema temporal.
 La verdad del pasado ya no es verdad.
 La memoria es borrado por el olvido.
 Durante la percepción se pierde parte de la información.

Asimismo, coincide con buena parte de los críticos que ubican a


Ribeyro muy cerca sentimentalmente de los excluidos y los marginados, sin
embargo cree que aquella cercanía no significó un compromiso social
profundo.

Por último, dice que el progreso económico productivo y la crisis en


el proceso del desarrollo humano han ido generando mayores distanciamientos
entre los hombres. Esto se ve reflejado en el aumento de obras literarias
autobiográficas que intentan llenar el vacío en la comunicación del ser humano
moderno: el hombre habla ahora más consigo mismo 63.

Marco Martos y otros en el Congreso Internacional Ribeyro por


tiempo indefinido (Lima, 2014) compilan una serie de ponencias en las que se
evidencia que la crítica y los estudios ribeyrianos siguen su constante camino

63
Al respecto, véase la tesis de ANSELMI, Hugo. La tentación del fracaso de Julio Ramón
Ribeyro como creación de la memoria, Lima. UNMSM, 2012.
en la búsqueda de nuevas vetas que deslinden con las anteriores o
reactualicen conceptos basados en las teorías literarias contemporáneas; en
este sentido, muchas de ellas coinciden con la crítica anterior y otras postulan
nuevas ideas respecto a los estudios de este cuentista. Al respecto,
exponemos los siguientes estudios:

Fernando Carrasco Núñez en “Una aproximación al discurso del


niño en la narrativa breve de Julio Ramón Ribeyro” (2014) vuelve otra vez
sobre uno de los rasgos fundamentales de JRR: su visión pesimista y escéptica
de la vida. Además, analiza el rol del niño en la narrativa breve del escritor
mencionado. Allí afirma: “los niños aparecen como personajes marginales
frente al orden impuesto y gobernado por los adultos. Esta situación los lleva,
(…), a reacciones como la desobediencia o incluso a la rebeldía en su afán de
satisfacer sus necesidades más inmediatas,…”64.

Sandra Granados Vidal en “Una mirada crítica a la producción


literaria de Julio Ramón Ribeyro a partir de sus documentos autobiográficos”
(2014) señala que: a) “… la filosofía no era ajena al pensamiento ribeyriano”; b)
“La escritura en Julio Ramón Ribeyro surge como un mecanismo de defensa
frente a la vida y frente al “otro”; c) “No se puede asumir a priori que la vida de
Julio Ramón Ribeyro es análoga a la de sus personajes. (…). Aunque en cada
uno de estos personajes asume algunas de las muchas cualidades del
escritor”65.

Asimismo, a contracorriente de la opinión generalizada de la crítica,


cuestiona dos puntos fundamentales. Al respecto, dice:

64
Al respecto, véase. CARRASCO, Fernando. “Una aproximación al discurso del niño en la
narrativa breve de Julio Ramón Ribeyro”. En: Ribeyro por tiempo indefinido, Congreso
Internacional. Ediciones Cátedra Vallejo: Lima, (junio 2014). p. 61.
65
Al respecto, véase. GRANADOS, Sandra. “Una mirada crítica a la producción literaria de Julio
Ramón Ribeyro a partir de sus documentos autobiográficos”. En: Ribeyro por tiempo indefinido,
Congreso Internacional. Ediciones Cátedra Vallejo: Lima, (junio 2014). p. 162.
1) …un texto autobiográfico se escribe a partir de la premisa
de la verdad, mientras que un texto ficcional parte de la idea de
verosimilitud y la credibilidad del receptor. Ahora bien, ¿cómo
pretender que el cuento refleje al autor? Porque esa es la posición
de quienes sostienen y afirman que Julio Ramón Ribeyro es el
escritor del fracaso66.

2) Finalmente, concluimos que Julio Ramón Ribeyro no fue un


escritor escéptico, marginal o sombrío; por el contrario y como lo
hemos demostrado, fue un escritor clásico, con un fino humor,
que amaba la vida y por eso se aferró a ella mediante su escritura
diarística y en su producción literaria,…67.

Respecto a estos dos puntos son necesarias algunas


consideraciones: referido al primero, si bien es cierto que en un texto ficcional
no se busca la verdad o no hay una verdad en ella, se sabe que lo que hay es
una verosimilitud creada por el lector en base al contexto y situación de la
misma, pero una obra literaria no refleja en cierta medida al autor que la creó?
Toda obra se construye a partir de una ideología; en ese sentido, refleja o
proyecta una visión del mundo y por lo tanto, en cierta medida, está presente
en toda praxis artística e intelectual.

Del mismo modo, referido al segundo punto, se coincide en afirmar


que Ribeyro fue un escritor clásico y como tal trató sobre las grandes pasiones
del ser humano; no obstante, como gran parte de la crítica manifiesta,
sostenemos que este hizo del escepticismo una forma bella de arte, hizo su
literatura, su esencia; pues esta concepción le permitió captar con mucha
agudeza los conflictos existenciales de sus personajes.

Alex Flores Flores en “La tentación del fracaso como discurso crítico”
(2014) propone que:

66
Ibídem. p. 162.
67
Ibídem, p. 169.
Para Ribeyro, el diario como género es algo más que un
contenedor de pasajes autobiográficos o testimonios sobre su
vida: se configura como un discurso literario crítico, (…), un
espacio donde el autor expresa su poética. (…). Meditaciones
sobre el proceso de creación y composición de la novela, el
cuento y el diario revelan, (…), que su praxis como escritor se
construye paralelamente a praxis como crítico literario 68.

Eliana Vásquez Colichón en “La tentación del fracaso en “El último


cliente” (1975) de Julio Ramón Ribeyro” (2014) dice:

Dichos de Luder, (…), es un opúsculo en el que Ribeyro se da el


lujo de transformarse en un supuesto editor que recopila y pública
la parca producción de un autor (Luder), que también es una
invención de Julio Ramón Ribeyro; y que en cierto sentido
constituye un alter ego de este, pues hace gala de una visión
escéptica del acontecer humano y muestra una permanente
actitud crítica con respecto al mundo que lo rodea 69.

Antonio Gonzales Montes en su libro Julio Ramón Ribeyro: el mundo


de la literatura (2014) afirma acerca del realismo del escritor estudiado:

Apreciamos, (…), en el libro de 1955 [“Los gallinazos sin plumas”],


un ejemplo de narrativa breve realista o neorrealista, porque
aunque esté claro que el escritor es consciente del carácter ficticio
de su literatura, al mismo tiempo practica un realismo que trata de
ser objetivo, lo no le impide identificarse con la suerte adversa de
la mayoría de los protagonistas de sus relatos70.

Del mismo modo, realiza un recuento sobre las características de los


cuentos que Ribeyro fue publicando, desde sus primeros cuentos previos a su
primer libro, hasta los posteriores; sostiene que en ellas destaca o predomina lo
fantástico, alegórico y el misterio (sus primeros relatos) y que de ahí en
adelante casi todos sus relatos se circunscriben dentro de la tendencia realista
o neorrealista y fantástica. La siguiente cita respalda lo dicho:
68
Al respecto, véase. FLORES, Alex. “La tentación del fracaso como discurso crítico”. En:
Ribeyro por tiempo indefinido, Congreso Internacional. Ediciones Cátedra Vallejo: Lima, (junio
2014). p.191.
69
Al respecto, véase. VÁSQUEZ, Eliana. “La tentación del fracaso en “El último cliente” (1975)
de Julio Ramón Ribeyro”. En: Ribeyro por tiempo indefinido, Congreso Internacional. Ediciones
Cátedra Vallejo: Lima, (junio 2014). p. 219.
70
Al respecto, véase. GONZALES, Antonio. Julio Ramón Ribeyro: el mundo de la literatura.
Lima, Editorial Cátedra Vallejo, 2014. p. 38. El agregado entre corchetes es nuestro
…Todos los libros de cuentos que Ribeyro da a conocer a partir
de la década de los años sesenta hasta la de los ochenta
responden en lo esencial, a este modelo de volumen en que se
combinan relatos que pertenecen a las tendencias ya enunciadas
(realista y fantástica)...71.

Luego de haber consultado gran parte de la vasta crítica ribeyriana,


se sostiene que esta coincide, casi unánimemente, en varios aspectos los
cuales pueden ser denominados como rasgos esenciales de la obra literaria y
reflexiva de JRR; en este sentido, la mayoría coincide en lo siguiente:
 Adoptó una concepción filosófica escéptica del mundo fundamentada en el
agnosticismo y matizada con elementos de hedonismo, estoicismo y
cinismo.
 Asumió el humanismo como ideología.
 Se comprometió políticamente – aunque limitadamente – con los problemas
de la sociedad.
 Reflejó principalmente en su obra artística los problemas existenciales,
económicos, culturales y raciales de la pequeña burguesía, los marginados y
los excluidos que habitan la ciudad.
 Se adhirió a la corriente literaria realista (el neorrealismo) al cual dotó de
ciertos toques personales y originales.
 Cultivó en su narrativa rasgos esenciales y característicos como: la ironía, el
humor, el pesimismo y lo grotesco.
 Desarrolló su obra en torno a un único tema – núcleo: el fracaso.
 Caracterizó a sus personajes según su propia forma de pensar, de ser y
vivir. Así, la mayoría de ellos proceden de la pequeña burguesía, son
escépticos y pesimistas frente al mundo, se mueven en contextos
marginales y, generalmente, fracasan en sus iniciativas.

71
Ibídem. pp. 239, 240.
Por todo lo dicho y leído sobre la crítica ribeyriana a través del
tiempo, podemos afirmar que existen estudios relacionados con el tema; pero
no son, sistemáticos y completos sobre la otredad en la obra de Ribeyro, los
fragmentos que hemos hallado al respecto son referencias indirectas, dispersas
y escasas con excepción al estudio de Jesús Rodero. Sin embargo, hemos
rescatado los comentarios acerca de su concepción del mundo y el hombre
(presentes en su ideología), pues allí se encuentran sus ideas acerca de los
problemas sociales en general: la pobreza, la alienación, la deshumanización,
el racismo, etc. Estas ideas nos permitirán estudiar y exponer más adelante su
concepción del otro y la otredad presentes en su obra cuentística y reflexiva.

Capítulo II

El pensamiento ideológico de Ribeyro

Para poder definir el carácter de la ideología – la concepción del


mundo, de la sociedad y del hombre en JRR – es necesario ubicarnos primero
en el contexto donde nació y se desarrolló su pensamiento reflexivo y su obra
literaria. La ideología de este cuentista – como la de cualquier otro intelectual o
escritor – fue influida y determinada en última instancia por la realidad. Su
pensamiento ideológico fue producto de un tiempo y un espacio histórico
concreto y por lo tanto también lo fue su obra literaria y reflexiva en tanto reflejo
aproximado y recreación artística de la realidad. El pensamiento ideológico de
JRR es una respuesta y una posición frente a los problemas fundamentales de
la sociedad peruana, así como un derivado del contexto internacional. Es
imposible entender su concepción del otro y de la otredad si no se tiene claro
su visión de la sociedad y noción del hombre.

2.1 Los problemas fundamentales de la sociedad peruana


En el proceso de su desarrollo histórico todas las sociedades
atraviesan por problemas que afectan su estructura económica, social, cultural
y su superestructura política; las mismas que marcan la dinámica y el derrotero
de su evolución, así como los saltos cualitativos en su transformación. Algunas
sociedades logran resolver y superar estos problemas fundamentales y otras
desgraciadamente no. Los países que lo consiguen enrumban hacia el
desarrollo y los que no, se debaten en el atraso y el subdesarrollo (demás está
decir que algunos consiguen “superarse” explotando, colonizando o dominando
de formas directas o sutiles a otros como es el caso de los imperialismos o las
potencias hegemónicas). El Perú fue y es lamentablemente uno de estos
últimos países subdesarrollados o dominados.

Nuestro país no consiguió resolver en su debido momento histórico


sus más imperiosos problemas, los cuales se fueron acumulando una tras otro
haciendo inviable, hasta el día de hoy, al Perú como noción moderna,
democrática, libre en independiente. Julio Cotler dice sobre esto:

…la sociedad peruana arrastra, sin solución de continuidad, un


conjunto de características derivadas de su constitución colonial,
que condicionaron el desarrollo de su estructura y proceso
sociales. Esto significa la acumulación de una serie de problemas
a lo largo de su historia,…72.

Uno de los factores más importantes para que esto sucediera se


debe a que al momento de estallar la Guerra de la Independencia Americana
no existía aún en el Perú una burguesía consolidada, sino solo un estado
larvario. La clase dirigente se nutría, de la estructura económica feudal
existente. Al respecto, José Carlos Mariátegui afirma:

72
Al respecto, véase. COTLER, Julio. Clases, Estado y Nación en el Perú. Lima, Instituto de
Estudios Peruanos, 2016. p.47.
La revolución encontró al Perú retrasado, en la formación de su
burguesía, los elementos de una economía capitalista eran en
nuestro país embrionarios que en otros países de América, donde
la revolución contó con una burguesía menos larvada, menos
incipiente73.

Esta clase dirigente – a través de toda la república – se ha


conformado con ser una intermediaria del capital extranjero y no ha logrado
elaborar un proyecto nacional de desarrollo independiente, ni ha contribuido al
forjamiento de nuestra identidad nacional. Mariátegui agrega: “… en el Perú no
hemos tenido en cien años de república, una verdadera clase burguesa, una
verdadera clase capitalista. La antigua clase feudal – camuflada o disfrazada
de burguesía republicana – ha conservado sus posiciones” 74.

En este sentido, son problemas fundamentales de la sociedad


peruana:

a) La independencia inconclusa

El Perú entre (1821-1824) dejó de ser colonia de España, pero no se


convirtió inmediatamente en una verdadera república independiente, sino en
una semicolonia de Inglaterra (país que solventó económica y militarmente la
guerra de la independencia americana) y luego en una semicolonia de EE.UU,
después de la I Guerra Mundial. Nuestro país nunca dejó de ser una colonia y
jamás dejó de moverse dentro de los estándares de una economía colonial
basada en la venta de sus materias primas: guano, salitre, caucho, petróleo,
minerales. Mariátegui enfatiza:

La economía del Perú, es una economía colonial. Su movimiento,


su desarrollo, están subordinados a los intereses y a las
necesidades de los mercados de Londres y de Nueva York. Estos
mercados miran en el Perú un depósito de materias primas y una
plaza para sus manufacturas75.
73
Al respecto, véase. MARIÁTEGUI, José Carlos.7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana. Lima, Empresa Editora Amauta, 1982. p.66.
74
Ibídem. p. 51.
75
Ibídem. p.99.
Si bien el Perú goza de una relativa autonomía política, su base
económica la caracteriza como una semicolonia, dependiente del capital
extranjero y un modelo económico primario exportador que se reforzó y se
consolidó en el tiempo de la llamada República Aristocrática (1895-1919). Al
respecto, José Matos Mar sostiene:

En el plano económico el Perú se había consolidado en su


estructura productiva exportadora. Se pretendió impulsar la
producción algodonera, azucarera y minera. Estas industrias
pronto fueron conducidas por un núcleo pequeño de grandes
propietarios extranjeros y nacionales. El sometimiento
dependencia y subordinación de nuestra economía a los intereses
del capital internacional se hicieron más notorias aún. Los intentos
industrializadores de las capas medias provincianas, ansiosas por
llevar el progreso y el desarrollo a sus regiones fracasaron
estrepitosamente76.

Dicho modelo primario exportador, con algunas variantes, continúa


vigente hasta ahora. La independencia, como se ha expuesto, es una tarea
nacional inconclusa.

b) La semifeudalidad

La estructura económica tampoco varió entre (1821-1824). El Perú


continuó siendo, incluso en la república, un país cuya agricultura se asentaba
en la gran propiedad feudal de la tierra. Sus elementos y sus expresiones
fundamentales – latifundio y servidumbre – continuaron casi intactos e
invariables hasta la primera mitad del siglo XX. Mariátegui dice: “Este sistema
económico ha mantenido en la agricultura, una organización semifeudal que

76
Al respecto, véase. MATOS MAR, José. Desborde popular y crisis del estado. Lima, Instituto
de Estudios Peruanos, 1986. p.33.
constituye el más pesado lastre del desarrollo del país” 77. Más adelante agrega:
“…durante un siglo de república, la gran propiedad agraria se ha reforzado y
engrandecido a despecho del liberalismo teórico de nuestra constitución y de
las necesidades prácticas del desarrollo de nuestra economía capitalista” 78. Y
aun cuando el Perú se entregó después de la I Guerra Mundial a un nuevo país
capitalista hegemónico (EE.UU) – durante el gobierno de Leguía, que impulsó
uno de los más grandes esfuerzos modernizadores de la sociedad y el estado,
la feudalidad no sufrió sino escasos cambios. José Matos Mar afirma:

La constitución de 1920 consagró, (…), la jornada de 8 horas, el


respeto de las tierras comunales y a la “raza indígena” (…). Estas
disposiciones requerían mayor fuerza administrativa del estado y
esas nuevas capacidades suponían un estado más moderno. La
creación de instituciones estatales como el Banco de Reserva, el
Banco Hipotecario, la política de endeudamiento público, los
impuestos a los agro – exportadores, la construcción de caminos
y carreteras, etc., son la manifestación de esa voluntad, cuyo
impulso original procedía del movimiento popular y sus
demandas, no obstante, se mantuvo intacto el poder terrateniente,
…79.

De esta manera el incipiente desarrollo capitalista en nuestro país


encontró una severa traba en la feudalidad reinante en el campo y el agro.
Mariátegui dice: “Los raigones de la feudalidad están intactos. Su subsistencia
es responsable (…) del retardamiento de nuestro desarrollo capitalista” 80.

Y aun cuando en el desarrollo de nuestra economía la agricultura de


la costa se ha ido modernizando e industrializando e incluso se ha realizado
una reforma agraria durante el gobierno del régimen militar de Velasco, el
carácter de nuestro agro nacional, no ha variado mucho. A lo sumo ha
devenido de feudal a semifeudal. Referido a lo planteado, Héctor Maletta
sostiene que:

77
Ibídem. p.30.
78
Ibídem. p. 51.
79
Ibídem. p. 30.
80
Ibídem. p. 53.
…esta reforma debe ser considerada (…) como un intento de
conservación de la gran propiedad. Las autoridades no parcelaron
las tierras, sino que, al contrario, amalgamaron diversas
haciendas para formar empresas gigantescas (sobre todo en el
caso de la sierra, con la forma empresarial SAIS) 81.

Por todo lo expuesto se concluye que aún la semifeudalidad subsiste


como un problema fundamental del Perú en la actualidad.

c) La migración del campo a la ciudad

Debido a la crisis de la atrasada economía feudal de la sierra, la


construcción de las grandes vías de comunicación terrestre (pistas asfaltadas)
y un incipiente desarrollo industrial fabril urbano, se produjo en la década del 40
una serie de oleadas migratorias del campo a la ciudad. Matos Mar dice al
respecto:

Con la ampliación de la red vial y las modificaciones económicas,


que ensancharon el mercado interno en la década de 1940, se inició
la migración provinciana masiva a Lima, entró en crisis la ciudad
rural serrana y tuvo gran apogeo el latifundio costeño 82.

Miles de migrantes provincianos (especialmente provenientes de los


Andes), analfabetos y desempleados, llegaron a la ciudad capital en busca de
un futuro mejor. Esto ocasionó varios problemas:

 Primero, el crecimiento demográfico desmedido de la ciudad de lima.


Al respecto, Maletta refiere:

La población urbana absorbe (entre 1940 y 1970) más del 80%


del crecimiento poblacional, sobre todo en el área de Lima
Metropolitana que pasa en ese lapso de 600,000 habitantes a
más de tres millones (y a casi cinco millones, se estima, en
1980)83.
81
Al respecto, véase. MALETTA, Héctor y FORONDA, Jesús. La acumulación de capital en la
agricultura peruana. Lima, Centro de Investigación de la Universidad del Pacifico, 1980. p. 40.
82
Ibídem. p.31.
83
Ibídem, p.42.
A esto, debemos agregar el crecimiento en extensión de la ciudad
de Lima a través del surgimiento de las barriadas en la periferia. Al respecto,
Rita Gnutzmann precisa:

…, hay que tener presente los cambios que sufrió la capital en


aquellos años: Si Lima tenía 645 mil habitantes en 1940, en 1961
contaba con 1.846.000 y para finales del año 50 los sociólogos ya
registraban 56 barridas en la capital84.

Asimismo, se produjo – en general – el crecimiento de las ciudades


costeñas agudizándose el problema del centralismo. Se inició también un
proceso de urbanización y modernización de la ciudad de Lima en el contexto
de una industria incipiente. Al respecto, Washington Delgado sostiene:

Desde 1950, las ciudades costeñas han venido creciendo


monstruosamente hasta el punto de que la mayoría de la
población nacional se halla en ellas hundida en la miseria,
generalmente sin trabajo estable que le permita sobrevivir con
alguna dignidad. Este es el origen de la crisis que agobia al país
entero y que los escritores del 50 percibieron rápidamente,
tempranamente85.

 Segundo, el reacomodo y el reordenamiento de las clases sociales, el


surgimiento de nuevos grupos de poder y nuevos ricos. Sobre esto,
Boniface Ofogo Nikama dice:

Paralelamente a la invasión de la capital por los provincianos, se


produce en los años 50 una especie de desmoronamiento de la
clase jerárquica social, una revoltosa y traumática inversión del
orden establecido. El fenómeno de la invasión trae consigo una
oleada de nuevos ricos que amenazan con romper el frágil
equilibrio mantenido durante décadas por la inamovible y vieja
burguesía limeña86.

84
Al respecto, véase. GNUTZMANN, Rita. “Una retrospectiva sobre medio siglo de narrativa
peruana”, 2009. p. 192.
85
Al respecto, véase. DELGADO, Washington. “Julio Ramón Ribeyro en la generación del 50”.
En: Julio Ramón Ribeyro: El rumor de la vida, 1996. p. 112.
86
Al respecto, véase la tesis doctoral de. OFOGO, Boniface. La generación del 50 en el Perú
(una narrativa plural), 2002. p. 139.
Este ordenamiento de las clases sociales no solo originó la aparición
de nuevos ricos, sino también la presencia de grandes masas marginadas y
excluidas habitando las periferias, sumergidas en la pobreza y la carencia de lo
más elemental para la sobrevivencia.

 Tercero, el desplazamiento de la semifeudalidad a la ciudad. El


problema de la tierra (cuestión fundamental en el campo) se convirtió - para los
migrantes – en la ciudad en el problema de la vivienda, la cual al no ser
resuelta motivó una serie de invasiones de terrenos periféricos. Al respecto,
Boniface Ofogo sostiene:

…el (…) inmigrante abandona sus tierras para ir a vivir a Lima


donde nunca llegará a ser propietario de una parcela. Por eso se
puede decir que nunca será un limeño, porque el problema de la
tierra es un factor fundamental que determina la pertenencia a un
lugar…87.

Y como en el Perú nunca se desarrolló un capitalismo netamente


industrial, el migrante no se convirtió en Lima en un obrero asalariado, sino en
un trabajador siervo, carente de derechos laborales. En ese sentido, la
semifeudalidad no solo tiñó con su gris color las relaciones sociales de
producción, sino casi todas las actividades humanas: la educación, la
administración de justicia, la cultura, etc.

d) La guerra civil de 1980 a 1992

Esta fue desarrollada e impulsada por Sendero Luminoso para,


supuestamente, resolver los problemas anteriormente expuestos, pero se
convirtió ella misma – por sus consecuencias – en un problema más. Los
presos en las cárceles, los cientos de desaparecidos, los miles de muertos, las
masacres de ambos bandos y los genocidios perpetrados aún hieren al ser y la
dignidad de la nación. Fue una guerra cruenta donde se enfrentaron dos
87
Ibídem. p. 83.
partes: el Estado liderando la república oficial y SL a la cabeza de un partido
voluntarista autoritario. En el medio de ambas se encontraba la gran masa de
los sectores populares como parte fundamental de la República subalterna.
Fue un conflicto de larga duración debido a que la inmensa mayoría no se
sentía identificada con ninguno de estos dos bandos y sus proyectos en
marcha. El primero siempre la excluyó y la redujo a una categoría inferior; el
segundo le segaba la vida ante cualquier muestra de iniciativa y libertad. Pero
también puede suponerse que fue un conflicto de la larga duración debido a la
incapacidad del Estado para enfrentar dicho problema, sobre el problema de la
subversión Manuel Jesús Granados hipotetiza:

¿Y por qué el accionar senderista avanzó muchísimo, desde 1980


hasta 1993? Algunas personas afirmaban que era debido a la
falta de una acción planificada del estado, y no tanto así por la
metodología aplicada por el PCP Sendero Luminoso. Si se
examina con cierta claridad las cosas, se nota, objetivamente que
hay una conjugación de ambos factores88.

e) La modernización y la democratización de la sociedad

La modernización y la democratización han seguido caminos


paralelos en el devenir de la sociedad peruana. El desarrollo del estado, la
ciudad y la sociedad en general, de acuerdo a los estándares mundiales, ha
colisionado siempre con el desconocimiento de la ciudadanía de las grandes
mayorías. Han aparecido casi todos los elementos del capitalismo en el
escenario: trenes, carreteras, bancos, instituciones del estado demoliberal,
constituciones, ejército profesional, escuelas, etc.; pero nunca el actor
principal: la producción capitalista. Es por eso que todos los esfuerzos de
modernización y democratización han fracasado.

Durante su periplo el Perú ha intentado modernizarse en varias y


sucesivas ocasiones a través de los gobiernos de Piérola, Leguía, Odria,

88
Al respecto, véase. GRANADOS, Manuel. EL PCP Sendero Luminoso y su ideología. Lima,
Imprenta Billgraf, 2015. p.23.
Belaunde (Primer gobierno), Velazco y Fujimori. A excepción del primero,
todos los demás han sido impulsados por las grandes masas, que se
movilizaron en su debido momento para exigir sus demandas históricas.

A las grandes mayorías se les ha reconocido declarativa y


judicialmente la ciudadanía, pero se les ha negado tal condición en los hechos
y es que si bien existe formalmente un estado demoliberal, la subsistencia de la
economía semifeudal aún invade y condiciona todas las relaciones de los
hombres en la sociedad. Sobre una economía semifeudal es imposible que
prospere y se realice plenamente un estado liberal. Mariátegui dice al respecto:
“Sobre una economía semifeudal no pueden prosperar ni funcionar
instituciones democráticas y liberales” 89.En este sentido, la semifeudalidad no
solo es una traba para el desarrollo del capitalismo, sino también un freno para
la modernización y la democratización de la ciudad, el estado y la sociedad.

Los intentos fallidos por modernizar y democratizar la sociedad han


traído consigo otros problemas: el excesivo centralismo limeño, la urbanización
sin industrialización y el crecimiento de la burocracia estatal. Los tres sectores
de la clase dominante actual no han solucionado los graves problemas que
afectan al Perú. Matos Mar reconoce que:

La clase dominante, cuya hegemonía es disputada por sus tres


segmentos: el narcotráfico, el capital privado asociado al estado y
el capital transnacional, es indiferente a toda visión nacional de
nuestro desarrollo. Solo pretende usar el estado o para acrecentar
fortunas familiares o para satisfacer las exigencias y pretensiones
del capital internacional90.

Sobre estos problemas emerge y se desarrolla un conjunto de


escritores conocidos como La Generación del 50. Los cuales van a tratar el
problema de la migración y los cambios que esta produjo en la Lima colonial.

89
Ibídem. p. 53.
90
Ibídem. p. 54.
2.2 La generación del 50

Según Miguel Gutiérrez esta generación estuvo compuesta por los


intelectuales, artistas y hombres de acción nacidos en el país entre los años
1929 y 193591. Específicamente en el plano literario estuvo integrado por los
escritores Carlos Eduardo Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Enrique
Congrains Martín, Felipe Buendía, Sebastián Salazar Bondy, Oswaldo
Reynoso, Migue Gutiérrez, Manuel Scorza, Mario Vargas Llosa y Julio Ramón
Ribeyro. La mayoría provenientes de la pequeña burguesía y la clase media.

En el contexto internacional, estos escritores desenvuelven su obra


literaria en el proceso de la lucha de dos modelos fundamentales de sociedad
(el capitalismo y el socialismo), de dos tendencias históricas (la reacción y la
revolución), de dos grandes ideologías (liberalismo y marxismo) y dos clases
sociales antagónicas (la burguesía y el proletariado). Asimismo, desarrollaron
su rol creativo e intelectual en medio de sucesos históricos trascendentales: la
II Guerra Mundial, la Revolución china, la Revolución cubana, la Guerra Fría,
etc.

En el contexto nacional, esta generación surge dentro de la dinámica


de la modernidad del subdesarrollo (la dualidad de nuestra economía agraria –
dicotomía sierra y costa – la tecnologización de la agricultura de la costa y el
auge del industrialismo en la ciudad) y el desplazamiento de la semifeudalidad
a la ciudad (la marginalidad social suburbana, la incorporación de la población
andina a la ciudad y un nueva estructuración de las clases sociales). Los
escritores de esta generación desenvuelven su obra literaria en una sociedad
abrumada por problemas fundamentales acumulados sucesiva e
históricamente: la independencia inconclusa, la supervivencia de la
semifeudalidad y la migración del campo a la cuidad básicamente. Asimismo,
como expresión de estos problemas, surgen una serie de sucesos importantes
para la historia del Perú: la Guerrilla del 65, la Reforma Agraria, la guerra civil
91
Al respecto, véase GUTIÉRREZ, Miguel. La generación del 50: un mundo dividido. Lima,
Editorial Labrusa, 1988. p. 49.
iniciada por SL y los sucesivos procesos de modernización del estado y la
sociedad llevados a cabo por los gobiernos de Odria, Belaunde, Velazco y
Fujimori. Miguel Gutiérrez dice al respecto:

La generación del 50 (…) su génesis y desarrollo están ligados al


proceso de reactivación y profundización del capitalismo
burocrático, que implicó una segunda modernización general de
la sociedad peruana, fortalecimiento del Estado, incremento
acelerado de las clases medias, crecimiento urbano y proceso
migratorio del campo a la ciudad lenta evolución de la feudalidad
sin destruir sus estructuras,…92.

Desde un punto de vista similar al anterior, Eduardo Huárag Álvarez


comenta:

La narrativa literaria de los años 50, en el Perú, irrumpe en un


momento histórico social particularmente significativo. En esa
década el medio urbano se consolidaría como el desarrollo
fundamental del desarrollo económico. A la vez se reafirma el
centralismo (administrativo y político) en perjuicio del área rural.
Los personajes ligados al latifundio mantuvieron su poder por
unos años más, aunque era evidente que la economía agrícola
empezaba a ser desplazada por las actividades financieras muy
ligadas a los capitales del extranjero93.

¿Cuál fue la posición de los escritores de esta generación frente a


estos problemas?

En la lucha decisiva entre la Revolución Proletaria Mundial (RPM) y


la Reacción Burguesa Mundial (RMB), estos intelectuales adoptaron
básicamente dos posiciones ideológicas. La mayoría de ellos – influidos por el
escepticismo y el existencialismo – se sumió en la confusión ideológica,
adoptando a lo sumo, actitudes reformistas, contestarias, rebeldes o sumisas
en sus escritos; limitaron su literatura a la denuncia. Un grupo minoritario se
adhirió al marxismo y a la literatura comprometida (Congrains).

92
Ibídem. p.52.
93
Al respecto, véase. HUÁRAG, Eduardo. “Ribeyro: Innovaciones en la técnica narrativa del
realismo urbano”. 2000. p. 261.
En el plano nacional, abordaron principalmente en sus obras el
problema de la migración del campo a la ciudad. Luis Fernando Vidal afirma:

Un atento y valioso grupo de narradores en cierta medida


adelantándose a los sociólogos, percibe la metamorfosis profunda
que sufre la ciudad y compromete con aquellos desposeídos que
dejando lo poco que tenían en la provincia llegaron a Lima en pos
de la esperanza. Julio Ramón Ribeyro y Enrique Congrains
Martin, si no los primeros son los que mayor fuerza, continuidad y
hondura dan cuenta de esta nueva faz de la ciudad y los
problemas humanos que esta configuración comporta 94.

Asimismo, reflejaron en su creación literaria el desplazamiento de la


feudalidad a la ciudad, cuestión intrínseca al problema antes mencionado. Eva
Valero dice: “…la acertada interpretación de la narrativa urbana como
culminación y desarrollo de la literatura indigenista, dado que los escritores del
50 profundizan en los problemas del indio que se traslada a la ciudad” 95. La
presencia de los migrantes en la ciudad generó nuevos y múltiples problemas
que, en cierto modo, eran una continuación de lo ocurrido en el campo:
miseria, marginación, exclusión, problemas de vivienda, etc. miles de
desposeídos provenientes de la provincias principalmente andinas luchaban
entonces por sobrevivir en la urbe. La ciudad se convirtió en el centro de la
narración de los escritores de esta generación premunidos de un realismo que
– al decir de Eduardo Huárag – lindaba con el naturalismo 96. Ellos querían
brindar un testimonio de ese periodo tan álgido y veloz de la sociedad peruana,
la vorágine de la urbe que se atraganta con el ciclón de migrantes que la
invaden. Sin embargo, el suyo es un testimonio escéptico, sin una posición
ideológica clara en el contexto de la lucha de clases de ese entonces. Boniface
Ofogo precisa:

Si el papel de la literatura es dar testimonio de su época y


expresar su visión del mundo, los escritores del 50 optan por
cumplir ese papel conscientes además, de lo que ha de
desempeñar el artista contemporáneo en la evolución de la
94
Al respecto, véase VIDAL, Luis “La ciudad en la narrativa peruana”. 1987. p. 31
95
Al respecto, véase. VALERO, Eva. La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro. Alicante:
Universidad de Alicante, 2001. p.219.
96
Ibídem. p.262.
sociedad de masas. El suyo es, finalmente un testimonio
angustioso fríamente escéptico e inquietante. Pero no se trata
más que un simple testimonio, porque los escritores del 50 no
expresan claramente al lector una postura ideológica 97.

Este afán por retratar la realidad de la urbe poblada de marginalidad


y de miseria no se concentró – con la clásica mirada comprometida de los ojos
del marxismo – en el determinismo económico de la pobreza, sino que ahondó
en los aspectos existenciales y psicológicos del ser humano. Eduardo Huárag
sostiene:

…a partir de los años 50 la narrativa no se centra exclusivamente


en el aspecto socio económico. No lo consideran el único tema
en conflicto. La idea de la condición humana compleja es la que
tiene más arraigo. Los escritores de este periodo ahondan en los
aspectos emocionales, anímicos, sociológicos, de los personajes
de la vida cotidiana. (…). Con el realismo urbano, la obra
incorpora los hechos absurdos, la ironía y el humor como
posibilidades de expresión98.

Preocupados por retratar la urbe abordaron también el proceso de la


modernización de ella así como el del estado y la sociedad. Sin embargo -
debido a las trabas feudales y a la presencia del capital extranjero como una
manifestación de la semicolonialidad - reflejaron su proceso incompleto. En ese
sentido, la Generación del 50, fue una manifestación del fracaso de la sociedad
peruana en su conjunto. La siguiente cita de Marcel Velásquez Castro refuerza
lo dicho:

Lima durante la década del 50 vive intensos procesos de


modernización, sin embargo, no se consolida una modernidad
plena en ninguno de los campos que articulan nuestra sociedad.
La generación del 50 formaliza el reiterado fracaso del proyecto
moderno en el Perú99.

97
Ibídem. p.489.
98
Ibídem. p. 262.
99
Al respecto, véase. VELÁSQUEZ, Marcel. “Ribeyro, Salazar Bondy y Loayza. El ensayo
literario en la generación del 50”. 2002. p.61.
Debido a su mayoritaria tendencia escéptica, los escritores de esta
generación renunciaron a la comprensión de la realidad, no abordaron los
problemas fundamentales de la sociedad peruana en su interacción, en su
conjunto y en su totalidad. Se conformaron solo con dejar un testimonio literario
de la migración del campo a la ciudad. Los demás problemas fueron
prácticamente obviados, especialmente el más trágico: la guerra civil de 1980 a
1992. Esto pese a que aún en esos años muchos de los integrantes de esta
generación se encontraban todavía en una etapa productiva. En este sentido,
los escritores de esta generación no escribieron una obra que pueda
brindarnos una suma total de la realidad peruana.

A modo de resumen exponemos algunas visiones amplias sobre el


significado de esta generación y sus aportes fundamentales.

Carlos Eduardo Zavaleta señala los siguientes rasgos:

 Cambio del foco narrativo del campo a la ciudad.


 Análisis del mundo juvenil (niños, adolescentes).
 Revelación de la clase media.
 Empleo del psicologismo como método de descripción de la vida
interior del personaje (por ejemplo: el monólogo interior).
 Búsqueda del lenguaje peruano.
 Cultivo del pensamiento teórico (novela histórica, ensayo).
 Adherencia al neorrealismo100.

Boniface Ofogo Nikama, resalta los siguientes aspectos:

 Esbozaron una descripción crítica de la ciudad de Lima.


 Elaboraron su literatura en torno a un eje temático principal: La
marginalidad social, económica, antropología y cultura.
 Impugnaron el sentido tradicional de la existencia y la realidad.
 Cuestionaron el rol del escritor en la sociedad.

100
Al respecto, véase. ZAVALETA, Carlos. Narradores peruanos de los 50s. Estudio y antología.
Lima: Instituto Nacional de Cultura, 2006.
 Describieron los espacios cerrados de la ciudad en especial (burdeles,
cantinas, mansiones, etc.) como refugios de la marginalidad.
 Revitalizaron el neo indigenismo con sus nuevos aportes a las técnicas
narrativas (Arguedas).
 No adoptaron una posición ideológica clara. Su tendencia fue hacia el
escepticismo y el pesimismo.
 No tuvieron un compromiso claro y firme con el proletariado urbano; no
crearon una literatura de protesta.
 Experimentaron con nuevas técnicas narrativas.
 Condujeron el cuento a su máximo apogeo 101.

Por último, Eva Valero Juan destaca lo siguiente:

 El papel determinante de los procesos sociales sobre los procesos


culturales:
 La literatura nacional es un testimonio y un reflejo de la
evolución histórica de la sociedad peruana.
 La visión literaria indigenista y la visión literaria urbana son la
expresión cultural e ideológica del dualismo de nuestra
economía: La constante oposición entre la costa (el
industrialismo incipiente) y la sierra (el latifundio feudal).
 Los problemas fundamentales en el proceso de la construcción
de la nacionalidad republicana impiden la formación de un
proyecto literario nacional.
 La tradición literaria peruana es una constante búsqueda de la
identidad nacional.
 La imposibilidad del nacimiento de una genuina literatura nacional
debido a la supremacía de un orden social caduco 102.

2.3 Ribeyro en la Generación del 50


101
Al respecto, véase. OFOGO, Boniface. La generación del 50 en el Perú (una narrativa
plural), 2002.
102
Al respecto, véase. VALERO, Eva. La ciudad en la obra de Julio Ramón Ribeyro, 2001.
Julio Ramón Ribeyro, escritor proveniente de la clase media cumplió
un gran papel dentro de esta generación y fue uno de los mejores cuentistas de
ese periodo de la literatura peruana. Publicó sus primeros libros a inicios de la
década del 50 (Los gallinazos sin plumas y Cuentos de circunstancias) cuando
se desató la marea de las migraciones del campo a la ciudad en varias y
sucesivas oleadas, fenómeno que en cierta medida obligó a los gobiernos de
Odria, Belaunde, Velasco y Fujimori a realizar grandes esfuerzos de
modernización de la ciudad, el estado y la sociedad peruana en general.
Magdalena Tomanova precisa:

…Ribeyro inició su carrera literaria en una época de notable


crecimiento de la capital entre los años 40 y 50. Al igual que los
demás narradores de la generación del 50, Ribeyro registra en su
obra la llamada modernización que transformó a Lima y con la
que devino el cambio social, concretamente el socio – económico
o el socio – político103.

Debido a la crisis de la atrasada economía feudal agraria serrana


miles de hombres y mujeres de composición provinciana y andina toman por
asalto la ciudad de Lima y otras ciudades de la costa donde se desarrollaba
embrionariamente un capitalismo industrial. En el inicio de este conflicto entre
dos formas de producción, empieza a escribir JRR. Juana Martínez Gómez
dice:
La época en que comienza a escribir Ribeyro corresponde a un
momento de gran crisis producida al entrar en contradicción el
desarrollo urbano industrial y el arcaísmo agrario pre existente.
Lima se vio afectada directamente por esta situación no solo por
el crecimiento intrínseco del capitalismo urbano sino también por
la llegada de un gran aluvión de población rural migratoria que se
extendió por los suburbios. La consecuencia inmediata consistió
en un crecimiento desordenado que obligo a la ciudad a
reorganizarse socialmente con las nuevas clases sociales
nacientes y una nueva clase media en expansión 104.

103
Al respecto véase. TOMANOVA, Magdalena. “La obra cuentística de Julio Ramón Ribeyro”,
2008. p.20.
104
Al respecto véase MARTÍNEZ, Juana “Julio Ramón Ribeyro o la estética del fracaso”. 1997,
p. 243.
JRR refleja literariamente los otros fenómenos que acompañaron a
esta explosión migratoria: el crecimiento demográfico urbano, el aumento de
las barriadas y los pueblos jóvenes, la restructuración de las clases sociales y
la extensión paulatina de la miseria y la marginalidad. En ese sentido,
reproduce sobre todo la vivencia existencial de la pequeña burguesía y la clase
media.
Ante este fenómeno bastante sensible no opta por una oposición
radical al status quo, pero sí intentó describir literalmente la pobreza y la
miseria reproducida en la ciudad. Al respecto, Giovanna Minardi afirma:

Ribeyro intuye la crisis, la describe de forma fragmentada, en él


todo se reduce a individualidad, las individualidades a
sensaciones, las sensaciones a menudo a desconsuelo, pero en
esta fragmentación no cesa de ser un “visionario”, es decir un
intelectual que pronuncia ciertos cambios sociales y humanos 105.

Para explicar por qué JRR reflejó la realidad de manera fragmentada


en su literatura, por qué no abordó en su totalidad los problemas
fundamentales de la sociedad peruana, por qué mayormente se dedicó a
representar la desazón existencial de la pequeña burguesía, por qué se respira
en su obra literaria y reflexiva escepticismo, pesimismo y fracaso, se hace
necesario analizar su concepción del mundo y su noción del hombre.
Básicamente a partir de su pensamiento ideológico se puede comprender su
representación del otro y la otredad.

a) Escepticismo en la concepción ribeyriana del mundo

El escepticismo en el pensamiento de JRR es un hecho aceptado


mayormente por la crítica, pero también es un hecho reconocido y corroborado
por el mismo escritor a través de las entrevistas que concedió en el tiempo. Lo

105
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. “Algunas consideraciones generales sobre la
cuentística de Julio Ramón Ribeyro”. 2002, p. 126.
que queda por definir ahora es qué papel cumplió este tipo de filosofía como
núcleo de su concepción del mundo, de la sociedad y del hombre en su
creación literaria y reflexiva. Oscar Osorio dice al respecto:

Sobre el escepticismo de Ribeyro (…), la mayoría de los críticos


coinciden en señalarlo como un rasgo fundamental, estructural si
se quiere, de su obra. Pero ha habido una gran divergencia sobre
la interpretación de ese escepticismo ribeyriano: desde los que se
encuentran en ello una feroz crítica contra la injusta sociedad
peruana – Alfonso la Torre llega a situarlo al lado de Mariátegui y
Haya de la Torre – hasta quienes ven a un reaccionario amargado
cuestionando una visión de Lima de las clases populares 106.

Este mismo estudioso nos da a entender que JRR intentó ubicarse


en medio de la concepción revolucionaria y reaccionaria del mundo:

No tiene, (…), su obra ninguna intención política, aunque


obedece inevitablemente, a una construcción ideológica, a una
manera de entender el mundo. El propio Ribeyro entiende que, a
pesar de su apatía política, su obra está orientada por una visión
del mundo particular107.

Su escepticismo no llega a convertirse en nihilismo, pero sí se hunde


en el pesimismo; su escepticismo es más bien sinónimo de duda y una
reacción al dogmatismo de las dos concepciones en pugna en el siglo XX: el
liberalismo capitalista desmedido y el marxismo socialista totalitario. Peter
Elmore plantea que:

El escepticismo de Ribeyro no se confunde con el nihilismo (…).


El núcleo ético y pragmático de la posición que el prosista
defiende se compone, (…), de antidogmatismo e incredulidad
(…), el Ribeyro de Prosas apátridas pertenece a un linaje
humanista y liberal que (…) rechaza las pretensiones universales
de los totalitarismos modernos108.
106
Al respecto, véase. OSORIO, Oscar. “Ribeyro, tejido social y visión del mundo”. Revista
poligrama. Vol. 000, N° 0018, jul. 2002. p.2.
107
Ibídem. p.4.
108
Al respecto, véase. ELMORE, Peter. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro.
Lima, Fondo Editorial del Pontificia Universidad Católica del Perú, 2002. p. 157.
Se podría decir figurativamente que este intentó ignorar a los dos
gigantes históricos en contienda en el siglo XX – el capitalismo liberal y el
socialismo marxista – pero que al final terminó alimentando un poco a ambos:
por un lado se acercó ligeramente al marxismo, describió la marginación de los
pobres de la ciudad y se presentó como un escritor comprometido; por el otro
lado se acercó también un poco al humanismo liberal, obvió la mayoría de los
problemas fundamentales de la sociedad peruana y se configuró a sí mismo
como un escritor pesimista, un auscultador del fracaso cercano a las tiendas
del absurdo literario , cercano a lo reaccionario. Lise Bakken sostiene:

Se podría pensar que el pensamiento, el desencanto y la


nostalgia que impregnan una gran parte de la obra ribeyriana
hacen del autor reaccionario. (…). Sin embargo la empatía por las
capas empobrecidas además de la crítica perspicaz de las de las
clases dominantes (…), demuestra que el compromiso social es
un aspecto significativo en su producción literaria. Al igual que
muchos escritores de su generación, Ribeyro simpatizo en cierta
época con el marxismo. En los años sesenta (…) incluso llego a
hacer pública su empatía por la lucha armada del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), grupo peruano de tendencias
marxistas liderado por Luis de la Puente Uceda. Años después ya
abandonado e izquierdismo, el autor confiesa que de hecho solo
había sido “un marxista superficial….”109.

Las causas que originaron el surgimiento del escepticismo en JRR, a


decir de muchos críticos, son: la muerte de su padre, la degradación de la
clase social a la que perteneció y la caída de Lima virreinal en manos de la
migración masiva (los andinos).

b) El Humanismo en la concepción ribeyriana del hombre


109
Al respecto, véase. BAKKEN, Lise. “la restitución del halito negado. Marginalidad como
cuestionamiento social en tres cuentos de Julio Ramón Ribeyro”. 2010, p.17.
Así como el escepticismo es el núcleo y eje en la concepción del
mundo de JRR, el humanismo lo es en su concepción del hombre y la
sociedad. No se puede comprender completamente la ideología de ribeyriana si
no se conoce el humanismo impregnado en su obra. Al respecto, Giovanna
Minardi dice:

Partiendo del presupuesto que la concepción del hombre en


Ribeyro se basa en el pesimismo, (…), después de haber agotado
las venas del desencanto, descubrimos un humanismo que se
complace, que acepta los errores de sus personajes, que tolera el
fracaso naturalmente a través del velo de la ironía… 110.

JRR colocó al hombre en el centro de su obra literaria, tanto en la


narrativa como en la reflexiva. No le interesa tanto el determinismo económico
del ser humano o la lucha de clases, sino el mundo existencial, el mundo
atemporal del hombre, los sentimientos y las razones que están más allá de los
sistemas económicos o las sociedades específicas. Esta misma crítica italiana
dice otra vez:

La intensión de fondo de la literatura ribeyriana es esencialmente


humanista (…). El escritor puede ayudar a cambiar la visión de las
cosas, a limar nuestra sensibilidad pero no ciertamente a cambiar
el estado de las mismas (…) la literatura no puede redimir al
mundo, pero sí puede hacerlo más tolerante111.

Para muchos es el humanismo lo que acerca a Ribeyro a la


ideología de la izquierda, pero el hecho de retratar la miseria, reflejar la
marginalidad y expresar el dolor humano no es suficiente para ubicarlo en la
posición de escritor comprometido, pero para otros, es al contrario: tal
humanismo lo ubicaría en una posición ideológica cercana a la derecha. Jorge
Valenzuela Garcés afirma:

…los cuentos de Ribeyro no son explícitamente marxistas. (…),


más bien, muestra a un escritor incómodo con este tipo de

110
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima:
Banco Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002. pp. 21,22.
111
Ibídem. pp.26, 27.
humanismo bien intencionado. La idea es observar las
consecuencias de esa incomodidad, los resultados de esa
renuncia que llega a la ironía y hasta el sarcasmo contra las
llamadas “victimas sociales del sistema”112.

Y Paul Baudry es aún más tajante cuando dice que: “La teoría del
supuesto humanismo de izquierda resulta inexacta, primero por el carácter
asistémico y escéptico del pensamiento de Ribeyro pero sobre todo, porque
excluye las implicancias de la adopción de una tercera postura, en este caso,
cínica”113.

En este sentido, el humanismo de JRR no se acercó al humanismo


marxista, socialista o de izquierda: el suyo fue simple y llanamente un
humanismo liberal.

c) Ribeyro y los problemas fundamentales de la sociedad peruana

Casi todas las acciones y obras humanas son realizadas bajo la guía
y la conducción de una concepción filosófica del mundo o una determinada
ideología. El sistema de ideas que se estructura en nuestra mente se expresa
consciente o inconscientemente en el hacer, el pensar o escribir. En ese
sentido, tanto el actuar social o político así como la creación literaria son
expresiones directas de la aproximación constante de nuestra concepción
filosófica o ideológica a los problemas y fenómenos de la realidad. La literatura
es una forma de reflejo aproximado de la realidad una recreación artística del
mundo. Todos los escritores expresan un sistema de ideas en su actuar social,
en su práctica política y en su creación personal. Citlaly Hernández Gallegos
afirma:

112
Al respecto, véase. VALENZUELA, Jorge. “un narrador insolidario: el caso de Junta de
acreedores de Julio Ramón Ribeyro”, 2004. p. 75.
113
Al respecto, véase. BAUDRY, Paul. “Tres respuestas a un modernidad en crisis: algunas
posturas escépticas y cínicas en la obra de Julio Ramón Ribeyro”, año. p. 202.
Es cierto que en su narrativa es innegable la relación con la
realidad circundante (situación político – económico – social del
Perú), no obstante, esto es una situación común a toda obra
literaria – (…) – pues la producción artística de cualquier época o
lugar no puede sustraerse de la realidad cultural que la produce
en tanto sus creadores son seres sociales, que interactúan con
los elementos de la realidad114.

Al analizar la ideología de JRR hallamos los siguientes rasgos:

 Escepticismo (doctrina filosófica que opta por la suspensión de juicio;


plantea que lo único seguro es la duda). Ribeyro declara: “… escéptica
es la persona que duda y que considera que es muy difícil llegar al
conocimiento de la verdad. Si lo consideramos así, tal vez yo sea un
escéptico”115.
 Agnosticismo (doctrina filosófica que niega la posibilidad de conocer la
esencia de las cosas, de descubrir la verdad). Ribeyro dice: “…nunca se
puede llegar a conocer la verdad…”116.
 Irracionalismo (tendencia filosófica que reemplaza la razón por la
voluntad, la vida, la existencia). Ribeyro confiesa: “La vida la concibo
como algo completamente irracional impredecible, donde no hay lógica
ni dirección u objetivos determinados…”117.
 Concepción indeterminista, cíclica y pesimista de la historia (el
indeterminismo niega la existencia de las leyes en el proceso de la
historia; la concepción cíclica plantea que no existe proceso en la
historia; la tendencia pesimista, que la humanidad es incapaz de forjar
una mejor sociedad). Ribeyro señala: “En la historia no existen reglas,
no hay progreso (…), no hay perfectibilidad en el hombre, en la
sociedad”118.
 Humanismo liberal en su concepción del hombre.

114
Al respecto, véase. HERNÁNDEZ, Citlaly. El humor en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro.
2010, p.6.
115
Al respecto, véase. COAGUILA, Jorge. Ribeyro, la palabra inmortal. Iquitos, Tierra Nueva
Editores, 2008. p. 38.
116
Ibídem. p. 78.
117
Ibídem. p. 80.
118
Ibídem. p. 81
Premunido de esta ideología, JRR abordó la realidad y la reflejó
aproximada y artísticamente en su obra cuentística y reflexiva.

Al igual que el resto de los escritores de su generación no captó los


problemas fundamentales de la sociedad en su totalidad y en interconexión,
sino únicamente esbozó una representación fragmentada de la realidad. JRR
fue incapaz de reflejar la realidad total; esa incapacidad reside en su limitada
ideología asentada sobre concepción no científica del mundo. Lise Bakken
afirma:
En los últimos relatos de Ribeyro el compromiso va
desapareciendo, (…), en estos cuentos el autor no hace
referencia a los desafíos contemporáneos de la sociedad
peruana, como por ejemplo la subversión de los ochenta. Como
han creído ver muchos críticos, los últimos cuentos ribeyrianos,
(…), constituyen más bien una huida de la realidad
contemporánea peruana119.

Dicha incapacidad la reconoció el propio escritor, al respecto él


mismo dice:
Yo no me atrevo a escribir sobre el Perú actual o sobre la Lima
actual, (…), no logro descifrar a la nueva sociedad peruana, me
parece muy confusa, muy caótica, no sé a dónde va (…) yo creo
que escribir sobre lo actual no es imprescindible 120.

Estas últimas palabras del escritor nos conducen a afirmar que él no


tuvo ninguna intención política en su obra cuentística o reflexiva. César Osorio
confirma esta aseveración:

Ribeyro no intenta una crítica social, su intención fundamental es


contar su país, contar su Lima, contar su infancia, contarse a sí
mismo en la feroz encrucijada de su experiencia social y familiar.
La crítica social o política que puede inferirse de su obra no es un

119
Ibídem. p. 18.
120
Al respecto, véase MINARDI, Giovanna La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Banco
Central de Reserva del Perú-La Casa de Cartón, 2002, p. 26.
propósito del autor, sino el resultado de la construcción de una
imagen de una sociedad desde la óptica de su pesimismo vital 121.

En suma, por todas las referencias mostradas tanto de la crítica


como las del propio Ribeyro, se concluye que este nunca fue un escritor
comprometido, un escritor humanista marxista o un escritor de izquierda; lo
cual tampoco lo aíslan de ser el gran cuentista que evidenció los problemas de
su época y las ficcionalizó desde su concepción particular del mundo.

Capitulo III

El problema de la Otredad

121
Ibídem. p. 5.
3.1 Nociones de la Otredad

La reflexión filosófica ha buscado siempre responder las preguntas


fundamentales del hombre: ¿Qué es el ser?, ¿cuál es la causa del
movimiento?, ¿cómo se origina el mundo?, ¿podemos conocer la verdad?, etc.
De esta manera el ser humano, inmerso en la sociedad, ha intentado explicar
las relaciones que entabla con otros seres humanos en el proceso de sus
vidas: relaciones económicas, culturales, sentimentales, sexuales, etc. En ese
proceso se ha extrañado de su similitud con algunos hombres, pero también
de su diferencia con el resto. Al relacionarse con los demás y al intentar
explicar su propia identidad como persona, se percata de que existen “otros”.
Desde una perspectiva individual los demás son otros, pero a su vez también
somos en algún momento “otros” para los demás. En la sociedad nuestra
condición de otros es absoluta y relativa a la vez: siempre somos para el
conjunto otros y estos lo son a veces para nosotros.

3.2 Origen y desarrollo del problema

 Origen

Desde el momento en que el hombre se desgajó y se separó del


mundo animal (hace aproximadamente dos millones de años) y tomó
conciencia de la realidad a través del trabajo, se percató de que existían seres
humanos similares a él, pero también diferentes; ya sea por la edad, el sexo o
los rasgos físicos .Para la concepción animista del mundo del hombre primitivo,
incluso la naturaleza estaba dotada de vida y poseía los mismos rasgos
espirituales que él. La naturaleza era un otro generoso e implacable a la vez.

 Desarrollo
En gran parte de la sociedad primitiva (el salvajismo) no existieron
las clases sociales; estas recién van a empezar a germinar con la revolución
agrícola o neolítica (hace aproximadamente diez mil años, durante la barbarie)
que permitió el surgimiento de los excedentes de producción. Desde entonces,
los hombres se diferenciaron principalmente por la cantidad de riqueza material
acumulada. Es recién con el esclavismo que las diferencias sociales se van
agregar a las ya mencionadas más arriba; siendo una de las causas
fundamentales de la diferenciación humana hasta hoy.

En Teoría y realidad del otro (1961) el filósofo español Pedro Laín


Entralgo realiza un recuento histórico de la evolución del problema de la
otredad, partiendo de las culturas antiguas (India, China), hasta llegar a los
inicios del siglo XX. Dicho libro posee la virtud de presentarnos un análisis
minucioso de las ideas de los pensadores acerca de la “otredad”; pero también
posee cuatro desaciertos: 1) no realizar una exposición de la ontología griega
antigua (la metafísica de Parménides, Platón, Aristóteles); 2) no señalar con el
debido énfasis el peligro del solipsismo;3) no abordar más amplia y
profundamente la teoría marxista (Los conceptos de alienación, enajenación,
relaciones sociales de producción, etc.); 4) plantear que el problema de la
otredad se inició recién con el cristianismo.

Sobre esto último dice: “solo con el cristianismo, (…), podrá existir
un problema del otro”122, lo cual como hemos visto es inexacto, pues dicho
problema nació con el hombre mismo, se inició con el surgimiento de la
sociedad. Incluso, para los griegos y los romanos los esclavos eran
considerados res nulius (cosas, seres desprovistos de alma). La cosificación
del ser humano empezó con la civilización esclavista y continúa hasta el día de
hoy. Para algunos hombres los demás fueron o son meros objetos,
subhumanos, infrahumanos. Y es que la civilización esclavista consolidó la
propiedad privada, las clases sociales, el estado y la ideología. Desde entonces
esta última – un sistema de ideas que tiene por objetivo justificar y mantener el
122
Al respecto, véase LAÍN ENTRALGO, Pedro. Teoría y realidad del otro. Madrid,
Editorial Revista de Occidente S.A. Tomo I, 1968. p. 338.
orden social existente - se ha encargado a través del tiempo de denigrar a los
individuos explotados para legitimar y legalizar el orden injusto imperante. Así
los otros dominados y explotados fueron, íntegra y totalmente, una mercancía
en el esclavismo o únicamente depositarios de la mercancía llamada fuerza de
trabajo en el capitalismo.

Según el autor para Descartes el otro es “otro yo” pensante cuyo


nexo y revelación solo se consigue a través de la razón. Hume y Adam Smith
consideran que el vínculo entre el yo y el otro yo es la simpatía. Hobbes y el
pensamiento inglés (hasta el siglo XIX) creían que el yo se relacionaba con
otros yos a través de la conducta social (tendencia a convivir de un modo útil
con los demás) y el conocimiento (la percepción de los movimientos somáticos
del otro), pues el conocimiento del otro es inductivo (inferencial) o intuitivo
(directo). Kant plantea que el otro no es totalmente cognoscible, solo se puede
conocer lo fenoménico de su ser, mas no su esencia. Fichte dice que existe
una dialéctica del yo (ser humano) y el no yo (la naturaleza).

Del mismo modo, Hegel afirma que solo la libertad une al uno y al
otro y que por lo tanto, el hombre no puede ser libre sin la existencia de los
demás (el solipsismo es ontológicamente imposible); en el estado natural la
lucha por la libertad convertirá a unos en ser para sí (amo) y a los demás un
ser para otro (el esclavo, quien vive la negación de su ser; pues su miedo al
señor, en realidad, es el miedo a la muerte).Feuerbach propugna que el amor
es principio de unidad entre los hombres. Marx, establece que únicamente con
el triunfo del proletariado desaparecerá toda alineación y entonces la libertad y
la felicidad serán el patrimonio de toda la humanidad. Dilthey cree que la
cognoscibilidad del otro es un reencuentro del yo con el tú. Unamuno, piensa
que el dolor hace posible el descubrimiento del mundo externo y la conciencia
de uno mismo. Husserl, plantea que la investigación fenomenológica es la
retirada metódica del yo a la intimidad de la conciencia pura, y el otro es un
reflejo de “mí mismo”, un análogo que a veces es sujeto y a veces es objeto.
Scheler considera que la relación con el otro puede tener distintos grados de
profundidad. Buber manifiesta que existen dos tipos de relaciones: el yo-ello
que es una relación de carácter necesario entre el hombre y la naturaleza y el
yo-tú, una relación entre el hombre y Dios (el yo infinito) – de carácter
transtemporal y transespacial regida por la libertad – o una relación entre los
hombres.

Heidegger, asume que el solipsismo no existe, es un falso problema


pues solo puede haber coexistencia si hay otros seres humanos y cosas
externas; la existencia inauténtica cede paso a la auténtica con la conciencia
de la muerte. Jaspers dice que el yo – mismo no puede llegar a ser tal si no se
comunica con otro. Marcel sugiere que la relación yo – tú es comunidad en el
ser. Y finalmente, Sartre agrega que cuando el yo se encuentra en el otro este
se convierte en un objeto (objetivación del otro).

Hasta aquí llega el recuento realizado por Pedro Laín Entralgo.


Retomaremos el mismo, cuando nos ubiquemos en los inicios del siglo XX para
continuarlo cronológicamente hasta llegar a fines de dicho siglo.

Martín Buber (1878 – 1965) filósofo y escritor austriaco – israelí. Abordó el


problema de la otredad en Yo – Tú (1923) donde planteó una gnoseología
metafísica, una especulación teológica del proceso de conocimiento. Este
pensador parte de tres palabras fundamentales: yo, tú y ello, las cuales se
relacionan así:

 Yo – tú (los otros; Dios)


 Yo – ello (naturaleza).

La unidad de estas palabras refleja una relación entre los hombres


(el mundo psíquico); entre los y las formas ininteligibles (el mundo noético, de
los valores); y, una relación de los hombres con la naturaleza, (el mundo
físico).Según Buber, el yo (la persona) existe cuando se relaciona con otros
(idea similar a la “coexistencia” de la que hablaba Heidegger): “una persona
aparece en el momento en que entra en relación con otras personas” 123.

En cuanto a la relación yo – tú (tú eterno = Dios) esta habría existido


desde los mismos inicios del hombre, al respecto este filósofo dice:

La diferencia fundamental entre las dos palabras primordiales se


pone de manifiesto en la historia del hombre primitivo. Ya en el
fenómeno de relación elemental pronuncia la palabra yo – tú con
una naturalidad que procede a lo que cabe llamar visualización de
las formas, esto es, antes de conocerse a sí mismo como un yo.
En cambio, la palabra primordial yo – ello solo se torna posible
una vez adquirido este conocimiento, una vez efectuado el
aislamiento del yo124.

El tú eterno abarca mi yo pero no es mi yo. Todas las formas de


relaciones conducen hacia él: “…las líneas de las relaciones, si se las prolonga,
se encuentran en el tú eterno” 125. El mundo del tú no está engastado en el
contexto del espacio y el tiempo, el mundo del ello sí. Entre el yo y el tú se
encuentra el amor.

Mijaíl Bajtín (1895 – 1975), crítico literario y filósofo ruso. Asumió una
posición neokantiana y fenomenológica cercana a la filosofía del lenguaje
(análisis semántico). Famoso por su teoría del Dialogismo. Sus reflexiones
sobre el problema de la otredad, dispersas en sus obras fueron compiladas por
Tatiana Bubnova y publicadas el año 2000 bajo el título Yo también soy
(fragmentos sobre el otro). Mijaíl Bajtín. Según el referido filósofo, el otro es la
primera realidad con la que nos encontramos en el mundo (la madre es la
primera otredad). En esta relación con el otro el ser humano toma conciencia
de sí mismo y dice “yo también soy” (para Bajtín la otredad es un concepto
123
Al respecto, véase. BUBER, Martín. Yo – tu. Argentina, Ediciones Nueva Visión, 1969. p. 61.
124
Ibídem. p. 25
125
Ibídem. p. 73.
ligado a la “mismidad”). El yo y el otro comparten el ser. El otro es necesario
porque está fuera de nuestra subjetividad; su capacidad de “completarnos”
facilita el dialogo: él posee conocimientos sobre nosotros a los cuales no
tenemos acceso inmediato. El otro al ocupar una posición externa, puede
objetivarnos valorativamente. El otro no es solamente el que esta fuera de mi
(de mi mundo social) y que únicamente posee una potencialidad semántica,
sino que es aquel a quien valoramos (el mundo está inmerso a un conjunto de
valores axiológicos). El otro nos hace sentir nuestra condición de seres
inacabados.

Bajtín afirma que la otredad se manifiesta en cualquier actividad


humana, en la dimensión social. Podemos percibir la presencia del otro desde
tres ópticas:

 Yo para mí.
 Yo para otros.
 Otro para mí.

Sin embargo, si bien podemos conocer nuestra interioridad, no


tenemos acceso a la del otro: no podemos experimentar las vivencias del otro
(ni el otro tiene acceso a las vivencias de nuestra vida anterior). Al respecto,
sostiene:

En el mundo unificado del conocimiento, ya no puede situarme


como un yo – para – mi único, en oposición a todos los demás
personas sin excepción: pasadas, presentes, y futuros, en cuanto
otras para mí; por el contrario, sé que soy un hombre tan limitado
como todos los demás, y que cualquier otro se vive
sustancialmente a sí mismo desde el interior, sin plasmarse para
sí mismo en una expresión externa126.
Este filósofo ruso plantea que podemos experimentar la vida del
otro, la ética, cognoscitiva o estéticamente hacia el exterior, a través de la
empatía y luego iniciar el regreso. Luego de todo esto debemos comprender
que el otro se vive sustancialmente a sí mismo sin que se pueda conocer su
esencia.

126
Al respecto, véase. BUBNOVA, Tatiana. Yo también soy (fragmentos sobre el otro). Mijaíl
Bajtín. México, Editorial Taurus, 2000. p. 54.
En conclusión para Bajtín el otro como persona es un yo – para – sí
– mismo: “ser significa ser para otro y a través del otro, para sí mismo” 127, es un
“otro incognoscible”; el “otro absoluto” es Dios.

Jean Paul Sartre (1905 – 1980), escritor y filósofo existencialista francés.


Publicó El ser y la nada en 1943, en ella abordó sistemáticamente el problema
de otro: la tercera parte del libro (“Él para otro”) y la cuarta (“Tener, hacer y
ser”) están dedicados íntegramente a resolver esta cuestión. Sartre afirma que
el SER es increado y no puede venir de la nada (ex nihilo), no como asegura la
teología cristiana que el ser es creado de la nada. Al respecto dice:

El ser está aislado en su ser y no mantiene relación alguna con lo


que no es él. Es un ser del devenir y por eso está más allá del
devenir. No conoce (…) la alteridad: no se pone jamás como otro
que otro ser. No puede mantener relación ninguna con lo otro. Es
indefinidamente él mismo y se agota en siéndolo 128.

El ser es develado por el hastío y la náusea; ambas nos conducen a


la angustia. El solipsismo es soledad ontológica, un imposible. El ser humano
es en realidad una dualidad ontológica cambiante: el paso constante del para –
sí al para – otro y viceversa .La dialéctica del otro nos coloca a veces en la
posición de sujetos y a veces en la de objetos, a través de la mediación de la
“mirada reflexiva”.

Según Andrew Lloyd Smith129, Sartre afirma que:

a) Solo existimos si somos percibidos por otros.


b) Todo somos como nos perciben los otros.
c) el otro al mirarme me convierte en objeto.

127
Ibídem. p. 163.
128
Al respecto, véase. SARTRE, Jean Paul. El ser y la nada. Buenos Aires, Editorial Losada,
1966. p. 36.
129
Al respecto, véase “La mirada sartriana: poder y otredad en L´etre et le Néunt, La Nausée y
Huis Clos”. Revista Letras de la UNMSM, N° 55, 2014
d) todos somos sujeto y objeto a la vez, en resumen la mirada del otro me
define y asegura mi existencia.

Respecto a esta última idea, Sartre mismo dice:

La mirada del otro, como condición necesaria de mi objetividad,


es destrucción de toda objetividad para mí. La mirada ajena me
alcanza a través del mundo y no es solamente transformación de
mí, sino también metamorfosis total del mundo. Soy mirado en un
mundo mirado130.

Más adelante agrega: “…por la mirada, experimento al prójimo


concretamente como sujeto libre y consciente (...). Si me mira, tengo
conciencia de ser objeto. Pero esta conciencia no puede producirse sino en y
por la existencia del otro”131.

Entre los hombres hay una “coexistencia ontológica” que la


conciencia de la muerte transforma en una “soledad en común”. El otro es el
prójimo que no soy yo: “En el origen del problema de la existencia ajena hay
una proposición fundamental: el prójimo, en efecto, es el otro, es decir, el yo
que no soy yo”132.

Emmanuel Levinas (1906 – 1995), filósofo y escritor judío nacido en


Lituania. Influido por las ideas de Husserl y Heidegger abordó el problema de la
otredad desde una concepción fenomenológica, existencialista y hermenéutica.
Sus reflexiones acerca del tema, básicamente, se encuentran en La huella del
otro ( ) y El tiempo y el otro (conferencias pronunciadas entre 1946 y 1947).

Según Levinas la versión divina del otro es Dios (el Otro absoluto).
Este no es el SER, ni procede de él. Toda explicación de la relación con el

130
Ibídem. p. 347.
131
Ibídem. p. 349.
132
Ibídem. p. 302.
Otro absoluto (Dios) no es accesible conceptualmente y su trascendencia es
anterior a toda razón y todo universo. Es lo uno, lo verdadero, lo inminente al
concepto de totalidad. Primero tenemos la noción de Dios que de nosotros
mismos. El hombre no es un ser para la muerte, sino un ser para el Otro, pues
el sí mismo es el otro en mí: “Ser a imagen de Dios no significa ser el ícono de
Dios, sino encontrarse en su huella”133. Dios se manifiesta en nosotros como
una “huella”. La siguiente cita del mismo filósofo ampliará estas ideas:

La huella del otro es antes que nada la huella de Dios, que nunca
está ahí. (…), él siempre está ausente. Considero esto como la
huella del otro. El otro es Dios (…). Él acontece. Pero no todo es
deducible. Si todo fuera deducible, el otro estaría comprendido en
el yo134.

Aquí Levinas resbala hacia el irracionalismo, al decir que “no todo es


deducible” pues eso significaría que Dios no es comprendido racionalmente.
Incluso, se pregunta este filósofo si el tiempo no es más que la forma en que se
relaciona Dios con los seres humanos.

La versión humana del otro es el prójimo. La relación de “lo mismo” y


lo otro es imposible de separarse. El otro hace surgir la conciencia, al yo. La
alteridad es previa al yo. La relación yo – tú es interpersonal, se efectúa
mediante el lenguaje. Somos seres relacionales, sin el otro no somos nada
(vacío). Sin embargo, el yo y el otro se enfrentan existencialmente; esta
relación es de carácter ético y asimétrico, pues la base de la violencia es el
interés; al convertirlo en desinterés al salir del yo egoísta, surge la alteridad.
Levinas dice:

La relación con otro no es una relación idílica y armoniosa de


comunión ni una empatía mediante la cual podamos ponernos en
su lugar: le reconocemos como semejante a nosotros y al mismo
133
Al respecto, véase. LEVINAS, Emmanuel. La huella del otro. México, Editorial Taurus, 2000.
p. 74
134
Ibídem. p. 110.
tiempo exterior; la relación con otro es una relación con un
Misterio. Con su exterioridad o mejor dicho, con su alteridad 135.

Sin embargo, “lo mismo” y lo otro necesitan siempre de una cierta


distancia; el yo permanece idéntico a sí mismo, no se contiende con la
alteridad: “los seres pueden intercambiar todo menos su existencia” 136.Esto
significa que la particularidad y la singularidad de cada ser humano no pueden
ser trasmitidas a otros.

Levinas dice que mediante la “participación”, el sujeto se acerca al


otro, pero no se libera de la “soledad ontológica”. El descubrimiento sucesivo
de la nada, el absurdo y la angustia lo pueden conducir al suicidio, pues la
soledad es: “la compañera de la existía cotidiana atormentada por la
materia”137. .Mediante la “hipóstasis” que se da en el “hay” el hombre entra en
relación con su existir, toma conciencia de su existencia: “la hipostasis es
libertad. El existente es dueño del existir”138.

Para este filósofo lituano la alteridad se realiza en lo femenino y se


manifiesta en el amor. Además cree que la sexualidad, la paternidad y la
muerte introducen una dualidad en la existencia de cada sujeto. La alteridad no
entra en la oposición ser – nada – ni en la noción de lo existente.

En conclusión, para Levinas el otro es aquello que no solo se


relaciona o refiere al alter ego. Es aquello que yo no soy. Y no lo es por su
carácter, por su fisonomía o su psicología, sino en su razón de su alteridad
misma”139.La otredad al límite solo se alcanza con la noción de la soledad y la
muerte: “…, solo un ser que haya alcanzado la exasperación de su soledad
mediante el sufrimiento y la relación con la muerte puede situarse en el terreno
en el que hace posible la relación con otro” 140.

135
Al respecto, véase. LEVINAS, Emmanuel. El tiempo y el otro. Barcelona, Editorial Paidos,
1993. p. 116.
136
Ibídem. p. 80, 81.
137
Ibídem. p. 97.
138
Ibídem. P. 91
139
Ibídem. P. 127.
140
Ibídem, p. 117.
Octavio Paz (1914 – 1998), ensayista y poeta mexicano expuso
principalmente sus ideas fundamentales sobre la otredad en El laberinto de la
soledad (1950) y en “La otra voz” (1998). En ellas ubica hasta cuatro formas
de otredad: 1) la otredad como objeto que emana de la condición de la mujer:
“La mujer siempre ha sido para el hombre “lo otro”, su contrario y
complemento”141, esta es una idea similar a la de Levinas quien destaca la
otredad esencial en lo femenino). Según Paz, la mujer siempre ha sido un
objeto, nunca ha sido dueña de sí; 2) La otredad que procede de la soledad:

Todos los hombres, en algún momento de su vida, se sienten


solos; y más: todos los hombres están solos: (…). La soledad es
el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser
que se siente solo y el único que es búsqueda de otros 142.

En otras palabras, el hombre necesita vivir en sociedad, es un ser


gregario por naturaleza; 3) la otredad que se revela a través de la poesía: “Paz
señala que el mundo cotidiano, habitual, rutinario, de repente, porque sí, la
calle, la pared, por ponernos ejemplos, nos muestran un chispazo, un flashazo
significativo que nos descubre y nos devela la otredad” 143. La otredad es una
experiencia inexplicable que reside también en el poema: “en los signos de
rotación, escribe Paz: “La poesía no dice yo soy tú; dice: mi yo eres tú. La
imagen poética es la otredad”144. Por último, menciona: 4) la otredad histórica,
la que reside en la singularidad de un país, en el otro como nación. A ella se
llega cuando un país toma conciencia de su identidad histórica cultural y forja
su identidad nacional.

En general, el ser humano es una constante posibilidad de ser otro,


dice Paz. El otro somos nosotros mismos, la otredad es comunión, fraternidad y
apertura al infinito.

141
Al respecto, véase. PAZ, Octavio. El laberinto de la soledad. España, Fondo de Cultura
Económica de España, 1998. p. 83.
142
Ibídem, p. 82.
143
Al respecto, véase AGUILAR, Fidencio. “La otra voz: Octavio Paz y la noción de la otredad”.
Open Insinght. Volumen VI. N° 10 Julio – Diciembre 2015. pp. 27 – 59; p. 38.
144
Ibídem, p.37.
Tzvetan Todorov (1939), escritor, crítico literario y lingüista. Nació en
Bulgaria y se nacionalizó francés. Abordó el problema de la otredad desde el
estructuralismo (influido por el dialogismo de Bajtín), desde una reflexión de
carácter antropológico cultural en La conquista de América: el problema del
otro (1982) y Nosotros y los otros (1998).

En el primer libro estudia el problema del otro durante el proceso de


la conquista de América. Todorov señala que Colón, al inicio, adoptó una
posición asimilacionista con respecto a la cultura autóctona americana,
asombrado por la existencia de un otro diferente; pero que luego afloró su
ideología esclavista afirmando entonces la inferioridad de los americanos,
tratándolos como si fueran animales. Así fue la actitud del conquistador
español, en general, para con los hombres del Nuevo Mundo: “Toda la historia
del descubrimiento de América, primer episodio de la conquista, lleva la marca
de esta ambigüedad: la alteridad humana se revela y se integra a la vez” 145.

Luego de corroborar y exponer la situación del otro americano


(considerado por los conquistadores españoles como un ser inferior), Todorov
generaliza sus ideas acerca de la otredad. Plantea que la relación con el otro
se desarrolla en tres dimensiones:

Plano axiológico (donde se emite juicios de valor; el otro es calificado como


inferior, igual o superior).

Plano praxeológico (donde adoptamos los valores del otro, le imponemos


nuestra propia imagen o adoptamos una posición neutral).

Plano epistemológico (donde conocemos e ignoramos la identidad del otro).

El otro puede ser una abstracción (una instancia de la configuración psíquica),


alguien que se relaciona con nuestra persona o un grupo social al que no
pertenecemos: “Uno puede descubrir a los otros en uno mismo” 146.

145
Al respecto, véase. TODOROV, Tzvetan. La conquista de américa, el problema del otro.
México, siglo veintiuno editores, 1998. p. 57.
146
Ibídem. p.13.
El otro tiene dos grados:

 El otro como objeto: confundido con el mundo que lo rodea.


 El otro como sujeto: yo.

El otro es interminable: “…el otro está por descubrir (…) el


descubrimiento del otro debe ser asumido por cada individuo, y vuelve a
empezar eternamente. (…), bien podemos pasarnos la vida sin terminar nunca
el descubrimiento pleno del otro”147.

En el segundo libro analiza las ideas de Montaigne, Gobineau,


Renán, Tocquevilla, Michelet, Bartés, Peguy, Chauteubriand, Loti, Segalen,
Montesquieu, Voltaire, Condorcet, etc. Y hace un recuento de las propuestas
de las diversas ideologías relacionadas con el pensamiento francés, las cuales
mostramos a continuación:

 El Etnocentrismo: (según la cual la otredad se determina desde la


perspectiva de un grupo o nación especifica).
 El Racialismo: (establece que las diferencias físicas determinan las
diferencias culturales).
 El Nacionalismo: (afirma que la otredad es la manifestación de la
singularidad de un país o nación).
 El Cientificismo: (asegura que la otredad es parte de la naturaleza).
 El Relativismo: (menciona que la otredad es una cuestión de
perspectiva).

Todorov llega a la conclusión de que la política colonial se sirve


indiferentemente de todos estas ideologías (incluyendo el universalismo, el
cristianismo y el anti-clericalismo) para justificar la deshumanización de los
otros. Además dice que si bien el hombre está influido por el contexto material
y cultural, tiene la capacidad de rechazar estas determinaciones ejerciendo su

147
Ibídem. p. 257.
libertad a través de un “humanismo temperado”: “...la apertura hacia los otros,
la negativa de rechazarlos sin un examen previo es, en todo ser humano, una
cualidad”148.

Paul Ricoeur (1913- 2005) antropólogo francés. Abordó el problema


de la otredad en su libro Sí mismo como otro (1990) en el cual - influido por
Locke, Levinas y la filosofía husserliana – puso en contacto a la fenomenología,
la Filosofía analítica y la hermenéutica, asumiendo una filosofía crítica
hermenéutica de la cultura.

Según Ricoeur el sí mismo (el sí reemplaza al yo) posee una


identidad idem (la mismidad, lo corporal, una identidad sedimentada, el mismo
que permanece en el tiempo) y una identidad ipse (la ipseidad, el ser uno, la
identidad en movimiento); ambas- mismidad e ipseidad - se relacionan
dialécticamente. La ipseidad del sí mismo. (Propio de sujetos reflexivos y
personas conscientes) alcanza su máxima tensión dialéctica cuando se
relaciona con la alteridad del otro. En la relación ipseidad- alteridad el Sí
reconoce al otro como un opuesto, como una exterioridad. Ambas son
constitutivas: la ipseidad del sí mismo (que remarca la dimensión existencial, el
anhelo del ser) involucra la alteridad del otro distinto de sí: “… el otro no está
condenado a ser un extraño, sino que puede convertirse en mi semejante…” 149.
Ambos son inseparables, ni siquiera se pueden pensar por separado: “… lo
otro no solo es la contrapartida de lo mismo, sino que pertenece a la
constitución íntima de su sentimiento” 150. En conclusión, en la relación de lo
mismo y lo otro reside el problema de la alteridad.

Si bien Ricoeur – como el mismo lo dice -no recurre a Dios, no


elabora una ontoteología ni hace gala de una terminología criptoteológica para
explicar sus ideas, en cambio reduce el problema de la otredad a un conflicto
148
Al respecto, véase. TODOROV, Tzvetan. Nosotros y los otros. México, Siglo Veintiuno
Editores, 2007. p. 432
149
Al respecto, véase. RICOEUR, Paul. Sí mismo como otro. Madrid, Siglo Veintiuno Editores,
1996. p. 372.
150
Ibídem. p. 365.
del lenguaje inmerso en una especulación fenomenológica, donde se extraña el
contacto con la realidad social y material.

Enrique Dussel (1934) filósofo e historiador argentino es uno de los


representantes de la corriente latinoamericana denominada “filosofía de la
liberación”. Abordó el problema de la otredad desde la orientación de los
estudios culturales en 1492: el encubrimiento del otro (conferencias dictadas en
octubre de 1992). Allí analiza la situación del americano autóctono como un
otro para el europeo invasor (español) en cada una de las etapas del proceso
de la conquista de América:

 El descubrimiento, en el cual el otro fue en realidad “encubierto”, es


decir, deformado por la teología europea.
 La conquista, donde el español impuso su voluntad (su superioridad casi
divina) al otro americano que fue negado sucesivamente, mediante el
mito civilizador: el conquistador se declaró inocente del asesinato del
otro.
 La colonización, que consolida la dominación espiritual y cultural del otro
excluido.

Según Dussel la modernidad nació recién cuando Europa pudo


confrontarse con el otro (americano). El mito de la modernidad consistió desde
entonces en victimizar al otro. Únicamente el dialogo impedirá el
“encubrimiento” del otro. “La filosofía de la liberación afirma la razón como
facultad capaz de establecer un dialogo, un discurso intersubjetivo con la razón
del otro”151.

151
Al respecto, véase. DUSSEL, Enrique. 1492: El encubrimiento del otro. La paz, Plural
Editores, 1994. p. 168.
Eric Landowski (1946), semiólogo y sociólogo francés. Aborda el problema
de la otredad en su libro Presencias del otro (1947). En dicho libro plantea que
el sujeto necesita a nivel terminológico la existencia de los otros para justificar
su propia existencia semiótica: “…la primacía epistemológica de la relación
sobre los términos está en la base de la problemática semiótica. (…), el sujeto
necesita de un él – de los otros – para llegar a la existencia semiótica” 152.

Asimismo, argumenta que nuestras nociones del otro ponen de


manifiesto su existencia (su “presencia”) en el plano real: puede ser un
“extraño” (desemejante, excluido, desigual), un “complementario” (parecido) o
un “nosotros” (que comparte nuestro ser y nuestra cultura). Existen dos
procesos en nuestras relaciones con el otro:

a) Asimilación: (adherirlo, acogerlo, absorberlo, reducirlo a lo mismo).


b) Exclusión: (negarlo, segregarlo, excretarlo, despersonalizarlo; tildarlo de
primitivo, bárbaro, anormal; todo esto puede conducir a la decisión de
reducirlo en ghetos o proponer su eliminación física como “solución final”).
La combinación de ambos procesos remite a una tercera opción:
c) asimilación – exclusión, es decir, la dosificación de ambos. Esta última es
lo que ocurre generalmente en la sociedad, pues si bien jurídicamente “todos
los seres humanos somos iguales ante la ley” en los hechos la exclusión es
un fenómeno latente, ya sea por motivos de condición económica, social,
racial, etc. Landowski dice al respecto:

…en términos de filosofía política, sí mismo y su otro deben ser


considerados como dos unidades que se enfrentan en una
relación de simetría y de igualdad perfectas: un derecho, todo
individuo es sujeto pleno en pie de igualdad con el otro, su
semejante, cualquiera que sea pero la situación es
completamente diferente en el plano de las prácticas sociales 153.

De esa manera el problema del otro pone en crisis a un nivel social,


político y moral la relación identidad – alteridad.

152
Al respecto, véase LANDOWSKI, Eric. Presencia del otro. Lima, Fondo Editorial de la
Universidad de Lima, 2007. p. 17.
153
Ibídem, p. 48.
Víctor Vich (1970), peruano, doctor en literatura latinoamericana. Aborda el
problema de la otredad desde la hermenéutica y la teoría de la poscolonialidad
en El caníbal es el otro .Violencia y cultura en el Perú contemporáneo (2002).
En él estudia la situación del hombre peruano durante la última guerra civil
ocurrida en nuestro país (1980 – 1992), afirmando que en ese periodo
existieron distintas representaciones de los individuos: “… distintos tipos de
enunciaciones construyeron diferentes imágenes para representar al país y a
un “otro” supuestamente externo y diferente” 154. Para demostrar esto realiza un
análisis de dos textos ideológicamente contrapuestos: Tiempos de guerra de
Rosa Murinache (1980) y Lituma en los andes de Mario Vargas Llosa (1993).

El primero es un poemario formado a partir de fragmentos de


algunos discursos de Abimael Guzmán, el cual nos permite captar la
personalidad del militante senderista forjado desde una óptica ideológica
marxista ortodoxa. El segundo, una novela de corte policial, nos brinda la
representación deformada del habitante andino desde la perspectiva ideológica
neoliberal. Ambos son “construcciones del otro a través de la ideología”. Vich
afirma: “…la dependencia del otro es un mecanismo fundamental para la
construcción de la propia identidad”155. En otras palabras, las ideologías
necesitan construir un otro para poder justificar la existencia y el predominio de
los que las profesan. Y de esto no escapa un arte tan sublime – muchas veces
considerados puro y neutral - como la literatura: “La escritura es el poder y el
poder (…) también se ejerce desde los textos literarios” 156.

Según Vich, Sendero Luminoso (SL) cosificó e instrumentalizó a sus


seguidores, simpatizantes, militantes y en general al ser humano. Para SL la
vida colectiva era más importante que la vida individual, desde esta visión los

154
Al respecto, véase VICH, Víctor. El caníbal es el otro. Violencia y cultura en el Perú
contemporáneo. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2002. p.11.
155
Ibídem. p. 68.
156
Ibídem. p. 58.
individuos se convertían en meros instrumentos para alcanzar un objetivo: la
vida comunitaria, la “nueva república rural”.

…, por el tipo de estructura organizativa que caracteriza a SL, un


militante de sus filas se encuentra finalmente obligado a
inscribirse dentro de una notable paradoja: se trata de una
persona que decide ser sujeto frente al mundo social, pero la
mayoría de las veces termina ubicado en la posición de objeto
frente al partido157.

Y es que a partir de una ideología (o al asumirla) ya no soy “yo


mismo”, sino “otro”. Esta actitud patriarcal de SL para moldear un tipo de
persona, se aplicó no solo a los militantes varones y a todos los sectores de la
sociedad peruana que cayeron bajo su influencia, sino muy especialmente en
el sexo femenino buscando la “masculinización extrema de la mujer”: “SL
estableció una relación instrumental con las mujeres” 158.

Mario Vargas Llosa en Lituma en los andes construye una imagen


degradada del otro, del indígena andino, salvaje y bárbaro, supuestamente el
causante de la violencia de la guerra civil en el Perú. En esta novela lo
diferente, lo heterogéneo, lo que no se entiende es calificado de bárbaro. Dicha
alteridad disminuida es, en realidad, un mecanismo de dominación. Vich afirma:
“Desde la teoría postcolonial (…): al tener algo que yo no poseo, el otro
subalterno necesita ser convertido en un estereotipo, puesto que así se
garantiza un mayor control político de él y de sus costumbres” 159.

En síntesis, la conclusión que se desprende de lo expuesto por el


autor es que las ideologías construyen un otro de acuerdo a sus intereses y
necesidades.

3.3 Perspectivas de la otredad:

157
Ibídem. p. 18.
158
Ibídem. p. 34
159
Ibídem, p. 68.
El problema de la otredad en la vida real y a través del tiempo – se
ha establecido – en la dimensión abstracta de la ciencia quedando ahora
expuesta a la libre especulación.

Este problema ha sido abordado – directa o indirectamente – desde


diversas ciencias y disciplinas científicas, enfocadas desde distintos ángulos: la
visión holística de la filosofía, la óptica antropológica cultural, el ojo clínico del
psicoanálisis, la mirada crítica de la literatura y el lente panorámico de la
sociología. Estas han dado origen a diversas propuestas de solución del
problema, pero también han descubierto variadas formas de concebir al otro: el
otro divinizado, el otro cultural, el otro ideológico, el otro racial, el otro desigual
económicamente, el otro histórico, etc. Francisco Theodossiadis dice:

… lo otro se presenta revestido de ciertas características que lo


modifican en tanto que otro; lo extraño, lo raro, lo atrayente, lo
interesante, lo indiferente, lo temeroso, lo inquietante, lo deseado,
lo rechazado; de allí que sea abordado desde múltiples ángulos
como puede ser la hostilidad, la ansiedad, el temor, la admiración,
la curiosidad, el deseo, etc.160.

A continuación intentamos exponer la mayoría de las perspectivas


existentes hasta ahora sobre el problema de la otredad.

a) Perspectiva filosófica:

Desde su concepción primitiva del mundo, el hombre empezó a


reflexionar sobre sí mismo y su entorno social. Esta situación de preocupación
por su origen y su relación con los demás no se ha detenido hasta hoy. Se
puede afirmar, entonces, que la filosofía ha sido la primera ciencia en abordar
el problema de la otredad, pues la mayor cantidad de hipótesis, rasgos y
categorías utilizadas ahora se incubaron dentro de su matriz racional: “La
filosofía ha constituido el campo de la alteridad”161. Y como la filosofía es una
160
Al respecto, véase. THEODOSIADIS, Francisco. Alteridad o la deconstrucción del otro.
Colombia, Cooperativa Editorial Magisterio, 1996. p.8.
161
Al respecto, véase SLADOGNO, Alberto. “El lugar del otro en el psicoanálisis”, articulo
incluido en la compilación de Elena Altuna: El discurso del otro; México, Editorial de la
unidad y lucha de contrarios – Idealismo y Materialismo – tenemos la obligación
de exponer ambas concepciones del problema de la otredad de la manera más
objetiva posible.

 Concepción idealista:

Esta concepción se divide en idealismo objetivo e idealismo


subjetivo. El primero acepta la existencia de la realidad y de los otros, pero las
estudia al margen de la sociedad y de la práctica social. Para sus partidarios,
los otros existen como entes abstractos, al margen de la producción económica
y material. A partir de esta tendencia se han elaborado una gran cantidad de
especulaciones sobre el problema de la otredad, con poco o nada de asidero
científico. El segundo – en cambio – niega la existencia de la realidad y del
otro, todo lo reduce al yo.

En el plano ontológico la concepción idealista objetiva – tanto la


metafísica como la dialéctica – parte de la existencia de un otro divinizado, de
un ser espiritual, inmaterial y superior (por ejemplo la idea de Platón, el motor
inmóvil de Aristóteles, la idea absoluta de Hegel o el Dios del cristianismo) que
crea al ser humano y al mundo material: al ser en general. De esa manera el
SER (el hombre, la naturaleza) poseería otro nivel ontológico. Si bien es cierto
este “otro divino” está más relacionado con el campo de la teología, es una
idea constante dentro del pensamiento idealista de la otredad (en Buber,
Levinas, Bajtín, etc.), a excepción de la metafísica atea de Sartre y la
fenomenología hermenéutica de Ricoeur (que rehúsan incluir una amalgama
ontoteológica en su reflexiones).

En el plano gnoseológico, la mayoría de los idealistas aceptan que el


conocimiento no solo es un proceso individual o personal, sino también un
proceso social histórico, sin embargo, lo reflejan y lo exponen de manera

Universidad Autónoma de Puebla, 2001. p. 40.


invertida (como en el caso de Hegel), de manera incompleta (como en el caso
de Sartre que pese a sus atisbos de dialéctica en la relación sujeto – objeto,
termina planteando una pseudo teoría basada en la “mirada reflexiva”) o de
forma agnóstica (como en el caso de Kant, los neokantismos y Bajtín, quienes
niegan la posibilidad de poder conocer la esencia del otro y la profundidad de
su alteridad).

En páginas anteriores hemos expuesto las propuestas


fundamentales de los representantes más visibles de las corrientes filosóficas
idealistas contemporáneas, quienes reducen la otredad a la conciencia pura (la
fenomenología de Husserl), la existencia (el existencialismo de Sartre), el
lenguaje (el neopositivismo y la hermenéutica de Ricoeur), el conocimiento
fenoménico (el neokantismo de Bajtín), la estructura cultural (el estructuralismo
antropológico de Todorov) y el espíritu divino (la filosofía de la vida y la teología
de Buber). En síntesis, el idealismo reduce de una u otra manera la otredad a
las “relaciones intersubjetivas”. Alberto Sladogno afirma:

El existencialismo, Husserl, Sartre, Merleau – Ponty y Levinas han


desarrollado el concepto de otredad como la presencia necesaria
del otro para la existencia y constitución del propio yo, sino sobre
todo para la constitución de la intersubjetividad 162.

Para finalizar podemos decir que la dinámica del pensamiento


especulativo idealista a través de su proceso histórico ha derivado en gran
medida hacia el solipsismo el agnosticismo y la teología.

 Concepción materialista:

162
Ibídem. p.40.
Luego de haber consultado la bibliografía relacionada, podemos
afirmar que no existe una teoría materialista del problema de la otredad, a
excepción de algunos aportes dispersos de Sartre, Dussel, Todorov y Vich.

Hacemos eco de la propuesta de este último que dice: “… regresar


al marxismo (pero no al religioso de SL) puede sernos muy útil puesto que,
desde ahí, sabemos que lo que da lugar al surgimiento de la cultura no es el
“significado”, sino más bien la “necesidad” 163, pues hemos hallado en dicha
teoría leyes, principios y categorías que nos permiten esbozar algunos rasgos
científicos de una teoría materialista de la otredad.

Para el materialismo marxista la naturaleza, el mundo, el universo, la


realidad en general, se resumen en la materia, la cual es increada y eterna, con
una existencia absoluta en el tiempo y el espacio. La materia es el SER. Este
expresa el principio de la unidad material del mundo que no admite la
existencia de un otro paralelo o anterior, de un Dios o divinidad creada, pues el
SER, la materia, no tiene principio ni fin.

Según el materialismo – al contrario de lo que plantea el Idealismo y


la teología – el otro no es un ser exclusivamente espiritual, sino un ser material,
por lo tanto, el problema de la otredad no se ubica en el campo ontológico.
Tampoco es un ser puramente abstracto reducido a las relaciones
intersubjetivas, sino un ser que nace fundamentalmente de la práctica social: la
lucha por la producción, la lucha de clases y la investigación científica. En
contraposición al idealismo que especula sobre las relaciones humanas y
separa al hombre de su base material, el materialismo afirma que el origen del
hombre y la otredad se ubica en el ser social, en la producción económica y las
relaciones sociales de producción. De esta manera las categorías OTRO y
OTREDAD son un reflejo, una abstracción, una aproximación y una
manifestación de estas relaciones en el campo gnoseológico, no términos o
palabras puras de origen especulativo no científico. Las relaciones que se
establecen entre los hombres – y entre el hombre y la naturaleza –son

163
Ibídem. p. 43.
abstraídas en el proceso del conocimiento como una relación SUJETO –
OBJETO.

En algunas circunstancias el hombre puede ocupar la posición de un


objeto para la ciencia o de un ente valorado ética y axiológicamente en la
sociedad, en estas circunstancias el hombre es otro para los demás. Un otro
diferenciado de acuerdo a su participación en la producción (explotador o
explotado), su posición en la lucha de clases (dominador o dominado) o su
identidad cultural (similar o diferente).La existencia del otro y la otredad, en ese
sentido, no pueden reducir exclusivamente a una existencia gnoseológica, pues
esta es fundamentalmente una existencia económica, política y cultural.
Justamente en este punto reside el gran error de Sartre: haberse limitado a
negar – desde el ateísmo – la otredad en el campo ontológico y haber reducido
la otredad gnoseológica a su pseudo teoría de la “mirada reflexiva”. Este
filósofo aun cuando esboza la dialéctica del sujeto y el objeto, aísla
metafísicamente dicha relación de la práctica social.

De acuerdo al materialismo, el otro no es un ser divino o únicamente


un ser abstracto sino – sobre todo – un ser material y un ser social. La otredad
es una categoría que expresa una cualidad que se le otorga a todas las
personas: su capacidad de ser idéntico y diferente a la vez de los demás. La
otredad es una manifestación de la particularidad y la singularidad de cada ser
humano en una sociedad y en un tiempo histórico determinado .Es cierto que
todos somos siempre un “otro” para alguien, ya sea por nuestras características
físicas, nuestra posición económica social o nuestra cultura. Es cierto también
que toda perspectiva, en alguna medida, relativiza la otredad, pero no es
correcto plantear por eso una relatividad radical de la otredad. La otredad es
objetiva porque nace de la práctica social, pero a su vez también es relativa,
dependiendo de la ideología de donde se le enfoque. Son las ideologías las
que absolutizan esa relatividad, haciendo aparecer una multiplicidad de otros
contrapuestos de acuerdo a los intereses de sus difusores: un grupo, una
clase social, una nación o un país.
b) Perspectiva antropológica cultural:

La antropología – conocida como “La ciencia del otro diferente” – ha


sido la que ha contado con la mayor cantidad de fuentes materiales y
evidencias históricas concretas para abordar el estudio del problema de la
otredad, tal como lo hicieron el funcionalismo de Malinowski y el
estructuralismo de Levy – Strauss.

El hecho histórico más empleado por esta ciencia para descubrir las
raíces del otro cultural es el proceso de la conquista de América. Landry –
Wilfred Miampika dice al respecto:

La llegada de Cristóbal Colon a América que ocasionó la


conquista y la colonización de los territorios descubiertos, marca
una ruptura epistemológica en Occidente en la medida que
plantea, de modo contundente, el problema de la alteridad, de la
confrontación europea con otras culturas diferentes 164.

En esta confrontación los europeos y los americanos autóctonos


crearon sus propias imágenes del otro. Para los españoles, el otro americano
fue visto primero desde la óptica de la “extrañeza”, pero luego fue
deshumanizado (animalizado) y colonizado brutalmente. Los europeos en su
encuentro con el otro, solo tenían dos opciones: asimilarlos (convertirlos) o
someterlos (expulsarlos, exterminarlos). Eligieron esta última alternativa. En
cambio, para los americanos el otro europeo fue visto inicialmente desde la
“maravillosidad” y la “fascinación” recurriendo para ello a la idea mítica del
retorno de alguna divinidad para explicar la presencia de los extranjeros.
Posteriormente recurrieron a los mitos milenaristas de reintegración de sus
culturas en su lucha por la resistencia.

Los dos máximos exponentes de estas perspectivas, desde el hecho


mencionado, son Enrique Dussel con 1942: el encubrimiento del otro y Tzvetan
Todorov con La conquista de América: el problema del otro. Para Dussel el
164
Al respecto, véase. MIAMPIKA, Landry – Wilfred. “De la invención del otro a las travesías
transculturales postcoloniales” p. 85.
conquistador descubrió física y geográficamente el nuevo continente, pero
encubrió ideológicamente la situación racial, social y económica del
conquistado. Según Todorov, el conquistador rebajó el ser del autóctono hasta
convertirlo en un otro inferior para poder dominarlo y colonizarlo.

Pero así como existen estudios antropológicos que nos brindan una
perspectiva cultural objetiva y diáfana de la otredad, abundan también los que
se relacionan con la hermenéutica fenomenológica y el neopositivismo
semántico que velan la realidad en vez de descubrirla. Víctor Vich precisa: “…
las últimas corrientes culturalistas han dejado de reconocer la dialéctica entre
“naturaleza” y “cultura” ya que dentro de sus argumentos la inevitable
mediación lingüística siempre termina por introducirnos – sola y
exclusivamente – en el mundo de los significados” 165.

Imitando esta distorsión de la realidad, han aparecido – dentro de los


estudios culturales - la escuela subalterna y la Teoría de la poscolonialidad.

La escuela subalterna representada por Guha, continúa la tradición


estructuralista y la estrategia hermenéutica, pero acoge la categoría subalterna
(término perteneciente a Gramsci, un marxista heterodoxo) para llenar el vacío
dejado por el marxismo ortodoxo en la clasificación de las clases sociales. Así,
las únicas clases explotadas ya no serían solamente el proletariado, el
campesinado y la pequeña burguesía, sino también los desempleados, los
vendedores ambulantes, las minorías sociales, (prostitutas, mendigos,
homosexuales) y los dominados culturalmente.

John Beverly en Subalternidad y representación (1999) dice que


Latinoamérica saldrá exitosa en su enfrentamiento con EE-UU y la

165
Ibídem. p. 43.
globalización a través de un cambio radical, para así lograr la conformación de
un orden social más democrático e igualitario. Para ello se debe reconocer:

 La victoria del capitalismo sobre el socialismo, debido a que el


primero fue capaz de producir mejor la modernidad, al respecto dice: “Lo que
precipitó la llamada crisis del marxismo fue su identificación, tanto en las
formas socialdemócratas como en las leninistas, con un ethos de la
modernización que finalmente no pudo competir con la fuerza del mercado
capitalista…166”.
 Crisis del marxismo y la necesidad de un nuevo paradigma.
 El fin del neoliberalismo como ideología hegemónica y dominante,
porque la globalización ha … el proceso de desjerarquización cultural.
 La necesidad de redefinir América Latina, no desde la perspectiva
de la burguesía, la cultura letrada, ni la izquierda tradicional, sino desde la
perspectiva de los otros, los subalternos.
 La urgencia de repensar, reformular y replantear el proyecto de la
izquierda de acuerdo del nuevo periodo, sobre esto dice:

Estoy de acuerdo (…), en que lo más urgente hoy día es una


defensa y una rehabilitación del proyecto de la izquierda. Pero
esto debe comenzar desde un análisis de lo que estaba errado en
ese proyecto; de “mantener la bandera roja en alto”, como si el
colapso de la izquierda no hubiera ocurrido en América Latina, al
igual que en todos lados. Los estudios subalternos pueden ayudar
en esta tarea, explorando la laguna entre la izquierda organizada,
con su pretensión de representar a las clases y los grupos
subordinados, y las necesidades, deseos, estrategias,
posibilidades reales de esas clases y grupos167.

 La imperiosidad de conformar una civilización latinoamericana y nuevo


estado articulado desde lo subalterno, para ello se debe defender:
- La originalidad teórica.
- El agro, el trabajo rural y el campesinado.
- La lucha contra el racismo.

166
Al respecto, véase. BEBERLY, John. Subalternidad y representación. Madrid, Editorial
Iberoamericana, 2004. p. 50.
167
Ibídem. pp. 49,50.
- Las reivindicaciones de las mujeres.
- Las luchas obreras.

 La necesidad de forjar las nuevas características del sujeto democrático


popular latinoamericano a partir de los subalternos (los pobres o los
marginales como los denominaba Bhabha), es decir, a partir de todos los
individuos procedentes de clases, castas, edades, géneros u oficios no
incluidos en los grupos hegemónicos o dominantes (según la
clasificación sostenida por Guha, quien también consideraba al
subalterno como un sujeto histórico.

 La supervivencia de graves problemas en Latinoamérica:


- El machismo (el sexismo y la represión de las minorías sexuales).
- El crecimiento del subproletariado.
- La pauperización de las clases medias.
- La supervivencia de las clases indígenas.
- El racismo.
- La gran movilidad de las poblaciones migrantes.
- La criminalización de algunos sectores de la población de parte
del estado.

 La obligación de reconceptualizar la relación entre nación, estado y


pueblo. El pueblo a pesar de ser un ente figurado y heterogéneo (son
innegables las contradicciones en su seno) es un potencial bloque
hegemónico de las clases subalternas cuando se convierte en un frente
popular (la unidad y la alianza de fuerzas sociales y democráticas) para
conjugar el peligro fascista (como en la Italia de Gramsci) o la invasión
extranjera (como en la China de Mao Tse Tung); en ambos casos el
pueblo es un frente popular para defender el corazón de la democracia
(el estado de derecho), pues: “Los sectores privados de derecho son
precisamente los subalternos”168. La supervivencia de la nación. En este

168
Ibídem. p. 210.
sentido, se debe valorar e incorporar también a los movimientos
espontáneos cualquiera que fuera su carácter ideológico, pues las
“clases subalternas” o los “grupos sociales subalternos” no tienen poder
si funcionan desgajados o individualizados, su fuerza reside en su
unidad, en su conjunto, en su relación: “La subalternidad es una
identidad relacional más que ontológica”169.

 La importancia de los estudios subalternos (la idea de los estudios


subalternos proviene de la Italia fascista y sus primeros rasgos se hallan
en las “Notas sobre la historia de Italia”, un fragmento de los
“Cuadernos desde la cárcel” de Gramsci) por su relación con el poder,
porque son una forma de superar el colapso teórico (político) del
marxismo y porque es capaz de ayudar a conformar una empresa
colectiva - pluralista a una política de alianzas. Al respecto Beverly dice:
“continúo pensando que la posibilidad de una nueva forma de política
democrática radical – (…)- está alojada dentro de la problemática del
subalterno”170.

Estos estudios – emparentados con los estudios culturales y


poscoloniales- no deben ser solo nuevas formas de producción de
conocimiento académico, sino también nuevas formas de producción de
conocimiento académico, sino también nuevas formas de intervenir
políticamente en esa producción.

 La existencia de dos formas de representar la subalternidad:

- Desde la academia (desde la cultura elitista, dominante y


hegemónica): institucionalización académica de los estudios
culturales, tendencia a convertirse en un tipo de etnografía o
costumbrismo posmoderno.

169
Ibídem. p. 59.
170
Ibídem. p. 51.
- Desde la autorrepresentación (desde la propia cultura
subalterna, la cultura popular o la cultura de masas): tendencia
a convertirse en un nuevo campo de estudio interdisciplinario.

Esta segunda es la verdadera forma de representación, pues los


estudios culturales pertenecen a los otros:

La clase dominante, el estado en todos sus niveles, los varios


organismos transnacionales (…), la hegemonía neoliberal, la
universidad y las redes de trabajo de las fundaciones y centros de
investigación necesitan de los estudios culturales porque ellos
responden a los vertiginosos cambios en las formas de vida y
saber que acompañan la globalización. Pero los estudios
culturales también constituyen una especie de “zona liberada”
académica. Se busca que los estudios culturales pertenezcan a la
clase dominante, pero por su propia naturaleza pertenecen a los
“otros”171.

 La gran importancia de la sociedad civil global como una fuerza principal de


presión sobre el estado, pues: “El problema del subalterno no es sólo ético
o epistemológico, sino también estructural” 172. Esto no significa reemplazar
al proletariado (Lenin decía que la política revolucionaria debe buscar el
estrato más oprimido de la población) y la lucha de clases: “… los estudios
subalternos deben retornar al problema de la desigualdad y explotación de
clase, porque la clase es la forma de subalternidad que subyace a otras” 173.

 La urgencia de redefinir el rol de la literatura: (según Rama la literatura es


un instrumento útil para la modernización y democratización del estado;
según Doris Sommer, la literatura es una práctica ideológica): “El testimonio
implica mucho más que simplemente ser espectadores y reporteros de las
luchas de los otros”174.
171
Ibídem. p. 184.
172
Ibídem. p. 211.
173
Ibídem. p. 211.
174
Ibídem. p. 125.
La subalternidad se emparenta con la teoría de la poscolonialidad,
representada por Spivak, Said y Bhabha, quienes recogen algunos aportes
de Nietzsche, Heidegger, Weber, Freud, Lacan, Vattimo, Foucault, Deleuze
y Derrida con el objetivo de explicarse la nueva realidad – el capitalismo
global – ante la cual han quedado obsoletas las anteriores epistemologías y
categorías, planteando que las estrategias de “otrificar” a las culturas
diferentes le remitió réditos positivos a los intereses de la colonización
europea y que las semicolonias actuales – debido al nulo liderazgo de sus
élites gobernantes – han sido incapaces para realizarse a sí mismos como
una nación.

Edward W. Said en su libro Orientalismo (1978) precisa que:

 El Orientalismo es una ideología colonialista occidental (un grupo teórico,


una doctrina política, una escuela de interpretación, un discurso que
expresa un determinado poder político-cultural, una conciencia geopolítica,
una expresión de la hegemonía cultural de occidente sobre oriente), un
cuerpo práctico (una disciplina académica sistemática, un conjunto de
instituciones burocráticas como centros, facultades y departamentos
universitarios, becas premios y expertos) y una realidad cultural-política que
tiene por objetivo mantener el predominio de Occidente sobre los países de
Oriente. Said dice:

Creo que si no se examina el orientalismo como un discurso,


posiblemente no se comprenda esta disciplina tan sistemática a
través de la cual la cultura europea ha sido capaz de manipular e
incluso dirigir Oriente desde un punto de vista político, sociológico,
militar, ideológico y científico e imaginario a partir del periodo
posterior a la ilustración175.

El Orientalismo construye otro diferente, oriental, culturalmente


denegado y racialmente inferior, a través de un conjunto de estándares,
estereotipos y mitos para consolidar la identidad y la supuestamente
superioridad occidental. Los estereotipos más frecuentes sobre los

175
Al respecto, véase. SAID, Edward. pp. 21,22.
orientales y los árabes en especial difunden una imagen de individuos
serviles, aduladores, crueles, irracionales, depravados, libertinos, lujuriosos,
bárbaros, salvajes y terroristas. Y los mitos más popularizados se expresan
así: “Los árabes quieren destruir Israel”, “Los árabes son propensos a la
venganza”, “Los árabes son incapaces de pensar”, “Los árabes solo son
capaces de la incitación sexual”.

Asimismo, el Orientalismo crea también otro idéntico, occidental,


racional, virtuoso, maduro, normal. Este estudioso, al respecto afirma:

Yo he tratado de demostrar que el desarrollo y el mantenimiento


de cualquier cultura requieren la existencia de otro alter ego
diferente y competitivo. La creación de una identidad (…), implica
establecer antagonistas y “otros” cuya realidad esté siempre
sujeta a una interpretación y a una reinterpretación permanentes
de sus diferencias con “nosotros”. Toda época y toda sociedad
recrea sus “otros”176.

Según Said, el Orientalismo es una ideología que le ha permitido a


Occidente forjar su propia identidad: “Oriente ha servido para que Europa (u
Occidente) se defina en contraposición a su imagen, su idea, su
personalidad y su experiencia”177.

 El Orientalismo como ideología está compuesto por elementos de racismo y


disciplinas académicas (es un campo de estudio erudito integrado filología,
lexicografía, historia, biología, política, economía) que se difunde en
tratados, se refleja en obras literarias (por ejemplo en Los persas de
Esquilo, La divina comedia de Dante y en libros de otros autores como
Ariosto, Milton, Marlowe, Tasso, Shakespeare, Cervantes, Renan, Goethe,
Hugo, Lamartine, Chateaubriand, Flaubert, Byron, Loti, Lawrence, Foster,
etc.), en el cine y en los periódicos.

176
Ibídem. p. 436.
177
Ibídem. p. 20.
 El Orientalismo es un proceso histórico. Desde el final del siglo VII hasta
1571 (Batalla de Lepanto) el Islam (árabe otomano, norteafricano, español)
dominó y amenazó de modo efectivo a la cristiandad europea. A partir de
las últimas décadas del siglo XVIII hasta el fin de la Segunda Guerra
Mundial (1945) – durante casi siglo y medio – Gran Bretaña y Francia
dominaron el Oriente y sistematizaron el Orientalismo. En la época de la
conferencia de Bandug (1955) casi todo el Oriente había conseguido
independizarse políticamente de los imperios occidentales; Oriente, ahora
armado, contemplaba desafiante la pugna por la hegemonía entre EE-UU y
la URSS. Luego de la guerra de 1973 los árabes empezaron a ser vistos
como una gran amenaza: se les consideraba como un elemento perturbador
para la existencia de Israel y la tranquilidad de Occidente. Actualmente la
política israelí hacia los árabes es gobernada por el Orientalismo y los
palestinos son vistos como una raza despreciable.

En conclusión, el otro aquí es definido por su afinidad o su


diferencia con la cultura que lo escruta. Desde ese instante se convierte en un
“otro” cultural y su otredad emana de allí, dependiendo – claro está – de la
ubicación y la posición de la cultura que lo estudie y lo valore: La cultura
hegemónica (imperialista, burguesa) o la cultura subalterna (nacional, popular).

C) Perspectiva psicoanalítica:

Sigmund Freud (1856-1939) y Jacques Lacan (1901-1981) son


quizá los dos máximos representantes de esta perspectiva.

El primero es conocido por sus grandes y múltiples aportes en el


campo de la psicología clínica y por su teoría del ego. Sladogno dice: “Freud
indica una serie de (…) funciones del “otro”: modelo, objeto, auxiliar,
enemigo”178. El segundo es conocido por su continuación de la obra de Freud,
su planteamiento del “goce del otro” y la “teoría del espejo”: “El espejo llamó la

178
Ibídem. p. 46
atención de Lacan porque gracias a su intervención el sujeto tendrá una
imagen de su yo. (…), el otro interviene para constituir la realidad para una
individualidad”179.

Ya no será un elemento externo como la “mirada reflexiva” de Sartre,


el dialogismo de Bajtín o la “participación” de Levinas las únicas formas de
acercarnos y conocer nuestra interioridad, sino a través de nuestra propia
imagen. Alberto Sladogno dice: “el espejo implicó la introducción del otro
semejante en la doctrina del psicoanálisis”180.

El psicoanálisis, pese a las duras críticas recibidas por su supuesta


ilegitimidad científica –cuando no reducida a un simple método clínico – ha
contribuido al conocimiento de algunos problemas relacionados con la otredad:
el autismo, el narcisismo, el complejo de Electra, etc. Sladogno dice para
terminar: “El psicoanálisis se ofrecerá como una ciencia conjetural del sujeto
constituido en su relación con el otro”181.

d) Perspectiva Literaria:

Desde esta perspectiva resaltan los aportes de Mijaíl Bajtín y


Octavio Paz. El primero, desde la crítica literaria, aplica la categoría de otredad
al estudio de los personajes literarios y la relación del autor con ellos. En este
sentido, Paz, desde la creación poética, asume que una forma de otredad se
manifiesta a través de la poesía y el poema.

Resumiendo, las perspectivas si son limitadas o erróneas nos


pueden conducir a una percepción subjetiva de la otredad: al solipsismo en

179
Ibídem. p. 53
180
Ibídem. p. 54.
181
Ibídem. p. 71.
filosofía, a la alienación y al racismo en la antropología o al narcisismo en
psicología. En cambio, si son multilaterales y correctas nos conducen a una
percepción objetiva de la otredad: al desarrollo de una sociedad más plena en
justicia, belleza y libertad.

3.4 Dimensiones de la otredad:

Definimos como “”dimensiones” los espacios y los lugares –


materiales o abstractos – en donde nace y se desarrolla la otredad. De esto
tenemos:

a) Dimensión natural

El hombre antes de convertirse en un refinado animal político dentro


de la sociedad civilizada fue un ser salvaje procedente de una rama ya extinta
de simios antropomorfos. Durante dos millones de años de evolución el hombre
primitivo se fue alejando lenta y paulatinamente – a través del trabajo y la
actividad económica productiva – de sus raíces. En ese proceso fue hallando
similitudes, pero también diferencias entre sus congéneres. En base a lo
referido, planteamos que la otredad existe desde que surgió el ser humano.

Primero fueron, tal vez, las diferencias de género sexual y los


rasgos físicos personales, pero después se produjo el primer shock brutal en su
conciencia durante el encuentro entre el Neanderthal y el Cro Magnon, el
encuentro entre otros radicalmente diferentes, física, corporal (menor
capacidad craneana, extremidades inferiores cortas y rasgos simiescos del
primero; mayor capacidad craneana, extremidades inferiores alargadas y
rasgos más refinados del segundo), cultural y tecnológicamente. Anteriormente
el hombre primitivo ya había sufrido un primer shock en su enfrentamiento con
la naturaleza (que se constituyó en un otro vivo en el pensamiento animista del
salvaje, pero poco a poco la fue dominando a través de la magia y la ciencia
germinal, simultáneamente. Sin embargo, mientras la confrontación con la
naturaleza se fue convirtiendo en una relación de reciprocidad cotidiana, el
choque entre el Neanderthal y el Cro Magnon significó una lucha a muerte por
la sobrevivencia.

Con el correr de los años estos enfrentamientos de índole natural se


hicieron más recurrentes debido al surgimiento y el desarrollo de las razas. En
este sentido, la naturaleza ha sido desde los tiempos del hombre primitivo, una
de las fuentes fundamentales de donde emana la otredad y una de las
dimensiones donde esta se ha movilizado con gran dinamismo; pues las
diferencias raciales han servido de pretexto para desencadenar conflictos y
justificar invasiones a pueblos y naciones. De esto existen innumerables
ejemplos: la supuesta superioridad de la raza “Aria” del nazismo alemán
durante la II Guerra Mundial que sirvió como elemento de su doctrina
imperialista y cumplió un papel nefasto en la justificación de la masacre de
millones de judíos; la supuesta superioridad de la “raza” japonesa sobre los
demás pueblos de Asia, argumento que sirvió para la colonización de Corea, la
invasión a China, la Guerra Civil de Ruanda, etc.

b) Dimensión social

El hombre- como los demás animales – es un ser natural pero con el


tiempo se ha convertido fundamentalmente en un ser social. Ese ser social se
ha desarrollado en 3 dimensiones que son ajenas al mundo puramente animal:
la dimensión económica, la dimensión cultural (ideológica) y la dimensión
histórica.

 Dimensión social económica


Mientras el animal lucha por la sobrevivencia el hombre lucha por la
producción. En los albores de la humanidad – que duró dos millones de años
en una época conocida como la comunidad primitiva – el ser humano desarrolló
una economía incipiente basada en la caza, la pesca y la recolección. Hace
diez mil años recién esa humanidad sufrió una gran transformación con el
surgimiento de la agricultura, la cual le permitió mejorar sus condiciones de
vida en los excedentes de producción. La sociedad experimentó un salto
grandioso. Pero con el paso de la economía de supervivencia a una economía
productiva hizo que no solo mejoraran las condiciones de vida de los hombres
sino que se fueran alterando las relaciones libres y espontaneas entre ellos al
aparecer los primeros gérmenes de diferenciación social basados en la
acumulación de los excedentes de producción, en la riqueza.

Con la consolidación de la propiedad privada, el estado y las clases


sociales durante la civilización esclavista antigua, la otredad nacida de la
dimensión natural se vio incrementada por las diferencias económicas sociales
y clasistas. La otredad basada en las diferencias económicas en la sociedad de
clases – vigente hasta hoy – fue entonces evolucionando desde la relación amo
– esclavo en el esclavismo hasta atravesar por la relación señor feudal - siervo
en el Feudalismo y empresario – obrero en el capitalismo; pero a través de
tiempo estas relaciones siempre significaron una lucha entre el explotador y el
explotado. En esta lid histórica todos los hombres explotados y los subalternos
(niños, mujeres, minorías sexuales) fueron cosificados - y por ende,
deshumanizados – pasaron a ser una mercancía. Antiguamente se
consideraba al esclavo como una res nulius (una cosa) desprovisto de alma y
por lo tanto, ajeno a lo más mínimo derechos: “Cuando los otros han sido
reducidos a objetos es secundario si se les denigra o ensalza. Lo importante es
que son despojados de su condición de seres humanos integrales” 182. Incluso
ahora, en una época tecnológicamente avanzada, el cuerpo de la mujer y la
182
Al respecto, véase CRISTOFANINI, Pablo. “La representación de los otros como estrategias
de construcción simbólica”, p. 20.
fuerza de trabajo del obrero son simples mercancías que se ofertan en el
mercado.

 Dimensión social cultural

Mientras que el animal repite una determinada conducta alojada ya


en su información genética adaptándose instintivamente al medio,
evolucionando con la naturaleza, el hombre – en cambio – transforma ese
medio. En ese proceso de transformación de la naturaleza va generando un
conjunto de experiencias y conocimientos las cuales son acumuladas
históricamente y transmitidas de generación en generación. Ese conjunto de
experiencias y conocimientos históricos de un determinado grupo humano
(tribu, clase, nación o país) se denomina cultura.

La dimensión cultural producida por el hombre en dos millones de


años de comunidad primitiva y en más de seis mil años de civilización es
amplia: religión, ciencia, arte, costumbre, folklore e ideología. Cada grupo
humano ha generado su propia cultura. Estas generalmente interactúan a
través de relaciones interculturales, pero también se aíslan. Este aislamiento es
voluntario en las sociedades autárquicas o involuntarias en las sociedades
distintas en el tiempo histórico y en el espacio. Cuando estas culturas aisladas
se encuentran se asimilan o se rechazan. En el último caso se produce un
choque, una colisión brutal que tiene como una de sus causas la otredad
cultural o al contrario. Esa otredad cultural recién se hace consciente con el
choque, por ejemplo: las confrontaciones entre el Neanderthal y el Cro
Magnon, el germano bárbaro y el romano civilizado, el americano autóctono y
el conquistador español, etc.

La cultura ha sido a través del tiempo – y aun actualmente lo es –


una de las principales fuentes de la otredad. Es incluso uno de los elementos
fundamentales en la construcción de la otredad que dota al ser humano de una
identidad tribal, clasista o nacional. La identidad es un factor importante de la
singularidad o la particularidad del ser humano solo un hombre premunido de
identidad puede captar la diferencia esencial de su ser con otros ajenos a él.

 Dimensión social existencial

El ser humano- a diferencia de los animales- es el único ser capaz


de dotar de un significado más trascendente a su vida, de ubicarla más allá de
lo material, biológico o cotidiano. Es el único ser capaz de soñar con la gloria,
luchar por el poder político, construir teorías o forjar una conciencia histórica.
Del mismo modo, es capaz de angustiarse ante los límites de la razón y
sumergirse en el vacío, la confusión y el absurdo cuando no halla un significado
y sentido válido a su vida.

Por ello, este está escindido entre lo racional y lo racional; sus


vivencias y su conciencia oscilan entre ambos extremos. La mayoría de las
veces, la razón le proporciona un sentido de seguridad a su vida, pero otras
veces esa misma razón le muestra sus límites. De allí que si bien, en algunos
momentos, el hombre cree comprender el transcurrir de la vida, cree gozar de
la felicidad, el éxito y el placer de los sentidos; en otros momentos, sufre
cuando toma conciencia o experimenta el peligro de la muerte, la infelicidad, el
desamor, la soledad, la vejez. Debido a esto, es el único ser capaz de sentirse
pequeño ante la inmensidad e infinitud del universo; el único, en sentirse
absurdo ante lo incomprensible en el devenir del mundo y el ser del mundo
mismo.

La dimensión social existencial es un lugar exclusivamente humano,


ya que solo los hombres son capaces de atribularse, entristecerse o
angustiarse ante la muerte en abstracto, el infinito, la duda, el dolor o lo ilógico
y de alegrarse con el amor, el nacimiento de una nueva vida, la ciencia, la
tecnología, etc. Esta dimensión también ha evolucionado históricamente, en la
comunidad primitiva la existencia estaba ligada a los problemas de la
sobrevivencia, en el esclavismo a la libertad, en el feudalismo, a la salvación
religiosa, en la época capitalista actual está ligada al dinero y al éxito material.
De allí que la pobreza, la miseria y la marginalidad sean espacios del absurdo
para miles de seres que se encuentran de pronto frente a una vida sin sentido,
cercanos a la desesperación y el suicidio.

Por ello esta es la dimensión más universal y la más cercana al arte,


a la filosofía y la literatura por su gran contenido humano; en este sentido, esta
dimensión es uno de los rasgos más preponderantes en el universo ficcional y
reflexivo de Julio Ramón Ribeyro.

 Dimensión social histórica

La identidad nacional genera en el ser humano una sensación de


singularidad y una conciencia de particularidad histórica: Los seres humanos
premunidos de esta identidad pueden identificar al otro como nación,
comprendiendo de esa manera su misión y su destino histórico. La identidad
nacional es quizá la forma la forma más desarrollada de conciencia social
histórica humana, la única que le da cuerpo, sentido y vigor a un gran número
de seres humanos que habitan un territorio. Es un instrumento que sirve para
forjar el camino de la liberación nacional de los países sub desarrollados.

Sin embargo, a veces esta identidad nacional ha sido exaltado


negativamente como en el caso de los nazis, los fascistas alemanes, quienes
propagandizaban el nacionalismo como una supuesta expresión de un
socialismo original e irrepetible, de un socialismo nacido de la singularidad de
la nación alemana.
En esta dimensión histórica el ser humano alcanza a comprender al
otro como nación. Él llega a ser consciente de que existen países similares
(idénticos) al suyo pero también “otros” profundamente diferentes por su
condición económica, social, política o cultural: países sub desarrollados o
desarrollados, subalternos o dominantes, semicoloniales o imperialistas
explotados o explotadores, industrializados o globalizados, etc. Mauricio Baivin
dice al respecto:

Un ser humano reconocido en el sentido descrito como otro no es


considerado respecto a sus particularidades altamente
individuales y mucho menos respecto a sus propiedades
“naturales” como tal, sino como miembro de una sociedad ,como
portador de una cultura, como heredero de una tradición ,como
representante de una colectividad, como nudo de una estructura
comunicativa de larga duración, como iniciado de un universo
simbólico, como introducido a una forma de vida diferente de otras
- todo esto significa también, como resultado y creador participe
de un proceso histórico específico183.

3.5 Niveles de la otredad:

La actividad económica productiva, las prácticas culturales (entre


ellas el racialismo) y la identidad nacional han sido generadores de otredad en
el transcurso de la historia humana. Y aun cuando la actividad económica
productiva determina en última instancia a los demás actividades, son todas
ellas en su conjunto (en interrelación e interacción) creadoras de identidad y de
diferencia (de otredad). Todas ellas han formado en el hombre civilizado una
conciencia de identidad pero también de diferencia. Así han nacido el otro
idéntico y el otro diferente. El otro idéntico, igual, similar y el otro diferente,
desigual, extraño.

183
Al respecto, véase: Constructores de otredad. Introducción. p. 20.
La forma de conciencia social y el núcleo racional donde se
encuentra las nociones y la conciencia de la identidad y la otredad es en las
ideologías. La ideología refleja, abstrae y sintetiza todas las dimensiones de la
otredad. Es un cuerpo organizado de ideas donde se sintetizan las identidades
y las diferencias humanas, donde se mezclan, además, teorías científicas,
creencias culturales y utopías, de acuerdo a los intereses de una determinada
clase social. La ideología en la conciencia con la que actúa una clase social en
la realidad. Nace de una clase social pero se presenta la mayoría de las veces
como el pensamiento de toda una nación (pues el fundamento racional de la
identidad nacional) y a veces como un pensamiento de alcance mundial, como
un ismo de los cuales existieron – y aún existen muchos en la historia:
Cristianismo, Islamismo, Nacionalismo, Liberalismo, Fascismo, Marxismo, etc.
Estos ismos reflejan y crean un otro religioso, cultural, histórico, político y
económico.

La ideología, de acuerdo a la clase social a la que sirve, cumple


diversas funciones:

 Crea un pensamiento estandarizado el cual justifica, mantiene y


encubre el orden social existente si pertenece a una clase explotadora,
dominante; en cambio, si pertenece a una clase explotada, subalterna y
transformadora intentara desvelar, cambiar o destruir ese orden.
 Desarrolla estrategias de identificación. Crea un modelo ideal, un
arquetipo y un paradigma de un hombre idéntico o similar a través de la
exaltación de las virtudes y el culto a la personalidad.

 Desarrolla estrategias de otrificación. Crea un otro degradado a través


de la cosificación, la instrumentalización, la deshumanización, la
despersonalización, la marginación, la exclusión y la discriminación. El
otro diferente, desigual, extraño, enemigo puede ser animalizado,
excretado o eliminado físicamente.
 Establece estándares y principios para distinguir los niveles de identidad
y diferencia (otredad): la forma de pensar (la ideología); la forma de
hablar, vestir, vivir; el color de la piel; y sobre todo, el lugar que se ocupa
en la producción de bienes económicos y culturales.

Los constructores de ideologías (los teóricos, los intelectuales)


ensalzan a su idéntico y denigran al diferente (al otro) a través de artículos,
ensayos, libros, periódicos y redes sociales. En cambio, los ejecutores de
ideologías (los líderes religiosos, culturales y políticos) organizados en
colectivos, movimientos, sindicatos, frentes o partidos las propagandizan o la
aplican a través de la opinión pública, mediante las actividades religiosas,
culturales o la política práctica.

La ideología abstrae, ordena, establece y difunde los dos niveles


fundamentales de la otredad: la identidad y la diferencia.
Capítulo IV

La otredad en la obra cuentística y reflexiva de Ribeyro

La noción de otredad es un elemento esencial en toda ideología –


cualquiera que esta sea – porque únicamente ella le permitirá al individuo
acercarse a los otros idénticos y convivir con los otros diferentes.

JRR fue muy hábil para aprehender, captar y reflejar la otredad del
ser humano en su obra cuentística y reflexiva. Pero a pesar de haber adoptado
el neorrealismo como corriente literaria no centró su atención en la otredad
económica social, cultural o histórica sino en la otredad existencial, esto debido
a su concepción idealista del mundo (ahí radica su escepticismo, agnosticismo
e irracionalismo) y su ideología humanista liberal (cuyo centro fundamental lo
ocupó siempre el hombre en abstracto). Mucho más que la pobreza, la
marginación, el racismo o la lucha de clases, le interesó el significado de la vida
del hombre, las tribulaciones de la existencia, el dolor, la infelicidad, la vejez, la
muerte, el fracaso, el absurdo, etc. No le importó plantear “soluciones” a los
problemas sociales o existenciales, sino únicamente reflejarlos literariamente.
A inicios de su carrera como escritor decía:

Comienzo a meditar con más seriedad acerca de los problemas


sociales. (…). Emocional y racionalmente me aproximo cada vez
más al marxismo. Sin embargo no quiero comprometer mi obra
creadora. Trataré en lo posible de que me mantenga al margen de
toda propaganda política. Puedo llegar a la crítica social a la
pintura descarnada y sin complacencia, pero no me siento
autorizado para plantear soluciones ni tengo fe suficiente en ellas
para aconsejarlas184.

Como ya dijimos, fue un maestro en ubicar, abstraer y condensar las


variadas otredades, pero en especial la otredad existencial de los seres
humanos, especialmente de la clase media, así puedo captar a través de la
observación y la reflexión la deshumanización, la cosificación y la marginación,
fenómenos de indudable origen económico – social, pero que deja una
profunda huella en el ser mismo del hombre. De ese proceso dice: “En el
conocimiento que tenemos de las personas hay tres grados: El primero es el de
la curiosidad o simpatía; el segundo el de la reprobación; el último es el de las
excusas”185.

Aquí Ribeyro aplica la “mirada sartreana”: el ser humano solo existe


en tanto es “juzgado” por otros. La vida en sociedad es, en general, un
constante proceso de aprehensión de otredades. Dicha aprehensión (o captura
del ser del otro) es la mayor de las veces incompleta, ya sea por la fugacidad
de las relaciones sociales o la incapacidad de conocer la esencia del hombre.
Este cuentista dice otra vez:

…la dificultad que experimento para “juzgar” a las personas, para


pronunciar sobre ellas un juicio global: Ético, intelectual, humano,
etc. Esto se debe no solo a que cada persona es un amasijo de
cualidades y defectos sino a que es casi imposible conocer el
móvil o los móviles de sus acciones. Tan pronto una persona me
184
Al respecto, véase. RIBEYRO, Julio Ramón. La Tentación del fracaso. Lima, Jaime
Campodónico editor, 1992. Tomo. I. p. 40.
185
Al respecto, véase. RIBEYRO, Julio Ramón. La Tentación del fracaso. Lima, Jaime
Campodónico editor, 1992. Tomo II. p. 106.
parece digna de admiración como al momento siguiente
absolutamente reprobable186.

Por ello, intentó – desde la literatura y la reflexión filosófica – extraer


fundamentalmente la otredad existencial:

 Del ser humano (los otros).


 De sí mismo (como personaje).
 De la ciudad (Lima, Paris).

Su obra cuentística (resumida en La palabra del mudo) tuvo que


reflejar necesariamente la soledad de su época. Él mismo lo confirma:

Los cuentos que integran La palabra del mudo constituyen un


intento de representación de la sociedad peruana, en particular de
la limeña, a través de personajes, situaciones, temas o símbolos
propios de un país latinoamericano en vías de desarrollo y en
proceso de mutación. Como toda tentativa de esta naturaleza se
trata de un esfuerzo fragmentario, inconcluso y parcial 187.

A partir de 1940, Lima (La ciudad capital del Perú) fue el centro de
una serie de nuevos fenómenos sociales que marcaron la perspectiva literaria
del mencionado escritor. Sobre esto dice:

…la sociedad que yo describo es aquella que viví y observé entre


los años 1940 y 1960. La época de mi adolescencia y primera
juventud. La época en que Lima dejó de ser una pequeña ciudad
para ir convirtiéndose en una gran urbe. La época de la migración
“salvaje” de campesinos hacia la capital y la aparición de las
enormes barriadas. La época en que la clase media – burócratas,
empleados, pequeños comerciantes, intelectuales, profesionales
sin fortuna, etc. – empiezan a constituirse como clase social, sin
renunciar a sus anhelos de promoción social ni a su temor de
proletarizarse188.

186
Ibídem. p. 95.
187
Al respecto, véase. RIBEYRO, Julio Ramón. La caza sutil. Lima, Editorial Milla Batres, 1976,
p. 143.
188
Ibídem, p. 143.
Estos fenómenos fueron – como ya hemos señalado en páginas
anteriores – la migración del campo a la ciudad, la marginalidad de grandes
grupos humanos y el surgimiento de la clase media. En su cuento “Mayo, 1940”
dice:

…Lima era entonces una ciudad limpia y apacible, de apenas


millón de habitantes, rodeado de huertos y cultivos, poblada por
gente cortés, decente, una especie de gran familia que se
reconocía y saludaba en las calles y se sentía orgulloso de vivir
en una urbe que al lado de templos y casonas coloniales
ostentaba bellas quintas republicanas, chalets cada vez más
numerosas en los balnearios del sur y una docena de edificios de
seis o siete pisos que los espíritus adelantados, saludaban como
un símbolo de progreso. Tan solo en los cerros San Cosme y El
Agustino una población marginal de pobres desocupados,
migrantes andinos y maleantes se habían obstinado en levantar
casuchas de adobe, sacuara, latas y cartones189.

No obstante, a pesar de reflejar toda esta problemática, es la


otredad existencial la que resalta más en sus cuentos; de allí que su narrativa
corta sea, la mayor parte de las veces, pesimista e irónica y que casi la
totalidad de sus personajes se sumerge no en la lucha por la producción, en la
batalla de la vida o en el heroísmo social, sino en las más profunda derrota; en
el fracaso. Sobre lo dicho, él mismo afirma:

…Lo que le resta audiencia y repercusión a mi obra literaria es su


carácter antiépico (…) el mundo de mis libros, (…) es un mundo
más bien sórdido, defectista, donde no ocurre nada grandioso,
poblado por pequeños personajes desdichados sin energía,
individualistas y marginados, que viven fuera de la historia de la
naturaleza y de la comunidad. (…). Mi temperamento antiépico
me impide la descripción de grandes acontecimientos históricos y
sociales o la presentación de personajes colectivos (comarca,
pueblo, país). Y esto mismo influye sobre mi estilo, que es un
estilo tenue y sin vigor, sutil, tal vez y lleno de finezas, apto para lo
minúsculo pero inútil par lo grandioso190.

Su obra reflexiva contenida en La tentación del fracaso (diario


personal, 3 tomos), Prosas apátridas (reflexión filosófica), Dichos de Luder
(Aforismos), Cartas a Juan Antonio (2 tomos) y La caza sutil (artículos
189
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo IV. p. 15.
190
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. III, pp. 62,63.
ensayísticos), en cambio, están más orientadas a las reflexiones de tipo social
e histórico, a diferencia de sus cuentos que abordan problemas de tipo
existencial en gran medida. En su obra reflexiva la otredad social histórica es
constante, de allí que se hallen comentarios acerca de la ideología, la política,
los sucesos contemporáneos (La Revolución rusa, la Revolución Cultural china,
la Guerrilla del 65 en el Perú) y alusiones a personalidades que de una u otra
manera son referentes de la época (el Che Guevara, Troski, Mao Tse Tung,
Haya de la Torre, etc.).

4.1 Otredad económica social

Esta otredad proviene del rol que cumple el individuo en la


producción. El sujeto dentro del sistema social capitalista está determinado por
la función que desempeña en la estructura económica. La forma en que se
manifiesta esta otredad es a través de la cosificación (el ser humano es
percibido como una mercancía), instrumentalización (el hombre es visto como
un medio utilitario) y la deshumanización (el hombre pierde su esencia humana
y adopta algunas características propias del animal).

Los personajes de una parte de los cuentos de Ribeyro aparecen


influenciados inevitablemente por este determinismo económico que los
mantienen en el lugar que ocupan en la sociedad, en la cual la explotación les
permite únicamente una existencia subalterna, marginal, cosificada y
deshumanizada.

a) En su obra cuentística:
Este cuentista capta como esta otredad económica social determina,
en gran medida, al ser humano y la refleja en los siguientes cuentos:

 “Los gallinazos sin plumas”

Este relato se desenvuelve en un contexto de pobreza, miseria y


marginalidad que determina la vida de dos niños recicladores y su abuelo.
La otredad de estos tres personajes se manifiesta a través de la
deshumanización e instrumentalización. Efraín y Enrique son considerados
como “gallinazos sin plumas” porque se mimetizan con estos animales en el
basural, por su condición de niños desprotegidos y por el escaso valor que
les otorga el abuelo como seres humanos. La cosificación y
deshumanización de estos niños se corrobora en la siguiente cita: ¡Ustedes
son una basura, nada más que basura! ¡Unos pobres gallinazos sin
plumas!191 El anciano no solo deshumaniza a sus nietos, sino que también
los usa como instrumentos para enriquecerse, por ello, se puede decir que,
en última instancia, todos son instrumentos de un sistema que los oprime,
los excluye y los devora.

 “Interior L”

Narra en esencia la cosificación y la instrumentalización de Paulina,


una chica de 15 años, incitada por su propio padre – un colchonero – a
entregarse sexualmente al albañil Domingo Allende a cambio de beneficios
económicos. El cuerpo de esta adolescente es rebajado al nivel de una
mercancía (cosa, objeto) intercambiable por dinero, que es utilizado
posteriormente con la finalidad de continuar la vida fácil y bohemia del
colchonero. Esto se colige del siguiente párrafo:

El colchonero observó la trenza partida de su hija, su espalda


amorosamente curvada, sus caderas anchas. La maternidad le
había asentado. Se la veía más redonda, más apetecible. De
pronto una especie de resplandor cruzó por su mente.se
incorporó hasta sentarse en el borde del catre:

191
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 11.
_Paulina. Estoy cansado, estoy muy cansado… necesito
reposar… ¿Por qué no buscas otra vez a Domingo? 192.

Finalmente, la deshumanización se evidencia en el accionar


insensible e interesado del padre, porque no tiene reparos morales o éticos en
comercializar a su propia hija.

 “Mientras arde la vela”

Una lavandera llamada Mercedes posee una familia sumida en la


miseria y el sufrimiento debido, en gran parte, al alcoholismo de su marido el
cual es el obstáculo principal para la realización de sus sueños (poner una
verdulería), negocio que le permitirá salir de la pobreza. Este obstáculo que
representa el marido alcohólico parece ser superado con la muerte aparente
de este, producto de un accidente; sin embargo, el hombre no fallece como
ella lo esperaba. Este hecho agudiza la sensación de frustración de
mercedes, quien decide inducir a la muerte a su esposo. Para ella él ya no
es un ser humano, sino un objeto sin valor; esto evidencia la cosificación de
este y la deshumanización de la mujer en el relato.

En este cuento se aprecia como la pobreza es un factor


determinante para que Mercedes pierda su humanidad (su instinto maternal
y el amor hacia su pareja) en el afán de salir de esa condición económica.

 “La tela de araña”

Una empleada del hogar llamada María desamparada y pobre huye


de un lugar donde es acosada por el hijo lujurioso de la dueña, a raíz de esto
una amiga (Justa) le recomienda a un nuevo empleador el cual al final
termina poseyéndola sexualmente. Para ambos individuos María es
concebida como un objeto sexual; por ello, estos se han deshumanizado y
192
Ibídem. pp. 26, 27.
adoptan los rasgos de un arácnido: tejen una tela alrededor de ella. La
empleada pese a que lo intenta no puede escapar de este sistema opresivo
representado por esa “tela de la araña”. El determinismo económico aquí es
brutal: ella fracasa en su afán de obtener su libertad y en su intento de
abandonar el lugar que el sistema económico le ha fijado en la sociedad.

 “El primer paso”

Danilo, un aprendiz de delincuente que no repara en transgredir la


moral, decide ingresar a un mundo lumpenesco mayor influido por Panchito,
un ratero más avezado que ostenta lo que el otro no tiene. Su marginalidad
económica y social que hasta a un punto le permite cierta libertad lo
determina y lo encadena al submundo del hampa. Este personaje desprecia
y aborrece a las personas que están sujetas a los cánones sociales
establecidos (empleados, burócratas, etc.) porque llevan una vida pasiva y
mediocre:

El destino de los los empleados, que en ese momento levantaban


la voz, le pareció al lado del suyo miserable y ridículo. Ellos
encarnaban la normalidad, el orden, el buen sentido, la pequeña
licencia semanal… El, en cambio, acababa de ingresar en el
círculo de las grandes empresas secretas, en el dominio de la
clandestinidad193.

En síntesis, la otredad del personaje está determinada por su


condición económica social.

 “El banquete”

Don Fernando Pasamano decide realizar un banquete para el


presidente del país con el objetivo de solicitarle un favor: su nombramiento
en un alto cargo político. Para organizar el magno evento invierte toda su
fortuna en arreglos de la casa, la cual termina convertida casi en un palacio,

193
Ibídem. p. 80.
y en la preparación de los manjares y las viandas. El afán arribista y
oportunista de este personaje revelan el nivel de deshumanización en el que
ha caído, pues para este el presidente es solo un instrumento de realización
de sus ambiciones. El sistema económico imperante que funciona a través
de la hipocresía social determina su personalidad lisonjera.

Si bien el azar al final quiebra el rumbo del relato (la destitución del
presidente a través de un golpe de estado) no influyen decisivamente en la
construcción de la otredad económica social revelada; el desarrollo del
cuento es superior en comparación con el final en la tarea de definir la
otredad fundamental del personaje.

 “Los moribundos”

Dos soldados sobrevivientes de la guerra con el Ecuador (1940), son


llevados a la casa de un niño (el narrador) para ser atendidos. Ambos
comparten características económicas (su condición subalterna) y culturales
(son aborígenes y hablan el quechua) idénticas a pesar de que uno es
ecuatoriano y el otro peruano. La familia del niño (su padre, hermanos
Eulalia y Javier y su cuñado Marcos) y sus amistades, entre ellos un
ecuatoriano dueño de un restaurante y un comandante peruano, vierten o
profieren actitudes discriminatorias veladas de patriotismo hacia la condición
económica y cultural de los heridos, los cuales son cosificados y
deshumanizados. En este sentido, el determinismo económico social actúa
imponiendo las diferencias de clases sociales como la diferencia
fundamental, por encima de las nacionalidades, la raza y la cultura. Los
heridos son discriminados, principalmente, por su condición económica
subalterna y marginal; por el contrario, la familia y el círculo social del
narrador se reconocen como idénticos pese a que allí hay un ecuatoriano.
Ambos soldados son atendidos solo por un “compromiso” social por ser
pobres, en cambio, el otro extranjero adinerado, es aceptado como otro
idéntico o similar, incluso después de haber sido su nación un enemigo de
guerra: “… En medio del regocijo del armisticio, los moribundos eran como
los parientes pobres, como los defectos físicos, lo que conviene esconder y
olvidar para que nadie pueda poner en duda la belleza de la vida” 194.

No obstante, cabe destacar que este es un cuento en el cual


intervienen e interrelacionan diversas otredades: la económica social, la
existencial, la histórica y la cultural; todas se interrelacionan en una compleja
maraña de convencionalismos sociales e intereses de clase, pero es la
otredad económica social la que sobresale respecto a las demás, ya que se
evidencian los fenómenos de la cosificación (los heridos son una especie de
trastos inservibles y vergonzosos para la familia del niño), la
instrumentalización (el comandante peruano es un símbolo de como unos
consiguen beneficiarse a costa del sacrificio y entrega de otros), esto
demuestra que los soldados son utilizados como simples carnes de cañón y
las autoridades, en la mayoría de los casos, sin haber luchado reciben los
honores y condecoraciones en un sociedad injusta e hipócrita. Finalmente,
también se ve la deshumanización (todos los familiares y su círculo de
amistades han perdido la sensibilidad ante el dolor humano).

 “El jefe”

Después de una fiesta de confraternidad de la empresa Ferrolux


S.A. Eusebio Zapatero, auxiliar de contabilidad, y Felipe Bueno, su jefe, y
otros empleados deciden continuar bebiendo. Luego de un buen rato, solo
ambos se quedan celebrando y debido a la obnubilación de los sentidos
producido por el alcohol, se van disolviendo y esfumando los límites bien
definidos y establecidos en las clases sociales por el determinismo
económico: empleados y jefes dominados y dominantes, explotados y
explotadores, desposeídos y propietarios; en suma obreros y capitalistas. La
algarabía de la borrachera rompe momentáneamente esos límites y
terminan tuteándose. Sin embargo, al día siguiente, al contrario de lo que el
empleado creía, los límites entre los grupos sociales se restablecen: ambos
194
Ibídem. p. 210.
vuelven a ser en la oficina empleado y jefe. De la efímera “amistad” solo
queda, en el fondo, una sensación de instrumentalización permanente, la
cual constituye el único enlace real que une a estos. No obstante, cabe
destacar que solo en el mundo de la ilusión o fantasía creada por el alcohol
se quitan las barreras sociales y se vive normal; en el mundo real, oficial se
reestablecen las diferencias socio económicas y esto duele a los personajes
ribeyrianos quienes siempre se estrellan contra la crudeza de la realidad.

 “Al pie del acantilado”

En este relato se retrata la vida de un anciano llamado Leandro y


sus dos hijos Pepe y Toribio, una vida sumergida en la miseria, la pobreza y
la marginalidad. Esta familia desposeída, sin ningún bien material, deambula
por la playa y construye una casucha, al pie de un acantilado de Magdalena,
que les sirve como vivienda, como hogar. Toda su existencia y las
posibilidades de sobrevivir giran en torno al mar, gracias a sus bondades
obtienen el alimento de subsistencia: pescados y algo de dinero alquilando
vestidores. El determinismo económico se manifiesta y se hace visible en el
hecho de que ellos nunca pueden abandonar ese lugar incluso así lo
desearan, la pobreza los ha colocado allí y allí morirán. Esa es su ubicación
en la escala social, son seres marginales arrojados y empujados a la
periferia; este determinismo es más cruel, pues así habiten el extramuro
siguen siendo desalojados por las autoridades insensibles, deshumanizadas
que solo ven en ellos y, en todo el grupo que ha invadido la playa, objetos
inservibles, trastos que hay que echar o remover.

La otredad económica social expuesta en este cuento, a través de


los personajes, es descarnada y brutal: la vida de los desposeídos siempre
revela una otredad cotidiana y constante en el mecanismo y en el cuerpo
social; es decir, el hijo menor intentó huir de esta triste realidad pero vuelve,
ahora con una esposa y un hijo en camino, a habitar los extramuros, pues el
mundo oficial el de arriba (la clase privilegiada) los ha expulsado y no les
queda de otra que continuar su vida e historia en el mundo de la periferia: en
suma, el mundo de los otros desposeídos y marginales.

 “El chaco”

Sixto Molina, un campesino, enfermo, pobre y marginal, se rebela


contra el poder del terrateniente y hacendado don Santiago y su hijo José.
Su protesta simbólica (el desprecio hacia estos poderosos a quienes no
saluda o les aclara que no les debe obediencia, pues no son sus patrones)
va in crescendo, hasta adoptar la forma de sabotaje (muerte del ganado de
del hacendado); luego, llegar a la emboscada para aniquilar al enemigo
(Sixto Molina y los hermanos Pauca, como sinónimo de venganza por
rencillas pasadas, intentan asesinar al hijo del hacendado). Al respecto,
Giovanna Minardi dice: «En “El chaco”, sí vemos en el choque poder
hegemónico vs sociedad subalterna el eje semántico central del cuento»195,
en este sentido, los actos subversivos del personaje central no tienen un fin
político (destruir la feudalidad en el campo), sino una motivación psicológica:
la venganza.

El contexto social en que se desarrollan los hechos, casi no existe


comunicación directa; los patrones hablan, castigan cruelmente con
acciones draconianas, por ello, los campesinos no tienen la oportunidad de
expresar su protesta, pues generalmente, el discurso del subalterno es
estigmatizado y menospreciado porque resulta la mayor parte de las veces
subversivo. El determinismo económico se manifiesta en la persona de Sixto
Molina, quien pese a tener la razón y la verdad de su lado, sufre el peso del
abuso del poder de los terratenientes. Este es equiparado a un objeto
inservible, un estorbo; así lo denota su cuerpo. Por otro lado, el hacendado y
su hijo denotan una deshumanización (son insensibles a los padecimientos
de los campesinos y los explotan vilmente), el campesinado también es
instrumentalizado pues son usados solo como medios para frenar la rebelión
195
Al respecto, véase. MINARDI, Giovanna. La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. p. 64.
de Sixto. En suma podemos decir que la muerte del personaje central lo
eleva al nivel de un paradigma. La misma crítica italiana dice al respecto:

Sixto Molina encuentra la muerte en el lugar sagrado, en el lugar


alto, pero se trata de una muerte redentora, en el sentido que su
acto de coraje da fuerza a los otros campesinos. Estos alrededor
del cadáver, forman un muro, un recinto protector que cierra un
mundo impidiendo que penetren las influencias de origen inferior.
El muro indica también una separación entre ellos y los otros 196.

Por ello, este es uno de los pocos relatos donde los otros diferentes,
los subalternos, los explotados y los derrotados se rebelan contra el
sistema, el orden y su destino.
 “Fénix”

En este relato, como dice Peter Elmore: “Dos instituciones – el circo


y el ejército – funcionan a la manera de microcosmos jerárquicos y
violentos”197. Estos dos pequeños mundos ahítos o cansados de cosificación,
instrumentalización y deshumanización funcionan bajo el mando de Marcial
Chacón (dueño del circo) y el teniente Sordi, quienes imponen su mentalidad
alienada sobre sus subalternos (los trabajadores del circo y los soldados).
Irma, la equilibrista, es un objeto sexual que sacia los apetitos libidinosos del
cirquero. También los trabajadores de este coliseo son usados como
instrumentos para satisfacer la codicia del dueño. Dentro de todo este
contexto el centro de este mundo injusto es Fénix, un ex boxeador de raza
negra de más de dos metros quien, ante la imposibilidad de usar a Kong (el
oso) para el número de fondo, es obligado a reemplazarlo y usar un disfraz
de oso para simular ser este. Mientras que Marcial Chacón asume el rol del
luchador; entonces se produce el enfrentamiento hombre- bestia
(animalización), dicha situación lo confunde; es decir, él mismo no sabe si es
hombre o animal. La deshumanización a la que es sometido borra los
linderos de la bestialización: Fénix mata al dueño del circo. En este sentido,

196
Ibídem. p. 58.
197
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro. p. 112.
el determinismo económico le impide ocupar un lugar diferente en el sistema
social injusto y opresivo. Por ello, el hombre fuerte es otro diferente incapaz
de destruir dicha estructura; su rebelión final – el hecho de huir del circo
luego de haber matado al dueño – es solo un mero acto individual
desesperado, no reflexionado ni programado con antelación. Al contrario de
Higgins y Luchting (quienes interpretan a Fénix como la manifestación de la
fuerza del proletariado y los de abajo, respectivamente), la interpretación
más razonable y objetiva es la de Giovanna Minardi quien dice:

“Fénix” no puede ser considerado, (…), un cuento político,


antimilitar de reivindicación de una identidad nacional, sino más
bien, es un texto casi expresionista, (...), se impone el modelo de
una voluntad individual superior a las otras y no la victoria de una
clase social sobre otra198.

 “Un domingo cualquiera”

Gabriela, una joven perteneciente a la alta burguesía, invita a


pasear a Nelly, una adolescente de la clase media baja, impulsada por una
atracción lésbica hacia esta. Gabriela, a pesar de que intenta en un inicio
disimular las visibles diferencias de clase social, su verdadera personalidad
alienada aflora dejando en claro su engreimiento y su racismo. El
determinismo económico se impone, pues ambas no pueden abandonar y
flanquear el lugar que ocupan en la sociedad de acuerdo a su condición
económica. Las diferencias económicas revelan también diferencias
culturales, en la vestimenta, vivienda, el entorno y la sexualidad. A Gabriela
su status la ha deshumanizado, mostrándose insensible y manejándose de
acuerdo a sus impulsos básicos y a sus instintos animales (el placer sexual).
Para ella, Nelly es solo un objeto de placer, un instrumento para saciar sus
apetitos carnales. Al no conseguir una respuesta satisfactoria a sus
demandas caprichosas y posesivas, Gabriela se aburre de ese mundo
limitado, pobre de la adolescente y su comportamiento posterior hace
presumir que ya nunca más volverá a invitarla a salir. Así queda demostrado
una vez más que el determinismo económico social escinde la otredad en
198
ibídem. p. 156.
dos vertientes: por un lado, los otros idénticos tienden a buscarse y
unificarse; por otro lado, los otros diferentes tienden a ser excluidos y
arrojados a las periferias para convivir con sus semejantes.

 “La señorita Fabiola”

Este relato narra la historia de Fabiola, una maestra de primaria,


solterona, pobre y poco agraciada que solía frecuentarse con la familia del
narrador personaje. Su condición económica-social va decayendo
progresivamente; de Miraflores se muda al centro de Lima y su familia se
disuelve. La maestra con un sueldo mísero no se abastece para todas sus
necesidades, entonces consigue un puesto adicional en la empresa del
padre del narrador. En dicho trabajo, a pesar de su ineficiencia, logra
jubilarse; pero su vida en cierta manera está trazada negativamente debido
a su aspecto físico, así como su status social influido por el determinismo
económico. Es un ser deshumanizado por su fealdad, lo cual la acerca a un
objeto sin valor; pero más que su aspecto, su pobreza la encadena a una
existencia mediocre, subalterna y marginal. Por ello, Fabiola y su familia
están condenados a la extinción, porque son seres fracasados.

Cuando todo parecía indicar que estaría condenada a la soledad de


la soltería, un joven menor que ella la enamora y se casan. Tienen hijos,
pero este resulta ser un vividor y prepotente (le quita su dinero, abusa de
ella y hasta le pega). De esto concluimos que este acercamiento solo ha
tenido un fin: aprovecharse de ella, por ende, instrumentalizarla. Incluso el
final del relato revela una ironía despiadada, el mismo narrador la ha
utilizado como un motivo literario; es decir, también la ha instrumentalizado.

 “Agua ramera”

Narra las peripecias de un poeta pobre llamado Lorenzo, quien finge


estar loco para obtener del sanatorio, comida y cuarto, elementos esenciales
que le permiten sobrevivir. La otredad del personaje se origina en su
incapacidad de poder abandonar su situación social determinada por su
condición económica: Lorenzo decide perder su humanidad a cambio de la
satisfacción de sus necesidades elementales, situación que lo condena a
una existencia gris y limitada.

b) En su obra reflexiva:

En sus escritos de carácter reflexivo JRR aborda racionalmente


diversos fenómenos sociales como la conformación de las clases y sus luchas,
la organización social, la dominación de los grupos dirigentes y la codicia como
esencia del orden capitalista. De esa manera él toma consciencia del problema
de la otredad e intenta captar racionalmente la otredad económica social de la
humanidad.

Acerca de los obreros dice: “Comprendo (…) ahora mejor la


situación mental de los obreros, sus luchas, sus aspiraciones” 199.

Ribeyro es consciente de la otredad de los obreros, otredad que


emana de la explotación a la que son sometidos en el mundo industrial, al
trabajo extenuante repetitivo y embrutecedor: “El agotamiento físico reduce la
vida intelectual, suprime en el hombre toda capacidad para elaborar ideas
abstractas”200.

Sin embargo, es la pequeña burguesía (o la clase media) con la que


se va a sentir identificado y más proclive a la compresión de su otredad
económica social. Esto que era visible en sus cuentos lo es también en sus
escritos reflexivos. Así, por ejemplo, en el siguiente fragmento puede verse
199
A respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo I. p. 96.
200
Ibídem. p.135.
como es capaz de captar la esencia de la personalidad de los individuos de
este grupo social que se caracteriza por su apego a la comodidad, al confort y
a la vida rutinaria:

El pequeño comerciante francés está tan identificado con su


negocio que cuando sale de él pierde su personalidad. Cuantas
veces me cruzo en mi barrio con hombres y mujeres que me son
conocidos, pero no podría afirmar si el carnicero, el epicero, la
verdulera o la mesera. Solo cuando los veo dentro de su marco
habitacional, descuartizando una res, despachando patatas, o
sirviendo vino, logro reconocerlos. Diríase que ellos solo existen
en función de los objetos que manipulan y dentro del contexto de
una actividad determinada. Esta actividad los individualiza, los
dota de ser. Fuera de ella se vuelven entes impersonales,
anónimos, sujetos de una oración incompleta, a la que no
sabemos que complementos ponerles201.

Y también bastante proclive al individualismo egoísta:

Admiro la regularidad de este burgués, su culto a la propiedad,


(…). Sé que es sábado cuando trae paquetes en las manos
(mantequilla, aceitunas, sabe Dios que más). Los domingos hace
jardinería. Para él no existen los demás habitantes de la quinta. Él
y su familia viven solos no solamente aquí, viven solos en todo el
distrito, en toda la ciudad, en todo el mundo 202.

Sobre los estudiantes (un sector de la pequeña burguesía) refiere


que no constituye en sí una clase social, sin embargo, deja entrever que
aquellos (en su tiempo) – por su juventud y su rebeldía – se acercaban más a
la lucha del proletariado que a los otros grupos sociales:

Hay la tendencia en equiparar a los estudiantes con una clase


social, cuando no son más que una corporación. Se pertenece a
una clase social para toda la vida. Se es solamente estudiante
por un tiempo más o menos corto. Es por ello que los intereses de

201
Al respecto, véase. Prosas a patriadas. Lima, Editorial Milla Batres, 1978. pp. 44,45.
202
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo I. p. 239.
los estudiantes son provisionales y duran lo que duran sus
estudios, mientras que los obreros son vitalicios 203.

Asimismo, manifiesta su admiración por los lúmpenes, resaltando la


valentía con que se enfrentan al statu quo, al sistema establecido y al
determinismo clasista:

Yo siento una especie de admiración por los delincuentes, en la


medida en que se atreven a transgredir el orden establecido de
manera abierta, franca y arriesgada. Ellos, sin partir de los análisis
doctrinarios de los revolucionarios, llegan en la práctica a la
misma conclusión: que se vive en un mundo injusto que solo
puede ser destruido por la violencia204.

Sin embargo, son los marginales (las clases subalternas que no


encajan en el molde ideológico del marxismo ortodoxo; es decir, los
desempleados, las minorías sexuales, los artesanos, los mil oficios, etc.) Los
que le atrajeron, por su infinita variedad y posibilidad de fracaso que producen
a través de su existencia. Recordemos que él mismo se consideró un marginal.
Sobre estos seres dice:

A mí los tullidos los tarados, los pordioseros y los parias. Ellos


vienen naturalmente a mí sin que tenga necesidad de
convocarlos. Me vasta subir a un vagón de metro para que en
cada estación de uno en uno, suban a su vez y vayan
cercándome hasta convertirme en algo así como el monarca
siniestro…205.

A todos estos grupos sociales los reflejó – con sus características


propias – en sus cuentos. Al decir de él mismo, será en “Fénix” donde las
representará en su conjunto:

En “El hombre fuerte” [Fénix] (…) he utilizado seis personajes,


que monologan sucesivamente acerca de los mismos hechos.
Pero a medida que iba escribiendo el cuento estos personajes se

203
Al respecto, véase. Cartas a Juan Antonio. Lima, Jaime Campodónico Editor, 1996. Tomo II.
p. 198.
204
Ibídem. p. 187.
205
Al respecto, véase. Prosas apátridas. p. 64.
iban triplicando cada vez más, hasta el punto que cada uno de
ellos encarnaban a ciertos grupos representativos de nuestra
estructura social206.

También fue consciente del poder abrumador y explotador de las


clases dominantes. En algún momento de su vida reflexionó acerca de esta
injusticia y buscó la forma de retratarla en su obra. Él mismo dice al respecto:
“Encontrar el género que convenga para expresar, pero con mayor fuerza y
eficacia que hasta ahora, la complicidad entre banqueros, generales y altos
miembros de la jerarquía católica en la dominación de los países sub
desarrollados por la casta dirigente”207.

Pese a esto no creyó en la idealización de la clase obrera al estilo


marxista, idealización que muchas veces sirvió para que determinados grupos
pensaran y actuaran en su nombre. Él fue reacio a este tipo de mitos:

Ambos viven además un mito: Los burgueses decimonónicos al


creer ciegamente que el proletariado era en sí una fuerza
revolucionaria; los intelectuales europeos de izquierda al pensar
que los pueblos del tercer mundo no quieren otra cosa que hacer
la revolución. Los obreros en realidad como se ha demostrado en
más de una sociedad industrializada, no pretenden otra cosa que
gozar de las ventajas y comodidades de la burguesía, del mismo
modo que los pueblos del tercer mundo aspiran al estándar de
vida de los europeos208.

JRR detestaba tanto la codicia del burgués capitalista como la vida


rutinaria y repetitiva de la pequeña burguesía y los obreros:

La vida solo se justifica cuando es un combate por el


perfeccionamiento individual o por el mejoramiento de la
condición humana. (…). Me parece indigna la vida dedicada a la
acumulación de bienes materiales, a la búsqueda del poder por el
poder, la conquista de una posición o de un nombre así como

206
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo II. p. 63.
207
Ibídem. p. 85.
208
Ibídem. p. 153.
detesto la vida cerril, vegetativa, resignada e incuriosa del
pequeño burgués o del obrero calificado 209.

Incluso se mostró escéptico con respecto al valor y a la idoneidad de


la sociedad. Considerando que la humanidad es un fracaso más y que no hay
en ella ningún signo de progreso:

Reflexionemos sobre la comunidad. Desde la pareja hasta la


sociedad universal. Fracaso del mismo, hombre no animal social,
sino animal solitario. Formas de comunidad que se ha
perpetuado: La orden monástica (disciplina y voto de silencio),
ejército (disciplina y jerarquización). Otras formas: comunidad
indígena, organizaciones tribales210.

4.2 Otredad cultural

Esta otredad proviene de los modos de vida del ser humano basada
en la experiencia histórica social acumulada por este y expresada en su mundo
ideológico. La ideología determina estos modos de vida, existen dos campos
ideológicos: el hegemónico o dominante y el subalterno o dominado. Ambos
están envueltos por el manto de la alienación (falsa conciencia de sí mismo) y
la enajenación (negación del ser). La forma en que se manifiesta esta otredad
cultural es a través del racismo, el machismo, feminismo, convencionalismos
sociales, fetichismo, etc.

En este sentido, varios de los personajes de Ribeyro expresan estos


fenómenos culturales influidos, fundamentalmente, por la alienación
generalizada de la sociedad.

a) En su obra cuentística:

209
Ibídem. p. 98.
210
Ibídem. p. 162.
La otredad cultural está contenida y reflejada en los siguientes
cuentos:

 “La botella de chicha”

Raúl acuciado por la necesidad de una pequeña suma de dinero


decide hurtar una botella de chicha – perteneciente a su padre y añejada
durante quince años – para venderla a un bajo precio, para tal efecto
traslada el contenido original del envase de vidrio a una pipa de barro,
reemplaza la chicha por vinagre y después se va a ofrecerla a varios
establecimientos. Pero no consigue venderla tal vez porque su exiguo precio
y su rústico envase no convencen a los posibles compradores del alto valor y
calidad de la bebida. Cuando regresa a la casa encuentra a su padre entre
un grupo de familiares y amigos alrededor de la supuesta botella de chicha,
que había sido guardada solo para un acontecimiento importante; el padre
hace un panegírico de la antigüedad y calidad de esta bebida, el cual tiene
un efecto sugestivo sobre los presentes quienes lo toman como si fuera un
valioso licor; al terminarse Raúl les ofrece la chicha verdadera, pero ellos la
desprecian después de probarla.

Este convencionalismo social (“todo lo antiguo es valioso”)


desemboca en una hipocresía social: el trastocamiento de la verdad; lo falso
se ha convertido en verdadero, y viceversa. Los individuos de este relato
alienados por ese convencionalismo social actúan enajenadamente, es decir,
ya no son dueños de sí mismos, pues es la apariencia y no la esencia lo que
determina su comportamiento. Por ello podemos decir que Ribeyro evidencia
en este relato la otredad cultural en el mundo social.

 “Explicaciones a un cabo de servicios”

Dos viejos amigos de la escuela se encuentran después de muchos


años, cada quien refiere lo mejor de sí y en esto Pablo le hace una
propuesta a Simón para que ambos conformen una empresa. Van de lugar
en lugar comiendo y bebiendo, construyendo castillos en el aire, proyectos
ilusos de dos seres fracasados que privilegian la ilusión antes que la
realidad, ya que lo real les es doloroso. Cuando se le termina el dinero a
Pablo, Simón se da cuenta de la situación y decide huir disimuladamente
dejando a su amigo con una cuenta pendiente, debido a este hecho Pablo
es detenido y conducido a la comisaria por un cabo, a quien va dando
explicaciones de lo sucedido como si fuera verdaderamente un importante
hombre de negocios, pero es solo un pobre borracho que vive de ilusiones.

Ambos son alienados (tienen una falsa conciencia de sí mismos, se


creen empresarios cuando en la realidad son simples ineptos) y enajenados
(niegan su ser asumiendo una personalidad ajena a ellos), se aferran al
convencionalismo social de la apariencia, intentan vivir una realidad lejana a su
condición de fracasados. Ribeyro logra aprehender esta otredad cultural
basada en este convencionalismo muy difundido en la sociedad
contemporánea y logra reflejarlo nítidamente en este cuento.

 “La piel de un indio no cuesta caro”

Pancho, un muchacho de raza indígena fallece electrocutado dentro


de la propiedad de un club de gente adinerada. Miguel, arquitecto, protector
del muchacho y miembro de esta institución, indaga las causas del
accidente. Descubre que este ha sido causado por las instalaciones
defectuosas del club y decide denunciar el hecho, pero se enfrenta a todo un
contexto de gente poderosa, deshumanizada y alienada que falsifica
documentos para rehuir sus responsabilidades legales (en este caso el
presidente del club) o le insinúa (la esposa de Miguel) que se olvide de este
o de lo contrario podría perder su estatus social y sus futuros contratos con
el club si insiste en la denuncia. Miguel que aparentemente es más correcto,
honesto y superior moralmente a las personas retrogradas e hipócritas de su
entorno, decide pese a todo conservar su posición convencido de la
importancia del convencionalismo social de la apariencia sobre la verdad. Al
respecto Higgins dice:

(Miguel) Tiene la alternativa de volver a Lima para combatir la


injusticia y, como consecuencia, verse condenado al ostracismo
social por las personas influyentes de las cuales su carrera
depende; o de olvidarse del asunto y así un brillante porvenir.
Ante tal alternativa, opta por proteger su carrera y su posición
social, y al aceptar entregar el cheque a los padres de Pablo, se
hace cómplice de la sórdida maniobra del presidente. (…), si
Miguel representa un nuevo liberalismo burgués, la pusilanimidad
con la cual transige con sus principios demuestra que ese
liberalismo no es sino epidérmico211.

Miguel no denunciará el homicidio culposo debido a que toma


partido por su entorno social privilegiado, aflorando así en él una otredad
cultural. Este se enajena, se niega a sí mismo como persona honesta para
mantener su estatus social.

 “Vaquita echada”

Este relato narra los momentos previos en que un grupo de amigos


decide darle una noticia trágica a un doctor apellidado Céspedes: la muerte
de su esposa e hijo. Esos momentos previos están llenos de mecanismos de
defensa que inventan los amigos para tomar distancia del sufrimiento.
Luchting, dice al respecto:

Es admirable, (…), como Ribeyro hace para mostrarnos toda la


gama de mecanismos de defensa de que se valen aquellos que
no sufren, a fin de disasociarse del que sufre (…), preocupaciones
que son índices al mismo tiempo de la cruel indiferencia de la vida
que sigue continuando como si nada trágico hubiese sucedido 212.

211
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. p.
72. El agregado entre corchetes es nuestro.
212
Al respecto, véase. Ribeyro y sus dobles. pp. 36,37.
Luego de comunicarle la desagradable noticia, los amigos continúan
su vida como si nada grave hubiera ocurrido. Este último hecho si bien, podría
denotar una evasión hacia lo lúdico y lo banal ante una situación límite
ocasionada por la muerte, en cambio revela con mayor intensidad el imperio de
los convencionalismos en las relaciones sociales: la hipocresía del sufrimiento
fingido. La otredad cultural se impone a la otredad existencial en este cuento,
pues la alienación es evidente en los amigos al cumplir una regla de cortesía
social, un convencionalismo (ellos no sienten verdaderamente ese dolor
causado por la muerte); y también la enajenación (por un momento niegan su
personalidad frívola para asumir un comportamiento que exprese preocupación
un suceso tan lamentable).

 “De color modesto”

Alfredo, un joven solitario y fracasado, asiste a una fiesta aun


cuando no sabe bailar y su hablar es más bien parco. En dicho evento es
rechazado disimuladamente por distintos grupos debido a su edad, a su
apariencia física y a sus limitaciones económicas; entonces decide ingresar
a la cocina donde baila y entabla amistad con una mujer de raza negra,
parte de la servidumbre. Ofuscado y acicateado por el alcohol decide ir más
allá de la simple amistad con ella. El incipiente romance es repudiado y
rechazado visiblemente por todo el entorno: sus conocidos, su familia, la
policía y la sociedad en general. Para la gente alienada por el racismo esa
relación es inconcebible, una afrenta, una anormalidad. Alfredo y la mujer
sienten ese rechazo, ambos comprenden que lo suyo es imposible dentro de
los cánones convencionales:

Alfredo y la negra (…), comenzaron a aproximarse al parque. La


negra lo había cogido tímidamente del brazo y caminaba a su
lado, sin levantar la mirada, como si ella también estuviera
expuesta a una incomprensible humillación. (…). Y como si se
internara en un mar embravecido, todo su coraje se desvaneció
de golpe.
–Fíjate – dijo –. Se me han acabado los cigarros. Voy hasta la
esquina y vuelvo. Espérame un minuto213.
213
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. pp. 292, 293.
Entonces actúan negándose, engañándose: se separaran
convencidos tácitamente de lo inútil de su lucha por permanecer juntos. El
rostro oculto del racismo se expone aquí como un rasgo esencial de la
otredad cultural. Ambos personajes sufren, desde distintas posiciones,
desde la clase media (Alfredo) y desde la clase subalterna (la negra) el peso
de uno de los frutos más crueles de la alienación. Por ello, podemos decir
que el racismo, en este relato, es despiadado y cruel ya que se le niega
hasta un derecho fundamental a una persona que es el derecho a un
nombre; la negra no tiene un nombre. En este sentido, la otredad cultural
resaltada a través de estos dos personajes se impone a las distintas
otredades: la económica social y la existencial.

 “Los españoles”

Majo, un escritor, conoce en un hospedaje modesto a una joven


española veinteañera llamada Angustias. Esta es una persona muy pobre
que vive en dicho lugar junto a su anciano padre. El escritor describe como
la miseria económica determina la vida de esta joven quien no tiene opción
de salir de esa condición; quizá su única alternativa está en abandonar su
recato moral y cosificar su cuerpo, a través de la prostitución, tal como lo
hace una muchacha llamada Dolli. Pero ella se resiste a ejercer ese vil oficio
continuado su vida sumida en la escasez. La otredad de Angustias revela su
máximo nivel cuando esta no puede ir a una fiesta con su enamorado,
porque no posee un vestido para la ocasión. Pese a conseguir prestado el
vestido, así como los demás ornatos para el evento. Ya con todo listo se
observa fijamente en el espejo, por un momento se siente feliz, pero decide
no ir a la fiesta por una cuestión de orgullo: ella no desea aparentar lo que
no es. En este hecho se observa una otredad cultural inversa a las demás
otredades de este tipo, pues Angustias se resiste a dejarse envolver por la
alienación imperante en la sociedad y enajenarse, presentándose como
alguien que no es. Es decir, en este relato si bien se evidencia una otredad
económica social, la otredad que determina el cuento es, precisamente, la
cultural; pero al contario de los que se evidencian en otros relatos
circunscritos en este molde: en suma la chica desecha los
convencionalismos sociales y opta por mantener su naturaleza.

 “Noche cálida y sin viento”

Sixto Bellido, un hombre exitoso en varios aspectos de la vida, no


sabe nadar. Visita de noche un club del cual es socio y le dice al guardián
que desea practicar billar. El hombre accede, aprovechando que este se va
a dormir se introduce en la piscina y debido a su inexperiencia y
autosuficiencia casi se ahoga. Despertado por los gritos de Sixto, el guardián
acude al lugar y aquel le dice, mintiendo, que le dio calambre luego de haber
nadado en exceso. El personaje revela aquí su otredad cultural; es un
alienado pues es capaz de mentir, de inventar una farsa para preservar su
imagen, su reputación. El convencionalismo social de la apariencia es
mucho más fuerte que la verdad objetiva; es decir, un hombre exitoso,
multifacético campeón de ajedrez no puedo vislumbrar una ineptitud frente a
un simple guardián.

 “Sobre los modos de ganar la guerra”

El subteniente Vinatea – instructor premilitar en un colegio – lleva a


sus alumnos a realizar maniobras a la huaca Juliana. En dicho lugar
organiza un simulacro de táctica ofensiva distribuyendo a su contingente en
dos bandos: los defensores de la cúspide y los patriotas, los atacantes que
deben tomar los altos. Él se ubica en el bando de los patriotas, para lo cual
ha escogido a los escolares más fuertes. Pese a su preparación militar, los
instrumentos que posee (brújula, plano, binoculares) y a un grupo superior
que comanda, es derrotado. Intenta entonces vencer a través de la fantasía
y el razonamiento, pero allí también es derrotado por la agilidad mental e
inteligencia del alumno Perucho Bunker. La mentalidad alienada de Vinatea
revela una otredad cultural basada en su falsa conciencia de hombre
superior y en sus rasgos patológicos de infantilismo. Higgins dice al
respecto:

… la vida de Vinatea es una fantasía en la que representa el


papel militar eficiente. Pero una y otra vez la imagen que quiere
proyectar queda desmentida por su increíble incompetencia. (…),
Vinatea resulta un caso patético por ser un personaje
ridículamente infantil. Pero, desde otra perspectiva, es un tipo
pernicioso, un valentón que abusa de su fuerza y su autoridad 214.

Vinatea, herido en su amor propio, decide vengarse de Perucho


Bunker haciéndolo pasar “callejón oscuro”. Logra conservar así, a través de
la violencia, el convencionalismo social de la superioridad de los militares.

 “Cosas de machos”

El teniente Arbulú, un oficial joven muy apegado a los reglamentos


(militar idealista), llega a un cuartel de Sullana para cumplir su servicio.
Dicho lugar está bajo el mando del capitán Zapata, un hombre maduro,
amante de las fiestas y la vida bohemia; en una ocasión, le solicita al joven
teniente que le prepare unos cocteles. Arbulú se niega y le responde que él
ha venido a cumplir su servicio militar y no tareas de mayordomo. Entonces,
el capitán Zapata venga enviándolo a sucesivos entrenamientos de marcha
de campaña, hecho que le produce quemaduras y su posterior internamiento
en el hospital. Cuando se recupera, advierte al capitán que está abusando
de su autoridad y lo reta a resolver sus diferencias como una “cosa de
machos”; osea a golpes. Tras una ardua pelea en el arenal, dan por
concluido la batalla, pues no hay un vencedor absoluto. Pasados unos días,
el capitán le vuelve a pedir al teniente que le prepare unos cocteles; este
luego de pensarlo un momento, esta vez acepta estoicamente.
214
Ibídem. pp. 64,65.
En este sentido, este último hecho revela la otredad cultural del
teniente Arbulú; pues este ha aceptado las reglas de la sociedad alienada: el
convencionalismo social de la obediencia ciega al superior ha vencido y por
lo tanto, no le queda de otra que subordinarse a la autoridad abusiva por una
cuestión de conveniencia para no sufrir futuros castigos y represalias. De
esta manera termina enajenándose, convirtiéndose en la persona que se
resistía a ser.

 “Alienación”

Roberto López, un joven zambo de condición humilde toma una


decisión drástica a raíz de un hecho que lo marcó para siempre, la chica
más codiciada y hermosa del barrio (Queca) le dice: “yo no juego con
zambos”, esto cambió radicalmente su ser. Desde ese momento, poco a
poco fue matando al peruano zambo que llevaba y siguió procesos largos de
intentar borrar todo vestigio que evidencie al López peruano que era
excluido en una sociedad clasista y racista. Comenzó por imitar la
vestimenta de los norteamericanos, se tiñó el pelo, se talquea la piel,
aprende el inglés y, sobre todo, tratar de no ser un blanquito limeño, sino un
blanco yanqui. No obstante, se da cuenta que de nada le ha servido esta
metamorfosis y decide junto a su amigo, José María Cabanillas, viajar a los
Estados Unidos. Al no poder subsistir en dicho país y con el riesgo de ser
deportados, deciden enrolarse a las filas del ejército para poder obtener la
ciudadanía anhelada, pero Roberto, ahora Bob, muere en la guerra con
Corea y su amigo sobreviviente, pero mutilado es quien da la información a
su madre.

En este cuento, JRR expone crudamente el fenómeno de la


alienación a través de la construcción de la otredad cultural del personaje
central Roberto López; este no solo adquiere una falsa conciencia de sí
mismo, sino también se enajena al asumir una otredad idéntica que no le
corresponde. Pues él pertenece al grupo de los “otros” diferentes, los
subalternos, los marginales, los que no tienen voz ni poder; por ello, no
pertenece al grupo de los “otros” idénticos los de la clase hegemónica y
dominante, dotada de poder económico y político, cuyo discurso impera
como una verdad en la sociedad. En suma podemos decir que el hecho de
intentar abandonar su lugar asignado en el sistema le cuesta sucesivamente
decepciones, burlas, fracasos y finalmente la vida. Pues no gozó de la
soñada nacionalidad norteamericana y sus beneficios: solo fue utilizado
como carne de cañón para defender a un país xenofóbico.
 “El embarcadero de la esquina”

Ángel Devoto, un poeta demente, se presenta mal vestido y mal


oliente a una reunión de reencuentro de sus ex compañeros de colegio
organizado en un chifa. En dicho lugar se dan cita – después de veinte
largos años – varios conocidos suyos, ahora hombres prominentes y
exitosos. Cuando Ángel llega es recibido por sus amigos de antaño, primero
con cierta curiosidad, pero luego producto de sus incoherencias y su
lenguaje soez, es repudiado. Para deshacerse de él, todos deciden
continuar la reunión en un bar y después en un lenocinio, donde estos
hombres “insignes” también profieren discursos obscenos e incoherentes.

En este relato se revela una otredad cultural alienada en Ángel y


también en sus ex compañeros de colegio: el primero alienado por la locura
y los segundos, por el convencionalismo social del éxito y la apariencia. El
poeta enajenado por la locura termina automarginándose en un pequeño
bote en las aguas del mar; los hombres “conspicuos”, en un burdel donde
dan rienda suelta a lo que verdaderamente son (personas que guardan una
falsa apariencia ante la sociedad; sepulcros blanqueados).

 “Las tres gracias”

El personaje narrador, recuerda un suceso ocurrido durante su


adolescencia: la llegada de tres hermosas chicas loretanas al barrio de
Santa Cruz. Rememora los injustos calificativos endilgados a estas, producto
de los prejuicios de una sociedad hipócrita. Las tres eran calificadas de
prostitutas por la gente solo en base a indicios infundados, pronto el rumor
se extendió por gran parte del barrio, viéndose afectado la vida de estas tres
damas. En este relato se evidencia la otredad cultural de una parte de la
sociedad limeña que asumiendo la “mirada sartreana” juzga y califica a los
“otros” diferentes, haciéndolos víctimas de sus prejuicios alienantes y
enajenantes. Las tres loretanas son condenadas, sencillamente, por ser
diferentes culturalmente y por el estigma que arrastran los originarios de la
selva (su jovialidad, su forma de vestir, caminar y su belleza tropical). Al
final, se retiran de ese lugar que se ha convertido en un infierno para ellas.
De este modo, se visualiza los prejuicios culturales de una sociedad pacata y
lapidaria que actúa maquinalmente.

 “El sargento Canchuca”

El personaje narrador, un niño de la pequeña burguesía, recuerda a


un militar especialista en inyectables conocido como el sargento Canchuca.
El entorno familiar del niño (sus hermanos y hermanas) revela y despliega
contra él su mentalidad alienada basada en prejuicios estéticos y étnicos. El
sargento es concebido como un ser minúsculo, un objeto de burla e irrisión
debido a su aspecto físico y su dicción descoordinada o “motosa” y casi una
bestia deshumanizada: “… Canchuca no daba besos sino “ósculos” y que
como su bocaza, según mi hermana Meche, era una verdadera aspiradora,
las víctimas del ósculo corrían el riesgo de desaparecer en las entrañas del
sargento”215. Podemos decir, que una gran probabilidad para el suicidio de
este militar, esté basado en la mentalidad alienada y enajenada de la
sociedad limeña; pues con mofas jocosas excluyó y marginó a este pobre
hombre. La prueba está que al final deja una carta atribuyendo su decisión a
un supuesto amor no correspondido.

Por ello, se puede decir que en este relato se construye la otredad


cultural de casi toda una familia, la cual es únicamente la expresión en
215
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo IV. p. 49.
pequeño de un universo más grande llamado sociedad limeña, una sociedad
superficial, prejuiciosa y estereotípica.

 “Antiguibas”

El personaje narrador, ahora ya adulto, recuerda su niñez y


adolescencia relacionados con la presencia de un hombre de raza negra que
en cada partido de fútbol repetía la interjección ¡”Antiguibas”! Este niño
nunca supo el verdadero significado de ese término inventado por la
criollada callejera del moreno. Pasados muchos años encuentra a ese
hombre, ya envejecido pidiendo limosnas. Entonces decide preguntarle por
el significado de dicha interjección; el negro le pide veinte dólares a cambio
de revelárselo. Él acepta pero solo tenía cien dólares, este le dice que no se
preocupe que lo va a hacer cambiar, lo espera y espera, empero nunca llega
y es estafado por el moreno criollo quien huye con el billete.

En este relato se construye una otredad cultural de un personaje que


es timado por dejarse llevar por el convencionalismo social de la apariencia,
pues la dádiva de la limosna así lo constituye; es como decir soy generoso y
que además tengo los medios para hacerlo. El burlado se da cuenta que ha
pecado de ingenuo y confiado; al comprenderlo, recién entiende lo que
quiere decir “antiguibas”: una interjección que hace alusión al miembro viril
del hombre.

 “La tía Clementina”


En este relato se describe la otredad cultural de toda una familia que
espera con ansias la muerte de una anciana – la tía Clementina – una viuda
rica perteneciente al círculo consanguíneo directo. Luego de diversos
avatares, esta anciana muere y su testamento ológrafo es leído ante sus
hermanos, los cuales oyen estupefactos y decepcionados la decisión de la
fallecida: toda su millonaria fortuna la legaba al papa y al vaticano.
Superando su inicial desconcierto, todos ellos apelan el testamento,
aduciendo que la mujer longeva no se hallaba en sus cabales al momento
de redactar el testamento. La fortuna es repartida entre cinco hermanos,
varios sobrinos y muchísimos sobrinos nietos, correspondiéndoles, al final, a
cada uno solo sumas irrisorias.

La codicia lleva a los familiares a convertirse en seres


instrumentalizadores, intentando obtener beneficios económicos de una vieja
solitaria. De este modo se revela la mentalidad alienada de estos que
anteponen el convencionalismo de la consanguineidad, antes que al actuar
correcto y desinteresado de seres humanos conscientes y justos. Para la
mentalidad enajenada de ellos, la anciana solo es una cosa o un ser
alienado, demente. Por ello, para estos el dinero es más importante que el
ser humano, revelando así la hipocresía familiar.

 “Té literario”

Un grupo de amigos snobs esperan al escritor Alberto Fontarabia


para conversar con él y tomar el té. Pero este nunca llega. En este cuento se
revela la otredad cultural de un grupo humano alienado, que intenta cumplir
el ritual del pequeño burgués ilustrado, una hipocresía más dentro del
mundo de los convencionalismos sociales. Pues, en realidad, estos solo han
leído apenas la obra del mencionado escritor, su cultura literaria es escasa;
pero aun así intentan darse de ínfulas de eruditos y cultos. El
convencionalismo esnobista que los aliena, a su vez también los enajena,
pues revela una falsa conciencia que estos tienen, aducen ser intelectuales
no siéndolo.
Es necesario dejar en claro que en la mayoría los cuentos de JRR
los miembros de las razas llamadas subalternas ocupan posiciones
socialmente inferiores y realizan labores o bien denigrantes o bien
secundarias. A continuación citamos algunas frases de este contenido
hallados en sus cuentos:

 “Un zambo fornido y bembón” (“Interior L”).


 “¿Cómo te has metido con ese negro?” (“En la comisaría”).
 “Una zamba gorda y revoltosa” (“La tela de araña”).
 “…un oriental bajito” (“Junta de acreedores”).
 “…jardineros japoneses” (“El banquete”).
 “Flora, la sirvienta” (“Página de un diario”).
 “A los ecuatorianos les dicen monos” (“Los moribundos”).
 “…los cholos que cuidaban a los caballos” (“El chaco”)
 “Lo bueno de los serranos es que son duros para el trabajo,
aguantadores” (“Fénix”).
 “Yo, costeño y acholado” (“Fénix”).
 “Mi papá no quiso que fuera a la universidad porque dijo que estaba
lleno de cholos” (“Un domingo cualquiera”)
 “Un mayordomo indígena” (“Los jacarandás”).
 “…el cholo Gálvez” (“El próximo mes me nivelo”).
 “…zamba sin educación” (“Tristes querellas en una vieja quinta”).
 “Yo no juego con zambos” (“Alienación”).
 “Cahuide Morales, el dueño de la pastelería era un mestizo huatón,
ceñudo y regionalista” (“Alienación”).
 “…un mestizo huatón” (“El embarcadero de la esquina”).
 “…un viejo camión cargado con desmonte y conducido por un negro”
(“Mayo, 1940”).
 “Si no fuera tan retaco, tan prieto y tan motoso, sería un cholo bien
plantado” (“El sargento Canchuca”).
 “Paco era el único cholo de la clase en ese colegio de blanquiñosos”
(“Los otros”).

Asimismo, la mujer aparece en sus cuentos como un personaje


subalterno, secundario, sujeta a la determinación de la estructura social y
como una víctima pasiva del destino. En “La tela de araña” se resume este
rol pasivo de la mujer en la cuentística de ribeyriana:

María levantó el mentón lentamente, sin ofrecer resistencia.


Había en su gesto una rara pasividad. Pronto sintió en su cuello el
contacto de aquella mano envejecida. Entonces se dio cuenta, sin
ningún raciocinio, que su vuelo había terminado y que esa
cadena, antes que un obsequio era como un cepo que la unía a
un destino que ella nunca busco216.

b) En su obra reflexiva:

JRR reflexionó y captó a través del pensamiento la otredad cultural


de los seres humanos y no solo lo reflejó en sus cuentos. Forman parte de este
tipo: sus preocupaciones sobre el otro racial (el racismo), el machismo, la
subalternidad de la mujer, el idioma, la alienación, la enajenación y otras
manifestaciones culturales.

Para aprehender la otredad racial no le bastó la observación o la


experiencia directa, sino que también tuvo que recurrir a la abstracción para
comprender sus alcances sociales y existenciales. Así JRR, al contemplar en
Ayacucho a una niña autóctona piensa:

La pequeña indígena de apenas unos tres años, que vi hoy en los


portales. Descalza, inmunda, con un cabello que de sucio parecía
un trapo, pero con el rostro más hermoso y terriblemente humano
que he visto jamás en un niño. Parecía encarnar el destino de
toda una raza217.

216
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 71.
217
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. Tomo I. pp. 231, 232.
Y al contemplar en París a un argelino se da cuenta cómo funcionan
mecánicamente los estereotipos raciales:

El argelino que al doblar la esquina se encuentra cara a cara con


cuatro policías que acaban de bajar de un carro patrulla para
poner papeletas a los autos mal estacionados. Su actitud
espontanea de levantar las manos. Los policías aprovechan para
revisarle los bolsillos218.

JRR es sensible ante el dolor humano y sabe cuáles son las


consecuencias nefastas que sufrirán en su existencia los discriminados por el
color de su piel, sus rasgos físicos o sus manifestaciones culturales diferentes
a los imperantes. Este sufrimiento es reflejado muy bien en sus cuentos.

Con respecto a la mujer – como ya hemos visto ocupa un lugar


secundario y subalterno en su narrativa corta – la cataloga como un objeto de
placer, por ende, las cosificó e instrumentalizó, al respecto en sus diarios dice:

En cuanto a las mujeres, ni hablar. He tenido amigas solo de


ocasión, salvo dos o tres, (…). La verdad es que la frecuentación
de los hombres ha sido para mí más interesante que la de las
mujeres, a las que la mujer parte de las veces he utilizado,
reaccionaria y machistamente, como fuente de placer 219.

En cuanto al idioma, se pregunta cómo influye esta en la constitución


de la otredad cultural: “¿En qué medida el hecho de hablar una nueva lengua
crea una nueva personalidad? ¿Nuestra naturaleza es tan poderosa que puede
utilizar a su servicio, sin traicionarse, un nuevo sistema de expresión?” 220.

También ha llegado a la conclusión de la crueldad es un elemento


importante e inherente en la constitución de la otredad cultural del ser humano:

218
Ibídem. Tomo II. p. 31.
219
Ibídem. T. II. p. 216.
220
Ibídem, T. I. p. 198.
“Desde la antigüedad hasta nuestros días existe un dominador común en el
hombre: La crueldad”221.

Por último, llega al convencimiento de que lo que divide a las clases


sociales culturalmente son los modales (conjunto de gestos, hechos y
actitudes habituales de cada grupo social): “Cenando de madrugada en una
fonda con un grupo de obreros me doy cuenta de que lo que separa lo que se
llama las clases sociales, no son tanto las ideas como los modales” 222.

4.3 Otredad existencial

Esta otredad se origina cuando el ser humano enfrenta situaciones


límites (la muerte, la soledad, el desamor, la traición) y adquiere conciencia de
los límites de la razón. En estas circunstancias la realidad se le presenta al
hombre como un conglomerado regido por el azar o el sinsentido (absurdo). La
forma en que se manifiesta esta otredad es a través de las limitaciones de la
libertad humana (frustraciones para poseer, elegir, amar, vivir, etc.) que le
impone el determinismo de lo inexplicable (las leyes económicas, leyes físicas,
leyes jurídicas, leyes sociales) ocultas detrás del azar o el absurdo.

En gran parte de los cuentos de Ribeyro, los personajes enfrentan


situaciones límites que la mayoría de las veces anulan su libertad; estos relatos
desembocan por eso en una poética del fracaso y un humanismo
existencialista.

a) En su obra cuentística:

Es necesario decirlo una vez más: JRR fue un maestro en captar,


aprehender y reflejar la otredad existencial, es decir fue capaz de capturar el
instante en que un ser humano ve conmovida su existencia, su ser íntimo,

221
Al respecto, véase. Prosas apátridas. p. 50.
222
Ibídem, prosa 76.
debido a un hecho económico, social o cultural. Fue capaz de trazar como en
un boceto de pintura los momentos en que el hombre razona, siente y actúa
ante los hechos que produce tristeza, desazón y un amargo sabor de absurdo
en su vida. Por ello, la mayoría de sus cuentos, están repletos, llenos de
otredad existencial. El contexto social o cultural solo son motivos de estas
vivencias existenciales a las cuales Ribeyro siempre está presto a darles caza
como él mismo reconoce: “A veces me gustaría tener un poder sobrehumano,
penetrar en la gente como una sonda, explorar no solo su pasado sino su
porvenir”223.

Hallamos la otredad existencial en los siguientes cuentos:

 “Mar afuera”

Dos pescadores se hacen a la mar. En el trayecto uno de ellos-


Dionisio- se da cuenta de que el otro – Janampa – lo ha conducido hasta
alta mar para vengarse por una afrenta amorosa (el motivo real era la
disputa de una fémina apodada la prieta). En dicho lugar Dionisio se percata
que Janampa le ha tendido una trampa movido por los celos, despecho,
envidia y su honor machista. El primero adquiere conciencia de la inminencia
de la muerte, y espera perplejo el desenlace fatídico de su de destino:
“Dionisio (…), quedó esperando resignadamente la hora de la puñalada” 224.
En esta situación límite que Dionisio enfrenta se hace evidente la otredad
existencial.

 “En la comisaría”

Un joven llamado Martín, detenido en un comisaría junto a su amigo


Ricardo por no pagar una cerveza, decide realizar un acto inmoral: golpear a
un panadero ebrio, el cual también se encontraba en dicho lugar por haber
223
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo IV. p. 203.
224
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 38.
golpeado a su mujer. El comisario les propone a los amigos dejarlos en
libertad si es que, alguno de ellos, le da una paliza al referido hombre. En
Martín se desata una lucha psicológica y moral interna este hecho lo coloca
en una situación límite: debe maltratar a un individuo desconocido que en
nada le ha perjudicado para poder obtener su ansiada libertad. Al final
decide realizar el acto, pues tenía una cita con una chica llamada Luisa para
ese día en la noche (12 am). La otredad existencial se manifiesta en la
situación límite descrita líneas arriba.

 “Junta de acreedores”

Un comerciante apellidado Delmar enfrenta la liquidación de su


fracasado negocio. Los representantes de los acreedores se reúnen para
decidir el modo de pago de las deudas de este o declarar su quiebra. Al final
estos deciden por la segunda opción. Este suceso es una situación límite
para el comerciante quien vislumbra el desmoronamiento de su familia, de
su posición social y de su mundo personal. Su vida pierde sentido y razón de
ser ante la declaración de la quiebra: “Esa mercadería ya no le pertenecía
era de los “otros”, había sido dejada allí expresamente (…), para confundir
su espíritu”225.

 “La insignia”

A raíz del hallazgo de una insignia, un hombre se ve incluido en una


organización cuyas ideas y objetivos nunca se hacen claros. La mencionada
institución no es una organización de marginales como planeta,
erradamente, Luchting: “Notable me parece en este cuento el hecho que
describa no solamente a un outsider, sino a toda una organización de
ellas…”226; pues este es un ente con poder económico, social y religioso, tal
como se demuestra en el siguiente fragmento:

225
Ibídem, p. 79.
226
Al respecto, véase. LUCHTING, Wolfang. Ribeyro y sus dobles. p.14.
… he sido designado presidente. Uso una toga orlada de púrpura
con la que me aparezco en los grandes ceremoniales. Los
afiliados me tratan de vuecencia. Tengo una renta de cinco mil
dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me
respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a
mí por las noches sin que yo la llame…227.

El personaje se enfrenta constantemente a situaciones ilógicas


(hechos sin conexión razonable alguna, ignorancia permanente, etc.) que lo
conducen siempre ha situaciones límites donde se hacen evidentes las
fronteras de la razón: el azar y el absurdo. Ambas coactan su libertad pues no
le permiten acceder a una vida consciente en la sociedad. En este relato JRR
ha sabido reflejar el problema de millones de seres humanos en el mundo
moderno y ha podido construir un argumento ficticio que desemboca en el
desvelamiento de la otredad existencial. Y aun cuando se evidencian
elementos de alienación (el personaje es consciente de su poder, pero no sabe
para qué lo tiene) y enajenación (el personaje ha perdido su esencia por llevar
una vida sumida en la apariencia) que reflejan una otredad cultural el peso
existencial del azar y del absurdo es mayor.

 “Doblaje”

Un pintor londinense descubre en un libro de esoterismo: “Todos


tenemos un doble que vive en las antípodas. Pero encontrarlo es muy difícil
porque los dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario” 228.
Obsesionado por esta idea decide realizar un viaje a Sídney (lugar antípoda
de Londres) para intentar hallar a su doble (sosías). En esta ciudad conoce a
una mujer llamada Winnie con quien entabla una relación amorosa. Sin
embargo, los constantes sucesos sin sentido (su determinación de viajar a
Sídney; los celos infundados hacia Winnie, motivo por el cual ella considera
que él ha perdido la razón y se aleja de su persona; la devolución de su

227
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 107.
228
Ibídem. p. 119.
paraguas a manos del botones al regresar a su hotel en Londres) concluyen
con un hecho trascendental:

… Al mirar mis pinceles sentí un estremecimiento: estaban


frescos de pintura. Precipitándome hacia el caballete, desgarré la
funda: la madona que dejara en bosquejo estaba terminada con la
destreza de un maestro y su rostro, cosa extraña, su rostro era de
Winnie…229.

En ese instante, cuando su razón alcanza el límite máximo recién es


consciente de lo absurdo de toda esta situación: el último hecho sucedido
confirma la existencia de un doble, pero la razón teleológica de esa
existencia lo introduce hacia lo inexplicable y lo paradójico de su propia
persona.

JRR, desde la ficción fantástica, construye un otro idéntico absoluto: un


doble. El desdoblamiento expresa esta identidad llevada a su máxima
expresión.

 “La molicie”

Dos jóvenes sufren los estragos del pesado clima veraniego en la


ciudad que trastoca sus quehaceres, sus vidas y sus pensamientos: “…
Comprendimos que la molicie era como una enfermedad cósmica que ataba
hasta a los seres inorgánicos, que se infiltraba hasta en las entidades
abstractas, dándoles una blanda apariencia de cosas vivas e inútiles” 230. Si
bien en este relato hay una alusión al determinismo económico cuando el
narrador comenta que: “La poca gente que disponía de recursos – nosotros
no estábamos en esa situación – se libraban de la molicie abandonando la
ciudad”231, el determinismo de la naturaleza es el que se impone. La molicie
afecta a toda su existencia. Enfrentados a esta situación límite, los
personajes adquieren conciencia de la limitación de su libertad por la
naturaleza: “…Vivíamos en un estado de somnolencia torpe, de

229
Ibídem. P. 125.
230
Ibídem. pp. 132, 133.
231
Ibídem. p. 131.
embrutecimiento progresivo. No podíamos proferir una sola palabra. Nos era
imposible hilvanar un pensamiento. Éramos fardos de materia viva,
desposeídos de toda humanidad”232. Dicha libertad les es devuelta no por la
mano del hombre, sino por los sucesos propios del mundo: la lluvia anima
nuevamente la tierra.

Aquí Ribeyro logra reflejar la otredad existencial del ser humano en


su lucha con el clima y el determinismo físico.

 “Página de un diario”

Un niño narra las experiencias vividas en el velorio de su padre y


describe el gran impacto emocional y existencial que le produjo el hecho de
contemplar el cadáver de ese ser querido. El fenómeno de la muerte es una
situación límite para el menor que lo acercan al asombro, al miedo, a la
orfandad y a la soledad, sensaciones inexplicables para él. El niño se
interroga acerca de la posibilidad de que este acontecimiento fúnebre afecte
su vida económica y se responde que no. Sin embargo, esta respuesta no
es del todo completa y cierta, pues el vacío dejado por su padre sí limitará su
ser y en esencia su libertad. Debido a eso reacciona negando el hecho
mismo de la muerte:

… Entonces comprendí, por primera vez, que mi padre no había


muerto, que algo suyo quedaba vivo en aquella habitación,
impregnando las paredes, los libros, las cortinas, y que yo mismo
estaba poseído de su espíritu, transformado ya en una persona
grande. “Pero si yo soy mi padre”, pensé. Y tuve la sensación de
que habían transcurrido muchos años233.

El final abierto de este cuento nos permite suponer varias


posibilidades con las cuales el niño intentaría llenar este vacío dejado por su
padre: asumiendo que es la continuación de su padre (a través de la
reencarnación basada en una concepción cíclica o del eterno retorno) o su
232
Ibídem. p. 133.
233
Ibídem. p. 156.
padre mismo (que recuerda o cree vivir un deja vu). En suma, podemos decir
que Ribeyro logra construir, al final de este relato, una otredad existencial de
carácter metafísico, porque la salida a la crisis existencial del niño va a ser
buscada más allá de la experiencia y de lo evidente.

 “Los eucaliptos”

Un hombre recuerda las experiencias de su niñez y las vivencias de


su adolescencia que giraron en torno a unos 50 eucaliptos (ubicados en su
barrio de Santa Cruz) que representaban en cierto modo la felicidad que
produce la permanencia de las cosas en oposición a las mudanzas, cambios
y transformaciones de la vida. Sin embargo, el inevitable proceso de
modernización urbana (como expresión de la industrialización capitalista)
llega un día amenazando su libertad y talando cruelmente los árboles, los
cuales son retaceados y conducidos a un lugar desconocido. El barrio se
deshumaniza con la perdida de estos eucaliptos que le daban vida y alegría;
y los arboles terminan cosificados por obra del ser humano. Al respecto,
Higgins dice:

…, el relato va más allá de una simple expresión de nostalgia por


el idilio perdido de la infancia, porque su verdadero tema es la
alienación causada por el advenimiento de una sociedad urbana
industrializada. (…). Estos árboles, (…), simbolizan un mundo pre-
industrial destruido por el materializado desalmado de la era
capitalista. No sólo son derribados, sino que son convertidos en
vigas, ya así terminan cosificados y explotados como
mercancías234.

En el proceso del cuento se observa como el determinismo


económico desemboca revelando la otredad del personaje narrador:

… Nuevos niños vinieron y armaron sus juegos en la calle triste.


Ellos eran felices porque lo ignoraban todo. No podían
comprender por qué nosotros, a veces, en la puerta de la casa,

234
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. pp.
25,26.
encendíamos un cigarrillo y quedábamos mirando el aire,
pensativos235.

 “Scorpio”

Un niño llamado Ramón es despojado de un escorpión por su


hermano mayor Tobías. El primero había al animal y el segundo se lo
apropió a la fuerza. Ramón se enfrenta a una situación límite en su corta
vida: la injusticia. Este carente de experiencia vital y criterio para medir las
consecuencias de sus actos, debido a su escasa edad no logra explicarse el
hecho injusto que rebasa su capacidad de razonamiento y limita su libertad
como ser humano al no poder poseer lo que por derecho le pertenece. En
ese proceso de buscar una salida para esa situación absurda va
acumulando razones válidas para justificar su futura decisión; descubre que
su hermano mayor fuma a escondidas, reza sin devoción, abusa de los
animales, defectos que inducen a ramón a castigarlo con la libertad del
escorpión que al picarle le causará probablemente la muerte.

… Tobías, (…). Como aún hacía calor, dormía cubierto solamente


por la sabana, sobre la cual sus dos manos yacían inmóviles,
como dos arañas de mar. “Scorpio luchará contra las arañas”,
pensó, y con el cartón en la mano fue aproximándose al lecho. Se
detuvo un momento, respirando agitadamente y, levantando la
campana, dejó resbalar al animal. Al cruzar bajos los manzanos,
de regreso al jardín, recordó al escorpión, recortado sobre la
sábana blanca, avanzando cautelosamente, con el aguijón
erguido hacia el dominio de las arañas236.

 “Los merengues”

235
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 165.
236
Ibídem. p. 174.
Perico un niño perteneciente a una clase social marginal, le hurta a
escondidas a su madre la suma de 20 siles para comprar merengues y así
satisfacer un antiguo, pero constante deseo por comerse esos dulces.
Cuando intenta adquirirlos con dicho dinero se enfrenta a la negativa de ser
atendido por el empleado de la pastelería quien ya tiene un prejuicio sobre
él: este por ser pobre sería incapaz de gastar una suma tan elevada en
merengues; considera imposible que perico pueda adquirir dichos dulces,
atribuye su insistencia en comprar es a una broma o a un error. El
determinismo económico social es implacable: el niño es discriminado por el
dependiente debido a su pobreza, su corta edad y su marginalidad. El hecho
discriminatorio enfrenta al menor a una situación límite: la injusticia de poder
satisfacer un gusto aun teniendo los medios para hacerlo. No encuentra una
explicación para este suceso que se le presenta a él como un sinsentido, un
acto ilógico, una vivencia absurda. En ese proceso adopta distintas posturas;
primero exige, luego se rebaja a sí mismo (ruega) después lo consume la ira
y por último se hunde en la rebeldía:

El empleado, entonces, se inclinó por encima del mostrador y le


dio el cocacho acostumbrado pero a Perico le pareció que esta
vez llevaba una fuerza definitiva.
-¡Quita de acá! ¿Estás loco? ¡Anda a hacer bromas a otro lugar!
Perico salió furioso de la pastelería. Con el dinero apretado entre
los dedos y los ojos húmedos, vagabundeó por los alrededores.
Pronto llegó a los barrancos. Sentándose en lo alto del acantilado,
contempló la playa. Le pareció en ese momento difícil restituir el
dinero sin ser descubierto y maquinalmente fue arrojando las
monedas una a una, haciéndolas tintinear sobre las piedras. Al
hacerlo, iba pensando que esas monedas nada valían en sus
manos, y en ese día cercano en que, grande ya y terrible, cortaría
la cabeza de todos esos hombres gordos, de todos los mucamos
de las pastelerías y hasta de los pelícanos que graznaban
indiferentes a su alrededor237.

En este cuento JRR nos muestra como a partir de la otredad


económica social del personaje, se rebela luego in crescendo la otredad
existencial.

237
Ibídem. pp. 179, 180.
 “El tonel de aceite”

Pascual, luego de asesinar a hachazos a un hombre, a raíz de esto,


decide refugiarse en la casa de su tía una anciana llamada Dorotea. En
dicho lugar la anciana se enfrenta a una situación límite que afectará su
libertad cuando debe decidir si entrega o no al asesino a la policía que ya se
acerca a su casa. Ella no desea tanto contribuir con la realización de la
justicia, sino evitar ser involucrada en dicho crimen y conservar su libertad.
No se enfrenta a una decisión moral sino a una decisión conveniente para su
persona. Cuando los guardias ya están cerca se percata que Pascual ya no
puede huir; entregarlo sería inútil, pues aun así le acusarían de complicidad;
el camino más viable es ocultarlo. Pero el único lugar para hacerlo es un
tonel de aceite, donde lo más probable es que su sobrino se ahogue.
Aparentemente deja el destino del asesino en manos del azar, aunque en el
fondo sospecha que existen más probabilidades de que muera. Cuando los
agentes del orden se retiran intuye que su sobrino ya es cadáver y una ligera
sonrisa maquiavélica se dibuja en su rostro:

La tía Dorotea no replicó nada. Cuando cerraron la puerta,


tampoco se movió. Esperó con el oído atento a subieran a sus
caballos. Cuando el ruido de los cascos repicó y fue lentamente
debilitándose, el surco de sus labios se distendió brotando de
ellos una sonrisa primitiva, ácida, como arrancada a
bofetones…238.

JRR capta constantemente la otredad existencial del ser humano y


construye personajes que la revelan.

 “Las botellas y los hombres”

Luciano – un hombre mestizo que ha ascendido socialmente a


través de negocios turbios – se encuentra con su padre después de ocho
años – un anciano aventurero, vagabundo y borracho. Ambos se van a
238
Ibídem. p. 186.
beber licor y a jugar con unos amigos para celebrar el acontecimiento. En
dicha celebración, Luciano recuerda como su padre abandonó a su madre y
a él cuando aún era un niño, dejándolos en la pobreza y orfandad. Sin
embargo, en un primer momento no surge el rencor en él, puesto que el
anciano se muestra sociable, alegre, bromista y jaranero; al contrario,
empieza a renacer en su interior una especie de afecto y simpatía hacia
este. Es en un momento posterior cuando su padre empieza a proferir
diatribas hirientes contra su madre, a tal punto de calificarla de ramera- en el
que todo su rencor contenido estalla. La revelación lo sorprende y
estremece, esto le sitúa frente a una situación límite bastante embarazosa.
La razón no puede explicar el hecho de la condición de la madre, entonces
se obnubila y da paso a la agresión y la violencia: Luciano golpea a su padre
para liberarse no solo de la vergüenza y la humillación que lo apresan, sino
también del pasado y del débil lazo de sangre con su progenitor.

JRR logra así exponer crudamente una vez más la otredad


existencial que se manifiesta cotidianamente en los seres humanos.

 “Por las azoteas”

El cuento tiene dos momentos. En un primer momento, un niño de


diez años, enfrenta a una situación límite: ve peligrar su libertad ante las
reglas de obediencia impuestas por los adultos; entonces decide construir su
mundo imaginario en las azoteas, reino donde supone que será
completamente libre. En este sentido, el mundo de arriba sería el espacio de
la otredad diferente, excluida, marginal (este se desenvuelve entre las cosas
inservibles, los trastos y cosas inútiles); el mundo de abajo, el espacio de la
otredad idéntica, hegemónica y oficial (este se desenvuelve en lo superficial,
lo banal y lo aparente). En una de sus aventuras de exploración el niño
descubre un techo donde habita un escritor tuberculosis de treinta y tres
años quien ha perdido su libertad a causa de la enfermedad (está
condenado a vivir allí debido a mal contagioso), y se refugia ahora en el
único espacio libre para él: la imaginación. Ambos se hacen amigos porque
no solo congenian en sus caracteres fantasiosos sino porque también
comparten características similares de seres marginales; uno es un marginal
por la edad, el otro por la enfermedad. Ambos habitan el mundo
“extraoficial”, de alguna forma han sido condenados a vivir en él.

En un segundo momento, el niño enfrenta una nueva situación


límite: la muerte, el suceso inevitable que limita toda libertad. Su amigo, el
escritor, ha fallecido. Ante este suceso incomprensible, ilógico y absurdo
para su edad, opta por buscar una salida en la fantasía: “Entonces
comprendí que la lluvia había llegado demasiado tarde” 239. Llega a esa
conclusión fantástica porque el difunto siempre se refería despectivamente
al calor del verano y anhelaba los climas fríos y la lluvia.

 “Dirección equivocada”

Ramón, cobrador de una compañía, va en busca de Fausto López


quien es dueño de una imprenta y deudor contumaz de la firma. Logra dar
con la dirección después de muchas peripecias y al tocar la puerta no sale
Fausto López sino su esposa. Al mirarla ve en sus ojos el vacío, el dolor, el
terror; esta es una situación límite, un suceso inexplicable ante el cual su
primera salida es mentir sobre su identidad (le dice a la mujer que es un
vendedor de radio), luego escribe en su reporte “dirección equivocada” y, por
último, justifica su proceder argumentando que hacía esto porque la mujer
era agraciada:

… Cuando llegó a una esquina, cogió el cartapacio, lo contemplo


un momento y debajo del nombre de Fausto López escribió:
“Dirección equivocada”. Al hacerlo, sin embargo, tuvo la sospecha
de que no procedía así por justicia, ni siquiera por esa virtud
sospecha que se llama caridad, sino simplemente porque aquella
mujer un poco bonita240.

239
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 237.
240
Ibídem. p. 244.
Aquí la situación límite no amenaza la liberad de Fausto López, sino
el libre albedrío de la mujer, ya que vive un mundo sumido en la
incertidumbre debido a las deudas y mediocridad de su esposo. el cobrador
capta ese sufrimiento en los ojos de esta.

 “El profesor suplente”

Matías, un cobrador mediocre y timorato, es animado y


recomendado por un amigo suyo, el doctor Valencia, para ocupar una plaza
vacante de profesor de historia en una escuela. Muy animado y optimista,
cree que por fin le está llegando el merecido reconocimiento a su valía y su
capacidad intelectual. Se dedica con ahínco toda la noche a preparar su
lección para el día siguiente. Ya en la mañana llega a las inmediaciones del
colegio decido a asumir su nuevo cargo y dictar sus clases con éxito. Sin
embargo, al confrontarse con la realidad su personalidad alienada (Matías
tiene una idea equivocada de su persona, la imagen que tiene de sí mismo
no corresponde los hechos) sucumbe ante una situación límite, el descubrir
que la idea de sí mismo como una persona superior es una ilusión; debido a
esto, inmediatamente le surge la duda sobre su discutible y mediocre
capacidad intelectual; también cree ver, en el amenazante ambiente social
de la escuela, un nuevo centro de reclusión de su libertad, porque es un
mundo desconocido atosigante e incontrolable para él. Ante este nuevo
contexto incomprensible e ilógico, se acobarda y opta por evadirlo,
sumergiéndose una vez más en el fracaso.

La alienada otredad del profesor es rebasada por su otredad


existencial.

 “Una aventura nocturna”

Arístides, un cuarentón solitario, desaliñado, fracasado y poco


sociable en una de sus tantas divagaciones solitarias da a parar al bar de una
mujer gorda de cierta sensualidad, con quien entabla una conversación
amigable. Él cree estar iniciando por fin una aventura amorosa, pues beben,
fuman y bailan; en tanto la dueña del café va desarrollando toda una estrategia
de seducción, simulación para lograr su objetivo pragmático. Cuando llega la
hora de cerrar el establecimiento la apariencia se desvela y augura una cruda
realidad: Arístides solo es utilizado para guardar el mobiliario del negocio.
Luego de esta fatigante tarea la mujer le cierra la puerta en la cara y este se
percata de que ha sido víctima de una instrumentalización. En ese instante
enfrenta una situación límite: sus expectativas colisionan duramente con la
cruda realidad; sus ilusiones son destrozadas por el comportamiento insensible
de la dueña del café. No era ese el inicio del romance, sino la raíz de una farsa.
Entonces su frustración da paso a la ira y luego a la vergüenza. Este último
sentimiento es una forma sutil de aceptar humillado y estoicamente su derrota:

… Cuando todo quedó oscuro y en silencio, Arístides alzó el


macetero por encima de su cabeza y lo estrelló contra el suelo. El
ruido de la terracota haciéndose trizas lo hizo volver en sí: en
cada añico reconoció un pedazo de su ilusión rota. Y tuvo la
sensación de una vergüenza atroz, como si un perro lo hubiera
orinado241.

 “Te querré eternamente”

Un misterioso caballero enlutado viaja en un barco llevando el ataúd


de su amada Elisa para enterrarla en su país natal Chile. Manifestándose
hasta ese entonces, una actitud necrofílica en este. Sin embargo, en dicha
nave vuelve a enamorarse de otra mujer y cambia totalmente de actitud:
abandona el luto y en Panamá obtiene el permiso para arrojar el permiso
para arrojar el féretro al mar. Este hombre atraviesa una situación límite en
tiempos distintos, el fenómeno de la muerte lo vuelve sentimental, leal y
pesimista; entonces se refugia en el amor que le imprime de vitalidad y
optimismo. La muerte amenazaba su libertad; el amor, le permite recobrarla
plenamente. El azar varía su destino y con él toda su pasión por su antigua

241
Ibídem. p. 268.
amada cuyo cadáver abandona en medio del mar sin enterrarla donde
pensaba hacerlo.

La otredad existencial del personaje se manifiesta en la banalidad


con que asume su antiguo sentimiento y lo deshecha sin remordimientos.
 “Bárbara”

Un hombre recuerda una aventura cuasi amorosa bastante efímera


vivida con una joven polaca. Él no sentía amor, solo deseaba poseerla pero
las barreras del idioma le impiden comunicarle dicho deseo. En una ocasión
él cree que por fin ella lo ha comprendido y la sigue hasta su casa, para por
fin dar rienda suelta a sus mutuos deseos carnales. Sin embargo, Bárbara
solo se preocupa en mostrarle una colección de faldas que nunca usa, pues
en esa época Polonia era un país satélite bajo la influencia de la URSS de
Stalin: la variedad y sensualidad occidental en la vestimenta estaba
prohibida en dicho lugar. Entonces el personaje narrador enfrenta una
situación límite, comprende las limitaciones de la libertad del ser humano en
regímenes políticos despóticos y autoritarios como el del país del cual es
visitante. La exhibición de las prendas realizada por la mujer no era una
expresión de amor e insinuación, sino un desfogue de su sensualidad
femenina, rasgo esencial que es reprimido, convirtiéndola en víctima de un
sistema político castrense opresivo.

La otredad existencial del personaje narrador se manifiesta en la


conservación del recuerdo de ese hecho (simbólicamente representado por
una carta suya que él nunca leyó).

 “La piedra que gira”

El personaje narrador y su amigo Bernard se dirigen hacia un lugar


de París (Vézelay) para visitar el lugar donde fue fusilado el hermano de
este (Michel) por los alemanes, en la Segunda Guerra Mundial. En dicho
sitio hay una piedra que gira y es un lugar importante para el amigo del
personaje narrador, pues allí: “… Veníamos, ¿sabes para qué? Hice un
gesto de ignorancia.
–Para masturbarnos. Nuestra primera esperma, (…), cayó aquí. Y cayó
también su vida. Así, placer y muerte se reúnen. Al lado de la piedra que
gira”242.

En este sentido, la revelación es brutal y probablemente fue una


situación límite para Bernard quien asoció el fenómeno de la muerte con el
placer. Sin embargo, en este cuento no se describe ni se insinúa una salida
a dicha situación, quedando solo de manifiesto la otredad existencial de
Bernard.

 “Ridder y el pisapapeles”

Un hombre latinoamericano y una dama francesa (madame Ana)


visitan a un escritor belga llamado Charles Ridder. Después de una aburrida
recepción en la casa de este último, el personaje narrador se percata de la
existencia de un pisapapeles – similar al suyo, pero que perdió hace años –
sobre el escritorio. Llevado por la curiosidad decide preguntar a Ridder por el
origen del objeto; la respuesta de este es impactante y asombrosa, veamos
el texto completo:

– Es curioso – dije mostrándole el pisapapeles –. ¿De dónde lo ha


sacado usted?
Ridder acarició un momento su pulgar.
– Yo estaba en el corral, hace de eso unos diez años – empezó –.
Era de noche, había luna, una maravillosa luna de verano. Las
gallinas estaban alborotadas. Pensé que un perro vecino que
merodeaba por la casa. Cuando de pronto un objeto cruzó la
cerca y cayó a mis pies. Lo recogí. Era el pisapapeles.
– Pero ¿Cómo vino a parar aquí?
Ridder sonrió otra vez:
– Usted lo arrojó243.

242
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 107.
243
Ibídem. pp. 114, 115.
En este sentido, el narrador se enfrenta a una situación límite: se
debate entre aceptar el azar o el absurdo. El cuento termina con este final
abierto, oscilante, pues cualquiera de ellas es posible como explicación para
el hecho sucedido. Sin embargo, una interpretación más lógica puede
conducirnos a descubrir una lucha entre el azar (la coincidencia) y la lógica;
pues Ridder es un tipo muy reflexivo y su respuesta final puede ser solo una
conclusión inferencial.

 “Los cautivos”:

El personaje narrador (un peruano) describe su encuentro en


Frankfurt con un alemán aficionado a la crianza de aves llamado Hans
Hartmann. Al relacionarse con este descubre que es amante y experto en la
ornitología, pues hasta posee hasta posee una gran biblioteca muy bien
nutrida y organizada sobre esta ciencia. Sin embargo, al final descubre que
este había sido un ex nazi, jefe del campo de concentración de Auschwitz
durante la Segunda Guerra Mundial. Peter Elmore dice al respecto:

… el señor Hartmann es un nazi irredento (…). Pero eso no es


todo: su devoción al aviario y su pasado de jefe de campo de
concentración no son, como a primera vista podría parecer,
incompatibles. En ambos casos se advierte el mismo
cumplimiento fanático de una tarea, el mismo placer de controlar a
seres cautivos244.

Esa fijación enfermiza por los seres cautivos resalta cuando el


mismo Hartmann reconoce: “… Siempre me han gustado los pájaros, así
reunidos en sus jaulas. Son tan obedientes, tan sumisos y al fin de cuentas
tan indefensos. Su vida depende enteramente de mí” 245. El descubrimiento
mencionado donde colisionan la belleza estética y la moral (estamos frente a
un genocida), produce un choque brutal en la conciencia del personaje
narrador que enfrenta de esa manera una situación límite de desconcierto y

244
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro, 2002. p. 123.
245
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 122.
pasmosidad que no es resuelta debido al final abierto del relato; es por ello
que la otredad existencial de Hans Hartmann descubierta por el peruano
crea en este una situación límite.

 “Nada que hacer, Monsieur Baruch”

Un escritor llamado Ribeyro describe los últimos instantes de la vida


de Monsieur Baruch (un sujeto sesentón judío lituano) antes de fallecer,
después de haberse suicidado. Este personaje narrador imagina la posible
situación límite que tal vez enfrentó el anciano, para tomar la drástica
decisión de quitarse la vida. Solo de esa manera puede reconstruir la
otredad existencial del cadáver hallado boca abajo sobre el piso en una
habitación del hotel donde también vivía el escritor. Giovanna Minardi dice:
“… Él no podría saber que habría hecho el personaje antes de decidir
cortarse la garganta si no se hubiese introducido en su conciencia…” 246. En
este sentido, el personaje narrador se imagina varias posibilidades: el
fracaso de su matrimonio (la traición de su mujer), la soledad (la falta de
comunicación), la quiebra en sus negocios; o la suma de todos estos
fracasos. Al final, el narrador presume también que quizá la presencia del
inexorable rostro de la muerte haya conducido a Monsieur Baruch hacia la
situación límite fundamental: lo absurdo no solo de la vida, sino incluso lo
absurdo de la muerte. Ante esta última situación, supuso que este anciano
se arrepintió del suicidio e intentó salvarse para continuar – aunque sea –
su vida solitaria y miserable.

 “Papeles pintados”

Un joven, el personaje narrador, conoce a Carmen quien es una


coleccionista obsesiva de afiches turísticos. Se entera, por su propia
revelación, que ha tenido una serie de pretendientes los cuales la

246
Ibídem. p. 157.
abandonaban al poco tiempo de conocerla. Él se da cuenta de la razón de
ese proceder de los pretendientes: Carmen está más interesada en los
afiches que en las personas que la pretendían. Pronto descubre la razón de
ese proceder; esto obedecía al intento de vivir en la fantasía lo que no se
puede vivir en la realidad. En este sentido, los afiches son las
representaciones de las estaciones turísticas donde ella jamás podrá estar:
“… Durante años ella había viajado por todo el mundo sin salir de su barrio
ni de su miserable cuarto de hotel, viajando así como los niños sobre sus
libros de geografía, a la luz de una lámpara” 247. Ese hecho lo coloca frente a
una situación límite cuando descubre la otredad existencial de la joven. Por
ello, entiende que Carmen ha hallado una salida en la fantasía para la
frustración de sus deseos y las limitaciones de su libertad, impuesta por sus
carencias económicas; es decir, evade la realidad. Entonces decide
participar de ese mundo quimérico y continúa arrancando afiches para
dárselos a ella.

 “La cosas andan mal Carmelo Rosa”

Este cuento narra la historia de Carmelo Rosa, un republicano


español, que aguarda durante años la caída del régimen de Franco,
mientras realiza su cotidiana labor de empleado de la bolsa de valores. El
narrador en su discurso reflexivo imagina las palabras pesimistas que
desearía referirle a Carmelo Rosa si estuviera frente a él:

… desde que te conocí casi a escondidas arrancas de los


archivos de cables (…) todo aquello que pueda interesarte,
manifestaciones procesos atracos viendo en cada acto de
estudiantes la caída de un régimen (…) creyendo que de un día a
otro todo regresará no a lo que fue sino a lo que pudo haber sido
y tu regresarás y serás joven otra vez sin pensar que anda retorna
hacia el pasado que todo se transforma y se complica cada vez
más que no hay proyecto o idea que la realidad no destruya 248.

247
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo II. p. 158.
248
Ibídem. p. 172.
En este sentido, el narrador inventa la otredad existencial de
Carmelo Rosa e imagina las posibles situaciones existenciales que este
podría afrontar.

 “Una medalla para Virginia”

Una joven llamada Virginia salva a la esposa del alcalde (doña


Rosina) de morir ahogada en el mar; en retribución a su noble acción el
burgomaestre organiza una fiesta para entregarle una medalla. Casi al
concluir el evento, el alcalde le insinúa la atracción que siente por ella, le
confiesa que en realidad no ama a su mujer desde hace veinte años y le
dice que si no la hubiese salvado ahora él sería un hombre soltero. Esta
brutal confesión, le coloca frente a una primera situación límite. Casi no ha
salido de esa impresión cuando se percata que su padre también siente lo
mismo que el alcalde por su mujer: odio acumulado en veinte años. Lo
descubre cuando su madre le llama la atención por intentar pararse de
cabeza así ebrio como estaba, entonces: “Su padre, (…) de reojo lanzó una
rápida mirada a su mujer, aparentemente benigna como para comprobar de
donde venían los reproches, pero cargado de un sentido que solo Virginia,
en ese momento, comprendió”249.

Esta mirada la coloca frente a una segunda situación límite que no


se resuelve en el cuento, pero que expone casi la misma otredad existencial
de dos personas distintas; es decir, en la mirada furibunda del alcalde y su
padre ve el mismo conflicto: el amor murió, se desgastó y ambas mujeres
son estorbos de un matrimonio agónico.

249
Ibídem. p. 190.
 “Espumante en el sótano”

Aníbal Hernández, empleado del ministerio de educación, decide


celebrar sus 25 años de permanencia en dicha institución, para ello organiza
una pequeña reunión en el sótano, para lo cual compra champagne y
empanadas e invita a sus jefes y compañeros de trabajo. Cuando estos
asisten al brindis, se hacen evidentes las diferencias económicas y los
convencionalismos sociales basados en la conveniencia, la apariencia y la
hipocresía. Pero sobre estos fenómenos económicos y culturales se
interpone una otredad existencial; esto se evidencia cuando uno de los jefes
le ordena a Aníbal dejar limpio el sótano que ha servido para la celebración,
el cual ahora se encuentra sucio y lleno de colillas de cigarrillos. Entonces,
recién este descubre que su vida ha transcurrido bajo archivos y cuatro
paredes donde ha permanecido enjaulado.

La conciencia de su status social lo enfrenta a una situación límite,


de la cual sale afrontando su realidad con humor e ironía: acepta su
condición de empleado, de subalterno que ni sus años de servicio le han
valido para ser respetado y ascendido; por ello, sabe que rebelarse a estas
alturas y a esta edad, ya no tiene sentido: en suma resulta una idea estéril.

 “Los predicadores”

Dos dementes (la Ucucha y el Jojosho) y un borrachín anónimo


evaden la realidad creándose un mundo de ilusiones basados en hechos
inexistentes y atribuyéndose méritos que no poseen. JRR expone aquí a
través del discurso de tres marginales la otredad existencial del subalterno,
la otredad diferente de la sociedad no oficial. Para estos tres personajes la
situación límite es la realidad entera y cruel, la que apabulla la libertad de su
ser y ante la cual pierden el sentido de la objetividad y la razón. El discurso
de todos ellos parece tener cierta lógica, pero en el fondo es incoherente
pues no tiene asidero. En este sentido, el discurso es únicamente una
construcción para escapar de la verdad lacerante e hiriente, una verdad que
amenaza en convertirlos en objetos inservibles; por ello, prefieren el mundo
de lo quimérico.

 “Los jacarandás”

Lorenzo viaja a Ayacucho para exhumar el cadáver de su esposa


Olga y debe transportarla, en un ataúd, hacia la ciudad de Lima. En su visita
a la universidad conoce a Miss Evans, profesora como él. La muerte de su
esposa ocurrida tiempo atrás lo ha enfrentado a una situación límite, ante la
cual ha reaccionado refugiándose en los recuerdos. A veces la nostalgia y la
soledad lo conducen a mezclar e interpolar la fantasía con la realidad, la
ilusión con la objetividad: cree ver en Miss Evans a su esposa, pero no solo
a ella, sino también a otra mujer llamada Winnie. La otredad existencial de
Lorenzo se halla en la evasión de la realidad o mejor dicho en la
construcción de un mundo donde hay una especie de simbiosis entre la
realidad y la ilusión. Los jacarandás son un nexo que une o un referente que
separa ambos extremos.

 “El próximo mes me nivelo”

Alberto, acude a defender a su amigo Cieza, a quien un matón


apodado el cholo Gálvez le ha propinado una paliza. En medio de las
pandillas de ambos bandos, que forman un círculo compacto, Alberto y el
cholo Gálvez se trenzan en una pelea, en la que al final gana el primero.
Terminada la lid, el vencedor asiste a la celebración por compromiso, pero
al final se retira a su casa a descansar. Ya dentro de su hogar, echado en su
cama busca a tientas la jarra con agua, pues se moría de sed; no obstante,
solo halla la libreta donde anotaba sus deudas. Además escuchó la voz de
su madre que le recordaba sus cuentas atrasadas con la comida. En ese
instante enfrenta una situación límite al colisionar, en su mente, su pasado
de peleador callejero y su presente cargado de cuentas, entonces, recién
toma conciencia de ese conflicto real que lo conmociona, pues llega a
comprender que no ganará la batalla de la vida, la lucha por sobrevivir
económicamente en la sociedad: “Llevándose la mano al hígado, abrió la
boca sedienta, hundió la cabeza en la almohada y se escupió por entero,
esta vez sí, definitivamente, escupió su persona, sus proezas, su pelea, las
postrera, perdida”250.

 “El ropero, los viejos y la muerte”

Perico, el padre del narrador, invita a su casa a un viejo amigo


llamado Alberto Rickets quien asiste acompañado de su hijo Albertito. Al
principio este les resulta bastante limitado a los hijos de Perico, pues lo
veían muy fofo y lerdo; por ello, como última alternativa, se ponen a jugar en
la parte extrema del domicilio al fútbol. Sin proponérselo patea el balón, con
una maestría sin igual, que este ingresa caprichosamente por una ventana y
rompe el espejo del ropero totémico y genealógico de don Perico, pues este
pertenecía a sus antepasados más ilustres y notables que otrora ocuparon
cargos importantísimos en la sociedad peruana. Este hecho lo coloca ante
una situación límite: el pelotazo destruye simbólicamente su pasado y le
hace consciente de un presente venido a menos y que queda en la nada,
una nada donde también están sus antepasados insignes y a donde
inexorablemente también irá al morirse:

A partir de entonces, nunca lo escuchamos referirse más a sus


antepasados. La desaparición del espejo los había hecho
automáticamente desaparecer. Su pasado dejó de atormentarlo y
se inclinó más bien curiosamente sobre su porvenir. Ello tal vez
porque sabía que pronto había de morirse y que ya no necesitaba
del espejo para reunirse con sus abuelos, no en otra vida, porque
él era un descreído, sino en este mundo que ya lo subyugaba,
como antes los libros y las flores: el de la nada 251.

El cuento expone el origen de la otredad existencial del padre del


narrador, quien encuentra la salida para su conflicto en el absurdo, siendo
esta actitud nihilista el rasgo principal de su otredad existencial.
250
Ibídem. p. 282.
251
Ibídem. p. 291.
 “Terra incógnita”

El doctor Álvaro Peñaflor, un especialista en cultura griega antigua,


un día se queda solo en casa (su familia ha viajado al extranjero), acosado
por unas voces, decide salir a conocer la ciudad de Lima, cosa que nunca
había hecho por dedicarse únicamente a la actividad reflexiva y teórica. En
sus distintas paradas en lugares ignotos para él donde se sentía,
generalmente, perdido y burlado, da a parar en un bar, donde conoce a un
individuo de raza negra con quien entabla amistad y al ser despedidos de
dicho lugar, este erudito invita a este sujeto a su casa. Ahí es donde por una
especie de magia cree notar en este afro ciertos rasgos estéticos de los
héroes griegos. Sin embargo, ese acercamiento no es únicamente estético,
sino también una solapada atracción homosexual desconocida para él. La
lectura nos induce a esta conclusión no revelada expresamente en el texto.
Es así que Álvaro Peñaflor se enfrenta a una situación límite al descubrir y
ser consciente de su tendencia sexual. Peter Elmore dice al respecto: “…, la
homosexualidad latente del conocedor de los griegos se le descubre a este
mismo, modificando su imagen y haciéndole percibir el lado incógnito de su
persona”252.

La primera reacción del doctor ante esta situación es negar su


tendencia sexual oculta echando al individuo afro de su casa, pero luego se
percata de que ya no es él mismo, la imagen de sí mismo se ha destruido y
siente que es otro ser nuevo: “… En su escritorio seguían amontonados sus
papeles, en los estantes todos sus libros, en el extranjero su familia, en su
interior su propia efigie. Pero ya no era la misma” 253.

252
Al respecto, véase. El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro. p. 200.
253
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo III. p. 16.
 “El polvo del saber”

Un estudiante (el personaje narrador) decide rescatar los diez mil


volúmenes de una biblioteca que había pertenecido a su bisabuelo y luego a
su tío, pero que nunca pudieron heredar su padre y él. Luego de algunos
intentos vanos de repatriarlo y al fin haberlo dado por perdido, por una
cuestión azarosa del destino, llega a la calle Washington donde se
encontraba dicha biblioteca; entonces insta a la administradora que le lleve
al lugar, esta lo conduce hacia unas habitaciones olvidadas donde halla los
libros arrumados como objetos inservibles, maltratados y apolillados. En ese
instante enfrenta una situación límite:

…Allí no quedaba nada, sino el polvo del saber. La codiciada


biblioteca no era más que un montón de basura. Cada incunable
había sido roído, corroído por el abandono, el tiempo, la incuria, la
ingratitud, le desuso. Los ojos que interpretaron esos signos hacia
años además que estaban enterrados nadie tomó el relevo y en
consecuencia lo que fue en una época fuente de luz y de placer
era ahora excremento, caducidad254.

Se hace consciente en su persona una realidad insoslayable: ya no


tendrá acceso a la luz del conocimiento proporcionado por esos libros que
de alguna manera eran una herencia suya, un conocimiento que debía
heredar por derecho. Cabe destacar que el cuento no va más allá de
evidenciarnos la otredad existencial del personaje en una situación límite,
pues no existe una solución para ese conflicto en este relato.

 “Triste querellas en la vieja quinta”

Memos García, limeño, solterón y solitario empleado jubilado, se


enfrasca en una serie de escaramuzas con su vecina de quinta doña
Francisca Morales, una mujer obesa de raza negra. Ambos han llegado a
parar a dicho lugar por sus precariedades económicas, Memo antes de la
llegada de la señora, solía pasar sus días en la privacidad absoluta, no

254
Ibídem. p. 23.
obstante, esto se ve amenazado por la presencia inesperada de doña
Francisca. A raíz de esto surgen las agresiones verbales, los insultos y la
rivalidad encarnizada se convierte en una rutina insoportable y necesaria a
la vez. Esto se acrecienta a tal punto que no hay día que uno no invente una
artimaña para enojar y dañar al otro; en ese trance la señora cae enferma y
se va agravando más y más, hasta que muere.

El suceso de la muerte – que es una situación límite para Memo


García – lo coloca otra vez ante la inevitable soledad. Él acepta este hecho
continuando su vida carente ya de esa compañía tormentosa y necesaria, que
al menos acompañaba esa vida solitaria; aunque ahora esta se ha extendido
en cuidar y cultivar las pertenencias dejadas por doña Francisca. Cabe
destacar que Ribeyro en este cuento, destaca la otredad existencial del
personaje principal por encima del determinismo económico y la alienación
presentes reiteradamente en el texto.

 “El marqués y los gavilanes”

Don Diego Santos de Molina, un viejo y antiguo marqués, es testigo


de la decadencia de la clase social aristocrática a la que pertenece y la vez
del ascenso de una nueva élite burguesa representada por los Gavilán y
Aliaga y de los profundos cambios producidos por la modernización de Lima:
las migraciones del campo a la ciudad y el surgimiento de una nueva
economía en el país. Todos estos cambios colocan a don Diego frente a una
situación límite que amenaza su libertad y su propia existencia. Ante esta
grave situación adopta diversas actitudes y posibles soluciones. Primero se
aferra al pasado, resaltando su abolengo aristocrático y su título nobiliario;
luego, asume una personalidad vengativa, tratando de desmerecer las
raíces de los descendientes de su adversario, convirtiéndose de esta
manera en una persona vengativa, obsesiva y revanchista; por último,
sumido ya en el delirio de persecución se hunde en la demencia.
De esta manera, JRR traza el derrotero de un individuo que no halla
salida lógica frente a una situación límite; la locura es una forma de aceptar
el absurdo. La otredad existencial del personaje – don Diego – está
construida alrededor de un hecho económico social: la degradación y
decadencia de una élite venida a menos.

 “Demetrio”

El escritor Marius Carlen (personaje narrador), se ve envuelto en su


propia ficción, al enfrentar una situación límite: la contradicción entre el
tiempo objetivo y el tiempo subjetivo (tiempo personal). Para ello veamos el
siguiente párrafo:

… El calendario oficial me ha llegado a parecer, (…) una medida


convencional del tiempo, útil solamente como referencia a los
hechos contingentes – vencimiento de letras de cambio,
efemérides nacionales – pero completamente ineficaz para medir
el tiempo interior de cada persona, que es en definitiva el único
tiempo que interesa. Nuestra duración interior no se puede
comunicar ni medir, ni transferir. Es factible vivir días en minutos e
inversamente minutos en semanas255.

Él en 15 minutos crea todo un argumento alrededor de la supuesta


muerte del escritor Demetrio Von Hagen, quien en realidad es solo un
personaje de su creación, lo mismo que los hechos narrados en el relato.
Marius Carlen fabula sobre esa contradicción del tiempo e intenta al final
hacer partícipes a los lectores de esa situación límite cuando supuestamente
el escritor fallecido está subiendo por las escaleras.

JRR crea aquí un personaje que revela su otredad existencial al


ficcionalizar sobre la contradicción entre el tiempo objetivo (real) y el tiempo
subjetivo (personal). Para tal fin ha usado necesariamente la concepción
kantiana del tiempo, la cual afirma que ese fenómeno es solo una creación
individual y no un hecho real, objetivo. En otras palabras, Kant propone que

255
ibídem. pp. 113, 114.
el tiempo es una creación personal, subjetiva. Obviamente, esta suposición y
especulación metafísica ha sido destruida por la ciencia, la cual afirma que
es una forma de manifestación de la existencia de la materia, un fenómeno
objetivo que ocurre al margen e independientemente de las personas.

 “Silvio en El Rosedal”

Luego de una vida oscura como ayudante de ferretero, Silvio


Lombardi, hereda una hacienda en Tarma llamada El Rosedal. Hasta
entonces, Silvio, era un hombre solitario, sin amigos ni novia, aislado de la
sociedad doblemente (pese a sus raíces italianas no pertenecía a la élite de
esa colonia, tampoco al mundo autóctono peruano). Su vida transcurría sin
objetivos, ni metas y horizontes claros, pues: “… Luego de algunas
escapadas juveniles y nocturnas por la ciudad, buscando algo que no sabía
lo que era y que por ello mismo nunca encontró y que despertaron en él
cierto gusto por la soledad, la indagación y el sueño”… 256. Un día, ya
instalado en la hacienda, se enfrenta a una situación límite, luego de mucho
tiempo (a los 40 años de edad), recién toma conciencia de un problema
fundamental; el problema de la vida: “… Una mañana que se afeitaba creyó
notar el origen de su malestar: estaba envejeciendo en una casa baldía,
solitario, sin haber hecho realmente nada, aparte de durar”… 257. La
búsqueda de una salida racional para esa crisis existencial tarda muchos
años, en los cuales se orienta hacia la música (el violín), la adquisición cosas
materiales a través de la ganadería, el comercio y la reflexión filosófica.
Abstraído en esta última ocupación cree hallar algún sentido o un orden en
el jardín del Rosedal. Higgins dice al respecto: “Esta preocupación por el
orden secreto del jardín va más allá de la pura especulación filosófica, ya
que nace de la necesidad de dar un sentido a su propia vida” 258.

256
Ibídem. p. 119.
257
Ibídem. p. 123.
258
Al respecto, véase. Cambio social y constantes humanas. La narrativa corta de Ribeyro. p.
165.
Sin embargo, estas especulaciones solo lo conducen hacia entes
trascendentes como el todo, el ser, el infinito y el absurdo (descubre que la
palabra RES significa en catalán “nada”). Anonadado por este complejo
resultado decide conformarse con su vida rutinaria y mediocre. El mismo
crítico inglés dice: “Así Silvio se reconcilia con la vida abandonando la vana
búsqueda de un significado y aceptando su aparente falta de propósito. (…)
se da cuenta que la vida no necesita tener sentido para ser soportable” 259.

Años después esta búsqueda del sentido de la vida renace cuando


conoce a Roxana Elena Setembrini (una quinceañera hermosa, hija de una
prima suya que ha venido a alojarse en su hacienda) cuyas iniciales de su
nombre forman la palabra RES (nada). Cree hallar en el amor, platónico, el
sentido de la existencia. Pero después – cuando la joven flirtea con un
muchacho en una fiesta – se decepciona y se da cuenta que tampoco
hallará el tan ansiado sentido de la vida en ese bello sentimiento como lo es
el amor.

Ya en el jardín, se percata que ahora tiene 50 años de edad; la


conciencia de ese hecho lo hace rozar la posibilidad del suicidio, pero la
desecha pues concluye que es mejor una vida mediocre que la muerte. Se
da cuenta que no existe un orden de ningún tipo en El Rosedal; la soledad,
el vacío y el absurdo es lo único que lo constituye:

… las letras que alguna vez creyó encontrar correspondían


correlativamente a los números y sumando estos daban su edad,
cincuenta años, la edad en que tal vez debía morir. Pero esta
hipótesis no le pareció ni cierta ni falsa y la acogió con la mayor
indiferencia260.

JRR crea en este cuento la expresión máxima y el modelo más


elaborado de la otredad existencial de un personaje: este enfrenta una
situación límite que amenaza la libertad de su existencia, pues lo ata a una
vida frustrada, mediocre y fracasada. Intenta hallar una salida racional a este
conflicto en la especulación filosófica y no se conforma – como otros
259
Ibídem. p. 166.
260
Ibídem. p. 142
personajes – con soluciones irracionales como la venganza, el sinsentido o
la muerte.

 “Sobre las olas”

El personaje narrador (un niño) es testigo de dos situaciones límites


en dos momentos y en dos personas distintas: su abuela y un bañista
desconocido. Ambos se enfrentan a la muerte, pero el azar es quien decide
sus destinos. En el caso del bañista, pese a los múltiples esfuerzos por
ayudarlo y salvarlo este se ahoga y muere; en cambio su abuela, pese a su
edad y su salud resquebrajada, recupera la salud y sobrevive en el hospital.
Estos distintos resultados dejan perplejo al niño, lo sumergen en una
situación límite, la cual no es resuelta en el texto.

 “El carrusel”

El personaje narrador se ve envuelto en un encadenamiento de


sucesos contados por distintas personas en diferentes lugares. Su intención
es causar directamente en nosotros, los lectores, una situación límite al
exponernos esta especie de eterno retorno o tiempo circular. El personaje no
revela, en este caso, su otredad existencial; el narrador solo busca que el
lector se haga consciente de la suya.

Este cuento no debería estar dentro de este enfoque, pues no existe


otredad existencial en ningún personaje, no obstante, lo ubicamos dentro del
mismo por los rasgos existenciales que se desprenden de su lectura; porque
también no hay evidencias de otro tipo de otredad en la misma.

 “La juventud en la otra ribera”


Plácido Huamán, cincuentón y Doctor en Educación, llega a París
para participar en un congreso. En su recorrido turístico por esa ciudad
conoce a una chica veinteañera llamada Solange, de quien se enamora. Ella
aparenta sentirse atraída por él, pero en el fondo es solo un vil engaño, un
elemento de complot para robarle el dinero que portaba. En varias
oportunidades Plácido Huamán sospechaba de la conducta de Solange y
sus amigos, pero su afán lujurioso y sicalíptico, por esta jovencita, lo
obnubilaba. Prueba de ello, enamorado ciegamente, haber tenido relaciones
íntimas con ella a cambio de su dinero, descubrir su traición; ninguno de
estos sucesos le produce una situación límite. Solo al final él enfrenta una
verdadera situación límite cuando uno de los tres amigos de esta – luego de
despojarlo de su dinero – le dispara y se enfrenta cara a cara con la muerte.
La salida efímera a esta situación es la contemplación de la belleza de la
vida: en su agonía puede ver a los ruiseñores y alondras que volaban, solo
entonces descubre cuan bella y valiosa es la vida, pero ya es demasiado
tarde, muere.

 “Mayo, 1940”

El personaje narrador recuerda el terremoto ocurrido en Lima en


1940, durante el periodo de su niñez. Ese movimiento sísmico lo enfrenta a
una situación límite; le muestra el horrible rostro de la muerte y, el recuerdo
de ese hecho, al implacable transcurrir del tiempo. En la última página de
este cuento se puede leer lo siguiente:

Solo con el correr de los años nos daríamos cuenta que ese
terremoto que no destruyó nuestra casa había removido el fondo
de los seres y de las cosas, que ya no volverían a ser lo mismo.
Fue como una señal que marcó una fractura en el tiempo: nuestra
infancia había terminado…261.

261
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo IV. p. 20.
En base a ello, podemos decir que Ribeyro construye con maestría
la otredad existencial del personaje central partiendo de un hecho
devastador de la naturaleza como lo es un terremoto.

 “Cacos y canes”

El personaje narrador recuerda una parte de su niñez cuando la


inseguridad ciudadana puso en zozobra a su familia y a él. Los constantes
hurtos de objetos de valor de su casa hicieron decidir a su padre a adquirir
sucesivamente varios perros, los cuales sufrían distintos destinos. La
otredad existencial de este relato se revela cuando el niño (personaje
narrador) enfrenta una situación límite la cual es producida por la
propagación de la delincuencia; en este sentido, siente que la tranquilidad de
su ciudad y de su niñez se ven afectadas por la irrupción de la violencia e
inseguridad en la capital. Dentro del relato, esto termina cuando el padre del
niño imita el rugido de un león para espantar a los ladrones.

 “El señor Campana y su hija Perlita”

El personaje narrador, un escolar adolescente, recuerda la visita de


una pareja de actores – supuestamente padre e hija – a su colegio para
realizar una función particular de espectáculo artístico. No obstante, este
adolescente sufre un conflicto existencial cuando enfrenta una situación
límite: los actores no son padre e hija, sino amantes disparejos. Este suceso
revela la otredad existencial del escolar cuya salida a este conflicto no se
narra en el texto. El hecho descubierto le produce sorpresa y lástima, pues
ve derrumbarse definitivamente la imagen artística de esas dos personas y
determinados valores morales de la sociedad.
 “Mariposas y cornetas”

El personaje narrador, un colegial adolescente, describe la situación


límite que le toca afrontar a otro escolar – mayor que él – conocido como el
flaco García, líder de los cornetas de la banda de músicos de la escuela.
Este le había declarado su amor a una chica llamada Frida, quien le había
prometido darle una señal positiva como respuesta: se amarraría un lazo
rojo en una de sus trenzas como símbolo de su asentimiento para con él.
Los días pasaban y ella no aparecía por ningún lado, pues estaba enferma;
como refugio a esta desazón se sumergió en los ensayos de la banda.
Hasta que llegó el momento del desfile y se percató que Frida estaba entre
el público luciendo el lazo prometido. El flaco García, al darse cuenta de la
señal convenida, se puso nervioso y su turbación hizo que toda la banda y el
batallón de desfile se convirtieran en un caos absoluto. El descubrimiento del
amor revela, en este personaje, una otredad existencial que le sume en un
desconcierto, pues por primera vez está experimentando una sensación
sublime como el amor.

 “La música, el maestro Berenson y un servidor”

El personaje narrador, recuerda los años de esplendor del maestro


Hans Marius Berenson, cuando el primero era un joven aficionado a la
música y el segundo un maestro de orquesta sinfónica. Una noche tiene la
oportunidad de beber con este destacado artista, pero sufre una decepción
cuando su amigo Teodorito le confiesa que aquel era un homosexual
asolapado, pues había intentado tocarle sus partes íntimas cuando iban en
el taxi. Pasados muchos años, vuelve a encontrar al maestro en el Cusco,
convertido ahora en un músico viejo y en decadencia. Entonces la
contemplación de la vejez en el cuerpo y rostro de Berenson lo sumen en
una crisis existencial, la cual resuelve aceptando que el paso del tiempo es
un hecho inexorable e inevitable en el proceso de la vida de todos los seres
humanos.
 “Los otros”

El personaje narrador, recuerda con nostalgia parte de su niñez en


el colegio y a los que se fueron de este mundo anónimamente siendo aún
púberes escolares o adolescentes: Martha, Paco, María y Ramiro. El
recuerdo de la muerte de estos le produce una crisis existencial:

… Me pregunto por un momento en que tiempo vivo, si en esta


tarde veraniega de mil novecientos ochenta o si cuarenta años
atrás, cuando por esa vereda caminaban Martha, Paco, María y
Ramiro. Presente y pasado parecen fundirse en mí (…). Pero es
solo una ilusión. Los otros ya no están. Los otros se fueron
definitivamente de aquí y de la memoria de todos salvo quizás de
mi memoria y de las páginas de este relato, donde emprenderán
tal vez una nueva vida, pero tan precaria como la primera, pues
los libros y lo que ellos contienen, se irán también de aquí, como
los otros262.

En un primer momento cree hallar la salida en el caos y la confusión,


pues confunde la ubicación del pasado y el presente, pero en un segundo
momento encuentra una salida racional aceptando que los otros solo fueron
parte del pasado y que ahora únicamente pueden permanecer en el
presente a través de la escritura; es decir, en los libros. En base a esto
podemos decir que el personaje narrador revela su otredad existencial al
plantearse y resolver este conflicto.

 “Solo para fumadores”

El personaje narrador, relata buena parte de su vida ligada al acto


de fumar y a los cigarrillos. A lo largo de su derrotero, cada situación límite y
crisis existencial están relacionados a una marca de cigarrillos en particular.
Ya en una etapa avanzada de su vida, este vicio meya o resquebraja su
salud y lo ubica de cara con la muerte. Este suceso se constituye como una

262
Ibídem. p. 118.
situación límite que le provoca una crisis existencial ante la cual no halla una
salida racional, sino una solución de continuidad; pues el vicio del cigarrillo
es más fuerte que cualquier otra cosa, incluso más que la vida misma:
decide continuar fumando sin medir las consecuencias que esto le produciría
a su salud ya diezmada.

La otredad existencial del personaje narrador se configura con la


sensación orgásmica de placer o la felicidad que le produce el acto de
fumar, del mismo modo, con la percepción de la forma de los cigarrillos. De
esta manera, el narrador, le da un sustento filosófico y un significado
trascendente a su vicio, el cual es el principal motor y acicate de su vida.

 “Ausente por tiempo indefinido”

Mario un novel escritor, decide alejarse del mundanal ruido,


bohémico y rutinario hacia un lugar tranquilo, apartado y silencioso. Elige
como lugar para su propósito Chosica. En dicho lugar alquila una habitación
en un hotel para plasmar su anhelado escrito y luego de terminar su novela
da cuenta que es una obra mediocre. En ese instante enfrenta una situación
límite que lo conduce a una crisis existencial; no sabe si la vida retirada,
solitaria, alejada es mejor que la vida mundana, alegre y citadina para
dedicarse a escribir. La solución a esta crisis se le revela cuando observa al
dueño del bar del hotel:

… Don Carlo, el dueño del local estaba allí con sus amigos,
jugando a los naipes, conversando, riendo. Al verlo servir,
agasajar, con tanto calor, desinterés y elegancia le pareció
comprender algo: que era posible llevar una vida creativa sin
escribir jamás una línea263.

Ninguno de los dos tipos de vida (de la que huía y la que buscaba)
eran las adecuadas para él, pues en realidad la literatura más que una
vocación o pasión amenazaba su libertad. No era necesariamente en la

263
Ibídem. p. 163.
literatura o en el acto de escribir donde residía la felicidad, sino en la vida
cotidiana y sencilla.

 “La solución”

Armando, un escritor que sospecha de la infidelidad de su mujer


(Bertha), mezcla el mundo real y el literario ficticio para hallar una solución a
su conflicto sentimental que está ocurriendo, simultáneamente, en dos
ámbitos. Plantea ante de sus amigos y sus esposas las posibles soluciones
que el personaje de su relato (víctima de una infidelidad) puede asumir.
Estas posibilidades son: irse, asesinar a los amantes, hacerse el
desentendido y por último suicidarse. Este en realidad está buscando a
través de su personaje que opción elegir; ya cuando sus invitados se retiran
de la casa, escoge la opción de matar a su mujer de un balazo mientras ella
dormía en la cama.

El personaje principal de este relato (Armando) afronta una situación


límite: la infidelidad. Dicha afrenta a su honor amenaza su libertad como ser
humano; por ello, solo halla en el homicidio una salida para su crisis.

 “Escena de caza”

El personaje narrador, su primo Ronald, sus hijos Harold y Ramón


se dirigen a Sayán para cazar palomas, afición a la cual se dedicaba, antes
de fallecer, el padre de Ronald. Por diversos contratiempos, no llegan a la
hora pactada para su cometido. Así que deciden continuar su caza toda la
tarde, hasta el inicio del anochecer. En ese lapso se oyen varios disparos y
muchas palomas caen una tras otra, como la oscuridad se ha extendido y es
casi imposible ver, Ronald decide recoger las aves y emprender el retorno
rápidamente hacia Lima. Los chicos se quejan de no haber podido disparar
un solo tiro y los dos adultos también se percatan de que ellos tampoco lo
han hecho. Ronald le revela al personaje narrador que alguien más, “la
quinta sombra” (se entiende que es el fantasma de su padre), ha sido quien
ha ejecutado los disparos. El conocimiento de este suceso, es lo más
probable, desata una crisis existencial en Ronald y luego en el personaje
narrador, pues un clima de miedo y desazón se apodera de ellos.
 “Conversación en el parque”

Dos ancianos Alfredo y Javier, el primero un esquizofrénico y el


segundo un demente se encuentran, luego de muchos años, en un parque
cerca al colegio donde estudiaron juntos. Alfredo atraviesa por sucesivas y
constantes crisis existenciales, luego de afrontar varias situaciones límites
producidos por sus reflexiones filosóficas y su esquizofrenia; en el caso del
primero, sus reflexiones giraban en torno al tiempo, el espacio y la materia.
Ambas se intercalan e interrelacionan en su ser, produciendo en su mente
una inusitada dinámica de razonamientos e hipótesis, así como una vorágine
imparable de dudas sobre la realidad.

En este relato, JRR crea un personaje con una otredad existencial


casi tan rica como el de “Silvio en El Rosedal” (el cuasi filósofo Silvio
Lombardi), pues Alfredo también medita y hace de la duda cartesiana una
constante casi infinita, una sucesión permanente.

 “La casa en la playa”

Dos amigos, el personaje narrador y Ernesto, deciden buscar un


lugar tranquilo en alguna playa de las costas del Perú, un lugar alejado del
“mundanal ruido”. Luego de varios intentos y en distintos años, no lo
consiguen. Su búsqueda infructuosa termina siempre en el fracaso.
Después de muchos años, ya envejecidos, ambos toman la decisión de
abandonar esa empresa quimérica del balneario soñado en el sur, y esta vez
deciden hacerlo por el norte. Dudan en algún momento que esa playa exista,
esto les produce una crisis existencial la cual deciden resolver sumergidos
en la imaginación en un hipotético caso de que no existiera dicho lugar en la
realidad. En el fondo saben que tal vez el lugar, soñado y buscado por
tantos años, no existe; pero saben también que al final de cuentas es la
búsqueda lo que cuenta y no tanto el objetivo.
b) En su obra reflexiva:

JRR no solo se preocupó reflejar en su obra artística (novelas, teatro


y cuentos) la otredad existencial, sino que también se preocupó por explicarse
racionalmente algunos aspectos esenciales de la existencia humana como la
deshumanización de la mujer, la felicidad, el dolor, el absurdo. JRR fue un
constante auscultador de la especie humana tal como se aprecia en el
siguiente fragmento:

¿Por qué será que en los ojos de ciertos niños se encuentran ya


contenido todo su miserable destino? Miré esta mañana a mis dos
vecinitas – (…) – y vi que sus ojos eran pozos de terror.
Negrísimos, pura pupila, líquidos, miraban el jardín de la quinta,
las palmeras, los hombres que pasaban, como si solo las cercara
el daño y no cupiera esperar del mundo otra cosa que lo atroz 264.

Fiel a su intento constante por penetrar en lo más recóndito del ser


humano enfoca desde un ángulo muy peculiar el problema de la
deshumanización de la mujer, llegando a la conclusión de que uno de los
aspectos de este problema reside en la belleza misma de la mujer: “La belleza
es en cierta forma inhumana o, mejor dicho, deshumaniza. Una mujer bella no
es ya una mujer: es un “objeto” con el cual no cabe otra relación que la de uso,
usufructo, posesión”265.

Cuando piensa en la felicidad – máximo objetivo, meta y anhelo del


hombre – ubica dos grandes obstáculos por las cuales no se realiza. La
primera causa es la existencia de la conciencia: “La felicidad consiste en la
perdida de la conciencia. (…). Conciencia y felicidad se excluye y sin embargo
no pueden comprenderse la una sin la otra”266.

264
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón La tentación del fracaso. Tomo I. p. 236.
265
Ibídem. p. 200.
266
Ibídem. pp. 45, 46.
La segunda causa es la tendencia del hombre hacia el
sedentarismo:

El gran error de la naturaleza humana es adaptarse. La verdadera


felicidad estaría constituida por un perpetuo estado de iniciación,
de su sucesivo descubrimiento, de entusiasmo constante.
(…). Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno
postulante: he allí una fórmula para ser feliz. Una fórmula sin
embargo difícil. La naturaleza humana reclama la estabilidad. La
estabilidad en el amor, en la residencia, en el pensamiento. Hay
en nosotros una pesada carga de sedentarismo que nos obliga a
vivir en un sitio, querer a una mujer, permanecer fiel a una
ideología. Y esto es terrible pero necesario.
Necesario porque tiene sus compensaciones y porque hace
posible, además, la vida social267.

Si unimos estos dos elementos podríamos inferir que JRR se acercó


a una concepción naturalista de la felicidad. Quizá este escritor pensaba que la
felicidad se encuentra en el estado animal del hombre: en la inconciencia y el
nomadismo. Paradójicamente no desarrolló estas propuestas de carácter
irracionalista en sus escritos reflexivos, pero en las entrevistas que concedió se
declaró partidario del azar en la historia y del hedonismo en su vida particular.
Incluso, cuando reflexiona sobre el papel del dolor en la existencia humana se
acerca a la concepción naturalista mencionada:

Esa vida que recusamos porque nos parece chata, injusta,


mediocre o absurda cobra de inmediato un valor inapreciable: la
aceptamos en bloque, con todos sus defectos, con tal que se nos
dé sin su forma de vileza más baja que es el dolor. Porque este
nos recuerda nuestra más miserable condición animal: la del perro
atropellado, de la res en manos del matarife. Solo cuando se va el
dolor nos volvemos exigentes y empezamos a encontrarle peros a
la vida. Pero el dolor regresa268.

Asimismo, consecuentes con su concepción irracionalista de la


historia, considera que el mundo es absurdo porque es incongruente, pues no
posee leyes que la rijan o un determinado derrotero ya trazado: “… quizás el

267
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. Cartas a Juan Antonio. Tomo I. pp. 37, 38.
268
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. La tentación del fracaso. Tomo II. p. 100.
mundo no sea absurdo – en el sentido de Camus, un absurdo que significa un
orden, es decir, una predestinación, con signo negativo – sino simplemente
incongruente”269.

A pesar de panorama lúgubre, desolador, triste y caso absurdo de la


existencia humana, JRR asumió su humanismo liberal confiando en la
capacidad del hombre para continuar su periplo por el mundo: “… basta a
veces una palabra, un gesto, un mínimo ademan de comprensión para darnos
cuenta de que no estamos solos, de que a pesar de todo, el hombre se interesa
por el hombre”270.

4.4 Otredad histórica

Esta otredad surge y se desarrolla a partir de la identidad nacional,


el ser humano adquiere conciencia de la singularidad de su país y solo así es
capaz de reconocer las naciones idénticas y las naciones diferentes a la suya.
Este tipo de otredad se manifiesta a través de ideologías y prácticas
nacionalistas (patriotismo), colonialistas (afán hegemónico), imperialistas
(expansión territorial), etc.

a) En su obra cuentística:

Como un sistema concreto esta conciencia de identidad nacional es


casi inexistente en la narrativa corta se JRR: no fue esa la preocupación central
en su obra artística, literaria. En su obra cuentística no se refleja, por ejemplo,
el desarrollo del imperialismo norteamericano en su lucha por la hegemonía
mundial; tampoco es la suya una obra de mestizaje cultural; una obra
totalizante de la realidad nacional peruana. La identidad nacional como raíz de
la otredad histórica no se encuentra presente en sus cuentos.

269
Ibídem, T. II. p. 88.
270
Ibídem, T. II. p. 198.
b) En su obra reflexiva:

En esta obra si existe una preocupación constante por temas


relacionados al que hacer político nacional y mundial, así como referencias a
la otredad se algunos países latinoamericanos, el significado de la guerra, el rol
de la historia, etc.

Sobre la historia – a pesar de lo planteado por el marxismo – desliza


la posibilidad de que aquella no se rija por leyes detenidas y su itinerario este
marcado por el azar:

La historia es un juego cuyas reglas se han extraviado. Filósofos,


antropólogos, sociólogos y políticos las buscan, cada cual por su
lado, de acuerdo a sus intereses o a su temperamento. Pero solo
encuentran retazos de ellas. La tentativa más coherente para
rescatar los principios de este juego es probablemente el
marxismo. Pero no la única ni la definida. Sera completada,
rectificada incluso rebatida, pero habrá cumplido una función de
esclarecimiento. Mientras no surja otra explicación habrá que
aceptarla, pragmáticamente. Lo terrible seria que después de
tantas búsquedas se llegue a la conclusión de que la historia en
un juego sin reglas o, lo que sería peor, un juego cuyas reglas se
inventan a medida que se juega y que al final son impuestas por
el vencedor271.

Asimismo, condena la banalización de la guerra pues a su parecer


ella impediría la formación de la conciencia de la otredad histórica en el
individuo:

Mientras la invasión en Vietnam nos lleva al borde de una guerra


mundial, los diarios siguen enunciando encuentros deportivos,
películas por entrenarse o libros por salir. Diríase que entre una y
otra cosa – la posibilidad de una guerra y el libre curso de la vida
civil – no existe relación. Me parece eso monstruoso 272.

También pregunta cómo puede una nación o país cambiar


totalmente su identidad, a través de que medio; llego a la conclusión de que
este cambio solo posible a través de la revolución: “¿Cómo puede modificar un

271
Al respecto, véase. Prosas a patriadas. p. 15.
272
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. II, p. 94.
país su imagen universal solamente mediante una inesperada transformación,
que no pueda ser otra que la producida por una revolución social” 273. En pos de
esa transformación señala algunos rasgos importantes que nos identifican con
otros países latinoamericanos:

… bosquejo de mis compañeros hispanoamericanos (…).


Primero: cierta beligerancia contra los yanquis cuyo imperialismo
económico se deja sentir en todos los países de américa.
Seguido: cierta desconfianza en la democracia como sistema
político, siendo la tendencia general hacia el socialismo (pero no
de estado como en los regímenes totalitarios). Tercero: cierta
conciencia de nuestra economía cultural frente al viejo mundo.
Cuarto: revalorización del mestizo y fe en su porvenir 274.

La otredad histórica se manifiesta también en el campo de la


literatura, especialmente en la tradición novelesca de un país. JRR realiza un
paralelo entre nuestra tradición y la francesa en ese aspecto:

La novela es un producto social, no individual. Brota del genio


colectivo, de la herencia cultural acumulada durante siglos.
Francoise Sagan no hace más que recoger el rédito del vasto
capital almacenado por el genio narrativo francés en el curso de
su historia. Yo, detrás de mí, solo tengo leyendas, tradiciones y
sainetes. Para un sudamericano más fácil es hacer una revolución
que escribir una novela275.

4.5 Los otros Ribeyros

En el transcurso de su vida personal y en el desarrollo de su obra


cuentística y reflexiva JRR intenta construir otros idénticos a él: “De pronto ya
somos otro: una de nuestras cien personalidades muertas o rechazadas nos
ocupa”276.

273
Ibídem. p. 70.
274
Al respecto, véase. Cartas a Juan Antonio. T. I. p. 22.
275
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I. pp. 50, 51.
276
Ibídem. p. 196.
En este estudio hemos hallado a los siguientes otros creados a partir
de sí mismo:

 El escritor marginal. JRR se consideraba un hombre marginal, esto es como


un producto de su alienación de una falsa coincidencia, de su subjetividad.
Objetivamente fue un escritor de clase media perteneciente a la clase
dirigente de nuestro país (no olvidarnos que ocupo un cargo diplomático en
la ONU).

 El otro idéntico reflejado en sus cuentos. El ejemplo más cercano es el


personaje central se “Solo para fumadores”. JRR constituye varios
personajes con sus propias características personales.

 El personaje literario, que intento construir en su obra reflexiva: “La tentación


del fracaso” y “Dichos de Luder”.

En este estudio solo abordaremos el segundo y tercer caso.

a) El idéntico en sus cuentos:

Como casi todo escritor, JRR dotó a varios personajes de sus


cuentos – en menor o mayor cantidad – con características suyas, al punto que
a veces parece que es el mismo escritor el que actúa en los contextos ficticios
de sus narraciones cortas. Al respecto dice: “Decididamente me voy
convirtiendo en el personaje de uno de mis cuentos”. 277
Así, resulta indudable
su parecido con personajes centrales de los cuentos “La estación del diablo
amarillo” “Terra incógnita” “El marqués y los gavilanes” y “Ausente por tiempo
indefinido”, pero mucho más aun con los de “Silvio en El Rosedal” y “solo para
fumadores”. Pero no solo son idénticos a él por su prudencia de clase, su labor
de escritores, su mediocridad inherente o su caída en el fracaso sino también
por sus rasgos físicos, sus ideas similares y los contextos de su vida personal.
Esto significa que JRR así como tuvo la capacidad de captar y aprehender las

277
Ibídem. T. III, p. 103.
distintas otredades de los seres humanos también intento extraer las suyas
para reflejarse – consciente o inconscientemente – en sus cuentos.

b) El personaje literario de su obra reflexiva:

Ninguna obra literaria está sujeta a un criterio de verdad. Esto lo


comprendió JRR, quien en “La tentación del fracaso” se ubicó como el
personaje central: “…en los diarios íntimos el personaje central es siempre el
autor”278. Más nunca pretendió por eso que el personaje se desligara de la
veracidad como un personaje de la pura ficción. Pues el de su diario es una
persona de carne y hueso, que expresa su sentir y su pensar en las páginas de
un diario.

En cambio, el personaje de “Dichos de Luder” es un otro


expresamente creado desde la ficción. Él mismo se preguntaba al respecto:
“¿Qué es escribir si no inventar un autor a la medida de nuestro?” 279. Y eso es
lo que hizo: construyó un escritor a su imagen y semejanza. Así, Luder:

 Bebía solo vino (p. 7).


 Tenía tendencia a la soledad (p. 8).
 Cultiva la ironía (p.8).
 No escribía novelas (p. 12).
 Era reacio a las descripciones en la narración (p. 15).
 Se mantenía ajeno a una posición política (p. 24).
 No involucraba ningún compromiso político en su literatura: “Toda mi obra es
un acta de acusación contra la vida – dice Luder – No he hecho nada por
mejorar la condición humana. Si mis libros perduran será debido a la
perversidad de mis lectores280.
 Sentía fascinación por el fracaso:

278
Al respecto, véase Ribeyro, Julio Ramón. La caza sutil. p. 16.
279
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I, p. 203.
280
Al respecto, véase. Dichos de Luder. Lima, Jaime Campodónico Editor, 1992, p. 29.
 ¡Cómo puedes aguantarlo! - critican a Luder porque visita a menudo en su
buhardilla a un pintor viejo y paupérrimo.
 Es que me encanta su manera tan natural de invitarme a compartir su
fracaso281.

 Se sumergía en el ascetismo: “- Es penoso irse del mundo sin haber


adquirido una sola certeza – dice Luder – Todo mi esfuerzo se ha reducido a
la elaborar un inventario de enigmas282.

4.6 La otredad de la ciudad

JRR siempre manifestó su preocupación por la ausencia de una


novela que tuviera a la ciudad de Lima personaje:

Es un hecho curioso que Lima siendo ya no una ciudad grande –


(…) – carezca aún de una novela. Y es un hecho curioso, (…),
por cuanto toda ciudad que ha alcanzado cierto grado de
desarrollo industrial, urbanístico, demográfico, cultural o político,
luce al lado de sus fábricas, de sus monumentos y de su policía,
una novela que sea el reflejo más o menos aproximado de lo que
esta ciudad tiene de particular283.

Para JRR a veces la ciudad adquiría vida, se animaba de un espíritu


vital, tal como Paris “Hay lugares (…), como París, donde solo a través de la
pobreza es posible comunicarse con el espíritu de la ciudad” 284. Pero es
específicamente en “los gallinazos sin plumas” donde la ciudad (Lima) si
convierte en otro animado, en un personaje dotado de vida, en un monstruo
que devora a sus habitantes: “Cuando abrieron el portón de la calle se dieron
cuenta que la hora celeste había terminado y que la ciudad, despierta y viva,
abría ante ellos su gigantesca mandíbula”285.

281
Ibídem, p. 38.
282
Ibídem, p. 43.
283
Al respecto, véase. La caza sutil, p. 15.
284
Al respecto, véase. La tentación del fracaso. T. I, p. 199.
285
Al respecto, véase. La palabra del mudo. Tomo I. p. 16.
Bibliografía

1. Bibliografía primaria

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La palabra del mudo. Cuentos 52/ 77. 1.ª edición. Tomo III. Lima. Editorial Milla
Batres, 1977.

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Cartas a Juan Antonio. 53/ 58. 1.ª edición. Tomo I. Lima: Jaime Campodónico,
1996.
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