La Niñez Abandonada y Delincuente en Las Dos Primeras Decadas Del Siglo XX. El Camino A La Ley Agote Carmen Graciela Rodriguez López
La Niñez Abandonada y Delincuente en Las Dos Primeras Decadas Del Siglo XX. El Camino A La Ley Agote Carmen Graciela Rodriguez López
La Niñez Abandonada y Delincuente en Las Dos Primeras Decadas Del Siglo XX. El Camino A La Ley Agote Carmen Graciela Rodriguez López
Sección Investigaciones
N° 44, INHIDE, Buenos Aires, julio-diciembre 2012
[pp. 177-200]
RESUMEN: ABSTRACT:
En las dos primeras décadas del siglo XX, vamos a In the first two decades of the twentieth century,
observar como el problema de la minoridad we can observe how the problem of the abandoned
abandonada y delincuente despierta gran interés children who have broken the law becomes of great
social y un fuerte compromiso de parte de las social interest and we can also observe how the
entidades benéficas y judiciales, quienes aplican charity institutions and judicial entities have a
diversos criterios tendientes a subsanar sus males. strong commitment trying to solve this serious
Se observa una insistente exhortación doctrinaria problem by means of different criteria.
para cambiar los criterios jurídicos y sociológicos There is a strong doctrinarian exhortation to
empleados para interpretar los hechos sobre change the judicial and sociological criteria used
delincuencia precoz, poniéndose en práctica to analyze the facts about precocious delinquency,
algunas medidas preventivas que llevan a la carrying out some preventive steps which led to
redacción de varios proyectos legislativos en la both legislative projects about this subject.
materia. This research, explains the situation of children
La presente investigación, explica la situación del during that period, the social difficulties they had
menor en aquella época; los conflictos sociales en or the conflicts in which they were protagonists
los que fueron participes o protagonistas, y los and the facts that determined their entrance to
casos que determinaron su ingreso a institutos de corrective institutions. This research also analyzes
corrección. Así mismo, analiza como fue el origen y the origin and development of this state-paternal
desarrollo de esa concepción de corte paternalista- conception, strictly tutelary, having only one
estatal y tutelar, de jurisdicción única y con jurisdiction and with public and pedagogical
función pedagógica y asistencial, que acompañó la assistance which conducted the evolution of the
evolución del derecho de menores en periodos rights of childhood in later periods.
posteriores.
Sumario:
I. INTRODUCCIÓN . II. VÍCTOR MERCANTE . III. ESTADO DEL PROBLEMA EN BUENOS AIRES EN
LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX. IV. MEDIDAS PREVENTIVAS. V. PARTICIPACIÓN DE
MENORES EN LOS CONFLICTOS SOCIALES DE LA ÉPOCA. VI. AGOTE Y SU PROYECTO DE LEY. VII.
CONCLUSIÓN .
I. INTRODUCCIÓN
1
EMILIO GARCÍA MÉNDEZ, “Prehistoria e historia del control socio penal de la infancia
política jurídica y Derechos Humanos en América Latina”, en EMILIO GARCÍA MÉNDEZ
(comp.), Ser niño en América Latina, Buenos Aires, ed. Galerna, 1990, p. 11.
2
MARÍA CAROLINA ZAPIOLA, “¿Es realmente una colonia? ¿Es una escuela? ¿Qué es? Debates
parlamentarios sobre la creación de instituciones para menores en la Argentina, 1875-1890”,
en DANIELA LVOVICH y JUAN SURIANO, (editores), Las políticas sociales en perspectiva histórica
Argentina, 1870-1952, Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento, Prometeo,
2006, p. 68.
3
DIEGO DE LA FUENTE, Primer Censo de la República Argentina, verificado los días 15, 16 y 17 de
setiembre de 1869. Imprenta del Porvenir, Buenos Aires, 1872.
4
DIEGO DE LA FUENTE, Segundo Censo de la República Argentina. Mayo 10 de 1895, Buenos Aires,
Taller Tipográfico de la Penitenciaria Nacional, 1898, tomo II, “Población”.
5
AMADEO GRAS, “La criminalidad en los niños” (tesis doctoral), Buenos Aires. Almagro.
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires, 1896, s/p.
6
ZAPIOLA, “¿Es realmente una colonia...”, cit., p.71.
7
Ídem, p. 75.
8
MANUEL DE SAUTU RIESTRA, Minoridad Delincuente (tesis doctoral), Buenos Aires, Almagro,
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 1901, s/p.
9
EUSEBIO GÓMEZ, “El problema penal argentino”, en Archivo de Psiquiatría y Criminología
aplicadas a las Ciencias afines, Buenos Aires, 1912, p. 400.
10
Ibídem.
11
ROBERTO LEVILLIER, “La delincuencia en Buenos Aires”, en Censo General de población,
edificación, comercio e industrias de la ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1910, volumen III, pp. 1
y ss.
12
VÍCTOR MERCANTE, “Notas sobre Criminología Infantil”, en Archivo de Psiquiatría y
Criminología aplicadas a las Ciencias afines, Buenos Aires, 1902, tomo I, pp. 34 y ss.
13
Ibídem.
14
Ibídem.
Como ejemplo haremos referencia a dos de los casos que estudió, en los
que el autor identifica a los menores con letras para preservar la identidad:
1. En el caso del niño D que se encontraba encarcelado por haber herido con
un cortaplumas a un muchacho en una gresca, llega a la conclusión, que el
menor había accionado de esa manera “por la falta de educación en su
medio social (aunque su educación doméstica había sido virtuosa,
presentando predisposición al aprendizaje de un oficio y también a ocupar
su actividad en cosas útiles), por su espíritu de raza italiana, en donde,
ante la amenaza de un grupo de muchachos, utiliza un arma para pelear y
atacar y no el puño como se acostumbra en Argentina y por la falta de
adaptación a un ambiente extraño, lo que ha provocado el choque, ya que
el niño ha venido de Italia a temprana edad, regreso a su patria en seguida,
y volvió a nuestro país a los 8 años, cometiendo tiempo después el delito 15.
15
VÍCTOR MERCANTE, “Estudios sobre Criminología Infantil”, en Archivos de Psiquiatría y
Criminología aplicadas a las Ciencias afines, Buenos Aires, tomo IV, 1904, pp. 567 y ss.
de ira, poco antes del crimen aprendía la guitarra e iba a misa los domingos pero en
la cárcel esto último ya no sucedía.
En cuanto al factor escolar, tan gravitante en los niños para su formación,
en este menor nada hizo “ya que la escuela no pudo contra la herencia coercitiva
del criminal”; ingresó a los 8 años y salió a los 14, no pasó de tercer grado,
“alcanzando conocimientos como alumno regular de segundo grado”. Respecto al
desarrollo de sus aptitudes, basadas en un “sistema nervioso débil y anómalo”, la
simpatía, el amor, la bondad, son sentimientos atrofiados en él, pero bien
marcados en su tendencia a la indisciplina. En semejante terreno la acción escolar
según señala el autor era nula y fracasaba siempre en el empeño de modificar sus
instintos.
Para Mercante “el menor posee estigmas de degeneración psíquica; un
sistema nervioso débil, siendo un epiléptico. Sus anomalías son de carácter
hereditario: poco se debe a los factores sociales y escolares por él ingentemente
resistidos. Cualquier circunstancia puede irritarlo rápidamente y provocar una
impulsión peligrosa de carácter ofensivo. El acto reflejo de la impulsión se agrava
por carecer de centros inhibitorios y directores. Hay en él una idea fija, el ansia de
destruir que de latente pasa rápidamente a ser activa y se observan así mismo
anomalías en los sentidos; amnesia general, atención débil y atrofiado raciocinio” 16.
De esta manera a través de sus notas criminológicas y sus informes
psicopedagógicos Mercante atrajo el interés científico, sus estudios aportaron
nutrida información a especialistas sobre minoridad de la época, estas fueron
publicadas en distintos volúmenes de la revista fundada y dirigida por José
Ingenieros.
El trabajo citado y otros elaborados por otros autores en las primeras
décadas del siglo XX, basados en estadísticas y testimonios cotidianos de la
realidad, formaron parte de las reformas que en materia laboral y penal se
emprenderían.
Las expresiones reformistas que apelaron a la normalización y
racionalización de los modos de vida de los obreros y su entorno familiar también
plantearon un complejo campo de estudio, de allí que la infancia representaba un
problema en el cual el Estado encontró razones morales y de defensa social para
intervenir sin dificultad en ámbitos privados antes regulados por los usos y
creencias populares. De ahí la necesidad de fundar instituciones que encauzaran
por la buena senda moral a los menores considerando a la educación integral y al
aprendizaje de oficios, los pilares básicos de la integración de la infancia
abandonada al proyecto político de la elite dirigente. La implementación de
medidas y programas preventivos fueron encauzados en la organización
16
Ibídem.
III. ESTADO DEL PROBLEMA EN BUENOS AIRES EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL
SIGLO XX
17
MARÍA MARTA AVERSA, “Infancia abandonada y delincuente. De la tutela provisoria al
Patronato Público (1910-1931)”, en DANIEL LVOVICH y JUAN SURIANO (editores), Las políticas
sociales en perspectiva histórica Argentina, 1970-1952, Buenos Aires, Universidad Nacional de
General Sarmiento, Editorial Prometeo 2006, p. 91.
18
VICENTE SIERRA, “La minoridad que delinque en la ciudad de Buenos Aires”, en Revista de
Criminología, Psiquiatría, y Medicina Legal. Buenos Aires, año IV, 1917, p. 24.
19
JOSÉ INGENIEROS, “Los niños vendedores de diarios en nuestra delincuencia precoz”, en
Anales del Patronato de la Infancia, Buenos Aires, año XIII, tomo XIII, 1904.
20
DONNA GUY, “Niños abandonados en Buenos Aires y el desarrollo del concepto de la
madre (1880-1914)”, en LEA FLETCHER (comp.), Mujeres y cultura en la Argentina del siglo XIX,
Buenos Aires, Feminaria, 1994.
21
AVERSA, “Infancia abandonada…”, cit., p. 98.
22
CARLOS ARENAZA, Protección del Estado a los menores abandonados. El trabajo de los menores en la
vía pública. Delincuencia juvenil. Escuelas y Reformatorios. Buenos Aires. 1925, p 1 y ss.
23
“Informe del Defensor de Menores de la Sección Norte de la Capital Federal Pedro de
Elizalde”, en Memoria presentada al Congreso Nacional de 1906 de por el Ministro de justicia e
Instrucción Pública Dr. Federico Pinedo, Taller Tipográfico de la Penitenciaria Nacional, Buenos
Aires, tomo I, 1907, pp. 101-102 (en adelante las Memorias, que corresponden todas a ese
ministerio y fueron impresas en el mismo taller tipográfico, se citarán: Memoria, seguida del
período a que corresponde, año de publicación y página que corresponde a la cita).
24
ADOLFO VIDAL y BENJAMÍN GARCÍA TORRES, “Asilo de Reforma de Menores Varones.
Memoria elevada al Ministro de Justicia”, en Archivo de Psiquiatría, Criminología y Ciencias
El autor temía que uno de estos menores cometiera un solo delito “para
que la prensa, pintará de colores el descrédito y la inutilidad de esta institución
considerada una de las más loables de su tiempo”.
En ambos informes datados en distintas décadas, hemos observado que el
escaso tiempo de los jóvenes en las instituciones hacia ilusorio todo propósito de
corrección y su devolución sin haberse logrado la disciplina correspondiente al
afines, Talleres Gráficos de la Penitenciaria Nacional, Buenos Aires, tomo III, 1904, pp. 607-
608.
25
SANDRA CARLI, “El campo de la niñez. Entre el discurso de la minoridad y el discurso de
Educación Nueva”, en ADRIANA PUIGGRÓS (dir.), Historia de la educación: escuela, democracia y
orden (1916-1943), Buenos Aires, ed. Galerna, tomo 3, 1997, p. 110.
26
EMILIO GARCÍA MÉNDEZ y ELÍAS CARRANZA (coordinadores); Infancia, adolescencia y control
social en América Latina, Buenos Aires, Depalma, 1990, p. 113.
27
Informe del Director de la Colonia Nacional de Menores Varones “Cabaña Laura”, en
Memoria, 1913-1914, tomo I, 1914, pp. 496 y ss.
medio ambiente de donde habían salido, los cargaba de una buena dosis de inquina
contra sus padres o quienes los encerraron, sobre todo con relación a quienes los
entregaron para su corrección.
En lo que atañe a los delincuentes precoces, el temor radicaba en su
posible reincidencia en el delito, agravada por la ausencia de una entidad como un
patronato que procurara su reinserción en la sociedad. De allí que en muchos casos
la solución de las Defensorías fuera gestionar su salida hacía las provincias del
interior 28.
Los discursos de alarma social y los datos de la realidad se
retroalimentaban, generando un sentimiento de amenaza, entonces veremos como
las medidas solicitadas y otras de carácter preventivo comenzaran a ser
implementadas, atento a los postulados “de defensa social” de neto cuño
positivista, dando lugar a una legislación casuística, acorde con los dificultades
planteadas.
28
CARMEN GRACIELA RODRÍGUEZ LÓPEZ, “La niñez abandonada y delincuente al iniciar el
siglo XX .Informes de las Defensorías de la Capital”, Buenos Aires, 1911, pp. 1-15 (inédita).
29
Boletín Oficial del 26 de septiembre de 1913. Ver Memoria, 1913-1914, cit., p. 551.
30
Boletín Oficial del 4 de octubre de 1913. Anales de Legislación Argentina, 1889-1919, p.
897. Disponía: “Art. 1°. Modifícanse los incs. g) y h) del art. 19 de la ley 4189, en la siguiente
forma: g) La persona que en cualquier forma promueva o facilite la prostitución o
corrupción de menores de edad para satisfacer deseos ajenos aunque medie consentimiento
de la víctima, será castigada con 3 a 6 años de penitenciaria si la mujer es mayor de 18 años;
con 6 a 10 de la misma pena si la víctima, varón o mujer, es mayor de 12 años y menor de 18;
y si es menor de 12 años, el máximum de la pena podrá extenderse hasta 15 años. Está
última será aplicable, prescindiendo del número de años de la victima, si mediase violencia,
amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimación, como también si el
autor fuese ascendiente, marido, hermano o hermana, tutor o persona encargada de su
educación o guarda, en cuyo caso traerá aparejada la perdida de la patria potestad, del
poder marital, de la tutela o de la ciudadanía, en su caso. […] h) La persona o personas
regentes de las casas de prostitución pública o clandestina, donde se encontrare una
víctima de los delitos especificados en el inciso anterior, serán consideradas, salvo prueba
incisos g y h del artículo 19 de la ley 4.18931, tiende a amparar a las menores del
ejercicio de la prostitución, penalizando más severamente a quien lo facilite o
promueva, pretendiendo con la misma mermar el elevado número que arrojaban
las estadísticas, sobre las jovencitas prostituidas en toda la Nación 32.
Es un año en que se crea un organismo importante como el Departamento
Nacional de Menores Abandonados y Encausados, encargado de ubicar a menores
acusados y no acusados que estuvieran detenidos en reformatorios o escuelas de
varones33. Según las Memorias del Ministerio de Justicia de 1914, vemos como sus
autoridades reclaman la fijación de un límite no menor a tres años, para el egreso
de internados de la Colonia de Marcos Paz, con el fin de garantizar la completa
tarea regeneradora. Se exige que antes de entregar a los menores a sus padres, se
conozcan las condiciones morales y pecuniarias de éstos, y su antecedentes, ello se
halla fundado en el decreto del presidente Roca de 1905, por el cual se habilitaba a
los directores de la Colonia y del Asilo de Reforma de Menores Varones para
realizar tal investigación sobre los familiares de los internos. Este tema
desencadena un fuerte cruce de resoluciones entre el Poder Ejecutivo y la Cámara
de Apelaciones en lo Criminal, ocasionando el cuestionamiento del sentido
verdadero del patronato34.
En 12 de octubre de 1915 por decreto del presidente Victorino de La Plaza
y ministro de Justicia e Instrucción Pública el Dr. Carlos Saavedra Lamas, se
establece la Comisión honoraria de Superintendencia de la Colonia de Marcos Paz
y del Patronato de Menores, bajo la supervisión del Ministerio de Justicia35.
Esta última conformada por cinco miembros, duraba tres años en sus
funciones, con posibilidad de reelección 36. Sus autoridades podían disponer el
egreso de menores que hubieran completado su instrucción y proveer a su
colocación en empleos, quedando facultados para delegar en personas o
subcomisiones la vigilancia del cumplimiento de lo estipulado, con acuerdo de las
Defensorías respectivas y con la intervención de las mismas en lo que fuera
necesario. Además, debían poner en conocimiento de éstas, según lo dispuesto en
el art. 340 y siguientes del Código Civil y del art. 129 y 137 de la ley 1893 (12 de
noviembre de 1886), los casos de menores que podían egresar de las colonias por
absolución o cumplimiento de las condenas, cuidando de efectuar las diligencias
con la debida anticipación. Acordándose que de haberse comprobado el abandono,
la indignidad moral o material de los padres o guardadores de los menores, se
retenía a éstos en el Establecimiento, quedando a disposición de la Defensoría37.
Según los informes de la Comisión, la colocación de los menores se hacía
tanto en establecimientos fabriles o ganaderos con un sueldo entre quince a veinte
pesos mensuales, casa y comida, con contratos especiales, dándoles cinco pesos
para gastos, y el excedente “le sería depositado en usuras pupilares a nombre de las
Defensorías, a cuya disposición se encontraban al llegar a la mayoría de edad” 38.
“En ocho meses de funcionamiento, se habían confeccionado ochocientos catorce
expedientes, recibido quinientos cincuenta notas, y expedido unas cuatrocientos
treinta y ocho, demostrando de está manera una gestión bastante expedita,
aunque lamentablemente insuficiente” 39.
En 1915 el Estado resuelve que estando colmadas las instalaciones de la
Colonia de Marcos Paz, deben ser trasladados los menores abandonados y
encausados e incluso los que recibieron sentencia, a un anexo del Departamento
de Guardia Cárceles (creado en 1913), que hasta ese momento solo daba
alojamiento provisional a algunos adolescentes40.
Hacía 1916 la Colonia había elevado el número de menores de 220 a 390,
llegando a un mayor incremento en pocos días, debido a los que vuelven a ser
reingresados a ella. Ese crecimiento se hallaba vinculado con la edificación de un
par de pabellones tendientes a ampliar su capacidad.
La Comisión criticaba los edificios antiguos de la Colonia por
considerarlos difíciles de limpiar y por “dificultar el régimen de continua
36
Ibídem. Fueron designados para integrarla el Dr. Luis Ortiz Basualdo, Arturo Z. Paz, José
G. Balcarce, Dr. Horacio Piñero y el ingeniero Domingo Noceti. La Comisión se hallaba
presidida por el Dr. Basualdo y contaba con una secretaría a cargo del Inspector de Justicia,
Dr. Pedro Manguero.
37
Ibídem.
38
Memoria, 1915, cit., Informe de la Comisión de Superintendencia datado en Buenos Aires el
8 de agosto de 1916, p. 285.
39
Ibídem.
40
Ibídem, Anexo Documental, Decreto del 27 de diciembre de 1915, p. 80.
vigilancia, control y trato constante del empleado para con los menores”. Criticaba
también, la existencia de un comedor por cada pabellón, proponiendo como ideal
un comedor para 500 pupilos, de modo que se lograra “disminución de servicios,
ahorro de tiempo y control eficaz” 41. Detectaba además problemas de
mantenimiento edilicio, los que procuraba solucionar, y tomaba activa
participación en la renovación del inadecuado personal. Asimismo creaba talleres
de herrería y carpintería e incorporaba la enseñanza de educación física, exigiendo
al mismo tiempo que se arbitraren los recursos más urgentes y necesarios. En
líneas generales, estas fueron las actuaciones más significativas e interesantes de
inspección emprendida por la Comisión.
En 1916 el Ministerio de Justicia para solucionar los problemas de
alojamiento, sobre todo de los menores ingresados en las alcaldías y depósitos
policiales, dispone que la Jefatura de Policía de la Capital evite trasladarlos al
anexo del departamento de Guardia Cárceles y se les remita directamente al
Departamento de Menores Abandonados y Encausados, de donde pasaran luego a
la Colonia Nacional de Menores Varones de Marcos Paz u otros establecimientos
que tuvieran mayor capacidad42. Todo ello constituyó uno de los motivos por el
cual el presidente del Patronato de la Infancia tiempo después, solicitó al Ministro
de Justicia Carlos Saavedra Lamas que tuviera especial interés sobre el proyecto
del diputado Luis Agote sobre “la protección a la infancia”, reiterando dicho
pedido a la Cámara de Diputados, “…su sanción contribuirá en mucho a mejorar la
condición integral de los menores, amparándolos en establecimientos caritativos y
de reforma”43. La respuesta del Ministro fue inmediata y favorable, pero el
proyecto recién tendrá mayor debate dos años más tarde44.
En 1917 se suprime el Cuerpo Guardia Cárceles de la Nación al cual estaba
anexado el Departamento de Menores, por lo que queda también éste suprimido 45.
En su reemplazo el Ejecutivo proyecta utilizar en la nueva organización una
partida global del Presupuesto, aprovechando la donación efectuada por la
Sociedad Protectora de Niños, Huérfanos y Desvalidos cuyo edificio, sito en
Curapaligüe nº 727 de la Capital Federal, le fue entregado con todos sus bienes e
instalaciones46.
41
Memoria, 1916, tomo I, 1917, pp. 285-288.
42
Memoria, 1916, Buenos Aires, tomo I, 1917, p. XVII.
43
Eran presidente y secretario del Patronato de la Infancia en ese período los Dres. Luis
Ortiz Basualdo y Alberto Meyer Arana. Ver la carta dirigida por el presidente de esa
Institución al Ministro de Justicia e Instrucción Pública datada el 2 de septiembre de 1916,
en Memoria, 1916, cit., pp. 47-48.
44
La Carta del 20 de septiembre de 1916, en Memoria, 1916, cit., p. 48.
45
Memoria, 1917, tomo I, 1918, p. XVII. Ídem, p. 53, decreto del 18 de diciembre de 1917.
46
Ídem, p. 32 y ss.: “Buenos Aires, 18 de diciembre de 1917. Visto este expediente que resulta
que la Sociedad Protectora de Niños Huérfanos y Desvalidos en Asamblea General
Extraordinaria debidamente convocada y celebrada el 15 de junio pasado ha resuelto, como
48
Ibídem.
49
AVERSA, “Infancia abandonada…”, cit., pp. 102 y s.
50
GARCÍA MÉNDEZ y CARRANZA (coordinadores), Infancia, adolescencia…, cit., p. 34.
51
ANDRÉS THOMPSON, Beneficencia, filantropía y justicia social en lo público y privado. Buenos
Aires, UNICEF, 1995, p. 40.
52
Memoria, 1918, tomo I, 1919, p. 32. Informe sobre el Patronato del Consejo General de la
Sociedad Conferencias de Sras. de San Vicente de Paúl en la Colonia de menores varones de
Marcos Paz e Institutos tutelares de menores, del 14 de octubre de 1918.
53
Ídem, pp. 32 y ss. Resolución del 14 de octubre de 1918: Art. 1° Acordar al Consejo General
de la Sociedad, el Patronato de menores de ambos institutos con las siguientes
atribuciones: a) Poniéndose de acuerdo con los Directores de los establecimientos
precitados se organizaran visitas periódicas para observar el funcionamiento del servicio e
indicar por escrito al Ministerio de Justicia cual es la medida que estime conveniente
adoptar; b) Gestionar la admisión en institutos particulares de los menores huérfanos y
abandonados que no puedan ser alojados momentáneamente en los dos oficiales,
celebrando convenios “ad referéndum” con ese objeto y contralorear después, el
56
HIROSCHI MATSUSHITA, “Organizaciones sindicales y relaciones laborales”, en Nueva
Historia de la Nación Argentina, Academia Nacional de la Historia, tomo 9, Buenos Aires,
Planeta, 2002, p. 214.
57
Ibídem.
58
Ídem, p. 215.
59
Ibídem.
60
Se estableció no pagar los alquileres, hasta que fueran rebajados al 30 %, se pedían
mejoras sanitarias en los conventillos y eliminación de los tres meses de depósito. La
Protesta, octubre 12 de 1907, nº 1.161, p. 1.
61
La huelga se intensifica y varios menores son deportados por la ley de Residencia entre
ellos María Collazo, Virginia Bolten y Juana Rouco Buela en calidad de “anarquistas
agitadoras”. Esta última escribiría en sus memorias “a los 18 años, la policía me consideró
un elemento peligroso para la tranquilidad del capitalismo y del Estado”. JUANA ROUCO
BUELA, “Historia de un ideal vivido por una mujer”. Publicado por la Red Informativa de
Mujeres de Argentina, enero 2002, citado por VIVIANA DEMARÍA y JOSÉ FIGUEROA, “10.903:
La ley maldita”, en Topia. Un sitio de psicoanálisis, sociedad y cultura. Publicado en abril de 2007.
Disponible en (http://www.topia.com.ar/articulos/10903-la-ley-maldita) Fecha de
consulta: 6.06.2012
Ltda., conocida por las pésimas condiciones laborales, cuyo movimiento iniciado
por la caída del salario real, la inflación y la falta de reconocimiento político, daría
también un saldo trágico de algunos muertos y varios heridos.
“La FORA llevó a cabo la convocatoria a huelga general, luego de dar
sepelio a las victimas, el gobierno respondió inmediatamente con movilización del
ejército, derivando el asunto en una prueba de fuerzas en la que hombres, mujeres
y niños fallecieron”62.
Al respecto, señalaba La Prensa “[…] miles de delincuentes y una multitud
de vagabundos, compuesta por adolescentes arrojados a los desórdenes por carecer
de cuidado y por la indiferencia del gobierno fueron los principales responsables
de la violencia” 63. Desde el Senado Pedro Echagüe afirmaba que lo más grave
respecto de la huelga es el papel que desempeñaron en ella jóvenes y niños, todos
ellos entre 10 y 20 años de edad que “[…] han estado en la primera fila, arrojando
las primeras piedras y encendiendo los primeros fósforos” 64.
La prensa oficial registraba cuarenta muertos y varios centenares de
heridos, pero la prensa obrera, en su periódico La Vanguardia declaraba que
ascendían a más de cien personas caídas y a unas cuatrocientas heridas 65. Por su
parte, Edgardo Bilsky refiere que las victimas no fueron solo adultas, por ejemplo
el caso de una niña italiana de 13 años de edad 66 asesinada, alegándose como
justificación que dicha masacre se originó por el arma que la menor portaba. “La
participación de la población en los enfrentamientos pudo haber tenido un
relativo carácter masivo, solo acciones aisladas, si no hubiera sido por la represión
anteriormente suscitada”.
Este autor sostiene que muchos testimonios apuntan a la participación
constante de jóvenes y niños en varios hechos de violencia, como destrucción del
alumbrado o de instalaciones públicas, lo cual puede ser tomado como signo de
67
BILSKY, La semana…, cit., p. 86.
68
Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados (en adelante DSCD), Buenos Aires, mayo 30 de
1919, tomo I, reunión quinta, p. 210.
69
CARMEN GRACIELA RODRÍGUEZ LÓPEZ, “La niñez abandonada y delincuente al iniciar el
siglo XX: Los niños vendedores de periódicos”, en Primera Jornada Abierta Interdisciplinaria,
Seminario Permanente de Investigación sobre “El régimen jurídico del menor de edad”,
directora María Isabel Seoane (24 de noviembre de 2010), Instituto de Investigaciones
Jurídicas y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, 2010, CD-ROM,
ISBN 978-950-29-1229-5.
70
GARCÍA MÉNDEZ y CARRANZA (coordinadores), Infancia, adolescencia…, cit., p. 25.
71
Enciclopedia visual de la Argentina de la A a la Z. Buenos Aires, Editorial Clarín, 2002, pp. 26-
27.
72
JULIO A. ALFONSÍN, “Tiempos y hombres olvidados: Agote y su ley”, en Revista del Derecho
Penal y Criminología, Buenos Aires, número 3, julio-septiembre, 1970, La Ley, p. 424.
73
JOSÉ INGENIEROS, “Los niños vendedores de diarios y la delincuencia precoz (Nota sobre
una encuesta efectuada en 1901)”. Archivo de Psiquiatría, Criminología y Ciencias Afines, año VII.
Buenos Aires, 1908, pp. 330 y ss.
74
MARIO A. LANCELOTTI, “La criminalidad Buenos Aires al margen de las estadísticas 1887-
1912”. Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal. Buenos Aires, 1912, pp. 10 y ss.
75
LUCILA E. LARRANDART con la colaboración de GRACIELA E. O TAÑO, “Desarrollo de los
tribunales de menores en Argentina: 1920/1983”, en EMILIO GARCÍA MÉNDEZ y ELÍAS
CARRANZA (organizadores), Del Revés al Derecho. La condición jurídica de la infancia en América
Latina. Bases para una reforma legislativa. Buenos Aires, 1984, Galerna, p. 45 y 79.
76
AVERSA, “Infancia abandonada…”, cit., pp. 100-102.
77
Ibídem.
78
DSCD, tomo II, reunión nº 21, 14 de agosto de 1916.
79
MARCELA MUSCHIETTI, “Políticas institucionales en torno a los menores en la Argentina:
La Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez (1904-1946)”, en MARCELO RAFFIN (comp.), Tiempo-
VII. CONCLUSIÓN
resultaron para nada beneficiosas para los menores abandonados, siendo una
constante el estado de hacinamiento institucional debido a falencias
presupuestarias.
Así las políticas sociales y la llamada protección que se proyectaba
entonces, terminaron con el tiempo derivando en medidas represivas que en lugar
de purificar al menor lo alejaron de la posibilidad de establecer vínculos intensos,
duraderos y sentimientos de pertenencia, muchas veces resultando aún más graves
que las propias penas carcelarias.