Lit Lat en Nuestros Días (CURZA Oct)
Lit Lat en Nuestros Días (CURZA Oct)
Lit Lat en Nuestros Días (CURZA Oct)
Aymará de Llano
Resumen
Los ensayos de crítica literaria observan y leen interpretativamente las producciones literarias y
para ello se ubican en distintos paradigmas explicativos; este producto —el de la crítica—
favorecerá y enriquecerá la conformación del campo discursivo de las identidades
latinoamericanas; es el caso de los artículos que conforman el presente volumen, a eso aspiramos.
La literatura como parte de las series culturales puede ser inscripta en diferentes paradigmas
interpretativos; algunos ya consolidados, otros armándose o en construcción. Insistimos en la idea
de construcción ya que la crítica aporta conceptualizaciones que los modifican y contribuyen a
instalar nuevas miradas sobre los objetos de estudio. Asimismo, esta idea permite pensar en series
alternativas a un sistema canónico central y único. Para ello es indispensable que el crítico
también pueda aceptar ideológicamente la diversidad y sea consciente de su pertenencia y del
grado de heterogeneidad relativa que su trabajo mantiene con el objeto de estudio. Por lo tanto,
sostenemos que la crítica construye o de-construye un canon con sus lecturas interpretativas y
que la exclusión, así como la inclusión —en términos de manipulación social de los discursos—,
dependen de su mirada.
En la segunda mitad del siglo XX se produce una inflexión respecto del pensamiento de y
sobre Latinoamérica que se venía urdiendo desde el siglo XIX. Ensayistas y críticos de la talla de
Pedro Henríquez Ureña, Antonio Benítez Rojo, Martin Lienhard, Ana Pizarro, Antonio Cândido,
además de los ya mencionados antes, fueron pergeñando la historia intelectual del continente y
delineando modos de pensar lo latinoamericano que luego podrán ser discutidos o continuados. El
siglo XX presenta problemáticas a las que hay que dar respuesta y de ahí que hayan pensado en
categorías que tratan de responder a los conflictos emergentes.
Resultaría reiterativo explicar lo que significó la década del ’60 para la cultura de los países
latinoamericanos. De ella se ha escrito a favor y en contra, pero lo cierto es que fue una época de
prolífica producción y también de intenso consumo cultural: ambas características son
complementarias y denotan una misma valorización de lo intelectual. Hubo un público-lector
ávido por incorporar nuevas opiniones y compartir polémicas entre las nuevas figuraciones del
mundo que se le imponían. “Anhelábamos la transformación profunda del acto de existir en este
planeta cultivando en nosotros mismos la promesa de otra realidad cotidiana”, dice Miguel
Grinberg.3 Latinoamérica era la marca de los imaginarios utópicos predominantes. No significaba
1
“Narrar la multiculturalidad” de Néstor García Canclini. En RCLL. (1994). XXI, 42: 9-20; Transculturación
narrativa en América Latina de Ángel Rama. México: Siglo XXI, 1982; Contrapunteo cubano del tabaco y el
azúcar de Fernando Ortiz. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978; La voz y su huella: Escritura y conflicto
étnico-social en América Latina (1492-1988) de Martin Lienhard. La Habana: Casa de las Américas, 1990;
Escribir en el aire de Antonio Cornejo Polar. Lima: Horizonte, 1994.
2
Enrique Foffani es el editor y autor de la Introducción a Controversias de lo moderno. La secularización en
la historia cultural latinoamericana. Buenos Aires: Katatay, 2010.
3
La generación “V”. La insurrección contracultural de los años 60 de Miguel Grinberg. Buenos Aires:
Emecé Editores, 2004.
solamente la denominación del subcontinente sino mucho más: era el hito que re-ubicaba la
cultura en un contexto continental, inscribiéndola contestatariamente respecto de las
generaciones culturales y literarias de los fundadores y de posicionamientos ideológicos
coetáneos. Traemos a colación, en especial, esta década porque se observa “un vuelco evidente
en la expresión de los imaginarios sociales (…) ligados a un cambio de sensibilidad, a la emergencia
de diferentes estructuras, contenidos y actores, a nuevas formas de enunciación, a aperturas a
nuevas configuraciones de futuro”, diría Ana Pizarro. 4 Todas estas características van a proliferar
en derivas de sentidos diferentes de esos años en adelante.
Otra cuestión a tener presente es la de los exilios obligados y las migraciones voluntarias. Al
respecto Julio Ramos se pregunta: “¿Qué significa escribir en un país distinto, un lugar diferente
del que el sujeto postula como propio? ¿En qué registro se constituye, a la distancia de la lengua
materna, el sujeto que parte?” (1994: 52)
“El capitalismo desculturaliza a las personas, deshistoriza sus inscripciones, las repite por todas
partes tanto como sean vendibles, no reconoce códigos marcados por la líbido sino sólo valor de
cambio: uno puede producir y consumir todo, intercambiar, trabajar o inscribir cualquier cosa del
modo que quiera, si lo desea, si fluye, si puede metamorfosearse. El único axioma intocable se
sostiene en la condición de metamorfosis y transferencia: valor de cambio (…) los nuevos
territotios pueden ser los libros. Y ellos abogan no por una oposición a este proceso de
fragmentación sino por una intensificación hasta el punto en que el edificio completo se
desestabiliza. La literatura y el arte son algunos de los lugares donde a menudo esta intensificación
es puesta en escena.” (Franco 1994: 39-40)
4
El sur y los trópicos. Ensayos de literatura latinoamericana de Ana Pizarro. Madrid: Cuadernos de América
sin nombre, 2004.
Franco, Jean. 1994. “marcar diferencias. Cruzar fronteras”. En Ludmer, Josefina (comp.) 1994. Las
culturas de fin de siglo en América Latina. Rosario, Argentina: Beatriz Viterbo editora
Ludmer, Josefina. 2010. Aquí América Latina. Una especulación. Buenos Aires: Eterna Cadencia
editora.
Ramos, Julio 1994. “Migratorias”. En Ludmer, Josefina (comp.) 1994. Las culturas de fin de siglo en
América Latina. Rosario, Argentina: Beatriz Viterbo editora