Identidad Latinoamericana

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Segundo Foro (reflexivo): Identidad latinoamericana

1. ¿Qué puede decirse con certeza de la identidad latinoamericana?

Que el rasgo más característico es la de ser fruto de una confluencia de diversas culturas
porque, tal como lo desarrolla Quijada en su artículo, una vez que fueron introducidos los
elementos de la cultura occidental en los pueblos de América, éstos fueron asumidos de tal
forma que incluso nuestra latinidad resulta de esta asimilación del pensamiento y la
identidad europea. Si bien nuestro origen es indígena, la toma de conciencia de lo que
somos recibe una muy relevante influencia occidental, además de presentarse en una época
histórica marcada por la necesidad de sentirnos parte de un todo que trascendiera nuestras
limitaciones geográficas, por una parte, pero también en el alcance de nuestras capacidades
y potenciara el desarrollo del modo de pensamiento propio.

Que ha pasado por diversas etapas de ida y vuelta, entre lo que somos a nivel local y lo que
queremos ser en relación a un marco más amplio y universal. Está presente esa dicotomía
entre lo que nos es propio, lo autóctono, el modo particular de pensar y de ver la realidad y
una irresistible atracción por lo externo que nos mueve, pero que muchas veces también nos
condiciona y en algunos aspectos nos impide hacer un camino propio como sociedad.

Que la marcada influencia exterior determina, en gran medida, su diversidad y complejidad,


pero también su vasta riqueza, de esa cierta flexibilidad con la que los latinoamericanos se
adaptan a los cambios, resisten a las exigencias de las circunstancias que le presenta la
historia, y los hace, de un modo particular, una sociedad con una tenacidad casi ingenua,
sostenida por una fuerza interna de cohesión tremenda, pero desconocida principalmente
por nosotros mismos, haciendo que prefiramos adaptarnos a modelos ajenos a forjar, con
decisión, una propia y definitiva identidad.

Por tanto, la identidad latinoamericana es una obra en construcción porque hay muchos
elementos que la conforman, especialmente aquellos que constituyen nuestro origen, que
aún son desconocidos, han sido marginados, o no se han interpretado de manera objetiva
por la marcada presencia de lo ideológico en nuestro desarrollo histórico-político-social,
por tanto, delimitarla implica un trabajo de exploración de la verdad inconcluso.

2. ¿La clasificación propuesta por Darcy Ribeiro ayuda a entender mejor cómo somos
los latinoamericanos?
La propuesta de Ribeiro representa una clave de lectura y compresión de la realidad
latinoamericana, de su historia y de las características de los principales actores de su
sociedad y cultura: los pueblos que la conforman, es así que, en lo personal, significó un
gran aporte para distinguir aquellos que representan la reserva de nuestros ancestros,
identificándolos como el referente de nuestra identidad más autóctona, de los grupo
siguientes que serían el resultado del proceso de mestizaje y las trasformaciones que este
proceso de deformación cultural originó, dando a luz el perfil de una nueva raza. Esto,
como dije, permite reconocer el origen de los elementos que nos integran como sociedad,
da una clave de interpretación sobre el origen, el sentido y el alcance de lo que fuimos y lo
que somos hoy.

3. ¿Qué opinión te merece el texto de Antón de Montesinos?


Fray Antón de Montesinos es un ejemplo absoluto de cómo los principios que rigen nuestro modo
de pensar, dirigen también la capacidad de reflexionar sobre la realidad y se convierten en el origen
dinámico de nuestro modo de interpretarla, de situarse ante ella, y de las actitudes concretas que se
toman para incidir en ella, transformando aquello que exige ser transformado e iluminando nuevos
senderos, reflectando sobre circunstancias que merecen ser tomadas en cuenta, esto es realmente
incidir de forma positiva en la sociedad.
Él y su comunidad tuvieron la capacidad de dejarse afectar por la realidad, es decir, no fueron
indiferentes ante lo que ocurría a su alrededor y, a pesar de que no era su cultura y no se veían
afectados desde el punto de vista externo, sí se sintieron interpelados por las circunstancias que
afectaban directamente su sistema de valores, él, ellos, se hacen sensible ante la situación de los
demás seres humanos y asumen la responsabilidad de decir una palabra al respecto, asumiendo,
hasta el final, las consecuencias.
Fray Antón fue capaz de penetrar con gran lucidez la realidad, de modo que detecta el núcleo más
íntimo del problema y cuestiona las estructuras vigentes (porque la sociedad de la época estaba
sostenida, fundamentalmente, sobre una base de lo moral y religioso) y, con su discurso, deja al
descubierto la incoherencia de la conquista y de las gentes. Esto era algo de gran incidencia para el
momento.
Se preguntó ¿Ellos tienen alma racional o no tienen alma racional? ¿Serán seres humanos o no serán
seres humanos?
Donde la gran mayoría no logró responder con acierto, porque la diferencia de cultura, no les dejaba
comprender (ya que los indígenas no estaban organizados socialmente como en Europa, por tanto,
al considerarlos como no civilizados, los identificaban como “salvajes”) Antón de Montesinos logró
acertar con el sentido propio de lo que significa ser humano, y se hace instrumento para revelar una
verdad cierta y objetiva: son humanos porque ellos también son hijos de Dios.
Su sermón lo pronuncia el IV domingo de adviento de 1511. Elige la frase bíblica “yo soy una voz
que clama en el desierto”. Nos toca asumir su misma actitud hoy, nos corresponde ser esa voz que
pareciera estar sola, única, y que se extiende hasta perderse en el silencio que nos rodea, pero no
podemos dejar de repetir “Ellos son hombres, por lo tanto, como son hombres, son iguales a
ustedes”

Filosofía: representa un compromiso personal y profesional que incide de forma positiva en la


realidad Latinoamérica, transformándola
¿implica realmente un salto atrás la mezcla de la raza españoles con la indígena y la negra africana?
Es fácil caer en idealizaciones que nos alejan de nuestro objetivo
La identidad latinoamericana, en la actualidad, se destaca por su diversidad, y este contexto causa la
percepción de una realidad compleja

Entiendo que el planteamiento del profesor Jaime se refiere a la unidad que sustentaba esa identidad
natural de la que participaban nuestros pueblos autóctonos, previa al proceso de colonización. Este
concepto de identidad natural me llamó la atención, no pude evitar contemplar el crecimiento y
desarrollo de la identidad de nuestros indígenas, su forma de vida, sus creencias y cultos, sus
estructuras sociales, como se contempla la aurora del amanecer ¿hay algún proceso natural más
evidente que el despunte del sol al iniciar el día? Seguro sí, pero a mí se me ocurre ese y pensar en
cómo nuestros ancestros iban erigiendo su propia cultura e identidad en estas tierras que le habían
sido dadas por Dios me llena de luz y calor, como lo hace el sol al despertar. Estoy completamente
de acuerdo con que no siempre fuimos un pueblo cuya diversidad fuera la cicatriz de una herida que
casi nos arrebata la vida, no siempre fuimos diversos por causa de la imposición de una cultura
ajena y el mestizaje de razas, creencias y culturas, pero pienso que siempre ha habido diversidad. El
hombre en sí es un ser único e irrepetible, tiene impresa en su propia existencia el rasgo distintivo
respecto a los demás y a las demás cosas; es un proceso natural en el establecimiento de los grupos
sociales que cada uno responda a la realidad que le circunda y que los caminos que se encuentran
para ello varíe según las experiencias personales e inherentes a cada grupo o sociedad, esto se
evidencia en la diversidad de etnias aborígenes, cada una con características propias que las definen
y las diferencia de las demás.
Es por eso que me pregunto ¿realmente es posible aseverar que no siempre fuimos un pueblo
diverso? ¿qué relación guarda la diversidad con la unidad? ¿Es necesario ser iguales para estar
unidos o es posible tener una conciencia clara de lo que somos y de lo que cada uno aporta a esta
unidad tan anhelada, desde esa diversidad tan distintiva del ser humano? Creo que corremos el
riesgo de señalar erróneamente la diversidad como parte del problema sobre nuestra identidad, sea
la diversidad que participa de la identidad natural de nuestros pueblos, sea la que se da como
consecuencia de los acontecimientos históricos de la colonización. Como lo dije en el foro anterior,
la diversidad es sinónimo de riqueza y creo que verla con desdén limita nuestra mirada y nos
condena a obstinarnos en la búsqueda de una igualdad que es intrínsecamente imposible para el
hombre. En este sentido concuerdo con el pensamiento de Leonardo, la lucha como empresa
política, por la unidad de los pueblos en América, en Europa, en África y en todas partes ha sido un
esfuerzo más teñido de utopía que de realidad y los ejemplos que él argumenta lo dejan más que
evidenciado.
Por lo tanto, me pregunto cuál es la causa de que en el desarrollo de la historia de Latinoamérica las
generaciones posteriores hayan dejado olvidada aquellos rasgos tan propios de nuestros pueblos
testimonio, renunciando a conservar la raíz de nuestra identidad más originaria. ¿Será posible que la
causa esté en la incapacidad de reconstruir la conciencia de unidad y de reciprocidad que, en todo
pueblo, es lo que sustenta y les hace aspira al bien común? ¿Será que la herencia de ambición, de
abuso de poder, de egoísmo, de exclusión, y violencia recibida por las culturas extranjeras se
mezcló con la sangre de las razas nativas generando una sepsis severa de la cual padecemos aún
hoy? Pienso que el problema no está en la diversidad sino en la falta de unidad que acecha también
al hombre desde Caín y Abel y que, aunado a una conciencia tan perturbada como la de
Latinoamérica fruto de las experiencias dolorosas de nuestra historia, se nos ha hecho muy difícil
atinar al camino de la solidaridad, la fraternidad y la caridad, único camino posible para recobrar la
identidad más honda del hombre y fundamento de su dignidad: la de ser hermanos, hijos de un
mismo Padre.

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