4 Pasos para Reparar El Daño Emocional Que Le Hemos Causado A Otra Persona

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4 pasos para reparar el daño emocional

que le hemos causado a otra persona


La culpa es funcional cuando tiene la misión de hacerte analizar tus conductas y sacar un
aprendizaje del error cometido.
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Marta Martínez Aguirre


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 Juan dejó caer la botella de alcohol al piso. Esta era la segunda botella de vino que
tomaba en la noche. Luego vendrá el malestar físico, y el otro. El que genera
ansiedad, dolor y sobretodo culpa. María no hace otra cosa que estar todo el día en la
iglesia: enciende velas, reza de rodillas, hace varios avemarías y se anota para un
retiro. No puedo dejar de pensar en que pudo haber actuado distinto.

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Juan y María están convencidos que la culpa se la lleva el alcohol o la apariencia de


santidad. No se puede apagar la culpa con nada. Solo se puede ir a los pies de la cruz,
abrazarse al Salvador y dejar que se haga cargo de los girones y los baches.

 ¿Por qué a veces es bueno sentir culpa?


Hay momentos donde no puedes más, la culpa te pesa demasiado. Por ejemplo,
heriste a tu mujer y a tus hijos, y sabes que una infidelidad no se repara, se trabaja.
Hay ocasiones, como ésta, que no se solucionan con pasar página y seguir como si
nada.

Ese gran malestar que te impide seguir avanzado, es la culpa, es la herramienta que
llevas dentro de ti y te permite tomar conciencia, reflexionar sobre tus errores. Esa
sensación de querer silenciar la voz interna que te grita en todo momento "culpable",
es la que te lleva a pensar en los motivos de tu infidelidad o del error que hayas
cometido.

La culpa es funcional, y tiene la misión de hacerte analizar tus conductas y sacar un


aprendizaje del error cometido. La culpa es sana cuando te invita a ser responsable y
aceptarla, no a silenciarla o adormecerla en adicciones y conductas nocivas.

Cuando la culpa es tóxica, deja de ser una herramienta que te permite un nuevo
aprendizaje y se vuelve una mezquina lápida que sepulta tu sanación, bloqueando tu
deseo de seguir adelante, impidiéndote dar los pasos necesarios para enmendar la
acción errada. Pero para que la culpa no se vuelva patológica, debes seguir estos
pasos:

 1. No rechaces el malestar
Responsabilizarse por el error es el primer gran paso; huir tirando para afuera la
pelota, no hace otra cosa que demorar la sanidad. Las asignaturas pendientes tarde o
temprano deben rendirse.

 2. Mira lo positivo del malestar


Sentirse mal es desagradable, pero recuerda que sentir que cometiste un error
terrible que dañó a otros, es demostrar que has entrado en tu propio interior y te has
encontrado con el dolor. Eso es empatía. Ahora, este doloroso malestar te está
permitiendo entender a tus seres queridos que han resultado dañados. El sentirte mal
tiene una faceta positiva al permitirte aprender del error y desear modificar tus
conductas.

 3. No te aferres al silencio
Si crees que llevar el dolor en silencio, ahogarlo en alcohol o esconderlo en un montón
de rezos, es buena opción, estás equivocado. No es liberador. La liberación llega
cuando miras a tu Salvador y le pides ayuda, pero antes llegas a Él reconociéndote
pecador y necesitado de perdón.

Una vez dado ese paso, estás en condiciones de ofrecer disculpas a quien has
lastimado. Si por alguna razón ya no es posible entrar en contacto con quienes has
dañado, y no tienes la posibilidad de dialogar y demostrar tu arrepentimiento, haz un
acto simbólico, ya sea a través de una carta o una visita al cementerio o ayudando a
otros en la misma situación.

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 4. Es tiempo de resarcir
Cuando has dado los pasos anteriores estás en condiciones de tomar una firme
resolución de resarcir el daño. Es el tiempo de la resolución a no caer otra vez en el
mismo error y reparar lo más posible a las personas del entorno que han resultado
lastimadas.

Recuerda que eres tú quien elige vivir con culpabilidad. La opción de sentirte libre de
toda culpa, es tuya también. Ten por seguro que de alguna manera estás recuperando
tu creatividad para empezar de nuevo, algo así como dejar que el sol se asome por tu
cielo nublado.

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Marta Martínez Aguirre


Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en
Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención
psicológica domiciliaria.

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