Pinazo - La Nueva Geo

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Multilateralismo,

regionalismo
y bilateralismo
IIntegración
ntegración y respuesta
respuesta
alternativa
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nativ
vaa de
de los
los pueblos
pueblos

JJaime
aime Estay
Estay yJosefina
yJosefina Morales
Morales
((coordinadores)
coordinadores)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS
Multilateralismo, regionalismo y bilateralismo.
Integración y respuesta alternativa de los pueblos
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Dr. Enrique Graue Wiechers
Rector
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario General
Dr. Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria
Secretario Administrativo
Dra. Guadalupe Valencia García
Coordinadora de Humanidades

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS


Dr. Armando Sánchez Vargas
Director
Dra. Isalia Nava Bolaños
Secretaria Académica
Ing. Patricia Llanas Oliva
Secretaria Técnica
Mtra. Graciela Reynoso Rivas
Jefa del Departamento de Ediciones
Multilateralismo, regionalismo y bilateralismo.
Integración y respuesta alternativa de los pueblos

Jaime Estay y Josefina Morales


(coordinadores)

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS
Primera edición digital (pdf) agosto de 2020.

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México


Ciudad Universitaria, Coyoacán
04510, México, Cd. Mx.

Instituto de Investigaciones Económicas


Circuito Mario de la Cueva s/n
Ciudad de la Investigación en Humanidades
04510, México, Cd. Mx.

ISBN 978-607-30-3274-2

Cuidado de la edición: Marisol Simón


Diseño de portada: Isabel Esteinou

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización


escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Hecho en México.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN I

PRIMERA PARTE: Tendencias globales en las relaciones eco-


nómicas internacionales y la integración latinoamericana

1. La nueva geografía económica internacional y el problema de la


industrialización en la periferia latinoamericana, Germán Pinazo 8
2. El deterioro del comercio internacional y la crisis
del multilateralismo comercial: balance y alternativas,
Jaime Estay 30
3. La reconfiguración de las relaciones estado-empresa mediante los
tratados bilaterales de protección y promoción de la inversión
extranjera y los tratados de libre comercio,
María Teresa Gutiérrez Haces 48
4. Ofensiva liberalizadora ante los límites de la llamada integración
alternativa, Julio C. Gambina 84
5. Aportes de Ruy Mauro Marini para una teoría crítica
de la integración regional, Lucas Castiglioni 105

SEGUNDA PARTE: La nueva administración


estadounidense. Significados y efectos

6. Belicismo, globalismo y autoritarismo. Trump y América Latina,


Claudio Katz 128
7. Trumponomics en acción. Ni desglobalización ni proteccionismo:
más neoliberalismo (tardío), José Francisco Puello Socarrás 141
8. Sistema político, ciclos históricos y proyecto nacional: una
aproximación teórica a la transición en Estados Unidos,
Jorge Hernández Martínez 165
9. Las disyuntivas de Nuestra América ante la nueva ofensiva
de Estados Unidos, Leandro Morgenfeld 191

[5]
6 índice

TERCERA PARTE: Dinámicas nacionales y alternativas: México

10. Mercados de trabajo en el sistema migratorio


México-Estados Unidos, 1990-2017, Genoveva Roldán Dávila
y Daniela Castro Alquicira 224
11. México bajo el tlcan en la gran crisis, Josefina Morales 251
12. Capital ficticio y liberalización financiera: una revisión
de la deuda pública en México de 1994 a 2016,
Alejandro César López Bolaños 281

CUARTA PARTE: Dinámicas nacionales y alternativas:


otros casos nacionales

13. El capitalismo del siglo xxi: Brasil es llamado al orden,


Rosa Maria Marques y Camila Kimie Ugino 303
14. Panorama general del desarrollo científico-técnico en el modelo
económico cubano actual, José Luis Rodríguez 328
15. Paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior,
Lila Molinier 335
16. Uruguay 2005 a 2017: la inserción económica internacional
en disputa y sin salidas, Antonio Elías 350
17. La solidaridad como elemento de cohesión y paz en la integración
territorial de los pueblos. Casos de Argentina, Canadá, Colombia
y México, Jesús Rivera de la Rosa, Saúl Macías Gamboa,
Claudia Álvarez, Erika Licon, Colombia Pérez, Isabel Angoa
y Carlos Arredondo 386
PRESENTACIÓN

El libro que estamos entregando, corresponde a un esfuerzo conjun-


to de investigadores de los grupos de trabajo de clacso, “Crisis y
economía mundial” y “Estudios sobre Estados Unidos”, así como
de la “Red de Estudios de la Economía Mundial”, mediante el cual
se busca avanzar en la identificación y análisis del actual escenario
internacional y de la situación de América Latina, centrando la aten-
ción tanto en los problemas presentes en dicho escenario y las modi-
ficaciones que está implicando la administración Trump, como en los
cambios que se han venido dando en distintos países de América La-
tina. Para ello, los 18 capítulos de la obra se han organizado en cuatro
apartados, con los contenidos que a continuación se mencionan.
La primera parte, titulada Tendencias globales, en las relacio-
nes económicas internacionales y en la integración latinoamericana,
agrupa a cinco capítulos. En el primero de ellos, titulado “La nueva
geografía económica internacional y el problema de la industriali-
zación en la periferia latinoamericana”, Germán Pinazo argumen-
ta cómo el problema de la nueva división internacional del trabajo
(ndit) ocupa un lugar importante en el debate de las ciencias sociales
latinoamericanas y ciertos cambios recientes en las estrategias pro-
ductivas de las empresas con capacidad de operar en escala trasna-
cional han repercutido sustantivamente tanto sobre el perfil econó-
mico de los países centrales y periféricos, como sobre el margen de
maniobra de los estados nacionales a la hora de diseñar e implemen-
tar su política económica, e inclusive sobre la capacidad de acción de
los sindicatos. El capítulo busca contribuir a este debate, elaborando
una caracterización sobre algunos de los elementos destacados de
esta ndit construida sobre una serie novedosa de datos estadísticos
sobre el tema.
El segundo capítulo, “El deterioro del comercio internacional
y la crisis del multilateralismo comercial: balance y alternativas”,
Jaime Estay ofrece un breve balance del comportamiento de la pro-
ducción mundial y del comercio internacional y, en particular, del
desenvolvimiento de las negociaciones comerciales de la Ronda de

[I]
II introducción

Doha en el marco de la Organización Mundial de Comercio (omc),


revisando el rumbo que han seguido esas negociaciones a lo largo de
las 11 conferencias ministeriales que hasta la fecha se han realizado
y argumentando que las tendencias presentes desde hace ya algún
tiempo en el comercio internacional y en la omc, configuran un esce-
nario de fuerte deterioro, al que se suman las políticas proteccionis-
tas del gobierno estadounidense; todo lo cual amenaza no sólo con
una dislocación de los canales comerciales sino también, por esa vía,
al conjunto de la economía mundial.
María Teresa Gutiérrez Haces, es la autora del tercer capítu-
lo titulado “La reconfiguración de las relaciones Estado-empresa
mediante los tratados bilaterales de protección y promoción de la
inversión extranjera y los tratados de libre comercio”, el cual tiene
como propósito analizar las razones por las cuales, el enfoque bilate-
ral sobre conflictos en materia de inversión promovido por el Banco
Mundial, ha logrado consolidarse, mientras que el multilateralismo
respaldado por la omc, ha prácticamente fracasado en su intento por
atraer el tema de la inversión y su conflictividad a las regulaciones de
esta institución. Este capítulo analiza el avance creciente de un pro-
yecto respaldado a través de los acuerdos de integración económica
y de los acuerdos bilaterales de protección a la inversión, negociados
particularmente en las Américas, que busca la consolidación de un
régimen internacional de protección a la inversión extranjera (ripie)
en la que los inversionistas se asumen como ciudadanos privilegia-
dos de un orden legal internacional que busca ante todo garantizar
una protección cuasi ilimitada a los movimientos de capital de las
grandes corporaciones, desafiando con ello la autonomía de los esta-
dos nacionales.
En el cuarto capítulo, titulado “Ofensiva liberalizadora ante los
límites de la llamada integración alternativa”, Julio C. Gambina se
propone discutir las razones de los límites del proceso de integración
alternativa desplegado en los primeros 15 años del siglo xxi y discu-
tir las condiciones para habilitar nuevos argumentos y potencialidad
para las alternativas a la integración. Para iniciar, explica como hacia
el 2010 existía una agenda de “integración alternativa” que intenta-
introducción III

ba construir nuevas relaciones económicas sociales y culturales en


Nuestramérica, identificando el punto más alto de ese proceso en
2013 con la presidencia cubana de la celac, luego del cual se fue
modificando el panorama del debate sobre la integración, ganando
presencia el proyecto de liberalización. La llegada al gobierno de
EU de Trump reabrió la discusión entre apertura y liberalización,
entre proteccionismo y aperturismo, habilitando nuevos procesos y
realineamientos de los proyectos políticos en la región Nuestrame-
ricana. En ese contexto, la reunión de la omc en diciembre de 2017
en Buenos Aires, reabre las posibilidades para la crítica del proyecto
liberalizador al tiempo que anima las expectativas de articular un
amplio movimiento social que recree las condiciones de la crítica y
la instalación de una agenda alternativa.
En el último capítulo de este apartado, “Aportes de Ruy Mau-
ro Marini para una teoría crítica de la integración regional”, Lucas
Castiglioni se propone recuperar el pensamiento y los conceptos de-
sarrollados sobre la integración regional por la Teoría Marxista de
la Dependencia, y en particular por Ruy Mauro Marini, porque en
su obra se encuentran las críticas básicas a los fundamentos teóricos
del enfoque neoclásico del regionalismo, dado que Marini establece
una vinculación entre modelo productivo / regionalismo / modelos de
desarrollos y porque su pensamiento brinda elementos para la com-
prensión de los procesos regionalistas desde una perspectiva crítica.

**************

Segunda parte La nueva administración estadounidense. Significados


y efectos está integrado por cuatro capítulos. El capítulo, “Belicis-
mo, globalismo y autoritarismo. Trump y América Latina”, Claudio
Katz, destaca que América Latina es vista por Trump como un patio
trasero, que Estados Unidos debe utilizar para restaurar su primacía
económica global. Desde esa perspectiva su maltrato de la región es
congruente con el insignificante papel que le asigna en la recompo-
sición del imperio y la prioridad inmediata de Estados Unidos es el
aumento de las exportaciones, por lo cual el vicepresidente Pence vi-
sitó en 2017 Colombia, Argentina, Chile y Panamá como un gerente
IV introducción

de ventas. El autor, destaca que en su visita Pence negoció mayores


colocaciones de productos yanquis con países que ya mantienen una
balanza deficitaria con el gigante del Norte y a cambio de unos po-
cos apoyos reclamó la apertura de Argentina a la compra de cerdos,
en Colombia requirió mayores adquisiciones de arroz y demandó a
todos pagos por el uso de marcas y patentes; además, Pence explicitó
su intención de empujar a Sudamérica a una situación de dependen-
cia semejante a la padecida por Centroamérica.
José Francisco Puello Socarrás, escribe el capítulo “Trumpono-
mics en acción. Ni desglobalización ni proteccionismo: más neoli-
beralismo (tardío)”, en el cual destaca las continuidades que existen
entre Trump y las anteriores administraciones estadounidenses, por
cuanto el neoliberalismo, o la denominada globalización, ha sido y
es la identidad característica de la economía política de EU, siendo
este proyecto político trasnacional la guía básica de las directrices
políticas e ideológicas, tanto interno como internacional en el im-
perialismo contemporáneo que encabeza EU. El capítulo inicia con
reflexiones que contextualizan la emergencia de las equivocadas ca-
racterizaciones sobre el supuesto proteccionismo desglobalizador en
la era Trump, las cuales de ninguna manera se condicen con la evo-
lución (aún preliminar) registrada hasta hoy, tanto en las trayectorias
de la economía política de Estados Unidos, en particular, como en
las tendencias globales del neoliberalismo tardío en general. Al final
del capítulo se presenta una síntesis sobre algunas claves teóricas
respecto a la validez de preguntas e hipótesis en los análisis de este
tipo de acontecimientos; y, por el otro, sobre la verosimilitud con la
cual se vienen construyendo escenarios prospectivos y pronósticos
en el marco de las reconfiguraciones más recientes en el capitalismo
tardío, es decir, en la llamada hegemonía neoliberal.
En el capítulo 8 de este apartado, titulado “Sistema político,
ciclos históricos y proyecto nacional: una aproximación teórica a la
transición en Estados Unidos”, Jorge Hernández Martínez expone
una aproximación conceptual y contextual al proceso de transición
de la sociedad estadounidense, enmarcándola en el contexto teóri-
co del sistema político y la cultura política, de las interpretaciones
introducción V

acerca de los ciclos históricos de esa sociedad y en su vínculo con


la redefinición del proyecto de nación que no acaba de cristalizar en
los Estados Unidos. Sostiene que esa sociedad, bajo la influencia de
la llamada Era de Reagan, vive un auge de la orientación ideológica
conservadora, y el “trumpismo” es una expresión de ello, que recibe
legítimamente tanto las etiquetas de conservadurismo como las de
extremismo derechista y de populismo. Estados Unidos se encuentra
inmerso en un proceso de transición, en el que se mezclan elementos
objetivos y subjetivos, económicos, políticos, ideológicos, que se ex-
presan, tanto en el nivel interno como internacional. El proyecto de
nación en torno al cual se ha troquelado el sistema desde los ochenta
está exhausto. La importancia de comprender ese proceso es el del
agotamiento del proyecto nacional que le sirve de fundamento sin
que exista oportunamente uno alternativo para reemplazarlo.
El último capítulo de la segunda parte, se titula “Las disyunti-
vas de Nuestra América ante la nueva ofensiva de Estados Unidos”,
en él, Leandro Morgenfeld revisa cómo fue que la administración
del presidente Barack Obama, inició una ofensiva para recuperar el
dominio estadounidense en América Latina y el Caribe, luego de una
década de creciente articulación política entre los 33 países al sur
del Río Bravo y del desafío que supuso la participación de China y
otras potencias extra hemisféricas en la región. La llegada de Donald
Trump a la Casa Blanca supuso un desafío tanto para los gobiernos
no alineados con Washington como para aquellos que apostaban a la
continuidad de la agenda neoliberal con Hillary Clinton. La prédi-
ca xenófoba y antihispana del magnate neoyorquino, la retirada del
Acuerdo Transpacífico (tpp), la renegociación del tlcan y las agre-
sivas declaraciones contra Cuba y Venezuela modificaron el escena-
rio regional, obligando a los aliados de Estados Unidos a recalcular el
vínculo con la Casa Blanca. En tal sentido, en el capítulo se analizan
los principales desafíos que enfrenta la región frente a la nueva ad-
ministración y los caminos alternativos que se avizoran para Nuestra
América.

**************
VI introducción

En la tercera parte Dinámicas nacionales y alternativas: México, se


agrupan tres capítulos. En el primero de ellos, “Mercados de trabajo
en el sistema migratorio México-Estados Unidos. 1990-2017”, Ge-
noveva Roldán Dávila y Daniela Castro Alquicira exponen el marco
del crítico escenario migratorio del presente siglo y sus contradic-
ciones a partir del sistema migratorio entre esos dos países. A partir
de la reestructuración productiva de Estados Unidos, examinan las
características del mercado de trabajo al que se insertan los mexica-
nos a partir del inicio del tlcan en 1994 y el sistema migratorio que
se ha conformado en las últimas décadas, con énfasis en las especi-
ficidades de las condiciones en las que se desenvuelve la migración
mexicana a partir de la crisis de 2008 destacando el relativo freno de
la migración mexicana por la situación de la economía estadouniden-
se, y el incremento de deportaciones.
El siguiente capítulo, “México bajo en el tlcan en la gran cri-
sis”, de Josefina Morales, examina la reconfiguración del comercio
y la economía mundial en la década 2007-2017, en el contexto de
la crisis multidimensional, civilizatoria, que exhibe las formas de-
predatorias del proceso capitalista de acumulación en una moderna
acumulación originaria. Asimismo, examina el curso de 24 años del
Tratado entre la crisis orgánica del régimen político mexicano y el
capitalismo neocolonial que definió, en el que destaca la pérdida de
soberanía alimentaria y energética, la desarticulación de la vieja es-
tructura económica del mercado interno y la reinserción, dominada
por el capital extranjero, a la cola de las cadenas globales de valor.
Alejandro César López Bolaños, en el último capítulo del apar-
tado, titulado “Capital ficticio y liberalización financiera. una revi-
sión de la deuda pública en México 1994-2016”, señala que en el
desarrollo del capital ficticio en las últimas décadas destaca el papel
de la deuda pública como uno de los mecanismos de transferencia
de riqueza. En México en particular, la política monetaria ha estado
a disposición del capital que adquiere la deuda pública, por lo cual
el comportamiento de la deuda pública va en detrimento del desa-
rrollo nacional; los inversionistas institucionales obtienen cuantiosos
dividendos que no son reinvertidos en la economía real sino valori-
introducción VII

zados en los mercados financieros especulativos, convirtiendo a las


finanzas del Estado en un instrumento de alta ganancia para el sector
financiero.

**************

La cuarta y última parte del libro Dinámicas nacionales y alternati-


vas: otros casos nacionales, está integrada por cinco capítulos. En el
primer capítulo, “El capitalismo del siglo xxi: Brasil es llamado al
orden”, de Rosa Maria Marques y Camila Kimie Ugino, se analiza
la reforma laboral aprobada por el gobierno Temer y la propuesta de
reforma jubilatoria en el contexto de la gestión de la fuerza de trabajo
en el capitalismo mundial del siglo xxi, argumentando que dichas
reformas son instrumentos esenciales de la integración de Brasil al
nuevo orden mundial, comandado por el sistema financiero, y que
alteran radicalmente la relación capital/trabajo y modifican los fun-
damentos de la seguridad social.
José Luis Rodríguez en “Panorama general del desarrollo cien-
tífico-técnico en el modelo económico cubano actual”, segundo capí-
tulo del apartado, parte del reconocimiento del papel, definido desde
el inicio de la Revolución cubana, de la educación y la ciencia en
un país subdesarrollado, pequeño y con escasos recursos naturales.
En ese marco, presenta una cuidadosa reconstrucción de la política
seguida desde la reforma universitaria en 1962 hasta la fundación
del Polo Científico del Oeste en 1991 para impulsar el desarrollo
de la biotecnología y la industria médico-farmacéutica para generar
exportaciones de alta tecnología, así como los actuales desafíos para
aplicar la ciencia y tecnología en la producción y los servicios para
el desarrollo del país.
En el siguiente capítulo, “Paraguay: reflexiones sobre el comercio
y el mercado exterior”, Lila Molinier examina la dinámica del comercio
exterior de su país entre 2003-2016 y su estrecha relación con la estruc-
tura y la política económica nacional, en el contexto de las relaciones
dentro del Mercosur, particularmente de las relaciones con Brasil y Ar-
gentina, que históricamente han condicionado el modelo de producción
y acumulación de Paraguay. La autora destaca que el comercio y el
VIII introducción

mercado exterior están hoy asociados con los intereses de las grandes
corporaciones trasnacionales y las tendencias del mercado mundial y,
en menor medida, con los de los grupos económicos nacionales.
Antonio Elías en el capítulo, “Uruguay 2005 a 2017: la inser-
ción económica internacional en disputa y sin salidas”, examina el
debate y el curso real de la reinserción internacional de su país, que
se mueve entre la subordinación y la búsqueda de una mayor sobera-
nía durante los gobiernos del Frente Amplio, en el curso de la crisis
civilizatoria y en medio del punto de inflexión del proceso globali-
zador con el Brexit y la llegada de Donald Trump. Uruguay, pequeño
país, no es una economía cerrada a la inversión extranjera ni al co-
mercio, que mantiene ciertas políticas proteccionistas, en particular
de sus empresas públicas. Destaca la firma de acuerdos de protección
y promoción de inversiones con 31 países y las múltiples disputas a
que han dado lugar, en el interior del gobierno, el Frente Amplio y la
sociedad civil.
En el último capítulo del apartado y del libro, un grupo de in-
vestigadores de distintos países de América, encabezado por Jesús
Rivera de la Rosa et al., presentan en “La solidaridad como elemento
de cohesión y paz en la integración territorial de los pueblos. Casos
de Argentina, Canadá, Colombia y México”, un avance del trabajo
que han realizado en los últimos años que los ha llevado a repensar
la categoría trabajo desde la solidaridad, y la contribución de los mo-
vimientos sociales en la defensa del territorio y la lucha por la paz.
Destacan los proyectos de educación solidaria en Argentina, la ex-
periencia canadiense de desarrollo económico comunitario, la cons-
trucción de una economía solidaria en el proceso de los Acuerdos de
Paz en Colombia y el avance de movimientos solidarios en México.

**************

Según se desprende de la breve presentación que hemos hecho, a


lo largo de los 17 capítulos que forman el presente libro se revisan
algunas de las principales tendencias y problemas que están presen-
tes en el escenario mundial y en distintos países latinoamericanos y
caribeños.
introducción IX

Más allá de los rasgos particulares de esa revisión, que el lector


podrá ir identificando con el tratamiento específico que los autores
dan a los temas abordados en cada capítulo, a lo largo de la obra
quedan de manifiesto un conjunto de tendencias generales, que ca-
racterizan al escenario mundial y regional.
En lo que respecta al escenario mundial, a los problemas pre-
sentes en él, al menos desde el estallido de la crisis en el año 2008,
que se han reflejado no sólo en la actividad económica global sino
también en otros ámbitos del funcionamiento sistémico –deterioro
ambiental, crisis alimentarias, graves problemas migratorios–, en el
periodo reciente se ha sumado la llegada de la administración Trump,
agregando tensiones al complicado panorama previo y avanzando
hacia crecientes confrontaciones, tanto con China como con otros
países y grupos que históricamente han sido aliados de Estados Uni-
dos o han estado subordinados a dicho país.
Así, al deterioro global previo se suman nuevos golpes e in-
certidumbres, y en el plano de las explicaciones –y en particular de
los análisis desde una perspectiva crítica– toma fuerza la necesidad
de avanzar en la identificación del estado actual del funcionamiento
sistémico, y, en particular, de las continuidades y cambios que en él
están presentes, no sólo respecto del patrón neoliberal en general,
sino también en relación a las normas e instituciones que supuesta-
mente regulan el orden económico internacional, a las estrategias de
funcionamiento e inserción de Estados Unidos, a la estructura pira-
midal de países y regiones y, desde luego, a los efectos que todo lo
anterior ya está teniendo para el capitalismo atrasado y, en particular,
para América Latina y El Caribe.
En lo que se refiere a nuestra región, es evidente que también
en ella se atraviesa por un fuerte deterioro una vez finalizado el incre-
mento de los precios internacionales de productos primarios, y que
además de los efectos derivados del escenario global, ese deterioro
se ha acompañado con importantes cambios en el panorama político
regional, los cuales en un sentido general han venido apuntando a un
avance del proyecto neoliberal, ya sea por la reafirmación de ese pro-
yecto en algunos países, o por el nuevo giro hacia él en otros países en
X introducción

los cuales venían desarrollándose en distintos grados propuestas alter-


nativas a la neoliberal desde el primer quinquenio del presente siglo.
Ese cambio en el panorama político de la región, ha tenido
múltiples expresiones en las políticas económicas y sociales en el
interior de distintos países, así como en sus estrategias de inserción
internacional y de vinculación con el resto de la región, lo cual en
este último ámbito se está reflejando en el desenvolvimiento a la baja
de los mecanismo de integración alternativa como la Alba-tcp, la
Unasur y la celac y en la recomposición y avance del “regionalis-
mo abierto”. El actual panorama regional, sin embargo, incluye la
permanencia en otros países de gobiernos alternativos al neolibera-
lismo, el triunfo y la llegada al gobierno del Movimiento de Rege-
neración Nacional en México, las próximas elecciones en Brasil, y
desde luego, las múltiples iniciativas de resistencia y movilización
de grupos sociales, todo lo cual da cuenta de un complejo y cambian-
te escenario, frente al cual es necesario multiplicar los esfuerzos de
seguimiento, análisis y elaboración de propuestas, que apunten a un
adecuado entendimiento de la situación actual y de sus posibilidades
de transformación.
En suma, la presente obra ha sido elaborada en un periodo de
profundos cambios, grandes problemas y altas incertidumbres en el
escenario mundial y regional, y con ella se pretende avanzar en la
reflexión sobre dicho escenario. Esa necesaria reflexión, desde luego
que no se agota con este libro ni con el esfuerzo de los que en él par-
ticipan, pero estamos seguros que lo plasmado en estos 17 capítulos
se ubica en esa dirección.

Los coordinadores
PRIMERA PARTE

TENDENCIAS GLOBALES EN LAS RELACIONES


ECONÓMICAS INTERNACIONALES
Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA
1. LA NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA INTERNACIONAL
Y EL PROBLEMA DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN LA
PERIFERIA LATINOAMERICANA

Germán Pinazo*

Introducción

Desde hace algunas décadas, el problema que de modo preliminar


denominaremos de la nueva división internacional del trabajo (ndit)
ocupa un lugar importante en el debate de las ciencias sociales lati-
noamericanas. Como veremos más adelante, ciertos cambios recien-
tes en las estrategias productivas de las empresas con capacidad de
operar a escala trasnacional han impactado de forma sustantiva tan-
to sobre el perfil económico de los países centrales y periféricos
como sobre el margen de maniobra de los Estados nacionales a la
hora de diseñar e implementar su política económica, e inclusive so-
bre la capacidad de acción de los sindicatos.
No obstante el lugar que dicha problemática ocupa, no parecen
existir grandes consensos para definir qué ha sucedido con la periferia
del sistema en esta ndit. Por ejemplo, al parecer no hay grandes acuerdos
en cuanto a pensar cómo ha cambiado su lugar (si es que lo ha hecho)
con respecto a lo ocurrido durante gran parte del siglo xx o cuáles son las
“oportunidades” (si las hay) de los países de modificar sus posiciones.
Este trabajo pretende contribuir a este debate mediante una so-
mera caracterización de algunos de los elementos destacados de esta
ndit construida sobre una serie novedosa de datos estadísticos del
tema que se trabaja aquí de un modo original y constituye un aporte
sobre el asunto.

* Doctor en Ciencias Sociales. Investigador-docente del área de Economía


Política del Instituto de Industria de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
[email protected].

[8]
nueva geografía económica internacional 9

Cambios productivos globales: de la sobreamortización


de capital a la tendencia a la homogeneización
productiva global

Hace varias décadas que las empresas con capacidad de operar a es-
cala trasnacional (etn) han modificado sus estrategias productivas
regionales/globales en un modo sustantivamente distinto al imperan-
te a mediados del siglo xx. Básicamente, el rasgo distintivo de estas
nuevas estrategias (reconocido desde distintas corrientes ideológi-
cas) tiene que ver con una ampliación en las escalas geográficas des-
de donde se piensan, diseñan, fabrican y comercializan tanto bienes
como servicios. Dicho de manera esquemática, con los cambios en
las tecnologías de la comunicación y la información como condición
de posibilidad, las etn no solo pueden diseñar un bien o servicio en
un país mientras diseminan la fabricación de componentes y el en-
samblado de productos finales en otros varios, sino que –vinculado
con lo anterior– pueden hacerlo al replicar en naciones sin tradicio-
nes industriales, condiciones de productividad y calidad similares a
las imperantes en países desarrollados o industriales.
Es decir, uno de los puntos clave de esto que denominamos
nuevas estrategias productivas globales es la posibilidad de trasladar
a países de bajos salarios sin tradiciones industriales, la fabricación
de distintos segmentos productivos con parámetros de productividad
y calidad similares a los de países de altos ingresos. Esto que en
algunos aspectos puede parecer una obviedad ha tenido consecuen-
cias significativas al modificar de forma radical desde la geografía
económica internacional hasta el margen de maniobra de los estados
nacionales para pensar políticas industriales y de desarrollo.
Los cambios en los indicadores vinculados con la división in-
ternacional del trabajo son muchos. Quizás lo más destacado sea el
hecho de que en los últimos 20 años parece haberse roto el perfil de
especialización “tradicional” entre países periféricos exportadores
de materias primas y países centrales exportadores de industria. El
caso más destacado, aunque no el único, es el de China. La posibi-
lidad de trasladar partes de las cadenas de producción a naciones
10 germán pinazo

de bajos costos laborales ha hecho que este país que en 1980 era
prácticamente una economía rural dedicada a la autosuficiencia, en
2010 se transforme en el primer exportador de manufacturas califi-
cadas como de alto contenido tecnológico del mundo, exportando
casi tres veces el equivalente a la economía estadounidense (Pina-
zo, 2015).
En términos de empleo esto se tradujo, entre otras cosas, en una
reducción significativa del empleo industrial en el centro. Mientras
Estados Unidos perdió casi 14 millones de puestos de trabajo en las
manufacturas entre 1980 y 2010, China alcanzaba en este último año
la impresionante suma de 100 millones de trabajadores, es decir, más
de 50% por encima de los cerca de 60 millones de puestos que suman
Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur, México y
Reino Unido.
Otra novedad, es que la posibilidad de fragmentar espacial-
mente los procesos productivos por parte de las etn, nos obliga a
complejizar el conjunto de indicadores para pensar de qué tipo de
industrialización son sintomáticos esos cambios en el perfil expor-
tador de los países. En otras palabras, ¿cuánto de esas exportaciones
realmente se fabrica en China?, ¿cuántos de esos dólares exportados
son reexportaciones de fabricaciones realizadas en países centrales?
En relación con esta cuestión, hasta hace no mucho tiempo au-
tores importantes sostenían que la creciente participación de países
sin tradición industrial en las exportaciones de este tipo de bienes te-
nía que ver, casi de modo exclusivo, con un rol de ensambladores de
bajo valor agregado, en un proceso en el que los componentes clave
y de mayor valor seguían ocurriendo en los centros tradicionales del
sistema capitalista. Giovanni Arrighi (1997: 188) utilizó una frase
muy elocuente para resumir esta dinámica: “asistimos a una división
del trabajo donde el centro es predominantemente el lugar de empla-
zamiento de las actividades cerebrales del capital corporativo y la
periferia el locus de los músculos y los nervios”.
Una idea similar puede encontrarse, a nuestro modo de ver, en au-
tores como Enrique Arceo (2006, 2009) o Isaac Minian, quien en 2009
sostenía que: “La combinación entre varios factores que operan interna-
nueva geografía económica internacional 11

cionalmente conlleva el peligro de dejar a países emergentes sin claras


estrategias industriales atrapados en las etapas de ensamblado, con bajo
nivel tecnológico y reducido valor agregado” (Minian, 2009: 2).
En otro punto del espectro, otros autores sostienen lo contrario.
Uno de los estudiosos más importantes de lo que podemos deno-
minar el enfoque de cadenas globales de valor (cgv), Gary Gereffi,
sostenía en 2001 que:

Esta dispersión global de las cadenas productivas aumenta las opor-


tunidades de los países en desarrollo de participar y ganar a partir del
comercio, ya que este les proporciona un espacio mayor para especia-
lizarse en las etapas de trabajo intensivo del proceso de fabricación
de un artículo […] el ascenso industrial implica cambiar las cadenas
productivas de actividades intensivas en mano de obra a actividades
económicas intensivas en capital y habilidades, que conlleven apren-
dizaje organizativo para mejorar la posición de las empresas o las
naciones en el comercio internacional y en las redes de producción
(Gereffi 2001: 27-28).

El término cgv pretende significar justamente esta nueva frag-


mentación espacial del proceso productivo asociada con una am-
pliación en sus escalas geográficas. Y, como señalan Dalle, Fossati y
Lavopa [2013: 1], el mismo está “tomando un inusual protagonismo
en las agendas de investigación de organismos internacionales como
la Organización Mundial del Comercio (omc), la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (ocde) y la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (unctad), y en cier-
tos ámbitos académicos relacionados con el comercio y la economía
internacional”. Tanto es así que desde 2013, tanto la Unión Europea
(ue) como la ocde publicaron los primeros datos sobre matrices de
insumo-producto que conectan producción, comercio y usos de bie-
nes y servicios para un número significativo de países a escala mun-
dial, a partir de las cuales se comenzó a desarrollar una importante
serie de indicadores sobre el problema.1

1
Como veíamos, en el contexto de una producción mundial cada vez más
12 germán pinazo

Lo novedoso de los indicadores quizás ayude a comprender el


porqué de parte de la falta de consensos sobre algunas cuestiones cla-
ve vinculadas con el problema de la ndit y las estrategias de las etn.
Aunque, como veremos también, una parte importante de esa falta
de consensos seguramente deba buscarse en el modo de abordar la
cuestión.2 Entonces, pese al poco tiempo transcurrido, varios traba-
jos se han escrito utilizando estas novedosas herramientas analíticas,
algunos de los cuales se revisarán luego.
Nuestra idea aquí es trabajar precisamente con los datos de la
matriz insumo-producto mundial elaborada por la Unión Europea y
con los datos e indicadores de valor en el comercio exterior elaborados
por la ocde para reflexionar sobre tres cuestiones relacionadas: ¿cuáles
son las características centrales de la reconfiguración espacial de la
producción de bienes y servicios en las últimas décadas?, ¿cuáles son
los países en desarrollo que han logrado “escalar” en las cadenas de
valor mundiales en ese periodo?, ¿en qué grandes sectores económicos
lo han hecho? y ¿qué hipótesis de carácter general es posible formular
sobre el lugar de la periferia en esta ndit?
Para comenzar a responder estas interrogantes, presentamos en
primer lugar dos mapas (mapas 1 y 2) en los que es posible observar
el valor agregado total exportado (tanto el directo como el indirecto
“incluido” en las exportaciones de otro país) de una serie importante
de países en los años 1995 y 2014. Nos interesa destacar centralmente
el desplazamiento del centro exportador desde Estados Unidos hacia
China, junto con la mayor dispersión del valor agregado entre países

fragmentada, los datos tradicionales sobre exportaciones e importaciones de bienes


finales tienen una serie de problemas si el objetivo es estimar la participación de los
países en cgv. Por ejemplo, sobreestiman la participación de los países exportadores
que actúan en los eslabones finales de las cadenas como ensambladores de produc-
tos de bajo valor cuyos insumos más importantes se fabrican en otras naciones. Del
mismo modo, y vinculado con lo anterior, duplican los valores de productos cuando
se exportan para ser utilizados como insumos y luego se vuelven a exportar como
parte de un bien final.
2
Los autores antes mencionados señalan “la utilización de esta[s] herramien-
ta[s] analítica[s] para sustentar una agenda de reformas económicas de corte eminen-
temente liberalizador” (Dalle, Fossati y Lavopa 2013: 4).
nueva geografía económica internacional 13

Mapa 1
Distribución del valor agregado exportado (directo e indirecto).
Todas las ramas. Año 1995. Países seleccionados. En porcentaje (%)*

* Los porcentajes están expresados como parte del total de países seleccionados. Los detalles se encuentran
en el apéndice, p. 25.
Fuente: Elaboración propia con datos de la ocde.
Mapa 2
Distribución del valor agregado exportado (directo e indirecto).
Todas las ramas. Año 2014. Países seleccionados. En porcentaje (%)

Fuente: Elaboración propia con datos de la ocde.


14 germán pinazo

que parece exhibir el segundo mapa. En efecto, si en 1995 los prime-


ros tres mayores exportadores (Estados Unidos, Japón y Alemania)
concentraban más de 36% del total exportado, en 2014 los primeros
tres (China, Estados Unidos y Alemania) apenas superan 31%. De
hecho, como vemos, en 2014 también aparecen India, Brasil y Rusia
como importantes exportadores de valor agregado.
Estos cambios son la consecuencia, entre otras cuestiones, de
dos tendencias sobre las cuales nos interesa profundizar: la fragmen-
tación de la producción de bienes y servicios que tienen como desti-
no el consumo final, pero, sobre todo, la fragmentación y dispersión
espacial de la producción de bienes y servicios que funcionan como
insumo y tienen como destino el consumo intermedio en otros países
e industrias. Efectivamente, si las transacciones de valor agregado
que tenían como destino el consumo final se multiplicaron 3.15 veces
entre 2014 y 1995, las que tenían como destino el consumo interme-
dio lo hicieron en 3.52.
Con el fin de ilustrar ambos procesos, en la figura 1 mostramos,
mediante la matriz de insumo-producto mundial, los cambios en las
transacciones de valor agregado vinculados tanto con el suministro
de insumos como con los bienes y servicios que tuvieron como desti-
no el consumo final entre 1995 y 2014. De las más de 1 800 transac-
ciones entre países relacionadas con ambas cuestiones que registra
la matriz, las gráficas presentan los 30 más importantes en términos
de valor agregado (los cuales explican alrededor de 35% del total en
todos los casos). El tamaño de las burbujas es proporcional a las tran-
sacciones realizadas por cada país. Las flechas expresan la dirección
de las diferentes transacciones y su tamaño es proporcional a su valor
(expresado en miles de millones de dólares corrientes). Finalmente,
la distribución de los países en el cuadro se relaciona con los enlaces
de cada uno con los demás; en el centro de la gráfica están las burbu-
jas que interactúan más con el resto y en la periferia, las que menos.
En las gráficas podemos ver varias cosas. En primer lugar, que
en 1995 las transacciones más importantes (tanto para consumo final
como para intermedio) se concentraron en un número mucho más
reducido de países en relación con 2014. En lo que respecta a la pro-
nueva geografía económica internacional 15

visión de insumos, en 1995 se observa que solo 10 naciones concen-


tran el grueso de las transacciones (además de la categoría “Resto del
mundo”). Asimismo, en este año, la mayor parte de las transacciones
se concentraron en los países desarrollados (Estados Unidos, Alema-
nia y Japón), ubicados en el centro. En 2014, no solo se diversificó el
número de países, sino que también muchos de los no desarrollados
(como China, Brasil o India) figuran entre los más importantes, por
ejemplo, en lo que hace a la provisión de insumos. De hecho, en este
tipo de vínculos, China es uno de los países que tiene más transaccio-
nes con el resto (de ahí su centralidad en la figura).
Volviendo a los primeros mapas, podemos ver que las diferen-
cias entre 1995 y 2014 con respecto a la participación de los países
periféricos en la exportación del valor agregado total no se relaciona
solo con un novedoso lugar como ensambladores de productos para
el consumo final, sino también (y de manera central) con una nove-
dosa participación como proveedores globales de insumos.
Ahora bien, ¿por qué es importante esta distinción en términos
del destino de las transacciones?, ¿por qué hacemos hincapié en la
provisión global de insumos? Sobre todo porque, a nuestro modo de
ver, uno de los puntos clave para comprender el lugar de los países
periféricos en la nueva división internacional del trabajo se encuentra
en la lógica que subyace a la nueva forma de aprovisionamiento de
insumos.
Si se toma como referencia el análisis realizado por autores
como Sturgeon, Memedovic, Van Biesebroeck y Gereffi (2009) o
Sturgeon (2006) para las industrias automotriz y electrónica, po-
demos pensar en una nueva división internacional del trabajo en la
que quedan claramente divididas tareas de ensamblado de productos
finales y fabricación de insumos, donde ambas se globalizan, pero
donde, en paralelo, se racionalizan las localizaciones geográficas de
agregación de valor para la provisión de insumos. En otras palabras,
en el marco de las actuales condiciones tecnológicas, es una irracio-
nalidad económica establecer localizaciones de agregación de valor
de insumos en todos los países donde se realizan tareas de ensambla-
do. Más bien lo lógico es encontrar que el grueso de la agregación de
16 germán pinazo

Figura 1
Principales transacciones agregadas entre países* según consumo final o intermedio.
Años 1995 y 2014

* Los nombres de los países correspondientes a las siglas pueden consultarse en el anexo.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de la matriz insumo-producto mundial. Unión Europea.

valor vinculada con la provisión de insumos se localice en un número


reducido de países que cumplan con ciertas condiciones de escala, re-
cursos naturales y/o salarios, y que desde allí se abastezca a otros que
actúen como localizaciones de ensamblado de esos propios insumos
en los casos en los que haya que proveer en condiciones de “justo a
tiempo” a los eslabones finales de la cadena de valor. Como señala-
nueva geografía económica internacional 17

ban Sturgeon, Memedovic, Van Biesebroeck y Gereffi (2009: 18) en


referencia a la industria automotriz, las autopartistas se globalizan,
pero solo instalan “filiales de fabricación” en mercados emergentes
“grandes” como Corea del Sur, Brasil o China.
Según el planteamiento de estos autores, una hipotesis plausi-
ble para interpretar los datos que presentamos es que, en términos
generales, los países periféricos con mercados internos grandes o
recursos naturales estratégicos actúan en esta nueva división inter-
nacional del trabajo, como ensamblado y valor agregado de insu-
mos, mientras que el resto de la periferia lo hace casi exclusivamente
como localizaciones de ensamblado. Como veremos a continuación,
esta hipótesis es consistente con una parte importante de los datos
que se derivan del análisis de los procesos globales de producción.
Hay otros dos datos que surgen de las matrices de insumo-pro-
ducto que nos parecen sustanciales para terminar de armar este mapa
general de la nueva división internacional del trabajo: la relación en-
tre el valor agregado y el valor bruto de producción, y la relación
entre este último y los insumos importados. El primero es un indica-
dor, a nuestro modo de ver, de la participación de los países en la
fabricación de los insumos “clave” o de mayor valor agregado de
las cadenas y, el segundo, es un indicador del grado de integración
de los sistemas industriales que presentan los países (la cantidad de
etapas productivas que ocurren en cada nación y, por ende, la mayor
o menor necesidad de insumos importados). Ambos indicadores, jun-
to con los presentados antes, pueden ayudarnos a comprender mejor
qué ha pasado con los países periféricos en relación con lo mencio-
nado a comienzos del artículo y que la bibliografía denomina posibi-
lidades de “ascenso industrial”.
En línea con lo anterior, las gráficas que siguen muestran los
distintos países sobre los cuales presenta datos la matriz ordenados
según dos ejes para los años 2014: en el eje horizontal, agrupados se-
gún el cociente valor agregado (va)/valor bruto de producción (vbp)
y en el eje vertical según el cociente insumos importados (ii)/valor
bruto de producción (vbp). El tamaño de las burbujas es proporcional
al valor agregado de cada uno para ese año. En la gráfica 1 se muestra
18 germán pinazo

Gráfica 1
Cocientes va/vbp, ii/vbp para todas las industrias, 2014
100

90 IRL
LUX

80 HUN LTU
BEL
MLT
SVK NLDEST
70 CZE AUT SVN
DNK
DEU
BGR PRT SWE HRV
LVA GBR CHE
CYP
60 TWN FRA MEXCAN ROU
II/VBP (%)

GRCPOL FIN USA


ESP TUR IDN
JPN
KOR ITA NOR AUS
50
IND ROW BRA RUS

40 CHN

30

20
15 20 25 30 35 40
VA/VBP (%)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la matriz insumo-producto global.

ese ordenamiento para todas las industrias y en la gráfica 2 solo para


las industrias de medio y alto contenido tecnológico.3 En distintos
colores se distinguen, por un lado, Brasil, India, China y Rusia y, por
el otro, Alemania, Japón y Estados Unidos. La línea vertical dentro
de cada uno marca el promedio del cociente va/vbp que surge de to-
mar todos los países relevados.
Al relacionar estas gráficas con las anteriores, podemos apre-
ciar que los países que veíamos como los más destacados en térmi-
nos de sus transacciones parecen diferenciarse en dos grandes grupos
tanto por el cociente ii/vbp como por el va/vbp. En efecto, Estados
Unidos, Alemania y Japón (que en 1995 eran los principales exporta-
dores tanto de bienes para uso intermedio como para consumo final
y siguen siendo relevantes en 2014) exhiben un coeficiente de “agre-
gación de valor por unidad de producto” muy superior a la media y
mucho mayor al de los nuevos participantes periféricos, tanto en el

La distinción se hizo según los criterios de la Unión Europea, mismos que


3

pueden consultarse en <http://ec.europa.eu/eurostat/cache/metadata/Annexes/htec_


esms_an3.pdf>.
nueva geografía económica internacional 19

Gráfica 2
Cocientes va/vbp, ii/vbp para las industrias de media alta y alta tecnología, 2014
110

100
IRL
LUX
90 EST
HUN
NLD BEL LTU
MLT
80 CYP
AUT DNK
SVN LVA
SVK CZE CAN
DEU SWE
70 PRT MEX
TUR FIN GBRHRV USA
BGR FRA
II/VBP (%)

POL CHE
TWN ROU IDN
ESP AUS
60
NOR
ITA GRC

ROW BRA KORRUS JPN


50
IND

40 CHN

30

20
10 15 20 25 30 35 40 45 50

VA/VBP (%)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la matriz insumo-producto global.

caso de todas las industrias como en el de alto y medio alto contenido


tecnológico (especialmente Estados Unidos y Alemania en el último
caso). Casi en el otro extremo de ambas gráficas, los nuevos países
periféricos que aparecían como exportadores de valor agregado, tan-
to para consumo final como intermedio en 2014, se presentan, tanto
con un bajo cociente de agregación de valor por unidad de producto
(lo que indicaría una baja participación en el diseño y fabricación de
los componentes clave de las industrias), como con un bajo cociente
ii/vbp, lo que indicaría, a su vez (aunque parezca paradójico), un im-
portante grado de integración de sus sistemas industriales.
En otras palabras, esos países que pasaron a ocupar un lugar
central en la exportación mundial de valor agregado (tanto para con-
sumo final como intermedio) entre 1995 y 2014, parecen haberlo
hecho con base en haberse transformado efectivamente en grandes
fábricas mundiales de distinto tipo de bienes. Es decir, su partici-
pación en el valor agregado mundial estaría más relacionada con la
“cantidad” de bienes y servicios fabricados, que con la parte de valor
agregado incorporado en cada uno.
20 germán pinazo

Hasta aquí, entonces, la evidencia parecería indicar que la periferia


no ha podido “salir” de ese lugar del que hablara Arrighi; “los músculos
y no el cerebro” de la nueva división internacional del trabajo. Ahora
bien, algo que quizás no podía pensarse en 1997 era que ciertas loca-
lizaciones de la periferia se transformaran (pese al bajo coeficiente va/
vbp) en un centro de fabricación de los insumos de casi todas las cade-
nas globales de producción. Esta es una cuestión que parece tener suma
importancia por diversos motivos. Por un lado, algunos autores sugieren
que del hecho de que los países periféricos tengan una participación cre-
ciente en la demanda mundial se desprende la posibilidad de que estos
mismos países ganen espacios crecientes en el diseño y desarrollo de
productos, tanto por el conocimiento de los mercados propios, como por
las menores rigurosidades en términos de calidad y procesos asociadas
con esta dinámica (Porta, Santarcángelo y Schteingart, 2017).
Por otro lado, y más importante aún, algunos autores sostienen
que dado que “las operaciones de fabricación de bajo valor de hoy en
día tienen las semillas de los nuevos productos innovadores del maña-
na” (Pisano y Shih, 2009: Introducción), el desarrollo actual de siste-
mas industriales integrados en la periferia es la condición de posibilidad
para el pasaje a la fabricación y el diseño de las piezas clave y de mayor
valor agregado de las cadenas productivas. Los autores señalan que:

Estados Unidos ha perdido no solo la capacidad de desarrollar y fabricar


productos de alta tecnología como televisores, chips de memoria y com-
putadoras portátiles, sino también la experiencia para producir productos
emergentes como el E-reader Kindle, servidores de gama alta, paneles so-
lares y las baterías que alimentarán la próxima generación de automóviles.

De hecho, ya comienza a observarse que China se ha converti-


do en uno de los centros de desarrollo más importante de algunas de
las tecnologías de punta que se espera que transformen radicalmente
el mundo del trabajo y la producción. El World Economic Forum4
sostenía en diciembre de 2017 que:

4
<https://www.weforum.org/es/agenda/2017/12/china-gigante-digital>.
nueva geografía económica internacional 21

China ya es un líder global en tecnologías digitales orientadas al


consumidor. Es el mercado de comercio electrónico más grande del
mundo (con más de 40% de las transacciones globales) y está en-
tre los tres primeros países en inversión de capitales de riesgo en
vehículos autónomos, impresión 3D, robótica, drones e inteligencia
artificial (ia). Uno de cada tres unicornios (start-ups que valen más
de mil millones de dólares) del mundo es chino, y los proveedores de
servicios de nube del país ostentan el récord mundial en eficiencia
computacional […]
Provistos del mayor mercado interno del mundo y abundancia de
capital de riesgo, los viejos emprendedores chinos “imitadores” se han
transformado en potencias innovadoras. Pelearon como gladiadores
en el mercado más competitivo del mundo, aprendieron a desarrollar
sofisticados modelos de negocios (por ejemplo, el modelo freemium
de Taobao) y se rodearon de fosos de protección impenetrables (como
la aplicación de encargo de comidas end-to-end con envío incluido de
Meituan-Dianping).
Por eso la valuación de los innovadores chinos supera varias veces
la de sus homólogos occidentales. Además, China está a la vanguardia
del mundo en algunos sectores, desde la transmisión audiovisual en
vivo (un ejemplo es Musical.ly, una aplicación para editar y compartir
videos) hasta las bicicletas compartidas (Mobike y Ofo superan los 50
millones de trayectos por día en China, y ahora se están expandiendo
al extranjero).

Volviendo entonces a lo que planteábamos unos párrafos atrás,


pese a que no es posible observar que parte de la periferia se haya
transformado (¿aún?) en el “cerebro” de la nueva división interna-
cional del trabajo, el dato novedoso, clave y a observar en los años
venideros parece ser el lugar como proveedor global del insumos y el
desarrollo de sistemas industriales integrados en casi todas las cade-
nas globales de producción.
22 germán pinazo

Algunos comentarios finales: una vuelta al problema de la


industrialización periférica y su importancia en el debate
latinoamericano

Durante muchos años, el pensamiento latinoamericano sobre la pro-


blemática del desarrollo estructuró sus planteamientos en torno a una
serie de premisas que de manera más o menos explícita suponían que
era posible (o deseable) construir en la periferia lo que de un modo
esquemático podríamos denominar sistemas industriales nacional-
mente integrados. La fórmula de la industrialización por sustitución
de importaciones (isi) funcionó durante muchos años como una sín-
tesis que daba respuesta, tanto a una serie de planteamientos teóricos
vinculados con las características y los problemas derivados de la
inserción periférica en el sistema mundial, como a un conjunto de proble-
mas políticos relacionados con la distribución del ingreso. Indepen-
dientemente de las limitaciones de distinta índole que la estrategia
industrializadora tuvo, la potencia de la isi como núcleo ordenador de
las discusiones estratégicas sobre el desarrollo estribaba no solo en
sus aspectos “técnicos” o teóricos, sino también en sus derivaciones
en materia de generación de empleo y distribución del ingreso. La
industrialización era algo más que un horizonte técnico; funcionó
(y funciona en algunos espacios), al menos en términos discursivos,
como la base económica de un proyecto político más amplio.
A nuestro modo de ver, los cambios operados en las formas de
pensar la producción, el diseño y la comercialización de bienes y
servicios a los que hicimos mención en los apartados anteriores han
redefinido el escenario sobre el cual se formuló aquella estrategia
de desarrollo. En términos lógicos, a diferencia de lo ocurrido a me-
diados del siglo pasado, el capital dedicado a la actividad industrial
(al margen de cuál es su origen geográfico) que localiza alguna de
sus actividades productivas en un país no industrializado no tiene la
necesidad de desarrollar allí toda su estructura de proveedores, ni de
vender el grueso de sus productos en el mercado interno. Es más, en
un escenario donde es posible pensar en estructuras de proveedores
que funcionen a escala regional (y en algunos casos, global), el de-
nueva geografía económica internacional 23

sarrollo de sistemas industriales integrados en países periféricos de


pequeña escala se convierte en una irracionalidad económica.
Lo que hemos podido observar es que si bien la fabricación y el
ensamble de una parte importante de la producción (tanto para consu-
mo final como para consumo intermedio) se han trasladado a la perife-
ria, solo parecen haberlo hecho hacia un número reducido de países de
grandes mercados internos y bajos salarios, los cuales, no obstante, no
han evidenciado (aún) mejoras sustantivas en términos de agregación
de valor por unidad de producto. Sin entrar en las posibilidades de
“ascenso industrial” de estos países (acerca de las cuales algo introdu-
jimos al final del apartado anterior), lo que parece quedar en claro es
que por definición este “ascenso industrial”, pregonado por los nuevos
estudiosos del campo, no parece ser una posibilidad para toda la peri-
feria. En otras palabras, si se acepta el fenómeno de la nueva división
del trabajo, difícilmente se puede aceptar que la sustitución de impor-
taciones (o el ascenso industrial o la capacidad de pasar de etapas de
bajo valor agregado a etapas de mayor valor en las cadenas globales
de valor) sea una posibilidad lógica de desarrollo para todos los países.
Más aún, entendemos aquí que podría decirse que existe una es-
pecie de “complementariedad negativa” entre las estrategias de ascenso
industrial de ciertas zonas o países periféricos y el resto, si aceptamos
el hecho de que algunos países funcionen como centros de fabricación
mientras otras localizaciones quedan reducidas a centros de ensambla-
do. En este sentido es que decimos que, de existir, es muy difícil que el
ascenso industrial sea una posibilidad para toda la periferia.
Otro punto importante sobre el cual no hemos profundizado aquí
por cuestiones de extensión es el de la relación entre las nuevas escalas
productivas y el empleo. Los trabajos que han analizado la evolución del
empleo vinculado con cadenas globales de producción (Timmer et al.,
2013) muestran que no es posible encontrar que, salvo para un número
reducido de países (específicamente solo China, Eslovaquia y Turquía),
el empleo asociado con cadenas globales haya crecido más que el em-
pleo total para las fechas en las que se publicaron datos de la matriz.5

5
El cálculo se realizó con matrices que van de los años 1995 a 2011.
24 germán pinazo

Menos aún es posible decir que el empleo relacionado con cadenas haya
crecido al ritmo de la tasa de aumento poblacional en ninguno de los
países para los cuales hay datos. De hecho, en un trabajo reciente sobre
cadenas globales de valor, innovación y empleo, autores vinculados con
la Organización Internacional del Trabajo señalaban lo siguiente:

Algunos analistas argumentan que las nuevas tecnologías conducirán


a un desacoplamiento de la economía y el crecimiento de la produc-
tividad del crecimiento del empleo […]. Si la innovación de amplia
base conduce a un crecimiento sostenido de la productividad y la
producción, pero no genera suficiente empleo a un nivel decente de
salarios, entonces necesitamos nuevas ideas. Si el crecimiento de las
actividades basadas en la innovación y la posibilidad de un estándar
de vida decente para más personas se convierten en dos objetivos se-
parados, entonces, como Tinbergen ya señaló hace 50 años, necesi-
tamos dos políticas diferentes para alcanzar estos objetivos. Y luego,
para las personas en los países de América Latina, y para los países
con altos ingresos, asegurar una vida decente a través de la incorpora-
ción social llega a ser tan importante como a través de la incorporación
al mercado. La incorporación social proporciona el bienestar de las
personas independientemente del mercado, mientras que la incorpo-
ración al mercado ofrece ingresos decentes a través del empleo en los
sectores público y privado (Paus, 2017: 31).

Independientemente de lo difuso que parece la idea de “ase-


gurar una vida decente a través de la incorporación social”, la clave
de la cita referida es que, incluso entre los autores del mainstream
económico, parece haber un reconocimiento en cuanto a que en las
actuales condiciones productivas de incrementos exponenciales de
productividad y racionalización en las estructuras globales de pro-
visión de insumos, el éxito en materia de desarrollo (en cualquiera
de los sentidos en los que pueda ser pensado el término) no parece
asegurar bienestar social vía generación de empleo.
Apéndice

Cuadro 1
Valor agregado exportado, 1995-2014.
Porcentaje (%) (figuras 1 y 2)

País % País %
Alemania 10.30 8.12 India 0.72 2.59
Arabia Saudita 1.03 2.27 Indonesia 1.14 0.91
Argentina 0.52 0.47 Irlanda 0.65 1.06
Australia 1.49 1.75 Islandia 0.04 0.05
Austria 1.27 0.95 Israel 0.53 0.65
Bélgica 2.14 1.22 Italia 5.03 3.86
Brasil 1.15 1.75 Japón 10.74 4.45
Bulgaria 0.10 0.16 Lituania 0.03 0.11
Cambodia 0.02 0.04 Luxemburgo 0.26 0.29
Canadá 3.30 3.10 Malasia 1.05 0.96
Chile 0.39 0.41 México 1.26 2.15
China 2.16 11.75 Moroco 0.15 0.21
Corea 2.82 3.49 Nueva Zelanda 0.28 0.33
Colombia 0.20 0.39 Noruega 0.95 1.10
Costa Rica 0.07 0.10 Países Bajos 2.69 2.10
Croacia 0.10 0.13 Perú 0.12 0.27
Dinamarca 0.87 0.83 Polonia 0.55 1.11
Eslovaquia 0.15 0.34 Portugal 0.54 0.46
Eslovenia 0.15 0.16 Reino Unido 6.20 3.83
España 2.52 2.72 República Checa 0.40 0.69
Estados Unidos 15.22 11.41 Romanía 0.16 0.44
Estonia 0.03 0.09 Singapur 1.18 1.34
Federación Rusa 1.95 3.72 Sudáfrica 0.68 0.61
Filipinas 0.43 0.48 Suecia 1.80 1.35
Finlandia 0.83 0.48 Suiza 1.96 1.92
Francia 6.03 3.92 Tailandia 0.97 1.31
Grecia 0.44 0.38 Taiwán 2.10 1.71
Hong Kong 0.94 0.96 Túnez 0.13 0.11
Hungría 0.30 0.46 Turquía 0.68 1.36
Vietnam 0.11 0.65
Cuadro 2
Principales transacciones agregadas por país. Consumo final e intermedio, 1995-2014. Millones
de dólares corrientes (figura 3)

CF CI
2014 1995 2014 1995
Origen Destino Valor Origen Destino Valor Origen Destino Valor Origen Destino Valor
CHN ROW 157.8 USA RoW 36.0 ROW CHN 284.3 USA ROW 108.7
USA ROW 146.8 RoW USA 35.9 USA ROW 213.3 JPN ROW 65.9
ROW USA 79.7 CAN USA 32.9 CHN ROW 178.6 ROW USA 53.7
MEX USA 78.0 JPN USA 30.2 ROW USA 158.0 CAN USA 42.8
JPN ROW 72.5 JPN RoW 26.1 CAN USA 127.6 USA CAN 36.9
CHN USA 70.3 DEU RoW 26.1 ROW JPN 125.4 ROW JPN 34.4
DEU ROW 64.5 USA CAN 24.7 RUS ROW 108.4 DEU ROW 32.7
USA CAN 58.4 FRA RoW 17.8 USA CAN 105.2 JPN USA 26.8
CAN USA 53.0 USA JPN 17.2 JPN ROW 84.1 USA JPN 21.2
ROW CHN 51.3 MEX USA 13.7 ROW KOR 78.5 FRA ROW 20.6
IND ROW 51.0 RoW JPN 12.7 ROW IND 78.5 USA MEX 19.7
GBR ROW 43.8 FRA DEU 12.1 USA MEX 76.3 GBR ROW 18.5
FRA ROW 43.6 DEU USA 11.7 MEX USA 76.1 ROW DEU 18.3
KOR ROW 38.0 RoW DEU 11.7 GBR ROW 72.7 DEU FRA 18.2
CHN JPN 34.2 ITA RoW 11.4 DEU ROW 71.6 MEX USA 15.8
DEU USA 33.9 CHN USA 11.4 IND ROW 58.6 DEU GBR 14.6
DEU CHN 32.3 DEU FRA 11.3 NLD DEU 56.0 GBR USA 14.5
JPN USA 30.7 ITA DEU 10.7 KOR ROW 47.8 FRA DEU 14.1
ROW JPN 27.6 GBR RoW 10.6 FRA ROW 47.3 ITA ROW 13.5
DEU FRA 26.6 DEU GBR 10.6 KOR CHN 43.9 DEU ITA 13.3
ITA ROW 26.4 DEU ITA 9.4 JPN CHN 43.1 ROW KOR 13.1
USA CHN 25.5 NLD DEU 9.3 CHN USA 42.2 ROW NLD 12.8
CHE ROW 25.5 GBR USA 8.2 TWN CHN 39.5 ROW GBR 12.8
USA MEX 23.8 TWN USA 8.1 DEU FRA 39.4 ROW ITA 12.4
DEU GBR 23.5 DEU NLD 7.7 TWN ROW 38.4 DEU USA 12.3
JPN CHN 23.1 USA MEX 7.4 ROW BRA 38.2 DEU NLD 12.1
ESP ROW 22.9 BEL DEU 7.4 BRA ROW 38.1 USA FRA 11.8
TUR ROW 22.6 CHN JPN 7.1 ROW TWN 37.7 USA DEU 11.6
ROW RUS 21.4 ITA FRA 7.1 USA CHN 37.2 NLD DEU 11.4
FRA DEU 21.3 DEU AUT 6.9 AUS ROW 36.5 FRA USA 11.4
CAN ROW 20.8 GBR DEU 6.9 CAN ROW 35.7 ROW FRA 11.3
Cuadro 3
ii/vbp, va/vbp, 1995-2014 (para figuras 4 y 5)

Contenidos alto y medio Todas las industrias


2014 2000 2014 2014 2000 2014
Países Valor agregado Valor agregado
millones de VA/VBP IMP/VBP VA/VBP IMP/VBP millones de VA/VBP IMP/VBP VA/VBP IMP/VBP
dólares dólares
Australia AUS 26 718.9 30.8 47.3 34.9 56.5 92 708.7 29.0 42.5 29.3 46.5
Austria AUT 31 736.5 37.7 72.6 32.7 73.3 68 771.5 37.7 64.7 30.9 66.2
Bélgica BEL 31 160.7 30.2 69.7 28.4 79.1 63 501.5 26.7 65.5 21.7 72.9
Bulgaria BGR 2 065.4 25.4 50.3 27.1 63.5 7 243.1 21.8 49.9 21.0 61.5
Brasil BRA 92 430.9 27.5 44.9 23.1 45.3 241 945.3 24.8 39.1 21.3 39.9
Canadá CAN 64 023.9 38.6 75.4 32.9 68.6 186 300.0 35.0 62.4 30.3 55.9
Suiza CHE 80 610.6 33.0 56.5 34.3 59.6 124 646.6 34.9 57.4 35.0 58.3
China CHN 1 298 959.2 24.0 33.5 18.2 25.5 3 043 278.4 25.7 33.0 19.2 25.8
Chipre CYP 171.9 38.9 73.8 39.2 77.9 1 013.2 34.3 58.2 31.2 59.1
República Checa CZE 24 320.8 28.8 59.9 23.5 69.7 47 386.7 29.5 54.6 25.1 65.8
Alemania DEU 472 177.1 35.1 53.6 36.5 61.0 767 856.6 34.6 53.1 33.2 59.0
Dinamarca DNK 23 481.7 42.5 70.6 44.1 73.9 39 181.8 37.0 61.7 33.9 64.7
España ESP 60 652.3 26.9 54.1 26.3 55.5 159 691.4 28.2 50.9 23.5 49.3
Estonia EST 926.6 32.7 75.4 19.0 87.5 3 526.7 29.6 59.4 24.5 70.1
Finlandia FIN 18 747.8 36.0 57.6 33.6 63.9 37 583.3 32.9 51.9 26.4 54.5
Francia FRA 107 201.9 28.9 55.9 28.4 59.7 252 994.0 29.7 52.1 27.5 54.6
Gran Bretaña GBR 120 060.7 36.0 58.9 34.7 60.6 273 038.4 36.7 55.9 34.2 56.3
Grecia GRC 2 999.8 41.8 56.1 36.5 53.6 18 063.5 31.3 50.2 24.8 54.2
Croacia HRV 1 796.2 37.3 64.0 35.5 65.0 6 741.9 36.0 56.8 34.1 60.2
Hungría HUN 15 310.8 20.0 71.9 22.6 84.5 26 808.1 23.0 64.2 23.5 76.9
Indonesia IDN 45 349.8 34.5 56.9 35.5 57.4 187 181.0 35.3 50.2 35.7 49.7
India IND 88 703.8 19.9 37.4 21.1 39.7 278 799.4 22.2 38.0 19.2 40.5
Irlanda IRL 23 313.7 35.7 82.4 40.6 92.2 44 401.9 35.4 76.2 36.8 85.6
Italia ITA 113 911.3 28.5 45.1 27.6 49.4 285 813.3 27.4 44.6 25.0 45.5
Japón JPN 384 309.4 33.0 37.9 30.0 41.0 840 272.3 35.8 41.6 30.9 45.4
Corea del Sur KOR 256 734.0 28.1 44.8 25.6 42.6 389 861.3 27.2 46.7 23.5 45.0
Lituania LTU 1 677.6 37.3 60.6 35.1 81.5 8 122.0 32.7 55.8 29.5 76.7
Luxemburgo LUX 816.6 33.3 84.4 32.6 89.1 2 722.4 32.1 81.1 24.1 84.6
Letonia LVA 640.8 39.9 69.4 39.4 73.7 3 186.4 33.7 56.0 29.9 60.2
México MEX 84 575.9 27.1 60.9 26.3 63.6 216 949.2 31.2 54.3 29.7 54.9
Malta MLT 240.2 19.3 73.1 25.4 79.6 848.3 25.0 70.7 30.8 72.5
Holanda NLD 39 694.3 30.0 63.1 24.1 79.7 91 188.2 29.6 59.6 24.1 69.2
Noruega NOR 13 107.4 31.9 57.2 28.0 52.6 32 140.5 28.9 49.5 25.7 48.2
Polonia POL 27 718.3 28.1 56.1 24.7 60.5 90 477.0 28.7 51.1 25.4 53.4
Portugal PRT 5.724.7 25.7 61.8 22.3 66.4 25 848.3 28.1 55.8 24.4 59.9
Rumanía ROU 10.697.6 32.5 58.6 29.9 58.2 37 168.4 31.7 52.0 33.4 56.6
Resto del mundo ROW 589.460.2 24.4 49.3 19.2 39.6 1 452 820.0 26.2 46.2 20.1 37.4
Rusia RUS 62.065.7 37.0 50.8 26.5 46.3 231 736.2 36.5 49.3 27.8 41.1
Eslovaquia SVK 7.581.5 24.1 62.9 15.5 71.1 18 335.4 26.0 56.0 21.0 69.8
Eslovenia SVN 4.464.4 31.0 63.0 32.7 72.7 9 446.3 32.3 58.2 31.9 67.7
Suecia SWE 47.241.5 36.1 60.9 40.2 66.6 81 370.9 34.3 58.0 33.0 60.1
Turquía TUR 31.458.3 28.9 43.1 28.9 62.2 126 458.3 26.0 37.1 26.0 49.1
Taiwán TWN 108.016.2 27.1 60.8 28.0 56.5 152 803.1 27.6 56.7 24.7 55.1
Estados Unidos USA 1.099.219.0 38.4 48.1 41.2 53.7 2 097 715.0 36.8 45.7 34.0 46.4
Total general 5 522 275.7 32.2 48.3 25.7 42.6 12.167.946.3 32.0 46.5 24.6 40.4
28 germán pinazo

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2. EL DETERIORO DEL COMERCIO INTERNACIONAL
Y LA CRISIS DEL MULTILATERALISMO COMERCIAL:
BALANCE Y ALTERNATIVAS

Jaime Estay*

El presente texto tiene como propósito ofrecer un breve balance del


comportamiento del comercio internacional, en particular del des-
envolvimiento de las negociaciones comerciales en el marco de la
Organización Mundial del Comercio (omc).
El sentido general del balance que presentaremos a lo largo del
texto es que las tendencias y hechos ocurridos en el desenvolvimien-
to, tanto del comercio internacional, como de las negociaciones co-
merciales multilaterales configuran un escenario de fuerte deterioro
en el que se han acumulado problemas de considerable magnitud que en
conjunto amenazan no solo con dislocar los canales comerciales sino
también, por esa vía, el conjunto de la economía mundial.
Para el desarrollo del tema revisaremos primero algunas ten-
dencias referidas a los niveles y composición de la producción mun-
dial y del comercio internacional, para centrarnos después en el fun-
cionamiento de la Organización Mundial del Comercio.

La actividad económica mundial y los problemas y tendencias


en el comercio internacional

El estallido de la crisis mundial en 2007-2008, además de ser el ini-


cio del deterioro de la actividad económica global que al cabo de 10
años continúa, marcó un quiebre en el dinamismo que desde hace ya

* Profesor-investigador en la Facultad de Economía de la Benemérita Uni-


versidad Autónoma de Puebla y profesor emérito de la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (Flacso), Ecuador; coordinador de la Red de Estudios de la
Economía Mundial <http://www.redem.buap.mx/>.

[30]
deterioro del comercio internacional 31

tiempo mostraba el comercio internacional y revirtió a la situación


previa en la que el comercio crecía más que la producción global.
En lo que respecta al deterioro de la actividad económica, en la
gráfica 1, se muestra información básica respecto a las tasas anuales
de crecimiento para el total mundial y para los países desarrollados
y los atrasados –lo que se lee en el eje derecho de la gráfica– en el
periodo 1995-2016. Tanto para el total mundial como para los dos
grupos de países, se observa la caída ocurrida en 2009 y las bajas
tasas de crecimiento de los años posteriores, si bien ello ha ocurrido
de manera claramente diferenciada. De hecho, desde hace ya varias
décadas y hasta la fecha, el crecimiento de los países desarrollados
ha sido notoriamente menor que el de los países atrasados y las caí-
das en los primeros han sido más profundas, con la sola excepción
del año 1998, cuando ocurrió la llamada “crisis asiática” que afectó
sobre todo a Indonesia, Corea del Sur y Tailandia.

Gráfica1
Comportamiento del PIB
100% 10

90%
8

80%

70%

4
(composición porcentual del PIB)

(tasas anuales de crecimiento)

60%

50% 2

40%
0

30%

-2

20%

-4
10%

0% -6

PIB Países atrasados (eje izq) PIB Países desarrollados (eje izq) TC Mundo (eje der)
TC Países atrasados (eje der) TC Países desarrollados (eje der)

Fuente: Con base en cifras de unctadstat.


32 jaime estay

En relación con los efectos que a lo largo del tiempo han re-
sultado de ese comportamiento diferenciado, en el eje izquierdo de
la misma gráfica 1 se presenta, bajo la forma de áreas, la distribu-
ción porcentual de la producción mundial entre países desarrollados
y atrasados. Dicha distribución, según se observa, ha tenido cambios
importantes que se resumen en que la participación de los países atra-
sados en la producción mundial ha pasado de 26% en 1995 a 40% en
2016, con la consiguiente reducción de 14 puntos porcentuales en la
participación de los países desarrollados.
En lo que se refiere al comercio internacional, la gráfica 2 mues-
tra información de su comportamiento para el periodo 2005-2016 y
en él se ven las fuertes caídas que han sufrido los valores totales de
dicho comercio, tanto en el año 2009 como en el bienio 2015-2016,
las cuales han estado claramente concentradas en el comercio de bie-
nes más que en el comercio de servicios.
En la misma gráfica 2, con lectura en el eje derecho, en las
barras se presenta el peso relativo del comercio internacional en la
producción global, esto es, el llamado coeficiente de apertura comer-

Gráfica 2
Comportamiento del comercio internacional
(billones de dólares y porcentajes)
25 32

31

20
30

29

15
(billones de dólares)

28
(porcentajes)

27
10

26

25
5

24

0 23
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Bs y SS como % del PIB (eje derecho) Bienes y SS Bienes Servicios

Fuente: Con base en cifras de unctadstat.


deterioro del comercio internacional 33

cial, el cual desde hace ya varias décadas ha venido creciendo como


resultado de la internacionalización de la vida económica y del pro-
ceso de globalización, que en este ámbito implica que el movimiento
internacional de bienes y servicios tiene una presencia cada vez ma-
yor en la actividad económica de los distintos países, ya sea como
insumo de dicha actividad o como destino de lo producido.
Con base en ese crecimiento tendencial previo del coeficiente
de apertura comercial, las cifras de la gráfica 2 dan cuenta de una re-
versión importante en dicha tendencia, no solo por la fuerte caída del
coeficiente ocurrida en el año 2009 –a la que siguió una recuperación
en los dos siguiente años–, sino también por la disminución progresi-
va de dicho coeficiente que se ha dado desde el año 2012 y que para
2016 alcanzó un nivel semejante al de 2005.
Por consiguiente, la continuidad de la crisis económica mun-
dial iniciada en 2008 ha tenido un claro efecto negativo en el comercio
internacional, el cual hasta la fecha muestra un muy escaso dinamis-
mo, incluso cuando aún no se han dejado sentir con toda su fuerza
los efectos que sobre el comercio –y sobre la actividad económica
mundial– están teniendo las medidas proteccionistas tomadas por la
administración Trump y las réplicas de los países afectados, a lo que
cabe sumar la posible escalada proteccionista y de guerras comercia-
les que en el futuro inmediato pudiera darse si las políticas comercia-
les de dicha administración se mantienen.
También en lo que respecta al comportamiento del comercio
internacional, otras dos tendencias que interesa destacar son las re-
feridas a los cambios de participación y a los superávit o déficit en
dicho comercio por parte de los principales actores comerciales, esto
es, la Unión Europea, Estados Unidos y China.
En lo que se refiere a la participación en los totales del co-
mercio, la gráfica 3 proporciona información para el periodo 1990-
2017 y las tendencias al respecto son claras. Por una parte, la dismi-
nución de la participación en el comercio internacional de Estados
Unidos y sobre todo de la Unión Europea: Estados Unidos dismi-
nuyó su participación en las exportaciones mundiales de 11 a 9%
entre 1995 y 2017 y mostró fluctuaciones en su participación en
34 jaime estay

Gráfica 3
Participación en el comercio internacional
50

45

40

35
(porcentajes del comercio total)

30

25

20

15

10

Estados Unidos X Unión Europea (28) X China X Estados Unidos M Unión Europea (28) M China M

Fuente: unctad, base de datos unctadstat.

las importaciones mundiales, la cual alcanzó un máximo de 19%


al inicio del siglo y llegó a 2017 con un porcentaje de 13.4, leve-
mente inferior a 14.3% que tenía en 1990; y la Unión Europea pasó
de 45% de participación en 1990 a cifras de 32-33% en 2017. Por
otra parte, el incremento de la participación de China, que pasa
de porcentajes inferiores a 2% en exportaciones e importaciones
en 1990, a una participación de 13% en exportaciones y de 10% en
importaciones en 2017.
En lo que respecta a la balanza comercial de esos tres actores,
si bien las cifras se presentan en la gráfica 4, ya en la gráfica 3 es
posible observar de manera general los superávit o déficit que han
tenido desde los años noventa a la fecha, como diferencias en la par-
ticipación entre las exportaciones y las importaciones mundiales para
cada uno de ellos. Según se ve en la gráfica 3, durante todo el perio-
do dicha diferencia –con un balance comercial deficitario permanen-
te– es notoriamente grande para Estados Unidos, a tal punto que su
deterioro del comercio internacional 35

déficit comercial de 2002 a 2007 representó más de 7% del total del


comercio internacional y de 2015 a 2017 su déficit fue equivalente a
5% de dicho total.
En la gráfica 4 se presentan en millones de dólares, también
para el periodo 1990-2017, los saldos comerciales de los tres actores
ya mencionados; cada uno de ellos tiene un comportamiento diferen-
te al respecto. La Unión Europea ha fluctuado entre déficit y superá-
vit –14 años de déficit y 14 de superávit, en los 28 años considerados
en la gráfica– con magnitudes de ambos signos que han crecido en
los últimos 12 años hasta alcanzar máximos de 286 millones de dé-
ficit en 2008 y de 155 000 millones de superávit en 2013. Estados
Unidos, como ya se dijo, ha tenido déficit en todo el periodo, los
cuales alcanzaron un máximo superior a 890 millones en 2006 y de
862 mil millones en 2017; según la misma fuente de la figura, para
esos años dichos déficit representaron 47 y 36%, respectivamente,
de las importaciones de la economía estadounidense. En tercer lugar,
China ha tenido superávit todo el periodo –excepto el año 1993–, el

Gráfica 4
Balanza comercial de algunos píses
800 000

600 000

400 000

200 000
(millones de dólares)

000 000

-200 000

-400 000

-600 000

-800 000

-1000 000
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017

China Estados Unidos Unión Europea (28)

Fuente: unctad, base de datos unctadstat.


36 jaime estay

cual alcanzó un monto máximo de casi 600 000 millones en 2015 y


421 000 millones en 2017.
Por consiguiente, en términos generales el deterioro del comer-
cio internacional, y de su papel como dinamizador de la actividad
económica mundial, que hemos destacado para el periodo reciente
se ha acompañado de la continuidad de la tendencia a una mayor
participación de los países atrasados en dicho comercio y de elevados
déficit de Estados Unidos y superávit de China; todo ello constituye
el contexto en el que se desenvuelven las negociaciones comerciales
en la Organización Mundial del Comercio.

La Ronda de Doha y la crisis de la Organización Mundial


del Comercio

Si bien el deterioro de la producción mundial y del comercio inter-


nacional de los 10 años recientes ha acompañado y condicionado el
desenvolvimiento de las negociaciones comerciales multilaterales en
la omc, desde hace ya varias décadas dichas negociaciones atraviesan
por fuertes problemas y conflictos, que se acentuaron como resultado
de las tendencias revisadas en el primer apartado de este texto.
En los años recientes, una expresión puntual de esa acentuación
de conflictos en la omc está dada por el crecimiento de las diferencias
entre países miembros presentadas ante el Órgano de Solución de
Diferencias (osd) de la Organización. Al respecto, en la gráfica 5 se
presenta el promedio mensual de diferencias en curso desde la crea-
ción de la omc y hasta 2017; se ve claramente el rápido crecimiento
de dicho promedio en el último quinquenio, que ha pasado de 18 en
2015 a 39 en 2017, cifra esta última que es con mucho la más elevada
de los 23 años de funcionamiento de la Organización.
También, respecto de las diferencias presentadas ante el osd, en
la gráfica 6 se muestran las cifras acumuladas correspondientes a los
12 países que han participado en mayor número como reclamantes y
como reclamados. En ambas modalidades, el primer lugar lo ocupa
Estados Unidos, seguido por la Unión Europea, ambos a bastante
deterioro del comercio internacional 37

Gráfica 5
omc: promedio mensual de diferencias en curso, 1995-2017
45

40

35

30
Total mensual (promedio)

25

20

15

10

Fuente: Organización Mundial del Comercio, 2018:128.

Gráfica 6
Miembros de la omc que han participado en mayor número de diferencias,
de 1995 a julio2018

160

140

120

100
(Núm- de diferencias)

80

60

40

20

0
Estados Unión China India Argentina Canadá República Australia Brasil Japón Indonesia México
Unidos Europea de Corea

Reclamado Reclamante

Fuente: A partir de omc. Base de Datos sobre Solución de Diferencias.


38 jaime estay

distancia de los restantes 10 países –y por tanto de China, que tiene


el tercer lugar como reclamado–, a tal punto que los dos primeros
lugares, en relación con los 12 países presentados en la figura, acu-
mulan casi la mitad de las participaciones como reclamantes (216 de
435) y más de la mitad de las participaciones como reclamados (230
de 432).
En lo que respecta a Estados Unidos en particular, en el cuadro 1
se muestran los países con los que ha tenido el mayor número de
diferencias presentadas al osd. Allí, se observa que las diferencias
estadounidenses como reclamante han sido en primer lugar con Chi-
na, seguida por la Unión Europea, en tanto que los países con mayor
número de reclamos hacia Estados Unidos son la Unión Europea y
Canadá, con China en el cuarto lugar.

Cuadro 1
Países con los que Estados Unidos ha tenido el mayor número de diferencias, 1995-julio 2018
Estados Unidos como reclamante frente a: Estados Unidos como reclamado frente a:
País Núm. de controversias País Núm. de controversias
China 22 U. Europea 34
U. Europea 19 Canadá 20
Canadá 7 Corea 14
India 7 China 12
Japón 6 Brasil 11
México 6 India 11
Corea 6 México 10
Argentina 5 Japón 8
Fuente: Elaboración propia, con base en omc, Base de Datos sobre Solución de Diferencias

Si bien las cifras antes mencionadas señalan que desde hace


ya mucho Estados Unidos ha sido el país con mayores controversias
en la omc, en el periodo reciente dicha situación se ha incrementa-
do significativamente –y todo indica que lo hará más en el futuro–
como consecuencia de las medidas proteccionistas que de manera
deterioro del comercio internacional 39

unilateral ha aplicado el gobierno de Trump. Al respecto, según la


misma fuente del cuadro 1, hasta el 20 de julio de 2018 se habían
presentado 26 casos de nuevas disputas ante la omc y en 20 de esas
disputas participa Estados Unidos: como reclamante en seis y como
reclamado en 14, de las cuales ocho corresponden a reclamos hechos
por China, India, Unión Europea, Canadá, México, Noruega, Rusia
y Suiza derivados de la imposición estadounidense de aranceles al
acero y el aluminio.
Sin embargo, y como ocurre con la presentación de controver-
sias, el incremento del proteccionismo no es exclusivo del periodo
más reciente con las medidas tomadas por la administración Trump
sino que viene desde hace más tiempo, sobre todo con la aplicación
de medidas no arancelarias (mna). Al respecto, según la parte corres-
pondiente del Portal Integrado de Inteligencia Comercial (i-tip) de la
omc <http://i-tip.wto.org /goods/default.aspx?language=en>, desde
el inicio de la crisis mundial se ha incrementado la entrada anual
en vigor de dichas medidas por miembros de la omc, en especial las
“sanitarias y fitosanitarias”, que pasaron de cuatro en 2006 a 114 en
2017; los “obstáculos técnicos al comercio”, que de 27 se convirtie-
ron en 221 entre esos dos años; y los “derechos compensatorios”, que
en ese mismo periodo pasaron de 3 a 18.
Con base en el portal recién mencionado, en el cuadro 2 se mues-
tra el total de mna en vigor para junio de 2018 y la participación en esa
cifra de los 12 países que aplican el mayor número de medidas. Dicho
total de mna es superior a 12 000 y también en este caso Estados Uni-
dos tiene con ventaja el primer lugar en la aplicación de esas medidas
al concentrar más de 15% del total y se encuentra a mucha distancia
de Brasil y la Unión Europea, que ocupan los siguientes dos sitios.
A la acentuación de diferencias y medidas de protección no aran-
celaria entre los miembros de la omc se suma como elemento central
en las dificultades de dicha Organización lo que ha venido ocurriendo en
el desenvolvimiento de las negociaciones en su seno, las cuales están
notoriamente estancadas desde hace tiempo.
Dado que en textos anteriores (Estay, 2016 y 2018) hemos revi-
sado con algún detalle el desenvolvimiento de dichas negociaciones
40 jaime estay

Cuadro 2
Medidas no arancelarias vigentes al 30 de junio de 2018
Número % del total
TOTAL 12 128 100
Estados Unidos 1 896 15.6
Brasil 628 5.2
Unión Europea 585 4.8
Canadá 430 3.5
Perú 382 3.1
India 371 3.1
China 368* 3.0
Corea 358 3.0
Australia 324 2.7
Turquía 317 2.6
Ecuador 282 2.3
Filipinas 282 2.3
Otros países 5 905 48.7
*La cifra no incluye 171 medidas bajo el rubro de “Empresas comerciales del Estado” que la fuente reporta
para el 31 de diciembre de 2017 pero no lo incluye en la base correspondiente a junio de 2018.
Fuente: Elaboración propia, con datos del Portal Integrado de Inteligencia Comercial de la omc.

desde la creación de la omc, en lo que sigue nos limitaremos a sinte-


tizarlo de manera general, centrando después la atención en lo más
reciente que ha ocurrido al respecto.
En tal sentido, en el cuadro sinóptico se presentan las fechas
del inicio de la omc, de las 11 conferencias ministeriales realizadas
desde su creación y de un par de reuniones (una del Consejo General
y la otra del Comité de Negociaciones Comerciales) que en su mo-
mento se consideraron importantes para destrabar las negociaciones.
Se señala la Tercera Conferencia Ministerial, realizada en Seattle
a finales del año 1999, como el punto de arranque de la crisis de la omc
que por ese entonces estalló debido a la acumulación de los efectos ne-
gativos derivados de los múltiples compromisos asumidos sobre todo
por los países atrasados al crearse la Organización y a la negativa de
revisar seriamente dichos efectos por parte de los países desarrollados,
deterioro del comercio internacional 41

los cuales insistían en profundizar y aumentar esos compromisos pre-


vios. Lo anterior, aunado a las masivas manifestaciones en contra de la
omc que se dieron en el perímetro de la conferencia,1 llevó al fracaso
la reunión y con ello al intento de acordar en Seattle el inicio de una
ronda de negociaciones que se llamaría Ronda del Milenio.

Cuadro sinóptico
omc: conferencias ministeriales

A pesar de que a la conferencia de Seattle la siguió en diciembre


de 2001 el arranque en Qatar de la Ronda de Doha –empujada por
las presiones del ambiente antiterrorista inmediato posterior al 11 de
septiembre y por múltiples promesas de atender las demandas de los
países atrasados, lo que incluso llevó a hablar de la Ronda de Doha
para el desarrollo–, dicho arranque fue solo un breve paréntesis en la
crisis iniciada dos años antes, ya que poco después de comenzada la nue-
va ronda volvieron a quedar en evidencia los conflictos que habían
estallado en Seattle y a ellos se fueron sumando otros vinculados con
los temas de la agenda definida en Doha.

1
Según el Departamento de Policía de Seattle (2000), la manifestación princi-
pal contra la omc del 30 de noviembre de 1999 excedió 40 000 participantes; otras
fuentes estiman una cifra de 50 000 manifestantes.
42 jaime estay

Así, el desenvolvimiento de la Ronda de Doha ha estado clara-


mente marcado por la falta de avances en los temas sustanciales de la
agenda de negociación, confrontándose de forma cotidiana dos posturas
opuestas respecto a la diversidad de temas a negociar y a la profundidad
de los compromisos de liberalización para los distintos temas:
• Por una parte, teniendo como base el amplio conjunto de acuer-
dos plasmados en el acta de Marrakech con el que la omc inició
actividades, los países desarrollados han mantenido la postura
de empujar al máximo la liberalización en ámbitos de su inte-
rés, tanto mediante la profundización de los compromisos de
apertura ya asumidos total o parcialmente en la agenda de nego-
ciación como por medio de la incorporación de nuevos temas.
• Así, ya en la primera conferencia ministerial en diciembre de
1996, esos países propusieron la inclusión de los llamados te-
mas de Singapur: inversiones, política de competencia, trans-
parencia de la contratación pública y facilitación del comercio,
y lograron incorporar en la actual ronda el de “facilitación del
comercio”, respecto del cual en la Conferencia Ministerial de
Bali en diciembre de 2013 se llegó a un acuerdo, el único lo-
grado hasta la fecha en la Ronda de Doha. A ese primer intento
han seguido muchos otros, vinculados con diferentes temas:
profundizar la liberalización –y, en varios casos, cambiar la
modalidad de negociación– del comercio de servicios, de las
compras gubernamentales y del comercio de productos no agrí-
colas, ampliar la protección sobre la propiedad intelectual y,
más recientemente, incorporar lo referido al comercio electró-
nico y a la facilitación de las inversiones.
• Por otra parte, con base en el elevado costo del cumplimiento
de los acuerdos incorporados en el acta de Marrakech con que
inició la omc –no solo en términos estrictamente económicos,
sino también en pérdida de capacidad y autonomía para definir
políticas–, los países atrasados han insistido en la necesidad de
revisar los impactos derivados de la aplicación de esos acuer-
dos y en rechazar la incorporación de más temas y obligaciones
mientras eso no ocurra, a lo que se fue agregando la exigencia
deterioro del comercio internacional 43

de esos países para que se cumplieran de modo efectivo los


acuerdos y compromisos que los favorecían.
Dicho cumplimiento ha sido notoriamente escaso y tardío,
empezando con lo referido al trato especial y diferenciado (ted)
y al vínculo entre comercio y desarrollo, principios que desde
su puesta en marcha están incorporados en la omc, y antes en
el gatt, y que se reiteraron de modo profuso en la declaración
ministerial con que empezó la Ronda de Doha tanto respecto a
la prioridad que en ella tendrían las necesidades de los países
atrasados como a la atención que se daría a la aplicación del
trato especial y diferenciado.
Al contrario de lo anunciado, dichos principios han estado
claramente ausentes en la Ronda de Doha y, lejos de algún cri-
terio de preferencialidad hacia los países atrasados, en términos
generales lo que se ha impuesto –con unas pocas excepciones
en puntos específicos para los “países menos adelantados”– es
el criterio de reciprocidad y de trato igual entre los miembros de
la Organización por más desiguales que sean, lo que ha gene-
rado permanentes reclamos de los países atrasados, que exigen
el cumplimiento de lo asumido al iniciar la ronda y que efecti-
vamente se avance en el ted no solo como tema específico de
negociación, sino como criterio a aplicar en las negociaciones
de los demás temas de la agenda de Doha.
Al respecto, un ejemplo reciente es el documento presen-
tado en julio de 2017 por el Grupo de los 90 –formado por
los países del Grupo Africano más los países del Grupo ACP
y los países menos adelantados–, en el cual expusieron que las
propuestas para avanzar en el ted, conforme al párrafo 44 de
la Declaración de Doha, se han descartado de manera reiterada
y plantearon un conjunto de mejoras específicas para los países
en desarrollo en los distintos temas y acuerdos de la omc, con
la perspectiva de que dichos planteamientos se incorporaran en la
Conferencia Ministerial de Buenos Aires. Dicho documento fue
duramente cuestionado de inmediato por distintos países desa-
rrollados –en especial Estados Unidos, la Unión Europea, Ja-
44 jaime estay

pón, Australia y Canadá– y lo planteado en él estuvo por com-


pleto ausente en la agenda de la conferencia ministerial.

La existencia de las dos posturas recién mencionadas se evi-


denció con claridad en la Conferencia Ministerial de Buenos Aires.
Por una parte, en dicha conferencia una vez más quedaron pendientes
los temas sustantivos de la Ronda de Doha que interesan a los países
atrasados, en particular lo referido, tanto al “componente del desarro-
llo” de la Ronda de Doha y el ted como al tema agrícola, este último
sin avances no solo respecto de la “ayuda interna” a productores en
los países desarrollados, sino también en dos puntos más específi-
cos: a] sobre todo por la rotunda oposición de Estados Unidos, no
se acordó una solución permanente para los programas públicos de
mantenimiento de existencias para la seguridad alimentaria en los
países en desarrollo, asunto respecto del cual en la Conferencia Minis-
terial de Bali de diciembre de 2013 se acordó una solución transitoria
que debería haberse transformado en permanente en Buenos Aires;
b] no hubo avance alguno en relación con la operatividad del llamado
Mecanismo de Salvaguardia Especial referido a la agricultura, que,
según una de las decisiones tomadas en la Conferencia Ministerial de
Nairobi de diciembre de 2015–, autoriza a los países en desarrollo a
elevar temporalmente los aranceles a fin de hacer frente a incremen-
tos súbitos de las importaciones o caídas de los precios.
Por otra parte, en Buenos Aires los países desarrollados no lo-
graron –ni siquiera con el apoyo de algunos países atrasados enca-
bezados por Argentina– imponer el avance que pretendían sobre co-
mercio electrónico, un tema que es del mayor interés de los gigantes
de la tecnología, en particular Google, Amazon, Facebook, Apple y
Ali Baba, conocidos como “gafa-a”, que a su actual control mono-
pólico agregarían la concentración de las ganancias derivadas de la
libre circulación transfronteriza de datos. La propuesta, de haber te-
nido éxito, habría significado la creación de un grupo de trabajo y el
inicio a la brevedad de negociaciones sobre comercio electrónico en
la omc, con la consiguiente ampliación, tanto de la ya abultada agen-
da de la Organización, como de los futuros compromisos y efectos
deterioro del comercio internacional 45

para la mayoría de los países atrasados. Algo semejante ocurrió con


otra propuesta referida a la facilitación de las inversiones, también
impulsada principalmente por países desarrollados, con la que se
buscaba un pronto inicio de negociaciones sobre ese tema y que tam-
poco fue aceptada.
Ante el rechazo de esas dos propuestas, el 13 de diciembre de
2017 –esto es, el último día de la conferencia ministerial– sus impul-
sores emitieron dos declaraciones. La primera, titulada “Declaración
conjunta sobre el comercio electrónico”, fue firmada por 42 países
más la Unión Europea y en ella se anuncia que “nosotros, como
grupo, iniciaremos juntos un trabajo exploratorio hacia las futuras
negociaciones de la omc sobre los aspectos del comercio electróni-
co relacionados con el comercio” [Varios países, 2017]. La segunda
declaración, denominada “La facilitación de las inversiones para el
desarrollo”, fue firmada por 43 países más la Unión Europea; en ella,
los adherentes piden “que se inicien debates estructurados con el ob-
jetivo de elaborar un marco multilateral sobre la facilitación de las
inversiones” y anuncian que se reunirán “a principios de 2018 para
examinar la manera de organizar nuestras actividades de divulgación
y nuestros debates estructurados sobre este importante tema” [Varios
países, 2017a].
Todo indica que con ambas declaraciones y, en particular con
lo que se plantea en la referida al comercio electrónico, se conso-
lida una estrategia ya anunciada respecto del Acuerdo sobre el Co-
mercio de Servicios (tisa, por sus siglas en inglés), que ha tomado
fuerza conforme los países desarrollados han enfrentado crecientes
dificultades para imponer en la omc la agenda y los acuerdos que
más convienen a sus intereses. Ante esas dificultades, dicha estra-
tegia consiste en avanzar mediante acuerdos plurilaterales negocia-
dos en ambientes más “propicios” que la actual omc, que una vez
acordados se trasladarían al ámbito multilateral cuando las condi-
ciones lo permitan.
Sin embargo, esa estrategia de avanzar por la vía de acuerdos
entre grupos de países ante los problemas presentes en el ámbito
multilateral –y que en los años recientes se venía concretando prin-
46 jaime estay

cipalmente por medio de los llamados mega acuerdos, como el tpp,


el tpip y el tisa– está enfrentando hoy crecientes obstáculos, dado el
proteccionismo, el unilateralismo y los avances hacia una posible
guerra comercial que el gobierno de Trump ha venido concretando,
lo que ha significado severos cuestionamientos y golpes de dicho
gobierno no solo hacia los acuerdos comerciales con grupos de paí-
ses, ya vigentes, que se estaban negociando o se hallaban en etapa de
ratificación, sino también hacia los ámbitos multilaterales,2 y en par-
ticular hacia la omc, respecto de la cual ese gobierno ha manifestado
de manera reiterada sus críticas y su decisión de actuar al margen de
las normas establecidas en ella, lo cual ya se ha concretado con la
aplicación de aranceles apelando a la “seguridad nacional”.
Ante esa arremetida proteccionista del gobierno estadouniden-
se, la respuesta dominante de gobiernos y analistas en lo que res-
pecta al comercio ha sido la reivindicación del multilateralismo, del
libre comercio, de los acuerdos plurilaterales y los mega acuerdos.
Sin embargo, si bien las políticas de Trump son claramente lesivas
para la economía mundial y el orden económico internacional, entre
otros ámbitos del funcionamiento sistémico, lo que nos ha interesado
destacar a lo largo del texto, es que el deterioro económico y del co-
mercio internacional ya estaba presente desde antes y, en particular,
que desde hace ya varias décadas el llamado libre comercio, el mul-
tilateralismo comercial y el desenvolvimiento de la omc han venido
arrojando resultados muy lesivos para una buena parte de los países
y las poblaciones.

2
Además de las posiciones estadounidenses hacia la omc, en el ámbito de la
economía internacional, cabe también tener presente su rechazo a las medidas acor-
dadas internacionalmente para reforzar la regulación, la supervisión y la gestión del
riesgo de los bancos, conocidas como Basilea III. En otros ámbitos multilaterales,
han sido frecuentes sus cuestionamientos hacia las Naciones Unidas, a lo que se su-
man, entre otras decisiones, su retiro del Acuerdo sobre el Programa Nuclear Iraní,
su retiro del Acuerdo de París sobre cambio climático, el reconocimiento unilateral
de Jerusalén como capital de Israel, el anuncio de retiro de la unesco, la salida del
Consejo de Derechos Humanos y el abandono de las actividades de preparación del
Pacto mundial sobre emigrantes y refugiados.
deterioro del comercio internacional 47

Por consiguiente, de ninguna manera es suficiente reivindicar el


regreso del comercio internacional a la situación previa a Trump, ya
que en esa situación los problemas, inequidades y malos resultados
se venían multiplicando. Por tanto, los llamados a privilegiar el mul-
tilateralismo comercial en oposición al unilateralismo estadouniden-
se deberían acompañarse de la exigencia de redefiniciones sustan-
ciales de dicho multilateralismo que lo ubiquen como un verdadero
instrumento de desarrollo para los países del capitalismo atrasado.

Bibliografía

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Estay, Jaime (2016), “La situación actual de las negociaciones co-
merciales multilaterales”, en Jaime Estay (coord.), La eco-
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——— (2018), “Crisis, cambios estructurales y reformas insuficien-
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Organización Mundial del Comercio (2018), Informe anual 2018.
Varios países (2017), Declaración conjunta sobre el comercio elec-
trónico. Conferencia Ministerial, undécimo periodo de se-
siones, 13 de diciembre.
——— (2017a), Declaración ministerial conjunta sobre la facilita-
ción de las inversiones para el desarrollo, omc, Conferencia
Ministerial, undécimo periodo de sesiones, 13 de diciembre.
3. LA RECONFIGURACIÓN DE LAS RELACIONES ESTADO-
EMPRESA MEDIANTE LOS TRATADOS BILATERALES
DE PROTECCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA INVERSIÓN
EXTRANJERA Y LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

María Teresa Gutiérrez Haces*

Introducción

La crisis económica mundial que estalló a mediados de 2008 impu-


so un franco cuestionamiento no solo a las bondades del paradigma
económico promovido por la globalización, sino también a la efi-
cacia de una institucionalidad internacional que venía funcionando
en tándem entre el orden económico establecido desde la década de
los años cuarenta del siglo xx y los cambios institucionales impues-
tos por una coyuntura internacional cada vez más interdependiente y
globalizada.
La connivencia entre instituciones del tenor del Fondo Mone-
tario Internacional (fmi), el Banco Mundial (bm) y la Organización
Mundial del Comercio (omc) refleja la profunda avenencia que pre-
valeció entre las instituciones del viejo orden y aquellas de más re-
ciente creación, así como su común reticencia a emprender cambios
de fondo en el status quo de la economía internacional.
Durante los últimos 30 años, estas instituciones, junto con los
gobiernos de los países capitalistas desarrollados, y muchos de los de
países en desarrollo, intentaron desmantelar progresivamente el po-
der del Estado, en particular como eje de la estrategia de desarrollo
económico, mediante la introducción de diversos cambios de carác-

* Investigadora titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la unam.


Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Conacyt. La autora agradece a
Vanessa Mora el apoyo técnico brindado para la investigación del contenido de este
trabajo. [email protected].

[48]
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 49

ter económico e índole política, utilizando para ello no solo la impo-


sición de programas de ajuste estructural sino también la negociación
de tratados y acuerdos de libre comercio que por su contenido ten-
dían a modificar, tanto la política económica de los países, como sus
leyes internas, incluida su Constitución.
Dentro de esta coyuntura, los conflictos entre los gobiernos y
las empresas en materia de inversión han sido un tema recurrente que
por su propia naturaleza ha resultado ser tan controversial como las
disputas de índole comercial entre los gobiernos. Tanto el gatt en
su momento como la omc desde su creación expresaron de manera
reiterada la necesidad de contar con un modus operandi multilateral
que estableciera las reglas que debían orientar no solo las relaciones
entre las empresas extranjeras y los gobiernos importadores de capi-
tal, sino también los conflictos.1
Desde esta perspectiva, destaca el hecho de que la omc, cuando
celebró sus primeras conferencias ministeriales en Doha (2001) y
Cancún (2003), nunca logró reunir el suficiente consenso entre los
países miembro para incorporar en su agenda multilateral el tema
de la resolución de conflictos entre gobiernos y empresas extranje-
ras mediante un mecanismo de arbitraje ad hoc. Paradójicamente, el
Banco Mundial, por medio del Centro Internacional de Arreglo de
Diferencias Relativas a Inversiones (ciadri), estableció desde 1965
una instancia de carácter multilateral conocida como el Mecanismo
de Solución de Disputas, que a partir de 1994 logró un posiciona-
miento internacional espectacular al ser incorporado como parte del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan). A partir
de esa fecha, la mayoría de los acuerdos y tratados de integración
económica, así como los de protección a la inversión, añadieron di-
cho mecanismo a su corpus.

1
Durante la Ronda de Doha, se retomó el tema de la inversión, reconociendo
que: “deben existir razones favorables, transparentes y estables para asegurar las inver-
siones transfronterizas a largo plazo, en particular las inversiones extranjeras directas,
que contribuirían a la expansión del comercio”; en ese contexto, esta fue la primera
ocasión en que se reconoció la relación intrínseca entre el comercio y la inversión en
el marco de una declaración ministerial (Organización Mundial de Comercio, 1996).
50 maría teresa gutiérrez haces

Planteamiento

Este capítulo tiene como propósito analizar las razones por las que el
enfoque bilateral sobre conflictos en materia de inversión promovido
por el Banco Mundial ha logrado consolidarse pese a su carácter pro-
nunciadamente controversial, mientras que el multilateralismo respal-
dado por la omc ha, prácticamente, fracasado en su intento por atraer
el tema de la inversión y su conflictividad a las regulaciones de esta
institución. Este hecho refleja cómo los intereses de la mayoría de los
países miembro de la omc, desde 1996, fecha de la conferencia minis-
terial en Singapur, se han inclinado por mantener separada la regula-
ción de las controversias de comercio de las de inversión.
Buscamos analizar el avance creciente de un proyecto de largo
aliento que, a partir de la década de 1990, fue respaldado por los
acuerdos de integración económica y los acuerdos bilaterales de pro-
tección a la inversión negociados particularmente en las Américas.
Tal proyecto busca la consolidación de un régimen internacional de
protección a la inversión extranjera (ripie) en el que los inversio-
nistas se asumen como ciudadanos privilegiados de un orden legal
internacional que busca ante todo garantizar una protección cuasi
ilimitada a los movimientos de capital de las grandes corporaciones,
desafiando con ello la autonomía de los estados nacionales (Gutiérrez
Haces y Quintero, 2016).
Dada la complejidad que implica establecer un régimen de protec-
ción a la inversión extranjera en gran escala, desde finales del siglo xx,
se recurrió a la instauración de acuerdos y tratados de menor espectro
que respondan a los intereses de este proyecto. Con esta finalidad, se
crearon diversas modalidades de instrumentos entre los que sobresa-
len los acuerdos y tratados de libre comercio que contienen cláusulas
para proteger la inversión, como el tlcan, y los acuerdos de promoción
y protección a la inversión extranjera, conocidos genéricamente como
tratados bilaterales de inversión (bit, por sus siglas en inglés) y acuer-
dos de promoción y protección de la inversión extranjera (bit/fipa, por
sus siglas en inglés). El rasgo común de todos estos instrumentos es que
incluyen un mecanismo de solución de disputas empresa-Estado (msd).
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 51

Aunque todos estos recursos coexisten y se complementan den-


tro de un mismo país, su implementación legal es distinta y siempre
encierra cierta complejidad. Dada la importancia y repercusiones de
los tlc, necesitan contar con la anuencia del poder legislativo de los
países que lo suscriben, en particular por la jerarquía que adquieren
al situarse por encima de la Constitución. Esta exigencia no necesa-
riamente se aplica a los bit; en ocasiones los gobiernos, de manera
discrecional, no consideran absolutamente necesario hacerlos pasar
por el escrutinio de sus legisladores (Faya-Rodríguez, 2008: 1-3).2
Debido a que un número considerable de estos acuerdos lo ha
negociado Estados Unidos (cuadro 1), el Congreso de ese país ha te-
nido enorme injerencia en su contenido y aprobación, en especial
porque no tiene la posibilidad de que se negocien tratados ni acuerdos
que se sitúen por encima de su Constitución.
Desde el año 2006, los congresistas estadounidenses han in-
troducido de manera continua iniciativas de ley que contravienen el
contenido de muchos de los bit que Estados Unidos ha negociado, lo
cual no ha inhibido la negociación de estos instrumentos.
En 2008, con la aprobación de la Foreign Investment and Na-
tional Security Act of 2007, la inversión extranjera en este país se
vinculó con el tema de seguridad nacional.3 Esta ley resulta de parti-

2
Un caso aparte respecto de la relativa discrecionalidad de un gobierno res-
pecto a si un acuerdo de protección a la inversión debe pasar o no por el escrutinio
del poder legislativo es el congreso de Estados Unidos, que no acepta la negociación
de ningún tratado que se sitúe por encima de su Constitución. Esta circunstancia
ha pautado la política internacional de comercio de este país, como fue el caso de
la propuesta de creación de una organización internacional de comercio durante la
Conferencia de La Habana (1947-1948), que en gran medida fracasó porque el con-
greso estadounidense rechazó la propuesta por ser anticonstitucional. En su lugar, se
estableció, en 1947, un arreglo interino que intentaba acercarse a la propuesta de la
oic: el gatt (General Agreement on Tariffs and Trade), que fue una suerte de acuerdo
y no un tratado, que estaba dentro del rango de lo permitido por el Congreso.
3
En el mes de marzo de 2018, el presidente Trump anunció sorpresivamente que
se impondría un nuevo arancel a las exportaciones de acero (25%) y aluminio (10%), ar-
gumentando que, en su estado actual, estas exportaciones representaban una amenaza a la
seguridad nacional. Mencionado en Politico Newsletter, 7 de marzo de 2018, Washington.
Cuadro 1
Tratados de promoción y protección de la inversión extranjera directa
negociados por Estados Unidos
Países Firma Entrada en vigor
Albania 11 de enero de 1995 4 de enero de 1998
Argentina 14 de noviembre de 1991 20 de octubre de 1994
Armenia 23 de septiembre de 1992 29 de marzo de 1996
Azerbaiyán 1 de agosto de 1997 2 de agosto de 2001
Baréin 29 de septiembre de 1999 30 de mayo de 2001
Bangladesh 12 de marzo de 1986 25 de julio de 1989
Bielorrusia 15 de enero de 1994 -–––
Bolivia 17 de abril de 1998 6 de junio de 2001
Bulgaria 23 de septiembre de 1992 2 de junio de 1994
Camerún 26 de febrero de 1986 6 de abril de 1989
Congo 12 de febrero de 1990 13 de agosto de 1994
Croacia 13 de julio de 1996 20 de junio de 2001
Ecuador 27 de agosto de 1993 11 de mayo de 1997
Egipto 11 de marzo de 1986 27 de junio de 1992
El Salvador 10 de marzo de 1999 -–––
Eslovaquia (modificado) 22 de septiembre de 2003 12 de marzo de 2004
Estonia (modificado) 24 de octubre de 2003 1 de mayo de 2004
Georgia 7 de marzo de 1994 17 de agosto de 1997
Granada 2 de mayo de 1986 3 de marzo de 1989
Haití 13 de diciembre de 1983 -–––
Honduras 1 de julio de 1995 11 de julio de 2001
Jamaica 4 de febrero de 1994 7 de marzo de 1997
Jordania 2 de julio de 1997 12 de junio de 2003
Kazajistán 19 de mayo de 1992 12 de enero de 1994
Kirguistán 19 de enero de 1993 11 de enero de 1994
Letonia (modificado) 22 de septiembre de 2003 1 de mayo de 2004
Lituania (modificado) 22 de septiembre de 2003 12 de mayo de 2004
Marruecos 16 de junio de 2004 1 de enero de 2006
Mongolia 6 de octubre de 1994 4 de enero de 1997
Mozambique 1 de diciembre de 1998 3 de marzo de 2005
Nicaragua 1 de julio de 1995 -–––
Panamá 27 de octubre de 1982 30 de mayo de 1991
Polonia (modificado) 12 de enero de 2004 1 de mayo de 2004
República Checa (modificado) 10 de diciembre de 2003 10 de agosto de 2004
República Democrática del Congo 3 de agosto de 1984 28 de julio de 1989
República de Moldavia 21 de abril de 1993 26 de noviembre de 1994
Ruanda 19 de febrero de 2008 -–––
Rumania (modificado) 12 de enero de 2004 1 de mayo de 2004
Rusia 17 de junio de 1992 -–––
Senegal 6 de diciembre de 1983 25 de octubre de 1990
Sri Lanka 20 de septiembre de 1991 1 de mayo de 1993
Trinidad y Tobago 26 de septiembre de 1994 26 de diciembre de 1996
Túnez 15 de mayo de 1990 7 de febrero de 1993
Turquía 3 de diciembre de 1985 18 de mayo de 1990
Ucrania 4 de marzo de 1994 16 de noviembre de 1996
Uruguay 4 de noviembre de 2005 -–––
Uzbekistán 16 de diciembre de 1994 -–––
Fuente: United Nations (2000), Bilateral Investment Treaties 1959-1999, Naciones Unidas, Nueva York.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 53

cular importancia para países como México, Brasil y Chile, que por
medio de sus empresas translatinas4 se han posicionado en algunos
nichos económicos en Estados Unidos (United States Congress, Con-
gressional Record, 2008). Por otra parte, esta ley no ha impedido
que surja una mayor proclividad a negociar acuerdos bilaterales de
protección a la inversión que acuerdos comerciales con un capítulo
sobre inversión por considerarse más expedito el proceso de un bit
que el de un acuerdo comercial. Tanto los negociadores como los
legisladores prefieren enfocar su análisis en un solo asunto: la protec-
ción a la inversión extranjera, que en la complejidad de un acuerdo
comercial de amplio espectro.
Al analizar cualquiera de estos dos instrumentos destaca un ras-
go que prevalece, tanto en los tratados como en los acuerdos: la ten-
dencia a delimitar y disciplinar el poder del Estado y castigarlo, si es
necesario, por medio del arbitraje internacional, cuando una empresa
considere que desprotege la inversión cubierta por un bit o un tlc. Es
con este propósito que dichos acuerdos establecen un msd extraterri-
torial en el que los gobiernos y las empresas se someten a un proceso
que necesariamente desembocará en una de las siguientes opciones:
la reconciliación jurídica fuera del msd, un desistimiento del proceso
de arbitraje o, en su defecto, continuar con el proceso de arbitraje
hasta el pronunciamiento de un laudo que dará lugar a la imposición
de una indemnización monetaria.
Ya que este mecanismo es parte central de un bit y de la mayo-
ría de los tlc, los gobiernos están obligados no solo por el acuerdo

4
Las translatinas son empresas trasnacionales latinoamericanas emergentes
que han realizado inversiones directas fuera de su país de origen. Estas empresas ad-
quirieron enorme importancia a partir de la década de los años noventa del siglo pa-
sado. La inversión directa en el exterior de las translatinas representa una participa-
ción cada vez más importante de la ied que ingresa a América Latina. Las principales
translatinas provienen de Argentina, Brasil, Chile y México. Las empresas pioneras
fueron de Argentina y Brasil, mientras que México y Chile se incorporaron más tar-
de. Brasil ha mantenido su patrón de internacionalización y Argentina prácticamente
desapareció como inversionista externo. México y Chile se han transformado en las
más dinámicas (Cepal, 2005: 73-79).
54 maría teresa gutiérrez haces

sino también por su propio cuerpo legislativo (que en su momento


aprobó este instrumento) a cumplir con los compromisos adquiridos
con otro país en materia de protección a la inversión. Así, cualquier
acción de un gobierno que implique la imposición de requisitos de
desempeño a la inversión extranjera o que produzca un trato discri-
minatorio a dicha inversión se considera una violación a lo pactado.
Desde 1994, la mayoría de los gobiernos receptores de capi-
tal signatarios de un bit o un tlc han enfrentado serias dificultades
para hacer prevalecer algunas de sus políticas de desarrollo econó-
mico por encima de las prioridades de las empresas trasnacionales,
lo que ha traído como consecuencia que los gobiernos de los países
importadores de capital se vean desprovistos de una de sus más im-
portantes atribuciones: la capacidad para dictar políticas públicas por
encima de los intereses particulares de las grandes corporaciones.
Paradójicamente, aunque hasta hace algunos años un argumento de
esta naturaleza no habría impedido la proliferación de los bit y tlc,
a partir de 2007 algunos países de América del Sur, en especial Boli-
via, Ecuador y Venezuela, empezaron a cuestionar el ilimitado poder
de esos tratados por el daño que infringen a las políticas públicas de
los países y propusieron otras alternativas. Una reacción similar se ha
dado también en los países desarrollados, como los de la Unión Eu-
ropea, Canadá y Australia, al momento de negociar nuevos acuerdos,
sobre todo con Estados Unidos.
Naturalmente, este cuestionamiento contraviene la tendencia
que predominó en los últimos 50 años en que los países desarrollados
y, en especial, sus grandes empresas presionaron por medio de las
instituciones internacionales o en muchos casos directamente para
que se establecieran reglas claras y vinculatorias que protegieran sus
intereses en los países en desarrollo. Entre los intentos más destaca-
dos se encuentran el Acuerdo Multilateral de Inversión (ami, 1995),
el fallido Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (2004) y los
fracasados intentos de introducir el tema de la protección a la inver-
sión en la omc.
Si bien los bit y los capítulos relativos a inversión en los tlc
son la respuesta más cercana a los intereses de las corporaciones,
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 55

en años recientes se ha dado un nuevo fenómeno. Los bit han deja-


do de considerarse un instrumento exclusivo de las empresas de los
países desarrollados y se han convertido también en un instrumento
de protección de las empresas de los países en desarrollo. Visto así, el
propósito original de su creación ha sido superado.

Contexto

La conformación de un ripie está anclada a tres grandes procesos: la


integración económica inspirada en el regionalismo abierto, que, en-
tre otros aspectos, aceptó la inclusión de asuntos que aparentemente
no estaban vinculados con el esquema tradicional de la integración
comercial descrito en el capítulo xxiv del gatt, como ha sido el caso
de la inversión, los servicios y la propiedad intelectual entre otros.
El regionalismo abierto provocó la incorporación de un capítulo
sobre la protección de la inversión extranjera en todos los acuerdos de
libre comercio negociados a partir de 1988, fecha de la implementa-
ción del Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos
(alcceu) y, en particular, con el advenimiento del tlcan en 1994.
Un segundo anclaje se dio con la inclusión del tema de la in-
versión en la agenda de discusiones de la omc y, finalmente, el tercer
amarre se produjo con la negociación de los acuerdos de promoción
y protección a la inversión extranjera (bit/fipa) originalmente inspi-
rados en el modelo de la ocde y después en el capítulo 11 del tlcan.
Indudablemente, estos tres enlaces dieron un vigoroso respaldo
a un proyecto que buscaba establecer un régimen internacional que
protegiera la inversión extranjera del proteccionismo de los gobier-
nos receptores de capital y de sus ciudadanos.
De los tres anclajes mencionados, el caso de la omc es quizás el
más paradójico ya que el tema de la inversión, discutido multilateral-
mente en el seno de esta Organización, ha desembocado de forma rei-
56 maría teresa gutiérrez haces

terada en fracasos.5 La incapacidad de esta organización para llevar


a buen término acuerdos multilaterales sobre este aspecto ha puesto
de manifiesto la polarización que ha prevalecido en las conferencias
ministeriales, en un sentido que difícilmente da lugar al surgimiento
de un genuino consenso entre la comunidad de países agrupados en
torno a determinados intereses económicos, sin importar una iden-
tidad regional, como fue el caso de Brasil, China e India dentro del
llamado G21plus; de India, China e Indonesia oponiéndose a Estados
Unidos; o de la Unión Europea y Estados Unidos trabajando en tán-
dem contra grandes naciones emergentes como India y China.6
El estancamiento de la Ronda de Doha (2001-2007) y la sus-
pensión de las negociaciones del alca en 2005 fueron, en este senti-
do, una plataforma de lanzamiento para que un sinnúmero de países
justificara la promoción de su propia agenda económica y tratara de
consolidar reglas de comercio e inversión más adecuadas a sus inte-
reses particulares.
La instrumentación de una estrategia a dos velocidades llevada
a cabo por los representantes gubernamentales de la mayoría de los
países fue, y aún es, uno de los principales rasgos de las reuniones
multilaterales, en especial de la omc. Los países participan en las
discusiones con cautela y escepticismo, pero calculando que tal vez
puedan obtener alguna ventaja de las negociaciones multilaterales.

5
Las negociaciones de la omc colapsaron cuando Estados Unidos e India no
lograron establecer un compromiso acerca de las medidas destinadas a ayudar a
que los países más pobres protegieran a sus agricultores contra los aumentos de las
importaciones.
6
Inicialmente, el meollo de las discusiones residió en la fórmula que debía apli-
carse para poder reducir los aranceles agrícolas y los subsidios a la exportación. En la
reunión de Cancún (2003), los países en desarrollo rechazaron la propuesta agrícola
conjunta de Estados Unidos y la Unión Europea, lo que dio lugar al nacimiento de un
tremendo contraliderazgo encabezado por India y Brasil, pero también activamente
respaldado por China. La reunión en Hong Kong (2005), si bien logró un acuerdo so-
bre la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas de forma escalonada
hasta el año 2013, no alcanzó ningún tipo de anuencia para la disminución de los sub-
sidios agrícolas nacionales. El año 2007 fue de mayor distensión, gracias a un cambio
de estrategia de la omc que consistió en consultas bilaterales con grupos reducidos.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 57

De forma análoga, los mismos países inician negociaciones bilate-


rales o hasta plurilaterales de acuerdos de liberalización comercial
que consideran un amplio espectro de asuntos a negociar como la
inversión y no meramente los aranceles (Gutiérrez Haces, 2009: 12).
Un aspecto de particular importancia para los propósitos de este
capítulo es el referente a la protección de la inversión extranjera y los
mecanismos de solución de controversias que a partir del año 2003,
como una de las consecuencias de la reunión ministerial de Cancún,7
no fueron aceptados para formar parte de la agenda final de Doha de-
bido a las posiciones en contra de la Unión Europea. En este mismo
encuentro, Estados Unidos tampoco mostró gran entusiasmo en man-
tener el tema de la inversión dentro del documento de negociación de
la Ronda. Aunado a esto, países como Japón, Canadá y Corea, que
tradicionalmente habían buscado establecer medidas para proteger
sus capitales, tampoco lograron algún avance en este sentido.
Hasta 2018, el tema de la inversión no ha podido incorporarse
oficialmente a las negociaciones de la omc debido, en gran medida, a
que desde la reunión ministerial en Singapur (1996), considerada la
primera conferencia ministerial de la omc destinada a consolidar la nueva
organización, se definieron los cuatro grandes temas que orientarían
futuras reuniones: inversión (por su conexión con el desarrollo so-
cial), competencia (con la finalidad de explicitar prácticas restrictivas
que obstaculizaran el comercio), aduanas (facilitación comercial) y
contratos y compras gubernamentales (buscando mayor transparen-
cia). Estos temas, planteados en la declaración final, se trazaron de
forma tan heterogénea y restrictiva que poco facilitaron la dinámi-
ca de las futuras negociaciones a pesar de que formaban parte del
acuerdo final de los ministros, que habían resuelto instrumentar un
programa de trabajo sobre comercio e inversión al interior de la Or-
ganización Mundial del Comercio.

7
Las conferencias ministeriales son el órgano de adopción de decisiones más im-
portante de la omc. En estas reuniones están representados todos los países que integran
dicha organización y sirven para plantear cualquier asunto relacionado con los acuerdos
comerciales multilaterales. Las reuniones ministeriales ocurren cada dos años.
58 maría teresa gutiérrez haces

El grupo de trabajo se reunió en 10 oportunidades entre 1997


y 1999. El asunto más controvertido en estas reuniones fue el rela-
cionado con “las ventajas y desventajas de introducir reglas bilatera-
les, regionales y multilaterales, desde una perspectiva del desarrollo”
(Documento wt/wgti/2, 1998).
Durante la reunión ministerial en Seattle (1999), los países per-
tenecientes a la ocde aprovecharon la ocasión para difundir infor-
mación respecto a los resultados de las negociaciones que se habían
llevado a cabo en el ami. El propósito de la ocde era obtener un
mayor consenso mediante el sondeo acerca de la posibilidad de que
se estableciera un acuerdo sobre inversión calcado del contenido del
ami pero con un alcance más amplio que regularía las relaciones en-
tre los países al interior de la omc. Tal pretensión obtuvo un magro
consenso, en especial porque países como India, Pakistán, Malasia
y Egipto sostuvieron su posición tradicional de oposición al esta-
blecimiento de cualquier tipo de acuerdo sobre inversión en la omc.
En contraste, países como Japón, Canadá y la propia Unión Europea
habían mostrado interés en iniciar la discusión de temas de inversión
como preámbulo para la posible negociación de un acuerdo amplio
de protección a la misma.
Durante la Conferencia Ministerial de Cancún (2003), varios re-
presentantes de países, tanto desarrollados como en desarrollo, con-
cluyeron que después de siete años de trabajo ya era tiempo de que
se iniciaran negociaciones tendientes a establecer un acuerdo sobre
inversión auspiciado por la omc. La propuesta estaba ampliamente
justificada frente a la constatación de que la multiplicidad de acuerdos
regionales y bilaterales sobre la materia solo se prestaba a traslapes y
confusión. Con base en este argumento, un acuerdo amplio con el sello
institucional de la omc establecería un marco más estable y menos
discriminatorio que el que hasta ese momento había. Sin embargo, un
número considerable de países mostró inquietud ante la perspectiva de
que un acuerdo multilateral impusiera gran cantidad de obligaciones que
las que ya había en los acuerdos bilaterales negociados.
Después de la reunión ministerial en Cancún, la resistencia a
una negociación multilateral sobre inversión creció de manera expo-
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 59

nencial entre los países en desarrollo, pero no solo eso. Tres aspectos
alimentaron la desconfianza: por una parte, la mala reputación que
acompañaba al fracasado ami lanzado sin éxito por la ocde; la exis-
tencia del capítulo 11 referente a inversión contenido en el tlcan, el
cual, pese al enorme criticismo que generó, amenazaba con conver-
tirse en el modelo ideal a reproducir, no nada más en el acuerdo de
libre comercio de las Américas, sino también en cualquier otro acuer-
do de integración; y, por último, el dudoso uso que se venía dando a
los mecanismos de solución de disputas incluidos tanto en el tlcan
como en los bit popularizados después de 1994.8
Uno de los mandatos que se derivó de la reunión de Cancún
(2003) fue que los temas de Singapur (1996) formarían parte del pro-
grama de la Conferencia Ministerial para el Desarrollo en Doha, pero
en los hechos, a partir del primero de agosto de 2004, los miembros
acordaron que tal mandato no se seguiría y que las negociaciones
girarían en torno a un solo tema: la facilitación del comercio. De
esta manera los temas de Singapur restantes fueron eliminados en las
futuras negociaciones dentro de la Ronda de Doha.9

8
Las reacciones contestatarias en contra de los bit y su mecanismo de solución
de controversias se exacerbaron a raíz de la crisis en Argentina, que desencadenó
numerosas demandas de las empresas extranjeras afectadas contra el gobierno y
la aparición de un grupo de tenedores conocidos como los fondos buitre. Como
consecuencia de esto, empezó a extenderse la opinión de que tanto los bit como los
capítulos sobre inversión incluidos en los tlc no beneficiaban de manera fehaciente
a los países en desarrollo que los firmaban. Pese a esta creencia, los gobiernos con-
tinuaron negociando tales arreglos.
9
El Grupo de Trabajo de la omc relativo a inversiones explicaba en su último
informe al Consejo General, del 11 de julio de 2003, que dentro de la definición de
inversión, la principal discusión residió entre una concepción amplia y otra restrin-
gida, lo cual había llevado a proponer eventualmente una definición híbrida que
adoptaría un enfoque restringido en el momento del acceso a los mercados y una
más amplia que podría aplicarse en el momento en que la inversión ya estuviera es-
tablecida. Esto implicaba que dicha definición consideraba diferente tipo de activos.
El informe también mencionaba la necesidad de que los países receptores hicieran
mejores esfuerzos para lograr una mayor transparencia de sus regímenes en materia
de inversión y mencionaba el debate que había surgido en torno al principio de no
discriminación. Sin duda uno de los aspectos más interesantes de dicho informe fue
60 maría teresa gutiérrez haces

Estados Unidos inició por su parte un proceso de negociación


de bit con los países que consideraba debían estar “bajo observación”
o en un virtual stand by hasta que demostraran no solo su anuencia,
sino también un compromiso de fondo con los cambios estructurales
de su economía; tal fue la experiencia de América Central, Chile y
Colombia al negociar sus acuerdos con Estados Unidos.
La iniciativa estadounidense produjo un efecto dominó en di-
versas regiones del orbe; un número considerable de países pertene-
cientes a la Unión Europea, Asia y América Latina negociaron sus
propios acuerdos de protección, con o sin la participación de Estados
Unidos, dando la espalda a las instancias multilaterales y dejando la
omc a merced de su propio fracaso.
Ante el nivel de polarización que los bit y tlc producían, en
el año 2015, la unctad manifestó su intención de ser parte de una
reforma sustancial del Mecanismo de solución de disputas que había
funcionado hasta ese momento. Convencida de la necesidad de revi-
sar las normas de inversión y su regulación internacional, anunció las
directrices de acción de una reforma a dicho mecanismo:
• Salvaguardar el derecho a regular por parte de los estados.
• Reformar el mecanismo de solución de controversias a la inversión.
• Promover y facilitar la inversión.
• Asegurar una inversión responsable.
• Mejorar la consistencia sistémica: es decir, diseñar compromi-

el tema de las obligaciones de los inversores y los países de origen, en el sentido


de que era imperativo establecer un adecuado balance entre la disparidad del poder
económico, el alcance mundial de las empresas multinacionales y el limitado mar-
gen de regulación de las mismas que los países receptores de la inversión poseen, lo
que a la larga implicaría el establecimiento de códigos de conducta. Por último, el
informe insistía en la necesidad de consensuar el futuro acuerdo multilateral sobre
inversiones con el Acuerdo General sobre el Comercio y Servicios (agcs), ya que
este contenía disposiciones que debía seguir el grupo de trabajo encargado de la
relación entre comercio e inversión. Por ejemplo, en el marco del agcs se estableció
que ningún gobierno tendría la obligación de abrir sectores específicos al capital ex-
tranjero e incluso que si el gobierno decidiera la participación del capital extranjero,
este tendría todo el derecho de fijar los límites de la inversión, lo cual iría contra las
reglas establecidas en los bit y tlc (Documento wt/wgti/7).
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 61

sos internacionales relacionados con la inversión que incluyan


los objetivos de un desarrollo sostenible.
• Equilibrio entre los derechos y obligaciones dentro de los
acuerdos internacionales y responsabilidad de los inversores.

Con esto en mente, la unctad enfatizó el hecho de que desde


1960 habían elementos de aprendizaje que debían servir en las futu-
ras modificaciones a los mecanismos de solución de controversias;
por ejemplo, la constatación de que a lo largo de los años los acuer-
dos internacionales que han incluido temas de inversión siempre han
enfrentado imprevistos, por lo que deberán instrumentarse medidas
de seguridad. Otro aspecto que la unctad mencionó fue que este tipo de
acuerdos mostraba serias limitaciones en sus objetivos de promoción
al desarrollo y que más bien eran acuerdos enfocados a la protec-
ción; por último, esta institución insistió en que debía reconocerse
que estos acuerdos tenían repercusiones amplias en materia política y
social, no solo económica (United Nations Conference on Trade and
Development, World Investment Report, 2015).
En ese contexto, la unctad estableció un enfoque estratégico
que involucraba nuevos objetivos para la inversión considerando que
la coyuntura en la que se insertaban estos acuerdos se ha modificado
con el paso de los años. En suma, la inversión debería estar en con-
cordancia con los objetivos de desarrollo sostenible y priorizar un
mayor papel de los gobiernos en asuntos económicos.
Estos aspectos deben ser dimensionados como parte de una línea
de continuidad de un proceso de vieja data en el que destaca la lucha
que desde mediados de los años sesenta emprendieron los gobiernos
más poderosos junto con las empresas para imponer reglas de pro-
tección a su inversión a los países de menor desarrollo económico.
Es en este sentido que el análisis de los diferentes momentos en que
las reglas de los inversionistas se fueron imponiendo. por medio de
un conjunto de instituciones internacionales, resulta determinante si
se quiere calibrar el significado no solo de los capítulos referentes a
la protección de la inversión en los acuerdos de libre comercio, sino
también en los bit y los fipa (Gutiérrez Haces, 2004: 8).
62 maría teresa gutiérrez haces

Buscando la matriz de los nuevos acuerdos de protección


a la inversión extranjera

Las negociaciones en torno al tlcan a mediados de la década de 1990


fueron un verdadero laboratorio de experimentación, no solo para Mé-
xico, Canadá y Estados Unidos, sino también para el resto de los países
de América Latina y el Caribe, que observaban con enorme interés los
resultados de la primera negociación de un acuerdo de libre comercio
en el que dos de los países industrializados más ricos del mundo concer-
taban un acuerdo de liberalización comercial con un país en desarrollo.
Este hecho difícilmente podría pasar inadvertido para un número con-
siderable de naciones que durante décadas habían seguido con deteni-
miento la política económica proteccionista y, por ende, nacionalista de
México como un punto de referencia para sus propias políticas.
Esta negociación dio lugar a múltiples especulaciones sobre el
futuro de México, en particular el debilitamiento de su liderazgo en
América Latina, a cambio de una posición relativamente privilegiada
en América del Norte. En 1994, México logró la aprobación e imple-
mentación del tlcan, así como su ingreso como miembro pleno a
la ocde; con ello inició una etapa de mayor identificación y acerca-
miento al modelo norteamericano.
Conscientes de esto, Canadá y Estados Unidos decidieron al
unísono sacar provecho de una negociación con un país de la talla de
México, dispuesto a ceder en ciertos aspectos a cambio de participar
en las grandes ligas del comercio internacional.
Los negociadores mexicanos lograron que se excluyeran del
tlcan ciertos recursos naturales como el petróleo, alarmados con la
mala experiencia que los canadienses habían tenido en el Acuerdo de
Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos; en revancha dejaron
pasar otros aspectos como los estipulados en el capítulo 11 sobre
inversión, con respecto a lo que se entendía por un acto de expropia-
ción, que a la larga ha provocado un número considerable de deman-
das en contra del gobierno mexicano.10

10
A la luz de los conflictos que ha traído aparejada la aplicación del capítulo 11,
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 63

Uno de los rasgos más innovadores en esta negociación fue la


inclusión de asuntos no estrictamente comerciales para su discusión,
lo que dio como resultado la aparición del capítulo 11, destinado en
exclusiva a establecer las reglas de comportamiento y tratamiento de
la inversión proveniente de la propia región, así como los mecanismos
que buscaban dar solución a las controversias originadas a raíz de al-
guna violación a las reglas que protegían la inversión de los tres países.
La inclusión de dicho capítulo implicó, como se mencionó an-
tes, el establecimiento de un mecanismo de solución de controversias
ad hoc que, a su vez, provocó el resurgimiento y la revaloración de
los acuerdos de protección a la inversión extranjera (bit) de los años
sesenta. Estos acuerdos incluían al menos dos recursos creados para
solucionar las diferencias entre gobierno y empresa: uno, fundado
en 1965 dentro del Banco Mundial, conocido como el Centro Inter-
nacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (ciadi),11
y el otro, la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mer-
cantil Internacional (cnudmi),12 perteneciente a las Naciones Unidas,
desde 1976.
Uno de los mayores logros del tlcan fue el respaldo que dio a
la futura construcción de un ripie, gracias al ambiente de credibilidad
y certidumbre que desató la inclusión de un conjunto de cláusulas
que establecían un mecanismo vinculante y obligatorio para la solu-
ción de disputas. Este ofrecía a las empresas la posibilidad de deman-
dar directamente a un Estado (sin interponer una nota diplomática),
ventilar la disputa en un tribunal internacional ligado al Banco Mun-
dial o a las Naciones Unidas y establecer compromisos vinculatorios

sobre todo en lo relativo a un acto de expropiación, después se reconoció que durante


las negociaciones no se había evaluado cabalmente las consecuencias de introducir al
texto del tlcan la expresión “equivalente a una expropiación”, en gran medida por-
que en el ánimo de los negociadores había predominado más el interés por establecer
reglas claras y una mayor certeza para los inversionistas, que considerar con deteni-
miento el verdadero significado de la expresión ni tomar una medida equivalente a la
nacionalización o a la expropiación de una inversión [cursivas nuestras].
11
International Center for Settlements on Investment Disputes (icsid).
12
United Nations Commission on International Trade Law (uncitral).
64 maría teresa gutiérrez haces

entre demandante y demandado, como el pago en efectivo de la in-


demnización que hacía muy atractivo a las empresas invertir en un
país del tlcan (cuadro 2).
Gracias a esto, pudo establecerse un orden jurídico suprana-
cional que serviría para proteger la movilidad de capital dentro de la
región de América del Norte al proporcionar amplios derechos y pri-
vilegios al inversionista de la región, otorgándole el poder de hacer
valer sus derechos mediante ejecución forzada en el ámbito privado.

Cuadro 2
Capítulo 11 del tlcan.
Obligaciones que de no ser cumplidas pueden servir de base para una demanda

• Trato/tratamiento nacional: obligación de dar el mismo trato a la inversión y el


inversionista proveniente de un país del tlcan no menos favorable que el otorgado
al inversionista y la inversión nacional en iguales circunstancias (artículo 1102).
• Trato de nación más favorecida: obligación de tratar a la inversión y el inversionis-
ta de modo no menos favorable que a la inversión y el inversionista de cualquier
otro país (artículo 1103).
• Estándares mínimos de tratamiento: obligación de tratar a la inversión y el inver-
sionista conforme a las leyes internacionales, incluyendo trato justo y equitativo
(artículo 1105).
• Compensación en caso de expropiación: obligación de no expropiar ni directa ni
indirectamente o tomar medidas equivalentes a la expropiación de una inversión
sin compensación (artículo 1110).
• Exigencias sobre comportamiento/operatividad/desempeño: es obligatoria la no
imposición de determinados requisitos o exigencias de comportamiento, como
aceptar un determinado porcentaje de contenido local o nacional en la producción
o en la contratación de empleos (artículo 1106).

Fuente: Department of Foreign Affairs and International Trade, The North American Free Trade Agree-
ment Chapter Eleven Investment, Ottawa, Foreign Affairs and International Trade Canada, 1992.

Antes de la instrumentación del msd en el tlcan, prácticamente


ningún país en desarrollo estaba dispuesto a aceptar que las regula-
ciones internas sobre la inversión extranjera fueran objeto de una
controversia en tribunales internacionales. La reiterada mención de
la Cláusula Calvo cuando surgía un conflicto de esa naturaleza había
sido, hasta la década de 1990, el recurso más utilizado para impedir
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 65

que los inversionistas extranjeros y sus gobiernos arremetieran con-


tra el proteccionismo de los países menos desarrollados. Los países
exportadores de capital, tampoco estaban dispuestos a someterse a
los tribunales de la nación huésped, alegando la posibilidad de jui-
cios sesgados y la demostrada inclinación de las autoridades locales
a proteger a sus connacionales.
El aspecto más controversial dentro del capítulo 11 del tlcan es
el relacionado con la definición de inversión, sus límites y alcances,
los cuales son particularmente amplios.13 Así el término inversión se
define de tal forma que cubre al mismo tiempo la acción de invertir
y los resultados de esa acción. La amplitud de sujetos y acciones que
cubren este término es la raíz de la mayoría de los conflictos que este
capítulo ha suscitado en los últimos 24 años. En buena medida, esto
se explica por la diversidad de actores que pueden entrar en esta defi-
nición, lo cual ha dado lugar a la presencia de un amplísimo radio de
protección jurídica para los inversionistas, facilitando la interpreta-
ción de los casos que puedan considerarse atentatorios al capítulo 11.
El artículo 1139 ofrece una lista pormenorizada de lo que se en-
tiende por inversión e inversionista: una empresa, el capital invertido,
concesiones, derechos de propiedad industrial e intelectual, el título
de participación de una empresa, un título de deuda, un préstamo a
una empresa, deuda entre afiliados, préstamos con vencimiento ma-
yor a tres años, intereses producidos por los capitales u otros recursos
resultado de una actividad económica llevada a cabo en el territorio
de la inversión, bienes inmuebles, aportaciones y transferencias a una de
las partes, etc. (Vega, 2003: 11-12; Hufbauer y Shott, 2005: 204).
Esta definición ha provocado confusión debido a la diversidad
de actividades que prevé una descripción de esta naturaleza, en es-
pecial respecto del término expropiación, ya que muy fácilmente el

13
La legislación mexicana tiene una definición más acotada de la inversión
extranjera directa (ied) que la explicitada en el capítulo 11. Considera que la ied tiene
cuatro componentes: las nuevas inversiones, la reinversión de utilidades, las cuentas
entre compañías (que comprende préstamos y adelanto de pagos de las matrices re-
sidentes en el exterior a sus filiales en México) y la importación de activos fijos por
parte de las maquiladoras.
66 maría teresa gutiérrez haces

margen de acción de esta inversión puede toparse con limitantes que


podrían considerarse atentatorias contra el artículo 1102 de Trata-
miento nacional y el artículo 1103 de Trato de nación más favoreci-
da, los cuales protegen el libre desempeño de la inversión extranjera
en el tlcan.
Un segundo aspecto que ha incrementado el surgimiento de de-
mandas contra los gobiernos, es una disposición jurídica dentro del
capítulo 11 (artículo 1110), por la cual se obliga al país perdedor a
resarcir pecuniariamente al que inició y ganó la querella en una de
las monedas de los países que forman el Grupo de los Siete, entre los
cuales se encuentran Canadá y Estados Unidos; hasta este momento,
casi todas las demandas se han hecho en dólares estadounidenses y
canadienses (artículo 1110, incisos 3 y 4).
Esta medida, única en su género dentro de las disposiciones
del tlcan, ha despertado actitudes francamente especulativas de mu-
chas empresas, las cuales al aprovechar las cláusulas del capítulo 11
detectan de forma expresa espacios de inversión que de antemano
se saben conflictivos –en especial, por estar vinculados con asuntos
ambientales, laborales o sociales en particular sensibles– para iniciar
sus operaciones. Con ese conocimiento, las empresas empiezan el
proceso de inversión buscando de manera dolosa que en algún mo-
mento las autoridades se opongan a sus operaciones y que, en conse-
cuencia, las firmas puedan recurrir a la demanda y a las ventajas de
la indemnización.

La nueva generación de acuerdos de protección


a la inversión extranjera

A raíz del éxito en la aplicación de los mecanismos de solución de


controversias en materia de inversión, las empresas trasnacionales
iniciaron un proceso de cabildeo presionando a sus gobiernos para
que negociaran nuevos acuerdos de libre comercio que incluyeran un
capítulo sobre inversión o, en su defecto, la celebración de acuerdos
bilaterales de promoción y protección de la inversión extranjera.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 67

Estados Unidos, en particular, consideró que tal vez el tlcan


no era un mecanismo suficiente para proteger los intereses de sus
inversionistas y alentó la negociación de nuevos acuerdos bilaterales
de protección a la inversión como una condición sine qua non para
negociar luego acuerdos comerciales de mayor alcance.
De esta forma surgió una nueva generación de bit que se convir-
tió en un instrumento común en la estrategia internacional de comer-
cio de Estados Unidos, basada en un permanente condicionamiento
de cualquier negociación a los méritos demostrados en lo tocante a la
protección a la inversión.
El tlcan estableció un modelo expansivo para proteger la in-
versión de Norteamérica que se reprodujo en nuevos acuerdos nego-
ciados por alguno de los tres países signatarios del tlcan. Sin duda,
la parte más novedosa fue la vinculación que este hacía con los msd
ya existentes en el ciadi y el uncitral; sin embargo, a medida que
el tlcan empezó a generar un número considerable de demandas,
se constató que se había convertido en un recurso de las empresas
contra los gobiernos de Canadá y Estados Unidos, y no solo contra
México, como originalmente se había previsto.
Ante lo controversial que había resultado el uso del msd adosa-
do al tlcan, el gobierno de Canadá diseñó su propio modelo de bit,
el cual continuaba reconociendo los msd del tlcan pero dando una
interpretación más acotada a ciertas definiciones como equivalente
a una expropiación [cursivas nuestras] incluida en el capítulo 11,
debido a los problemas que ocasionaba una definición tan imprecisa.
Canadá no es el único país de la región que creó su propio modelo
bit; países como Argentina y Chile, así como el mismo México, de-
cidieron construir su propio acuerdo, marco que refleja los intereses
particulares de cada país y el uso que se ha dado a la experiencia de
otros países. En este sentido, el modelo canadiense refleja claramente
el peso de los intereses de la sociedad civil que desde hacía varios
años pugnaba por la renegociación del tlcan y, en particular, del ca-
pítulo 11 desde una perspectiva de desarrollo sustentable.
El contenido del modelo canadiense representó un avance y
contribuyó a la decisión de introducir una interpretación que garan-
68 maría teresa gutiérrez haces

tizara mayor transparencia en el proceso de los msd. Sin duda, las


consideraciones acerca de que en determinadas circunstancias el ma-
nejo de los recursos naturales o las normas ambientales no puede ir
en contra de los intereses de la sociedad ni puede ser considerado un
acto de expropiación por ningún tribunal originado de un bit o tlc
fueron una señal positiva en una discusión que tantos problemas ha
causado en los países latinoamericanos que enfrentan demandas por
expropiación al defender sus recursos naturales.14 La aportación del
modelo canadiense no surgió en el vacío; la oposición a la adquisi-
ción de recursos naturales por parte de empresas estatales extranjeras
ocurre en Canadá desde el año 2004. Un grupo de parlamentarios
expresó preocupación concerniente a una operación de la China Min-
metals Corporation, una sociedad estatal china que pretendía adqui-
rir la emblemática empresa minera Noranda Inc. La compra no se
concretó, pero China no quitó el dedo del renglón y optó por una
estrategia de bajo perfil que se tradujo en la adquisición de empresas
mineras canadienses de menor talla.15
Por su parte, el Congreso de Estados Unidos apeló en 2005 a
la seguridad energética nacional para impedir que la China Nacio-
nal Offshore Oil Corporation adquiriera la empresa estadounidense

14
Canadá empezó a negociar sus bit en 1989 con base en el modelo de la
ocde. En 2003 el gobierno de Canadá actualizó su modelo de bit el cual ahora
consta de 15 artículos y dos anexos. En esta actualización Canadá incorporó la ex-
periencia que había acumulado en el tlcan. Los aspectos más importantes en dicho
reajuste fueron: dar una mayor claridad a las obligaciones sustantivas contenidas en
el capítulo 11, dotar de mayor claridad y apertura el proceso de solución de contro-
versias, y ampliar la lista de reservas y excepciones. El modelo canadiense hace una
clara diferencia entre las medidas que afectan potencialmente la inversión que esta-
ría ingresando en su territorio y las medidas que afectan la inversión ya instalada en
el país. En los anexos se listan importantes excepciones; en especial sobresalen las
reservas sobre los servicios sociales y la capacidad que se reserva el gobierno cana-
diense de mantener o establecer medidas en los sectores de la salud, el medio ambiente,
la seguridad y la educación pública.
15
Los intentos de modificar la Ley Canadiense sobre Inversión de 1985 (In-
vestment Canadian Act) se iniciaron en 2005. El propósito era proteger la seguridad
nacional y a la vez homologar esta legislación con la de los países del G-8 que ya
poseen leyes sobre inversión vinculantes a los temas de seguridad nacional.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 69

productora de petróleo Unocal; el asunto fue resuelto con la venta


de Unocal a Chevron, a pesar de que dicha empresa había hecho un
ofrecimiento monetario muy inferior al de los chinos (Salzberger,
2005:1; Walter, 2006:1). Un caso similar se dio en Canadá contra la
China Petrochemical Company. En ambos casos resulta interesante
observar el resurgimiento de un cierto tipo de proteccionismo a fa-
vor de las empresas nacionales que manejan determinados recursos
naturales en Canadá y Estados Unidos, lo cual no obsta para que los
gobiernos y las empresas de estos dos países continúen presionando
por diversos medios para la venta de la empresa estatal Petróleos
Mexicanos (Pemex). En ese sentido, la reforma constitucional de
2013, promovida por el gobierno mexicano, es una respuesta.
Actualmente no hay un modelo único de bit; además de los ca-
sos descritos, hay también bit que se apegan al modelo más tradicio-
nal sin que el gobierno que lo adopte pretenda imprimirle sus propias
reservas o ciertas particularidades. Un caso interesante lo constituye
El Salvador, que antes de negociar un acuerdo de largo alcance con
Estados Unidos hizo importantes cambios constitucionales que se
adaptaban de manera apriorística a las exigencias de este país.
México ocupa el segundo lugar con el mayor número de de-
mandas en el ciadi, pese a que hasta inicios del año 2018 no había
firmado su adhesión plena a dicha instancia de arbitraje. De 1994 a
2018, el gobierno mexicano utilizó el mecanismo complementario
de solución de controversias del ciadi, conocido como Convenio de
Washington, para dirimir los conflictos. Hasta el año 2018, México
no había formulado su intención formal de incorporarse oficialmente
al ciadi, mientras que Canadá la concretó desde 1995.
Debido al actual proceso de renegociación del tlcan inicia-
do en 2017, el gobierno mexicano tomo la decisión de solicitar su
adhesión plena al ciadi, misma que fue aceptada a inicio de 2018.
Esta decisión fue motivada principalmente por las amenazas del pre-
sidente Trump respecto del retiro de Estados Unidos del tlcan o en
su defecto suprimir el mecanismo de solución de controversias con-
siderado en el capítulo 11 del Tratado y obligar a que las disputas en
materia de inversión se dirimieran en las cortes nacionales.
70 maría teresa gutiérrez haces

Cuadro 3
Tratados de promoción y protección de la inversión extranjera directa negociados por México
Países Firma Entrada en vigor
Alemania 25 de agosto de 1998 23 de febrero de 2001
Argentina 13 de noviembre de 1996 22 de Junio de1998
Australia 23 de agosto de 2005 21 de julio de 2007
Austria 29 de junio de 1998 26 de marzo de 2001
Bahréin 29 de noviembre del 2012 30 de julio del 2014
Bielorrusia 4 de septiembre de 2008 27 de agosto de 2009
Bélgica/Luxemburgo 27 de agosto de 1998 20 de marzo de 2003
Corea 14 de noviembre de 2000 28 de junio de 2002
Cuba 30 de mayo de 2001 29 de marzo de 2002
China 11 de julio de 2008 6 de junio de 2009
Dinamarca 13 de abril de 2000 23 de septiembre de 2000
Eslovaquia 26 de octubre de 2007 8 de abril de 2009
España 10 de octubre de 2006 4 de abril de 2008
Finlandia 22 de febrero de 1999 21 de agosto de 2000
Francia 12 de noviembre de 1998 11 de octubre de 2000
Grecia 30 de noviembre de 2000 26 de septiembre de 2002
Haití 07 de mayo del 2015 En proceso
India 21 de mayo de 2007 23 de febrero de 2008
Italia 24 de noviembre de 1999 5 de diciembre de 2002
Islandia 24 de junio de 2005 28 de abril de 2006
Kuwait 22 de febrero de 2013 Abril de 2016
Países Bajos 13 de mayo de 1998 1 de octubre de 1999
Panamá 11 de octubre de 2005 14 de diciembre de 2006
Portugal 11 de noviembre de 1999 4 de septiembre de 2000
Reino Unido 12 de mayo de 2006 25 de julio de 2007
República Checa 4 de abril de 2002 14 de marzo de 2004
Singapur 12 de noviembre de 2009 3 de abril de 2011
Suecia 3 de octubre de 2000 1 de julio de 2001
Suiza 10 de julio de 1995 11 de marzo de 1996
Trinidad y Tobago 3 de octubre de 2006 16 de septiembre de 2007
Turquía 17 de diciembre de 2013 17 de diciembre de 2017
Uruguay 30 de junio de 1999 1 de julio de 2002
Fuente: Secretaría de Economía, APPRIs Suscritos On-line database, México, Secretaría de Economía, 2011.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 71

En la actualidad, México tiene más de 20 demandas por medio


del capítulo 11 del tlcan, lo que significa que la mayoría de sus
conflictos se han generado con empresas de Estados Unidos y Ca-
nadá. La mayor parte de estas controversias han puesto en peligro la
gobernanza de los gobiernos locales que, en general, han tenido que
enfrentar innumerables protestas sociales que produjeron conflictos
entre las empresas y las autoridades. Indudablemente estos conflic-
tos, catalogados como acciones equivalentes a una expropiación,
sentaron un importante precedente en la conducta de los gobiernos
estatales y municipales respecto al comportamiento de la inversión
extranjera. En términos generales, han aplicado acciones preventi-
vas en contra de la sociedad civil cuando se sospecha que pueda sur-
gir una demanda; en otros casos, los gobiernos aplican una suerte de
autocensura con respecto al diseño de políticas públicas que podrían
afectar el libre desempeño del capital.
Todo parece indicar que a consecuencia del acelerado creci-
miento de los bit, se ha vuelto innecesario continuar insistiendo en el
establecimiento de un acuerdo de carácter global como originalmen-
te lo proponía la ocde y después lo planteó la omc. En este sentido, la
instrumentación de un acuerdo marco multilateral que considere ele-
vados estándares para la liberalización y protección de la inversión
extranjera, así como un mecanismo efectivo de solución de disputas,
es ya una realidad gracias a los bit y los fipa de principio de siglo xxi.

Taxonomía de las demandas corporativas en contra


del gobierno mexicano por medio del tlcan y los bit

El tlcan fue el primer instrumento basado en el libre comercio que


incluyó un capítulo que de manera específica regula y protege el mo-
vimiento de capitales de las empresas con matriz en alguno de los
países de Norteamérica.
La incorporación de un mecanismo de solución de disputas, que
establece una suerte de arbitraje internacional de carácter extraterri-
torial, representó un cambio de fondo en las relaciones empresa-go-
72 maría teresa gutiérrez haces

bierno al permitir que las compañías pudieran tener al menos dos


grandes opciones para resolver sus controversias en contra de un go-
bierno. Nos referimos a los tribunales locales/cortes nacionales y a los
mecanismos de carácter internacional como el ciadi y el uncitral.16
En términos generales, podría decirse que las empresas deman-
dantes han ganado un mayor número de casos que los gobiernos re-
ceptores de capital. Dada la innegable dependencia de la economía
mexicana respecto de la estadounidense, el capítulo 11 del tlcan ha
representado un enorme aliciente para las empresas originarias de
este país que no solo exigen certeza y protección para sus operacio-
nes, sino también una compensación monetaria en caso de disenso
(Gutiérrez Haces, 2017).
Los dos mecanismos de solución de controversias del tlcan
colocan bajo una perspectiva distinta la estrategia de la inversión ex-
tranjera y el comercio en América del Norte, en particular a partir del
proceso de renegociación del tlcan ya que un cambio de orientación
de dichos mecanismos o su desaparición afectarían de manera directa
los intereses del sector empresarial en Norteamérica.
De 1997 a 2017, el gobierno mexicano ha tenido que enfrentar
22 demandas en su contra por medio del tlcan (cuadro 4) y ocho que
fueron presentadas ante el uncitral (cuadro 5). En la mayoría de los
casos los demandantes han preferido recurrir al mecanismo del ciadi/
Banco Mundial y ninguno consideró pertinente dirimir la disputa en
las cortes mexicanas. Cabe recordar que la omc no cuenta con un me-
canismo de arbitraje ad hoc en materia de inversión, lo que no hace
más que acentuar el cuasi monopolio del ciadi para dirimir este tipo
de controversias.

16
ciadi/icsid: Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inver-
siones. uncitral/cnudmi: Comisión de las Naciones Unidas para Derecho Mercantil.
Cuadro 4. Demandas contra México vía tlcan 1997-2017
Empresa que Actividad País de País de- Mecanismo Instrumento Monto solicitado Cuantía del laudo Decisión final (a Motivos de la demanda y princi- Estado Año de Año de Presidente en
demanda origen mandado de Arbitraje (US$) o acuerdo final favor o en contra pios que se violaron del inicio termina- funciones al mo-
(US$) del Estado) arbitraje ción mento del pago
Robert Azinian Equipamiento y recolección Estados México ciadi tlcan 20 000 000 Desechada, por A favor del gobierno Nivel mínimo de trato, expropia- Concluido 1996 1997 Ernesto Zedillo
y asociados de basura, construcción Unidos no ser materia del ción e indemnización
de planta generadora de cap.11 del tlcan
electricidad por biogases,
relleno sanitario, fabricar
vehículos especializados,
producir cartón
Metaclad Corpo- Manejo de desechos Estados México ciadi tlcan 130 000 000 000 16 002 433 000 En contra del Revocación permiso de construc- Concluido 1997 2001 Vicente Fox
ration peligrosos Unidos gobierno ción, cierre empresa por medio de
un decreto ecológico
Desechos Sólidos Confinamiento de residuos Estados México ciadi tlcan 19 203 000 No aplica A favor del gobierno Recolección y eliminación de Concluido 1997 1999 Ernesto Zedillo
de Naucalpan S.A. industriales, construcción Unidos basura en la ciudad de Naucalpan
de C. V. de planta de Juárez
Metalclad Corpo- Agua, saneamiento y Estados México ciadi tlcan 90 000 000 16 700 000 A favor del gobierno Violación de la cláusula de nivel Concluido 1997 2000 Ernesto Zedillo
ration II protección contra inun- Unidos mínimo de trato y la de expropia-
daciones ción e indemnización
Waste Manage- Concesión de recolección Estados México ciadi tlcan 36 600 000 No aplica A favor del gobierno Eliminación de residuos Concluido 1998 2000 Ernesto Zedillo
ment, Inc. I. de basura y operación Unidos
relleno sanitario en
Acapulco, Gro.
Adams Billy Joe, Actividades inmobiliarias Estados México uncitral tlcan 75 000 000 No aplica A favor del gobierno Se alegaron infracciones como Interrum- 2001 2008
Juan Alarcón, Unidos expropiación indirecta, trato justo pido
Roberto Alonzo y equitativo, nivel mínimo de trato
y asociados y tratamiento nacional
Marvin Roy Exportadora de cigarros Estados México ciadi tlcan 303 819 391 9 464 627.50 En contra del Se violó la cláusula sobre el Concluido 1999 2002
Feldman Karpa Unidos gobierno nivel mínimo de trato y la de
expropiación; al negarse a hacer
la devolución de los impuestos, se
violaba la equidad tributaria
Corporación de Industria del tabaco Estados México ciadi tlcan 50 000 000 1 785 374.31 En contra Restitución de impuestos (ieps) Concluido 1999 2003
Exportaciones Unidos del gobierno
Mexicanas, S. A.
de C. V.
(Continúa)
Cuadro 4. Demandas contra México vía tlcan 1997-2017
(continuación)
Empresa que Actividad País de País de- Mecanismo Instrumento Monto solicitado Cuantía del laudo Decisión final (a Motivos de la demanda y princi- Estado Año de Año de Presidente en
demanda origen mandado de arbitraje (US$) o acuerdo final favor o en contra pios que se violaron del inicio termina- funciones al mo-
(US$) del Estado) arbitraje ción mento del pago
Gami Investments Industria azucarera Estados México uncitral tlcan 27 800 000 No aplica A favor del gobierno Por decreto presidencial se Concluido 2000 2004
Inc. Unidos expropiaron cinco subsidiarias en
2001 de Grupo Azucarero México.
Gami (de capital estadounidense)
es accionista de dicha compañía y
argumenta que no recibió compen-
sación alguna de México
Waste Manage- Recolección de basura Estados México ciadi tlcan 36 600 000 No aplica A favor del go- Suspensión de pago por parte del Concluido 2000 2000
ment, Inc. II y limpieza de calles, Unidos bierno, por no ser Ayuntamiento ante incumplimien-
operación relleno sanitario materia del tlcan to obligaciones de la empresa.
en zona residencial y Esta alegó violación al principio
comercial de Acapulco, de nivel mínimo de trato así como
Gro. expropiación e indemnización
Fireman’s Fund Servicios financieros Estados México ciadi tlcan 50 000 000 18 563 101,90 En contra del Instrumentos de deuda Concluido 2002 2006
Insurance Co./ Unidos cap. 14 gobierno
Allianz México
Robert J. Frank Actividades inmobiliarias Estados México uncitral tlcan 1 500 000 No aplica A favor del gobierno Expropiación indirecta, trato justo Interrum- 2002 2005
Unidos y equitativo, nivel mínimo de tra- pido
tamiento, nación más favorecida
Thunderbird Juegos de azar, apuestas, Canadá México ciadi tlcan 100 000 000 No aplica A favor del gobierno El cierre de instalaciones de juego Concluido 2002 2006
máquinas propiedad de Thunderbird
Corn Products Producción de edulcoran- Estados México ciadi tlcan 325 000 000 58 000 000 En contra Por gravar con un impuesto especial Concluido 2004 2005
International, Inc. tes de jarabe de maíz de Unidos del gobierno refrescos que utilizaban fructuosa de
alta fructuosa maíz en lugar de azúcar de caña
Archer Daniels Producción de edulco- Estados México ciadi tlcan 100 000 000 33 510 091 En contra del Impuesto especial a refrescos (ips) Concluido 2004 2008
Midland Company rantes de maíz de alta Unidos gobierno
and Tate & Lyle fructuosa
Ingredients Ameri-
cas, Inc. (Almex)
Bayview Irrigation Agua, saneamiento y Estados México ciadi tlcan 667 600 000 No aplica A favor del gobierno Reclamaciones por supuesta cap- Concluido 2005 2007
District protección contra inun- Unidos tura, secuestro y desvío de agua de
daciones riego del Río Bravo para el beneficio
y uso de los agricultores mexicanos
(Continúa)
Cuadro 4. Demandas contra México vía tlcan 1997-2017
(continuación)
Empresa que Actividad País de País de- Mecanismo Instrumento Monto solicitado Cuantía del laudo Decisión final (a Motivos de la demanda y princi- Estado Año de Año de Presidente en
demanda origen mandado de arbitraje (US$) o acuerdo final favor o en contra pios que se violaron del inicio termina- funciones al mo-
(US$) del Estado) arbitraje ción mento del pago
Cargill Incorpo- Producción de edulco- Estados México ciadi tlcan Sin datos 77 329 240 En contra del Impuesto al refresco viola tlcan Concluido 2005 2009
rated rantes Unidos gobierno
kbr Inc. Industria petrolera Estados México uncitral tlcan 110 000 000 Pendiente En proceso Rompimiento entre Pemex y Pendiente 2013 Pendiente
Unidos commisa (subsidiaria de KBR) y
posterior apoderamiento de Pemex
de plataformas creadas por dicha
subsidiaria
Lion México Construcción Canadá México ciadi tlcan 200 000 000 Pendiente En proceso Proyecto inmobiliario Pendiente 2015 Pendiente
Consolidated
B-Mex, LLC y Industria de juegos Estados México ciadi tlcan 100 000 000 Pendiente En proceso Implementación de políticas Pendiente 2016 Pendiente
Asociados Unidos regulatorias sobre casinos y
la industria de juegos hizo que
se perdiera la ganancia de los
demandantes
Primero Empresa Minería Canadá México ciadi tlcan S/D Pendiente En proceso Contra el pago del impuesto por Pendiente 2016 Pendiente
Minera S.A. de la extracción de plata de la mina
C.V. Dimas
Joshua Dean Telecomunicaciones Estados México uncitral tlcan 500 000 000 Pendiente En proceso Tele Fácil tenía intenciones de Pendiente 2016 Pendiente
Nelson Tele Fácil Unidos ingresar en el mercado de las
México S.A. de telecomunicaciones en México y el
C.V. y Jorge Luis ift tomó una serie de medidas que
Blanco bloquearon dicho ingreso, generando
pérdidas en la inversión
Vento Motorcy- Industria del transporte Estados México ciadi tlcan Se desconoce el Pendiente En proceso México impuso aranceles a la Pendiente 2017 Pendiente
cles, Inc. Unidos monto importación de sus productos a
la empresa estadounidense por
considerar que eran fabricados
en China
Fuentes: International Center for Settlement of Investment Disputes (icsid), Banco Mundial <https://icsid.worldbank.org/apps/ICSIDWEB/cases/Pages/AdvancedSearch.aspx?cntly=ST181&rntly=ST195. Base de datos de Investment Policies,
en unctad. Disponible en: <http://investmentpolicyhub.unctad.org/ISDS/CountryCases/136?partyRole=2>.
Portal Función Pública México, Casos ciadi. <http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/157428/Primero_Mining_Ficha.pdf>.
Secretaría de Economía, Caso ciadi, México, 2001. Disponible en: <http://www.economia.gob.mx/files/Metalclad_v2.pdf>.
CIAR GLOBAL, 2017 <http://ciarglobal.com/tribunal-del-arbitraje-de-la-estadounidense-vento-motorcycles-contra-mexico/>.
Cuadro 5. Demandas contra México vía appri/bit 1997-2017
Empresa que Actividad País de País Mecanismo Instrumento Monto solicitado Cuantía del laudo o Decisión final (a Motivos de la demanda y Situación del Año de Presidente en
demanda origen deman- de Arbitraje inicialmente (US$) acuerdo final (US$) favor o en contra del principios que presuntamente proceso de terminación funciones al
dado gobierno receptor se violaron arbitraje momento del
de la ied) pago
Técnicas Confinamiento de de- España México ciadi bitMéxico- 52 000 000 No aplica A favor del gobierno Violación trato nacional, nivel Concluido 2003 Vicente Fox
Medioambienta- sechos industriales España mínimo de trato, expropiación
les S. A. e indemnización
Gemplus, SLP Concesión registro Francia México ciadi bitMéxi- 37 000 000 8 725 753 En contra del Se requisó el mecanismo de Concluido 2010 Felipe Calderón
S.A. y Gemplus de datos relaciona- co-Francia gobierno operación del Renave y luego Hinojosa
Industrial dos con vehículos se revocó la concesión. Esta
medida se consideró un acto
de expropiación y una violación
de los principios de trato justo,
Talsud S. A. Concesión registro Argenti na México ciadi bitMéxico- 37 000 000 12 232 628 En contra del Concluido 2010 Felipe Calderón
nación más favorecida, y de
de datos relaciona- Argentina gobierno protección y seguridad plenas Hinojosa
dos con vehículos
Abengoa S.A.-y Construcción planta España México ciadi bitMéxico- 846 440 330.41 491 809 534.54 En contra del Se suspende la construcción Concluido 2013 Enrique Peña
Cofides S.A. para manejo de España gobierno ante protestas de la población. Nieto
residuos sólidos en Los demandantes arguyen
el estado de Hidalgo, violación al principio de nivel
que competía con la mínimo de trato, expropiación
empresa Miltiquim, e indemnización
S. A. que operaba en
el norte de México
Telefónica S. A./ Telecomunicaciones España México ciadi bitMéxico-Es- 850 000 000 Pendiente Pendiente La Cofetel realizó un recorte En proceso Pendiente
Movistar paña (euros) de 60% en las tarifas de
interconexión
Cemusa-Corpo- Aprovisionamiento España México ciadi bitMéxico-Es- No disponible No aplica A favor del gobierno Traspaso injustificado de la Concluido 2014 Enrique Peña
ración Europea de mobiliario urbano paña concesión perteneciente a Nieto
de Mobiliario (señales de tránsito Cemusa a otra empresa para el
Urbano, S.A. y anuncios especta- suministro de mobiliario
and Corporación cular es urbanos) urbano
Americana de
Equipamientos
Urbanos, S. L.
(Continúa)
Cuadro 5. Demandas contra México vía appri/bit 1997-2017
(continuación)

Empresa que Actividad País de País Mecanismo Instrumento Monto solicitado Cuantía del laudo o Decisión final (a Motivos de la demanda y Situación del Año de Presidente en
demanda origen deman- de arbitraje inicialmente (US$) acuerdo final (US$) favor o en contra del principios que presuntamente proceso de terminación funciones al
dado gobierno receptor se violaron arbitraje momento del
de la ied) pago
Shanara Mariti- Arrendamient o de Panamá México uncitral bit México 328 000 000 Pendiente Pendiente Las empresas quejosas En proceso Pendiente Enrique Peña
me International embarcaciones, aseguran ser propietarias de Nieto
fletadores dos embarcaciones, mismas
que fueron arrendadas a otra
empresa y posteriormente
aseguradas por el gobierno
mexicano debido a una investi-
gación judicial
Eutelsat, S. A. Información y Francia México ciadi bit Pendiente Pendiente El gobierno mexicano impuso En proceso Pendiente
comunicación un requerimiento de capacidad
reservada al Estado con fines
de seguridad nacional
Fuentes: Lucas, Nicolás. “¿Y si Telefónica Movistar gana su demanda contra México?”, El Economista, México, septiembre, 2016, <http://eleconomista.com.mx/industrias/2016/09/13/telefonica-movistar-gana-su-demanda-vs-mexico>.
Informe sobre controversia entre inversores del Reino de España y los Estados Unidos Mexicanos. Secretaría de Economía, <http://www.economia-snci.gob.mx/sic_php/pages/importa/sol_contro/consultoria/Appris/CEMUSA/documentos_ba-
sicos/aviso_de_intencion.pdf>.
Italaw. Buscador de casos y controversias, <http://www.italaw.com/sites/default/files/case-documents/italaw7080.pdf>.
Investment dispute settlement. CEMUSA v. México, <http://investmentpolicyhub.unctad.org/ISDS/Details/509>.
78 maría teresa gutiérrez haces

El caso mexicano dentro del capítulo 11 del tlcan resulta sui


generis, por varias razones.
La mayoría de sus controversias se han presentado utilizando el
mecanismo complementario de arbitraje del ciadi, ya que, como se
dijo antes, México no era miembro pleno de esta instancia hasta el
mes de enero de 2018.
Las empresas de Estados Unidos no han ganado todos los casos
en el ciadi, ni en el uncitral; de los 22 casos públicos registrados, en
11 se ha fallado a favor del gobierno mexicano.
Hasta 2018, las demandas de las empresas contra el gobierno
mexicano no provienen del sector extractivo, como sí es el caso en
otros países de América Latina. Esto se debe a que la Reforma Ener-
gética permitió la inversión extranjera en hidrocarburos solo hasta
2014 y se calcula que al menos pasaran 15 años antes de que estas
empresas entren a la fase de explotación. Esto significa que de 1994,
fecha de instrumentación del tlcan, hasta 2014 no hubieron condi-
ciones legales en México para una demanda.
En cuanto a la minería, pese a que esta actividad fue liberalizada
poco antes de 1994, tampoco cuenta con un gran número de deman-
das. Hasta el momento solo se ha registrado oficialmente una parte
de una empresa canadiense que reclama la devolución de impuestos
(Gutiérrez Haces, 2016a). En términos generales, las empresas mi-
neras extranjeras han preferido llegar a algún tipo de acuerdo fuera
de las cortes, con excepción de una compañía minera (2016) que
amenazó con introducir una controversia en contra de la imposición
de un nuevo impuesto, de carácter ecológico, en una de las entidades
federativas con mayor actividad minera en México.
En el caso mexicano destaca el hecho de que las demandas pro-
venientes de las empresas canadienses y estadounidenses correspon-
den, en general, a empresas de talla mediana. En los cuadros 4 y 5 se
observa la ausencia de grandes corporaciones, lo que nos permite in-
ferir que las grandes multinacionales cuentan con otros canales para
resolver sus conflictos con el gobierno mexicano.
Las empresas de menor calado raramente consideran recurrir al
mecanismo del tlcan debido a los altos costos que implica sostener
un proceso de arbitraje extraterritorial durante varios años.
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 79

Si consideramos el sector económico en el que recaen la ma-


yoría de las demandas, resulta interesante notar que la mayoría co-
rresponden al sector servicios, en particular las relacionadas con ser-
vicios públicos como recolección de basura, saneamiento de agua
potable, confinamiento de desechos industriales, etc., las cuales to-
can aspectos de enorme sensibilidad social y en los que los aspectos
ambientales son un elemento central.
Las demandas más costosas en contra del gobierno mexicano
corresponden a empresas que representan grandes intereses econó-
micos en Estados Unidos, entre las cuales sobresale la de la pro-
ducción de edulcorantes de maíz de alta fructosa, que representa un
aspecto importante en la agroindustria.
Las relativas a la industria de juegos de azar, apuestas y má-
quinas de juegos constituyen un caso interesante ya que este tipo
de actividades estaba prohibido por la Constitución Mexicana hasta
1994 y la controversia se suscitó básicamente por la ignorancia de las
autoridades locales respecto al cambio constitucional.
El número de demandas contra México provenientes de un bit
es cuantitativamente menor. De las siete presentadas, se han conclui-
do cinco y dos están pendientes.
El país que más ha recurrido a una demanda contra el gobierno
mexicano fuera del tlcan es España, pero también lo han hecho paí-
ses latinoamericanos como Panamá y Argentina, tal como se mostró
en el cuadro sobre las demandas de México por appri o bit.
Podría decirse que los casos de controversia derivados de prác-
ticas presumiblemente de corrupción se han detectado más fuera del
área de injerencia del tlcan.

Reflexiones finales

En su mayoría, los gobiernos latinoamericanos han demostrado falta


de conocimiento de las implicaciones que conlleva negociar un capí-
tulo sobre inversión en un tratado de libre comercio o directamente
aceptar los términos impuestos por un bit; muchas de las demandas
80 maría teresa gutiérrez haces

se han originado por la ignorancia de los alcances que tiene la ins-


trumentación de un bit en un determinado país. En muchos casos los
negociadores de los países en desarrollo llegan demasiado pronto al
final de las negociaciones motivados por presiones políticas de sus
propios gobiernos.
Los bit por sí mismos no son un instrumento infalible para
atraer la inversión extranjera; los gobiernos pueden negociar e im-
plementar bit ad nauseam sin que esto signifique una entrada consi-
derable de inversión proveniente de los países con que se negoció un
acuerdo. Las condiciones macroeconómicas, un marco regulatorio
claro, instituciones públicas sanas, buena infraestructura e inversión
en desarrollo tecnológico son factores que cuentan más para el inver-
sionista que un bit.
En todos los casos resulta evidente que sí hay una pérdida de
jurisdicción, consentida de forma voluntaria por los gobiernos, al ne-
gociar este tipo de acuerdo. Paradójicamente, mientras los gobiernos
entran en una verdadera camisa de fuerza al aceptar dichos acuerdos,
las empresas logran imponer una reglamentación sobre el respeto a
su desempeño que les permite localizarse, deslocalizarse y relocali-
zarse en función de criterios de competitividad y ganancia sin con-
siderar en ningún momento que dichas acciones pueden destruir el
tejido social de una comunidad.
No todos los países deberían negociar un acuerdo como el bit,
en especial los que carecen de una estructura institucional sólida o los
que no están dispuestos a afrontar los costos de una demanda y el pago
de la indemnización. En años recientes, países como Rusia y Argentina,
entre otros, se han negado a aceptar parte de este compromiso. En
contraste, Canadá y México, particularmente, han cumplido de modo
puntual con lo estipulado por el mecanismo del tlcan, lo que ha dado
un ambiente de certidumbre a las empresas provenientes de América
del Norte. Sin embargo, el cumplimiento puntual de las obligaciones
tampoco es un elemento que garantice el ingreso de mayor inversión.
Hay otros factores que en un momento pueden producir una desvia-
ción de la inversión hacia lo que podría llamarse su destino natural;
por ejemplo, las empresas provenientes de Estados Unidos y Canadá
reconfiguración de las relaciones estado-empresa 81

en los últimos años han exportado sus capitales a China en detrimen-


to de México, su socio en el tlcan.
La acusación de actos de expropiación indirecta o equivalente
ha obligado a los gobiernos a dar marcha atrás respecto a muchas de
sus políticas públicas consideradas en el pasado actos soberanos. Con
un bit, los gobiernos no tienen derecho a exigir que una inversión sea
hecha de acuerdo con sus prioridades de desarrollo económico o pen-
sando en el bienestar social. Esto a la larga desalienta cualquier tipo
de política pública que en un momento dado podría imponer determi-
nados requisitos de desempeño a la inversión extranjera.
Resulta complejo prever la evolución de los conflictos produ-
cidos, tanto por el capítulo 11 del tlcan como por los bit, pero es
evidente que estas disputas son resultado de una regulación interna-
cional que ha ignorado desde el principio los efectos sobre el territo-
rio, los gobiernos locales y la sociedad civil.
A lo largo de este capítulo se ha querido evidenciar cómo el
establecimiento de diversas instituciones internacionales y la cele-
bración de innumerables acuerdos de protección a la inversión, así
como la inclusión de capítulos referentes a este sujeto son parte de
una tendencia muy generalizada de los gobiernos y las empresas de los
países desarrollados para disciplinar a los países más débiles en tér-
minos económicos que tradicionalmente han establecido cierto pro-
teccionismo ante el comportamiento del capital.
El hecho de que en los últimos años el ciadi y el uncitral se
convirtieron en una especie de modelo para exportar nos obliga a
llevar a cabo una revisión de fondo no solo del contenido y las con-
secuencias de éstos, sino también a dar un seguimiento de fondo a
todas las nuevas propuestas relacionadas con el tema de la protección
a la inversión, desde lo que se discute al interior de la omc como lo
que se establece en los nuevos acuerdos de integración comercial
negociados por Estados Unidos y la Unión Europea.
82 maría teresa gutiérrez haces

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4. OFENSIVA LIBERALIZADORA ANTE LOS LÍMITES
DE LA LLAMADA INTEGRACIÓN ALTERNATIVA

Julio C. Gambina*

Introducción

Desde 1990, con la Iniciativa para las Américas (ipa) sustentada por
el gobierno de Bush en Estados Unidos1 y más aún con el Área de
Libre Comercio de las Américas (alca) desde 1994 bajo el gobier-
no Clinton,2 el debate sobre la integración subordinada o alternativa,
como su contrario, ganó fuerza en toda la región.3 Fue un proceso
sustentado en la construcción de un movimiento popular con capa-
cidad de discutir el proyecto liberalizador empujado por las clases
dominantes, al mismo tiempo que se desplegaron creativamente con-
tenidos alternativos al proceso hegemónico de liberalización de la
integración regional.
La propuesta liberalizadora se sustentaba en las nuevas condi-
ciones gestadas desde la ruptura de la bipolaridad del sistema mun-
dial en la última década del siglo xx. Es el marco para el surgimiento

* Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires


(unba). Profesor titular de Economía Política en la Universidad Nacional de Rosario
(unr) y de la Universidad Nacional de San Luis (unsl), e integrante del Centro de
Pensamiento Crítico Pedro Paz de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y
Sociales de la unsl. Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Economía Polí-
tica y Pensamiento Crítico (sleppc). Director del Instituto de Estudios y Formación
de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (ief-ctta Autónoma).
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (fisyp).
1
George H. W. Bush (1989-1993).
2
Bill Clinton (1993-1997 y 1997-2001).
3
Lucas Castiglioni, Analé Barrera y Emiliano Fernández, “A 10 años del ‘No
al alca’. Aprendizajes y desafíos para la integración de los pueblos de Nuestra Amé-
rica”, trabajo de investigación frl-fisyp-2015, Fundación de Investigaciones Socia-
les y Políticas.

[84]
ofensiva liberalizadora 85

de la Organización Mundial del Comercio (omc) en 1995, que com-


pletó la tríada de organizaciones supranacionales considerada en el
proyecto inconcluso a finales de la segunda guerra mundial.
Así, el Fondo Monetario Internacional (fmi), el Banco Mundial
y la omc asumen la tarea de empujar el proceso de liberalización
en escala mundial sin el límite interpuesto por el campo socialista y
ciertas iniciativas del Tercer Mundo. En este sentido vale recordar el
intento de un nuevo orden económico mundial sustentado por la Car-
ta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados considerado
en 1974 en la onu.4 El acuerdo entre países socialistas y el Grupo de
los 77 discutía formas de superar la crisis mundial de finales de los
sesenta y comienzos de los setenta que el capitalismo desarrollado no
aceptó. A cambio de ello, el capitalismo desarrollado, hegemónico en
el ámbito mundial, desplegó una enorme ofensiva liberalizadora que
se inició como ensayo con las genocidas dictaduras del cono sur de
América (1973-76) y que luego se generalizara desde los gobiernos
británicos y estadounidenses con Thatcher (1979) y Reagan (1980).
La restauración conservadora validaba una ofensiva histórica
con la intención de retomar el rumbo interrumpido por la Revolución
rusa y las políticas defensivas del capitalismo reformista explicitado
en el Estado del Bienestar y el keynesianismo, principalmente entre
1945 y 1975.
En la década de 1990, la ofensiva capitalista adquiere nuevos
bríos y habilita nuevas rondas de liberalización de la economía mun-
dial que son confrontadas por un movimiento social popular que
antepone la crítica al proyecto de las trasnacionales, los gobiernos
imperialistas del sistema mundial y la tríada de organismos interna-
cionales. Un dato no menor señala la ausencia de una perspectiva de
futuro de carácter alternativo al orden capitalista ante la afectación

4
El 12 de diciembre de 1974, la Asamblea General aprobó la resolución 3281
(xxix) por 115 votos contra seis y diez abstenciones. United Nations Audiovisual
Library of International Law Copyright © UnitedNations, 2012. All rights reserved
www.un.org/law/avl. Resolución 3281 (xxix) de la Asamblea General. Carta de de-
rechos y deberes económicos de los Estados, <http://legal.un.org/avl/pdf/ha/cerds/
cerds_ph_s.pdf>.
86 julio c. gambina

del proyecto socialista definido con la caída del Este europeo y el


fracaso de la socialdemocracia europea.
Si Estados Unidos se define en la región por la ipa y luego por
el alca, Europa, vía España y Portugal, anima las cumbres de pre-
sidentes iberoamericanos desde 1991.5 La disputa por el territorio y
el excedente generado en Nuestramérica, con políticas neoliberales,
está en plena actividad y la receta privilegiada en la región será el
Consenso de Washington, con apertura de las economías nacionales,
reducción del déficit fiscal por medio de la baja del gasto público y
aliento a la iniciativa privada.
Entre la crisis mundial de los setenta y el auge neoliberal de
los noventa, ante la ruptura de la bipolaridad se alientan transfor-
maciones estructurales que aún constituyen el programa del capital
trasnacional.
Didácticamente, ese programa se concentra en: a] las reformas
laborales que intentan revertir las conquistas de derechos sociales y
sindicales logradas por las luchas obreras por más de un siglo; b] la
mutación de la función estatal, abandonando la lógica defensiva ins-
talada por el keynesianismo luego de 1945 y articulando intervención
estatal favorable a la iniciativa privada, con privatizaciones directas
y cooperación pública-privada; y c] la proliferación de acuerdos mul-
tilaterales en defensa de las inversiones y por el libre comercio.
Así, de forma matizada, encontramos en todo el mundo un pro-
ceso de cambios en las relaciones sociales: a] en el ámbito de las
empresas, la relación capital-trabajo muta para favorecer el objetivo
de la rentabilidad empresarial; b] en el ámbito del Estado, la relación
estatal busca potenciar su carácter de promoción de los objetivos del
régimen del capital, y c] en el ámbito mundial, con las relaciones
internacionales orientadas al incremento de la libre movilidad de los
capitales, los servicios y las mercancías.
Sobre la base de la explotación de la fuerza de trabajo y la de-
predación de la naturaleza, el capitalismo contemporáneo construyó

5
Secretaría General Iberoamericana. “Cumbres iberoamericanas” <http://se-
gib.org/cumbres-iberoamericanas/>.
ofensiva liberalizadora 87

la ofensiva a la salida de la crisis de los setenta modificando las rela-


ciones sociales de producción, lo que exacerba la subsunción formal
y real del trabajo, la naturaleza y la sociedad en el capital explicitadas
hace siglo y medio por Marx.6
Hay en la actualidad una expansión de las relaciones sociales
capitalistas en el ámbito mundial con extensión de la salarización,
bajo nuevas condiciones de flexibilidad salarial y laboral, terceriza-
ción y distintas formas de precariedad de las condiciones de trabajo.
Al mismo tiempo crece el papel del Estado en la economía de manera
desembozada para atender las demandas del capital, más aún en con-
diciones de crisis de valorización, tal como se visibiliza a partir de
la crisis mundial de 2007-2009, y se estimula la liberalización eco-
nómica más allá del tradicional discurso proteccionista en los prin-
cipales países del capitalismo mundial, evidenciado con el Brexit en
2016 o el triunfo de Trump también en ese año.
Los cambios en el capitalismo mundial entre el decenio de
1970 y la actualidad generaron una resistencia distinta a la tradicio-
nal presentada por el movimiento sindical y ante el deterioro de las
condiciones de vida de trabajadoras y trabajadores del mundo por el
desempleo, el subempleo, la irregularidad en la contratación de tra-
bajo y todas las formas de precariedad laboral, se gestaron múltiples
resistencias que ampliaron la forma de accionar del movimiento po-
pular más allá del lugar de trabajo. El territorio o las reivindicaciones
sectoriales, sea el trabajo, la vivienda o el acceso a bienes o servicios,
constituyen una fuente de generación de organizaciones y movimien-
tos reivindicativos. Entre ellos, destaca el movimiento de resistencia
a la globalización, que reconoce variantes contenidas en la crítica
al neoliberalismo y aquellas que van más allá y responsabilizan al
orden capitalista.
El conjunto diverso de confrontaciones nacionales y globa-
les de 1970-1990 generó condiciones para la construcción de una
subjetividad alternativa que actuó en confrontación con el proyecto

6
Karl Marx, El capital, libro i, capítulo vi (inédito). Resultados del proceso
inmediato de producción, Siglo xxi Editores, México, 2000.
88 julio c. gambina

liberalizador del capital trasnacional, los principales gobiernos del


capitalismo mundial y los organismos internacionales. Esta tríada
del poder mundial encontró límites en el movimiento social popu-
lar mundial, aun en condiciones de fragmentación e insuficiencia de
acuerdo con el proyecto alternativo. Este aspecto estratégico, deriva-
do de la fragmentación social y la ausencia de perspectiva histórica
futura, constituye el principal problema para pensar y actuar en la
consolidación de una propuesta estratégica del movimiento obrero y
popular en escala global.
Son muchas las experiencias que se reconocen en esa práctica
de confrontación y que constituyen el entramado de articulaciones
necesarias para considerar el proyecto de la ofensiva capitalista y
otro en búsqueda de construcción de alternativas con horizonte social
civilizatorio por la emancipación social. Con este razonamiento de
confrontaciones nacionales que intervinieron en el ámbito mundial
identificamos desde el caracazo en 1989, el levantamiento zapatis-
ta en 1994 y la rebelión popular argentina de 2001, junto a sucesos
mundiales que articularon la diversidad nacional, social, sectorial,
territorial, como el Foro Social Mundial en 2001 y el conjunto de
campañas inspiradas desde entonces o en ese marco en contra
de diversos proyectos o efectos regresivos de la liberalización y la
depredación.
Interesa destacar esta diversidad porque en años de resistencia
se construyeron nuevos sentidos y valores relativos al qué hacer de
modo alternativo, alentando ya no solo resistencias, sino alternativas
programáticas y concretas del accionar del movimiento obrero y po-
pular en el ámbito mundial.
Desde esa experiencia de variadas resistencias emergieron go-
biernos que en Nuestramérica generaron expectativas esperanzadas
en la primera década del siglo xxi y una nueva dinámica en la dis-
cusión sobre la integración regional. La nueva orientación de la in-
tegración animó nuevas institucionalidades, entre las que destacó la
del Alba-tcp, la Unasur y la celac.
En ese marco se procesó un proyecto de nueva arquitectura fi-
nanciera y otros de articulación petrolera o productiva, que más allá
ofensiva liberalizadora 89

de su materialización o no, que expresa sus propios límites, están en


la memoria histórica y como antecedente de propuestas concretas
para una integración no subordinada como las sustentadas en el mar-
co de la ofensiva capitalista y la liberalización.

La Organización Mundial del Comercio y la liberalización

Resulta de interés revisar el sitio de la omc7 para analizar el “discur-


so” oficial relativo al libre comercio, que más allá del carácter apolo-
gético no tiene más remedio que reconocer la realidad.
Al ingresar al sitio, lo primero que se ve es un video situado en
2030, con una joven que relata desde el futuro las bondades depara-
das por la libertad de comercio8 impulsada desde el presente de 2017.
Luego, el anuncio del foro de discusión que se habilita el 25 de
septiembre de 2017 fundamenta los beneficios del libre comercio,
aun cuando reconoce que:

El comercio ha brindado oportunidades de empleo en algunos casos,


pero ha provocado problemas de desempleo en otros. Para las peque-
ñas y medianas empresas (Pyme), que actualmente son los mayores
empleadores a nivel mundial, así como para algunos segmentos de
la fuerza de trabajo, como las mujeres y los jóvenes, las dificultades
que plantea el acceso a los mercados internacionales han limitado sus
posibilidades de aprovechar los beneficios del comercio. Estas reali-
dades no pueden ignorarse.
La rapidez con que el mundo está cambiando no hace más que agra-
var el problema. Concretamente, las pautas de producción y consumo
no cesan de cambiar, las formas de comerciar están evolucionando y
la tecnología sigue progresando a un ritmo nunca visto. A largo pla-
zo, los recursos tecnológicos aumentan la eficiencia y la productividad,
creando nuevas ramas de producción y oportunidades. Sin embargo, al

7
<https://www.wto.org/indexsp.htm>.
8
omc, Foro Público 2017, “Comercio: más allá de los titulares”, <https://www.
wto.org/indexsp.htm>.
90 julio c. gambina

igual que el comercio, ofrece oportunidades reales, pero a la vez puede


provocar la pérdida de empleo. La automatización, innovación y mayor
productividad originan de la pérdida de cuatro de cada cinco empleos
en el sector manufacturero, lo cual debe tenerse en cuenta cuando se
analiza la compleja relación entre comercio y puestos de trabajo.
No pueden negarse las ventajas del comercio, ni tampoco las difi-
cultades que plantea. Lo que ha de llevarse a cabo es conseguir que el
comercio sea más inclusivo y funcione para todos y, sobre todo, para
las personas más vulnerables. En los casos de marginación de empre-
sas o grupos de población, deberían encontrarse maneras de integrarlos
en el sistema. Más concretamente, cuando se pierden puestos de tra-
bajo hay que adoptar políticas que proporcionen redes de seguridad y
medidas de apoyo. El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que
entró en vigor recientemente, trata de facilitar la participación de los
comerciantes, en particular las Pyme, en el mercado mundial. Por otra
parte, este acuerdo podría contribuir a crear 20 millones de nuevos
puestos de trabajo, prueba de lo que se puede lograr con el comercio.9

En el primer párrafo, se alude a los límites de las Pyme para re-


cibir los beneficios del libre comercio, y eso que reconoce que son la
mayoría de las empresas. El segundo párrafo, alude al desempleo en el
sector manufacturero. Concluye, en el tercer párrafo, en que “deberían”
encontrarse soluciones y destaca “redes de seguridad y medidas de apo-
yo”, para culminar con la ilusión sin sustento de “20 millones de nuevos
puestos de trabajo” derivados del comercio. Claro que más temprano
que tarde explicarán los errores de implementación del discurso pro li-
bre mercado, confirmando el carácter propagandístico y especulativo de
las intervenciones discursivas de la Organiación Mundial de Comercio.
Puede consultarse también el Informe 2016 de la omc10 dedi-
cado especialmente a las Pyme y el comercio mundial. En el prólo-
go del director general, el brasileño Roberto Azevêdo, se lee: “Las

9
omc, en: <https://www.wto.org/spanish/forums_s/public_forum17_s/the-
mepf17_s.htm>.
10
omc, “Informe sobre el comercio mundial 2016. Igualdad de condiciones
para el comercio de las Pyme”. Disponible en: <https://www.wto.org/spanish/res_s/
booksp_s/world_trade_report16_s.pdf>.
ofensiva liberalizadora 91

microempresas y las Pyme constituyen el grupo más numeroso de


empresas en casi todos los países (95% en promedio) y representan
la inmensa mayoría de los puestos de trabajo”.
Agrega luego que: “la importancia de las Pyme es incuestiona-
ble, aunque hasta la fecha apenas han estado presentes en el amplio
debate sobre el comercio”.
Con ello se reconoce lo que sabemos de la lógica favorable al ca-
pital concentrado del comercio mundial. En el discurso se alude a los
beneficios de las Pyme aun cuando sus propios estudios revelan la con-
centración con su secuela discriminatoria para la mayoría de las empre-
sas, las Pyme. Más adelante insiste que: “En el contexto de la omc, las
Pyme no han ocupado un lugar muy destacado a lo largo de los años, y
son relativamente pocos los acuerdos que las mencionan expresamente”.
Para finalizar enfatiza: “[...] esta situación puede estar cambian-
do. Los avances tecnológicos, mediante la expansión del comercio
electrónico y la evolución de las cadenas de valor mundiales, están
generando nuevas oportunidades comerciales para las Pyme”.
El director continúa abundando en datos que explican las di-
ficultades de las Pyme y su menor peso relativo en relación con las
grandes empresas en el comercio mundial, para señalar que: “La me-
nor productividad de las Pyme se atribuye frecuentemente a su in-
capacidad para aprovechar las economías de escala, sus dificultades
para acceder al crédito o a la inversión, su falta de conocimientos
especializados y su informalidad”.
El argumento consiste en que con su inserción internacional, las
Pyme mejorarán su “productividad”, lo que demostrará las ventajas
del libre comercio.
Son argumentos circulares y tautológicos que escamotean la
realidad de la concentración y centralización del capital como sus-
tento del lugar subordinado de las Pyme sobre las grandes corpora-
ciones trasnacionales, hegemónicas y dominantes en el sistema del
comercio mundial.
Se trata de una argumentación para sugerir:

Mediante el comercio electrónico y la integración en las cadenas de


valor mundiales, las Pyme pueden superar en parte esos obstáculos y
92 julio c. gambina

mejorar su participación en el comercio mundial. El comercio electró-


nico permite llegar a los clientes con un costo mucho más reducido.
Las cadenas de valor mundiales ofrecen a las Pyme la posibilidad
de acceder a las redes de distribución extranjeras y explotar las eco-
nomías de escala. Sin embargo, las Pyme se enfrentan a obstáculos
específicos al tratar de aprovechar esas oportunidades. Para ellas, los
principales problemas a la hora de vender a través de internet son
los relacionados con la logística necesaria para enviar mercancías
o suministrar servicios; la seguridad y la protección de datos; y los
pagos. Entre los principales problemas que se plantean a las Pyme
que ingresan en las cadenas de valor mundiales figuran los costos de
logística e infraestructura, la incertidumbre reglamentaria y el acceso
a mano de obra calificada. No es casual que el director oriente la so-
lución hacia el “comercio electrónico”, uno de los ejes de la convoca-
toria de la Undécimo Ministerial de la omc reunida en Buenos Aires
entre el 10 y el 13 de diciembre de 2017.11 Nada de esto se resolvió en
el cónclave argentino.

Aunque se proclama el objetivo de solucionar el problema de las


Pyme, el comercio electrónico constituye el mecanismo contemporá-
neo de mayor concentración del capital en la era de internet. Remi-
te a las empresas hegemónicas en la valorización bursátil del último
tiempo, entre Amazon, Apple o Google, ahora asociado con Walmart.
Claro que en el cierre de su prólogo, Azevedo señala que las
soluciones estarán centradas en las políticas que establezcan los paí-
ses miembros de la omc, con lo que concluimos que la tarea de di-
cha organización es argumentar para la liberalización de la economía
mundial y que las “efectividades conducentes” se resuelvan nacio-
nalmente. El accionar de la omc supone una importante presión sobre
los gobiernos nacionales para impulsar el programa liberalizador que
sustentan los capitales más concentrados del mundo.
A fin de cuentas, estamos como al principio: se presentan infor-
maciones sobre los límites de las Pyme en el sistema del comercio
mundial y luego las soluciones terminan siendo nacionales. Ello re-

11
omc, “Undécima Conferencia Ministerial”, disponible en: <https://www.wto.
org/spanish/thewto_s/minist_s/mc11_s/mc11_s.htm> (consultado el 23/09/2017).
ofensiva liberalizadora 93

mite a un debate de política nacional atravesada por múltiples varia-


bles históricas de cada proceso nacional.
¿Por qué los países más desarrollados formularán políticas na-
cionales favorables a las Pyme, de sus países o del resto del mundo,
que supongan al mismo tiempo una inserción no subordinada en el
sistema mundial?
¿Por qué los gobernantes de cualquier país, entre los que empujan
la liberalización del sistema mundial, tomarán medidas favorables a
las Pyme, a contramano de la lógica mercantil en la que manda la tasa
de ganancia media y la mayor composición orgánica del capital?
Las respuestas son evidentes más allá de la ilusión que genera cier-
to discurso diplomático de los organismos internacionales y de quienes
imaginan la posibilidad de reformar el orden económico vigente.
En el capítulo sobre las estadísticas del Informe, se señala que:

En esta sección se han analizado datos estadísticos sobre la partici-


pación de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas
en el comercio internacional. Se concluye que la proporción de las
Pyme exportadoras es pequeña en comparación con la de las grandes
empresas, y que su contribución a las exportaciones e importaciones
totales es baja.12

Las conclusiones vuelven a enfatizar las expectativas en el co-


mercio electrónico y señalan:

Desde hace mucho tiempo, el comercio internacional ha estado do-


minado por las grandes empresas, que cuentan con la masa crítica, la
capacidad institucional y las tecnologías necesarias para acceder a los
mercados extranjeros y suministrarles sus productos. Pero, gracias a
internet y al auge de las redes internacionales de producción, muchas
pequeñas empresas innovadoras y productivas tienen ahora la posibi-
lidad de convertirse también en prósperos comerciantes internaciona-
les. La participación en el comercio internacional, antes reservada a
unos pocos, puede, por lo tanto, ser cada vez más inclusiva.

12
Ibid.
94 julio c. gambina

Hay que observar que el optimismo del Informe es potencial y no una


confirmación y, mientras tanto, hacen crecer la ilusión en las Pyme
y la masa de asalariados que albergan. Puro discurso e intervención
ideológica.

El documento es amplio y abarca una diversidad de temas para


describir las dificultades de las Pyme, está ampliamente documentado e
incluye estudios de casos. En todo momento destaca el carácter margi-
nal y subordinado de las Pyme en el mercado y el intercambio mundial.
Sin embargo, insiste en la potencialidad del papel de las Pyme,
si es que se instrumentan imposibles políticas nacionales o decisio-
nes individuales de los empresarios. Esos imposibles están largamen-
te demostrados en los propios obstáculos que el Informe define.
El Informe es una contradicción en sí mismo, pero que actúa en
la promoción del libre comercio, especialmente del comercio electró-
nico, por lo que debemos recordar que la liberalización es el objetivo
máximo del gran capital trasnacionalizado.
La omc se muestra optimista respecto de la evolución del co-
mercio mundial para 2017,13 pero con cautela hacia 2018 y el futuro
cercano, consciente de la continuidad de elementos estructurales de
una crisis mundial que ya lleva una década y no presenta perspectivas
favorables en el corto plazo. Asia y sobre todo China, aparecen como
lo más dinámico del sistema mundial y las preocupaciones se orientan
al discurso de la administración Trump sobre proteccionismo.
La liberalización de la economía mundial está en el centro de la
preocupación de la omc y todo se concentró en la reunión de Buenos
Aires en diciembre de 2017. Se aprovechó la amigabilidad con la
agenda aperturista del gobierno argentino para reinstalar la agenda
liberalizadora en la región latinoamericana y caribeña, objetada en
los últimos años por los proyectos de integración alternativa.
El proyecto liberalizador necesita desarmar el acumulado histó-
rico por una integración no subordinada construido en las últimas dé-

13
omc, “La omc mejora las previsiones para 2017 al repuntar con fuerza el
comercio”, <https://www.wto.org/spanish/news_s/pres17_s/pr800_s.htm>.
ofensiva liberalizadora 95

cadas, las que se caracterizaron por el cambio político gestado desde


la resistencia de los pueblos. La ofensiva liberalizadora cuenta como
organismo de vanguardia con la omc y toda una lógica argumentativa
que remite a la necesidad de favorecer el libre movimiento interna-
cional de capitales, servicios y mercancías.

La integración alternativa y sus límites

Un dato importante a relevar es el surgimiento del concepto integra-


ción alternativa, ya que en la historia de la integración latinoamerica-
na y caribeña se buscaba la funcionalidad de la inserción de la región
en el sistema mundial. Es la historia de la Asociación Latinoamerica-
na de Libre Comercio (alalc) y la Asociación Latinoamericana de
Integración (aladi) desde 1960 a nuestros días.
La alusión a lo alternativo remite a la crítica de la concepción
hegemónica de la integración, asociada con la apertura de las econo-
mías nacionales y, por ende, con la lógica liberalizadora impulsada
por los grandes capitales del sistema mundial.
Si entre los sesenta y los setenta, se proponía la industrialización
y desde los ochenta y los noventa, se buscaba la modernización, en-
tonces los procesos de integración o aperturistas suponían la facilita-
ción de la lógica capitalista en cada momento histórico, más funcional
al desarrollo de los mercados internos en los sesenta y más orientados
a la globalización en los ochenta y noventa.
En estas últimas condiciones es que surge la necesidad social
de confrontar el proyecto hegemónico y construir una perspectiva de
carácter alternativo.
Así, aludir a la integración alternativa supone una crítica a los
procesos de integración regional y una búsqueda de nuevas formas
para pensar la articulación económica, política y social de la región,
incluso en contra y más allá del orden capitalista.
Resulta de interés, entonces, destacar los avances de los últimos
años en la construcción de una agenda alternativa a la liberalización
de la economía o de integración subordinada. Pensar en integración
96 julio c. gambina

autónoma y no subordinada pasó a ser parte de la nueva agenda re-


gional para afirmar soberanía ante la dominación capitalista.
La resistencia popular a la lógica de subordinación imperialista
y de pérdida de soberanía de los países en la región generó las condi-
ciones de posibilidad para pensar y actuar desde una perspectiva de
integración soberana.
Desde un punto de vista general puede señalarse la experien-
cia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)14 y la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (celac),15 pero también y
muy especialmente la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nues-
tra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-tcp).16 Con
ellos, se adecuaron variados protocolos de integración, incluso el
Mercado Común del Sur (Mercosur).17 Estas articulaciones consti-
tuyen parte de las novedades institucionales en la discusión sobre
la integración y la agenda de desarrollo para la región. Con ello, se
analizaba el lugar de Nuestramérica en el sistema mundial, generan-
do expectativas a contramano de la orientación hegemónica por la
liberalización en las últimas décadas del siglo xx.
Vamos a insistir en que esta situación en el ámbito de los go-
biernos tiene antecedente en las resistencias populares a la liberali-
zación inducida por los organismos internacionales, los principales
gobiernos del capitalismo desarrollado, como expresiones de la de-
manda de las corporaciones trasnacionales.
Enfatizamos en ello porque hay una tendencia a considerar la
cuestión del cambio político o los procesos de integración alternativa
desde las experiencias de los gobiernos, lo que supone escamotear el
accionar popular en el origen de la nueva situación gestada en varios
países en la región.
Unasur remite a 2004, lo mismo que la Alba, constituida como
la Alba-tcp en 2006, y celac en 2011, lo que denota una temporalidad

14
<http://www.unasursg.org/>.
15
<http://www.sela.org/celac/>.
16
<http://alba-tcp.org/>.
17
<http://www.mercosur.int/>.
ofensiva liberalizadora 97

de la iniciativa por promover nuevas representaciones instituciona-


les de una voluntad de articulación económica, política, diplomática
y cultural. Aludimos a una temporalidad menor a una década, que re-
coge un abanico importante de luchas sociales, que son las que gesta-
ron las condiciones para el debate político y económico diferenciado
en la región, incluso con proyección mundial, ya que Nuestramérica
se constituyó en laboratorio de crítica a las políticas hegemónicas de
aperturismo.
En simultáneo a este proceso, se destaca el no a la inclusión del
debate sobre el Área de Libre Comercio para las Américas (alca)
que intentaron el gobierno de Estados Unidos y sus aliados en la
Cumbre de Presidentes de las Américas realizada en Mar del Plata,
Argentina, en noviembre de 2005. Esa cumbre presidencial es parte
de la iniciativa de la oea desde su primera cumbre en 1994 a la última
en Panamá en 2015. La VIII Cumbre está convocada en Perú para
abril de 201818 y se pretende superar los obstáculos que se interpu-
sieron en 2005, en ocasión de la IV Cumbre presidencial que abortó
la inclusión del debate por el alca.
Son iniciativas político-diplomáticas que manifiestan las con-
tradicciones de los proyectos nacionales y su articulación regional en
el debate de la última parte del siglo xx y el comienzo del siglo xxi.
Es un periodo de contradicciones y confrontaciones, con he-
gemonías cambiantes y que muestra las ofensivas y contraofensivas
relativas en cada momento histórico.
Si a finales del siglo xx aparecía la ofensiva liberalizadora, el
inicio del siglo xxi ofrece nuevas expectativas hacia un rumbo dife-
renciado, crítico, incluso en contra y más allá del capitalismo. En la
actualidad se observa una renovación de la ofensiva liberalizadora,
por lo que resulta de interés discutir la llamada integración alternati-
va o no subordinada y muy en especial sus límites.
Quizá el mayor mérito estuvo en considerar una agenda de discu-
sión que incorporó novedades propositivas para discutir acerca del orden

18
oea, “Cumbres de las Américas”, <http://www.summit-americas.org/de-
faults.htm>.
98 julio c. gambina

mundial y de modo muy destacado la potencialidad de nuevas articula-


ciones regionales para insertarse críticamente en el sistema mundial.
Entre ellas resalta la agenda por una nueva arquitectura finan-
ciera (naf), sustentada de forma muy especial en un momento de
evidentes problemas financieros en el ámbito mundial entre 2007 y
2009 y que a una década subsisten.
La interrogante consiste en si es posible una inserción diferen-
ciada de nuestros países sin modificar las relaciones sociales de pro-
ducción capitalistas al interior de nuestras formaciones económico
sociales. Dicho de otra manera, sí es factible una inserción mundial
no subordinada sin modificar y superar el propio orden capitalista en
el ámbito local o regional.
Insistiremos en la importancia de formular los propósitos de
una nueva agenda de integración, lo que constituye un programa o
rumbo a asumir por los gobiernos y los pueblos, como orientación
del sentido histórico de la construcción social.
Ayer como hoy, en variados espacios académicos o políticos se
sostuvo la imposibilidad de pensar más allá de la realidad del orden
social vigente, lo que constituye un freno cultural para pensar crítica-
mente la realidad y transformarla. Aquí, se alude al pasado pensando
en los desafíos de integración para la región presentados por la Re-
volución cubana a comienzos de los sesenta, que terminó con Cuba
expulsada de la oea.
Los debates se recrearon bajo las condiciones del cambio políti-
co regional, sobre todo con la reinstalación del debate anticapitalista
y por el socialismo, en particular en la articulación esbozada entre
Cuba y Venezuela en la gestación de la Alba, luego la Alba-tcp.
Por eso, destacamos la nueva institucionalidad de la Alba-tcp,
que pudo avanzar más en las formulaciones alternativas, asociado
con cierta homogeneidad de rumbo de parte importante de los países
miembros.
Sin unanimidad en cuanto al rumbo, la afinidad de los principa-
les protagonistas, entre ellos Venezuela y Cuba, con discursos antica-
pitalistas y por el socialismo, aun matizados, suponía una perspectiva
más radicalizada.
ofensiva liberalizadora 99

Los inconvenientes en la economía venezolana y la cubana, aun


por razones diferenciadas, dificultaron avanzar en varios de los pro-
yectos estratégicos para asegurar los objetivos iniciales de la articu-
lación regional.
Esa institucionalidad y su ideario están vigentes, lo que genera
expectativas de recuperación de propuestas para transformar las eco-
nomías locales y una perspectiva de articulación económica y pro-
ductiva con horizonte anticapitalista.
Tanto Unasur como celac, encuentran en su seno proyectos
diferenciados entre quienes apuestan por una estrategia capitalista o
socialista, y aún dentro del capitalismo, matizados entre quienes se
subordinan lisa y llanamente a la lógica imperialista liderada por Esta-
dos Unidos y otros que miran con desconfianza las políticas orientadas
desde Washington.
El caso del Mercosur tiene sus matices relativos a los cambios
de gobierno, en especial luego del golpe en Paraguay y Brasil, pero
más aún con la elección de un gobierno amigable con la liberaliza-
ción en Argentina desde diciembre de 2015.
Los interrogantes del presente remiten a las causas que impidie-
ron hacer realidad el discurso de una integración alternativa. Entre
muchas, pueden ensayarse algunas cuestiones preliminares.
En primer lugar, no se propuso de manera integral la supera-
ción del orden capitalista. El tema aparece recién en 2004-2005, al
comienzo del Alba, aun cuando las realidades nacionales de Cuba o
Venezuela estuvieran lejos de una materialización de orden socioe-
conómico socialista. Más diluido todavía está el propósito con las
subsiguientes incorporaciones de países alejados de formulaciones
de organización social contra y más allá del capitalismo.
La subsistencia de una lógica estructural de inserción mun-
dial en mecanismos de acumulación capitalista basada en la produc-
ción y exportaciones de bienes primarios consolidó una inserción
subordinada exportadora de carácter primario de las economías de
la región, reproduciendo la lógica procapitalista en tiempos de do-
minación de las trasnacionales, a contramano de cualquier discurso
antisistémico.
100 julio c. gambina

Por eso, destacamos la ausencia de un proyecto común de inde-


pendencia y autonomía regional para avanzar en cambios del modelo
productivo y de desarrollo.
En segundo lugar, deben reconocerse las diferencias y asime-
trías dentro los países, que se suman al problema de los proyectos
diferenciados o matizados entre ellos. No solo hay países que nunca
se propusieron ninguna objeción al capitalismo (los casos de Bra-
sil o Argentina), sino que su mayor desarrollo relativo conspiraba
contra objetivos comunes compartidos discursivamente (el caso del
Banco del Sur).
Por un lado, Brasil tiene una estrategia claramente definida con
su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (bndes) de
ampliación de la expansión del capital brasileño en la región y en el
mundo, por lo que una estrategia financiera compartida apenas ex-
presaba una buena intención discursiva.
Para el caso de Argentina, el peso de la banca trasnacional en
su sistema financiero y una legislación y una política monetaria y fi-
nanciera orientadas a la liberalización impedían sustentar una lógica
productiva y financiera de carácter regional como suponía la orienta-
ción hacia una nueva arquitectura financiera.
El Banco del Sur estaba previsto para pequeños países y el fi-
nanciamiento de proyectos productivos de relativa baja escala en re-
lación con la dimensión de los proyectos que definen la evolución
económica de países como Brasil y Argentina.
La lógica de irsa, pensada en la dinámica de la primarización
productiva y las exportaciones, tenía más peso en las decisiones de
política de inversiones en infraestructura que en articulación de pro-
ductores pequeños y medianos, mucho menos sustentados en formas
autogestionadas.
El capital asignado para el funcionamiento del Banco del Sur es
demostración de la incapacidad política para financiar una estrategia
productiva alternativa en la región y menos para encarar procesos de
soberanía en el modelo productivo y de desarrollo.
Aun al interior de la Alba, y pese a ciertas afinidades de proyecto,
el propio Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (su-
ofensiva liberalizadora 101

cre) tuvo sus límites, ya que las políticas nacionales de los integran-
tes del sistema de intercambio con monedas locales privilegiaban las
tenencias de divisas fuertes, como el dólar.
Más allá del aporte inicial de capital, se propuso invertir las
cuantiosas reservas internacionales de los países de la región en el
Banco del Sur y constituir un Fondo del Sur para financiar una es-
trategia productiva alternativa, no subordinada. Los países prefirie-
ron utilizar el stock de reservas para fines nacionales de inserción
internacional más que en una estrategia compartida para nuevos
desarrollos productivos.
Un tercer elemento a señalar alude al escaso desarrollo de pro-
puestas alternativas por lo menos en dos sectores que alcanzaron a
sugerir iniciativas para su concreción. Remito al sector de alimentos
y a la energía.
Los movimientos populares empujaron la concepción del desarro-
llo de las soberanías alimentaria y de la energética, que no alcanzaron
a constituirse en políticas de Estado, más allá de sostenerse en ciertos
discursos de los gobiernos o algunos de los líderes regionales.
Qué y cómo producir alimentos y energía o cómo distribuirlos
para satisfacer las amplias necesidades sociales, en ambos temas pasó
a constituirse en la lógica argumental del movimiento popular regional.
Por distintas razones, los gobiernos limitaron los dos desarro-
llos, muy a pesar de las ventajas históricas relativas de la región en
ambos aspectos.
Argentina y Brasil son dos de los grandes productores agrarios
que definieron en las últimas dos décadas un modelo sojero bajo do-
minación de las trasnacionales de la alimentación y la biotecnología.
De ese modo no podían tener en cuenta las demandas socioeconó-
micas de los pueblos originarios indígenas y campesinos de Bolivia
o las necesidades de desarrollo de una producción sustitutiva de ali-
mentos en Venezuela.
Similar proceso se presentó con la energía, con abundantes re-
servas de petróleo y gas, aún con dependencia tecnológica de las
principales petroleras. Pero mientras Bolivia, Ecuador o Venezuela
confirmaban políticas energéticas para la apropiación de la renta pe-
102 julio c. gambina

trolera y gasífera, con la finalidad de aplicarla a proyectos produc-


tivos de diversificación, algo diferente se suscitaba en Argentina o
Brasil.
Argentina tenía su actividad petrolera privatizada hasta la esta-
tización parcial de ypf en 2012, ya pasado el pico de la acumulación
histórica regional para un proyecto alternativo. Más aún, de manera
inmediata se habilitó un acuerdo secreto con Chevron para la ex-
plotación de hidrocarburos no convencionales vía fractura hidráulica
(fracking) que alejaba cualquier propuesta de soberanía energética.
Brasil se constituía en gran reserva petrolera con los descubri-
mientos del presal, lo que colocaba al país en una estrategia propia
de disputa por un lugar en el sistema mundial más allá de cualquier
formulación de una integración soberana de la energía.
Son límites estructurales para pensar en nuevos modelos pro-
ductivos que atiendan las expectativas populares de un desarrollo no
subordinado.

Nueva ofensiva liberalizadora y desafíos para la emancipación

La ausencia de cambios estructurales nacionales y regionales es lo


que definió la nueva ofensiva liberalizadora, con los golpes institu-
cionales en Honduras, Paraguay y Brasil, y muy especialmente con
el consenso electoral logrado por el gobierno de Mauricio Macri en
Argentina desde finales de 2015.
En la actualidad, el poder económico local y mundial trata de
retomar la agenda tal como estaba a fines del siglo xx y comienzos
del xxi, con avanzadas negociaciones con respecto al libre comercio,
más allá del retiro de Estados Unidos del Tratado Transpacífico y el
discurso proteccionista de Trump.
La agenda por la liberalización se concentró en la Undécima
Ministerial de la omc en Argentina y en la suscripción del acuerdo
de libre comercio entre Europa y el Mercosur, facilitada por la exclu-
sión de Venezuela de este último. Hay que recordar que Venezuela se
sumó al Mercosur luego de la cumbre presidencial de Mar del Plata,
ofensiva liberalizadora 103

en 2005, donde se clausuró la agenda de discusión sobre el alca. La


asunción de Mauricio Macri al gobierno argentino habilitó la posibi-
lidad de la censura y exclusión venezolana del proceso Mercosur y
con ello se retomó la ofensiva liberalizadora.
Con la agenda liberalizadora no solo avanzan los acuerdos de libre
comercio y los mecanismos de protección de inversiones, sino también
la presión por establecer reformas estructurales regresivas en materia
laboral, previsional e impositiva, acompañadas de cambios en la justi-
cia y la legislación penal asociados con el crecimiento de la represión
explícita sobre el movimiento social y su capacidad de protesta.
Bajo los nuevos gobiernos y sus reaccionarias políticas se habili-
taron los procesos de privatizaciones, desregulaciones y descentraliza-
ciones, tendientes a disminuir el costo estatal y con él el déficit fiscal,
consolidando una nueva ronda de reforma regresiva de los estados.
El resultado de esta nueva ofensiva apunta a la aceleración de
los cambios en la relación capital-trabajo, en las nuevas funciones
del Estado y en la confirmación de relaciones internacionales de
subordinación y dependencia.
Una cuestión son los propósitos y orientaciones del discurso
hegemónico y otra la realidad de continuidad de la crisis capitalista
surgida hace una década.
Pese a los datos de crecimiento económico mundial de 2017 y
previstos para el 2018 por el fmi, el economista en jefe del organismo
internacional se manifiesta cuidadoso de enunciar la superación de la
difícil situación de la economía mundial. Escribe Maurice Obstfeld
en el blog del fmi:

La crisis financiera internacional parece ser definitivamente cosa del pa-


sado, pero si no se actúa con rapidez para eliminar los obstáculos estruc-
turales al crecimiento, promover la inclusividad del crecimiento y afian-
zar la resiliencia y los márgenes de maniobra de la política económica,
la próxima desaceleración se adelantará y será más difícil de combatir.19

19
Maurice Obstfeld, “El buen momento que está atravesando la economía no
es la ‘nueva normalidad’”, <https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=8611>.
104 julio c. gambina

Pero más allá de lo mencionado o pronosticado por el fmi, en la


reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, Oxfam
insistió en la presentación de sus estudios anuales relativos a la evo-
lución de la riqueza y la pobreza con datos lapidarios que confirman
la desigualdad creciente, la mayor concentración de la riqueza y la
extensión y perdurabilidad de las condiciones de pobreza.20
La realidad del orden capitalista y sus secuelas de desigualdad
continúan convocando a la discusión y la crítica para pensar en términos
alternativos a la lógica de la ganancia, la acumulación y la dominación.
Pensar en la integración alternativa no es solo un ejercicio in-
telectual, ya que la experiencia reciente permite verificar el accio-
nar contrapuesto de dos concepciones de integración. Una postula
la subordinación al orden hegemonizado por las trasnacionales y su
programa aperturista y de liberalización. La otra, sustentada en la
corta experiencia del cambio político regional, orienta el debate al
balance de lo aportado y realizado, con sus límites, como punto de
partida para sugerir programas de acción que constituyan subjetivi-
dad consciente para la transformación social.
Las difíciles condiciones de vida de la mayoría de la población
de menores ingresos desafían al pensamiento crítico a generar síntesis
teóricas de las prácticas socioeconómicas y políticas de estos años a
fin de encontrar respuestas para el programa de emancipación social.

20
Oxfam, “Cinco datos escandalosos sobre la desigualdad extrema global
y cómo combatirla”, <https://www.oxfam.org/es/iguales/cinco-datos-escandalo-
sos-sobre-la-desigualdad-extrema-global-y-como-combatirla>.
5. APORTES DE RUY MAURO MARINI PARA UNA TEORÍA
CRÍTICA DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL

Lucas Castiglioni*

Introducción

La hegemonía del enfoque neoclásico en el estudio de los procesos


regionalistas tiene implicaciones no solo en el plano de las ideas y el
debate intelectual sino también en la práctica: interpretaciones, inter-
venciones y evaluaciones de las experiencias de integración regional
guiadas por este paradigma. Por tanto, la revisión de los postulados
neoclásicos se vuelve una necesidad en el contexto de la América
Latina contemporánea en un capitalismo global en crisis.
El presente artículo pretende recuperar el pensamiento de la
teoría marxista de la dependencia (tmd) y en particular a Ruy Mauro
Marini, porque en su obra se encuentran las críticas a los fundamen-
tos teóricos del enfoque neoclásico del regionalismo, establece una
vinculación entre modelo productivo/regionalismo/modelos de de-
sarrollos y porque, además, brinda elementos para comprender los
procesos regionalistas desde una perspectiva crítica.
Para el abordaje del problema de investigación, primero se pre-
sentará el mismo en tres dimensiones, luego se expondrán los ele-
mentos principales de la teoría neoclásica y en un tercer apartado se
recuperará la tmd con el objetivo de introducir el pensamiento de
Marini. Después de esto, se identificarán los conceptos desarrollados
por el marxista brasileño en aras de establecer aportes y preguntas
para la construcción de una teoría crítica de la integración regional;
por último, se presentarán las reflexiones finales.

* Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad Nacional del Centro


de la Provincia de Buenos Aires). Investigador de la Fundación de Investigaciones
Sociales y Políticas y miembro del gt-Clacso, “Crisis y Economía Mundial”.

[105]
106 lucas castiglioni

El problema de la integración regional

Las investigaciones realizadas sobre la integración han pujado por el


apartamiento de los procesos regionalistas de las “grandes” discipli-
nas “tradicionales”. En aras de la especificidad del objeto de estudio,
se abogó por la constitución de una disciplina propia (De Lombaer-
de y Söderbaum, 2013), aspecto que no resulta una excepción si se
tiene en cuenta la dinámica y perspectiva de los estudios científicos,
y en particular de las ciencias sociales: fragmentación/súper-especia-
lización, a-criticidad y disociación entre teoría y práctica. El estado
actual de los estudios de integración regional muestra que estos no
lograron conformar una disciplina propia pero sí dan cuenta de la
construcción de paradigmas propios para el estudio del regionalismo.
Desde la academia suele señalarse que el problema (la integra-
ción regional) se traduce como objeto de estudio a partir de la década
de los cincuenta con la conformación de la Comunidad Europea del
Carbón y del Acero (ceca). Sin embargo, apelando a un enfoque mul-
tidimensional es posible identificar tres momentos en la construcción
del objeto de estudio integración regional en América Latina:
1. La integración como problema histórico de América Latina.
Desde el proceso de independencia, el ideal de la unidad lati-
noamericana está presente en el escenario regional. Este ideal
responde a un problema conjugado en la colonización y acen-
tuado en la formación y consolidación de los estados capitalistas
latinoamericanos y caribeños: el problema de la desintegración
y fragmentación (Suárez Salazar y García Lorenzo, 2008).
2. La integración como problema teorizado a partir del proceso
regionalista europeo de posguerra y el estudio inaugural de Vi-
ner (1950).
3. La integración como problema institucionalizado en América
Latina y el Caribe se establece principalmente en la Cepal, en
las universidades públicas de los países de la región y en deter-
minados organismos financieros, como el Banco Interamerica-
no de Desarrollo.
aportes de ruy mauro marini 107

Estos elementos son señalados por el marxista brasileño Ruy


Mauro Marini, quien marca que la noción de unidad de América
Latina emerge en el periodo de la independencia como “expresión
de una formación nacional todavía incipiente” y, al mismo tiempo,
como “un recurso defensivo contra las reiteradas pretensiones co-
lonialistas de la vieja metrópoli” (Marini, 1977a), mientras que la
discusión sobre la integración se coloca “sobre la mesa” a partir de
las experiencias europeas y de los problemas de escala de mercado,
resultado del proceso de industrialización latinoamericana (Marini,
1973).

El enfoque neoclásico

Como ya se señaló, en los estudios sobre el regionalismo ha primado


el enfoque neoclásico de integración regional. Dicho enfoque tiene
como sustento teórico tres pilares (el marginalismo, la teoría ricar-
diana del comercio internacional y el eurocentrismo, como ideolo-
gía) y empalma con la visión y el objetivo de la perspectiva de de-
sarrollo sostenida por Rostow. La teoría neoclásica de la integración
regional toma como referencia el trabajo de Jacob Viner Teoría de la
unión aduanera de 1950, en el cual se distinguen dos procesos en las
políticas de preferencias en el comercio a la hora de conformar un
bloque económico: la “creación de comercio” y la “desviación de co-
mercio”. El primero, explica que la formación de un bloque regional
permitirá una especialización en las “ventajas comparativas” de los
países miembros, lo cual hará posible un aumento de la “eficiencia”
de los “factores de producción” (siguiendo la terminología neoclási-
ca); mientras que el segundo, supone repercusiones en la formación
de políticas comerciales discriminatorias. Dicho esquema entiende
que los bloques regionales representan una segunda opción, el “se-
gundo mejor”: ya que el libre comercio mundial es una meta impo-
sible (sea, tanto por las dimensiones globales, como por las políticas
económicas y elementos geopolíticos), se deduce a la integración re-
gional como la segunda mejor opción posible.
108 lucas castiglioni

Entonces, para estos trabajos la integración regional representa


un problema en el plano comercial y en el diseño de las políticas eco-
nómicas nacionales y cuyo objeto de estudio se formula a la par de la
dinámica del proceso europeo.
En aras de establecer una síntesis teórica del modelo neoclásico
de la integración regional, Porta et al. (2012), explican que el enfoque
interpretativo es biunívoco y estático; postulan variables constantes y
rendimientos constantes a escala; no involucran costos de transpor-
te; y suponen un “mercado de competencia perfecta” con productos
homogéneos y términos de intercambio invariables (Porta, Gutti y
Bertoni, 2012: 60). A su vez, el esquema neoclásico diseña un conti-
nuum de etapas del regionalismo con el objetivo de homogeneizar los
proyectos, clasificarlos y evaluarlos en función de los fundamentos
de la economía neoclásica (zona de libre comercio, unión aduanera,
mercado común, unión económica e integración económica comple-
ta). Las etapas se establecen como escalones sobre los cuales todo
proyecto integracionista debe seguir (Balassa, 1980).
De la misma manera que en el modelo neoclásico, Rostow redu-
ce los procesos históricos y las formaciones sociales a un continuum
de etapas, así las sociedades transitarían de forma unívoca por la eta-
pa tradicional, “el impulso inicial”, la “marcha hacia la madurez” y
la “era del gran consumo en masa”. La afinidad entre los modelos de
Rostow (modernización, desarrollo) y Viner-Balassa (regionalismo)
no solo expresa un método compartido sino también objetivos si-
milares, los cuales, desde el punto de vista teórico, se han traducido
en (sub)disciplinas pretendidas como “autónomas” sobre la base de
supuestos ahistóricos.
En este sentido es que se torna necesario revisar críticamente la
teoría hegemónica de la integración regional en aras de comprender
a cabalidad la dinámica y las perspectivas de los proyectos regiona-
listas de América Latina y de este modo aportar al desarrollo de la
unidad latinoamericana. Para ello, resulta pertinente recuperar las
reflexiones de la teoría marxista de la dependencia (tmd) y de Ruy
Mauro Marini en particular.
aportes de ruy mauro marini 109

Ruy Mauro Marini y la teoría marxista de la dependencia

Tanto en su dimensión teórica (revisión y actualización de conceptos


marxistas), como en su dimensión práctica (intelectuales comprome-
tidos con movimientos populares de América Latina al calor de la
Revolución cubana), la tmd se conjuga como uno de los aportes más
significativos del pensamiento crítico nuestroamericano (Dos Santos,
2007: 505).
Así, la tmd discute con los postulados tradicionales del desa-
rrollo con parámetros eurocéntricos y ahistóricos, considerando la
situación de dependencia como una situación particular de determi-
nadas economías en el marco de la división internacional del trabajo
en función de la configuración capitalista de época. Es decir, el sub-
desarrollo no es una etapa del desarrollo como tampoco es una pre-
condición que garantice un futuro desarrollo capitalista. En palabras
del intelectual brasileño, subdesarrollo y desarrollo son dos caras de
un mismo proceso global.
Desde una perspectiva que excluye visiones estatalistas y solu-
ciones industrialistas propias del nacionalismo burgués, la teoría mar-
xista de la dependencia estudia el capitalismo en América Latina, la
industrialización y las posibilidades de ruptura con la dependencia. En
cuanto a esta última, los intelectuales marxistas esgrimen argumentos
en aras de la revolución social, señalando que el “subdesarrollo no
podía erradicarse con simples políticas correctivas o con mayores do-
sis de inversión” (Katz, 2016), diferenciándose así de los estudios de
Cardoso y Faletto (intelectuales que también se propusieron analizar
las formaciones sociales en el continente, pero que avalaron respues-
tas de un “desarrollo dependiente asociado” en América Latina).
Asimismo, la tmd representa una lectura del capitalismo en
América Latina, la cual conlleva una revisión crítica de la teoría mar-
xista del imperialismo. En palabras de Kohan, “tirando de la punta
de la madeja que Lenin dejó desatada como tentación para las nuevas
generaciones revolucionarias, en su Dialéctica de la dependencia,
Marini volvió a recuperar la perspectiva internacionalista propiciada
por Lenin para las ciencias sociales” (Kohan, 2016: 78).
110 lucas castiglioni

Aportes de Marini para una teoría de la integración regional

En los estudios de la teoría marxista de la dependencia, se destaca


el marco metodológico como la aplicación y búsqueda de conceptos
que den cuenta de la estructura y dinámica del capitalismo en Amé-
rica Latina ante la configuración capitalista mundial. En este sentido,
Ruy Mauro Marini emprende sus investigaciones sobre la dependen-
cia, el comercio, la producción y las relaciones internacionales a partir
de la crítica de la economía política. La relevancia de los aportes de
Marini en el pensamiento crítico es reconocida por las mismas orga-
nizaciones y referentes del movimiento popular.1
Si bien la teoría marxista de la dependencia forma parte de uno
de los aportes más significativos del pensamiento crítico nuestroame-
ricano, no todos los intelectuales de la dependencia estudiaron espe-
cíficamente la teoría y práctica de la integración regional (Garofali,
2015: 90). En este marco se destacan las reflexiones de Marini. A
continuación, se exponen los conceptos y análisis realizados por el
intelectual brasileño en torno al regionalismo latinoamericano.

Capitalismo dependiente: intercambio desigual


y superexplotación del trabajo

En su análisis del capitalismo dependiente, Marini primeramente reali-


za una lectura de la historia latinoamericana con el objetivo de identifi-
car los rasgos fundamentales de dicho proceso, es decir, las característi-
cas de la incorporación de América Latina al mercado mundial. En este
pasaje, el intelectual apela a la fórmula de Gunder Frank del “desarrollo
del subdesarrollo” y afirma que en América Latina no persistieron
formas precapitalistas (tesis sostenida por marxistas ortodoxos), sino

1
Al respecto, es válido recuperar la declaración del Ejército Zapatista de Li-
beración Nacional (ezln) ante el fallecimiento del marxista brasileño (ezln, 1997).
aportes de ruy mauro marini 111

un capitalismo sui generis. De este modo, Marini se propone introdu-


cir un estudio que eluda dos desviaciones marxistas en el estudio de
la dependencia (ortodoxia y eclecticismo) y Dialéctica de la depen-
dencia de 1973 es reflejo de dicho esfuerzo.
La interpretación de la formación capitalista regional en clave
de la dinámica global que realiza Marini conlleva una recuperación del
análisis marxista. Según el autor, “América Latina contribuye a que
se superen los escollos que el carácter contradictorio de la acumula-
ción del capital crea para esa expansión” (Marini, 1973: 109). Para
poder explicar dicha incorporación de las economías latinoamerica-
nas, Marini convoca el concepto de intercambio desigual.
El intercambio desigual describe el proceso de intercambio de
mercancías que no se sustenta únicamente a partir de equivalentes
guiados por el valor establecido por el tiempo de trabajo socialmente
necesario, sino que también persisten en la práctica mecanismos que
permiten la transferencia de valor, configurando así una doble trans-
ferencia (Marini, 1973: 121).
Dicha tesis barre con los principios de la teoría clásica del co-
mercio internacional y las explicaciones del proceso a partir de un
“exceso de oferta” o por la “presión militar-diplomática”:

No es porque se cometieron abusos contra las naciones no industriales


que estas se han vuelto económicamente débiles; es porque eran dé-
biles que se abusó de ellas. No es tampoco porque produjeron más de
lo debido que su posición comercial se deterioró, sino que el deterioro
comercial fue lo que las forzó a producir en mayor escala. Negarse
a ver las cosas de esta manera es mistificar la economía capitalista
internacional, es hacer creer que esa economía podría ser diferente de
lo que realmente es (Marini, 1973: 120).

El intercambio desigual obligó a las burguesías de la región a


compensar la pérdida de plusvalía por medio del aumento del valor
en la producción interna. De esta forma es que Marini identifica el
proceso de superexplotación del trabajo, es decir, la remuneración
por debajo de su valor de la fuerza de trabajo. Tal compensación se
realiza a partir de tres mecanismos: a] la intensificación del trabajo,
112 lucas castiglioni

b] la prolongación de la jornada de trabajo y c] la expropiación de parte


del trabajo necesario para que el obrero reponga su fuerza de trabajo.
Como explica el autor, se “configura un modo de producción funda-
do exclusivamente en la mayor explotación del trabajador, y no en
el desarrollo de su capacidad productiva. Esto es congruente con el
bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la economía
latinoamericana, pero también con los tipos de actividades que allí se
realizan” (Marini, 1973: 126).
El análisis de los rasgos del capitalismo dependiente es clave
para la lectura de la dinámica regional y de los procesos de integra-
ción desarrollados. Si bien las categorías utilizadas por Marini refie-
ren al contexto latinoamericano de la segunda mitad de siglo xx y,
de esta manera, su recuperación en la actualidad conlleva diferentes
debates,2 su mirada en torno a la problemática es insoslayable. Los
aportes del marxista brasileño invalidan explicaciones eurocéntricas
y modelos neoclásicos, volviéndose fundamentales para la realiza-
ción de interpretaciones críticas de los procesos de integración re-
gional.

El ciclo dependiente: concentración y centralización


del capital

El ciclo dependiente del capital es el proceso que describe el desa-


rrollo capitalista en América Latina. El intelectual brasileño analiza
cómo funciona el capital en la región y los problemas que este con-
lleva, particularmente en el diseño de la restricción externa y las es-
tructuras productivas desequilibradas. En este sentido es que Marini
recupera las categorías analíticas de Marx acerca del proceso de con-
centración y centralización del capital. Entendiendo la concentración

2
Entre los dependentistas contemporáneos se plantea un debate sobre la ex-
tensión de dicho concepto, tanto si lo que se produce es efectivamente una remune-
ración por debajo de su valor de la fuerza de trabajo (Osorio, 2016) o es explotación
y una baja remuneración (Katz, 2017a).
aportes de ruy mauro marini 113

como el aumento de la masa de capital en manos de cada capitalista


individual y la centralización como la concentración de capitales ya
formados, es decir, modificaciones cuantitativas de las fracciones
individuales del capital, Marx devela un rasgo característico del ca-
pitalismo.
La inherente vinculación entre ambos procesos en función de la
acumulación del capital se va profundizando a medida que se extien-
den las relaciones capitalistas. Marini recupera el razonamiento de
Marx para entender la dinámica de las economías latinoamericanas.
Porque cuando el revolucionario alemán distingue los métodos por
los que el capital se centraliza (operaciones de fusiones y adquisicio-
nes, el crédito; la apertura de capital y la constitución y desarrollo
de las sociedades anónimas) (Malta y Castelo, 2012), Marini explica
cómo la dinámica del capitalismo industrial en los países centrales
incide en la región y las formas que este asume (Marini, 1969: 5).
En este marco argumentativo, el intelectual brasileño establece
una relación entre los procesos de centralización y concentración del
capital y las iniciativas de integración asociadas con el financiamien-
to externo para el desarrollo de infraestructura regional, elemento
significativo en los procesos regionalistas contemporáneos:

En parte por el efecto multiplicador de la infraestructura de transpor-


tes y del flujo de capital extranjero, mas sobre todo por la aceleración
del proceso de industrialización y de urbanización en los países centra-
les, la cual infla la demanda mundial de materias primas y alimentos, la
economía exportadora latinoamericana experimenta un auge sin pre-
cedentes. Este auge está, sin embargo, marcado por una acentuación
de su dependencia frente a los países industrializados, a tal punto que
los nuevos países que se vinculan en este momento, de manera diná-
mica, en el mercado mundial, desarrollan una modalidad particular de
integración.
En efecto, el desarrollo del principal sector de exportación tiende,
en estos países, a ser asegurado por el capital extranjero mediante
inversiones directas, quedando a las clases dominantes nacionales el
control de actividades secundarias de exportación o la explotación del
mercado interno (Marini, 1969: 5).
114 lucas castiglioni

Cooperación antagónica

A partir de la categoría “imperialismo”, Marini se propone analizar el


capitalismo de época buscando identificar el papel de América Latina en
la acumulación global. Así es que se señalan las visiones del súper-im-
perialismo de Kautsky y las críticas que Lenin realiza, y emprende una
recuperación del concepto de cooperación antagónica de Thalheimer.
Dicha categoría da cuenta de una coordinación relativa de las potencias
en desmedro de las contradicciones interimperialistas y, a su vez, un
bloqueo a los movimientos revolucionarios (Marini, 1994: 4)
Según Marini, la cooperación antagónica se desarrolla, tanto en
el plano de las relaciones entre potencias capitalistas centrales, como
en la articulación con otras potencias regionales, a las que denomi-
nará subimperiales.
Diferentes autores apelaron a dicho concepto para analizar los
problemas del capitalismo dependiente latinoamericano y los pro-
cesos de integración regional. Al respecto, Katz (2009) recupera la
interpretación de Marini sobre la noción de cooperación antagónica
para analizar el proceso de transformación de las “viejas burguesías
nacionales” en “burguesías locales”. Las primeras, involucradas en el
esquema desarrollista con fuerte basamento en el mercado interno, y
las segundas, asociadas con la estrategia exportadora y la consolida-
ción de las corporaciones internacionales, se conjugan en el proceso
de internacionalización del capital. Por su parte, Suárez Salazar y
García Lorenzo, al analizar las relaciones interamericanas, citan el
trabajo de Marini en pos de comprender “las intrincadas relaciones
de integración-cooperación-competencia-conflicto entre las princi-
pales potencias imperialistas” (Suárez y Lorenzo, 2008).

El subimperialismo

Marini acuñó el concepto de subimperialismo para caracterizar la


inserción capitalista dependiente de Brasil en el siglo xx. En el análi-
aportes de ruy mauro marini 115

sis de la formación capitalista en América Latina, el autor destaca la


combinación de dependencia, coordinación y autonomía de Brasil a
partir de dos fenómenos básicos:

[...] por un lado, una composición orgánica media en la escala mun-


dial de los aparatos productivos nacionales y, por otro, el ejercicio
de una política expansionista relativamente autónoma, que no solo se
acompaña de una mayor integración al sistema productivo imperialis-
ta, sino que se mantiene en el marco de la hegemonía ejercida por el
imperialismo en escala internacional (Marini, 1977b: 18).

Tal caracterización conduce a Marini a considerar únicamente


a Brasil como potencia subimperialista en América Latina. Como se
señaló en el apartado anterior, las formas subimperialistas se asocian
directamente con la cooperación antagónica y en el caso del desa-
rrollo industrial de Brasil de mediados del siglo xx, “la cooperación
antagónica entre la burguesía de los países subdesarrollados y el im-
perialismo es conducida así a un punto crítico, que ya no le permite
existir en su ambigüedad e impone una disyuntiva entre la coopera-
ción, tendiendo a la integración, y el antagonismo, marchando hacia
la ruptura” (Marini, 1969: 6). Dicha disyuntiva se resolvió a favor de
la integración imperialista de Brasil en 1964.
Según el autor, el subimperialismo es un concepto que posee
una dimensión económica (recuperando la tesis del consumo, la es-
trechez del mercado interno y la necesidad de exportar mercancías y
capitales a modo de compensación) y una dimensión política (poten-
cia como gendarme, pero no subordinado a los dictados de Estados
Unidos) (Marini, 1985). Tal como marca Katz (2017), la precisión de
dicha categoría diferencia los estados subimperialistas de los “satéli-
tes privilegiados” y de las “potencias medias” (categorías utilizadas
en el análisis de las relaciones internacionales). El subimperialismo
supone una combinación de asociación y autonomía en la que los
liderazgos regionales se encuentran asociados con los intereses de la
potencia del Norte.
En otro pasaje de la obra de Marini, se afirma que el subimpe-
rialismo corresponde a la “expresión perversa de un fenómeno re-
116 lucas castiglioni

sultante de la diferenciación de la economía mundial, con base en


la internacionalización del capital, que llevó a la superación de la
división simple del trabajo en provecho de un sistema mucho más
complejo” (Marini, 1993: 7).
A la hora de rescatar el pensamiento de Marini en el contexto
actual resulta interesante el análisis que el citado autor hace de la teo-
ría del imperialismo. Según Katz, “el subimperialismo sintonizó con
la idea de imperialismo colectivo de Amin en tres planos: la crecien-
te asociación mundial de capitales, la función capitalista protectora
ejercida por el Pentágono y el nuevo rol de los custodios regionales
asociados con Washington” (Katz, 2016: 5).
Además, la tesis del subimperialismo se ha recuperado en mu-
chas investigaciones acerca de los problemas de América Latina: los
trabajos de Luce (2008), en los que se analiza la política de integra-
ción del gobierno de Brasil; la investigación de Zibechi (2012), en la
cual queda de manifiesto el papel del Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (bndes) en la política del subimperialismo; el
trabajo de Osorio, en el que señala los vínculos entre acuerdos de
libre comercio y mediación de los proyectos subimperiales (Osorio,
2016); el estudio de Avendaño (2014), que analiza el proceso de in-
ternacionalización del capital brasileño en el siglo xxi y el surgimien-
to de las denominadas empresas translatinas; y el trabajo de Katz
(2017), en el que se pone el acento más en el eje geopolítico que en el
económico a la hora de entender el subimperialismo contemporáneo
(en particular con Brasil y Sudáfrica) y se descarta una posible pro-
yección del término “subimperialismo” para el estudio de los brics.

Dinero

Las interpretaciones de la economía mundial y la configuración ca-


pitalista en los países latinoamericanos atraviesan los estudios de
Marini. En este sentido, uno de los ejes articuladores es el papel del
dinero en dichos procesos. Siguiendo el abordaje de la crítica de la
economía política, el dependentista se propone realizar una lectura
aportes de ruy mauro marini 117

de la dinámica regional en función del papel del dinero en el proceso de


acumulación. En 1979, el autor analizó la dependencia de la región
y señaló que el hecho de que la disponibilidad de manufacturas y
liquidez de Estados Unidos se tradujeran en la industrialización de
los principales países de América Latina condujo al estrangulamiento
externo y la necesidad constante de ampliación de mercados en pos
de generar mayor ingreso de divisas.
En este marco Marini aporta una reflexión fundamental para
estudiar las alternativas latinoamericanas en los esquemas integra-
cionistas: “La solución para el problema depende, pues, de que la
moneda de los países latinoamericanos pueda funcionar también
como divisa, como dinero mundial, aunque sea en el ámbito regio-
nal” (Marini, 1979). El autor postula la creación de una moneda úni-
ca apoyada por la capacidad productiva de los países y desvinculada
del dólar, un elemento clave para el debate sobre los procesos de
integración regional.

Integración regional, unidad y regionalismo

Otro significativo aporte al estudio de la integración regional es la


periodización de los proyectos regionalistas enclave de los modelos
desarrollo. En este sentido, y siguiendo con los fundamentos de la
tmd, Marini sostiene que a la hora de pensar acerca de la unidad
latinoamericana, las raíces se encuentran en los ideales de la inde-
pendencia.

Periodización

Los procesos regionalistas entendidos como emancipación y soberanía


regional encuentran su primer antecedente en la propuesta de Simón
Bolívar de unidad expresada en el Congreso Anfictiónico de Panamá
de 1826. Ante la derrota del proyecto bolivariano y la formación y
118 lucas castiglioni

consolidación de los estados capitalistas latinoamericanos, el ideal


de Bolívar entró en un declive debido al “bajo desarrollo político y
económico de los nuevos países formalmente independientes; por el
conjunto de guerras desatadas en la región; y por el avance de la pre-
sencia política y económica de Estados Unidos en América Latina”
(Garofali, 2015: 92).
Esta proyección externa de Estados Unidos en la región, se
pone de manifiesto en el periodo 1889-1890, en la Conferencia In-
ternacional Americana, dando forma al panamericanismo. En el pro-
ceso de formación y consolidación de los estados capitalistas de la
región se establecieron los patrones de la inserción latinoamericana
en la economía mundial. La misma se realizó a partir de la gene-
ralización modelo primario-exportador, el cual no solo conjugó el
carácter subordinado del desarrollo capitalista de América Latina
sino también impidió la integración de las economías nacionales. Al
respecto Marini (1977a) explica la balcanización y el debilitamiento
de la región en paralelo al establecimiento de Estados Unidos como
potencia capitalista. Entonces, las etapas de la estrategia estadouni-
dense y sus sucesivos corolarios, a finales del siglo xix y principios
del xx, configuraron las relaciones interamericanas vis à vis en la di-
námica del capitalismo mundial. En el marco de la crisis del treinta,
Estados Unidos renueva el panamericanismo a partir de la política de
la administración Roosevelt del “buen vecino”.
En la segunda posguerra, se establece una nueva forma de pa-
namericanismo: el interamericanismo. Según Marini, en la IX Con-
ferencia Interamericana, en Bogotá, 1948, se construye el “armazón
institucional sobre el cual se desarrollarán las relaciones interamerica-
nas” bajo la hegemonía estadounidense. Es, siguiendo al autor, “una
nueva forma de dependencia más compleja y más radical que la que
había prevalecido anteriormente” (Marini, 1993: 53). En este periodo
se crea la oea en 1948, el Tratado Interamericano de Asistencia Recí-
proca (tiar) en 1947 y, años más tarde pero articulado con dicho “ar-
mazón institucional”, el bid en 1959. De esta forma, la estrategia de
Estados Unidos adquiere un órgano plurilateral, un pacto militar y una
institución financiera mediante los cuales consolidará su hegemonía.
aportes de ruy mauro marini 119

Sin embargo, siguiendo a Marini,

no es sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando La-


tinoamérica recobra la sensación de su identidad. Un factor que jugó
para ello fue la aceleración que se verificó entonces en el proceso
mundial de descolonización, que –al conllevar la toma de conciencia
de su situación por parte de lo que se ha dado en llamar de Tercer
Mundo–, acarreó modificaciones en el campo de las ciencias sociales.
El concepto mismo de subdesarrollo y las teorías que sobre él se edi-
ficaron se dan en ese contexto (Marini, 1977a).

Desde la Cepal se impulsaron mecanismos de integración regio-


nal en función de la estrategia del desarrollismo, formando espacios
como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (alalc) y
el Mercado Común Centroamericano (mcca), ejemplos de la integra-
ción cepalina. Para el intelectual brasileño, los países se involucra-
ron en la creación de zonas de libre comercio en pos de “solucionar
dificultades encontradas por las burguesías de los países de mayor
desarrollo relativo y para viabilizar las inversiones extranjeras en la
industria, contando, por eso, con el beneplácito de Estados Unidos”
(Marini, 1993: 5).
Sin embargo, las debilidades del regionalismo cepalino derivan
de y condicen con las limitaciones de la estrategia de desarrollo de
colocar a la burguesía nacional como actor central de la integración.
Como lo señala certera y sintéticamente Martínez, “más que el fra-
caso del modelo cepalino, lo que ocurrió fue el fracaso del desarrollo
del modelo capitalista autónomo” (Martínez, 2011: 111). De forma
complementaria, Marini entiende que las experiencias de integración
cepalina “al revés de servir a la construcción de una zona de libre
comercio, se convirtieron en el medio por excelencia de las grandes
empresas, sobre todo las multinacionales, para racionalizar su pro-
ducción y su mercado” (Marini, 1993: 56), sintonizando así el regio-
nalismo cepalino con el proceso de concentración y centralización
del capital en la región (Marini, 1993: 62).
Entre los sesenta y setenta, se configura un momento del re-
gionalismo que Marini denomina latinoamericanismo. La contra-
120 lucas castiglioni

rrevolución monetarista como respuesta del capital ante la crisis de


acumulación trajo consigo una reformulación de los proyectos regio-
nalistas basados en los postulados neoclásicos y adaptados a la nueva
fórmula imperial. Marini explica cómo la globalización “combina
rasgos inherentes a la internacionalización del capital con procesos
de regionalización” (Marini, 2008b: 251). En América Latina, esta
estrategia asumió dos formas institucionales: por un lado, la revi-
sión y construcción de nuevos bloques regionalistas guiados por los
principios neoliberales y, por el otro, la firma de acuerdos bilatera-
les de libre comercio: el Mercosur, el tlcan, el Plan Puebla-Panamá
y, ya en los albores del siglo xxi, la Iniciativa para la Intregación
de la Infraestructura Regional Suramericana (iirsa) y los tlc bila-
terales firmados por países latinoamericanos con Estados Unidos y
la Unión Europea. El proyecto más ambicioso elaborado bajo este
paradigma fue el alca. La teorización de la estrategia fue encarga-
da por instituciones regionales que ofician como verdaderos think
tanks para la academia y los políticos latinoamericanos: el bid y la
Cepal.3 En la clave del ciclo dependiente, Garofali (2015) argumenta
que es en la misma configuración del capitalismo en América La-
tina donde se formulan obstáculos para un proceso de integración
regional alternativa. De este modo, la autora identifica dos elementos
claves: estructuras productivas dependientes del capital extranjero
y superexplotación de la fuerza de trabajo. Para el análisis basado
en este enfoque se apela al estudio de la dinámica de la balanza de
pagos: déficit comerciales estructurales en balanza comercial, la ten-
dencia crecientemente negativa en la balanza de rentas y el proceso
de concentración y centralización del capital; la posterior apertura
y desregulación reforzaron los obstáculos para el desarrollo de una
integración regional alternativa. Tales aspectos se ven fortalecidos y

3
Los informes oficiales de la Cepal de 1990 “Transformación productiva con
equidad. La tarea prioritaria de América Latina y el Caribe en los años noventa” y de
1994 “El regionalismo abierto en América Latina”, del bid de 2002 “Más allá de las
fronteras: el nuevo regionalismo en América latina” y el proyecto del alca elaborado
por el comité tripartito, encargado del apoyo técnico y analítico, integrado por el bid,
la oea y la Cepal.
aportes de ruy mauro marini 121

garantizados a partir de la construcción de una arquitectura jurídica


en beneficio a los capitales extranjeros, tanto en el nivel nacional (le-
yes y políticas económicas), como internacional. Los tratados bilate-
rales de inversión, el ciadi y las diferentes articulaciones que realizan
instituciones financieras internacionales y regionales (bm, bid, fmi)
y organismos como la omc, conforman un entramado jurídico que
garantiza el proceso de acumulación del capital. Dichos elementos
adquirieron mayor preponderancia con la mundialización neoliberal,
momento en el que, según Marini, se produce la “transición de la
economía mundial a una nueva etapa a través de dos mecanismos
contradictorios”: la “formación de nuevos bloques económicos” y la
“transformación de las relaciones jurídicas” en pos de la liberaliza-
ción (Garofali, 2015: 22).

Unidad latinoamericana

En este aspecto, es válido recuperar la mirada que el marxista brasi-


leño tiene entorno a la unidad latinoamericana. Resulta interesante
ver en Marini el llamado a una integración alternativa para América
Latina, el cual supone una revisión de los esquemas regionalistas y
problematizar sobre cuáles son los sujetos de la integración.
La integración debe dejar de ser un mero negocio destinado
solo a garantizar áreas de inversión y mercados para convenirse en un
gran proyecto político y cultural, en la mejor tradición de la izquierda
latinoamericana. Ello exige que obreros, estudiantes, intelectuales,
mujeres, organizaciones sociales y políticas de los países de Amé-
rica Latina formen los instrumentos necesarios para la unificación
de sus demandas y para la coordinación de sus luchas en el plano
reivindicativo y de la legislación laboral, de la política educacional
y de las plataformas programáticas, y luchen por la inclusión de sus
representantes en los órganos existentes o por ser creados en el marco
del proceso de integración (Marini, 1993).
Así es que, continuando con la periodización que Marini reali-
zara, debiera reconocerse cómo las crecientes impugnaciones popu-
122 lucas castiglioni

lares a lo largo y ancho del continente, el ascenso de gobiernos que


postularon ciertas críticas al neoliberalismo, la configuración de un
cambio en las correlaciones de fuerza en escala regional y las con-
tradicciones entre fracciones de la clase dominante de la región, se
formularon como barreras de contención a la propuesta alca, lo que
concluye en 2005 con la no firma del acuerdo. A partir de entonces se
desarrollaron iniciativas integracionistas que se diferencian (en dis-
tintos grados y sentidos) de los proyectos regionalistas neoliberales y
que, por lo tanto, se acercan a los objetivos del trabajo de Marini en
su búsqueda de identificar la unidad latinoamericana con la agenda
antiimperialista. Entre las iniciativas podrían incluirse la Alianza Bo-
livariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba-tcp), el Banco
del Sur, el Banco del alba, el Sistema Unitario de Compensación
Regional de Pagos (Sucre), PetroCaribe y los proyectos y empresas
grannacionales.
Las mismas se formularon en el marco del escenario pos “No
Al alca”. Pero dicho escenario también está compuesto por un cre-
cimiento de las exportaciones de commodities debido al alza de los
precios internacionales, la acumulación de reservas internacionales e
incrementos de los ingresos fiscales de los estados latinoamericanos.
Fueron estas condiciones macroeconómicas las que en los primeros
años posibilitaron la formulación y, principalmente, la materializa-
ción de determinadas iniciativas regionalistas que, luego de la crisis
global, interpelan a dichos proyectos de integración regional. Asi-
mismo, en la lectura del capitalismo de época debe incorporarse el
papel de China en la economía mundial y cómo influye en la diná-
mica regional.
Sin embargo, en estos últimos años signados por la profundiza-
ción de la crisis (y el ascenso de Trump en Estados Unidos), el ace-
cho del imperialismo, la asunción (legítima e ilegítima) de gobiernos
neoliberales junto a las contradicciones de los proyectos regionalis-
tas y las limitaciones del modelo neodesarrollista, los avances (en di-
ferentes grados) de las experiencias de integración alternativa fueron
erosionados y las propuestas más radicales se han visto edulcoradas
o limitadas. En este escenario de incertidumbre, retomando la convo-
aportes de ruy mauro marini 123

catoria que Marini hiciera en su último escrito y que adquiere notable


actualidad, “la construcción de una América Latina solidaria, sobre
la base del respeto a los intereses de las masas trabajadoras de la re-
gión y de la plena extensión de la voluntad en el plano político […]
se nos conforma en un gran reto” (Marini, 1997: 252).

Reflexiones finales

En el presente trabajo se buscó interpelar a la teoría hegemónica de la


integración regional desde una perspectiva crítica. Para ello, se recupe-
raron los aportes de Ruy Mauro Marini. Se entiende que los conceptos,
reflexiones y preguntas que el intelectual brasileño propone, contribu-
yen al desarrollo de una teoría crítica de la integración regional:
• Porque se formulan como crítica a la economía política; el es-
tudio de Marini recupera los aportes de Marx y Lenin para el
desarrollo de la crítica a la economía burguesa e incorpora las
visiones marxistas del capitalismo de época.
• Porque realizan críticas al eurocentrismo como ideología; la
tmd elude los errores de la ortodoxia y el eclecticismo, buscan-
do aportar a una teoría y práctica de la integración que no sea
“ni calco, ni copia”.
• Porque se diferencian de toda teoría etapista; mientras el mo-
delo explicativo neoclásico busca homogeneizar, comparar y
medir los proyectos regionalistas en una escala de “etapas de
la integración”, el estudio de Marini, desde una perspectiva
compleja e histórica, permite, tanto analizar los proyectos de
integración desarrollados en la región, como abonar en la cons-
trucción de la unidad latinoamericana.
• Porque no se presenta como estatalista ni nacionalista; Marini
aporta a un análisis de las relaciones internacionales en el cual
los estados no son “actores” ni mucho menos “estructuras ho-
mogéneas”.
• Porque establece una vinculación entre modelo productivo/
regionalismo/modelos de desarrollos desde una perspectiva
124 lucas castiglioni

crítica, un aspecto intencionalmente ausente en los esquemas


neoclásicos, y los trabajos de Marini invitan a reflexionar acer-
ca de las diferentes experiencias de integración en clave de las
perspectivas de desarrollo.
• Porque brinda elementos para la comprensión de los procesos
regionalistas desde una perspectiva crítica: la caracterización
del capitalismo dependiente, la recuperación del concepto de
cooperación antagónica, el estudio sobre el subimperialismo,
las reflexiones acerca del papel de las divisas y la propuesta de
la moneda regional, y los aportes específicos para pensar en una
integración alternativa.

Y porque, como señala Marini, “la unidad latinoamericana si-


gue siendo un ideal subversivo, por su honda ligazón con las trans-
formaciones sociales que ella supone” (Marini, 1977a).

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SEGUNDA PARTE

LA NUEVA ADMINISTRACIÓN ESTADOUNIDENSE.


SIGNIFICADOS Y EFECTOS
6. BELICISMO, GLOBALISMO Y AUTORITARISMO.
TRUMP Y AMÉRICA LATINA

Claudio Katz*

América Latina es vista por Trump como un patio trasero que Esta-
dos Unidos debe utilizar para restaurar su primacía económica glo-
bal. Su maltrato de la región es congruente con el insignificante papel
que le asigna en la recomposición del imperio.
Su prioridad inmediata es el aumento de las exportaciones. Por
esa razón, el vicepresidente Pence visitó recientemente Colombia,
Argentina, Chile y Panamá como un gerente de ventas. Negoció ma-
yores colocaciones de productos yanquis con países que ya mantie-
nen una balanza deficitaria con el gigante del Norte.
A cambio de unos pocos limones, reclamó la apertura de Ar-
gentina a la compra de cerdos. En Colombia, requirió mayores ad-
quisiciones de arroz y demandó a todos pagos por el uso de marcas
y patentes. Explicitó su intención de empujar a Sudamérica a una
situación de dependencia semejante a la padecida por Centroamérica.

La recaptura de América Latina

Un objetivo central de Trump es reducir la presencia de China en la


región. Cada viaje, el primer mandatario asiático incorpora nuevos
convenios de libre comercio a los ya firmados por Ecuador, Perú y
Chile. Pekín ofrece más inversiones en infraestructura y la even-
tual sustitución de Estados Unidos en la recreación del Tratado del
Pacífico.

* Economista, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científi-


cas y Técnicas, profesor de la Universidad de Buenos Aires y miembro del edi. www.
lahaine.org/katz.

[128]
belicismo, globalismo y autoritarismo 129

Varios exponentes del establishment objetan en Washington el


abandono de ese proyecto.
Pero el principal test de la política del magnate es la renegocia-
ción del tlcan; Trump atropella a México como una advertencia para
los grandes rivales de Asia y Europa. Quiere convertir ese tratado en
un caso testigo de toda su estrategia. Sus funcionarios discuten los
cambios con sigilo y chantajes de todo tipo.
El tlcan fue suscrito en los años noventa durante el debut de
la Organización Mundial del Comercio (omc) y en medio de un gran
florecimiento de acuerdos internacionales. Favoreció a varios sec-
tores de la industria estadounidense (automotriz, electrodomésticos,
máquinas-herramienta) y a los principales grupos agroalimenticios
de ambas naciones. También empobreció de forma simultánea a los
obreros de Detroit y los campesinos mexicanos.
Pero en la actualidad, Estados Unidos afronta con México el
mismo desequilibrio que mantiene con otras economías. En 2016
tuvo un déficit comercial con su vecino de 64 000 millones de dóla-
res en el segmento de bienes y un superávit de 7 000 millones en los
servicios.
Trump exige revertir ese desbalance con las nuevas cobran-
zas del comercio digital. Exige el abastecimiento de autopartes en
Estados Unidos (en lugar de Asia) y la reducción del iva a las im-
portaciones del Norte. Tiene además en carpeta la privatización del
petróleo y una drástica reforma del código laboral mexicano. Preten-
de combinar la explotación de los inmigrantes indocumentados con
la selección de “trabajadores visados” para aumentar las extorsiones
oficiales a la fuerza de trabajo.
La revisión del tlcan busca afianzar el dominio yanqui en los
servicios. Estados Unidos maneja 80% del tráfico internacional de
datos y 99% de las comunicaciones de internet de América Latina.
Esa supervisión le permite reforzar el espionaje de todas las
actividades económicas y políticas de la zona. Para preservar esa
supremacía saboteó los proyectos de Unasur de forjar un anillo in-
formático autónomo. Washington tolera, a lo sumo, que cada país
negocie con España o China los cableados secundarios.
130 claudio katz

Trump ensaya también la captura de los negocios del puñado


de empresas trasnacionales de propiedad local (multilatinas). Intenta
arrebatar a esos competidores los apetecidos negocios de la obra pú-
blica. El escándalo provocado por el sistema internacional de sobor-
nos montado por Oderbrecht contribuye a ese objetivo.
La compañía insignia del capitalismo brasileño está salpicada
por una estafa que compromete a 200 funcionarios de alto nivel en
15 países. El Departamento de Justicia de Estados Unidos trabaja
en estrecha sintonía con sus socios para aprovechar esa crisis. Con-
traponen la imagen de los políticos corruptos con la ilusión de un
desenvolvimiento sano y transparente de los mercados, pero eximen
especialmente a las firmas yanquis de esa antinomia.
Buscan desplazar a las empresas favorecidas por Lula con créditos
del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (bnds) por po-
derosos jugadores del capital trasnacional. Intentan conseguir, además,
el traspaso del presal de Petrobras a las compañías estadounidenses.
El trato preferencial acordado con otra firma ultracorrupta –pero
con su patrimonio ya internacionalizado (jbs)– ilustra cómo actúa el
imperio en el desmadre que sufre el principal país de Sudamérica. La
subordinación de Brasil es una meta prioritaria de Trump.

Efectos devastadores

La ofensiva que despliega el magnate sobre América Latina agrava


la regresión económica que soporta la zona al cabo de varios años de
estancamiento o crecimiento anémico.
Los precios de las materias primas exportadas continúan osci-
lando entre nuevas caídas y leves recuperaciones y en ningún caso
retoman los elevados techos de la década anterior. Las remesas de los
migrantes que comenzaban a revitalizarse han quedado obstruidas
por la xenofobia de Trump. El previsible repunte de las tasas de inte-
rés estadounidense disuade además la llegada de capitales.
La prosperidad del decenio precedente ha quedado definitiva-
mente atrás y todos los problemas estructurales de Latinoamérica
belicismo, globalismo y autoritarismo 131

salen de nuevo a la superficie. La deuda aumenta y el déficit fiscal


se eleva junto con mayores fugas de capital, caídas de la inversión y
deterioros de los términos de intercambio.
El escenario actual ofrece un retrato típicamente dependentista
de la economía regional. Hay mayor trasnacionalización, primariza-
ción, endeudamiento y retroceso fabril. Brasil es el caso más patético
por la magnitud del desempleo y la desindustrialización.
Este declive productivo latinoamericano agrava los drásticos
efectos de la flexibilización laboral, el recorte de los derechos socia-
les y la contrarreforma en los sistemas de jubilación.
En el continente más desigual del planeta, las brechas de ingre-
sos se disparan. Las cifras de México son representativas de toda la
región. Allí, 1% de los acaudalados concentra 39% de la riqueza total.
Estos datos explican la aterradora escala de violencia social que
impera en las ciudades latinoamericanas; de las 50 urbes más peli-
grosas del planeta, 43 se localizan en la región. El nuevo proyecto de
agresión imperial se desenvuelve en un contexto explosivo.

Modalidades de intervención

Con mayor énfasis que en otras regiones, Trump utiliza en Améri-


ca Latina el poder geopolítico-militar estadounidense para recuperar
terreno económico. Sus emisarios multiplican las ventas de armas y
exigen alineamiento total con el Departamento de Estado.
El millonario tiene especial interés en reducir el margen de au-
tonomía de los tres países medianos de la región. Por eso exige a
Brasil la liquidación del programa nuclear y la anulación de los con-
venios de construcción de submarinos con Francia. Los marines ya
participan en ejercicios militares conjuntos en el Amazonas.
En México se refuerza la penetración de la dea y la cia en las
fuerzas armadas. Esa influencia acentúa la extinción de las tradicio-
nes soberanas y facilita el florecimiento del narcotráfico. Con Ar-
gentina, la Casa Blanca ultima los detalles de un eje anti iraní para
utilizar el atentado a la Asociación Mutualista Israelita Argentina
132 claudio katz

(amia) y la muerte del fiscal Nisman como soportes de una eventual


agresión de Israel a Teherán.
Pero la prioridad de Trump es imponer la guía estadounidense
al acoso de Venezuela. El objetivo yanqui es recuperar el manejo
imperial del petróleo, dejando atrás la actual relación de clientes de
Petróleos de Venezuela.
El Pentágono pretende, además, la expulsión de Rusia, que tie-
ne importantes inversiones en Venezuela. También quiere neutralizar
a China, que es un gran adquiriente de combustible. Estados Unidos
no tolera esas presencias en Sudamérica.
Pero Trump está obligado a transitar ese camino con mucho
cuidado. El Estado venezolano es propietario de una de las ocho
principales empresas del mercado petrolero estadounidense. Por eso,
la administración republicana adopta sanciones contra funcionarios
chavistas, sin decretar un embargo que afectaría los precios del com-
bustible en Estados Unidos.
En una de sus tantas incontinencias verbales, Trump sugirió la
posibilidad de una acción militar contra Venezuela. Desplegó su típi-
co estilo provocador, banal e irresponsable, pero es una gran incóg-
nita si efectivamente planea una agresión de ese tipo.
La repetición de las invasiones directas de Reagan (Granada en
1983) o Bush (Panamá en 1989) estaría a tono con el desprecio que
exhibe por la región. Desde su asunción no se ha molestado en desig-
nar embajadores. Seguramente el sector cavernícola de Rubio –que
sostienen los escuálidos y gusanos de Miami– aplaudiría cualquier
ocupación de los marines.
Pero esas aventuras no parecen por ahora viables y por eso Trump
refuerza las agresiones indirectas. Afina los operativos que ya están en
marcha (Sharps, Venezuela Freedom 2), apuntala al ejército de Colom-
bia, sostiene a los paramilitares y fomenta el sabotaje económico.
El ocupante de la Casa Blanca pretende manejar los hilos de
esas provocaciones sin involucrar tropas yanquis. Pero América Lati-
na no es Medio Oriente y el imperio carece en esta región de un gen-
darme como Israel o Arabia Saudita para reemplazar a los marines.
Este bache lo obliga a redoblar las incursiones geopolíticas.
belicismo, globalismo y autoritarismo 133

Los socios derechistas

Trump actúa junto a los mandatarios latinoamericanos que imple-


mentan la restauración política conservadora en la región. Esta regre-
sión presenta tres modalidades. Hay gobiernos derechistas continua-
dos en México, Perú o Colombia que llevan muchos años aplicando
políticas neoliberales, otros gobernantes del mismo signo accedieron
al ejecutivo por caminos electorales (Argentina) y una tercera ver-
tiente alcanzó la presidencia por medio de golpes institucionales.
Estas asonadas comenzaron en Honduras (2009), siguieron en
Paraguay (2014) y asumieron formas patéticas en Brasil. Una banda
corrupta de legisladores, jueces y propietarios de medios de comu-
nicación desplazó a una presidenta electa por 50 millones de ciuda-
danos.
Esa captura de los gobiernos por la fuerza busca convalidación
posterior en los comicios. Los personajes turbios implementan el tra-
bajo sucio demandado por las clases dominantes y son reemplazados
luego por exponentes más confiables del establishment.
En las tres variantes de administración derechista, se afianza el
peso de las formas coercitivas en desmedro de las modalidades per-
suasivas de hegemonía burguesa. En México ya se verifica una catás-
trofe de derechos humanos, con miles de desaparecidos y asesinatos
cotidianos de periodistas. Peña Nieto tolera ese terror para atropellar
las conquistas populares. En Brasil, las protestas son reprimidas con
virulencia y la desaparición forzada de Santiago Maldonado ilustra el
plan sistemático de represión que promueve Mauricio Macri.
Con este creciente uso de los gendarmes, se intenta relanzar la
agresión neoliberal. En México, las alianzas de los funcionarios con
los narcos se remodelan para habilitar escenarios de intimidación y
destrucción de los derechos populares.
En Brasil, los golpistas ya decretaron un techo de gastos públi-
cos para introducir drásticos recortes en la salud, la educación y la
investigación científica. Aprobaron una reforma laboral de contratos
intermitentes, desregulación de horarios y desprotección de los tra-
bajadores frente a los accidentes. En Argentina, prevalece una estra-
134 claudio katz

tegia de atropellos más pausados para preparar la imitación del ajuste


brasileño.
Todos los gobiernos conservadores garantizan el poder de los
capitalistas manejando la justicia y los medios de comunicación.
Vulneran cotidianamente las formalidades institucionales para apun-
talar los nuevos prototipos de plutocracia.
Comparten además un alto grado de corrupción. En la repúbli-
ca de delincuentes que impera en Brasil, los escándalos resonantes
hacen rodar la cabeza de un ministro tras otro. Michel Temer es un
experimentado chantajista que evita su caída comprando diputados.
También Macri encabeza un equipo de funcionarios manchados por
incontables irregularidades y bienes ocultos en el exterior.
Este perfil de la restauración conservadora potencia su ilegiti-
midad. Los gobernantes apuestan a perdurar en medio de la indiferen-
cia, el descreimiento o la despolitización de la población. Propician
la abstención electoral, el fraude explícito o sofisticadas tecnologías
de manipulación de la opinión pública.

Desorientación conservadora

Todos los gobiernos derechistas repiten la tradicional subordinación


al imperialismo. Pero afrontan una relación problemática con Trump.
Ninguno tiene sintonía natural con el personaje que desplazó sor-
presivamente a la niña mimada del establishment regional. Todos
apostaban al triunfo de Hillary para avanzar en la concreción de la
Alianza del Pacífico y no se han repuesto de lo ocurrido en el Norte.
Hacen buena letra con el millonario soportando cataratas de
humillaciones. Peña Nieto le pide de rodillas a su brutal interlocutor
que no sea tan duro en la negociación del tlcan. Afirma que ese
convenio fue beneficioso para su país, ocultando que precarizó el
trabajo, destruyó economías campesinas y redujo la tasa de creci-
miento.
Las genuflexiones del mandatario mexicano inducen a Trump a
incrementar sus demandas. El potentado se ha burlado más descara-
belicismo, globalismo y autoritarismo 135

damente de Macri. Ridiculizó su pedido de abrir el mercado yanqui a


los limones, recordando que “yo le hablé de Corea del Norte”.
Los gobiernos de derecha intentan satisfacer las exigencias de
Trump promoviendo, al mismo tiempo, convenios de libre comercio
con otras potencias. Así que, esa doble sumisión conduce al peor de
los mundos.
Brasil y Argentina avanzan en una negociación secreta de
acuerdo con la Unión Europea (UE) muy adverso para el Mercosur.
Con tal de obtener alguna migaja adicional de exportaciones básicas
al Viejo Continente, aceptarían fuertes reducciones de los aranceles
que protegen la industria. Accederían, además, a otorgar a las empre-
sas europeas derechos equivalentes a las firmas locales en las licita-
ciones del Estado.
Europa ya firmó este tipo de tlc con México, Chile, Ecuador,
Colombia y Perú. Los problemas más graves se encuentran en la letra
chica. Los experimentados negociadores de la UE intentan restringir
incluso las ventas de los productos más rentables del Mercosur (car-
ne bovina, biodiésel, etanol).
El demoledor combo de capitulación ante la UE y sometimien-
to a Estados Unidos es complementado con tratativas de mayor aper-
tura a las exportaciones de China. Esa invasión de manufacturas aba-
ratadas acompaña el saqueo de los recursos naturales que soporta la
región.
El corolario final de esta secuencia sería la conversión de la
unión aduanera del Mercosur en una zona de libre comercio. Esta
mutación aceleraría el desvanecimiento de la industria local y la re-
gresión de la primarización a especialidades más elementales.
El correlato de esa subordinación económica es la pérdida de
autonomía geopolítica. América Latina pierde capacidad de negocia-
ción internacional a pasos acelerados. Ese debilitamiento se verifica
en la parálisis de la celac, la Unasur y todos los organismos de inte-
gración forjados en la última década. Brasil es el caso más extremo
de esta tendencia. Al alejarse de los brics para volver a Washington,
transmite una imagen de república bananera.
136 claudio katz

¿Reinicio del ciclo progresista?

¿Las contradicciones que socavan la restauración conservadora


reabrirán el curso previo de gobiernos reformistas? Quienes estiman
probable esa evolución resaltan los resultados de los últimos
comicios en Ecuador y Nicaragua. Afirman que Lula puede ser la
carta ganadora de 2018 y Cristina la sorpresa de 2019.
Pero conviene recordar que el ciclo progresista fue un resul-
tado de rebeliones populares que tumbaron gobiernos neoliberales
modificando las relaciones de fuerza. Una eventual repetición de ese
desemboque debería ser precedida por levantamientos sociales del
mismo alcance y resultado.
La mirada puramente electoral del contexto actual impide re-
gistrar ese trasfondo de confrontación social. Las clases dominantes
apuestan fuerte por sus gobiernos derechistas y no reducen sus estra-
tegias al mero recuento de votos.
Sostienen a sus políticos con la manipulación mediática, el con-
trol de la justicia y el manejo de la economía. No rehúyen tampoco el
fraude y la proscripción. Si no son derrotados en la calle, mantendrán
por una u otra vía a sus representantes directos en la gestión del Es-
tado. Desconocer este hecho con ingenuidades electorales impedirá
revertir la restauración derechista.
Hay que tomar en cuenta que los conservadores cuentan, ade-
más, con una base social de clase media, aleccionada por los medios
de comunicación y movilizada por medio de las redes sociales, han
logrado cierta presencia callejera y difundido un imaginario que ac-
tualiza los mitos del liberalismo.
Para confrontar con ese adversario es necesario forjar una fuer-
za popular beligerante de mayor densidad, no alcanza con buenos
candidatos para erigir movimientos de ese tipo.
Por otra parte, la población ha experimentado la dinámica de los
gobiernos progresistas. Una repetición de lo ya hecho no es muy pro-
misoria. Los presidentes de centro-izquierda mantuvieron, especial-
mente en Brasil y Argentina, los privilegios de los grupos dominantes
e incurrieron en las inconsistencias económicas del neodesarrollismo.
belicismo, globalismo y autoritarismo 137

Preservaron además los viejos sistemas de alianzas y convalidaron


la corrupción. Cuando aparecieron las protestas sociales, se asustaron y
quedaron paralizados frente a la demagogia de la derecha y sufrieron el
típico desgaste que sobreviene a la ausencia de radicalización.
Los balances idílicos de Kirchner o Lula omiten esas falencias.
Desconocen que el declive de esas administraciones coronó su adap-
tación a la agenda de las clases dominantes. La continuada fantasía
de forjar un capitalismo humanitario y redistributivo obstruye en la
actualidad la resistencia a la restauración conservadora.

Desenlaces en Venezuela

El resultado de la confrontación que se libra en Venezuela será de-


terminante para el escenario regional. Un triunfo de la derecha ge-
neraría sensaciones de derrota e impotencia frente al imperio y ese
desánimo achicaría todos los espacios para las conquistas populares.
La gran maquinaria de terror mediático continúa actuando al
unísono contra el proceso bolivariano, propaga mentiras con su doble
vara para evaluar violaciones a los derechos humanos. Los centena-
res de militantes sociales asesinados en Colombia, los homicidios
en México y los atropellos de los supremacistas blancos en Estados
Unidos son ignorados o informados al pasar.
Trump y sus socios promueven una opción dura de desesta-
bilización en Venezuela coronada con comicios tipo Colombia u
Honduras. En esos países, centenares de luchadores populares son
ultimados entre voto y voto. Los derechistas también consideran otra
apuesta más blanda de elecciones en medio del acoso, con esa agre-
sión condicionarían los sufragios de una población agobiada.
Hasta ahora han fracasado y la concreción de la Constituyente
propinó una severa derrota a la oposición. Trataron de impedir esa
elección con bravuconadas televisivas y terror callejero, pero queda-
ron aislados y desconectados de sus propias bases. El masivo sufra-
gio por la paz expresó el fastidio con las provocaciones de la derecha.
Una alta participación de votantes legitimó la Constituyente.
138 claudio katz

El gobierno ha logrado cierto respiro, sumó una nueva refe-


rencia institucional al sostén popular. La derecha perdió capacidad
de presión callejera y ya se anotó para participar en los próximos
comicios regionales.
Los golpistas cargan además con el fracaso de su plan desesta-
bilizador y soportan un contundente rechazo a la brutalidad fascista
de sus acciones. Pero Trump y sus títeres regionales ya preparan otra
ofensiva para multiplicar las condenas diplomáticas de Venezuela
que arrancaron al Mercosur y el Vaticano.
Maduro resiste no solo con ejercicios militares y una comisión
de verdad para juzgar a los implicados en las guarimbas, mantiene
una firmeza que lo distingue de los presidentes progresistas someti-
dos al establishment.
Pero la continuidad del apoyo popular al proceso bolivariano
exige la adopción de medidas económicas radicales. Esas iniciativas
están frenadas por los compromisos oficiales con la boliburguesía.
El golpe de timón que propuso Chávez es tan impostergable como la
nacionalización de los bancos y el comercio exterior.

Retomar el entierro del Área de Libre Comercio


de las Américas (alca)

Las actividades de rechazo a la omc, se desarrollaron en diciembre


pasado en Argentina en un contexto de ofensiva imperial, restaura-
ción conservadora y resistencias sociales. Esas iniciativas desafiarán
a un gobierno que busca ocultar la gran oposición a su programa
neoliberal.
Macri tiene interés personal en la implementación de tratados
de libre comercio que facilitan la evasión y reducen la capacidad de
los estados para litigar con los paraísos fiscales. Esos convenios le
cubren las espaldas a todas las irregularidades de sus Panamá Pa-
ppers; justamente Panamá es uno de los países que más protegen los
negocios turbios, alegando fidelidad a las normas de liberalización
financiera de la Organización Mundial de Comercio.
belicismo, globalismo y autoritarismo 139

El presidente argentino impulsó la separación de Venezuela


del Mercosur para eliminar obstáculos a su recepción de la omc y el
G20, pretende utilizar además los compromisos con esos organismos
como argumento de ajuste interno. Alegará que la reforma laboral
a la brasileña es una necesidad derivada de las nuevas obligaciones
asumidas con la Organización Mundial de Comercio.
La batalla contra el libre comercio es decisiva para preservar las
conquistas populares, converge con la resistencia antiimperialista a
Trump y con la oposición a los gobiernos derechistas. En diciembre
se oirán muchas voces de rechazo al belicismo imperial, el globalis-
mo librecambista y la restauración conservadora.
Una nueva generación de luchadores ha tomado en sus manos
este combate en América Latina, son los jóvenes que irrumpieron
en la arena política durante el ciclo progresista y ahora lideran el
gasolinazo en México, las batallas de los maestros en Perú, la huelga
general de Brasil, las marchas de estudiantes de Chile y las multitu-
dinarias acciones sociales y democráticas de Argentina.
Sus movilizaciones se empalman con la reactivación de las pro-
testas contra la globalización capitalista. En Hamburgo, las mani-
festaciones de 100 000 personas coronaron el trabajo de numerosos
talleres con propuestas radicales. La batalla que permitió sepultar el
alca en 2005 reaparece con nuevos horizontes.

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7. TRUMPONOMICS EN ACCIÓN.
NI DESGLOBALIZACIÓN NI PROTECCIONISMO:
MÁS NEOLIBERALISMO (TARDÍO)

José Francisco Puello Socarrás*

Y del mismo modo que no podemos juzgar a un indivi-


duo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampo-
co estas épocas de transformación por su conciencia, sino
que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia
por las contradicciones de la vida material, por el con-
flicto existente entre las fuerzas productivas sociales y
las relaciones de producción.
Carlos Marx, Prólogo a la contribución a la crítica
de la economía política, 1859

Desde el triunfo electoral de Donald Trump, más de un año atrás, se


popularizaron distintas hipótesis sobre el supuesto perfil “antineolibe-
ral” o “antiglobalización” del nuevo presidente de Estados Unidos.1
La especulación producida por varios analistas sobre estas eti-
quetas, rápidamente atribuidas al mandatario estadounidense, preten-
dió anticipar cuáles serían las definiciones del gobierno entrante.

* Docente de tiempo completo en la Escuela Superior de Administraciòn Pú-


blica, Colombia
1
Evitamos aquí desarrollar el carácter “populista” del gobierno de Trump, el
cual también aparece como otra de las hipótesis recurridas al lado del “antineoli-
beralismo desglobalizador”, todas ellas suposiciones sin respaldo verosímil alguno
y, como veremos, por completo falseables. Al respecto, comenta Waldman (2017):
“con el fin de enfrentarse a esa estructura de poder global, Trump va contratando a
un grupo de multimillonarios y magnates de Wall Street, recortando impuestos a las
grandes empresas y los ricos, achicando la vigilancia regulatoria sobre Wall Street
y ofreciendo un plan de infraestructuras que consiste principalmente en exenciones
fiscales a las grandes empresas con el fin de animarlas a construir proyectos para los
que luego habremos de pagar peaje si queremos utilizarlos. Sin embargo, persiste el
mito del Trump populista.”

[141]
142 josé francisco puello-socarrás

En materia de políticas económicas internas, el antineolibe-


ralismo se invocó como una de las improntas determinantes de
Trump.
En cuestiones relativas al comercio internacional, tema en el
que Trump se habría mostrado crítico e incluso generalmente des-
pectivo durante la campaña hacia la presidencia, los vaticinios veían
giros que afectarían el proceso de globalización, proceso que Estados
Unidos comanda al menos desde la mitad del siglo xx.
Mientras este tipo de ideas seguían recargando los análisis en
espera de la toma de posesión presidencial de Trump, los pronósticos
asociados sobre las líneas económicas –en ese momento– por venir,
se consolidaban paulatinamente.
En primer lugar, al presidente electo se le adjudicó de forma
prematura una suerte de “proteccionismo”. Este rasgo presuntamente
caracterizaría el pensamiento económico de la administración Trump.
En consonancia con lo anterior, y en segundo lugar, se presagiaba
el inminente “cierre” o “fin de ciclo” de la orientación económico-po-
lítica neoliberal de Estados Unidos (Boron, 2016).
La euforia provocada por estos análisis llegó hasta el punto de
profetizar una futura nueva fase de “desglobalización” en escala mun-
dial, en la cual la hierofanía más poderosa sería la victoria electoral
de Trump (Del Corro, 2016). Otros analistas arriesgaron lecturas aún
más desventuradas ratificando el “fin del neoliberalismo progresista”
(Fraser, 2017).2 Después de un año de la trumponomics en acción –no
desde los oráculos entusiastas– es necesario discutir de nuevo la va-
lidez de esos vaticinios y sus presupuestos.

2
“[…] la victoria de Trump no es solamente una revuelta contra las finanzas glo-
bales. Lo que sus votantes rechazaron no fue el neoliberalismo sin más, sino el neoli-
beralismo progresista. Esto puede sonar como un oxímoron, pero se trata de un alinea-
miento, aunque perverso, muy real […] el neoliberalismo progresista es una alianza
de las corrientes principales de los nuevos movimientos sociales (feminismo, antirra-
cismo, multiculturalismo y derechos de los lgbtq), por un lado y, por el otro, sectores
de negocios de gama alta “simbólica” y sectores de servicios (Wall Street, Silicon Valley
y Hollywood). En esta alianza, las fuerzas progresistas se han unido efectivamente con
las fuerzas del capitalismo cognitivo, especialmente la financiarización” (Fraser, 2017).
trumponomics en acción 143

La ventaja es que ahora pueden validarse a partir de reflexio-


nes respaldadas en los desenlaces reales y las trayectorias prácticas
y concretas que este acontecimiento ha significado durante el primer
año de la nueva administración estadounidense.
Resulta preciso analizar los detalles económicos y políticos que
actualizan la crisis en que se debate hoy el capitalismo de época y
que involucra a la nación que ha encarnado los destinos y desatinos
de la economía-mundo contemporánea.
El neoliberalismo o, como azarosa y eufemísticamente lo deno-
mina gran parte del saber convencional, la globalización, ha sido la
identidad característica de la economía política de Estados Unidos,
por lo menos desde los tempranos tiempos de las reagonomics en la
década de 1980 y hasta la obamanía entrado el nuevo milenio.
Este proyecto político trasnacional es la guía básica de las di-
rectrices políticas e ideológicas (por supuesto, determinante para las
definiciones al nivel de las políticas públicas, incluidas las militares)
tanto en el nivel doméstico como internacional en el imperialismo
contemporáneo, insistimos: en cabeza de Estados Unidos.3
El itinerario de esta exposición inicia con las reflexiones que
contextualizan la emergencia de las equivocadas caracterizaciones
sobre el supuesto proteccionismo desglobalizador en la era Trump.
Al omitir las situaciones concretas y los contextos específicos
en los que originalmente operaron los ejes discursivos de la naciente
trumponomics durante la campaña presidencial, las interpretaciones

3
Recientemente, Adam Posen, actual presidente del Peterson Institute for In-
ternational Economics, el think tank más influyente del neoliberalismo a nivel glo-
bal, ha sintetizado esta idea: “In the aftermath of World War II, the United States set
about building a global, rules-based economic order. At the heart of that order, it put
the liberal values of free trade and the rule of law. Over the next seven decades, the
order, backed by U.S. power and bolstered by its growing legitimacy among other
countries, prevented most economic [sic] disputes from escalating into mutually
destructive trade wars, let alone military conflict. That allowed even the smallest
and poorest countries to develop their social and economic potential without having
to worry about predation by stronger neighbors. By taking much of the fear out of
the global economy, the U.S.-led order allowed market decisions to be driven by
business, not bullying” (Posen, 2018).
144 josé francisco puello-socarrás

–casi siempre apresuradas– sobre ese acontecimiento provocaron


graves distorsiones. De ninguna manera condicen con la evolución
(aún preliminar) registrada hasta hoy, tanto en las trayectorias de la
economía política de Estados Unidos en particular, como en las ten-
dencias globales del neoliberalismo tardío en general (líneas que de-
sarrollamos más adelante).
Las particularidades de este debate son la excusa perfecta para
continuar con la reflexión sobre cuestiones asociadas en un nivel de
reflexión más estructural. Puntualmente: los debates que hoy se ge-
neran en torno a la llamada “globalización”.
La última sección apunta a realizar una síntesis sobre algunas
claves teóricas, por un lado, respecto a la validez de preguntas e hipó-
tesis en los análisis de este tipo de acontecimientos y, por el otro, so-
bre la verosimilitud con la que se construyen escenarios prospectivos
y pronósticos en el marco de las reconfiguraciones más recientes en
el capitalismo tardío, es decir, en la llamada hegemonía neoliberal.

Ab origine, lo gaseoso se desvanecía en el aire:


el proteccionismo como predicción fantasiosa

Desde un primer momento, las sobrestimaciones acerca del “protec-


cionismo” de Trump pasaron por alto que estas apreciaciones se ha-
bían construido bajo el manto de la provocación mediática y al calor
de la campaña por la presidencia de Estados Unidos.4
Fue en este contexto en el que se produjo la mayor difusión y,
sobre todo, la progresiva confusión de un discurso que si se hubiera
analizado más allá de la superficialidad del espectáculo periodístico y
los rumores de los mass media y las redes sociales, resultaba a todas
luces tan vago como insostenible.

4
En su momento advertimos que los presupuestos teóricos, incluso el material
empírico, bajo los cuales se intentaban respaldar gran parte de las “hipótesis” en este
sentido se mostraban débiles e inconvenientes para construir pronósticos verosími-
les (Puello-Socarrás, 2017.
trumponomics en acción 145

Uno de los principales responsables en propagar el galimatías


“proteccionista” –a la postre acogido acríticamente por las (falsas)
predicciones de proteccionismo y desglobalización– fue el premio
Nobel de Economía 2001, exjefe de asesoría económica del Banco
Mundial (1997-2000) y, en tiempos de la campaña presidencial, ha-
bitué de los foros auspiciados por el Fondo Monetario Internacional
(fmi) para “solucionar” la crisis capitalista global: Joseph Eugene
Stiglitz.
Al lado de los ultraneoliberales del Instituto Peterson para la
Economía Internacional (piie, por sus siglas en inglés) –no dejemos
de registrarlo: la cuna del primer Consenso de Washington (1989)–,
el papel desempeñado por este money-doctor fue determinante para
diseminar la fantasía sobre el proteccionismo económico de Trump
entre la opinión pública.
Para explicar lo anterior habría que señalar varias cosas, la más
importante de ellas: Stiglitz apoyó la campaña de Hillary Clinton.
Más aún, fue el principal asesor en temas de política económica y
comercial. Por ello, en este asunto no hay que olvidar el pasado labo-
ral y las relaciones que ha mantenido Stiglitz con la familia Clinton,
remontándonos a los tiempos en los que también actuó como asesor
gubernamental en el Consejo de economistas durante la primera ad-
ministración de Bill Clinton.
Acertadas o no –ese no es el problema en este momento–, las
acusaciones promulgadas por Stiglitz contra Trump tienen como
trasfondo las simpatías personales, las preferencias electorales, los
intereses laborales y, desde luego, las convergencias ideológicas y
políticas que median entre Bill y Hilary Clinton y Stiglitz.
En este sentido, por ejemplo, se hicieron virales las entrevistas
en las que Stiglitz, profesor en la Universidad de Columbia, declaró
que si tuviera la oportunidad de calificar los conocimientos básicos
sobre economía del candidato Trump le otorgaría una “F”, es decir,
la más baja calificación según el sistema americano (Curran y Lau,
2016). Igualmente, otros pronunciamientos donde Stiglitz insistió que
como candidato y, peor aún, como presidente, Trump sería: “un riesgo
muy grande para la economía global” (Indian Finance News, 2016).
146 josé francisco puello-socarrás

La afirmación más categórica de Stiglitz, al respecto: “[Trump]


es básicamente un proteccionista” (Long, 2016).
En plena campaña, los debates públicos de mayor recurrencia
tuvieron que ver con temas asociados con el comercio internacional.
Las principales controversias giraron en torno a los tratados que
mantiene Estados Unidos con diferentes países y regiones, como el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (nafta, por sus
siglas en inglés) o el cafca, con los países de Centroamérica y el
Caribe.
Sin embargo, las discusiones más sensibles se registraron frente
a los tratados comerciales venideros como el Trans-Pacific Partner-
ship (tpp, la Asociación Transpacífico) y el Transatlantic Trade and
Investment Partnership (ttip, la Asociación Transatlántica) con la
Unión Europea.
Los anuncios hechos por la agenda presidencial de Trump para
los primeros 100 días de un eventual nuevo gobierno ratificaron
esas intenciones. Desde el primer día en el Despacho Oval, Trump
“renegociaría” el nafta y retiraría a Estados Unidos del tpp (Juez,
2016).
Ahora bien, resulta bastante curioso que más allá de los pane-
gíricos dedicados a Hillary Clinton o las descalificaciones hacia Do-
nald Trump, el mismo Stiglitz siempre destacó que la oposición hacia
esas “formas” de comercio era un discurso mantenido por “ambos
candidatos”. Stiglitz subrayó constantemente que, en lo fundamen-
tal, la diferencia entre Clinton (Hillary) y su contendor estaba en el
hecho de que Trump: “va demasiado lejos” (goes too far), en estos
temas (Long, 2016).
Para el caso puntual del tpp, tanto H. Clinton como D. Trump
se pronunciaron en contra de este acuerdo, el cual –tampoco hay que
olvidarlo– había sido impulsado y defendido tenazmente por la ad-
ministración de Barack Obama, a la cual pertenecía Hillary Clinton.
Retomando entonces lo manifestado por el asesor Stiglitz du-
rante la campaña resulta pertinente preguntarse: si tanto Trump como
Clinton se oponían a los tratados de libre comercio, ¿en qué sentido
Trump iría “demasiado lejos”?, ¿en qué medida Trump sería “bási-
trumponomics en acción 147

camente un proteccionista”? Si ello fuera así, ¿las diferencias entre


ambos candidatos, entonces, no serían ontológicas sino, más bien, to-
pológicas, es decir, distinciones de grado? Hillary Clinton, reconocida
proneoliberal, ¿sería menos proteccionista que Trump? y como Trump
“va demasiado lejos”, ¿él sería más proteccionista que Clinton?
Las respuestas a estos aparentes acertijos se obtienen cuando se
esclarece en qué consisten stricto sensu las “críticas” a los tratados
de libre comercio de Trump a Clinton, desde luego, pasando por la
retórica de Joseph Stiglitz.
Lo que definitivamente sí puede verificarse a partir del análi-
sis y los diagnósticos, y no con base en rumores espurios y provo-
caciones sensacionalistas (la gran mayoría acudiendo a fuentes de
información que resultan apócrifas o al menos débiles para dar con
reflexiones verosímiles –twitter, facebook–, en detrimento de la uti-
lidad que aporta la documentación oficial), es que las “críticas” a los
tratados de libre comercio (tlc) no significan necesariamente críticas
al libre comercio total (lct), como lo denomina Jairo Estrada.
Ambas denominaciones, tlc y lct, están relacionadas pero son
distintas.
Las “críticas” enunciadas apuntan, en lo fundamental, hacia las
formas (incluso también los instrumentos) bajo las cuales estas polí-
ticas (policies), es decir, los tratados, pretenden materializar la (dis)
utopía neoliberal del mercado global.
Contrario a lo que se supone, nunca han puesto en cuestión la
idea ni mucho menos el proyecto político de clase por excelencia del
capitalismo de esta época: el neoliberalismo del libre mercado total.

Críticas neoliberales al neoliberalismo: libre comercio


y acuerdos de libre comercio

Es el propio Stiglitz quien se ha pronunciado ab origine y, en adelante,


cada vez que tuvo la oportunidad, sobre el tpp calificándolo como ou-
trageous (expresión que en castellano se traduce como “indignante, ver-
gonzoso, ultrajante, atroz, descarado, inaudito, espantoso, monstruoso”).
148 josé francisco puello-socarrás

Estos epítetos, pronunciados por el principal asesor económico


de H. Clinton durante la campaña presidencial, ¿no irían demasiado
lejos, si se los contrasta con los pronunciados por el mismo Trump
durante la “carrera hacia la presidencia”?
Por supuesto, no era la primera vez que Stiglitz se refería en ese
tono a los tratados comerciales de Estados Unidos.
Desde años atrás se reconoce a Stiglitz (incluso en círculos aca-
démicos e intelectuales que se autoproclaman de izquierda) como
uno de los más acérrimos “opositores” a estos acuerdos.
No ha dudado en calificarlos como una “farsa” porque en su
opinión: “colocan habitualmente los intereses comerciales por enci-
ma de otros valores [que] no deben ser negociables” (Stiglitz, 2013).
Esta “oposición” se ha confundido con una crítica de fondo por parte
de Stiglitz a la idea neoliberal del libre comercio.
Pero todas las declaraciones de Stiglitz se entienden mejor si se
relacionan con las modalidades de estas políticas y sus instrumentos,
como el propio Stiglitz ha sostenido:

Si los negociadores crearan un régimen de libre comercio auténtico,


en el que se concediera a las opiniones de los ciudadanos de a pie al
menos tanta importancia como a las de los grupos de presión empre-
sariales, podría sentirme optimista, en el sentido de que el resultado
fortalecería la economía y mejoraría el bienestar social. Sin embargo,
la realidad es que tenemos un régimen de comercio dirigido, que co-
loca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negocia-
ciones que no es democrático ni transparente (Stiglitz, 2013).

Aquí, tal y como reza un refrán anglosajón: el diablo está en


los detalles y varias connotaciones (“democrático”, “transparente”, y
otras) pueden llegar a confundir.
Las críticas hechas al régimen de libre comercio “dirigido” (“la
farsa”, en términos de Stiglitz) reclaman una versión “auténtica” del
comercio, es decir, un libre mercado puro.
En una entrevista concedida al New Herald, Stiglitz explica, en
sentido estricto, sus posturas:
trumponomics en acción 149

Soy un crítico de la manera en que se han implementado ciertas ver-


siones del capitalismo [...] Creo que el capitalismo irrestricto, la des-
regulación que fue uno de los ejes del capitalismo norteamericano
desde el principio de la presidencia de Reagan, es una era que ha
llegado a su fin (Oppenheimer, 2009).

Añadiendo enseguida:

En rigor, Estados Unidos no tiene lo que podría llamarse un sistema


capitalista puro: hemos estado socializando las pérdidas y privatizan-
do las ganancias. Tenemos toda clase de intervención gubernamen-
tal, pero desafortunadamente, se trata en general de una intervención
destinada a ayudar al sector bancario, a las empresas farmacéuticas, a
diversos intereses especiales. Es una suerte de sistema de beneficencia
para las corporaciones. De manera que lo que realmente he defendido
es una forma más pura de economía de mercado, que no centre su
protección en las empresas, sino en la gente (Oppenheimer, 2009).

Alrededor de esta matriz ideológica básica, paradigmática en


los tiempos del neoliberalismo (tardío) durante el siglo xxi, conver-
gen –si bien con matices y grados– las “críticas” a los tratados de
libre comercio en las versiones de H. Clinton y D. Trump.
El núcleo ideológico fuerte de la “oposición” a los acuerdos
de libre comercio “dirigido”, la cual aparece con frecuencia aggior-
nada por sucesivas exaltaciones al libre comercio “justo”, ha sido
parte del discurso de J. Stiglitz (así se titula uno de sus libros sobre
el tema, publicado en 2006: Fair Trade for All (Comercio justo
para todos) y D. Trump: America needs ‘fair trade’ not ‘free tra-
de’ (Estados Unidos necesita ‘comercio justo’ no ‘libre comercio’)
(Swoyer, 2015).
En vista de lo anterior, esas claves deben interpretarse en su
respectivo marco de referencia a menos que se distorsione y abuse de
sus sentidos genuinos.
Neoliberalismo tardío: desregulación y regulación, con más (y
no con menos) globalización.
150 josé francisco puello-socarrás

Lo anterior toma aún mayor fuerza cuando en la perspectiva del ca-


pitalismo tardío, hoy vigente y realmente existente, se advierten al-
gunos tránsitos fundamentales, en especial desde el tipo de actuación
y acción estatales:
1. El abandono paulatino de la desregulación como presupuesto
económico y político. Esta premisa para el funcionamiento de
los mercados ha sido no solo criticada sino también reformu-
lada por el propio neoliberalismo (sobre todo desde los go-
biernos nacionales y las instituciones multilaterales como el
Fondo Monetario Internacional, el Grupo del Banco Mundial,
y otras).
2. La elevación progresiva de la regulación (estatal) como nuevo
principio organizativo sine qua non para el “buen funciona-
miento” del capitalismo de (libre) mercado.

Debe evitarse la confusión de igualar la regulación desde el


Estado con la “intervención” estatal (a la Keynes). La primera aún es
una fórmula de planeación descentralizada basada en las lógicas de
mercado, en particular en el ámbito internacional.
Las expresiones mercado “regulado” y “auténtico”, por lo tan-
to, se conectan virtuosamente, tal y como antes insistió Stiglitz.
No resulta tampoco una casualidad que, tanto para el neolibera-
lismo tardío (sobre todo después del 2008), como en las propuestas
de D. Trump la palabra clave sea regulación (Puello, 2016).
En su momento bastaba con darle crédito a las posiciones de la
plataforma presidencial de Trump: Make America Great Again (“Hacer
nuevamente grande a Estados Unidos”), un documento más verosímil
para el análisis que haberse guiado por los anuncios etéreos de Trump
vía twitter para confirmar que el horizonte de la regulación aplicaría
no solo para las líneas de política referidas a temas específicos como
el “Comercio” (position # 15). También este referencial englobaría las
visiones de la gran mayoría de sus planteamientos (en especial el capí-
tulo dedicado a este tópico: Regulations, position # 13) (Trump, 2016).
Incluso, durante el primer año de Trump, la tendencia en gene-
ral de las acciones gubernamentales registrada es la desregulación, a
trumponomics en acción 151

pesar de la “regla” que el mismo anunciara durante la campaña y que


fue reiterada una vez posesionado: “por cada nueva regulación, dos
regulaciones viejas tendrían que ser eliminadas”.
En el balance, hasta el momento se han producido 67 acciones
desregulativas vis-á-vis tres nuevas regulaciones:

President Trump issued Executive Order 13,771, in January, ordering


the executive branch regulatory agencies to roll back two regulations
for each new regulation issued. On December 14, the Office of Infor-
mation and Regulatory Affairs (oira) unveiled a preliminary estimate
of the regulatory reform actions taken by the Trump administration
through the end of fiscal year 2017 (September 30). From the end
of January through September, the administration completed 67
deregulatory actions to only 3 new regulatory actions and reduced
the regulatory burden by $8.1 billion (net present value of lifetime
burden) or $570.4 million annually (Johnson, 2017).

Durante este periodo, en términos del componente “comercial”


de la política económica internacional, la Agenda Presidencial en
Política Comercial 2017 publicada por la Oficina del Representante
Comercial de Estados Unidos (ustr, por sus siglas en inglés), expo-
nía oficialmente:
1. Los “Principios y objetivos clave de la política comercial de
la administración Trump”. Allí se destacaba:

The American people grew frustrated with our prior trade policy not
because they have ceased to believe in free trade and open markets,
but because they did not all see clear benefits from international trade
agreements. President Trump has called for a new approach, and the
Trump Administration will deliver on that promise […]
The overarching purpose of our trade policy – the guiding princi-
ple behind all of our actions in this key area – will be to expand trade
in a way that is freer and fairer for all Americans. Every action we
take with respect to trade will be designed to increase our economic
growth, promote job creation in the United States, promote recipro-
city with our trading partners, strengthen our manufacturing base and
our ability to defend ourselves, and expand our agricultural and servi-
ces industry exports.
152 josé francisco puello-socarrás

As a general matter, we believe that these goals can be best accom-


plished by focusing on bilateral negotiations rather than multilateral
negotiations – and by renegotiating and revising trade agreements
when our goals are not being met. Finally, we reject the notion that the
United States should, for putative geopolitical advantage, turn a blind
eye to unfair trade practices that disadvantage American workers, far-
mers, ranchers, and businesses in global markets (United State Trade
Representative, 2017: 1).

2. Los principios básicos –continuaba el documento oficial de


esta política– se conjugarían con las llamadas “Prioridades funda-
mentales y razones correspondientes”, a saber: a) “defend U.S. na-
tional sovereignty over trade policy”; b) “strictly enforce U.S. trade
laws”; c) “use all possible sources of leverage to encourage other
countries to open their markets to U.S. exports of goods and services,
and provide adequate and effective protection and enforcement of
U.S. intellectual property rights”; y d) “negotiate new and better
trade deals with countries in key markets around the world” (United
State Trade Representative, 2017: 2).
Sin embargo, en relación con la segunda prioridad se precisaba:

The Trump Administration believes that it is essential to both the Uni-


ted States and the world trading system that all U.S. trade laws be
strictly and effectively enforced. We strongly support true market-ba-
sed competition – and we welcome the partnership of any country that
agrees with us. Unfortunately, however, large portions of the global
economy do not reflect market forces. Important sectors of the global
economy, and significant markets around the world, have been at times
distorted by foreign government subsidies, theft of intellectual proper-
ty, currency manipulation, unfair competitive behavior by state-owned
enterprises, violations of labor laws, use of forced labor, and numerous
other unfair practices… the Trump Administration will act aggressi-
vely as needed to discourage this type of behavior – and encourage
true market competition (United State Trade Representative, 2017: 4).

Tal y como algunos pocos analistas lo subrayaron en su mo-


mento, esta agenda se ha materializado endureciendo severamente
(strictly enforce) la legislación que se remonta a los gobiernos de Bill
trumponomics en acción 153

Clinton y, más atrás, Ronald Reagan (campaña en la que el lema era


justamente: Let’s make America great again).5
Ambas administraciones identificadas con la liberalización co-
mercial irrestricta, es decir, neoliberal, y al contrario de lo que pueda
pensarse, se ubicaron bastante lejos de practicar alguna clase de “pro-
teccionismo económico”.
Scherrer (2017) ha explicado en qué consiste la estrategia y tác-
tica de la trumponomics, especialmente en los debates comerciales
que ha generado:

Trump usará los amplios déficit comerciales para presionar a sus so-
cios comerciales a abrir sus mercados. Las empresas que exportan con
éxito al mercado norteamericano desde esos países sentirán temor por
los anuncios proteccionistas y, en consecuencia, es probable que pre-
sionen a sus gobiernos para que cedan ante las demandas del gobierno
de Trump. En otras palabras, el gobierno de Trump va a ampliar la
liberalización de las actividades económicas transfronterizas.

A lo que agrega:

Usar el déficit comercial para abrir a la fuerza los mercados extranjeros


tiene un precedente histórico. En el marco del crecimiento meteórico
de los déficits comerciales durante los años de Ronald Reagan, la “po-
lítica comercial estratégica” se volvió popular entre los economistas.
Esa política forzaría a otras naciones a abrir sus mercados amenazando
con el cierre del mercado estadounidense. Además de las empresas del
sector de alta tecnología, los proveedores de servicios sofisticados y
los titulares de derechos de propiedad intelectual se unieron al grupo de
estrategas de la apertura del mercado. Junto con diversos think tanks,
popularizaron la idea de que los servicios podrían prestarse trasnacio-
nalmente, de que las reglamentaciones nacionales de los respectivos

5
La revista Counterpunch ha llamado a Donald Trump: el “Ronald Reagan
con esteroides”. Remembranza que es frecuentada de manera progresiva por diver-
sos análisis.
154 josé francisco puello-socarrás

sectores lo impedían y de que, en consecuencia, estas barreras tenían


que ser eliminadas por medio de duras negociaciones. La retórica na-
cionalista disfraza objetivos neoliberales que provocarían resistencia si
se los proclamara abiertamente (Scherrer, 2017)

En sintonía con el neoliberalismo de nuevo cuño (“regulado”),


la visión definida de Trump para el tema comercial habla textualmen-
te de negociar tratados justos.
Y aunque también su propuesta incluye en uno de sus puntos
“retirarse” del tpp, tal y como se ratificó en su agenda para los pri-
meros 100 días de gobierno –aunque, luego, si se lee más allá de la
retórica el Memorándum presidencial (23 de enero de 2017), “reti-
rarse” significa “renegociar” bilateralmente–, los demás puntos están
lejos de suponer un regreso al “proteccionismo” ni mucho menos un
giro hacia la “desglobalización”. Una lectura rigurosa de los hechos
indicaba e indica todo lo contrario.
Una hipótesis verosímil, y que se hubiera construido adecuada-
mente con base en los hechos políticos y no en la imaginería que atra-
viesa estos asuntos desde un principio, debió pronosticar un avance
táctico (el proteccionismo como amenaza) dentro del proyecto estra-
tégico para Estados Unidos (la liberalización como promesa efecti-
va), con todo lo que ello implica en las dimensiones política, militar,
y otras, y, por supuesto, económica.
Los ejemplos de lo anterior son reveladores y se sincronizan
con las trayectorias de la administración Trump hasta el momento.
Los casos que han sido objeto de la regulación presidencial,
en especial, el acero y los paneles solares, y en menor grado, el alu-
minio y la leña –sectores en los que se habrían anunciado “medi-
das”–, se han utilizado más por su productividad política, en la doble
connotación futura, para: a] ejercer presión para la “renegociación”
de los tratados (y liberalizarlos, aún más), sobre todo con Canadá y
China y b] acreditarse la “protección” de las empresas y trabajos es-
tadounidenses, que por las aludidas “medidas proteccionistas”.6

6
Varios análisis tienden omitir el funcionamiento real o, en su lugar, a adjudi-
carle a la presidencia una especie de manejo omnipotente, de la Ley Comercial en
trumponomics en acción 155

En los paneles solares, sector donde se impusieron “tarifas” a


la importación (enero 2018), por el contrario, uno de los principa-
les opositores a la medida fue la Solar Energy Industry Association
(seia), que predijo “pérdidas de empleos”, entre otros efectos negati-
vos. Alrededor de 23 000 puestos de trabajo estarían en peligro solo
contabilizando las instalaciones de los paneles en Estados Unidos
(según cálculos de Lovely, 2018).
La seia, mediante su vocera, Abigail Ross Hopper, envió una
carta personal a Trump, en la forma de “una última súplica para sal-
var los paneles solares”, con el propósito de hacer retroceder la deci-
sión, sin éxito.7 Hay dos razones empíricas adicionales que permiten
seguir falsificando las hipótesis sobre el “proteccionismo” de Trump
y la emergente fase de “desglobalización”.
La primera está directamente relacionada con un nuevo colapso
del comercio mundial.
Entre finales de 2008 y durante 2009, se registró “su mayor
contracción en 70 años, debido a la crisis financiera y económica que
sacudió a la economía mundial” (Silva, 2013: 109).
En medio de esta coyuntura especial, se han generado no solo
una drástica reducción en los flujos comerciales globales (-15% cir-
ca) sino también reacciones desde los gobiernos, mediante las medi-
das anticíclicas, en lo que se conoce como “proteccionismo de resca-
te” (Curran y Tusie, citado por Silva, 2013: 115).
Esta forma de protección, sin embargo, no encaja con las medi-
das tradicionales (p. ej., aumento de tarifas e instrumentos de defen-
sa comercial). Nada más explican alrededor de 37% de las medidas
adoptadas. Desde 2008, la gran mayoría de acciones gubernamenta-

Estados Unidos. Temas como el dumping o las medidas compensatorias (relativas a


subsidios) estarían fuera del alcance y manejo discrecional directos por parte de la
Casa Blanca (Bown, 2017).
7
“Ironically, the very jobs we all want to grow, American manufacturing jobs,
will retract as the number of projects are scaled back significantly. This is not hype;
this is what will happen. American companies manufacture, among other things,
steel and aluminum racking systems, inverters and tracking devices. Raising solar
prices, as these tariffs would do, would reduce demand for those downstream pro-
ducts and kill manufacturing jobs” (Hopper, 2018).
156 josé francisco puello-socarrás

les han sido “no tradicionales”, por lo general discriminatorias, por


parte de las potencias industriales (G20).
La anterior síntesis permite asegurar que el supuesto protec-
cionismo de Trump, aun redimiendo esta hipótesis que ya hemos
falseado, resultaría a todas luces una consecuencia de las recientes
tendencias globales en comercio y no una causa que revele ser un
signo para una supuesta nueva época.
Más aún, las modalidades de “proteccionismo no tradicional”,
a las que nos hemos referido, resultan más próximas y reflejan el tipo
de regulaciones estatales prototípicas del neoliberalismo y el capita-
lismo tardío hoy vigente, el cual, en términos de su funcionamiento
real en la economía-mundo, está basado en la asimetría, el intercam-
bio desigual y la “no reciprocidad” comerciales.
La segunda razón que hay que examinar en torno a la supuesta
desglobalización se relaciona, precisamente, con el balance estructu-
ral de este proceso. En este caso bastaría con preguntarse quién gana
(y quién pierde) con la globalización.

Estados Unidos ha ganado enormemente con esta globalización.


Nuestro país cada año es mucho más rico en más de U$1 trillón gra-
cias a la integración comercial. Esto equivale aproximadamente al
10% de toda nuestra renta nacional y más de U$10.000 por hogar. Se
acumulan ventajas adicionales con la globalización financiera que ha
acompañado los crecientes flujos comerciales (Bergsten, 2005).8

Lo anterior por el lado de las ganancias, mientras que las pérdidas


(“costos” en términos de Bergsten) de la globalización para Estados
Unidos –no solo ahora– siempre han resultado ser bastante diferentes:

Cerca de medio millón de trabajadores (de una fuerza laboral total de


150 millones) pierden su trabajo anualmente, la mayoría por periodos
temporales, como resultado del incremento en las importaciones. Al-
gunos tienen que aceptar empleos con bajos salarios en el largo plazo,

8
Por concepto de “beneficios adicionales”, se podrían añadir al cálculo 0.5
trillones de dólares estadounidenses adicionales.
trumponomics en acción 157

sufriendo una pérdida en ingresos durante toda su vida. Esos efectos


totalizan aproximadamente U$50 billones por año, un monto sustan-
cial en términos absolutos pero solo un vigésimo de la rentabilidad
anual fruto de la globalización (Bergsten, 2005).

En el balance, “esta” globalización evidentemente favorece en


concreto y casi en exclusiva los intereses de los capitales usamerica-
nos, es decir, la globalización de carácter neoliberal.
Para sintetizar este punto y retomando un análisis guiado por lo
que Marx llamó la “personificación de intereses”, en nuestra opinión
David Frum ha resumido bastante bien el trasfondo de la elección de
Trump. En su libro: Trumpcracy (una posible traducción al español
sería: “Trumpcracia”), este autor propone que la alianza republicana
detrás del nuevo mandatario fue: “una coalición de los mayores ga-
nadores de la globalización y sus mayores perdedores. Los ganadores
han redactado las medidas políticas; los perdedores han puesto los
votos” (Kuttner, 2018).
Resultaba lógico entonces que en la “nueva era” Trump, Estados
Unidos continúe insistiendo en la idea de “negociar” y ampliar táctica-
mente nuevos tratados a su favor (el mal llamado “comercio justo”),
mientras al mismo tiempo fortalecían estratégicamente el libre comer-
cio, el mejor mecanismo para consolidar el modelo usamericano de
“crecimiento basado en las exportaciones”.9 La fórmula política pro-
yectada aunque renovada hacia el futuro y que hoy por hoy pretende
gestionar y superar la crisis actual ratifica no solo la profundización del
capitalismo realmente presente sino, peor todavía, profundiza el neolibe-
ralismo con el propósito de perfeccionar su fase ulterior: la globalización.

9
Los tratados diseñados a la medida de las pretensiones de Estados Unidos han
venido reproduciendo las mismas estructuras productiva y de intereses capitalistas
que actualmente rigen en ese país, especialmente después de las transformaciones
sufridas en la década de 1980. Hoy por hoy, el sector manufacturero en Estados Uni-
dos representa a lo sumo 10% de la economía, mientras que la agricultura no más de
1%. Los servicios (sobre todo, los de carácter financiero) más de 80%. Este último
sector provee 25% de los empleos y ha crecido los últimos 30 años a tasas de 30%
circa con salarios 10% superiores a los de la manufactura.
158 josé francisco puello-socarrás

En este debate, el diagnóstico original de Marx y Engels en El


manifiesto comunista “no envejeció”, como lo sugiere Aldo Casas:

¿De qué manera supera la burguesía las crisis? Por un lado, a través de
la forzada aniquilación de una masa de fuerzas productivas; por otro
lado, a través de la conquista de nuevos mercados y la explotación
más intensiva de los viejos. ¿De qué manera, pues? Preparando crisis
cada vez más multilaterales y poderosas, y reduciendo los medios para
prevenir las crisis (Marx y Engels, citados por Casas, 2017: 159).

Pronósticos en el neoliberalismo tardío y análisis sobre


el capitalismo de época: notas metodológicas
ante los desafíos actuales

Más allá del caso que nos ocupa (trumponomics), vale la pena llamar
la atención sobre tres aspectos claves en torno a las interpretaciones
erráticas y erradas, las cuales deberían ser objeto de reflexión para el
análisis de los fenómenos emergentes en el neoliberalismo tardío: las
fuentes empíricas, las dimensiones y el encuadre teóricos.
Todas ellas apuntan a mantener la vigencia y la actualidad de la
teoría del valor de Marx (y Engels).
En primer lugar, los análisis han descuidado valorar la verosi-
militud de las fuentes y los lugares hacia los cuales apuntan priorita-
riamente los discursos, en especial aquellos que pretenden repercutir
con una mayor difusión en los medios de comunicación masificados,
las redes sociales (el uso y abuso de mensajes vía twitter por parte de
Trump, por ejemplo) y la denominada opinión pública mediatizada.
Insistimos: lo anterior siempre en detrimento de la documentación
oficial que, en todo caso, garantiza ser un material menos azaroso.
Las “reflexiones”, además de acoger entusiasta y directamente
lo que se dice, también parecen subordinarse al desastre retórico al
cual quieren ser sometidas. En su mayoría, desafortunadamente, pa-
rece que el mensaje simplemente se acepta, sin ir más allá.
Tanto en el discurso en general, como en los análisis en particu-
lar, como lo propone Leith (2017), prevalece entonces el “triunfo de
trumponomics en acción 159

lo inarticulado”.10 Desde luego este debate no se limita a la “correc-


ta” o “cuidadosa” selección de las fuentes.
El trasfondo debe interrogar para incorporar en los análisis los
procesos de alienación ideológica, los cuales desde siempre han sido
parte constitutiva del capitalismo y que, por definición lógica, dentro
del neoliberalismo tardío no solo se intensifican sino que se exacerban.
Algo que por lo visto, al menos en el caso del análisis sobre Trump,
parece haberse puesto entre paréntesis. La cuestión no es develar el
contenido encubierto de “lo que se dice”, de lo que se trata es –decía
Marx– de revelar el porqué del contenido. En otras palabras, “no el mis-
terio tras la forma sino el misterio de esta forma” (Žižek, 2003: 353).
Otra de las omisiones analíticas, aunque esta vez dispuesta
como un exceso, fuertemente relacionada con el punto anterior es la
fascinación personalista en torno a la figura de Trump.
Como se planteaba, a pesar de que se tiene la relativa disponi-
bilidad de documentos oficiales, los cuales también deben ser some-
tidos a la crítica parsimoniosa, poco se acude a ellos.
La construcción del discurso y la reconstrucción de las prác-
ticas y sus significados correspondientes en el nuevo gobierno es-
tadounidense se han venido agotando al escenario more mediático
alrededor de la personalidad de Trump, considerada individualmente.
Ya en el prólogo a la primera edición alemana de El capital
(1867), Marx planteaba la diferencia crucial entre la personalización
y la personificación de las relaciones e intereses sociales en el caso
del estudio del capitalismo.11 Esta clave metodológica también brilla
por su ausencia en el caso que nos ocupa.
Por último, en tercer lugar, estas indicaciones convergen en el
significado de la llamada globalización.

10
Sobre la retórica de Trump, véanse Nunn (2016) y Leith (2017).
11
“No pinto en absoluto de color rosa las figuras del capitalista y del terrate-
niente. Pero aquí se trata de personas solamente en tanto son la personificación de
categorías económicas, portadoras de relaciones de clase e intereses determinados.
Mi punto de vista, que concibe el desarrollo de la formación económico-social como
un proceso histórico natural, puede, menos que ningún otro, hacer responsable al
individuo de unas relaciones de las que socialmente es su criatura, por mucho que
subjetivamente se alce sobre ellas” (Marx, 1976: 18).
160 josé francisco puello-socarrás

Al respecto, vale la pena precisar que:

el cambio central que ocurrió en los últimos decenios es la extensión


a nivel planetario de la relación capitalista. Es un cambio que afecta a
la forma en que se extrae el excedente económico, y esto es decisivo
para la determinación de un modo de producción. Por eso, no se tra-
ta de una mera diferencia cuantitativa con lo anterior –aumento del
volumen de transacciones, de flujos de personas o capitales–, sino
de una transformación que afecta en profundidad a la economía […].
Como sostienen Bina y Yaghmaian: El capital global no es la suma
algebraica de los capitales nacionales, moviéndose constantemente a
lo largo del planeta de un país a otro, sino una relación de producción
orgánica supranacional (Astarita, 2009: 93).
O lo que es lo mismo: el mundo se ha unificado con la mundializa-
ción del capital (Astarita, 2009: 92).

¿Qué implicaciones se derivan de esta conclusión? Sin captar


este contenido “esencial” no se puede entender que, entre otras cosas:
a] “es la totalidad del modo de producción capitalista la que infunde
su tonalidad a los particulares”; b] “hay que explicar la generación del
excedente económico a partir del capital, de la ley económica”; c]
“toda la riqueza pasa a ser plusvalía acumulada, y no el producto de
la acumulación originaria”; d] “la clase obrera es reproducida por
el capital mundializado, y en escala ampliada, en la medida en que
se acumula plusvalía”; e] “se opera la subsunción real del trabajo al
capital a escala planetaria”, y f] “todos los capitales están sometidos a
la coerción de la competencia, lo que obliga a cada capital al cambio
tecnológico incesante y a ir a fondo en la explotación del trabajo, so
pena de perecer” (Astarita, 2009: 96-97).
Las hipótesis que elevaron el proteccionismo antineoliberal y
desglobalizador en Trump, además de que hasta el momento no se
han validado empíricamente, al nivel teórico implícitamente espe-
culan que el funcionamiento de las dinámicas del capitalismo actual
se impondría sobre la dialéctica del valor y la explotación basada en
la plusvalía, las presiones extraeconómicas, las cuales, como bien
plantea Astarita (2009: 97), “siempre acompañan al funcionamiento
de la ley económica” pero no la fundamentan.
trumponomics en acción 161

Pero esa especulación teórica resulta al menos improbable,


sintetizando históricamente la dinámica capitalista, como lo aclara
M. Roberts:

[...] por su propia naturaleza, el capitalismo, basado en “muchos capi-


tales” en competencia, no puede tolerar indefinidamente ningún mono-
polio “eterno”; una ganancia extraordinaria “permanente” deducida de
la suma total de las ganancias que se reparten entre la clase capitalista
en su conjunto. La batalla para aumentar los beneficios y la participa-
ción en el mercado significa que los monopolios están continuamente
bajo la amenaza de nuevos competidores, nuevas tecnologías y compe-
tidores internacionales […]. La historia del capitalismo es la de un au-
mento continuo de la concentración y centralización del capital, pero la
competencia sigue permitiendo el movimiento de la plusvalía entre ca-
pitales (dentro de las economías nacionales y globales (Roberts, 2018).

Por ello, retomar como clave interpretativa la teoría del valor de


Marx no es una decisión analítica accidental. Por el contrario, se trata
de una operación hermenéutica insustituible, imposible de soslayar,
tal y como lo señala Jameson (2013: 24):

[...] la teoría del valor es algo así como la dimensión hermenéutica


de El capital: asegura la existencia, detrás de cualquier apariencia del
precio y el intercambio en el mercado, de esas leyes profundas que
la teoría marxiana tiene la vocación de sacar a la luz y sin las cuales
difícilmente puedan entenderse las “violentas fluctuaciones”[…] así
como la irreversible expansión del capitalismo […]. La versión que
ofrece Marx de la teoría laboral del valor resuelve de modo drástico
uno de los misterios más añejos del mercado (¿cómo es posible hacer
dinero a partir de un intercambio justo?).

Lo anterior cobra aún más actualidad para los temas que aquí
se tratan.
El tomo I de El capital es el lugar donde se desarrolla magis-
tralmente la teoría del valor como “ataque en gran escala a la ideolo-
gía de mercado” y, al mismo tiempo, “crítica fundamental al concepto
de intercambio” (Jameson, 2013: 30), ejes centrales para la discusión
sobre la llamada globalización.
162 josé francisco puello-socarrás

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8. SISTEMA POLÍTICO, CICLOS HISTÓRICOS
Y PROYECTO NACIONAL: UNA APROXIMACIÓN
TEÓRICA A LA TRANSICIÓN EN ESTADOS UNIDOS

Jorge Hernández Martínez*

Haciendo bueno el propósito de la mesa de discusión en que se pre-


senta este trabajo, referida a revisiones teóricas sobre temas relevan-
tes, se expone una aproximación conceptual y contextual al proceso
de transición que tiene lugar en la sociedad estadounidense enmar-
cándola en el contexto teórico del sistema político y la cultura po-
lítica, de las interpretaciones acerca de los ciclos históricos de esa
sociedad y en su vínculo con la redefinición del proyecto de nación
que no acaba de cristalizar en Estados Unidos.
Las tendencias y contradicciones de la sociedad estadounidense
se pusieron de manifiesto, una vez más en su historia reciente, en los
resultados de las elecciones de 2016, al colocar a Donald Trump en
la presidencia. Ello estimula a indagar en esa suerte de laberinto en el
que se cruzan y superponen factores y procesos históricos, políticos,
ideológicos y culturales cuyo examen debe realizarse bajo una mira-
da dialéctica que establezca, tanto las pautas históricas que permitan
comprender el movimiento que conduce al presente, como las carac-
terísticas de la coyuntura actual, las tendencias y las perspectivas.
Se encuentra en curso una transición signada por el agotamien-
to –no el fracaso– de la tradición política liberal y la definición de
una creciente espiral conservadora que se expresa en el sistema polí-
tico, la sociedad civil, la opinión pública y la proyección exterior de
Estados Unidos, con antecedentes visibles desde finales de la década
de 1970, el cual comienza a afianzarse en el siguiente decenio (Her-
nández, 2017a). Ese proceso es palpable sobre todo en el desempe-
ño de los gobiernos republicanos que se establecen a partir de las

* Sociólogo y politólogo. Profesor titular del Centro de Estudios Hemisféricos


y sobre Estados Unidos y presidente de la Cátedra “Nuestra América” de la Univer-
sidad de La Habana.

[165]
166 jorge hernández martínez

elecciones presidenciales de 1980 hasta el presente, mas su cosecha


política y cultural se ha mantenido en los periodos en los que el Par-
tido Demócrata ha ocupado la Casa Blanca. Así, la derechización
que se despliega durante la doble administración Reagan, seguida
por el único mandato de Bush (padre), quien fuera su vicepresidente,
se reaviva con notoriedad manifiesta con el doble gobierno de Bush
(hijo) y luego hoy con el de Trump, pero subsiste de modo latente y
aflora con intermitencias bajo los repetidos periodos demócratas de
Clinton y Obama.
Al acometer este análisis conviene retener cuatro premisas indis-
pensables: a] las elecciones en Estados Unidos no son procesos dirigi-
dos a cambiar el sistema, sino a mantenerlo, reproducirlo y consolidar-
lo; b] el Estado, el sistema político, el gobierno y la élite de poder en
ese país no constituyen estructuras homogéneas, monolíticas o, como
lo señala la ciencia política, un “actor racional unificado”, en tanto
expresa la diversidad de posiciones de los diferentes sectores que inte-
gran la clase dominante –la burguesía monopólica, la oligarquía finan-
ciera–, cuyos intereses coinciden en la lógica del sistema, pero varían
en sus modos o estilos y se manifiestan por medio de las instancias gu-
bernamentales, los grupos de presión, los partidos, las corrientes ideo-
lógicas y los medios de comunicación; c] la sociedad estadounidense
se distingue de la estructura estatal y de las administraciones que se
suceden en la Casa Blanca, toda vez que el pueblo que la compone y
determinadas tradiciones son ajenos y a menudo contrapuestos a los
designios imperiales, como suele suceder en las sociedades basadas en
antagonismos clasistas, y d] el debate político en Estados Unidos tiene
lugar, por razones históricas, dentro de márgenes muy estrechos, de
modo que las diferencias partidistas e ideológicas son reducidas y, más
que contrapuestas, son contrastantes y complementarias.

El sistema político y la cultura política

Las características del sistema político estadounidense están con-


dicionadas por una serie de factores que encuentra expresión des-
sistema político, ciclos históricos 167

de muy temprano en la propia aparición e historia de la nación: su


carácter presidencialista, el federalismo, la división de poderes, el
bipartidismo, el principio de pesos y contrapesos, el cabildeo, y las
particularidades de las corrientes ideológicas y del proceso electoral.
Los fundamentos del gobierno estaban claros desde la Constitución,
como texto fundacional: “un gobierno que pueda actuar por sí mis-
mo, pacíficamente, sin necesidad de recurrir constantemente a las le-
gislaturas estatales” (federalismo); “la organización del gobierno en
Legislativo, Judicial y Ejecutivo (división de poderes); y “la negativa
dada al Ejecutivo, en conjunto con un tercio de la Cámara” (Carroll,
1999: 76). Ese entramado tiene, a su vez, un basamento esencial en
el tejido objetivo y subjetivo, de relaciones sociales y de valores, que
sirve de sustrato económico y sociocultural a la articulación y desa-
rrollo del mencionado sistema.
Señala Ramón Sánchez Parodi:

Los Estados Unidos son una federación de estados y cuando los Pa-
dres Fundadores adoptaron la Constitución el 17 de septiembre de
1787, estipularon en su artículo II, sección 1, que el Presidente y el
Vicepresidente serían elegidos por electores, designados de la manera
que la Legislatura de cada estado determinase; y en número igual al de
senadores y representantes a que tuviese derecho enviar al Congreso
Federal. Estos electores constituirían el Colegio Electoral encargado
de elegir al Presidente y al Vicepresidente. Un candidato tendría que
obtener más del 50% de los votos para ser elegido Presidente (Sán-
chez Parodi, 2008: 34).

Así, el sistema electoral de Estados Unidos es uno de los ejes


centrales o subsistemas del sistema político más amplio de ese país.
No podría ser de otra forma, debido a que ese sistema político, según
fue concebido por los citados Padres Fundadores de la nación en el
último cuarto del siglo xviii, descansa sobre un sistema de gobierno
“con el consentimiento de los gobernados”. De ahí que sea el voto,
la elección, la manera casi exclusiva en que los gobernados puedan
expresar, dentro del marco político-jurídico establecido, ese consen-
timiento.
168 jorge hernández martínez

En estos términos, ambos subsistemas –el de gobierno y el


electoral– están estrecha e interactivamente entrelazados. Diversos
procesos o pasos dan muestra de la centralidad del voto en el sistema
político estadounidense. Tómense como ejemplos los ejercicios cua-
trienales para la captura de la Casa Blanca, es decir, la elección del
presidente y vicepresidente de la federación; las elecciones legislati-
vas cada dos años, en las que se renueva la totalidad de la Cámara de
Representantes y un tercio del Senado; las elecciones estatales para
gobernadores y los legisladores a ese nivel, y las locales en las que
se eligen los alcaldes y una serie interminable de otros funcionarios
locales. Todos ellos son expresivos de la centralidad apuntada.
Además de las elecciones presidenciales, que se celebran cada
cuatro años en Estados Unidos, a comienzos de noviembre tienen
lugar cada dos años las llamadas de medio término porque no coinci-
den con las elecciones presidenciales. Son esencialmente elecciones
locales, en las que son renovados o ratificados los 435 escaños de la
Cámara de Representantes, 33 de los 100 escaños senatoriales y 36
de los gobernadores de los 50 estados.
Los partidos políticos tradicionales de Estados Unidos, el De-
mócrata y el Republicano, son los principales contendientes en las
elecciones en todos los niveles, aunque, por supuesto, no son los úni-
cos partidos políticos que hay. Los demócratas y los republicanos,
sin embargo, monopolizan el juego político electoral, al punto de
ser considerados poco más que coaliciones electorales en pugna por
ocupar los cargos electivos.
Aunque el sistema político estadounidense se presenta a sí mis-
mo como una democracia, ninguno de los dos documentos fundacio-
nales de la República –la Declaración de Independencia de 1776 o
la Constitución de 1787, pilar central de sistema político estadouni-
dense y aún vigente– menciona la palabra democracia. De hecho, los
principios sobre los que se erigió este sistema, como el de balance y
contrapeso entre las tres ramas de gobierno, la Ejecutiva, la Legisla-
tiva y la Judicial; el férreo control de los cargos electivos por parte
de los dos partidos principales; y la elección como la única forma de
participación de los ciudadanos en los procesos políticos indican que
sistema político, ciclos históricos 169

el sistema político estadounidense fue diseñado para que los poderes


del Estado que se creaban a partir de la independencia de las 13 co-
lonias británicas quedaran firmemente en manos de la clase burguesa
dominante y no fueran amenazados sus intereses por la irrupción de
las masas con sus demandas democráticas. Para ello, se requería que
tales definiciones se integraran en el imaginario popular, formando
parte orgánica de la cultura política nacional.
Cuando se habla de cultura política, por lo general, se com-
prende como una síntesis, conformada por un conjunto de orienta-
ciones, pautas y valores (relativamente estables), que caracterizan
las relaciones entre los diversos grupos sociales con respecto al po-
der político y que condicionan la experiencia del desarrollo político
de la sociedad (Almond y Verba, 1970). Dicho de otro modo, es un
punto de referencia clave para comprender el sustrato subjetivo del
sistema político, para entender los contenidos doctrinales, los so-
portes ideológicos que nutren, pongamos por caso, la imagen de los
intereses nacionales, el discurso en torno a la seguridad nacional, las
actitudes que refleja la población mediante las encuestas referidas
al liderazgo político del país, o los argumentos que alimentan la
política exterior. La cultura política comprende el conjunto de ac-
titudes, creencias, valores y tradiciones que dan lugar a las normas
que comparten los integrantes de una sociedad con respecto a los fe-
nómenos relacionados con la dinámica clasista y partidista (Bobbio
y Matteuci, 1981).
La cultura política estadounidense, se conforma en un contexto
histórico definido por un orden democrático en el que la participa-
ción popular efectiva se compromete con un sentido de representati-
vidad amparada en la ideología liberal que desdibuja la naturaleza del
verdadero ejercicio de la democracia. Es decir, los valores políticos
fundamentales que sostienen la sociedad estadounidense –como la
libertad y la igualdad–, se articulan alrededor de un modelo pluralista
en cuyo centro se ubica la figura del ciudadano, pero con marcadas
expresiones de exclusión, discriminación, restricción de derechos,
intolerancia y marginación, a partir del modo en que se rechaza todo
aquello que no encaja en el patrón étnico, racial, religioso, de los lla-
170 jorge hernández martínez

mados wasps (blancos, anglosajones, protestantes, de clase media).


Como indica Silvia Núñez García,

[...] en estrecho vínculo con la historia nacional, la mayoría de los


estadounidenses se congrega en torno a una cultura política cuya
orientación es eminentemente pragmática e individualista, circuns-
tancia que incide en la percepción popular de las características y el
funcionamiento de las instituciones que emanan de ella, así como de
las prácticas y fuerzas políticas (Núñez, 2008: 94).
La configuración histórica de Estados Unidos, sus antecedentes co-
loniales y, en particular, el proceso de formación de la nación, junto
con las peculiaridades de la etapa que media entre la revolución de
independencia y la guerra civil, le confieren a la cultura política de
ese país una estructura y unos contenidos que se definen a partir del
llamado “credo” estadounidense, con una mezcla de orientaciones li-
berales y conservadoras. La matriz de esa cultura, si se quiere, contie-
ne los elementos o componentes que legitimarán, tiempo después, la
apelación a las codificaciones que hace suya la doctrina y la política
estadounidense de la seguridad nacional al promover, por ejemplo, la
contención del comunismo luego de la segunda guerra mundial, en
escala internacional, y al surgir el macartismo, en el plano interno.
Una característica relevante de la cultura política estadounidense
es que los principios abstractos que le dan forma han permanecido
prácticamente intactos desde su inclusión en la Declaración de Inde-
pendencia de 1776. Para Alexis de Tocqueville, la particularidad del
sistema político de Estados Unidos estribaba en el modo singular de
interacción de la cultura política de ese país y las instituciones que
emanaban de ella, considerando que la democracia estadounidense
resultaba de la amalgama entre religión, leyes, cultura y entorno físico
o geográfico (Borón, 1984).

Los ciclos de la historia estadounidense

Cuando en Estados Unidos tienen lugar procesos electorales como el


de noviembre de 2016, cuyos resultados parecen simbolizar una rup-
sistema político, ciclos históricos 171

tura con las tendencias que se afirmaban hasta entonces, adquieren


vigor las miradas que sostienen un cambio en el ciclo de la historia de
ese país. Durante el periodo transcurrido desde la elección de Trump
como presidente, mucho ya se ha escrito sobre ello, al señalarse que
termina una etapa y comienza otra. Esta distinción se apoya esencial-
mente en una visión cíclica sobre el proceso histórico, que conlleva
una concepción lineal evolutiva sobre el progreso según la cual la
sociedad y la política atraviesan siempre por determinados periodos
que se repiten una y otra vez, como una regularidad. Se conoce como
teoría de los ciclos históricos, o de la rotación social, en la medida en
que se argumenta una alternancia entre etapas.
Más allá de que ahora, ciertamente, con la victoria republicana
concluye una doble administración demócrata y de que en compa-
ración con el gobierno republicano que le precedió, también de dos
periodos, Obama significó un giro en las políticas de W. Bush, sería
precipitado asegurar que la estridencia con que Trump se proyecta
con su lenguaje y desempeño –al implementar acciones que se orien-
tan al desmontaje de propuestas y medidas de su antecesor– cons-
tituye un nuevo ciclo histórico. ¿Estamos en presencia de cambios
profundos, sostenidos, perdurables, con consecuencias de mediano o
largo plazos, o de movimientos espectaculares, con escaso fijador y
alcances efímeros, que no trascenderán el corto plazo?
En sentido general, hay teorías acerca de los significados de
las elecciones presidenciales que asumen que en su trayecto, como
procesos cuatrienales, expresan dinámicas de continuidad y de cam-
bios que se registran en ciclos de más o menos 30 años, explicables a
partir de movimientos sustanciales de los grupos sociales que alinean
su simpatía hacia uno u otro de los dos partidos fundamentales –De-
mócrata y Republicano– que conforman el sistema político estadou-
nidense. Se considera que tales procesos no responden a decisiones
conscientes o previas de los liderazgos partidistas, sino que son re-
sultado de transformaciones sociales, de acontecimientos que impac-
tan en las estructuras socioeconómicas, en la realidad histórica de la
nación, y que con frecuencia no son percibidos o visualizados hasta
que los resultados de unos comicios presidenciales o congresionales
172 jorge hernández martínez

los llevan del nivel latente o sumergido al manifiesto o a la superficie


y los hacen visibles.
La teoría de los ciclos más conocida es la de Arthur M. Schle-
singer Jr., perteneciente a la escuela de los liberales progresistas,
quien en 1980 expuso una interesante reflexión sobre el desarrollo
de la historia estadounidense en la que considera que había una os-
cilación política entre periodos de preocupación por los intereses de
la minoría y periodos de preocupación por los derechos de las mayo-
rías, entre eras de quietud y de rápido movimiento; entre el énfasis
por el bienestar social y el de la propiedad, entre el liberalismo y el
conservadurismo (Schlesinger, 1966). Con frecuencia se ha apelado
a esa concepción a la hora de interpretar los cambios en la historia
estadounidense, como está sucediendo hoy, tanto en la prensa, como
en el análisis académico y político.
Schlesinger definía los ciclos como un constante cambio en el
compromiso nacional, entre los propósitos de interés público y el
interés privado. Cada ciclo –decía– tenía su explicación y su lógica
en los elementos de carácter interno que conforman a todo país y es
muy difícil que fuesen determinados por causas externas. Afirmaba
que hay un patrón cíclico que engendra sus propias contradicciones
y que está en constante cambio. Por ejemplo, las acciones de interés
público en sus esfuerzos por mejorar las condiciones de los ciudada-
nos producen el descontento de los sectores que se ven afectados por
estas actividades, además de que toda forma de innovación comienza
por chocar con la estructura política que no puede asimilar el cambio
de forma inmediata.
La búsqueda del interés privado, por tanto, es vista como el
medio de salvación social. Es entonces cuando se dan épocas de pri-
vatización, de materialismo, de hedonismo y de una supeditación a la
persecución de gratificaciones personales. En ellos, de acuerdo con
Schlesinger, las clases y los intereses políticos decaen, y formas po-
líticas-culturales como etnicidad, religión, estatus social y moralidad
sobresalen.
Para dicho autor, son tiempos de preparación, porque las épo-
cas de interés privado engendran sus propias contradicciones. Tales
sistema político, ciclos históricos 173

periodos se caracterizan por tendencias ocultas de descontento, cri-


ticismo, fermentación y protesta por parte de los grandes sectores de
la población, que son rezagados por la dinámica de la actividad polí-
tico-social. Los ciclos son fluctuaciones, ritmos en el curso de las políticas
de un país que van de un periodo de intensa actividad y participación
política, de cambios y reformas en las que predomina una orientación
hacia el interés público con tendencias democratizadoras, después
de lo cual vienen épocas de relajamiento o estancamiento de estas
actividades para dar paso a una creciente privatización del ámbito
sociopolítico. Estas tendencias pueden ser prefiguradas, pero no se
puede controlar y dar forma a las cosas por venir, porque los ciclos
no son el resultado de la oscilación de un péndulo entre puntos fijos
fuera de una espiral. Según Schlesinger, ambas tendencias –la del
interés público y la del interés privado– no representan una amenaza
para el sistema capitalista. Su lucha está determinada siempre en los
marcos del sistema y, por ello, su acción aporta legitimidad a una
fórmula tan contradictoria como la que une democracia y capitalismo
(Schlesinger, 1966).
Desde que la escena europea se vio sacudida por las revolucio-
nes burguesas hacia finales del siglo xviii, pero sobre todo en el mar-
co de la transición histórica del capitalismo hacia la fase imperialista
fraguada en el entorno estadounidense en las postrimerías del xix,
las búsquedas ideológicas que reclamaban interpretaciones de los
cambios internacionales conducen a las teorías sociales por diferen-
tes derroteros, tanto en el terreno de la filosofía de la historia, como
en el de la sociología, la ciencia política, la antropología cultural y
la historiografía. En ese contexto, el dinamismo que acompañaba la
consolidación de la sociedad capitalista llevaría consigo la interac-
ción entre disímiles propuestas que procuraban justificar, tanto los
procesos de cambio, como la legitimidad del mantenimiento del or-
den establecido. La alternancia de paradigmas como el positivista,
el comprensivista o hermenéutico y el marxista refleja mucho más
que una confrontación de ideas científicas, empeñadas en explicar el
desarrollo social, y constituye un espacio de la lucha de clases, donde
se enfrentan esfuerzos por preservar o por subvertir un sistema. Entre
174 jorge hernández martínez

ellos, junto a las argumentaciones evolucionistas del positivismo de


Augusto Comte y de Emile Durkheim, las tipologías ideales de Max
Weber y las interpretaciones dialéctico-materialistas de Carlos Marx
sobre el progreso social, se distinguían también las concepciones so-
bre los ciclos históricos, que desde Nikolai Danilevski hasta Oswald
Spengler y Arnold Toynbee arriban al siglo xx estableciendo patro-
nes que trataban de dar cuenta de las conmociones de alcance uni-
versal que –como la primera guerra mundial y la Revolución rusa–,
simbolizan el cambio de época histórica que tendría lugar entonces,
con el conocido paso de la modernidad a la contemporaneidad (Ken-
nedy, 1987).
Schlesinger considera que los cambios de ciclo se producen
cada 30 años, aproximadamente. Así, divide la historia estadouni-
dense del siglo xx en tres ciclos. Los dos primeros siguen el mismo
patrón, cada uno de los cuales comienza con dos agitadas décadas:
el primero de ellos inicia con la llamada Progressive Era, en 1901,
con Theodor Roosevelt y culmina durante la administración de Woo-
drow Wilson. Y el segundo, en 1933, con Franklin D. Roosevelt, y
se extiende hasta principios de los años de 1960, para terminar con
Dwight Eisenhower. Fueron épocas de acción pública, pasión, idea-
lismo y reformas, sucedidas por décadas de gobiernos republicanos
conservadores en 1920 y 1950, y se caracterizaron por su materialis-
mo y hedonismo, que antepuso la búsqueda de la autorrealización. El
tercer ciclo comenzó, en su opinión, con un periodo liberal empeci-
nado en la realización de grandes propósitos; y se extendía desde la
llegada de John F. Kennedy al poder, en 1961, hasta principios de los
años de 1970, con Richard Nixon, quien, tal vez a su pesar, contribu-
yó a medidas de interés público. Le siguió la era de la restauración
conservadora, que floreció en la década de 1980 con Reagan, en la
que el péndulo osciló nuevamente hacia el interés privado (Schlesin-
ger, 1966).
Siguiendo la lógica de los ciclos, Schlesinger esperaba que para
finales del decenio de 1990 y comienzos del siglo xxi cambiara la
dirección del sentir nacional hacia la realización de propósitos pú-
blicos y llegaran reformas como las ocurridas en los mandatos de
sistema político, ciclos históricos 175

Roosevelt o Kennedy. Sin embargo, el irregular proceso electoral de


2000, como se sabe, no condujo a una administración demócrata ni a
un nuevo ciclo. La decisión de la Corte Suprema, primero, de desig-
nar a W. Bush como presidente y, después, el efecto de los atentados
terroristas del 11 de septiembre de 2001 confluyeron en tal desajuste
de tendencias que la eventualidad de un cambio de ciclo quedó clau-
surada o pospuesta (Schlesinger, 1966).
El enfoque utilizado por el autor resulta forzado en no pocos
momentos y está limitado, como todas las concepciones cíclicas, por
el principio del mecanicismo evolucionista, la concepción idealista y el
sentido de linealidad histórica, si bien ha tenido la virtud de llamar la
atención sobre la necesidad de profundizar en la comprensión de las
contradicciones, del cambio, de lo nuevo y lo viejo.
El movimiento de la sociedad estadounidense fue y es un esti-
mulante proceso para el análisis, sobre todo en circunstancias como
las de las elecciones de 2016, que parecen apuntar más allá de sim-
ples relevos de la figura y el partido que ocupan la Casa Blanca. ¿Se
inaugurará con Trump un nuevo ciclo histórico en Estados Unidos,
es decir, una tendencia de largo plazo, o se tratará de un giro coyuntural
de menor alcance, asociado solamente, una vez más, con el cambio de
guardia que lleva consigo el resultado de un proceso electoral? Es
muy prematuro pretender respuestas. Lo que sí parece seguro es que
en ese país, el liberalismo no ha fracasado como propuesta ideológica
que ha sostenido el proyecto nacional sino que se ha agotado, y esta
diferencia es sustancial (Micklethwait y Wooldridge, 1987; Kagan,
2008).1 Lo que fracasa puede tener éxito en condiciones diferentes,

1
Diferentes visiones acerca del acontecer contemporáneo en la sociedad esta-
dounidense se encuentran, por ejemplo, en: Joseph Nye, The Paradox of American
Power: Why the World´s Only Superpower Can´t Go it Alone, Oxford University
Press, Oxford, 2002; John Micklethwait y Adrian Wooldridge, Una nación conser-
vadora: el poder de la derecha en Estados Unidos, Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 2007; Robert Kagan, El retorno de la historia y el fin de los sueños, Editorial
Taurus, Madrid, 2008; Francis Fukuyama, America at the Crossroads. Democracy,
Power and the Neoconservative Legacy, Yale University Press, New Haven, 2006;
Frank Thomas, The Wrecking Crew: How Conservatives Rule?, Nueva York, Metro-
176 jorge hernández martínez

lo que se agota, no. Desde esta perspectiva, los ajustes que conduzcan
al nuevo proyecto de nación serán los de un enfoque conservador, de
modo que Trump podría propiciar su redefinición y quizás culminar
la larga transición que está teniendo desde hace cerca de 40 años.
De proseguir y consolidarse las tendencias que se han venido afir-
mando y acumulando, como las mencionadas al inicio –la involución
democrática, el fin del mito de Estados Unidos como paradigma del
liberalismo, la crisis de los partidos y de los partidos tradicionales, la
revitalización del populismo, el nativismo, la xenofobia y la derecha
radical–, se estaría comprobando la hipótesis de trabajo que originó
estas notas. Estaría configurándose un nuevo ciclo histórico. Pero para
ello deberá haber transcurrido, cuando menos, el periodo de gobierno
(o el primero de ellos) de la administración Trump (Hernández, 2016).

La transición y el proyecto nacional

Con el sentido que se le comprende del modo más generalizado y


compartido, el término transición se utiliza para definir el cambio,
traspaso o evolución progresiva de un estado a otro. La palabra puede
usarse para designar un estado de ánimo (por ejemplo, la transición
entre la alegría y el llanto) y también para cuestiones físicas, como
cuando se habla de la transición de la materia de un estado al otro o
cuando en una reacción química un elemento, como el agua, pasa del
estado líquido al gaseoso o sólido, ante los cambios de temperatura.
La idea de transición también se aplica a los procesos históricos que
se prolongan en el tiempo, como la sucesión de las formaciones eco-
nómico-sociales. En todos los casos, cuando se habla de transición,
se hace referencia a algo que cambia o que se altera en su esencia, de
manera gradual y progresiva.
Desde el punto de vista ya no tanto terminológico sino concep-
tual, en el campo de las ciencias sociales, transición política remite

politan Books, 2008.


sistema político, ciclos históricos 177

a un proceso de radical transformación de las reglas y los mecanis-


mos de la participación y de la competencia política, ya sea desde
un régimen democrático hacia el autoritarismo o desde este hacia
la democracia. En sentido estricto el concepto se aplica al análisis
del paso desde un régimen autoritario hacia uno poliárquico (Dahl,
1961), al proceso de cambio mediante el cual un régimen preexis-
tente, político o económico, es reemplazado por otro, lo que conlle-
va la sustitución de los valores, normas, reglas de juego e institucio-
nes asociadas a éste por otros(as) diferentes (O´Donnell, 1989). Los
estudios al respecto de mayor relevancia en las ciencias sociales se
ubican primero en la década de 1960, al focalizar en las experiencias
de la Unión Soviética y los países de Europa del Este lo que se deno-
minó transición del capitalismo al socialismo, y luego en las de 1970
y 1980, al colocar la atención en los procesos de América Latina,
donde de la democracia se transitó a dictaduras militares. Ante el fin
de estas y el comienzo de la democratización, dichos estudios ad-
quieren nuevo vigor en los años de 1990, en los que, además, el re-
torno al capitalismo que implica el desplome del socialismo europeo
añade nuevos estímulos para el análisis de las transiciones políticas.
A los efectos del presente trabajo, referido a la sociedad esta-
dounidense, sin embargo, no se utiliza esa perspectiva teórica sino
que se acude a la acepción de transición aludida al inicio, aceptada
convencionalmente en el lenguaje común, y, en todo caso, a mitad
del camino hacia una definición conceptual en la medida que con
ella se trata de designar el proceso gradual que está teniendo lugar
en Estados Unidos desde la crisis múltiple de los años setenta y la
llamada Revolución conservadora de 1980, que se expresa en el nivel
sociopolítico, ideológico y cultural, mucho más allá de los cambios
en las estructuras económicas y tecnológicas.
Ahora bien, cuando se habla de proyecto nacional, ¿de qué se
trata? En la actualidad es común el concepto de proyecto de vida,
sobre todo en la bibliografía sociológica y psicosocial, pero no su-
cede lo mismo con el que nos ocupa. El proyecto nacional se refiere
a la autoconciencia de un país, al consenso que sostiene la mirada
de una nación sobre su misión junto a su visión de futuro, de modo
178 jorge hernández martínez

que incluye tanto las tareas de construcción nacional como las pro-
yecciones, metas a alcanzar, acordes con un sentido de destino his-
tórico, en cuya base radica un acuerdo en cuanto al modo en que se
articula la relación individuo-sociedad-Estado-política pública-sis-
tema mundial. En el caso de Estados Unidos, ello se articula dentro
de las coordenadas impuestas por el federalismo, el bipartidismo, la
división de poderes y el esquema de pesos y contrapesos, de costos
y beneficios, donde encuentran razón de ser los elementos antes
mencionados. Incluye la adhesión de la mayor parte de su población
y de los sectores que la componen a determinados acuerdos bási-
cos, establecidos sobre la base de los valores del capitalismo como
modo de producción, formación social y patrón de organización
económica, y de la democracia liberal como forma acompañante
de organización política (Hartz, 1994). Algunos autores incorpo-
ran otros elementos que identifican como constitutivos del llamado
credo estadounidense, tales como el liberalismo, el individualismo,
la democracia, el igualitarismo y una cierta actitud de independen-
cia ante el gobierno y la centralización (Mirdal, 1972). Desde ese
punto de vista, se asume que el consenso se da sobre las particula-
ridades que la democracia liberal adquirió en Estados Unidos desde
la formación de la nación, cuyos rasgos formales han persistido. Y,
asimismo, se considera que en la sociedad estadounidense no ha ha-
bido ninguna crisis de consenso, en la medida en que nunca se han
puesto en tela de juicio esos atributos del consenso estadounidense
o del citado credo (Hofstadter, 1976). Por eso es que se afirma que
se trata de una sociedad predominantemente consensual con un alto
índice de conflicto, pero donde el debate político tiene lugar dentro
de márgenes ideológicos muy estrechos (Hernández, 2017a).
Así, se suele hablar de que el proyecto nacional con el que
surge Estados Unidos desde su fundación –asociado al proceso de
negociación y creación del sistema político y a la pugna entre fede-
ralistas y antifederalistas–, se termina de establecer a finales de la
década de 1780 y se extiende hasta comienzos de la de 1860, cuan-
do se inician las convenciones partidistas, que tienen como actores
principales al Partido Whig y el Partido Demócrata, y en las que
sistema político, ciclos históricos 179

la industrialización se convertía en una meta común que trastocaba


tanto la mentalidad como las relaciones laborales, el tejido social,
la red urbana y las relaciones campo-ciudad, junto con la manera en
que se encaraban los derechos y deberes ciudadanos, incluidos los
concernientes al género.
Ese proyecto nacional se reajusta en el marco de la Guerra Civil
y de sus secuelas, entre 1860 y 1893 aproximadamente, ante el agota-
miento del Partido Whig y la creación del Partido Republicano, bajo
la influencia del abolicionismo en ascenso, las tensiones raciales no
resueltas, la revolución industrial, el crecimiento de la inmigración,
el aumento de la densidad demográfica y el nacimiento de los mo-
nopolios y del capital financiero. Con posterioridad, el New Deal fija
un nuevo marco de organización a la sociedad estadounidense desde
los años de 1930 al reestructurarse el proyecto nacional a partir de la
administración demócrata de Roosevelt, que saca al país de la gran
depresión. Con ello se definen las bases del gran proyecto nacional
que consolidará Estados Unidos como la primera potencia del mundo
en el periodo de entre guerras mundiales y que lo convertirá luego en
la potencia hegemónica del sistema capitalista internacional, en la
segunda posguerra, asegurándole niveles de prosperidad y expansión
que ningún otro país había conocido antes.
Dicho modelo de nación, cuyo contenido sería complementado
por la administración Truman a finales del decenio de 1940, incluyó
una reconfiguración de la organización política, la reestructuración
económica y la redefinición del papel del Estado en su funcionamien-
to, así como del papel de Estados Unidos en la vida mundial. Es de-
cir, la fisonomía de la sociedad estadounidense se vería transformada
en ese entramado de nexos individuo-sociedad-Estado-política pú-
blica-sistema internacional. El proyecto así articulado permanecería
durante 40 años, exhibiendo un modelo que sentaría las bases para
la creación de un nuevo marco de relaciones para el desarrollo de la
sociedad estadounidense. Ese sería el más importante y profundo re-
ajuste en el transcurso del siglo xx. Ese proyecto sería suscrito inclu-
so por los presidentes republicanos posteriores a la segunda guerra
mundial.
180 jorge hernández martínez

El prolongado periodo de ascenso y prosperidad que Estados


Unidos viviera después de la esa guerra halló su explicación en los
vigorosos fundamentos del proyecto rooseveltiano. Este se basaba en
un consistente esfuerzo por asegurar la hegemonía internacional del
país, convirtiéndolo en una potencia global y en el líder indiscutido
del sistema capitalista, en un creciente ensanchamiento del quehacer
económico del Estado, que a partir del New Deal encaminó a la so-
ciedad estadounidense hacia el llamado Estado de bienestar y en una
vigorización de la presidencia para garantizar una efectiva conduc-
ción política a la nación. Este modelo funcionó eficazmente mientras
sus supuestos se conservaron vigentes. La crisis capitalista registrada
a mediados del decenio de 1970 sería el marco de un proceso comple-
jo que actuaría como causa, consecuencia y factor de conciencia del
agotamiento de dicho modelo. Los problemas acumulados al calor de
dicha crisis se entrelazarían con otros factores derivados de las crisis
de legitimidad, credibilidad y confianza que significaron el escándalo
Watergate, la derrota en Vietnam y los reveses internacionales que
Estados Unidos enfrentó, todo lo cual cristaliza con el florecimiento
de la Revolución conservadora (Burnham, 1982).
Con ese fenómeno se inauguraba otro periodo de cambio en la
sociedad estadounidense, que revelaba, en este caso, el ocaso (para
muchos definitivo) del proyecto liberal que había servido de patrón
al quehacer estadounidense por cuatro décadas. La crisis del pro-
yecto nacional rooseveltiano no era solo producto de su incapacidad
para lidiar con los agudos problemas de la crisis económica, polí-
tica y moral de finales de los años setenta y el decenio de 1980 o
para adaptarse a las realidades de un mundo cambiante. En medida
importante, esto se debía a que las condiciones objetivas en que el
proyecto del New Deal había surgido, variaron. Organización pro-
ductiva, distribución regional, sistema urbano, papel de las minorías
étnicas y raciales, auge de los movimientos sociales y de sindicalis-
mo, eran todos factores originales del proyecto liberal que en 1980
no se hacían presentes del mismo modo que en 1930. A diferencia
de la coalición del New Deal (conformada por el Partido Demócra-
ta, el movimiento negro, los hispanos, las mujeres y el movimiento
sistema político, ciclos históricos 181

obrero), surgía otra distinta, compuesta por empresarios pequeños y


medianos, una clase media afluente, agricultores, grupos religiosos
fundamentalistas, que se orientaba hacia un nuevo modelo fundado
en la ideología conservadora, en expresiones de nativismo y popu-
lismo aunque se tratase de una coalición aún incompleta, contradic-
toria y difusa. No obstante, en breve plazo, y salvando las distancias
necesarias, ocurrió algo parecido a los tiempos de Roosevelt.
Como sucedió con la anterior, la nueva coalición configuró una
suerte de “bloque histórico”, portador no solo de fuerzas sociales que
terminaron por ser mayoritarias, sino también de un proyecto nacio-
nal definido. Con ello, se transformaron las bases del debate políti-
co, se definió un nuevo consenso en torno a temas generales, pero
trascendentes (menos gobierno, reconstrucción del poderío militar)
y se proyectó una visión renovadora de la nación. Aunque al princi-
pio parecía que se trataría de un movimiento efímero, la Revolución
conservadora dejó una cosecha cuya huella en la sociedad permanece
durante el gobierno de George H. Bush, se mantiene con perfiles me-
nores, en ocasiones latentes pero sin desaparecer, bajo la doble ad-
ministración de William Clinton (1993-2000) y reaparece con mayor
organicidad, fuerza y coherencia en la primera etapa de George W.
Bush (2000-2004), ya que hacia finales de la segunda (2005-2008) se
desestructura y agota.
La victoria demócrata en las elecciones presidenciales de 2008
en Estados Unidos replanteó con nuevo vigor la vieja polémica acer-
ca de la validez de las denominadas teorías cíclicas o de la rotación
social –que pretendían dar cuenta de los grandes virajes en la his-
toria mundial–, la cual adquiere una renovada vigencia a partir del
triunfo electoral de Barack Obama. De alguna manera resurgía el
contrapunteo entre opciones que codificaban con énfasis diferentes
la relación capitalismo/democracia. Entre un modelo que afirma un
Estado de bienestar que invade el ámbito de la economía, establece
regulaciones y un mercado social, y un paradigma que propugna la
contracción estatal junto a un mercado libre y desregulado.
La culminación de los dos periodos de gobierno de George W.
Bush no significó, como lo consideran diversos estudiosos, el fraca-
182 jorge hernández martínez

so, sino el agotamiento del proyecto nacional estructurado con Rea-


gan a inicios de la década de 1980, como alternativa ante la crisis del
modelo que se estableció desde el decenio de 1930 con Roosevelt.
Con propuestas coherentes que redefinían la manera en que el diseño
rooseveltiano encaró desde entonces la conocida relación identificada
con la antinomia Estado-sociedad, el proyecto de nación que nació
bajo las condiciones de las diversas crisis que confluyeron entre fi-
nales de los años de 1970 y comienzos de los 1980 se articulaba en
torno a la reducción del papel del Estado en la vida social y económi-
ca del país, al estímulo del libre mercado, la aplicación de economía
enfocada hacia la oferta y el monetarismo, la crítica a las prácticas
demócratas de orientación política liberal, la apelación a la fuerza
militar, al anticomunismo y el nacionalismo chauvinista. Ese pro-
yecto proponía el rescate de los valores ensamblados en el consenso
nacional tradicional conocido como credo estadounidense.
Con Obama, si bien pareció –desde el comienzo de su primer
periodo de gobierno, resultante de las elecciones de 2008, y durante
buena parte del segundo, al ser reelecto en los comicios presidencia-
les de 2012– que estaban creadas las condiciones objetivas necesa-
rias y que estaban dándose los elementos subjetivos que reconducirían
a una rearticulación del proyecto nacional que trascendería la coyun-
tura de su doble administración al reemplazar el viejo por uno nuevo,
ello no ocurrió.

Trump y las elecciones de 2016

A la luz del marco político y cultural que se ha expuesto es que debe


realizarse el análisis del triunfo de Donald Trump en las elecciones
realizadas en Estados Unidos el 8 de noviembre de 2016 y el de su
desempeño durante el primer año de gobierno; ambos expresan el
auge del movimiento conservador, el populismo, el nativismo, la
xenofobia y las corrientes de extrema derecha como reacciones de
desencanto, rechazo y ajuste de cuentas con la política de la doble
administración Obama. Esa espiral ideológica tiene su antesala a fi-
sistema político, ciclos históricos 183

nales de los setenta e inicios de los ochenta, al inaugurarse la “era de


Reagan”, al arremeterse contra el liberalismo tradicional y las prác-
ticas de gobiernos demócratas considerados débiles (Wilentz, 2008).
Lo que resulta novedoso a mediados del segundo decenio del siglo xxi
y que en buena medida explica la victoria de Trump es que se agrega el
disgusto de sectores de la clase media blanca, protestante –afectada desde
el punto de vista socioeconómico con Obama–, cuyos resentimientos
se enfocaron no solo contra el gobierno demócrata que terminaba su
mandato, sino de modo específico contra la figura presidencial en el
plano personal –un hombre de piel negra, de origen africano–, con
beligerantes expresiones de racismo y xenofobia que había anticipa-
do el Tea Party (De los Ríos, 2013) y que Trump retoma con fuer-
za, añadiendo intolerancia étnica, misoginia, machismo, homofobia
y sentimientos antiinmigrantes en un discurso patriotero que decía
defender a los “olvidados”.
La retórica “trumpista” promete restaurar el espíritu de la na-
ción al fortalecer el papel mundial de Estados Unidos mediante las
consignas America first y Make great America again, con las cuales
se ha definido su identidad ideológica durante el primer año de go-
bierno, reavivando los mitos del destino manifiesto y el excepciona-
lismo estadounidense (Lipset, 2000).
Las posiciones del actual presidente apelan a una conjuga-
ción de miedo y rechazo a todo lo que supuestamente amenaza la
supremacía blanca en esa sociedad, incluidos los latinoamericanos
indocumentados, a los que promete una deportación masiva, y los
árabes, declarando una especie de cruzada contra el mundo musul-
mán. Trump ha dejado claro quiénes son las personas de segunda
categoría o non gratas en esa sociedad con base en su pertenencia
étnica, condición racial, idioma, procedencia geográfica, afiliación
religiosa, ideología política e identidad cultural. Sobre todo, por el
hecho de que rivalizan con quienes son considerados los auténticos
estadounidenses (blancos, anglosajones, trabajadores, disciplinados,
individualistas, protestantes) en áreas como el empleo, a los que les
están robando el país y su cultura. La prometida expulsión de más
de 12 millones de inmigrantes, por ejemplo, atrajo el voto de una
184 jorge hernández martínez

población temerosa del diferente, del otro, al que se criminaliza por


su origen étnico, nacional y racial. La victoria de Trump, que movili-
zó el voto nacionalista, de clase media y obrero blanco, refuerza a los
grupos sociales y clasistas que “alertan” del presunto, manipulado,
declive de la raza blanca en el país y combaten la inmigración. Así,
el Ku Klux Klan, los grupos neonazis y otras voces destacadas de la
derecha más radical, como la Asociación Nacional del Rifle y la So-
ciedad John Birch, han celebrado el éxito del republicano y se sienten
reconocidos en su agenda (Hernández, 2017b).
La sociedad estadounidense, como marco dentro del cual su-
cede todo eso, bajo la influencia de la llamada era de Reagan vive
un auge de la orientación ideológica conservadora y el “trumpismo”
–como se está denominando la línea de pensamiento y acción que
promueve el actual presidente– es una expresión de ello, el cual reci-
be legítimamente, tanto las etiquetas de conservadurismo, como las
de extremismo derechista y populismo. Estados Unidos se encuentra
inmerso en un proceso de transición en el que se mezclan elementos
objetivos y subjetivos, económicos, políticos e ideológicos, que se
expresan en niveles, tanto interno como internacional. El proyec-
to de nación en torno al cual se ha troquelado el sistema desde los años
de 1980 está exhausto. La importancia de comprender ese proceso la
dejó indicada Luis Maira al percatarse de la gravedad y significación
del asunto:

Uno de los problemas más serios que puede afrontar un sistema polí-
tico es el del agotamiento del proyecto nacional que le sirve de fun-
damento sin que exista oportunamente uno alternativo para reempla-
zarlo. Cuando esta posibilidad ocurre, tanto el Estado y sus aparatos
como la sociedad en que aquellos se insertan comienza a funcionar a
la deriva, en un cuadro dominado por la simple administración de la
crisis; semejante situación produce, como primer efecto, un completo
desajuste entre las tendencias de corto y largo plazo del proceso polí-
tico (Maira, 1983).

Esa es la situación que define hoy a la sociedad estadouniden-


se y que se ha venido expresando desde comienzos del siglo. Hasta
sistema político, ciclos históricos 185

entonces, estuvo vigente el proyecto que nació con Reagan, en el


decenio de 1980, como sucesor del que había estructurado la nación
desde los años de 1930, establecido por Franklin D. Roosevelt. Los
gobiernos de doble periodo, de George W. Bush y de Barack Obama,
fueron incapaces de formular un nuevo proyecto nacional. Sobre esas
bases, la hipótesis que sostiene estas notas es que la administración
de Donald Trump se establece en un contexto de desajustes, signado
por una larga e inconclusa transición en la esfera cultural, sociopolí-
tica e ideológica, que puede significar el comienzo de un nuevo ciclo
histórico (Chomsky, 2016 y Hernández, 2017a).
¿Cómo se expresa? En la involución democrática de la socie-
dad estadounidense, el fin del mito de Estados Unidos como paradig-
ma del liberalismo, la crisis de los partidos y de los políticos tradi-
cionales, la revitalización del populismo, el nativismo, la xenofobia,
el conservadurismo tradicional y la derecha radical. La silueta de las
tendencias que ello conlleva, se proyecta más allá de la coyuntura de
las elecciones presidenciales de 2016, hacia 2020.
La transición que se despliega en Estados Unidos comprende
una prolongada crisis y hondas transformaciones en la estructura de
su sociedad y economía, llevando consigo importantes mutaciones
tecnológicas, socioclasistas, demográficas, con implicaciones tam-
bién sensibles para las infraestructuras industriales y urbanas, los
programas y servicios sociales gubernamentales, la educación, la sa-
lud, la composición étnica y el papel de la nación en el mundo. Se
trata de cambios graduales y acumulados que durante cerca de 40
años han venido modificando la fisonomía integral de la sociedad
estadounidense. Sin embargo, a pesar de que en buena medida ha de-
jado de ser monocromática –el país del white-anglosaxon-protestant
(wasp)– y se puede calificar de multicultural, multirracial y multiét-
nica, ello no significa que se haya diluido o, mucho menos, perdido
esa naturaleza wasp, cuya representación esencial es la de la clase
media. Sin ignorar la heterogénea estructura clasista estadounidense
–en la cual coexisten la gravitación de la gran burguesía monopo-
lista, de la oligarquía financiera, la clase obrera, los trabajadores de
servicios, un amplio sector asociado con el desempleo, el subempleo
186 jorge hernández martínez

y la marginalidad–, es esa la imagen que presentan buena parte de los


textos de historia, la literatura, el cine y los medios de comunicación.
El desarrollo del proceso electoral de 2016 en Estados Unidos
y sus resultados pusieron de manifiesto con perfiles más acentuados
la crisis que vive el país desde la década de 1980 y que se ha hecho
visible de modo sostenido, con ciertas pausas, más allá de las coyun-
turas electorales (Fukuyama, 2016). La pugna política entre demó-
cratas y republicanos, así como las divisiones ideológicas internas
dentro de ambos partidos, junto a la búsqueda de un nuevo rumbo
o proyecto de nación, definieron la campaña presidencial, profundi-
zando la transición inconclusa en los patrones tradicionales que hasta
la Revolución conservadora caracterizaban el imaginario, la cultura
y el mainstream político-ideológico de la sociedad estadounidense
(Wilentz, 2008).
Los procesos electorales que tienen lugar en ese país al finalizar
el siglo xx y los que acontecen durante la década y media transcurri-
da en el xxi (las de 2004, 2008, 2012 y 2016), como en parte ya se ha
aludido, han reflejado una penetrante crisis que trasciende el ámbito
económico y se expresa en el sistema político y la cultura.
En el marco de la citada Revolución conservadora se resque-
brajó la imagen mundial que ofrecía Estados Unidos como sociedad
en la que el liberalismo se expresaba de manera ejemplar, emblemá-
tica, al ganar creciente presencia el movimiento conservador que se
articuló como reacción ante las diversas crisis que se manifestaron
desde mediados de la década precedente y que respaldó la campaña
presidencial de Ronald Reagan como candidato republicano victo-
rioso. Con ello, como ya se señaló, se evidenciaba el agotamiento
del proyecto nacional que en la sociedad estadounidense se había
establecido desde los tiempos del New Deal y concluía el predominio
del liberalismo (Márquez, 2000).
Así, el conservadurismo aparecería como una opción que, para
no pocos autores, constituía una especie de sorpresa, al considerarlo
una ruptura del mainstream cultural, signado por el pensamiento y la
tradición política liberal. En la medida en que el país era concebido
en términos de los mitos fundacionales que acompañaron la forma-
sistema político, ciclos históricos 187

ción de la nación, y percibido como la cuna y el modelo del liberalis-


mo, en el que se registrara su quiebra, era un hecho sin precedentes
en la historia estadounidense. Así, la acumulación de frustraciones
que desde los años de 1960 estremecieron al país, con la conjugación
del auge del movimiento por los derechos civiles, el nacionalismo
negro, la contracultura, el fenómeno hippie, las drogas, la canción
de protesta y el sentimiento antibelicista, junto al cuestionamiento de
la eficiencia de los gobiernos demócratas y de las políticas liberales
para proteger la fortaleza económica, política y moral del imperio,
conduce a finales de la década de los setenta a la búsqueda de alter-
nativas que pudiesen superar las sensaciones de desencanto o decep-
ción asociadas con las debilidades atribuidas a la administración Car-
ter y devolverle la habitual autoestima nacional a la opinión pública,
la sociedad civil y los círculos gubernamentales.
Las expectativas que se crearon desde los comicios de 2008
y de 2012, cuando Obama se proyectaba como candidato demócra-
ta esgrimiendo primero la consigna del cambio (change) y luego la
de seguir adelante (go forward) y formulando las promesas que en
su mayoría no cumplió, son expresión de lo anterior, a partir de la
frustración que provocara la falta de correspondencia entre su retó-
rica y su real desempeño en su doble periodo de gobierno junto con
otros acontecimientos traumáticos que conllevaron afectaciones en
la credibilidad y la confianza popular, como las impresionantes fil-
traciones de más de 250 000 documentos del Departamento de Estado
mediante Wikileaks. Ese contrapunto reflejaba tanto las esperanzas
como las desilusiones de una sociedad que, desde el punto de vista
objetivo, se ha venido alejando cada vez más del legado de la Inde-
pendencia y el ideario de los Padres Fundadores, en la medida en que
valores como la democracia, la libertad, el anhelo de paz y la igual-
dad de oportunidades se desdibujan de manera casi constante y cre-
ciente, pero que en el orden subjetivo es moldeable, influenciable por
las coyunturas políticas, como las electorales, y sus manipulaciones.
De hecho, si bien las proyecciones político-ideológicas de Oba-
ma desde sus campañas presidenciales en 2008 y 2012 sugerían
un retorno liberal, en la práctica su desempeño nunca cristalizó en
188 jorge hernández martínez

un renacimiento del proyecto liberal tradicional, el cual también pa-


rece estar agotado o haber perdido funcionalidad cultural (McQueen,
2016 y Fukuyama, 2016). Con Obama se abrieron espacios de un
conservadurismo pragmático, en las que se ponían de manifiesto en-
foques neoconservadores junto a otros de la derecha moderada tra-
dicional.
La sociedad estadounidense está atrapada en una crisis recu-
rrente cuyas contradicciones en términos ideológicos y políticos co-
locan el sistema ante dilemas que los partidos, con sus rivalidades,
no están en capacidad de enfrentar y que no llegan a cristalizar en un
nuevo consenso nacional.

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9. LAS DISYUNTIVAS DE NUESTRA AMÉRICA
ANTE LA NUEVA OFENSIVA DE ESTADOS UNIDOS

Leandro Morgenfeld*

En el contexto de un mundo incierto e impredecible, con una fuerte


disputa hegemónica entre Estados Unidos y China1, una Unión Eu-
ropea estancada y con riesgo de disolución, un creciente malestar y
rechazo a la “globalización neoliberal” y el ascenso de movimientos
y líderes neofascistas, Nuestra América2 es disputada por los centros
imperiales, cuyo apetito se dirige especialmente a los bienes comu-
nes de la tierra que abundan en la región.3 Los gobiernos de Mauricio
Macri, Enrique Peña Nieto, Michel Temer y Pedro Pablo Kuczynski,
emblemas de las derechas aggiornadas, pretenden clausurar el lla-
mado “ciclo progresista”, derrotar al eje bolivariano y restaurar las

* Profesor de la Universidad de Buenos Aires. Investigador adjunto del Con-


sejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Co-coordinador del Grupo
Clacso “Estudios sobre EEUU”, www.vecinosenconflicto.com.
1
Recientemente, Perry Anderson publicó una obra sobre esta problemática
crucial, historiando el concepto de hegemonía, tan profusamente aplicado en el cam-
po de las relaciones internacionales: Perry Anderson (2017), The H-Word: The Peri-
peteia of Hegemony, Londres, Verso. Véanse también Luiz Alberto Moniz Bandeira
(2016), A desordem mundial. O espectro da total dominação, Río de Janeiro, Civi-
lização Brasileira, y Jaime Preciado y Marco Gandásegui hijo (comps.) (2017), He-
gemonía y democracia en disputa. Trump y la geopolítica del neoconservadurismo,
México, alas-Clacso-Universidad de Guadalajara, con foco en cómo esa disputa
hegemónica global se manifiesta en América Latina en la era Trump.
2
Tanto la expresión Nuestra América como América Latina refieren indistinta-
mente en este texto al conjunto de los países de América Latina y el Caribe, es decir,
los 33 países del continente que no son ni Estados Unidos ni Canadá.
3
Véanse Atilio Borón (2014), América Latina en la geopolítica del imperia-
lismo, México, Universidad Nacional Autónoma de México y Mónica Bruckmann
(2015), Recursos naturales y la geopolítica de la integración sudamericana, Buenos
Aires, Ediciones Luxemburg/Imago Mundi.

[191]
192 leandro morgenfeld

políticas que emanaron del Consenso de Washington4 en la posgue-


rra fría. Esos gobiernos neoliberales aspiran a clausurar cualquier
alternativa popular en pos de profundizar los esquemas extractivistas
y revertir la inédita cooperación y coordinación política latinoame-
ricanas que caracterizó el inicio del siglo xxi, tras el “No al alca”
en la Cuarta Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata en
noviembre de 2005.5 Abandonaron en sus discursos toda referencia
latinoamericanista y apuestan a debilitar a organismos nuevos, con la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Es-
tados Latinoamericanos y Caribeños (celac), para volver a posicio-
nar a la Organización de los Estados Americanos (oea), cuya sede,
no casualmente, se encuentra en Washington, a pocos metros de la
Casa Blanca. Desde que Barack Obama inició su segundo mandato,
en 2013, ensayó una nueva ofensiva imperial, que coincidió con la
muerte de Hugo Chávez –el gran líder de la integración alternativa, a
partir de la iniciativa que lanzó junto a Cuba en 2004, la Alianza Bo-
livariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio
de los Pueblos (Alba-tcp)– y la reversión del ciclo de alta demanda
y precio de las materias primas. Esa ofensiva, basada en el smart
power, parecía tener en Hillary Clinton su continuadora “natural”.6

4
El Consenso de Washington correspondía a las políticas impulsadas por el
Departamento de Estado norteamericano, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional, el G-7 y los presidentes de los principales bancos, y establecía que
solo se otorgarían préstamos a los países periféricos a cambio de: reformas al Estado
(que lo minimizaran), privatización de empresas de servicios públicos, enajenación
de las reservas energéticas, facilidades a las inversiones extranjeras, liberalización
del sistema financiero, mayor recaudación impositiva y eliminación del déficit, entre
otros. Así, de allí en más se utilizaría el endeudamiento para disciplinar abiertamente
a los países no centrales.
5
Julián Kan (comp.) (2016), El No al ALCA diez años después. La cumbre de
Mar del Plata y la integración latinoamericana reciente, Buenos Aires, Editorial
de la Facultad de Filosofía y Letras; Juan Manuel Karg y Agustín Lewit (comps.)
(2015), Del No al alca a la Unasur. Diez después de Mar del Plata, Buenos Aires,
Ediciones del ccc.
6
El llamado “poder inteligente” fue definido por Joseph Nye como la com-
binatoria de poder duro y poder blando para vencer y usado recurrentemente por
Hillary Clinton cuando fue secretaria de Estado (2009-2013) de Obama. Sobre el
disyuntivas de nuestra américa 193

Sin embargo, el triunfo de Donald Trump en las elecciones


del 8 de noviembre de 2016 modificó sustancialmente el panora-
ma geopolítico, generando una conmoción mundial mucho mayor a
la que siguió al Brexit, la decisión del Reino Unido de abandonar
la Unión Europea. Ambas votaciones expresan el creciente rechazo
que está generando la globalización neoliberal impulsada desde los
centros financieros y el resquebrajamiento del consenso político que
se imponía desde las elites de Europa y Estados Unidos. En el cru-
cial año 2016, se consumó el final de ese oxímoron que la filósofa y
politóloga estadounidense Nancy Fraser denominó el “neoliberalis-
mo progresista”.7 Mientras líderes xenófobos, de extrema derecha o
neofascistas canalizan a su favor el creciente hartazgo social, aumen-
ta la incertidumbre global.8 Se resquebrajó el consenso global, a tal
punto que en las reuniones del G20, previas a la cumbre presidencial
de Hamburgo, Estados Unidos bloqueó las declaraciones prolibre
comercio y China pretendió erigirse en la nueva líder de la globa-
lización. En la cumbre de Alemania, Trump quedó en solitario tras
haber anunciado la salida de Estados Unidos del Acuerdo Climático
de París. Angela Merkel, la anfitriona, debió admitirlo: “Cuando no
hay consenso, hay que reflejar el disenso, no ocultarlo.”9
La elección en Estados Unidos de un presidente abiertamente
xenófobo, antiobrero, misógino, negacionista del cambio climático,
plutocrático, unilateralista y militarista supone un gran peligro no

origen del término, véase Foreign Affairs, 19 de enero de 2009.


7
Nancy Fraser (2017), “The End of Progressive Neoliberalism”, en Dissent
Magazine, 2 de enero <https://www.dissentmagazine.org/online_articles/progressi-
ve-neoliberalism-reactionary-populism-nancy-fraser>.
8
Hay un amplio debate en torno a cómo caracterizar a los nuevos líderes de
extrema derecha que emergieron en Hungría, Polonia, Austria, Francia, Gran Bre-
taña, Holanda y Estados Unidos, entre otros países. En una reciente publicación se
recogen las diversas opiniones de analistas internacionales como Noam Chomsky,
Chantal Mouffe, Ignacio Ramonet, Wolfgang Streeck, Serge Halimi, Judith Butler,
Alain Badiou, Étienne Balibar e Immanuel Wallerstein, entre otros: Pedro Brieger
(comp.) (2017), Neofascismo. De Trump a la extrema derecha europea, Buenos Ai-
res, Capital Intelectual.
9
El País, España, 9 de julio de 2017.
194 leandro morgenfeld

solo para la mayoría de la población de ese país, sino también para


toda Nuestra América. Agredió a México, Cuba y Venezuela, y pro-
mueve una diplomacia militar que reniega de las instancias multila-
terales, lo cual genera niveles de rechazo históricos. Una encuesta
internacional del Pew Researh Center, publicada el 26 de junio de
2017, muestra que la imagen del gobierno de Estados Unidos se hun-
dió 15 puntos desde que Trump asumió la presidencia.10 Con excep-
ción de Israel y Rusia, en los otros 35 países encuestados cayó la
confianza en Washington y lo hizo especialmente en América Latina.
Este contexto –no se cerró la crisis económica internacional que se
inició hace una década en Estados Unidos, crece la incertidumbre
global, ganan poder líderes y movimientos de ultraderecha, se im-
pugna el discurso neoliberal en los países centrales, se ralentiza el
comercio global y se agudizan las disputas hegemónicas–, obliga a
realizar un balance de lo ocurrido en los últimos años y a plantear
cuáles son los principales desafíos para la región y las alternativas
para vincularse con un mundo cuyo reordenamiento es incierto y con
el nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien posee algunas caracterís-
ticas peculiares que lo distinguen de sus antecesores.
La llegada al poder del magnate neoyorquino, con el rechazo
que suscita, supone una oportunidad para enfrentar los nuevos pe-
ligros y desafíos recuperando el espíritu de Mar del Plata, es decir,
la experiencia de una exitosa coordinación y cooperación política
regionales, en función de retomar una integración latinoamericana
que impugne no solamente la ofensiva neoliberal restauradora, sino que
adquiera una perspectiva antiimperialista con proyección anticapita-
lista y socialista. Entre el 10 y el 13 de diciembre de 2017, se llevó

10
“La encuesta del Pew, que ha entrevistado a más de 40.000 personas, revela
que una media del 22% de los encuestados confía en que Trump hará lo correcto en
materia de asuntos internacionales. Obama se despidió de su mandato con una media
del 64% de confianza. En algunos países europeos la caída en este ámbito es estrepi-
tosa: en Alemania cayó del 86 al 11%, en Francia del 84 al 14%, en Reino Unido del
79 al 22% y en España del 75 al 7%. Esta valoración es muy similar a la que obtuvo
el expresidente estadounidense, George W. Bush, al final de su gestión en 2008”. El
País, España, 27 de junio de 2017.
disyuntivas de nuestra américa 195

a cabo en Buenos Aires la XI Conferencia Ministerial de la Orga-


nización Mundial del Comercio (omc), que intentó infructuosamen-
te relanzar la ofensiva prolibre comercio en el ámbito multilateral
y regional.11 En marzo de 2018, se realizará la VIII Cumbre de las
Américas, en Lima, lo que supondrá la primera visita del presidente
Trump a la región. Poco después, en el segundo semestre de ese año,
Argentina será sede de la primera Cumbre Presidencial del G20 que
se efectuará en la región.12 En estos dos cónclaves se empezará a de-
finir el rumbo de la globalización neoliberal y también las relaciones
interamericanas.
Si bien nuestro análisis es provisorio y tiene un carácter ex-
ploratorio, en tanto Trump es presidente hace apenas un año, ya es
posible vislumbrar ciertas tendencias para caracterizar su gobierno,
su política hacia el resto del continente y las alternativas que se pre-
sentan para Nuestra América.
Trump es más débil que lo que muchos vaticinaron. Ganó am-
pliamente en el colegio electoral, tiene mayoría en ambas cámaras,
nombró al noveno juez de la Corte Suprema –el conservador Neil
Gorsuch, que ocupa la vacante generada tras la muerte de Antonin
Scalia–, los republicanos tienen la mayoría de las gobernaciones, el
magnate sigue siendo apoyado por su base electoral y su liderazgo
trasvasa las estructuras políticas tradicionales.
Sin embargo, el 8 de noviembre de 2016 obtuvo 2.8 millones de
votos menos –nunca otro presidente ganó en el colegio electoral con
tanta diferencia en contra en la votación popular–,13 enfrentó amplí-

11
Leandro Morgenfeld (2017), “Fracasa la omc y emergen las alternativas” en
Semanario Brecha, número 1674, Montevideo.
12
El gobierno argentino pretenderá allí ser, junto a los de Brasil y México, el
abanderado del libre comercio y de las políticas de apertura favorables a la atracción
de inversiones extranjeras. Recientemente, el embajador argentino en Chile, José
Octavio Bordón, declaró que piensan invitar a los países del Mercosur y la Alianza
del Pacífico para relanzar el proyecto de un acuerdo de libre comercio que, como
analizaremos más adelante, sería una suerte de reedición del Área de Libre Comer-
cio de las Américas (alca), pero sin Estados Unidos ni los países del Alba. Notimex,
México, 13 de julio de 2017.
13
Como las elecciones no son obligatorias en Estados Unidos y hubo una abs-
196 leandro morgenfeld

simas protestas desde que asumió el cargo, el decreto para prohibir la


entrada de ciudadanos de algunos países con mayoría musulmana (lo
cual ocasionó masivas protestas en los aeropuertos) se paralizó dos
veces en la justicia, el reemplazo del ObamaCare por el TrumpCare
–una de sus grandes promesas de campaña– fracasó inicialmente en
el Congreso y el affaire Rusia no cede: debió renunciar el jefe de la
Agencia Nacional de Seguridad (nsa), Michael Flynn; se le pusieron
limitaciones al fiscal general Jeff Sessions en la investigación de la
“trama rusa”; su exjefe de campaña Paul Manafort y su hijo mayor
están hoy en la mira por sus vínculos con Moscú; James Comey, el
jefe del fbi, quien había desestimado su acusación de que Obama lo
espió y confirmó los avances en las investigaciones por la supuesta
intromisión rusa en la campaña, fue finalmente despedido, desatando
un nuevo escándalo –debió comparecer en junio ante el Senado–; y
hasta su influyente yerno, Jared Kushner, está siendo investigado por
haberse reunido en diciembre con el embajador ruso y unos meses
antes con una abogada rusa que les habría ofrecido información com-
prometedora sobre Hillary Clinton. Los encontronazos con líderes
europeos en la primera gira internacional de Trump y el anuncio de la
salida de Estados Unidos del Acuerdo de París provocaron aún más
resistencias internas y externas. La decisión de diciembre de recono-
cer a Jerusalén como la capital de Israel –y trasladar allí la embajada
estadounidense– produjo un nuevo escándalo internacional. El 21 de
diciembre, en la Asamblea de la onu, 128 países rechazaron esta de-
cisión, pese a las amenazas de retiro de ayuda de la Casa Blanca.
Tras un inicio en el que sobreactuó su impetuoso estilo para
mostrarse como todopoderoso, Trump debió atravesar sucesivas tur-
bulencias. Ya no solo hay una resistencia política sino que la batalla
se trasladó al campo judicial, a la vez que se agudizó su pelea con
los grandes medios de comunicación,14 en el Congreso empezaron a

tención amplia, no es menor señalar que Trump apenas cosechó la cuarta parte de los
votos de los ciudadanos habilitados para votar, lo cual permite debatir la legitimidad
del sistema electoral estadounidense y de la elección de Trump en particular.
14
Sobre el papel de las grandes empresas periodísticas, su cinismo y su su-
disyuntivas de nuestra américa 197

aparecer grietas dentro del establishment republicano y militar que


lo apoya, y ya hay iniciativas para iniciar un juicio político, tanto por
los vínculos con el gobierno ruso, como por los negocios de su em-
porio, incompatibles con la presidencia. Los rasgos revulsivos de su
personalidad y su carácter iconoclasta generan, además, permanentes
escándalos y enfrentamientos con periodistas, artistas y figuras polí-
ticas, incluso de su mismo partido. Trump llegó a sus primeros 100
días en la presidencia con apenas 41% de aprobación e índices histó-
ricos de rechazo, los más altos desde que se hacen esas mediciones,
en los años cincuenta del siglo pasado.15 A mediados de julio, a casi
seis meses de haber asumido, el Washington Post y el ABC publica-
ron una encuesta en la que se observa que su aprobación sigue des-
cendiendo, situándose ahora apenas en 36% –frente a 48% de fuerte
desaprobación –, la más baja en 70 años.16
En síntesis, esta situación vuelve relevante algo que muchos
se plantearon aun antes de que asumiera: ¿podrá Trump completar
su mandato? ¿Impulsará el establishment su desplazamiento en fa-
vor del vicepresidente Mike Pence? Esta caracterización introduc-
toria es necesaria para contextualizar el tema central de este ensayo:
las alternativas para las fuerzas políticas y de izquierda en América
Latina frente a Trump. Su triunfo en noviembre de 2016 es, en par-
te, expresión de la crisis de la hegemonía estadounidense y del cre-
ciente rechazo a la globalización neoliberal. Los simultáneos frentes
de conflicto que abrió en sus primeros meses en la Casa Blanca no
hicieron sino ahondar la polarización que caracterizó toda la cam-
paña. No hay que descartar, entonces, la posibilidad de que avance
un impeachment, para lo cual se requeriría el apoyo de un sector del
Partido Republicano. Trump, mientras tanto, se recuesta en su base
ultraconservadora –el 24 de febrero fue aclamado en la Conferencia

perficial crítica al trumpismo, véase Silvina Romano (2017), “Efecto Anti-Trump:


el triunfo de la ideología hegemónica”, en Jaime Preciado y Marco Gandásegui hijo
(comps.), Hegemonía y democracia en disputa, op. cit.
15
New York Times, Nueva York, 26 de abril de 2017.
16
The Washington Post, Washington DC, 16 de julio de 2017.
198 leandro morgenfeld

de la Acción Política Conservadora, junto al entonces todavía influ-


yente Steve Bannon– y en Wall Street, no solo porque colocó a un ex
Goldman Sachs como secretario del Tesoro, sino por las desregula-
ciones, las rebajas de impuestos a los ricos (de 35 a 15%) y la reac-
tivación del proyecto de construcción de los oleoductos de Keystone
XL y Dakota Access, tras meses de lucha de pueblos originarios y
ambientalistas que se oponían.17
En el plano de la política exterior también hubo novedades y
múltiples escándalos por el (des)trato a distintos mandatarios, inclu-
so aliados, como el de Australia. Contra lo que muchos auguraban
–luego de ciertos coqueteos discursivos con algunos postulados ais-
lacionistas–, Trump ya mostró que no va a ser aislacionista: nombró a
prominentes generales en su gabinete y aumentó 9% el presupuesto
militar (incrementándolo en 54 000 millones de dólares18); reivindicó
a las fuerzas armadas cada vez que pudo; atacó a China vía twitter;
bombardeó Yemen el 29 de enero; impulsó el expansionismo de los
asentamientos ilegales en territorio palestino; recibió con honores al
ultraderechista Netanyahu, quien pone en duda la solución de los dos
Estados; amenazó a Irán; arrojó la mother of all bombs en Afganis-
tán; envió un portaaviones a Corea del Norte; y agredió a Venezuela
incluyendo al vicepresidente de Maduro en la lista de promotores del
narcotráfico y recibiendo en la Casa Blanca a la esposa de Leopoldo
López aun antes que a cualquier mandatario regional.19 Más que re-
ducir el intervencionismo a escala global, Trump pretende reimponer

17
Para un análisis crítico de su gabinete de millonarios, militares y ultracon-
servadores, véase Jake Johnson (2017), “The Militarization of U.S. Policy on Latin
America Is Deepening Under Trump”, en Foreing Policy In Focus, 15 de junio,
<http://fpif.org/the-militarization-of-u-s-policy-on-latin-america-is-deepening-un-
der-trump/>.
18
BBC, Londres, 27 de febrero de 2017. La Cámara de Representantes aprobó
finalmente un presupuesto militar récord de 696 500 millones de dólares, 28 000 millones
más que el que había solicitado la administración Trump, que ya era 54 000 millo-
nes superior al del año anterior. (RT, Moscú, 16 de julio de 2017.)
19
Sobre la actual política exterior de Trump y las posibilidades de una deriva
militar de las actuales tensiones en curso, véase Pablo Pozzi (2017), “¿Se viene la
guerra?”, en Huellas de Estados Unidos, Buenos Aires, núm. 12, abril, pp. 2-5.
disyuntivas de nuestra américa 199

el unilateralismo, en detrimento del multilateralismo y de una con-


ducción imperial más colegiada.20 Como sus antecesores, sigue pre-
gonando el excepcionalismo y la idea de que los estadounidenses son
un pueblo elegido, diferentes al resto. Una muestra cabal de ello se
produjo cuando anunció, cumpliendo una promesa de campaña, que
Estados Unidos no sería más parte del acuerdo climático de París que
había fijado metas para la reducción de las emisiones de dióxido de
carbono, siendo ese país, junto con China, los más contaminantes.21
Alentó inicialmente la distención con Rusia, para enfrentar a
China, intentando, en sentido inverso, lo que promovió Henry Kis-
singer en los años setenta para profundizar la grieta entre Moscú y
Pekín. Menospreció a la Unión Europea y calificó a la otan como
una alianza obsoleta, aunque luego el vicepresidente Pence, en gira
europea, matizó estas consideraciones. Cuando participó en la cum-
bre de mandatarios de la otan, exigió a los demás países que au-
mentaran el presupuesto militar, lo que generó rispideces con sus
socios europeos. Su lema, America First, significaría que no está más
dispuesto a pagar los costos de ser el gendarme planetario. Si Euro-
pa y Japón quieren la protección militar estadounidense, argumenta
Trump, que paguen por ello –en concreto, les exige que aumenten
significativamente sus presupuestos militares. Esto podría implicar
una renegociación del vínculo con sus aliados, que ya se empezó a
manifestar en la cumbre de la otan de mayo.22
En el presente artículo analizamos cuál es la política de Trump
hacia la región, qué rupturas y continuidades hay en relación con
las anteriores administraciones y cuáles son las alternativas para los
países latinoamericanos de cara a las batallas del 2018: la Cumbre
de las Américas en Lima y la reunión de mandatarios del G20 en
Argentina.

20
Para una crítica a su “estrategia de seguridad nacional”, véase Andrew J.
Bacevich, “Trump’s security strategy prepares for a ‘long war’ without end”, en The
Boston Globe, Boston, 21 de diciembre de 2017.
21
New York Times, Nueva York, 1 de junio de 2017.
22
Le Monde, París, 26 de mayo de 2017.
200 leandro morgenfeld

Nuestro análisis se enmarca en uno de los debates más impor-


tantes de los últimos años, el referido a los cambios geopolíticos
que se están produciendo en el presente siglo: ¿hay una mutación
en ciernes hacia un sistema multipolar, la decadencia del imperio
americano es tan amplia como se estima, el siglo xxi es el de la he-
gemonía china, puede haber otra guerra mundial o Estados Unidos y
China están condenados a acordar una conducción colegiada,23 qué
carácter tienen los conflictos armados de los últimos años y cómo se
van a procesar las tendencias y confrontaciones entre las principales
potencias?

México, Venezuela y Cuba: tres países en la mira de Trump

Para analizar la política de Trump hacia América Latina tenemos que


observar, en especial, tres países que son blanco de sus ataques: Mé-
xico, Venezuela y Cuba. Trump utiliza a los hispanos como chivo
expiatorio y los humilla para acumular políticamente en el frente in-
terno. México es el gran perjudicado desde el punto de vista econó-
mico, político e ideológico. La nueva administración también intenta
revertir la distensión con Cuba iniciada hace dos años por Obama.24
En las últimas semanas, la presión fue contra el gobierno venezolano:

Cada una de estas intervenciones prepotentes y casi siempre humi-


llantes, muestran un panorama altamente crítico para la Revolución
Bolivariana. Estados Unidos alimenta a la oposición más violenta y,

23
El reconocido analista Immanuel Wallerstein tiende a descartar un potencial
enfrentamiento hostil entre ambas potencias: “En cualquier caso, la danza oculta entre
China y Estados Unidos –la no declarada búsqueda de una sociedad– permanecerá
siendo la actividad geopolítica en el sistema-mundo de las décadas venideras. To-
dos los ojos deberían estar puestos en esto. De un modo o de otro, China y Estados
Unidos terminarán siendo socios”. Immanuel Wallerstein, “China y Estados Unidos:
¿socios?”, en La Jornada, México, 28 de enero de 2017.
24
Néstor García Iturbe (2017), “Cuba-EE.UU. después de enero de 2017”, en
Revista de Estudios Estratégicos, La Habana, núm. 4, primer semestre.
disyuntivas de nuestra américa 201

como en Siria, la califica de “moderada”. Mira a un costado cuan-


do jóvenes de ultraderecha arremeten contra todo lo que tienen a su
alcance en las llamadas “guarimbas” pero pone el grito en el cielo
cuando el gobierno venezolano toma medidas necesarias y lógicas
contra esos abusos. Finalmente, visto el accionar de Trump frente a
Siria, bombardeando territorio soberano sirio, poco se puede esperar
de lo que este dinosaurio fascista pueda efectivizar en Latinoamérica
de bueno. Por lo pronto, Cuba y Venezuela están en su diana, y solo
falta saber cuándo se decidirá a apretar el gatillo.25

México, como consecuencia de haber firmado el tlcan/nafta


hace casi un cuarto de siglo, es económicamente más dependiente
que nunca de Estados Unidos. Se ve afectado por razones comercia-
les, por la presión de Trump para repatriar inversiones estadouniden-
ses en las maquilas mexicanas, por el endurecimiento de los contro-
les fronterizos y por la amenazas de cobrar impuestos a las remesas
que millones de mexicanos envían de forma periódica a sus familias.
Además, de acelerarse las deportaciones esta afluencia poblacional
generaría una presión extra para el mercado laboral, aumentando po-
tencialmente la tasa de desocupación. Producto de esas agresiones y
en medio de una profunda crisis interna, México se debate sobre su
futuro.26
Cuando hace más de una década argumentábamos por qué ha-
bía que rechazar el alca, poníamos como ejemplo lo perjudicial que
estaba siendo el tlcan para la economía mexicana. A partir de la

25
Carlos Aznarez, “Trump y Latinoamérica: Con Cuba y Venezuela en la
mira”, en Claudio Katz et al. (2017), Trump y su impacto en la región. Reflexiones
sobre la situación económica mundial y sus perspectivas, Buenos Aires, Fundación
Rosa Luxemburgo-edi, pp. 23-24.
26
Recientemente, José Gandarilla, Cecilia Nahón y Leandro Morgenfeld dis-
cutieron sobre esta problemática en la sede de Clacso, en un panel titulado “México,
entre Estados Unidos y Nuestra América en la era Trump” (Buenos Aires, 4 de abril
de 2017) y realizaron un diagnóstico muy crítico de las consecuencias económicas
y sociales del nafta para la población de ese país. Gandarilla expuso allí la crisis
del sistema político desatada a partir de la humillante posición de Peña Nieto hacia
Trump. Véase también Jaime Estay, “Los mega acuerdos y sus amenazas para Amé-
rica Latina”, en América Latina en Movimiento, núm. 40, 2016.
202 leandro morgenfeld

firma de ese acuerdo, México disminuyó las tarifas arancelarias con


Estados Unidos y Canadá (también lo hizo con otras naciones con las
que también estableció acuerdos comerciales), en detrimento del res-
to de los países, que debían enfrentarse a las tarifas de la nación más
favorecida.27 Como señalaba ya en ese entonces el economista mexi-
cano Arturo Huerta González:

Las políticas de apertura comercial y financiera, así como el nafta,


al igual que el alca y el ami se inscriben en la misma estrategia im-
pulsada por eua para ampliar su esfera de influencia a nivel mundial
y en especial hacia América Latina. El alca es un avance del proceso
de localización en el que estamos, es llevar el nafta hacia el resto de
los países del área. Lo que ya existe en muchos países del área, se
pretende con el alca profundizar tales políticas y asegurar su irrever-
sibilidad. América Latina y el Caribe están en desventaja competitiva
frente a eua, por lo que la prosecución de las políticas de liberaliza-
ción económica y el alca vendrían a destruir más la planta producti-
va, industrial y agrícola, a acelerar los niveles de extranjerización, de
desempleo y de vulnerabilidad de nuestros países.28

La economía de México, como la de la mayoría de los países


centroamericanos, es fuertemente dependiente de la estadounidense,
lo cual genera una incidencia particular en este tipo de acuerdos. El
gobierno mexicano se transformó, además, en el portavoz latinoame-
ricano del alca.29
En términos generales, puede concluirse que si bien la apertura
comercial, la privatización y la desregulación en México favorecie-
ron a parte de su sector exportador, se produjo la desaparición de mu-
chas cadenas productivas, se entregó el sistema bancario y financiero

27
cei con base en datos de Trade Policy Review de México, 2002.
28
Arturo Huerta González, “El alca: Política de EUA para subordinar y do-
minar a América Latina”, en Paradigmas y utopías. Revista de reflexión teórica y
política del Partido del trabajo. ALCA: Imperialismo neoliberal, México, núm. 3,
diciembre/enero de 2002, pp. 51-52.
29
El entonces presidente mexicano, Vicente Fox, desempeñó en Mar del Plata
el patético papel de defensor de Bush.
disyuntivas de nuestra américa 203

a los inversores extranjeros (pasaron a controlar 90% del mismo), en


las maquiladoras aumentó significativamente el componente impor-
tado, se produjo el colapso del campo frente a la “invasión” de pro-
ductos agrícolas estadounidenses y se incrementó mucho el trabajo
informal y “flexibilizado”, la miseria y la pobreza por la quiebra de
casi 30 000 pequeñas y medianas empresas y la desestructuración de
la pequeña producción agrícola, entre otros motivos. Para México, el
nafta significó profundizar e institucionalizar las políticas económi-
cas impulsadas por el llamado Consenso de Washington y un obstáculo
para acercarlo a Latinoamérica y alejarlo de su poderoso vecino del
Norte. Hoy, 80% de las exportaciones se dirige hacia Estados Unidos
–por eso repercutió de modo tan negativo el triunfo de Trump en la
economía y la moneda–, más de 5 millones de campesinos abando-
naron la actividad agrícola –muchos de ellos son los inmigrantes in-
documentados que Trump promete deportar–, México importa maíz
de Estados Unidos, la pobreza aumentó a más de 55%, no hubo una
equiparación salarial con México y Estados Unidos –pese a las pro-
mesas, la brecha se amplió– y el país vive, además, una catástrofe so-
cial, con más de 170 000 muertos producto de un espiral de violencia
descontrolada, asesinatos de periodistas y dirigentes políticos y una
militarización de la vida cotidiana sin precedentes.30
Ante las amenazas de Trump de salir del tlcan –producto del
fuerte déficit comercial bilateral que le genera a Estados Unidos– o
renegociarlo en términos aún más perjudiciales para México, algu-
nos analistas, incluso en México, pretenden maquillar ese acuerdo
y mostrar que el país latinoamericano sacó provecho del mismo. En
una reciente obra de Tom Long,31 hay un capítulo específico dedicado
a las negociaciones para acordar y luego ratificar el tlcan. El eje
del mismo es mostrar cómo, durante la presidencia de Carlos Sali-

30
Se estima que hubo más de 170 000 muertes violentas desde que Felipe
Calderón inició la “guerra contra el narco” en 2006. Véase el informe especial en:
<https://elpais.com/especiales/2016/guerra-narcotrafico-mexico/>.
31
Tom Long (2015), Latin America Confronts the United States. Asymmetry
and influence, Nueva York, Cambridge University Press.
204 leandro morgenfeld

nas de Gortari, México recalculó su interés nacional, tras la crisis de


la deuda de 1982, y se focalizó en garantizar el libre mercado, atraer
inversión extranjera y profundizar los vínculos comerciales con Esta-
dos Unidos, para lo cual la firma de un tlc pasaba a ser un objetivo
primordial. Long detalla cómo el gobierno de ese país se involucró en
los asuntos internos de su poderoso vecino del Norte y hasta hizo un
intenso lobby en el Congreso, con apoyo de parlamentarios demócratas
y republicanos, cuando debió ratificarse el tratado. Más allá del “éxito”
que supuso para Salinas de Gortari la puesta en funcionamiento de este
acuerdo, Long reconoce al final del capítulo que el tlcan, a pesar de
las promesas, no catapultó a México al Primer Mundo. Identificar el
“interés nacional” mexicano con el del gobierno neoliberal de Salinas
de Gortari, como hace ese autor, lleva a realizar un análisis demasiado
benevolente del nafta y de la subordinación de la política exterior de
ese país a Washington. Algo similar puede mencionarse respecto del
Plan Colombia, otro de los casos que analiza Long.
Quizá sea demasiado simplista señalar que las clases dominantes
latinoamericanas sean una mera “correa de transmisión” o un instru-
mento de la dominación imperial, ya que poseen sus propios intereses,
no siempre por completo coincidentes con los de la metrópoli. Pero eso
no implica, de ningún modo, que no operen de forma asociada. Así,
mostrar que en estos cuatro casos la iniciativa la tuvieron mandatarios
latinoamericanos no alcanza para concluir que el Tratado de Libre Co-
mercio no fue funcional a los intereses del gran capital estadounidense
y perjudicial para las mayorías populares en México. O que la militari-
zación que se desplegó con el Plan Colombia no fue impulsada por el
Pentágono para profundizar la hegemonía estadounidense no solo en
ese país, sino en el resto de la región. O sea, falta indagar hasta dónde
los intereses imperiales determinan cuál es el margen de acción y la
suerte de estas iniciativas latinoamericanas.
La llegada de Trump a la Casa Blanca tuvo un efecto en Mé-
xico, el país donde el magnate estadounidense tiene peor imagen.
Peña Nieto, por medio del canciller Luis Videgaray, intentó un
acercamiento humillante que llevó al gobierno mexicano a nive-
les históricos de impopularidad en 2016. Frente a esta situación, y
disyuntivas de nuestra américa 205

teniendo en cuenta las elecciones presidenciales de 2018, parecen


abrirse dos caminos alternativos para México. O negocia bilate-
ralmente, en una posición de debilidad, las condiciones de su so-
metimiento a Trump o recupera una mirada autónoma, volcada a
América Latina, e inicia un proceso de redireccionamiento de su
inserción internacional y su política exterior que le permita ampliar
sus márgenes de maniobra.
El discurso agresivo contra Venezuela por parte de Trump apa-
reció ya en la campaña presidencial, se refirió al gobierno de Nicolás
Maduro como una dictadura. Recibió en la Casa Blanca, antes que a
ningún otro mandatario latinoamericano, a Lilian Tintori, la esposa
del opositor Leopoldo López.32 Esa retórica injerencista fue acom-
pañada de iniciativas concretas. Si ya Obama había tomado medidas
extremas contra Venezuela,33 el nuevo mandatario las profundizó e
incluyó a Tareck el Aissami, vicepresidente de Nicolás Maduro, en la
lista de perseguidos por sus supuestos vínculos con el narcotráfico.34
Este ataque diplomático fue respondido enérgicamente por el gobier-
no venezolano, que acusó a Trump de continuar con las maniobras
desestabilizadoras e injerencistas de Obama. Poco después, el jefe
del Comando Sur, Kurt W. Tidd, compareció ante el Comité de Servi-
cios Militares del Senado estadounidense, señaló que la inestabilidad
en Venezuela afectaba a toda la región y repitió el latiguillo de que
por medio de ese país ejercían su influencia Rusia, Irán y China en
América Latina. Sectores poderosos en Washington instan a la Casa
Blanca y al Congreso estadounidense a realizar un lobby en la oea
para sancionar a Venezuela aplicándole la Carta Democrática Intera-

32
bbc, Londres, 16 de febrero de 2017. Una semana después, el 24 de agosto,
haría lo propio con el presidente peruano, el primer mandatario latinoamericano en
visitarlo en Washington.
33
El 9 de marzo de 2015 firmó una orden ejecutiva en la que declaró a Vene-
zuela como una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional” estadou-
nidense. Esta iniciativa fue repudiada por diversos gobiernos latinoamericanos en la
VII Cumbre de las Américas, que se reunió en Panamá en abril de ese año. De todas
formas, Obama volvió a prorrogar esa disposición al año siguiente.
34
Telesur, Caracas, 13 de febrero de 2017.
206 leandro morgenfeld

mericana. Ante esta situación, que rememora la sufrida por Cuba en


la conferencia de cancilleres americanos de Punta del Este de enero
de 1962, el gobierno del país caribeño optó por anunciar su salida de
esa organización que el Che Guevara caracterizó como un “ministe-
rio de colonias” de Estados Unidos.35
El papel del gobierno estadounidense es muy claro en este pun-
to. Intenta generar una situación económica y social explosiva para
justificar una suerte de intervención regional humanitaria.
Ya desde 2016, distintos gobiernos de derecha vienen inten-
tando aislar a Venezuela. Mauricio Macri y Michel Temer promo-
vieron la suspensión de Venezuela del Mercosur, luego de negarle
la presidencia pro tempore. Trump apoya las iniciativas de Luis Al-
magro para que la oea le aplique las sanciones previstas en la Carta
Democrática Interamericana. Así, se observa el papel subordinado a
Washington de los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
México, Paraguay y Perú, entre otros. Sin embargo, hasta ahora no
han logrado su cometido –fracasó ese intento en la Reunión de Con-
sulta de cancilleres, realizada en el marco de la Asamblea General de
la oea en Cancún, del 19 al 21 de junio–, aunque por las presiones la
situación política en Venezuela es sumamente frágil.36
El caso de Cuba quizás sea el más ilustrativo y elocuente de la
política de Trump hacia la región. El viernes 16 de junio, desde Mia-
mi y en un acto que pareció más propio de la época de la guerra fría,
el presidente estadounidense puso un freno al proceso de deshielo
con Cuba iniciado en 2014 por Obama. Rodeado de lo más rancio
del anticastrismo, desplegó un agresivo discurso paternalista e inje-
rencista. ¿Qué alcances y límites tiene el (nuevo) giro en la relación
con la isla, cuáles son las causas del abandono de este “legado” de
Obama, cuál fue la respuesta cubana y ¿cómo va a repercutir hacia
adentro de Estados Unidos y en las ya de por sí complejas y tirantes
relaciones con América Latina y el Caribe?

35
Por razones de espacio, dejamos de lado el análisis del papel poco decoroso
desempeñado por Luis Almagro, Secretario General de la oea.
36
Telesur, Caracas, 19 de junio de 2017.
disyuntivas de nuestra américa 207

En primer lugar, vale la pena analizar el qué y el cómo del


anuncio de la nueva política de Trump hacia Cuba. El acto realizado
en Miami la atrasó al menos un cuarto de siglo. El nuevo presidente
estadounidense apeló a una retórica agresiva y más propia de la gue-
rra fría. Rodeado de lo más retrógrado del exilio cubano, anunció el
fin del acuerdo Obama-Castro y firmó el “Memorando Presidencial
de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los
Estados Unidos hacia Cuba” con las nuevas directivas hacia la isla.
En síntesis, los cambios que establece son los siguientes: restringe
los viajes turísticos complicando la obtención de permisos (en los
primeros cinco meses del año, 250 000 estadounidenses viajaron a
Cuba, lo mismo que en todo 2016); reafirma el bloqueo económico,
comercial y financiero que hace más de medio siglo intenta asfixiar a
la isla; limita los viajes educativos con fines no académicos, que ten-
drán que ser grupales (prohíbe los viajes individuales autodirigidos);
y limita las actividades económicas con empresas vinculadas con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (básicamente, con el Grupo de
Administración de Empresas, gaesa). Sin embargo, no rompe las re-
laciones diplomáticas, ni cierra la embajada en La Habana –reabierta
hace dos años–, ni coloca de nuevo a Cuba en la lista de países que
patrocinan el terrorismo, ni restringe el envío de remesas, ni prohíbe
los vínculos económicos con el sector cuentapropista de la isla, ni
modifica los acuerdos migratorios, ni reinstala la política de “pies
secos, pies mojados” –derogada por Obama el pasado 12 de enero–,
que admitía a los cubanos que pisaran suelo estadounidense.
Más allá de que algunas de las medidas generarán complicacio-
nes económicas en Cuba, lo más grave es el tono. El acto, de fuerte
contenido simbólico, se realizó en la Pequeña Habana, en el Teatro
“Manuel Artime”, justamente denominado así en honor del contra-
rrevolucionario que fuera el jefe civil de la Brigada 2056, aquella
que invadiera la isla en Playa Girón, en abril de 1961 (“Es un honor
estar en un teatro que lleva el nombre de un verdadero héroe del
pueblo cubano […] Estamos muy honrados de que nos acompañen
los asombrosos veteranos de la Bahía de Cochinos”, dijo Trump).
El Presidente estadounidense habló luego del vicepresidente Mike
208 leandro morgenfeld

Pence, el gobernador de la Florida Rick Scott, el senador de origen


cubano y exprecandidato republicano Marco Rubio,37 y el represen-
tante Mario Díaz Balart (un día antes, este diputado había declarado:
“Trump no está con los que reprimen al pueblo cubano como estaba
Obama”38). Calificó el sistema político isleño como una “dictadura”
y desplegó un discurso agresivo que se emparenta con su irrespetuo-
so mensaje de noviembre pasado, cuando falleció Fidel Castro. Ante
las mil personas que colmaban el teatro, declaró: “No queremos que
los dólares estadounidenses vayan a parar a un monopolio militar
que explota y abusa a los ciudadanos de Cuba y no levantaremos
las sanciones hasta que se liberen los presos políticos”. Se refirió al
gobierno de La Habana como el “brutal régimen castrista” y destacó
que “haremos cumplir el embargo”. El acto fue la puesta en escena del
retorno a la política agresiva que desplegaron sin éxito Eisenhower,
Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton, Bush
Jr. y Obama, al menos en su primer mandato.
¿Por qué la vuelta a una retórica más propia de la guerra fría?
¿Por qué reivindicar el fracasado bloqueo, repudiado cada año de
forma casi unánime en la onu: en la última Asamblea General, 191
países exigieron su levantamiento y solo Estados Unidos e Israel se
abstuvieron? ¿Por qué insistir con una política que produce rechazo
no solo en la población estadounidense en general –según un son-

37
Trump reunió junto a él a los más prominentes críticos de la distensión ini-
ciada por Obama. El máximo exponente de los opositores a los anuncios de Obama
fue, en diciembre de 2014, Marco Rubio: “El presidente Obama –escribió en The
Wall Street Journal– dejó claro que si tomas como rehén a un americano y estás
dispuesto a mantenerlo durante un tiempo suficientemente largo, no solo lograrás
que tus prisioneros salgan de las cárceles de Estados Unidos, como los tres espías
cubanos, sino que obtendrás concesiones políticas duraderas de EEUU” (Marc Bas-
sets, “Los líderes republicanos y algunos demócratas acusan a Obama dar aire a
los hermanos Castro sin contrapartidas”, en El País, Madrid, 19 de diciembre de
2014). En un sentido similar se expresó Ileana Ros-Lehtinen, la ultraconservadora
representante por Florida, quien criticó duramente a la entonces subsecretaria de
Estado Roberta Jacobson cuando compareció ante el Congreso para debatir sobre
las negociaciones con Cuba.
38
Citado en Página/12, Buenos Aires, 18 de junio de 2017.
disyuntivas de nuestra américa 209

deo de The New York Times de 2016, 62% de la población estaba


de acuerdo con el nuevo enfoque de Obama hacia Cuba– sino de
los propios cubanoamericanos –70% de éstas en Miami apoyaban la
normalización, mientras que el apoyo al bloqueo había caído a 37%,
en comparación con 84% de 1990? La principal causa del giro tiene
que ver con la política interna de Estados Unidos. En primer lugar, es
una “devolución de favores”. Trump, como ya mencionamos, modi-
ficó su anterior posición frente al deshielo para obtener el apoyo del
establishment cubanoamericano que le permitió ganar en la Florida
por un margen muy estrecho.
Pero la escenificación del trato duro con Cuba también respon-
de a sus actuales necesidades políticas en dos sentidos. Trump fue el
presidente menos popular en sus primeros 100 días, al menos desde
que esto se mide en los años sesenta. Cosecha altísimos niveles de re-
chazo, enfrenta movilizaciones de mujeres, trabajadores, estudiantes,
investigadores, ecologistas, inmigrantes y pueblos originarios. Sufrió
importantes reveses políticos (para imponer su veto migratorio, para
aprobar el TrumpCare, para financiar el muro con México) y enfrenta
el RusiaGate, que involucra a importantes funcionarios de su entorno
y amenaza con obstaculizar o interrumpir su presidencia mediante un
impeachment. Sin embargo, conserva el apoyo de sus votantes, aun-
que estos representaron apenas 27% del padrón. Ese es el sentido de
este tipo de puestas en escena: reforzar su base política atacando todo
lo que sea considerado parte del “legado” de Obama (y el deshielo
con Cuba, sin dudas, era un componente central del mismo). Exhibe
una supuesta fortaleza hacia adentro, abroquela a sus seguidores ul-
traconservadores y, a la vez, proyecta una imagen hacia afuera que
refuerza su disposición para actuar de manera unilateral, sin tener en
cuenta lo que opine la comunidad internacional: no le importa lo que
diga la onu sobre el bloqueo.
Claro que cuando hablamos de cómo la política interna condi-
ciona su política exterior también nos referimos a cuestiones menos
transparentes: Trump necesita el apoyo de su exrival interno Marco
Rubio, quien integra la Comisión de Inteligencia del Senado, que es
la que investiga si Rusia intervino en las elecciones del año pasado
210 leandro morgenfeld

en connivencia con el magnate. Una semana antes de los anuncios


sobre Cuba, ante esa comisión compareció James Comey, el exjefe
del fbi expulsado por Trump pocos días antes. Rubio intercedió en el
Senado para que Comey aclarara que Trump “no se encontraba per-
sonalmente bajo investigación”.39 La posición de este Senador será
clave para determinar el futuro de la investigación sobre la trama
rusa. Como se ve, no solo en América Latina hay una estrecha rela-
ción entre la política exterior y la interior a pesar de lo que plantean
los acríticos defensores de la “gran democracia” del Norte. En sín-
tesis, el acto en Miami tuvo el triple objetivo de alejar la atención
mediática del affaire Rusia –que había alcanzado su clímax por esos
días–, consolidar la base de apoyo republicana y devolver el favor
electoral a los cubanoamericanos de Florida.
Ante el virulento discurso de Trump, la respuesta cubana no
se hizo esperar. En un texto publicado en el Granma se dio a co-
nocer un documento en el que se sostiene que Estados Unidos “no
están en condiciones de darnos lecciones” y se cierra del siguiente
modo: “Como hemos hecho desde el triunfo del 1 de enero de 1959,
asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en
la construcción de una nación soberana, independiente, socialista,
democrática, próspera y sostenible”.40 Allí, se señala que las nuevas
medidas que refuerzan el bloqueo están destinadas al fracaso, como
ocurrió con las sucesivas sanciones aplicadas desde 1962, y que no
lograrán el objetivo manifiesto de debilitar a la Revolución ni doble-
gar la resistencia del pueblo cubano. Rechazando la utilización de
Trump de los derechos humanos como excusa para atacar Cuba, en
ese documento se señala: “Asimismo son motivo de preocupación
las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados
Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas
de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de
Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado”.41 No fue la

39
El Nuevo Herald, Miami, 9 de junio de 2017.
40
Granma, La Habana, 16 de junio de 2017.
41
Ibid.
disyuntivas de nuestra américa 211

única respuesta: “Este tipo es tan bruto que, mientras lo observaba,


Bush Jr. me parecía ‘Shakespeare’ ”.42
Pocas semanas antes, durante la Feria del Libro de La Habana,
el poeta Roberto Fernández Retamar ya había planteado la necesidad
de enfrentar a Trump y solidarizarse con México:

Trump no es una fatalidad. Hay una derecha activa en América Latina.


Hace más de 10 años empezó una etapa muy positiva para nuestros
países. En Brasil hubo un golpe de Estado contra Dilma (Rousseff), el
triunfo de la derecha en Argentina y habrá elecciones en Ecuador; de-
bería ser el Stalingrado de América donde se inició la derrota del ejér-
cito nazi y ojalá en Ecuador se detenga el avance de la derecha. […]
Está surgiendo una resistencia a Trump en el seno de Estados Unidos.
Con Trump se ha caído la máscara del imperialismo estadunidense.
Trump es el continuador de muchas cosas negativas en la política de
ese país y el muro es una cosa monstruosa. […] México representa
mucho para nosotros, es un país entrañable. Estamos seguros de que
encontraremos una forma de detenerlo. Nosotros hemos hecho frente
a 11 presidentes de Estados Unidos; Trump es uno más, muy vocife-
rante, muy sexista, pero uno más.43

Esta agresividad registró un nuevo capítulo hacia finales de


septiembre. Tras denunciar un supuesto “ataque sónico” contra di-
plomáticos estadounidenses apostados en La Habana,44 el 29 de sep-
tiembre la administración republicana resolvió reducir al mínimo la
misión diplomática en la isla. Hizo volver a 21 diplomáticos, congeló
el otorgamiento de visas a cubanos y recomendó que sus ciudada-
nos no viajaran a Cuba. El 3 de octubre, además, resolvió expulsar a
15 diplomáticos cubanos que cumplían funciones en la embajada en
Washington. El secretario de Estado, Rex Tillerson, quien aclaró que
de todas formas no se rompían las relaciones diplomáticas, explicó:

42
Citado en Juan Manuel Karg, “Ajedrez norteamericano”, en Página/12,
Buenos Aires, 17 de junio de 2017, p. 21.
43
Citado en La Jornada, México, 19 de febrero de 2017, p. 13.
44
Si bien no se acusó al gobierno cubano, el Departamento de Estado lo res-
ponsabiliza por no cuidar a los diplomáticos estadounidenses.
212 leandro morgenfeld

“La decisión se tomó por la incapacidad de Cuba de dar los pasos


apropiados para proteger a nuestros diplomáticos de acuerdo con sus
obligaciones bajo la Convención de Viena.”45
Cedió así, una vez más, ante el poderoso senador Marco Rubio,
quien aplaudió esta medida: “La embajada de los Estados Unidos en
La Habana debería ser reducida a una sección de intereses y debemos
estar preparados para considerar medidas adicionales contra el régi-
men de Castro si estos ataques continúan”.46 La respuesta del gobier-
no cubano no se hizo esperar, en conferencia de prensa, ese mismo
día en La Habana, el canciller Bruno Rodríguez declaró: “El gobier-
no de Estados Unidos, con estas acciones políticamente motivadas e
irreflexivas, es el responsable del deterioro presente y probablemente
futuro de las relaciones bilaterales”.47 Este nuevo incidente, instiga-
do por el lobby cubanoamericano de Florida, es una muestra más de
la hostilidad de la Casa Blanca con toda Nuestra América y seguirá
socavando la ya alicaída imagen de Trump en la región.

Los dos caminos frente a Trump: subordinarse o enfrentarlo

Trump está concitando un amplísimo rechazo internacional, como


ocurrió con Bush o peor:

La mala imagen global de Trump, peor a la que pintan las encuestas


dentro de Estados Unidos, quedó plasmada en un sondeo del Centro
de Investigaciones Pew, un think tank de Washington, que se realizó
en 37 países, incluidos siete en América latina, entre ellos, la Argen-
tina. “La confianza en el presidente Donald Trump es particularmente
baja en América Latina. En ningún país de los siete que encuestamos
más de dos de cada diez personas dicen que tienen confianza en el
presidente. Es tan baja como en los países europeos”, resumió a La

45
Citado en Página/12, Buenos Aries, 4 de octubre de 2017.
46
Ibid.
47
Ibid.
disyuntivas de nuestra américa 213

Nación Jacob Pushter, uno de los investigadores del Centro Pew que
trabajó en la encuesta. […] Un 13% de los argentinos confía en el li-
derazgo global de Trump, quien llegó a lo más alto del poder político
recostado en una plataforma xenófoba y nacionalista, y el mantra “Es-
tados Unidos, primero”, pilar de su presidencia. Un 82% piensa que
es arrogante; un 78%, intolerante, y siete de cada diez lo consideran
“peligroso”.48

En junio, se conoció la noticia del aplazamiento de la visita de


Trump a Londres para evitar las múltiples protestas callejeras que
se estaban organizando.49 El rechazo que suscita Trump es bastante
homogéneo en la región. Se destaca México, pero también alcanza
a la Argentina, a pesar del alineamiento del presidente Macri, quien
viajó a la Casa Blanca a visitar a Trump el 27 de abril. Esto, como
veremos más adelante, puede implicar un problema para Estados
Unidos: cuando se dirija a la VIII Cumbre de las Américas, en Lima,
o a la cumbre presidencial del G20, en Buenos Aires, a los gobiernos
derechistas de esos países les será complicado evitar movilizaciones
de protesta. No es lo mismo aparecer sonriente frente al carismáti-
co Obama que frente al revulsivo Trump. El “fantasma” de Mar del
Plata (2005) –pero también el recuerdo de las protestas que debie-
ron enfrentar Nixon (1958) y Rockefeller (1969)– recorrerá la región
cuando Trump nos visite en 2018.
Nuestra América atraviesa una hora incierta en la que se avizo-
ran dos caminos. O se imponen los gobiernos derechistas, que están
dispuestos a asumir un papel subordinado frente a la Casa Blanca,
aun si quien la ocupa temporalmente sostiene un discurso xenófobo,
antihispano y crítico de los acuerdos de libre comercio, o se cons-
truye una alternativa superadora en oposición a la prepotencia inje-
rencista y militarista que impulsa la principal potencia imperial. El
dilema es crucial para las fuerzas de izquierda, populares y progre-
sistas de Nuestra América. Ante la ofensiva imperialista es crucial y
urgente construir una alternativa superadora que vaya más allá de la

48
La Nación, Buenos Aires, 27 de junio de 2017.
49
The Guardian, Londres, 11 de junio de 2017.
214 leandro morgenfeld

mera posición defensiva frente al avance del capital trasnacional más


concentrado.
A lo largo de la historia, las políticas de Estados Unidos hacia
el sur del continente, desde que abandonaron las invasiones abiertas
con marines en pos de la buena vecindad, se nutrieron de dos com-
ponentes: ofrecimientos y amenazas. Promesas de ayuda financie-
ra, concesiones comerciales, inversiones e intercambios académicos
convivieron históricamente con amenazas, desestabilizaciones, san-
ciones económicas y apoyos a militares golpistas. Así, para conseguir
aprobar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (tiar), en
1947, se prometió una suerte de Plan Marshall para América Latina.
Para lograr los votos que permitieran expulsar a Cuba de la oea, se
lanzó la Alianza para el Progreso. Luego del fracaso del endureci-
miento de las sanciones económicas contra Cuba en la década de
1990 –resistidas heroicamente por el pueblo cubano y rechazadas
por casi todos los países del mundo–, Obama optó por la distensión y
por promover el comercio, el turismo y la radicación de inversiones
estadounidenses como un mecanismo para penetrar en la isla y forzar
los cambios que Washington anhela hace más de medio siglo.
Como ocurrió en todo el siglo xx, hoy conviven los ofreci-
mientos (acuerdos de libre comercio, inversiones, asistencia finan-
ciera), con las amenazas para quienes confronten los intereses de
Washington: red de bases militares de nuevo tipo, desestabilización
de los gobiernos bolivarianos, espionaje contra presidentes latinoa-
mericanos, presión por medio de las grandes corporaciones de pren-
sa, financiamiento a grupos opositores mediante ong, quita de benefi-
cios comerciales. Estados Unidos necesita restablecer la legitimidad
e influencia que supo tener la oea en la posguerra, una institución
que fue, la mayor parte de las veces, funcional a sus estrategias de
dominio y ordenamiento regional.
Los movimientos sociales y las fuerzas políticas populares de la
región advierten mayoritariamente esta nueva ofensiva imperialista
que aprovecha las debilidades del bloque bolivariano para reintrodu-
cir la agenda neoliberal. Retomar la integración desde abajo, aquella
que hace casi una década logró derrotar el alca, parece uno de los
disyuntivas de nuestra américa 215

caminos a privilegiar para resistir este nuevo embate. En esa línea, es


hora de avanzar en cambio en la integración autónoma, por fuera del
mandato de Estados Unidos, y con una agenda propia.
En 2005 estaba prevista la entrada en vigencia del mayor proyec-
to estratégico de Estados Unidos para consolidar su hegemonía regio-
nal: el alca. Sin embargo, fue en Mar del Plata, sede de la IV Cumbre
de las Américas, donde esa iniciativa se enterró para siempre. El alca
respondía a la necesidad de Estados Unidos de ejercer un dominio
más acabado. Para lograr consolidar su amplio patio trasero, preci-
saba avanzar en el viejo proyecto de unión aduanera y, fundamental-
mente, obturar cualquier proceso de integración alternativa como el
Mercosur o el Pacto Andino. No es casual que el alca fuera lanzado
en el marco del Consenso de Washington (1989) y cuando Brasil
y Argentina, los gigantes del sur, estaban iniciando un proyecto de
unión sudamericana. El ascenso de Hugo Chávez en Venezuela, su
radicalización política y su insistencia en retomar el viejo proyecto
de Bolívar, a partir de la propuesta del Alba-tcp, encendieron una luz
de alarma en el gobierno estadounidense. Más aún, cuando en la XV
Cumbre Iberoamericana (2005) se anunció la futura incorporación de
Venezuela como miembro pleno del Mercosur. Como en los últimos
dos siglos, la capacidad de Estados Unidos para establecer un do-
minio sobre América Latina dependía de que no se constituyera una
integración regional independiente y autónoma de los mandatos de la
potencia del Norte. El alca hubiera sido un instrumento fundamental
para abortar esa alternativa y para aislar a Venezuela y Cuba, conso-
lidando la dependencia de los países latinoamericanos.
Este proyecto respondía también a la necesidad de Estados Uni-
dos y sus capitales más concentrados de competir con los otros blo-
ques económicos o políticos. Con el alca, Estados Unidos pretendía
contrarrestar el proceso de conformación de bloques en Europa y
Asia, estableciendo un área donde su hegemonía no se viera desa-
fiada. Por su creciente déficit comercial y fiscal y su excesivo en-
deudamiento, Estados Unidos necesitaba revertir ciertas tendencias
económicas de los últimos años. Los sectores financieros, los gran-
des exportadores y las empresas estadounidenses más concentradas
216 leandro morgenfeld

pretendían terminar de apropiarse de un área históricamente dispu-


tada con Europa, consolidando la supremacía del dólar y frenando el
avance de nuevas potencias, como China, que venían posicionándose
en la región.
El estancamiento en las negociaciones para establecer este tra-
tado de libre comercio no se explica solamente a partir de las contra-
dicciones entre diferentes grupos de interés al interior de cada uno de
los países americanos y de la reticencia de Estados Unidos a recortar
sus subsidios agropecuarios, sino también por la creciente oposi-
ción política en América Latina: cambio de signo de los gobiernos
de distintos países latinoamericanos, sublevaciones populares, cre-
ciente movilización anti alca (Foro Social Mundial, Alianza Social
Continental, Cumbres de los Pueblos) y surgimiento de un proyecto
de integración alternativa en torno al Alba, tomado como bandera
por los movimientos sociales latinoamericanos. Cuando se estaban
dificultando las negociaciones para liberalizar el comercio interame-
ricano, Brasil impulsó la creación de la Comunidad Sudamericana de
Naciones (csn), que luego fue reemplazada por la Unasur.
La derrota definitiva del alca se produjo en la IV Cumbre de las
Américas, el 4 y 5 de noviembre de 2005. Allí se expresaron, en prin-
cipio, dos bloques. Por un lado, los países que firmaron la propuesta
de declaración apoyada por Estados Unidos, que planteaba avanzar
para concretar este acuerdo de libre comercio. Por el otro, Brasil, Ar-
gentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, que se unieron para forzar
una declaración final dividida (mientras que 29 países apoyaron la
primera, cinco firmaron la segunda). Sin embargo, y pese al inten-
to de diversos actores por presentar la postura de estos cinco países
como un sólido bloque antiimperialista que defendía los intereses de
las mayorías populares latinoamericanas, en realidad había diferen-
cias entre las posturas de Venezuela –con el apoyo cubano, clave en
la construcción de la resistencia– y de los por entonces cuatro miem-
bros plenos del Mercosur. Mientras que el país caribeño planteaba
la necesidad de una abierta confrontación con Estados Unidos, tanto
Brasil como Argentina, al igual que en la Organización Mundial del
Comercio (omc), pretendían presionar en las negociaciones continen-
disyuntivas de nuestra américa 217

tales para que Estados Unidos (y a nivel global también Europa y


Japón) disminuyera los subsidios y protecciones a sus productores
agropecuarios, logrando así una liberalización más radical del co-
mercio internacional. Si se les exigía la apertura de sus mercados
internos –planteaban los representantes brasileros y argentinos–, era
indispensable que hubiera una contraprestación: que se abrieran los
mercados europeos y estadounidenses para las exportaciones mayo-
ritariamente primarias o agroindustriales de estos países.
Después del traspié en Mar del Plata, Estados Unidos debió
ajustar su estrategia y optó por avanzar con los tlc bilaterales, ne-
gociados de forma individual con los gobiernos afines. Quedó como
tarea para un nuevo presidente, Obama, intentar reconstruir los lazos
con la región. Pero América Latina pareció darse un nuevo objetivo:
avanzar en la siempre postergada integración regional, por fuera del
mandato y control de Washington.
Sin embargo, acechan hoy nuevos peligros. Avanza la Alianza
del Pacífico –tres de cuyos países habían confluido en 2016 en el
tpp, un resabio del alca impulsado por Estados Unidos y gobiernos
aliados–, con una impronta neoliberal. Por otra parte, algunos go-
biernos de la Unión Europea, como el de España, quieren arribar a
un acuerdo de libre comercio con el Mercosur y encuentran ahora
interlocutores en Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, poniendo
en peligro la propia viabilidad del bloque del sur. Asimismo, China
negoció acuerdos económicos bilaterales con los países de la región,
profundizando un esquema extractivista que históricamente ahondó
la dependencia regional. Aun cuando el tpp esté hoy en crisis, tras la
salida de Estados Unidos, la amenaza persiste ya que los otros 11
signatarios pretenden mantenerlo.
La histórica estrategia de fragmentar la unidad latinoamerica-
na, aún vigente, enfrenta serios desafíos. El Alba, como proyecto de
integración alternativa, y la Unasur y la celac, como herramientas
de coordinación y concertación política entre los países de Nuestra
América, supieron ser una de las manifestaciones de la menguante
hegemonía estadounidense. Superar la concepción del realismo pe-
218 leandro morgenfeld

riférico,50 renuente a confrontar a la principal potencia por los costos


económicos que supuestamente acarrearía, es el desafío principal de
las clases populares de los países de la región. Es hora de concebir
otro tipo de integración, inspirada en los ideales bolivarianos, pero
pensada como estrategia de real autonomía e independencia, en el
camino hacia la construcción de otro orden económico-social en es-
cala mundial.
A gobiernos derechistas, como los de Macri, Temer, Peña Nieto
o el ahora reelecto Sebastián Piñera, impulsores de los tratados de
libre comercio y de la apertura económica indiscriminada, alinearse
con el impopular Trump les hará pagar un costo político interno alto.
Nuestra América debe avanzar con una agenda propia, descartar las
estrategias aperturistas y subordinadas a Estados Unidos. El fracaso
de las socialdemocracias europeas y del Partido Demócrata en Esta-
dos Unidos, que a pesar de su prédica progresista implementaron el
ajuste neoliberal, tiene que ser una lección para las fuerzas populares
y de izquierda. O se avanza con una crítica radical y se construyen al-
ternativas, o la impugnación a la globalización neoliberal será apro-
vechada por los líderes neofascistas.51 Los países del Alba, en tanto,
parecen haber registrado esta situación y salieron en marzo a criticar
las iniciativas xenófobas de Trump y proponer diversas medidas para
contrarrestarlas52.
Posiciones como las de Macri son un peligro para desarrollar
una perspectiva de integración regional más autónoma. Parecen ha-
berse consolidado en los últimos meses, pero enfrentan serios de-
safíos internos y también externos. Como señalamos más arriba,
alinearse con alguien como Trump tiene un enorme costo para las

50
Carlos Escudé (2012), Principios de realismo periférico. Una teoría argen-
tina y su vigencia ante el ascenso de China, Buenos Aires, Lumiere.
51
Los buenos resultados electorales obtenidos recientemente por Bernie San-
ders, Jean-Luc Mélenchon y Jeremy Corbyn, muestran la necesidad de profundizar
un discurso crítico en vez de optar por variantes centristas.
52
El domingo 5 de marzo se reunió en Caracas la XIV Cumbre Extraordinaria
del Alba-tcp y allí se tomaron diversas medidas para enfrentar la hispanofobia de
Trump.
disyuntivas de nuestra américa 219

derechas gobernantes. Trump es un líder neofascista que está siendo


enfrentado por mujeres, inmigrantes, afroamericanos, latinos, musul-
manes, estudiantes, ecologistas, sindicatos, organismos de derechos
humanos y la izquierda en Estados Unidos. Propone más poder y
presupuesto a las fuerzas armadas y rebaja de impuestos a los más
ricos, ataca a los sindicatos y pretende horadar los derechos labora-
les y cualquier regulación medioambiental (el anuncio de su salida
del Acuerdo de París, por ejemplo, le granjeó duras críticas dentro y
fuera de Estados Unidos). No tiene nada de progresista y cualquier
comparación con los llamados populismos latinoamericanos es im-
procedente:

Para construir una resistencia latinoamericana desde la izquierda


hay que confrontar con Trump, creando vínculos de solidaridad con
los manifestantes de Estados Unidos. Es poco realista fantasear con
una alternativa global a Trump liderada por el papa Francisco. En la
batalla contra el exponente del imperio hay que apuntalar proyectos
anticapitalistas. Es la única forma de recuperar conquistar y preparar
caminos hacia la igualdad social.53

En 2016, en Argentina se repudió la visita de Obama, que coin-


cidió con el 40 aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de
1976. Hubo que soportar el enorme embelesamiento de la prensa he-
gemónica local para con la familia Obama: cubrieron sus actividades
como si se tratara de una estrella internacional de rock. Con Trump,
la situación no será igual. Si sobrevive a las iniciativas para reali-
zarle un juicio político y todavía es presidente a mediados de 2018,
visitará la Argentina para asistir a la Cumbre Presidencial del G20.54
Allí va a enfrentar en las calles concentraciones similares a las que se

53
Claudio Katz et al. (2017), Trump y su impacto en la región. Reflexiones
sobre la situación económica mundial y sus perspectivas, Buenos Aires, Fundación
Rosa Luxemburg, p. 15.
54
Antes, de acuerdo con lo que prometió en febrero al presidente peruano,
tendrá otro viaje a la región: en marzo estará presente en Lima, en la VIII Cumbre
de las Américas.
220 leandro morgenfeld

produjeron en Mar del Plata, durante la IV Cumbre de las Américas,


en noviembre del 2005, con las consignas No al alca y fuera Bush
de Argentina y América Latina. El rechazo popular tiene incidencia
en las relaciones internacionales. En junio se conoció la llamada te-
lefónica de Trump a la premier británica, Theresa May, en la cual le
habría anunciado el aplazamiento de su visita a Londres para evitar
las masivas movilizaciones de repudio que se estaban organizando.55
En síntesis, Trump es un gran peligro –sus iniciativas misóginas,
xenófobas, antiobreras, plutocráticas, militaristas, injerencistas y contra
cualquier protección del medio ambiente son una señal de alarma para
el mundo entero–, pero a la vez una oportunidad, por el rechazo que ge-
nera, para retomar la integración latinoamericana con una perspectiva
antiimperialista y anticapitalista y, al mismo tiempo, ampliar la coor-
dinación y cooperación políticas, confluyendo con las organizaciones
populares que lo enfrentan en Estados Unidos. Con Trump, a la clase
dominante estadounidense y a sus gobiernos aliados en la región, se les
complica desplegar el imperialismo moral. Con el actual ocupante de
la Casa Blanca, le cuesta mostrar a Estados Unidos que puede ser el líder
de los organismos multilaterales que cuida las democracias, el plane-
ta y los valores occidentales, respetando las normas de la diplomacia
internacional. Como declaró Julian Assange, el líder de Wikileaks, si
Obama era “un lobo con piel de cordero”, Trump es un “lobo con piel
de lobo”.56 Expresa descarnadamente el afán de dominio imperial so-
bre Nuestra América y eso puede incrementar aún más el rechazo a la
subordinación claudicante que las derechas regionales proponen como
único camino posible. Ante los dos caminos posibles: aceptar el domi-
nio colonial subordinándose a Estados Unidos o avanzar en la poster-
gada confluencia de Nuestra América, solo el segundo permitirá una in-
serción internacional más autónoma, condición necesaria para avanzar
en la construcción de un orden social menos desigual y depredatorio.
Tras la XI Reunión Ministerial de la omc (Buenos Aires, del 10 al
13 de diciembre de 2017), la mirada del mundo volverá hacia la capital

55
La Nación, Buenos Aires, 12 de junio de 2017.
56
Página/12, Buenos Aires, 5 de febrero de 2017.
disyuntivas de nuestra américa 221

argentina en 2018, cuando se realice la Cumbre Presidencial del G20


(30 de noviembre, 1 de diciembre). Tanto los promotores de la globali-
zación neoliberal, como los nuevos líderes xenófobos de las potencias
centrales defienden los intereses de las grandes corporaciones. Más
“libre comercio” no equivale a más desarrollo, ni a menos pobreza
ni a menor desigualdad. Las opciones que nos ofrecen los defensores
de la omc y los críticos como Trump son en realidad funcionales para
distintas fracciones de las clases dominantes de los países centrales.
Frente a ese escenario, la salida no es optar por esa falsa disyuntiva ni
limitarse a aceptar meras reformas cosméticas de la omc, sino avanzar
en la construcción de un orden social menos desigual y depredatorio.
El gran desafío para las izquierdas, los movimientos populares
y las fuerzas progresistas es articular las luchas globales, regionales y
nacionales –“pensar global y actual local”–, y ofrecer una alternativa
favorable para nuestros pueblos y para la preservación de los bienes
comunes de la Tierra. La lucha contra los megaacuerdos de libre co-
mercio y la agenda procorporaciones que promueven las potencias en
el G20 es una oportunidad para coordinarse con las organizaciones
sociales, sindicales, ecologistas, de mujeres, migrantes, lgbt y de de-
rechos humanos que resisten en todo el mundo:

Hacia el 2018, la Cumbre de los Pueblos hace un llamamiento a todos


los pueblos del mundo a movilizase contra la Cumbre Presidencial del
G20 que tendrá lugar en Buenos Aires en 2018. El G20, al igual que
la omc y todos los tlc, solo refleja la sed de lucro de las empresas y
no las necesidades de los pueblos. No es casual que tanto la omc como
el G20 se realicen en Argentina: este país quiere mostrarse como un
líder regional en la liberalización comercial. Por ello, la movilización
de nuestros pueblos es crucial. Somos nosotras y nosotros quienes
debemos alzar la voz y hacer que nuestras propuestas alternativas a la
crisis climática y civilizatoria sean escuchadas.57

Pocos días antes de la llegada de Trump, Merkel y demás líde-


res del G20, en noviembre de 2018, se realizará también en Buenos

57
“Declaración Final de la Cumbre de los Pueblos”, www.fueraomc.org.
222 leandro morgenfeld

Aires el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado


por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).58 Ese
encuentro de intelectuales, activistas, dirigentes sociales y políticos
será un escenario ideal para enfrentar la ofensiva del capital contra
el trabajo, para avanzar en la construcción de nuestras agendas al-
ternativas y para seguir construyendo ese otro mundo posible que
anhelamos.

58
Consultar en: <http://www.clacso.org/conferencia2018/>.
TERCERA PARTE

DINÁMICAS NACIONALES Y ALTERNATIVAS: MÉXICO


10. MERCADOS DE TRABAJO EN EL SISTEMA
MIGRATORIO MÉXICO-ESTADOS UNIDOS, 1990-2017

Genoveva Roldán Dávila


y Daniela Castro Alquicira*

Introducción

El sistema en que vivimos se encuentra hoy inmerso en la más grande


crisis estructural, cuyo origen se localiza en la contradicción entre las
condiciones en las que se ha realizado la acumulación de riqueza du-
rante las últimas cuatro décadas y aquellas, cada vez más precarias, en
las que se ha dado la reproducción del sujeto que la genera. La crisis
global actual se manifiesta de muchos modos y formas. Políticamente,
se expresa en el deterioro de las condiciones de gobernabilidad de los
estados nacionales, su incapacidad para regular el capital financiero,
la subordinación de su soberanía a las necesidades de los grandes con-
glomerados transnacionales y su dependencia hacia ellos. Ambien-
talmente, en la contaminación, saqueo y devastación de la tierra, el
agua, el aire y los recursos naturales, lo que acarrea consecuencias que
tienden hacia el colapso ecológico. Económicamente, la crisis toma
forma de burbujas que llevan al derrumbe financiero y las recurrentes
crisis de sobreacumulación. En su forma social, por medio del des-
membramiento de las comunidades, el incremento de la precarización
laboral, el crecimiento del empleo informal y criminal, la violencia, el
deterioro de la salud, el descontento social, entre otros.
La migración es también una manifestación de la crisis econó-
mica, demográfica, social y humanitaria que deviene de la profunda
crisis del sistema. Además, la complejidad de los procesos migrato-
rios de los últimos cinco años la tiene posicionada como la crisis mi-

* Académicas del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad


Nacional Autónoma de México e integrantes de la Unidad de Investigación de Eco-
nomía Política del Desarrollo.

[224]
mercados de trabajo en el sistema migratorio 225

gratoria más profunda, después de la acontecida en la segunda pos-


guerra mundial, tanto por las condiciones en las que se desenvuelve
y las magnitudes que alcanza, como por los desafíos que involucra,
los cuales son descomunales. En los últimos 40 años, la mayor parte
de la migración internacional se vincula con la dinámica económi-
ca productiva, los movimientos se consolidan como laborales, pues
representan 65% del total de los desplazamientos en escala mundial
(Organización Mundial del Trabajo, 2016) y en su gran mayoría ocu-
rren de manera forzada.
La anterior afirmación no solo resulta de los acontecimientos
europeos, también identificamos los escenarios provocados por las
migraciones en tránsito por México y las condiciones migratorias en
Estados Unidos y el Cono Sur, especialmente con las contrarreformas
en países como Argentina y Chile. La crisis migratoria se encuentra
articulada con el desenvolvimiento de la crisis económica, con tenden-
cia al estancamiento, que está presente en la economía mundial, con
las condiciones por las que atraviesa el proceso de integración de la
Unión Europea y los cuestionamientos que hoy se hacen a la globali-
zación. La respuesta social a esta crisis migratoria es tan variada como
las manifestaciones que la crisis general genera, alcanzando muestras
sociales sumamente extrapoladas que al realizarse frente a grupos hu-
manos en extremo vulnerables resultan muy dolorosas (Roldán, 2016)
La crisis económica por la que atraviesa el capitalismo ha corro-
borado que las migraciones laborales son detonadas por las dinámi-
cas de acumulación de los países receptores. Estas se desaceleraron
como resultado de la contracción de las economías de destino y por
el acoso de las políticas antimigratorias, xenófobas y racistas. El cre-
cimiento de la población migrante se ha ralentizado desde 2007 hasta
2008, disminuyendo anualmente en cerca de 3.6 millones. En 2010
a 2011 alrededor de 100 millones de personas de 15 años de edad y
mayores residían en un país de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (ocde) distinto al de su nacimiento. Esto
supuso un aumento de 36% en comparación con el nivel de 2001 a
2011 y de 9% en comparación con 2005 a 2006 (Organización para
lo Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2013).
226 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

En la migración laboral y en la del refugio, las “soluciones”


nacionales se han privilegiado. De larga trayectoria histórica, nos
encontramos la línea verde interchipriota de Nicosia, Belfast (para
deslindar católicos de protestantes y que aún se cierra todas las
noches); Melilla (contra la inmigración africana); el muro que hay
entre México y Estados Unidos, con las propuestas de ampliarlo; el
llamado Grupo de Visegrado, que aglutina a Polonia, Hungría, Che-
quia y Eslovaquia, con rechazo absoluto a las distribuciones obli-
gatorias de los asilados; y la suspensión “temporal” de Schengen
que aplican cinco estados (Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca y
Noruega), entre otros. Asimismo, lo antimigratorio se retoma como
parte del cuestionamiento a los procesos integracionistas y globa-
lizadores; el ejemplo más significativo es el triunfo del Brexit y de
Trump en el proceso electoral estadounidense con el discurso del
American First.
Hoy día, el liberalismo económico ha mostrado una vez más la
gran paradoja entre la promoción del libre movimiento del capital y
las mercancías, y la negativa a aceptar la libre movilidad de la fuerza
de trabajo, por otro lado, para lo cual se retoman discursos, acciones
y políticas profundamente aderezadas por la xenofobia. Tales hechos
no son aislados y se encuentran articulados por la profunda crisis que
atraviesa la globalización. Estas actitudes no son nuevas ya que en la
historia del capitalismo las posturas más conservadoras han promo-
vido e impulsado cíclicamente la xenofobia; en particular, cuando se
ha necesitado encontrar en el “otro” al culpable de los males sistémi-
cos y estructurales, se acude a las deportaciones, no solo por medio
de las políticas migratorias sino también levantando barreras físicas.
Lo anterior nos lleva a afirmar que los estados-nación han reafir-
mado su “soberanía” frente al territorio y sus habitantes. Los países
dependientes, lejos de acercarse al desarrollo, experimentaron una
reconversión económica que actualizó y potenció sus lazos de subor-
dinación, entre los que destaca su papel de proveedores de fuerza de
trabajo, tanto barata como calificada; en cuanto al avance de la demo-
cracia representativa, aquellos en migración han sido despojados de
sus derechos humanos y ciudadanos al declarárseles “ilegales” y los
mercados de trabajo en el sistema migratorio 227

países receptores se han negado a aceptar las necesidades de diversos


sectores económicos claves de esta fuerza de trabajo.
La mayoría de las regulaciones no ha tenido el objetivo de eli-
minar los flujos migratorios laborales. Tal hecho se confirma con la
residencia de alrededor de 12 millones de mexicanos en Estados Uni-
dos, quienes fueron requeridos fundamentalmente desde inicios de
la década de 1990 para laborar en el sector agrícola, en los cuidados
de niños y adultos mayores, en la industria de la construcción y el
sector servicios. En los últimos siete años, este país ha duplicado la
emisión de visas para trabajadores agrícolas mexicanos en la cate-
goría de Trabajo Agrícola Temporal (H2A), ha empleado a cerca de
800 000 mexicanos por año en la industria de la construcción y a más
de 500 000 mujeres en los servicios domésticos y de cuidados, por
mencionar algunos ejemplos. México abasteció a Estados Unidos de
más de 7.3 millones de trabajadores en 2017, cifra 43% superior al
número de trabajadores empleados en este país en 1994 (ipums-cps,
2017), año que marca el inicio de la implementación del Tratado de
Libre Comercio de América de Norte (tlcan o nafta, por sus siglas
en inglés).
La teoría ortodoxa y el discurso político dominante se han en-
cargado de hacer proliferar datos que corroboran que la migración es
responsabilidad de los países de origen, que ellos mismos, en con-
tubernio con los capitales “nacionales”, se han encargado de que se
mantengan dependientes y subdesarrollados. Así insisten en los “be-
neficios” que los migrantes obtienen como resultado de la brecha
salarial que es seis veces superior al país de destino. Sin embargo, el
énfasis resulta infinitamente menor en cuanto a que, en el caso de los
mexicanos, los salarios de casi la mitad de ellos oscilan entre 10 000 y
19 mil dólares al año, lo cual no rebasa el umbral del salario mínimo
estadounidense, ingresos que, además, se tienen que enfrentar a un
costo de la vida de más del doble del que se tiene en México, según
datos de la ocde (2013).
No menos importante es el hecho de que los hispanos son el
mayor mercado minoritario en Estados Unidos. De acuerdo con
el Selig Center de la Universidad de Georgia, el poder de compra
228 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

de los hispanos supera 10% del total de ese país. Casi 90% de los
salarios de los inmigrantes latinos se gasta en la economía estadou-
nidense (Humphreys, 2016). Por otro lado, se encuentra el consumo
que desde los estados limítrofes hacen los mexicanos diariamente
en territorio estadounidense; destacan las voces de los alcaldes de
la frontera en Texas, que se han dejado escuchar para manifestar su
preocupación por la caída en sus ventas. En el marco de este com-
plejo y crítico escenario migratorio, en este capítulo, retomamos sus
particulares expresiones en el análisis del sistema migratorio Méxi-
co-Estados Unidos. Además de esta introducción, el presente trabajo
está integrado por tres apartados: en el primero, se aborda la rees-
tructuración productiva en Estados Unidos como estrategia frente a
la crisis de los años setenta del siglo pasado, así como sus implica-
ciones en cuanto a la migración de trabajadores, especialmente de
mexicanos hacia aquel país; en el segundo, se retoman las principa-
les características del mercado de trabajo en el que se insertan los
mexicanos a partir de 1994, año de inicio del tlcan y, en el tercero,
nos proponemos caracterizar las especificidades de las condiciones
en las que se desenvuelve la migración mexicana a partir de la crisis
de 2008. Finalmente, se presentan las conclusiones a las que se llega
en esta investigación.

Reestructuración productiva y migración


México-Estados Unidos

A inicios de la década del setenta el patrón fordista mostraba signos de


gran agotamiento que se reflejaban sobre todo en una caída tendencial
de la ganancia. Esta tendencia originó en aquel momento la recesión
económica más profunda desde la década de los años treinta del siglo
xx, la cual marcaría el fin del crecimiento continuo de la mayor parte
de las economías industriales desde la segunda posguerra, sobre todo
en Estados Unidos. El capital encontró su salida de esta crisis en la re-
estructuración de la economía a nivel global, en la que, en particulares
en Estados Unidos (cuadro 1), destacan los siguientes puntos:
mercados de trabajo en el sistema migratorio 229

• Se desmanteló una parte importante de la estructura industrial


para ser trasladada a terceros países como vía para la obtención
de inversiones rentables a partir del uso de mano de obra barata
y poco organizada. La desindustrialización afectó a gran parte
de los sectores y las regiones del país, en especial las del Medio
Este y Noreste1 (Castro, 2015), sobre todo las ciudades de De-
troit y Flint (ciudad del automóvil) en el estado de Michigan;
Milwaukee, en el estado de Wisconsin; St. Louis en el estado
de Missouri; Cleveland, Youngstown, Mahoning y Trumbull en
el estado de Ohio; y Pittsburgh, Lawrence y Mercer en el esta-
do de Pensilvania, área conocida como Steel Valley o el Valle
del Acero. Comenzó por las industrias productoras de mercan-
cías de bajo valor añadido entre las que destacaban los textiles
(ubicadas sobre todo en los estados de Nueva York y Nueva
Jersey) y después alcanzó a sectores de alto valor añadido como
el acerero y la construcción de barcos. En este escenario, gran-
des empresas como Chrysler tuvieron que ser rescatadas por
el gobierno federal para evitar el cierre y luego trasladaron sus
plantas productoras a México.
• Aunque la reubicación industrial trajo consigo un aumento del
desempleo en este sector, ello no obstaculizó el crecimiento
del mercado laboral estadounidense; por el contrario, éste man-
tuvo una dinámica generadora de empleos, con un crecimiento
de 20% anual de 1973 a 1989 (Roldán, 2008).
• Tecnificación de las actividades agrícolas que conllevó a una dis-
minución del empleo en este sector y potenció la urbanización.
• El sector terciario creció de manera dual: por un lado, se incre-
mentan los servicios desarrollados sumamente especializados,
como la “economía del conocimiento” y algunos de ellos orien-
tados a la exportación, como el sistema financiero; por otro

1
La región del Medio Este incluye los estados de Dakota del Norte, Dakota del
Sur, Nebraska, Kansas, Minnesota, Iowa, Missouri, Wisconsin, Illinois, Michigan,
Indiana y Ohio. Por otra parte, la región Noreste comprende los estados de Pensilva-
nia, Nueva York, Nueva Jersey, Maine, Vermont, New Hampshire, Massachusetts,
Rhode Island y Connecticut
230 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

lado, aumentan los que requieren poca o nula especialización,


como el sector de limpieza y mantenimiento. En el estado de
California, por ejemplo, a finales de la década de 1970 e inicios
de 1980, se crearon medio millón de empleos en el sector de la
limpieza de edificios (Roldán, 2008).
• Flexibilización del empleo, desvalorización y precarización de
la mano de obra.

Cuadro 1
Algunos efectos de la reconversión productiva en Estados Unidos, 1950-2015
Antes de la reconversión productiva Después de la reconversión productiva
En 1953, 28% de la economía estadounidense En 2015, 11.5% de la economía se ubicaba en el sector
se concentraba en el sector manufacturero industrial/manufacturero
Desde 1979, 60% (447) de las plantas automotrices
A principios de 1950, 75% de todos los autos
estadounidenses han cerrado para ser reinstaladas en
del mundo se producían en Estados Unidos
otros países
En el periodo que va de finales de la década de 1970 a
inicios de la de 1980 se perdieron más de 32 millones de
empleos manufactureros
Han dejado de invertirse cada año 1 000 millones de
dólares en el sector manufacturero desde 1975
Entre 1995 y 2004, 700 mil empresas manufactureras
De la producción industrial 60% fue originada
han cerrado, lo que afectó a 6.1 millones de trabajadores.
en países industrializados estadounidense
En este mismo periodo han perdido su empleo 11.8 millo-
nes de trabajadores como consecuencia de la reducción
de 1.7 millones de empresas que brindaban servicios a las
industrias
Se perdieron más de 42 mil fábricas solamente entre los
años 2000 y 2010
A mediados de la década de 1970, el sector
En 1990 el sector financiero representaba 40% de las
financiero representaba solo 6% de las ganan-
ganancias corporativas y en 2015, 60%
cias corporativas
Fuente: International Committee of the Fourth International (icfi) (2015).

Hay información que apunta a que en Estados Unidos había


ciertos grupos de la población que nunca pudieron acceder al trabajo
privilegiado de la producción fordista, a sus beneficios y, mucho me-
nos, al consumo masivo, como las mujeres de clases bajas, los inmi-
mercados de trabajo en el sistema migratorio 231

Gráfica 1
Comportamiento del empleo según sectores seleccionados, Estados Unidos 1950 a 2014

Fuente: U.S. Census Bureau (2017).

grantes y la población negra, entre otros grupos (Zinn, 1999; Harvey,


1990; Harrington, 1962). Sin embargo, sí había un importante seg-
mento de trabajadores que se encontraba entre los mejor remunera-
dos y con mejores niveles de vida en escala mundial. En el contexto
de crisis y reestructuración, los altos salarios y el número importante de
prestaciones que se concedieron a los trabajadores en los años de gran
productividad y crecimiento económico representaban un costo muy
alto que comprometía las ganancias de la clase empresarial.
La crisis del patrón fordista y la entrada a un nuevo modelo de
acumulación flexible en Estados Unidos no solo se relacionan con la
reestructuración productiva, la internacionalización de su producción
y la trasnacionalización de sus mercados financieros, también con la
conformación de una estrategia permanente de flexibilización y aba-
ratamiento de la fuerza de trabajo asociada con las nuevas pautas que
marca la producción y con el desmantelamiento del estado de bienes-
tar. La desregulación y la precarización del mercado laboral se expre-
san en las múltiples reformas que fijan el salario mínimo en un nivel
cada vez menor, pagos a destajo, aumento de contratos temporales,
acotamiento de las semanas laborales, debilitamiento de los sindicatos,
232 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

recortes presupuestales al gasto público y eliminación de servicios que


brindaba el Estado, como la seguridad social, entre otros elementos.
Mientras el empleo industrial se redujo (cuadro 1 y gráfica 1),
el del sector terciario creció, sobre todo en las ciudades. Este creci-
miento de los puestos de trabajo en los servicios absorbió la mayor
parte del incremento natural de la población económicamente activa
(pea) estadounidense, se reubicó a la mayoría de las personas despla-
zadas de la industria manufacturera y quedaron libres los empleos de
más baja calificación en esta categoría, los cuales fueron cubiertos en
algunos casos por los trabajadores extranjeros.
Estas tendencias se aprecian más claramente en la gráfica 1, la
cual muestra que el empleo en el sector agrícola, que desde 1950 re-
presentaba menos de 8% del total, se reduce en un nivel por debajo
de 5% para el año 2014. La reducción fue más severa en el caso del
empleo manufacturero, pues de representar 23% del total nacional en
1970, en 2014 solamente llega a 11%. Por otro lado, el empleo en el
sector servicios aumenta de manera impresionante: de constituir 15%
en 1950, se incrementa a casi 45% del total estadounidense.
Con la reconversión productiva se dio preferencia a la contratación
de aquellos segmentos del mercado laboral en los que los trabajadores
estaban mal remunerados, desprotegidos, eran sobreexplotados y no te-
nían experiencia en la organización sindical y política, como era el caso
de las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes. Estos sectores laborales que
antes no eran competitivos en el plano nacional se volvieron atractivos a
partir de la segmentación, con base en elementos como sexo, edad, nacio-
nalidad, etnia y status migratorio, entre otros. Además, esta tendencia se
intensificó a medida que los diferentes segmentos del mercado se vieron
obligados a competir internacionalmente con la relocalización de un gran
número de puestos de trabajo en terceros países.
A mediados de la década de los setenta, aún bajo los efectos de
la crisis de 1973 y la creciente flexibilización laboral, los migrantes
fueron utilizados como esquiroles en la lucha de los trabajadores es-
tadounidenses por mantener sus niveles de vida (Peña, 1995). Ade-
más, como en otras depresiones económicas, el trabajo migrante fue
responsabilizado, tanto por el aumento del desempleo, como por la
reducción del empleo industrial, la flexibilización laboral y los bajos
mercados de trabajo en el sistema migratorio 233

salarios. Estos eventos conllevaron a un gran descontento social en-


tre los trabajadores nacionales y la población en general. Ante ello, el
presidente Jimmy Carter solicitó al Congreso la creación de una pro-
puesta de ley migratoria con el fin de frenar el flujo de extranjeros,
sobre todo aquellos indocumentados y con poca calificación.
En 1976, se modificó la ley migratoria de 1952 y se estableció un
límite de 20 000 visas de residencia para América Latina; se redujeron
así las posibilidades de que la migración de la región se llevara a cabo de
manera documentada. También se eliminó la excepción de la certifica-
ción laboral de que gozaban los padres de ciudadanos estadounidenses
y de migrantes residentes, lo que redujo las oportunidades de efectuar
la reunificación familiar, al menos de forma regular. También se prohi-
bió la introducción de cambios en la calidad migratoria (de visas de no
inmigrante a visas de inmigrante) de las personas que habían entrado
y trabajado en Estados Unidos de modo irregular, por lo que quienes
habían laborando en esta condición no podrían legalizar su residencia
(Roldán, 2008). Estas medidas, si bien restringían la migración latinoa-
mericana, únicamente eran efectivas para la migración documentada.
Desde finales de la década de 1970 e inicios de la de 1980, los
trabajadores migrantes empiezan a formar parte de la provisión y reser-
va de fuerza de trabajo flexible y barata que requiere el nuevo tipo de
acumulación en aquel país. Por una parte, los migrantes se dirigen a un
sector laboral que operaba con antelación a la reestructuración produc-
tiva, cuyas características son la alta precarización y la exclusión social,
como la agricultura, el sector de los cuidados personales, el servicio do-
méstico y el de la limpieza, etc. (Márquez, Delgado y Pérez, 2006). Por
otro lado, se canalizan a otro sector igualmente precarizado vinculado
con la reestructuración en diferentes ramas que alimentan los sectores
de punta, sobre todo en la producción de bienes-salario para las clases
altas, medias y bajas. Asimismo, los migrantes abastecen de mano de
obra un mercado laboral que se forma con la propia comunidad inmi-
grante. Lo anterior es muy visible en los barrios de inmigrantes en ciu-
dades como Nueva York, Los Ángeles y Houston, entre otras.

Estos trabajos incluyen no solo aquellos que son un acuerdo tem-


poral hasta que se pueda encontrar un trabajo en la sociedad de la
234 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

corriente principal. También incluyen un amplio abanico de trabajos


profesionales y técnicos que revisan las expandidas comunidades de
inmigrantes cada vez más estratificadas por ingresos, en la ciudad.
Además se incluyen trabajos que producen servicios y bienes para la
subsistencia de miembros de la comunidad, y con ello contribuyen a
reducir los costes de supervivencia –para ellos mismos y finalmente
para sus empleadores (Sassen, 1988: 45).

Ante este panorama, en la década de los ochenta del siglo xx


la contratación en Estados Unidos de mano de obra proveniente de
México se ha extendido, lo mismo que los flujos migratorios prove-
nientes de la región latinoamericana. Desde esta década, y hasta por
lo menos finales de 2010, la población de origen latinoamericano
se incrementó a un ritmo más alto que ningún otro grupo, tanto que
desde el año 2000 desplazó a la población afroamericana como el
grupo minoritario más representativo. Se estima que para 1980 la
población latinoamericana en Estados Unidos se componía de 14.8
millones, los que representaban 6.5% de la población total. Al llegar
a 1990 esta cifra se incrementó a casi 22 millones (8.4% del total en
Estados Unidos), a un ritmo de crecimiento de 1.8% anual con res-
pecto a 1980. Este aumento fue posible a partir de dos factores: a) el
aumento de los flujos migratorios provenientes de la región, que en
los ochenta representaban entre 30% y 38% del total de personas de
origen latinoamericano en Estados Unidos (ipums-cps, 2017)2 y b) el
incremento de la tasa de natalidad de este grupo poblacional.

2
Los datos estadísticos de este capítulo, a menos que se indique lo contrario,
provienen de la Current Population Survey (cps), encuesta que realiza mensualmente
la Oficina de Censos de Estados Unidos en colaboración con la Oficina de Estadísticas
Laborales, la cual mide, además de elementos demográficos, cuestiones sobre la fuerza
de trabajo, los salarios, el desempleo y una gran cantidad de variables que permiten
efectuar un buen acercamiento a la situación de los trabajadores y el mercado de trabajo.
Para la obtención de las bases de datos de la encuesta mencionadas se recurrió a Inte-
grated Public Microdata Series (ipums), un proyecto de la Universidad de Minnesota que
concentra y homologa todos los microdatos (datos en los que cada registro corresponde a
una persona con características numéricamente codificadas) que se generan en los censos
y las encuestas en Estados Unidos. ipums-cps, agrupa las muestras generadas mensual-
mente por la cps desde 1960 hasta la fecha y las codifica de tal forma que puedan hacerse
comparaciones con los datos del censo y de la encuesta American Community Survey.
mercados de trabajo en el sistema migratorio 235

Gráfica 2
Migrantes latinoamericanos en Estados Unidos por región de origen, 1960 a 1980

Fuente: U.S. Census Bureau, 2017

En términos particulares, la migración mexicana representaba


la mayor parte del flujo latinoamericano, con 61% del total a lo largo
de la década de 1980 (gráfica 2). Si bien este grupo comenzó a dis-
persarse por todos los estados del país, su presencia se concentró fun-
damentalmente en California y Texas, donde vivía 73% de los mexi-
canos nacidos fuera de Estados Unidos y conformaban 80% del total
de la población latina en aquellos lugares (Bergad y Klein, 2010).
Otros estados con importante presencia de mexicanos eran Arizona
e Illinois, en especial la ciudad de Chicago y su área metropolitana.
La década de los ochenta fue muy importante en la definición
del rumbo que tomaría la migración mexicana; el presidente Ronald
Reagan firmó la Ley de Reforma y Control de Inmigración 1986
(irca, por sus siglas en inglés), la cual modificó aún más la ley de
1952. Con los cambios, los trabajadores indocumentados que habían
trabajado de forma continua en Estados Unidos desde el 1 de ene-
ro de 1982 y tuvieran forma de demostrarlo, solicitaron la categoría
temporal. Asimismo, se abría la posibilidad de regularización hasta
por dos años para los trabajadores agrícolas que se hubiesen emplea-
do en el sector por lo menos durante 90 días entre mayo de 1985 y
mayo de 1986.
236 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

La ley incluía una serie de sanciones a los empleadores, con


multas de 200 hasta 10 000 dólares para quienes supieran que con-
trataban fuerza de trabajo indocumentada, y se les obligaba a revi-
sar la documentación migratoria y el permiso laboral de los nuevos
trabajadores, con lo que proliferó el negocio de la falsificación de
documentos. Con tales medidas, se esperaba que, tanto aquellos que
no hubieran podido o querido regularizar su situación, como los nue-
vos indocumentados que pudieran burlar la vigilancia fronteriza no
encontrarían empleo y con ello perdería fuerza este flujo migratorio
(Roldán, 2008); sin embargo, el resultado no fue el esperado.
Desde 1990, la migración mexicana fue el primer flujo en em-
pezar a asentarse en estados con fuerte demanda de fuerza de trabajo
en los que los latinos no habían sido proporcionalmente importantes
hasta entonces. Los estados de Arkansas, Georgia, Carolina del Nor-
te, Carolina del Sur y Oregón son buenos ejemplos de este proceso.
En ellos había, según el censo estadounidense de 1990, un porcentaje
pequeño de población latinoamericana, menos de 3% del total de ha-
bitantes en cada caso (Bergad y Klein, 2010).

Migración mexicana a partir del tlcan (1994)

Durante las negociaciones para la inclusión de México en el acuerdo


que se convertiría en el Tratado de Libre Comercio en América del
Norte (tlcan), o nafta, por sus siglas en inglés, los países miembro
se opusieron a que en su estructura formal quedara incluido el tema
migratorio. Con ello no se ignoraba el fenómeno, por el contrario en
dicho proceso desempeñó un papel central el análisis y debate de las
características, condiciones y el efecto del fenómeno migratorio de
mexicanos en el mercado laboral estadounidense, así como las medi-
das que deberían aplicarse para lograr su reducción. En ese contexto,
el objetivo fue impulsar la libre circulación del capital y mercancías,
mientras que la movilidad del trabajo tuvo un tratamiento inverso.
La exclusión del tema migratorio se basó en el nuevo alien-
to tomado por las políticas liberales en cuanto a que la libertad de
mercados de trabajo en el sistema migratorio 237

la movilidad del capital y de mercancías a lo largo de las fronteras


nacionales se acompaña de la búsqueda de la contención de la movi-
lidad laboral, con el respaldo teórico que ofrece el pensamiento neo-
clásico de la migration hump (o joroba migratoria).3 Se descartó del
análisis la variable correspondiente a las necesidades estructurales de
la economía estadounidense, de tal manera que la “motivación pri-
maria” de la migración se localiza en las decisiones individuales, que
resultan de las diferencias salariales que hay entre los países de ori-
gen y de destino y la falta de oportunidades en el sector agrícola. Por
eso se propuso el impulso al libre comercio e inversión y con ello se
lograría, con el tiempo, la convergencia económica (Roldán, 2015).
Desde la perspectiva teórica el liberalismo económico, históri-
camente, ha enfrentado la contradicción de cómo respaldar la libre
circulación del capital y negar, limitar o acotar, de forma indirecta, la
del trabajo calificado o escasamente capacitado, a condiciones par-

3
La teoría de la joroba migratoria, o migration hump, se basa en tres supuestos
básicos: a) comercio y migración son complementarios en el corto plazo; b) ambos
son sustitutos en el largo plazo; y c) la duración y amplitud de la joroba migratoria
son relativamente pequeñas. La hipótesis se sostiene en el argumento de que las
transformaciones a las que da lugar la apertura comercial contribuyen a incremen-
tar la migración por diversas razones, como: que por un lado ofrece mejores con-
diciones a ciertos trabajadores lo cual les permite acumular nuevos recursos para
poder emigrar; porque las reformas dan lugar a un desempleo en los sectores menos
competitivos ante la apertura; porque la integración comercial genera y desarrolla
un sólido sistema de transporte y comunicaciones entre ellos, que reduce los costos
de desplazamiento e incrementa el beneficio neto de la migración; además, la inte-
gración se acompaña de algunos convenios o procesos de reclutamiento de trabaja-
dores y cuando ya está en marcha el flujo migratorio y en pleno funcionamiento la
articulación de complejas redes sociales y familiares, estas se encargan de mantener
el ímpetu de ese flujo migratorio. Todas ellas perderán importancia, con el tiempo,
cuando los trabajadores se den cuenta que en su país ya se puede acceder a salarios
mejor remunerados. Esta propuesta teórica también señala que la joroba migratoria
tenderá a prevalecer en función de tres factores: a) si las redes promueven migra-
ciones futuras; b) cuando hay oportunidades laborales en otros países y c) por los
ajustes económicos que acompañan el proceso de liberalización. La teoría se consi-
dera consistente en virtud de la experiencia observada en el proceso de integración
europea, donde se logró disminuir la migración española, italiana y portuguesa en el
momento posterior a su integración a la Unión Europea.
238 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

Gráfica 3
Migrantes mexicanos en Estados Unidos y su tasa de crecimiento, 1994 a 2016

Fuente: ipums-cps, 2017.

ticulares de control y sometimiento. Este contrasentido es resultado


de que la consolidación de las sociedades modernas se sustentó en el
fortalecimiento político, racial, cultural, ideológico, jurídico, territo-
rial y obviamente económico de los estados-nación, así como en la
búsqueda del olvido de sus orígenes multirraciales. Mientras que, al
mismo tiempo, desde su gestación, se evidenció que ante las poten-
cialidades del sistema económico, en cuanto a su consolidación y ex-
pansión, no le serían suficientes los mercados nacionales de mercan-
cías, capital y trabajo (Roldán, 2015). La movilidad de este último
mantiene una relación directa con la contradicción capital-trabajo de
los países receptores y pone en evidencia problemáticas referidas a
salarios, condiciones laborales, vivienda, transporte y salud, que son
exacerbadas por las posturas más retrógradas y reorientadas como
una contradicción trabajo-nativo/trabajo-inmigrante, atribuyendo a
este último su inestabilidad económica, política y social.
Con dicha perspectiva que da cuerpo a las políticas migratorias
contemporáneas se corresponden las soluciones que ofreció el tlcan
en cuanto a la posibilidad de eliminar la exportación de personas y
transformar la economía mexicana en exportadora de mercancías, ya
mercados de trabajo en el sistema migratorio 239

que se considera que el flujo de bienes y recursos financieros entre


países, con diferentes dotaciones de factores económicos, es un sus-
tituto casi perfecto de la movilidad de la fuerza de trabajo en el corto,
mediano y largo plazos por medio de la igualación de los precios de
bienes y factores, lo que, finalmente, reduce los incentivos que sos-
tienen la migración. El desarrollo económico que permitiría detener
la migración pasaba por la apertura comercial y a la inversión. La
integración de México al tlcan se consideró un resultado “natural”
de su inclusión a las dinámicas mundiales de producción, comercio e
inversión. De ahí su aceptación, aunque partiera de supuestos que no
reconocían las asimetría, tanto las de carácter histórico y estructural,
como aquellas otras que se iban a originar o profundizar como resul-
tado de esta integración.
El sistema migratorio que se desarrolló entre México y Estados
Unidos a partir del tlcan, lejos de observar un decrecimiento, se
constituyó como el sistema migratorio bilateral más importante del
planeta, con más de 35 millones de personas, un poco más de 35% de
ellas nacidas en México y 65% de ascendencia mexicana (ipums-cps,
2017). El fuerte impulso inicia en los años ochenta, como señalamos
al inicio en el apartado anterior, y se mantiene hasta por lo menos el
año 2005. Este comportamiento tiene como explicación central la
extraordinaria ampliación del mercado laboral estadounidense. En
etapas anteriores, se trataba de una migración que se dirigía funda-
mentalmente a la agricultura, a la cosecha de diversos productos, y
se encontraba limitada por su carácter temporal o pendular. Adquirió
una dinámica distinta al plantearse su incorporación al sector servi-
cios y comercio, a la industria de la construcción y manufacturas, y
disminución en el sector agrícola (gráfica 3).
Se trata de actividades que condicionaron circularidad y que su-
madas al endurecimiento de las políticas migratorias propiciaron que
el aumento de la población residente de los mexicanos inmigrantes se
acompañara de una caída en la probabilidad de retorno, que se redujo
de 46% en 1997-2002 (Tuirán, 2006) a 32% en el periodo que va de
2005 a 2010. Por tanto, la violencia sistemática en la que se ve en-
vuelto todo el fenómeno migratorio no logró los objetivos propuestos
en cuanto a su disminución, pero sí afectó la circularidad migratoria.
240 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

Logrado el cruce a territorio estadounidense, la posibilidad de ir y


venir, en plazos más cortos, se limita ante los riesgos mortales y de
altos costos que implica el tránsito fronterizo.
Otro aspecto distintivo del fenómeno migratorio contemporáneo
es el incremento de la movilidad indocumentada. En el primer quin-
quenio de los años ochenta, el número de mexicanos sin papeles en
Estados Unidos era de 18 de cada 100, mientras que en 2005 solo 15
de cada 100 contaban con la documentación requerida. Según datos del
Pew Research Center (Passel y Cohn, 2017), la mayor parte de la mi-
gración irregular hacia Estados Unidos proviene de México y creció de
manera importante hacia 2007, año en el que alcanzó un récord de casi
siete millones de personas (57% del total de migrantes indocumenta-
dos en Estados Unidos), cifra seis veces mayor a la registrada en 1990
(1.4 millones de personas). Es necesario destacar que después de 2007,
la cifra de migrantes irregulares ha descendido hasta llegar a 5.8 mi-
llones de personas para el año 2014 (52% del total de indocumentados
en este año); dicha reducción se relaciona con los efectos que la crisis
financiera ha tenido en el empleo de la población migrante.

Gráfica 4
Tasa de empleo de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos según sexo, 1994 a 2016

Fuente: ipums–cps, 2017.


mercados de trabajo en el sistema migratorio 241

Múltiples investigaciones (Roldán, 2010 y 2017; Pérez y Castro


Alquicira, 2017; Castro Alquicira, 2015; Roldán, Castro y Sarmien-
to, 2012) han destacado la feminización de la migración, revelando
un importante cambio cualitativo en las tendencias en el sistema mi-
gratorio que aquí analizamos. La incorporación de mujeres ya no se
realiza mayoritariamente en condiciones de acompañantes, sino de
forma autónoma: en 2014, las mujeres representan 47% de este gru-
po de población, lo que todavía no se expresa en una tasa similar de
la participación femenina en la población ocupada. En el año 2005,
70% de las personas migrantes mexicanas que trabajaban en Estados
Unidos lo conformaban hombres y para 2014 este porcentaje ha va-
riado, pero no sustancialmente, pues 61% de la población económi-
camente activa aún lo constituyen varones (ipums-cps, 2017).
De acuerdo con información proporcionada por el Pew Re-
search Center (2017), 95% de los varones indocumentados de origen
mexicano se incorpora activamente al mercado laboral, mientras que
solo cerca de 54% de las mujeres indocumentadas lo hace y de las
que cuentan con la documentación y que nacieron en México, solo
laboraba 52% en 2014. Debemos poner especial atención al hecho
de que los patrones de inserción laboral de las mujeres mexicanas
revelan una mayor selectividad (Giorguli y Olvera, 2006): 80% que
trabaja, lo hace en actividades en las que su presencia se invisibiliza,
como limpieza, cuidado de niños y servicio doméstico, entre otras,
y mantiene una estrecha relación con la reestructuración de conjunto
de la economía y sociedad estadounidense (gráfica 4).
Como puede notarse, al comparar los porcentajes de participa-
ción laboral de las mujeres y los hombres migrantes se encuentran aún
grandes diferencias. Una de las razones de la disparidad está relacio-
nada con los tipos de trabajos que las mujeres realizan, pues estos no
siempre encajan dentro de la concepción tradicional de trabajo asala-
riado, por lo que muchas veces no se reconocen como actividades pro-
ductivas o se registran de forma escasa en las estadísticas laborales.
Asimismo, es común que las migrantes trabajen por temporadas o que
debido a la falta de documentación migratoria no sean reconocidas en
los censos y encuestas como trabajadoras que reciben salarios.
242 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

En cuanto a la nueva geografía migratoria, a la que ha dado lugar


esta nueva etapa, destaca el hecho de que tiene una doble direcciona-
lidad. Los cambios que se localizan en territorio mexicano, así como
en el país de destino. En cuanto al país de origen, a los nueve estados
“tradicionalmente” expulsores (Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Na-
yarit, Colima, Zacatecas, Durango, San Luis Potosí y Aguascalientes)
se han sumado estados que se encuentran en el centro y sur del país:
desde el norte de Guerrero, el sureste de Puebla, la zona de la Mix-
teca, Ciudad de México, Estado de México, Chiapas y Veracruz, han
engrosado el flujo migratorio. Las características centrales de la distri-
bución geográfica de la migración mexicana en Estados Unidos, des-
de sus orígenes hasta finales de los años ochenta, fue su alta concen-
tración en los estados del sudoeste: California, Texas y Arizona. La
reestructuración económica que toma impulso en los ochenta también
se acompañó de cambios en la geografía migratoria, dando lugar a un
meteórico proceso de irradiación espacial pero sin que se perdiera por
completo la concentración en los estados originales.
De acuerdo con datos de la Current Population Survey, encuesta
que levanta mensualmente la Oficina de Censos de Estados Unidos,
la mayor parte de los migrantes mexicanos siguen presentes en Ca-
lifornia (34%), Texas (20%) y Arizona (5.1%), estados tradicionales
de llegada de esta población. Sin embargo, encontramos presencia de
migrantes mexicanos en otros estados como Illinois (5.3%), Caroli-
na del Norte (2.2%), Georgia (2.1%), Florida (2.1%), Washington y
Nueva York (1.9 y 1.8%, respectivamente).
Observando las tendencias que el fenómeno migratorio ha te-
nido, resulta evidente que las expectativas que los negociadores del
tlcan generaron en cuanto a la contención del flujo migratorio com-
parten poco con la realidad. El fracaso es rotundo. La explicación
del aumento del número de inmigrantes de origen mexicano en este
periodo es multicausal: la finalización de los convenios braceros y
la consolidación que este fenómeno había logrado en aquellos esta-
dos de la República Mexicana tradicionalmente expulsores, las redes
sociales de apoyo tejidas al interior del flujo migratorio y la gene-
ralizada y profunda crisis del sector agropecuario, que orilló a la
incorporación de población de otros estados a este flujo. Tales causas
mercados de trabajo en el sistema migratorio 243

encuentran su explicación última en una renovada y creciente inca-


pacidad estructural de la economía mexicana para ofrecer empleo y
mejores salarios a su población. Todas esas condiciones, finalmente,
pueden ser agrupadas o atribuidas al contexto económico mexicano,
a una cara de la moneda.
Sin embargo, desde una perspectiva opuesta al paradigma libe-
ral así como a sus nuevas expresiones, en las causalidades que deto-
nan el fuerte incremento de los flujos migratorios se encuentran las
transformaciones en el mercado laboral estadounidense, las cuales es-
tán inmersas en las penetrantes modificaciones económicas, sociales
y políticas que generó la crisis de los años setenta que se expresaba
en el nivel mundial, la cual había marcado el fin del largo proceso de
crecimiento económico de posguerra. Estos cambios en los mercados
del trabajo, entre otros, han tenido consecuencias trascendentes para
la clase obrera nativa e inmigrante que los componen y que se con-
virtieron en el sostén de la recuperación. Hacia los años ochenta, con
la recuperación, dichas transformaciones impulsaron los mercados de
trabajo estadounidense y lograron que este mantuviera una dinámica
generadora de empleos pese a la inestabilidad en el crecimiento.
Los supuestos del nuevo liberalismo para la interpretación de
las migraciones, tienen un contenido profundamente ideológico y
político que conduce al señalamiento de que el fenómeno migrato-
rio es el resultado de decisiones individuales, de tal manera que el
detonante de la migración se localizará en los países de donde estos
trabajadores son originarios –en este caso México– y como tal hay
que enfrentarlas. La voluntad de migrar como principio ontológico la
ponderan como un punto de partida que, en última instancia, explica
la realidad y la libertad de elegir migrar sin preceptos o impulsos
externos que los presione o acote hacia el desplazamiento, solo el
que les es intrínseco: la racionalidad económica. El predominio del
sentido común en la sociedad en general, así como en los propios
migrantes, ha simplificado las causas desfigurando sus orígenes y ha-
ciendo a un lado la profunda complejidad que permea su evolución
y actuales expresiones. Como señala Saskia Sassen (2007), si bien
muchos inmigrantes consideran que la migración es resultado de sus
decisiones personales, la opción de migrar en sí misma es un produc-
244 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

to social. El pensamiento neoclásico desaparece las relaciones des-


iguales y de dependencia que dominan en la economía internacional
en general y en particular la que hay entre México y Estados Unidos,
las cuales, lejos de erradicarse, se han profundizado en esta etapa de
globalización, integración y apertura comercial (Roldán, 2015).
Desde los países hegemónicos se definen las direcciones, pe-
culiaridades y principales manifestaciones de los procesos de repro-
ducción capitalista, como es el caso de la emigración de una fuerza
de trabajo originaria de otros países y que pasa a ser una contribución
para su desarrollo. Las condiciones de complementariedad subordi-
nada de la economía mexicana hacia la estadounidense también se
expresan en el tema migratorio. El tlcan es parte de un modelo de
crecimiento en el que se otorgó un papel fundamental al comercio-in-
versión y su liberalización, convirtiéndolos en un falso camino al
desarrollo que permitiría allegarse inversión, nueva tecnología y dis-
minuir el flujo migratorio.
Ahora bien, el éxito del cambio en la especialización comercial
a partir de este modelo, que incluye el tlcan, no ha tenido una corres-
pondencia con el conjunto de la economía, en especial con algunas
variables como la del empleo. De tal manera que la evaluación del
éxito exportador exige más cautela, así como la necesidad de esta-
blecer la relación entre expansión de las exportaciones y crecimiento
económico, lo cual permite revisar la capacidad de arrastre del sector
exportador del conjunto de la economía y su incidencia en la hete-
rogeneidad interna de la economía y las debilidades históricas del
mercado laboral.
La fragilidad del vínculo entre capacidad exportadora y creci-
miento ha tenido una fuerte repercusion en la absorción de la fuerza de
trabajo mexicana, salarios y distribución del ingreso; particularmente,
se han profundizado las debilidades de dicho mercado: incremento del
desempleo abierto, elevación mínima de los salarios reales del sector
formal, débil crecimiento de la productividad laboral, reducción de la
cobertura de la seguridad social, ampliación de la brecha salarial entre
los ingresos laborales de los sectores formal e informal y la conse-
cuente intensificación del flujo migratorio. Estos se han convertido en
argumentos muy sólidos para explicar la continuidad y el incremento
mercados de trabajo en el sistema migratorio 245

de la movilidad de trabajadores mexicanos en el nivel internacional,


que ha respondido a una demanda de trabajadores para empleos de
baja calificación originada desde Estados Unidos.

La migración mexicana en el marco de la crisis de 2008

En abril de 2012, el Pew Hispanic Center publicó el informe “Net


Migration from Mexico Falls to Zero–and Perhaps Less” (Passel,
Cohn y González, 2012), que recupera numerosas fuentes de infor-
mación estadística tanto de México como de Estados Unidos con el
objetivo de analizar la magnitud y las principales tendencias del flujo
migratorio México-Estados Unidos. El principal hallazgo de la in-
vestigación es que la migración neta4 de mexicanos había llegado a
un “punto muerto” o “tasa cero” e incluso su tendencia extraordinaria
de crecimiento, experimentada desde por lo menos 1970, pudo ha-
berse revertido. Este hecho abrió paso a intensos debates académicos
y políticos en torno a qué originó este importante cambio.
En el escenario político mexicano, en una conferencia magis-
tral en la Cámara de Comercio de Estados Unidos dos días después
de publicado el informe, el entonces presidente, Felipe Calderón,
aseguró que la situación se explicaba por el mejoramiento de las
oportunidades de trabajo en México, el mayor acceso a la educación
para los jóvenes y la ampliación de los servicios de salud a lo largo
del territorio. Es importante no perder de vista que si bien en esta
época en México algunos indicadores macroeconómicos presenta-
ban un comportamiento más o menos favorable que podría indicar
la presencia de oportunidades laborales (Levine, 2015: 12), la per-
sistencia de la pobreza, la violencia y, sobre todo, un mercado de
trabajo altamente precarizado aún son catalizador de la emigración
de trabajadores mexicanos.

4
La tasa neta de migración hace referencia al número de mexicanos que emi-
graron a Estados Unidos frente a la cifra de mexicanos que residían en aquel país y
que volvieron, por alguna razón, a México.
246 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

Gráfica 5
Deportaciones de migrantes no autorizados realizadas desde Estados Unidos, 2001 a 2014

Fuente: Pew Research Center, 2017.

Por otro lado, el Pew Hispanic Center (2012) identificó el de-


bilitamiento de la economía estadounidense, al aumento de la se-
guridad fronteriza, el incremento de los peligros asociados con los
cruces fronterizos ilegales, sus efectos en el freno a la migración in-
documentada y la reducción de la tasa de natalidad en México como
causas que inhibieron el paso de migración indocumentada. Desde
nuestra perspectiva, las causas centrales de la dinámica de los flujos
migratorios a partir del debilitamiento de la economía estadouniden-
se con la crisis de 2008 son los cambios en la inserción de los traba-
jadores mexicanos en el mercado de laboral estadounidense y la des-
aceleración de la demanda de la mano de obra de estos trabajadores.
Dichas causas corroboran que los flujos migratorios son detona-
dos por las condiciones generadas en la economía y la sociedad esta-
dounidenses, que son complementarias con las condiciones de atraso y
escasa capacidad de absorción de los mercados laborales en México.
De tal manera que la explicación de la disminución del flujo no se en-
cuentra en un importante crecimiento económico o en el aumento de los
niveles salariales o mejores oportunidades de empleo en México, los
cuales, por cierto, no han ocurrido, sino en la fragilidad de los mercados
mercados de trabajo en el sistema migratorio 247

de trabajo en Estados Unidos con el estallido de la crisis y el endureci-


miento de las políticas migratorias a fin de protegerlos.
El número de deportaciones de migrantes mexicanos con esta-
día irregular en Estados Unidos se elevó en más de 100% en los años
siguientes a la crisis: cerca de 400 000 personas fueron deportadas en
2009 y de ellas 70% era de origen mexicano (Levine, 2015) (gráfica
5). Durante los ocho años que duró el mandato del presidente Obama,
el número de deportados llegó a casi tres millones de personas, lo que
trajo situaciones desafiantes para la sociedad y la economía mexicana,
que no está preparada para la recepción de los connacionales.
Este freno en la migración mexicana fue resultado de la crisis
y las dificultades en el proceso de recuperación de la economía esta-
dounidense. Una vez más en la historia de este sistema migratorio,
los mexicanos pasaron al desempleo o bien fueron deportados y tipi-
ficados como los causantes de los principales males del vecino país.
Se les convierte en los “chivos expiatorios”, insistiendo en asociar la
seguridad nacional con el tema migratorio. En los dos últimos años
se observa una recuperación en este flujo, lo cual es resultado de la
frágil mejoría económica y recuperación del empleo de inmigrantes
y posteriormente de los nativos en Estados Unidos.

Conclusiones

Las acciones y discursos antimigratorios de Donald Trump son con-


tradictorios con las necesidades de su economía. Tanto por la recu-
peración económica como por la disminución de la población eco-
nómicamente activa resultado del envejecimiento de su población y
de las bajas tasas de natalidad, los requerimientos del trabajo de los
inmigrantes son innegables. Pero no menos contradictorio resulta a
lo que nos enfrentamos en México: la total ausencia de una política
migratoria en general y particularmente una orientada a la movilidad
de retorno. “Defensa discursiva” de los mexicanos, fortalecimiento de
la seguridad fronteriza en el sur del país haciéndole el trabajo sucio
a Estados Unidos con la detención de migrantes y refugiados centro-
248 genoveva roldán dávila y daniela castro alquicira

americanos. No debemos perder de vista que las contradicciones no


son nuevas. Obama deportó a casi tres millones de migrantes entre
2008 y 2016, con el gobierno de Peña Nieto el número de deportados
centroamericanos ha aumentado de casi 63 000 en 2010 a cerca de
120 000 en 2016. Las estadísticas que corroboran que la brecha entre
México y Estados Unidos ha aumentado con el tlcan son vastas.
De igual manera hay la suficiente información para verificar que los
inmigrantes mexicanos e hispanos, en general hacen, una aportación
considerable a la economía estadounidense, lo cual nos permite afir-
mar que es Estados Unidos el que ha ganado con la globalización y
sobre todo con la migración de mexicanos.

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11. MÉXICO BAJO EL TLCAN EN LA GRAN CRISIS

Josefina Morales*

Crisis y reconfiguración del comercio y la economía


mundial, de 2007 a 2017

La gran crisis del capitalismo abierta en 2007, en sus dimensiones fi-


nancieras, no ha terminado, y a pesar de la recuperación hacia finales
de 2017, el sistema se desenvuelve bajo una crisis multidimensional
que ha puesto en entredicho las posibilidades de alcanzar un nue-
vo periodo de crecimiento estable. Más allá, exhibe la proliferación
de formas depredadoras y criminales de acumulación de capital; un
crecimiento innegable de la explotación del trabajo con modalidades
retrógradas de precarización laboral y extrema superexplotación; la
diversificación del rentismo; una grave descomposición de las insti-
tuciones clásicas de la democracia burguesa; y los límites que la crisis
climática impone a la humanidad. En otras palabras, se trata de una
crisis civilizatoria que nos replantea el desafío histórico ya señalado
por Rosa Luxemburgo durante la primera guerra mundial: socialis-
mo o barbarie.
Muchos autores han estudiado desde diversas corrientes teóri-
cas la crisis actual1 y destacado las múltiples dimensiones del capital

* Investigadora titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la unam;


coordinadora, con Gabriela Roffinelli, del Grupo de Trabajo de Clacso Crisis y Eco-
nomía Mundial; y miembro de la Red de Economía Mundial (Redem), de la Socie-
dad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (Sepla) y de la
Academia Mexicana de Economía Política (amep). Líneas de investigación: reestruc-
turación industrial, con énfasis en la maquila y sus dimensiones territoriales; y la
crisis y la fase actual del capitalismo. El trabajo contó con el apoyo de Aníbal García
Fernández en la recopilación y sistematización de información.
1
Son numerosos los autores que han avanzado en la caracterización de la crisis,
de Paul Kugman, Nouriel Roubini y Stiglitz, desde la perspectiva neokeynesiana, a
destacados marxistas como Immanuel Wallerstein, Samir Amin, Gérad Duménil y

[251]
252 josefina morales

financiero; las complejas características actuales de la concentración,


centralización e internacionalización del capital; las características
depredadoras que llevan a hablar de capitalismo senil o de un nuevo
imperialismo; y, desde la geopolítica, la caracterización de la deca-
dencia y transición de la hegemonía estadounidense.
István Mészáros, en su clásico libro Socialismo o barbarie, se-
ñalaba que nos aproximamos a un “límite sistémico” y que “Una de
las contradicciones y limitaciones más importantes del sistema se
refiere a la relación entre la tendencia globalizante del capital tras-
nacional en el dominio económico y la dominación continua de los
Estados nacionales como estructura total de comando del orden es-
tablecido” (Mészáros, 2005: 13 y 15). Donald Trump, en el centro del
imperialismo del siglo xxi, encarna esa viva contradicción, abriendo
paso al neofascismo.
Francois Chesnais caracteriza este periodo como uno de bajo
crecimiento global con endémica inestabilidad financiera, como lo
mostró la caída de la bolsa de valores de Nueva York en los prime-
ros días de febrero de 2018 a partir de ligeros cambios en la política
monetaria de Estados Unidos con la nueva dirección designada por
Donald Trump. La recuperación sostenida dependerá del grado de
destrucción alcanzado para que el capital relance un proceso dinámi-
co de acumulación (Chesnais, 2016: 35).
Arturo Guillén caracteriza el régimen de acumulación con domi-
nación financiera y restablece a la oligarquía financiera como la frac-
ción dominante en el ejercicio del poder en el capitalismo global, bajo
la decadencia histórica de la hegemonía estadounidense. Desentraña
las manifestaciones específicas, regionales y particulares de la crisis en
el sistema capitalista mundial: de la crisis inmobiliaria en Estados Uni-
dos a la crisis de la deuda soberana y del proceso de integración en
Europa y a la crisis del sistema productivo en esta etapa (Guillén, 2015).

Dominique Levy, Costas Lapavitsas, David Harvey, Elmar Altvater, Jorge Beinstein,
Julio Gambina y John Saxe-Fernández, entre otros. Asimismo puede revisarse el se-
guimiento de la crisis que realizamos en el boletín mensual Nuestra América XXI, del
gt de Clacso, Crisis y Economía Mundial.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 253

La tasa de crecimiento del producto interno bruto (pib) mun-


dial entre 2007 y 2016 fue, influida por China, de 2.3% promedio
anual: la de Estados Unidos de 1.3, la de Unión Europea de 0.6 y la
de China de 8.4. Las exportaciones mundiales de bienes y servicios
crecieron 2.7% por año, una tasa menor a la mitad de la registrada
en los años previos a la crisis,2 y la inversión extranjera directa (ied)
mundial, que se había desplomado 40% en 2009, creció en los años si-
guientes sin recuperar, a precios constantes de 2009, el nivel de 2007,
registrando una caída anual de 2.9% en promedio durante ese mismo
periodo (United Nations Commerce, Trade and Development, 2017;
Banco Mundial y omc).3
Continúa la reestructuración de la economía mundial, tanto en
la contribución de los países, como en su estructura económica y el co-
mercio internacional. La reestructuración productiva, comandada por el
capital trasnacional, ha fragmentado y dispersado el proceso de partes y
ensamble de la producción manufacturera, intensivos en fuerza de traba-
jo, hacia países subdesarrollados con una fuerza de trabajo de bajo precio
–la maquila–, con el consecuente crecimiento de la participación de los
países en desarrollo en la producción y exportación de manufacturas.
Este proceso acentúa la nueva división internacional del trabajo,
impulsada con la globalización desde los años noventa, con el creci-
miento explosivo de la fuerza de trabajo en las zonas procesadoras
de exportación (maquiladoras) en condiciones de superexplotación y
caídas en la participación de las remuneraciones en el valor agregado.
Las grandes empresas trasnacionales han relocalizado gran parte de
sus activos en el exterior, tienen millones de trabajadores en el mun-
do y realizan sus ventas a nivel global.

2
Hay que recordar que las exportaciones de bienes y servicios en 1990 repre-
sentaban 18.9% del pib mundial y que antes de la crisis habían alcanzado 28.6% de
la economía global (United Nations Commerce, Trade and Development, 2017: 26).
3
De acuerdo con la unctad (2017), la inversión extranjera directa (ied) cayó
de casi 2 millones de millones de dólares en 2007 a 1.2 millón de millones en 2009
y alcanzó 1.7 millón de millones en 2016, por lo que registró, a precios de 2009, una
caída anual de 6.6% en el periodo; en Estados Unidos cayó 4.1% y en América Latina
3.6% en promedio anual.
254 josefina morales

John Smith señala que la fuerza industrial en los países del sur
creció de 14.5% del total mundial que representó en 1980 a 23.1% en
2010, mientras que en los países imperialistas se registró una caída
de 37.1% en 1980 a 22.5 en 2010. Y, con mayor precisión, señala: “En
2010, 79 por ciento, 541 millones, de los trabajadores industriales del
mundo vivían en ‘regiones menos desarrolladas’ […] comparado con
los 145 millones de trabajadores, o 21 por ciento del total, que vivían
en los países imperialistas” (Smith, 2016: 201-202).
La participación de los países subdesarrollados en la producción
manufacturera mundial aumentó de 22.7% del total en 1995 a 41.4%
en 2015. Estos países se volvieron manufactureros-exportadores y las
manufacturas representaron, en muchos casos, más de las tres cuartas
partes de sus exportaciones, las que en conjunto pasaron de represen-
tar 16.8% del total mundial en 2000 a 34.7% en 2015. Sin embargo,
hay que tener claro que, en gran parte, esa producción la realiza el
capital trasnacional en estas naciones. Además, los países desarrolla-
dos mantienen la concentración de la producción mundial, en más de
60%, de la química, los plásticos, productos metálicos, maquinaria y
equipo, computadoras y equipos electrónicos y la industria automo-
triz, amén del control de las patentes (unido, 2011: 165 y 2017: 173).
Esta reestructuración, sin embargo, no solo elevó el crecimiento
del comercio internacional de bienes y servicios de 4.4 millones de
millones de dólares en 1990 a cerca de 15 millones entre 2005 y 2007
y 20.4 millones de millones en 2016 –representando el primer año
18.9% del producto mundial y 27.2% en el último año–, también se
convirtió, en gran medida, en un comercio intrafirma. Las famosas
cadenas globales de producción implican, como cita Chesnais, que
“cerca del 60 por ciento del comercio global […] consiste en el co-
mercio de bienes intermedios y servicios que son incorporados en
diferentes etapas de los procesos de producción de bienes y servicios”
(unctad, 2013: xxi).
En su informe anual de 2017, la unctad reporta que las ventas
de las filiales de las empresas trasnacionales pasaron de 5 millones de
millones de dólares en 1990 a 37.6 millones de millones en 2016 y
que el valor agregado de su producción en el extranjero aumentó casi
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 255

ocho veces y sus exportaciones casi cinco, mientras que el empleo


pasó de 21.4 millones de trabajadores en las filiales en el extranjero a
82 millones.
El peso de las actividades industriales y agropecuarias ha caído
y se ha elevado el de los servicios, que van de los financieros, espe-
culativos, inmobiliarios, apoyo a los negocios, comercio y telecomu-
nicaciones a los tradicionales de educación y salud, crecientemente
financiarizados.4 Sin embargo, como señala la unctad, muchos de
estos servicios se efectúan dentro de las grandes trasnacionales indus-
triales: más de la mitad de “las filiales extranjeras de las multinacio-
nales de actividades primarias y manufactureras realizan actividades
clasificadas como servicios” (unctad, 2017a: 22).
La economía estadounidense, por ejemplo, ve caer la participa-
ción de la industria manufacturera clásica en el pib de 20.6% en 1975
a 11.7% en 2016, mientras los servicios aumentan (U. S. Bureau of
Economic Analysis, 2018); y China, por el contrario, se industrializó
en las últimas décadas y aumentó su participación en la producción y
exportación internacional de mercancías.
Entre los servicios destaca, en la más grande economía del
mundo, el crecimiento de la información, que pasa de 0.3% del valor
agregado total en 1987 a 4.9% en 2016. El sector financiero, seguros
y bienes raíces pasó de 14.8 a 20.9% en el mismo lapso; solo el sub-
sector inmobiliario, que concentra más de 60% de ese sector, alcanzó
13.3% en el último año, superando la contribución del sector manu-
facturero. Crecen los servicios profesionales y de negocios que con-
tribuyen con 12.1% y en ellos, los servicios profesionales, científicos y
técnicos absorben 59%. Los servicios de educación y de salud repre-
sentan 8.4%, y los últimos concentran cerca de 90% del conjunto. Las
actividades gubernamentales no han sufrido una drástica caída en su

4
Cambios estructurales que exhiben, al mismo tiempo, las crecientes limita-
ciones de la estadística oficial del sistema internacional de cuentas nacionales que
oculta las contradicciones ente valores y precios, que son extremos en el caso del
sector agrícola y en el sector inmobiliario, así como el entramado entre actividades
productivas e improductivas.
256 josefina morales

participación en la economía nacional y representan 12.9% del total


en 2016 (U. S. bea, 2018).
Con la reestructuración productiva, no solo los servicios adqui-
rieron un mayor peso en la economía, también en la exportación,
registrando una balanza positiva en servicios y un déficit creciente en
mercancías. El coeficiente de exportación de Estados Unidos es bajo:
sus exportaciones representaron 12.7% del pib y cerca de la tercera
parte de las mismas corresponde a servicios, donde registra un supe-
rávit, si bien, dado el tamaño de su economía, fue el tercer exporta-
dor mundial de mercancías en 2016, con un total de 1.5 millones de
millones de dólares, mientras que sus importaciones, como el mayor
mercado del mundo, alcanzaron 2.3 millones de millones de dólares
en ese mismo año.
Asimismo, cerca de dos terceras partes de la ied están concen-
tradas en servicios, mientras la manufactura recibe poco más de la
cuarta parte y el sector primario 6 por ciento.
La concentración y la centralización del capital corren paralelas
al desenvolvimiento de la globalización y la crisis, como lo muestran
los datos de fusiones y adquisiciones de la unctad que absorben,
en gran medida, la inversión extranjera directa. Entre 1991 y 2006,
67.6% de la ied se destinó a fusiones y adquisiciones, de las que ape-
nas 1.4% (1 181), cada una con valor superior a mil millones de dó-
lares, concentraron 59.5% del valor de todas las fusiones (cuadro 1).

Cuadro 1
Fusiones y adquisiciones 1987-2016
Periodos Número Valor* IED* Valor/IED Número % total Valor* % Valor total
>1 000 millones dólares
1987-1990 7 047 483 706 68.5 95 1.3 201 41.6
1991-2000 44 936 3 529 5 150 68.5 543 1.2 2 137 60.5
2001-2006 36 994 3 349 5 032 66.6 638 1.7 1 959 58.5
>3 000 millones de dólares
2010-2016 71 408 3 523 1 071 32.9 389 0.5 2 931 83.2
*Miles de millones de dólares.
Fuente: unctad, World Investment Report, varios años, y base de datos.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 257

Siguiendo el curso de la crisis, el valor de las fusiones y adqui-


siciones cayó en los tres primeros años de este siglo y se desplomó en
2009, de 621 000 millones de dólares en 2008 a 287 000 millones, y
con altas y bajas alcanzó 889 647 millones en 2016, poco más de la
mitad de la ied mundial. Noventa y uno por ciento de las fusiones y
adquisiciones estuvo concentrado en los países desarrollados.
El agravado proceso de concentración y centralización en la cri-
sis se advierte al observar que entre 2010 y 2016 se registraron 389
fusiones y adquisiciones con valor superior a 3 000 millones de dó-
lares cada una, cuyo valor en su conjunto representó 83.2% del total
reportado por todas las fusiones. Solo en ese último año, el monto de
las 68 más grandes fusiones y adquisiciones fue equivalente a 86%
del total, un monto cercano a la mitad de toda la inversión extranjera
directa registrada en ese año (unctad, 2017b).
Destacan los sectores de bebidas y productos farmacéuticos con
importantes fusiones en los últimos años. En 2016, por ejemplo, el
grupo belga de la cerveza Anheuser-Busch InBev N.V./S.A. realizó
la mayor adquisición, por 101 500 millones de dólares, de SABMiller
PLC de Estados Unidos y Teva Pharmaceutical Industries de Israel
adquirió Allergan PLC-Generic Drug Business por 38 800 millones.
El estudio de tres matemáticos de Zúrich muestra que solo una
compleja red de 143 empresas interconectadas con gran peso del ca-
pital financiero controla 40% de la riqueza mundial (Vitalli, Glattfer-
del y Battiston, 2011). En 2006, por ejemplo se registró que las diez
firmas farmacéuticas más grandes del mundo concentraban cerca de
la mitad de la ventas globales del sector y en 2011 cinco corporaciones
concentraban 54% de la producción mundial en el sector automotriz
y 13 lo hacían 87% (Chesnais, 2016: 145). Este proceso ha llevado a la
configuración de telarañas del gran capital trasnacional entre los más
poderosos grupos monopolistas del planeta.5
Esta concentración sin precedentes de capitales implica, como
se sabe, una grave desigualdad social, la multiplicación de la pobre-

5
Véanse los diagramas de la página de internet Theyrule.com y, entre otros,
Peter Dicken (2009) y Josefina Morales (2016).
258 josefina morales

za por el mundo y, en particular, la explotación de la fuerza de tra-


bajo, del enorme ejército de reserva internacional. Así lo ilustran y
demuestran las listas internacionales de Forbes de los personajes más
ricos del mundo, los estudios de Oxfam, de Piketty y de Stiglitz sobre
la desigualdad, la distribución y concentración del ingreso, y en ma-
yor medida los numerosos movimientos sociales de 99% de la pobla-
ción que han denunciado a 1% que se apropia de la riqueza mundial
generada por los trabajadores.
Entre las dimensiones financieras de la crisis se encuentran el cre-
cimiento exponencial de los activos financieros y su explosiva circula-
ción planetaria, al pasar de ser casi equivalentes al pib global en 1990
a multiplicar 3.3 veces la economía mundial en 2007 y más de 3.5 en
2012; los dineros colocados en los centros financieros offshore crecieron
explosivamente a partir de la crisis (Chesnais, 2016: 37; unctad, 2013:
15) y, según los Papeles de Panamá, importantes empresarios y políti-
cos tienen múltiples empresas de papel en esos centros financieros libres
(International Consortium of Investigative Journalists, 2016). El Comité
de la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (cadtm) registra en su
reporte de 2015 que en el caso de la Unión Europea, los activos bancarios
pasaron de representar 2.5 veces el pib en 2000 a 3.7 veces el valor del pib
de la zona (Gottiniaux et al., 2015: 72).
Durante la crisis, la participación del Estado reapareció en el
salvamento del capital financiero. El cdatm reporta que el costo pú-
blico de los rescates bancarios de Estados Unidos entre 2008 y 2013
alcanzó 3.3 millones de millones de dólares registrados como gastos
netos, sin contar el rescate de las empresas no financieras, como la
industria automotriz. Con ello, el capital trasnacional recuperó su
rentabilidad y el Estado aumentó su deuda.
En el informe de la inversión extranjera mundial de 2017, la unc-
tad registra entre las primeras 25 empresas trasnacionales no financieras
que cuentan con participación del Estado tres trasnacionales alemanas (la
Volkswagen con 20% de participación estatal), dos italianas, seis france-
sas, tres japonesas y cuatro chinas con 100% de participación estatal.
Como se sabe, la crisis inmobiliaria con epicentro en Estados
Unidos, después del salvamento estatal millonario con los dineros
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 259

públicos, se transformó en los dos años siguientes en la crisis de deu-


da de la Unión Europea, sobre todo de Grecia y España, que llevó a la
imposición de una política draconiana dictada desde la denominada
troika europea y que ha hecho recaer el costo de la crisis sobre los
trabajadores y la población en general, con altos niveles de desempleo
y pérdida de seguridad social.
Entre 2007 y 2012, la deuda pública mundial registrada por el
cdatm aumentó 67.8%, la de Estados Unidos 89.2 y la del Reino Unidos
98.3. La ayuda directa a la banca en la Unión Europea-28 representó
4.6% del pib. La deuda pública y privada en la zona euro pasó de repre-
sentar 383 del pib en 2009 a 518% en 2013 (Gottiniaux et al., 2015: 81 y
68). La deuda mundial de 200 millones de millones de dólares en 2013
representaba 2.9 veces el pib mundial y en el tercer trimestre de 2017
alcanzó 233 000 millones, 3.2 veces la economía internacional.
En los últimos años se registra una gran inestabilidad moneta-
ria, a veces llamada guerra de divisas: el euro inició su aparición con
un cambio equivalente a 0.98 dólares, en diciembre de 2007 registró
1.5 y en diciembre de 2017 un cambio de 1.2 euros por dólar; el ren-
minbi chino se cotizó a 8.29 por dólar en julio de 2004, se apreció
hasta enero de 2014 a 6.052, volvió a caer y en 2017 aún no alcanzaba
el valor de 2004. Esa situación se combina con altas tasas de inte-
rés en los países subdesarrollados para atraer capitales especulativos,
elevando la deuda externa e interna, mientras la devaluación en los
países de Nuestra América se acelera.
La inestabilidad se advierte también en el comportamiento de
los precios de los commodities, que afecta gravemente a los países ex-
portadores exhibiendo la vulnerabilidad de su sector externo que fue
un detonante del crecimiento entre 2004 y 2012, precios determina-
dos en gran parte por el capital especulativo en el mercado de futuros
y que caen de forma estrepitosa en los años siguientes; es el caso del
petróleo, el cobre y los metales preciosos.6

El petróleo, por ejemplo, rebasó los 100 dólares por barril antes de la crisis de
6

Lehman Brothers, bajó y volvió a subir hasta un máximo de 115 en 2014 y a partir de
2015 perdió más de 50%; el cobre, con una dinámica similar de sube y baja, alcanzó
260 josefina morales

La moderna acumulación originaria en el imperialismo


de la crisis

Las nuevas modalidades depredadoras de la acumulación de capital


a escala plantearía (la explotación y sobreexplotación del trabajo, la
apropiación y concentración de la riqueza, la privatización fraudu-
lenta de los bienes y servicios públicos, la renovada expoliación de los
países subdesarrollados por el imperialismo que redefine un capita-
lismo neocolonial y la apropiación y reapropiación de la renta) han
llevado a replantear el proceso de acumulación originaria de capital
señalado por Marx. Destaca en esta perspectiva el trabajo de David
Harvey al caracterizar a esta etapa del nuevo imperialismo por la acu-
mulación por desposesión (Harvey, 2005).7
En esta etapa, en la que el capital no logra relanzar su creci-
miento, se agudizan sus contradicciones y su desenvolvimiento des-
igual. El capital va por todo con los métodos más violentos y trascen-
dentes de aquellos con los que nació: el capital, dice Marx, viene al
mundo “chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies
a la cabeza” y nosotros observamos ahora “cómo se va” o, si quieren,
“cómo se irá” al advertir que las fuerzas destructivas son dominan-
tes; que se va arrasando con todo: con el trabajo, con los hombres,
con la Tierra, con la vida… Hoy, el capital amenaza el futuro de la
humanidad.
A diferencia del papel histórico que la acumulación originaria
desempeñó como punto de partida del régimen capitalista de produc-
ción entre los siglos xvi-xviii, hoy resurge para superar la crisis, sin
lograrlo, y profundiza la crisis civilizatoria.

un máximo de 399.7 centavos de dólar por libra en 2011 y en 2017 registró 279.9
centavos; el oro y la plata alcanzaron precios máximos entre 2011 y 2012 y descen-
dieron desde 2013.
7
Se recupera a Marx y Rosa Luxemburgo y se difiere entre la importancia del
proceso; algunos autores señalan que esta acumulación originaria siempre ha acom-
pañado a la acumulación capitalista y otros que al elevar su importancia en esta eta-
pa, se ignora el proceso central de explotación del trabajo.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 261

Como nunca, hoy la acumulación de capital muestra la concen-


tración de riqueza extrema, la mayor masa monetaria de la historia
que no se transforma en capital, exhibiendo características de deca-
dencia y parasitismo como las múltiples y diversas modalidades del
rentismo (de la tierra y los recursos energéticos y minerales, de la
biodiversidad, del dinero, de la infraestructura privada de las comu-
nicaciones y transportes, del conocimiento).
Es un momento histórico en el que las masas de millones de hom-
bres, en escala mundial, planetaria, se encuentran despojadas de todo
y son lanzadas al mercado mundial ya no solo en el nivel regional o
nacional: los millones de trabajadores migrantes por el mundo y los
millones de desplazados por las guerras imperialistas lo ilustran en
toda su dramática dimensión. Un ejército global de reserva.
En la acumulación originaria se destacó la expropiación de los
bienes de la Iglesia, los bienes públicos y los bienes comunes. Con
el neoliberalismo hemos visto la destrucción y privatización del pa-
trimonio público y la empresa pública en todos los países, y regis-
trado una ofensiva sin precedentes contra los pueblos originarios de
los países dependientes para apropiarse de sus territorios, ya para la
explotación minera ya para la apropiación de la biodiversidad. Re-
cuerda Marx:

[...] a finales del siglo xv y durante todo el xvi [se dictaron] en toda
Europa occidental una serie de leyes persiguiendo a sangre y fuego
el vagabundaje. […] La legislación los trataba como a delincuentes
“voluntarios”, como si dependiese de su buena voluntad el continuar
trabajando en las viejas condiciones, ya abolidas (Marx, 1972: 625,
cursivas del original).

Hoy, los migrantes mexicanos y centroamericanos, denostados


como delincuentes, son perseguidos a sangre y fuego por el neofascis-
ta Trump en Estados Unidos y, en general, el racismo antiinmigrante
emerge por toda Europa.

Otra de “las palancas más poderosas de la acumulación originaria […]


La única parte de la llamada riqueza nacional que entra real y verda-
262 josefina morales

deramente en posesión colectiva de los pueblos modernos […] es la


deuda pública [… que] ha venido a dar impulso tanto a las sociedades
anónimas, al tráfico de efectos negociables de todo género como al
agio; en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la moderna bancocra-
cia” (Marx, 1972: 641-642).

Dicha deuda llevó a las políticas de austeridad y a las reformas


fiscales que hacen recaer, más que antes, el peso de la misma sobre la
mayor parte de la población con los impuestos indirectos, como el
iva, en lugar de los impuestos a los grandes capitales. Se trata de un
proceso que sufrieron los trabajadores y la población toda en Nuestra
América en los años ochenta, durante la llamada crisis de la deuda, y
que con la crisis global abierta a partir de 2008 se reprodujo en Grecia
y España, se generalizó en los últimos años a toda la Unión Europea y
se reproduce otra vez en América Latina en los últimos años.
Y hoy, la voracidad del capital sobre los ingresos de los trabaja-
dores es extrema: sean sus salarios que se ven atrapados en el endeu-
damiento sin fin con las tarjetas de crédito o préstamos hipotecarios
o, peor aún, al utilizar sus fondos de pensión en la economía casino
que juega sus ingresos en los mercados de valores del mundo: mise-
rables mecanismos de despojo sobre los trabajadores, al caer sobre
su salario actual y futuro, sin olvidar la ofensiva sobre el trabajo que
incrementa la precarización y la impone a través de nuevas contrarre-
formas a las leyes del trabajo.
¿Y qué podemos destacar hoy sobre el papel de Nuestra Améri-
ca, de los países del Tercer Mundo, estrujados, expoliados y atrapados
en los intentos del gran capital para salir de la crisis, a diferencia del
papel que desempeñaron en la acumulación original de capital, cuan-
do se registra una nueva ofensiva sobre los territorios?
Marx afirmaba que

El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la


cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de
la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las
Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero
producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tan-
tos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación origi-
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 263

naria. Tras ellos, pisando sus huellas, viene la guerra comercial de las
naciones europeas, cuyo escenario fue el planeta entero” (Marx, 1972:
638, cursivas del original).

Lenin (1915), en su clásico libro sobre el imperialismo, señalaba


el fin del reparto colonial del mundo y las modalidades que imponía
la nueva etapa del capitalismo a principios del siglo xx. Neocolonia-
lismo que desde finales del siglo xx adquiere nuevas manifestaciones
de dominación, expoliación y explotación de nuestros pueblos (Mo-
rales, 2016).
Una de las nuevas características de esta acumulación depre-
dadora en esta fase es el crecimiento de la acumulación criminal que
emplea múltiples formas violentas de apropiación de la riqueza so-
cial, pública y de las familias que rompen el monopolio absoluto de la
violencia ejercida por el Estado.
Este crecimiento de la economía criminal junto con la acumu-
lación por desposesión que ha predominado en gran parte en la ex-
pansión imperialista de las últimas décadas y las contradicciones in-
terimperialistas que trae consigo la globalización han conllevado una
acelerada descomposición de la institucionalidad política burguesa
tradicional así como de la creada después de la segunda guerra mun-
dial, como la Organización de las Naciones Unidas (onu), el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La acumulación criminal se ha reproducido velozmente por
los países subdesarrollados y ha llevado a un registro internacional
del proceso y de los flujos financieros ilícitos. Sin embargo, hay que
señalar que toda la estructura económica dependiente está estrecha,
estructural y subordinadamente entrelazada con el imperialismo.
El informe sobre el crimen trasnacional en los países en desa-
rrollo de 2017, del Global Financial Integrity (gfi), centro de inves-
tigación en Washington, considera que “el crimen trasnacional es un
negocio, y un negocio muy bueno. El dinero es la motivación prima-
ria para estas actividades ilegales”. Su valor se estima entre 1.6 y 2.2
millones de millones de dólares anuales, equivalentes a 2.8% del pib
global; el tráfico de drogas representa 29% del valor total de estas ac-
tividades criminales y el de personas, 6.8 por ciento.
264 josefina morales

El crecimiento de la economía criminal en 11 sectores (del tráfico


de drogas y la trata de personas al tráfico de armas y el trabajo esclavo,
pasando por la piratería y el comercio ilícito de minerales y petróleo) y
de la circulación de los flujos ilícitos del dinero se registra fundamen-
talmente, hasta ahora, en los países dependientes y en los pequeños
paraísos fiscales. Sin embargo, hay que advertir que como todo el pro-
ceso de acumulación de capital, tiene en conjunto, sin duda, sus centros
neurálgicos de consumo y realización en los países desarrollados.
En 2014, el valor de la economía criminal se calculaba entre 1.6 y
2.2 millónes de millones de dólares anuales, del cual la droga concentra
cerca de 30%; la Organización Internacional del Trabajo estimaba la
ganancia del tráfico humano (incluidos migrantes, trata de personas y
trabajo esclavo) en 150 millones de dólares, la onu estimó la minería
ilegal en 48 000 millones de dólares y el robo de petróleo en 11 900 mi-
llones (Global Financial Indtegritgy, 2017a: 3-4, 75 y 83).
Entre 2005 y 2014, los flujos financieros ilícitos de los países en
desarrollo fueron equivalentes a 19.1% del valor del comercio exterior
y su mayor volumen se encuentra en el mismo comercio exterior, el
cual, como se sabe, es realizado en gran parte por el capital trasnacio-
nal; “se encuentra que en promedio, 87% de los flujos ilícitos de salida
se deben a la fraudulenta facturación del comercio” (gfi, 2017b: vii).
Por otra parte, es difícil conocer realmente el monto de los di-
neros en los centros financieros offshore, que son, sin duda, flujos
ilícitos internacionales que se esconden en la maraña de empresas
intermediarias para la evasión de impuestos de los grandes capitales
y personajes ilustres, como lo mostraron los Papeles de Panamá. La
unctad estima que los flujos de inversión hacia los centros offsho-
re registraron un boom a partir de la crisis: pasaron de alrededor de
30 000 millones de dólares en 2006 a un máximo cercano a los 90 000
millones en 2011 (unctad, 2013: 15).8

8
En una gráfica se advierte que los flujos de dinero hacia los centros offshore
son muy inestables, sumamente especulativos. Eran casi inexistentes en los primeros
años de la década del noventa, se elevaron durante la crisis asiática de finales de esa
década, volvieron a caer en la crisis de las empresas punto.com en los primeros años
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 265

La dimensión política de la crisis: la crisis institucional


internacional

En este complejo escenario, Trump llegó en 2017 al poder del impe-


rio más poderoso en decadencia y en medio de contradicciones inte-
roligárquicas e interimperialistas, con el anuncio de destruir el esta-
blishment de Washington y a los poderosos medios de comunicación
denunciados como fabricantes de fake news. Su ascenso mismo en el
seno del Partido Republicano como su candidato exhibió no pocas
contradicciones y su campaña contra el poder político tradicional de
Washington representado por el Partido Demócrata y también por el
Republicano profundizó esa ofensiva. Su misión: America Great Again.
El american moment del primer año de gobierno de Donald
Trump exhibe crecientes tensiones y contradicciones, incluso hasta
recomposiciones, en el seno mismo de la oligarquía financiera tras-
nacional y sus representantes públicos en los tres niveles de gobierno
que ha dominado el poder en Estados Unidos.
La composición de su gabinete, si bien mantiene a una de las
principales fracciones del capital financiero (Goldman Sachs) y a la
petrolera (Shell), fortalece la presencia de la fuerza militar y abre paso
a las fuerzas más retrógradas del rompecabezas político estadouni-
dense; hay que advertir que en el seno de las mismas, y no sin con-
tradicciones, hay grupos que las entrelazan y conforman una tríada,
pues los intereses petroleros también son financieros y también son
militaristas. Asimismo, contiene contradicciones en su seno entre
tendencias y representantes del globalismo de libre comercio y el na-
cionalismo fascistoide enarbolado por Donald Trump (Petras, 2017,
y Dierxcens y Formento, 2017).
Las contradicciones crecientes se han exhibido en la salida y en-
trada de diversos funcionarios de alto nivel, de voceros de la Casa Blan-
ca al principal ideólogo del nacionalismo fascistoide, Steve Bannon.

de este siglo y se desenvuelven entre subes y bajas durante la gran crisis (unctad,
2013:15).
266 josefina morales

El estilo personal de gobernar, como lo llamaba Daniel Cosío


Villegas al analizar el sistema político mexicano, de Donald Trump
(sucio, autoritario y fraudulento negociador inmobiliario) ejercido
por medio del constante ataque racista contra todos (los mexicanos
en primer lugar), vía tuits mañaneros, de mentiras cotidianas y narci-
sismo extremo, exhibe una creciente debilidad de la institucionalidad
democrática de ese país, mostrada ya desde el proceso electoral.
La salida inmediata de Estados Unidos del Acuerdo Transpa-
cífico de Cooperación Económica (tpp) y el Acuerdo de París para
contener el cambio climático anunciada por Donald Trump en sus
primeros días de gobierno, la denuncia sistemática del nafta como
un tratado “injusto” para ese país, la pregunta del funcionamiento de
la otan y la omc, el retiro de recursos para la unesco y para el Fondo
Multilateral de Inversiones del bid, así como el reconocimiento de
Jerusalén como la capital de Israel, solo de Israel,9 entre otras deci-
siones y declaraciones, han acrecentado la crisis institucional inter-
nacional que ya la globalización había puesto en entredicho desde los
años ochenta. El incremento sustancial del presupuesto de defensa
anuncia lo que John Saxe-Fernández (2018) llama “la nazificación de
la política exterior” de Estados Unidos.
Esta fase del capitalismo, con la crisis multidimensional que la
caracteriza, se acompaña asimismo, como señala Chesnais, de gue-
rras regionales y una regresión ideológica y cultural, con el creciente
fanatismo y fundamentalismo, como lo muestra el ascenso de la de-
recha en el mundo (Chesnais, 2016: 271).

México bajo el tlcan en la gran crisis

En el primer minuto del 1 de enero de 1994 el México profundo


sacudió al país: los indígenas tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales

9
Jerusalén es una ciudad histórica, centro de tres religiones internacionales (mu-
sulmanes, judíos y cristianos), reconocida por la onu como una ciudad internacional.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 267

y zoques de Chiapas dijeron ¡basta! y se levantaron en armas con-


tra el supremo gobierno. Ese primer minuto correspondía, al mismo
tiempo, al primer minuto del primer día del primer año en que el
gobierno había anunciado que México ascendería al Primer Mundo:
entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte,
el tlcan, el tlc.
Entre 1994 y 2017 han pasado 24 años en que el país ha cam-
biado; la reestructuración económica reorientó la economía nacional
hacia el exterior abandonando el mercado interno que se apoyaba,
en gran parte, en la empresa púbica y en las políticas de desarrollo
económico y regional; la privatización y la apertura desarticularon
las cadenas productivas creadas en las década previas cuando el país
crecía a 6% anual.
En diversos trabajos he analizado el saldo económico de este
proceso que ha reconfigurado un capitalismo neocolonial, en los que
he destacado el mediocre y desigual crecimiento (sectorial, social y
regional) entre recesiones recurrentes;10 el cambio en la estructura
productiva y en el proceso de trabajo; y la transformación de un pro-
ceso de privatización y apertura a uno de desnacionalización que ha
llevado a la pérdida de soberanía alimentaria y energética y al control
del capital extranjero de las actividades estratégicas. Asimismo, se ad-
vierte que el tlcan no solo fue un tratado de libre comercio, fue un
tratado de libre circulación de capital (financiero y de inversión di-
recta) al mismo tiempo que un tratado que cerró las puertas a la libre
circulación de la fuerza de trabajo y llevó a trabajar sin documentos a
12 millones de mexicanos en Estados Unidos.
La apertura y la redefinición de la inserción internacional de-
pendiente en la globalización, a la cola de las cadenas trasnacionales
de valor, convirtieron el país en uno manufacturero exportador, ten-

10
La rampante tasa de crecimiento promedio de la últimas décadas, de 2.3%,
se inicia desde la década perdida de los ochenta y se vuelve crónica con el tlcan; su
mejor expresión son la tasa de crecimiento del pib per cápita menor a 1% cada año,
la insuficiente creación del empleo y la dramática repercusión en las condiciones de
precarización del empleo y crecimiento de la superexplotación del trabajo (Morales,
2015, 2016 y 2017b).
268 josefina morales

dencia que venía con el proceso maquilador acelerado desde los años
ochenta; exportaciones que, hay que repetir, las realizan, en su mayor
parte, las grandes empresas trasnacionales y muestran el crecimiento
del comercio intrafirma. En particular, lo convirtieron en el segundo
socio comercial de Estados Unidos en el año 2000 (17.2% del total),
habiéndose registrado tasas muy altas de crecimiento de las exporta-
ciones en los primeros años del tlcan. Sin embargo, desde principios
de este siglo, el curso de la crisis en Estados Unidos y la incorporación
de China en el mercado mundial incidieron y limitaron este proceso
en condiciones de grave vulnerabilidad externa.
A lo largo de este periodo, las transformaciones incluyen la re-
composición de la oligarquía, del Estado y de las clases trabajadoras,
de la población en su conjunto (Morales, 2017c).
El tratado sufrió transformaciones. Después de la primera cri-
sis de 1995 aceleró el proceso de entrega al capital extranjero y luego
de la crisis de las empresas.com en Estados Unidos, en 2001, que en
México se transformó en una recesión de tres años, el ataque a las
Torres Gemelas de Nueva York en ese mismo año llevó a incluir los
aspectos de seguridad, con el anexo de Prosperidad y Seguridad que
se concretó con la firma de la Iniciativa Mérida, a semejanza del Plan
Colombia, que entró en vigor a partir de 2006, con la consecuente
pérdida de soberanía nacional.

Entre la crisis orgánica del régimen político


y el capitalismo neocolonial de 2007 a 2017

El fraude electoral de 2006 que impidió la posibilidad de un cambio


de política económica como los que se registraban en el sur de Nues-
tra América llevó al segundo gobierno panista, con Felipe Calderón
(2007-2012) –que pretendió acallar su ilegitimidad con la guerra con-
tra el narcotráfico–, a continuar con las políticas privatizadoras estra-
tégicas (cierre fulminante de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro
que dejó a 44 000 trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricis-
tas sin trabajo en octubre de 2009, intento de contrarreforma energé-
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 269

tica que fue impedido por la movilización popular y privatización de


las pensiones de la seguridad social de los trabajadores del Estado) y
a profundizar la apertura al capital extranjero con la inserción más
dependiente en las cadenas de producción trasnacional, a la cola en
los eslabones más débiles, acentuando una superespecialización ex-
portadora en tres o cuatro ramas manufactureras que llevó a límites
críticos a las empresas energéticas públicas al ponerlas, como diría
el Banco Mundial, en punto de quiebra para facilitar su cierre o su
asociación con el capital extranjero.
El mexican moment con el que inició el gobierno de Enrique
Peña Nieto, en diciembre de 2012, consiguió la firma del denominado
“Pacto por México”, por el cual los tres partidos políticos mayoritarios
(pri, pan y prd)11 acordaron continuar con las políticas económicas
neoliberales para garantizar sus “fundamentales” e imponer las refor-
mas estructurales de tercera generación: la laboral (aprobada en las
últimas semanas del gobierno anterior), la fiscal, la educativa y, la joya
de la corona: la contrarreforma energética, con las falsas promesas de
bajar los precios de los energéticos, elevar la calidad de la educación y
mejorar salarios y condiciones de trabajo.
Estos dos últimos sexenios registraron la gran crisis que atravie-
sa el capitalismo mundial, cuya recesión en 2009 fue una de las más
profundas de la historia económica del país: de 5.2 %, con la nueva
base de 2013 y de 6.5% con base 2009. El pib per cápita, por ejemplo,
creció apenas 0.4% cada año entre 2008 y 2016. La inversión pública
no se recupera y apenas si representa 70% de la registrada en 2008; la
inversión extranjera en 2016, a dólares de 2009, era todavía 10% me-
nor que la de 2008; las exportaciones totales crecieron en ese periodo

11
El Partido Revolucionario Institucional (pri), que había gobernado el país
desde los años cuarenta como un partido de Estado, perdió las elecciones entre 2000
y 2012; en una fallida transición democrática, volvió al poder en ese último año. El
Partido Acción Nacional (pan), partido tradicional de derecha desde su fundación
en los años treinta en el gobierno de Lázaro Cárdenas, gobernó con estruendo fracaso
los primeros 12 años de este siglo. El Partido de la Revolución Democrática (prd) fue
fundado en 1988 después del fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas y su regresión y
descomposición se acentuó en los últimos seis años.
270 josefina morales

apenas a 1.4% anual por la caída de las petroleras, mientras que las
manufactureras registraron un crecimiento anual de 3.3%, cuando en
los primeros siete años del tlcan lo hicieron al 17.4 por ciento.
Su desigual efecto regional acentuó la industrialización de las
zonas exportadoras, fundamentalmente con eje en la industria auto-
motriz, en tanto que las zonas petroleras, después del último boom de
los altos precios internacionales, enfrentan deficiente infraestructura,
agotamiento de pozos y falta de exploración, y el desempleo creciente
que conlleva la privatización de Pemex.12 La recesión del 2009, por
ejemplo, afectó en mayor medida que al promedio nacional a las enti-
dades de la frontera norte con caídas de 10.9% en Baja California y de
9% en Tamaulipas. Y en todo el periodo 2008 a 2016, Aguascalientes,
Querétaro y el Estado de México, que han reorientado su estructura
productiva hacia la exportación, registraron tasas de crecimiento su-
periores al doble de la tasa nacional.
Sectorialmente crecen las ramas de infraestructura, logística y
comunicaciones que sostienen las actividades exportadoras, que en
el caso de la minería conlleva el despojo de territorios indígenas, en
la mayoría de los casos, y ha creado innumerables conflictos sociales.
También ganan peso los servicios, en los que se reproduce la hetero-
geneidad estructural entre actividades en que predomina la pequeña
y mediana empresa con alta informalidad del empleo; en el caso del
comercio al por menor, por ejemplo, hay diferencias abismales entre
las pequeñas tiendas y mercados públicos y las cadenas comerciales,
nacionales o extranjeras, así como entre los servicios de atención per-
sonal en los hogares y los de información con creciente penetración
del capital extranjero.
Al tiempo que el sector inmobiliario (12% del pib) impuso una
violenta reconfiguración urbana, la concesión de la quinta parte del
territorio nacional al capital extranjero minero, a través de una tí-

12
Durante el auge de los precios de los commodities, entre 2006 y 2014, el país
recibió por exportaciones de petróleo 315 millones de dólares, más de seis veces lo
recibido durante el boom petróleo de 1978-1982, y ni siquiera se construyó la barda
de una refinería.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 271

pica acumulación por despojo, expulsó a pueblos originarios y se


apropió o contaminó tierras y agua, lo que creó innumerables con-
flictos sociales.
Entre los aspectos de la reproducción neocolonial de la depen-
dencia encontramos el déficit estructural del comercio exterior con
nuevas modalidades, escondido bajo un superávit comercial con Es-
tados Unidos,13 la pérdida de la soberanía alimentaria y energética, y
la superexplotación del trabajo.
La pérdida de soberanía alimentaria se advierte en el peso de las im-
portaciones en los granos básicos. Según la fao, en 2013 el país importaba
70% del consumo del trigo, 85% del arroz, 46% de aceites vegetales,
23% del maíz, más de la cuarta parte de la leche y de la quinta de la
carne, y más de la mitad de esta corresponde al pollo.
El Banco de México (2017) registró en 2016 un déficit comercial
de 13 135 millones de dólares, incluido un déficit petrolero de 17 168
millones, tanto por la caída en la producción de petróleo como por
la creciente importación de gasolina y petroquímicos. La manufac-
tura exportó 336 076 millones de dólares (89.9% del total) y a ello
contribuyó la industria automotriz con la tercera parte; sin embargo,
registra un déficit en la industria no automotriz de 69 194 millones
de dólares.
Estas transformaciones, como en las economías imperialistas,
acentúan el proceso de concentración y centralización del capital y la
riqueza, con un predominio estratégico del capital extranjero y el cre-
cimiento de la precarización y la sobreexplotación del trabajo. Para
ilustrar este proceso, los datos de la manufactura global son incues-
tionables. En el caso de la rama de autopartes, la participación de las
remuneraciones en el valor agregado descendió de 64% en 2003 a
28.4% en 2015, mientras que el superávit se elevó de 36 a 71.6%; y en
la de componentes electrónicos el descenso fue de 61.1 a 36.1% con el
consiguiente incremento del superávit (inegi, 2017).

13
De acuerdo con las estadísticas del bea de Estados Unidos, el déficit de la
balanza comercial de México con Estados Unidos registró su más alto nivel en 2007
por 78 955 millones de dólares.
272 josefina morales

México tiene uno de los salarios más bajos del mundo. El sa-
lario mínimo, apenas equivalente a 140 dólares en 2017, no cubría
la canasta básica, para la que se requerirían tres salarios mínimos.
Según la encuesta de ocupación y empleo, la mayoría de los traba-
jadores (61.2%) apenas si recibía hasta tres salarios mínimos y las
dos terceras partes del personal ocupado no tienían prestaciones ni
seguridad social (inegi, 2018). En el mundo del trabajo reinaba la
precariedad, la subcontratación y la economía informal, y estaba en
marcha una mayor ofensiva con la propuesta de reglamento de la Ley
Federal de Trabajo, ya de por sí regresiva, aprobada en noviembre de
2012.
La volatilidad de los precios internacionales de las materias pri-
mas14 exhibía la extrema vulnerabilidad externa que se expresa en
la continua devaluación y el crecimiento de la deuda interna, cuyos
bonos están en alto porcentaje en manos del capital extranjero, y pre-
senta puntos críticos en la deuda de algunos gobiernos estatales. El
tipo de cambio, por ejemplo, fue de 7.99 pesos por dólar en 2007 y de
18.66 pesos en 2016.
La política oficial de guerra contra el narcotráfico de creciente
militarización de la seguridad interna, iniciada durante el gobierno
de Calderón y continuada por el gobierno de Peña Nieto, ha llevado
al país a una crisis de derechos humanos sin precedente y desde la
desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 26 de
septiembre de 2015, se mostraba en toda su crudeza la crisis orgánica
del régimen, acompañada de un sólido y creciente entramado de co-
rrupción entre importantes empresarios, altos funcionarios públicos
y destacados gobernadores del partido oficial (pri).
La violencia desatada por la guerra contra el narcotráfico y la
corrupción muestran cotidianamente el crecimiento de la economía
criminal y la descomposición de las instituciones públicas, entre lo
que destaca la crisis del sistema de procuración de justicia y la falta de
transparencia pública.

14
En el caso del petróleo, tuvo una incidencia directa en las finanzas públicas y
se redujeron la producción y la exportación.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 273

El saldo trágico es inimaginable: más de 200 000 asesinatos im-


punes, más de 35 000 desparecidos con más del 10% de ellos bajo la
desaparición forzada y centenares de cadáveres a lo largo del territo-
rio nacional encontrados por los familiares que los buscan incansa-
blemente, ocurrencia permanente de feminicidios y robo creciente
del petróleo y la gasolina de la empresa pública a lo largo de la red
de ductos en puntos críticos como la Sierra Norte de Puebla y Gua-
najuato.
Los flujos ilícitos de dinero están diversificados. Provienen de la
facturación fraudulenta en el comercio exterior, del lavado de dinero,
de las casas de juego legalizadas y del comercio ilegal de petróleo,
gasolina y minerales robados; y en los últimos años creció la acu-
mulación mafiosa producto de actividades criminales como secues-
tro, robo, cobro de piso, trata de mujeres y “levantón” de migrantes
y trabajadores, entre otras actividades.15 La acumulación criminal se
expresa en un violento despojo del territorio nacional que apunta en
diversas regiones hacia un Estado fallido controlado por el crimen
organizado con creciente incidencia en el aparato político nacional,
como lo muestra el asesinato de más de 17 autoridades o candidatos
de elecciones locales en las primeras semanas de 2018.
No es fácil calcular la dimensión de las actividades de la econo-
mía criminal; diversas estimaciones van de 1 a 2% hasta 8 a 10% del
pib, incluido el costo de la corrupción. Otra expresión estudiada es
el curso de los flujos financieros ilícitos. En 2012, Dev Kar de Global
Financial Integrity (Kar, 2012) publicó un amplio estudio sobre el
tema en México en el que se advierte que el problema viene de tiempo
atrás; recoge lo que el Banco Mundial ya señalaba en su informe sobre
el desarrollo mundial de 1985: “en términos absolutos ningún país ha
sufrido una fuga de capital mayor que México”.
En ese trabajo, que cubre cuatro décadas (1970 a 2010), se estu-
dia además la relación de este fenómeno con la economía sumergida
y los desequilibrios macroeconómicos, y se encuentra que la dimen-

15
Se dice que trabajadores o migrantes han sido “levantados” por el crimen
organizado cuando son secuestrados, desaparecidos o asesinados.
274 josefina morales

sión de estos flujos está influida por las crisis cíclicas; el mayor volu-
men de salida se registró en 1995.16
La facturación fraudulenta en el mercado exterior absorbe el
grueso de los flujos financieros ilícitos en nuestro país: “Entre 1994 y
2010, el tlcan parece haber facilitado la salida de flujos ilícitos por
un valor de 561 000 millones de dólares a través de la facturación a la
baja de las exportaciones y al alta de las importaciones” (Kar, 2012:
33). Representó en esos años un promedio de 6.3% del pib y su mon-
to anual pasó de 17 400 millones de dólares en los noventa a 49 600
millones en la primera de década este siglo.
El principal destino de los fondos, que pasaron de 15 000 millo-
nes de dólares en 2002 a 25 700 millones en 2010, es la banca en Es-
tados Unidos; le siguen los centros financieros del Caribe, como Las
Bahamas, y de Europa, como los de Luxemburgo, y la banca europea.
En febrero de 2015, el Consorcio Internacional de Periodismo
de Investigación dio a conocer un estudio sobre más de 100 000 cuen-
tas bancarias del hsbc en Suiza; se reportó que había 1 893 cuentas de
México, 100 de ellas con más de 100 millones de dólares cada una.17
La investigación de los Papeles de Panamá en 2016 dio otros nom-
bres. Las denuncias sobre la corrupción en México se han multiplica-
do en el gobierno de Peña Nieto y el país ocupa los primeros lugares
entre los mayores índices de corrupción. Desde el segundo semestre
de 2017, han proliferado los procesos judiciales contra varios exgo-

16
Esta investigación considera que “los flujos financieros ilícitos, definidos so-
meramente, implican capital que se ha obtenido, transferido o utilizado de forma
ilegal e incluyen todos los flujos de capital saliente no registrados que conllevan la
acumulación de activos extranjeros por parte de residentes en contra de las leyes
aplicables y el marco normativo del país” (Kar, 2012 : 1).
17
Véanse, entre otros, La Jornada, El Universal, El Financiero y Proceso, en
su página electrónica, de la segunda semana de febrero de 2015. Entre los nombres
inicialmente conocidos destacan Arturo Elías Ayub, exdirector de la Comisión Fede-
ral de Electricidad; dos expresidentes de la Bolsa Mexicana de Valores; Carlos Hank
Rhon, uno de los hombres más ricos del país, director del Grupo Financiero Interac-
ciones y del Grupo Hermes, empresa constructora de infraestructura; y Jaime Camil
Garza, empresario asociado con Peña Nieto y con una empresa acusada de fraude a
Pemex.
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 275

bernadores por fraudes y diversos delitos, sin una sólida respuesta


judicial, y continuamente se descubre la utilización ilegal de los re-
cursos públicos en las campañas políticas del partido oficial (pri) sin
mayores consecuencias.
Tal crisis y descomposición política y social ha llevado a una
resistencia popular, incluso armada, y a una creciente represión polí-
tica y una violencia inédita contra periodistas y activistas defensores
de derechos humanos y de los territorios de los pueblos indígenas del
país. Entre 2006 y 2016 fueron asesinados 75 periodistas; entre 1995 y
2015 Lucía Velázquez registra 503 agresiones y 99 asesinatos a defen-
sores y activistas ambientales,18 y la Comisión Nacional de Derechos
Humanos conoció del asesinato de 25 defensores de derechos huma-
nos entre 2010 y 2015,19 asesinatos sin resolver entre los que destacan
los de Miroslava Breach y Javier Valdez, periodistas de La Jornada.20

La renegociación neocolonial del tlcan bajo Trump

Desde la campaña de Donald Trump, México se convirtió en uno de los


blancos preferidos del racista, xenófobo y misógino corredor de bienes
raíces, actual presidente del imperio más poderoso de la historia.
Los trabajadores migrantes sin papeles en ese país fueron acusa-
dos una y otra vez de violadores, asesinos, drogadictos, narcotrafican-
tes y cualquier otro crimen inimaginable; y México fue denunciado
como un país que se “ha aprovechado” y “robado trabajos” de Estados
Unidos con el tratado comercial más injusto de la historia, el tlcan,
que ha llevado a un inaceptable déficit comercial favorable a nuestro

18
Citado por Víctor Toledo, destacado ambientalista, en La Jornada, 5 de di-
ciembre de 2017.
19
En el diario Animal Político del 7 de marzo de 2016 se cita la Recomendación
General número 25 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del 8 de febrero
del mismo año.
20
El trabajo de periodistas y escritores mexicanos sobre la violencia, el narco-
tráfico y la corrupción es de primera línea y hay que conocerlo.
276 josefina morales

país. La solución fascistoide: un nuevo muro completito en los 3 200


km de la frontera entre México y Estados Unidos que México pagaría
y la expulsión de millones de trabajadores.
El nacionalismo neofacistoide de Trump lo llevó, al asumir la
presidencia, a cancelar el tpp y a reproducir la amenaza de salirse del
tlcan.
En agosto de 2017, se inició la renegociación del tlcan en con-
diciones de extrema polarización con los tuits mañaneros de Donald
Trump que amenazan con su salida; con exigir mayor participación
estadounidense, no regional, en la industria automotriz; imponer ad-
misión temporal para los productos agrícolas; eliminar el artículo 19
que establece jurados internacionales en las controversias comerciales;
y, en general, incrementar impuestos a las exportaciones mexicanas.
La renegociación desde el gobierno mexicano, bajo su crisis
orgánica, ha exhibido de forma creciente un mayor sojuzgamiento
–servilismo casi– de la presidencia y del secretario de Relaciones Ex-
teriores, supuesto amigo personal del yerno de Donald Trump que
logró la visita del candidato republicano durante su campaña, la cual
fue ampliamente rechazada por la opinión pública nacional.
Las repercusiones económicas están a la vista: alta volatilidad
del tipo de cambio con el consecuente incremento de la inflación; im-
puestos unilaterales estadounidenses a algunos productos; “renego-
ciación” anticipada, al margen de la renegociación general, en el caso
del azúcar; y prolongación de la negociación que aumenta la inestabi-
lidad y la secrecía de la negociación. Crítica y lesiva para nuestro país
será la secreta negociación de los energéticos.
México enfrenta los desafíos más graves de su historia contem-
poránea en 2018, año de elecciones federales (presidenciales, de se-
nadores y diputados) y de 11 entidades estatales, encabezadas por la
de la Ciudad de México. Económicamente enfrenta la renegociación
neocolonial del tlcan, que en febrero de 2018 todavía arrastra gran
incertidumbre y cuya cancelación agravaría la tendencia de bajo y
desigual crecimiento; amen del crecimiento endeble, el incremento
del costo de la deuda y de la inflación y la devaluación toman vuelo.
Políticamente, la alternativa popular de Andrés Manuel López Obra-
méxico bajo el tlcan en la gran crisis 277

dor por un cambio de rumbo económico y político enfrenta al con-


junto de fuerzas sociales y políticas del régimen neoliberal que tienen
en el fraude un arma muy poderosa, mientras crecen las resistencias
sociales, desarticuladas, frente a esta política económica depredadora
y la violencia del régimen y el crimen organizado.

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12. CAPITAL FICTICIO Y LIBERALIZACIÓN
FINANCIERA: UNA REVISIÓN DE LA DEUDA PÚBLICA
EN MÉXICO DE 1994 A 2016

Alejandro César López Bolaños*

Introducción

El peso de las deudas pública y privada (internas y externas) constitu-


ye uno de los aspectos más identificables de la condición dependiente
de las economías latinoamericanas. Ha sido motivo para impulsar las
pretensiones de invasión imperialista por parte de las potencias oc-
cidentales acreedoras, refugio para operaciones fraudulentas de tras-
nacionales con cargo a los erarios públicos, fuente de financiamiento
para regímenes dictatoriales, mecanismo para transferir recursos de
las economías latinoamericanas hacia los bancos con residencia en
los países centrales y justificación del gran capital para implementar
el ajuste estructural y la renegociación de la deuda permanente en
los términos que los organismos financieros internacionales imponen
desde el oscuro pasaje del sobreendeudamiento y la crisis de inicios
de la década de 1980.
Más de 30 años después del estallido de la crisis de la deuda,
el problema preocupa de nuevo ante el endeudamiento considerable
de los estados latinoamericanos a partir del estallido de la crisis de
2007. A diferencia de los cuantiosos pasivos que en la década de los
ochenta se contrataron en el extranjero (deuda externa), el problema
contemporáneo es mayoritariamente de carácter interno (moneda na-
cional). Pero no debe perderse de vista que la deuda externa también
ha crecido, además de que mucha de la deuda externa privada la han

* Académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad


Nacional Autónoma de México.

[280]
capital ficticio y liberalización financiera 281

absorbido los estados nacionales, convirtiendo esa deuda de los pri-


vados en un pasivo estatal en el que los costos son financiados por los
presupuestos públicos. De acuerdo con la información que aporta la
cepal, al cierre de 2016, la deuda pública de la región ascendía a 2.7
miles de millones de dólares, constituida en su mayor parte por deuda
interna (1.9 mil millones de dólares), un crecimiento mayor de 70%,
con respecto a lo registrado en 2007.
Identificar que la deuda pública no contribuye al crecimiento ni
a la generación de infraestructura y que se ha convertido en un valio-
so instrumento de ganancia para los inversionistas institucionales, los
poseedores de estos activos, es la hipótesis que guía la investigación.
Los objetivos se plantean a partir de cuatro apartados. En el
primero, se analiza la función del capital ficticio en el capitalismo
contemporáneo y se identifica la deuda pública como una de sus prin-
cipales expresiones. El segundo apartado sintetiza los resultados de
la apertura financiera y cómo permitió mayores espacios a la valo-
rización del capital ante la caída de la tasa de ganancia del capital.
En el tercer apartado se revisan los controles e imposiciones con los
cuales el capital cambió el sentido de los instrumentos de las políticas
fiscales y monetarias para, finalmente, en el cuarto, analizar la ex-
periencia reciente (1994 a 2016) del endeudamiento público de la
economía mexicana.

Las formas que integran el capital ficticio:


definiciones y debates

El trabajo de Marques y Nakatani (2013) constituye un aporte sus-


tancial a la lectura que con base en la economía política marxista se
tiene de la constitución del capital en sus formas industrial, comer-
cial y la que devenga interés.
Según los autores, el capital industrial es aquel que se asocia
con el trabajo asalariado y produce mercancías que pueden responder
tanto a necesidades tangibles como intangibles. En el caso del capital
comercial es el resultado de la división del trabajo que se acelera bajo
282 alejandro césar lópez bolaños

el modo de producción capitalista cuyo propósito es el intercambio.


“El capital empleado en esa actividad recibe ganancias resultado de
la importancia social de su actividad que impulsa el desarrollo de la
producción mediante la aceleración de la rotación de la función del
capital, actividad que ocurre en la esfera de la circulación y no en la
producción de mercancías” (Marques y Nakatani, 2013: 29).
El capital que devenga interés es dinero acumulado que no ac-
túa bajo la forma de atesoramiento, pues en la medida en que puede
ser prestado al productor de mercancías y al capital comercial, es
capital potencial. En palabras de Marques y Nakatani (2013: 33): “la
posesión de capital-dinero concede a su propietario, en el momento
del préstamo, derecho a obtener una parte de la ganancia del capital
comercial o industrial que se manifiesta bajo la forma de intereses.
De esta forma, los intereses constituyen deducción de ganancias, que
tiene origen en la plusvalía.”
Los autores antes citados continúan su análisis identificando el
capital ficticio y mencionan que en Marx (capítulo xxix del tomo iii
de El capital) se encuentran tres grandes formas de capital ficticio: el
capital bancario, el accionario y la deuda pública. Complementan su
argumento con el actual desarrollo del mercado de derivados, siendo
ello “casi todo el capital ficticio que impulsa la acumulación de ca-
pital y que forma el conjunto de capitales que conducen al proceso
de acumulación en general y las formas particulares de gestión de
unidades individuales de capital, en esa fase del capitalismo financia-
rizado” (Marques y Nakatani, 2013: 34).
Para complementar la descripción de las formas que el capital
ficticio adopta, Wiñazky (2015) lo define como un capital que no se
reproduce en el sector productivo, como sí lo hace el capital a interés.
Este cumple una función decisiva en la circulación del capital pro-
ductivo y está subordinado a la lógica de este capital, mientras que
el capital ficticio se reproduce a sí mismo, es invariablemente capital
parasitario al no participar en el proceso productivo.
En una primera aproximación, puede identificarse que el ca-
pital ficticio es una forma propia de activos financieros cuyo valor
no corresponde a un capital real; no es una mercancía, pero se com-
capital ficticio y liberalización financiera 283

porta como tal. No tiene base real y, por ello, no puede garantizar
la reproducción del capital. Además, representa enormes cantidades
de capitales que se apropian de un valor que ellos no producen di-
rectamente y entonces requieren elevar la explotación de la fuerza
de trabajo para aumentar la producción de valor. Esta interpretación
es complementaria de los aportes de Herrera (2015) y Carcanholo y
Sabadini (2015). En el caso del primer autor mencionado, el capital
ficticio es de una naturaleza extremadamente compleja, dialéctica,
en ocasiones irreal o real; en sus palabras: “su naturaleza es en parte
parasitaria, pero se beneficia de una distribución de plusvalía que da
a su propietario el poder de convertirlo, sin pérdida de capital, en mo-
neda, la liquidez por excelencia. Este capital ficticio alimentaría así
una acumulación adicional como medio de su propia remuneración”
(Herrera, 2015: 10).
Para Carcanholo y Sabadini (2015), el concepto de capital fic-
ticio no es de fácil recuperación pues en la época histórica en que se
escribió el tomo iii de El capital no había un capitalismo predominan-
temente financiero, a diferencia de los tiempos actuales. Es por ello
que la propuesta de los autores es avanzar en el esclarecimiento de
los conceptos de capital ficticio y capital especulativo parasitario para
explicar en qué consisten las ganancias ficticias. Siguiendo el debate
propuesto por los autores, el capital a interés y el capital ficticio son
formas totalmente diferentes. Ha quedado claro que el primero se
trata de una forma dineraria que se presta para obtener una remunera-
ción (identificado por los autores como capital ilusorio), pero cuando
esa operación está representada por un título (activo financiero) que
puede ser vendido a terceros se convierte en capital ficticio. Se trata
de un capital que no contribuye en la generación o circulación de la
riqueza, por lo menos en el sentido de que no financia ningún tipo de
capital productivo o comercial.
El capital ficticio ha alcanzado un predominio sobre el produc-
tivo y define así una etapa del capitalismo contemporáneo:

Ha cambiado de carácter al transformarse de polo dominado en domi-


nante y por esa razón pasamos a llamarlo capital especulativo parasi-
tario y llamamos capitalismo especulativo a la fase actual del sistema.
284 alejandro césar lópez bolaños

La existencia y la magnitud del capital especulativo parasitario han


hecho que la contradicción principal de la actual fase del capitalismo
sea la que existe entre la apropiación y la producción del exceden-
te-valor producido socialmente (Carcanholo y Sabadini, 2013: 135).

Continuando con el análisis de los autores recién citados, el ca-


pital ficticio tiene como origen tres formas: a] los valores negociados
del capital ilusorio, b] la duplicación aparente del valor del capital a
interés (en el caso de las acciones y de los títulos públicos) y c] la valori-
zación especulativa de los diferentes activos. “Ese capital ficticio de tres
diferentes orígenes tiene en común el hecho de que, al mismo tiempo
que es ficticio, es real. Es real desde el punto de vista del acto individual
y aislado, en el día-a-día del mercado, es decir, desde el punto de
vista de la apariencia” (Carcanholo y Sabadini, 2015: 131).
El caso de las ganancias ficticias los autores lo identifican como
un ejercicio dialéctico y que ha tenido poca aceptación en el mundo
académico. Por una parte, cuando un activo financiero de la forma
capital ficticio obtiene ganancias, permite a su poseedor adquirir
otras mercancías, acto que constituye en sí una ganancia real pues
hace posible su realización en el mercado. “Pero esas ganancias no
son reales, no derivan de la acción productiva del trabajo ni tampoco
tienen detrás suyo creación de plusvalía. Al carecer de tales caracte-
rísticas, esas ganancias no existen y pueden desaparecer en cualquier
momento en razón de las oscilaciones especulativas de los mercados
de valores” (Carcanholo y Sabadini, 2015: 138).
La deuda pública constituye un grueso de activos en beneficio
del capital ficticio. Su incremento no sostiene la acumulación de ca-
pital ni sustituye la producción de plusvalía; se trata de una transfe-
rencia de riqueza, la cual compromete la producción, generación y
distribución de la riqueza, pues los dividendos se trasladan a la esfera
financiera. Esto ha sido posible porque la deuda dejó de financiar
los requerimientos productivos y de infraestructura de los estados
y empresas para convertirse en un activo valorizado en los circuitos
financieros. En la nueva arquitectura financiera ya no se identifican
estados-nación, solo deudores, pero los estados se convierten en ga-
rantes de los préstamos y, como consecuencia, en agentes financia-
capital ficticio y liberalización financiera 285

dores del capital especulativo. Por ello, los presupuestos públicos,


las reservas internacionales y los créditos contingentes no aportan
a la acumulación de capital, sino que garantizan el pago a la inver-
sión especulativa. En las páginas sucesivas se desarrollará con mayor
detalle esta hipótesis, tomando como caso específico de análisis lo
acontecido con la deuda pública mexicana en el periodo 1994 a 2016.

La liberalización financiera: abrir espacios


a la rentabilidad del capital

Numerosos y relevantes trabajos han señalado la actual fase de do-


minio del capital financiero. Por citar solo un ejemplo, la fase actual
del capitalismo que Carcanholo y Sabadini (2015) definen como “ca-
pitalismo especulativo”, se identifica como la financiarización de la
economía capitalista. Lo relevante en este debate es la concordancia
en el diagnóstico: el predominio y el crecimiento exponencial de las
actividades financieras-especulativas en detrimento de la economía
real; esto implica la desaceleración en la acumulación de capital pro-
ductivo a consecuencia de las políticas económicas que privilegian el
crecimiento de las finanzas especulativas y conducen a la depresión
financiera. Esta posición se reafirma cuando se observa el tamaño del
mercado de derivados en comparación con el pib mundial; de acuerdo
con los datos que el Banco Internacional de Pagos (bis, por sus siglas
en inglés) y el Fondo Monetario Internacional reportan en sus sitios
de internet, en 1998 el mercado de derivados era aproximadamente
2.5 veces más grande que la economía mundial; 10 años después y
en plena crisis financiera global, la diferencia era de casi 11 veces.
Estos recursos tuvieron como origen las ganancias no reinvertidas de
las empresas, la repatriación de dividendos y las regalías resultantes
de las inversiones directas en el exterior, los flujos de intereses pro-
venientes de la deuda las economías emergentes, los intereses de los
préstamos bancarios internacionales a los países en vías de desarro-
llo, los caudales de individuos o familias muy opulentas colocados
en actividades especulativas exitosas, las rentas del suelo, el subsuelo
286 alejandro césar lópez bolaños

y las fuentes de energía, las sumas del sistema financiero originadas


en los fondos de pensiones y los mutual funds, pero también los sa-
larios disminuidos por la apropiación de los fondos de pensiones y
los reembolsos de créditos hipotecarios e intereses de las diversas
formas de crédito al consumo.
La crisis mundial que se desató en 2007 estalló en los mercados
financieros, llevó al cierre y, en su caso, a la fusión de gigantes corpo-
raciones bancarias, transfirió recursos de las economías dependientes
hacia Estados Unidos y condujo a un considerable endeudamiento
público, sobre todo en las economías de la zona euro y Estados Uni-
dos, motivando con ello la imposición de un severo programa de
ajuste para las economías sumamente comprometidas con sus presta-
mistas privados, todos ellos del tipo de inversionistas institucionales.
¿Por qué llegamos a esta situación límite en el desarrollo del ciclo
capital?
El predominio del capitalismo de tipo financiero es la respues-
ta a la crisis iniciada desde los años setenta, la cual se expresa en
acumulación lenta, inestabilidad creciente y agitación financiera,
todas ellas indicativas de una fase de disminución en las tasas de
ganancia, la cual fue compensada con el uso de los instrumentos fi-
nancieros como generadores de rentabilidad. La crisis de los años
setenta implicó abrir nuevos espacios para la recuperación de la tasa
de ganancia del capital, la cual se encontraba en un fuerte declive. El
proteccionismo no tenía sentido para un capitalismo que necesitaba
con urgencia recomponer el camino de la explotación del trabajo,
impulsando con ello políticas de libre mercado y donde los estados
no financiaran la acumulación de capital, sino que fueran instrumen-
tos para garantizar la rentabilidad y las inversiones que los grandes
corporativos privados trasnacionalizados realizan.
Durante la etapa neoliberal, Arrizabalo (2014) identifica tres
ámbitos de acción para la rentabilidad del capital: privatización, des-
regulación y apertura comercial, pero valdría agregar a esta conside-
ración, dados los resultados obtenidos, lo acontecido con la reforma
financiera. Privatizar significa abrir espacios que no se consideraban
mercancías (como las empresas públicas o los servicios sociales y de
capital ficticio y liberalización financiera 287

salud); desregular es algo más que quitar restricciones: es imponer


legislaciones en beneficio del capital y de los sectores trasnacionales.
La apertura comercial significa traspasar las fronteras nacionales de
realización y circulación mercantil, terciarizar los procesos producti-
vos y explotar en extremo las economías dependientes con el abara-
tamiento de la fuerza de trabajo que labora en los sectores maquiliza-
dos, añadiendo el despojo sistemático y deterioro social y ambiental
al que son sometidos cientos de comunidades y poblaciones.
En el caso de la reforma financiera, la liberalización, la inte-
gración y la desregulación de los mercados crediticios debilitaron
los mecanismos de financiamiento utilizados por las economías de-
pendientes, mientras que las soluciones de mercado agudizaron la
concentración de los recursos crediticios en el empresariado trasna-
cional al mismo tiempo que la banca foránea se apropió de una gran
mayoría de los activos locales. En síntesis, la reforma financiera, lejos
de superar los posibles escenarios de crisis, fomentó la fragilidad fi-
nanciera sin alcanzar el objetivo de crear mejores condiciones para
financiar las inversiones productivas para las economías dependientes
(López, 2011).
Para Ugarteche (2013), la noción de un complejo financiero
bancario define de manera más clara el funcionamiento del capita-
lismo financiarizado en su etapa neoliberal, esto es, la imposición de
intereses económicos particulares que absorben recursos del Estado
para beneficio propio mediante su influencia tanto empresarial como
en la investigación universitaria; esto conforma una élite que captura
las políticas públicas y sesga el manejo del Estado. Dicha tesis es
concordante con el punto de vista de Duménil y Lévy (2014), para
quienes detrás del régimen financiero se encuentra la reafirmación del
poder de los poseedores del capital, de tal suerte que una fracción
particular de las clases dominantes impusieron las finanzas como nue-
vo centro de la actividad económica capitalista.
Para Lapavitsas (2011), la financiarización, más que un concepto
novedoso que ejemplifique la importancia del sector financiero en la
economía, es una expropiación financiera porque el proceso implica
la extracción de ganancias directamente de los ingresos de los traba-
288 alejandro césar lópez bolaños

jadores y de los recursos del Estado, pues los bancos comerciales se


distancian cada vez más del capital industrial y comercial, mirando los
ingresos personales y los activos del Estado como fuente de ganancias.
En el proceso de financiarización, el gran capital se apropió del
control de los bancos centrales y los dotó de autonomía para subor-
dinar los instrumentos de política monetaria a los requerimientos de
protección del capital predominantemente ficticio.
Pero esta afirmación no es solo aplicable a los instrumentos de
política monetaria:

La financiarización ha transformado al gasto público en garante de


rentas financieras, y esto tiene múltiples expresiones: i) la expansión
de la deuda pública externa e interna, asociadas a las necesidades de
financiamiento del modelo neoliberal, y el consecuente predomino
de altos costos financieros de dicha deuda dentro de la estructura del
gasto público; ii) el gasto público asociado al capital privado, en es-
pecial, porque permite la expansión de la rentabilidad del capital fi-
nanciero por medio de la titulización; iii) el gasto público asociado al
manejo del tipo de cambio y la acumulación de reservas; y iv) la trans-
formación del papel del gasto público en el proceso de acumulación
en múltiples espacios de acción (Mendoza, 2012: 76-77).

México es parte importante de esta contradicción que conlleva


la acumulación capitalista de tipo financiero en el nivel internacio-
nal. Ante la crisis, el país no realizó cambio alguno en su política
económica de corte neoliberal; por el contrario, afianzó y profundizó
este modelo eliminando los remanentes económicos del modelo de
desarrollo estabilizador. El crecimiento económico se ha estancado,
las desigualdades son cada vez más notorias en un contexto social
señalado por la violencia y la corrupción que permea a todos los ni-
veles de los sectores públicos y privados, además de la presencia de
un mercado laboral en el que seis de cada 10 trabajadores lo hace
en sectores informales. Pese a ello, las utilidades netas de la banca
crecieron progresivamente de 1994 al último trimestre de 2017. La
información fue publicada por un diario de circulación nacional (La
Jornada, 8 de diciembre de 2017) y aquí se reproduce en la gráfica 1.
capital ficticio y liberalización financiera 289

Gráfica 1
Utilidades netas de la banca que opera en México:
periodos presidenciales seleccionados (millones de pesos)

517 000

427 162

193 754

30 000

1997-2000 2001-2006 2007-2012 2013-2017


(Zedillo) (Fox) (Calderón) (Peña Nieto)
Fuente: elaborada con datos publicados por Carlos Fernández Vega (2017), “México S.A.”, La Jornada, 8 de
diciembre, p. 25.

Deuda pública: el capital financiero se apodera


de la política económica

La crisis de la deuda externa de los años ochenta afectó el destino de


los países latinoamericanos, truncó su desarrollo industrial y propició
las condiciones para que el capital encontrara un amplio espacio de
valorización mediante la imposición del libre mercado, la desregu-
lación, la firma de tratados de libre comercio y la privatización de
entidades estatales. Una vez impulsado el ajuste neoliberal, las clases
gobernantes en alianza con los medios de comunicación afirmaron
de manera irresponsable que el problema del sobreendeudamiento
había sido superado. Más de 30 años después del estallido de la crisis
de la deuda, el problema comienza a preocupar ante el incremento
de los pasivos. A diferencia de los cuantiosos pasivos que en la déca-
290 alejandro césar lópez bolaños

da de los ochenta se contrataron en el extranjero (deuda externa), el


problema contemporáneo es mayoritariamente de un carácter interno
(moneda nacional), aunque es importante señalar que muchos de los
prestamistas tienen como origen y residencia casas matrices ubicadas
en los países centrales, al ser los dueños de estos pasivos, la tenencia
convierte a esta deuda en un compromiso con el exterior.
Pese a la reducción de la deuda externa, las monedas de los
países latinoamericanos no son una divisa dura y el rembolso de
los préstamos internos está ligado a la capacidad de los gobiernos
para procurar y reservar monedas duras (en especial dólares), esto
se acompaña de la sobrevaluación cambiaria y de altas tasas de inte-
rés, con el objetivo de asegurar un continuo flujo de financiamiento
que permita sanear los compromisos de pago anteriores, creando las
condiciones económicas que sean atractivas ante los prestamistas ex-
tranjeros, política que va en sentido contrario a la creación e innova-
ción en la estructura productiva de un país. En caso de presentarse
un incremento en los servicios de la deuda interna, es necesaria la
reducción del déficit fiscal, dando como resultado una caída siste-
mática del gasto público, en particular en sus funciones sociales. El
peso del endeudamiento tiene una repercusión mayor en la ejecución
de los recursos públicos y hace que se transite de balances fiscales
primarios (bfp) con superávit a deficitarios. No debe perderse de vis-
ta que si un balance fiscal primario es deficitario, implica un peso
importante del costo financiero, el cual es una cuenta financiera en la
que se registra el pago de intereses (internos y externos) de la deuda
pública. En la gráfica 2, se observa la confirmación de esta hipótesis
para el caso del sector público presupuestario mexicano. Destaca que
a partir del año 2007, en plena crisis financiera global, el bfp registra
una considerable caída y llega a niveles deficitarios.
De esta manera el Estado pone sus instrumentos de política eco-
nómica al servicio y rescate del capital privado, por ello es contun-
dente la siguiente afirmación:

En el mundo de las finanzas fue donde se proclamaron más abierta-


mente los méritos de la libertad de mercado, pero la crisis de 2007 a
2009 demostró de manera contundente que los mercados financieros
capital ficticio y liberalización financiera 291

libres de restricciones llevan al desastre. También se demostró que,


sin la intervención del Estado, iba a ser muy difícil para el capitalis-
mo contemporáneo funcionar siquiera. Detrás de la cortina de humo
ideológica de la libertad de mercado, el liberalismo y las propiedades
autocorrectivas de la empresa privada, la verdad es que el capitalismo
moderno es un capitalismo administrado (Lapavitsas 2011:19).

Gráfica 2
México: balance presupuestario, primario y costo financiero
(millones de pesos)
600 000

400 000

200 000

00 000

-200 000

-400 000

-600 000

-800 000
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016

Costo financiero Balance presupuestario Balance primario

Fuente: elaboración con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp), <http://www.shcp.gob.mx>.

Los instrumentos de la política monetaria son puestos a dis-


posición del capital que adquiere la deuda pública. El constante
incremento que se observa en una economía como la mexicana se
debe a la necesidad de atraer capitales para mantener un cierto nivel de
reservas internacionales, las cuales estabilizan el tipo de cambio y
se utilizan como una herramienta adicional de control de precios,
todo ello en beneficio de los rendimientos de los activos financie-
ros, pues con inflación, los patrimonios de los inversionistas se re-
ducen. La esterilización consiste en emitir deuda con el propósito
de absorber la liquidez interna y así cumplir con el régimen de con-
trol de precios.
292 alejandro césar lópez bolaños

La banca trasnacional ofrece un crédito costoso en el mercado local y


se convierte en intermediario al colocar los títulos de la deuda interna
del Estado; con este hecho los mercados de capital contribuyen menos
de lo posible al desarrollo financiero, al ser únicamente mercados que
sirven a las transacciones de la deuda pública y a las operaciones entre
un grupo limitado de grandes empresas e inversionistas instituciona-
les (López, 2011).

Pero la emisión de deuda pública interna genera un alto reque-


rimiento de divisas para el pago de intereses, dividendos y amortiza-
ciones, lo cual se trata de compensar con la promoción de exportacio-
nes (basadas en maquila y en la sobreexplotación de materias primas)
y con la entrada de capitales mediante bonos, inversiones de cartera o
directas. Para Painceira (2011):

[...] el aspecto más importante que acompaña al endeudamiento públi-


co es que los países en desarrollo se hayan endeudado extraordinaria-
mente en lo interno precisamente con el propósito de enviar capital a
los países industrializados, principalmente a Estados Unidos. Ese ha
sido el aspecto más impresionante del financiamiento mundial a partir
de 1997-1998.

Los flujos de fondos no se utilizan de manera productiva y se


procede a la acumulación de reservas con el objetivo de estabilizar
el tipo de cambio y como mecanismo de financiamiento del mercado
cambiario ante repentinas salidas de capital, una consecuencia más
de abrir sin restricciones las cuentas financieras de la balanza de pa-
gos al permitir que un alto porcentaje de las inversiones que ingresan
a las economías periféricas sean destinadas a la adquisición de bo-
nos, instrumentos de corto plazo, y la compra de empresas locales y
la reinversión de utilidades disfrazas de inversión directa. A modo de
ejemplificar lo anterior, en la gráfica 3 se observa la correlación que
existe entre el incremento de la deuda pública de la economía mexi-
cana y la acumulación de reservas internacionales.
capital ficticio y liberalización financiera 293

Gráfica 3
Deuda pública total y reservas internacionales: México, 1990 a 2016
(millones de dólares)
250 000 500 000

450 000

200 000 400 000

350 000

150 000 300 000

250 000

100 000 200 000

150 000

50 000 100 000

50 000

00 000 00 000
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Reservas internacionales (eje de la izquierda) Deuda pública total (eje de la derecha)

Fuente: elaborada con datos del Banco de México publicados en el sitio web <http://www.banxico.org>.

Estudio de caso: comportamiento de la deuda pública


y privada de México de 1994 a 2016

México es una economía inestable, estancada y con un notorio in-


cremento del endeudamiento público y privado que se agudizó a
partir del año 2007, lo cual indica que el incremento de los pasivos
se utiliza para soportar el modelo en beneficio de los inversionistas
institucionales.
De acuerdo con las estadísticas que la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público (shcp) aporta, la deuda pública neta total crece de
forma constante en el periodo de análisis, mismo que coincide con
la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (tlcan), lo cual comprueba que dicho acuerdo no incentivó las
inversiones productivas en beneficio de la economía mexicana y con
294 alejandro césar lópez bolaños

ello generó más volatilidad, inestabilidad y dependencia del ingreso


de capital especulativo.
Entre 1994 y 2000, el acumulado de la deuda pública total era
de 823 079 millones de dólares, compuesta en su mayoría por deuda
externa (543 000 millones de dólares); en ese periodo se desencade-
nó la crisis financiera conocida como “efecto tequila” y se avanzó
considerablemente en el proceso de reforma y apertura financiera y
comercial, entre lo que destaca la puesta en marcha del tlcan. Para el
periodo que abarca 2001 a 2006 la suma acumulada de la deuda pú-
blica llegó a 1 005 millones de dólares. La composición mayoritaria
ya era de endeudamiento interno (600 000 millones de dólares); en
estos años se desencadenó la crisis de las empresas dotcom y Méxi-
co experimentó una transición partidista en el régimen político que
profundizó el neoliberalismo. La suma del endeudamiento público se
elevó de modo considerable en los años que van de 2007 a 2016, lle-
gando a 3 640 millones de dólares, de los cuales 2 533 millones son
deuda interna. En este periodo se presentaron acontecimientos eco-
nómicos y financieros de gran relevancia: la crisis financiera global,
la fusión de grandes emporios bancarios e industriales, y el auge y la
posterior caída del precio de las commodities. En el caso de México,
la privatización de la más importante empresa paraestatal mexicana,
Petróleos Mexicanos (Pemex) –en suma, el proceso de consolidación
de entrega de los recursos de la nación al capital trasnacional–, se
acompaña de un crecimiento de la deuda pública, con un porcentaje
mayoritario de interna y una tendencia ascendente pero que es de
poca relevancia para las autoridades neoliberales que controlan la
shcp y el banco central. El desempeño de la composición de la deuda
pública total como porcentaje del pib se observa en la gráfica 4. Hacia
1994, el indicador era 33% en el lapso aquí estudiado, en 2007 se
registró el mínimo (18%) y cerró 2016 con un porcentaje de 48%, el
máximo del periodo.
Todas las cifras expuestas dan cuenta de un importante creci-
miento del endeudamiento público en México, acorde con los actua-
les tiempos en los que el capital financiero ha encontrado un cuan-
tioso negocio en este tipo de instrumentos. El hecho de que la mayor
capital ficticio y liberalización financiera 295

Gráfica 4
Deuda pública neta total (porcentaje del pib): México, 1994 a 2016
50

45

40

35

30

25

20

15

10

0
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Externa Interna

Fuente: elaborada con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (shcp) <http://www.shcp.gob.mx>.

parte de la deuda se presente como deuda interna esconde dos conse-


cuencias de drásticas proporciones.
La primera es la conversión de préstamos privados (en particu-
lar de grandes grupos empresariales) en públicos con cargo al erario,
tal como ya sucedió con el lastimoso caso del Fondo Bancario de
Protección al Ahorro (Fobaproa), el rescate que el gobierno mexica-
no llevó a cabo luego de la crisis de 1994 y en el que salió en defensa
de los banqueros haciendo uso de los recursos públicos. En febrero de
1999, para rescatar a los bancos y a los ahorradores con esta y otras
acciones, el Fobaproa emitió deuda por un total de 552 000 millones
de pesos (equivalentes a 60 000 millones de dólares en ese momen-
to); se estima que tan solo los intereses y las comisiones se han tripli-
cado desde entonces.
Este recurso tan cuestionable podría utilizarse de nuevo al pre-
sentarse un considerable endeudamiento privado, como sucede en la
actualidad: el endeudamiento privado externo pasó de 46 211 millo-
nes de dólares en 1994 a 67 740 millones en 2007 y cerró 2016 en
296 alejandro césar lópez bolaños

107 931 millones de dólares, un crecimiento medio anual de casi 5%


en el periodo.
A pesar de la tendencia al alza de la deuda externa privada, la
información sufre alteraciones debido a que un monto cuantioso de
la deuda externa privada se ha convertido en deuda pública; esto ha
sido posible por el financiamiento en dólares que han inyectado los
bancos centrales a los privados mediante operaciones de carry trade
o bien por invertir los recursos de los fondos de pensiones en títulos
de renta variable, con lo cual los corporativos tienen acceso a grandes
fondos sin mayores riesgos y con ello la posibilidad de reestructurar
sus pasivos a costa de un mayor endeudamiento interno. Esto implica
que los bancos prestan a los estados en moneda nacional y que en
caso de una posibilidad de default (impago), emitirán mayor dinero
trasladando el costo de ello a la población mediante una devaluación
o con mayor inflación, un pasivo público que constituye una fuente
de fondeo barato y de escaso riesgo para el sector bancario. El Esta-
do se convierte así en un garante de última instancia, imposibilitado
para financiarse con el banco central pero con acceso a los mercados
bancarios con un crédito costoso.
Ejemplos de ello son los casos de dos importantes empresas
privadas de origen mexicano: la cementera Cemex y la comercializa-
dora Comercial Mexicana, que se encontraban al borde de la quiebra,
descapitalizadas y endeudadas en dólares luego del estallamiento de
la crisis de 2007 y su mal manejo de derivados financieros, las cuales
fueron saneadas y, en el caso de la Comercial Mexicana, fusionada
con otra comercializadora para mantener su posición dominante en
el mercado. Hoy son presentadas como experiencias exitosas de un
buen desempeño corporativo y una acertada diversificación de ries-
gos. En realidad, son un ejemplo de cómo una entidad privada es sa-
neada y convertida su deuda en una carga para las finanzas públicas.
La segunda consecuencia es que la instrumentación de la po-
lítica monetaria permita mayor emisión de dinero para respaldar las
deudas previas haciendo que la tenencia de valores gubernamentales
sea apropiada mayoritariamente por foráneos, para evitar brotes in-
flacionarios en la economía nacional, los cuales son incentivados a
capital ficticio y liberalización financiera 297

invertir con la protección que se ofrece a sus recursos mediante el uso


de las reservas internacionales y de las líneas de crédito contingentes
provenientes del Fondo Monetario Internacional, mismas que apor-
tan dólares en caso de presentarse una fuga de capitales. Al cierre de
2016, más de la mitad de la tenencia de valores gubernamentales está
en posesión de no residentes, otro elemento que aporta la caracteri-
zación de la deuda pública como externa.
Finalmente, debe considerarse el caso del creciente endeuda-
miento que registran los hogares en México, lo cual puede derivar en
una nueva crisis financiera; no obstante, es mucho más grave porque
pone en riesgo el patrimonio de los trabajadores al tener que sanear
compromisos con instituciones financieras que en muchos casos han
ofrecido sus créditos al consumo en formas desmedidas y sin contro-
les rigurosos.
Este indicador alcanzó 17% del pib para el año 2016. En la grá-
fica 5 se presenta el crecimiento de la deuda total de la economía

Gráfica 5
Endeudamiento total de la economía mexicana* 2000 a 2016
(porcentaje del pib)
90
80
17
70
60 18
50 14
40
8 11 10
30
12 8 50
20
32
10 21 21
0
2000 2005 2010 2016
Deuda de los hogares Deuda total del sector privado Deuda total del sector público

*Cifras estimadas.
Fuente: elaborada con datos del Banco de México, la shcp y El Financiero (nota publicada por Jassiel Valdelamar
el 18 de agosto de 2016).
298 alejandro césar lópez bolaños

mexicana; para su estimación se incluyen los totales de la deuda pú-


blica, del sector privado y de los hogares. Se observa que la deuda
total pasó de 41% del pib en 2000 a casi 85% en 2016, lo que resalta
nuevamente el considerable y abrupto crecimiento de la deuda pú-
blica.
El creciente endeudamiento que la economía mexicana enfren-
ta es un motivo de preocupación, pero no se incluye en la agenda de
la shcp ni del banco central, pues la venta de títulos está enteramente
vinculada con el sostenimiento de la política monetaria antiinflacio-
naria. Se trata de una de las formas más perniciosas de capital ficticio
porque no incentiva el desarrollo y beneficia al sector privado ren-
tista. Tales aspectos constituyen una clara expresión del despojo que
el capital hace hacia el pueblo mexicano al poner en la esfera de la
valorización financiera los recursos de los trabajadores mexicanos y
el Estado mientras se reducen los gastos sociales para solventar los
compromisos financieros especulativos adquiridos con los dueños de
la deuda. Mediante este esquema de endeudamiento, las casas filiales
de los bancos extranjeros reciben recursos provenientes de las familias,
los cuales sirven para solventar los requerimientos de las matrices.

Conclusiones

La mundialización da prioridad al ingreso de capital especulativo y


financiero, mismo que se ha acelerado desde la década de los setenta
con la liberalización de los sistemas financieros en los países indus-
trializados y, a partir de 1982, en los países periféricos. Desregulari-
zar, privatizar y abrir la economía en lo que respecta a lo comercial y
en lo financiero son los principales pilares sobre los cuales descansa
el modelo de ajuste permanente impuesto por los organismos finan-
cieros internacionales a las economías latinoamericanas en los años
ochenta.
El proceso de financiarización de la economía capitalista na-
ció para atender una demanda persistente del capital trasnacional y
se estructura en función de los requerimientos del mercado estadou-
capital ficticio y liberalización financiera 299

nidense. Dada su posición dependiente en la economía mundial, la


acumulación de capital en la economía mexicana se afianza en la ex-
plotación del trabajo, sin incrementar la capacidad productiva para
el desarrollo nacional, y se prioriza el ingreso de capital ficticio,
particularmente destinado a financiar deuda pública, con lo cual el
sobreendeudamiento es un problema persistente para la economía
mexicana.
El comportamiento de la deuda pública en los años analizados
indica que su accionar va en detrimento del financiamiento del desa-
rrollo nacional, mientras los inversionistas institucionales obtienen
cuantiosos dividendos que no son reinvertidos en la economía real
sino valorizados en los mercados financieros especulativos, convir-
tiendo las finanzas del Estado en un instrumento de alta ganancia
para el sector financiero.
La situación es alarmante ya que se corre el riesgo de caer nue-
vamente en episodios de mayor endeudamiento para superar el peso
del costo financiero en las finanzas públicas, hecho que desmontará
el mito neoliberal de la pertinencia de los equilibrios fiscales, pero
que traerá consecuencias nefastas para el crecimiento de la economía
al requerirse un mayor ajuste en detrimento de la calidad de vida de
la población mexicana sumamente endeudada.

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CUARTA PARTE

DINÁMICAS NACIONALES Y ALTERNATIVAS:


OTROS CASOS NACIONALES
13. EL CAPITALISMO DEL SIGLO XXI:
BRASIL ES LLAMADO AL ORDEN*

Rosa Maria Marques**


y Camila Kimie Ugino***

Introducción

Este artículo estudia la reciente reforma laboral aprobada por el go-


bierno de Michel Temer y su propuesta de reforma jubilatoria.1 Se
trata de analizarlas en el contexto de la gestión de la fuerza de trabajo
en el capitalismo del siglo xxi. La hipótesis de trabajo es que una y
otra son instrumentos esenciales para que Brasil se integre comple-
tamente a la dinámica del capitalismo contemporáneo, comandado
por el capital portador de interés, en especial mediante su forma más
perversa: el capital ficticio. Se trata de que el país asuma las normas
dictadas por este capital que, a su entender, garantizan la reproduc-
ción del capital en el contexto del capitalismo “globalizado” o de

* Una versión de este texto se presentó en Buenos Aires, en diciembre de 2017,


durante el XIX Seminario Internacional organizado por la Red de Estudios de la
Economía Mundial (Redem) y se publicó en la revista Argumentum, vol. 9, núm. 3,
set-dez 2017, Vitória, Universidade Federal do Espírito Santo (ufes). Esta versión
se actualizó en relación con lo que se consideró pertinente.
** Profesora titular del Departamento de Economía y del Programa de Estu-
dos Pós-Graduados en Economia Política de la Pontifícia Universidade Católica de
São Paulo (pucsp), líder del Grupo de Pesquisa Políticas para o Desenvolvimento
Humano (pdh) y expresidente de la Sociedade Brasileira de Economia Política (Sep)
y de la Associação Brasileira de Economia da Saúde (ABrES). *** Profesora del De-
partamento de Economía de la pucsp, doctoranda en Ciencias Sociales por la pucsp
y miembro del pdh y del Núcleo de Estudos de Ideologia e Lutas Sociais (neils),
respectivamente. Traducción de Ramiro Andrés Fernández Unsain.
1
Lo más adecuado sería denominar esas iniciativas como contrarreformas,
conforme Oliveira (1999); sin embargo, como el término reforma ya está consagra-
do, se optó por utilizarlo.

[302]
el capitalismo del siglo xxi 303

la mundialización del capital, que expresa mejor el contexto actual


vivido.
Lo antedicho no significa que se desconozca lo que Brasil ha
avanzado en su “integración” a la nueva razón mundial. Como es
sabido, desde el breve gobierno de Fernando Collor (marzo de 1990
a diciembre de 1992), la economía se abrió al mercado internacional,
tanto para la producción de mercaderías y servicios, como para el
flujo de capitales, alterando incluso su legislación para que el capital
extranjero pudiese actuar en la bolsa de valores “tupiniquim” (local),
sin dejar de recordar el proceso acelerado de privatización del pa-
trimonio público cuyo auge se produjo durante los dos periodos del
gobierno de Fernando Henrique Cardos (de enero de 1995 a enero de
2003), aunque no fue el único. En enero de 2015, se retiró la interdic-
ción de que el capital extranjero no pudiese actuar en la prestación de
acciones y de servicios de salud. Y, en fecha más reciente, durante el
gobierno de Temer, se alteraron las reglas de explotación del presal
para permitir que otras empresas, distintas de Petrobrás, puedan co-
mandar la explotación de pozos de petróleo en ese estrato de tierra.
Además, completando el proceso de privatizaciones, que se configura
como una gran oportunidad para el capital extranjero, el gobierno de
Temer anunció la privatización de Eletrobrás y la mismísima Casa da
Moeda (Casa de la Moneda), entre otras. Eletrobrás, como Petrobrás,
no es cualquier empresa estatal: es responsable de 38% de la genera-
ción energética brasileña y de la transmisión de energía eléctrica para
algo más de la mitad del país.
El resultado de este proceso es que el capital extranjero, que
siempre estuvo presente en la producción de bienes y servicios en
Brasil, en la actualidad no encuentra barrera alguna para actuar en la
esfera de la producción y la extracción de minerales y en la circula-
ción de mercaderías y capitales. La única restricción que persiste y
que impide su pleno desarrollo es la prohibición relacionada con la
compra de tierras, aunque en el Congreso Nacional ya se está discu-
tiendo un proyecto que altera esa legislación.
Si la “liberalización” –o la plena libertad de que el gran capital
actúe en el país– estaba garantizada en la esfera de la producción y
304 rosa maria marques y camila kimie ugino

la circulación, aún había un mercado que no se había adecuado a las


normas de la reproducción del capitalismo globalizado y “financie-
ro”: el mercado del trabajo y, por tanto, de lo que se trataba era de la
gestión de la misma fuerza de trabajo. La legislación en ese campo,
conocida como Consolidação das Leis Trabalhistas (clt, Consolida-
ción de Leyes Laborales), comenzó a ser vista de manera cada vez
más intensa como un gran obstáculo para el desarrollo del capitalis-
mo integrado al mercado internacional. Analizado desde el punto de
vista del gran capital, asociado o no con el capital internacional, era
insuficiente solo permitir el libre acceso a la producción y circulación
de mercaderías y de capital: se requería que ello fuese acompañado
por la alteración de las condiciones de su reproducción, lo que ne-
cesariamente involucraba la gestión de la fuerza de trabajo. En ese
contexto asume importancia impar la reforma laboral promovida por
el gobierno de Temer y su propuesta de reforma jubilatoria.
El texto está dividido en tres partes, además de esta introduc-
ción, y de las consideraciones finales. La primera, se dedica a pre-
sentar los trazos generales de la gestión de la fuerza de trabajo en el
capitalismo dominado por las finanzas. La segunda, llama la atención
hacia los principales cambios introducidos por la reforma laboral,
que alteran radicalmente la gestión de la fuerza de trabajo de aque-
llos que hasta ese momento se consideraban integrantes del mercado
formal, o sea, que poseían derechos laborales y jubilatorios garanti-
zados. La tercera parte destaca el sentido de la propuesta de reforma
jubilatoria y sus principales consecuencias en materia de protección
social al trabajador. En ese punto, además del cambio en relación con
los trabajadores del sector privado de la economía, se destaca que
las alteraciones, al afectar también a los servidores públicos, tienen
como fundamento un Estado impregnado de una lógica considerada
ideal para el funcionamiento de las empresas del gran capital, que
adoptan la “gobernabilidad empresarial”.
el capitalismo del siglo xxi 305

Dominio financiero y gestión de la fuerza de trabajo

La gestión de la fuerza de trabajo en el capitalismo contemporáneo


es completamente diferente de la que estuvo en vigor durante los 30
años dorados que siguieron al final de la segunda guerra mundial.
Aunque se sepa que esta última fue el resultado de un conjunto de
factores, se destaca la importante presencia de los sindicatos y los
partidos que representaban a los trabajadores, si bien en la actuali-
dad la correlación de fuerzas les es desfavorable desde las derrotas
emblemáticas de los mineros de Inglaterra y los trabajadores de la
aviación en Estados Unidos, lo que fue sumamente profundizado por
la disolución de la Unión Soviética y la transformación política y
económica de los países que eran parte del Pacto de Varsovia. En
este texto se enfatiza el hecho de que el cambio en el dominio del
capital, del industrial al portador de interés (financiero), condicionó
otra gestión de la fuerza de trabajo.
El retomar el capital portador de interés y su posicionamien-
to en el centro de las determinaciones económicas y sociales se dio
gracias al brazo articulado de las grandes potencias imperialistas.
Cuando se volvió evidente que la tasa de interés en las principales
economías no presentaba más el dinamismo de las tres décadas pos-
teriores al final de la segunda guerra mundial, dado que las normas
de producción fordista registraban un agotamiento relativo en lo que
se refiere a la productividad y sobre todo cuando el sistema entró en
crisis a mediados de la década de 1970, Estados Unidos e Inglaterra
comenzaron a promover la desregulación de todas las esferas, empe-
zando por el mercado financiero. Esa desregulación, conocida como
las tres D, consistió en: “la desregulación o liberalización monetaria
y financiera, el dejar de compartimentar los mercados financieros na-
cionales y la ausencia de intermediaciones, a saber, la apertura de las
operaciones de préstamos, antes reservada a los bancos, a todo tipo
de inversor institucional” (Chesnais, 2005: 46). A partir de lo ante-
rior, las barreras que impedían el libre flujo de los capitales fueron
echadas por tierra y estos realizaban ahora el completo tránsito en el
mundo y al interior de cada país.
306 rosa maria marques y camila kimie ugino

Sin embargo, para que esto ocurriese era necesario que ese capi-
tal hablase en nombre de todos los capitales y por ello la defensa del
alejamiento del Estado en cuestiones sociales y económicas, lo que
implicó la creciente desregulación de todos los mercados, especial-
mente en lo que atañe al mercado de trabajo, así como delegar activi-
dades antes asignadas al Estado, tanto completa como parcialmente.
Desde ese lugar deviene la elección del mercado como el locus ideal
para optimizar los recursos y para obtener la máxima satisfacción o
eficiencia, objetivos siempre explícitos en el discurso neoliberal. En
otras palabras, en el plano de la retórica, la libertad pretendida por
el capital portador de interés solo encontraría eco si respondiese a
las ansias de todo el capital, sobre todo porque el capital productivo,
aquel comprometido con la producción de bienes y servicios, enfren-
taba dificultades en relación con su tasa de lucro.
Ayudado por la disolución de la Unión Soviética y por la en-
trada de China en la Organización Mundial del Comercio (omc), el
mundo que resultó de la desregulación financiera en particular fue
uno globalizado y financiarizado. Esa financiarización se expresa,
tanto cuantitativa, como cualitativamente. En términos cuantitativos,
es suficiente con tener presente el crecimiento vertiginoso del capital
financiero (portador de interés, en el lenguaje de Marx) y, a su inte-
rior, del capital ficticio en las últimas décadas. La figura 1 y el cuadro
1 ilustran dicho crecimiento.
En 24 años, la expansión de los activos financieros fue senci-
llamente increíble: el valor de 2014 aumentó más de 5.7 veces si lo
comparamos con el de 1990 (gráfica 1), sin considerar los derivados.
Estos, que se muestran en el cuadro 1, alcanzaban la cifra de 632.6
trillones de dólares estadounidenses (US$) en 2012, el equivalente
a 2.3 veces el total de los activos presentados en la figura 1 para el
mismo año. Más aún, en 2012 la suma del capital ficticio, constituido
por títulos públicos, acciones y derivados, era 10 veces el total del
producto interno bruto (pib) mundial (Marques, 2015).
En términos cualitativos, aunque la rentabilidad mínima alcan-
zada por los activos –de 15%, según Plihon (2005)– no sea la causa
del bajo nivel de inversión productiva en las últimas décadas y el
el capitalismo del siglo xxi 307

Figura 1
Reserva global de activos financieros en trillones de dólares estadounidenses (US$)
(millones de millones de (US$)

Fuente: elaboración propia con datos de McKinsey Global Institute, Haver, bis, db estimativas.

Cuadro 1
Saldos de derivados otc (valor nacional en trillones de US$)
Cambio Tasa de interés Commodities cds Otros Total
2005 31.4 212.0 5.4 13.9 35.0 297.7
2006 40.3 291.6 7.1 28.7 47.2 414.8
2007 56.2 393.1 8.5 57.9 79.6 595.3
2008 49.8 418.7 4.4 41.9 77.2 592.0
2009 49.2 449.9 2.9 32.7 69.2 603.9
2010 57.8 465.3 2.9 29.9 45.2 601.0
2011 63.3 504.1 3.1 28.6 48.6 647.8
2012 67.4 489.7 2.6 25.1 47.9 632.6
Fuente: bis, Quarterly Review, tabla 19, varios números, apud Marques y Nakatani (2014).
308 rosa maria marques y camila kimie ugino

hecho de que el capital, a pesar de todos sus esfuerzos, no haya con-


seguido recomponer una tasa de lucro adecuada (Chesnais, 2015), no
hay duda de que de esa alternativa de direccionamiento de lucros no
distribuidos de las empresas retroalimenta la situación de bajo creci-
miento mundial y del elevado nivel de desempleo.
Además, para el tema central que nos ocupa, o sea, que el capi-
talismo financiarizado impone o condiciona un tipo particular de ges-
tión de la fuerza de trabajo, es preciso recordar que la financiarización
de la economía provocó un cambio cualitativo en las estructuras de
control y de la propiedad del capital de las empresas, si comparamos
con la situación de los 30 años dorados, y que ello alteró la forma en
que la empresa ve su fuerza de trabajo. La libertad alcanzada por los
“inversores institucionales”2 mediante el proceso de desregulación
permitió que ahora cualquiera de esos “inversores” pueda estar pre-
sente en toda empresa en cualquier rincón del mundo, con el único
objetivo de obtener altas tasas de rentabilidad en el corto o muy corto
plazos. Esos “inversores” no tienen ningún compromiso de mediano
o largo plazos con la empresa, de modo que no muestran interés en
invertir o preservar el nivel de actividad o número de filiales.
Asimismo, y reforzando el proceso de cambio en las estructuras
de control y de propiedad del capital de las empresas, se produjo una
ganancia de poder por parte de los accionistas minoritarios, que al
ver la empresa apenas como un activo que les propicia rentabilidad
en el corto plazo, pueden retirarse en cualquier momento atraídos por
otras oportunidades que les parezcan más atractivas. Al hacer esto se
inicia una corrida contra la compañía, desestabilizándola. Para man-
tener a los accionistas satisfechos es necesario que las acciones de la
empresa registren una elevada rentabilidad en el corto plazo. A esto
se suma el hecho de que desde la década de 1990 se generalizó la
práctica de que una parte importante de la remuneración de los car-

2
En general se consideran inversores institucionales los bancos, las asegura-
doras, los fondos de inversión, los fondos de pensiones y otras entidades que actúen
en el mercado de capitales; por lo general aún se considera al Estado y otras insti-
tuciones públicas.
el capitalismo del siglo xxi 309

gos superiores (en el nivel gerencial) de una empresa se realice por


medio de la posesión de stock options,3 de modo que los directivos
también están muy interesados en la valorización de las acciones da
la empresa.
Es a partir de la combinación del poder del accionista minorita-
rio con los intereses de la alta gerencia que las empresas quedan “atra-
padas” por la lógica inmediatista del capital ficticio, lo que se refleja
sobre el nivel de empleo y de la renta de los trabajadores. Y ello, no
solo porque se produce una retroalimentación en el mantenimiento de
los bajos niveles de inversión productiva, como se mencionó antes,
sino también porque resulta en el cierre de filiales o departamentos,
aun cuando la empresa compañía sea lucrativa;4 también se produce la
relocalización de empresas hacia países donde el costo de la fuerza de
trabajo y demás condiciones de producción les sean más favorables.
Es en este panorama, el de un mundo comandado por los in-
tereses inmediatistas de las finanzas, que se impone otra gestión de
la fuerza de trabajo, diferente de aquella que marcó el rumbo de la
relación capital-trabajo en los ya señalados 30 años dorados. Durante
estos últimos, las principales economías del mundo, la estabilidad del
empleo y las ganancias reales del salario eran la norma de la unidad
productiva. En el plano social, eso se complementaba con la estruc-
turación de una protección social cada vez más amplia en materia de
riesgos y de cobertura de la población. Ello era la contrapartida, en
términos de empleo y de renta, del compromiso establecido inme-
diatamente después de la segunda guerra mundial, cuando los repre-
sentantes de los trabajadores, mediante los sindicatos o los partidos,
aceptaron la introducción de las normas de producción tayloristas y
fordistas en sus ambientes de trabajo, siempre que parte del aumento
de la productividad se volviera en su beneficio.5

3
La adopción de esa modalidad de remuneración procuraba promover el involu-
cramiento de los más altos gerentes con el rumbo y los desafíos de las empresas. Ganó
fuerza durante la década de 1980 en Estados Unidos y durante la de 1990 en Europa.
4
Pero cuyo lucro es inferior al mínimo obtenido en aplicaciones financieras.
5
Para detalles de la gestión de la fuerza de trabajo durante este periodo, véase
Aglietta (1979) y Coriat (1982).
310 rosa maria marques y camila kimie ugino

En el momento en que esas normas de producción mostraron un


agotamiento relativo, de modo que la productividad no crecía como
antes, la tasa de lucro de las principales economías del mundo co-
mienza a presentar una reducción, tal como varios autores demostra-
ron (Boyer, 1984; Coriat, 1985; Husson, 2010). El capital reaccionó
a esa situación de varias maneras además del “retorno” al mercado y
a la promoción de la desregulación aquí ya mencionadas. En el plano
de las unidades productivas, se aceleró la introducción de máquinas
y equipos, así como aquellos procesos basados en tecnologías mi-
croelectrónicas, lo que resultó en su reestructuración.6 Pero a dife-
rencia de otros momentos, la introducción de equipos potencialmen-
te más “productivos”, se utilizó apenas para reducir costos y no se
acompañó de un aumento de la producción, de modo que, en el plano
macroeconómico, eso intensificó el desempleo que había, que fue
provocado por la disminución de la inversión frente a la reducción
de la tasa de lucro.
Por tanto, el nivel elevado de desempleo que hoy está presente
en casi todas las economías del mundo es fruto de varios factores.
Por un lado, por la crisis no resuelta del capital, dado que éste no ha
tenido éxito, hasta el momento, en la tentativa de recomponer un ni-
vel adecuado de lucro para sus actividades productivas; por otro, por
la adopción de tecnologías que ahorran fuerza de trabajo sin que ello
se acompañe de la ampliación de la producción; y, finalmente, por la
perversa relación que el capital financiero establece con los demás
capitales, como ya se explicó.
De esta manera, la gestión de la fuerza de trabajo se altera de
modo radical al interior de la empresa, particularmente en los secto-
res oligopólicos. Se mantiene un “núcleo duro” de trabajadores para
los cuales hay una política de valorización del salario y un plan de
carrera y beneficios, y en torno a ellos, dependiendo de la necesi-
dad de la empresa, gravitan trabajadores tercerizados o con contratos

6
La adopción de esa tecnología no se restringió a la industria, también fue
ampliamente implantada en las demás actividades, entre las que destacan el sector
bancario y el de servicios en general.
el capitalismo del siglo xxi 311

temporales o de tiempo parcial. De forma simultánea, la posibilidad


de que ocurra un desplazamiento de la empresa siempre está presen-
te, de manera que pueden desarrollarse otros arreglos entre trabaja-
dores estables y “sin derechos”. En el plano social, el resultado es el
aumento de la exclusión en los países en que la protección social está
garantizada por vías “meritocráticas”, o sea, cuando el acceso ocurre
mediante una previa contribución del trabajador.
En el caso de Francia, apenas para ejemplificar, el desempleo
de larga duración llevó en un primer momento a que el propio se-
guro de desempleo fuese modificado para incluir un componente de
renta garantizada por algún tiempo para quienes hubiesen agotado
el derecho al beneficio existente (Unicamp, 1986). En un segundo
momento, eso resultó en la renta mínima de inserción y, después, en
la renta de solidaridad activa. Traemos la experiencia de Francia para
ilustrar que la nueva realidad del mundo del trabajo es totalmente di-
ferente de aquella del pasado. Si los países buscan dar alguna forma
de protección a los segmentos hoy excluidos del mundo del trabajo,
sea por falta de empleo o de renta insuficiente, eso se debe a las fuer-
zas políticas que actúan en sus sociedades.
Desde el punto de vista del capital financiero, que considera
que es posible reproducirse ad eternum, sin pasar por la creación
de nuevo valor sin que se comprometa la creación de empleo, no
hay ningún interés en mantener políticas sociales como en el pasado
reciente, el de los 30 años dorados. Como varios autores ya demos-
traron, entre los que se destaca O’Connor (1977), la protección social
desarrollada durante la posguerra, aunque haya sido fruto de la fuerza
que los trabajadores habían alcanzado, acabó por serle “funcional”
al capitalismo fundado en la producción de masas que necesitaba un
consumo también de masas. Dicho de otra manera: los beneficios
siempre fueron un importante elemento en la composición de la renta
disponible de las familias y, por tanto, de su capacidad de consumo.
Decir que al capital financiero no le interesa mantener el nivel
de protección del pasado no implica decir que no le sea importante
mantener algún tipo de protección para conservar la cohesión social.
Por ello, al mismo tiempo que defiende la cobertura de los riesgos vía
312 rosa maria marques y camila kimie ugino

mercado con el desarrollo de fondos de pensión y planes de salud,


propone la actuación del Estado en la cobertura de los riesgos, en
un estadio mínimo, entre los segmentos más pobres de la población.
Así, la gestión de la fuerza de trabajo pasa a ser fruto directo
de la competencia, tanto de la establecida entre las empresas –en un
escenario de bajo crecimiento mundial–, como entre los trabajadores,
dado que la mundialización los colocó como competidores aunque
ellos no quieran actuar en ese sentido.

Aspectos de la reforma laboral

Las determinaciones desarrolladas no se aplican de forma igual y


lineal en todos los países. Su traducción en leyes y políticas depende
de la historia de cada país, del mayor o menor grado de su integra-
ción en la división social del trabajo mundial y de la correlación de
fuerzas entre las clases sociales, entre otros determinantes. En Brasil,
objeto de los ítems siguientes, la envestida del capital financiero en la
gestión de la fuerza de trabajo –aquí pensada como la acción que se
traduce al interior de los lugares de trabajo y en el plano social, una y
otra apoyadas en la legislación vigente– ocurre en una situación muy
particular cuando los trabajadores se encuentran en posición desfa-
vorable debido al nivel récord de desempleo. También cuando los
llamados sectores progresistas se encuentran relativamente arrinco-
nados dado el significado del impeachment de Dilma Rousseff para
el Estado de derecho, la democracia en el país y la creación de las
condiciones para el avance de las pautas más retrógradas, sintoniza-
das con el interés del capital financiero internacional.
Luego del ascenso de Temer a la presidencia de la República,
Brasil está sujetándose claramente y de manera acelerada a los dic-
támenes de ese capital (que habla en nombre de todos los capitales,
como ya se señaló), lo que se expresa en una forma particular de inte-
gración a la división mundial del trabajo. Eso no quiere decir que an-
tes, durante los gobiernos Lula y Dilma, no haya habido avances en
el capitalismo del siglo xxi 313

el sentido de esa integración.7 Sin embargo, ese proceso, que comen-


zó en el gobierno de Collor, presentó discontinuidades y diferencias
de ritmo en su implantación de modo que ya en 2016 el país mostraba
una integración parcial, incompleta, sobre todo en los sectores llave
para el gran capital.
El proyecto para el país, defendido por el capital financiero, está
formado por tres objetivos básicos. El primero, consiste en desnacio-
nalizar lo que aún hay de nacional en el país, en particular la tierra,
lo que resta de las estatales y la plena explotación del petróleo, pero
también los sectores de actividades que, aunque estén desnacionali-
zándose desde la década de 1990, se encuentran en la mira del capital
extranjero, como la industria de autopartes.8 El segundo objetivo, es
disminuir el tamaño del Estado a alrededor de 10% del pib,9 para lo
cual la Enmienda Constitucional 95, cuyo proyecto se conoció como
“pec (Propuesta de Enmienda Constitucional) de la muerte,” es su ex-
presión acabada. El tercer objetivo, es flexibilizar totalmente el mer-
cado de trabajo brasileño y modificar profundamente los derechos
jubilatorios. Así, en consonancia con el nuevo orden mundial confor-
mado por el capitalismo financiero que modifica el papel del Estado
en lo que respecta a la regulación de varios aspectos de la vida social
y económica, el Brasil del gobierno de Temer aprobó una reforma
radical que altera de forma significativa la relación capital-trabajo.
Pero antes de que se aborden los aspectos principales y las con-
secuencias de esa reforma se vuelve importante recordar que el mer-

7
Como se mencionó en la introducción de este texto, la apertura de los servi-
cios y acciones de salud al capital extranjero se produjo en enero de 2015, lo que la
Ley 8.080/90 impedía.
8
Declaraciones del director técnico del Departamento Intersindical de Estatís-
ticas e Estudos Socioeconômicos (dieese, Departamento Intersindical de Estadísti-
cas y Estudios Socioeconómicos), Clemente Gaz Lúcio, en el lanzamiento de la 14ª
Jornada Nacional de Debates-Reforma Trabalhista (Laboral), el 27 de julio de 2017.
9
Henrique Meirelles, cuando enfatiza el crecimiento del gasto público entre
1991 y 2015, da a entender que lo ideal es volver al nivel de 1991, de 10% del pib.
En 2015, ese porcentaje fue de 19.5% del pib (valor, 30/09/2016). Se trataba de su
defensa de la pec de la muerte, hoy “Emienda Constitucional 95”, que congela el
nivel del gasto público federal por 20 años.
314 rosa maria marques y camila kimie ugino

cado de trabajo brasileño siempre fue segmentado por lo menos en


dos: un mercado de trabajo formal, en el que los trabajadores tenían
los derechos laborales y jubilatorios garantizados por la ley, y un
mercado informal, en el que los salarios, la jornada y las condiciones
de trabajo no tenían el amparo de la ley y en el cual los trabajadores
no tenían acceso a los beneficios jubilatorios. La presencia de ese
mercado, que comprende alrededor de 50% de los ocupados, es uno
de los trazos que nos identifica con los demás países de América
Latina y hace que, estructuralmente, parte del mercado de trabajo
presente cierto nivel de flexibilidad. No obstante, es preciso recor-
dar que los trabajadores que integran cada segmento no son del todo
intercambiables, sino que solo es una franja la que está en un lugar
en un momento y, en otro momento, en otro, y que la capacidad de
intercambiabilidad depende de los requisitos exigidos por el sector
de actividad que emplea al trabajador. El porcentaje de ocupados en
la informalidad solo se redujo durante los gobiernos de Lula y Dil-
ma,10 aunque volvió a aumentar durante la reciente crisis.
La reforma laboral promovida por el gobierno de Temer alteró
117 artículos y 200 dispositivos de la clt (Consolidação das Leis
Trabalhistas).11 Su primer objetivo es conceder seguridad al capital
extranjero, a los capitales que están interesados en comprar o rea-
lizar inversiones en los negocios que se ponen en venta en el país
mediante procesos de privatización o por la novedosa ausencia de
la prohibición legal que había antes. Está claro que ello beneficia al
conjunto de los capitalistas que están presentes o no en la economía
brasileña. De esta manera, el sentido general de la reforma laboral es
el de conceder garantía jurídica para que el gran capital internacio-
nal, sobre todo el financiero, más asociado con el capital industrial
y comercial, complete la integración de la economía brasileña a la

10
Pochmann (2012) demostró que los ocupados que fueron formalizados esta-
ban en la base de la pirámide salarial y ejercían trabajo del tipo no calificado.
11
En esta parte del artículo, se destacan solamente sus aspectos más impor-
tantes. Para un análisis exhaustivo de lo que cambia en la legislación, véase dieese
(2017a).
el capitalismo del siglo xxi 315

economía mundial. Así, el costo del trabajo estará bajo control, de


modo que el capital aquí instalado pueda competir con el de otras
economías en las cuales está muy reducido.
Conforme lo ha enfatizado el dieese (2017a), los cambios intro-
ducidos por la reforma acaban con el pasivo laboral, que siempre fue
un problema para que los empresarios planeasen su costo en relación
con la contratación de la fuerza de trabajo. Esto porque para el mer-
cado formal de trabajo brasileño, la justicia acababa por imponer el
cumplimiento de la ley, lo que generaba pasivo laboral de valor mu-
chas veces imprevisible. A partir de la reforma, el costo de la fuerza
de trabajo se puede calcular y estimarse de antemano. Y con la apli-
cación del conjunto de cambios y sin considerar el pasivo laboral, el
nivel de ese costo tiende a ser menor que el actual.
La base para que esto ocurra deriva del hecho de que la justi-
cia laboral perdió prácticamente su función, puesto que todo lo que
corresponde a la relación capital-trabajo es factible de ser negociado
entre el trabajador y el empleador, con excepción de las situaciones
que atenten contra la vida y la salud del primero y el pago inferior
al salario mínimo, lo que está garantizado por la Constitución.12 Eso
resulta de la imposición de lo negociado sobre lo legislado, de for-
ma que el salario puede ser inferior al piso (sea este definido para
una categoría o para una empresa con base en un acuerdo colectivo),
siempre que el trabajador esté de acuerdo.
Obviamente, la negociación entre el patrón y el trabajador in-
dividual nunca ocurre en condiciones de igualdad y este último está
sujeto a realizar acuerdos que le son desfavorables (Offe, 1994). A
partir de este precepto se deja de reconocer que la relación entre el
empleador y el trabajador (cuando está aislado) es desigual, pues-
to que el trabajador depende por completo de su empleo. Bajo la
amenaza de ser despedido en caso de no aceptar la reducción de su
salario, entrará en acuerdo con el empleador, lo que no ocurriría si el

12
En caso de daño laboral, el costo más alto previsible será el correspondiente
a 50 salarios del trabajador. Eso le confiere previsibilidad a la empresa; puede ahora
prever el costo laboral máximo en el que se puede incurrir.
316 rosa maria marques y camila kimie ugino

sindicato negociara en su nombre. La desigualdad de condiciones en-


tre el trabajador y el empleador al momento de la negociación es un
hecho innegable y es por eso que se crearon mecanismos de defensa
del trabajador en el mundo.
Visto desde otro ángulo, lo acordado en relación con lo legis-
lado se desdobla en el hecho de que, en contraste con lo que ocurría
en la justicia laboral, el trabajador puede ahora renunciar a cualquier
derecho, de manera que no hay posibilidad de que en el futuro pueda
entrar en la justicia y que su proceso se transforme en un pasivo labo-
ral. El resultado de la aplicación de este precepto es que las empresas
pueden adoptar un conjunto de posibilidades de contrato que depen-
den de su interés. En lugar de reglas rígidas derivadas de la aplica-
ción de las leyes y del resultado de la negociación con el sindicato,
se produce una flexibilización completa de la fuerza de trabajo. En
el caso de que la demanda aumente, la empresa puede contratar por
un determinado tiempo, contratar por tiempo parcial, hacer uso del
trabajo intermitente o valerse de la tercerización. Puede así mantener
un núcleo duro de trabajadores, como ya se señaló, y aumentar el
volumen de empleo en caso necesario mediante el uso de esas moda-
lidades de contrato. Las características de los sectores de actividades
determinan cuáles son las formas de contratación que más se utilizan
en cada caso. Es probable que el trabajo intermitente se haga más
presente en el comercio y los servicios. En términos del objeto a ser
negociado, es preciso recordar que los contratos involucran, además
del salario, las condiciones de trabajo. Es posible, ahora, “negociar”
el tiempo de intervalo para la alimentación, el trabajo de la gente y
la jornada de trabajo, entre otras cosas. En fin, todo es negociable.
Además de la justicia laboral, los sindicatos también resultan
debilitados con la reforma laboral. Estos dejan de ser los agentes
negociadores por excelencia en lo que respecta a los convenios. En
situación de fragilidad, como ocurre en la actualidad por el elevado
nivel de desempleo, la negociación por parte del trabajador tiende
a realizarse por lugar de trabajo e individual. Eso plantea desafíos
al movimiento de los trabajadores, que precisará desdoblarse para
realizar acciones coordinadas en varias plantas o lugares de trabajo.
el capitalismo del siglo xxi 317

La idea de que el sindicato representa al conjunto de los trabajadores,


sindicalizados o no, resulta muy debilitada en el contexto de la legis-
lación laboral que surge a partir de la reforma.
Otro aspecto muy importante de tal reforma es que fue apro-
bada la tercerización laboral y esta puede aplicarse a cualquier activi-
dad, tanto en el sector privado como el público, sea para actividades
medias como para actividades finales. En el caso específico del sec-
tor público, ese cambio se encuentra con el objetivo de reducir el
Estado. Por ejemplo, varias prefeituras13 están organizándose para
contratar empresas mediante convocatorias públicas para el área de
educación.14

Características e implicaciones de la propuesta


de la reforma jubilatoria

La propuesta de reforma jubilatoria va también al encuentro de la


reforma laboral para permitir una reducción del tamaño del Estado y
una mayor actuación del segmento privado en la jubilación comple-
mentaria. Al inicio de diciembre de 2016, el gobierno envió al Con-
greso la Proposta de Emenda Constitucional, núm. 287 (pec 287),
que trata de la reforma de la jubilación y, el 19 de abril de 2017, luego
de muchas discusiones que involucraron medios televisivos y prensa,
redes sociales, universidades, sindicatos, partidos, asociaciones de
barrios y de clase, así como al gobierno, la Comissão Mista (Comi-
sión Mixta) envió un sustituto de propuesta que mantiene la esencia
de la pec 287.15 En esta pec, se discute el establecimiento de una con-

13
Las prefeituras equivalen, en diferentes países de América Latina, a munici-
palidades, intendencias o inclusive prefecturas.
14
Son varios los ejemplos que pueden encontrarse por internet. Apenas para
ejemplificar, se puede ver lo que ocurrió en el municipio de Angelina, en el esta-
do de Santa Catarina, en <http://desacato.info/professores-sao-contratados-por-lei-
lao-de-menor-preco-em-angelina-sc/>.
15
La reforma jubilatoria es un tema en los diferentes ambientes, desde el la-
318 rosa maria marques y camila kimie ugino

tribución y de una edad mínima para la jubilación para prácticamente


todo el conjunto de los trabajadores (urbanos y rurales; servidores y
trabajadores del Régimen General; hombres y mujeres), el cambio
del cálculo y la reducción del valor de los beneficios jubilatorios en
general, así como la prohibición de acumular beneficios como pen-
siones y jubilaciones.
Son propuestas integrales y radicales que alterarán significati-
vamente la protección social en lo que se refiere al riesgo de vejez
y muerte, en especial, y solo pueden compararse con los cambios
realizados por la dictadura militar cuando ésta unificó los institutos y
creó el Instituto Nacional de Previdência Social (inps), integrante del
Sistema Nacional de Previdência Social (sinpas). Pero, al contrario
de aquella, la propuesta actual implica aumentar el grado de exclu-
sión (o disminuir el grado de cobertura en relación con el total de
trabajadores), reducir el valor del beneficio, aumentar expresamente
la edad de inicio de la jubilación y caminar en el sentido de la equi-
paración de los funcionarios públicos a los trabajadores formales del
sector privado.
Uno de los efectos esperados de la aprobación de esta reforma
es el aumento del nivel de exclusión y el empobrecimiento relativo de
los futuros jubilados; en otras palabras, una porción de trabajadores
del mercado formal no podrá jubilarse, puesto que no tendrá como
completar la condición de acceso prevista: el tiempo de contribución
sumado a la edad mínima. Es preciso recordar que la Previdência So-
cial (ps) no abarca a todo el conjunto de los trabajadores brasileños,
sino solamente a los trabajadores rurales y a los del medio urbano
con carteira assinada16 (trabajadores formales). Históricamente, la

boral al familiar, y constituyó el eje principal de las movilizaciones del 8 y el 15 de


marzo y de la huelga general del 28 de abril. Esta última, que involucró a alrededor
de 40 millones de brasileños, detuvo diversas actividades en 26 estados y en innu-
merables ciudades, y se acompañó de grandes manifestaciones y bloqueos de calles,
avenidas y vías de acceso a las grandes ciudades.
16
Carteira assinada es una libreta otorgada por el Ministerio de Trabajo en
donde todos los trabajadores formales brasileños tienen registrada su historia labo-
ral. Es obligatoria.
el capitalismo del siglo xxi 319

informalidad del trabajo en Brasil es elevada. A pesar de la ligera me-


jora observada durante los últimos años, en el auge de la formalidad
en 2015, cuando se llegó a la menor tasa de desempleo, 38% de la po-
blación ocupada con 15 años o más no contribuía a la ps (ibge, 2016).
En la nueva propuesta, la jubilación por tiempo de contribución
desaparece y es sustituida por la jubilación por edad. Por lo tanto, la
condición de acceso de los trabajadores urbanos pasará a ser una edad
mínima de 62 años para la mujer y 65 años para los hombres sumada
al tiempo mínimo de contribución de 25 años (en la actualidad son
15 años).17 Considerando que la trayectoria del trabajador brasileño
del mercado formal muchas veces es interrumpida por el desempleo
y por la ocupación informal, el cumplimiento de 25 años de contribu-
ción requerirá mucho más tiempo, lo que inviabilizará la jubilación de
muchos.18 Ese caso es aún más grave para las mujeres, dado que, en
relación con los hombres, están más sujetas al desempleo y a ejercer
actividades precarias (dieese, 2017b). Por otro lado, hay que conside-
rar que esas trabajadoras tampoco encontrarán refugio en la asistencia
social, puesto que no cumplen el requerimiento de una renta per cá-
pita inferior a 25% del salario mínimo. Ellas, por lo tanto, no tendrán
ningún tipo de cobertura, sea de la seguridad o de la asistencia social.
Además, la exigencia de una contribución mínima de 15 años
para los trabajadores rurales no asalariados –en la economía fami-
liar–, implica excluirlos del sistema de protección dado que su renta

17
En el texto de la pec está previsto el aumento de la edad mínima, de acuerdo
con la mayor expectativa de vida de la población sin necesidad de una nueva Emen-
da Constitucional.
18
Según la regla, llegando a ese tiempo mínimo, el valor del beneficio es de
70% del salario de contribución. Por cada año de trabajo luego de los 25 años
de contribución, hasta completar 30, el valor del beneficio aumenta en 1.5 puntos
porcentuales del salario de contribución. A partir del trigésimo primer año hasta el
trigésimo quinto, el adicional es de dos puntos porcentuales y desde el trigésimo
sexto al cuadragésimo, 2.5 puntos porcentuales. Para llegar a 100% del beneficio
jubilatorio será preciso contribuir durante 40 años por lo menos. De acuerdo con el
diap (2017), dada la media de los periodos de informalidad, una persona tendrá que
trabajar y contribuir por 52 años para llegar a los 40 años de contribución. De esa
manera, la edad efectiva de jubilación será de 68 años (16 + 52).
320 rosa maria marques y camila kimie ugino

es incierta y reducida, y en la mayoría de los casos no pueden contri-


buir con regularidad.
Uno de los elementos de mayor controversia es la equiparación
de la edad mínima exigida sin ninguna distinción entre hombres y
mujeres, entre trabajadores urbanos y rurales, y entre trabajadores
del mercado formal del sector privado y los servidores públicos. Esta
equiparación entre hombres y mujeres fue impulsada en diferentes
momentos por integrantes (hombres) del Partido dos Trabalhadores
(pt), pero nunca cristalizó en una propuesta programática debido a
la reacción de su base militante y también de los investigadores del
área jubilatoria. La justificación era (y todavía es) que las mujeres
viven más que los hombres y por eso permanecen más tiempo en el
sistema recibiendo la jubilación. El problema de esa propuesta es
que considera apenas uno de los aspectos de la vida de la mujer, dado
que la mayoría de las mujeres se ocupan de las tareas domésticas,
por lo que realizan una jornada doble. Además, la remuneración de
las mujeres es, en promedio, 30% menor que la de los hombres. La
propuesta enviada en abril de 2017 prevé una diferencia de tres años
entre hombres y mujeres; sin embargo, esto está lejos de compensar
la diferencia en relación con el exceso de la jornada de trabajo de la
mujer.
La equiparación entre trabajadores urbanos y rurales19 no con-
sidera la diferencia entre la realidad de las actividades desarrolla-
das por la denominada economía familiar y la relación entre trabajo
asalariado y empleador. Además, los empleadores urbanos y rurales
cuentan con una legislación que regula la jornada de trabajo, entre
otros aspectos, y los trabajadores de la economía familiar muchas
veces trabajan largas jornadas entre el trabajo en la tierra y el cuida-
do familiar. En el caso de las mujeres, en particular, eso implica un
aumento sustantivo de la jornada de trabajo total en comparación con
las mujeres que trabajan en zonas urbanas.

19
Se consideran apenas los trabajadores que ejercen actividades en régimen de
economía familiar. Los trabajadores rurales asalariados deben contribuir y tendrán
condición de acceso como los demás trabajadores.
el capitalismo del siglo xxi 321

La tercera equiparación a resaltar se da entre trabajadores del


mercado formal del sector privado y los servidores públicos. No se
considera la especificidad del sector público y se introducen los prin-
cipios, objetivos y directrices de las grandes corporaciones privadas;
el servidor es tratado de la misma forma que un trabajador del sec-
tor privado, donde impera la ley del mercado y el equilibrio de las
cuentas se presenta como el primer objetivo. En Brasil, seguir esa
estrategia originó el congelamiento de los gastos del gobierno federal
por 20 años, cambiando el régimen fiscal mediante la Emenda Cons-
titucional, núm. 95/2016.20 Entre los 89 países en donde el Fondo
Monetario Internacional supervisa la política fiscal no hay ningún
paralelo con el brasileño en lo que se refiere a la limitación del gasto
público a largo plazo. Inicialmente, la pec 287 había excluido las
reglas especiales para la jubilación de los profesores del magisterio
y los policías. Sin embargo, en la nueva propuesta se mantuvieron
esas jubilaciones especiales aunque en peores condiciones y con el
aumento de la edad mínima. A los profesores se les exige una edad
mínima de 60 años, tanto para hombres, como para mujeres, con 25
años de contribución. Para los policías la edad mínima es de 52 años
para las mujeres y 55 para los hombres, desde que hayan cumplido
25 años de actividad policial.
Otro elemento polémico propuesto es la desvinculación de los
beneficios asistenciales y las pensiones de salario mínimo. Luego de
la revisión de la propuesta, al menos se garantiza el salario mínimo
como beneficio mínimo. En el caso de las pensiones por muerte, se
mantuvo la acumulación de la jubilación y pensión hasta en dos sa-
larios mínimos. Aunque no se vetó la acumulación de la jubilación
civil con la pensión militar.
La pec 287 no pretende sustituir el sistema público de reparto por
uno privado de capitalización, pero favorece o más bien incentiva la
ampliación de la adhesión al sistema jubilatorio privado, toda vez que
el valor del beneficio comenzaría con 70% del salario de contribución
y se tendría la obligación de adhesión de los servidores a una jubilación

20
Véase Marques y Rodrigues (2016).
322 rosa maria marques y camila kimie ugino

complementaria privada. En Brasil, la organización de la jubilación


complementaria está estructurada vía fondos de pensión (o entidades
cerradas de jubilación complementaria, efpc), entidades abiertas de
jubilación complementaria (eapc) y la cobertura de las efpc, que en
relación con el total de los asegurados del Régimen General de Previ-
sión Social (rgps) es baja (4.5%). Esto cambia radicalmente cuando
se analizan los participantes por extracto de renta. Entre aquellos que
están vinculados a las entidades cerradas, 75.1% se concentran entre
los trabajadores con renta mayor de seis salarios mínimos (sppc-mps,
2015).
Al haber una reducción del techo del beneficio del rgps, es po-
sible que ocurra un aumento de esa participación. Sumado a esto,
las eapc han adoptado una estrategia para llegar a la población de
menor renta con la venta de “productos” más baratos. Es el caso de
Brasilprev, una de las mayores firmas de este segmento, que vende un
plan con una contribución mensual inicial de R$ 25.00 al mes y que
representa 31% de sus contratos jubilatorios.
De la manera como está, la propuesta de reforma de la ps altera-
rá los parámetros fundamentales que estructuran la jubilación de los
trabajadores del mercado formal y de los servidores públicos e irá al
encuentro de la Enmienda Constitucional 95, que congela los gastos
públicos por 20 años. Su resultado, como mostramos, será aumentar
el nivel de exclusión puesto que, considerando la situación resultante
de la aplicación de la reforma laboral, el contingente de trabajadores
que no conseguirá cumplir las reglas de acceso a la jubilación, espe-
cíficamente el tiempo de contribución propuesto, será excesivo.
Al momento en el que revisamos este artículo, la Cámara de
Diputados aún no tomaba en cuenta el texto del relator de la comisión
creada para examinar la propuesta de reforma de la ps. Su votación
está prevista para el 19 de febrero de 2018. La propuesta, como no
podría ser de otra manera, es repudiada por la inmensa mayoría de
la población. No obstante, el avance de las fuerzas conservadoras
en el país, la sumisión total de los grandes medios de comunicación en
beneficio de los intereses del gran capital y la “judicialización de
la política”, cuya expresión acabada es la tentativa de impedir que
el capitalismo del siglo xxi 323

Lula sea candidato a la Presidencia de la República, puede hacer via-


ble, por lo menos, la aprobación de los aspectos que se consideran
más importantes para el área económica del gobierno: introducir el
criterio de edad para la jubilación con el establecimiento de la edad
mínima y aumentar el tiempo de contribución.

Consideraciones finales

Brasil es llamado al orden. La elección de este título no es casual.


En poco más de un año de gobierno de Temer (“el usurpador” para
quienes consideran que el impeachment es un atentado al Estado de
derecho), el país se está colocando rápidamente en la ruta de la inte-
gración completa a los dictámenes del capital financiero internacio-
nal en un mundo globalizado. Ese es el sentido de la introducción
de la Enmienda Constitucional 95: congelar el nivel del gasto del
gobierno federal por 20 años con el objetivo de reducir su participa-
ción a menos de 10% del pib y abrir espacio a la presencia del sector
privado y en especial al capital extranjero en actividades antes desa-
rrolladas o garantizadas por el Estado. Ese es el sentido de la reforma
laboral recién aprobada que garantiza la existencia de una miríada
de contratos, de formas de flexibilizar totalmente el mercado de tra-
bajo brasileño, adecuándolo a la necesidad del capital para que sea
competitivo en el esquema de un mundo globalizado cuyas normas
de producción consideradas ideales están dadas por la realidad del
país que menos derechos –laborales y jubilatorios– garantiza a sus
trabajadores. Se trata de nivelar para abajo las condiciones de repro-
ducción de la fuerza de trabajo. Todo en nombre de la competitividad
en un mundo globalizado.
En ese panorama, la propuesta de contrarreforma de la Previ-
dência Social, que modifica principalmente la cobertura del riesgo
vejez (jubilación) del conjunto de los trabajadores formales, esto es,
de los trabajadores del sector privado y de los servidores públicos,
promoverá uno de los mayores retrocesos en la historia brasileña en
términos de protección social. Si en el pasado reciente se conside-
324 rosa maria marques y camila kimie ugino

ró que la introducción del factor jubilatorio (gobierno de Fernando


Henrique Cardoso) y los cambios implementados en el gobierno de
Lula fueron un retroceso dado que retiraban derechos y alteraban las
condiciones de acceso a la jubilación, al analizar lo que se está pro-
poniendo no hay posibilidad de comparación. La propuesta de con-
trarreforma jubilatoria de Temer tendrá como único resultado, desde
el punto de vista de la protección social, el aumento de la exclusión
que afectará a un contingente extremadamente significativo de tra-
bajadores. Esa situación se agravó aún más con la flexibilización del
mercado de trabajo. Si consideramos que el aumento de la edad mí-
nima para jubilarse es abusivo, peor será la situación del trabajador
cuando tal aumento se asocie con el tiempo mínimo de contribución.
Como ya dijimos, para algunos será prácticamente imposible acceder
a la posibilidad de jubilarse.

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14. PANORAMA GENERAL DEL DESARROLLO
CIENTÍFICO-TÉCNICO EN EL MODELO ECONÓMICO
CUBANO ACTUAL

José Luis Rodríguez*

Desde los inicios mismos de la Revolución cubana, para su dirección


quedó claramente establecido el papel que debería jugar la ciencia en
un país subdesarrollado, pequeño y con escasos recursos naturales.
En efecto, en fecha tan temprana como el 15 de enero de 1960
el comandante Fidel Castro declararía: “El futuro de nuestra patria
tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene
que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente
es lo que estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son
oportunidades a la inteligencia” (Castro, 1960).
Se trataba de una decisión correcta, pero que requeriría muchos
años de trabajo sistemático. De tal modo, para la creación de esa base
científica debía desarrollarse, en primer término, un elevado nivel
educacional en la población y, a partir del mismo, una política cien-
tífica acertada que asegurara la contribución de los resultados de la
ciencia y la técnica al desarrollo del país.
El avance de la educación ya había sido previsto en el primer es-
bozo de programa de desarrollo de la nación contenido en el discurso
pronunciado por Fidel Castro en el juicio por los sucesos de cuartel
Moncada en octubre de 1953. En esa ocasión se había señalado:

El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el pro-


blema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la
educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretamente
los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente
nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y
la democracia política (Castro, 1973: 43).

* Asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (ciem), Cuba.

[327]
328 josé luis rodríguez

El esfuerzo educacional para superar las condiciones de la etapa pre-


via a la Revolución sería enorme. Baste decir que –según datos del
Censo de 1953– la tasa de analfabetismo promediaba 23.6% de la
población (en las zonas rurales esta tasa era de 41.7%) y el nivel de
escolaridad media era de solo dos grados de enseñanza primaria (Ro-
dríguez, 1990: tabla 22).
La batalla educacional comenzaría en 1960 con el reclutamien-
to de un destacamento de maestros voluntarios de formación emer-
gente, destinado a cubrir las plazas vacantes en todo el país,1 espe-
cialmente en las zonas rurales más intrincadas.
En 1961 se lanzó una campaña de alfabetización en Cuba que
movilizó a alrededor de 100 000 estudiantes secundarios y 121 000 al-
fabetizadores populares, que marcharían a convivir con las familias a
alfabetizar en el primer caso y enseñarían en las ciudades los del segun-
do grupo. Como resultado de esta campaña, se alfabetizaron en un año
707 000 personas y la tasa de analfabetismo se redujo a 3.9 por ciento.2
A la altura de los años ochenta y ante la expansión de la en-
señanza en los niveles de educación preuniversitaria, fue necesario
acudir nuevamente a movilizar a jóvenes profesores que se integra-
ron en el Contingente Pedagógico Manuel Ascunce Domenech.3
A partir de los esfuerzos iniciales para elevar el nivel educacio-
nal del pueblo, se emprendieron campañas masivas entre la pobla-
ción adulta para que alcanzara el 6º grado de enseñanza primaria –lo
que se logró en los años setenta– y el 9º grado de enseñanza secunda-
ria –nivel alcanzado en los años 2000.

1
En Cuba habían 600 000 muchachos sin escuela y faltaban 1 000 maestros
rurales. El llamado inicial para modificar esa situación lo hizo Fidel Castro el 22 de
abril de 1960.
2
En 1980 esta cifra bajó a 1.9%. A partir del Censo de 2002, la tasa de analfa-
betismo registrada se redujo a 0.2 por ciento.
3
Manuel Ascunce fue un joven maestro que resultó asesinado durante la cam-
paña de alfabetización por bandidos alzados contra el Gobierno Revolucionario.
panorama general del desarrollo científico-técnico 329

En el caso de la enseñanza universitaria, estudios recientes


explican el desarrollo de la educación superior en Cuba en cinco
etapas: “1960-1974, primera universalización de la enseñanza (ue);
1975-1990, meritocratización; 1991-2000, preservación; 2001-
2010, segunda ue; 2011-2018, actualización del modelo” (Domín-
guez, 2016).
El desarrollo de la educación superior comenzó con la Reforma
Universitaria de 1962, que impulsó métodos modernos de enseñanza
y llevó la actividad de investigación científica a las aulas universi-
tarias.4 Ante la falta de profesores, fue preciso acudir a un sistema
de alumnos ayudantes que desempeñaron un papel determinante en
la educación superior, especialmente entre 1965 y 1975. Una vez
graduados, estos estudiantes constituirían la cantera fundamental de
profesores de las universidades cubanas.
El proceso de expansión de la enseñanza universitaria llevó al
desarrollo de múltiples carreras que no se estudiaban en Cuba, con
un ascenso notable de los graduados por año, que solo alcanzaban
alrededor de 1 540 en 1960 y se elevaron hasta 23 971 en 2016.
Para el desarrollo de la enseñanza superior, se creó en 1976 un
sistema que se integró con 27 centros universitarios y que llegó a con-
tar con 64 universidades o instituciones equivalentes,5 cifra que am-
plió su cobertura con la creación de sedes universitarias municipales
en los años 2000, las cuales facilitaron la adquisición de conocimien-
tos por parte de los trabajadores al descentralizarlos territorialmente.
Este desarrollo que masificó la educación superior fue posible
gracias a la apertura de 3 150 sedes universitarias municipales (sum)
a inicios de los años 2000, las que se vinculaban con 59 instituciones
de educación superior en el nivel provincial.
También en los años setenta comenzó el proceso de obtención
de categorías científicas en las universidades. Los doctorados se de-

4
Con anterioridad a 1959, en Cuba solo habían tres universidades públicas y
la Universidad Católica de Villanueva como centros reconocidos.
5
Luego de un proceso de racionalización y reordenamiento de las universida-
des, las mismas se redujeron a 41 en la actualidad.
330 josé luis rodríguez

sarrollaron primero en el exterior y a partir de los años 80 se iniciaron


las defensas en el país en un número creciente de especialidades.
Según un informe de la unesco, Cuba tenía 60 doctores por millón
de habitantes en 2012 y ocupaba el segundo lugar en América Latina
(unesco, 2016) (cuadro 1).

Cuadro 1
Indicadores seleccionados de la actividad educacional
Indicadores Hasta 1958 1959/1961 2015/2016
Tasa de analfabetismo 23.6% 3.9% 0.2%
Población: nivel de escolaridad medio 2.0º 2.0º 11.5º
Número de escuelas – 7 679 10 561
Personal docente – 22 800 299 572
Porcentaje del pib para educación – 0.9% 9.5%
Porcentaje del pib para educación superior – – 4.4%
Escolarización/población con educación superior – 4.0% 14%
Número de universidades 4 4 41
Matriculados en educación superior – 1 300 218 643
Graduados de educación superior – 1 540 23 971
Tasa de doctores en ciencias/millón – – 60
de habitantes
Fuentes: unesco, 2016; Rodríguez y Carriazo, 1987; onei, 2017.

II

El desarrollo de la ciencia antes de 1959 se concentraba en un con-


junto de esfuerzos individuales encabezados por destacados científi-
cos que conseguían un cierto nivel de avance, sobre todo en el campo
de la medicina y las ciencias naturales, pero que no tenían peso en la
solución de los acuciantes problemas que afectaban el desarrollo ni
repercutían en beneficio de la población debido a la falta de políticas
oficiales que aseguraran ese propósito.
A partir de 1959, el Gobierno Revolucionario comenzó a dar
pasos para crear una masa crítica de científicos reuniéndolos en cen-
tros de investigación ya desde los años sesenta.
panorama general del desarrollo científico-técnico 331

De tal modo, en 1962 se creó la Academia de Ciencias de Cuba


para nuclear a la comunidad científica y promover las investigaciones
en todos los campos del saber. En 1965 se fundó el Centro Nacional
de Investigaciones Científicas (Cenic), que sería el embrión de otros
centros, especialmente en el campo de la biomedicina y la alimen-
tación. También, se crearon otras instituciones que apoyarían el de-
sarrollo agropecuario del país, como el Instituto de Ciencia Animal
(ica) en 1965, el Instituto Cubano de Investigaciones de la Caña de
Azúcar (icidca) en 1963 y el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas
(inca) en 1970. También se fundó el Centro de Investigaciones Digi-
tales (cid) en 1969, donde se fabricó la primera computadora cons-
truida en Cuba –modelo cid-201– entre los colectivos científicos de
mayor significación.
Un salto cualitativamente superior se inició en 1981 con la inserción
de los científicos cubanos en el campo de la biotecnología. Su desarrollo
acelerado condujo a la creación del Centro de Ingeniería Genética y Bio-
tecnología en 1986, con una inversión de unos 600 millones de dólares.
Este Centro integra el ciclo completo de investigación, produc-
ción y aplicación de los resultados en una sola unidad, lo que –junto
con otros centros que se crearon hasta 1994– llevó a la organización
del Polo Científico del Oeste, fundado en 1991 para impulsar el desa-
rrollo de la biotecnología, la industria médica-farmacéutica y tecno-
logías de avanzada a fin de generar exportaciones de alta tecnología
para aportar al desarrollo del país. En este sentido, los productos del
Polo y de la industria de medicamentos y equipos médicos han esta-
do aportando ingresos por exportación que han alcanzado los 500 a
600 millones de dólares anuales, se cuentan entre los cinco productos
más importantes de las ventas del país al exterior y contribuyen de
manera decisiva a que el porcentaje de exportaciones de alto valor
agregado se aproxime hoy a 20% del total.
El Polo está integrado por unas 30 instituciones con 15 000 tra-
bajadores, de los que alrededor de 2 000 son científicos, y se estable-
ció con un volumen de inversiones estimadas en torno a los 2 000
millones de dólares en los años más complejos de la crisis económica
del Periodo Especial.
332 josé luis rodríguez

Entre los centros que lo integran, destaca el Centro de Inmu-


nología Molecular (cim), fundado en 1994, que se especializa en
vacunas terapéuticas contra el cáncer y otros medicamentos para la
atención de enfermedades crónicas.6
Un esfuerzo destacable de la política dirigida a fusionar la
docencia y las investigaciones en el terreno de las tecnologías de
avanzada lo constituyó la creación de la Universidad de las Ciencias
Informáticas en el año 2002, que hasta el pasado año había graduado
a más de 14 000 ingenieros.
No obstante y a pesar de los esfuerzos realizados, durante los
últimos años han mermado los recursos destinados a la actividad
científica y la eficiencia de los indicadores de ciencia y tecnología
se ha reducido, lo cual se vincula con las dificultades para el creci-
miento de la economía, que solo ha alcanzado 2.3% como promedio
entre 2009 y 2016, al tiempo que el país ha debido dedicar un volu-
men significativo de recursos a reducir el déficit financiero externo
mediante la renegociación y el pago de la deuda externa pendiente de
liquidación (cuadro 2).

Cuadro 2
Algunos indicadores fundamentales de ciencia y tecnología
2011 2015/2016
Porcentaje de gastos en ciencia y tecnología/gastos 1.57% 0.28%
del presupuesto estatal
Gastos en i+d/pib 0.3% 0.4%
Patentes: coeficiente de invención 0.55 0.28
Patentes: coeficiente de autosuficiencia 0.25 0.16
Grados científicos otorgados (acumulados) 12 281 15 266
Fuente: onei, 2017.

A pesar de las dificultades actuales, el país cuenta hoy con una


dotación de personal con alta calificación en las esferas de la educa-

6
Un interesante análisis sobre las bases de funcionamiento del Polo Científico
del Oeste se encuentra en Lage (2015).
panorama general del desarrollo científico-técnico 333

ción y la ciencia que constituye el mayor potencial para asegurar un


desarrollo sostenible de su economía de cara al futuro.
Los problemas que hoy se enfrentan se refieren a cómo aplicar
los logros alcanzados en la producción y los servicios, y a cómo opti-
mizar la estructura de la calificación superior de la fuerza del trabajo
a los requerimientos del desarrollo, cuestiones a cuya solución el país
ha dedicado ingentes esfuerzos a partir de una política económica
que se encamina gradualmente al logro de un desarrollo sostenible.

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15. PARAGUAY: REFLEXIONES SOBRE EL COMERCIO
Y EL MERCADO EXTERIOR

Lila Molinier*

Las exportaciones de bienes: valores de uso, precios


internacionales y condiciones de producción

En el presente decenio, en la mayoría de los países de la región el au-


mento de la demanda y de los precios internacionales para los rubros
de exportación impulsó el crecimiento de la producción de bienes
y servicios, así como su reducción posterior generó la recesión o la
crisis económica.
En el caso de Paraguay, las evidencias muestran que hay una
relación directa entre el auge de las exportaciones y el crecimiento
del pib en el periodo 2008 a 2014, en el marco de la recuperación eco-
nómica desde 2004, así como con su caída en los últimos años, 2015
a 2017, lo que caracteriza el periodo de receso (gráficas 1, 2 y 3).
Los principales rubros de exportación nacional los produce, por
un lado, el agronegocio, mecanizado y concentrado en pocos gru-
pos económicos fuertes, y por otro lado está la cesión-exportación
de la energía eléctrica excedente a sus dos socios, producida por las
empresas binacionales: Itaipú (Paraguay-Brasil) y Yacyretá (Para-
guay-Argentina).
Ambos casos están asociados con la renta de la tierra rural y la
hidroenergía, bienes naturales abundantes en la zona, con incorpora-
ción tecnológica de diversa densidad. En el caso del agronegocio, los
principales productos exportados son los granos oleaginosos y cerea-
les, principalmente la soja, seguida muy atrás por maíz, trigo, arroz

* Sociedad de Economía Política del Paraguay (seppy)-Sociedad de Economía


Política Latinoamericana (sepla).

[334]
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 335

Gráfica 1
Exportación,
G1. PARAGUAY.reexportación, otros
Exportación, (miles de dólares
reexportación, estadounidenses)
otros. Miles de US$

14.000.000
12.000.000
10.000.000
8.000.000
6.000.000
4.000.000
2.000.000
0
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016* 2017*

Exportación Reexportación Otros

Fuente:BCP,
FUENTE: , 2018,
bcp2018, Boletín
Boletín Comercio
Comercio Exterior,
Exterior, año 1961 a 2017.
Año 1961_2017.

Gráfico 2. Paraguay. PIB. Gráfico 3. Paraguay. Evolución del PIB.


Millones de dólares
Gráfica 2constantes de En % de Gráfica
crecimiento
3 real
1994
(millones de dólares constantes de 1994) 16,0% Evolución del pib (% de creimiento real)
18.000 14,0%

16.000 12,0%

14.000 10,0%

12.000 8,0%

10.000 6,0%

8.000 4,0%

6.000 2,0%

4.000 0,0%

2.000 -2,0%

0 -4,0%
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017

-6,0%

Fuente:
FUENTE: BCP, , Anexo estadístico del serie a febrero 2018. Disponible en: www.bcp.gov.py/estadísticaseconómicas.
bcp Anexo estadístico del IE serie
ie a febrero 2018. Disponible en: www.bcp.gov.py/estadísticaseconómicas.

y maní, en estado natural; la carne bovina enfriada y los productos


de la carne en general; los aceites vegetales, sobre todo de soja; así
como harinas, tortas, expeller y demás residuos de la soja, y de otras
semillas, procesadas por la agroindustria.

La cesión-exportación de energía eléctrica

En cuanto a la energía eléctrica, el valor exportado es un monto im-


putado en las estadísticas económicas nacionales relacionado con la
cantidad de energía hidroeléctrica cedida-exportada anualmente a los
socios (Brasil y Argentina), tal como sucede, a su vez, con el volu-
336 lila molinier

men y el valor imputado de su producción, estimado en 50% sobre la


producción anual de energía eléctrica de ambas centrales hidroeléc-
tricas binacionales.
Esto es así debido a que las operaciones productivas y comer-
ciales están a cargo de las empresas binacionales y no de cada país
socio. La organización y la gestión de las empresas binacionales fue-
ron concebidas de forma paritaria por los tratados internacionales
que las rigen, pero en la práctica los cargos y la gestión se manejan
de manera asimétrica según la política energética de los países socios
mayores.
De ahí que los ingresos directos generados para Paraguay no
son los ingresos por la exportación de sus excedentes de electricidad,
sino las transferencias por las regalías o rentas estimadas sobre la
inversión de capital inicial para la construcción de la obra (Itaipú),
la compensación percibida según territorio inundado por la construc-
ción de las represas (Itaipú)1 y por la cesión de la energía excedente,
producida por la parte paraguaya, que es exportada a sus socios veci-
nos (Brasil y Argentina).
Esta compensación por cesión-exportación de la energía ex-
cedente de la parte paraguaya es el único beneficio financiero que
los otros dos países socios no perciben, sino que es cobrado a los
mismos por las empresas binacionales y transferido al Estado para-
guayo. Además, es el único componente del costo que no integra el
costo-precio de la energía que las empresas hidroeléctricas cobran a
los tres países socios, pues lo pagan solo los compradores/consumi-
dores (Brasil y Argentina, respectivamente) del excedente de energía
producida.2

1
En el caso de Yacyretá, dicha compensación por territorio inundado se estimó
apenas durante la reciente renegociación del Tratado, Anexo C, después de trans-
curridos 40 años de su vigencia, y su pago se difirió de nuevo según los acuerdos
firmados por Horacio Cartes y Mauricio Macri, por parte del Congreso Nacional en
vísperas del término del gobierno del presidente paraguayo.
2
Los dos tratados internacionales que crean las empresas hidroeléctricas bina-
cionales y regulan sus operaciones obligan a sus socios a contratar la totalidad de la
producción de la energía de las hidroeléctricas según un plan anual, lo cual explica
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 337

El total de ingresos percibidos en 2016 por el Estado paragua-


yo por concepto de las regalías de la Itaipú (608  950) y Yacyretá
(60 542) fue de 669 492 dólares estadounidenses (Banco Central del
Paraguay, 2018a). Mientras, considerando solo el caso de la Itaipú,
en el mismo año, la energía producida por este complejo hidroeléc-
trico fue de 2 415 789 gigavatios hora (GWh) y la energía comprada
por el Paraguay fue de 11 227 393 megavatios hora (MWh),3 un poco
menos de 1% de 50 que le corresponde de la energía producida en
dicho año, por lo que la energía cedida/exportada a su socio Brasil
fue de 49% de la parte restante.

Los precios internacionales de las exportaciones principales

Por el lado de los precios internacionales de las principales exporta-


ciones paraguayas, el grano de soja en estado natural se destacó por
la tendencia al crecimiento desde 2004 a 2012, año en que llegó a su
nivel más elevado según el promedio anual. Al cambiar esta situación
hacia la baja, sin embargo, el volumen total exportado siguió aumen-
tando, situación común a los cuatro rubros principales (cuadro 1).
Por el lado de la oferta, ¿cómo se explica que ante el decre-
mento de los precios internacionales de las materias primas y ali-
mentos exportados por el Paraguay, al igual que los demás países
del Mercosur, el volumen exportado aumente en los últimos años
en condiciones menos ventajosas? En este contexto, la caída de los
precios internacionales deja de explicar el aumento de la oferta, pues
los productores y exportadores tienen suficiente capacidad instalada,
que de parar o ser disminuida les generaría más pérdidas.4

las razones por las que Paraguay debe ceder la energía excedente que no utiliza, de
50% de la producción que le corresponde en ambos casos. Véase <http://www.itai-
pu.gov.py y <http://www.eby.gov.py>.
3
Véase <http://www.ande.gov.py/resumenestadistico2012-2016>.
4
La reducción de las exportaciones de los granos oleaginosos menos impor-
tantes, que con frecuencia forman parte de los cultivos rotativos con la soja (maíz,
trigo, girasol), y el arroz, que forma parte de la demanda de la economía brasileña,
en crisis, evidencian el receso.
338 lila molinier

Cuadro 1
Exportaciones volumen monto total del valor exportado y precio unitario por rubros principales en miles de
Exportaciones paraguayas.Volumen,monto total de valor exportado y precio unitario por rubros principales
dólares (estadounidenses)
En miles de dólares (USD)
Harinas, tortas y otros
Grano de soja Aceite de soja resíduos de soja Carne enfriada
Precio Miles Miles Miles Miles
internacional Tonelada Valor total USD/ton Tonelada Valor total USD/ton Tonelada Valor total USD/ton Tonelada Valor total USD/ton
2004 274,11 2.551.160 573.243 0,22 210.145 109.794 0,52 870.225 167.911 0,19 80.148 148.382 1,85
2012 536,12 3.161.711 1.582.307 0,50 122.950 138.670 1,13 486.787 192.250 0,39 195.474 792.144 4,05
2015 347,64 4.575.598 1.594.198 0,35 698.665 445.191 0,64 2.498.715 904.719 0,36 299.943 1.173.941 3,91
2017 359,41 6.128.710 2.132.417 0,35 679.729 477.130 0,70 2.283.175 730.287 0,32 299.400 1.203.034 4,02
FUENTE: BCP, Boletín de Comercio Exterior, Serie 1961 - 2017, Asunción, disponible en: www.bcp.gov.py/estadísticaseconómicas
Fuente: bcp Boletín de Comercio Exterior, serie 1961 a 2017, Asunción, www.bcp.gob.py/estadísticaseconómicas.

No obstante, en este mismo periodo el precio unitario obtenido


por la exportación de la carne enfriada, predominantemente bovina,
ha mejorado en el contexto del aumento sostenido del precio interna-
cional para este rubro en los últimos años. Vemos que esta situación
la convierte en el sector más rentable para la inversión y la exporta-
ción, y contribuye a explicar su actual expansión.

La expansión de la frontera agrícola y ganadera

Como en el caso de la soja, la extensión de la frontera de la produc-


ción ganadera ejerce elevadas presiones sobre las escasas tierras fis-
cales restantes y de las comunidades campesinas e indígenas, lo que
aumenta el conflicto social, la violencia y la criminalización de las
luchas sociales por parte de la Policía Nacional y la Fiscalía General
del Estado en el marco de una administración de justicia favorable a
los grandes propietarios.
En 1996-1997, el área de siembra de la soja era de 1 050 000
hectáreas y la producción de 2 771 000 toneladas. Veinte años des-
pués, la extensión de la frontera agrícola de este rubro aumentó a más
del triple, 3 400 000 hectáreas (zafra 2016 a 2017), mientras que la
producción habría crecido nueve veces y más, a 9 500 000 toneladas
(Ministerio de Agricultura y Ganadería, 2018).
El sector del agronegocio cuenta con dos gremios poderosos, la
Cámara de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleagi-
nosas (Capeco), que representa, como su nombre lo indica, a produc-
tores, exportadores y comercializadores de dichos granos, y la Cáma-
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 339

ra de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro). En ambos


casos, nuclean a empresas nacionales y trasnacionales del sector de la
producción de los granos oleaginosos para la exportación, con la di-
ferencia de que los primeros se ocupan de los granos en estado natu-
ral y los segundos incluyen su molienda y procesamiento industrial.
En el caso de la producción del ganado bovino, las estadísticas
del Ministerio de Agricultura y Ganadería (mag) registran la existen-
cia de 10 464 000 cabezas en 2007 y 13 821 526 cabezas 10 años des-
pués, en condiciones del aumento del número de animales faenados
en dicho lapso (mag, 2008 y 2018).
Otros indicadores del avance y los efectos de la expansión de
la frontera de la producción ganadera son la venta de grandes exten-
siones de tierra en la región Occidental o Chaco (Molinier, 2014) a
grupos inversores de la región del Mercosur, entre otros, así como la
deforestación y el cambio del uso del suelo en dicha región del país,
donde se encontraría 44% ganado bovino actual (mag, 2018).
En 2012, la deforestación del Gran Chaco Americano, que in-
cluye Argentina, Bolivia y Paraguay, fue de 1 473 hectáreas por día.
Del total de desmonte, correspondieron al Chaco Paraguayo 268 084
hectáreas, el mayor de entre los tres, en el marco de la liberación de
la tasa de deforestación desde 2010 (Guyrá, 2012)
En diciembre de 2017 se detectaron 31 742 hectáreas de cam-
bio de uso de suelo en la región en su conjunto, de las cuales 12 379
correspondieron al Chaco paraguayo (Guyra, 2018) en el contexto
de la vigencia del decreto 7702, de septiembre 2017, que modifica
el artículo 42 de la Ley núm. 422/73 de Protección de los Recursos
Forestales. El nuevo decreto vigente posibilita la deforestación de la
reserva legal y a adquirir certificados de servicios ambientales para
reforestarlos con especies exóticas y con fines comerciales.5

5
Análisis comparativo de los decretos 7.031 y 7.702, www.incentivosperver-
sos identificados.
340 lila molinier

Las industrias procesadoras de aceites vegetales


y derivados de los granos oleaginosos

Las agroindustrias procesadoras de aceites vegetales, principalmente


de soja y sus derivados, han aumentado su capacidad instalada y de
procesamiento desde 2013 en 4.5 millones de toneladas-año, que desde
inicios de 2018 se redujo a 4.2 millones anuales debido al cierre de una
de las plantas industriales.6 Las mismas están agremiadas en la Cappro,
conformada por cinco empresas nacionales y extranjeras y cuatro trans-
nacionales del ramo: adm, Cargill, Bunge y Louis Dreyfus. Los dos
últimos se asociaron a finales de 2012 para instalar la planta industrial
más grande de molienda e industrialización de la soja y sus derivados y
los demás granos: el Complejo Agroindustrial Angostura, S. A. (caiasa)
ubicado a un lado del puerto de la ciudad industrial de Villeta, aguas
abajo del viejo puerto de Asunción, inactivo, sobre el río Paraguay.
Según la Cappro, aglutina a 95% de las industrias procesado-
ras de granos oleaginosos y el sector se encuentra en condiciones
de procesar 45% de la producción de la soja en granos, lo que casi
se logró en 2015 (44%), pero cuya evolución ha sido variable y en
2017 consiguió 37% de industrialización. Emplea a 8 800 trabajado-
res calificados y formalizados: 2 200 de manera directa en las plantas
industriales y 6 600 de forma indirecta en empresas de servicios y de
mantenimiento anexas.7
Las trasnacionales citadas están instaladas en escala mundial
y en Paraguay, así como la mayoría de las empresas asociadas, se
encargan de toda la cadena de producción, venta de insumos (ferti-
lizantes, herbicidas, insecticidas, fungicidas agrícolas), servicios de
fumigaciones, acopio y recepción del grano y su almacenamiento,
procesamiento, transporte y descarga en puertos, hasta el servicio de
flete en barcazas a los mercados de destino.

6
Además de la soja, que es el principal rubro, incluye girasol, canola, tung
y algodón. Los derivados de la producción de la soja son el aceite, la harina y la
cascarilla de soja.
7
Disponible en: <http://www.cappro.org.py>.
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 341

Al igual que las empresas asociadas a la Capeco, se benefician


con incentivos fiscales según la Ley núm. 60/90 de Promoción de
las Inversiones, que busca aumentar las inversiones de capital, sean
nacionales o extranjeras, y la industrialización de las exportaciones.
A diferencia de la Capeco, las procesadoras de la Cappro recién ga-
naron un juicio de amparo ante la Corte Suprema de Justicia frente
al Ministerio de Hacienda que le permitió la devolución de 100% del
impuesto al valor agregado (iva), unos 35 millones de dólares, según
la ley que modificó artículos de la reforma tributaria en 2013, lo cual
dejó ver las tensiones entre ambos gremios (abc, 2018)
No obstante, a menudo ambos gremios también se benefician
con el subsidio cambiario, en particular en los periodos de reducción
de los precios internacionales como los que se dieron desde mayo de
2015 a junio de 2017 (bcp, 2018b)

El modelo exportador es importador y deficitario:


la triangulación comercial

La concentración de la inversión de capital y de las exportaciones en


la producción primaria y la agroindustria no ha logrado, durante su
reciente auge, revertir el déficit estructural del comercio exterior de
bienes del Paraguay dado que también se ha desarrollado un perfil
importador, no solo por la dependencia estructural de la importación
del petróleo y sus derivados, bienes de capital e insumos industriales.
La sojización con base en el uso de las semillas transgénicas8
ha generado la dependencia de los principales rubros de exporta-
ción, de la importación de las semillas transgénicas y de insumos
agroquímicos de elevada toxicidad, del paquete tecnológico de
Monsanto, Syn- genta y otras trasnacionales. A 2017, Paraguay es el
sexto país con mayor superficie de cultivos transgénicos: 3.6 millo-
nes de hectáreas.9

8
Hasta 2012 se utilizaba solo una variedad de soja transgénica, ingresada de
contrabando en 1998. A 2017, se aprobó la 23ª variedad de dicha semilla y la 16ª de
maíz transgénico, además de contar con una variedad transgénica de algodón.
9
Véase <http://www.baseis.org.py/agronegocios>.
342 lila molinier

A mediados de la década de 1980, el nuevo componente del


comercio exterior había sido el comercio de importación para la
triangulación hacia los grandes vecinos regionales, asociados con los
migrantes orientales, comerciantes de origen árabe y brasileño, de
las tres fronteras (Ciudad del Este Expuerto Pdte. Stroessner-Foz de
Iguazú-Ciudad de Iguazú).
Esta triangulación de importaciones10 creció considerablemente
en los años noventa, en la antesala de la etapa prevista de la Unión
Aduanera del proceso de integración del Mercosur (ya que entre
1991 a 1994 se cumplió con la creación de la Zona de Libre Comer-
cio) e impulsado por ella, vulnerando las barreras de protección de
las industrias de las dos grandes economías socias, Argentina y Bra-
sil, en particular de esta última, y que en varias ocasiones movilizó
operaciones represivas de la Receita Federal y de tropas del ejército
brasileño en la frontera con dicho país (gráfica 4).
Gráfica 4
G2. PARAGUAY.
Importaciones, Importaciones,
otros otros.
(miles de dólares Miles de US$
estadounidenses)
son proporcionados por el

14.000.000
12.000.000
a cual compila el comercio exterior total
10.000.000
8.000.000
6.000.000
4.000.000
2.000.000
0
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016* 2017*

Importación Otros

Fuente: bcp 2018,


FUENTE: BCP, Boletín
2018, Boletín Comercio
Comercio Exterior,
Exterior, año 1961 a 2017.
Año 1961_2017.

Del contrabando de pequeña y gran escala se ha pasado a la im-


posición de cuotas de liberación del pequeño comercio fronterizo por
parte de Brasil y de reducidos impuestos internos y aranceles aduane-
ros por la parte paraguaya en relación con un régimen de turismo de
compra que opera en los comercios de las ciudades fronterizas más

Incluye productos electrónicos e informáticos, teléfonos portables, tabletas,


10

cámaras y filmadoras; tejidos, ropas, zapatos, joyería y relojería, perfumes y otros


bienes suntuarios provenientes del mercado asiático, norteamericano y europeo.
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 343

grandes y Asunción, e incluye –encubre– a las brigadas de pequeños


comerciantes brasileños venidos de cualquier punto del territorio ve-
cino, los “sacoleiros” y el contrabando en gran escala por vía aérea.
Además, se ha pasado al establecimiento de zonas francas en
Ciudad del Este, en la triple frontera con Argentina y Brasil, para el
desarrollo de la maquila, dentro de la agenda y los compromisos del
Mercosur, que no ha logrado ni la unión aduanera ni la integración
económica, en el contexto comercial cada vez más abierto hacia la
industria y las exportaciones chinas de toda la zona.
Un estimado de la reexportación promovida por la importación
para la triangulación comercial por medio de Brasil, principalmente
–a pesar de que ambos vecinos han liberalizado sus importaciones
en gran medida en la última década–, evidencia que dicho comercio
sigue siendo importante y que las estadísticas oficiales llaman “reex-
portación” (gráfica 5).
Al sustraer las cifras de la “reexportación” para considerar única-
mente el comercio exterior de régimen general, formal, registrado, el
saldo de la balanza de bienes del Paraguay se vuelve negativo (gráfica
5), como lo ha sido históricamente, en el contexto de las exportaciones
extractivas, la escasa industrialización y la dependencia de las impor-
taciones tanto para los bienes de consumo como bienes de capital y los
intermedios, especialmente de los derivados del petróleo.
No obstante, la importación de bienes de consumo fue de 34%
del valor importado total en 2017, considerando las importaciones
registradas, pues las no registradas y que forman parte del comer-

Gráfica 5
G3. PARAGUAY: Exportaciones,
Exportaciones, importaciones
importaciones y saldo, yrégimen
saldo, regimen
general general.
Miles de
(miles de dólares US$
estadounidenses)
15.000.000

10.000.000

5.000.000

0
-5.000.000

Exportaciones Importaciones Saldo

FUENTE: BCP, 2018, Boletín Comercio Exterior, Año 1961_2017.


Fuente: bcp 2018, Boletín Comercio Exterior, año 1961 a 2017.
344 lila molinier

cio fronterizo son importantes, con mayor incidencia en las zonas


urbanas de Asunción y Departamento Central, y en la frontera con
Brasil y Argentina: Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Encar-
nación. Tampoco se registran las compras de ropa, calzado y joyería
del comercio turístico de Miami y Ciudad de Panamá, que cuenta
con vuelos diarios directos en las principales compañías aéreas que
cubren dicho itinerario comercial, asociadas con diversas tiendas es-
pecializadas en Asunción.

La maquila y las expectativas crecientes

La información estadística sobre las operaciones de las maquilas en


Paraguay no está discriminada dentro de la estadística de las importa-
ciones y exportaciones, y solo se cuenta con algunos pocos estudios
y declaraciones públicas que ayudan a tener referencias de su inci-
dencia actual.
La maquila es la estrategia de industrialización y generación de
empleo desde inicios de la década del 2000, asociada con la ley
de creación y su decreto reglamentario pero que tuvo una lenta evo-
lución hasta 2010, cuando recibió un mayor impulso con la situación
creada en Brasil respecto de la tendencia al alza del costo de la ener-
gía eléctrica, primero, y de la crisis económica, después.11 Paraguay
mejoró sus condiciones de atracción con los bajos costos de la electri-
cidad, el salario y las prestaciones sociales laborales, así como la aper-
tura indiscriminada ofrecida por el gobierno de Horacio Cartes desde
su arribo al poder a la inversión privada, la maquila, en particular.
En realidad, el listado de las oportunidades ofrecidas por el
país a la inversión extranjera forma parte de la debilidad estructural
del país. Entre 2001 y 2009, solo 23 proyectos de maquila fueron
aprobados y estaban en ejecución, mientras que entre 2010 y 2017

11
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud) apoyó al
Ministerio de Industria y Comercio entre 2002 y 2013 con un Programa de Con-
solidación del Programa de Maquila en Paraguay, con un costo que a 2010 sumaba
más de 1.3 millones de dólares, y que fue ejecutado en varios tramos, financiado con
presupuesto público, véase <http://mic.gov.py>.
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 345

aumentaron a 126 proyectos. De este total, 71 (54%) son empresas


maquiladoras o submaquiladoras de origen brasileño, 25 (20%) de
origen paraguayo, 9 (7%) con coparticipación de socios del Merco-
sur, 6 (5%) argentinas y las restantes son de origen chino, europeo,
asiático y norteamericano.
El proyecto del gobierno saliente era aumentar la maquila y las
zonas francas, de las tres actuales, y convertir Paraguay “en la China
de América del Sur”. Según declaraciones de Gustavo Leite, ministro de
Industria y Comercio, las exportaciones de las maquilas en 2017 to-
talizaron 443 millones de dólares, 41% superior a 2016, mientras que
en el periodo 2001 a 2017 suman un total de 2.164 dólares.12

Conclusiones preliminares

Las características y la trayectoria histórica del comercio exterior es-


tán vinculadas con las funciones reales cumplidas en el desarrollo del
capital nacional e internacional, en el contexto del relacionamiento
económico externo en su conjunto.
En el caso de Paraguay, cabe advertir sobre la particularidad
de la pequeña dimensión de la economía y su indiscriminada aper-
tura (80%, considerando exportaciones, reexportaciones, maquila y
otros bienes, en 2017); el rezago infraestructural y social; la medi-
terraneidad y la mediación de los grandes vecinos en su relación
con el mercado regional y mundial, de Argentina y Brasil, de quie-
nes depende económicamente desde finales del siglo xix de forma
alternada y combinada en el tiempo; y el modelo de acumulación
extractivista.
Asimismo, relacionada con todo lo anterior, la función que
cumple históricamente al filtrar todo tipo de tráfico ilícito, que en
las últimas décadas ha cobrado mayores dimensiones dentro de la
economía subterránea, cuya estimación conservadora llega a un pro-
medio de 40% del pib en 2015.

12
<https://www.ip.gov.py/ip/exportaciones-de-maquila-superaron-los-us-442-mi-
llones-en-el-2017/>.
346 lila molinier

También cabe reiterar aquí, en cuanto a las referencias a las hi-


droeléctricas binacionales, sobre los montos imputados como produc-
ción de energía eléctrica de 50% de la producción de ambas centrales
hidroeléctricas binacionales, así como la exportación de la energía
excedente de la parte paraguaya a sus socios en ambos casos. Dichos
registros en las estadísticas económicas son relativamente recientes
(desde 2010), pues la operación comercial de ambas hidroeléctricas
comenzó mucho antes: Itaipú en 1985 y Yacyretá en 1994, y genera
una estadística económica teórica, no real, por la cual Paraguay es
considerado país de desarrollo medio, lo que le significó su salida del
grupo de las economías pequeñas y menos desarrolladas compensa-
das por medidas comerciales y financieras relacionadas con esta con-
dición.
En el caso de la binacional con Brasil, apenas desde 2013 y tras
los acuerdos Fernando Lugo-Luiz Inacio Lula da Silva, de julio de
2009, esta relación bilateral, desigual y discriminatoria ha comenza-
do a cambiar con la aprobación de la triplicación del factor multipli-
cador (5.1 a 15.3 dólares estadounidenses por megavatio-hora) de la
compensación pagada en concepto de cesión de la energía excedente
de la parte paraguaya de Itaipú; la construcción de la subestación
reductora en la margen derecha del río Paraná y el sistema de trans-
misión de la línea de 500 kv al interior del territorio paraguayo para
aumentar la capacidad de transmisión de la energía eléctrica de la
parte que le corresponde de la Itaipú binacional.
Los acuerdos Lugo-Lula da Silva y la construcción y el funcio-
namiento de dicho sistema de transmisión redujeron el condiciona-
miento de ceder todo el excedente de la energía de la parte paraguaya
no utilizada por la falta de dicha infraestructura de transmisión de la
energía13 y reconocieron el derecho de Paraguay de vender su exce-

13
Según el Tratado de Itaipú (1973), el Estado brasileño debía de construir al Para-
guay dicho sistema de transmisión, pero ni el gobierno de la dictadura de Stroeesner,
responsable de la firma del tratado con el gobierno militar de turno de Garrastazu
Médici en Brasil, ni los sucesivos gobiernos de la transición posdictadura de ambos
países socios, hasta 2009, se ocuparon de cumplir dicha disposición para posibilitar
un mayor desarrollo de la infraestructura económica y social en Paraguay.
paraguay: reflexiones sobre el comercio y el mercado exterior 347

dente a Brasil o a otros vecinos regionales a precio de mercado una


vez cumplidos los 40 años de la firma del Tratado de Itaipú, en 2023.
En el caso de la binacional Yacyretá, también es baja la capaci-
dad de transmisión de la energía al interior del territorio paraguayo
(aunque esta central hidroeléctrica es más pequeña que la Itaipú) y
aumentará con la actual construcción de la estación reductora de la
tensión eléctrica y el sistema de distribución de 500 kilovatios hasta
la misma zona cercana a Asunción, en el Chaco Paraguayo, en la
que se encuentra la subestación de la Itaipú. En este caso, el retraso
es de 20 años y su financiamiento está a cargo del Estado paragua-
yo. Pero la reciente renegociación del Tratado de Yacyretá por parte
de los gobiernos de Horacio Cartes y Mauricio Macri mantiene el
condicionamiento y la subordinación de las condiciones de produc-
ción y distribución de la energía hidroeléctrica a favor de los sectores
económicos fuertes de Argentina y es materia de tensiones entre la
sociedad civil y el gobierno saliente en agosto.
En otras palabras, tanto el Tratado de Itaipú (Paraguay-Brasil)
como el de Yacyretá (Paraguay-Argentina) –ambos firmados en 1973
durante la dictadura del general Alfredo Stroessner en Paraguay– como
la gestión de los tres gobiernos han condicionado el modelo de desa-
rrollo agroexportador paraguayo, sin infraestructura básica industrial, y
una renta energética mínima, aunque jugosa para el manejo discrecio-
nal, clientelar y corrupto de las élites políticas y económicas nacionales.
Estas características particulares y su evolución reciente son
combinadas en diversos grados y dinámicas en los 10 últimos años
en el contexto de auge de la demanda y los precios internacionales,
primero, y de su crisis, después, y están profundamente relacionadas
con el modelo extractivista agroexportador, cada vez más mecaniza-
do y automatizado, y la baja densidad de fuerza de trabajo empleada.

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16. URUGUAY 2005 A 2017: LA INSERCIÓN ECONÓMICA
INTERNACIONAL EN DISPUTA Y SIN SALIDAS

Antonio Elías*

Introducción

En Uruguay gobierna desde 2005 el Frente Amplio, una fuerza iden-


tificada con el progresismo. En este periodo se desató una particular
disputa dentro del propio gobierno y de la fuerza política respec-
to al tipo de inserción económica internacional (iei) que debía tener
el país. Las discusiones acerca de quiénes serían los beneficiados y
quiénes los perjudicados obligaron a preguntarse: ¿inserción para
quién, para los sectores privilegiados de la sociedad o para los tra-
bajadores y los pequeños productores del campo y la ciudad, para
que los capitales trasnacionales puedan moverse libremente en un
proceso de neocolonización o para impulsar el cambio de la matriz
productiva, el desarrollo económico y la justicia social?, ¿para pro-
fundizar la concentración de la riqueza y la exclusión o para mejorar
sustancialmente la distribución de la riqueza y el ingreso? En otras
palabras, ¿inserción soberana o subordinada?
Y una pregunta esencial: ¿qué políticas de iei que ha impulsado
el gobierno uruguayo han permitido acrecentar o al menos preservar
los intereses de la clase trabajadora y sus aliados?
Para dar respuesta a dichas preguntas, se debe considerar que
estamos viviendo una crisis global, sistémica y civilizatoria que es
cualitativamente diferente a las crisis recurrentes que el capitalismo
genera de forma permanente. En este caso lo que hay que destacar

* Maestría en Economía, docente universitario, integrante de la Junta Directiva


de sepla, miembro de Redem y del Grupo de Economía Mundial de Clacso, director
del Instituto de Estudios Sindicales Universindo Rodríguez (Inesur) y miembro de
la Red de Economistas de Izquierda del Uruguay.

[349]
350 antonio elías

es que hay momentos de la historia, como el actual, en los que las


crisis son mucho más visibles porque abarcan todos los aspectos del
desarrollo humano, entre otras cuestiones; en efecto, es una crisis
financiera, económica, alimentaria, energética y medioambiental.
La crisis estructural de la economía latinoamericana se ha pro-
fundizado, al igual que su correlato de exclusión y segmentación so-
cial a pesar del ciclo de altos precios de las materias primas que se
dio en la primera década de este siglo. La matriz productiva está cada
vez más primarizada y la propiedad de los medios de producción se
ha extranjerizado en la mayoría de los países.
Todo este proceso se encuadra dentro de una ofensiva estratégi-
ca del capital –que, como ya se señaló, lleva décadas– para instaurar
un modelo de acumulación que le permita aumentar la decaída tasa
de ganancia y trasladar los costos de las sucesivas crisis a los traba-
jadores de los países periféricos. Para ello necesitan: a] reducir al
mínimo las fronteras y las regulaciones económicas por medio de
tratados de libre comercio y de protección de inversiones cada vez
más invasivos y lesivos para la soberanía nacional; b] aplicar polí-
ticas de ajuste para bajar los costos del Estado y de la mano de obra
con políticas restrictivas de diverso tipo, y c] generar condiciones de
credibilidad en el sistema que se pretende aplicar.
A partir de 2016, con la aprobación de la salida del Reino Unido
de la Unión Europea (junio) y el triunfo de Donald Trump (noviem-
bre), se produce un punto de inflexión en el proceso de globalización.
En esencia, Estados Unidos retoma el proteccionismo y los acuerdos
bilaterales en los que impone las condiciones del más fuerte. La ca-
pacidad de negociación de los países, como los latinoamericanos, se
reduce de modo sustancial.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) implica un
debilitamiento importante del primer y principal proceso de integración:
la Unión Europea pierde a la segunda economía y el segundo país en po-
blación. Los que apoyaron la salida rechazaban las regulaciones impues-
tas por la Unión Europea en materia económica, la falta de independencia
en las decisiones políticas y económicas, y el enorme flujo de inmigrantes
atraídos por el alto nivel de ingresos en busca de trabajo. Los partidarios
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 351

de la permanencia sostenían la importancia fundamental del libre merca-


do a que se tenía acceso con los países miembros de la Unión y la libre
circulación de bienes, personas y capitales dentro de la misma.
Tanto la elección de Donald Trump, como la aprobación del
Brexit muestran la captación por parte de la ultraderecha de sectores
de trabajadores urbanos y rurales que fueron desplazados por la glo-
balización. Trump llega al gobierno declarando “América primero” y
“Nosotros seguiremos dos simples reglas: comprar americano y con-
tratar americanos”. Prometió reindustrializar el país impulsando la
sustitución de importaciones, aumentando los aranceles a la entrada
de productos “maquilados”; bajando los impuestos al capital; sub-
sidiando a las corporaciones para que vuelvan a producir dentro de
Estados Unidos; y expulsando a trabajadores inmigrantes “ilegales”,
enmarcado en un discurso xenófobo.
Las políticas del gobierno de Trump tienen fuertes repercusio-
nes geopolíticas y generan una enorme incertidumbre que es pro-
fundamente desestabilizadora en términos, tanto políticos como
económicos en todo el mundo y, obviamente, en nuestro continente.
Redefine y acota los tratados de libre comercio, como el nafta, y
abandona los tratados plurilaterales como el Transpacífico y el tisa.
Rechaza los acuerdos contra el calentamiento global y busca utilizar
al máximo las energías tradicionales, incluido el fracking.
El mundo está iniciando su etapa más peligrosa desde hace dé-
cadas: hay un marcado incremento de las guerras en los últimos años.
En el Medio Oriente se desarrollan las más violentas confrontaciones
–en Siria, Irak y Afganistán, entre otros países– o agresiones geno-
cidas a pueblos como los palestinos y los kurdos. Detrás de estos
conflictos están Estados Unidos y Rusia, que recrean una bipolaridad
bélica de otra época. Las crisis humanitarias y el crecimiento per-
manente del número de refugiados es consecuencia de las guerras y
de las condiciones de miseria absoluta en diversos países de África.
El racismo, la xenofobia y la política del miedo son caldo de cultivo
para el crecimiento de la derecha en los países centrales.
En nuestro continente estamos atravesando una transformación
importante en la que muchos de los gobiernos de carácter progresis-
352 antonio elías

ta han cambiado de signo por diferentes circunstancias: algunos por


derrotas electorales y otros por interrupciones abruptas del proceso
democrático. De todas formas, el concepto “progresismo” no es un
paradigma, sino más bien un gran paraguas que cubre a gobiernos
cuyos procesos son distintos en contenido y profundidad.
En ese marco, el análisis de la inserción internacional de Uru-
guay debe realizarse tomando en consideración diversas variables que
se desarrollan en este trabajo, aclarando desde un comienzo que Uru-
guay no es una economía cerrada a la inversión extranjera ni al comer-
cio, aunque de todas formas mantiene ciertas políticas proteccionistas,
en particular de sus empresas públicas.
En el comienzo se destacan las dificultades de los pequeños paí-
ses para participar en las disputas de poder –económicas, políticas y
militares– que dan forma a la estructura institucional que ordena el
funcionamiento de la economía internacional capitalista. En los pro-
cesos de inserción internacional, la correlación de fuerzas orienta la
distribución de costos y beneficios entre los diferentes países y las
clases sociales que los componen, determinando quiénes serán favo-
recidos y quiénes serán perjudicados.
Los problemas de tamaño como elemento analítico cobran ma-
yor sentido en el marco de un creciente desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas, con enormes economías de escala, y una redefinición de la
división internacional del trabajo guiada por los intereses de los gran-
des conglomerados trasnacionales que ha relegado a América del Sur
a ser, básicamente, proveedora de materias primas.
Después, se analizó y trató de identificar lo que está sucedien-
do en el Mercosur –el mayor acuerdo de integración regional en la
historia de América Latina–, donde se encuentra inserto Uruguay. La
creación del Mercosur en 1990, constituido por países con enormes
diferencias entre sí, ha determinado en buena medida las políticas de
inserción económica del país. Hay sustanciales asimetrías entre los
miembros del acuerdo, lo que ha generado numerosos problemas que
no han encontrado solución en este marco institucional.
Luego se estudió el papel de la inversión extranjera directa (ied)
porque es parte sustancial de la inserción económica internacional
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 353

del país; más aún, deriva directamente de la firma de tratados bila-


terales de Inversión. Explicar la inserción económica internacional
solo con base en la aprobación o desaprobación de tratados de li-
bre comercio de bienes y servicios omitiría un aspecto sustancial: la
apertura indiscriminada a la inversión extranjera directa.
Uruguay ha firmado acuerdos de protección y promoción de
inversiones con 31 países, incluidos España, Estados Unidos, Fin-
landia, Francia, Japón y Reino Unido, entre otros. Cuenta con un
número importante de acuerdos para evitar la doble imposición, así
como con una legislación doméstica que asegura el trato nacional al
inversor extranjero.
Más adelante, se analizaron las múltiples disputas al interior
del gobierno, el Frente Amplio y la sociedad civil respecto a la firma
de tratados de libre comercio de bienes o servicios. Los tratados de
protección de inversiones no generaron conflictos relevantes, salvo
por las clausulas referidas a la resolución de controversias. En lo
que tiene que ver con la ied, una parte tuvo múltiples resistencias por
razones medioambientales, tanto en los casos de las mega-plantas de
pasta de celulosa (Botnia y Montes del Plata), como en una explota-
ción minera a cielo abierto (inversión que no se realizó por decisión
unilateral de la empresa Aratari).
Por último, se presentan las conclusiones y se trata de responder
las preguntas iniciales de este capítulo.

El problema de los pequeños países

La mayor parte de los análisis sobre los procesos de integración ha-


cen abstracción o se refieren tangencialmente a las determinaciones
específicas que operan sobre los “pequeños países” de la región. Sin
desconocer que las tendencias generales que han predominado en
América Latina se manifiestan también en estos países, creemos per-
tinente jerarquizar el análisis de sus particularidades por varias razo-
nes. En primer lugar, porque Uruguay es uno de los pequeños países
miembro del Mercosur; su superficie y población son solo 1.2% del
354 antonio elías

total del Mercosur, el pib es 2% y las exportaciones e importaciones,


sin considerar a Venezuela, no llegan a 6%. Sin embargo, es el país
con mayor pib per cápita, lo cual se ha argumentado para fundamen-
tar el no reconocimiento de las diferencia de tamaño de las econo-
mías. En el cuadro 1, pueden verse las enormes asimetrías dentro del
Mercosur en tamaño, población e ingresos.

Cuadro 1
Características de los países del Mercosur
Superficie Población pib pibper cápita Exportaciones Importaciones
Km2 Millones Millones US$ US$ Millones US$ Millones US$
Argentina 3 761 274 43 817 665 657 14 964 57 960 54 151
Brasil 8 514 880 207 661 1 930 349 9 296 194 420 143 338
Paraguay 406 750 7 113 27 322 3 841 8 760 5 560
Uruguay 176 220 3 493 57 080 13 371 15 558 11 677
Venezuela 912 050 31 431 251 589 8 004 –
Fuente: datos oficiales de cada país salvo para Venezuela que son estimaciones del fmi.
Nota: las exportaciones e importaciones no incluyen servicios.

En términos muy generales puede decirse que la

pequeñez restringe los márgenes de acción de los países en cuestión y


tiende a dificultar la solidez e independencia del Estado-nación. Los
pequeños países suelen depender en mayor medida que los otros del
contexto externo, cuyos cambios los afectan más en términos relativos,
por lo que su posición resulta a menudo muy influida por su capacidad
para maniobrar en la escena externa y para encontrar en ella formas
específicas de inserción (De Sierra, 1994).

Las limitaciones de los pequeños países suelen resultar más


agudas en periodos como el actual, de crisis y reconfiguración de la
estructura económica internacional, en particular cuando se aceleran,
tanto el desarrollo de las fuerzas productivas, como la globalización
de los mercados. Semejantes dificultades resultan agravadas por la
condición periférica de América Latina así como por el efecto de la crisis
generada por el modelo neoliberal.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 355

Sin necesidad de sostener que el tamaño de un país –y su co-


rrelato de mayor dependencia del contexto externo– sea la variable
decisiva para dar cuenta de las características que asumen en ellos
los procesos de desarrollo económico y sociopolítico, parece indu-
dable que las limitaciones de autonomía de tipo estructural que le
son propias adquieren una significación más relevante justamente en
periodos históricos como el actual, en el que se procesa una crisis
planetaria y se redefinen las matrices de inserción internacional de
cada país.
Es indudable que el proceso contemporáneo de crisis del sis-
tema, decaimiento de las organizaciones multilaterales, regionaliza-
ción, trasnacionalización y globalización pone en jaque los espacios
de autonomía de todos los estados nacionales, pero ese fenómeno
opera con una radicalidad y aceleración aún mayor en los pequeños
países.
Tanto más si los mismos están situados en una región como
América del Sur, que ha profundizado en las últimas décadas su pa-
pel periférico como vendedor de materias primas –buena parte de
ellas en poder de capital extranjero– y comprador de bienes manu-
facturados de baja y alta tecnologías, lo que la hace cada vez más
dependiente y vulnerable.
Cabe destacar en dicho contexto que Uruguay no ha logrado
desarrollar rubros que puedan considerarse decisivos para una inser-
ción dinámica competitiva en la economía internacional y, por tanto,
para lograr un crecimiento económico sostenible a mediano y largo
plazos, en particular en el plano de la incorporación de los avances
científicos y tecnológicos, el desarrollo industrial y la participación
de las manufacturas en las exportaciones.
Por todo lo señalado, la iei es un elemento fundamental en la es-
trategia de desarrollo de un país como Uruguay, caracterizado por ser
una economía pequeña y abierta, exportadora básicamente de bienes
primarios y cuyas potencialidades de crecimiento se han asociado
de manera directa con la evolución de los precios internacionales y
los cupos que le otorgan las políticas proteccionistas de los países
centrales.
356 antonio elías

Las restricciones al desarrollo económico de nuestro país se de-


rivan en buena medida del papel que le toca en la división internacio-
nal del trabajo: productor de materias primas.
En 2017 las principales exportaciones de bienes fueron: carne
bovina (17%), celulosa (15), soja (13), productos lácteos (7), concen-
trado de bebidas (5), arroz (5), madera (4), cueros y sus manufacturas
(3), productos farmacéuticos (3), subproductos cárnicos (3), lanas y
tejidos (2), ganado en pie (2), autopartes (2), plásticos (2) y malta (2
por ciento). 1
Las exportaciones de bienes desde zonas francas totalizaron
1 950 millones de dólares estadounidenses, en tanto que las exporta-
ciones desde territorio no franco totalizaron 7 820 millones.
Las exportaciones de servicios globales fueron 18% del total
en 2014 (última información disponible), pero 75% de las mismas
los realizaron empresas extranjeras bajo el régimen de zonas francas.
Uruguay es muy vulnerable a los shocks externos por el tipo de
bienes primarios que exporta y por la alta concentración de la oferta
exportable.
Un funcionario de alto nivel del gobierno uruguayo,2 afín a las
posiciones aperturistas, sostiene que el pequeño tamaño económico
impone una serie de restricciones al crecimiento que se relacionan de
algún modo con el sector externo. Entre estas restricciones destaca:

(i) la dependencia de las exportaciones para colocar la producción do-


méstica de bienes y servicios; (ii) la dependencia de las importaciones
para abastecer de insumos y tecnología a la producción, y satisfacer la
demanda en general; (iii) la vulnerabilidad a ciertos shocks externos
resultante del mayor grado de interrelación con el resto del mundo y
de la alta concentración de la oferta exportable; (iv) las dificultades

1
Informe Anual de Comercio Exterior-2017, Uruguay XXI. Disponible en:
<http://www.uruguayxxi.gub.uy/informacion/wp-content/uploads/sites/9/2018/01/
Informe-Anual-de-Comercio-Exterior-2017.pdf>.
2
Fue director general de Integración y Mercosur del Ministerio de Relaciones
Exteriores y secretario ejecutivo de la Comisión Interministerial de Asuntos para
Comercio Exterior durante el gobierno de José Mujica.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 357

para explotar las economías de escala, incluidas las asociadas a las


actividades de promoción comercial e investigación y desarrollo; (v)
los mayores costos de producción debidos a la presencia de estructu-
ras oligopólicas en el reducido mercado doméstico; (vi) los mayores
costos per cápita en la provisión de bienes públicos (infraestructura
física y social); (vii) el menor poder de negociación en las relaciones
económicas internacionales; (viii) la menor disponibilidad de capital;
(ix) los mayores costos de transporte debidos a los menores volúme-
nes de las cargas y, en varios casos, a las limitaciones en materia de
infraestructura y/o la lejanía de los principales centros comerciales
(ons, 2010: 34-35).

El tamaño es una limitación importante del margen de manio-


bra, es decir, de la capacidad de elegir entre distintas opciones de po-
líticas de inserción, pero dicha restricción tiende a reforzarse con la
ausencia de recursos naturales estratégicos de alto valor económico,
como minería y petróleo, y una exigua base tecnológica.
En los hechos hay un patrón de “centro-periferia”: intercambio
de productos primarios o commodities por productos de media o alta
tecnología que se puede observar no solo en los datos de comercio de
Uruguay con Brasil o de Uruguay con el resto del mundo. Dicho pa-
trón también se observa en el comercio del Mercosur en su conjunto
con el resto del planeta.
Al asumir las limitaciones de un país pequeño, sin recursos
naturales de alto valor y que no ha incorporado alta tecnología, se
comprende la importancia que desempeñan la capacidad y la predis-
posición para actuar de quienes tienen el poder para tomar las deci-
siones clave.
Una parte del desempeño de los pequeños países depende de
sus propias políticas, de su capacidad negociadora y su habilidad
para maniobrar en el contexto externo frente a las determinaciones,
pero también ante los resquicios que deja la relación de fuerzas con
las naciones hegemónicas y sus contradicciones.
Si desechamos –por poco útiles para el análisis concreto– las
posiciones analíticas de tipo determinista, puede sostenerse que en
términos, tanto económicos, como políticos una parte considerable
358 antonio elías

del desempeño de pequeños países como Uruguay depende de sus


propias políticas, así como de su “capacidad negociadora” y su “ha-
bilidad para maniobrar” en el contexto externo, siempre más aleato-
rio y cambiante para ellos que para las naciones grandes.
Lo importante de esta vía de análisis es que introduce la nece-
sidad de evaluar las decisiones de política de estos países y no consi-
derar que todo lo que ocurre en ellos es aquello que “necesariamente
debía suceder”, como es tan habitual en el pensamiento único.
Debe reconocerse, sin embargo, que en un periodo histórico
en que se acentúa la influencia de las grandes unidades económicas
trasnacionales (productivas, comerciales y financieras) y su creciente
capacidad para sobredeterminar las capacidades de decisión de los
estados, los pequeños países son justamente quienes se exponen más
a la influencia de dicho fenómeno. Y por esa vía ven que se dificulta
al máximo su posibilidad de compatibilizar las políticas de inser-
ción al mercado mundial y el equilibrio macroeconómico, con las
exigencias de integración socioeconómica nacional y la gobernabili-
dad de sus respectivas sociedades.

Una unión aduanera imperfecta llamada Mercado Común

Con anterioridad a la firma del Tratado de Asunción (1991), Uruguay


tenía convenios vigentes desde la década de los setenta con sus veci-
nos: con Argentina, el Convenio Argentino Uruguayo de Cooperación
Económica (cauce, 1974), y con Brasil, el Protocolo de Expansión
Comercial (pec, 1975). Dichos acuerdos implicaron en su momento
un aumento considerable del volumen de los bienes exportados por
Uruguay a ambos países, así como una diversificación de productos
que hasta entonces no había. En particular, debe destacarse que am-
bos convenios reconocían el menor potencial económico relativo de
Uruguay, situación que no se repite en el Tratado de Asunción, en el
que los cuatro estados quedan en pie de igualdad.
El proceso de creación del Mercosur –en particular la firma del
Tratado de Asunción– se acompañó de un debate que giró en torno
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 359

a la viabilidad de Uruguay como país pequeño en el marco de la


globalización. La enorme mayoría de los actores sociales y políticos
respaldó el ingreso al Mercosur en la medida en que se percibió como
crucial para la supervivencia de la nación.
Pese al retroceso que significaba la pérdida del reconocimiento
de las asimetrías, una amplia mayoría de los actores políticos, eco-
nómicos y sociales entendió que era beneficiosa la incorporación
del país al proceso de integración regional, dado que los resultados
económicos serían más negativos en caso de perderse el acceso con
preferencias a ambos mercados.
De los 130 senadores y diputados que conforman la Asamblea
General, solo tres diputados votaron en contra3 de la ley que avaló
la integración al Mercosur. Dichos legisladores entendieron que el
Mercosur configuraba una extensión al plano regional de las mis-
mas propuestas que han determinado la sujeción total al Banco Mun-
dial y el Fondo Monetario Internacional de cada una de las naciones
afectadas, y es la consecuencia natural de las estrategias aperturistas,
monetaristas y antiestatistas vigentes en los cuatro países. En conse-
cuencia, eran una reafirmación tácita de las concepciones dominantes
y afectarían de forma negativa la producción, la distribución del in-
greso, la ocupación, la selección tecnológica y el medio ambiente, lo
que difícilmente sería reversible para Uruguay.
Para los sectores dominantes, el Mercosur era necesario e inevi-
table, tenía riesgos y servía de argumento principal para impulsar un
conjunto de reformas muy costosas para una parte muy importante
del sector empresarial. Estas reformas eran coincidentes con los li-
neamientos sintetizados en las medidas del Consenso de Washing-
ton. Para amplios sectores políticos y empresariales, la integración y
la intensificación comercial implicarían la redefinición del papel del
Estado y la flexibilización laboral. Por lo tanto, estos reclamos no
desvinculaban el proceso de inserción regional del país de su reforma
interna.

3
Helios Sarthou, Hugo Cores y Sergio Previtali no aprobaron la Ley 16.196
(22 de julio de 1991).
360 antonio elías

En diciembre de 1994, en Ouro Preto, Brasil, se aprobó un pro-


tocolo complementario del Tratado de Asunción mediante el cual se
estableció lo que se ha dado en llamar una unión aduanera imperfec-
ta, que entró en vigencia el 15 de diciembre de 1995. A partir de esa
fecha, ningún país miembro puede hacer acuerdos de libre comercio
con terceras naciones sin la aprobación de los miembros restantes.
En este proceso de integración regional Uruguay vio reducido
el peso de su industria manufacturera. Desde el punto de vista comer-
cial, la evolución se caracterizó en un comienzo por un incremento
sustancial, de las exportaciones y las importaciones al Mercosur (en
1998, ambas superaban 50 por ciento).
El comercio con el bloque regional se ha reducido mucho:
en 2017 las exportaciones llegaron a 23.5%, y las importaciones a
33.3% de todo el comercio uruguayo. Las exportaciones a Argentina,
que también se redujeron sustancialmente, alcanzaron 5.5%, debido
a las políticas proteccionistas y restrictivas comerciales que aplica
dicho país. Las importaciones que realiza Uruguay son mucho ma-
yores: 12.6%. Brasil, por su parte, es responsable de 16.5% de las
exportaciones uruguayas y de 19.5% de las importaciones.
El énfasis en el problema de los pequeños países no significa
dejar de lado que el Mercosur, desde su origen y hasta el momento, es
parte del proceso de apertura económica favorable a la ofensiva del
capital bajo la concepción del “regionalismo abierto”. El documento
original de cepal, lo define como un proceso que busca “conciliar”,
por un lado, la “interdependencia” nacida de acuerdos comerciales
preferenciales y, por el otro, la interdependencia “impulsada bási-
camente por las señales del mercado resultantes de la liberalización
comercial en general”, donde las “políticas explícitas de integración
sean compatibles con las políticas tendientes a elevar la competitivi-
dad internacional y que las complementen” (cepal, 1994: 7).
Advierte, además, que ese regionalismo es distinto de la aper-
tura simple del comercio y de la promoción no discriminada de las
exportaciones porque contiene un “ingrediente preferencial reflejado
en los acuerdos de integración y reforzado por la cercanía geográfica
y la afinidad cultural de los países de la región” (cepal, 1994: 8).
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 361

Y continúa sosteniendo que

Un objetivo complementario es hacer de la integración un cimiento


que favorezca una economía internacional más abierta y transparente
[…] los acuerdos de integración deberían tender a eliminar las ba-
rreras aplicables a la mayor parte del comercio de bienes y servicios
entre los signatarios en el marco de sus políticas de liberalización co-
mercial frente a terceros (cepal, 1994: 8).

Se trata de conceptos poco claros y que son utilizados para fun-


damentar las recetas de liberalización comercial incorporadas en los
procesos de integración regional al acentuar la inserción sin protec-
ciones en la economía global y la dependencia financiera.
Un aspecto central que no puede ignorarse son los déficit del
bloque regional. En primer lugar, la exagerada confianza en los re-
sultados de la liberalización comercial y el regionalismo abierto, a la
vez que se mantienen persistentemente barreras arancelarias y para-
arancelarias al comercio entre los miembros del bloque.
En los hechos no hay un mercado ampliado efectivo, lo que
impide que los pequeños países puedan atraer inversiones con esca-
las de producción suficientes para participar en el mercado regional.
Tampoco se han resuelto las grandes asimetrías que tienen, las que
se agravaron como consecuencia de políticas cambiarias contradicto-
rias en la región y de la falta de coordinación de políticas macroeco-
nómicas, entre otros aspectos.
La estructura institucional es frágil e insuficiente para resolver
los múltiples problemas de la integración. La incapacidad para inci-
dir en la resolución de conflictos se vio con toda notoriedad en el di-
ferendo entre Argentina y Uruguay por la instalación de una planta de
celulosa sobre el río Uruguay, que incluyó aspectos jurídicos (posible
violación de tratados) y ambientales (eventuales efectos negativos).
En 2013, el gobierno argentino prohibió el uso de los puertos urugua-
yos para realizar trasbordos de mercaderías; esa medida se levantó
después de la asunción de Macri.
Otro aspecto central es que la división del trabajo regional no
incluye la complementación productiva. La falta de capacidad o vo-
362 antonio elías

luntad de los socios para avanzar en la consolidación y profundi-


zación del proyecto de integración comprende las posiciones diver-
gentes que han tenido sus miembros respecto de la realización de
acuerdos con la Unión Europea.
El Mercosur, al cual se integró Venezuela en 2012, tiene cuatro es-
tados asociados: Chile, Colombia, Ecuador y Perú; por su parte, Bolivia
firmó un convenio de adhesión en 2015, el cual no fue ratificado. Por su
definición institucional, solo negocia en bloque con terceros países y, a
la fecha, han firmado un número muy reducido de acuerdos comerciales
y tratados de libre comercio, los que no incluyen la liberalización com-
pleta del comercio ni temas referidos al sistema regulatorio.
El Mercosur ha suscrito acuerdos comerciales con varios países
de América Latina: Chile (1996), Bolivia (1996), Colombia, Ecuador
y Venezuela (2004), Perú (2005) y Cuba (2006). Con México (2002)
se firmó un acuerdo que abarca exclusivamente el sector automo-
triz. Fuera de la región, el Mercosur ha firmado acuerdos con Israel
(2007), India (2004), la Unión Aduanera de África Austral (sacu,
por sus siglas en inglés) (2008), Egipto (2010) y Palestina (2011).
Los acuerdos con Egipto y Palestina aún no han entrado en vigencia.
En la agenda del bloque regional está la negociación de un
tratado de libre comercio con la Unión Europea; en 1995 se firmó
un Acuerdo Marco Interregional de Cooperación, que entró en vigor
en 1999. En el año 2000, las partes empezaron a negociar un Acuerdo
de Asociación, estructurado en tres capítulos: el diálogo político, la
cooperación y el comercio. Las negociaciones se suspendieron en
2004 por diferencias fundamentales en el capítulo comercial.
En mayo de 2010, tras seis años de suspensión, se retomaron las
negociaciones con el objetivo de lograr un acuerdo comercial com-
pleto que no se limite al comercio de bienes industriales y agrícolas,
sino que considere los servicios, la mejora de las normas sobre con-
tratación pública, la propiedad intelectual, las aduanas, la facilitación
del comercio y los obstáculos técnicos al comercio (<http://eeas.eu-
ropa.eu/mercosur/index_es.htm>).
En el correr de 2015, Brasil y Uruguay se plantearon la posibi-
lidad de hacer un acuerdo a “diferentes velocidades” con el objetivo
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 363

de evitar que las objeciones que sostenía Argentina impidieran la rea-


lización del acuerdo. Esta alternativa quedó de lado por dos razones:
la Unión Europea tiene mandato para negociar en conjunto con todo
el Mercosur y el gobierno argentino decidió ingresar nuevamente en
las negociaciones.
En mayo de 2016, hubo un primer intercambio de ofertas en-
tre la Unión Europea y Mercosur, pero del que quedaron excluidos
productos agrícolas sensibles para el bloque europeo. Las negocia-
ciones entre los dos bloques han continuado hasta ahora sin que se
hayan llegado a un acuerdo. Las diferencias fundamentales siguen
siendo las mismas: las limitaciones para el acceso de los productos
de origen agropecuario a una Unión Europea que los sigue subsidian-
do y protegiendo. Los reclamos por ampliar las cuotas de esos bienes
y del etanol no han tenido respuesta favorable. A cambio, la Unión
Europea sigue reclamando que se elimine el proteccionismo en los
mercados de servicios, manufacturas y compras gubernamentales.

Los vaivenes de la hegemonía política

Un capítulo especial merece la relación con Venezuela, que se incor-


poró como miembro pleno el 29 de junio de 2012 y fue suspendido el
1 de diciembre de 2016. En ambos casos primaron decisiones políti-
cas de los estados miembro, básicamente de Argentina y Brasil que,
como ya se señaló, alcanzan aproximadamente 90% de la superficie,
la población y el pbi del Mercosur considerando a Venezuela, y el
mismo porcentaje en las exportaciones e importaciones, sin incluir
a dicho país.
El ingreso se aprobó luego de que los presidentes de Argentina,
Brasil y Uruguay, reunidos en la 43° Cumbre del Mercosur, oficia-
lizaron la suspensión temporal de Paraguay, una semana después de
que el exmandatario Fernando Lugo fuera destituido en un juicio po-
lítico en apenas 48 horas. En ese momento los miembros restantes es-
tán regidos por gobiernos progresistas, cuyos presidentes son Dilma
Rouseff, Cristina Kirchner y José Mujica. Paraguay se reincorporó el
21 diciembre de 2013, luego de la asunción de Horacio Cartes como
presidente de ese país.
364 antonio elías

La suspensión de Venezuela se produjo el 1 de diciembre de


2016, luego de los cambios de gobierno en Argentina, Mauricio Ma-
cri (15 de diciembre de 2015), y Brasil, Michel Temer (31 de agosto
de 2016), que se alinean internacionalmente con Estados Unidos y
entran en confrontación directa con el gobierno de Nicolás Maduro.
El gobierno uruguayo pretendió mantener su posición de no injeren-
cia en los asuntos de otros países, por lo cual se abstuvo pero no vetó
la resolución, avalándola por tanto.

La ied es el motor del crecimiento dependiente

Analizar la inserción económica internacional basándose solamente


en la aprobación o desaprobación de tratados de libre comercio de
bienes y servicios, omitiría un aspecto sustancial: la apertura indis-
criminada a la inversión extranjera directa (ied), tema que no estu-
vo en disputa en ninguno de los tres gobiernos del Frente Amplio.
Hubo, sí, múltiples resistencias derivadas de los cuestionamientos
medioambientales en los casos tanto de las megaplantas de pasta de
celulosa (Botnia y Montes del Plata) como de una explotación mine-
ra a cielo abierto (inversión que no se realizó por decisión unilateral
de la empresa Aratari).
En 2017, el gobierno firmó un acuerdo con la firma upm para la
construcción de la tercera megaplanta de pasta de celulosa en condi-
ciones muy cuestionables, pero cuyo desarrollo exceden los objeti-
vos de este artículo.
Al capital extranjero se le atribuyó el papel de motor del desarro-
llo y se impulsaron los cambios institucionales que lo facilitaron. El
gobierno consolidó una apertura indiscriminada hacia estos capitales:

A través de la Ley de Inversiones, Uruguay asegura igual tratamien-


to a inversores nacionales y extranjeros, existiendo incentivos a la
promoción de la inversión disponibles para ambos sin ningún tipo de
discriminación. Por otro lado, a los inversores no se les exige cumplir
con requisitos previos, ni permisos especiales del Estado, ni contar
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 365

con una contraparte local para operar en Uruguay. Tampoco existen


restricciones al ingreso y salida de capitales, transferencia de utilida-
des, dividendos, intereses, etc. El mercado de cambios es libre, por
lo que las empresas pueden operar con total libertad en moneda local
o extranjera. Asimismo, en Uruguay existe un único sistema imposi-
tivo, y el mismo está basado en el principio de la fuente, por lo cual
no se gravan las rentas de fuente extranjera ni los activos localizados
en el exterior […] decretos con exoneraciones fiscales y/o incentivos
específicos para las exportaciones de servicios […] así como las ofre-
cidas a través del régimen de zonas francas, puertos y aeropuertos
libres (Uruguay xxi, 2017: 24).

El proceso de concentración y extranjerización de los recursos


naturales, así como el traspaso de las industrias que subsisten a ca-
pitales extranjeros no son cosa nueva. Lo que preocupa sobremanera
es el volumen de los traspasos y la aceleración de los procesos, con
cifras sin precedentes.

La inversión-invasión extranjera directa

En este punto se destaca el peso creciente de la ied en Uruguay, que


había participado marginalmente del boom de inversión extranjera
de la segunda mitad de los noventa debido, entre otras razones, a
que no había realizado privatizaciones, y vivió hasta 2014 un pro-
ceso de ingreso de ied de magnitudes nunca antes alcanzadas. La
ied alcanzó en Uruguay los 3 032 millones de dólares en 2013, lo
que representa 5.27 % del producto y 24.1% de la formación bru-
ta de capital, y en los últimos cuatro años descendió fuertemente,
como en el continente. En 1999 a 2005 la ied alcanzó un prome-
dio cercano a 370 millones de dólares estadounidenses, entre 2006
y 2013 el promedio superó los 2 100 millones, de 2014 a 2016 cayó
a 1 483 (hasta llegar a 953 millones en ese último año). Este notorio
incremento de la ied a partir de 2006 se da, paradojalmente, en el
marco de las políticas favorables al capital extranjero de un gobierno
progresista.
366 antonio elías

La profundización del modelo con la apertura indiscriminada a


la inversión extranjera logró los resultados buscados. El crecimiento
de la ied en Uruguay en el periodo 2006 a 2013 es extraordinario y
muestra la sintonía absoluta del gobierno del Frente Amplio con los
lineamientos y políticas del capital. Las cifras de cepal que se mues-
tran en el cuadro 2, son elocuentes.

Cuadro 2
Inversión extranjera directa
Año Millones de dólares estadounidenses ied/pbi % ied/fbkf %
1999 235 0.98 643
2000 273 1.20 8.35
2001 297 1.42 10.41
2002 194 1.43 11.54
2003 416 3.45 27.58
2004 332 2.4 16.88
2005 847 4.88 29.48
2006 1 493 7.63 41.81
2007 1 329 5.68 30.56
2008 2 106 6.94 33.74
2009 1 529 4.83 25.76
2010 2 289 5.68 29.80
2011 2 504 5.22 27.29
2012 2 536 4.95 22.33
2013 3 032 5.27 24.11
2014 2 188 3.82 17.80
2015 1 279 2.40 12.11
2016 953 1.81 9.61
Fuente: cepal, La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, 2017.

La ied, se concentra en los sectores productivos intensivos en


el uso de recursos naturales (pasta de celulosa; industrias alimenti-
cias, en especial cárnicas y farináceas, y arrocera). Este proceso, que
incorpora energéticos y minerales, es común a toda América Latina.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 367

Los montos acumulados de inversión extranjera implican un


cambio estructural en las relaciones económicas de Uruguay con el
exterior, que se ven reflejados en una incrementada presencia de em-
presas trasnacionales (et) en la actividad productiva que, por lo tanto,
tendrán efectos de más largo plazo sobre el crecimiento y el desarro-
llo económicos.
Implica, además, que controlan una parte significativa del aho-
rro generado localmente, por lo que cobra particular relevancia lo
que hagan estas empresas con sus utilidades. Cualquiera que sea la
política que apliquen estas empresas con sus utilidades, los resulta-
dos tendrán un efecto significativo en las futuras tasas de crecimiento
de la economía nacional. Hasta ahora el gobierno no ha definido nin-
guna norma para regular el uso de los beneficios que las et obtienen.
Las et continúan liderando la expansión del sector de la madera y
el papel en el país, proceso que ya se había identificado en la década de
1990 con importantes inversiones en cultivos, desarrollándose ahora las
primeras etapas productivas de dichas cadenas, en particular la elabo-
ración de pasta de celulosa. Este proceso ha sido liderado por empresas
provenientes de países con una especialización madura en dichos secto-
res, como los del norte de Europa (Finlandia y Suecia) y Chile.
Más reciente es el intenso proceso de trasnacionalización ope-
rado en el sector de alimentos, sobre todo en el sector cárnico, con
un importante ingreso por compra de frigoríficos, fundamentalmente
por parte de capitales de origen brasileño. Este proceso se encuentra
inserto en las estrategias de expansión mundial de los principales
grupos cárnicos de Brasil. También destaca el ingreso de capitales
de origen argentino en la compra de tierras y cultivos de cereales en
el litoral. De esta forma, en pocos años dos sectores exportadores
claves del país pasaron a estar controlados por el capital extranjero.
Este proceso de extranjerización genera cambios estructurales
de enorme significación que aumentan la dependencia y vulnerabili-
dad de nuestra economía.
En la actualidad, y como consecuencia de la forestación y la ex-
tensión de las actividades agrícolas, 90 empresas son propietarias de
predios que abarcan 5 700 000 hectáreas, equivalentes a los territo-
368 antonio elías

rios de los departamentos de Tacuarembó, Salto, Paysandú, Durazno


y San José. Todo ello, a pesar de que una ley del año 2007 prohibió
que las sociedades anónimas sean propietarias de tierras pero, a la
vez, se estableció un régimen de excepciones al que se ha acudido de
forma reiterada y abusiva.
La fase industrial también se extranjeriza. Casi todos los frigo-
ríficos que faenan más de 100 000 cabezas anuales están controlados
por capitales brasileños. Dichos frigoríficos concentran más de la mi-
tad de la faena anual y similar porcentaje de las exportaciones.
A su vez, también capitales brasileños compran la arrocera saman,
con lo cual controlan alrededor de la mitad del complejo arrocero. De
las cinco plantas industriales de arroz que operan en el país, una ya
era brasileña mientras que otras dos están en manos árabes e ingle-
sas; solo la cooperativa Coopar queda con capitales nacionales. Debe
destacarse que Uruguay se ubica entre los primeros 10 exportadores
mundiales de arroz.

Los instrumentos institucionales de la extranjerización

Uno de los instrumentos fundamentales por su capacidad de “blin-


dar” las inversiones extranjeras son los convenios de promoción y
protección recíproca de inversiones. La mayoría de dichos acuerdos
se firmó y ratificó antes de 2005 y solo algunos pocos con posteriori-
dad, aunque debe destacarse que el acuerdo con Estados Unidos fue
ratificado por el primer gobierno del Frente Amplio en 2006. Des-
pués se concretaron tratados con Arabia Saudita, Australia, Corea del
Sur, Chile y la República Checa.

Las zonas francas, base del proceso de trasnacionalización

Habían en el país zonas francas creadas con base en una ley de 1923, las
que solamente tenían beneficios para tributos aduaneros. Una segunda
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 369

ley de zonas francas4 se aprueba en el primer gobierno posdictadura en-


cabezado por el doctor Julio María Sanguinetti, quien la impulsó como
parte de una estrategia de consolidación de la apertura de la economía.
Las nuevas zonas francas en Uruguay “son áreas del territorio
nacional de propiedad pública o privada cercadas y aisladas eficien-
temente” y en las que pueden realizarse “toda clase de actividades
industriales, comerciales o de servicios”.5 Las empresas instaladas en
zonas francas gozan de excepciones aduaneras y fiscales, y en esos
ámbitos no rigen los monopolios estatales y hay libre circulación de
capitales. La introducción de mercaderías, desde la zona franca al
resto del territorio nacional, se registra como importación y el proce-
so inverso como exportación.
La amplitud de las exenciones tributarias está definida en los
siguientes términos: “Los usuarios de las Zonas Francas están exen-
tos de todo tributo nacional, creado o a crearse, incluso de aquéllos
en que por ley se requiera exoneración específica, respecto de las
actividades que desarrollen en la misma”.6 Las empresas solo están
obligadas a cumplir con las contribuciones de seguridad social, aun-
que esto no rige para el personal extranjero que trabaje en la zona
franca si expresan su deseo de no beneficiarse del sistema de seguri-
dad social uruguayo.
El proceso de inserción internacional subordinada se profundi-
za con la ley de zonas francas con los siguientes argumentos: a] ge-
nerará empleo directo e indirecto, b] atraerá inversiones productivas,
c] incorporará tecnologías avanzadas, y d] tendrá efectos positivos de
“derrame” entre las zonas francas y la economía nacional.
La idea de las zonas francas como grandes parques industriales
no se concretó, en tanto que en esas zonas se instalaron básicamente
empresas logísticas. Con la llegada de los megaproyectos papeleros
(Botnia Fray Bentos, S. A. y Punta Pereira, S. A.), se crearon zonas

4
Ley núm. 19.921 del 17.11.1987.
5
Los elementos que se mencionan corresponden al artículo 2 de la Ley 19.921,
según redacción dada por el artículo 65 de la Ley 17.292 del 15.01.2001.
6
Artículo 19 de la Ley 19.921.
370 antonio elías

francas que pertenecen a una sola gran empresa productiva. A la vez


están desarrollándose otro tipo de zonas francas, edificios en la ciu-
dad de Montevideo, como Aguada Park (Itsen, S. A.) y World Trade
Center para actividades de outsourcing.
Las zonas francas pueden considerarse un indicador de la con-
solidación de la política de apertura externa. En la práctica, dichas
zonas han sido un instrumento de penetración del capital trasnacional
que tiende a ser sustituido por nuevos mecanismos institucionales
ante la resistencia de los demás países del Mercosur. Una nueva for-
ma de enclave que abarca mucho más sectores productivos que los
de épocas pasadas.7

La promoción y protección de inversiones genera


nuevos espacios para las et

La Ley núm. 16.906 del 7 de enero de 1998 tiene un conjunto de prin-


cipios y garantías acordes con los intereses del capital trasnacional:
se declaran de interés nacional la promoción y la protección de las
inversiones realizadas por inversores nacionales y extranjeros en el
territorio nacional (artículo 1); el régimen de admisión y tratamiento
de las inversiones realizadas por inversores extranjeros será el mismo
que el que se concede a los inversores nacionales (artículo 2); las
inversiones serán admitidas sin necesidad de autorización previa o
registro (artículo 3); y el Estado se compromete a no perjudicar la
instalación, gestión, mantenimiento, uso, goce o disposición de las
inversiones por medio de medidas injustificadas o discriminatorias
(artículo 4). Garantiza, también, la libre transferencia al exterior de
capitales y de utilidades, así como de otras sumas vinculadas con la
inversión, la que se efectuará en moneda de libre convertibilidad.
Los beneficiarios de los subsidios establecidos en la ley son los
contribuyentes que realicen actividades industriales o agropecuarias.

7
Alfredo Falero, “Las nuevas actividades de las zonas francas en Uruguay:
inserción global y poder simbólico”, ponencia presentada en el coloquio de la sepla,
Montevideo, 2010.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 371

Los beneficios fiscales incluyen: a] la exoneración del impuesto al


patrimonio de los bienes de activo fijo; b] la exoneración de los im-
puestos al valor agregado y específico interno, correspondientes a la
importación de los bienes a que refiere el literal anterior, y devolu-
ción del impuesto al valor agregado incluido en las adquisiciones en
plaza de los mismos; c] a los efectos de los impuestos a las rentas de
la industria y comercio, a las rentas agropecuarias y al patrimonio
se establece un régimen de depreciación acelerada, y d] se faculta
al Poder Ejecutivo para disminuir hasta tres puntos de la alícuota de
aportes patronales a la seguridad social a la industria manufacturera.
Se faculta, además, al Poder Ejecutivo para exonerar del im-
puesto a las rentas de la industria y comercio, del impuesto al va-
lor agregado y del impuesto a las transmisiones patrimoniales que
graven las fusiones, escisiones y transformaciones de sociedades,
siempre que las mismas permitan expandir o fortalecer a la empresa
solicitante.
No podía faltar, por supuesto, la garantía de estabilidad jurí-
dica; en el artículo 19, el Estado, bajo responsabilidad de daños y
perjuicios, asegura a los inversores amparados a los regímenes es-
tablecidos en la presente ley y por los plazos establecidos en cada
caso las exoneraciones tributarias, beneficios y derechos que la ley
les acuerda.
La ley citada fue reglamentada por el decreto núm. 455/007 el 26
de noviembre de 2007, siendo Tabaré Vázquez presidente de la Repú-
blica. Los considerandos del decreto no dejan duda de los objetivos
del gobierno progresista:

[...] i) que el crecimiento de la inversión constituye la piedra angu-


lar para consolidar el proceso de desarrollo del sistema productivo
[…]; ii) que a tal fin es necesario adoptar todas aquellas medidas que
permitan estimular dicho proceso, tanto por la vía del mejoramiento
de los aspectos institucionales de atención al inversor, como por el
establecimiento de un sistema de exoneraciones […]; iv) la amplia-
ción del ámbito objetivo de las exoneraciones beneficiadas, ya que se
incorpora a las destinadas a las actividades comerciales y de servicios.
372 antonio elías

Las exoneraciones son mayores cuanto mayores son las inver-


siones. En el caso del impuesto a la renta se exonera de 60 a 100%
del monto invertido; el último porcentaje se aplica a inversiones su-
periores a 500 millones de unidades indexadas (59 millones de dóla-
res). En cuanto al impuesto al patrimonio, se exonera por toda la vida
útil los bienes muebles para activo fijo y por ocho años sobre obras
civiles. También son exonerados las tasas o los tributos a las impor-
taciones y se devuelve el iva en régimen de exportadores para las
compras en plaza de materiales y servicios destinados a obras civiles.
En 2015 el gobierno, por medio del Decreto 299/2015, aumentó
los beneficios fiscales que recibirían las empresas que presentaran
proyectos de inversión en 2016 y los ejecutaran entre 2016 y 2017.
El porcentaje de exoneración se incrementó en 10%, siempre que al
menos 75% de la inversión total comprometida fuera ejecutado antes
de 2018.

Los costos fiscales son escandalosos

Se utilizan diversos mecanismos para apoyar a distintos sectores so-


ciales o productivos: por un lado, están los subsidios y las transfe-
rencias de ingresos que requieren la asignación presupuestal y que
tienen un control de los recursos involucrados; por otro lado, se en-
cuentran los tratamientos fiscales especiales que procuran favorecer
a un sector o grupo mediante la disminución de los impuestos que
cargan esa actividad. En este último caso no hay una asignación pre-
supuestal explícita, pero sí la renuncia al cobro de los impuestos,
cuando estas medidas se toman a favor del capital, como en el caso
uruguayo, incide en la profundización de la redistribución regresiva
del ingreso funcional.
En el cuadro 3, se constata que a partir de 2008 se deja de re-
caudar por subsidios al capital, lo que el gobierno denomina “gasto
tributario” o “sacrificio fiscal”, entre 2.56 y 2.95% del pib. Debe se-
ñalarse que los subsidios fiscales a las zonas francas y la promoción
de inversiones solo se computan a partir de 2008, hasta esa fecha es-
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 373

tos datos no estaban disponibles. Si se incluyen los datos correspon-


dientes al “gasto tributario” en el impuesto a la renta de las personas
físicas que paga el capital en 2012 (0.44%) y en 2014 (0.34%), los
subsidios superan 3% del producto interno bruto.
¿Quiénes son los beneficiarios de ese gasto tributario? En
esencia los dueños de las riquezas del país –una buena parte de ellos
extranjeros–, que se ven beneficiados con exoneraciones y subsidios
por más de 105% del impuesto al patrimonio y 75% del impuesto a
la renta de las actividades económicas, en promedio para el periodo
2008 a 2014.
Cuadro 3
Subsidios al capital 2006 a 2014
2006 2008 2010 2012 2014
Millones de pesos corrientes
irae 1 624 10 429 13 726 17 703 19 980
Patrimonio 3 149 6 292 7 825 12 972 15 503
Total 20 168 36 672 45 678 68 741 84 390
Porentaje de la recaudación de cada impuesto (%)
irae 12.60 88.95 64.00 74.00 68.50
Patrimonio 70.35 98.63 93.66 122.30 106.60
En porcentaje del pib (%)
irae 0.34 1.60 1.70 1.70 1.50
Patrimonio 0.66 0.96 0.97 1.25 1.17
Total 1.00 2.56 2.67 2.95 2.67
Fuente: Estimación del Gasto Tributario gdi, varios años.

La asociación público-privada: un nuevo instrumento


para la extranjerización

La Ley de Asociación Público a privada fue aprobada por los diputa-


dos el 11 de mayo de 2010. Con esta ley se autoriza la firma de con-
tratos de participación pública-privada entre una administración pú-
blica y una persona de derecho privado, por un periodo determinado,
374 antonio elías

para una actuación global e integrada que, además de la financiación,


comprenda alguna de las siguientes prestaciones: diseño, construc-
ción, mantenimiento y operación de infraestructuras.
Con esta nueva herramienta legal, el gobierno pretendió aso-
ciarse con privados para el desarrollo de obras de infraestructura en
los siguientes sectores de actividad:

[...] a) Obras viales, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias; b) Obras


de infraestructura energética, sin perjuicio de lo establecido en la Ley
Nacional de Electricidad Nº 14.694 y Ley de Creación de Ancap Nº
8.764; c) Obras de disposición y tratamiento de residuos; d) Obras de
Infraestructura social, incluyendo cárceles, centros de salud, centros
de educación, viviendas de interés social, complejos deportivos y
obras de mejoramiento, equipamiento y desarrollo urbano.

La ley reserva para el Estado los servicios esenciales “cuya


prestación le corresponde en forma exclusiva”. Se refiere a las po-
líticas de educación, salud y seguridad, y a los monopolios estatales
y vigentes.
El proyecto establece además un tope a los recursos que cada
gobierno podrá comprometer durante el periodo de repago de las
obras que realice con privados. El tope por lustro será de 7% del
producto interno bruto.
En consonancia con lo planteado en los puntos anteriores, el
artículo 6 prevé nuevos subsidios al capital:

Conforme a las características concretas de cada proyecto y a efec-


tos de viabilizar los mismos, el contrato podrá prever la realización
de contribuciones por parte de la Administración Pública, tales como
aportes pecuniarios, otorgamiento de subvenciones, créditos, garan-
tías para la financiación del proyecto, garantías de obtención de ingre-
sos mínimos y exoneraciones fiscales, entre otras.

Este instrumento no ha dado los resultados esperados por el


gobierno. En noviembre de 2017, se aprobó un decreto que modifica
el proceso de adjudicación de obras dentro de la Ley de ppp para do-
tar de mayor celeridad al procedimiento. Al respecto, el ministro de
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 375

Transporte y Obras Públicas sostuvo que los tiempos establecidos en


la ley de ppp no van de acuerdo con las necesidades a nivel de infraes-
tructura del Uruguay. “Si nos lleva cuatro años para cada proyecto de
ppp, no le sirve al país, tiene que tener un razonable tiempo de desa-
rrollo”, dijo en julio de 2017 al acudir al Parlamento. Propuso, a su
vez, crear una agencia especializada que centralice la gestión de los
proyectos, para evitar las “dificultades de burocracia administrativa”
que surgen por la participación de varios organismos en la definición
y ejecución de las obras.

La actual disputa por la inserción económica internacional

En el Frente Amplio está en discusión la conveniencia de que el Mer-


cosur mantenga o sustituya la Resolución 32/00: el compromiso de
los Estados Partes del Mercosur de negociar de forma conjunta acuer-
dos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de
países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias.
A pesar de ello, el gobierno uruguayo presentó una propuesta
al Mercosur (cuadro 4) para posibilitar la firma de tratados de libre
comercio bilaterales o plurilaterales al margen de la posición de los
demás países miembros.
El canciller Rodolfo Nin Novoa fundamentó su posición favo-
rable a la flexibilización del Mercosur sosteniendo que hay grandes
dificultades comerciales dentro del bloque y que para el actual go-
bierno es fundamental superar esa situación y diversificar los merca-
dos mediante la firma de múltiples tratados de libre comercio, entre
otros, con la Alianza del Pacífico. Afirmó, además, que esta estrategia
se inscribe en los postulados del programa del Frente Amplio, lo que
solo puede sostenerse por la ambigüedad de algunos párrafos del pro-
grama, dado que el enfoque global claramente reafirma la posición
histórica del Frente Amplio a favor del Mercosur y la negociación
grupal.
La posición contraria reconoce las dificultades del Mercosur
pero sostiene, con base en el programa del Frente Amplio, que:
376 antonio elías

La inserción del Uruguay en el mundo será impulsada desde la plata-


forma Mercosur. Por ello, se fomentará una agenda externa común del
bloque, consolidando y fortaleciendo las instituciones regionales. […]
La construcción de posiciones en el marco de instituciones regiona-
les potencia nuestra soberanía y nos permite tener una actuación más
contundente en los espacios multilaterales y en los foros globales.8
Cuadro 4. Propuesta del gobierno uruguayo

Artículo 6. En el caso que no sea posible iniciar negociaciones de


conformidad con lo establecido en los artículos 1 a 3 (se refiere a obtener
autorización), uno o más Estados Partes podrán iniciar negociaciones de
acuerdos comerciales con terceros países o agrupaciones de países extra-
zona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias.
En este caso los Estados Partes deberán iniciar las negociaciones
respetando las siguientes condiciones:
a) Informar al Grupo Mercado Común (gmc) del inicio de las negociacio-
nes brindando, nuevamente, las oportunidades para que aquellos que
están interesados puedan participar.
b) Mantener informado al gmc acerca de la evolución y progreso de las
mismas en el marco de los principios de transparencia y solidaridad.
c) No vulnerar las sensibilidades comerciales presentadas por los otros
Estados Partes del Mercosur en ocasión de la elaboración de la o las
ofertas.

Artículo 7. El o los Estados Partes que participen de las negociacio-


nes a que se refiere el artículo 6, brindaran oportunidades adecuadas a los
Estados Partes interesados para que se incorporen a las negociaciones en
curso o adhieran a los acuerdos comerciales negociados.

Fuente: <http://www.rediu.org/propuesta-del-gobierno-uruguayo-al-mercosur/>.

8
Movimiento de Participación Popular, Casa Grande, Partido Comunista,
Compromiso Frenteamplista y Partido por la Victoria del Pueblo, “Inserción Inter-
nacional del Uruguay”, mayo de 2016.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 377

Del documento presentado por los cinco grupos a favor de man-


tener la resolución 32/00 hemos extraído algunos conceptos total-
mente compartibles e incorporado algunos elementos con el objetivo
de destacar siete argumentos fundamentales para oponerse a la flexi-
bilización y los múltiples tratados de libre comercio.
La premisa de que se logrará un número importante de acuer-
dos favorables al país no está demostrada. No hay razones para que
las naciones con mayor potencial económico prefieran negociar con
Uruguay, un mercado similar en habitantes a un barrio de San Pablo,
y no con las grandes economías del bloque. No habiendo razones
de mercado que justifiquen un acuerdo con Uruguay, la flexibiliza-
ción solo podrán utilizarla aquellos países que busquen fragmentar
el Mercosur y debilitar el poder de negociación que la unidad del
bloque representa.
Las normas sobre propiedad intelectual, compras gubernamen-
tales, competencia de nuestras empresas públicas con las trasnacio-
nales, restricción de derechos laborales y medioambientales que exi-
gen los nuevos tratados de libre comercio son absolutamente lesivas
para el desarrollo productivo y la soberanía nacional.
Los tratados de libre comercio bilaterales y plurilaterales, al
igual que los tratados de protección recíproca de inversiones, obli-
gan a que la resolución de la demandas de las empresas trasnacio-
nales contra los estados se resuelvan en organismos como el centro
de resolución de controversias del Banco Mundial. La capacidad de
negociación del país fuera del Mercosur será insignificante, con el
agravante de que en la nueva situación regional los gobiernos de
Argentina y Brasil quedarán liberados para firmar acuerdos que nos
dejen como furgón de cola de sus políticas o nos lleven a perder mer-
cados que el país tiene actualmente.
Los gobiernos del Frente Amplio han intentado hacer acuerdos
bilaterales con naciones que no conforman el bloque regional, como
Estados Unidos (2007) y China (2017). Se integró también a un tra-
tado plurilateral, el Trade in Service Agremment (tisa) en 2014, del
cual tuvo que retirarse en 2015 por decisión del presidente Tabaré
Vázquez atendiendo a una resolución de la Fuerza Política.
378 antonio elías

En octubre de 2016, el gobierno uruguayo firmó un tratado de


libre comercio con Chile que inmediatamente fue presentado al Po-
der Legislativo para pedir su ratificación parlamentaria, lo que no ha
ocurrido hasta la fecha. Este tratado se basa en el acuerdo de com-
plementación económica que el Mercosur había firmado con Chile
en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (aladi)
y en el que se negociaron preferencias arancelarias para el comercio
bilateral de bienes.
El gobierno sostiene que Uruguay debe abrirse al mundo me-
diante este tipo de acuerdos comerciales, en tanto otros sectores sos-
tienen que la inserción internacional debe serlo desde la plataforma
Mercosur y que se debe fomentar una agenda externa común al bloque.
La importancia que la ratificación de este tratado consiste en
que por primera vez se firmaría un tratado de libre comercio de nuevo
tipo y que esto abriría las puertas para replicarlo con México (ya hay
uno) y con los otros países miembros de la Alianza del Pacífico (Perú
y Colombia).
Este tipo de acuerdos presentan cláusulas de nueva generación
que son propias de los acuerdos plurilaterales como el Acuerdo Trans-
pacífico de Cooperación Económica (tpp) y el Acuerdo de Liberación
del Comercio de Servicios (tisa) que apuntan a las regulaciones y no
a los aranceles. Esto limita la capacidad para implementar nuevas
políticas públicas en sectores clave o en áreas potenciales de impor-
tancia estratégica para el desarrollo de la economía nacional.
Algunas de las cláusulas del denominado acuerdo transpacífico
son la eliminación de barreras arancelarias, la resignación de las juris-
dicciones nacionales –en particular mediante los procedimientos para
dirimir litigios entre estados e inversores–, la garantía supranacional
para que las corporaciones trasnacionales concreten sus negocios, la ex-
tensión de las patentes exclusivas durante más de una década para la
industria farmacéutica con la respectiva pérdida de derechos en cuanto al
acceso a los fármacos y la salud, la flexibilización de la legislación labo-
ral y el establecimiento de estándares mínimos de protección ambiental.
La inserción internacional está en disputa, como cuando se im-
pulsó un tratado de libre comercio con Estados Unidos (2006 a 2007)
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 379

o cuando se ingresó al tisa (2014 a 2015), proyectos, ambos, de in-


serción subordinada al capital trasnacional que fueron frenados por
el posicionamiento del movimiento sindical, organizaciones sociales,
la Universidad de la República y la mayoría de las fuerzas políticas
del Frente Amplio.
En este debate no puede desconocerse que, en el contexto de la
crisis mundial, el capital busca la profundización, hasta sus últimas
consecuencias, del modelo de acumulación vigente, lo que implica
la expansión del capitalismo contemporáneo a los ámbitos que aún
están en manos del Estado y la consolidación de una nueva estructura
institucional internacional impuesta por el capital trasnacional.
Con los tratados de nuevo tipo, como los plurilaterales –que
continúan sin la participación de Estados Unidos–, las empresas tras-
nacionales reducirán al mínimo las reglamentaciones que restringen
sus operaciones y el “libre comercio”, no importa si las mismas están
diseñadas para proteger los derechos laborales, la salud de la pobla-
ción, el medioambiente, la estabilidad financiera o el acceso univer-
sal a los servicios públicos.
Los principales objetivos de estos acuerdos son: libre acceso a
los mercados (sin limitaciones de ningún tipo); trato nacional (igual
que las empresas nacionales, sin ninguna forma de discriminación);
trato de nación más favorecida (tener el máximo beneficio que se
otorgue a cualquier nación).
Para lograr que esos fines se cumplan y no retrocedan tienen
varios “blindajes”:
• Statu quo: se bloquea la posibilidad de que un gobierno presen-
te o futuro pueda volver atrás lo ya liberalizado.
• Disposiciones de trinquete: solo se pueden hacer cambios en
dirección a mayores niveles de liberalización, reduciendo cada
vez más la soberanía nacional.
• Listas negativas: todos los mercados son parte del mismo salvo
que sean excluidos del tratado a texto expreso, lo que implica
que todo nuevo mercado que se genere por avances tecnoló-
gicos o por cualquier otra razón queda bajo las reglas de los
nuevos acuerdos.
380 antonio elías

• Arreglo de diferencias: se excluyen las competencias y las le-


gislaciones de cada país, que son sustituidas por tribunales,
como el ciadi, que favorecen los intereses de las empresas
trasnacionales en detrimento de los Estados que reciben las
inversiones.

Este tipo de acuerdos reducen las soberanías nacionales porque


se pierde control de la economía y se afecta la democracia en tanto
los mismos adquieren carácter supraconstitucional al impedir mo-
dificar las leyes en dirección contraria a la liberalización que tales
acuerdos imponen.
Los inversores extranjeros obtienen protección respecto de las
reglamentaciones restrictivas del “libre” comercio con el statu quo y
el “efecto trinquete”, no importa si las mismas estén diseñadas para
proteger el medioambiente, la salud, la seguridad pública o la estabi-
lidad financiera, o para garantizar el acceso universal a los servicios.
Los derechos laborales y los ingresos de los trabajadores, activos y
pasivos, también podrán ser puestos en cuestión generando un dete-
rioro significativo de los mismos.
Estos tratados son parte del proceso de cambios institucionales
impulsados por los países centrales para reducir al mínimo las fronte-
ras económicas, los sistemas de regulación que protegen el desarrollo
productivo nacional, los derechos de los trabajadores y la presen-
cia de empresas públicas, todo lo cual facilita la penetración de las
empresas trasnacionales, principales beneficiarias de los tratados de
libre comercio y de la protección recíproca de inversiones.

En conclusión

Los montos acumulados de inversión extranjera implican un cambio


estructural en las relaciones económicas de Uruguay con el exterior,
que se ven reflejados en una incrementada presencia de et en la acti-
vidad productiva y, por lo tanto, tendrán efectos de más largo plazo
sobre el crecimiento y el desarrollo económicos.
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 381

En primer lugar, la magnitud de la presencia de et implica que


las mismas controlarán una parte significativa del ahorro generado
localmente, por lo que cobra particular relevancia la política de rein-
versión de utilidades que apliquen estas empresas en los próximos
años, lo que tendrá un efecto significativo en las futuras tasas de cre-
cimiento de la economía nacional. Cabe entonces reflexionar sobre
el papel que le corresponde al Estado en el control y la regulación del
uso de los beneficios obtenidos por las et para incidir en los niveles
de reinversión y el objeto de las mismas.
En segundo lugar, la creciente importancia de la actividad
económica llevada adelante por empresas de origen extranjero tie-
ne efectos considerables en la estructura productiva del país y en su
inserción exportadora. Diversos desarrollos teóricos resaltan la im-
portancia de la diversificación de las exportaciones como base para
lograr tasas de crecimiento más altas y estables, particularmente en
una economía pequeña y abierta al mundo como la uruguaya, pero la
ied se concentra en los sectores industriales intensivos en el uso de
recursos naturales.
Este proceso de trasnacionalización se constituye con una red
de empresas que tienden a generar enclaves en los lugares donde se
instalan, administran el comercio internacional entre las filiales y, en
los hechos, controlan los procesos económicos nacionales.
Los efectos de la ied en el nivel, tanto microeconómico (de-
rrames de productividad, de comercio exterior, etc.), como macro-
económico (inversión, crecimiento) no cumplen los requisitos que
serían necesarios para un desarrollo productivo con justicia social.
Este hecho incontrastable hace imprescindible el control estatal del
ingreso de ied a partir de un proyecto nacional que determine el tipo
o “calidad” de la inversión que se quiere promover. El proceso de ex-
tranjerización de la economía consolida el capitalismo dependiente
de Uruguay.
En respuesta a las preguntas iniciales de este artículo puede
afirmarse que las políticas de inserción económica internacional apli-
cadas por el gobierno uruguayo en el periodo 2005 a 2017 no han
permitido acrecentar o al menos preservar los intereses de la clase
382 antonio elías

trabajadora y sus aliados. En efecto, la inserción económica interna-


cional de Uruguay en el periodo se caracterizó por una apertura muy
fuerte a la ied y la firma de tratados bilaterales de inversión, incluso
con Estados Unidos, sin oposiciones significativas, lo que ha genera-
do un aumento sustancial de la dependencia del capital extranjero y de
la vulnerabilidad a los precios internacionales.
En cambio, la apertura por medio de tratados de libre comercio
y plurilaterales fue en gran medida frenada por una resistencia muy
fuerte, tanto dentro de la fuerza política gobernante, como por el mo-
vimiento sindical y sus aliados.
En cuanto a las preguntas referidas a las opciones de iei para
Uruguay, puede sostenerse que en el contexto mundial y regional
actual, no hay alternativas de inserción económica internacional fa-
vorables para los trabajadores y los pequeños productores del campo
y la ciudad. No hay procesos de integración que permitan el cambio
de la matriz productiva, el desarrollo económico y la justicia social:
rotundamente, no.
Lamentablemente, no siguen vigentes las propuestas de iei al-
ternativas, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-tcp) o eventual-
mente los cambios que podría haber tenido un Mercosur dirigido por
gobiernos progresistas y ampliado con la incorporación de Bolivia,
Ecuador y Venezuela. Entonces, solo quedan propuestas de iei que
son favorables, en mayor o menor medida, a los intereses del capital
trasnacional y sus aliados locales, y contrarias a los intereses de los
trabajadores. El tratado que se pretende ratificar con Chile excede,
tanto el actual nivel de apertura, como la injerencia en el sistema de
reglas económicas nacionales acordadas en el Mercosur.
El Mercosur, la última trinchera, es solamente el mal menor, ya
que desde su origen estuvo al servicio de los sectores privilegiados
de la sociedad y facilitó la penetración trasnacional. Esa caracterís-
tica se mantiene hasta la fecha. En el periodo 2005 a 2015 –cuan-
do fue hegemonizado por los gobiernos llamados progresistas– se
produjeron muchas expectativas acerca de la posibilidad de generar
procesos de complementación productiva y corrección de asimetrías,
uruguay 2005-2017: la inserción económica internacional 383

las que por supuesto no se cumplieron. Con la actual composición


política del bloque se avanzará en un marco institucional y de polí-
ticas económicas favorable al capital trasnacional. Se profundizaría
así el proceso de neocolonización, primarización, extranjerización,
concentración de la riqueza, segmentación social y exclusión.

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17. LA SOLIDARIDAD COMO ELEMENTO DE COHESIÓN
Y PAZ EN LA INTEGRACIÓN TERRITORIAL
DE LOS PUEBLOS. CASOS DE ARGENTINA,
CANADÁ, COLOMBIA Y MÉXICO

Jesús Rivera de la Rosa, Saúl Macías Gamboa,


Claudia Álvarez, Erika Licon, Colombia Pérez,
Isabel Angoa y Carlos Arredondo*

Introducción

En este capítulo destacamos el trabajo colaborativo realizado entre


distintas instituciones y países en relación con la economía social
solidaria. Entre los temas que hemos trabajado, se encuentra la par-
ticipación de distintas iglesias –católica, metodista, presbiteriana y
luterana– en la economía social solidaria mediante las comunidades
eclesiales de base, movimiento religioso popular, abierto e igualita-
rio surgido en Brasil en la década de los sesenta. También revisamos
cómo se da la solidaridad en grupos que actúan bajo el patrón del
clientelismo, o de la filantropía dentro del capitalismo, o en formas
democráticas que buscan ser una verdadera alternativa social. Otro
tema que abordamos es el de la solidaridad desde la perspectiva

* Profesor-investigador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico y


Social (cedes), Facultad de Economía, Benemérita Universidad Autónoma de Pue-
bla (buap), e integrante del CA-56, Economía, Territorio y Desarrollo. Coordinador
del Doctorado Interinstitucional en Economía Social Solidaria (diess), sede buap;
Profesor-investigador del cedes, Facultad de Economía (buap), e integrante del CA-
56, Economía, Territorio y Desarrollo, y del diess; Candidata a doctora, Universidad
Nacional de Quilmes; Candidata a doctora, Concordia University; Directora del Ins-
tituto de Economía Social y Cooperativismo, Universidad Cooperativa de Colom-
bia; Profesora-investigadora del cedes, Facultad de Economía (buap), e integrante
del CA-56, Economía, Territorio y Desarrollo, y del diess; Abogado, integrante del
diess, sede buap, respectivamente.

[385]
386 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

sociocultural de China. Esto último es importante debido al papel


mundial que el gigante asiático ha desempeñado en esta transición
sistémica y en la reconfiguración del capitalismo, en especial desde
la crisis iniciada entre 2007 y 2008. Estos procesos y sus definiciones
no capitalistas nos han llevado a repensar la categoría “trabajo” desde
la solidaridad. Nuestra propuesta pretende contribuir a analizar los
lazos sociales desde ángulos distintos y de esta manera contribuir a la
construcción de un espacio social solidario global.

La economía social solidaria en Nuestramérica y Canadá

Al inicio del siglo xxi, distintos autores como Carlos Aguirre Rojas,
que le ha dado seguimiento al pensamiento de Immanuel Wallerstein
(Aguirre, 2013), han señalado a América Latina como centro de una
transición sistémica. En el origen de este proceso de trayectoria histó-
rica destacan la Independencia de Haití y la Revolución socialista en
Cuba. Asimismo, consideran que el subcontinente latinoamericano
representa el territorio donde se aplicó con más fuerza la política eco-
nómica neoliberal, en especial después del golpe de Estado en Chile
en 1973. Sin embargo, luego de la crisis de los gobiernos progresistas en
Nuestra América –Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina–,
aparentemente este subcontinente ha dejado de ser la esperanza del
cambio económico y social.
Nuestra postura es que no es así, o no de manera irremedia-
ble. Menos aún si tenemos en cuenta los movimientos sociales al-
ternativos que hoy luchan por la integración territorial y la paz. Para
entenderlo de ese modo también consideramos el surgimiento –o la
visibilización– de nuevos luchadores sociales en Honduras, Chile,
Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, México y Canadá. Sobre esto
último, nos concentramos en este capítulo.
Desde la perspectiva de la epistemología de la solidaridad,1 pen-

1
Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Economía So-
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 387

samos que para la construcción de alternativas se requieren varias


cosas: nuevos conceptos y categorías, incluso en el cuerpo teórico del
marxismo y de la perspectiva teórica general. También nos propo-
nemos contribuir al proceso de visibilización de procesos solidarios
vinculando movimientos sociales en países como Argentina, Brasil,
Canadá, Colombia y México. En ese marco estamos comprometidos
con la Campaña por un currículum global de la economía social so-
lidaria2 y con los procesos de integración territorial para la paz, así
como con la incorporación a redes de colaboración como la Red de
Estudios de la Economía Mundial (redem), la Sociedad Latinoameri-
cana de Economía Política y Pensamiento Crítico (Sepla), el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), la Red Nacional de
Investigadores en Cooperativismo y Economía Solidaria (Redcoop),
la Red Canadiense de Desarrollo Económico Comunitario y la Red de
Educación y Economía Social y Solidaria, lo que se concreta también
en la participación de la Universidad Cooperativa de Colombia, la Uni-
versidad Nacional de Quilmes, la Universidad de Buenos Aires, la Con-
corde University y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Nos ubicamos entre los sectores que impulsan proyectos re-
lacionados con la resistencia al desarrollismo y también los que se
relacionan con la lucha contra la subsunción del trabajo al capital.
Nuestro compromiso es colaborar con los pueblos para regionalizar
la lucha por medio de la espacialidad solidaria en el mundo en su
conjunto, como otra espacialidad sistémica de la resistencia. Asimis-
mo, estamos comprometidos con ser parte de los nodos de las redes
sociales, como propone Euclides André Mance (Mance, 2008). Des-
de nuestra perspectiva, los espacios de resistencia son, tanto locales
como regionales, nacionales y globales. Creemos que la solidaridad
global haría posible que los recursos naturales sean usados para un
buen vivir mundial y para terminar con la llamada “maldición de los

cial Solidaria y Cooperativismo, buap, agosto de 2017, elaborada por Jesús Rivera,
Claudia Álvarez y Saúl Macías.
2
Véase <http://www.ripess.org/campana-por-un-curriculum-global-de-la-
economia-social-solidaria/?lang=es>.
388 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

recursos naturales”. El proceso del cambio social incluye generar el


pensamiento y las acciones para transitar del espacio económico de
valorización –la espacialidad impuesta por el capitalismo– al de la
solidaridad para la reproducción de la vida3 en escala mundial. Esto
implica una lógica distinta a la acumulación irrefrenable de capital.
Otro espacio de reflexión es el de la integración solidaria. En
este caso, se trata de la integración soberana de los pueblos de todos
los lugares, en sus condiciones y como ellos definan hacerlo, aleján-
donos de las visiones anglosajonas dominantes de la integración eco-
nómica y social. En este punto consideramos que en la actualidad no
hay una teoría nuestramericana de la integración y que es necesario
avanzar en este aspecto. Algunos de los conceptos que tenemos que
rescatar, que están trabajándose por separado en diversos lugares del
planeta, son fundamentales: el dinero solidario mundial, el trabajo
solidario mundial e incluso la conformación de un ejército solidario.
Esto debiera conducir a un nuevo Estado solidario local-mundial que
apoye y no se convierta en obstáculo para la solidaridad que nos libe-
rará del capital.
En la crisis sistémica, como crisis de alcance global del capita-
lismo neoliberal (medioambiental, agrícola-alimentaria, energética,
industrial, comercial, laboral), y en el cambio civilizatorio desempeña
un papel importante la solidaridad de China, cuestión que tenemos
que trabajar con profundidad.4 Resulta conveniente estudiar su efecto
en la creación de cadenas de solidaridad y no de valor, como funcio-
nan en el sistema capitalista. Nuestra propuesta busca colaborar en
la creación de las bases económicas, sociales, culturales y políticas de
la solidaridad en todos los espacios y niveles de la sociedad, y pasar
de los actuales espacios de resistencia a los de cambio social solidario.
Hemos avanzado en propuestas como la de la epistemología de la so-

3
De acuerdo con los planteamientos de los autores del libro, coordinado por
María Amalia Gracia, Trabajo, reciprocidad y re-producción de la vida. Experien-
cias colectivas de autogestión y economía solidaria en América Latina, 2015.
4
Véase: https://retina.elpais.com/retina/2018/01/18/innovacion/1516273282
_648252.html.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 389

lidaridad, partiendo de nuestras experiencias y la perspectiva de la


investigación-acción participativa.
En la construcción de categorías y conceptos, tenemos como ca-
tegorías principales la del trabajo solidario y, en la parte de la organi-
zación social, la familia y las comunidades solidarias. Consideramos
un elemento clave la redefinición del trabajo como base del cambio
social, aunque pensamos también que esta redefinición tendrá que
partir de los pueblos y no de los grupos de poder, políticos y académi-
cos. Nos planteamos el paso a un futuro solidario, del cortoplacismo
a lo transgeneracional e incluyente, con una base en el tiempo y el
espacio desde una visión respetuosa de propuestas feministas, indíge-
nas y comunitarias. Transitar del valor de uso al de solidaridad y del
valor de cambio al de la paz global, de la relación capital-naturaleza a
la relación solidaridad-naturaleza, del dinero como medida del valor
de cambio a las monedas alternativas solidarias. En otras palabras,
construir opciones en las que el crédito sea para la vida y, para ello, ya
hay propuestas como la banca social.
Con base en las propuestas de la nueva geografía social y de
autores como Milton Santos (Santos, 1996) y David Harvey (Harvey,
2005), proponemos repensar la idea del territorio desde una visión
de solidaridad y de una teoría de los pueblos integrados solidaria-
mente, escuchando a los pueblos en sus propias propuestas y no con
imposiciones desde la academia. Rescatamos también los plantea-
mientos del comercio, las inversiones y los migrantes, todos éstos
solidarios.
La reconfiguración global, desde nuestra perspectiva, pasa por
la consolidación de la economía social solidaria, lo que implica el
tránsito de la lucha de clases a la solidaridad humana. Se trata de algo
fundamental que implica la reorganización del espacio social, físico
y de pensamiento en los niveles local, regional, nacional y mundial.
En este proceso habrá que revertir, a partir de un diagnóstico no so-
lamente normativo, las reformas estructurales impuestas por el neoli-
beralismo y el neodesarrollismo. Este proceso permitirá desbloquear
las bases para la economía social solidaria, es decir, la construcción de
una alternativa objetiva frente al capitalismo, pasando también de los
llamados gobiernos progresistas a las sociedades solidarias.
390 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

Como hemos podido percatarnos, hay cientos de miles de orga-


nizaciones no gubernamentales (ong) en todo el mundo, trabajando
en todas las áreas y sectores sociales, que están contribuyendo en el
impulso a la economía social solidaria. Igual que en otros campos,
muchas de estas ong han sufrido el efecto de la crisis, sobre todo en
el ámbito de su financiamiento, por lo que se han dado numerosas
desapariciones durante la actual crisis sistémica; otras no solo han lo-
grado sobrevivir a la crisis sino que incluso se han visto fortalecidas.

La solidaridad en Argentina

Hay muchos casos y ejemplos de la solidaridad en Argentina. Uno de


los más conocidos es el de los jóvenes en instituciones de educación
–conocimos el proceso de Santiago del Estero en 2014– que traspasó
las aulas y tuvo un efecto social. Un ámbito en el que hemos colabo-
rado es en el de la Red de Educación y Economía Social y Solidaria
(ress),5 un proyecto creado en la Universidad Nacional de Quilmes,6
en Argentina, en junio de 2010. Este proyecto fue impulsado por un
grupo de profesoras y profesores vinculados al curso de Economía
Social para el Desarrollo Comunitario y el Trabajo de la Dirección
General de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de
Quilmes en el marco del proyecto trabajo autogestionado de la Di-
rección General de Vinculación Social7 de la Secretaría de Extensión
Universitaria de esa misma universidad. Hoy día, es un proyecto co-
gestivo, organizado colectivamente entre organizaciones, sindicatos y
otras universidades.
La ress es autoadministrada por sus más de 6 000 miembros.
Cada uno se incorpora sin restricciones: puede “colgar”, debatir, di-

5
<http://educacionyeconomiasocial.ning.com/>.
6
<http://www.unq.edu.ar/proyectos-programas/273-red-educaci%F3n-y-eco-
nom%EDa-social.php> y <www.unq.edu.ar/proyectos-programas/273-red-educa-
ci%C3%B3n-y-econom%C3%ADa-social.php>.
7
<http://vinculacionsocial.blogspot.com.ar/2014/05/encuestas-proyecto.html>.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 391

fundir sus experiencias y trabajos en lo que respecta a la socioecono-


mía. Cuenta con un equipo de moderación voluntario conformado
por personas de universidades y organizaciones sociales que se re-
únen de forma sistemática y llevan adelante las tareas del proyecto.
El objetivo de la ress es fortalecer los espacios de formación
en todos los niveles de educación y en todas las modalidades. En ese
espacio colectivo, se concentran artículos académicos de utilidad
para doctorados, maestrías, movimientos sociales y escuelas. Realiza
cinco actividades desde su plataforma virtual: a] difundir todos los
materiales que se suben a la plataforma virtual; b) editar la Revista
ES (Economía Social); c] investigar desde el Observatorio Transdis-
ciplinario de la Economía Social y Solidaria; d] capacitar en el Grupo
Escuela con el Programa Didáctica del Buen Vivir, y e] impulsar ini-
ciativas alternativas en educación y socioeconomía.
Sobre la actividad para difundir materiales, en el presente hay
631 videos de autogestión, cooperativas, comercio justo, trueque, mo-
neda social y audiencias públicas en economía solidaria; 600 eventos
en posgrados, capacitaciones y seminarios; 1 054 publicaciones en el
blog; y 1 439 temas en el foro sobre pensamientos decoloniales, des-
patriarcalización, economías feministas, escuelas de agroecología, es-
cuelas campesinas, encuestas y relevamientos de economías comuni-
tarias populares. Hay, además, 100 libros sobre otra economía y otra
educación, disponibles de modo gratuito, de autores en su mayoría
latinoamericanos.
La Revista ES8 nació ante la necesidad de las organizaciones,
movimientos sociales y espacios universitarios de publicar lo que se
realiza en la práctica en economía social. No es una revista científica,
al menos no en el sentido positivista. Está escrita por trabajadores de
la socioeconomía, productores, estudiantes, investigadores, docentes,
campesinos, cooperativistas y emprendedores; pueden escribir per-
sonas con saberes populares y académicos. Está conformada por un
consejo editorial participativo que debate y define la línea editorial. El
número 10 del octavo año está en construcción y será sobre mapas de

8
<http://www.socioeco.org/bdf_organisme-654_es.html>.
392 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

la economía social solidaria.9 Todos los números anteriores pueden


encontrarse en el sitio oficial.10 Respecto de la actividad referida a
investigar iniciativas propias o de otros grupos desde el Observatorio
Transdisciplinario de la Economía Social y Solidaria, los trabajos se
realizan en el marco del pensamiento transdisciplinario en economía
social solidaria en el que conviven conceptos, sabidurías, espirituali-
dades para el diálogo intercientífico con una visión plural de las cien-
cias occidentales y no occidentales.
De la actividad que busca capacitar desde el Grupo Escuela, po-
demos señalar que en 2017, en el Programa Didáctica del Buen Vivir,
conversaciones desde el aula, se realizaron cuatro conversaciones: so-
beranía alimentaria y didáctica del buen vivir; salud y didáctica del
buen vivir; reciclado y didáctica del buen vivir, y mujeres y didáctica
del buen vivir. Los conversatorios tuvieron cuatro escenarios de in-
tercambio y diálogo, con presentaciones de experiencias de los edu-
cadores, un listado de materiales educativos para trabajar en el aula
para niveles superior, medio, primario e inicial, y un momento para
conversar en internet por la plataforma de ress y un cuarto momento
de conversatorio también por esa vía. La quinta actividad, referida a
impulsar iniciativas en materia socioeconómica, se ha concretado en
el Foro “Hacia otra economía de Argentina”11 y, en escala internacio-
nal, en la participación en la Campaña por un currículum global de
la economía social solidaria.12
El esquema de la ress contiene seis componentes que conside-
ramos centrales: a] participación y diálogo; b] visibilidad; c] bien co-
mún; d] desmercantilización; e] trabajo voluntario y colaborativo; y
f] transdisciplinariedad. Participación y diálogo es un espacio sin res-
tricciones: todos pueden “colgar” sus publicaciones, trabajos, videos,
herramientas para usar en las distintas ocupaciones. La interacción

9
<http://educacionyeconomiasocial.ning.com/forum/topics/mapas-de-la-eco-
nomia-social-solidaria?commentId=6097134%3AComment%3A196721>.
10
<http://educacionyeconomiasocial.ning.com/page/revista-es-1; correo: re-
[email protected]>.
11
<https://www.otraeconomia.com/>.
12
<http://curriculumglobaleconomiasolidaria.com/>.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 393

internacional permite iniciar alianzas, encuentros presenciales y tra-


bajos colaborativos con otras redes temáticas y espacios socioeconó-
micos. La participación posibilita la visibilidad de las publicaciones.
El espacio de conversaciones es en internet, pero se generan infinitos
diálogos por fuera de la plataforma.
La ress hace visible aquello que no está legitimado como pa-
rámetro de verdad. Nos permite aprender a conocer lo no visible,
recupera lo que hay de múltiples formas: fotos, canciones, música,
o que es calificado de residual, atrasado o inferior a la clasificación
dominante. Todo lo que se publica tiene por objetivo perseguir el bien
común, porque este último significa el de todos. Las publicaciones
no están pensadas para beneficio de individuos, tampoco de orga-
nizaciones; son para ser conocidas y usadas por toda la comunidad
(Rivera, Álvarez y Macías, 2017).
El principio de desmercantilización está diseñado en el sentido
de que no todo está pensado para comprar y vender sino que, en tér-
minos de Jean-Louis Laville (2013), genera reciprocidad en cuanto a
que doy al que necesita o simplemente regalo, porque alguien de la
comunidad virtual me va a regalar o a dar cuando necesite. También
doy porque apuesto al tejido de lazos sociales simétricos, sin esperar
beneficio económico o material a cambio. Esto genera redistribución,
dado que se concentran saberes y conocimientos para ser redistri-
buidos de modo que se preserve la cohesión social con diversidad,
pero sin desigualdades ni discriminaciones, con una perspectiva de
sostenibilidad social y sustentabilidad medioambiental.
El equipo de moderación realiza trabajo voluntario, solidario
y colaborativo. No percibe salarios, está sostenido por profesionales
que cooperan comunicando, enviando trabajos y sumando volunta-
des con estudiantes universitarios con espíritu solidario. La coordi-
nación general colabora en resaltar las comunicaciones más visitadas
y generar páginas que fortalezcan alianzas con grupos de alcance na-
cional e internacional en la temática.
La transdisciplinariedad, como señala Manfred Max-Neef (2004),
se considera una forma de aprendizaje y resolución de problemas que
involucra la cooperación entre distintos grupos de la sociedad y la
394 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

academia para enfrentar los desafíos complejos de la socioeconomía


desde una perspectiva que vaya más allá de las disciplinas específicas
y se base en una participación de amplio espectro caracterizada por
la cooperación sistemática con los involucrados y la generación de
nuevos espacios de conocimiento a partir del reconocimiento de to-
dos los saberes.

Experiencia de la Red Canadiense de Desarrollo Económico


Comunitario (ccedNet, por sus siglas en inglés)

Organización sin fines de lucro integrada por organizaciones comuni-


tarias. Representa cientos de organizaciones de desarrollo económico
comunitario y comunidades de base en el territorio canadiense. Todas
ellas, por medio de su labor, promueven el desarrollo económico co-
munitario como una alternativa que integra las metas sociales, econó-
micas y medioambientales. La mayoría de las actividades realizadas
por sus miembros se enfocan en el apoyo a comunidades marginadas,
la promoción de empresas locales y el fortalecimiento de sus comu-
nidades.
La ccedNet define el concepto de desarrollo económico co-
munitario como las acciones que sus ciudadanos realizan para crear
oportunidades económicas y mejorar las condiciones sociales y
medioambientales de sus comunidades (en otras palabras, iniciativas
de base para mejorar la vida de los miembros de sus comunidades).
Entre sus objetivos y metas principales destacan: lograr un cambio
económico estructural, la posesión de los recursos locales, el desarro-
llo social, el desarrollo de oportunidades laborales, el acceso a capital
y el manejo y protección de sus recursos naturales (ccedNet tríptico,
2016).

Historia de la ccedNet

Se fundó en 1999. En sus orígenes, la red tenía como intención pro-


veer asistencia técnica y apoyo eficiente para la práctica de sus miem-
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 395

bros. Sin embargo, “gradualmente evolucionó en un medio en el que


los miembros compartían sus aprendizajes, un espacio para unir sus
voces y promover políticas públicas inclusivas, para conectar perso-
nas con visiones comunes” (Toye, 2017).
De acuerdo con Garry Loewen, primer director ejecutivo de
ccedNet, al principio uno de los mayores retos fue el asegurar que
fuera una red inclusiva. Después de su fundación, recibieron retroa-
limentación negativa de parte de algunas organizaciones de mujeres,
quienes se quejaban de que no había suficiente representación feme-
nina y que eso enfriaba la manera en la que las prioridades se identi-
ficaban y las redes con las que se conectaba la naciente organización.
Por ello, en los primeros meses de su fundación, Garry pasó mucho
tiempo haciendo contacto con grupos de mujeres, asegurándose de
que “ccedNet se convirtiera en un espacio donde todo mundo se sin-
tiera en casa” (Loewen, 2014).

Objetivos

El trabajo se enfoca en dos áreas principales: educación y promoción


de políticas públicas. En paralelo, en su última planeación estratégica
los miembros de ccedNet decidieron que los objetivos de la organi-
zación fueran los siguientes:

Construir y fortalecer economías locales justas

La ccedNet es partidaria de la creación de políticas públicas que cons-


truyan y fortalezcan economías locales justas. Por ello, una gran parte
de sus actividades se enfocan en promover y recomendar cambios en
las políticas públicas en niveles federal y provincial para apoyar las
economías locales por medio de las empresas sociales y el desarrollo
de cooperativas. Algunas de estas recomendaciones son la creación
de un fondo de “capital paciente” para empresas sociales, la imple-
mentación de impuestos favorables para canadienses que inviertan
en organizaciones de desarrollo comunitario, el apoyo a políticas de
procuración local y, en general, la creación de un ambiente que favo-
rezca el crecimiento de cooperativas y empresas sociales.
396 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

Abordar los problemas de pobreza y la falta de vivienda

A pesar de que técnicamente Canadá es una nación próspera, como


se considera a los llamados países capitalistas desarrollados, hay mu-
cha gente sufriendo pobreza y falta de vivienda. Por esta razón, entre
los objetivos de la ccedNet está promover la reformulación de bene-
ficios para los niños, cambiar la estructura de impuestos para benefi-
ciar a los canadienses con menos ingresos, generar una estrategia de
vivienda enfocada para las personas de menos ingresos, incrementar
el presupuesto de organizaciones comunitarias de empleo, impulsar
la creación de un plan nacional de acción para la creación de vivienda
accesible y promover el aumento de la ayuda a programas de desarro-
llo y cancelación de la deuda en el Sur Global.

Invertir en comunidades sostenibles

Con base en un enfoque sistémico de la sustentabilidad, la cced-


Net propugna al gobierno el apoyo rural y la rehabilitación urbana,
provee herramientas para su integración a nuevos inmigrantes, pro-
mueve la producción y distribución de comida local y la inversión en
guarderías para niños, y empodera a las comunidades a que realicen
acciones de mitigación y adaptación al cambio climático.
Respecto de la educación, ccedNet ofrece numerosos recursos
en su página de internet. Entre ellos, se encuentra una gran base de
datos con documentación relacionada con el desarrollo económico
comunitario, blogs creados por expertos en desarrollo económico co-
munitario, un canal de YouTube y webinars en línea accesibles para
sus miembros. También, organiza una vez al año un congreso en el
que practicantes, legisladores, investigadores y público general se en-
cuentran para compartir sus prácticas y aprender unos de otros. Este
congreso se ha consolidado como un espacio de diálogo en este tema
en nivel nacional y cuenta con una asistencia promedio de más de mil
personas.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 397

Logros y áreas de oportunidad

En entrevista con Michael Toye, director ejecutivo de ccedNet, com-


partió que uno de los mayores logros es la creación de la red pro-
vincial de Manitoba. Según él, la gente fue muy receptiva a la idea
del desarrollo económico comunitario como una estrategia para la
justicia social y la inclusión, y en los últimos 10 años el equipo de
Manitoba ha logrado un gran desempeño. De acuerdo con Michael,
la razón del éxito de la red, se debe a un fuerte liderazgo comunitario,
el apoyo del gobierno de esa provincia y el apoyo de organizaciones
comunitarias locales y provinciales.
En la entrevista, mencionó que por más de 10 años Canadá tuvo
un partido conservador en el poder que no dejó avanzar la agenda
de ccedNet federal. Sin embargo, en la reciente elección han logrado
articular una coalición de organizaciones de economía social y de-
sarrollo económico comunitario para impulsar que el nuevo gobier-
no electo trabaje en conjunto con las organizaciones de desarrollo
económico comunitario en la construcción de un plan conjunto para
generar políticas públicas que apoyen la creación y el fortalecimiento
de este tipo de organizaciones. Aunque hasta ahora no se han toma-
do acciones concretas por parte del gobierno de Justin Trudeau, el
gobierno federal ha hecho un llamado para integrar un comité que
incluya organizaciones de desarrollo económico comunitario para
abordar sus demandas.
Respecto de los retos, Michael mencionó que la diversidad es
el desafío más grande: “hasta ahorita, nuestros miembros son gente
blanca de clase media, pero no tenemos representación de indivi-
duos que están sufriendo y que no tienen voz” (Toye, 2017). Este
es un hecho contradictorio con la filosofía de desarrollo económico
comunitario, la cual se basa en la autodeterminación de las comuni-
dades.
398 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

Una experiencia como integrante13 de la Red Canadiense de


Desarrollo Económico Comunitario

La experiencia que compartimos parte del año 2012 y con base en ella
se afirma que es una de las organizaciones más democráticas y de las
redes más inclusivas en escala mundial. Destaca en particular el buen
uso de la tecnología como una herramienta para promover la partici-
pación democrática. Por ejemplo, las asambleas generales anuales se
realizan al mismo tiempo en francés e inglés mediante una platafor-
ma de internet que permite que gente de todo Canadá participe en
ellas sin tener que trasladarse físicamente. Además, mediante proce-
dimientos democráticos sus miembros son invitados a participar en la
creación de objetivos estratégicos, sugerir webinars y formar parte del
consejo directivo (por medio de una nominación y elecciones).
En los últimos dos años, al desempeñarse en la auditoría de las
elecciones del Consejo Directivo, puede testificarse que el equipo de
ccedNet está integrado por personas dedicadas a alcanzar la equi-
dad, la inclusión, la emancipación, y en general, la justicia social. En
este contexto, se ha podido observar el compromiso y tenacidad de su
director ejecutivo para promover parte de las políticas públicas en sus
múltiples viajes a la capital canadiense.
En el siguiente sitio de internet, es posible observar un vídeo
sobre desarrollo económico comunitario: <https://youtu.be/EFFO-
N6aADO0>.

La vivencia de los Acuerdos de Paz en Colombia

La historia de más de cinco décadas de conflictos bélicos en Colom-


bia ha conducido a la búsqueda de alternativas de paz, reconciliación
y reintegración en los territorios. De allí que se plantee que “La paz
necesita una economía más solidaria”, con lo cual coincidimos.

13
Experiencia compartida por Erika Licon.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 399

Una de las organizaciones comprometida con esta responsabili-


dad es el Instituto de Economía Social y Cooperativa (Indesco), célu-
la madre de la Universidad Cooperativa de Colombia, el cual articula
una red de educadores, investigadores y emprendedores solidarios
que hacen innovación social en territorio a partir de los 18 campus
de la Universidad. Desde el año 2012, se ha comprometido con la
construcción de un ecosistema para la economía solidaria a partir de
la articulación de las funciones de investigación, educación, proyec-
ción social y apoyo con las dinámicas propias de la realidad, la teoría
y el proyecto de la economía solidaria en Colombia y en el mundo.
Para ello, ha sido fundamental la gestión del conocimiento de lo ya
existente en la universidad, en especial lo referido al cooperativismo,
dada la naturaleza de institución auxiliar del cooperativismo que la
universidad tiene desde su fundación hace 60 años, y en ese camino
restituir o fortalecer el vínculo con las organizaciones, redes y empre-
sas de la economía solidaria del territorio, con la convicción de que la
economía solidaria no la define la academia sino sus actores.
Se parte del concepto de diálogo de saberes a partir del cual la
universidad aprende de las comunidades y éstas, a su vez, encuentran
en la universidad un espacio para la apropiación social del conoci-
miento y la construcción colectiva y solidaria del territorio.
La propuesta del Indesco ha avanzado en el marco de la reforma
curricular de la universidad con un enfoque crítico de modelo por
competencias que ha favorecido el definir como ejes fundamentales
del currículo de la economía solidaria tres competencias que repercu-
ten en la vida institucional: ser ciudadanos activos a partir del víncu-
lo entre la solidaridad y el desarrollo sostenible; conocer y divulgar la
economía solidaria, a partir de la interdisciplinariedad hacia la trans-
disciplinariedad y, finalmente, emprender solidariamente haciendo
innovación social en el territorio por medio de sus actores y las redes
que estos construyen.
Esta propuesta curricular se inscribe en un momento histórico
de negociación de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las farc
y el gobierno colombiano, en el que la sociedad civil organizada ha
tenido y tendrá que desempeñar un papel determinante y la asociati-
400 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

vidad y la economía solidaria se estimulan y promueven para mejorar


condiciones de vida, trabajo y producción de los hombres y mujeres
en las comunidades rurales (Acuerdo final para la terminación del
conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, 2016).
En este sentido, se creó la campaña “La paz necesita una econo-
mía más solidaria” como un escenario comunicativo en el que, junto
con redes y organizaciones, se ha llevado a cabo una serie de iniciati-
vas de apropiación social del conocimiento como las cátedras libres,
diálogo social, las cuales en sus diferentes versiones han convocado
a la reflexión, el contraste con la práctica y la construcción colectiva
de propuestas sobre la agricultura familiar, el proceso de paz y las
“otras economías”, entre otros temas, y con ello se ha contribuido al
empoderamiento de los diferentes actores para la incidencia en la
planeación territorial y la gestión de políticas públicas para el sector
(cuadro 1).14
Al inicio del año 2018, cerca de 25 000 personas se han vincula-
do con estos espacios, en los que han circulado publicaciones en di-
ferentes formatos y se han acordado proyectos de investigación sobre
agricultura familiar,15 educación, políticas públicas e integración so-
lidaria;16 además, se promovió un pacto social17 como acuerdo básico
para la acción con las organizaciones y se ha favorecido la conexión
con redes nacionales e internacionales, como la Red Unicossol, la red
iberoamericana Rulescoop, la Red de Educación y Economía Social y
Solidaria (rees) descrita antes y, de manera más reciente, con la red
que impulsa la Campaña por un currículo global para la economía
social solidaria en la cual confluyen actores de la educación formal,
no formal e informal con el propósito de intercambiar experiencias

14
<http://www.ucc.edu.co/indesco/Paginas/inicio.aspx>.
15
Á. Acevedo Osorio y J. Martínez Collazos (2016), La agricultura familiar en
Colombia, DOI: <http://dx.doi.org/10.16925/9789587600476>.
16
S. Rúa Castañeda, et al, (2016), Integración solidaria en territorio. Aportes a
la construcción de modelos y metodologías, <http://www.orgsolidarias.gov.co/sites/
default/files/archivos/Integracion%20economica%20solidaria%20en%20el%20terri-
torio.pdf.>.
17
<http://www.ucc.edu.co/indesco/Documents/Pacto-social.pdf>.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 401

significativas y herramientas pedagógicas para fortalecer procesos lo-


cales y globales;18 con todas estas redes se tienen planes de acción de
corto y mediano plazos.
Cuadro 1

Cátedras libres
Cátedras libres, diálogo social
Línea de economía solidaria/celebración
Línea de solidaridad y desarrollo
del Día Internacional del Cooperativismo
Año Participantes Año Participantes Total
2014 2 400 2014 1 000 3 400
2015 4 125 2015 4 115 8 240
2016 4 230 2016 2 094 6 324
2017 3 218 2017 3 443  6 661
Total 13 973 Total 7 209 24 625
Fuente: Universidad Cooperativa de Colombia-Indesco, 2017

De esta manera, paulatina y sistemática la propuesta académica


realizada en 2012 se va convirtiendo en realidad y aunque los resulta-
dos no se han extendido a la totalidad de la comunidad académica y
en algunos casos se puedan considerar incipientes, las buenas prácti-
cas desarrolladas en los ambientes de aprendizaje y el tejido relacional
logrado con el apoyo de las tic están activando competencias institu-
cionales y un cerebro colectivo que fundamenta futuros desarrollos.
Aún forma parte de los retos conseguir que el megaproyecto, de tener
18 territorios solidarios a 2022, uno en cada campus, tenga como base
la transdiciplinariedad como forma de pensamiento y acción, y con
ello, la posibilidad de construir socialmente escenarios de desarrollo
sostenible y paz con los diferentes actores internos y externos.

18
<http://curriculumglobaleconomiasolidaria.comfsm.net/>,  <http://open-
fsm.net/projects/curriculumglobal-ecosol/project-home>.
402 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

Movimientos sociales solidarios en México

México tendrá un complejo proceso electoral en 2018, que entre


amplios sectores sociales representa la posibilidad de cambios. Con
las elecciones presidenciales, se tiene la expectativa de que se dé un
cambio social importante a partir de candidatos como María de Je-
sús Patricio Martínez –conocida popularmente como Mari Chuy– en
representación del mundo indígena mexicano mediante el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (ezln), y Andrés Manuel López
Obrador, candidato del partido político llamado Movimiento de Re-
generación Nacional (Morena). Por supuesto no está asegurado un
cambio –ni social ni económico– aunque ganara la elección alguno
de ellos, pues la forma de inserción de México en la economía glo-
bal es una determinante que no puede perderse de vista, tanto por el
vínculo con un coloso económico como Estados Unidos, como por
la presencia e importancia de China, y también por las relaciones con
movimientos sociales de Nuestra América y Europa.
Este contexto es favorable para impulsar proyectos sociales. En
ese marco, se están trabajando diversas iniciativas a partir de organi-
zaciones como la Red Nacional de Investigadores en Economía Social
Solidaria y Cooperativismo (Redcoop), y universidades como las cin-
co19 que se han integrado en el proyecto y consolidación del Doctorado
Interinstitucional en Economía Social Solidaria (diess). Hay proyectos
que se han concretado o están en marcha como el de la Banca Social
vinculado con la Caja Depac poblana. En este contexto, ubicamos las
múltiples tesis de grado de estudiantes de la Maestría en Desarrollo
Económico y Cooperación Internacional (mdeci) y del Doctorado en
Economía Política del Desarrollo, ambos posgrados del Centro de Es-
tudios del Desarrollo Económico y Social (cedes) de la Facultad de
Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

19
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de Guanajuato, Universidad Autónoma de
Aguascalientes y Universidad Autónoma de Chapingo.
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 403

Parte del trabajo de investigación que hemos estado realizando


nos ha llevado a revisar las situaciones de las comunidades en estados
como Puebla, Oaxaca, Guerrero y Chiapas, el mayor eje de pobreza
en México según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval). En este contexto también han surgido o
se han visibilizado espacios de resistencia y solidaridad, aunque toda-
vía desarticulados con el resto del país.
En Chiapas, se entiende la economía solidaria en el marco de
la defensa del territorio, los recursos estratégicos y los derechos de los
pueblos indígenas. En este estado de la República Mexicana, hay una
organización de la sociedad civil denominada Desarrollo Económico
y Social de los Mexicanos Indígenas, A. C. (desmi) que promueve la
construcción de la economía solidaria mediante el impulso al traba-
jo colectivo, la agricultura sostenible y el comercio alternativo, todo
bajo una perspectiva de equidad de género. El trabajo se realiza en
comunidades campesinas de los grupos étnicos tsotsil, tzeltal y ch´ol
de los altos, norte y sur de Chiapas.
Está también la Red por la Paz de Chiapas, que nace de la con-
vocatoria de tres organizaciones del estado: el Colectivo de Educación
para la Paz (Cepaz), la Comisión de Apoyo a la Unidad y Reconcilia-
ción Comunitaria (Coreco) y el Servicio Internacional para la Paz (Si-
paz). El objetivo de esta red es identificar las principales necesidades
de las comunidades indígenas y campesinas en cuanto a resolución de
conflictos, mediación y reconciliación.
Por su parte, en el Centro de Desarrollo Integral Campesino de
la Mixteca (Cedicam), en Oaxaca, se busca contribuir al desarrollo
de capacidades locales para la producción sostenible de alimentos,
la conservación del medio ambiente y el fomento del respeto mutuo
entre hombres y mujeres.
En Tabasco, la Sociedad Cooperativa Semillas de Solidaridad,
en el marco de la economía solidaria, brinda capacitación, formación
y desarrollo organizacional y técnico a grupos comunitarios median-
te metodologías de participación social.
Territorialmente hemos ubicado lo que podríamos llamar un
“sur solidario de México”, donde se hallan Chiapas, Tabasco, Oaxaca,
Veracruz y Guerrero, como se observa en el mapa 2.
404 rivera, macías, álvarez, licon, pérez, angoa y arredondo

Mapa 1
Regiones de México

Fuente: Elaboración propia a partir de Marco Geoestadístico Estatal, 2010, inegi.

Parte de la investigación que como colectivo estamos llevando


a cabo nos permite hacer propuestas para una regionalización desde
la perspectiva de la solidaridad en términos territoriales, ubicando las
organizaciones implicadas, incluidas cooperativas, empresas sociales,
tianguis alternativos, monedas alternativas (que ya han surgido en va-
rios estados, como Veracruz) y cajas populares de ahorro, y ya hemos
trabajado con la Caja Popular Mexicana y la Caja Depac poblana.
Un tema que surgió luego del terremoto del 19 de septiembre
de 2017 es el de la reconstrucción de las zonas y comunidades afec-
tadas, con la responsabilidad que ello implica para las universidades
del país.
Otro tema que estamos trabajando es el de la Reforma educativa
(aprobada el 12 de septiembre de 2013) y su vínculo con la pobreza, la
desigualdad y la exclusión social. Desde luego partimos del supuesto
de que no estamos por fomentar el asistencialismo, sino más bien la
autogestión.
En pocas palabras, lo que pretendemos con nuestro trabajo es
contribuir, desde una perspectiva social solidaria, fraterna y pacifis-
la solidaridad como elemento de cohesión y paz 405

Mapa 2. Sur Solidario, México

Fuente: Elaboración propia a partir de Marco Geoestadístico Estatal, 2010, inegi.

ta, a la reconstrucción de la sociedad que el capitalismo se ha encar-


gado de fracturar. Por las experiencias visibilizadas, creemos que sí
es posible, siempre y cuando seamos responsables, comprometidos,
autocríticos y abiertos a la escucha atenta de las experiencias que es-
tán estructurándose en otros lugares de América y del mundo en su
conjunto.

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