Ficha 5 Revoluciones de Independencia en Amrica Latina
Ficha 5 Revoluciones de Independencia en Amrica Latina
Ficha 5 Revoluciones de Independencia en Amrica Latina
Marcela Pérez
Desde el siglo XVI América del Sur estuvo dominada por los reinos peninsulares de España y Portugal que pasaron siglos
organizando sus respectivos imperios, extrayendo de sus territorios ultramarinos los beneficios propios del sistema colonial.
La sociedad se conformó de acuerdo a las jerarquías impuestas desde la metrópolis, y el factor étnico fue sustancial para el orden
socio-económico. Algunas instituciones abrieron paso a sectores criollos que pronto comprenderían que la autonomía política
podía ser una alternativa interesante… durante las primeras décadas del siglo XIX los criollos americanos emprenden lo que se
conoce como el “Proceso de Emancipación”.
Actividad I:
Actividad II:
Actividad III:
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5to H, UNIDAD II: las revoluciones hispanoamericanas Prof. Marcela Pérez
BOLÍVAR: LA CONCIENCIA CRIOLLA: del Colonialismo a la Emancipación
Leyendo atentamente algunos fragmentos del pensamiento de Simón Bolívar, podremos apreciar la situación en América, según la visión
de un hombre ilustrado y un criollo que lucha por la emancipación:
La preocupación por escapar a la anarquía y lograr la estabilidad teniendo por base los principios de la
Revolución Francesa: libertad, igualdad jurídica, y propiedad. (…) la posibilidad de realizar una
integración de las repúblicas latinoamericanas (…) Bolívar tuvo una confianza desmedida en la razón, y
en las posibilidades de transformación de la realidad y perdió, en ese sentido, la medida de lo posible.
En la Carta de Jamaica (6 de diciembre de 1815): “el velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz y se nos
quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas, ya hemos sido libres y nuestros enemigos pretenden
de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho y rara vez la desesperación no ha
arrastrado tras de si la victoria”(…)
Los americanos, en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan
otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuándo más, el de simples
consumidores; y aún esta parte coartada con restricciones chocantes: tales son las prohibiciones del
cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el Rey monopoliza, el impedimento de las
fábricas que la misma península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta los objetos de
primera necesidad, las trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, ni negocien;
en fin, ¿quiere Vd. Saber cuál es nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, el café, la caña, el
cacao y el algodón, las llanuras solitarias para criar ganados, los desiertos para cazar las bestias feroces,
las entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar a esa nación avarienta. (…) Estábamos
(…) abstraídos y digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y
administración del estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias;
arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares, sólo en calidad de subalternos; nobles,
sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados, ni financistas y casi ni aún comerciantes (…)
Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su
libertad y gloria. (…)
los estados del istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizá una asociación. Esta magnífica posición entre los dos grandes mares podrá
ser con el tiempo el emporio del universo: sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y
Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. (…) La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenir en
formar una república central, cuya capital será Maracaibo (…) Esta nación se llamará Colombia como un tributo de justicia y gratitud al creador de
nuestro hemisferio (…) su gobierno podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey, habrá un poder ejecutivo electivo, cuando
más vitalicio, y jamás hereditario, si se quiere república; una cámara o senado legislativo hereditario, que en las tempestades políticas se
interponga entre las olas populares y los rayos del gobierno (…) poco sabemos de las opiniones que prevalecen en Buenos Aires, Chile y Perú,
juzgando por las apariencias, Buenos Aires tendrá un gobierno central, en que los militares se lleven la primacía por consecuencias de sus
divisiones internas y guerras externas (…) El reino de Chile está
llamado por la naturaleza de su situación, por las costumbres inocentes
y virtuosas de sus moradores (…) a gozar de los beneficios que
derraman las justas y dulces leyes de una república. (…) En Perú, por el
contrario, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y
liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está
corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a
apreciar la sana libertad: se enfurece en los tumultos o se humilla en las
cadenas. (…)
las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse; al fin
obtendrán el suceso; algunas se constituirán de un modo regular en
repúblicas federales y centrales; se fundarán monarquías casi
inevitablemente en las grandes secciones, y algunas serán tan infelices
que devorarán sus elementos ya en la actual ya en las futuras
revoluciones, que una gran monarquía no será fácil consolidar, una gran
república imposible.
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo
una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con
el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una
religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que
confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es
posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos,
caracteres desemejantes, dividen a la América (…).