527 Nahualt
527 Nahualt
527 Nahualt
GEORGES BAUDOT
4 Salimbene d'Adam. (& Giano,Jourdain de. Thomas d' Ecc\eston,): 1959, p.161.166.
5 Los textos de fr. Juan del Piano Carpini y de Guillermo de Rubruck apud P. Bergeroi
p.35.
LOS FRANCISCANOS ETNÓGRAFOS 279
De hecho, la España de fines de los siglos XIV Yxv cuenta con un te
rreno idealmente abonado para explicar la gigantesca labor de los
frailes etnógrafos del siglo XVI en México. Dos influencias cruciales,
a un buen siglo de distancia la una de la otra, esclarecen esta ori
ginalidad histórica que había de repercutir tan hondamente en la
9 Georges Baudot, 1983 a, cap. n, p. 83-128, así oomo 1990 b, cap. 1, p. 13-37.
a 8 de mano de 1594. acerca de los Indios que se dan en repartimienw a los Espa,ioles, en Cartas de
. Religiosos, o.c.:]. Garda lcazba\ceta,: 1941-1944,1, núm. XXIII, p.163-167.
17 Bernarruno de Sahagún, 1989, Prólogo, vol. 1, p. 33.
LOS FRANCISCANOS E1NÓGRAFOS 287
Este análisis del trasfondo espiritual que explica en gran parte el es
fuerzo y la e traordinaria dedicación de los frailes etnógrafos, no
debe ocultarnos por cierto que la indagación etnográfica obedecía
asimismo, en buena parte, a necesidades apremiantes y más llanas,
más ordinarias, de la labor evangelizadora. Efectivamente, la inves
tigación sobre los ritos, las creencias, las estructuras sociales, las
literaturas, etc. .. de la sociedad mexicana estaba íntimamente rela
cionada con una averiguación más propiamente lingüística que era
urgentísima en comarcas pobladas por millones de hombres de idio
mas extraños a quienes se pretendía inculcar el mensaje cristiano.
Recordemos tan sólo algunos datos bien conocidos, pero perti
nentes ahora en las perspectivas de un buen reconocimiento del
entorno sahaguniano. El propio fray Bernardino reconoció haber
concebido su magna obra: "... como una red barredera, para sacar
a luz todos los vocablos de esta lengua, con sus propias y metafóri
cas significaciones y todas sus maneras de hablar... " Y el esfuerzo
288 GEORGES BAUDOT
muestránse tan hábiles y capazes que hazen gran ventaja a llJs españoles,
y sin poner dubda habrá de aquí a dos años ci,nquenta indios que la
sepan y la enseñen. .. "19 Y a contar de 1535, el año mismo de la erec
ción de la Custodia franciscana del Santo Evangelio en Provincia
del Santo Evangelio (con una palmaria alusión simbólica y onomás
tica a la provincia extremeña de los orígenes), el año de la llegada
a México de su primer virrey, Antonio de Mendoza, quien era un
decidido admirador de los proyectos utopistas fraguados por el es
píritu renacentista, el desarrollo de esta primera cátedra de latín
impartida en lengua náhuatl desembocaba en la fundación de una
institución de mucho mayor auge e importancia.
Así, el 6 de enero de 1536 el propio virrey inauguraba oficial
mente el colegio franciscano de Santiago de Tlatelolco, que por su
ubicación y su fórmula pedagógica se inscribía en una trayectoria
tan específica como originaL En efecto, Tlatelolco no era un lugar
inocente desprovisto de significados simbólicos. Considerada como
la ciudad gemela de México en tiempos prehispánicos, había conta
do con un calmecac, es decir con una institución de enseñanza supe
rior mexica, muy famoso, que había tenido entre su alumnado al
último tlatoani Cuauhtémoc, el último emperador amerindio legíti
mo de México. Y conviene destacar que fue precisamente en Tlate
lolco, ante las ruinas destrozadas de su calmecac donde Cuauhtémoc
rindió las armas el 13 de agosto de 1521, como lo evocan dramáti
camente los propios textos indígenas de la conquista. 20 Por cierto,
la ambición franciscana era aquí la de reanudar con la tradición
prehispánica del calmecac para no desorientar a los vástagos de la
nobleza amerindia y vincularse con una profunda identidad cultu
ral aborigen, a la par que procurar las posibilidades de formación
de un cursus digno de un auténtico seminario seráfico. Con la clara
meta de formar así los cuadros y mandos de una sociedad indígena,
cristianizada, pero no hispanizada.
El propio Sahagún nos ha revelado sin el menor disimulo el ori
gen amerindio prehispánico del marco educativo así definido:
"... como hallamos que en su república antigua criaban los mucha
chos y las muchachas en los templos, y allí los disciplinaban y
enseñaban la cultura de sus dioses y la sujección a su república,
tomamos aquel estilo de criar a los muchachos en nuestras
19 Carta del obispo Fucnleal al EmperadM. de México 8 de agosto de 1533 en Archivo General
de Indias (Sevilla). Audiencia de México, núm. 68, expediente 2, 3 fols., publicada en Epistola.
rio de Nueva España: F. del Paso}' Troncoso.: 1939-1943, vol. lll, p. 118. (cursivas mías).
20 G. Baudot: 1990 a, p. 161.183}' p. 197-206 sobre todo, así como M. León-Portilla,:
1989, XII!, p. 125-163.
LOS FRANCISCANOS ETNÓGRAFOS 291
22 lbidcm, p. 633-634.
2~ lbide"., p. 635.
28 Mendieta, 1945, o.c.,Lib. IV, p. 67: .....en la latinidad después de Fr. Arnaldo de
Basado a Fr. Bemardino de Sahagún y a Fr. Andrés de Olmos.. .".
29 lbidem, 1945, o.c., Lib. 11, p.183.
30 lbidem, Prólogo, p. 81.
LOS FRANCISCANOS ETNÓGRAFOS 295
38 Sobre la elaboración de dicha obra véase G. Baudot, 1983 a, p. 347-362 Y Fray Tori
bio Motolinía, 1985, Introducción, p. 71-76.
39 Motolinía, 1914, o.c., p. 273.
300 CEORCES BAUDOT
43 Motolinía, 1989.
302 GEORGFj¡ BAUDen
por ninguna manera persona alguna escriba cosas que toquen a supersticio
nes y manera de vivir que estos indios tenían, en ninguna lengua..." y el
ahinco muy particular del rey vuelve a expresarse en cédula de) 18
de septiembre de 1578; "Dése ~éduJa para que el virrei tome lo que
allá queda, treslados y originales y lo imme todo, sin que allá quede nin
gún treslado."52
Obviamente estas disposiciones tenían aplicación retroactiva so
bre las crónicas etnográficas anteriores y la misma ley del silencio
valía para ellas. El que algunos textos, como los Memoriales y la His
toria de los Indios de la Nueva España de Motolinía, o algunos
borradores fragmentarios de Olmos, o aún el truncado manuscrito
de la Relación de Michoacán lograran llegar hasta nosotros, tal y co
mo los Códices matritenses o el Códice Florentino de Sahagún, obedece
más bien a las inciertas reglas que manejan el recorrido azaroso de
los escritos prohibidos y perseguidos. Textos que logran aflorar a
veces, siglos más tarde, y cuando no, que nunca perdemos la espe
ranza de acabar por encontrar un día, enterrados en un archivo
muchas veces soñado..
52 Archivo General de Indias, PaIron<lÚJ. Minutas de /lJJales Cédulas, ramo 79. e ibidem, Au
diencia de México, n. 284. (cursivas mías).