Qué Es Ser Un Mitómano
Qué Es Ser Un Mitómano
Qué Es Ser Un Mitómano
1. Narcisismo
Este narcisismo sólo es una fachada para tapar todas sus inseguridades, es un personaje
que los mitómanos cogen ya que les hace sentirse más seguros. Desde este personaje
construyen esas historias tan atractivas que cuando los conocen suelen parecer
personas muy interesantes.
2. Baja autoestima
El hábito de mentir es una técnica de afrontamiento para encubrir una visión negativa de
ellos mismos. Es por esto, que estas personas usan la mentira para conseguir
admiración, atención y halagos del resto.
Lo que se esconde detrás de todas esas mentiras, es una persona con una o varias
heridas emocionales que no ha podido o sabido manejar. Generalmente la mitomanía es
un síntoma englobado dentro de una psicopatología, como puede ser trastorno límite de
personalidad, o algún tipo de adicción.
3. Grandilocuencia
Esta es una característica que puedes identificar fácilmente, una persona con mitomanía,
todo lo que cuenta es interesante. El tipo de discurso que desarrolla es muy
emocionante y exagerado, para generar en el otro el nivel de expectación y
admiración que estas personas buscan.
El problema de esto es que como cuentan tantos detalles e historias, es fácil que tengan
inconsistencias en el discurso y que a la persona que se lo está contando no le cuadre.
4. Recurrencia
Cuando te vas dando cuenta de ello, lo más probable es que tu relación cambie con
esta persona, y se dé cuenta de que pasa algo. Aquí es donde viene el sufrimiento
tanto del mentiroso compulsivo como de la persona a la que no para de mentir.
5. Falta de objetivo
6. Fantasía
Por ello es importante, que las personas que están alrededor de la persona con
mitomanía, no la culpen de sus mentiras, porque lo que hay detrás de ello es un dolor
emocional muy grande que no pueden sostener, y la forma que han encontrado ha sido
la mentira.
¿Qué es un mentiroso compulsivo?
Todos hemos dicho alguna vez de alguien… “cómo miente, seguro que es un mentiroso
compulsivo”. Sin embargo, ¿cuál es la diferencia entre una persona que miente y un
mentiroso compulsivo? ¿Todas las personas que mienten padecen de trastorno de
pseudología fantástica (es decir, mentira compulsiva)? ¿En qué punto radica la
diferencia? ¿Qué rasgos suelen tener en común este tipo de personas?
Todas las personas, a lo largo de nuestra etapa vital, hemos dicho alguna mentira. Ésta
se utiliza con una función, ya sea obtener un beneficio (“he estudiado todo el día,
ahora puedo salir”), evitar una consecuencia negativa (“estoy enfermo, no puedo ir a
trabajar“), las llamadas mentiras piadosas para evitar, en cierta medida, dañar a alguien
(“no eres tú, soy yo”) u ofrecer una imagen positiva (“estaba a punto de llamarte”), así
como evitar conflictos: “tienes razón”. Éstas son algunas de las razones por las que la
gente utiliza la mentira como una manera de relacionarse en la vida cotidiana.
Es importante aclarar que una persona que miente no padece por ello un trastorno, por
lo tanto, ¿en qué punto podemos considerarlo como tal?
Las personas que padecen mitomanía o mentira compulsiva son aquellas que sin una
causa específica inventan hechos o narraciones fantaseadas a causa de una necesidad
afectiva. Estas personas se valen de la mentira en situaciones cotidianas en las que no es
necesario hacerlo, y no como fin para conseguir ningún objetivo o cambio, a diferencia
de una mentira simple. En múltiples circunstancias pueden contar historias o aventuras
en cierto modo probables y cercanas a la realidad. También acostumbran a mezclar
detalles falsos y hechos reales en su narración, por lo que en muchas ocasiones resulta
complicado dudar acerca de la veracidad de sus relatos, y pueden finalmente no ser
capaces de distinguir entre sus fantasías y la realidad.
Algunos de los ejemplos más famosos son: Enric Marco, que afirmó ser víctima del
régimen nazi, llegando a estar años en un campo de concentración, dedicando su vida a
dar diversas conferencias a lo largo del mundo relatando su experiencia. También Alicia
Esteve, que afirmaba estar presente en el atentado del 11 de Septiembre, llegando a
representar a una asociación de víctimas de los atentados de las torres gemelas. En
ambos casos se descubrió que mentían.
Por tanto, ni alguien que dice muchas mentiras padece un trastorno ni tiene por qué
tratarse de una persona mentirosa compulsiva. Todos hemos empleado la mentira en
alguna ocasión, con el objetivo de obtener un beneficio. Sin embargo, los mentirosos
compulsivos no pueden evitar hacer de la mentira su modo de interacción con la
realidad, sin ninguna expectativa de beneficio personal o ganancia asociada, como
ocurriría con la simple mentira.
REFERENCIAS