Sujetomel
Sujetomel
Sujetomel
Actividades:
1.º. Aparato psíquico inconsciente.
2.º. Ello, yo y súper yo.
3.º. Personalidad, carácter y temperamento.
4.º. Pulsión tanatica.
5.º. Eros: La función de eros en el sujeto
6.º. Etapas froidianas del adolescente desde la perspectiva psicoanalítica.
Desarrollo:
Yo: Esta instancia psíquica surgiría a partir de los dos años y, a diferencia del
Ello, se regiría por el principio de la realidad. Eso significa que el Yo está más
enfocado hacia el exterior, y nos lleva a pensar en las consecuencias prácticas
de lo que hacemos y los problemas que puede generar una conducta
demasiado desinhibida. Esto hace que se enfrente al Ello para aplacar las
pulsiones que emanan de él, para lo cual utiliza los mecanismos de defensa.
cuenta con un ello y son los estímulos procedentes del mundo exterior los que
terminan por alterar aquel sector suyo que acabará convirtiéndose en el yo. Este
habrá de incorporarse algunos de los contenidos originariamente pertenecientes al
ello, traspuestos ahora al estado preconsciente, mientras que otros materiales se
convertirán en el núcleo del ello, conservando su carácter inconsciente y su
inasequibilidad. Sin embargo, el desarrollo del yo está marcado por la cesión a lo
inconsciente de contenidos que ya había asimilado, y también ante algunas nuevas
impresiones se retirará dejándoles la posibilidad de imprimir una huella únicamente
en el ello. Es esta porción del ello la que merece el nombre de lo reprimido. Una y
otra de las parcelas del ello (el “núcleo del ello” y “lo reprimido”) se solapan,
respectiva y aproximadamente, con lo congénito originario y lo que ha sido adquirido
durante el desarrollo del yo.
4.º. Pulsiones: Freud define la pulsión como: ''Un concepto fronterizo entre lo psíquico y lo
somático, como un representante psíquico de los estímulos procedentes del interior del
cuerpo, que arriban al alma, y como una magnitud de la exigencia de trabajo impuesta a
lo anímico a consecuencia de su conexión con lo somático.''
Originariamente la totalidad de la energía psíquica erótica o libido se encontraría
concentrada en un yo-ello que no habría alcanzado aún la diferenciación interna y allí
serviría al propósito de sofrenar el afán autodestructivo. El autor señala que no se
dispone de un término comparable al de “libido” para denominar la energía de la
pulsión destructiva, si bien, para cuando el Esquema fue escrito, el psicoanalista
austro-estadounidense Paul Federn y el italiano Eduardo Weiss ya habían propuesto,
respectivamente, las denominaciones de mortido y destrudo para hacer referencia a
tal concepto. Las exteriorizaciones de la pulsión de destrucción no son demasiado
para el desarrollo del aparato psíquico. Se trata de un proceso que sirve para
reorganizar las experiencias y los roles, así como las pulsiones mismas;
Período de latencia: hasta alcanzar la pubertad, y desde los seis años, se da una
intensa y espontánea sublimación de los sentimientos de la libido, lo cual facilita la
integración en la cultura;
Genital: a partir de la pubertad, una vez se configuró el edipo, los intereses
sexuales (parte de los cuales es la inclinación sexual) comienzan a desarrollarse.
Sigmund Freud (1856-1939) afirma que el individuo repite las experiencias del género
humano en su desarrollo y que están genéticamente determinadas. Un ejemplo es el
supuesto de Freud de que el complejo de Edipo sería un fenómeno universal.
Una característica biológica es la maduración de los genitales y los cambios corporales que
están determinados genéticamente y que ponen fin al período de la latencia.
Con los cambios fisiológicos se manifiesta el instinto sexual y otros fenómenos propios de la
adolescencia, que son para esta teoría, energías libidinales que buscan aliviar la tensión.
Freud considera que los cambios fisiológicos en esta etapa son los que producen cambios
en la conducta, como la aparición de la agresividad y de la torpeza.
Para Freud, esta es la etapa en que todos los instintos y tendencias sexuales se subordinan
a la supremacía genital, con el objetivo de la reproducción.
A esta etapa del desarrollo psicosexual Freud la denomina etapa genita, la cual se
manifiesta de tres formas distintas:
Para Freud, durante la pubescencia se manifiesta una segunda situación edípica, ya que el
psicoanálisis sostiene la idea de que la vida sexual de un ser humano no comienza en la
pubertad sino en la primera infancia y que la capacidad de amar puede estar determinada
en las fases pregenitales del desarrollo psicosexual.
Freud parte del supuesto de que para la formación de la personalidad, los primeros cinco
años de vida son los más importantes.
Durante la adolescencia, según esta teoría, el primer objeto serio de amor, para un varón,
es probable que sea una mujer mayor que él y para una niña, un hombre maduro, o sea que
ambos se sentirán atraídos por imágenes maternas y paternas.
Freud enfatiza la necesidad, en esta etapa, de favorecer las relaciones con el sexo opuesto,
porque los fuertes lazos de amistad con individuos del mismo sexo puede provocar una
inversión del objeto sexual.