Tema 2. La Música Cristiana Primitiva

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TEMA 2

La Música Cristiana Primitiva.

Introducción. El canto.

Liturgias primitivas orientales y occidentales.

Influencias hebraicas: La salmodia.

Audios y vídeos recomendados.

Introducción
El peregrinaje de la nueva religión desde Tierra Santa hacia el oeste durante los
primeros siglos del cristianismo va dejando toda una pléyade (grupo de una misma
época) de iglesias locales que, a pesar de compartir una liturgia común, añadían una
serie de particularidades propias que las distinguían a unas de otras. Estas
características singulares hacían que también se diferenciaran los repertorios de
su música litúrgica. Estamos en los albores de la Música Cristiana Primitiva

Si repasamos el discurrir geográfico de la liturgia cristiana desde Jerusalén hasta el


occidente europeo encontramos las siguientes etapas que definen liturgias diferentes:
 
Judea, Samaria y Galilea. Fenicia y Chipre. 
 
Asia Menor con Siria y su centro religioso, el Patriarcado de Antioquia, donde la
lengua griega sustituye al arameo como lengua litúrgica. Antioquia va a desarrollar la
salmodia antifonal y los himnos.  Estas canciones pasarán a Bizancio, de ahí
a Milán, Roma y demás centros occidentales.

El rito Antioqueno o sirio se subdividirá en dos grandes grupos. El primero, u oriental,


de las liturgias sirio-mesopotámicas, incluye el rito nestoriano y el rito malabar. El
segundo, o rito sirio-occidental, incluye los ritos maronita, jacobita, armenio y
bizantino.
 
Alejandría en Egipto. Otro importante Patriarcado que dará lugar a la liturgia copta y
a la liturgia etíope.  

Bizancio, que será reconocida en el año 395 como capital del Imperio de Oriente,
establecerá un centro nuclear para la liturgia que no será lo suficientemente centrípeto
como para evitar las diversas modalidades de la liturgia en las iglesias de Oriente. De
hecho, Bizancio, cuya liturgia está entroncada en el rito sirio-occidental dará lugar a
la liturgia griega, a la liturgia rusa, a la liturgia eslava, a la liturgia serbia, a
la liturgia búlgara, y a la liturgia ucraniana. 
 
Roma, el otro gran polo de la cristiandad, que desde la llegada de San Pedro
proporcionará las bases de la liturgia romana, será la gran unificadora de las liturgias
musicales de Occidente excepto de la liturgia Ambrosiana, a partir de que Carlo
Magno sea investido Emperador del Sacro Imperio Romano en el año 800. Pero hasta
entonces el cristianismo, en su viaje a poniente, va dejando más ejemplos particulares. 
Así, en la Galia surgió el canto galicano; en Milán el canto Ambrosiano; en la Italia
del benevento, el canto Beneventano; en España el canto visigótico o mozárabe. 
 
Para la ilustración de este artículo de la Historia de la Música Clásica, se puede
escuchar un ejemplo de canto bizantino. Concretamente la Doxología cuyo texto es
cantado en griego y cuya traducción dice así:

Gloria a la santa y consustancial 


y vivificante e inseparable Trinidad,
ahora y siempre y por los siglos 
de los siglos. 
Te alabamos, te bendecimos, 
te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias por tu gloria.
Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo
 
Manuel López-Benito

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Primitiva#:~:text=play,max%20volume

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El canto como expresividad religiosa
"El júbilo es esa melodía con la que el corazón expresa todo lo que no
puede expresar con palabras. ¿Y a quién elevar este canto sino a
Dios? En efecto, Él es lo que tú no puedes expresar. Y si no lo puedes
expresar y tampoco puedes callarlo, ¿qué otra cosa puedes hacer más
que ‘jubilar’? Entonces el corazón se abrirá a la alegría, sin utilizar
palabras, y la grandeza extraordinaria no conocerá los límites de las
sílabas. Cantadle con arte en el júbilo". (San Agustín. Comentario al
Salmo 32, 2.3)

El resultado sonoro es impresionante y difícil de describir con palabras.

Esos balbuceos que fueron germen del rico desarrollo polifónico de la


música occidental. Un propósito dirigido fundamentalmente a los aficionados
profanos en estas materias y tal vez un recordatorio para los que hayan
incursionado de forma más específica en los comienzos de la historia de la
música occidental. Un organum se produce por la adicción de voces sobre una
melodía gregoriana y el término organa es el plural que se refiere a varias de
estas composiciones musicales. Estamos en los orígenes y el proceso de
formación del Canto Litúrgico Cristiano que llegará al Canto Gregoriano.

En los siglos I-II las primitivas comunidades cristianas judías se reunían en


sinagogas donde interpretaban la salmodia hebraica cantando con
acompañamiento instrumental. Sin embargo, recibieron también la influencia
griega en el ethos de los modos y adoptaron algunas formas o estructuras
como los himnos. A pesar de ello la música mantendría sus propios rasgos
judíos: la salmodia, lectura casi declamada con relación silábica música-texto y
la cantilación o cantilena, más modulada, aunque sobre un ámbito melódico
reducido que se limitaba a enfatizar el texto y estaba condicionada al ritmo libre
de las frases. Era una música fundamentalmente diatónica, que evitaba el
cromatismo, con desaparición de la microinterválica griega y escasa
participación instrumental. Fue interesante para el devenir de la música
occidental que sus cantos monódicos a capella mantuvieran el carácter
melismático del Kyrie y del Jubilus, largo melisma sobre la sílaba ‘u’ o ‘a’ del
final del Allelúia. De él diría San Agustín "El júbilo es esa melodía con la que el
corazón expresa todo lo que no puede expresar con palabras."

Podemos ver
en la imagen cómo
una sola de esas
vocales tiene un
desarrollo melódico
mayor que el resto
del texto. No es
más que una
muestra de ese
carácter
melismático que en
ocasiones puede
extenderse mucho
más. El
mantenimiento de
los melismas en
estas y otras
piezas de la liturgia servirían más tarde como cauce de nuevas creaciones para
la música religiosa y profana.

El Imperio Romano se desdoblaba en dos núcleos importantes: Oriente,


cuyo centro será Bizancio y Occidente centralizado en Roma. Los entornos
culturales darían lugar a diferentes variantes fundamentales: las orientales de
Siria y Bizancio; las occidentales de Roma (Romana), Milán (Ambrosiana),
Francia (Galicana) y España (Visigótica o Mozárabe). Todas estas variantes
litúrgicas tendrían un periodo de desarrollo (siglos IV-V) con una diversidad
que, andando el tiempo, plantearía una liturgia común. Gregorio Magno
interesado por la unidad de culto propiciará una unificación que se desarrolló
entre los siglos VI y VIII.

La Liturgia Ambrosiana se articuló en torno a la figura de San Ambrosio de


Milán sentando ya las bases para la reforma al introducir en las iglesias de
Occidente el canto antifonal (establecimiento de dos semicoros) y los himnos.
Según San Agustín, estos rasgos
antifonales nacieron como
consecuencia de la ocupación de la
Basílica Porciana por los herejes
arrianos. La historia cuenta que, para
fomentar la unión de los fieles y hacer
más llevadera la situación, San
Ambrosio idearía que el canto fuera
ejecutado por dos coros en diálogo.
Así mismo los himnos por su carácter
silábico y melodía sencilla resultaron
particularmente adecuados. Los
himnos ambrosianos se fijarían en una
estructura básica que se ha mantenido
a lo largo de los siglos: ocho estrofas
de cuatro versos cada una,
normalmente en tetrámeros yámbicos.
El yambo, metro o pie rítmico cuya
duración silábica corresponde a la
secuencia breve-larga, se agrupaba
en cuatro para formar un verso y la
unión de cuatro de ellos daba lugar al
tetrámero. En la interpretación de los salmos cantados se aplicaba la estructura
antifonal propia con una entonación melódica, un tenor (nota repetida sobre la
que se recita) y una cláusula (cadencia que cierra la frase o un inciso de la
misma). Esta liturgia se difundió especialmente por el norte de Italia y coexistió
con la Liturgia Gregoriana unificada posterior como sucediera también en
España con el rito mozárabe centralizado en Toledo.

La Liturgia Galicana se desarrolló con Pipino el Breve y su hijo


Carlomagno. Su vida fue más corta y de menor difusión. Las escasas
referencias de esta liturgia se hallan en testimonios literarios y algunas piezas
que pasaron al repertorio gregoriano. Los escritos de Gregorio de Tours y San
Isidoro de Sevilla ilustran como fue suprimida progresivamente por el influjo de
las schola cantorum, lugares donde los niños eran adoctrinados para el canto
litúrgico. Carlomagno como continuador del proceso de unificación litúrgica
europea terminó imponiendo el canto de Roma en sus dominios. La supresión
del rito galicano tendría lugar a finales del siglo VIII cuando recibió del Papa
algunos libros propios de la liturgia unificada. Destaca, como figura importante
durante el mandato de Carlomagno, su ministro Alcuino de York cuyo cargo
incluía todos los aspectos relacionados con las artes.

El canto romano fue entendido en el Imperio Carolingio como el patrimonio


que mejor se había conservado y transmitido desde el mundo greco-latino. La
admiración que provocaba hizo que la zona franca se convirtiera en lugar de
continuación y expansión hacia el resto de Occidente. Lógicamente las
particularidades de la tradición galicana tuvieron que influir en la tradición
romana haciendo que ésta volviera transformada a su lugar de nacimiento.
Tampoco hay que olvidar el carácter oral de la transmisión de los cantos que,
por el escaso desarrollo de la notación musical y la especialización necesaria
para interpretarla, precisaba de cantores romanos conocedores de las
melodías. Un factor añadido serían las lógicas variantes que pueden darse en
cualquier proceso de tradición oral.

Por otra parte, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio


Romano de Oriente en el siglo IV erigiéndose como centro fundamental de
Bizancio en una "segunda Roma". La liturgia que comenzó a gestarse derivaba
de la romana articulándose en torno a la figura del Basileus, personaje político-
religioso unificador de la diversidad de la cultura bizantina. El derecho era
romano, la administración griega y las creencias y ritos religiosos judíos. En sus
ceremonias de carácter político-religioso las Aclamaciones se interpretaban por
poetas y músicos de la corte cuyo canto se acompañaba en ocasiones con una
especie de órgano portátil. Los dos momentos fundamentales de la estructura
de la Liturgia Bizantina eran la Leiturgia (Oficio Eucarístico o Misa) y la Alotuxia
que incluía el resto de los actos religiosos.

Un rasgo determinante es el
carácter poético de los servicios
entre los que cabe mencionar las
‘formas’ del Kontakion, Kanon y
Stichera. Un Kontakion venía a ser
una especie de paráfrasis sobre el
sermón del día que solía tener lugar
en fechas importantes del calendario
litúrgico. Su estructura, en forma de
poemas estróficos, se cantaba unas
veces con carácter responsorial
(alternancia de coro y solo) y otras
de tipo antifonal (coro y respuesta
de otro coro). El Kanon,
estructurado en nueve odas que se
cantaban de tres en tres, también
funcionaba a veces como un
comentario encuadrado en el oficio
de maitines. Otro aspecto interesante de la Liturgia Bizantina fue la
organización de todos los cantos en el Octoechos, un sistema que se
organizaba en ocho Echoi o Tonos. Hay que señalar que esos tonos deben
entenderse en clave de modalidad pues en ese momento los términos tono y
modo son sinónimos. La organización de estos ocho modelos se estructuraba
en cuatro grupos con su correspondiente variante. Las notas re-mi-fa-sol
consideradas como nota final de cada organización melódica daban lugar a
cuatro y la cuarta inferior a cada una de sus variantes. El sistema, atribuido a
Juan Damasceno, serviría de modelo para la configuración de los modos
eclesiásticos medievales. De él parten, aunque diversos errores propiciaron
que durante mucho tiempo se pensara que derivaban de los modos griegos.

Todas las liturgias mencionadas fueron gestándose hasta establecer sus


estructuras y dar lugar a una gran diversidad. La unificación de la liturgia
comenzó hacia el siglo VI con Gregorio Magno, por el interés de la unidad de
culto, para consolidarse en el siglo VIII. El resultado de la recopilación y
unificación es lo que se conoce como Canto Gregoriano.

San Gregorio debe ser considerado únicamente como recopilador y


ordenador de una liturgia que adquirió un rango de oficialidad que se ha
mantenido a lo largo de los siglos.

En esta época comienza también a establecerse el rito de la Liturgia


Romana con repertorio propio para la Misa –como acto más representativo del
culto- y para las horas del Oficio. Con Gregorio Magno se recogen ya en dos
libros fundamentales: el Gradual con el Propio de la Misa (textos variables
según el contenido de la fiesta del día, frente a los textos invariables de las
secciones del Ordinario); el Antifonario con las horas del Oficio. Es aquí donde
el proceso de unificación adquiere especial relevancia porque algunos
fragmentos de melodías del Oficio de Oriente (centones) se introducen en el
Canto Gregoriano.

La vida musical religiosa de la Edad Media se organizaba en torno a dos


estructuras importantes: la Misa y las Horas. En los monasterios y catedrales
los días transcurrían en orden a la sucesión de las horas mayores y menores.
Cada hora canónica tenía su estructura y repertorio propio siendo las mayores
(Maitines, Laudas y Vísperas) las de mayor importancia. Las Vísperas, que
cerraban el ciclo para volver a empezar con los Maitines, tenían gran riqueza
musical por la interpretación de salmos, himnos y magnificat.

La creciente fuerza que cobraba la música profana en los siglos XIII y XIV y
el interés por la polifonía pudo provocar que el Canto Gregoriano se perdiera.
Sin embargo, a pesar de la introducción de las lenguas vernáculas, la
oficialidad del latín en la liturgia contribuyó a su mantenimiento conservándose
en códices hasta el Renacimiento. Posteriormente, en el XVII y XVIII, se
mantuvo a nivel más particular en monasterios y catedrales vinculado a la
Iglesia de forma interna aunque ya no tanto a los fieles. Este mantenimiento de
la Música Gregoriana se logró a través de los Cantorales Gregorianos. Surge el
empeño por desplazar el texto para normalizar el acento fuerte de las sílabas
con el inicio de los melismas vino a corromper su libertad de expresión
melódica.

Otro factor importante fue la celebración del Congreso de Arezzo en 1882


que abría una doble orientación al estudio del canto gregoriano: teórica, para
profundizar en los aspectos técnicos y estéticos; práctica, para conseguir una
mejor interpretación. Se comenzó a trabajar sobre la rítmica gregoriana, la
paleografía, la modalidad y la semiología. Haciendo un paralelismo con la
lengua la paleografía nos instruye sobre la sintaxis gregoriana mientras que la
semiología se ocupa de los matices estéticos derivados del ductus de la
escritura.
Podemos observar en las imágenes cómo difieren los signos encima del
texto que indican los movimientos melódicos en dos tipos de notación
adiastemática (sin línea indicadora de altura).
 

Se puede visualizar así la traducción de los neumas adiastemáticos a la


notación cuadrada en tetragrama.

 
En cuanto a la rítmica del canto gregoriano la defensa más generalizada
por parte de los estudiosos es la idea común de la abadía de Solesmes como
un canto de ritmo libre. Teóricos defienden que el canto gregoriano era un
canto medido, es decir mensural.

A pesar de la imposibilidad de recuperarlo en toda su pureza y de su


aparente simplicidad monódica como adorno del texto, el Canto Gregoriano
sigue fascinando por su expresividad. 

Liturgias primitivas. Orientales y Occidentales.


¿Qué es la Liturgia?

La liturgia es la expresión pública, solemne, oficial del culto:

Las Liturgias Orientales.

El Tipo Siríaco.

El Rito Antioqueno-Jerosolimitano.

Las Fuentes.

Las fuentes más antiguas de este rito se remontan hasta los siglos IV-V. Estas
son las dos, las que provienen de Antioquía y las de Jerusalén, porque se
puede sostener que estos dos ritos litúrgicos fueron uniformes.

a) Las catequesis mistagógicas de San Cirilo de Jerusalén (+ 386).

b) La Peregrinatio ad loca sancta. Contiene la relación de un viaje a Palestina


realizado hacia el 417-419 por una monja española, Eteria.

c) Las homilías de San Juan Crisóstomo (+ 407), que pronunció, cuando


todavía era un simple sacerdote, en Antioquía el año 386,

d) Las homilías de Severiano, obispo de Cabala (f. d. después del 480), en la


odisea de Siria.

e) Los sermones catequísticos de Teodoro de Antioquía,

f) Y así como la carta de Santiago, obispo de Edesa (+ 708), a Tomás el


Presbítero sobre la liturgia siríaca de San Santiago, en uso entre los jacobitas.

g) El Testamentum Domini N. I. C., compilación de variados elementos sobre


la disciplina, el dogma y el culto, hecha de documentos más antiguos por un
autor anónimo perteneciente a la esfera monofisita de la Siria, hacia finales del
siglo V.
h) Un Ordo Missae, anterior al siglo VI, incompleto, limitado a la misa didáctica
y editado por Rahmani.

Los Textos Litúrgicos.

Los textos litúrgicos pertenecientes a este rito por ejemplo, Las Constituciones


Apostólicas. La liturgia griega de Santiago. Es un completo Ordinarium
Missae con los ritos y las fórmulas con ella relacionados, que representa
probablemente el antiguo rito litúrgico de Antioquía y Jerusalén.

 La liturgia siríaca de Santiago. La liturgia siria, algunas pequeñas


diferencias, está en correspondencia con la griega original. Los jacobitas,
además, poseen setenta anáforas, atribuidas por ellos a diversos santos y
obispos monofisitas.

La liturgia griega de Santiago cayó casi en desuso desde el siglo XII. La usan
los griegos ortodoxos una sola vez al año (23 de octubre) en Jerusalén, Chipre
y alguna otra iglesia. La siríaca, sin embargo, con casi todas las anáforas de
recambio, está siempre en vigor entre los monofisitas. Entre los católicos la
siguen:

La Misa Siro-Antioquena de las "Constituciones Apostólicas."

Misa didáctica. Los fieles se sientan en la iglesia bajo la presidencia del obispo
y del clero. Los hombres, en una parte; las mujeres, en otra. Los
diáconos, succinti et expediti, sine multa veste, desempeñan el servicio de
turno.

A toda petición, los fieles responden con la invocación: Kyrie eleison. Y se


termina la letanía con una plegaria del obispo, que implora sobre ellos las
bendiciones de Dios. Aquí termina la primera parte de la liturgia, la llamada
misa didáctica de los catecúmenos.

El Rito Siro-Caldaico o Persa.

Es cierto que la evangelización de las provincias del este de Siria


(Mesopotamia, Asiría, Persia) fue llevada a cabo por misioneros de Antioquía.
Pero la diversidad de lengua y de sumisión política dio origen muy pronto a una
liturgia particular muy importante, que se mantuvo ortodoxa hasta el concilio de
Efeso (431).

Muchos ponen como fundador al apóstol Santo Tomás; otros lo atribuyen a


una dispersión de los fieles de Persia en tiempos de la persecución de Sapor.
La liturgia malabárica, con alguna ligera diferencia, es la misma de los santos
Addeo y Maris.
El Rito Bizantino.

Loe Orígenes.

Los primeros orígenes del rito bizantino se encuentran en los ritos litúrgicos de
Cesárea de Capadocia y de Antioquía.  Precisamente en esta época, la sede
de Constantinopla estaba en vías de organización; pero, desprovista de
tradiciones litúrgicas propias, tuvo que hacerse necesariamente tributaria de
dos ritos con los cuales estaba mayormente en contacto: Cesárea y Antioquía.
Porque no debe olvidarse cómo en esta última ciudad y también en Bizancio
recibieron a los sucesores de Constantino hasta Teodosio (379-395)

 Las fuentes del rito bizantino, en su período más antiguo, son


principalmente las homilías de San Gregorio Nacianceno y de San Juan
Crisóstomo pronunciadas en Constantinopla.

El sacerdote recita en voz baja la oración correspondiente a cada una,


mientras el diácono dice algunas invocaciones entre una y otra, al que el coro
responde: Kyrie eleison. 

 La misa de los fieles. Recitadas las oraciones sobre los fieles, el celebrante y
el diácono dicen juntos el himno de los querubines (Monogenes, primera
parte). El coro, entre tanto, canta el himno querúbico (segunda parte) y al final,
el coro canta un himno (tropario).

Las iglesias orientales tienen, por regla general, un solo altar, y una ley
disciplinar muy antigua prescribe que no se puede celebrar diariamente sobre
cada altar más de una liturgia.

El Rito Armeno.

Hoy día lo forman los armeinos unidos, esparcidos principalmente en Turquía y


en Galitzia.

El tipo alejandrino.

El Tipo Copto-Egipcio y Etíope.

Los comienzos de la Iglesia en Egipto se remontan con toda certeza a San


Marcos, por lo cual no tenemos referencias sobre la liturgia primitiva de
Alejandría, los ritos de la iglesia alejandrina debieron de tener una singular
afinidad con los de Roma.

Los textos litúrgicos coptos:

Son tres liturgias atribuidas a San Cirilo, San Gregorio Nacianceno y San
Basilio. Están traducidas del griego y no se diferencian entre sí más que por la
anáfora. La más antigua es la de San Cirilo, calcada sobre la anáfora griega de
San Marcos; más ordinariamente, los coptos, tanto cismáticos como ortodoxos,
usan la de San Basilio. Características de este rito son: cuatro lecturas en la
misa; el trisagio, cantado inmediatamente antes del evangelio; la gran
intercesión con los dípticos de vivos y de muertos, inserta en el prefacio y, por
esto, bastante antes de la consagración, y la falta del Benedictas
y del Sanctus.

La iglesia de Etiopía, fundada y organizada entre el siglo IV y el V, siguió


siempre la suerte de la iglesia monofisita de Egipto. La liturgia normal de los
abisinios es titulada de los doce apóstoles, pero en realidad es una recensión
en lengua etíope de la liturgia copta de San Cirilo. Existen además unas quince
anáforas de recambio y algunos fragmentos editados por Hyvernat y por
Mercer.

Las Liturgias Occidentales.

El Tipo Galicano.

Los Orígenes.

La existencia en el Occidente latino de un rito litúrgico distinto del de Roma


encuentra las primeras alusiones hacia el fin del siglo IV y aparece claramente
por vez primera en una carta escrita el 19 de marzo del 416 por el papa
Inocencio I a Decencio, obispo de Gubbio, en Umbría, desde Irlanda hasta la
Galia, España e Italia del Norte, llegando casi a las mismas puertas de Roma,
expuestas a los influjos de la civilización bizantina, predominante en Occidente,
elaboraron distintamente, según la índole de los respectivos pueblos, un
complejo de elementos romanos, indígenas y greco-orientales, que condujeron
poco a poco a la formación de las llamadas liturgias galicanas.

El Rito Galicano.

La Misa Galicana del Siglo VI.

La misa comenzaba con un preámbulo imponente de cánticos.

Después del sermón venía la plegaria litánica, entonada por el diácono y


contestada por el pueblo.

El Rito Celta.

Con el nombre de rito celta se designa un complejo diverso de ritos litúrgicos


que durante los siglos VI al IX practicaron las iglesias de los celtas o bretones
en Irlanda, Gran Bretaña, Escocia y la península occidental de Francia (Bretaña
armoricana), adonde había emigrado una parte de los celtas, así como en las
colonias monásticas irlandesas, fundadas por San Colombano en Francia
(Luxeuil), Germania (Ratisbona), etc. Cuando San Agustín llegó en el 597 a
Kent, en Inglaterra, encontró allá una liturgia muy distinta de la romana.
 

El tipo romano.

El Rito Ambrosiano.

Es un subtipo en la liturgia de Roma.

Datos Históricos.

El apelativo de "ambrosiano" no se le da al rito milanés porque fuera San


Ambrosio su fundador, sino por el hecho de que él, el obispo más ilustre de
aquella sede metropolitana, personificó todas las grandes tradiciones religiosas
y litúrgicas, San Ambrosio fue elegido obispo, ya en la segunda mitad del siglo
IV existían allí diferencias que en muchos casos concordaban con análogos
ritos orientales.

En general, el estilo de los textos ambrosianos (oraciones, prefacios), aparte de


no pocos sacados de los libros romanos, se resiente de la sonoridad,
movimiento y superabundancia de las fórmulas galicanas; es variable, lleno de
imágenes, oratorio, muy lejos de la simplicidad y de la concisión de las
fórmulas romanas. Son también muy numerosos en el rito ambrosiano los
textos derivados directamente de troparios y cánones bizantinos, algunas
veces con su misma melodía griega original.

Cuatro partes principales de la liturgia:

1.a La misa. —el canto durante la fracción de una antífona especial


llamada confractorium; 

2.a El oficio. —

3.a Los sacramentos. —

4.a El año litúrgico. 

El Rito Romano.

No sería posible estudiar el rito romano en su cuadro histórico si no


hubiésemos antes delineado los demás ritos litúrgicos de Oriente y Occidente,
sobre los cuales ha dominado y domina él totalmente.

Así tenemos:

1.° Las fórmulas litúrgicas (lengua litúrgica, texto, aclamaciones, símbolo de


fe, doxologías, oraciones, letanías, prefacios, anáforas).
2.° Los antiguos libros litúrgicos (sacramentarlos, leccionarios,
evangeliarios, libros del oficio, dípticos, calendarios, martirologios,
antifonarios, ordines).

3.° Los libros litúrgicos modernos (misal, pontifical, ritual, breviario).

4.° Los gestos litúrgicos (!os gestos sacramentales, de la plegaria, del


ofertorio, de la penitencia, de la fraternidad, de la reverencia, de la
conveniencia, de las procesiones).

5.° Los edificios del culto y sus accesorios (basílica latina, iglesias


bizantinas, románicas, góticas, de los tiempos más modernos, adornos,
campanas y campaniles, cementerios).

6.° El altar cristiano (historia del altar, su decoración, sus accesorios, el


tabernáculo).

7.° Los vasos sagrados (cáliz, patena, copón, ostensorio, relicario).

8.° Los ornamentos litúrgicos (origen, desarrollo, vestidos interiores, planeta,


dalmática y tunicela, pluvial, accesorios, colores litúrgicos).

9.° Las insignias litúrgicas (manipulo, estola, palio, racional, mitra, báculo,


anillo, cruz).

10. El canto litúrgico (origen, formas primitivas, reforma del gregoriano,


difusión de la cantilena romana, formas medievales, notación, órgano e
instrumentos musicales).

Influencias hebraicas. La Salmodia


Los orígenes del canto litúrgico cristiano. El canto litúrgico primitivo.

El momento crucial en el origen de la música litúrgica cristiana se sitúa en el


siglo IV. En el año 313, el emperador Constantino publicó un edicto (conocido
como Edicto de Milán) por el que declaraba la libertad de cultos en el Imperio.
Doce años después, el concilio ecuménico de Nicea reunía obispos de todo el
mundo cristiano y ponía las bases de la organización de la iglesia. El progreso
fue rapidísimo: los emperadores posteriores a Constantino fueron cristianos, y
a finales del mismo siglo el emperador Teodosio prohibía los ritos paganos y
convertía el cristianismo en la religión oficial. Se pasaba así de la
clandestinidad a la asociación con el poder, lo cual suponía la celebración
pública de los cultos y su cada vez mayor vistosidad, que incluía el uso de la
música.
Comienza entonces el desarrollo de las ceremonias litúrgicas, la principal de
las cuales surge de la unión de dos prácticas primitivas: la lectura en común de
textos sagrados y la conmemoración de la última cena de Jesús de Nazaret; es
la ceremonia que más tarde se llamará misa, y en ella se incluían cantos de
diversos tipos. Por otra parte, en el mismo siglo IV se desarrolla el fenómeno
del monacato, la vida en solitario de monjes ermitaños que se dedicaban a la
oración; con el tiempo, estos monjes formarán comunidades que utilizarán el
canto como forma de oración en común.

Entre las prácticas musicales (o casi musicales) que sabemos que existían ya
en el siglo cuarto, se encuentran estas:

Cantilación:

Se trataba de una forma especial de leer o recitar textos sagrados,


entonando sobre una nota principal con inflexiones hacia el agudo o el
grave en las pausas o acentos; estas inflexiones son las cadencias.

Salmodia:

Los salmos y otros cantos, organizados en parejas de versículos, se


entonaban con fórmulas que incluían una entonación (movimiento
melódico ascendente, normalmente solo al principio del primer
versículo), una nota tenor, sobre la que se mantenía casi toda la
salmodia, y unas cadencias para la pausa intermedia (cadencia medial)
y final (cadencia final) de cada par de versículos.

Himnodia:

Los himnos, composiciones estróficas de origen griego, se incorporaron


al canto cristiano occidental durante el siglo IV. El obispo de Milán,
Ambrosio, fomentó su práctica y compuso varios himnos, según el
testimonio de Agustín de Hipona.

Iubilus:

Según Agustín, se trataba de una melodía sin palabras desarrollada en


algún momento de un canto; un melisma, pues, que aparecía en
momentos de mayor expresividad.

Las liturgias pregregorianas

Entre los siglos IV y VII se desarrollan diversas variedades de canto litúrgico en


las distintas zonas de la cristiandad. En Oriente, la organización imperial
favoreció la unidad del canto, desarrollándose así el canto bizantino; fuera de
su zona de influencia se desarrollaron las liturgias siria
oriental, armenia y copta, esta última en el sur de Egipto.
En Occidente, la situación fue bastante más compleja, especialmente a partir
de finales del siglo V, con la disgregación del imperio. Esto dio lugar al
desarrollo de diversas liturgias y sus cantos asociados:

 En Italia, entre otras, destaca la liturgia de Roma, que se conoce


como romana antigua. Al norte, la liturgia milanesa o ambrosiana, por
el nombre del obispo del siglo IV citado antes.
 En la antigua Galia y las zonas cercanas se desarrolló la
liturgia galicana, que era en realidad toda una familia de liturgias
diferentes, cada una de las cuales no se extendía mucho más allá de
una diócesis.
 En Hispania se desarrolló la liturgia hispánica, que se unificó en gran
parte en los concilios de Toledo, bajo la dirección de Isidoro de Sevilla,
durante la etapa visigótica; por esto se denomina también liturgia o
canto visigodo.
 Otras liturgias occidentales fueron la celta, en Irlanda y parte de
Inglaterra, y la africana, en la zona de la antigua provincia romana de
África, que corresponde con el actual Túnez y parte de Argelia.

Las liturgias celta y africana desaparecieron antes del nacimiento de la


notación; la romana antigua y la galicana fueron sustituidas por la gregoriana
sin haber dejado documentos escritos importantes, por lo que hay que
descubrir su presencia en códices gregorianos.

La liturgia hispánica sí dejó códices, pero en un sistema de notación que no


conocemos bien y no podemos transcribir; solo algunos cantos se incluyeron
en códices posteriores en notación descifrable. La única liturgia que se
mantuvo tras la difusión del gregoriano fue la ambrosiana.

En cuanto a las liturgias orientales, la mayor parte de ellas se han mantenido,


con mayor o menor evolución, a lo largo de los siglos.

La Salmodia es el uso de los salmos bíblicos en el culto, a diferencia de los


himnos, la creación La de canciones de manufactura humana y del uso de
composiciones poéticas y musicales extra-bíblicas en el culto. La distinción se
remonta a la Biblia misma, en la amonestación de Pablo para edificar unos a
otros a través del uso de "salmos, con himnos y cánticos espirituales" (Efesios
5:19; Colosenses 3:16), aunque no debemos asumir estos eran categorías
mutuamente excluyentes. El estudio de la salmodia es una subdisciplina de la
himnología, un extenso campo que ha ocupado la atención de los estudiantes
de música o musicólogos. La Salmodia en la Iglesia y la inclusión de los
himnos.

En el culto bíblico, los salmos se cantaban o recitaban. No sabemos


exactamente cómo esta música sonaba, aunque la investigación reciente ha
confirmado la similitud entre la música Hebraica y antiguas formas de canto
cristiano.  Los salmos forman parte de la liturgia desarrollada de las iglesias
orientales y occidentales, junto con la himnodia que es parte de la Iglesia
Griega y Latina. En la iglesia occidental, los salmos encontraron un uso más
regular dentro de los cultos periódicos diarios de las comunidades monásticas.
La herencia católica del canto, a menudo llamado canto Gregoriano debido a la
influencia del Papa Gregorio Magno (540-604), incluye el uso de los salmos
cantados en una norma de "tonos o melodías" de acuerdo con las reglas
convencionales.

Esta música fue realizada por coros de clérigos o miembros de las órdenes
monásticas, que habían desarrollado las habilidades necesarias.

Originalmente, los salmos se cantaban monofónicamente, es decir, con una


melodía sin armonizar, o "canto llano." En la Edad Media se introdujeron voces
adicionales, con dispositivos tales como contrapunto (una melodía diferente
simultánea) o organum (un tono sostenido sobre el cual otros cantaban la
melodía). La desviación de la forma más sencilla de cantar los Salmos fue
rechazada por los que creían que algo más elaborado en detalle musical no era
correcto en su aplicación y por lo tanto degrada el culto de Dios.

Esta salmodia temprana era exclusivamente vocal. Es paradójico que los


salmos, que tan a menudo mencionan el uso de instrumentos musicales en la
alabanza de Dios, fueron cantados por siglos en la iglesia sin acompañamiento
instrumental. Hoy en día tanto las iglesias ortodoxas orientales y algunos
grupos protestantes Reformados no incluyen instrumentos musicales para uso
en el culto.

Con la Reforma Protestante del siglo XVI llegó el empuje de involucrar a todos
los fieles, no sólo el clero, en la música de culto. Pero había diferencias entre
los movimientos de la Reforma sobre el tipo de música que debe ser usado en
el culto. 

Los Luteranos y los pietistas de habla alemana desarrollaron una tradición de


himnos, la producción de grupos corales con textos devotos libremente
compuestos. También hicieron un mayor uso de los instrumentos, en especial
el órgano. Sin embargo, los Calvinistas de habla francesa de Ginebra
realizaron una visión más estricta de lo que era aceptable en el culto y limitaron
su música a los salmos, himnos bíblicos del Nuevo Testamento y algunas otras
porciones de las Escrituras con exclusión de los instrumentos como corolario.
Los Reformados enfatizaron la responsabilidad de la congregación, en su
conjunto, para la expresión de culto en lugar de profesionales capacitados.

Pero las convenciones musicales habían cambiado con la llegada del


Renacimiento, y la gente estaba ya familiarizada con la música secular
marcadas por melodías medidas en lugar de canto no medidos. Para habilitar a
la congregación a participar en los salmos, era necesario refundirlos en una
estructura métrica cantable e introducir la rima para que sea fácil y practica el
canto de los Salmos. Sin embargo, el énfasis Calvinista en la autoridad de la
Palabra de Dios entendió esta práctica como problemática, ya que requiere la
alteración del texto bíblico, destruyendo el paralelismo Hebreo. 

El objetivo establecido se convirtió en producir la Salmodia cantable mientras al


mismo tiempo cambiar las palabras de la Biblia lo menos posible, aunque en la
práctica los mejores resultados se obtuvieron a menudo a través de una ligera
alteración. La Salmodia como una forma de canto congregacional llegó a su
máximo desarrollo en el idioma Inglés. La Iglesia de Inglaterra vino bajo una
pesada influencia Reformada, lo que condujo finalmente a lo que conocemos
como el movimiento Puritano con su énfasis en el gobierno de la iglesia y el
culto de acuerdo a los patrones del Nuevo Testamento. En las primeras etapas
de la Reforma Inglés, se introdujo la Salmodia métrica. 

Otra forma de salmodia que se desarrolló durante este período fue de canto
Anglicano, que era no métrico y por lo tanto resuelve el problema de la
necesidad de modificar el texto bíblico. El canto anglicano tenía la ventaja de
conservar el paralelismo Hebreo de los salmos, pero ya que se adapta más
para los coros que para los cantos de la congregación, no fue aceptada por las
iglesias "no conformistas" Puritanas que surgieron de la Reforma Inglés. En los
Estados Unidos, la Iglesia Episcopal siguió utilizando los salmos métricos.
Los primeros salterios en Inglés, al igual que la salmodia del canto llano o
simple, eran casi exclusivamente vocales. 

Los órganos se encontraban en sólo unas pocas de las catedrales e iglesias


más grandes. Aunque muchos líderes Reformados eran expertos en música,
ellos creían que los instrumentos eran apropiados sólo para la música secular o
para la devoción personal y no para el culto público. En el servicio de la iglesia,
un líder (en Inglaterra el secretario de la iglesia, en Nueva Inglaterra diácono o
"chantre") "establecería el tono" que la congregación seguiría. Más tarde
algunos instrumentos comenzaron a ser utilizados, comenzando con el tubo de
lanzamiento y bajo de viola ("el bajo de la iglesia"), después los instrumentos
agudos tales como la flauta. A excepción de algunas iglesias episcopales, los
órganos no fueron introducidos en Nueva Inglaterra hasta mediados del siglo
XIX. Los originales libros de Salmos que contenían la música imprimían solo la
melodía.

El primer Salterio de América, el libro entero de los Salmos fielmente Traducido


en Inglés Métrico, fue producido por los Puritanos de la colonia de la bahía de
Massachusetts a comienzos de 1640. Se le conoce como el libro del Salmo de
la Bahía, sería el primer libro que se imprimiría en Norte América de habla en
Inglés. Esto no incluyó música, pero se recomendaba  el uso de las melodías
para que aprendan en las fronteras del Nuevo Mundo en donde la formación
musical no estaba fácilmente disponible a los colonos.

La primera oleada de emigrantes de Inglaterra a las colonias de Plymouth y de


la Bahía y a Connecticut había incluido a personas de educación y la formación
musical, pero las duras condiciones de vida en la frontera significaba que la
gente ya no poseía la habilidades necesarias para el canto de alta calidad.
Muchos no podían leer, mucho menos leer música, y los libros de salmos - rara
vez disponibles en cantidad suficiente - a menudo carecían de notación
musical. La corriente de nuevos emigrantes por razones religiosas, que podrían
haber traído con ellos las habilidades necesarias, disminuyó una vez que los
Puritanos y la influencia de los Independientes llegaron al poder en Inglaterra
con el protectorado de Oliver Cromwell (mediados de 1600).
En muchas parroquias, por lo tanto, el canto alcanzó un punto bajo. El número
de melodías conocidas de los salmos para la congregación típica se redujo en
gran medida, y se limitó a los metros más simples. Las melodías de los salmos,
originalmente vigorosas en un tiempo, se desaceleró dando todas sus notas a
una igual longitud, supuestamente en aras de la solemnidad. A raíz que la
gente ya no podía leer música desarrollaron la práctica del diaconado del
salmo. Es decir, el líder leía una línea de texto, y a continuación, lo cantaba y la
gente lo repetiría.

Audios y vídeos recomendados.


https://youtu.be/swR-MzOh4b8

https://youtu.be/pYQmpxrILJ4

Fuente genérica.

https://musicaenmexico.com.mx/historia/romper-silencio-los-primeros-cantos-
cristianos/

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