Bloque 5-Jesucristo Es El Camino
Bloque 5-Jesucristo Es El Camino
Bloque 5-Jesucristo Es El Camino
Lectura de las páginas 210 al 214 del catecismo “Testigos del Señor”.
Lectura de la Guía básica del catecismo: Pág. 225. Jesucristo es el camino
Objetivos:
Introducción al último bloque del Catecismo “Testigos del Señor”
Conocer profundamente en qué consiste la vida cristiana y sus exigencias teniendo como modelo a
San Pablo.
Profundizar en el sentido de los Mandamientos de Dios
Hacer una síntesis vital de los principales contenidos y de los rasgos de la vida cristiana
Lectura del tema 37 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 214-219
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 227-230
Objetivos:
Conocer la figura del apóstol San Pablo
Asimilar que el encuentro personal con Cristo es el encuentro clave para anunciarle.
Conocer el significado del acontecimiento de Pentecostés y ubicar su celebración en el año litúrgico.
Valorar el aliento del Espíritu Santo en nuestra oración.
Introducimos el tema del siguiente modo: Comenzamos esta nueva etapa catequética conociendo más cerca un
personaje histórico muy querido y conocido por todos. Es San Pablo. (Podemos entablar un pequeño coloquio
con los chicos para ver qué recuerdan de este gran apóstol de los gentiles). Dejamos que ellos hablen. De años
anteriores, o de misa, ¿Qué recordáis de San Pablo? Nosotros podemos intervenir para aclarar o rectificar.
Cuando se haya hablado suficiente les invitamos a abrir el catecismo por la página 214. Y contemplamos la
imagen…
Después les podemos aclarar con estas o semejantes palabras: Esta imagen corresponde a San Pablo es una
escultura que se encuentran en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Lo que vemos en su mano izquierda es un
pergamino, que representa el Evangelio que él se dedicó a predicar desde su peculiar encuentro con Cristo
resucitado. Pero como san Pablo es un personaje histórico muy importante para nuestra fe, lo vamos a conocer
bien. Si os fijáis en los ojos de la escultura ¿hacia dónde van dirigidos? Efectivamente hacia la Palabra que tiene
que predicar; y en su cara podemos ver su carácter duro, fuerte. No era un chichiribaila, era un auténtico hombre.
Un hombre hecho y derecho que se encuentra con Jesús y abandona su vida por Él. Cuando Pablo se queda ciego,
Ananías, a quien el Señor lo mandó para cuidarle, le dijo, lo que está escrito en el cuadro naranja... ¿Quién lo lee?
También nosotros debemos de ser testigos de los que hemos visto y oído en estos tres años especiales de
catequesis. ¿Habéis tenido la oportunidad de anunciar a Cristo en algún momento? ¿O de defenderle cuando se
meten con Él o con la Iglesia? (raramente algún chico contará su experiencia, seguramente porque no la han
tenido, es el momento de preguntarles que para qué están aquí si no son capaces de defender lo que creen?
¿Preguntarles que si van a seguir así no es mejor no recibir el Sacramento de la Confirmación, para no engañar a
nadie? Prepararnos para confirmarnos es prepararnos para ser testigos del Señor Resucitado. Terminamos
diciendo que San Pablo es quien nos provoca nuestra vivencia cristiana.)
Una vez terminado el diálogo, seguimos leyendo la página 215. Donde nos cuenta la narración de lo que le
sucedió a San Pablo cuando se encontró con Jesús resucitado. Leemos toda la página.
Al terminar, les explicamos con nuestras palabras lo que hemos leído y después mantenemos un amplio diálogo
sobre ello.
Podemos decirles; lo que acabamos de oír fue lo que le sucedió a San Pablo, pasó de ser perseguidor de los
cristianos, e incluso estuvo presente en la muerte del diácono San Esteban. Era auténtico odio lo que sentía por los
cristianos, y se convirtió en un verdadero cristiano. Un día, de pronto, una luz cegadora le derribó del caballo
cuando iba de camino a Damasco, diciéndole: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Era Jesús resucitado el que se
le apareció a San Pablo.
Hemos leído que se quedó ciego, allí, unos seguidores de Jesús, unos cristianos de Damasco recogieron a Pablo, le
hablaban de Jesús, a quién él perseguía; y a los pocos días, el mismo, pedía ser bautizado. Ananías fue el
que le bautizó.
Desde aquel momento Pablo se convirtió, de perseguidor tenaz de los cristianos, en un apóstol,
defensor del Evangelio. A partir de aquel día comenzó a predicar el Evangelio, primero en las sinagogas
y luego por todo el Mediterráneo, viajando incansablemente. Incluso hizo el proyecto de venir a España.
En una carta que escribe a la Comunidad de Roma (en el año 56), les dice:
“Ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones y deseando vivamente desde hace muchos
años ir donde vosotros, cuando me dirija a España espero veros al pasar [...] Así que una vez terminado
este asunto y entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España” (Ro. 15, 23-28).
Podemos mantener un dialogo grupal sobre la persona de Pablo, a quien ahora conocen bien. Les
podemos preguntar: ¿Qué os parece lo que le ocurrió a San Pablo? ¿Qué quiere decir el Señor con la
pasajera ceguera de Pablo? ¿Y sobre su intención e venir a España?
Seguimos aclarando con nuestras palabras: Pablo fue testigo de la Resurrección, porque el Resucitado se
le apareció y el encuentro con él le cambió radicalmente la vida. Ya no pudo dejar de anunciar lo que
había visto y oído, e incluso dar su vida por Jesús.
Pasamos ahora a las páginas 218-219 para ver de modo ilustrado “los viajes de san Pablo”. Les
invitamos con estas palabras a que abran las páginas correspondientes para conocer los viajes que san
Pablo hizo para anunciar a Jesús Resucitado: Vamos conocer los cuatro viajes que hizo San Pablo por el
Mediterráneo, para recorrer algunos lugares como Galacia, Grecia, Éfeso… hacemos una lectura
detenida y lo comentamos en el mapa.
Para ser testigos del Señor, tenemos que estar llenos de Él, y para estar llenos de Él tenemos que pedir la fuerza
del Espíritu Santo, por eso terminamos nuestra catequesis rezando una oración al Espíritu Santo, la encontramos
en la página 310.
Tema 37.2. PABLO, ESCOGIDO PARA ANUNCIAR (2ª sesión)
Tarea previa del/la catequista:
Lectura del tema 37 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 148-151
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 214-219
Objetivos:
Conocer la figura del apóstol San Pablo
Asimilar que el encuentro personal con Cristo es el encuentro clave para anunciarle.
Conocer el significado del acontecimiento de Pentecostés y ubicar su celebración en el año litúrgico.
Valorar el aliento del Espíritu Santo en nuestra oración.
Hoy vamos a comenzar la catequesis con un rato de oración meditativa, bien preparada, podemos poner unas
velas encendidas con una Biblia también abierta; alguna música tranquila con el móvil. Puede ser muy importante
hacer esta oración para que conozcan más profundamente la persona de San Pablo y sigan su camino
profundizando en la conversión, así como para mover el corazón y el deseo del grupo hacia el encuentro con
Cristo.
Podemos llevar este esquema. Sentamos a los chicos, creamos ambiente de oración e invitándolos a ello.
Encendemos las velas, ponemos la Biblia. Controlamos la respiración y les leemos la vocación de San Pablo que
recoge el Libro de los Hechos de los apóstoles 26,14-16, se trae todo preparado. Y como meditación se hace la
oración del apartado “Solo somos cristianos si nos encontramos con Cristo”. Todo lo leerá su catequista.
Dejamos tiempo para que respondan internamente a las preguntas. No durará la oración más de 15 minutos
Una vez terminada la oración, se recoge todo el material, les invitamos a sacar los catecismos, y entonces
revisamos el rato de oración que hemos tenido.
Después les invitamos a abrir el catecismo por la pagina 216. Antes de leer se lo introducimos con estas o
semejantes palabras: Cuando San Pablo sintió la llamada del Señor, su vida cambió radicalmente, y se convirtió en
testigo del Señor. San Pablo comprendió perfectamente que Dios cumple sus promesas; el anuncia que lo más
importante es que Jesús, el Mesías, prometido, y descendiente de Abrahán y David, es el Hijo de Dios que nos ha
salvado muriendo y resucitando por nosotros. Así se cumplieron todas las escrituras. Esto era el centro de su
mensaje
San Pablo llegó a escribir 13 cartas contando esto, el Misterio de la Muerte y Resurrección del Señor por nosotros.
Vamos a leer con más detalle todo esto en la columna de la página 216.
Como vemos la predicación principal de San Pablo, no es su propia vida, si es apóstol es para que anuncie a
Cristo muerto y resucitado, y para explicar que con este hecho las promesas de Dios ya se han cumplido. Y este
mensaje lo lleva san Pablo recorriendo países que no conocía, ni lenguas que hablaba, pero siempre encontraba
formas de llegar a los oyentes y decirles que el Señor los quería y que había entregado a su propio Hijo por ellos.
Cuando Pablo creaba pequeñas comunidades de cristianos en las ciudades, después cuidaba de ellas, y les
enviaba cartas una veces para animarlos, otras para corregirlos, otras para que se ayudarán unos a otros….
Lo leemos en la página 216 y nos damos cuenta de lo importante que fue la persona de San Pablo para la
expansión de la Iglesia.
Diálogo: El desarrollo del tema nos dispone a lanzar algunas preguntas al grupo.
Y vosotros ¿os sentís evangelizadores en vuestros ambientes?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿nos cuesta?
Hablamos sobre ello. Les animamos a ser evangelizadores como san Pablo lo fue.
Vosotros sabéis que hay chicos y chicas de vuestra edad que han abandonado la fe, que no quieren
saber nada de esto. ¿Lo sabéis? Pues san Pablo se dirigía a estas personas principalmente, e iba a las
plazas y calles donde le vieran y también donde corriera el riesgo de poder ser rechazado. ¿Pensáis
que juntos podríamos hacer un proyecto evangelizador para estos jóvenes alejados de la fe? ¿”Cómo
podríamos montar nuestro viaje misionero particular”? ¿A quién nos dirigiríamos? ¿En que podría
consistir? ¿Cuándo lo podríamos hacer?
Mientras que lo pensamos, yo os voy a explicar una experiencia misionera de jóvenes que se hace en algunos
sitios; se llama “Centinelas de la noche”. Esto lo hace un grupo de jóvenes con sus sacerdotes, consiste en tener
las puertas de la iglesia abiertas por la noche, para que todas las personas que quieran dedicar un momento a la
oración, la meditación, el silencio y el diálogo con el Señor Sacramentado. En un momento, los jóvenes salen con
invitaciones a los bares, los pubs, las plazas y buscan a otros jóvenes para que vayan a visitar al Señor. En esta
invitación hay muchas sorpresas. Hoy, los verdaderos apóstoles entre los jóvenes son los mismos jóvenes que
invitan a encontrarse con el Señor.
Algo así podríamos hacer con los chicos y chicas que están alejados de la fe. ¿Qué es parece esta propuesta?
¿Tenéis otra propuesta que podemos hacer como hacer como testigos del Señor? (Podríamos quedar hoy en
alguna propuesta o bien que la traigan escrita en su Cuaderno de Vida para la próxima semana).
Leemos la página 217, el apartado Orar con San Pablo. Al terminar podemos decirles estas palabras: Muchas
veces habéis escuchado de vuestros catequistas la importancia de la oración para la vida del cristiano, hemos
leído cómo San Pablo oraba dando gracias a Dios; pero lo más importante es que Dios nos ayuda a orar si nos
ponemos en sus manos. Podemos orar por la mañana por la noche, algunos minutos, si es posible cerca del
Sagrario. Para entrar en relación con Dios debemos poner nuestro tiempo a su disposición, no ir con prisa.
Hoy chicos, hemos orado al principio con San Pablo; hemos oído su vocación y hemos conocido sus viajes y
también queremos hacer suyo nuestro proyecto misionero y por último nos ha enseñado a orar. No olvidemos
nunca a San Pablo y recordad que casi todo los domingos, en las segundas lecturas, leemos un trocitos de una de
las cartas de san Pablo a una de sus comunidades
Nos cogemos ahora de las manos y juntos oramos la oración que Cristo nos enseñó.
Tema 38.1. TENED LOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS (1ª sesión)
Tarea previa del/la catequista:
Lectura del tema 38 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 148-151
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 231-234
Objetivos:
Reconocer que ser cristiano implica seguir a Jesús con una vida moral recta.
Comprender el sentido del texto de las Bienaventuranzas.
Conocer las normas que deben seguir siempre la conciencia.
Descubrir y memorizar las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad.
Lectura del tema 38 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 148-151
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 231-234
Objetivos:
Reconocer que ser cristiano implica seguir a Jesús con una vida moral recta.
Comprender el sentido del texto de las bienaventuranzas.
Conocer las normas que deben seguir siempre la conciencia.
Descubrir y memorizar las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad.
Después de recordarles la primera parte del tema entramos en la segunda parte que comienza con las VIRTUDES
TEOLOGALES. Invitamos a los chicos a leer el apartado “La fe, la esperanza, el amor, la más grande es el amor”.
Leemos y al terminar explicamos con nuestras palabras: Mirad chicos, para ser y vivir como Hijos de Dios,
necesitamos la asistencia del Espíritu Santo… ¡Cuánto hemos hablado en estos años del Espíritu Santo! Pues Él, es
el que nos posibilita el vivir como hijos de Dios; sin Él, no somos nada. Si pedimos al Espíritu Santo que nos ayude,
y se lo pedimos de verdad en la oración, Él nos transformará interiormente y nos dará las virtudes que nos
vinculan a Dios. Pero esto es solo posible si se lo pedimos al Espíritu Santo. Las virtudes que nos da son Fe,
Esperanza y Caridad. Por la Fe creemos en Dios y en su Iglesia, y en todo lo que nos ha revelado el Señor. Por la
Esperanza deseamos con firmeza la vida eterna donde viviremos con Él y mientras tanto lucharemos por un
mundo más justo; y la Caridad que nos hace que amemos a Dios sobre todas las cosas y a nuestros prójimos como
a nosotros mismos.
En el proceso catequético ahora se convierte en muy importante el testimonio de su catequista. Facilita que los
chicos tengan un modelo cercano como ejemplo de virtudes y como referencia para la formación de la
conciencia. Su catequista puede explicarles su propio recorrido de fe; lo que significa para su vida las virtudes de
la Fe, la Esperanza y la Caridad…. Puede hablar a los chicos de su relación con el Espíritu Santo que es el dador de
todo bien.
Después de dar su testimonio, el catequista les invita a memorizar las tres virtudes teologales y su sentido; es
bueno que ahora les preguntemos a ellos sobre las virtudes, su definición y su sentido. Hagamos énfasis en
hablarles que sólo es posible con la asistencia del Espíritu Santo.
Comenzamos invitando a los chicos a leer el apartado: “las Bienaventuranzas, la auténtica vida cristiana”. Una
vez leído les explicamos con nuestras palabras:
Seguramente nos ha extrañado alguna de las expresiones que acabamos de leer en las Bienaventuranzas, como el
llorar, el sufrir o el ser perseguido para ser feliz, es verdad. Pero desde que el hombre es hombre siempre ha
estado en la búsqueda constante de la felicidad, y todo lo hace girar en torno a ella, esta necesidad no ha
cambiado a través del tiempo, ya que desde siempre, en el mundo, el tener más riquezas y un mayor poder, ha
supuesto tener mayor bienestar y fama.
En contraste a este concepto, nos encontramos con que, la felicidad según Dios, es movida más bien por
sentimientos internos que se experimentan y causan bienaventuranza en la persona. Lo tienes que sentir
realmente en tu corazón.
Es por esta razón que Jesucristo pronuncia las Bienaventuranzas, desde el Monte de las Bienaventuranzas, un
lugar cerca del Mar de Galilea, ante sus discípulos y una gran cantidad de fieles, con el único fin de corregir los
pensamientos de lujuria y codicia que tenían, y enseñándoles que las personas más felices no son los más ricos y
poderosos, sino los más humildes, misericordiosos y los que aman al prójimo.
Cristo señala el camino de las Bienaventuranzas como el único camino para ser plenamente felices.
Junto con los mandamientos de la Ley de Dios, las Bienaventuranzas son la principal referencia de vida para los
cristianos. Es decir, cuanto más bienaventurados seamos, más cerca estamos de Dios; cuantos más
mandamientos cumplamos más unidos estaremos a Él.
Podemos mantener un diálogo con los chicos del grupo preguntándoles sobre si el dinero da la felicidad; si los
ricos son más felices que los pobres. Si no están de acuerdo con estas afirmaciones, preguntarles porque las dijo
el mismo Señor Jesús. Mantener el diálogo sabiendo que la verdadera felicidad está en vivir las Bienaventuranzas.
Y por último, si vamos repasando una a una todas las bienaventuranzas, nos daremos cuenta que cada una de
ellas describen el rostro de Jesús.
Entonces ¿Realmente podemos ser felices con las Bienaventuranzas? En la primera parte del Sermón del Monte,
Jesucristo se dedica a bendecir y señalar quienes son bienaventurados, en la segunda parte indica a aquellos que
son bienaventurados por sus acciones y por último qué gracias reciben aquellos que son bienaventurados.
Al final de cuentas, no se trata de ser bueno para ser feliz, se trata de ser feliz para ser bueno, y esto se consigue
cuando somos de corazón bondadoso, honestos, honrados, sufrimos el dolor del prójimo, reflejando en cada una
de nuestras acciones el amor a Dios, que es el ingrediente principal para encontrar el camino a la felicidad.
Por ello las bienaventuranzas no reemplazan a los 10 Mandamientos, sino que los lleva a su plenitud, porque
representan la voluntad de Dios para con nuestras vidas, y así conseguir el camino a la felicidad que es el camino
al cielo.
Todo esto que estamos hablando hoy, las Virtudes… las Bienaventuranzas…. son caminos que nos llevan a seguir a
Cristo. Sabemos que en muchas ocasiones las pasiones, los enfados, las envidias, las peleas nos llevan a
apartarnos del camino del Señor, para eso el mismo Dios puso la solución, el confesarnos. La confesión ya
sabemos que es el Sacramento que nos renueva y nos pone en camino.
Leemos ahora el apartado “Seguimos a Cristo con todo nuestro ser” que nos dice lo que acabamos de comentar.
Lectura del tema 39 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 224-227
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 235-238
Objetivos:
Comprender el sentido cristiano de la expresión “pecado”.
Distinguir entre pecados mortales y veniales.
Reconocer los propios pecados y celebrar el Sacramento de la Penitencia.
identificar los obstáculos que se presentan a nuestra oración.
Comenzamos el tema y abrimos el catecismo por la página 225. Invitamos a ver la imagen y les preguntamos, sin
haber iniciado el tema, ¿qué nos quiere decir esa imagen de agua? Seguro que hablaran de agua, de vida, de
frescor, limpieza, pureza. Podemos empezar de este modo:
Mirad chicos, esta imagen del catecismo nos dice muchas cosas que nos ayudarán a iluminar nuestro tema de
hoy; que os parece la fotografía, ¿que nos quiere decir? Dejamos hablar. Cuando hayan hablado, les lanzamos
otra pregunta, ¿para qué sirve el agua? (pueden decir… para beber, para limpiar, para curar, para regar, para que
germine el campo…). Nosotros apuntamos lo que han dicho y luego se lo repetimos añadiendo algún favor más
del agua y terminamos explicando bien lo que metafóricamente nos habla la lámina. Les decimos: “Toda esa
riqueza del agua que cae por la ladera de la montaña, la va llenado de vida a su paso. Fijaos la fuerza del color de
las plantas, ese verde intenso de la ladera y los árboles. Nos imaginamos, aunque no lo veamos, la vida que lleva
consigo el agua… los insectos, las pájaros, algún que otro mamífero y seguramente algún pez. Y es que el agua es
la vida, da vida, regenera la vida.
Para nosotros creyentes, creemos firmemente que la gracia de Dios nos inunda como el agua a la montaña. Igual
que esa agua cae a su peso sobre la montaña, Dios manda su gracia, a raudales sobre nosotros. Jesús nos ha
liberado del pecado, el principal mal que nos amenaza, y nos ha salvado entregándose por amor. Desde entonces,
el ser humano vive bajo la gracia; y entonces les preguntamos, ¿sabéis qué quiere decir la gracia de Dios? ¿Sabéis
de lo que estamos hablando? Dejamos que hablen, luego aclaramos.
El concepto 'GRACIA' viene del griego “charis” y tiene que ver con “regalo”, o “dádiva” o “algo recibido no
merecido”. En una palabra, gracia, sería eso un “don”. Nosotros estamos acostumbramos dar regalos a quienes
queremos y se lo merecen, pero este regalo, esta dádiva, este don que Dios nos regala, es un regalo muy especial,
se trata de la salvación es un "regalo / don divino" del cual nadie es merecedor y por eso es Gracia. Si las
personas merecieran la salvación esta ya no sería una gracia, un regalo, o un don sino un salario, o pago por un
trabajo o por algo.
Pero para nosotros no es así, Dios, por la ofrenda en la Cruz de su Hijo, nos regaló la salvación. Como dice San
Pablo, “antes no estábamos salvados, ahora por Cristo resucitado, lo estamos” Por tanto, el hombre que camina
por el mundo, por el pueblo, por la calle debe saber que está salvado por pura gracia. No lo merecíamos,
nosotros habíamos roto la relación con Dios, hace siglos y siglos, fue el hombre quien tomó la iniciativa de no
querer nada de Dios; pero Dios nos buscó y salió a nuestro encuentro, no quería que sus hijos, nosotros, que
somos inteligentes, libres y aptos para dirigirnos hacia la verdad, el bien y la belleza, el amor y el ser felices, no
podíamos seguir viviendo bajo el peso de la muerte y el final de nuestra vida fuera el quedar enterrado en el
cementerio. El pecado ganó el corazón del hombre y se lo llevó al abismo de la muerte. Por eso Dios, que nos
quiere muchísimo, porque somos hijos suyos creados a su imagen, no nos podía dejar en el misterio de la muerte
y el pecado; y para solucionar esta ruptura mandó a su Único Hijo, a Jesucristo, que después de anunciar el
Reino entregó su vida en la cruz, como un malhechor. Pero Dios Padre, con el Espíritu Santo, le resucitó al
tercer día, y con su resurrección, lo que estaba separado se volvió a encontrar. Jesús venciendo a la muerte, y
resucitando a la vida, nos abrió el camino para que nosotros, después de morir sigamos viviendo junto a Él, en su
presencia. Esto que es inmerecido por parte del hombre se llama GRACIA, REGALO, DON…. Dios nos ha salvado
de la muerte eterna dándonos la vida para siempre junto a Él. Decidme si es un regalo impensable lo que Dios ha
hecho con nosotros. Pensar esto es emocionarse. Somos lo que somos por pura gracia.
Esta parte del tema es importantísimo que lo entienda bien el grupo, que reconozcan que todo es Gracia; que lo
que somos es gracias a un regalo de Dios que nos quiere como hijos porque estamos creados a su imagen y
semejanza.
Terminamos el análisis de la lámina de la página 225, leyendo el recuadro de San Pablo a los romanos que nos
viene a resumir lo que hemos estado hablando hasta ahora y nos introduce en otro nuevo tema.
Efectivamente la Gracia es un regalo de Dios que podemos olvidar e incluso perder. Dios nos ofrece la salvación
pero nosotros vivimos libres lo hacemos como si esto no nos importara o no le hacemos caso. Eso mismo le
ocurrió al pueblo de Israel cuando estuvo andando por el desierto buscando la tierra prometida; en aquel
momento, aunque sabían que Dios estaba con ellos, hubo momentos de desesperación, de abandono, de
búsqueda a otros dioses de barro, de hacer un toro de bronce porque creían que Dios los había olvidado. Por eso,
Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, como una ley o norma para que los israelitas no perdieran su
relación con Dios ni con el prójimo…. Más tarde Jesús, sin abolir la ley antigua, trae una nueva Ley
fundamentada en el amor a Dios y al prójimo. Con vivir los Mandamientos de Dios cada día no se gana la
salvación, eso es lo que hay que vivir, pero nuestra salvación solo es por la Gracia de Dios… cuando vamos
creciendo en la fe, y en la relación con Dios se va renovando la Gracia en nosotros, nos anima y nos da fuerza para
seguir en ese camino. Por tanto, nuestra vida estará siempre en manos de Dios. Mientras tanto nosotros
debemos de intentar vivir el Sacramento del amor y los Mandamientos, y agradar a Dios en lo que hacemos y
vivimos, y lo demás nos vendrá por su gracia y amor.
Para resumir todo lo que hemos explicado hasta ahora leemos los tres primeros párrafos de la página 224. Todo
lo que lean ahora está ya explicado. Al terminar de leer, preguntamos si hay dudas. Aclaramos y seguimos dando
otro paso adelante en el tema.
Bueno chicos ahora vamos a hablar del pecado. ¿Quién quiere decir que es pecar? ¿Quién ha pecado alguna vez?
¿Cómo nos quedamos después de pecar? ¿No nos quedamos con una fuerte carga de culpa interior? Después de
contestar a estas preguntas les aclaramos; mirad, al mismo tiempo que sentimos la Gracia y el amor de Dios,
sentimos la experiencia del mal (rechazo del amor de Dios) dentro y fuera de nosotros mismos. San Pablo, que
como hemos conocido llevó una vida muy parecida a la nuestra, y recogiendo su propia experiencia, nos dice que
tenemos una inclinación natural hacia el mal que se llama pecado original. Aunque con el Bautismo se nos borra
este pecado que hemos heredado de nuestros antepasados, como la persona va creciendo esta tendencia del
mal, como algo que sale de nuestro interior, nos sigue acechando. El pecado de Adán y Eva, es decir, de los
primeros hombres, ha dejado en nosotros una huella, una herida que nos hace frágiles, y que se renueva con
nuestros pecados personales.
Los santos, cuantos más santos han sido más cuenta se dan del pecado que abunda en su corazón. Eso le pasó a
Santa Teresa, a San Francisco de Asís, y al mismo San Pedro que reconoció su propio pecado como san Pablo. San
Pablo en su carta a los romanos dice: “No hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo”. ¿Os
pasa a vosotros esto algunas veces?
Leemos los tres últimos párrafos de la página 224: Si hubiera alguna duda se aclara o si no seguimos con esta
explicación.
Pero también hoy debemos preguntarnos… ¿quién nos alienta a pecar, quien nos invita a hacer lo que no
queremos hacer, quien nos seduce para hacer el mal? Las personas somos muy frágiles y débiles por nuestra
tendencia natural al mal, pero es el diablo quien nos propone pecar, quien nos seduce, no somos nosotros, es el
mal quien nos tienta una y otra vez para separarnos de Dios. El demonio es siempre un ser misterioso, pero real;
la tradición dice que es un ángel caído, con inteligencia, que celoso de amor que Dios tenía a los hombres, quiso
ser igual a Dios para que otros le siguieran a él… por eso, el demonio, el diablo o Satanás, quiere separarnos de
Dios y lo primero que hace con nosotros es quitarnos la conciencia de pecado, y hacernos creer que el pecado no
existe, e intentar alejarnos poco a poco de Dios. La Iglesia piensa, sin duda, que donde más fuerte está
enganchado el pecado hoy es en la juventud, que vive buscándose así misma y cuidando su propio cuerpo hasta
el extremo y olvida a la familia, a la Iglesia, a todo lo que ha sido su infancia y no se da cuenta de que lo que está
perdiendo realmente es la Gracia de Dios, su amor y una futura salvación en la eternidad.
Lo leemos en la columna de la página 224 y luego hablamos lo que queráis sobre ello.
Objetivos:
Comprender el sentido cristiano de la expresión “pecado”.
Distinguir entre pecados mortales y veniales.
Reconocer los propios pecados y celebrar el Sacramento de la Penitencia.
identificar los obstáculos que se presentan a nuestra oración.
Les decimos: Hola chicos, la semana pasada estuvimos hablando mucho tiempo del pecado, y cómo el pecado
anula la Gracia que el Señor nos regala. Vimos también que el diablo es el que nos tienta en cada momento con la
única finalidad de alejarnos de Dios. Es tremendo ver cómo vamos caminando sin darnos cuenta de que nos
vamos alejando, poco a poco, del Señor mientas que el diablo y la tentación va ocupando su lugar. Vamos a
recordar cómo empezó toda esta historia de ruptura y dolor que metafóricamente nos lo cuenta la Biblia con la
imagen de Adán y Eva, lo leemos en el tema 9 y en la página 60: “Dios nos ama a pesar del pecado”. Lo leemos
sin más, al terminar les hacemos caer en la cuenta que Adán y Eva perdieron inmediatamente, para sí y para toda
la Humanidad después, la gracia de la santidad y de la justicia originales. Les decimos: Al principio del todo, el
hombre vivía en perfecta armonía con Dios y con todo lo creado. Era una armonía perfecta. Pero aquello se
rompió por el pecado, no por la serpiente que dice la Biblia, la serpiente es la expresión metafórica del diablo que
viene sin hacer ruido y te muerde donde puede y desde entonces el hombre es frágil, tentado, cae en el mal que
no quiere hacer, y deja lo bueno que quiere hacer. Tenemos que incidir en esta idea de que el pecado deja
secuela en la persona y además un pecado desata otro y va afectando a más personas. Por ejemplo, en el tema
del aborto, una chica decide abortar, en primer lugar el pecado grave es su decisión de acabar con una vida; en
segundo lugar hay otro pecado cuando esa vida termina en una bolsa ¿qué culpa tiene esa persona de terminar
en la basura? Tercer pecado el médico colaborador en el aborto, cuarto pecado las relaciones de esa chica se
endurece consigo mismo y con los demás. Es decir, que un pecado, por insignificante que sea puede crear una
cadena de pecados que afectan a unos y a otros. O por ejemplo, cuando un chico llega a su casa malhumorado,
crea mal ambiente en casa, se sienta a la mesa y no come; el padre le dice que coma, el chico tira el plato, la
hermana pequeña se pone a llorar, los vecinos de arriba escuchan, ellos también terminan discutiendo. Al final el
chico se va, da un portazo a la puerta y ahí se queda la comida, la madre llorando, el padre comiendo nervioso y la
hermana mirando a un lado y a otro y haciendo pucheros. Sí, eso es pecar, y eso es provocar mucho dolor
alrededor y hacer que el mal se vaya agrandando. Así es el pecar. Después de dialogar sobre todo esto pasamos al
punto siguiente.
Antes de leer les explicamos con estas o semejantes palabras el contenido: Respecto a lo que hablamos la semana
pasada, hay que quitar de nuestra cabeza el concepto infantil de que el diablo va por ahí disfrazado de rojo, con
unos cuernos, con un rabo por detrás y con figura humana. No es así, ya lo dijimos la semana pasada, el diablo es
un ser espiritual, sensible, caído del cielo que quiere anular a Dios y para ello, quiere separarnos de Él. Por eso,
más que ver al diablo, vemos las consecuencias de su obrar. Sabemos que el diablo ha estado ahí cuando se
maltrata a una mujer, cuando se aborta a un niño y se tira a la basura, cuando dejamos que se mueran miles de
personas en el mar y no ponemos solución, cuando vemos a una juventud embotada en su cuerpo y alejada de
Dios…. Y otras muchas cosas donde el mal se hace visible como en las guerras, en las violencias…. el demonio se
hace también realidad placentera diciéndonos que eso nos traerá placer, poder, dinero, reconocimiento… pero
todo esto nos hace esclavos, si, si, esclavos del mal.
2º. PROFUNDIZACIÓN DEL TEMA
Porque la realidad del pecado es muy diversa, vamos a conocer ahora las clases de pecados que podemos
cometer. Lo leemos en la página 226 “Convertíos y Creed en la Buena Noticia” (Para aclarar términos nos vamos
a apoyar en la referencia de las preguntas a las que mandan el texto).
Leemos el primer párrafo del texto de la página 226. Y lo acabamos leyendo la pregunta 2 en la página 281 que
se refiera al término de la Gracia, que vimos la semana pasada.
Luego seguimos leyendo todo el texto relativo a los pecados mortales y veniales, lo hacemos con esta pequeña
presentación, decimos con estas o semejantes palabras: A estas alturas del tema debemos saber ya que “pecar es
una ofensa a Dios, a quien desobedecemos en vez de responder a su amor”. Pero hay varios tipos de pecados en
nuestro obrar, lo leemos ahora en catecismo. Lo Leemos todo, si explicar nada. Cuando se ha terminado de leer,
aclaramos con la lectura de las preguntas en la página 295 las preguntas números 120 a la 124.
Debe quedar todo bien explicado con el tema y con las aclaraciones de las preguntas, si es así no incidamos más
en el tema; saben ya lo que es pecar, las consecuencias del pecado, los tipos del pecados, y cuales son mortales o
veniales.
Ahora es el momento de sacar el examen de conciencia que han escrito. Los chicos con lo que ya han aprendido
lo comparan con sus pecados escritos. Se pueden analizar según los Mandamientos de Dios a los que se oponen.
Por ejemplo sin ponen; “no voy a misa”, esto es un pecado que afecta al tercer Mandamiento, “Santificarás las
fiestas”, y vemos que aquellos pecados que ofenden gravemente a Dios son los que recogen los Mandamiento de
la Ley de Dios. Por tanto ese es un pecado grave. O bien pueden decir “que ha reñido con sus hermanos”, miramos
la lista que pone el tema del catecismo y vemos que eso es de materia venial; porque la riña vino
deliberadamente, sin querer, por tanto, ese pecado no rompe la amistad de Dios, pero eso sí, si una vez, y otra y
otra, y si estoy siempre riñendo y molestando a unos y a otros, eso se convierte ya en pecado grave. Se lo
explicamos bien y hacen su actividad.
Después de hacer el análisis de su examen de conciencia, lo vemos ahora desde el lado positivo. Porque somos
hijos de Dios y estamos creados a su imagen y semejanza; no podemos quedarnos en el pecado, Dios sale a
nuestro encuentro para volvernos a bañar con su Gracia y seguir caminando en su presencia. Lo iniciamos así:
Una vez comprobado el examen de conciencia, y teniendo conciencia clara de que pecamos y que pecamos
mucho, es el momento de hablar de la Gracia del perdón. Dios está atento y preparado siempre para
perdonarnos; por eso hemos leído en el texto, que cuando pecamos, debemos ser conscientes de que Dios está
dispuesto a perdonarnos siempre que le pidamos perdón en el sacramento, con un sacerdote. Lo más grande en
la debilidad del hombre, es que tenemos a un Dios Padre que sale a nuestro encuentro para perdonarnos y
darnos fuerza.
Muchas veces, cuando nos ayudan en las confesiones con un examen de conciencia escrito, no le hacemos caso,
pero deberíamos hacer lo hemos hecho hoy: repasar bien nuestros pecados; y si alguno os sentís con ganas de ir
el próximo domingo a misa y confesaros. Pues muy bien. Quizás este tema, nos ha ayudado a sentir la necesidad
del ir más veces a recibir el perdón, a renovar la Gracia, y a seguir caminando.
Sabed, que todos, nosotros e incluso los sacerdotes, estamos todos los días en una batalla constante, entre hacer
lo que no queremos y dejar de hacer lo que queremos; y si caemos, ahí tenemos el sacramento para
reconciliarnos y recibir la Gracia del perdón.
Y para terminar, meditamos en silencio, la oración de San Cirilo, ”Reconoce el mal que han hecho….”. Y
terminamos la catequesis. A partir de la próxima semana iremos repasando, uno a uno, todos los Mandamientos.
Tema 40: YA NO ERES ESCLAVO, SINO HIJO (1er al 3er Mandamiento)
Tarea previa del/la catequista:
Lectura del tema 40 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 228-231
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 239-242
Objetivos:
Conocer el sentido y significado de los tres primeros mandamientos
Saber que las celebraciones litúrgicas nos ponen en comunicación con nuestro Padre Dios, de quien
somos hijos muy amados.
Propiciar la oración de alabanza y de acción de gracias
Podemos preguntarles sobre el sentido de la vida… ¿Creéis que el hombre puede ser totalmente feliz? ¿Puede el
hombre solo alcanzar la plenitud de la felicidad? A estas preguntas la respuesta es siempre no, el hombre sí que
puede pasar por momentos de felicidad, pero es sólo un reflejo de la felicidad verdadera. Además el hombre, en
su existencia está mediatizado por el mal, es decir, por la enfermedad, la muerte, el sufrimiento… y por eso la
felicidad plena no llegamos a alcanzarla nunca, solo que hay ocasiones que nos aproximamos a ella.
Una vez terminado el diálogo invitamos al grupo a abrir el catecismo por la pagina 228, es la imagen del tema. La
observamos y les preguntamos si la identifican con algún evangelio. Si dicen que no, podemos explicarlo nosotros
con estas palabras: ¿No os acordáis de esa historia que nos dijo Jesús sobre el hijo pródigo? Contó Jesús que un
padre tenía dos hijos, uno de ellos le pidió su parte de herencia porque se quería ir a vivir por otros mundos, lejos
de su casa. El padre, que era muy bueno, le dio al chico su parte de herencia; este cogiéndolo se marchó a tierras
lejanas... Aunque le dio mucho dinero le duró poco, porque se lo gastó en fiestas, bebidas... En unas semanas ya
no tenía nada. Buscó trabajo, y lo encontró, sí, pero cuidando una piara de cerdos. Apenas le daba la paga para
vivir y no podía ni siquiera comer… entonces tuvo que alimentarse con la comida de los cerdos. Pero una noche,
llorando, se puso a pensar, ¡no puedo seguir así! Volveré a la casa de mi padre y le pediré perdón.
Él no sabía, que desde que se fue de casa, su padre salía todos los días a buscar a su hijo, más aún, por las noches
se levantaba y miraba por la ventana para ver si lo veía a los lejos. Así una noche y otra.
Por fin, un día, el hijo perdido volvió a su casa, y su padre que lo vio de lejos fue corriendo hacia él. Se
encontraron. Se abrazaron. Se llenaron de besos y el hijo le dijo… “Perdóname padre, porque he pecado contra el
cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo, pero al menos, trátame como a uno de tus trabajadores”.
El padre no lo dejaba hablar, lo abrazaba y lo besaba. Y esto es lo que vemos en la imagen del catecismo. Pero
había otro hijo, el que se quedó en casa, estaba celoso, se enfadó porque el hijo que se había gastado el dinero
había vuelto a casa. Y le echaba en cara a su padre, que recibiera así a su hijo. Pero el padre, mirándolo con
cariño, le dijo: “pero hijo, si sabes que todo lo mío es tuyo también “. Entonces el padre, mandando matar un
novillo, celebró una gran fiesta por el hijo que había regresado. Nos fijamos ahora en la lámina. Mirad las manos
del padre como abrazan suavemente al hijo. Vemos como el hijo viene sucio, descalzo, vestido con harapos, y al
lado vemos a los trabajadores con ropa limpia, con unas sandalias preparadas para el hijo que volvía. Y vemos
también al hijo celoso con un anillo entre sus dedos y preguntando ¿para quién es este anillo? Esta escena
expresa el regreso del hijo a la casa del padre.
Dejamos que los chicos hagan sus comentarios sobre la lámina o el texto comentado.
Luego aclaramos el diálogo con estas o semejantes palabras: Lo importante del texto es ese padre tan bueno que
es Dios. Nosotros somos como el hijo que se fue de casa, buscamos peligros donde gastar el dinero, y creemos
que eso es vivir a “tope”… y cuando queremos damos cuenta, entonces estamos en el vacío… hacemos sufrir a
nuestros padres, nuestra vida no tiene sentido, quizás bebes y fumas lo que no debieras. Es cuando damos un
parón y nos damos cuenta de lo mal que estamos lejos de la Casa del Padre. No podemos ser felices estando lejos
de Dios. Estad seguros, ahora que estáis en la adolescencia que os bulle, que os estáis alejando de Dios y de su
Iglesia, y estáis en la intemperie, a expensas del mejor postor, es el momento de dar un parón y pensar en vuestra
vida. ¿A dónde la enfocas? ¿Qué felicidad buscas?.
2º. PROFUNDIZACIÓN DEL TEMA
En una ocasión preguntaron a Jesús unos fariseos que cual era para él, el mandamiento más importante y Jesús
contesto: “Amarás, al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este,
Mandamiento es el principal y el primero”. Y a este Dios a quien Jesús le pide que lo amemos con todo nuestro
corazón, no es otro que el Padre misericordioso cuya bondad y misericordia no tienen límites. El que hemos
visto en la parábola del hijo pródigo. Cuando estamos alejados de Él, sale a nuestro encuentro, nos espera a lo
lejos, y desea que estemos unidos a él. Y este es el Dios real, que nos ama profundamente, por eso dice San Pablo
que nosotros “ya no somos esclavos, sino hijos”. Que es el título del tema. Es decir, somos hijos que vuelven a la
casa y no esclavos. Dios nos quiere como a hijos. A ti y a mí. A todos. Lo más impresionante que nos ha pasado es
que Dios nos ame de esa manera tan exclusiva y especial.
Después de esta reflexión invitamos a los chicos a leer el recuadro “El decálogo guía el camino de los cristianos”.
Cuando terminan de leer, se lo explicamos con estas palabras: Los Diez Mandamientos son una guía en el camino
de los cristianos, El decálogo, presenta los Mandamientos desde dos miradas distintas, los tres primeros
mandamientos en clara referencia al amor a Dios y los otros siete en relación al prójimo. Cuando el pueblo
elegido, Israel, se aleja de Dios, como el hijo pródigo, y construye imágenes de oro para adorar, dudan de Dios, lo
abandonan; pero Dios a través de Moisés, da al pueblo pecador, y a cada uno de nosotros en particular, otra
posibilidad una ley que es el camino de una vida liberadora de la esclavitud del pecado. Los mandamientos lejos
de ser una orden que esclaviza, son unos mandatos que dan vida, que llevan a la libertad plena. No hay otro
camino que amar a Dios y al prójimo.
A continuación se lee el contenido de la página 229. Se hace una lectura compresiva del texto. Después se lo
explicamos con estas o semejantes palabras: Si os habéis dando cuenta, lo que hemos leído comienza con la
narración de la escena de las tentaciones, un texto muy conocido donde Jesús, como hijo de Dios, es también
tentado por el diablo. Le ofrece la gloria, el poder, la riqueza… pero Jesús contesta que “solo al Señor tu Dios,
adorarás”.
Cuantas veces descubrimos en nuestro corazón la tentación de adorar y servir a otros dioses olvidándonos del
Dios verdadero; muchas veces preferimos otras cosas a estar con el Señor, preferimos ir al dios del fútbol
dejando la misa el domingo, o preferimos quedarnos tranquilitos en casa antes de vivir el compromiso con el
Señor de la vida. Creedme, que reconociendo y repasando los Mandamientos de Dios veremos que son caminos
para poder vencer la tentación.
Los tres primeros mandamientos nos recuerdan que no hay Dios fuera de él y que le debemos amar sobre todas
las cosas. Su nombre es santo, por eso no podemos andar diciendo barbaridades con el nombre de Dios, esas
expresiones que tanto daño nos hace a los creyentes. Y especialmente es importante el tercer mandamiento
donde se nos recuerda que es especialmente importante el ir a misa los domingos, pues en la celebración de la
Eucaristía nos alimenta la fe y nos estimula y enseña a vivir el amor. Por eso, hemos leído que el hombre que ama
a Dios busca momentos personales o de comunidad, para alabarlo y darle gracias.
Pasamos a la página 230. Y leemos ¿Quiénes incumplen los tres primeros mandamientos? Se lee y al terminar la
lectura, pedimos a los chicos que repasen su vida cristiana con esas afirmaciones que hemos leído. Que lo hagan
en secreto. Luego podemos preguntarles, si hay muchas que le pillen, eso quiere decir, que no están cerca de
Dios, al contrario, que tienen pocas, es que está cerca. Y los que están tan lejos, ¿para qué confirmar la fe?
Dejamos que hablen
Terminando ya el tema, vamos a dar un repaso a los diez Mandamientos y lo que significan para nuestra vida. Lo
leemos en la página 230. Después de leer, se los recogemos con estas palabras: Pues ya hemos visto como recibió
el pueblo de Israel los diez Mandamientos, los acogió con agradecimiento porque este era el camino que el Señor
quería para ellos, como lo quiere para nosotros hoy.
Objetivos:
Conocer el sentido y significado del cuarto mandamiento de la Ley de Dios
Agradecer el don de la familia, un bien personal y social
Aprender a vivir una adecuada relación de hijos-padre, ciudadanos-estado.
Hacer experiencia de orar en familia y por la familia.
Empezamos la catequesis abriendo el catecismo por la página 233. Les preguntamos que les sugiere esa tierna
imagen. Seguro que hablaran de madres, niños, protección, niñez, amor…. Después les preguntamos que si ellos
tienen o recuerdan algún momento de sus vidas donde se exprese lo que la imagen nos quiere decir. Después de
dejarles hablar ahondamos en el tema con estas palabras o semejantes palabras: Para mí, esta imagen representa
ternura, confianza, el niño tiene cogido el dedo de su madre, mientras que su padre acaricia la mano de su esposa.
Sin duda, esta imagen recuerda esa experiencia del recién nacido que expresa su agradecimiento por el don de la
vida recibido de sus padres, y por el amor constante que él desea y que ellos le deben proporcionar. Seguro que
todos tenemos muchos recuerdos de nuestra niñez y de otras etapas de nuestra vida en la que nuestros padres
eran todo para nosotros. ¿Queréis contar alguna experiencia donde vuestros padres han sido fundamentales para
solucionarla?
Seguimos trabajando esta idea: Pero ahora hemos crecido, estamos en plena adolescencia, y seguro que hay
elementos que distorsionan nuestra vivencia del hogar, en la familia. ¿A que sí? ¿Qué os sienta mal y que hacen
vuestros padres? ¿Os prohíben algo? ¿Os censuran?, y ¿cómo respondéis vosotros? Dejamos que hablen. Y
concluimos diciendo: Hay veces que, con nuestra actitud, no posibilitamos un ambiente familiar bueno. Nuestros
padres quieren lo mejor para nosotros, pero no lo aceptamos; y esto no está bien.
Todos somos responsables de contribuir que nuestra vida de familia sea agradable. Tenemos en cada hogar
obligaciones y deberes para ser felices, porque en ningún lugar se vive mejor que en la familia y en ningún sitio se
reconoce nuestros derechos mejor que en la familia. Nunca penséis que los amigos pueden ocupar el papel de los
padres, es un error. Seguro que a vuestra edad los amigos influyen decisivamente en vuestro crecimiento y en
vuestra vida… pero nunca pueden los amigas y amigos reemplazar la figura de los padres. Cuando esto ocurre se
produce los malentendidos y los problemas en casa. Y cuando se da esto, nunca podemos faltar al respeto a
nuestros padres, ni contestarles de cualquier manera, ni hacerles gestos feos. La familia es importantísima para
todos nosotros.
Los adultos sabemos que vivir la verdad de la familia no esclaviza, sino que libera. También sabemos, que el
testimonio de unos padres que se aman con un amor único y exclusivo genera en casa un ambiente de paz, de
unidad, de bienestar que hace que los hijos crezcan en la confianza de Dios, a esperanzas en medio de las
dificultades y en el amor hacia todos. Pero es muy importante, que vosotros, los que sois hijos, sepáis que
también tenéis obligaciones frente a vuestros padres, y sois responsables de suscitar y mantener en casa un
ambiente agradable, una colaboración permanente y un espíritu de diálogo.
En este momento, si no hay aportación por parte del grupo, les invitamos a leer la columna “La familia en la
Iglesia” en la página 233. Ahí vemos la importancia que la familia tiene para la sociedad y para la Iglesia.
Les decimos: Ahora damos un paso adelante y, como familia, también nos sentimos parte de la sociedad. La
familia tiene un fuerte vínculo con la sociedad, por ejemplo, tenemos vecinos, vamos al instituto, hacemos
actividades varias, paseamos por la calle… nuestra vida personal y social está en relación con otros, por tanto nos
sentimos parte de nuestra sociedad. En ella nos movemos y existimos. Pero una comunidad está sólidamente
fundada cuando ha conseguido la promoción integral de cada una de las personas y busca el bien común. Pero
hay veces que la sociedad no cumple esto; no todas las familias están plenamente integradas socialmente, no
todas las familias tienen un trabajo fijo y una situación segura… aunque esto fuera así, no obstante seguimos
siendo parte de una sociedad. Y hay ocasiones en que no estamos obligados en conciencia a seguir las
prescripciones de las autoridades civiles, no siempre, estamos de acuerdo con lo que la sociedad a través de sus
políticos nos quieren imponer, y en conciencia, nos podemos oponer a ello. La libertad de conciencia está
recogida por nuestra Constitución y es parte fundamental en la Biblia. Y ahora os invito a leer el apartado “El
respeto de la autoridad legítima y el amor a la patria”. En la página 234.
En una ocasión preguntaron a Jesús unos fariseos que cual era para él, el mandamiento más importante y Jesús
contesto: “Amarás, al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este,
Mandamiento es el principal y el primero”. Y a este Dios a quien Jesús le pide que lo amemos con todo nuestro
corazón, no es otro que el Padre misericordioso cuya bondad y misericordia no tienen límites. El que hemos
visto en la parábola del hijo prodigo. Cuando estamos alejados de Él, sale a nuestro encuentro, nos espera a lo
lejos, y desea que estemos unidos a él. Y este es el Dios real, que nos ama profundamente, por eso dice San Pablo
que nosotros “ya no somos esclavos, sino hijos”. Que es el título del tema. Es decir, somos hijos que vuelven a la
casa y no esclavos que portan las ropas. Dios nos quiere como a hijos. A ti y a mí. A todos. Lo más impresionante
que nos ha pasado es que Dios nos ame de esa manera tan exclusiva y especial.
Ahora tenemos que ver, quienes actúan o actuamos en contra el cuarto mandamiento, lo leemos en la página
234. Se lee y al terminar la lectura, pedimos a los chicos que vuelvan a repasar su vida cristiana con esas
afirmaciones que hemos leído. Que lo hagan en secreto. Luego podemos preguntarles, como la semana pasada, si
hay algún punto que ellos hagan mal, y eso quiere decir, que hay que cambiar y, por bien de la familia, habrá que
hacer muchos esfuerzos.
Hoy hemos estamos hablando que en la familia recibimos todo lo bueno que tenemos, no solo el alimento y el
vestido. También los valores que nos hacen personas, los signos que nos hacen participes de una sociedad en la
que tenemos que colaborar; también en la familia damos los primeros pasos en la fe, es en la familia donde
aprendemos a llamar a Dios Padre, y es en esa experiencia de la propia familia en la que se educa nuestro creer.
Lo leemos en la página 235
Objetivos:
Conocer el sentido y el significado del don de la vida
Valorar la propia vida y la del otro como un don
Agradecer el don de la vida en la oración
Realizar acciones concretas que fomenten el agradecimiento por el don de de la vida
Objetivos:
- Conocer el sentido y el significado de la sexualidad como vocación al amor.
- Descubrir que la gracia de Dios nos ayuda a vivir nuestra vocación al amor
- Reconocer los actos que se van en contra de nuestra vocación al amor.
En esta etapa comienza, por lo general, el despertar sexual, que se manifiesta en cambios del propio cuerpo,
sentimientos y pulsiones novedosos y de difícil control, atracción hacia otras personas… Estas manifestaciones
están muy diferenciadas en tiempos y ritmo de crecimiento, la maduración biológica y psíquica, el entorno
familiar y social, entre los chicos y las chicas. Por eso tenemos que tratar el tema en positivo y siempre desde la
mirada amorosa de Dios. Vamos a empezarlo.
Invitamos a abrir el catecismo por la página 240, lo dejamos ahí; dejamos que la observen y después les
preguntamos qué mensaje quiere darnos la imagen. Dejamos un tiempo. Recogemos lo que digan y después
nosotros aclaramos diciendo con estas o semejantes palabras: Efectivamente, la imagen nos sugiere una mirada
limpia entre un chico y una chica, son adolescentes como vosotros. Vemos en el rostro de la chica la sonrisilla
nerviosa, los ojos brillantes y la mirada profunda. En el chico podemos ver que también la mira, y que también
está sonriendo. Quizás esa misma experiencia, la estáis viviendo vosotros ¿o no? ¿Habéis estado enamorados
alguna vez? ¿Qué habéis sentido en esa etapa o momento? Dejamos que hablen y se comuniquen en el grupo.
Cuando termine el diálogo, les invitamos a leer el título del tema. Lo hacen, y al terminar les decimos: Como ya
sabéis, hoy vamos hablar de adolescencia, sexualidad, amor, vida… todo esto que a vosotros os interesa tanto,
vamos a intentar dejarlo hoy solucionado.
Pero mirad chicos, lo que hemos leído nos muestra cómo la vocación al amor, que radica gozosamente en el alma
de cada uno, se manifiesta a través cuerpo y del corazón.
Nuestro cuerpo es sagrado y lo que hagamos con él repercute mucho en nuestra mente psicológica… y la marca. Y
la verdad está en saber defender nuestra identidad de hombre y mujer que se reconoce así por Dios, y más aún,
se considera sagrado porque es hijo de Dios. El cuerpo, nuestro cuerpo está para la complementariedad y como
dijo el Papa Francisco “nuestro cuerpo es para el amor, y no para el placer”.
Hace unas semanas, en un curso de afectividad y sexualidad para adolescentes con un experto en la materia, hizo
un trabajo con chicos por un lado y las chicas por otro. A todos se le preguntó lo mismo: Decir sinónimos de
sexualidad. Mientras los chicos decían cosas como placer, gusto, chicas…. Las chicas por su parte respondían;
Amor, hijos, vida…. Y ésta es la diferencia psicológica que a vuestra edad tenéis chicos y chicas. Conceptos
distintos de las relaciones, conceptos distintos del amor, conceptos distintos de la complementariedad de la
pareja. Los chicos andáis por un nivel y las chicas por otro. También esto lo debemos de saber, y respetarnos
mucho.
Hoy vivimos en una cultura dominante, que con frecuencia, nos incapacita para responder a la grandeza del amor
de Dios. En esta cultura dominante muchos de los adolescentes tienen el primer contacto con la sexualidad a
partir de la pornografía sea en el móvil o el ordenador, y la pornografía como película que es, no tiene, nada,
nada, nada que ver con la sexualidad entendida a los ojos de Dios. Antes os dije que lo que hagamos con nuestro
cuerpo repercute en nuestra mente, sin duda, y si lo primero que hemos aprendido de este tema ha sido por las
películas porno… mal vamos. Creemos que eso que vemos es el amor, y soñamos que así serán nuestras
relaciones sexuales cuando seas mayor y tengas pareja, pero es una barbaridad querer imitar esta realidad, esto
ni es amor, ni es nada… es solo cine donde en la mayoría de los casos las actrices o actores son esclavos sexuales.
Y es muy triste. Lo malo es que este error ocurre en muchas, muchas ocasiones. A todos estos excesos de los que
nos habla la cultura dominante, podemos también hablar de otros elementos como los actos impuros de manera
descontrolada, la duda sobre la identidad de género; la forma de vestir para provocar y excitar en muchos casos.
Esto es un mal que afecta profundamente a la persona y a las futuras relaciones estables. Por eso, chicos y chicas,
hay que cuidarse, hay que quererse y hay que mirarse con los ojos de Dios. (Leemos el resto de la página 241).
Terminamos hablando sobre la últimas preguntas que surjan de la realidad sexual en nuestra cultura, lo que tiene
de bueno y malo; lo que nos libera y nos esclaviza, y terminamos recordando lo que nos dice San Pablo, que
“nosotros no estamos creados para nuestro cuerpo” sino para el “Espíritu”. Les anunciamos que la semana
próxima hablaremos de la sexualidad desde la perspectiva cristiana.
Objetivos:
Conocer el sentido y el significado de la sexualidad como vocación al amor.
Descubrir que la gracia de Dios nos ayuda a vivir nuestra vocación al amor
Reconocer los actos que se van en contra de nuestra vocación al amor.
Dejamos hablar y luego explicamos: El pudor es la vergüenza de exhibir parte del propio cuerpo desnudo o de
tratar temas relacionados con la sexualidad. Es también como un sentimiento que mueve a ocultar o evitar hablar
con otras personas sobre ciertos sentimientos, pensamientos o actos que se consideran íntimos. El pudor tiene
que formar parte de nuestra propia identidad, tenemos que respetarnos; todos hemos visto a chicas que apenas
llevan ropa en verano, que se colocan “piercing” en el ombligo o en otros lugares; hay veces que, sobre todo las
chicas, visten de maneras muy provocativas provocando la mirada de los chicos y el comentario. Y hay muchos
chicos que cuidan excesivamente del cuerpo y los músculos como si todo dependiera de ello, y en este tema
entran también los tatuajes que marcan de por vida nuestro cuerpo y tantos y tantos detalles que marcan y
determinan nuestro futuro. (Dejamos que hablen).
Seguimos con este interesante tema leyendo el apartado “llamados a crecer en el camino del amor”, en la
página 242. Cuando terminamos, nosotros aclaramos el texto de San Pablo con estas palabras; San Pablo nos dice
que la sexualidad es una importante dimensión del hombre, cuyo cuerpo es para el Señor, y a través del cual se
realiza como persona. El cristiano no se pertenece así mismo, es miembro de Cristo y templo de su Espíritu; por
tanto, nuestro cuerpo, debe ser tratado con dignidad y respeto. Este camino exige aprender el dominio de la
mente y del cuerpo para alcanzar en el futuro la madurez del amor en el matrimonio. La iglesia nos enseña que la
vocación a la libertad y la madurez sexual son alcanzables y posibles, contamos con la ayuda y la gracia de Dios.
Todos somos conscientes que en el ambiente actual; como hemos hablando antes, hay una tendencia y una
saturación de contenidos sexuales en muchos medios de comunicación y a través de las nuevas tecnologías, y que
vosotros tenéis fácil acceso a ello. Pero ya sabéis que la sexualidad es un camino que hay que andar, en este
camino, tenemos que dominar nuestra mente y nuestro cuerpo para que no seamos esclavos de nuestro propio
yo; tenemos que cuidarnos como hijos de Dios, vivir el don del celibato y la virginidad, hasta que de verdad se
encuentre una pareja en la que el amor sea profundo y con la que piensa vivir la plenitud del amor en el
matrimonio. Los malos hábitos crean dependencias y esto es lo que tenemos que evitar. Y si al final somos débiles
y caemos en alguna tentación sexual… ya sabemos que el Señor está dispuesto a perdonarnos con el sacramento
de la confesión. No tengamos vergüenza de hablar de ello y pedir ayuda para no caer en la esclavitud del sexo.
Nosotros somos más que nuestro sexo y no podemos estar atados a él.
Para clarificar quienes incumplen estos mandamientos, lo leemos, en la página 242 (después de leer podemos
aclarar todo lo que necesitemos; ojo, hay una referencia clara a las relaciones homosexuales. Si preguntaran
sobre el tema, tendremos que decir lo que pasa, que la Iglesia acoge, no condena, y ayuda al chico o la chica que
es homosexual. La Iglesia nunca los ha condenado. Lo que esta norma dice es que la persona homosexual cuando
tiene relaciones con otra persona del mismo sexo, está cometiendo el mismo pecado que cuando los chicos y
chicas heterosexuales tienen relaciones antes del matrimonio o fuera del matrimonio. Lo que la Iglesia nos está
enseñando es el amor verdadero a los otros, es querer sinceramente, que mi cuerpo no sea utilizado como un
objeto… es respetarse como personas. Lejos de poner trabas, el Iglesia es maestra de amor)
Ahora para explicar cómo la Iglesia tiene potestad para hablar sobre este tema, lo leemos en la página 242, en la
columna de la izquierda. Al terminar aclaramos si es necesario.
Leemos “Hemos de apoyarnos en Cristo” (Página 243). Lo hacemos en ambiente de oración y silencio.
Después de rezar el texto, su catequista le lee el último apartado para decir al grupo que el valor de pureza en la
sexualidad viene desde el siglo II donde nos encontramos un escrito anónimo de ese siglo. Lo leemos y así termina
la sesión.
Tema 44.1. NO PONGÁIS LA CONFIANZA EN LAS RIQUEZAS, 7º y 10º mandamientos
(1ª sesión)
Tarea previa del/la catequista:
Lectura del tema 44 del catecismo “Testigos del Señor”: Pág. 244-247
Lectura de la Guía básica del catecismo: Págs. 255-258
Objetivos:
Conocer el valor de los bienes materiales y el respeto a los ajenos
Valorar el trabajo responsable, la generosidad y el compartir.
Iniciar en la alabanza a la obra del creador y en la confianza filial.
Después les invitamos a sacar el catecismo y a que lo abran por la página 244. Seguimos diciéndoles: Vamos
hablar de todo esto en el tema 44. Seguramente este cuadro no lo conocéis, pero viene muy a pelo para tratar el
tema del que estamos hablando. ¿Alguien conoce el cuadro? Bueno pues su autor es Caravaggio, un gran pintor
italiano del siglo XVII; pintaba obras para poder comer, las hacía por encargo y un señor rico le encargó tres
cuadros sobre la vida de San Mateo. Este que vemos es uno de ellos, dedicado a la vocación de San Mateo.
¿Hay algún elemento que os llame la atención? ¿Y alguna persona especial? Dejamos que hablen y después se lo
aclaramos con estas o semejantes palabras:
Mirad el cuadro que aparece en el catecismo, como veis tiene dos partes: una superior y otra en la inferior. En la
superior solamente hay una ventana con poca luz pero que sitúa la escena puertas adentro de la habitación. Todo
está oscuro, a media luz, hay una mesa, una gran mesa rodeada de hombres. El Evangelio nos dice que San Mateo
era recaudador de impuestos. Era un trabajo que le hacía ponerse al servicio del poder romano. Recaudaba
dinero de los impuestos para dárselo a los romanos. Por eso en la mesa vemos monedas, un tintero, una pluma,
un libro donde se hacían las anotaciones. De pronto, y es la otra escena, por la puerta entran Jesús y san Pedro,
mirad un gran detalle, con ellos llega la luz a aquella estancia. El rayo de luz no procede de la ventana, la trae
Jesús (Jesús está al final y señalando con el dedo, como Dios en la creación, a una persona), a su lado está San
Pedro dialogando con Jesús y también señalando a aquella persona. De derecha a izquierda, la mirada de Cristo
apunta solo al rostro de Mateo. Espacio de libertad, y espacio de gracia. Fijaos todo lo que nos puede decir un
cuadro. Mateo fue capaz de dejar todas sus ganancias y llenarse solo de Jesús. Cristo trae la luz verdadera a este
espacio oscuro de los recaudadores de impuestos.
Si no fijamos en el rostro de Mateo, está expresando algo así como arrebato, seducción, afecto hacia aquel que lo
llama. Ya no es el recaudador, sino el llamado. La llamada nos descubre a nosotros mismos, por eso san Mateo se
señala así mismo como diciendo ¿pero... soy yo? ¿Soy yo? Solo hay una manera de pasar ante Jesús y no verlo:
ocultarse.
Si nos fijamos en los hombres que están sentados en la mesa, vemos que uno se tapa la cara, no es casual que
uno de los compañeros de Mateo lleve gafas, casi como si lo hubiese cegado el dinero, otro mira para abajo, un
joven mira extrañado con la mirada perdida, pero Jesús mira a quien todo lo tiene medido y controlado, como es
un contable. Mirada de conmoción que levanta, cura, genera esperanza…
Esta pintura refleja así la colisión entre dos mundos: el poder de la fe inmortal y el ambiente mundano del
recaudador, que se inclina sobre su dinero, ignorando a Jesús.
Dejamos reposar la reflexión que hemos hecho y dejamos que los chicos hablen.
Somos hijos de una cultura que no nos educa en el compartir ni en consolarnos con lo que tenemos; cada día
queremos más, y vivimos atados al dinero, a la moda y a muchas cosas, de todo esto hablaremos después. Ahora
abrimos el catecismo por la página 245 (leemos los dos primeros párrafos de la página) donde se nos invita a vivir
nuestra vida no solo buscando la felicidad en el tener y en el disfrutar de las cosas, sino en recibirlas como un
regalo de Dios y saber compartirlas con los demás. Jesús es el único que puede librarnos de la atadura del
dinero, como a Mateo, y nos invita a tener una confianza plena en Dios. Después de leer hablamos sobre ello.
Objetivos:
Conocer el valor de los bienes materiales y el respeto a los ajenos
Valorar el trabajo responsable, la generosidad y el compartir.
Iniciar en la alabanza a la obra del creador y en la confianza filial.
Objetivos:
Descubrir la belleza de la verdad con nosotros, consigo mismo, con Dios.
Incorporar actitudes básicas para revivir la verdad frente a la mentira y la maledicencia.
Reconocer la oración y el esfuerzo como medios para ser testigos de la verdad.
Mantenemos un diálogo entre todos, que sin duda puede ser tormentosa, pero con sus respuestas podemos
encontrar las soluciones.
“Dejados de mentiras, hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos hermanos unos de otros”. Esto
dice San Pablo en su carta a los Efesios. Los cristianos debemos vivir y decir siempre la verdad, por la
importancia en las relaciones de unos con otros, tienen que priorizar el ser transparente y sincero.
La mentira no solo rompe nuestra relación auténtica con nosotros mismos, también nos impide crecer
como personas auténticas.
Es un peligro vivir diciendo palabras o haciendo cosas contrarias a lo que pienso y siento de verdad.
Muchas veces, por quedar bien, mentimos y traicionamos a la verdad.
La sinceridad es el camino de la verdad, y es a lo que profundamente debemos aspirar. Esto lleva consigo
una lucha constante con esa máscara que podemos poner en la relación con los demás incluso ante
nosotros mismos. Cuando mentimos no nos mostramos como somos, sino según la representación que
queremos dar de nosotros y el papel que tenemos que hacer ante los demás.
La humildad de la persona implica el conocerse asimismo y quererse como uno es. Cuando uno se acepta
y se vive como es, no necesita mentir. La mentira es un “sub refugio” del no aceptarse como uno es.
Hay que amar la belleza de la verdad frente a la mentira y el fingimiento.
Después de hablar ampliamente sobre el tema de la mentira-la verdad, aclaramos este diálogo leyendo los dos
primeros párrafos de la página 248 del catecismo.
¿Cómo el chico de la pandilla o como el chico de la familia? Tenemos que saber que en uno de los dos supuestos
estamos haciendo un papel, por tanto, cuando esto ocurre estoy mintiéndome a mí mismo.
Éste paso es muy delicado pero tenemos que hablarlo en medio de vuestra vida adolescente. La verdad tiene que
ser el ideal que hay que alcanzar primero porque es lo mejor para nosotros, segundo porque es el mismo Señor
quien nos pide que seamos siempre sinceros, que no usemos la mentira para defendernos, que nunca vendamos
a los demás con críticas y comentarios. Amar la verdad es identificarnos con los valores auténticos del Evangelio.
Dejamos que puedan contar alguna experiencia más y aclarar si se necesitan algunas explicaciones adicionales.
Seguimos diciéndoles que los mandamientos de Dios también nos hablan de la verdad y del pecado de la mentira.
Les invitamos a leerlo en la página 248. (Cuando hayamos terminado de leerlo les aclaramos la cita de Santiago).
Les decimos. Os habéis dado cuenta de lo que Santiago ha dicho en el texto que hemos leído: “una chispa
insignificante puede incendiar todo un bosque. También la lengua de fuego.” Santiago con la imagen de fuego nos
habla gráficamente de como la mentira contamina a una persona entera. Y no sólo a la persona misma, si no que
la mentira va creciendo en otras personas Y así puede crear un daño muy grande e irreparable. Un ejemplo para
que lo entendáis: si una persona dice un bulo sobre otra; y esa persona que ha recibido la información se lo dice a
un grupo y en este grupo hacen correr la información por aquí y por allí. ¿Qué pasa? Que la lengua de fuego ha
provocado un incendio. Y esto pasa muchas veces y en muchas ocasiones. Volvemos a repetir lo que estamos
diciendo lo largo del tema, el cristiano está llamado buscar la verdad y a seguirla y a ser fiel asimismo y a Dios; y
en Jesucristo, camino, verdad y vida, encontraremos la verdad completa y rechazaremos todo error. Somos
discípulos auténticos siguiendo a Jesús y conociendo su verdad, porque la verdad nos hace libres
Objetivos:
Descubrir la belleza de la verdad con nosotros, consigo mismo, con Dios.
Incorporar actitudes básicas para revivir la verdad frente a la mentira y la maledicencia.
Reconocer la oración y el esfuerzo como medios para ser testigos de la verdad.
Objetivos:
Conocer el proceso de conversión de San Agustín de Hipona y su pensamiento cristiano
Descubrir la relación que existe entre fe y razón para alcanzar la sabiduría.
Vivir buscando la verdad en Jesucristo, que da un sentido pleno a la vida.
Objetivos:
Conocer el proceso de conversión de San Agustín de Hipona y su pensamiento cristiano
Descubrir la relación que existe entre fe y razón para alcanzar la sabiduría.
Vivir buscando la verdad en Jesucristo, que da un sentido pleno a la vida.
Objetivos:
Conocer la vida de San Benito de Nursia como ejemplo de vida Cristiana.
Distinguir lo esencial de la vida cristiana: el amor a Dios y al prójimo
Apreciar la celebración de la misa del domingo como el principal alimento de la vida cristiana.
En este nuevo tema vamos a ver cómo debe vivir un cristiano. Porque ser y llamarse cristiano no es solo saber
santiguarse; ser cristiano es llevar un estilo de vida, es vivir conforme tu fe te indica. Y lo vamos a saber a través
de la vida y modelo de otro santo, seguro que no es muy conocido por vosotros, es San Benito de Nursia.
Vamos a abrir ahora el catecismo por la página 258. Dejamos que la abran y dialogamos con el grupo con estas
preguntas: ¿Vemos una imagen con paisaje precioso? ¿Verdad? ¿Que vemos aquí? (dejamos que hablen).
Después añadimos con estas palabras: Aquí vemos unas alpacas de paja para que coma el ganado. Una arboleda
que expresa la vida y el agua que por allí corre. Vemos también al fondo una gran montaña y encima una especie
de castillo o monasterio. Toda la imagen expresa una paz impresionante. Podemos imaginar el canto de los
pájaros; el sonido del agua, el olor de la hierba fresca... pues toda esta imagen está en relación con San Benito.
Este paisaje es de Montecasino, en Italia, donde San Benito hizo su primera fundación de monjes. De hecho, lo
que vemos atrás es la abadía de Montecasino. La abadía se encuentra sobre una colina rocosa a unos 130
kilómetros de Roma. Ahí está el principio de la orden benedictina y además aquí nació un nuevo estilo de vida
para los hombres dedicados únicamente al silencio, al trabajo y la oración. Vivían en comunidad y se ayudaban
unos a otros. Para poner en marcha este estilo de vida escribió su famosa Regla (la Regla de San Benito), en la que
destaca su frase “ora et labora” (reza y trabaja). En la imagen que estamos viendo nos recuerda el trabajo en el
campo, aquel trabajo que aquellos monjes hacían y enseñaban, a la vez que rezaban. Por tanto esta imagen la
podemos titular “Ora et labora”.
¿Quién quiere leer el cuadro que viene en color rojo? Dejamos que lean y después explicamos con estas palabras:
estas palabras las escribió San Pablo dirigida a los colosenses, indicándoles algunas características de cómo tiene
que ser el comportamiento cristiano: tener una compasión entrañable, que salga del corazón, bondad, humildad,
mansedumbre (humildad), paciencia y por encima de todo esto, lo más importante es el amor.
Por tanto con la primera página del tema, con su imagen y con su texto ya tenemos una idea de cómo debe vivir
un cristiano: trabajando dignamente, orando y no dejando nunca la oración. Viviendo así, mirando con corazón
compasivo al otro siendo humildes, buenos y pacientes. Así debe ser nuestro vivir como cristianos. Y si nos parece
difícil, debéis saber que ha habido muchos hombres y mujeres que lo han conseguido, que ha conseguido hacer
de su vida un santuario de Dios; uno de ellos es San Benito, a quien vamos a conocer hoy.
Pues ahora vamos a leer los tres primeros párrafos de la página 259. Lo leemos y al terminar se aclaran las dudas.
Seguimos introduciendo la segunda parte de la página con estas o semejantes palabras: El estilo de San Benito fue
seguido por jóvenes de aquella época; así poco a poco los benedictinos fueron extendiéndose por toda Europa y
por el mundo entero con un estilo de vida que seguía la Regla de San Benito, que no era otra cosa que la de
buscar a Dios y el deseo de parecerse y configurarse cada vez más a Jesucristo. Vamos a leer ahora lo que falta
Terminamos diciendo: De hecho, hoy en España hay 4 monasterios donde viven hombres que siguen a San Benito
en su estilo de vida; están en Barcelona, Leyre, Silos y el Valle de los Caídos en Madrid. Es decir, que aquella
historia que empezó en el siglo VI sigue estando en medio de nosotros después de 15 siglos.
Una vez leído y explicado lo de los monjes les invitamos a leer unos párrafos de la Regla de San Benito; lo
tenemos en la columna de la página 259: “Un sincero amor fraterno”. Lo leemos despacio y luego preguntamos
qué les parece este estilo de vida.
Objetivos:
Conocer la vida de San Benito de Nursia como ejemplo de vida Cristiana.
Distinguir lo esencial de la vida cristiana: el amor a Dios y al prójimo
Apreciar la celebración de la misa del domingo como el principal alimento de la vida cristiana.
Empezamos la reunión de hoy volviendo a recordar la vida del Santo que nos acompaña estas semanas. Lo que
hacemos con nuestras palabras Estamos hablando de San Benito aquel hombre bueno que fundó la orden
benedictina hoy extendida por todo el mundo, su trayectoria está marcada por la búsqueda sincera de Dios y por
el deseo de parecerse y configurarse cada vez más a Cristo, esencial para todo cristiano.
Fue muy importante la Regla que fundó San Benito, en ella invitaba a sus monjes a vivir una actitud de sincero
amor con los hermanos y a no anteponer nada, nada a Cristo. ¿Recordáis todo esto verdad?
Dejamos un tiempo para que se lea bien el apartado. Lo comentamos en grupo y al terminar, ampliamos el
contenido diciendo con estas o semejantes palabras: no sé si os habéis dado cuenta de que ser cristianos de
verdad consiste en ser “otro Cristo “. Es verdad que esto sólo se puede conseguir con la ayuda que da el Espíritu
Santo cuando se la pide. A lo largo de estos años hemos hablado muchas veces del Espíritu Santo, pues ya sabéis
que cuando le pedimos fuerza para lograr algo, como el ser cada día mejor, el viene en nuestra ayuda. Para ser
cristianos de verdad hay que pedir la ayuda al Espíritu.
Ahora, como resumen de lo hablado leemos el apartado ¿Cuándo seguimos a Jesús? (que lo lean del texto y le
recalcamos las ideas principales) y después trabajamos la siguiente parte ¿Cómo aprendemos a vivir como
cristianos? (lo leemos y volvemos a recalcar las ideas principales). Podemos terminar este apartado preguntando
al grupo y manteniendo un diálogo abierto con ellos. ¿Y cómo andáis vosotros en todo esto? ¿En verdad actuáis
como Cristo en el día a día... en casa, con los amigos, en la escuela…? ¿En qué se nota? ¿Después de 4 años de
catequesis de confirmación no se debería vivir ya plenamente como seguidor del Señor? ¿Creéis que todo este
tiempo ha sido baldío, es decir, perdido?-.
Después de leer el apartado anterior y de comentarlo, si fuera necesario, introducimos el siguiente apartado
“Todos estamos llamados a la santidad“. El papa Benedicto XVI nos pone las pautas de cómo ser de verdad
cristianos que caminan en santidad. Lo leemos.
Después de leerlo seguimos profundizando en el tema con estas palabras: El mandamiento principal que nos dejó
Jesús, y por eso en novedoso, es que “amáramos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos” aquel mandato tan revolucionario fue pasando de generación en generación, de cristiano a cristiano por
todos los tiempos. Fijaos ya, en la primitiva Iglesia de San Pedro y los apóstoles eligieron a un grupo de personas
para que se encargaran de los pobres, especialmente, en aquel momento, de las viudas. Eso quiere decir que la
Iglesia se funda teniendo su mirada, especialmente en los pobres. Desde entonces hasta ahora, la Iglesia siempre
ha estado cerca de los que sufren y de los que lo pasan mal. Hoy lo hacen, especialmente a través de sus
instituciones caritativas que vosotros seguros que conocéis y con las que habéis colaborado en alguna ocasión,
Cáritas, Manos Unidas, Domund, Infancia Misionera, Clero Nativo (estas tres últimas son pontificias) es decir que
sostiene a misioneros de todo el mundo. Lo leemos en la columna de la página 260: “Las instituciones caritativas
de la Iglesia”. Una vez leído este apartado podemos preguntar al grupo si han colaborado en alguna ocasión con
estas instituciones de caritativas. Por ejemplo en la campaña de Navidad de Cáritas, o con Manos Unidas en la
Campaña contra el hambre. Mantenemos un diálogo sobre estas acciones de amor fraterno recordando
colaboraciones y acciones.
Terminado el diálogo, iniciamos el último apartado del tema con esta introducción: Como hemos visto en el tema,
el amor es el “estilo” de Dios y debe ser el estilo de los creyentes. A este estilo San Pablo lo llama “el camino
más excelente“, el más importante. Solo desde aquí podemos entender la vida de los consagrados y consagradas,
sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros que se entregan a los demás por Dios durante toda su vida y a los
contemplativos y contemplativas que son aquellas personas que desde la vida monástica y el silencio entregan su
vida a Dios en la oración con su “ora et labora”. Vamos a leerlo en la página 261 “El amor no pasa nunca”.
Podemos terminar dialogando con el grupo si nunca han pensado entregar su vida a Dios; ser sacerdotes,
misioneros, religiosos o religiosas y vivir esa vocación que el Señor da para entregarse, en su nombre, a todos los
hombres.
Objetivos:
Descubrir la caridad y la Misericordia como fruto y síntesis de la vida Cristiana.
Vivir las obras de Misericordia
Orar por los más necesitados y para que crezca la sensibilidad hacía ellos.
Damos un paso adelante e invitamos a abrir el catecismo por la página 263. Después preguntamos ¿Qué vemos
en esta imagen? Nos fijamos bien. (Dejamos un tiempo para que los chicos observen). Después les preguntamos
si esa imagen les recuerda algún pasaje del Evangelio. Dejamos que hablen. Si es necesario nosotros les aclaramos
que es la historia del Buen Samaritano. La escuchamos para recordarla (Lc 10, 25-37).
Al terminar la lectura les preguntamos si saben quién es un samaritano; después aclaramos con nuestras propias
palabras este contenido: el samaritano era una persona nacida en Samaria; este pueblo era un sitio de paso y de
muy mala fama. Allí había lo que puede haber en todas las carreteras o cruces de paso. Además los samaritanos
tenían una fe propia sin referencia con los judíos. Eran muy libertinos y los judíos no podían ni verlos. Tenían muy
mala fama.
Pero para que veáis como era Jesús nos pone como modelo de caridad a un samaritano, ¿Qué extraño verdad?
algo pretendía con ello. Seguro que ni los malos eran tan malos ni los buenos tan buenos. Ahora fijaos bien en la
cara del Samaritano, mirad que paz transmite, una paz profunda. Y en esos ojos emocionados, tristes por lo que
estaba viendo. ¿Y qué está haciendo? ¿Lo veis? Curando a aquel hombre que unos ladrones le habían robado
todo y que lo habían dejado medio desnudo y lleno de heridas. Fijaos también en la ternura de sus manos, como
con una mano le levanta suavemente la cabeza y con la otra le limpia las heridas. Y como al moribundo le dejaron
medio desnudo, el samaritano le envuelve en una tela y es con la punta de esta tela con la que le limpia la cara. El
Evangelio resalta que el samaritano venía montado en un caballo y lo vemos perfectamente, cómo está tranquilo
y comiendo la hierba, no sabía que luego sería el transporte para aquel malherido.
Y de lejos podemos ver a aquel levita (servidor del Templo) que volviendo la cabeza no quiso saber nada de aquel
hombre. No aparece el sacerdote del que habla en Evangelio, un sacerdote judío que llegaba tarde al templo y
pasa corriendo, de hecho vemos algo de su libro en el margen derecho. Sea como sea, Jesús nos contó que solo
un samaritano; un hombre de mala fama y costumbres, es el que tiene un corazón misericordioso capaz de
ayudar aquel herido. Y además os habéis dado cuenta cómo acaba el Evangelio, si, viendo el samaritano lo mal
que estaba aquel hombre, lo cargó en su caballo y lo llevó a una pensión, donde lo dejó descansando y encima,
con el dinero que llevaba, pagó los gastos de aquel hombre que ni siquiera conocía. Es impresionante esta historia
¿verdad?.
La frase que leemos aquí es clara “cada vez que lo hicisteis con unos de estos, mis hermanos más pequeños,
conmigo lo hicisteis” esto lo dice el Señor. Solamente para que lo sepáis, este cuadro es de un pintor que se llama
Pelegri Claver i Roquer y lo pintó en 1838. El cuadro se conserva en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de
San Jorge de Barcelona.
2º. PROFUNDIZACIÓN DEL TEMA
Seguimos diciendo a los chicos con otras o semejantes palabras: en este tema nos va a acompañar, como hemos
dicho ya, otro santo que se llama Juan de Dios. Su vida es impresionante, y además es muy importante saber que
San Juan de Dios tuvo una experiencia de Dios especial cuando oyó hablar a San Juan de Ávila, que como sabéis,
nació en un pueblo de Ciudad Real llamado Almodóvar del Campo. Fijaos como es Dios que permite que dos
santos se conozcan. Vamos ahora a leer su historia en la página 262. Una vez leído lo comentamos en grupo.
Después aclaramos con estas palabras: sin las obras de Misericordia, la vida de cualquier cristiano carece de algo
esencial. Todos debemos tener claro esto. Que sin obras de caridad y misericordia en nuestra vida cristiana,
nuestra fe está muerta. Porque una fe sin obras es una fe muerta.
Ya vimos la semana pasada todo lo que hacía Iglesia, pero este tema se refiere a nosotros, a cada uno de
nosotros. ¿Alguna vez hemos hecho algo por los más desfavorecidos? En alguna campaña, con alguna persona...
Mantenemos un diálogo con el grupo.
Terminamos aportando nosotros esta idea: estamos viviendo en una cultura individualista que nos encierra en
nosotros mismos; da la sensación de que no nos preocupan los problemas de los demás. Solo pensamos en
pasarlo bien. Y esto no puede ser así. Seguramente muy cerca de vosotros vive alguien con la luz cortada porque
no puede pagarla; o quizás al lado de alguno hay una familia que duerme con colchones en el suelo. ¿O
compañeros del instituto que no tienen para cambiarse la ropa? ¿Qué hacemos nosotros? ¿Podemos hacer algo?
(se sugiere que nazca en ellos el fruto de la Caridad, por ejemplo se les puede informar diciéndoles que ellos
pueden ayudar directamente con algo, o bien pueden denunciar esa situación a los servicios sociales o a Cáritas.
Preocuparnos por ellos como sea. Mantenemos el diálogo.
Luego explicamos con nuestras palabras. Tradicionalmente la Iglesia puso un camino para explicar cómo un
cristiano puede vivir su compromiso con los pobres. Son las Obras de Misericordia, ¿habéis oído hablar de ellas?
Luego seguimos diciéndoles que las obras de misericordia no agotan el amor ni la búsqueda de la justicia pero
forman parte esencial del mensaje cristiano que hemos de vivir, y es bueno que las conozcamos. Según la
tradición se dividen en corporales (necesidades físicas de las personas) y espirituales (otras necesidades que
necesitan las personas). Leemos las obras de misericordia en la columna de la página 262.
Al terminar podemos hacer una evaluación de misericordia; podemos preguntar cuántas obras han hecho a lo
largo de su vida en mucha o alguna ocasión.
Objetivos:
Descubrir la caridad y la Misericordia como fruto y síntesis de la vida Cristiana.
Vivir las obras de Misericordia
Orar por los más necesitados y para que crezca la sensibilidad hacía ellos.
Una vez leído podemos invitar a los adolescentes a que se acerquen a los pobres e incluso aprendan de ellos. Se
les invita con estas palabras: Mirad, os voy a contar una historia que a mí me hizo pensar mucho. El otro día había
un pobre pidiendo en la puerta de la Iglesia; era de aspecto joven pero con una barba poblada y descuidada. Le
pregunté cómo se llamaba; él me contestó: José. Lo hice para llamarlo por su nombre; los pobres muy pocas
veces lo escuchan. Estuvimos hablando un rato, me dijo que llevaba durmiendo en la calle 6 años. Era hijo único
de un matrimonio trabajador de Marbella. Vivían en un piso alquilado. De pronto su padre cayó enfermo; muy
enfermo y muere a los pocos días. Su madre, que no acepta esa situación cae en una profunda depresión. Y de
pronto, él se ve viviendo solo en un piso que no puede pagar. Sin trabajar y sin ninguna ayuda porque su padre no
estuvo nunca dado de alta en su trabajo. De la noche a la mañana estaba durmiendo en la calle con una mochila
vieja de su infancia que encontró en casa. Tenía 36 años. Me contó que sus verdaderos amigos los encontró en la
calle; con los que duerme para protegerse de los gamberros. Dicen que beben vino porque es lo único que les
quita el frío y les encoge el estómago para no sentir hambre y es barato. José dijo que nunca había bebido y ahora
solo lo hacía cuando llegaba la noche y no tenía nada que comer. Le corté, preguntándole por su madre. Y el me
dijo que estaba ingresada en un psiquiátrico atendida por servicios sociales. Después acompañe a José al centro
de Cáritas y allí, después de gestionarle unos papeles le dieron un vale para que cenara caliente en un restaurante
y otro para dormir en la pensión. Por lo menos, esa noche la higiene, el comer y el dormir, estaba solucionado.
Aquella conversación con José me pareció tan rica que ya, desde entonces, no he vuelto a ver con malos ojos a
una persona “sin techo”, y desde aquel día en que José me dió aquella lección de vida, siempre que veo un
transeúnte, al menos le saludo y le pregunto cómo se llama.
Dejamos que comenten la historia anterior. Después les invitamos a leer “los pobres nos pueden enseñar muchas
cosas hermosas”. Les explicamos que este texto que vamos a leer es parte del discurso de la Madre Teresa de
Calcuta que dijo cuando recibió el premio Nobel de La Paz.
Tanto la historia (que es cierta) y el texto de Madre de Teresa pretende que los adolescentes vean con otros ojos
a los pobres. Después de hablar de todo este tema recordamos a los chicos que los pobres siempre han existido
pero la Iglesia siempre ha estado cerca de ellos, de hecho muchas personas que hoy son santos es porque han
servido preferencialmente a los pobres. Los conocemos leyendo en la columna de la página 264. Aclaramos si
hubiera alguna duda.
A continuación en la misma línea de lo explicado hasta ahora vamos a ver otro modelo de ayuda a los pobres, es
otro santo; es san Vicente de Paúl quien. con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, impulsó la atención no solo
material a los pobres, también se preocuparon de su vida espiritual; se preocupaban de hablarles del amor de
Dios, de la cruz de Cristo, de la Virgen. Ellos vivieron a finales del siglo XVI y principios del XVII. Como vemos por
el título del apartado “Nuestros Señores y Maestros” se subraya que Cristo también se identificó con los más
pobres. Lo leemos en el apartado en la página 265.
Objetivos:
Conocer la vida de Santa Teresa de Jesús y su camino de oración
Experimentar el encuentro con Dios en la oración
Aprender a vivir en la presencia de Dios
Seguimos contándoles con estas palabras: Mirad, en una ocasión Jesús iba andando con sus apóstoles, tuvo
hambre, y viendo una higuera se acercó, pero cuando llegó, no tenía higos y dijo: “Que nunca jamás brote fruto
de ti”. Inmediatamente la higuera se secó y los discípulos, sobrecogidos, se preguntaron: ¿Cómo es que la higuera
ha quedado seca de repente? Jesús aprovecha su pregunta para invitarles a tener confianza en la oración y les
dice, lo que pone ahí en la imagen, “todo lo que pidáis orando con fe, lo recibiréis”. Es decir, Jesús insiste en que
toda oración, cuando lo pedimos con fe, llega a Dios. Ninguna oración se pierde. Por eso, cuando rezamos
debemos de ser conscientes de que Dios está ahí, a nuestro lado, escuchándonos, por eso nos dice Jesús, “todo lo
que pidáis con fe, lo recibiréis”.
A continuación invitamos a leer la página 267 y lo introducimos con estas palabras o parecidas: Vamos a leer
ahora la historia de una gran mujer de ayer y hoy, nacida en el siglo XVI, que se llama Santa Teresa de Jesús. Al
terminar de leerlo (es fácil de comprender), debemos insistir cómo define la Santa qué es la oración, se lo
aclaramos diciendo: Oración es “Tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con que quien
sabemos que nos ama”. Fijaos que definición más clara hace Santa Teresa de la oración. Ahora insistimos en tres
palabras: “amistad” (Jesús es amigo, es el verdadero amigo a quien podemos contar todo lo que nos pasa con la
confianza de que no se lo dirá a nadie, en quien podemos confiar). También podemos insistir en “muchas veces”
porque cuando se quiere a alguien se le busca ¿verdad?; lo mismo pasa con Jesús, Él es nuestro amigo que está
pendiente de nosotros durante todo el día esperando que le digamos algo. Por eso, la oración no se puede
resumir a un rato al acostarme o en el colegio, ni cuando estoy preocupado por un examen. A un amigo se le
cuenta cuando uno está mal, cuando le ha pasado algo que no se quería, cuando se desea algo de todo corazón…
en ese momento, díselo a Jesús, díselo como a un amigo. Porque es “quien sabemos que nos ama”, y entonces le
contamos lo que nos pasa porque sabemos que nos ama, y que nos ama con un amor inimaginable. Esto es orar,
así nos lo define Santa Teresa.
La definición que hace Santa Teresa sobre la oración, nos da la clave de cómo reza un cristiano, “tratando de
amistad“. Lo encontramos en la columna “Él es amigo verdadero” y con las mismas palabras con las que ella
escribía. Lo leemos
Aclaramos si hay alguna duda sobre lo leído y así, con estas o semejantes palabras, cerramos el apartado
dedicado a Santa Teresa: ¿Sabéis que Santa Teresa es doctora de la Iglesia?: Si, fue nombrada doctora por la
sabiduría que le concedió el Espíritu Santo y que no se guardó para sí, sino que la entregó por medio de sus
muchos escritos y a través de los distintos monasterios que fundó, donde sus hijas, las carmelitas, han custodiado
la riqueza espiritual que santa Teresa les legó. Sobre todo, y lo hemos leído antes, tuvo mucha importancia el
concepto que ella acuñó de ver nuestra alma como un castillo interior al que se accede a través del conocimiento
personal y de la oración, pero que ha de ir pasando de una morada a otra, cada vez entrando más adentro, hasta
llegar al más profundo centro donde queda solamente Dios y el alma. Esto quiere decir, que orar no es fácil, es
sobre todo un proceso de acercamiento a Dios, ir de morada a morada, o paso a paso, una primera etapa con
oraciones vocales como el Padrenuestro y el Avemaría; para luego pasar a otra morada donde debemos buscar a
Dios en la realidad que nos envuelve y le hablemos y esperemos su respuesta; para pasar más tarde a otra
morada donde vayamos intimando más con Dios, y más y más; hasta que conseguir que solamente se encuentren
el alma y Dios. Esto es el culmen de la oración. Esta fue la gran novedad de Santa Teresa, aportar al hombre la
posibilidad del encuentro personal con Dios.
La oración es esencial en toda vida cristiana, es el encuentro personal con el Dios de la ternura y de la
misericordia, es lo que lo llena todo de sentido, de lo contrario, existe el riesgo de reducir la vida cristiana a un
mero acto social reducido a la relación con algún sacramento, algo meramente accidental, ritualista. Algo que
podemos reducir a unos días concretos del año, en Navidad y Semana Santa, si esto es así, la fe se convierte a algo
vano, sin espíritu, vacío. El hombre necesita a Dios para vivir con sentido. Y el momento privilegiado de la relación
con Dios es la oración. Hablamos sobre todo esto, aclaramos los que tengamos que aclarar, y nos vamos al
apartado siguiente, en la página 268.
También es bueno recordar que hay factores externos que no facilitan la oración, (mucho ruido, muchas
actividades, mucha pereza…) pero nada nos puede impedir mantener esta experiencia de encuentro constante
con Dios: nos sabemos y vivimos en sus manos, todo nos viene de Él, todo es para nuestro bien; sabemos, por
otro lado, que Él siempre nos escucha, es el amigo fiel, el Padre providente, el hermano que acompaña. Invitamos
a leer el apartado ¿Cómo ora el cristiano? Cada chico o chica lee un párrafo y lo aclaramos si hay dudas.
Una vez terminado el apartado, leemos la columna de esta página 268: “Los santos nos enseñan a orar”. Lo
introducimos con estas palabras: Estamos viendo que la oración es esencial para la vida cristiana, también lo fue
para todos los santos y ellos son modelos de oración para nosotros. En la columna de la página 268 se nos
presenta un testimonio de los primeros tiempos del cristianismo; pero no solo entonces, también nos podemos
también enriquecer con la experiencia de muchos hombres y mujeres a lo largo de estos veinte siglos de la Iglesia;
hombres y mujeres a los que la oración les ha dado sentido a sus vidas. Aclaramos si hubiera algo que aclarar y
terminamos la catequesis con la oración final, que directamente introducimos con estas palabras.
Objetivos:
Conocer el sentido y alcance de la misión de la Iglesia
Identificar el sentido misionero de la vida cristiana desde las actitudes del Evangelio.
Ejercitarse en el testimonio y en el anuncio del Evangelio
Valorar la vocación misionera gracias al ejemplo de Francisco Javier.
Cambiando de tema, ¿qué os sugiere la imagen de la página 270? (dejamos que hablen). Luego añadimos con
estas palabras: Esta imagen corresponde a un grupo de chicos que se preparan para la Confirmación, como
vosotros, están en un encuentro. Vemos en estos adolescentes la alegría del Evangelio en sus rostros, esa misma
alegría es la que debéis tener vosotros en este fin del proceso de formación. ¿O no estáis contestos de todo lo
que habéis vivido y conocido durante estos años?... Ahora vamos a leer el texto bíblico, de esta página ¿Quién lo
lee? Después explicamos con estas o semejantes palabras: Pues mirad, esta frase bíblica es el mandato misionero
del Señor a los Apóstoles, a los que, antes de su Ascensión, los envía como testigos de su Resurrección.
Nadie puede explicar, qué les ocurrió a los apóstoles, cuando, llenos de miedo, se escondieron; cuando, como San
Pedro, fueron capaz de negar a Jesús, o como los hermanos Zebedeos querían el poder y la vanagloria… pues
aquellos hombres que contemplaron el rostro crucificado de Jesús, luego lo vieron ya resucitado, y aquella
experiencia de la resurrección fue la fuente de la que, en ellos, surgió su pasión por dar a conocer a Jesucristo a
todos los hombres. Esa experiencia cambió la vida de los apóstoles, pero a los largo de los siglos, también Cristo
Resucitado ha cambiado la vida de millones de personas en todo el mundo. Hoy, este ardor misionero de
extender la fe en Jesucristo, nos urge a darlo a conocer a todos los hombres, empezando por lo que tenemos más
cerca, con los de casa y con los amigos. Ahora quisiera haceros una pregunta: ¿tenéis compañeros en clase que
estén alejados de la fe? ¿Y profesores? ¿Y en casa, hay alguien alejado? Dejamos que contesten los chicos, y
después preguntamos ¿Qué podemos hacer? Dejamos que ellos hablen en este momento. Al terminar de hablar
les decimos con esta o semejantes palabras: es posible que en el momento de tener que dar razones de nuestra
fe que aparezcan miedos, este es el peligro de dejarse llevar por el ambiente que nos rodea y pensar más en el
qué dirán que en lo que realmente creo. Pero en vosotros, que vais a recibir la Confirmación, ha de prevalecer
siempre la alegría de ser cristiano y contarlo a los demás sin miedo y sin vergüenza.
Así terminamos este apartado que ha tenido como finalidad la revisión de estos años de catequesis. Ahora
damos un paso más, y ponemos un modelo a esta vida de seguimiento, es la de un joven que se llama Francisco
Javier. Se lo introducimos así: Ahora vamos a conocer la figura ejemplar de un gran evangelizador, san Francisco
Javier, un joven que descubrió su vocación con 19 años y su ardor misionero hizo que fuera a China para llevar el
mensaje salvador de Jesucristo. Creía firmemente que todos los hombres del mundo debían conocer a Jesús,
camino de salvación. Lo leemos en la página 271 (lo pueden leer entre varios chicos del grupo, es fácil de
entender). Al terminar, aclaramos alguna duda si la hubiere; y pasamos a la columna siguiente, con estas
palabras: Del legado de gran misionero se nos ofrece este bellísimo escrito de una carta de San Francisco Javier a
otro Santo de la época, a San Ignacio de Loyola, en esta carta Francisco Javier se retrata así mismo comparándose
con la ignorancia y pobreza de aquellos niños. (Recuadro que encontramos en la página 271)
Pero los testigos tienen que ser auténticos; no podemos vivir la fe con dobleces ni mediocridad, con subidas y
bajadas. Quien quiera ser testigo del Señor, tiene que hacerlo vida, en su vida. Debe vivirlo y hacerlo vivir. El
Papa Pablo VI, definía al testigo auténtico así: “debe ser coherente con el Evangelio, caminar en una vida sencilla y
orante, ser humilde y obediente, y que tenga desapego y renuncia, y se entregue al bien de todos, en especial a
los más necesitados. Lo leemos en el recuadro de la página 273. Dejamos un espacio para que los chicos
comenten el texto, y contesten si son verdaderamente creyentes, si viven la fe de verdad….