Fascículo 1
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Fascículo 1
A
Fascículo 1
NIZA GARCÍA
como derechos
latinoamericano
sociales, culturales
exigibles en el nuevo
y ambientales (DESCA)
constitucionalismo
Los derechos económicos,
COLECCIÓN SOBRE LOS DERECHOS
ECONÓMICOS, SOCIALES,
CULTURALES Y AMBIENTALES (DESCA)
FASCÍCULO 1
Aniza García
Primera edición: agosto, 2015
ISBN: 978-607-729-112-1
D. R. © Comisión Nacional de
los Derechos Humanos
Periférico Sur 3469, col. San Jerónimo Lídice,
Delegación Magdalena Contreras,
C. P. 10200, México, D. F.
Diseño de portada:
Flavio López Alcocer
Impreso en México
Contenido
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
5
2.2. El derecho al agua y al saneamiento . . . . . . . . . . . . . . 52
3. La garantía de los derechos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
6 ANIZA GARCÍA
Presentación
7
del poder público —no interferir, no dañar, no limitar—, los
derechos económicos, sociales y culturales, por su parte, se
basan en obligaciones de tipo positivo que, por su naturaleza,
necesariamente demandan recursos económicos para poder
ejercerse. Lo cierto es que, como sostienen diversos autores,
muchas veces los derechos civiles y políticos también implican
la erogación de recursos, pues su ejercicio depende del man-
tenimiento de instituciones políticas, judiciales y de seguridad
y defensa, entre otras, sin las cuales sería difícil su ejercicio y
salvaguarda.1
Los derechos sociales deben ser una norma viva y dejar de
ser simples declaraciones de buenas intenciones o disposiciones
de carácter político sin exigencia jurídica. Los obstáculos ma-
teriales o presupuestales no pueden considerarse como argu-
mentos para evitar su cumplimiento.
Por otra parte, varios autores aseguran que no existen dife-
rencias sustanciales entre ambos grupos de derechos, sino que,
por el contrario, dada la indivisibilidad y complementariedad
de los derechos humanos, la falta de aplicación de algunos de
ellos repercute en el goce y ejercicio de todos los demás, por
ejemplo, las personas sin hogar que por no poder acreditar su
residencia (derecho social a la vivienda) no pueden ejercer el
derecho al voto (derecho político al sufragio). En algunos ca-
sos, es a partir del aseguramiento de los derechos sociales que
los de carácter individual y civil se hacen efectivos; es así por-
que todos los derechos humanos constituyen una unidad.
1 Cfr., entre otros, Pedro Nikken, “La protección de los derechos humanos: haciendo efectiva
la progresividad de los derechos económicos, sociales y culturales”, Revista Instituto Intera-
mericano de Derechos Humanos, núm. 51, julio-diciembre, 2010, p. 117; Stephen Holmes y
Cass Sunstein, El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los impuestos. Buenos
Aires, Siglo XXI Editores, 2012, passim.
8 ANIZA GARCÍA
Así, la división generacional de los derechos humanos ha
sido superada y es obsoleta frente al principio de progresividad
e interdependencia de los derechos humanos.
Sobre las dificultades que han enfrentado los DESCA para
poder ser exigidos por los ciudadanos frente al Estado, es ne-
cesario precisar que la reforma constitucional en materia de
derechos humanos2 permite retomar este análisis y propugnar
por el reconocimiento y validez de los derechos sociales, tarea
en la que la CNDH incidirá de manera importante.
No obstante que la primera declaración constitucional de de-
rechos sociales se plasmó en la Constitución mexicana de 1917,
existen grandes rezagos en diferentes aspectos, pero sobre todo
el incumplimiento de los derechos humanos de carácter eco-
nómico, social y cultural que derivan de programas adecua-
dos y políticas públicas dirigidos al combate a la pobreza,
marginación y vulnerabilidad, lo que genera un bajo nivel en
educación, salud, trabajo y vivienda de amplios sectores de la
población.
Desde luego, no se puede dejar de reconocer que, al menos
de manera reciente, han existido avances muy importantes en
el reconocimiento y la defensa de los DESCA a través de refor-
mas constitucionales como: la adición, del 30 de abril de 2009,
por la que se establece el derecho de toda persona “a la cul-
tura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado
en la materia, así como al ejercicio de sus derechos culturales”;
la adición al artículo 4o., del 8 de febrero de 2012, que incor-
poró el “derecho a un medio ambiente sano para el desarrollo
y bienestar de la persona” —reconocido previamente en 1999
bajo el concepto de “medio ambiente adecuado”—, y el
3 Derecho al mínimo vital en el orden constitucional mexicano. Novena época, Primera Sala.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXV, mayo de 2007. Tesis 1a., XCVII/2007,
página 793.
10 ANIZA GARCÍA
dignidad de la persona humana y a no producir condiciones
que las dificulten o impidan. En este sentido, el Estado tiene el
deber de adoptar medidas positivas, concretas y orientadas a
la satisfacción del derecho a una vida digna, en especial cuan-
do se trata de personas en situación de pobreza, marginación
o vulnerabilidad, cuya atención se vuelve prioritaria.4
Indudablemente, es necesario discutir a profundidad el sig-
nificado y los alcances de los derechos económicos, sociales y
culturales, con objeto de establecer las condiciones legales e
institucionales que permitan el goce y ejercicio de los mismos,
y destinar los recursos necesarios para hacerlos posibles.
Precisamente, la presente Colección sobre los Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA) surge
con el propósito de generar un espacio de reflexión sobre los
nuevos retos impuestos por las modificaciones al marco cons-
titucional, que reconoce como fuente normativa de derechos
a los tratados internacionales ratificados por México, como
son el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales,5 y el Protocolo Adicional a la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales, conocido como Protocolo de
San Salvador,6 por mencionar sólo los relativos a estas materias
y que integran el “parámetro de control de regularidad cons-
titucional”.7
La presente serie se integra por los siguientes títulos: 1) Los
derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA)
4 Corte IDH. Caso de la comunidad de Yakye y Axa vs. Paraguay. Sentencia de 17 de junio de
2005.
5 Promulgación para México publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de
1981.
6 Promulgación para México publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1 de septiembre
de 1998.
7 Cfr. Jurisprudencia, 10a. Época, Pleno, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro
5, abril de 2014, Tomo I, p. 202, Tesis P./J.20/2014.
12 ANIZA GARCÍA
CAPÍTULO I
Una aproximación
a los DESCA
13
efecto inmediato, en la medida en que imponían al Estado una
obligación de mero comportamiento: no hacer o abstenerse
de interferir en la esfera de libertad de los individuos.
Los derechos económicos, sociales y culturales (en adelan-
te, DESC), en cambio, al estar esencialmente vinculados a la
igualdad material, implican la satisfacción de necesidades bá-
sicas y la garantía de un estándar de vida adecuado, lo que su-
pondría para el Estado obligaciones de resultado destinadas
a proveer el bienestar. Debido a esta aproximación liberal a
los derechos, los DESC quedarían reducidos a normas progra-
máticas de realización gradual y, en consecuencia, privados
de mecanismos reforzados de garantía.
Así, el PIDCP a) establece un catálogo amplio y sistemáti-
co de derechos; b) su artículo 2.1 impone a los Estados Partes
la obligación inmediata de respetar y garantizar los derechos
allí reconocidos a todos los individuos que se encuentren en
su territorio y estén sujetos a su jurisdicción; c) crea un órgano
[el Comité de Derechos Humanos (en adelante, CDH)] expre-
samente destinado a supervisar su correcta aplicación median-
te un sistema de informes periódicos sobre la situación de esos
derechos en cada Estado Parte; d) prevé un sistema de denun-
cias interestatales; e) incluye, por medio de un Protocolo adop-
tado junto con el Pacto, un sistema de denuncias individuales
ante el CDH por posibles vulneraciones a los derechos en él
reconocidos.
En contraposición, el PIDESC a) no cuenta con un catálogo
amplio de derechos, sino que muchos de ellos se entienden
derivados del derecho a un nivel de vida adecuado consagra-
do en su artículo 11.1; b) dispone sólo que los Estados deben
adoptar, a título individual o solicitando la asistencia interna-
cional, las medidas necesarias para –utilizando el máximo de
recursos disponibles– alcanzar progresivamente la plena
14 ANIZA GARCÍA
realización de estos derechos; c) no crea ningún órgano expre-
samente destinado a supervisar su aplicación, sino que esta-
blece un sistema de informes periódicos a cargo del Consejo
Económico y Social de NNUU (en adelante, ECOSOC); 2
d) no prevé posibles denuncias interestatales, y e) hasta di-
ciembre de 2008 careció de un sistema de denuncias por pre-
suntas violaciones a estos derechos.
16 ANIZA GARCÍA
2.2. La determinación precisa de las obligaciones que se derivan
de los DESCA
4 Buena parte de los principios orientados a la implementación efectiva de los DESC fueron
elaborados en 1986 por un grupo de expertos convocado por la Comisión Internacional de
Juristas (Principios de Limburgo); en concreto, este catálogo de obligaciones quedó estable-
cido en las Directrices de Maastricht sobre violaciones de los DESC, desarrolladas también por
un grupo de expertos convocado por la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) y por otras
organizaciones en enero de 1997.
18 ANIZA GARCÍA
A. No discriminar (art. 2.2 PIDESC). Queda prohibido estable-
cer diferencias injustificadas (por razones de raza, sexo, religión,
opinión política, condición social, etc.) en el reconocimiento
y aplicación de los DESC que beneficien arbitrariamente a de-
terminados individuos o grupos; en contraposición, los Estados
deben poner en marcha acciones positivas para proteger a
los grupos más vulnerables.
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(en adelante, CDESC) ha desarrollado la noción de discrimina-
ción y diversos criterios para facilitar a los Estados el cumpli-
miento pleno de su obligación (inmediata) de no discriminar.
En cuanto a los DESC, la discriminación se definió como “toda
distinción, exclusión, restricción o preferencia u otro trato di-
ferente que directa o indirectamente se base en los moti-
vos prohibidos de discriminación y que tenga por objeto o por
resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejer-
cicio, en condiciones de igualdad, de los derechos reconocidos
en el Pacto”. De igual manera, la prohibición comprende la in-
citación a la discriminación y el acoso.5
Según el CDESC, las instituciones tanto públicas como pri-
vadas deben elaborar planes de acción para combatir la dis-
criminación y dedicar recursos adicionales a aquellos grupos
que tradicionalmente han estado desatendidos. Los Estados
deberán establecer métodos de evaluación (indicadores y ele-
mentos de comparación ad hoc, desglosados en función de
los motivos prohibidos de discriminación) de sus políticas,
estrategias y programas dirigidos a combatir cualquier forma
de discriminación, además de habilitar los mecanismos e ins-
tituciones que se requieren para investigar o juzgar presuntas
20 ANIZA GARCÍA
precaria situación de las personas y los grupos desfavorecidos,
y g) si se dio prioridad a las situaciones graves o de riesgo.7
Por otra parte, aunque el propio PIDESC en su artículo 2.1
alude en particular a la adopción de medidas legislativas como
un instrumento adecuado para alcanzar la plena efectividad
de estos derechos, el CDESC entiende que su adopción no
agota, por sí misma, las obligaciones de los Estados Partes y
que resultan igualmente apropiadas otras medidas como las
de carácter administrativo, financiero, educativo o social.8 Asi-
mismo, en opinión del CDESC:
10 PNUD, Derechos humanos y desarrollo humano, Informe sobre Desarrollo Humano, 2000,
pp. 98-100, y E/C.12/2007/1, párr. 11.
22 ANIZA GARCÍA
alcance, facilitar su aplicación práctica y atraer la atención
sobre problemáticas concretas que obstaculizan su implemen-
tación. En materia de DESCA, hay mandatos temáticos sobre
los derechos a la vivienda, a la alimentación, a la salud, a la
educación, al agua y al saneamiento, los derechos culturales,
la extrema pobreza y el medio ambiente.
Por otro lado, el CDESC ha dispuesto que, incluso en pe-
riodos de recesión, crisis o ajustes económicos, los Estados se
comprometen a proteger a la población más vulnerable;
el Estado deberá demostrar que ha realizado todos los esfuerzos
posibles y ha utilizado de manera prioritaria todos los recur-
sos de que dispone –incluida la ayuda internacional– para satis-
facer ese mínimo esencial, y no podrá escudarse pura y llana-
mente en la escasez de recursos para incumplir su obligación.11
En opinión del CDESC, las obligaciones mínimas esencia-
les en materia de DESC constituyen un elemento fundamental
de las políticas nacionales e internacionales de desarrollo, así
como de las estrategias de combate a la pobreza, porque al
agruparlas determinan el umbral mínimo internacional que
dichas políticas deben respetar. Del mismo modo, ha estable-
cido que las obligaciones esenciales son inderogables y, por
tanto, no se extinguen en situaciones de conflicto, emergencia
o desastre natural; además, que una vez que un Estado ha sa-
tisfecho dichas obligaciones, mantiene el deber de avanzar lo
más rápida y eficazmente posible hacia la plena realización
de todos los derechos consagrados en el Pacto.12
13 Cf. Julieta Rossi, “La obligación de no regresividad en la jurisprudencia del Comité de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales”, en Christian Courtis, comp., Ni un paso atrás. La
prohibición de regresividad en materia de derechos sociales. Buenos Aires, CEDAL-CELS, 2006,
pp. 79-115.
24 ANIZA GARCÍA
de la presunta infracción, considerando, sobre todo, si la si-
tuación reinante afecta el disfrute de los derechos básicos enun-
ciados en el Pacto; c) la situación económica prevaleciente en
el país, teniendo particularmente en cuenta si el país atraviesa
un periodo de recesión económica; d) la existencia de otras
necesidades importantes que el Estado deba satisfacer con los
recursos limitados de que dispone; e) si el Estado trató de en-
contrar opciones de bajo costo, y f) si el Estado recabó la asis-
tencia de la comunidad internacional.14
15 La obligación de los Estados de habilitar recursos efectivos como garantía última de los de-
rechos tiene una relevancia tal para su plena eficacia que, por sí misma, la indisponibilidad
de recursos o su ineficiencia pueden constituir vulneraciones de derechos. Éste ha sido el
criterio sostenido tanto por el CDH (OG 31, párr. 15) como por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (véase, por todos, Caso Velásquez Rodríguez, Sentencia de Excepciones
Preliminares de 26 de junio de 1987, párrs. 91 y 94).
26 ANIZA GARCÍA
un gran avance la reciente aprobación del Protocolo Faculta-
tivo al PIDESC en materia de denuncias.16
La Asamblea General de NNUU adoptó este instrumento
el 10 de diciembre de 2008, coincidiendo con la celebración
del 60 aniversario de la DUDH. El Protocolo habilita a las per-
sonas y grupos de personas que se consideren víctimas de vio-
lación por un Estado Parte de cualquiera de los derechos
enunciados en el PIDESC a presentar comunicaciones para
que sean examinadas por el CDESC, el cual deberá dictaminar
al respecto y, cuando proceda, emitir las recomendaciones
pertinentes.17
El Protocolo está en vigor desde el 5 de mayo de 2013, y
seguramente su puesta en marcha conseguirá permear los sis-
temas regionales y nacionales de protección, dando un impul-
so definitivo a la consolidación de los DESCA como derechos
exigibles.
De hecho, el CDESC se ha referido ya a las potencialida-
des de sus recomendaciones a la luz del Protocolo: a) la
adopción de medidas rectificativas (por ejemplo, el pago de
16 Desde 1996 el CDESC adoptó un proyecto de Protocolo con base en los lineamientos del
Protocolo del PIDCP. En 2001 la entonces Comisión de Derechos Humanos nombró un ex-
perto independiente para examinar la cuestión del Protocolo, y en 2003 decidió constituir un
Grupo de Trabajo que se ocupara de su posible redacción. En junio de 2006, durante su pri-
mer periodo de sesiones, el Consejo de Derechos Humanos decidió ampliar el mandato del
Grupo de Trabajo. Mediante su Resolución 8/2 de 18 junio de 2008 el Consejo de Derechos
Humanos aprobó el texto del Protocolo y ordenó su remisión a la Asamblea General para su
adopción (Resolución A/C.3/63/L.47).
17 Antes de pronunciarse sobre el fondo del asunto, el CDESC podrá decretar medidas pro-
visionales para evitar daños irreparables (art. 5). El Protocolo prevé, asimismo, la posibilidad
de que se presenten comunicaciones interestatales [en las que un Estado Parte alegue
que otro Estado Parte incumple sus obligaciones derivadas del PIDESC (art. 10)] y un pro-
cedimiento de investigación en virtud del cual si el CDESC recibe información fidedigna
sobre posibles violaciones graves o sistemáticas por un Estado Parte de cualquiera de los
derechos del Pacto, solicitará la colaboración del Estado en el examen de la información y
presentará sus observaciones al respecto (art. 11). Para un análisis detallado del Protocolo,
véase Christian Courtis, Comentario del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC). Ginebra, Instituto Interamericano
de Derechos Humanos (IIDH)/Comisión Internacional de Juristas (CIJ), 2008.
28 ANIZA GARCÍA
En último término, apelando a la indivisibilidad e interde-
pendencia entre los derechos y al hecho de que todos ellos
presentan por lo menos alguna dimensión justiciable, el Co-
mité rechaza “una clasificación rígida de los derechos econó-
micos, sociales y culturales que los sitúe, por definición, fuera
del ámbito de los tribunales”, y considera que los recursos
judiciales resultan imprescindibles respecto de aquellos dere-
chos que no puedan ejercerse plenamente sin intervención
judicial.
22
OG 31, párrs. 15-20.
23 Cf. Gerardo Pisarello, “Los derechos sociales y sus garantías: notas para una mirada ‘desde
abajo’”, en Christian Courtis y Ramiro Ávila, eds., La protección judicial de los derechos socia-
les. Quito, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2009, pp. 45-46.
24 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, El acceso a la justicia como garantía de los
derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el Sistema In-
teramericano de Derechos Humanos, septiembre de 2007.
30 ANIZA GARCÍA
C. La razonabilidad del plazo; por tanto, para justificar un re-
traso prolongado del procedimiento administrativo deberá pro-
barse la complejidad del asunto y/o la inactividad de las partes.
25 Idem.
26 Si bien el amparo colectivo puede resultar adecuado en algunos de estos casos, su condición
de recurso extraordinario podría limitar su eficacia; se necesita, por tanto, habilitar acciones
colectivas ordinarias. Cf. Christian Courtis, “El derecho a un recurso rápido, sencillo y efec-
tivo frente a afectaciones colectivas de derechos humanos”, Revista Iberoamericana de De-
recho Procesal Constitucional. México, Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal
Constitucional/Porrúa, núm. 5, 2006, pp. 33-65.
32 ANIZA GARCÍA
E. La ejecución de la sentencia: tratándose de los DESCA exis-
ten elementos adicionales que pueden dificultar la observancia
de los fallos: a) porque algunos órganos pueden abusar de su
poder y no acatar las sentencias dictadas en su contra, y b) por
la dificultad para ejecutar las obligaciones patrimoniales de
los Estados debido a las prerrogativas que poseen en la materia,
como la (libre) administración del presupuesto y la inembarga-
bilidad de sus bienes.
27 En efecto, en la interpretación que el CDH ha hecho del artículo 14 del PIDCP (garantías
judiciales) entiende que disponer o no de asistencia letrada “determina con frecuencia que
una persona pueda tener o no tener acceso a las actuaciones judiciales pertinentes o partici-
par en ellas de un modo válido”. Por tanto, aunque en el PIDCP el derecho a la asistencia
letrada gratuita está explícitamente referido a los procesos penales, el Comité alienta a los
Estados a proporcionarla igualmente en otros casos en los que las personas carezcan de
medios suficientes para pagarla, y considera que en ciertos casos los Estados están obligados
a hacerlo. Igualmente, el CDH considera que la imposición de costas a las partes en un pro-
ceso judicial que de hecho impida el acceso de una persona a la justicia puede resultar con-
trario al derecho a un juicio imparcial y a la igualdad ante los tribunales. “En particular, una
obligación rígida según la ley de atribuir costas a la parte vencedora sin tener en cuenta las
consecuencias de ello o sin proporcionar asistencia letrada podría surtir un efecto disuasivo
en las personas que desearan reivindicar los derechos que les asisten en virtud del Pacto en
las actuaciones judiciales de que disponen”. OG 32, párrs. 10 y 11.
35
demuestra que, aun en espacios donde muy tardía o limitada-
mente se han habilitado mecanismos de participación, los pro-
gresos en materia de derechos han sido, sobre todo, el
resultado de la movilización (o lucha) ciudadana.
Pero, para que los derechos estén plenamente garantizados,
es preciso contar a la vez con un ordenamiento jurídico ade-
cuado (dimensión jurídica). Sin lugar a dudas, la oportuna
constitucionalización de los derechos representa el punto de
partida más propicio para tal efecto; sobre todo porque debido
al carácter normativo de las constituciones sus preceptos no
son meros principios retóricos cuya eficacia queda condiciona-
da a su posterior configuración legal, sino que constituyen
normas de aplicación directa. Asimismo, la supremacía cons-
titucional implica que los derechos constitucionales son pará-
metros de validez de las demás normas del ordenamiento y de
las actuaciones de los operadores políticos y jurídicos.
Precisamente, el nuevo constitucionalismo latinoamerica-
no es un ejemplo preciso de la interacción positiva entre las
dimensiones política y jurídica. Por un lado, los procesos cons-
tituyentes más recientes –de Colombia, Venezuela, Ecuador
y Bolivia– han dinamizado el sistema político, ya sea abriendo
o consolidando espacios de debate y participación que han
favorecido la apropiación del proceso por parte de la ciudada-
nía y la democratización del espacio público. Por otro lado, se
ha conseguido plasmar la complejidad del proceso político en
unos textos constitucionales que, con más o menos acierto
técnico, consagran sistemas (jurídicos) de derechos induda-
blemente más garantistas.
En relación con los DESCA, ha habido dos factores deter-
minantes en el avance hacia su plena eficacia: a) la constitu-
cionalización de las modernas tendencias del DIDH, lo cual
implica un catálogo amplio de derechos que incluya los
36 ANIZA GARCÍA
DESCA y que otorgue igual tratamiento y valor a todos los de-
rechos sin distinción; b) la incorporación de los paradigmas
culturales propios que incluye, por vez primera, la cosmovi-
sión de las “minorías” que hasta ahora habían quedado al
margen tanto de los procesos constituyentes como de los pro-
pios ordenamientos constitucionales.
En México se llevaron a cabo también una serie de reformas
constitucionales en sintonía con los avances regionales e in-
ternacionales en materia de derechos humanos,28 aunque la
Constitución mexicana –una de las primeras constituciones
sociales del mundo, pero que fue decantándose por un sistema
liberal de derechos de muy defectuosa aplicación– no encaja
exactamente en esta oleada de nuevo constitucionalismo. Par-
ticularmente porque no se consiguió que la ciudadanía se
apropiara del proceso y que su participación efectivamente
permeara tanto el texto constitucional como las estructuras
políticas. En definitiva, la puesta al día del sistema constitucio-
nal de derechos, por sí misma, no implica la democratización
del espacio en el que éstos se ejercen.
Adicionalmente, desde un enfoque técnico-jurídico dichas
reformas se integran con dificultad en un sistema de derechos
(hasta ahora reconocidos sólo como “garantías individuales”)
que, desde el punto de vista de su estructura y dinámica, e in-
cluso del lenguaje constitucional, no se corresponde a priori
con el paradigma más garantista.
Pero, como en los demás casos, que las reformas contribu-
yan decisivamente a la optimización de los derechos en Mé-
xico dependerá de que el desarrollo legislativo y la práctica
28 Se trata de las reformas de agosto de 2001 (carácter pluricultural de la nación), abril de 2009
(derechos culturales), octubre de 2011 (derecho a la alimentación), febrero de 2012 (derecho
al agua y al saneamiento) y, en particular, la reforma de junio de 2011, la cual actualiza el
sistema de derechos conforme a los criterios del DIDH.
38 ANIZA GARCÍA
la vivienda, a la salud, a la alimentación, al agua, al sanea-
miento, al medio ambiente o a la cultura).
40 ANIZA GARCÍA
en su territorio. Por su parte, el Capítulo Cuarto (Derechos de
las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos) del
Título II de la Constitución boliviana les reconoce, entre otros,
el derecho a su identidad cultural, a su libre determinación, a
la titulación colectiva de sus tierras y territorios, a un sistema
de salud universal y gratuito, y al respeto de su cosmovisión
respecto de su educación y los sistemas político, jurídico y
económico. En la misma dirección apunta el Capítulo VIII (De
los derechos de los pueblos indígenas) del Título III (De los de-
rechos humanos y garantías, y de los deberes) de la Constitu-
ción venezolana y el artículo 2o. de la Constitución mexicana.
33 Véase supra, La determinación precisa de las obligaciones que se derivan de los DESCA (p. 15).
34 Véanse artículo 21 de la Constitución venezolana, artículo 11.2 de la Constitución ecuatoria-
na y artículo 14 de la Constitución boliviana.
42 ANIZA GARCÍA
Por su parte, el artículo 1o. de la Constitución mexicana
establece que “Las normas relativas a los derechos humanos
se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con
los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo
tiempo a las personas la protección más amplia”; preceptos
similares se consagran en los artículos 93 de la Constitución
colombiana y 13.VI de la Constitución boliviana.
Habría que tener presente que, dado que la previsión cons-
titucional de los DESCA es más reciente, el desarrollo que el
CDESC hace de estos derechos, así como los criterios y están-
dares que para su efectiva aplicación establece en sus OG,
constituyen una guía fundamental para conseguir la interpre-
tación más garantista de estos derechos.
44 ANIZA GARCÍA
de este principio en los sistemas constitucionales, sin hacer
distinción alguna entre derechos, refleja que no existen dife-
rencias estructurales entre unos u otros, sino que todos ellos
presentan dimensiones de posible aplicación directa. Por ejem-
plo, el artículo 11.3 de la Constitución ecuatoriana dispone:
“Los derechos y garantías establecidos en la Constitución y en
los instrumentos internacionales de derechos humanos serán de
directa e inmediata aplicación por y ante cualquier servidora
o servidor público, administrativo o judicial, de oficio o a pe-
tición de parte”.35
35 El precepto añade en su numeral noveno: “El Estado, sus delegatarios, concesionarios y toda
persona que actúe en ejercicio de una potestad pública, estarán obligados a reparar las vio-
laciones a los derechos de los particulares por la falta o deficiencia en la prestación de los
servicios públicos, o por las acciones u omisiones de sus funcionarias y funcionarios, y em-
pleadas y empleados públicos en el desempeño de sus cargos”.
46 ANIZA GARCÍA
justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autóno-
ma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
48 ANIZA GARCÍA
una vez más las OG del CDESC pueden resultar muy útiles
para indicar qué elementos deben incluirse en su desarrollo
legislativo; adicionalmente, pueden servir de guía los informes
sobre derechos concretos elaborados por las relatorías temá-
ticas del Consejo de Derechos Humanos de NNUU.
36 Informe del Relator Especial E/CN.4/2003/58 de 13 de febrero de 2003, párr. 23, e Informe
A/HRC/7/11 de 31 de enero de 2008, párr. 45.
37
Como parte de los derechos concretos que conforman el derecho a la salud, en su Informe
de 2003 el Relator incluye el derecho a la salud materna, infantil y reproductiva; la higiene
en el trabajo y un medio ambiente sano; la prevención y tratamiento de enfermedades (in-
cluido el acceso a medicamentos), y el acceso al agua potable. E/CN.4/2003/58, párrs. 24 y
25, y OG 14, párr. 44.
38 OG 14, párrs. 18-27, y E/CN.4/2003/58, párrs. 65-68.
39 E/CN.4/2003/58, párrs. 26 y 27; A/HRC/7/11, párrs. 46-50, 40-44 y 51, y OG 14, párr. 43.
50 ANIZA GARCÍA
adopten medidas apropiadas de carácter legislativo, adminis-
trativo, presupuestario, judicial o de otra índole para dar plena
efectividad al derecho a la salud, incluidas medidas que faci-
liten el disfrute del derecho, así como actividades para promo-
ver, mantener y restablecer la salud de la población).40
52 ANIZA GARCÍA
vivienda, al medio ambiente, a la educación y los derechos
culturales. Se define como el “derecho de todos a disponer de
agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para
el uso personal y doméstico”,45 e implica libertades (acceso al
suministro de agua y derecho a no ser objeto de injerencias en
el acceso a este recurso mediante cortes arbitrarios del sumi-
nistro o contaminación de los recursos hídricos) y el derecho
a un sistema adecuado de abastecimiento y de gestión. Entre
los elementos esenciales que lo integran:
45 OG 15, párr. 2.
54 ANIZA GARCÍA
resulta fundamental que se adopten las medidas necesarias
para evitar que sus acciones u omisiones afecten la eficacia
del derecho.
56 ANIZA GARCÍA
amenazados o vulnerados por la acción u omisión de cualquier
autoridad pública. Es el caso de la acción de tutela prevista en
el mencionado artículo 86 de la Constitución colombiana y
del amparo previsto en el mencionado artículo 27 de la Cons-
titución venezolana.
Por su parte, la Constitución ecuatoriana dispone en su ar-
tículo 88:
58 ANIZA GARCÍA
esenciales: a) que sean recursos sencillos, urgentes, informa-
les, accesibles y tramitados por órganos independientes;
b) que puedan tramitarse como recursos individuales y como
acciones colectivas capaces de garantizar los derechos de un
grupo determinado o determinable; c) que la legitimación ac-
tiva sea amplia; d) que ostenten la posibilidad de acceder a
instancias judiciales nacionales ante el temor de parcialidad
en la justicia local, y e) que sea posible asegurar la efectiva e
inmediata ejecución de las sentencias, incluido el acatamien-
to de las medidas cautelares.47
61
Fuentes consultadas
63
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de Discriminación Racial contra la Mujer (CEDAW)
Luis Gabriel Ferrer Ortega Gabriela Rodríguez Huerta
68
de las Personas con Discapacidad
Diana Lara Espinosa
la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos
de Derechos Humanos
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Ana Belem García Chavarría
69
en la jurisprudencia en el Derecho Internacional, con
de la Corte Interamericana de especial atención al Sistema
Derechos Humanos Interamericano de Protección
María José Franco Rodríguez de los Derechos Humanos
Ricardo A. Ortega Soriano
70
directamente en la toma
en la jurisprudencia
de decisiones sobre asuntos
de la Corte Interamericana de
públicos como mecanismo para
Derechos Humanos
la protección ambiental
Silvia Serrano Guzmán
Andrea Davide Ulisse Cerami
71
de los Estados derivada de la reproductivos: estándares
conducta de particulares o del Sistema Interamericano de
non-State actors conforme al Derechos Humanos
Sistema Interamericano de Julie Diane Recinos
Promoción y Protección
de los Derechos Humanos
Santiago J. Vázquez Camacho
72 ANIZA GARCÍA
De próxima aparición
Expulsión de extranjeros
y derecho de asilo en el Sistema Americana sobre Derechos Humanos:
Interamericano una revisión desde la fragmentación
Fernando Arlettaz del derecho internacional
Guillermo E. Estrada Adán
74 ANIZA GARCÍA
Humanitario en el Derecho Internacional de
Luis Ángel Benavides Hernández los Derechos Humanos
Luisa Fernanda Tello Moreno
de la tortura de personas
María Elena Lugo Garfias Luis Ángel Benavides Hernández
75
de las víctimas de los delitos
José Zamora Grant Derechos Humanos
Rubén Jesús Lara Patrón
76
y acceso a la información
Ana Dulce Aguilar García
Eduardo de la Parra Trujillo
77
Colección sobre los Derechos Económicos,
Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA)
78 ANIZA GARCÍA
entre el derecho a la salud culturales y ambientales en el nuevo
y el derecho a la libertad modelo constitucional
Antonio Riva Palacio de derechos humanos en México
Armando Hernández
80 ANIZA GARCÍA
Una aproximación general de refugiado en México
Eber Omar Betanzos Torres Abigayl Islas López
De próxima aparición
La perspectiva intercultural en la
protección y garantía de los Alonso Lara Bravo
derechos humanos (una
aproximación desde el análisis
de las controversias electorales en
comunidades indígenas)
Mauricio Iván del Toro Huerta
Rodrigo Santiago Juárez
82 ANIZA GARCÍA
de las personas migrantes como mecanismo de protección
extranjeras en México de los derechos humanos
Karlos A. Castilla Juárez Rodrigo Brito Melgarejo
84 ANIZA GARCÍA