Edit - GUIA - Buen - Uso - Benzodiazepinas - DigitalSOCIDROGALCOHOL
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ISBN: 978-84-949467-4-5
Coordinación general
Anna Lligoña Garreta
Coordinación científica
Anna Lligoña Garreta
Jesús A. Álvarez Mazariegos
Josep Guardia Serecigni
ÍNDICE DE AUTORES
J. A. Álvarez Mazariegos
Médico de Familia, Experto en Bioética
C.S ALLARIZ (OURENSE)
Carmen Sala
Enfermera UCA (CASTELLÓ)
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
CAP 1 . Epidemiología
e impacto del uso de
benzodiacepinas
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2. Epidemiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
3. Impacto de las benzodiacepinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.1. Adicción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
3.2. Sobredosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
3.3. Síntomas de deprivación agudos y prolongados 98
> 3.3.1. Introducción .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
> 3.3.2. Abstinencia aguda de BZD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
> 3.3.3. Abstinencia prolongada de BZD .. . . . . . . . . . . 101
3.4. Características de cada fármaco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
4. Aspectos legales .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
4.1. Legislación de productos farmacéuticos . . . . . . . . . . 110
4.2. Las benzodiacepinas y la conducción . . . . . . . . . . . . . . 112
CAP 6. Psicoterapia,
insomnio y ansiedad
1. Abordaje psicoterapéutico del insomnio . . . . . . . . . . . 141
1.1. Insomnio: alteración o trastorno .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
1.2. Subjetividad y estado clínico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
1.3. Efectos yatrogénicos y antiterapéuticos . . . . . . . . . . 144
1.4. Puntos de acuerdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
1.5. Otros moduladores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
1.6. Recomendaciones terapéuticas .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
2. Abordaje psicoterapéutico de la ansiedad ......... 152
2.1. Recomendaciones sobre el tratamiento con Terapia
Cognitivo-Conductual (TCC) para el Trastorno de
Ansiedad Generaliza (TAG) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
2.2. Recomendaciones sobre Terapia Cognitivo-
Conductual (TCC) para el Trastorno de Angustia (TA) 155
2.3. Mindfulness aplicado a la Atención Primaria .. . . . 156
CAP 7. Autocuidado
Herramienta en la prevención
y tratamiento del abuso de
benzodiacepinas 161
.................................
CAP 9. Prescripción
en grupos especiales
1. Tercera edad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
2. Embarazo .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
3. Trastornos orgánicos graves . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
4. Pacientes con dolor crónico .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198
5. Pacientes plurimedicados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
6. Poliabuso de sustancias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7. Comorbilidad psiquiátrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7.1. Trastorno por Uso de Alcohol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7.2. Trastorno psicótico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
7.3. Depresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
7.4. Riesgo de suicidio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
8. Medio penitenciario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
CAP 10. Resumen
1. Ideas generales .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
2. Propiedades y acciones clínicas .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
3. Tratamiento del insomnio y la ansiedad . . . . . . . . . . . . . 217
4. Efectos adversos y problemas específicos
del uso a largo plazo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
13
cialidades médicas se puede hacer una prescripción que
no siempre tiene su control y evaluación posterior, con lo
que pueden aparecer problemas de iatrogenia.
Por otro lado, en ocasiones son los propios pacientes
los que se automedican, siguiendo el ejemplo del veci-
no, de un familiar o de una consulta hecha por internet,
normalmente utilizando al «Dr. Google».
Vivimos en una sociedad competitiva, estresante y al
mismo tiempo con personas que les cuesta enfrentarse
a los problemas cotidianos, que no quieren sufrir y que
recurren a la química para descansar, quitarse la ansie-
dad, o para dormir. Al fin y al cabo, para desconectar de
una realidad cotidiana que les agobia.
No olvidemos que hay circunstancias en la vida que
no son patológicas, sino simplemente situaciones vitales
que requieren, en más de una ocasión, una intervención
psicológica y farmacológica, pero en otras bastará con
una terapia psicológica o educación sanitaria.
No podemos medicalizar a estas personas, porque
probablemente, ahí incurrimos en la iatrogenia. Estamos
hablando de situaciones que provocan ansiedad, estrés
o escenarios de insomnio, y habría que analizar indivi-
dualmente cuál es el problema, cuáles son las causas,
y en principio recurrir a actividades alternativas, relaja-
ción, cambio de hábitos de vida.
En el caso de aparecer un trastorno por uso de ben-
zodiacepinas, una dependencia, habría que hacer un
cambio de fármacos o incluso una retirada, pero nunca
deberíamos permitir mantener las pautas y dosis más
allá de los tiempos y cantidades terapéuticamente es-
tablecidas. Y especialmente analizar las circunstancias
personales y posibles conflictos antes de medicalizar
excesivamente.
Valoraríamos el estilo de vida, la higiene, los alimen-
tos, el ejercicio, las actividades complementarias y otro
14 | Prólogo
tipo de terapias que estén contrastadas para tratar la
ansiedad o el insomnio, con la idea de hacer un trata-
miento más adecuado a cada persona, más allá de solu-
cionar parcial y provisionalmente la sintomatología.
Sabemos que en ocasiones el poco tiempo del que se
dispone en las consultas, o el pensar que hay consumos
de sustancias o problemas concomitantes que tienen
mayor riesgo nos permite mantener ciertas prescripcio-
nes y realmente esto sería mantener una inadecuada
praxis.
El informe del Relator especial sobre el derecho de
toda persona al disfrute del más alto nivel de vida posi-
ble de salud física y mental, promulgado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas del 28 de marzo de 2017,
hace especial hincapié en el riesgo del predominio del
modelo biomédico frente otros modelos más integrales
de tipo psicosocial. Al entender que los trastornos de
salud mental van más allá del mero «desequilibrio quí-
mico», lo que acercaría la salud mental y la física y a la
medicina general, ayudando a eliminar progresivamente
la estigmatización. Todo ello nos invita a trabajar con un
enfoque de los problemas que comprenda distintas al-
ternativas terapéuticas más allá de una solución farma-
cológica. Entender al enfermo, es entender a la persona.
Con ello no pretendemos negar el potencial y utili-
dad terapéutica de las benzodiacepinas, al contrario, sa-
biendo de su utilidad, quedarían reservadas para situa-
ciones realmente patológicas de necesidad clínica para
cada circunstancia y paciente.
Invitamos pues a un análisis detenido, pormenori-
zado e individualizado antes del uso de unos fármacos
que pueden presentar un potencial adictivo y efectos
nocivos en caso de una mala utilización por parte de
los pacientes, lo que obligaría a un mayor control en su
prescripción y toma.
15
Este, precisamente, es el objetivo de esta pequeña
pero densa guía, esperamos que sea de utilidad, que te
sirva al menos de apoyo y te ayude a considerar ciertos
aspectos claves en el tratamiento con benzodiacepinas
y sus posibilidades de abuso, al fin y al cabo, a hacer
un buen uso de ellas y al correcto manejo en caso de la
aparición de problemas.
BIBLIOGRAFÍA
Asamblea General Naciones Unidas. Consejo de Derechos hu-
manos. 35º período de sesiones, 6 a 23 de junio de 2017.
EDADES. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre
Drogas. 2018
ESTUDES. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre
Drogas. 2017. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igual-
dad.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia
Española del medicamento y Productos sanitarios, AEMPS. In-
forme de utilización de medicamentos U/HAY/V1/17012014. Uti-
lización de medicamentos ansiolíticos e hipnóticos en España
durante el período 2000-2012.
1 6 | Prólogo
INTRODUCCIÓN
DECLARACIÓN DE INTENCIONES
El manual que tienes en tus manos, tiene historia y pro-
pósito. La historia, es la de unos fármacos que gracias a
sus potencialidades se caracterizan porque:
• Se ajustan al fin para el que se usan.
• Sus efectos secundarios son escasos en comparación
con las alternativas que existían en el momento de
su aparición: neurolépticos y barbitúricos.
• Son baratos.
Y dado, además, que las patologías para las que se
usan preferentemente, ansiedad e insomnio, presen-
tan una alta prevalencia, han sido, están siendo, usadas
de una forma tal vez excesiva. Forman parte de nuestra
cultura, es la primera idea (no con el nombre técnico
evidentemente) que le salta a cualquier persona cuan-
do otra le habla de síntomas de ansiedad o insomnio
y además, es cierto: las benzodiacepinas son la forma
más rápida y barata de tratar la ansiedad y el insomnio.
Pero no es menos cierto que: no siempre lo más rápido
y barato es lo mejor.
El paso de los años ha puesto en claro los efectos
secundarios, la escasa efectividad en los tratamientos
prolongados y los riesgos, solo asumibles si somos ca-
paces de medirlos, de su uso.
Con estas ideas en la cabeza hemos abordado este
Manual. No pretendemos demonizar su uso. Forman par-
te de nuestro arsenal terapéutico. Son útiles en muchas
17
situaciones clínicas y, si bien es difícil que podamos de-
cir que salvan vidas, si las hacen más cómodas.
Nuestro objetivo es hacernos repensar las cosas, po-
der tratar con nuestros pacientes acerca de sus efectos
y riesgos reales, evaluar detenidamente su uso en una
persona anciana (aunque en ellas las alternativas tera-
péuticas no sean mucho mejores). Plantearnos y apren-
der a manejar su retirada.
La falta de tiempo y la inmediatez en la búsqueda de
soluciones parece que nos obliga a soluciones rápidas y
baratas. A pesar de ello vamos a intentar hacer un cam-
bio, ayudando a adquirir la conciencia del riesgo que su
administración comporta. El tratamiento con benzodia-
cepinas no debería ser el tratamiento de primera elec-
ción sino un tratamiento alternativo en algunos casos
concretos.
Vamos a intentarlo. Vamos a trabajar, cuando poda-
mos, tendiendo a lo mejor. Lamentablemente en este
momento sólo podemos aportar un mínimo, un apunte
teórico que tal vez lleve a algunas personas a facilitar y
hacer mejor su trabajo. Esta es toda nuestra intención.
Este Manual pretende ayudarnos a reorientar nuestra
intervención, es por ello que la sección clínica consta de
dos apartados principales. El abordaje hoy en día de las
dos patologías en que las benzodiacepinas son más usa-
das; la Ansiedad y el Insomnio. No se trata de un Manual
para tratar de estas patologías, hay muchos y buenos, se
trata de ofrecer una perspectiva desde la cual aprecie-
mos que las benzodiacepinas no son la única alternativa
y que disponemos de otros medios. No se trata de evitar
su uso sino de restringirlo a las situaciones en que las
precisamos.
1 8 | Introducción
ANTECEDENTES GENERALES
Las benzodiacepinas (BZD) son los medicamentos tran-
quilizantes o inductores del sueño más utilizados en la
práctica clínica. Sin embargo, existe una gran controver-
sia con respecto a su eficacia y también a su seguridad,
particularmente para los pacientes que tienen antece-
dentes de trastornos adictivos y también para las per-
sonas mayores.
Su aparición en los años 60 (del siglo XX) supuso un
gran avance, ya que su riesgo de sobredosis era mucho
menor que el de los barbitúricos. Sin embargo, cada vez
hay más evidencias científicas de que a dosis elevadas
producen un grave enlentecimiento del centro respira-
torio, que se manifiesta con una disminución de la am-
plitud y la frecuencia de los movimientos respiratorios,
pudiendo llegar a una parada respiratoria, sobretodo
para las personas que sufren insuficiencia respiratoria o
bien para las que toman analgésicos opioides o bebidas
alcohólicas, a dosis elevadas (Sharp y Melnick, 2015).
En 1994 la Asociación Americana de Psiquiatría ya ad-
virtió sobre la problemática de las BZD, sus potenciales
efectos adversos y su riesgo de adicción. La reciente epi-
demia de sobredosis de Estados Unidos ha confirmado
que las BZD tienen riesgo de sobredosis y que, asociadas
a los analgésicos opioides, son potencialmente mortales
(Guardia Serecigni, 2018).
El estudio de Olfson, King y Schoenbaum (2015) con-
cluye que las BZD pierden rápidamente su eficacia como
hipnóticos o como ansiolíticos y, al mismo tiempo, en
personas mayores de 65 años, están asociadas a dete-
rioro en el funcionamiento cognitivo, reducción de la
movilidad y de las habilidades para conducir, y mayor
riesgo de caídas, que pueden agravarse con los trata-
mientos prolongados.
19
El consumo crónico de BZD se produce sobretodo en
mujeres mayores de 65 años, probablemente debido a
que su prescripción aumenta conforme la edad avanza,
sobre todo en relación al trastorno del sueño, y tam-
bién debido a que, tras un consumo continuado, es más
probable que la persona ya no pueda dejar de tomar la
«pastilla para dormir».
De manera parecida a lo que sucede con el alcohol y con
algunas drogas, la mayoría de personas pueden consumir
dichas sustancias sin llegar a desarrollar adicción. Proba-
blemente por este motivo, la mayoría de los médicos con-
sideran que las BZD son fármacos no problemáticos. Sin
embargo, los tratamientos con BZD pueden contribuir a
un aumento en la tasa de accidentes de tráfico, junto con
caídas, lesiones, fracturas y deterioro cognitivo, en los
mayores de 65 años. Además pueden producir malforma-
ciones en el feto de las mujeres embarazadas, y también
adicción y sobredosis en las personas que tienen una ma-
yor vulnerabilidad a conductas adictivas.
Las BZD se han utilizado ampliamente en el trata-
miento de la adicción al alcohol y las drogas. Sin embar-
go, producen efectos de rebote, tolerancia, abstinencia y
adicción, que son mucho más probables en las personas
con antecedentes personales o familiares de adicción al
alcohol o a las drogas. Estas personas tienen una eleva-
da tolerancia a las BZD, necesitan dosis más elevadas
para conseguir los mismos efectos, o bien desarrollan
rápidamente un aumento progresivo de las dosis, lo cual
incrementa su riesgo de sobredosis. Hay en cambio otras
personas que, incluso con pequeñas dosis, ya presentan
efectos de sedación y somnolencia, y son las que proba-
blemente tienen un menor riesgo de adicción.
El que las personas con antecedentes adictivos tie-
nen un mayor riesgo de adicción a las BZD y que, cuan-
do el consumo de BZD va asociado al del alcohol o los
opioides existe un mayor riesgo de accidentes, caídas,
2 0 | Introducción
lesiones, deterioro de la memoria y sobredosis, son evi-
dencias científicas y no sólo opiniones basadas en la ex-
periencia clínica.
Las BZD tienen efectos de rebote, es decir, tomadas
para aliviar la ansiedad o el insomnio, cuando finaliza su
efecto farmacológico la persona percibe la reaparición
de los síntomas, pero con mayor intensidad que antes
de la toma. Debido a la tolerancia, la persona necesi-
ta dosis progresivamente crecientes para conseguir los
mismos efectos que al inicio del tratamiento, ya que su
eficacia disminuye progresivamente a las pocas sema-
nas. A más largo plazo la persona puede empezar a pre-
sentar síntomas de abstinencia, es decir, la aparición de
«nuevos» y extraños síntomas (vegetativos, musculares,
sensoriales, motivacionales y otros), que son difíciles
de relacionar unos con otros y también con la retirada
de BZD y que son diferentes de aquellos para los cua-
les fueron prescritas. La abstinencia de BZD es un grave
trastorno que puede cursar con crisis convulsivas y que
viene a consolidar el ciclo de la adicción a las BZD (Guar-
dia Serecigni, 2017).
Muchas de las personas que toman ansiolíticos e hip-
nóticos consumen bebidas alcohólicas al mismo tiempo,
lo cual aumenta el riesgo de accidentes, caídas, lesiones
y fracturas, sobretodo en personas mayores de 65 años.
Incluso un inicio de tratamiento con BZD, en personas
que mantenían un consumo no problemático de bebidas
alcohólicas, puede convertirse en problemático debido a
que se potencian los efectos de intoxicación aguda tanto
del alcohol como de las BZD.
Los nuevos criterios diagnósticos DSM-V, de la Aso-
ciación Americana de Psiquiatría (2013), han disminuido
el umbral para poder efectuar el diagnóstico del tras-
torno adictivo. La presencia de tan sólo dos síntomas,
durante los últimos 12 meses, que pueden ser:
21
• Un poderoso deseo o necesidad de consumir BZD.
• Un consumo continuado, a pesar de sufrir proble-
mas causados o exacerbados por las BZD.
2 2 | Introducción
psiquiátricos, o bien intervenciones psicológicas espe-
cializadas; intentando al mismo tiempo la reducción y
retirada de las BZD, dada la posible pérdida de eficacia y
los potenciales riesgos a largo plazo de las BZD.
BIBLIOGRAFÍA
Asociación Americana de Psiquiatría. Guía de consulta de los
criterios diagnósticos del DSM-V. American Psychiatric Associa-
tion. Buenos Aires: Editorial Panamericana, 2013.
Guardia Serecigni, J., «Ansiolíticos e Hipnóticos» (2017). En:
Fernández, J. J., Pereiro, C., Guía de Adicciones para especialis-
tas en formación, Barcelona: Socidrogalcohol, cap. 8: 241-280.
http://www.socidrogalcohol.org/images/pdf/GUIA_ADICCIO-
NES_para_ESPECIALISTAS.pdf.
Guardia Serecigni, J. (2018). «Epidemia de sobredosis relacio-
nada con la prescripción de analgésicos opioides en Estados
Unidos». Adicciones, 30(2): 87-92.
Informe del Grupo de Trabajo de la American Psychiatric As-
sociation. Benzodiacepinas: dependencia, toxicidad y abuso.
EDIDE. Barcelona, 1994.
Olfson, M., King, M., y Schoenbaum, M. (2015). «Benzodiazepine
use in the United States», JAMA Psychiatry, 72(2): 136-142.
Pottie, K., Thompson, W., Davies, S., Grenier, J., Sadowski, C. A.,
Welch, V., Holbrook, A., Boyd, C., Swenson, R., Farrell, A. B.
(2018). «Deprescribing benzodiazepine receptor agonists». Evi-
dence-based clinical practice guideline. Clinical Preactice Gui-
delines, 64: 339-351.
Sharp, M. J., Melnick, T. A. (2015). «Poisoning deaths involving
opioid analgesics-New York State, 2003-2012». MMWR, 64 (14):
377-380.
23
CAP 1
EPIDEMIOLOGÍA E IMPACTO
DEL USO DE BENZODIACEPINAS
1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años el consumo de ansiolíticos, hipnóti-
cos, fundamentalmente los del grupo terapéutico de las
benzodiacepinas se ha ido incrementando y así se ha
visto reflejado en los datos de consumo y en las distintas
encuestas que se han realizado al respecto.
El problema es que la utilidad terapéutica de estas
sustancias está más que demostrada pero dentro de
un rango terapéutico y por un tiempo limitado, que no
siempre se receta. Por lo que en algunas ocasiones este
uso puede llegar a ser problemático e incluso conver-
tirse en un trastorno por consumo de sustancias per se.
Es importante detenerse a analizar la causa de este
incremento, situaciones de stress, incremento de la an-
siedad, baja tolerancia a la frustración o pobreza de re-
cursos personales para afrontar problemas.
Este incremento de consumo se ha visto evidenciado
en el número de recetas ofíciales hasta el año 2016, ob-
servándose un ligero descenso en los años 2017 y 2018.
25
2. EPIDEMIOLOGÍA
El último informe de la Agencia Española de medicamen-
tos y productos sanitarios, publicado en junio de 2019,
recoge la evolución de la utilización de medicamentos
ansiolíticos e hipnóticos durante el periodo 2010-2018,
concluyendo que fue uno de los grupos farmacológicos
más prescritos, no solo en España si no en la mayoría de
los países desarrollados. Aunque el consumo se había
ido incrementando de manera sostenida desde los años
90, situándose España por encima de la media europea.
Su uso principal es el tratamiento del insomnio y
de la ansiedad y de forma secundaria como relajantes
musculares o anticonvulsivos. El mismo informe ya re-
conocía que su uso prolongado se asocia a una serie de
riesgos para la salud. Lo que veremos con detalle a lo
largo de esta guía o manual de consenso.
Durante el período 2000-2012 el incremento de con-
sumo representó un 57,4%, y siguió incrementándose
hasta el año 2016, en el que se alcanzó su pico máximo,
en cambio, como hemos comentado observamos un des-
censo en el consumo durante 2017 y 2018 (v. Gráfico 1).
Los más consumidos fueron los de acción intermedia
seguidos de los de acción larga.
En el Gráfico 2 podemos observar el consumo global
por subgrupos.
En cuanto a ansiolíticos los más utilizados fueron lo-
razepam, seguido de alprazolam (v. Gráfico 3).
Y con respecto a los hipnóticos y sedantes, los más
consumidos fueron lormetazepam y zolpiden (v. Gráfico 4).
Los principios activos más consumidos entre todos
los ansiolíticos e hipnóticos se refleja en el gráfico 5.
Interesaría saber si el incremento en el consumo hasta
2016 está realmente ajustado a la patología ansiosa de-
2 6 | Epidemiología
GRÁFICO 1. Consumo global DHD
de ansiolíticos e hipnóticos en España
27
GRÁFICO 3. Consumo de Ansiolíticos (N058B) en España
2 8 | Epidemiología
GRÁFICO 4. Consumo de Hipnóticos y sedantes (N05C) en España
29
GRÁFICO 5. Principios activos más consumidos entre
todos los ansiolíticos e hipnóticos (% de DHD)
3 0 | Epidemiología
biéndose observado un ligero ascenso con respecto a la
encuesta anterior, es decir la realizada dos años antes.
Globalmente el consumo de estas sustancias es su-
perior entre el género femenino (21,1%) frente al mascu-
lino (12,8%), para esta franja de edad.
Y algo realmente preocupante es la edad de inicio en
el consumo, la cual se establece a los 14 años.
La encuesta elabora un perfil del consumidor de hip-
nosedantes en el que el 62,2% son mujeres y un 90%
menores de edad, con un detalle importante que refleja
el incremento, por ejemplo para el consumo durante los
30 últimos días en 2006 había un 3,6% frente a un 5’9%
en 2016, este aumento es más llamativo para consumos
en los 12 últimos meses, 7,4% frente a un 11,6% y más aun
en haber tomado estos fármacos alguna vez en la vida
(6,9% en 1994-17,9% en 2016)
Estas cifras deben de ponernos alerta y más si tene-
mos en cuenta que la percepción de riesgo va disminu-
yendo, situándose en un 52,9%. Aunque la disponibilidad
se ha visto disminuida, es decir el control sanitario se
ha visto reforzado y aun a pesar de ello se incrementa
el consumo.
Según el estudio Consumo de tranquilizantes entre
adolescentes europeos basado en la encuesta ESPAD,
en los 22 países europeos analizados, casi el 8% de los
menores de 16 años ha consumido en algún momento
algún tranquilizante con prescripción médica y el 6% lo
ha hecho sin prescripción previa.
Si revisamos las cifras de consumo para la población
adulta, a través de la encuesta EDADES realizada a 21.249
ciudadanos de entre 15 a 64 años.
En este grupo de edad el consumo de hipnosedan-
tes es del 12,4% (11% con receta y 1,3 sin prescripción),
lo que las sitúa en la tercera droga más consumida por
31
detrás del alcohol y el tabaco, en este caso con un ligero
descenso con respecto a 2016.
La característica común es el predominio del consu-
mo entre mujeres 15,5% frente al 9,3% en el caso de los
varones, y con mayor prevalencia en la franja de edad 35
a 64 años. Y con incremento con respecto a 2005, cuatro
veces superior.
Deberemos estar atentos a la evolución de este inicio
del descenso para comprobar si realmente se consolida
y paralelamente hay un incremento de la percepción de
riesgo y si en parte es debida a la sensibilización de los
profesionales y de la población en general.
3 2 | Epidemiología
3. IMPACTO DE LAS BENZODIACEPINAS
El impacto se podría medir por el uso prolongado de las
mismas y aunque no hay unas cifras oficiales, ni hemos
encontrado estudios al respecto, si que es importante
enumerar los distintos aspectos sobre los que incide su
uso, que según el Manual Ashton son los siguientes:
33
BIBLIOGRAFÍA
Ashton, Heather. Manual Ashton. Las Benzodiacepinas: cuál es
su mecanismo de acción y cómo suspender la ingestión. Ed. re-
visada (agosto de 2002). Newcastle upon Tyne (UK): Institute of
Neuroscience, Newcastle University, NE4 5PL, 1999-2012.
ESTUDES. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre
Drogas. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad,
2017.
EDADES. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre
Drogas, 2018.
Fotiou, A., et al. (2014). «Trends in the association between
prescribed and nonprescribed use of tranquillisers or sedati-
ves among adolescents in 22 European countries». Nat-Nordic
Studies on Alcohol and Drugs, Vol. 31, 4: 371-387.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Agencia
Española del medicamento y Productos sanitarios (AEMPS). In-
forme de utilización de medicamentos U/HAY/V1/17012014. Uti-
lización de medicamentos ansiolíticos e hipnóticos en España
durante el período 2000-2012.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia
Española del medicamento y Productos sanitarios (AEMPS). In-
forme de Utilización de medicamentos ansiolíticos e hipnóticos
en España durante el periodo 2010-2018.
34
CAP 2
FARMACOLOGÍA
CLÍNICA DE LAS
BENZODIACEPINAS
35
2. COMIENZO Y PICO DE LA ACCIÓN
Las BZD se absorben rápida y completamente por vía
oral alcanzando un pico de acción entre la media y las
dos horas después de la toma. Las más liposolubles (por
ej., diazepam) se absorben más rápidamente y penetran
antes en el SNC, por lo que presentan mayor potencial
de abuso. Aquellas con una vida media más larga es más
probable que produzcan efectos como sedación y caídas
al día siguiente.
Cuanto más rápido es el comienzo de acción más
intenso es el efecto subjetivo de «esto hace», lo que
supone un refuerzo cada vez que se toman. A la larga
fortalece los componentes psicológicos de un proceso
de dependencia. Un segundo factor muy importante en
un proceso de dependencia es la dosis (más fácil cuanto
mayor).
3. DURACIÓN DE LA ACCIÓN
La duración de acción de las BZD es, por lo general, más
corta que su vida media ya que una vez absorbidas se
distribuyen rápidamente en el tejido graso. Con el uso
repetido, frecuente, se produce un efecto de saturación
por el que las concentraciones en sangre pueden ser
muy altas. La repetición de dosis hace que este efecto
de saturación se alcance en un periodo de aproximada-
mente 5 vidas medias. Después de un uso prolongado,
los test de orina pueden resultar positivos hasta 4-6
semanas de la última dosis, por la lentitud con que se
liberan los depósitos en grasa.
Aunque los efectos aparentes duran pocas horas, la
mayoría de la BZD continúan ejerciendo efectos, más su-
tiles en el organismo, efectos que se pueden hacer más
patentes con el uso continuado. El diazepam, por ej., se
3 6 | Farmacología
prescribe cada 12h e incluso cada 8h para el tratamiento
de la ansiedad a pesar de que su vida media alcanza
las 48 h y su metabolito activo tiene una vida media de
eliminación de 4 días.
4. METABOLISMO
En principio todas las benzodiacepinas se metabolizan
a través de un paso hepático en el que, mediado por el
citocromo p450, son oxidadas, para posteriormente ser
conjugadas. Los metabolitos conjugados resultan alta-
mente hidrosolubles, por lo que son, preferentemente,
eliminados por vía renal. Estos metabolitos intermedios
activos, en general prolongan la duración del efecto del
fármaco original.
La velocidad a la que se produce este metabolismo
es la que va a marcar las diferencias en cuanto a la vida
media.
Otras BZD, requieren únicamente glucurono-conjuga-
ción para ser eliminadas, tal es el caso de lorazepam y
oxazepam, evitando el primer paso hepático.
5. MECANISMO DE ACCIÓN
Las acciones que ejercen las BZD son a través de la po-
tenciación del GABA, neurotransmisor inhibidor. Se unen
a receptores del complejo GABA-A, con lo que directa o
indirectamente afectan a la mayor parte de las funcio-
nes cerebrales no selectivamente. Este efecto inhibidor
es el responsable de los característicos efectos de seda-
ción, amnesia y déficit de coordinación motora.
Existen evidencias de su acción en el sistema do-
paminérgico mesolímbico lo que disminuye todas las
emociones, incluyendo el miedo, la ansiedad, el placer
37
(mediado por los circuitos de recompensa) produciendo
también algo que podríamos llamar «anestesia emocio-
nal»; apatía y depresión. En el córtex cerebral pueden
producir deterioro cognitivo y somnolencia; en el hipo-
campo causan deterioro de la memoria, pero también
efectos anticonvulsivantes. En cerebelo y áreas motoras
interfieren en el control motor, tono muscular y coordi-
nación. Todos estos efectos empeoran en personas ma-
yores, y con el uso prolongado.
6. TOLERANCIA
El desarrollo de tolerancia es una reacción fisiológica de
neuroadaptación al uso crónico de cualquier substan-
cia susceptible de producir dependencia (alcohol, nico-
tina, cocaína, BZD, opioides… El organismo responde a
la presencia continua de la substancia con una serie de
cambios que en el caso de las BZD suceden a nivel de
los receptores GABA que devienen menos sensibles, con
lo que sus efectos disminuyen, así es precisa una ma-
yor cantidad de estímulo (dosis) para lograr los mismos
efectos.
Es muy importante reseñar que la tolerancia no es a
las substancias en concreto, sino a sus efectos, de forma
que para el efecto hipnótico la tolerancia se desarrolla
rápidamente, de forma más lenta para el efecto ansiolí-
tico, y muy a largo plazo para el efecto relajante muscu-
lar (Vinkers et al., 2012).
No debemos olvidar que, además, existe tolerancia
cruzada con los efectos del alcohol y de otras substan-
cias.
3 8 | Farmacología
7. EQUIVALENCIA
Se trata de un asunto muy complejo el de la equivalen-
cia entre las distintas benzodiacepinas. Existen multitud
de tablas y su único sentido es el de facilitar el inter-
cambio de una a otra. Se basan en la experiencia, y no
todos los clínicos están de acuerdo. Aquí vamos a adap-
tar lo descrito en BNF (Joint National Formulary Commi-
ttee, 2011) (Lewis, 2014). De hecho existen muchas más,
las más recientes en nuestro Estado son las del Boletín
Terapéutico Andaluz (BTA, 2014) y del Navarro (Azparren
et al., 2014).
TABLA 1. Equivalencias entre las distintas BZD
Equivalencia
Vida media Rapidez
Agonista BZD a 5 mg de Aplicaciones
(horas) de inicio
diazepam
Clordiazepóxido 5-30 lenta 15 mg ansiedad
ansiedad/
Diazepam 20-100 rápida 5 mg
insomnio
0,5
Loprazolam 4-15 lenta insomnio
(hasta 1 mg)
ansiedad/
Lorazepam 10-20 intermedia 0,5 mg
insomnio
0,5
Lormetazepam 11 intermedia insomnio
(hasta 1 mg)
Midazolam 18-25 rápida 5 mg insomnio
Oxazepam 4-15 lenta 15 mg ansiedad
Temazepam 8-22 intermedia 10 mg insomnio
Zolpidem 2 rápida 10 insomnio
Zopiclona 5-6 rápida 3,75 insomnio
FUENTE: BNF (Joint National Formulary Committee, 2011) (Lewis, 2014).
39
No incluidos en el anterior listado y de uso en España:
Dosis equivalente
Fármaco Rapidez de inicio a 5 mg Aplicaciones
de Diazepam
8. INTERACCIONES
La mayoría de las benzodiacepinas (excepto lorazepam,
oxazepam y temazepam) y las no benzodiacepinas se
metabolizan mediante el sistema CYP3A4 (Wilt, MacDo-
nald, Brasure et al., 2016). Los inhibidores del sistema
CYP3A4 (por ej., claritromicina) aumentan el riesgo de
toxicidad relacionada con las benzodiacepinas y las no
benzodiacepinas, mientras que los inductores del siste-
ma CYP3A4 (por ej., la rifampicina) pueden disminuir la
eficacia de las benzodiacepinas y las no benzodiacepi-
nas.
La mayor parte de las interacciones de las BZD con
fármacos similares en cuanto a mecanismo de acción
y/o efectos (barbitúricos, antiepilépticos, neurolépticos,
etc) incluyen:
4 0 | Farmacología
• Aumento del efecto sobre el SNC.
• Efectos depresores sobre los sistemas respiratorio
y cardiovascular.
• Disminución de la coordinación motora.
Alcohol
El uso simultáneo de benzodiacepinas y alcohol (u otro
depresor del sistema nervioso central) aumenta el ries-
go de depresión del sistema nervioso central y, por lo
tanto, está contraindicado.
La combinación en dosis altas puede llegar a pro-
ducir depresión respiratoria, sedación profunda, hasta
coma y muerte. Cualquier dosis produce potenciación de
los efectos de ambas.
Opioides
Se han descrito casos de muerte al asociarse con Me-
tadona o Buprenorfina, más frecuentes con la primera.
Ambos fármacos se usan en el tratamiento de la adicción
a heroína, en centros especializados.
Otros
• Quinolonas: pueden precipitar un cuadro agudo de
abstinencia en pacientes con dependencia a las BZD
o que están disminuyendo las dosis. Se supone que
por desplazamiento de las BZD de sus lugares de
unión en los receptores GABA. El riesgo puede au-
mentar al usar AINE.
• Rifampicina: puede incrementar el metabolismo de
las BZD mediante la inducción del citocromo P450, lo
que disminuiría su efecto.
41
• Disulfiram: inhibe el metabolismo de las BZD por lo
que aumenta la vida media, reduce el aclaramiento y
aumenta el efecto sedativo.
• Bupropion: aumenta el riesgo de convulsiones du-
rante la abstinencia de BZD.
• Hierba de San Juan: puede aumentar el metabolismo
de las BZD por inducción del citocromo P450, dismi-
nutendo su efecto.
• Antiepilépticos: carbamacepina, fenobarbital y feni-
toína inducen el citocromo P450. Hay trabajos res-
pecto a que las BZD pueden alterar los niveles de
fenitoína.
• Teofilina: puede reducir los efectos de las BZD.
• Medicación antiVIH: los inhibidores de la proteasa
indinavir, nelfinavir, ritonavir y saquinavir NO deben
usarse al mismo tiempo que alprazolam, diazepam,
flurazepam y midazolam, por aumento del riesgo de
sedación prolongada y depresión respiratoria. Se
debe a la inhibición del sistema microsomal hepático
relacionado con el metabolismo de estas benzodia-
cepinas.
• Antifúngicos: Inhiben el citocromo P450 por lo que
pueden aumentar el efecto de las BZD.
• Antiácidos: aunque disminuyen la absorción de las
BZD por lo que se retrasa algo el inicio del efecto, no
es un factor relevante.
4 2 | Farmacología
TABLA 3. Interacciones de las BZD con fármacos
Antidepresivos
sedativos, neurolépticos,
Aumenta la sedación anticovulsivantes,
antihistamínicos, opioides,
alcohol
Cimetidina, digoxina,
ISRS, eritromicina,
Aumentan la concentración isoniacida, ketoconazol,
y efectos adversos dextropropoxifeno,
omeprazol, betabloqueantes y
anticonceptivos*
Antiácidos, barbitúricos,
Disminuyen la concentración
carbamazepina, levodopa†,
y efectos terapéuticos
cafeína y el tabaco
Aumentan la concentración
Fenitoína, dioxina y litio
de otros fármacos
Betabloqueantes, IECA y
Potencian efecto hipotensor
calcioantagonistas
43
9. CONTRAINDICACIONES RELATIVAS Y ABSOLUTAS
Contraindicaciones absolutas
Contraindicaciones relativas
4 4 | Farmacología
BIBLIOGRAFÍA
Azparren Andía, A., García Romero, I. (2014). «Estrategias para
la deprescripción de benzodiacepinas». Boletín de informa-
ción farmacoterapéutica de Navarra, Vol. 22, 2. https://www.
navarra.es/NR/rdonlyres/AB30A9A5-9907-4D68-A17A-C4AB-
0DC524D5/293282/Bit_v22n2.pdf.
Boletín TER Andalucía, 2014, 29(2). Benzodiacepinas: riesgos y
estrategias para su retirada. http://www.cadime.es/docs/bta/
CADIME_BTA2014-29_02.pdf.
Lewis, G., What are the equivalent doses of oral benzodiazepi-
nes? SPS (Specialist Pharmacy Service), 2014. https://www.sps.
nhs.uk/.../SW_293-5_Benzodiazepines-final.doc
Losada Cucco, L. (2008). «¿Hacemos un uso adecuado de las
benzodiacepinas? Conocimientos prácticos para atención pri-
maria». Revista SEMG 112: 780-787.
Vinkers, C. H., van Oorschot, R., Nielsen E.Ø., Cook, J. M., Han-
sen, H. H., Groenink, L., Olivier, B., Mirza, N. R. (2012). GABA(A)
receptor α subunits differentially contribute to diazepam tole-
rance after chronic treatment, 7(8): e43054.
Wilt, T. J., MacDonald, R., Brasure, M., et al. (2016). «Pharmaco-
logic Treatment of Insomnia Disorder: An Evidence Report for
a Clinical Practice Guideline by the American College of Physi-
cians». Ann Intern Med, 165: 103.
45
CAP 3
¿CUÁNDO PRESCRIBIMOS
BENZODIACEPINAS?
1. ANSIEDAD
1. 1. Introducción
La ansiedad es un proceso biológico que en condicio-
nes de alarma frente a peligros potenciales ayuda a de-
47
fendernos de ellos, bien favoreciendo su afrontamiento
o huyendo. En el trascurso de la vida cotidiana puede
presentarse un cierto nivel de ansiedad que resulta útil
como estimulo para actuar. Esta ansiedad se debe con-
siderar como normal, es adecuada a las circunstancias.
Si la intensidad o la duración son desproporcionadas al
estímulo, se produce la ansiedad patológica. El límite
entre lo normal y lo patológico lo determinara la funcio-
nalidad del individuo con ansiedad. Cuando la ansiedad
es tal que ya no se puede responder al estrés de la vida
cotidiana, del trabajo o de la vida de relación, es pato-
lógica.
Así pues, la ansiedad es un fenómeno universal que
no es necesariamente patológico ni requiere siempre un
tratamiento, farmacológico o de otro tipo.
El miedo y la ansiedad son fenómenos estrechamen-
te relacionados. El miedo es una reacción a una ame-
naza inminente percibida en el presente, con un desen-
cadenante concreto, mientras que la ansiedad está más
orientada hacia el futuro, en referencia a la percepción
de una amenaza anticipada.
Con el término ansiedad nos referimos, habitualmen-
te, a un síntoma de algo que afecta más profundamente
a la persona que la padece, ya sea una situación de es-
trés o cualquier enfermedad psiquiátrica. Pero por otra
parte, también, el término ansiedad, se emplea para
hablar, genéricamente, de los Trastornos de Ansiedad.
Existen criterios universales para los Trastornos de An-
siedad, los cuales se encuentran recogidos en las dos
clasificaciones de trastornos mentales más importantes:
el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales, quinta edición (DSM-V) de la Asociación Ame-
ricana de Psiquiatría y la Clasificación internacional de
las enfermedades, undécima versión (CIE-11) de la Orga-
nización Mundial de la Salud.
4 8 | Prescripción
En la CIE-11 los trastornos neuróticos (ansiedad) se
agrupan en los trastornos relacionados con el estrés y
somatomorfos. En el manual del DSM-V se describen
once Trastornos de Ansiedad:
49
• Trastorno de ansiedad social: es el miedo o ansiedad
intensos que aparecen prácticamente siempre en re-
lación a una o más situaciones sociales en las que
la persona se expone al posible escrutinio por parte
de otros. El miedo, la ansiedad o la evitación deben
estar presentes un mínimo de 6 meses.
5 0 | Prescripción
• Trastorno de ansiedad debido a otra enfermedad
médica: se caracteriza por la presencia de crisis de
angustia o ansiedad, con evidencia a que ello es con-
secuencia directa de una enfermedad médica.
51
1. 2. Trastornos de Ansiedad y Atención Primaria
Es conocido que los problemas de salud mental suelen
ser atendidos por primera vez más en las consultas de
atención primaria (AP) que en las de salud mental (Jen-
kins et al., 2002). Representa uno de los diez problemas
crónicos más prevalentes en población general españo-
la (6,74%) según la Encuesta Nacional de Salud de 2017.
Además, uno de los problemas que se presenta en AP es
el infradiagnóstico de los trastornos mentales por parte
de los médicos, pues casi la mitad de estos pacientes no
han sido diagnosticados y no reciben tratamiento para
dichos trastornos (Robbins et al., 1994). Por otra parte,
una cuestión que afecta claramente a las posibilidades
de diagnóstico e intervención sobre los problemas de
ansiedad en AP es la sobrecarga asistencial y el poco
tiempo del que se dispone para dedicarle a estos casos.
Las benzodiacepinas son uno de los grupos farma-
cológicos más prescritos en España y en la mayoría de
países occidentales. Se utilizan de forma amplia en pro-
blemas de salud con una alta prevalencia, en especial
en los trastornos de ansiedad (Sirdifield et al., 2013). El
tratamiento prolongado con benzodiacepinas puede
provocar alteraciones cognitivas (somnolencia diurna,
disminución de reflejos, alteraciones de la memoria an-
terógrada) e incremento de caídas con fracturas. Algunos
de estos efectos pueden ser más frecuentes e intensos
en pacientes de edad avanzada como resultado de las
modificaciones farmacocinéticas y farmacodinámicas
relacionadas con la edad.
5 2 | Prescripción
GRÁFICO 1. Algoritmo de actuación ante
un nuevo diagnóstico de ansiedad
1º) PSICOTERAPIA
2º) FARMACOTERAPIA
➜
FARMACOTERAPIA PSICOTERAPIA (TCC)
➜
Respuesta Respuesta
inadecuada adecuada
➜ ➜
Optimizar TCC
Respuesta Respuesta
ISRS inadecuada adecuada
Ensayo con ➜
Mantener el
tratamiento
un segundo
al menos 12
ISRS o IRSN
meses
➜
Respuesta
Respuesta Respuesta Respuesta adecuada
adecuada parcial inadecuada
➜
➜
➜
Mantener el Asociar
tratamiento Antecedentes de Trastornos BDZ
al menos 12 por Abuso de Sustancias NO
meses
SÍ Respuesta
Respuesta · Gabapentina inadecuada
adecuada · Pregabalina
· Mirtazapina
· Nortriptilina
· Fenelzina
53
En una reciente revisión sistemática de Zhangh (2019)
que compara diversas técnicas psicoterapeúticas en el
tratamiento de los Trastornos de Ansiedad en atención
primaria (terapia cognitivo-coductual, terapia centrada
en el problema, intervención motivacional e intervención
breve), concluye que las más efectivas fueron la terapia
cognitivo-conductual y la terapia centrada en el proble-
ma. En otra revisión sistemática de Zhangh (Zhang et al.,
2018) se preconiza la utilidad de la terapia centrada en
el problema en el ámbito de la atención primaria, por su
menor duración y complejidad (entre 7 y 14 sesiones).
El tratamiento farmacológico de los Trastornos por
Ansiedad y en referencia a la revisión sistemática y me-
tanálisis de Bandelow (2017), se puede concluir que:
• Los fármacos de primera elección son los inhibido-
res selectivos de la recaptación de serotonina y los
inhibidores de la recaptación de serotonina y nora-
drenalina. Estos fármacos deben de utilizarse entre
6 y 12 meses.
• Una segunda opción terapeútica sería la pregabalina
y gabapentina.
• Las benzodiacepinas NO se recomiendan como uso
de forma rutinaria prolongada.
2. INSOMNIO
Dado que este manual no trata de las patologías si no del
uso de las benzodiacepinas en ellas no procedería un tra-
tado sobre el insomnio, o una guía específica del abordaje
del insomnio desde Atención Primaria de las que existen
múltiples a las que remitimos a las personas interesadas.
Para el análisis de esta patología vamos a seguir el
DSM-V, no solo por lo reciente de su aparición, si no por
la claridad que puede aportar.
5 4 | Prescripción
El insomnio se encuadra dentro de los Trastornos del
sueño/vigilia, que incluyen:
• Trastorno de insomnio.
• Trastorno de hipersomnia.
• Narcolepsia.
• Trastorno del sueño relacionados con la respiración.
• Trastorno del ritmo circadiano de sueño-vigilia.
• Trastorno del despertar del sueño no REM.
• Trastorno de pesadillas.
• Trastorno del comportamiento del sueño REM.
• Síndrome de piernas inquietas.
• Trastorno del sueño inducido por substancias/medi-
camentos.
Los trastornos del sueño se acompañan con frecuen-
cia de depresión, ansiedad y síntomas cognitivos y su al-
teración persistente es un factor de riesgo conocido para
el establecimiento posterior de enfermedades mentales
y trastorno por consumo de substancias. El que se aso-
cie con otras afecciones clínicas es más la regla que la
excepción (patologías cardíacas, dolor osteoarticular,
demencia tipo Alzheimer…).
La prevalencia del insomnio es alta y muy similar en
los distintos países occidentales (las diferencias en pre-
valencias pueden atribuirse a diferencias en la forma de
abordar la evaluación). Hasta un tercio de los adultos
presentan quejas acerca de la calidad de su sueño y entre
el 10-15% refieren alteraciones asociadas durante el día.
Entre el 5,7% (Alemania) y el 19% (Francia) presentan
criterios diagnósticos de insomnio primario. Entre un
10-20% de los usuarios de Atención Primaria presentan
quejas relativas al sueño y es algo más frecuente en las
mujeres (1,44:1). Hasta un 50% de los pacientes diag-
nosticados de insomnio pueden presentar un trastorno
mental comórbido.
55
TABLA 1. Criterios diagnósticos del Insomnio / 307.42 (F51.01)
Especificar si: Episódico: los síntomas duran como mínimo un mes pero
menos de tres meses / Persistente: los síntomas duran tres meses o más /
Recurrente: dos (o más) episodios en el plazo de un año.
5 6 | Prescripción
2. 1. Características diagnósticas
La dificultad para mantener el sueño es el síntoma in-
dividual más frecuente, seguido por la dificultad para
quedarse dormido, aunque es aún más habitual su pre-
sentación conjunta. La clasificación en: precoz, tardío e
intermedio, no es una definición de tipología ya que con
mucha frecuencia se alternan en el tiempo en la misma
persona.
Existen criterios cuantitativos que no han de usarse
estrictamente:
57
el sueño y el malestar por no conseguirlo generan un
círculo vicioso: mayor esfuerzo por dormir-mayor frus-
tración-más empeora el sueño. Además las personas con
insomnio persistente pueden adquirir hábitos desadap-
tativos (pasar mucho tiempo en cama, horarios de sueño
erráticos, siestas) y cogniciones también desadaptativas.
Por lo general las alteraciones del sueño suceden con
más probabilidad en individuos predispuestos cuando
se exponen a acontecimientos precipitantes como acon-
tecimientos vitales mayores, o un estrés más leve pero
prolongado, aunque se pueden definir factores de riesgo:
• Temperamentales: personalidades y estilos cogniti-
vos con tendencia a la ansiedad y la preocupación,
tendencia a reprimir las emociones.
• Ambientales: luz, ruido, temperatura inadecuada, al-
titud.
• Genéticos y fisiológicos: género femenino y edad
avanzada se asocian con un aumento de la vulnera-
bilidad (menopausia). Sí existe una mayor frecuencia
familiar sin que se pueda concretar la razón.
• Modificadores del curso: los que empeoran el curso
son las prácticas de mala higiene del sueño.
Continuar
ar a
cognitiva
uc
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farmacológicas
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https://cep.health/clinical-
sp
products/insomnia-
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insomnia-tool/.
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Ajustar el entorno
ve
re
59
GRÁFICO 3. Algoritmo de actuación frente al insomnio
6 0 | Prescripción
➜
¿Alteraciones SÍ ¿Patrón de sueño SÍ ¿Toma de SÍ
Cambio de medicación
clínicamente en sincronía con substancias que
(atención a la abstinencia)
significativas? el ritmo cardíaco? afectan al sueño?
NO NO NO
NO
61
crónico. Creemos que la falta de esta categorización se
debe a la interpretación clínica y aporta poco en cuanto
a cuestiones relevantes.
En la siguiente tabla se listan los fármacos actual-
mente aceptados en Europa para el tratamiento del in-
somnio:
Diazepam, flunitrazepam,
lormetazepam, nitrazepam, flurazepam,
BZD (benzodiacepinas)
nitrazepam, oxazepam, temazepam,
triazolam
Agomelatina,amitriptilina, doxepina,
Antidepresivos mianserina, mirtazepina, trazodona,
trimiptamina
Clorprotixene, levomepromazina,
Antipsicóticos melperona, olanzapina, pipamperone,
protipendil, quetiapina
Difenhidramina, doxilamina,
Antihistamínicos
hidroxicina, prometazina
6 2 | Prescripción
Estos efectos son superiores a los obtenidos con
placebo, siendo la consistencia y el grado de la eficacia
dependiente de la dosis administrada (González et al.,
2000). Sin embargo, si bien los hipnóticos son capaces
de inducir y mantener el sueño no consiguen reprodu-
cir el sueño fisiológico, sino que modifican de diferente
forma su arquitectura, como se muestra en la Tabla. Es
necesario señalar, que si bien las benzodiacepinas pro-
ducen reducción de sueño REM, su uso no se asocia a
rebote REM. A pesar de los datos recogidos en la Tabla,
en el informe de la Asociación Mundial de Psiquiatría
(WPA) se concluye que no está suficientemente compro-
bado que las nuevas moléculas (Zopiclona y Zolpidem)
afecten menos a las fases 3 y 4 del sueño.
Fase I
Fase II
Sueño delta
Sueño REM
FUENTE: M. Bousoño; J. Bobes; M.P. González (2000)
63
TABLA 4. Guía europea para el diagnóstico y el tratamiento
del insomnio. Recomendaciones
Tratamiento
Intervenciones farmacológicas
BZD y BZRA
6 4 | Prescripción
• El tratamiento a largo plazo del insomnio con BZD o BZRA no se
recomienda por lo general ante la falta de evidencia y los posibles
efectos secundarios (recomendación fuerte, evidencia baja). En
pacientes que usan medicación diariamente, la reducción a tomas
intermitentes se recomienda fuertemente (recomendación fuerte,
evidencia baja).
Antidepresivos sedantes
Antihistamínicos
Antipsicóticos
• Por las insuficientes evidencias, y a la luz de sus efectos secundarios,
no se recomiendan (recomendación fuerte, evidencia muy baja).
Melatonina
Fitoterapia
Terapia complementaria
65
3. URGENCIAS Y BENZODIACEPINAS
Pasar consulta en la puerta de urgencias tiene una serie
de peculiaridades, una de las más destacable y evidente
es la falta de un cupo de pacientes, por lo general el
paciente que aquí se atiende es desconocido para no-
sotros y será a través de la anamnesis y la consulta a su
historial médico la manera que tendremos para hacer-
nos con una imagen estática de la persona que tenemos
enfrente. Esto sumado a la masificación habitual de las
consultas de Atención Primaria y la sobreutilización de
los servicios de urgencias para consultas demorables
hacen que este nivel asistencial sea un lugar propicio
a la hora de realizar nuevas prescripciones o perpetuar
el consumo de algún fármaco que puedan ser objeto de
abuso, provocar tolerancia o dependencia como ocurre
con las benzodiacepinas (BZD) o los hipnosedantes.
El objetivo de este apartado es ahondar en la re-
lación del uso de BZD en un ámbito de la Medicina de
Urgencias en la consulta del médico de familia o en el
Servicio de Urgencias de un hospital. Repasaremos la
prescripción y el uso de estos fármacos para aquellas
patologías que atendemos como urgentes y veremos de
qué manera podemos contribuir desde este nivel a dis-
minuir la prescripción inadecuada, evitando así los po-
sibles riesgos y efectos adversos derivadas del uso estas
sustancias.
6 6 | Prescripción
La organización de las consultas de Urgencias como
se ha mencionado al inicio, hace de este lugar un caldo
de cultivo idóneo para el inicio del consumo de BZD por
prescripción médica donde la administración domicilia-
ria en la mayoría de las veces, no es supervisada médi-
camente con posterioridad propiciando el abuso de las
mismas.
En la consulta de urgencias atenderemos frecuen-
temente casos de ansiedad aguda y agitación que se-
rán tratados con el uso puntual de BZD de una manera
correcta, para ello las farmacias o dispensarios de los
centros de salud y de los hospitales cuentan con fárma-
cos orales y formulas parenterales que se administrarán
según el nivel de ansiedad o agitación.
En crisis de ansiedad o situacionales los fármacos
más utilizados son alprazolam (0,5-1 mg), lorazepam (1-2
mg), diazepam (5-10 mg) o bromazepam (1,5-3 mg). Para
situaciones más graves las BZD utilizadas son diazepam
(10-20 mg), clorazepato dipotásico (15-30 mg), midazolam
(2,5-5 mg) o clonazepam (1-2 mg) (Korczak et al., 2016].
Tras el control de los síntomas, el paciente que es
remitido a su domicilio o a seguimiento por su médico
de familia, ya sea por baja tolerancia al malestar emo-
cional, por la falta de tiempo en la consulta, por inercia
u otros factores como el desequilibrio entre el conoci-
miento de los médicos sobre BZD y su uso en la práctica,
se deriva con una prescripción domiciliaria de BZD sin
considerar otras medidas no farmacológicas (Hamilton
et al., 1990; Pérez Urdániz, 2001), manteniendo esta me-
dicación después del alta, cuando ya han desaparecido
las causas que han motivado la prescripción.
Otra prescripción controvertida que se puede realizar
tanto desde AP como desde urgencias y que favorece el
contacto con estas sustancias y por tanto la aparición de
efectos adversos y riesgos significativos es la prescrip-
67
ción de BZD con función miorrelajante. Los cuadros de
dolor lumbar son un motivo de consulta muy recurrente
en Urgencias, en Estados Unidos supone un 2,4% de las
visitas a los servicios de urgencias (Friedman et al., 2010)
También se prescriben para todo tipo de dolores osteo-
musculares, cuando en realidad no existen ensayos de
calidad que comparen directamente los miorrelajantes
con los analgésicos o con los antinflamatorios no este-
roideos (Friedman et al., 2017) Podríamos decir que la
eficacia de las BZD, si la hubiera, podría estar en rela-
ción con la acción directa o centralizada en el músculo
esquelético o podría funcionar, al disminuir la ansiedad
del paciente sobre la condición (Chou et al., 2005).
Aunque anecdóticas en los servicios de urgencias
serían interesantes mencionarlas, son las solicitudes
de BZD y análogos para sobrellevar alguna experien-
cia, suelen ser usuarios con conductas de automedica-
ción los que las demandan y las utilizan para disminuir
la ansiedad ante ciertas vivencias como un viaje largo,
un examen o por ejemplo la noche previa a una prueba
diagnóstica invasiva.
6 8 | Prescripción
tratamiento a quien se pueda beneficiar de él sino, ase-
gurarse de que ningún paciente tome un medicamento
innecesario que en lugar de beneficios le pueda acarrear
perjuicios (Márquez-Calderón et al., 2014).
Es necesario implicar al paciente, estableciendo una
alianza terapéutica con él, ofreciendo otras opciones de
tratamiento siempre que se pueda y advirtiendo de la
posibilidad de aparición de dependencia y otros efectos
adversos tales como interacciones, sedación, riesgo de
demencia, riesgo de cáncer, retardo psicomotor o riesgo
de caídas y fracturas en el caso que se administren BZD
(Vicens et al., 2008).
Aunque sean el insomnio y la depresión dos pato-
logías que no se manejan habitualmente en Urgencias,
debemos también mencionarlas en este apartado pues
son las entidades que más frecuentemente se relacio-
nan con el uso cónico de estos fármacos y por tanto con
la prescripción a demanda que si nos encontraremos en
nuestra actividad asistencial como hemos mencionado
anteriormente y en las que podremos iniciar un proto-
colo de retirada (Scott et al., 2015) o al menos identificar
aquellos pacientes susceptibles de ser deshabituados
que podrán ser remitidos para valoración al médico de
familia, equipos de atención a drogodependientes o a
recursos sociosanitarios y de salud mental (Rubio Gon-
zález et al., 2009).
En otro escenario, uno más propio de un Servicio de
Urgencias, veremos diferentes asistencias clínicas a las
que debemos prestar especial atención ya que pueden
ser consecuencias directas o indirectas del consumo de
BZD y análogos (PNSD, 2016). Estas pueden ser caídas,
fracturas, accidentes de tráfico y diversas situaciones
clínicas graves en las que no se debería pasar por alto
el realizar una revisión sistemática de las prescripciones
del paciente (Nazarian et al., 2017; Gorgels et al., 2005).
Esta intervención ayudará a identificar errores y detec-
69
tar potenciales problemas de seguridad, asegurando la
adecuación y duración de los tratamientos. Es recomen-
dable revisar este tipo de medicación en pacientes poli-
medicados, pluripatológicos y ancianos, particularmen-
te los frágiles (Bejarano Romero et al., 2008).
En el caso de los pacientes mayores, tema que en el
que se profundizará más adelante, se trata de una po-
blación especialmente vulnerable que presenta un alto
riesgo de sufrir un deterioro de su capacidad funcional.
En Urgencias son comunes las consultas resultantes de
caídas relacionadas con la toma de ciertos fármacos,
constituyendo las BZD junto a los antidepresivos los me-
dicamentos que más se relacionan con esta fatal even-
tualidad (De Jong et al., 2013). Al tratarse de un factor
que puede ser modificable, es interesante integrar la
revisión sistemática de la medicación en la asistencia al
paciente mayor (Cahir et al., 2010). Para ello se han de-
sarrollado diversas herramientas que detectan la pres-
cripción potencialmente inadecuada en esta población,
siendo los criterios de Beers y los STOPP-START los más
empleados en nuestro entorno, estos pueden sernos de
gran utilidad por su facilidad de uso tanto en la consulta
de Urgencias como de Atención Primaria o Especializada
Hospitalaria (Silveira et al., 2009).
7 0 | Prescripción
tolíticos supone una de las causas más frecuentes de
atención por intoxicación en los Servicios de Urgencias.
Aunque las BZD presentan un índice terapéutico muy
alto y la mortalidad relacionada cuando la sobredosis es
baja puede ocurrir cuando existe con ingesta de alcohol
y otros sedantes del SNC (Chinchilla, 2010).
Coma
Estupor
Nistagmo
Apnea
Alucinaciones
Hipotermia
71
respiratoria, que puede conducir a la muerte. La admi-
nistración urgente de Flumazenilo, antagonista de los
receptores GABA-benzodiazepínicos, revertirá los efec-
tos de la sobredosis de BZD pero no los de las sustancias
asociadas.
Se recomienda la administración de 0,2 milígramos
intravenosa, que puede ser repetida al cabo de 30-45
segundos y posteriormente cada minuto, sin sobrepasar
una dosis acumulativa total de 3 milígramos. Si el pa-
ciente no responde es poco probable que la sobredosis
sea exclusivamente de BZD. Cuando la persona ha inge-
rido además opioides se requiere además la administra-
ción del antagonista opioide naloxona.
Uno de los riesgos del flumazenilo es que, si el pa-
ciente había desarrollado adicción a las BZD, puede des-
encadenar un grave síndrome de abstinencia de BZD que
podría cursar incluso con convulsiones.
7 2 | Prescripción
> 3.3.2. Abstinencia
El síndrome de abstinencia es un cuadro clínico que
puede constituir una verdadera emergencia. Se suele
dar en pacientes que han sido tratados con BZD a dosis
normales por un periodo de 6 meses o más. El comienzo
depende de la semivida del fármaco, pero tiende a apa-
recer entre los 3 y 10 días y prolongándose incluso hasta
tres semanas (Chinchilla, 2010). Este síndrome comparte
síntomas comunes con la ansiedad, aunque algunos son
más característicos de la abstinencia como disforia, in-
tolerancia a la luz brillante y a ruidos fuertes, nauseas,
sudoración y contracturas musculares (véase tabla 7). En
casos más graves podrían aparecer crisis comiciales y
delirium lo que lo convierte en un cuadro potencialmen-
te grave (Tabla 8).
El tratamiento se realiza administrando una BZD de
semivida larga que se irá reduciendo de manera paulati-
na. Se prefiere la vía oral cuando esta sea posible ya que
nos proporciona una absorción más lineal, pero en casos
de agitación se optaría por la vía parenteral (Chinchilla,
2010). La formulaciones más empleadas son Diacepam:
10-20 mg/8h; Cloracepato 50-100 mg/8h; Clonacepam 2-4
mg/8h (Janhsen et al., 2015).
1 Ansiedad
2 Disforia
4 Nauseas
5 Sudoración
6 Contracturas musculares
73
TABLA 8. Factores predictivos de la gravedad
de abstinencia a BZD
74 | Prescripción
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79
CAP 4
CUANDO LOS RIESGOS
SUPERAN LOS BENEFICIOS
Trastorno por consumo
de benzodiacepinas
1. INTRODUCCIÓN
La introducción de las benzodiacepinas(BZD),hace unos
60 años, constituyó un gran avance farmacoterapéutico,
sobre todo por ser más seguras que los barbitúricos. Sin
embargo,en las últimas décadas se ha desarrollado una
importante controversia con respecto tanto a su eficacia
como a su seguridad, particularmente para los pacientes
que presentan otros trastornos adictivos y también para
las personas mayores de 65 años.
Los síntomas que suelen motivar su prescripción
son la ansiedad como las reacciones adaptativas, estrés
agudo o síntomas de somatización de la angustia y el
insomnio. Sin embargo, pueden presentar efectos adver-
sos, entre los cuales destacan los de rebote, tolerancia,
abstinencia, adicción, sobredosis, incoordinación moto-
ra, accidentes de tráfico, inestabilidad, caídas, fracturas
y deterioro cognitivo.
Estudios recientes del Centro de Prevención y Con-
trol de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos destacan
81
el importante papel que tienen tanto las BZD como el
alcohol en el incremento del número de visitas a ser-
vicios de urgencias y también de muertes relacionadas
con medicamentos y drogas, debido a una potenciación
de su efecto depresor sobre el sistema nervioso central
(SNC) que conduce a un grave enlentecimiento o inclu-
so parada respiratoria. Además, el alcohol está presente
también en el 72,1% de las muertes por BZD y su presen-
cia resulta decisiva en las muertes por BZD asociadas a
analgésicos opioides de baja potencia. Esta implicación
del alcohol es mas prevalente en los hombres, los cua-
les refieren una mayor frecuencia e intensidad de binge-
drinking o «atracones» de bebida, que para las mujeres.
(Guardia Serecigni, 2017a; Guardia Serecigni, 2018).
Las BZD también pueden empeorar un trastorno por
consumo de sustancias e incluso convertirse ellas mis-
mas en sustancias de abuso. Por este motivo se debe
evitar utilizar estos fármacos en los pacientes con adic-
ciones o con trastorno mental grave (Brunette, Noordsy,
Xie y Drake, 2003).
83
miento con BZD. Cuando la persona ha ingerido además
una bebida alcohólica, bajas concentraciones de alcohol
en la sangre, junto con dosis terapéuticas de BZD, pue-
den producir alteraciones significativas de las capacida-
des de conducción.
En una muestra de 1097 lesionados en accidentes de
tráfico en Canadá con edades entre 20 y 50 años, se de-
tectó alcohol en 17% de los conductores siendo la se-
gunda droga más detectada el cannabis 12% y la tercera
las benzodiacepinas 4%. Se vio que los conductores de
más edad y aquellos que requirieron ingreso hospitala-
rio eran más propensos a haber usado medicamentos.
(Brubacher et al., 2016).
85
En estos estados de desinhibición paradójica se
pueden cometer agresiones contra la propia persona o
contra otras, incluso en forma de crímenes violentos y
suicidio por métodos violentos (ahorcamiento, lesiones
por arma blanca o arma de fuego), que suelen estar aso-
ciadas a bajos niveles de serotonina y al consumo de
alcohol.
Estos episodios suelen ir seguidos de amnesia lacu-
nar, debida a una disfunción transitoria de la memoria
episódica, que abarca las horas de mayor intoxicación
producida por el alcohol y las BZD. Por ejemplo, se ha
descrito un empeoramiento de los síntomas en pacien-
tes contrastorno de estrés postraumático y un empeo-
ramiento de la conducta impulsiva con alprazolam, en
personas que presentaban un trastorno límite de perso-
nalidad o un trastorno por control de impulsos. Y sobre-
todo cuando se toman asociadas al consumo de bebidas
alcohólicas (Dell’Osso et al., 2015).
Un estudio efectuado con 81 pacientes con depen-
dencia de opioides ha detectado que cocaína y BZD
resultaron independientemente asociadas a un mayor
riesgo de violencia física contra la pareja. Por este mo-
tivo, los autores recomiendan evitar la prescripción de
BZD a las personas con antecedentes de abuso de sus-
tancias, agresión, violencia, y trastornos de control de
impulsos (Crane et al., 2016).
87
2. 7. Efectos sobre la función respiratoria y cardíaca
Las BZD pueden producir depresión respiratoria por dis-
minución de la actividad de la musculatura implicada.
Pueden empeorar la apnea obstructiva del sueño o la hi-
poventilación. Los riesgos aumentan si se combinan con
otras drogas depresivas del sistema nervioso central o
alcohol. Los nuevos hipnóticos parecen más seguros, sin
embargo, esto no quiere decir que se puedan adminis-
trar sin precauciones, ya que siempre existe la posibi-
lidad de que aparezca una depresión respiratoria. Por
otro lado, la prescripción de BZD en pacientes asmáticos
o que padecen una enfermedad pulmonar obstructiva
crónica, es también motivo de preocupación, dado su
elevado riesgo de insuficiencia respiratoria aguda.
No está descrita una acción nociva directa de los
hipnóticos sobre la acción cardíaca. No obstante en los
pacientes cardiópatas que tomen BZD deben ser moni-
torizados por si aparece una insuficiencia respiratoria
secundaria.
2. 8. Mortalidad
Varios estudios observacionales han encontrado una
asociación entre el uso o la prescripción de medicamen-
tos hipnóticos y la mortalidad por diversas causas, con
índices de riesgo ajustados que varían de 1,1 a 4,5 (Kri-
pke, Langer y Kline, 2012; Weich, Pearce, Croft et al., 1996).
La asociación se ha observado en la población general
adulta (Hausken, Skurtveit y Tverdal, 2007; Belleville,
2010), en mujeres posmenopáusicas (Hartz y Ross, 2012)
y en pacientes con esquizofrenia (Tiihonen, Suokas, Su-
visaari et al., 2012). Otros estudios en adultos mayores
no han podido encontrar una asociación significativa
entre el uso de hipnótico y la mortalidad después de
ajustar los posibles factores de confusión (Gisev, Har-
tikainen, Chen et al., 2011) (Vinkers, Gussekloo, van der
89
Mast et al., 2003). El insomnio crónico se ha asociado con
una variedad de comorbilidades médicas y psiquiátricas,
muchas de las cuales están asociadas con la mortalidad
prematura, y es difícil excluir la confusión residual por
indicación u otros factores no medidos. Se necesita una
investigación prospectiva del uso hipnótico a largo plazo
en comparación con placebo y tratamiento conductual.
A partir de un estudio efectuado con 34.727 pacien-
tes de Reino Unido, seguidos durante más de 7 años, a
los que les fueron prescritos hipnóticos y ansiolíticos de
tipo BZD, fármacos Z (zaleplón, zolpidem y zopiclona) y
otros; se detectó el doble de mortalidad prematura que
en la población general (Weich et al., 2014).
Los hipnóticos pueden aumentar el riesgo de muerte
y también de determinados cánceres, como los de esó-
fago, linfoma, pulmones, colon y próstata. Algunas BZD
como temazepam, zolpidem, eszopiclone o zaleplon, to-
madas hasta 18 veces al año incrementan la mortalidad
en 3,6 veces; tomados entre 18 y 132 veces al año, in-
crementan 4 veces la mortalidad; y tomadas más de 132
veces al año, cinco veces más mortalidad, sobretodo en
personas entre 18 y 55 años de edad. También pueden
empeorar la apnea del sueño y el riesgo de caídas y ac-
cidentes de tráfico (Kripke, Langer y Kline, 2012).
91
• Tolerancia definida por alguno de los hechos siguien-
tes:
- Una necesidad de cantidades cada vez mayores de SHA
para conseguir la intoxicación o el efecto deseado.
- Un efecto notablemente reducido tras el consumo con-
tinuado de la misma cantidad de un sedante, un hipnó-
tico o un ansiolítico.
3. 1. Adicción
Dosis elevadas de BZD, tomadas durante un tiempo pro-
longado, van a producir cambios neuroadaptativos en
los sistemas de neurotransmisión del ácido gamma-ami-
nobutírico (GABA) y del glutamato, que son el trasfondo
neurobiológico de la adicción y del síndrome de absti-
nencia de BZD, el cual se puede desencadenar cuando
el paciente intenta reducir o suspender su consumo ha-
bitual de BZD.
Los ratones que presentan la subunidad alfa1 en los
receptores GABA desarrollan «preferencia» por una so-
lución de midazolam y se autoadministran midazolam.
Pero los ratones mutantes, que carecen de la subuni-
dad alfa1 no muestran preferencia por midazolam. Por
tal motivo, Tan et al. (2010) proponen que la subunidad
alfa1 tendría una relación directa con las propiedades
adictivas de las BZD, mientras que su efecto ansiolítico
parece tener una mayor relación con la subunidad alfa2.
93
Las personas que tienen antecedentes de adicción
a alcohol y/o drogas, y las que han efectuado un tra-
tamiento continuado con BZD, presentan una elevada
tolerancia, que conduce a una disminución progresiva
de su eficacia para tratar los síntomas para los cuales
fueron prescritas (ansiedad, insomnio) y, en consecuen-
cia, el paciente puede ir aumentando progresivamente
las dosis. Por ejemplo, la eficacia de las pastillas para
dormir puede disminuir progresivamente y a las 4 sema-
nas puede haber desaparecido, sin embargo, sus efectos
adversos pueden persistir e incluso intensificarse y,a lar-
go plazo, estos medicamentos pueden incluso empeorar
la ansiedad y el insomnio (Olfson, King y Schoenbaum,
2015).
Otro aspecto importante es elefecto de REBOTE, es
decir, la reaparición de los síntomas de ansiedad o in-
somnio, pero con mayor intensidad que antes de tomar
la pastilla, el cual conduce a un empeoramiento progre-
sivo de los síntomas (de ansiedad o insomnio).
Aparición de síntomas de ABSTINENCIA a las BZD
aunque esta abstinencia no es la aparición rebote de los
síntomas para las cuales fueron prescritas, sino la apa-
rición de «nuevos síntomas» en ámbitos muy diversos
y, que no tienen relación con la ansiedad o el insomnio,
sino con síntomas de hipersensibilidad sensorial, mús-
culoesqueléticos, gastrointestinales y otros.
Estos síntomas de abstinencia vienen a consolidar el
condicionamiento adictivo, ya que una nueva dosis de
BZD producirá el alivio inmediato de dichos síntomas y,
por tanto, tendrá un gran impacto reforzador negativo,
dejando un recuerdo imborrable de la eficacia de las BZD
para aliviar los síntomas de abstinencia. Es decir, que las
BZD generan un estado de «necesidad biológica» de ser
autoadministradas, debido al hecho que alivian los sín-
tomas de abstinencia, que precisamente ellas mismas
95
hipno-sedativos. Pueden tomar alcohol al mismo tiempo
y suelen presentar ansiedad, depresión y rasgos desa-
daptativos de personalidad.
Con frecuencia, los beneficios terapéuticos de las BZD
tienden a disminuir con su consumo continuado, debido
al efecto de tolerancia, sin embargo los pacientes siguen
tomándolas porque al dejarlas experimentan efectos de
rebote y síntomas de abstinencia, que incluyen los sín-
tomas por las cuales fueron inicialmente prescritas (an-
siedad, insomnio y somatizaciones de la angustia). En el
consumo a largo plazo, los pacientes tienen la sensación
que la medicación todavía les está ayudando, pero en
realidad el mayor beneficio es sólo el alivio de los sínto-
mas de abstinencia. Por este motivo, diversos comités de
expertos y guías de práctica clínica han cuestionado la
prescripción de BZD en personas mayores y, sobretodo,
su tratamiento prolongado (Informe del Grupo de Traba-
jo de la American Psychiatric Association, 1994; Pottie et
al., 2018).
Muchos pacientes querrían dejar de tomar BZD, con
la expectativa de una mejoría en su cognición, somno-
lencia, sedación e inestabilidad, pero cuando intentan
dejarlas presentan síntomas de abstinencia que impi-
den su retirada (Guardia Serecigni, 2017b).
3.2. Sobredosis
A dosis elevadas, las BZD producen un grave enlente-
cimiento del centro respiratorio, que se manifiesta con
una disminución de la amplitud y la frecuencia de los
movimientos respiratorios. Los efectos sinérgicos con el
alcohol y/o los opiáceos pueden llegar a ser MORTALES,
debido a parada respiratoria.
Las personas ancianas, debilitadas, los niños, los que
sufren enfermedades hepáticas o los que tienen bajas
concentraciones de albúmina, tienen un mayor riesgo
97
ben prescripciones de opioides y de BZD ha ido aumen-
tando en Estados Unidos y la mitad de ellas han recibido
la prescripción de ambas por el mismo médico y en un
mismo día (Hwang et al., 2016).
99
TABLA 2. Síntomas del síndrome de abstinencia
Pueden imitar los síntomas por las que Por lo general son más un Ocurren generalmente cuando
la BZD se comenzó a tomar o pueden síntoma de abstinencia más que dosis altas se suspenden
aparecer como rebote de ansiedad bruscamente
101
TABLA 3. La Abstinencia de Benzodiacepinas puede cursar con «nuevos síntomas» en diversas áreas
Crisis
Parestesias Sudoración Temblor Ansiedad Ideación paranoide Craving de BZD
Convulsivas
Conductas de
Hipotensión o
Fotofobia Dolor muscular Insomnio Despersonalización Inquietud búsqueda y
hipertensió
consumo de BZD
Agitación
Hiperacusia Taquicardia Rigidez Irritabilidad Desrealización
psicomotriz
Distorsiones Inestabilidad
Pesadillas Calambres Obsesiones Amenazas
perceptivas emocional
Agitación
Ideación
Vértigo Prurito Entumecimiento
suicida
Síntomas
Sabor metálico
pseudo-gripales
103
TABLA 4. ESCALA CIWA-B
Por favor, haga un círculo alrededor del número que mejor describa la
intensidad de cada uno de los siguientes síntomas.
1) Observe la conducta de inquietud o agitación:
0 Ninguna, actividad normal
1
2 Inquieto
3
4 Muy inquieto / Incapaz de permanecer tranquilo
2) Pida al paciente que extienda los brazos con los dedos separados
y observe el temblor:
0 Ningún temblor
1 No visible, puede sentirse en los dedos
2 Visible pero leve
3 Moderado, con los brazos extendidos
4 Severo, sin los brazos extendidos
3) Observar la sudoración, fijarse en las manos
0 Sin sudor visible
1 Sudor apenas perceptible, palmas húmedas
2 Palmas y frente húmedas, reporta sudor en axilas
3 Gotas de sudor en la frente
4 Empapado en sudor
4) ¿Se siente irritable?
0 1 2 3 4
Nada en absoluto Muchísimo
5) ¿Se siente cansado?
0 1 2 3 4
Incapaz de funcionar
Nada en absoluto
a causa de la fatiga
6) ¿Se siente tenso?
0 1 2 3 4
Nada en absoluto Muchísimo
104
TABLA 4 (cont.). ESCALA CIWA-B
105
TABLA 4 (cont.). ESCALA CIWA-B
..............
..............
106
TABLA 5. Algunos síntomas de tipo prolongado causados
por la reducción o suspensión de las benzodiacepinas
Evolución habitual de la
Síntomas
manifestación
Síntomas sensoriales:
tinnitus (zumbido en
los oídos), prurito,
entumecimiento,
Van desapareciendo progresivamente
dolores intensos o
pero pueden durar por lo menos un
dolor quemante en los
año y, en algunos casos, varios años
miembros, sensaciones
de temblor interno o de
vibraciones, sensaciones
extrañas en la piel
Síntomas motores:
dolores musculares,
debilidad, calambres Van desapareciendo progresivamente
dolorosos, pero pueden durar por lo menos un
estremecimiento, tirones, año y, en algunos casos, varios años
espasmos, ataques de
temblor
107
3.4. Características de cada fármaco
• Zolpidem puede tener un efecto desinhibidor para-
dójico, una elevada tolerancia que induce a un au-
mento progresivo de las dosis y graves síntomas de
abstinencia, tras su retirada, con un posible mayor
riesgo de crisis convulsivas. También ha sido relacio-
nado con un mayor riesgo de fracturas y sobretodo
de fracturas de cadera (Park et al., 2016).
Se ha producido un considerable aumento de las
visitas a Urgencias debidas a efectos adversos de fár-
macos hipnóticos como Zolpidem tales como som-
nolencia, mareo, alucinaciones, agitación, sonambu-
lismo y somnolencia al volante. Una tercera parte de
las visitas a urgencias por zolpidem son debidas a
sobredosis accidentales. Dos de cada tres (68%) son
mujeres y en más de la mitad (57%) el consumo de
zolpidem está asociado a otras sustancias (analgé-
sicos opiáceos 25%; alcohol 14%). El 47% quedaron
ingresados y el 26% de ellos en una unidad de cuida-
dos intensivos.
En 2013 la FDA lanzó una alarma referente a Zol-
pidem, aconsejando no conducir ni desarrollar otras
actividades que requieren un buen nivel de atención
y alerta, el día siguiente a la toma de zolpidem. Tam-
bién advirtió de un mayor efecto en las mujeres, atri-
buido a una eliminación más lenta que los hombres
y recomendó que las dosis fueran la mitad para mu-
jeres (Samhsa, 2014).
• Alprazolam se detecta en muchas personas que co-
meten delitos de tráfico asociado a otras sustancias,
como el alcohol. Un estudio sugiere que alprazolam
tiene bajo riesgo cuando se toma como monoterapia,
sin embargo, asociado a otras sustancias, (alcohol,
drogas, analgésicos opioides), puede producir graves
intoxicaciones que aumentan el riesgo de accidentes
109
4. ASPECTOS LEGALES
Catálogo IV
111
cación para el caso del insomnio, y con necesidad de
justificación para la ansiedad.
Es cierto que en la práctica real, en muchas ocasiones,
no se respeta lo determinado en cuanto a la duración de
los tratamientos y no parece que ello suponga ninguna
repercusión de carácter legal, pero es simplemente vo-
luntad de la Administración el que no se aplique.
Polifarmacia
113
• En muchos casos es recomendable no tomar alcohol
cuando se está siguiendo un tratamiento, en especial
cuando los fármacos son depresores del Sistema Ner-
vioso Central, ya que pueden potenciar o alterar su
acción.
• Es muy importante leer con detenimiento los pros-
pectos, composición, incompatibilidades, indicacio-
nes, posología, efectos adversos y contraindicaciones.
• No se deben realizar mezclas de fármacos si no han
sido indicadas por el médico, ya que pueden derivar
en efectos altamente peligrosos para la conducción.
• Hay sustancias como el alcohol, café u otras drogas,
que pueden potenciar o alterar muy notablemente la
acción o los efectos de los fármacos.
• Existen diferencias individuales y situacionales en los
efectos que pueden producir los fármacos. No todos
los individuos metabolizan las sustancias de la misma
manera.
• El estado físico y otras circunstancias (por ejemplo,
estar en ayunas, estar fatigado, sufrir trastornos or-
gánicos, etc.) pueden variar el efecto deseado del fár-
maco ingerido.
• La utilización continuada de ciertos fármacos puede
llegar a generar dependencia.
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119
CAP 5 TRATAMIENTO
DEL TRASTORNO POR CONSUMO
DE BENZODIACEPINAS
121
que antes de cada toma de BZD. La persona que sufre
el efecto de rebote reiterado, tras cada toma de BZD, se
encuentra «atrapada» en una espiral descendente, de
empeoramiento progresivo de la ansiedad y del insom-
nio, hasta acabar hundida en un «pozo» de sufrimiento
psicológico, del cual le resulta muy difícil salir. Si ade-
más la persona presenta, al mismo tiempo, un trastorno
por consumo de alcohol y/o drogas, todo ello adquiere
todavía una mayor gravedad.
Con las BZD de vida media corta, como alprazolam o
triazolam, se han descrito síntomas de rebote unas ho-
ras después de la última toma. Por ejemplo, si se toman
por la noche, se puede producir insomnio de rebote de
madrugada, o bien elevados niveles de ansiedad, la ma-
ñana siguiente.
Sin embargo, la memoria registra mucho mejor los
efectos reforzadores de alivio inmediato de síntomas,
(tras cada comprimido de BZD), que los efectos demo-
rados de rebote o de abstinencia, los cuales aparecen
horas después del consumo. Todo ello conduce a una es-
pecie de «callejón sin salida», ya que el paciente intenta
resolver con BZD lo que ha sido causado en parte por
las propias BZD, y no puede evitar que se produzca un
empeoramiento progresivo de los síntomas de ansiedad,
angustia, somatizaciones y síntomas de abstinencia de
BZD, a pesar de intensificar progresivamente la cantidad
y frecuencia de consumo de BZD.
Cuando una persona que ha desarrollado adicción
a las BZD intenta reducir o abandonar su consumo (de
BZD) aparecen los síntomas de abstinencia caracterís-
ticos, que pueden llegar a ser graves, en forma de con-
vulsiones, delirium o estados paranoides. Para monitori-
zar la sintomatología de abstinencia se puede utilizar el
Cuestionario de Síntomas de Retirada de Benzodiacepi-
nas (Benzodiazepine Withdrawal Symptom Questionnai-
re, BWSQ) (véase Tabla 4).
1 2 2 | Tratamiento
Por tanto para resolver el problema habrá que pa-
sar a otra dimensión, sustituyendo en primer lugar las
BZD por otros fármacos tranquilizantes o inductores del
sueño que no produzcan efectos de rebote, tolerancia,
abstinencia, ni adicción y, al mismo tiempo, tratando
los trastornos psiquiátricos y adictivos comórbidos, que
puedan estar detrás de la ansiedad o del insomnio que
padece.
Las personas que han desarrollado adicción a las
BZD, tienen dificultades para distinguir entre síntomas
de ansiedad, angustia, craving (o necesidad imperiosa
de tomar BZD u otras sustancias), fobias, somatizaciones
y otros. El primer paso consiste, por tanto, en ayudarles
a identificar cada uno de estos síntomas diversos, (cada
uno de los cuales requiere un tratamiento diferente), y
hacer un diagnóstico preciso de las comorbilidades (psi-
quiátricas y adictivas) asociadas, para poder intervenir
eficazmente sobre cada una de ellas.
Por todo ello, la intervención psicológica se compone
de una fase inicial, cuyo objetivo es promover la toma de
conciencia del paciente sobre el efecto rebote de cada
toma, o incluso los posibles síntomas de abstinencia, y
también sobre la necesidad de pasar a «otra dimensión»
farmacoterapéutica —diferente a las BZD—, si desea su-
perar su adicción a las BZD.
Más adelante, cuando el paciente adquiere una bue-
na comprensión del problema, estará más dispuesto a
aceptar la retirada de las BZD pero, una vez retiradas,
es probable que recurra a tomar nuevamente BZD ante
cualquier síntoma desagradable. El problema es que una
nueva toma de BZD va a producir un rápido y sustancial
alivio de los síntomas y, por lo tanto, un intenso efecto
reforzador positivo, que le reintroduce en el círculo de
la adicción, ya que le confirma en sus percepciones y
creencias erróneas sobre el supuesto efecto beneficioso
de las BZD.
123
Por todo ello, la recuperación va a ser difícil, inclu-
so cuando el paciente se compromete con el objetivo
de retirada de BZD y, prácticamente imposible, cuando
el paciente no ve claramente la necesidad de retirarlas.
De ahí la necesidad de una intervención motivacional,
previa al inicio de la retirada, y también continuada, a
lo largo de todo el proceso de retirada, que puede durar
muchos meses.
Ante toda esta complejidad de la retirada de BZD,
junto con la gravedad de sus potenciales efectos adver-
sos y los posibles graves síntomas de abstinencia (con-
vulsiones y/o estados paranoides), la pregunta que con-
vendría hacerse, antes de iniciar una nueva prescripción
de BZD, es si realmente resulta imprescindible prescri-
birlas, siendo que además actualmente disponemos de
una gran variedad de fármacos alternativos, tanto para
la ansiedad como para el insomnio, que no producen
efectos de rebote y son tan eficaces como las BZD.
• Es importante, por tanto, que sean los propios médicos los que
identifiquen aquellos casos que son susceptibles de ser deshabi-
tuados. Para iniciar el tratamiento de dicha dependencia siempre
debe existir una coordinación entre el prescriptor del fármaco y
el desprescriptor del fármaco.
1 2 4 | Tratamiento
Ante la sospecha de un posible abuso, el primer paso será establecer
un contrato terapéutico (verbal o escrito) en el que conste:
FUENTE: Lligoña, A.
1 2 6 | Tratamiento
Otros autores han propuesto una reducción del 25% de
la dosis cada 2 semanas y otros un 25% la primera y se-
gunda semana para pasar después a un 10% de reduc-
ción semanal hasta la retirada completa. Ninguna pau-
ta de reducción ha demostrado ser mejor que otras, en
estudios controlados. Conviene además diseñar pautas
específicas, de acuerdo con las características de cada
paciente (Melton, 2016).
Para mayor seguridad, la retirada de un tratamiento
prolongado con BZD debería efectuarse en régimen de
hospitalización completa. La supervisión continuada faci-
lita una retirada más rápida, siempre que, además de la
BZD sustitutiva, se prescriba una cobertura anticomicial.
Para terminar, incluimos otro ejemplo de reducción, del
Protocolo de Retirada Gradual de Benzodiacepinas de la
Guía de Prescripción Terapéutica de la Agencia Española
del Medicamento.
127
3. FÁRMACOS ALTERNATIVOS A
LAS BENZODIACEPINAS
Dado que muchos síntomas de retirada de las BZD son
debidos a una hiperactividad del sistema nervioso au-
tónomo, otros fármacos coadyuvantes, como los be-
ta-bloqueantes (propranolol), que disminuyen las con-
tracciones musculares, la estimulación cardiovascular, la
diaforesis, las cefaleas y los síntomas somáticos de ansie-
dad, pueden resultar de utilidad. Se han propuesto dosis
de 40-120 mg/día de propranolol, divididas en 2-3 tomas
al día. Antes de la prescripción de propanolol conviene
descartar posibles contraindicaciones, como hipotensión,
bradicardia —inferior a 55 latidos por minuto—, diabetes
y crisis asmáticas. También conviene efectuar un electro-
cardiograma previo, para descartar patología cardíaca, así
como tener en cuenta que no protege de las convulsiones
y que, por tanto, debe asociarse a una pauta de retirada
progresiva de las propias BZD, o bien a otros fármacos
anticonvulsivantes como carbamazepina o valproato.
Diversos anticomiciales han sido propuestos desde
carbamazepina o valproato, hasta los nuevos anticomi-
ciales de perfil sedativo, como gabapentina, pregabali-
na, topiramato y otros.
La pregabalina es una buena estrategia para poder
manejar a la vez la supresión de la pauta de benzodia-
cepinas y el control de los síntomas de ansiedad. La
técnica de desintoxicación/deshabituación se realiza
ajustando las dosis de pregabalina en función de las do-
sis consumidas de BZD, siempre que sean dosis no muy
altas, oscilando entre los 225-374 mg/día en consumos
leves, a los 450-600 mg/día en consumos moderados.
Hadley et al. 2012. En los pacientes con consumo de al-
tas dosis de BZD o en aquellos que la supresión inicial
no sea posible, se puede llevar a cabo un tratamiento
con dosis progresivamente mayores de pregabalina al
1 2 8 | Tratamiento
tiempo que reducimos progresivamente las BZD, comen-
zando por una reducción a la mitad de la dosis inicial de
BZD y con reducciones progresivas del resto (en n 25%)
con intervalos de 5-7 días, junto con el incremento de la
dosis de pregabalina, pudiendo llegar a la dosis máxima
de 600mg/día (Bobes, Rubio et al., 2012).
129
hasta alcanzar una concentración plasmática de 50-120
microgramos por mililitro, o bien una dosis de 20-30 mi-
ligramos por kilo de peso. Los potenciales efectos adver-
sos de valproato son hepatopatía, pérdida del cabello y
ovario poliquístico, además de los posibles efectos tera-
tógenos en mujeres embarazadas.
Otros posibles fármacos coadyuvantes que pueden
aliviar los síntomas de retirada de las BZD son los anti-
depresivos de perfil sedativo, como trazodona o mirta-
zapina, que pueden ayudar a inducir el sueño. O también
los Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina
(ISRS) que han demostrado ser eficaces para el trata-
miento de trastornos asociados como depresión, tras-
torno de ansiedad social, trastorno de pánico, de ansie-
dad generalilzada y obsesivo-compulsivo. Finalmente,
algunos antihistamínicos, como hidroxizina, han sido
utilizados para el tratamiento del insomnio.
Si se decide sustituir la benzodiazepina que está to-
mando por otra de vida media más prolongada y con
mayor poder anticonvulsivante, conviene tener en cuen-
ta las equivalencias de dosis.
1 3 0 | Tratamiento
Las intervenciones psicológicas —como la terapia
cognitivo-conductual— y las de trabajo social, añadi-
das a la pauta de retirada progresiva, podrían obtener
un mayor beneficio terapéutico que la simple pauta de
reducción.
La restructuración cognitiva instruye al paciente
sobre los síntomas de abstinencia de BZD y le ayuda a
identificarlos y re-etiquetarlos, permitiendo la imple-
mentación de estrategias de afrontamiento que incluyen
desensibilización sistemática, exposición in vivo progre-
siva y resolución de problemas.
Otros factores a tener en cuenta son el ejercicio físico
regular, mantener unos horarios de sueño-vigilia conti-
nuados y evitar tanto las bebidas alcohólicas, (que po-
drían ser utilizadas como sustitución de las BZD), como
la cafeína (café, té, mate, bebidas de cola, bebidas ener-
gizantes) y el tabaco por la noche, ya que su efecto esti-
mulante podría activar todavía más un cerebro ya hipe-
rexcitado, debido a la retirada de las BZD (Melton, 2016).
Respecto al tratamiento del insomnio en ancianos y
embarazadas se recomiendan determinadas técnicas de
intervención psicológica como las de relajación, la re-
ducción de estrés y la terapia basada en el mindfulness
o de atención plena.
La melatonina de liberación prolongada podría me-
jorar la calidad del sueño en las pautas de reducción y
retirada de un tratamiento prolongado con BZD en pa-
cientes con trastorno psiquiátrico grave (Baandrup et al.,
2016), pero no parece de utilidad para la retirada de BZD.
131
TABLA 5. Tratamiento de las comorbilidades psiquiátricas
Fármacos
Comorbilidades psiquiátricas Fármacos indicados
asociados
Trast. Ansiedad Generalizada
Trastorno de Pánico
Trastorno de Ansiedad Social
Un ISRS
Trast. Obsesivo-compulsivo Pregabalina o
o ISRNS
Trast. Estrés Postraumático gabapentina
Trastorno Depresivo
Estabilizadores: Antipsicóticos
Trast. Bipolar anticomiciales o litio atípicos o ISRS
Trazodona o Pregabalina o
agomelatina o gabapentina
Trastorno del Sueño
mirtazapina o hidroxizina
COBERTURA ANTICOMICIAL
➜
1 3 2 | Tratamiento
GRÁFICO 3. Disminuyendo prescripciones inadecuadas
➜
El paciente permanece con BZD a largo plazo
Incapacidad para la
¡ÉXITO!
reducción/deshabituación
133
4. PREVENCIÓN
Los países más avanzados tienden a evitar la prescrip-
ción de BZD en personas con antecedentes adictivos y
personas mayores de 65 años y también a adoptar me-
didas preventivas, cuando se prescriben al resto de la
población.
Olfson, King y Schoenbaum (2015) plantean que:
• Las BZD pierden rápidamente su eficacia como hip-
nóticos o ansiolíticos y, al mismo tiempo, están aso-
ciadas a determinados riesgos que pueden agravarse
con los tratamientos prolongados.
• Las personas mayores de 65 años, tienen un grave
riesgo de efectos adversos, que incluye deterioro
cognitivo, reducción de la movilidad y de las habi-
lidades para conducir y mayor riesgo de caídas. Por
este motivo, diversos comités de expertos han cues-
tionado la prescripción de BZD en mayores de 65
años (Informe del Grupo de Trabajo de la American
Psychiatric Association, 1994; Pottie et al., 2018).
Por otro lado, muchas de las personas que siguen
un tratamiento con BZD toman también bebidas alco-
hólicas, lo cual incrementa el riesgo de efectos adversos
graves (Ilomäki et al., 2013). El riesgo de que se produz-
can sobredosis en personas que se inyectan heroína y
de que las sobredosis lleguen a ser mortales, depende
también en parte de la ingesta de BZD y/o de alcohol, al
mismo tiempo (Riley et al., 2016; Guardia Serecigni, 2018).
Por tanto, el alcohol juega un papel importante en las
sobredosis, tanto de opioides como de BZD, y su consu-
mo debería ser evaluado previamente a la prescripción
de dichos fármacos (Jones et al., 2013; Guardia Serecigni
y Florez Menéndez, 2018).
Los médicos deberían advertir de ello a sus pacien-
tes, cuando prescriben una BZD, y recomendarles que
1 3 4 | Tratamiento
eviten el consumo de bebidas alcohólicas y/o de anal-
gésicos opioides. O también, evitar la prescripción de
BZD, cuando el paciente es un consumidor habitual de
alcohol o de opioides, ante el riesgo potencial de graves
sobredosis (Guardia Serecigni, 2017b).
Debido a un fenómeno de tolerancia cruzada, los
pacientes alcohólicos tienen una mayor tolerancia a las
BZD, lo cual les induce a tomar dosis más elevadas que
conducen a procesos de neuroadaptación y por tanto
de adicción a las BZD (Informe del Grupo de Trabajo de
la American Psychiatric Association, 1994). Las personas
que tienen antecedentes personales o familiares de al-
coholismo pueden tener una mayor vulnerabilidad hacia
la adicción a BZD.
Afortunadamente disponemos de muchos otros me-
dicamentos eficaces para el tratamiento, tanto de la
abstinencia aguda del alcohol, como de los síntomas de
ansiedad e insomnio. Por tanto, no es necesario utilizar
BZD para el tratamiento de desintoxicación del alcohol y
si el riesgo de convulsiones por abstinencia del alcohol
es elevado, se puede recurrir a fármacos anticomiciales.
Por otro lado, las BZD no son los fármacos más in-
dicados para los trastornos de ansiedad, tales como
ansiedad generalizada, ataques de pánico, trastorno de
ansiedad social y trastorno obsesivo-compulsivo. Los
inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) o
también de serotonina y noradrenalina (ISRSN) son más
eficaces (Sobnosky, 2014).
Las BZD alteran la arquitectura del sueño e indu-
cen un sueño no fisiológico y poco reparador. Además,
empeoran la Apnea del Sueño y agravan la Insuficien-
cia Respiratoria, en personas con patología respiratoria.
Para el tratamiento del insomnio se pueden prescribir
Trazodona o Gabapentina o Pregabalina, los cuales tie-
nen bajo perfil de efectos adversos y no tienen ni el
135
efecto de rebote, ni el potencial adictivo de las benzo-
diacepinas (Arnedt et al., 2007).
La recomendaciones de expertos son:
• Intentar terapias no farmacológicas de la ansiedad y
el insomnio (como mindfulness, reducción de estrés,
técnicas de relajación, meditación, yoga).
• Utilizar inhibidores selectivos de recaptación de se-
rotonina (ISRS) para los trastornos de ansiedad y tra-
zodona u otros fármacos para el insomnio (Olfson,
King y Schoenbaum, 2015). Ya que siempre resulta
mucho más sencillo evitar el inicio de un tratamiento
con BZD que tener que retirarlas después.
Finalmente, la prescripción de BZD está contraindi-
cada en las personas que han tenido una adicción al al-
cohol u otras drogas, dado que tienen un elevado riesgo
de intoxicación aguda, (con mayor riesgo de accidentes,
caídas y lesiones), pueden llegar a producir sobredosis
mortales (por parada respiratoria) y desarrollar rápida-
mente tolerancia, efectos de rebote, abstinencia y adic-
ción. Los fármacos anticonvulsivantes pueden sustituir
a las BZD, para el tratamiento de la abstinencia aguda
del alcohol, y hacen innecesaria la utilización de BZD en
estos pacientes
El alcohol facilita preferentemente la neurotransmi-
sión gabaérgica tónica, mientras que las BZD facilitan
la neurotransmisón fásica. La dependencia del alcohol
se asocia con déficits en la inhibición gabaérgica tanto
fásica como tónica. La utilidad de las BZD puede estar
limitada por su facilitación preferencial del componente
fásico de la neurotransmisión GABA. En cambio, los anti-
convulsivantes facilitan preferentemente el componen-
te tónico de la neurotransmisión GABA. Algún estudio
comparativo de carbamazepina con BZD ha comprobado
que la desintoxicación con BZD cursa con una mayor in-
tensidad de la abstinencia del alcohol y con una mayor
1 3 6 | Tratamiento
probabilidad de consumo de alcohol, posterior al trata-
miento de desintoxicación (Krystal et al., 2006).
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139
CAP 6 PSICOTERAPIA,
INSOMNIO Y ANSIEDAD
141
DSM-V la sintomatología del insomnio puede aparecer a
lo largo de toda la vida. Resulta afectada en torno al 30-
50% de la población adulta, aunque es un 6-10% el gru-
po que cumple con los criterios diagnósticos con efecto
clínico. Los estudios en nuestro país son insuficientes,
y los porcentajes de prevalencias muy variables. Estas
diferencias se deben a factores y variables no muy bien
delimitados. Afecta a la metodología de análisis todo lo
relacionado con las definiciones, los criterios aplicados.
Y, como consecuencia al tipo de interpretaciones de lo
que se considera un trastorno clínico. Por eso cabe esta-
blecer diferencia entre lo que sólo queda en alteración y
lo que debe ser considerado un trastorno con necesidad
de ayuda especializada.
El DSM-V (Asociación de Psiquiatría Americana, 2014)
lo define como la insatisfacción y/o dificultad para con-
ciliar el sueño, mantenerlo, o el despertar antes de lo
que se espera. Hablamos entonces de trastorno. Y su-
pone, como así se acuerda en los códices al uso (ICD-
10, O.M.S. Versión 2016; o DSM-V, 2014) que estamos ante
una entidad capaz de impedir una vida normalizada a
quien lo sufre. Así para la clasificación ICD-10 el insom-
nio lo describe como un trastorno dificultante del sueño
(G47.0 Trastorno del inicio o del mantenimiento del sue-
ño). Por su parte, el DSM-V insiste más en el concepto de
lo que debe entenderse como incapacidad para lograr el
sueño reparador. Ambos puntos de vista convergen ante
una queja que se vuelve habitual y subjetiva cuando esa
perturbación psicofisiológica (insomnio) no permite el
descanso atribuible al sueño. Por lo tanto, según estas
clasificaciones, estaremos ante un fenómeno de insom-
nio cuando la persona «tiene la impresión» de no haber
descansado lo suficiente o no haber tenido un sueño
suficientemente reparador. Lo que se acompaña de la
sensación de fatiga y de cansancio desde que la persona
despierta cuando logra dormir algún tiempo. Así que, la
1 4 2 | Insomnio y ansiedad
repercusión que tiene el sueño en el estado anímico ge-
neral durante la vigilia es un factor principal para definir
el problema.
Otro aspecto es el que lleva a considerar el aspecto
subjetivo e interpretativo que puede dar una persona a
lo que sólo se debe considerar una alteración sin se-
rias consecuencias para la viabilidad cotidiana. Existe un
tipo de personas que de un grano de arena hacen una
montaña. Por lo tanto, distingamos a los que clínicamen-
te necesitan atención especial de los que sólo precisan
de una psicoterapia verbal.
Por lo comentado hasta aquí se debe analizar con
detalle las variables personales como poderosos media-
dores que son para la percepción e interpretación que
se da al insomnio.
143
disminución de energía o incluso depresión. Por tanto,
su actividad cotidiana suele verse afectada gravemente,
con repercusiones negativas tanto en la salud general
como en el grado de bienestar en la relación con los de-
más. Acaba así viéndose afectada de modo importante
las esferas que tienen que ver con la actividad laboral,
social y familiar. Conviene por ello poner cada cosa en su
sitio. Aquí los cuestionarios y las entrevistas estructura-
das son de gran ayuda. Debiendo ceñirse las preguntas
a las facetas vitales afectadas. De ese modo podremos
centrar el objetivo de la terapia.
¿A qué faceta de las mencionadas da mayor impor-
tancia el/la afectado/a? Sería absurdo fijar como princi-
pal objetivo centrar la terapia en el ámbito laboral cuan-
do lo que «quita el sueño» es un problema con la pareja.
Situar lo que subjetivamente estima como más im-
portante es una necesidad metodológica y de diseño
para la intervención. De hecho, una escala de desensi-
bilización sistemática para atenuar o eliminar la ansie-
dad, necesita ese orden subjetivamente dado por quien
necesita la terapia.
1 4 4 | Insomnio y ansiedad
sirven. Así que el terapeuta debe tener cuidado a la hora
de recabar la anamnesis. Es importante no recomendar
la técnica que ya fue auto-recomendada; así como tra-
tar de evitar que abandonen la medicación de un modo
tajante. Se hace necesario un buen plan de descondicio-
namiento en ambos casos.
Para esto último habrá de trabajar todo el equipo sa-
nitario codo con codo. Han de proponer metas realistas
y alcanzables. Se hará insistiendo mucho en el modo en
que se corregirá lo que se hizo mal. De modo que a ese
descondicionamiento se añade la desensibilización con
estrategias cuyo objetivo es alejarse de las fuentes de
estrés que impiden o dificultan el sueño.
145
nos rasgos de la personalidad interfieren en ese proceso.
En general lo que buscan los tratamientos contra el in-
somnio es activar los propios recursos del paciente. Pri-
mero se debe lograr alejarle de la situación que produce
el estrés. Desde hace mucho se ha venido demostrando
que la clínica soportada en la terapia cognitivo-conduc-
tual es significativamente eficaz contra el insomnio (Mo-
rin, 1993). Pero como hemos adelantado sin pasar por
alto que es fundamental la aceptación para el cambio
(Harvey, 2002). Es la aceptación del tratamiento lo que
determina su éxito.
Es habitual que quienes sufren de insomnio tiendan
a buscar ayuda consistente en rebajar la excesiva acti-
vación cognitiva. La relajación y su combinación con la
desensibilización logran motivar para la terapia (Harvey,
2002).
Por el contrario, como es obvio, si no se incide en la
vía del cese de la rumia y del alejamiento del estímulo
evocador del insomnio, el pronóstico será poco favora-
ble. Si no cesan las emociones negativas que motivan la
secreción excesiva de cortisol difícilmente se corregirá
el insomnio.
1 4 6 | Insomnio y ansiedad
- Si percibimos que no dormimos lo suficiente como para
estar descansados, poder concentrarnos y atender lo
suficiente como para no cometer errores.
- Si rumiamos pensamientos que están contribuyendo a
perpetuar el insomnio.
- Si tenemos hábitos inadecuados relacionables con
nuestra falta de sueño.
- Si hemos emprendido autoayudas que no ha soluciona-
do el problema.
1 47
> Higiene del sueño: se trata básicamente de medi-
das de carácter conductal que las personas afectas
de insomnio pueden adoptar para mejorar su clínica
e, integradas en un marco más amplio de cuidado de
salud, mejorar los hábitos saludables en general. Son
recomendaciones concretas que preceden a cual-
quier otra fase terapéutica, y no son substituidas por
éstas. Incluyen:
- Irse a la cama sólo cuando se tenga sueño. No estar en
la cama si no es para dormir.
- Levantarse todos los días, incluidos los fines de se-
mana, a la misma hora. Establecer y respetar horas de
acostarse y levantarse.
- Evitar quedarse en la cama, despierto, más tiempo del
necesario. De no poder dormir, levantarse.
- Evitar las siestas durante el día, a lo sumo 30 minutos
después de comer. Si es siesta, que sea a la misma hora
siempre.
- Reducir o abstenerse del consumo de: café/, alcohol,
hipnóticos.
- Evitar comidas copiosas antes de acostarse.
- Mantener condiciones ambientales adecuadas para
dormir siempre que sea posible (temperatura, ventila-
ción, ruidos, luz).
- Evitar actividades estresantes o excitantes en las horas
previas a acostarse: ver televisión, usar tablets o teléfo-
nos…
- Realizar un ejercicio físico moderado al final de la tarde.
- Practicar ejercicios de relajación antes de acostarse.
- Eliminar intentos de recuperar sueño a tiempos irregu-
lares.
Por sí solas estas medidas no suelen ser suficientes
para resolver un problema de insomnio crónico ni agu-
do, pero constituyen un coadyuvante casi indispensable
de cualquier otro tipo de terapia (incluyendo la farma-
cológica). Estos dos tipos de medida pueden aplicarse
1 4 8 | Insomnio y ansiedad
por parte de medicina y/o enfermería (ver capítulo co-
rrespondiente) tanto de forma individual como grupal.
III) Como autoayuda utilice alguna técnica de relajación.
> Técnica de Jacobson: consiste en relajarse progresi-
vamente incidiendo en grupos musculares. Se acon-
seja aprenderla con un profesional. La técnica de re-
lajación muscular progresiva de Jacobson se utiliza
principalmente como estrategia «pre-terapéutica»
(Jacobson, 1938).
> Técnica de Shultz (1932, 1969): más exigente y pro-
funda incidiendo en el sistema neurovegetativo. Se
aconseja que se utilice con supervisión de un profe-
sional.
> Otras relacionadas con las artes y filosofías orien-
tales.
Se aconseja que este plan se acometa con ayuda pro-
fesional. No vale hacer cambios con improvisaciones a
fin de evitar efectos iatrogénicos. El compromiso adqui-
rido con el profesional tiene un valor motivacional que
no da la autoayuda. Las aclaraciones y la adecuación
planificada según el tipo de personalidad son muy im-
portantes para el éxito de la terapia. Puede que desco-
nozcamos algunas de nuestras debilidades o tengamos
otras alteraciones.
La planificación incluirá una estrategia encamina-
da al aprendizaje de parar los pensamientos intrusivos
combinado con una técnica de relajación. Ayudan la téc-
nica de «disco rayado» o repasar detalladamente —si-
guiendo una fiel secuencia— lo hecho a lo largo de todo
un día que ha sido bueno.
Tampoco debemos olvidar que si optamos por la psi-
coterapia nos mantendremos alejados por algún tiempo
de las actividades que interfieren con el sueño, así como
de las sustancias hipnóticas o los ansiolíticos. Cuidare-
149
mos por lo tanto la alimentación, activaremos y ayuda-
remos a regularizar nuestra psicofisiología con una sana
dieta, un poco de ejercicio físico al aire libre, horarios
regulares, etc. Y como es imposible estar dormido sin
dormir, siga la regla de evitar toda activación emocio-
nal negativa al proponerse dormir. Las positivas, dentro
de los límites normales para una salud bien entendida,
siempre serán bien aceptadas.
IV) Intervenciones psicoterapéuticas específicas:
Actualmente la mayor parte de estudios muestran
evidencia científica acerca de la eficacia de las Tera-
pias Cognitivo-Conductuales para el Insomnio (TCC-I),
superior a la de cualquier abordaje farmacológico. Es
un hecho que ni la formación recibida, ni la estructu-
ra de la Atención Primaria en nuestro estado (sobre-
saturada, actuando a demanda de los usuarios, infra-
dotada de personal y medios, con escaso apoyo de
otros recursos, etc.) nos va a permitir a los profesio-
nales realizar intervenciones íntegras dentro de este
marco. Aún así, creemos que es conveniente conocer,
al menos de forma sumaria, a qué nos referimos al
hablar de psicoterapia, al mismo tiempo que damos
pistas acerca de los medios que nos permitirían, caso
de situaciones ideales o, como siempre, caso de inte-
rés personal tanto desde la enfermería como desde
medicina, el intervenir.
El resto de psicoterapias no han demostrado
efectividad para tratar el insomnio, al menos en en-
sayos controlados. El tratamiento mediante la TCC-I
se centrará en modificar tanto los comportamientos
como las cogniciones de la persona, que perpetúan y
agravan los problemas de sueño.
1 5 0 | Insomnio y ansiedad
TABLA 1. Algunas técnicas de TCC-I aplicables en Atención Primaria
Intervención
Control de • Basadas en principios del condicionamiento clásico: asociar el uso de la cama con el sueño.
estímulos • El objetivo principal es el de volver a asociar el dormitorio con un inicio rápido del sueño.
• Si se fija la hora de despertar se estabiliza el ritmo sueño/vigilia.
• Se consigue restringiendo las actividades que sirven como señales para mantenerse despierto.
Restricción de • Intervención para «consolidar» el sueño, acortando el tiempo que se pasa en cama, para au-
tiempo en la mentar la «eficacia del sueño».
cama • Implica restringir el tiempo que se pasa en cama para igualarlo al tiempo promedio que las
personas pasan durmiendo.
Relajación y • Para alcanzar un estado de hipoactivación que contrarreste y ayude a controlar la ansiedad antici-
respiración patoria. Es más con el objetivo de reducir los niveles de activación que con el de inducir el sueño.
• Las técnicas principales son la relajación muscular progresiva, la respiración diafragmática o
abdominal, la relajación dirigida y el biofeedback.
Reestructuración • Sustituir pensamientos irracionales o distorsionados por otros más racionales. Se estructura
cognitiva en un modelo de entrenamiento en habilidades, para ayudar a los pacientes a desarrollar la
capacidad de identificar las cogniciones desadaptativas, contrastarlas con la realidad y desac-
tivarlas generando pensamientos racionales propios.
• Se usa para identificar las creencias, actitudes y expectativas disfuncionales que una persona pue-
de tener sobre su sueño, para reestructurarlas, sustituyéndolas por otras con más valor adaptativo.
• A más largo plazo puede usarse para vencer las preocupaciones referidas al sueño y eliminar la
ansiedad asociada con la mala calidad y cantidad del sueño, o con la incapacidad de dormirse.
Intervención • Asume que una parte muy importante del insomnio son los intentos por tratar de resolverlo y
paradójica la ansiedad que produce el fracaso en su control.
• Se pide al paciente que haga lo contrario, es decir, intentar mantenerse despierto.
1 51
2. ABORDAJE PSICOTERAPÉUTICO
DE LA ANSIEDAD
Podemos interpretar la psicoterapia como un proceso de
comunicación entre un profesional y una persona que
necesita ayuda, especialmente en el campo de la salud
mental cuyo objeto es lograr cambios para mejorar di-
cha salud.
Los distintos enfoques teóricos van a traducirse en
diferentes formas de intervención y no es este el lugar
para extenderse acerca de los modelos(recordamos que
nuestro objetivo en estos apartados es ofrecer apenas
unas líneas orientativas que permitan a las personas in-
teresadas profundizar si así lo desean, en otros medios).
Simplemente daremos unas breves notas para enmar-
carlos:
1 5 2 | Insomnio y ansiedad
TCC y las experiencias con su uso en Atención Prima-
ria son escasas.
153
2. 1. Recomendaciones sobre el tratamiento
con Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) para el
Trastorno de Ansiedad Generaliza (TAG)
Recomendaciones generales:
1 5 4 | Insomnio y ansiedad
• Se aconseja la realización de talleres grupales basa-
dos en relajación y técnicas cognitivas aplicables en
los centros de salud.
155
Recomendaciones en Atención Primaria:
1 5 6 | Insomnio y ansiedad
• Insomnio.
• Trastornos somatomorfos.
También ha demostrado eficacia en el abordaje de
diferentes patologías orgánicas (obesidad, insuficiencia
cardíaca, fibromialgia, dolor crónico, lumbalgia crónica,
etc.) y en la prevención e intervención, dentro de los
equipos profesionales, del burn-out.
Los componentes fundamentales serían:
157
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159
CAP 7 AUTOCUIDADO
Herramienta en la prevención
y tratamiento del abuso de
benzodiacepinas
1 61
blando. ¿Qué hacer entonces? Ocuparnos de nuestra salud,
no dejarse llevar, e influir y mejorar nuestro estilo de vida.
En este capítulo, vamos a ver cómo los profesionales
podemos intervenir en ese autocuidado a seguir para
manejar los avatares de la vida, y disminuir el riesgo de
abuso de benzodiacepinas. Antes de deshabituar, mejor
no habituarse.
1 6 2 | Autocuidado
• Fase de Precontemplación: durante esta fase la per-
sona no reconoce que tenga un problema, y consi-
dera el problema de los demás. Por tanto, no tienen
interés en cambiar la conducta, ni recibir información
para ello, e incluso pueden tener una actitud defen-
siva ante la información dada por el profesional.
También es posible que haya intentado afrontar el
problema en el pasado, sin éxito, y ahora sienta ese
cambio como imposible.
1 6 4 | Autocuidado
allá de lo físico, teniendo una visión más holística del
ser humano, y sabiendo de la influencia que todas las
esferas tienen en el individuo, todo está relacionado: lo
físico, con lo psicoemocional, con lo social y con lo espi-
ritual. Y las cuatro merecen de nuestra atención.
Cuando hablamos de bienestar nos referimos a un es-
tado en el que se está bien. Y esa sensación es personal
a cada individuo. Los conceptos básicos de bienestar in-
cluyen la autorresponsabilidad, como un objetivo funda-
mental, y proceso dinámico de desarrollo; que encierra la
toma diaria de decisiones para influir en ese estilo de vida
(sobre nutrición, control de estrés, actividad física, cuida-
dos de prevención, salud emocional y otros aspectos de
salud) (Kozier, 2005) y que nos conducirá a «estar bien».
Anspaugh et al. propone siete dimensiones del bien-
estar (Anspaugh, 2003):
165
• Ocupacional: la capacidad para lograr un equilibrio
entre el trabajo y el ocio.
• Ambiental: La capacidad para promover medidas sa-
ludables que mejoren las condiciones y la calidad de
vida en la comunidad.
1 6 6 | Autocuidado
donde se percibe cierta influencia en el sueño, confort,
etc. (véase los Anexos 1, 2 y 3).
Y la prevención terciaria sería aquella que está
dirigida al tratamiento y rehabilitación de la enfermedad
establecida (Martín Zurro, 2000), siendo necesario un
tratamiento y seguimiento profesional del estrés (v. Ane-
xo 4).
4. ENTRENAR EN AUTOCUIDADO
El autocuidado es la práctica de actividades que los in-
dividuos inician y realizan en su propio beneficio para el
mantenimiento de la vida, la salud y el bienestar (Orem,
2003). Por ello es adecuado valorar de forma minuciosa
e integral el cuidado que el paciente realiza intenciona-
damente para sí mismo, para detectar un posible déficit,
teniendo en cuenta todas las necesidades de la perso-
na. Una visión integral que tenga en cuenta no solo el
problema físico que acontece, sino su repercusión en la
esfera psicoemocional, social y espiritual de la persona.
El proceso de autocuidado se inicia con la toma de
conciencia del propio estado de salud por parte del in-
dividuo, porque solo alguien capaz de cuidar de sí mis-
mo, puede mostrar la capacidad de cambiar mediante
habilidades aprendidas (Orem, 2003). Es el profesional
el que entrena en cuidados, y acompaña a la persona
durante todo el proceso para que conozca y desarrolle el
autocuidado más adecuado para su bienestar y la mayor
autonomía posible.
Durante esta enseñanza del autocuidado se ayuda al
análisis de la situación, permitiendo una mirada desde
fuera, para poner sobre la mesa las causas que produ-
cen el malestar, y de esta forma ir desengranando des-
de un punto de vista integral, acompañando esa salida
de emociones para que el propio individuo reoriente su
respuesta ante la situación que acontece.
167
En la vida del ser humano se desarrollan hábitos
de pensamiento que transcurren de forma automática
y sin ser conscientes, pautas de pensamiento que nos
influyen en el estado de ánimo, un lenguaje interior que
nos lleva a paralizarnos, tranquilizarnos o motivarnos
ante los acontecimientos vitales (Kozier, 2013; Anspaugh,
2003). Por ello es adecuado incidir desde la infancia, en
la importancia del autocuidado, en la promoción de la
vida y bienestar de los seres humanos.
El autocuidado pretende dar la mayor autonomía al
paciente para conducir su vida, incluyendo la adheren-
cia al tratamiento farmacológico si lo hubiera, como a los
cuidados más adecuados que complemente su terapia.
Pasar de la información a la acción no es tarea fá-
cil. Un paciente con capacidad para tomar decisiones,
ejercer el control sobre su vida y establecer un mode-
lo deliberativo de relación con los profesionales que le
atienden, en definitiva, un individuo capaz de ejercer un
autocuidado en salud, necesita estar motivado (Martín
Zurro, 2000; Orem, 2003; Solano Villarrubia, 2015). Orem
establece que la edad, el estado del desarrollo, el es-
tado de salud, los factores socioculturales, etc., son
determinantes para la elaboración de los objetivos de
cambio. Siendo necesario también, el conocer en qué
momento se encuentra la persona en cuanto a su esta-
do emocional, su condición de autocuidarse, así como
la existencia de actuales/antiguas adicciones, para sa-
ber hacia qué dirección trabajar la motivación del pa-
ciente.
Para motivar a través de la entrevista clínica se nece-
sitan tres características básicas que deben ser percibi-
das por el paciente y que son decisivas para facilitar el
cambio (Rogers, 2011). Éstas son:
1 6 8 | Autocuidado
• La empatía o capacidad de ponerse verdaderamente
en el lugar del otro, ver y sentir como el otro lo hace.
Entender su situación vital y el significado que ésta tie-
ne para él, así como los cuidados que realiza para sí.
• La calidez emocional que permita la participación
de la persona en su cambio y no modelar el cambio
según desea el profesional, teniendo en cuenta los
deseos del paciente y trabajando en un entorno de
confianza mutua, donde el paciente participe.
• La autenticidad del profesional referido a su perso-
nalidad, debiendo ser abierta, libre y basada en las
relaciones humanas.
169
• Aprender a vivir con las consecuencias del problema
de salud, adoptando un estilo de vida que fomente el
desarrollo personal continuo.
1 7 0 | Autocuidado
actividades de la vida cotidiana, pueden presentar sín-
tomas físicos como los siguientes (GPC, 2008):
Síntomas de ansiedad
Inquietud o impaciencia
Fatiga
Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco
Irritabilidad
Tensión muscular
Alteraciones del sueño
Temblores, sudoración y olas de calor
171
TABLA 3. Causas que han podido llevar al paciente
al déficit de descanso reparador
Factores relacionados
Ansiedad
Depresión
Temor
Duelo
Consumo de alcohol
1 7 2 | Autocuidado
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175
ANEXO 1. INFORMACIÓN PARA EL PACIENTE
Actitud positiva
Aprende a decir NO
Cuida tu cuerpo
1 76 | Autocuidado
ANEXO 2. INFORMACIÓN PARA EL PACIENTE
177
ANEXO 3. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
¿CÓMO?
· Para practicarla nos pondremos una mano en el pecho y la otra en
el abdomen; en cada inhalación, la mano que descansa en el abdo-
men se desplaza y la mano del tórax no debe moverse.
· Coger aire por la nariz durante unos 5 segundos; retenerlo durante
dos segundos; y por último, expulsarlo lentamente durante 5 se-
gundos. Repetir el proceso un mínimo de 3 minutos.
· Se puede practicar en cualquier situación y cualquier posición.
Relajación rápida: consiste en, que cada vez que veamos un objeto
que nos guste o tengamos un pensamiento agradable, nos paremos
y centremos la atención en la respiración. Repetir 3-4 veces la respi-
ración diafragmática
¿CÓMO?
· Tumbados o sentados, empezamos a ser conscientes de nuestro
cuerpo.
· Realizamos 4-5 respiraciones diafragmáticas.
· Empezamos visualizando el pie derecho y, durante unos segundos,
tensamos todos sus músculos; esa tensión ha de estar seguida de
una relajación, concentrándonos en las sensaciones que nos pro-
duce.
· Hay que repetir el ejercicio con el pie izquierdo, pantorrilla derecha,
izquierda, muslos, pelvis, y poco a poco pasando por el abdomen,
tórax, manos, brazos, cuello, llegamos a la cabeza, concentrándonos
en todas sus partes: boca, lengua, nariz, orejas....
· Durante todo el ejercicio, intentaremos que la respiración sea dia-
fragmática, para conseguir que llegue la mayor cantidad de oxígeno
a todos los músculos.
· Con la práctica y entrenamiento de cualquiera de estas técnicas,
se puede llegar a la relajación de una forma más o menos rápida,
según el entrenamiento.
1 7 8 | Autocuidado
ANEXO 4. CONSEJOS AL PACIENTES ANTE
EL USO TERAPÉUTICO DE BENZODIACEPINAS
179
CAP8 ABORDAJE DESDE
LA FARMACIA COMUNITARIA
181
Para ansiedad y nerviosismo (CIE-10: R45.0): sólo
encontramos algunos medicamentos compuestos por
plantas medicinales.
El resto de productos aparecen bajo registro de com-
plementos alimenticios o productos sanitarios, incluidos
los preparados de melatonina con dosis menor a 2 mg
por forma farmacéutica.
La indicación Farmacéutica de estos productos siem-
pre debe ir acompañada de Educación Sanitaria, me-
diante una intervención para proponer al paciente me-
didas higiénico-dietéticas y propuestas de adopción de
un estilo de vida saludable, en base a los pilares que son
alimentación equilibrada, actividad física, evitar hábitos
nocivos como alcohol, bebidas excitantes y tabaco, y un
sueño adecuado en calidad y cantidad.
Siempre se hará siguiendo protocolos de actuación
que contemplen criterios de derivación, consensuados
si es posible con sociedades científicas.
Esta primera atención al paciente por parte del far-
macéutico comunitario, puede influir en la mejoría del
problema de salud, ya que instaurar un tratamiento
efectivo y seguro podría evitar el agravamiento de los
síntomas.
1 8 2 | Farmacia comunitaria
Dispensación de Medicamentos y Productos sanitarios
que precisan receta, y si no hay incidencia, se culmina
en la dispensación efectiva del medicamento prescrito
por el médico.
En la primera dispensación se debe prestar una aten-
ción especial en el conocimiento del paciente sobre la
medicación que se ha instaurado. Para benzodiacepinas
es muy importante aclarar la posología y la dosis, sobre
todo si ésta es variable por incremento de dosis progre-
sivo, o según la necesidad del paciente. También es im-
portante reforzar la información que le ha dado el pres-
criptor sobre la duración del tratamiento, para evitar que
se agraven los problemas de tolerancia, dependencia y
síndrome de abstinencia. Aportar toda esta información
estará encaminada a una adecuada adherencia a la me-
dicación, al igual que la identificación de posibles barre-
ras que hacen que el paciente no comparta la valoración
riesgo/beneficio ante la instauración del tratamiento.
Para benzodiacepinas resulta fundamental remarcar
la duración del tratamiento, dependiendo de la patolo-
gía y el principio activo seleccionado. La ficha técnica y
las guías clínicas establecen un tiempo determinado. Se
debe reforzar esta información haciendo énfasis en que
superarlo está relacionado con el desarrollo de toleran-
cia, dependencia y la aparición de efectos adversos.
Durante la dispensación el farmacéutico comunita-
rio puede detectar la necesidad del paciente de recibir
otros servicios profesionales farmacéuticos, como la re-
visión del uso de la medicación (RUM), el Seguimiento
farmacoterapéutico o la utilización de sistemas perso-
nalizados de dosificación (SPD).
Todo esto sería ideal realizarlo en coordinación con
los otros agentes sanitarios y sociales que atienden al
paciente, sumando esfuerzos y estableciendo previa-
mente el rol de cada uno de estos profesionales con la
idea de dar una continuidad asistencial, multidisciplinar
183
e interniveles con las herramientas de comunicación ne-
cesarias para ello.
En las dispensaciones posteriores el farmacéutico
debe preguntar al paciente, siguiendo el esquema de
buenas prácticas, si hay algún problema con el trata-
miento, y si éste fuera el caso, abriría una incidencia. Por
citar algunas opciones:
Mediante el servicio RUM (Revisión del Uso del Me-
dicamento) el farmacéutico realiza junto con el paciente
(o cuidador en caso necesario) una revisión estructurada
del grado de conocimiento que éste tiene de sus medica-
mentos y del uso que hace de los mismos, para ayudarle
a emplear sus medicamentos con mayor eficacia, ofre-
ciéndole asesoramiento sobre su utilización correcta,
y asegurándose de que entiende por qué los tiene que
tomar y sabe cómo utilizarlos y/o administrarlos, iden-
tificando los problemas observados y realizando las re-
comendaciones oportunas sobre los cambios necesarios
y, si es necesario, comunicándolos al médico prescriptor
mediante un formulario específico. Es un servicio que en
este grupo de medicamentos también puede ser muy
adecuado para los pacientes que reciben por primera vez
la medicación, o que ya la tienen prescrita desde hace
tiempo aclarándole posibles dudas que tengan sobre los
objetivos terapéuticos, la pauta posológica o la adecua-
da forma de administración, entre otros. El objetivo será
mejorar el conocimiento, la adherencia y el proceso de
uso de los medicamentos que utilizan los pacientes.
Mediante el Seguimiento Farmacoterápeutico el far-
macéutico tendrá como objetivo detectar los problemas
relacionados con la medicación (PRN) que están cau-
sando resultados negativos asociados a la medicación
(RNM). Establecerá una serie de visitas para verificar que
se han solucionado estos RNM. Estas visitas periódicas
son importante en muchos fármacos, entre ellos para
las benzodiacepinas. Acompañando en el tratamiento al
1 8 4 | Farmacia comunitaria
paciente se pretende minimizar que ante cualquier pro-
blema se modifique o abandone el tratamiento, o por
otro lado, se perpetúe en tiempo, por encima de las in-
dicaciones de ficha técnica.
Con los Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD)
el farmacéutico prepara la medicación de forma indivi-
dualizada, no solo facilita la toma de la medicación co-
rrectamente al prepararse siguiendo protocolos, también
se realiza en dispositivos que cumplen condiciones para
la conservación adecuada de formas farmacéuticas, a di-
ferencia de los pastilleros tradicionales que el paciente
o cuidador tiene que preparar (con posibles errores por
manipulación no protocolizada) y muchas veces en re-
cipientes permeables a la humedad y a contaminantes.
185
el diseño y desarrollo de talleres de habilidades para la
vida, escuela de sueño, talleres de relajación…, también
puede participar en la promoción de recursos no estric-
tamente sanitarios existentes ya en la comunidad como:
actividad física, actividades de ocio y tiempo libre, aso-
ciaciones de mujeres..., pero que influyen en el bienestar
y salud física, psíquica y social.
4. CESACIÓN BENZODIACEPÍNICA
A menudo podemos encontrar que un paciente no quie-
re finalizar el tratamiento pese a ser lo adecuado, proba-
blemente porque ha generado una dependencia al tra-
tamiento. En ese caso es necesario iniciar un proceso de
cesación (no de deshabituación porque no se trata de un
hábito sino de una dependencia). En este caso el recibir
apoyo por parte de los profesionales sanitarios mejora
el índice de abandono. La farmacia comunitaria también
ha mostrado en varios países ser un lugar idóneo para
apoyar esta cesación.
Es un servicio prestado desde la farmacia comuni-
taria, consistente en la intervención farmacéutica de
forma individualizada en pacientes dependientes de las
BZD donde se ha diagnosticado por parte de un médico
la conveniencia de iniciar un programa de cesación. La
intervención farmacéutica consistirá, bajo supervisión
del médico, en seguir al paciente, generalmente, en un
programa de cesación progresiva a las benzodiacepinas
como el que plantea el Protocolo de actuación de sem-
FYC-CV en cesación benzodiazepínica. Este programa
suele incluir educación higiénico-sanitaria, cambio de
dosis, cambio de principio activo y seguimiento a más
amplios intervalos una vez finalizado el tratamiento.
Lo aconsejable es pactar con el paciente para deter-
minar el ritmo que mejor se le acomode. La regla de oro
que hay que respetar es procurar no volver hacia atrás
1 8 6 | Farmacia comunitaria
en la cesación. Es posible estar un tiempo sin bajar do-
sis, pero, en la medida de lo posible, no volver a subirla.
En su caso, el farmacéutico adaptará mediante formula-
ción magistral la dosis según la pauta descendente pac-
tada con el médico. Finalmente, puede existir cambio de
principio activo que facilite la retirada. La combinación
con un acompañamiento conductual y educación higié-
nico-dietética mejora la eficacia.
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1 8 8 | Farmacia comunitaria
CAP9 PRESCRIPCIÓN
EN GRUPOS ESPECIALES
189
darios en los mayores pueden ser más intensos y peli-
grosos. Los ancianos que viven en una residencia tienen
tres veces más probabilidades de tomar BZD que los que
viven en la comunidad (Johnson et al., 2016).
Además de los efectos adversos más frecuentes
como debilidad muscular, ataxia, sedación, aparición de
reacciones paradójicas y alteraciones de la memoria y la
atención, debe tenerse especial precaución en ancianos
con (Aránguez Ruiz, 2017):
1 9 0 | Grupos especiales
inmediata, habilidades constructivas visuo-espacia-
les, lenguaje, formación de conceptos abstractos y
flexibilidad cognitiva. Por tanto, determinados domi-
nios neuropsicológicos podrían ser particularmente
sensibles al consumo de BZD y dificultar el diagnós-
tico diferencial de los trastornos cognitivos (Vasudev
et al., 2015).
191
TABLA 1. Guía de selección de psicofármacos en el anciano
con patología médica concomitante
inicial media
de dosis
(mg/día) t1/2 (h)
(mg/día) Sistema nervioso Sistema
central cardiovascular
1 9 2 | Grupos especiales
TABLA 1 (cont). Guía de selección de psicofármacos en el anciano
con patología médica concomitante
193
de BZD y, aunque suelen beber menos alcohol, tienen
un mayor riesgo de intoxicación, debido a un meta-
bolismo menos efectivo y también a la sinergia de
ambas sustancias depresoras sobre el sistema ner-
vioso central. Por este motivo, personas mayores que
mantenían un consumo de bebidas alcohólicas no
problemático, pueden empezar a presentar caídas,
pérdidas de conciencia transitorias y sobredosis, a
partir del inicio del tratamiento con algún ansiolítico
o hipnótico.
1 9 4 | Grupos especiales
Sin embargo, modificar la praxis de prescripción de
BZD inapropiadas en ancianos por las más apropiadas
—semivida de eliminación intermedia y metabolismo
conjugativo— está en manos del médico que las prescri-
be y es una difícil tarea.
2. BENZODIACEPINAS Y EMBARAZO
La ansiedad, la afección más frecuente para la que se
prescriben las benzodiacepinas, ocurre con frecuencia y
cada vez se observa más que coincide con el embarazo.
Las benzodiacepinas atraviesan la barrera placentaria y
por tanto los efectos gestacionales, fetales y neonatales
deben ser considerados. Existen algunos estudios (Okun,
2015; Enato, 2011; Bellantuano, 2013; Reis, 2013) cuyas
conclusiones indican que no existe un mayor riesgo de
malformaciones congénitas en hijos de mujeres con
consumo de BZD pero estos mismos estudios advierten
que los datos obtenidos son muy limitados por falta de
ensayos controlados aleatorios.
Recientemente, Ogawa et al. (2018), en un modelo de
caso-control, demostraron que el uso de benzodiacepi-
nas en el embarazo se asoció de forma significativa con
un mayor riesgo de parto prematuro pero no bajo peso
al nacer.
Yonkers et al. (2017) demostraron que el uso de BZD
se asociaba con un mayor riesgo de cesárea, bajo peso
al nacer, así como la necesidad de soporte ventilatorio
neonatal.
Freeman et al. (2018) encontraron una mayor pro-
babilidad de uso de la Unidad de cuidados intensivos
neonatologicos y menor tamaño craneal en los lactantes
expuestos a benzodiacepinas frente a los no expuestos
en el embarazo.
Altas dosis de benzodiacepinas, especialmente cerca
del parto, están asociados con tono muscular deficiente,
195
lactante prematuro, bajos puntajes de Apgar, necesidad
de ventilación, mala aspiración e hipotermia (Whitelaw
et al., 1981).
También se han descrito una mayor vulnerabilidad
hacia el trastorno por déficit de atención con hiperac-
tividad, dificultades de aprendizaje y trastornos del es-
pectro autista.
Con respecto a la lactancia, la medicación ansiolítica
traspasa a leche materna y por tanto se deben utilizar
con precaución en madres lactantes. En un estudio de la
base de datos de farmacovigilancia francesa se informa
que los lactantes amamantados cuyas madres tomaron
diazepam y clonazepam mostraron hipotonía, somno-
lencia y apnea. (Soussan et al., 2014)
No existe un protocolo establecido sobre cómo ges-
tionar las mujeres embarazadas dependientes a benzo-
diacepinas. Varios informes de casos proporcionan la
evidencia de que la disminución se puede realizar con
éxito durante el embarazo siempre que el beneficio sea
mayor a los posibles símtomas abstinenciales. Gopalan
et al. (2014), sugieren la sustitución por una de acción
prolongada, seguido de una disminución relativamente
rápida de 20% a 30% cada 24 horas hasta que se sus-
penda con éxito. Un enfoque multidisciplinario es re-
comendado, y la monitorización del paciente puede ser
requerida.
En resumen, el uso de los ansiolíticos durante el em-
barazo se asocia con el parto prematuro y el bajo peso
al nacer. Los efectos neonatales a corto plazo como la
hipotonía, la depresión y la abstinencia son conocidos.
Sin embargo las secuelas a largo plazo, si las hay, son
poco conocidas (Shyken et al., 2019).
1 9 6 | Grupos especiales
3. BENZODIACEPINAS Y TRASTORNOS
ORGÁNICOS GRAVES
197
• Insuficiencia renal: las BZD se excretan vía renal por lo
que hay que ajustar dosis en función del aclaramien-
to de creatinina. Las BZD más seguras en insuficien-
cia renal son: clordiacepóxido (no hace falta ajuste de
dosis); oxacepam (en IR severa requiere reducción de
dosis al 75% de la dosis habitual) (INFAC, 2017).
1 9 8 | Grupos especiales
conocer las alteraciones genéticas de cada paciente, que
afectan a enzimas que metabolizan tanto los opioides
como las benzodiacepinas.
Si, por ejemplo, el paciente es metabolizador rápido
del gen CYP2D6, eliminará más rápidamente muchos de
los opioides y habrá fallo terapéutico. Pero si el paciente
es metabolizador lento, tanto de las enzimas que elimi-
nan los opioides, como las benzodiacepinas, o si toman
medicamentos que las inhiban, el riesgo de efecto ad-
verso será mucho mayor (Sun et al., 2017).
Un reciente estudio constata que los consumidores
de tabaco tenían más probabilidades de recibir recetas
de analgésicos opioides con relajantes musculares y /
o benzodiacepinas que los no usuarios y aconsejan que
los profesionales de la salud deben limitar la prescrip-
ción simultánea de analgésicos opioides con relajantes
musculares y / o benzodiacepinas entre los consumido-
res de tabaco y brindar un enfoque integral para el ma-
nejo del dolor (Takaki et al., 2019).
En resumen, los riesgos derivados del uso concomi-
tante con opioides y BZD:
199
• Informe a los pacientes y cuidadores de que pueden
producirse efectos aditivos potencialmente mortales
si este producto se utiliza junto con opioides
5. PACIENTES PLURIMEDICADOS
Los criterios de Beers incluyen 41 fármacos o familias
de fármacos que se consideran inadecuados para ad-
ministrar en personas mayores de 65 años en cualquier
circunstancia, y 7 que se consideran inadecuados en de-
terminadas circunstancias o dosis.
Los dos criterios de Beers observados con más fre-
cuencia independientes del diagnóstico son el uso de
benzodiacepinas y el uso de antiinflamatorios no este-
roideos. Con respecto a los criterios de Beers que con-
sideran el diagnóstico, los más frecuentes son el uso de
fármacos anticolinérgicos en pacientes con síntomas del
tracto urinario inferior o hiperplasia benigna de prósta-
ta, y el uso de benzodiacepinas, antipsicóticos, zolpidem
o H2-antihistamínicos, en pacientes con demencia o de-
terioro cognitivo. De acuerdo con los criterios de STOPP
las causas más frecuentes de PI (prescripcion inadecua-
da) son el uso prolongado y las duplicidades de benzo-
diacepinas (Nicieza-Garcia, 2016).
Un estudio realizado en 2010 señala que 1 de cada
20 ciudadanos españoles está experimentando una inte-
racción potencial de drogas, incluyendo una alta tasa de
efectos clínicamente relevantes que deben evitarse. La
interacción ‘A’ más frecuente que se debe evitar es en-
tre las benzodiacepinas excretadas no conjugadas y los
inhibidores de la bomba de protones, con riesgo de to-
xicidad por benzodiacepinas (Lopez-Picazo et al., 2010).
2 0 0 | Grupos especiales
6. POLIABUSO DE SUSTANCIAS
La mayoría de personas que toman BZD ingieren tam-
bién bebidas alcohólicas. El consumo de BZD, asociado
al alcohol y las drogas, contribuye a conductas más im-
pulsivas y agresivas, accidentes, sobredosis y a un mayor
riesgo de muerte por accidentes o por violencia.
Las BZD se emplean con frecuencia como parte del
patrón de poliabuso de sustancias. Una elevada propor-
ción de personas que abusan de otras drogas, consumen
al mismo tiempo BZD, bien sea para potenciar su efecto
euforizante, o bien para aliviar sus síntomas de absti-
nencia.
El poliabuso de sustancias es frecuente entre los
consumidores de nuevas drogas. Sus interacciones con
las BZD son todavía desconocidas pero es probable que
sean peligrosas y potencialmente fatales (Dell’Osso et
al., 2015).
7. COMORBILIDAD PSIQUIÁTRICA
201
Por otro lado, los síntomas de abstinencia de dicho
poliabuso (de alcohol y BZD) van a ser de mayor grave-
dad, con una mayor probabilidad de presentar convul-
siones, episodios confusionales y episodios paranoides,
por abstinencia.
El riesgo de abuso y dependencia de estas medica-
ciones aconseja evitar su uso en pacientes alcohólicos,
excepto para el tratamiento del síndrome de abstinencia
agudo. Se debe instaurar una pauta de prevención del
síndrome de abstinencia si el paciente tiene anteceden-
tes de delirium tremens o crisis comiciales por depriva-
ción, si presenta sintomatología de abstinencia matutina
que requiere ingesta en ayunas o en el momento de la
exploración, si su estado orgánico es comprometido y/o
si el paciente tiene la sensación subjetiva de no poder
dejar el alcohol sin un soporte farmacológico.
Las BZD son el fármaco de primera elección debido a
su utilidad demostrada tanto sobre el síndrome de abs-
tinencia al alcohol (SAA) como en la prevención de las
crisis comiciales y el delirium tremens.
Para su posología existen tres tipos de protocolos de
tratamiento: dosis descendiente, dosis de carga, trata-
miento en función de sintomatología (Lligoña, 2007).
• La reducción progresiva donde las benzodiacepinas
se administran inicialmente a altas dosis que se van
reduciendo progresivamente. Este tipo de desintoxi-
cación es fácil de instaurar y se selecciona a menu-
do. Sin embargo, como los requerimientos de cada
pacientes son variables, es difícil predecir la dosis
exacta de medicación inicial. Así, la dosis inicial de
diacepam oscila entre 10 y 20 mg, la de clorazepato
dipotásico entre 15 y 20 mg, la de loracepam entre 2
y 4 mg, la de oxacepam de 30 a 60 mg y la clordia-
cepóxido de 25 a 50mg.
2 0 2 | Grupos especiales
• El segundo método o método de carga (diaze-
pam-loading) es un modo de administración que ha
sido propuesto para la prescripción de benzodiace-
pinas de acción prolongada, como el diacepam o el
clordiacepóxido. El método de carga acorta el perio-
do de desintoxicación y evita el uso indiscriminado
de medicación.
• Finalmente la terapia en función de los síntomas.
Consiste en la monitorización del paciente mediante
una escala simple, segura y estandarizada (CIWA-Ar) y
la administración de medicación sólo cuando los pa-
cientes presenten síntomas de deprivación alcohó-
lica. Este método de desintoxicación es seguro, fácil
y asociado a una disminución, tanto de la cantidad
de medicación, como de la duración del tratamiento.
7.3. Depresión
Las BZD pueden causar o empeorar un estado depresivo,
posiblemente por una disminución de la neurotransmi-
sión noradrenérgica y serotoninérgica.
Los pacientes que presentan depresión suelen pre-
sentar también ansiedad e insomnio. El tratamiento de
la depresión, que no sea de tipo bipolar, requiere la ad-
ministración de fármacos antidepresivos. Con frecuencia
se añade algún ansiolítico y/o hipno-inductor, durante
los primeros días de tratamiento, que posteriormente
conviene retirar, cuando el paciente empieza a mejorar.
203
Sin embargo, cuando sólo se prescribe una BZD y no se
prescribe un antidepresivo, la depresión puede empeo-
rar y el riesgo de suicidio puede aumentar.
2 0 4 | Grupos especiales
y otros sedantes, y un seguimiento regular para evaluar
la eficacia del fármaco, efectos secundarios y necesidad
continua de medicación. Los pacientes con depresión
comórbida deben ser evaluados en busca de ideas suici-
das antes de prescribir hipnóticos y, si están presentes,
deben vigilarse de cerca y considerar otras opciones de
tratamiento para el insomnio.
8. MEDIO PENITENCIARIO
> Entorno
Tanto los centros penitenciarios como la población aco-
gida en ellos tiene unas particularidades específicas
muy acertadamente descritas por el Grupo de Salud
Mental en Prisión (GSMP, 2012) que define ese entorno
hostil (con aislamiento, horarios rígidos, vigilancia, con-
troles…) y las características de la población reclusa (con
perfil de marginalidad, nivel socio-cultural y económico
bajos).
Por otro lado, y aunque los estudios fluctúan mu-
cho, se calcula que un 50% de los internos en centros
penitenciarios padece alguna patología psiquiátrica, en
menor o mayor grado, destacando las adicciones y los
trastornos de personalidad. En estos pacientes, la con-
currencia de enfermedad adictiva con otra patología psi-
quiátrica es, también, muy elevada.
> El problema
En junio de 2017, cuando en el Centro Penitenciario de
Lledoners (Sant Joan de Vilatorrada, Barcelona) inicia-
mos el programa de Buenas Prácticas con Benzodiace-
pinas, teníamos al 22,5% de los reclusos en tratamiento
con este tipo de fármacos (164 pacientes). Esto significa
seis veces la prevalencia que, en el grupo similar por
205
edad y sexo, da la última Encuesta sobre Alcohol y Dro-
gas en España (EDADES) 2017 para el consumo diario de
hipnosedantes con o sin receta en la población general.
Más sorprende si lo comparamos con los datos que
presenta la Dra. Varela-González et al. (2007), en el que,
especifica que «el 23,46% de la población reclusa reci-
bía algún tipo de psicofármaco» (¡nuestro 22,5% son sólo
benzodiacepinas!).
Otros datos obtenidos en el C.P. de Lledoners revela-
ban que el 47% de los pacientes tratados con benzodia-
cepinas llevaban pauta indefinida; que, además, el 22,5%
de estos pacientes tenía prescrita una benzodiacepina
de acción rápida (hipnótica), incluso con frecuencia de
tres veces al día; y, un 12% de los pacientes estaban tra-
tados con más de una benzodiacepina.
En 2017, la ansiedad fue la primera causa de consulta
en nuestro centro.
2 0 6 | Grupos especiales
farmacológico no benzodiacepínico y, por último, si ne-
cesario, pasaríamos al tratamiento, no más allá de las
cuatro semanas, con benzodiacepinas siempre de acción
larga, a dosis mínima, y evitando aquellas que no dispo-
nen de indicación en ficha técnica (por ej., clonazepam).
No olvidemos el desvío que pueden hacer nuestros pa-
cientes en el entorno penitenciario, como en el de dro-
gadicción en la calle, de este tipo de fármacos
Abordaje no farmacológico
➜ ➜
(si necesario)
Si farmacológico, no benzodiacepínico
(si necesario)
Si benzodiacepina, de acción larga
207
• Mejorar el manejo de la ansiedad (e insomnio),
• Mejorar la calidad de la prescripción de las benzodia-
cepinas (limitando dosis y tiempo de prescripción), y
• Comprobar que «la reducción del número de pres-
cripciones de benzodiacepinas en un Centro Peni-
tenciario es posible» (Martínez de Carvajal-Hedrich,
2018).
En resumen, a pesar de que a estos fármacos se les
quiera dar una función institucional, pensando que con-
tribuyen a la calma de la institución penitenciaria y a la
seguridad del personal de supervisión, debería ser obje-
tivo de los médicos que trabajan en medio penitenciario
iniciar un proceso de disminución y sustitución de las
benzodiacepinas entendiendo el centro penitenciario
como una oportunidad terapéutica.
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211
CAP10 RESUMEN
1. IDEAS GENERALES
213
TABLA 1. Doce Principios para la prescripción de BZD
2 1 4 | Resumen
6 Si estas iniciando un tratamiento con BZD aplica activamente
los mejores criterios de buena práctica (como harías con cual-
quier otros fármacos de potencial adictivo):
• Especifica el paciente el tiempo máximo que consideras que
deberías prescribir la BZD en sus condiciones, incluye las re-
visiones y explica que el riesgo de un tratamiento prolonga-
do no está justificado.
• Contempla solo prescripciones cortas, usa la mínima dosis
efectiva (es preferible ir aumentándola si es necesario) y
prescribe durante el menor tiempo posible.
• Promueve, de forma estándar el uso intermitente, eso redu-
ce la tolerancia y prolonga el tiempo de eficacia clínica ini-
cial. Con los hipnóticos insiste al paciente para que los tome
después de que se vea incapaz de empezar a dormir o inca-
paz de retomar el sueño después de un despertar nocturno.
• Revisa al paciente con regularidad durante el periodo de pres-
cripción, comparando los progresos con los objetivos acorda-
dos (por ej., cada 1-2 semanas). Concluye la prescripción si no
es eficaz, si se desarrolla tolerancia, si aprecias mal uso o si
está tomando simultáneamente alcohol u otros sedantes.
• Establece mecanismos para evitar que el paciente obtenga
más BZD de otra fuente (por ej. Con una alerta en el ordena-
dor).
215
No uses BZD sin tener en cuenta las diferencias entre la farma-
cocinética de los diferentes tipos, y las características de los
diferentes pacientes:
• Evita BZD de acción prolongada o con metabolitos activos
(diazepam, por ej.) en pacientes mayores.
• Evita las BZD con un comienzo de acción rápido en personas
con deterioro cognitivo (aumenta el riesgo de caídas) o con
tendencia a abusar de substancias.
2 1 6 | Resumen
• El desarrollo de tolerancia puede variar para los dife-
rentes efectos de las drogas, como la reducción de la
ansiedad, la sedación y el placer. Puede desarrollarse
a distinta velocidad y variar entre individuos.
• Diferentes personas, de ambos géneros y todas las
edades, toman BZD. Cubren un espectro que va des-
de los usuarios por razones terapéuticas hasta los
recreativos.
217
• Las BZD y fármacos similares no están indicadas para
el tratamiento a largo plazo del insomnio o la ansie-
dad excepto en los raros casos en que el paciente ha
demostrado padecer ansiedad o insomnio resisten-
tes al tratamiento.
• El uso de BZD es inapropiado para el tratamiento a
corto plazo de la ansiedad moderada.
• Las BZD principalmente alivian o eliminan síntomas
más que resultar curativas para cualquier patología.
• Las ZD fueron desarrolladas como hipnóticos para evi-
tar los efectos secundarios asociados al uso de BZD,
aunque su potencial para producir tolerancia, depen-
dencia y abstinencia era conocido desde el principio.
• La melatonina puede usarse para el insomnio en adul-
tos de 55 o más años durante más de 13 semanas.
• Hay que tomar precauciones al prescribir BZD, ZD y
similares a cualquier paciente, pero especialmente si
tienen una historia actual o previa de abuso de subs-
tancias o un trastorno de la personalidad.
• Una vez comenzado es difícil parar y el paciente y el
prescriptor han de desarrollar un plan para no con-
tinuar el uso más de 2-4 semanas o hacerlo solo in-
termitentemente.
• La prescripción a pacientes con dependencia a ben-
zodiacepinas establecida es controvertido. La supre-
sión brusca acarrea riesgos significativos.
• Actualmente ya no es necesaria la prescripción de
BZD para el tratamiento de la ansiedad y del insom-
nio, dado que existen otros fármacos eficaces que
son más seguros.
2 1 8 | Resumen
• Los fármacos más indicados para el tratamiento de
los trastornos de ansiedad generalizada, crisis de
pánico, trastorno de ansiedad social y trastorno ob-
sesivo-compulsivo, son los inhibidores selectivos de
recaptación de serotonina. No las BZD.
• La pregabalina es un fármaco eficaz para el tratamien-
to del trastorno de ansiedad generalizada y tiene apro-
bada dicha indicación por las Autoridades Sanitarias.
• El tratamiento farmacológico del trastorno del sueño,
se puede hacer con trazodona, gabapentina, prega-
balina y otros, y no es necesario utilizar benzodiace-
pinas ni tampoco fármacos Z.
219
• La persona que toma bebidas alcohólicas al mismo
tiempo que BZD puede presentar caídas, fracturas,
pérdida de conciencia transitorias, sobredosis y am-
nesia posterior.
• El consumo simultáneo de BZD con alcohol y/o con
drogas puede dar lugar a graves alteraciones del
comportamiento por desinhibición de los impulsos
agresivos, que pueden ser dirigidos incluso contra
el propio consumidor, aumentando el riesgo de con-
ductas auto-destructivas, auto-lesivas y/o suicidio.
• Las sobredosis de BZD, asociadas al consumo de al-
cohol, opioides u otros depresores del sistema ner-
vioso central, pueden llegar a ser mortales, por para-
da respiratoria.
• Las BZD potencian la depresión respiratoria de la meta-
dona con un efecto dosis-dependiente y pueden anu-
lar el efecto techo en las sobredosis de buprenorfina.
• El consumo prolongado de BZD puede producir una
disminución del rendimiento cognitivo.
• La recaída puede suceder como con cualquier droga
de abuso
• Con una reducción lenta y apoyo psicológico la mayor
parte de los pacientes perderán su ansiedad, páni-
cos, agorafobia, etc.
• Un aumento de la ansiedad puede ser producido por
las BZD o al reducir un uso prolongado.
• El uso a largo plazo de BZD se ha asociado con efec-
tos cognitivos a largo plazo, alteración de memoria,
embotamiento emocional, debilitamiento de las ha-
bilidades de enfrentamiento y amnesia, que desapa-
recen gradualmente en la mayor parte de las perso-
nas en 6 a 12 meses tras interrumpir el tratamiento.
2 2 0 | Resumen
• Los usuarios de BZD a largo plazo en ocasiones de-
sarrollan depresión por primera vez tras un uso pro-
longado, que se resuelve entre 6 meses y un año tras
el abandono.
• Las BZD pueden también agravar una depresión y
pueden precipitar tendencias suicidas en pacientes
deprimidos.
• Las BZD ocasionalmente producen excitación para-
dójica con aumento de ansiedad, insomnio, pesadi-
llas y alucinaciones hipnagógicas, irritabilidad, hipe-
ractividad o comportamientos agresivos.
• El uso de BZD y ZDR se asocia con aumento del riesgo
de varias condiciones de salud física y muerte.
• Los síntomas de abstinencia pueden adoptar casi
cualquier forma psicológica y/o somática pero se
puede considerar que caen en uno de estos tres gru-
pos principales: Síntomas de ansiedad, como ansie-
dad o agitación, percepciones distorsionadas como
sensaciones corporales anormales, e incidentes ma-
yores como convulsiones, que son raros.
• El riesgo de síntomas de abstinencia aumenta con un
uso más prolongado, mayores dosis y BZD de mayor
potencia, en pacientes con trastornos psiquiátricos
crónicos y de personalidad y en aquellos con patolo-
gías físicas crónicas.
• Dada la potencial gravedad del síndrome de absti-
nencia aguda de BZD, el tratamiento para su retirada
resulta más seguro y eficaz en régimen de hospitali-
zación completa.
• La persistencia de los síntomas de abstinencia pro-
longada de BZD aumenta considerablemente el ries-
go de recaída en la adicción a BZD.
221
• El tratamiento con BZD puede interferir en los resul-
tados de la psicoterapia de la ansiedad o del estrés
traumático.
• Una vez el paciente ha desarrollado adicción a las
BZD, su retirada será muy difícil, incluso cuando el
paciente colabore con ello, y prácticamente imposi-
ble si el paciente no desea dejar de tomarlas.
• Una historia actual o previa de dependencia de al-
cohol u otros sedativos o una historia familiar de lo
mismo son también significantes.
• Un síndrome de abstinencia prolongado ocurre en
una minoría de pacientes (alrededor del 15%) de los
que desarrollan un síndrome postabstinencia en una
desintoxicación de BZD. La mayor parte han tomado
BZD durante años.
• Es posible conseguir la abstinencia en la mayor parte
de los pacientes dependientes de BZD una vez que
los problemas relacionados con el uso prolongado
de éstas y otras drogas ha sido explicado y discutido.
Hay que considerar cuándo y cómo debe plantearse
la desintoxicación, y es posible que se necesite ayuda
o servicios suplementarios.
• Recordar siempre preguntas por el uso de alcohol, ya
que algunos pacientes simplemente han sustituido el
alcohol por las BZD.
• Antes de comenzar una reducción hay que abordar
cualquier problema subyacente, asegurarse de que
los problemas de salud física y psíquica están tra-
tados y dar información al paciente acerca de los
problemas del uso prolongado de BZD, explicando el
proceso de abstinencia y los posibles efectos.
2 2 2 | Resumen
• Adaptar la reducción de dosis a la persona e ir dismi-
nuyendo. No debería hacerse con prisa.
• Establecer la necesidad de soporte adicional o te-
rapias, y monitorizar frecuentemente interrogando
acerca del progreso general y de los síntomas de abs-
tinencia y rebote.
• Si el paciente experimenta dificultades con una re-
ducción de dosis animarlo a perseverar y sugerir un
retraso en la siguiente reducción. No volver a una do-
sis más alta.
• Si los síntomas de abstinencia llegan a ser un proble-
ma considera la sustitución de una BZD de acción cor-
ta o media por una de larga acción (p. ej., Diazepam).
• No hay fármacos que puedan actuar como sustitutos
de las BZD. Raramente y en circunstancias particula-
res, antidepresivos, betabloqueantes, estabilizantes
del ánimo o melatonina, pueden ayudar con ciertos
síntomas.
• La decisión de prescribir BZD durante largo tiempo
debe ser poco frecuente y realizada con cuidado. Si
se prescriben BZD a largo plazo es inevitable el riesgo
de efectos negativos.
• Por desgracia, lo más frecuente es que los tratamien-
tos a largo plazo sean por una continuación inad-
vertida de un tratamiento breve, que empezó años
antes de que los problemas de este uso prolongado
se conocieran.
223
ÍNDICE DE GR ÁFICOS
224
ÍNDICE DE TABLAS
225
CAP 5. TRATAMIENTO DEL TRASTORNO
POR CONSUMO DE Benzodiacepinas
TABLA 1. Cómo promover la toma de conciencia
y la aceptación de su retirada .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
TABLA 2. Pautas de reducción de clonazepam,
a partir de 4mg/día, 8 mg/día y 12 mg/día . . . . . . . . . . 126
TABLA 3. Pautas de reducción de BZD
(Agencia Española del Medicamento) . . . . . . . . . . . . . . . . 127
TABLA 4. Fármacos alternativos a las benzodiacepinas,
en función del síntoma principal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
TABLA 5. Tratamiento de las comorbilidades psiquiátricas .. 132
CAP 10. RESUMEN
TABLA 1. Doce Principios para la prescripción de BZD. . . . . . . . 214
226
NOTAS
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FINANCIADO POR
GUÍA BUEN USO BENZODIACEPINAS