Herder-Lectura en La Era Digital
Herder-Lectura en La Era Digital
Herder-Lectura en La Era Digital
la lectura en tiempos
cultura
digitales
Raimund Herder
Editor de Herder Editorial
Razón y Fe, 2017, t. 275, nº 1420, pp. 159-166, ISSN 0034-0235 159
Raimund Herder
camino hacia este punto se habían con turistas que preguntaban por
aniquilado las viejas estructures el camino hacia la Sagrada Fami-
de poder que estaban en manos de lia, que queda no muy lejos. Hoy
unos pocos. Más fuerte se mostró son muchos más los que buscan la
el plomo de los cajistas que el de Basílica de Gaudí, pero ya no pre-
los soldados. guntan, sino que siguen sus mó-
viles o tabletas. Tampoco pregun-
Hoy en día quedan pocas cultu-
tan por restaurantes o tiendas, ya
ras, todas al borde del exterminio,
que los encuentran en Internet y
que siguen traspasando oralmente
además, ya están valorados am-
sus tradiciones, sus cuentos, su sa-
pliamente por otros turistas. Pa-
biduría. Se dice que personas que
rece que no solo se haya perdi-
viven en un entorno cultural de
do la orientación, sino también la
exclusiva tradición oral, cuentan
comunicación. Ahora bien, si nos
con una capacidad muy superior
a la nuestra de memorizar textos, preguntamos por el porvenir del
incluso muy extensos. La disponi- libro en tiempos digitales hay que
bilidad de textos impresos pare- analizar no solo las posibilidades
ce llevar a una disminución, sino técnicas, sino también los cambios
pérdida de la habilidad de memo- que causan en nosotros. La cues-
rizarlos. Esto se puede considerar tión no es solo qué será del libro
una carencia, de hecho para algu- en tiempos digitales, sino también
nos lo es, pero para la inmensa que será de la lectura.
mayoría lo que no es necesario, no Sin duda ya se puede decir que la
es tampoco deseable. Si pensamos
revolución digital conlleva unos
en la llamada revolución digi-
efectos igual de importantes para
tal podemos observar fenómenos
la humanidad como lo fue el in-
parecidos. La neurociencia afir-
vento de Gutenberg, aunque aún
ma que ciertas partes del cerebro
no podemos prever con exactitud
nos capacitan para orientarnos to-
cuáles serán. Lo que ya se ve cla-
pológicamente y ha comprobado
ramente es que las consecuencias
que se atrofian en muy poco tiem-
no tardarán tres siglos en efectuar-
po si no son usadas frecuentemen-
se. Los cambios hoy en día se rea-
te. Utilizar el GPS, aparentemen-
lizan con tal velocidad que la ge-
te, nos hace perder nuestra capa-
neración de los que crecimos sin
cidad de orientarnos.
ordenador e Internet pero con la
Hace unos años al salir del edifi- pizarra y los libros veremos un
cio donde está nuestra editorial en mundo del libro totalmente cam-
Barcelona, uno solía encontrarse biado antes de jubilarnos. La re-
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lidad, nos guste o no. Los autores, Si en el mercado mundial del li-
con toda razón, anhelan la difu- bro electrónico se reparten el pas-
sión máxima de su obra. Una edi- tel unas cuantas empresas, el mo-
torial hoy en día no puede negar- delo de la plataforma podría con-
les la vía electrónica, a pesar de los centrarse en gran parte en manos
riesgos y las posibles consecuen- de una sola. Nunca hablamos del
cias para el sector. 100% del mercado, ni aquí, ni en el
caso de las librerías online. Siem-
Pero la visión ya va más allá. Pue- pre quedan pequeños nichos para
de que el libro electrónico, tal co- ofertas muy especializadas. Pero
mo se comercializa ahora, sea ya a grandes rasgos, se trata de una
un modelo del pasado. Tal como concentración con carácter mono-
lo estamos viendo en el sector de pólico. Cuanto más poderoso es el
la música (con Spotify) o de las pe- grande, tanto menos pueden de-
lículas (con Netflix), en el sector del sarrollar activamente sus estruc-
libro se están perfilando también turas los pequeños. Esto vale pa-
plataformas de lectura. La venta- ra las librerías, pero también para
ja para los lectores es obvia. En lu- las editoriales. Netflix nos lo está
gar de comprar los libros en una demostrando. Cada vez más co-
librería online para descargárse- mercializan sus propias produc-
los en un dispositivo de lectura, se ciones de películas y, sobre todo,
contrata una vez al mes o al año la series. Una plataforma de lectura
subscripción a una de estas plata- con tanto alcance como Netflix no
formas y así, se tiene la posibilidad se restringirá a comercializar los
de acceder, en cualquier momen- contenidos editados por editoria-
to y desde cualquier aparato, a una les, contratarán directamente con
biblioteca en Internet. Esto no solo los autores. La autopublicación
facilita aun más el acceso a la lectu- ya es una sección importante en
ra, sino que permite además, inte- Amazon. De Jeff Bezos, su omni-
rrelacionar los contenidos, ya que presente fundador, se dice que su
se puede saltar de un libro a otro y intención es ser el único interme-
así diseñar su propio hilo de lectu- diario entre autor y lector.
ra. Es como si en lugar de comer la
tableta de chocolate que nos com- Pero todo esto depende de un
pramos en la tienda de abajo, estu- factor muy decisivo en el juego:
viésemos en la mejor confitería de los derechos de autor y propie-
París y nos permitieran probar to- dad intelectual. Editoriales, libre-
dos los bombones allí expuestos. rías, tiendas online de libros, pla-
Dulce metáfora... taformas de contenidos electróni-
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