Yom Kippur - Haciendo Teshuvá de Todo Corazón

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HACIENDO TESHUVÁ DE TODO CORAZÓN

Rabbí Dr. Williams Pitter


www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
www.youtube.com
[email protected]
Rabino miembro del
Messianic Jewish International Council

REFLEXIONES SOBRE NUESTROS ERRORES BASADAS EN LA ORACIÓN AL JET


del artículo “Explorando la Plegaria de Al-Jet” del Rav Shraga Simmons,
http://www.aishlatino.com/tp/s/sw/53398212.html
Compiladas y con adaptaciones por el Rabbí Dr. Williams Pitter

Las transgresiones del hombre contra Di-s en Yom


Kippur las perdona, pero las transgresiones contra su prójimo,
en Yom Kippur no las perdona a menos que y hasta tanto éste
no se haya reconciliado con su prójimo y reparado el error
cometido
Talmud Bavlí Yoma 85b

Una guía que nos ayudará identificar nuestros errores


y áreas de nuestras vidas que necesitan ser cambiadas

Elul 5780/Septiembre 2020-Actualizada Tishrei 5783/Octubre 2022


Maracaibo, Zulia. Venezuela
NOTA INTRODUCTORIA POR EL RABBÍ PITTER
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El conjunto de 44 reflexiones que nos presenta el Rabbí Shraga Simmons , en su
artículo Explorando la Plegaria de Al Jet, tiene sus raíces en las oraciones por los
pecados cometidos que se recitan durante la tefilá de Yom Kippur. La meditación
sobre estas reflexiones deben hacerse mucho antes del ayuno de Yom Kippur.

Ahora bien, es pertinente hacer una acotación importante. La frase “Al jet” podría
traducir “sobre el pecado”, con lo cual el título del artículo del Rabbí Simmons
sería: “Explorando la Plegaria sobre el Pecado”. El problema está que la palabra
“jet”, viene del verbo hebreo “jatat”, no significa “pecar”; sino “errar”. Un
magnífico ejemplo gráfico está en Josué 20:16, que refiriéndose a los soldados
israelitas que usaban hondas como armas de guerra dice: “De toda aquella gente
había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban
una piedra sin errar el blanco”.

De allí que, que la palabra apropiada y más cercana a la letra y al espíritu de la Torá
sería más bien “yerro”, en lugar de “pecado”, un término que ha sido popularizado
por la teología occidental. Y, por tanto, en vez de hablar de “pecar” se debería
hablar de “errar”; pues quien ha pecado puede ser visto como alguien que ha
“errado el blanco”. En el contexto de la revelación de la Torá se dice que una
persona ha errado cuando no obedece la voluntad del Eterno en algunas de sus
mitzvot. Por lo que uno podría decir que, el pecado en sentido hebreo es: fallar en
cumplir la voluntad del Eterno revelada en la Torá. La teología occidental no se
atrevería a respaldar esta definición porque no está comprometida con la Torá;
pero eso sería ya otro tema.

Por otra parte, el verbo hebreo “jatá” se refiere a fallos humanos, ya sean estos
voluntarios o no. Por ejemplo, cuando David fue amonestado por el profeta Natán,
él confesó, sin darle más vuelta al asunto: “jatatí (erré) contra el Eterno” (2 Sm
12:13); lo cual fue un yerro plenamente intencional. La Torá, en varios lugares del
libro de Levítico habla yerros o errores al referirse a la persona que falló en
obedecer una mitzvá del Eterno, sin intención por desconocimiento, pero, cuando
se le hiciese conocer, debería llevar su ofrenda por haber errado (En Lv 4:1-35
presenta cuatro casos al respecto).

Ahora bien, hay varios lugares en la Torá en donde aparece una trilogía de palabras
hebreas, entre las cuales aparece jatá, con otras dos que también aluden al arror.
Por ejemplo, en el contexto de Yom Kippur, tenemos el texto de Lv 16:21, que la
Biblia Textual traduce como sigue: “Aarón apoyará sus dos manos sobre el macho
cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, así

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http://www.aishlatino.com/tp/s/sw/53398212.html
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como todas sus transgresiones y todos sus pecados”. La misma trilogía está en el
contexto de los llamados trece atributos del Eterno de Ex 34:6,7: “Pasó pues el
Eterno por delante de él proclamando… que guarda la misericordia a millares, que
carga con la iniquidad, la transgresión y el pecado”.

Esto a la verdad confunde, pues en nuestro idioma, estas tres palabras, iniquidad,
transgresión y pecado, parecen sinónimas. La pregunta es, ¿qué significa en idioma
español iniquidad, transgresión y pecado?; para dar una respuesta hay que acudir a
un manual de teología. Sin embargo, hay que entender las cosas desde el hebreo
bíblico, pues estas palabras corresponden a tres palabras hebreas con sus precisos
significados: Pesha se tradujo como iniquidad, Avón se tradujo como transgresión
y Jatá se tradujo como pecado. Por tanto, ahora la pregunta acá es, ¿cuál es el
significado de estas tres palabras hebreas?

En la Torá se distinguen tres tipos de fallos o errores humanos; jatá, que por lo
general en otros contextos, en donde aparece aislada de las otras dos palabras ya
mencionadas, ésta se refiere, en general, a yerros voluntarios o involuntarios o por
falta de conocimiento cometidos contra el prójimo y contra el Creador. Sin
embargo, cuando la palabra jatá se encuentra junto con los términos Pesha y
Avón, como en los textos bíblicos de Lv 16:21 y Ex 34:6,7; entonces esta palabra
reduce su significado a errores involuntarios o por falta de conocimiento. En
cambio Pesha y Avón hacen alusión a errores intencionales; siendo Pesha
considerado como los errores voluntarios/intencionales cometidos contra el
Eterno, y Avón se refiere a los errores voluntarios/intencionales cometidos contra
el prójimo.

Si aún le es muy difícil desprenderse de la palabra “pecado”, usted podría decir,


por razones didácticas, que en la Torá hay “dos clases de pecados”: (1) los no
intencionales o por ignorancia (jatá) contra el prójimo y contra el Creador, (2) y los
intencionales, contra el Creador (Pesha) y contra el prójimo (Avón). Estas
distinciones lingüísticas son de suma importancia porque, por medio de ellas, la
Torá nos suministra un conocimiento más cercano de la realidad de la condición
humana, lo que a su vez nos va ayudar tener clara conciencia de las clases de
errores en las que uno se involucra y, además, nos da luz para solicitar con
inteligencia perdón al Creador de una manera más concreta. Por eso Pablo escribe,
que la Torá aviva la conciencia de los fallos del hombre (Rm 3:20), nos da los
criterios para diferenciar con precisión el amplio espectro del error humano
cuando no hace la voluntad del Eterno.

Espero que esta nota introductoria de mi parte y las reflexiones diseñadas por el
Rabino Simmons le ayuden a realizar una introspección más profunda de su
carácter y de sus acciones. Quizás, después que hayas leído y meditado en todas
esas reflexiones, te preguntes: ¿cómo saber si estoy verdaderamente arrepentido

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de aquella o esta transgresión de la Torá? La tradición judía enseña que
reconocemos que estamos en verdad arrepentidos de un pecado en particular si,
expuestos a circunstancias similares no cometeremos el error de volver a caer en
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ese pecado . A esto hay que añadir que, la manera como trates a tu prójimo será el
criterio para reconocer si en verdad eres una persona arrepentida y nacida de
nuevo. Yeshua, en dos parábolas, en la del fariseo y publicano y la del hijo pródigo,
mostró la conducta de aquellos que critican las faltas de otros sin considerar que
las suyas pueden ser iguales o peores.

Recuerda además que el genuino arrepentimiento no lo producimos por nosotros


mismos, sino que más bien, gracias al auxilio de la Ruaj HaKodesh que de mil
maneras nos alumbra el entendimiento a fin de que identifiquemos y
reconozcamos nuestras faltas, y al ceder a su influencia, nos sentimos
avergonzados y buscamos el perdón de los pecados.

Así como buscamos al Eterno para algún asunto privado de nuestra vida; las
Escrituras nos exhorta también a buscar a aquellas personas a la que hemos
lastimado; y si sucede que la persona que te ha lastimado no viene a ti, entonces
perdona de todo corazón, y sin resentimiento alguno, y si ves a tal persona
salúdalo fraternalmente, porque debes saber que la Ruaj HaKodesh está tratando
con ella, así como contigo (Mt 6:14-15). Sin embargo, es posible que, quien te haya
lastimado a ti o alguien de tu entorno familiar sea en verdad una falta grave y no se
presenta las disculpas correspondientes, entonces tienes el deber de confrontarlo
con sinceridad y fraternidad, buscando la reconciliación y la paz más que ganar un
pleito. Como dice Pablo: “En cuanto dependa de vosotros estad en paz con todos
los hombres” (Rm 12:18).

También has de tener presente la ética del perdón enseñada por el Mesías: “Si
traes al altar tu ofrenda y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja
allí a tu ofrenda delante del altar, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces
ven y presenta tu ofrenda (Mt 5:23,24). Esta enseñanza del Mesías está basada en
el contexto del Templo, pues cuando una persona cometía una falta debía buscar
perdón al Eterno mediante la ofrenda expiatoria del sacrificio animal. Y por ello
dice, si te acuerdas que ofendiste o lastimaste a tu hermano, “deja allí a tu ofrenda
(el animal) delante del altar” y ve te reconcilias PRIMERO con tu hermano. Es decir,
busca primero reconciliarte con tu hermano por la falta que cometiste contra él y
luego vienes y te reconcilias con el Eterno por la falta que cometiste contra Él.

Y, por último, no te olvides que antes de Yom Kippur debes hacer los arreglos para
ponerte en paz con tu prójimo, hasta donde se pueda, pues en Yom Kippur sólo se
pide perdón al Creador por las faltas intencionales o no cometidas contra Él.

2
Rabbí W. Pitter: El significado y poder de la Teshuvá: ¿cómo saber si estoy arrepentido?
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INTRODUCCIÓN

En estos días solemnes, previos a Yom Kippur, cuando uno se propone examinar
seriamente nuestra vida nos damos cuenta que, hemos cometido tantos errores
durante el año que es difícil saber por dónde comenzar. Claramente, si no tenemos
un excelente sistema para enfrentar este proyecto, será extenuante y consumirá
todo nuestro tiempo.

En el judaísmo decimos que, si puedes llegar a la raíz del problema, entonces,


puedes eliminarlo por completo. Ese es el objetivo de la plegaria de “Al-Jet” que
repetimos numerosas veces durante el servicio de Yom Kipur. Las 44 declaraciones
comprendidas en la plegaria de “Al-Jet” no son una lista de errores que cometimos,
sino una manera de identificar la raíz de aquellos problemas.

A continuación, examinaremos la plegaria de “Al-Jet”, una por una. Pero recuerda:


El “cambio” es un proceso que no ocurre de inmediato. No intentes conquistar
demasiadas cosas a la vez; puede ser imposible. En cambio, elige o identifica áreas
que se relacionen con la raíz de tus problemas. Esto maximizará tu éxito en el
proceso de teshuvá.

LAS REFLEXIONES

1. Por los errores que hemos cometido ante y contra Ti involuntariamente y


voluntariamente. ¿Cómo podemos ser responsables por los errores que
cometimos involuntariamente? La respuesta es que a veces, nos involucramos en
situaciones comprometedoras porque no somos cuidadosos. Muchos de estos
supuestos “errores accidentales” pueden evitarse estableciendo limitaciones para
evitar la tentación.

Pregúntate a ti mismo: Involuntariamente: ¿Me puse a mí mismo en situaciones


comprometedoras, y luego, cuando me metí en problemas, racionalicé diciendo
que eran “inevitables” o “accidentales”? ¿He tratado de establecer límites para no
transgredir? ¿He considerado establecer un sistema de multas para evitar cometer
ciertos errores? Cuando legítimamente me he visto envuelto en una situación
inevitable, ¿me detuve a considerar por qué Di_s quiso que yo experimentara ese
desafío particular?

Pregúntate a ti mismo: Voluntariamente: ¿Cometí errores porque fui perezoso, o


porque mis bajos instintos y deseos se apoderaron de mí?

4. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de cosas que hemos
expresado inconscientemente con nuestra boca. Un hombre sabio dijo una vez,
“No tienes que decir todo lo que piensas”. El Talmud dice que cuando hablamos,

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nuestra boca tiene que actuar como una “compuerta”, controlando todo lo que
fluye.

Pregúntate a ti mismo: ¿Pienso antes de hablar? ¿Tiendo a hablar rápidamente sin


pensar? ¿Hago promesas que probablemente no cumpliré?

5. Por los errores que hemos cometido ante Ti en público o en privado.

Pregúntate a ti mismo: En público: ¿Actúo torpemente o hago cosas degradantes


para atraer la atención de los demás y recibir aprobación? Por otra parte, ¿hago
buenas acciones en público - que de otra manera no habría hecho - simplemente
para que otros me vean?

Pregúntate a ti mismo: En privado: ¿Actúo en privado de una manera que me


avergonzaría si alguien se enterara? ¿Considero como Dios está observándome
incluso en los momentos más privados? ¿Me convenzo a mí mismo de que si nadie
me ve, de alguna manera los errores no cuentan?

6. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la inmoralidad. Cuando
la Torá habla de inmoralidad, usualmente se refiere a inmoralidad sexual. Ya que la
sexualidad es la tendencia humana más fuerte (incluso comparable a la
supervivencia), puede utilizarse para alcanzar el máximo grado de santidad, o -
como atestiguamos comúnmente - el máximo grado de decadencia.

Pregúntate a ti mismo: ¿me involucré en relaciones sexuales prohibidas por la


Torá? ¿Me gusta mirar películas o revistas en donde se exponen explícitamente
conductas sexuales? ¿Tengo inclinaciones hacia personas de mí mismo sexo? ¿A
veces o con frecuencia pronuncio palabras con doble sentido que inducen a pensar
sobre el sexo? ¿Pronuncio groserías con contenido sexual violando el mandato
bíblico de que “ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca”?

7. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de hablar negativamente
contra mi prójimo. El habla es una facultad exclusivamente humana, es la manera
en la que creamos puentes de conexión entre nosotros, y a través de la plegaria,
con Dios. Por eso el abuso del habla es considerada una de las trasgresiones más
graves posibles.

Pregúntate a ti mismo: ¿Le hable a alguien de manera cruel y agresiva? ¿Hablo


chismes? ¿Le falté el respeto a mis superiores? Es decir, ¿le falté el respeto a mis
padres, o a mis líderes o a mi esposo? ¿Le falté el respeto a los que están bajo mi
autoridad? Es decir, ¿le falté el respeto a mi esposa, a mis hijos, a mis discípulos, a
mis empleados? ¿Me he involucrado en charlas sin sentido que me hacen perder

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mi tiempo y el tiempo de los demás? ¿He buscado oportunidades de elevar a otros
con palabras de aliento?

8. Por los errores que hemos cometido ante Ti con el conocimiento y con el
ocultamiento de la verdad. Como todos sabemos, el conocimiento es una
poderosa herramienta - y es muy peligrosa cuando es mal utilizada.

Pregúntate a ti mismo: ¿Utilicé el conocimiento de cierta situación para engañar a


otros? ¿Utilicé el conocimiento para engañarme a mí mismo - es decir, he
racionalizado mis malas acciones? ¿Acaso he utilizado el conocimiento para evadir
el espíritu de la ley? ¿Acaso he utilizado el conocimiento para bravuconear e
impresionar a otros?

9. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de nuestros


pensamientos. El Talmud dice que “Los malos pensamientos son (de cierta
manera) incluso peores que las acciones”. Esto es ya que desde una perspectiva
espiritual, “los pensamientos” representan una dimensión más elevada de la
actividad humana.

Pregúntate a ti mismo: ¿He pensado negativamente acerca de otras personas, o


les he deseado mal? ¿He fantaseado acerca de realizar malas acciones ya sean de
naturaleza sexual o de otra clase?

10. Por los errores que hemos cometido ante Ti siendo malos amigos. La
“amistad” es una de las actividades humanas más elevadas. Cuando nos
conectamos con otros, experimentamos la unidad del universo de Dios y
perfeccionamos el mundo.

Pregúntate a ti mismo: ¿Me he desviado de mis preocupaciones diarias para


ayudar a un amigo, basándome en el compromiso de la amistad? ¿He sido
insensible frente a las necesidades de mis amigos o hermanos de la congregación,
o acaso he herido sus sentimientos? ¿Me he aprovechado de alguien que ha
confiado en mí? ¿He realizado un esfuerzo consciente para aprender a ser un
mejor amigo?

11. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de confesión hipócrita.
En Yom Kipur cuando decimos cada línea de la plegaria de “Al-Jet”, nos golpeamos
suavemente el pecho (nuestro corazón) con nuestro puño - como para demostrar
que la “pasión y el deseo” nos llevaron a cometer estos errores. ¿Realmente lo
sentimos?

Pregúntate a ti mismo: ¿Me he disculpado sin ser sincero? ¿Me he comprometido


a “cambiar” sin querer hacerlo realmente?

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12. Por los errores que hemos cometido ante Ti juntándonos con los demás (para
actuar negativamente). Involucrarse en el mal como un individuo es
suficientemente malo. Pero así como las cortes seculares tratan los casos de
“conspiración” de manera más severa, así mismo Dios desprecia la
institucionalización de los malos hábitos o el simple hecho que te unas a otras
personas para actuar contra persona sin darle la oportunidad de hablar en privado
con ella a fin de que reconozca su error, si este fuera el caso.

Pregúntate a ti mismo: ¿Soy parte de un grupo regular que habla acerca de cosas
negativas? ¿He participado en reuniones que conducen a actividades negativas o
fuera de la ley? ¿Soy cuidadoso en asociarme sólo con personas morales y éticas?
¿me reunido con otras personas para hablar mal de otra persona o personas?

13. Por los errores que hemos cometido ante Ti con intención y sin intención.

Pregúntate a ti mismo: Con intención: ¿Me he “rebelado” para demostrar mi


independencia de Di_s?
Pregúntate a ti mismo: Sin intención: ¿He cometido errores por despreocupación?
¿Podrían haber sido evitados?

14. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de ejercer poder.

Di_s le da a cada uno lo que necesita: ya sea riqueza, inteligencia, buena fortuna,
etc. Solamente cuando sentimos que somos independientes de Dios es que
buscamos dominar a otros para nuestro beneficio.

Pregúntate a ti mismo: ¿Tomo ventaja de personas débiles - ya sea física,


económica o políticamente? ¿He manipulado o intimidado a alguien para que haga
algo incorrecto?

15. Por los errores que hemos cometido ante Ti deshonrando a padres y
maestros. Padres y maestros son nuestra primera figura de autoridad en la vida, y
por asociación ellos nos enseñan a ser respetuosos con Di_s y sus mitzvot. La falta
de respeto a padres y maestros corroe el núcleo moral de la sociedad, y a la larga
nos afecta porque tarde o temprano podemos llegar a ser padres o maestros y
vamos a querer que nos respeten.

Pregúntate a ti mismo: Padres: ¿Pienso en algunas ocasiones mal de mis padres?


¿Comunico algún resentimiento hacia ellos? ¿Hago algún esfuerzo por apreciar
cuánto han hecho mis padres por mí? Si yo fuera padre, ¿que querría de mis hijos?
¿Les estoy dando esto a mis padres actualmente?

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Pregúntate a ti mismo: Padres Maestros: ¿Presto atención especial a las
necesidades de personas mayores? ¿He maximizado las oportunidades de
aprender de rabinos y maestros? ¿He buscado activamente la guía y consejo de
gente sabia o creo que no necesito del consejo de ellos porque me guía la Ruaj
Hakodesh?

16. Por los errores que hemos cometido ante Ti profanando Tu santo nombre.
Como una “luz para las naciones”, cada judío es un mensajero de Dios en este
mundo, y es responsable de proyectar una imagen positiva en todo momento.

Pregúntate a ti mismo: ¿He actuado de maneras irrespetuosas que deshonran a


Di_s? ¿He actuado de maneras que den una mala impresión de lo que significa ser
judío? ¿He aprovechado cada oportunidad para inspirar a otros acerca de la belleza
de la Torá?

17. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de hablar cosas sin
sentido. Las personas tienen el hábito de hablar por hablar. Cuando estamos
aburridos, nos colgamos al teléfono y “hablamos y hablamos y hablamos”. No
hables sin propósito.

En cualquier conversación pregúntate a ti mismo: “¿Esta conversación tiene algún


sentido? ¿Estoy aprendiendo algo? ¿Estoy creciendo?”. Si no puedes identificar el
sentido de la conversación, probablemente no tiene ninguno. Pregúntate a ti
mismo: ¿Pierdo mi tiempo hablando de cosas triviales? ¿Busco compartir palabras
de Torá o hablar de Yeshua en cada momento apropiado?

18. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de hablar cosas vulgares.
¿Te has encontrado a ti mismo en la mitad de una broma de mal gusto? Puede ser
insidioso, pero de pronto te encuentras a ti mismo en una discusión que ha dado
un giro negativo. Aprende a cambiar de dirección. Monitorea tus conversaciones, y
cuando notes algún giro negativo, vuelve al carril correcto, gentil y sutilmente.

Pregúntate a ti mismo: ¿He contaminado mi boca con vulgaridades violando el


mandato bíblico de que “ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca”? ¿He
escuchado a otros hablando vulgarmente y me he reído? ¿He protestado cuando
he escuchado cosas vulgares? ¿Intento expresarme siempre de la mejor manera
posible?

19. Por los errores que hemos cometido ante Ti satisfaciendo mis deseos carnales

La tendencia pecaminosa que nos convence de buscar comodidad y placer de


manera inmediata, a expensas de otros placeres espirituales mucho más elevados.
Pregúntate a ti mismo: ¿He perseguido placeres mundanos para satisfacer mis

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deseos físicos - sin involucrar ninguna dimensión espiritual? ¿Utilizo la excusa de
que “no pude evitarlo”? ¿He estudiado la Torá, he realizado ayunos y oración para
contrarrestar los deseos físicos inapropiados? ¿A veces o con frecuencia prefiero
mi propia comodidad y no participo en las actividades de mi congregación?

20. Por los errores que hemos cometido ante Ti en contra de aquellos que
conocemos y en contra de aquellos que no conocemos.

Pregúntate a ti mismo: ¿He actuado mal a espaldas de algunas personas? ¿He


actuado mal frente a ellas?

21. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de corrupción. La
corrupción es subversiva, ya que generalmente no somos conscientes de cómo
afecta nuestras decisiones. En las palabras de la Torá, la corrupción es “cegadora”.

Pregúntate a ti mismo: ¿He comprometido mi honestidad e integridad por dinero?


¿Me he comprometido a mí mismo por orgullo o vanidad? ¿He actuado
incorrectamente por buscar aprobación de los demás o de alguien en particular?

22. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la negación y las
falsas promesas. La marca registrada de una gran persona, es su compromiso
meticuloso con la verdad - a pesar de las dificultades, vergüenzas o pérdidas
financieras que puedan estar involucradas en el proceso.

Pregúntate a ti mismo: ¿Me he mentido a mí mismo? ¿Le he mentido a otros? ¿Mi


trabajo involucra mentir en algunas ocasiones? ¿He racionalizado la validez de una
“mentira inofensiva”?

23. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de Lashón Hará. Se dice
que las grandes personas hablan de ideas, las personas medianas hablan de lugares
y cosas, y las personas bajas hablan generalmente mal de otras personas y las usan
para reírse de ellas. Los chismes causan disputa y división entre las personas - y
destruye relaciones, familias e incluso comunidades enteras. Como dijo el Rey
Salomón: “La vida y la muerte están en manos de la lengua” (Proverbios 18:21).
Pregúntate a ti mismo: ¿Disfruto hablar chismes? Cuando escucho chismes, ¿los
acepto como una verdad, o reservo mi juicio? ¿He destinado un tiempo especial
para estudiar las halajot de lashón hará?

24. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la soberbia.

Pregúntate a ti mismo: ¿Me he burlado y he ridiculizado asuntos serios? ¿Me he


burlado de alguien que considero menos inteligente o menos atractivo? ¿He
desechado la crítica constructiva considerándola sin sentido?

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25. Por los errores que hemos cometido ante Ti en los negocios. La integridad es
la marca distintiva de una gran persona. El Talmud dice que la primera pregunta
que se le hace a una persona cuando llega al cielo es: “¿Te comportaste
honestamente en los negocios?”.

Pregúntate a ti mismo: ¿He sido escrupulosamente honesto en todas mis


transacciones financieras? ¿Fui cruel al tratar de derrotar a la competencia, o
busqué métodos para que ambos tuviéramos éxito? ¿Elegí una carrera que me da
la libertad necesaria para perseguir mis metas personales y espirituales? Cuando
he tenido éxito en los negocios, ¿he demostrado mi aprecio por Di_s con respecto
a ese éxito?

26. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de interés y extorsión.
Obtener ventaja financiera de una situación porque alguien está desbancado, es
una bajeza muy grande. Por esta razón la Torá prohíbe la usura con otro judío.
Pregúntate a ti mismo: ¿He ganado dinero como resultado del infortunio de otra
persona? ¿Soy codicioso? ¿Soy tacaño? ¿Me siento responsable por ayudar a los
demás? ¿Aprecio la prohibición de la Torá en contra de la usura? ¿He estudiado
estas leyes?

27. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la comida y la bebida.
Comer es una actividad humana tan esencial, que nuestros rabinos dicen que todas
las cualidades de carácter de una persona se revelan en una cena.

Pregúntate a ti mismo: ¿He comido para tener energía para hacer tener fuerza
para cumplir la voluntad del Eterno, o pierdo la perspectiva y he comido
simplemente para satisfacer mis necesidades por alimentos? ¿Qué actividad
secundaria realizo mientras como? ¿Leo el periódico y veo televisión, o me
involucro en conversaciones significativas? ¿He hecho todo mi esfuerzo para comer
comida kasher? ¿Le expreso mi gratitud a Di_s por proveerme alimento haciendo
las bendiciones? ¿He sido glotón en algunas ocasiones o simplemente reconozco
que soy un glotón? ¿He comido comidas dañinas para la salud? ¿He desperdiciado
comida?

28. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la arrogancia. La
característica con que la Torá describe a Moisés es: “El hombre más humilde”. La
humildad es clave en el crecimiento espiritual, porque nos permite aceptar a otros
en nuestra vida - y a Di_s.

Pregúntate a ti mismo: ¿He hecho sentir mal a otros para hacerme sentir mejor a
mí mismo? ¿Me visto y hablo de maneras que atraen atención extra sobre mí?

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¿Creo que conozco más de Torá que algunos de mis amigos que también estudian
Torá?

29. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través del movimiento de
nuestros ojos. A veces, podemos dañar a otros sin siquiera decir una palabra. Por
ejemplo, el Talmud discute la ilegalidad de observar la propiedad de otra persona.

Pregúntate a ti mismo: ¿He observado las pertenencias privadas de otras personas


cuando no me incumbía? ¿He observado atentamente la escena de un accidente
en la carretera? ¿He observado fijamente al sexo opuesto de una manera no
apropiada o irrespetuosa? ¿He observado fijamente y con interés a una persona
que sé que está casada? ¿He demostrado desprecio por otra persona haciendo
movimientos con mis ojos?

30. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de hablar sin parar.
Generalmente nos sentimos incómodos con el silencio, por lo tanto, llenamos el
espacio con charlas interminables. La Torá nos dice sin embargo, que más que en
ninguna otra parte, Di_s se encuentra en el silencio.

Pregúntate a ti mismo: ¿He participado en conversaciones interminables sin


contenido? ¿Pienso antes de hablar y mido mis palabras cuidadosamente? ¿Soy
cuidadoso en concentrarme para recitar plegarias y bendiciones?

31. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de mirada arrogante. El
Talmud dice que los ojos de una persona son “la ventana de su alma”. Por lo tanto,
nos referimos a una persona arrogante como una persona con “mirada arrogante”.

Pregúntate a ti mismo: ¿He comunicado calidez y cariño hacia otros con mi


mirada? ¿He evitado hacer contacto visual con ciertas personas porque sentí que
no eran tan importantes para mí? ¿Mi carrera y mis relaciones personales sufren
porque mi ego está inflado?

32. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la desfachatez. El
Talmud dice que hay tres características de personalidad que caracterizan a un
judío: bondad, compasión y vergüenza. “Vergonzoso” significa que un judío se
siente mal y siente remordimientos cuando hace algo mal. Pregúntate a ti mismo:
¿Acaso examino las consecuencias morales de mis actos antes de tomar decisiones
difíciles? ¿Acaso aprecio como mi comportamiento moral me define como ser
humano? ¿He estudiado lo que el judaísmo dice acerca de la conciencia y la
moralidad?

33. Por los errores que hemos cometido ante Ti negándonos a aceptar
responsabilidad.

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El judaísmo define la grandeza como “poseer un alto grado de responsabilidad”. En
el fondo esto es lo que cada ser humano desea - por esta razón uno siente una gran
excitación frente a una promoción en el trabajo o frente a la responsabilidad de
formar una familia.

Pregúntate a ti mismo: ¿He aceptado las responsabilidades familiares, y he


respondido alegremente a cualquier necesidad? ¿He sido comprometido con mis
amigos? ¿Llego a tiempo a los lugares, o siempre llego atrasado? ¿Mis colegas me
describirían como alguien “confiable”? ¿He tomado responsabilidad por los
problemas en mi comunidad o en mi congregación? ¿He aceptado mis
responsabilidades únicas en el mundo en mi rol de judío?

34. Por los errores de juicio que hemos cometido ante Ti.

La Torá nos dice que es una mitzvá juzgar le-kaf-zejut (juzgar favorablemente). Es
decir, debemos darle a la gente el beneficio de la duda, y no hacer conjeturas sin
prueba alguna. Esto significa, por ejemplo, que cuando alguien llega tarde una
hora, en vez de asumir que es un irresponsable, deberíamos tratar de recopilar
toda la información antes de emitir un juicio, y mientras tanto, deberíamos
suponer que se atrasó por circunstancias que estaban fuera de su control.

Pregúntate a ti mismo: ¿Tengo el hábito de juzgar a la gente favorablemente o


sólo lo hecho en algunas ocasiones? ¿Espero hasta tener toda la información
necesaria para tomar una decisión? ¿He juzgado en ocasiones a Di_s
desfavorablemente?

35. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de traicionar a un amigo.

Pregúntate a ti mismo: ¿He violado la confianza de personas que confiaron en mí?


¿He divulgado información confidencial? ¿He obtenido ventaja de mis amigos
manipulándolos para que me hagan favores?

36. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la envidia.

Alguien que tiene un “buen ojo” celebrará sinceramente los logros de los demás,
mientras que alguien que tiene un “mal ojo” envidiará el éxito de los demás.

Pregúntate a ti mismo: ¿Siento resentimiento frente al éxito de otros, o siento


alegría? ¿Siento que hay personas que no merecen su éxito? ¿Deseo secretamente
poseer cosas de los demás?

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37. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la ligereza en nuestra
manera de actuar.

A veces tendemos a olvidar que la vida es un asunto serio. Nacemos, y luego


morimos. ¿Qué hemos hecho en nuestras vidas? ¿Nos hemos enfocado en metas
significativas, o nos hemos quedado atascados en búsquedas triviales?

Pregúntate a ti mismo: ¿Paso tiempo leyendo secciones irrelevantes del periódico,


o escuchando frivolidades en la radio? ¿Paso tiempo discutiendo detalles
insignificantes de deportes y espectáculos con amigos y colegas? ¿Actúo con
reverencia apropiada cuando estoy en la sinagoga o estudiando Torá? ¿Hablo
acerca de personajes bíblicos y sabios de nuestro pueblo con el respeto debido?

38. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la obstinación o
terquedad.

En la Torá, Dios se refiere al pueblo judío como un “pueblo obstinado”. Esto es un


atributo positivo en el sentido que no son influenciables fácilmente por la moda y
las tendencias. Sin embargo, por el lado negativo, podemos ser irracionalmente
tercos.
Pregúntate a ti mismo: Cuando estoy involucrado en un desacuerdo, ¿me pongo
ansioso y enojado, en vez de calmado y racional? ¿Pienso que siempre estoy en lo
correcto? ¿Dejo que otras personas hablen primero, o siempre hablo yo primero?
¿Escucho atentamente lo que otras personas tienen para decir? ¿He sido cerrado
de mente y he perdido mi objetividad sólo porque he deseado conseguir algo?

39. Por los errores que hemos cometido ante Ti apresurándonos para hacer el
mal.

Pregúntate a ti mismo: Cuando he transgredido la Torá, ¿lo he hecho con


entusiasmo? ¿Corro para hacer mitzvot con el mismo entusiasmo? ¿Bajo el ritmo
cuando recito plegarias o bendiciones? ¿Después de cumplir con mis oraciones, me
desconecto de ellas lo más rápido posible?

40. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de decirle a alguien lo
que otros piensan de él.

Pregúntate a ti mismo: ¿He estimulado el desacuerdo, y he puesto a personas en


contra? ¿He revelado secretos? ¿He estudiado las leyes del judaísmo que prohíben
esto?

41. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de utilizar Tu nombre en
vano. Uno de los diez mandamientos es “no tomar el nombre de Di_s en vano”.

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Parte integral de nuestra relación con Di_s es el grado en el que le demostramos
respeto.

Pregúntate a ti mismo: ¿He sido cuidadoso de no mencionar el nombre de Dios en


vano (o peor aún, decir: Te juro por Di_s)? Cuando utilizo el nombre de Di_s en una
bendición, ¿me concentro en el verdadero significado de Su Nombre? ¿He
prometido falsamente y he invocado el nombre de Di_s?

42. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de odio infundado.

El Talmud afirma que el odio infundado entre judíos fue parte importante de la
causa de nuestro largo y amargo exilio. Por otra parte, la unidad y amor verdadero
entre judíos es lo que traerá la redención.

Pregúntate a ti mismo: ¿He sido irrespetuoso con otro judío que no es como yo en
términos de práctica o filosofía? Cuando he estado en desacuerdo con alguien, ¿he
dejado que esto se convierta en un sentimiento de desagrado hacia la persona en
sí misma? Cuando he visto a otro judío actuar mal, ¿he odiado sólo la acción, o este
odio se extendió hacia la persona en sí misma? Cuando alguien me ha engañado,
¿estuve deseoso de tomar venganza? Cuando alguien me ha engañado o insultado,
¿guardé resentimiento?

43. Por los errores que hemos cometido ante Ti extendiendo nuestra mano.

Pregúntate a ti mismo: ¿Me he abstenido de tocar cosas que no me pertenecen?


¿He estirado la mano para ayudar al pobre y al necesitado? ¿He unido mis fuerzas
con gente mala? ¿He extendido mi mano para ayudar en proyectos comunitarios?

44. Por los errores que hemos cometido ante Ti a través de la confusión del
corazón.

Nuestros sabios nos dicen que, en última instancia, todos los errores provienen de
la confusión del corazón. Por esta razón, en Yom Kipur nos golpeamos el pecho a
medida que pasamos por toda esta plegaria de “Al-Jet”.

Pregúntate a ti mismo: ¿He dejado de trabajar en mis problemas internos por


flojera? ¿He cometido errores porque emocionalmente no he querido aceptar lo
que lógicamente sabía que era correcto? ¿He desarrollado apropiadamente mis
prioridades y metas en la vida? ¿Me he enfocado constantemente en ellas?

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