Atlas de Historia Universal. José-Ramón Juliá

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De la caza y recolección a la

producción de alimentos
8000-4500 a. C.

Alrededor del 13000 inician unas fluctuaciones climáticas que desembocan en un


clima más cálido y húmedo; se amplían los bosques y praderas.

Este proceso de fluctuaciones climáticas con clima cálido y húmedo (que


inició en el 13000) termina en el 6000 a. C.

Favorece la sedentarización y los comienzos de la agricultura y la ganadería.

De la caza y recolección practicadas por el hombre paleolítico se pasa a la


producción de alimentos, obra del hombre neolítico.

El neolítico comienza alrededor del 8000 a. C., y es un período caracterizado por:

La invención de la cerámica

Fuerte crecimiento demográfico

Formación de núcleos de población

Sedentarización, agricultura y ganadería

Cereales

Próximo Oriente

Trigo

Cebada

China

Mijo

Arroz

Mesoamérica y Perú

Maíz

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Domesticación de animales:

Cabras

Ovejas

Cerdos

Ganado vacuno

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Próximo Oriente

Un ejemplo claro de comunidad sedentaria que todavía no practica la agricultura,

pero que ya cuenta con cereales en su dieta es Jericó (Tell es-Sultán); cultura
natufiense.

En el Creciente Fértil se practicó por primera vez la agricultura: escanda, cebada,


guisantes y lentejas.

Mapa: Desarrollo de la agricultura en Próximo Oriente, p. 10; Mapa Creciente Fértil,


p. 11

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Las primeras sociedades urbanas
4500-1200 a. C.

De las pequeñas aldeas autosuficientes, políticamente atónomas y con una economía


de subsistencia –típicas del período Neolítico–

se pasa a comunidades que pueden vivir concentradas en grandes núcleos de


población

que practican una economía excedentaria y que requieren una organización


social cada vez más sofisticada.

Dichas comunidades se dan en la Edad de Bronce.

Se crean pequeños estados (ciudades-estado) dirigidos por un soberano que es


apoyado por una burocracia que le permite organizar y dirigir a la comunidad.

Hay avances técnicos: uso del torno alfarero, explotación de los metales, y la
invención de la escritura.

Siete son los sistemas de escritura que aparecen en esta época:

Sumerio (3100 a. C.)

Egipcio (3000)

Protoelamita (3000)*

Protoíndico (2200)*

Cretense (2000)*

Hitita (1500)

Chino (1350)

No descifrado (*)

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La vida urbana aparece:

Cultura sumeria (+/– 3000 a. C.)

Egipcia (+/– 3000 a. C.)

Minoica (+/– 2000 a. C.)

China (+/– 1800 a. C.)

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Las primeras sociedades urbanas
3100 a. C.

Entre los años 4500 y 3100 se suceden los períodos de El Obeid y Uruk durante los
cuales la sociedad sumeria pasa de vivir en aldeas autosuficientes a concentrarse en
núcleos urbanos cada vez mayores.

A partir del 3000 aparecen las ciudades-Estado

y entran en luchas las diversas ciudades-Estado

En el año 2380 a. C., Lugalzagezi, príncipe de la ciudad de Umma, vence a las


ciudades de Lagash, Uruk, Ur y Larsa

y unifica por primera vez el país de Sumer.

Al norte de Mesopotamia, de población semita, Sargón se hace con el poder de la


ciudad de Kish, hacia el 2350 a. C., y consigue conquistar todo el país.

Sargón es el fundador del imperio de Acad, el primer imperio de la historia.

Logra conquistar Elam en el oriente.

En el 2230 a. C., los Guti se hacen con el poder del debilitado imperio de
Acad.

Hacia el 2120 a. C., Utu-Hegal, rey de la ciudad de Uruk, vence a los Guti y el sur de
Mesopotamia vuelve a manos de gobernantes sumerios.

En 2111 a. C., Ur-Namu, militar de Ur, se hace con el trono de Utu-Hegal.

Con este nuevo mandatario se inicia la III Dinastía de Ur (2111-2003 a. C.).

Período destacado en el ámbito legislativo y cultural:

Redacción del Código de Ur-Namu

Construcción del primer Zigurat, edificio emblemático de la cultura


sumeria.

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Período El Obeid
4500-3500 a. C.
Período Uruk
3500-3100 a. C.

Las prácticas comerciales de larga distancia –que hasta finales de la III Dinastía de Ur
son monopolio del gobierno– se constatan de forma más o menos regular desde antes
de los inicios de la vida urbana.

En el período de El Obeid, por ejemplo, ya está atestiguado un comercio con


zonas tan alejadas entre sí como el sureste de Anatolia y el golfo Pérsico.

Estas actividades comerciales se irán intensificando a medida que pasen los


años, hasta la creación de una auténtica red que permita el suministro de las
materias necesarias.

Todo esto es posible gracias al gran desarrollo de la agricultura.

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Egipto

Imperio Antiguo, 3000-2200 a. C.

El Estado egipcio surge tras un largo período durante el cual las aldeas neolíticas,
autosuficientes y autónomas, dan paso a centros de poder cada vez mayores y mejor
estructuradas.

En el período predinástico (3200-3000 a. C.) parece que los distintos reinos


existentes a lo largo del Nilo se agrupan en torno a dos núcleos principales:

Un reino con capital en Buto (Bajo Egipto) y otro con capital en


Hieracómpolis (Alto Egipto).

El siguiente paso será la unificación del país, la cual se lleva a cabo con la
conquista del Bajo Egipto, lo cual ocurre en torno al 3000 a. C., y su artífice es
Namer o quizás Menes.

Desde los inicios de la unificación, el rey es la encarnación del dios Horus y reúne en
su persona los poderes tanto civil como religioso.

Durante el Imperio Antiguo (2700-2160 a. C.) se inicia la construcción de los


edificios más emblemáticos de la cultura egipcia, las pirámides, que no son otra cosa
que recintos funerarios destinados a albergar a los reyes difuntos.

Diversos problemas de orden interino, en particular el excesivo poder


asumido por los gobernadores provinciales –los nomarcas– hacen tambalear la
autoridad real y, en torno al 2200 a. C., se rompe la unidad del Estado.

Finaliza el Imperio Antiguo y se inicia una nueva etapa poco conocida


denominada primer período intermedio.

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Tras más de cien años de descentralización e inestabilidad, durante los cuales Egipto
se encuentra dividido en diversos reinos, el sur del país agrupado en Tebas conquista
el norte, año 1060 a. C.

Egipto aparece unificado nuevamente.

Desde los inicios, el Estado egipcio dispone ya de una administración poderosa

El país cuenta con una agricultura muy productiva, dispone de canteras de


piedras diversas, pero carece de metales y maderamen.

Por lo cual, organiza viajes comerciales a lugares de la costa del Levante


mediterráneo, Biblos, por ejemplo, en donde busca madera.

Egipto explotará siempre las minas de cobre y de piedras preciosas


(malaquita, turquesa, granate, calcedonia) situadas en la península del Sinaí y
las ubicadas en Sudán.

Imperio Medio, 2160-1782 a. C.

En el año 2160 a. C., Mentuhotep, nomarca de Tebas (Dinastía XI) unifica de nuevo
el país y con él se inicia el Imperio Medio.

Pero una vez más el poder central se debilita y el Estado se fragmenta en pequeños
reinos.

Se entra así en el denominado segundo período intermedio (1782-1580 a. C.).

Esta debilidad va a ser hábilmente aprovechada por los hicsos –pueblos procedentes
de Asia, más allá del Cáucaso– quienes de forma lenta y pacífica se instalaron en la
zon del Delta.

En torno al año 1600 a. C., una vez organizados en su capital Avaris, conquistan el
país.

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La resistencia contra el dominio hicso se inicia en el sur, hasta que son vencidos y
expulsados por los reyes de Tebas tras unos cien años de permanencia en territorio
egipcio.

Ahmosis es el artífice de la hazaña y, una vez reunificado el Estado, se inicia el


Imperio Nuevo (1580-1085 a. C.), la época más expansiva y próspera de toda la
historia egipcia.

Imperio Nuevo, 1580-1085 a. C.

Éste es el período en el que Egipto crea un gran imprerio.

Egipto, por el sur, controla hasta la cuarta catarata y, por el este, domina gran parte
del Levante mediterráneo.

La expansión hacia Asia se inicia, en parte, como reacción a la invasión hicsa (los
hicsos habían penetrado por la frontera asiática), de modo que razones estratégicas y
también económicas les llevan a controlar casi toda la costa del Levante
mediterráneo.

Mapa p. 31

Pero los intereses egipcios chocan con las ambiciones hititas.

Tras el enfrentamiento entre ambas potencias en la batalla de Qadesh (1296 a. C.) y


el posterior tratado de paz firmado entre el faraón Ramsés II y Hattusil III, soberano
hitita, el área de control egipcio en Asia se sitúa ligeramente al sur de la ciudad de
Qadesh.

En general, los últimos faraones de la Dinastía XVIII y los de la Dinastía XIX


mantienen los logros conseguidos por sus antecedentes.

Horemheb, el militar que llega a faraón, y Ramsés II son los reyes más
destacados de este período.

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Pero la mediocridad de los faraones de la Dinastía XX (1200-1085 a. C.), a
excepción de Ramsés III, lleva a Egipto a una decadencia de la que, con
pequeños altibajos, no saldrá nunca más.

A la muerte de Ramsés III (1116 a. C.) Egipto va perdiendo con rapidez el


dominio sobre los territorios asiáticos, y si ello es negativo desde el punto de
vissta militar y estratégico, lo es todavía más en el aspecto económico.

Los reinos sometidos de la costa levantina dejan de enviar los tributos anuales
y también se resienten los intercambios comerciales.

Esta situación coloca al Estado egipcio al borde de la bancarrota.

La Babilonia de Hammurabi

A la caída del gobierno centralizado de la III Dinastía de Ur, se suceden unos 200
años de autonomía de las ciudades-Estado hasta que Hammurabi unifica de nuevo el
sur de Mesopotamia y crea el Imperio Babilónico (1792-1595 a. C.).

El rey babilónico realiza una unificación no sólo política sino también


cultural, jurídica y administrativa.

Una de las pruebas más evidentes de esta actividad es la redacción del


famoso Código de Hammurabi.

Pero la mediocridad de los sucesores de Hammurabi provoca que en 1595 a. C., los
casitas, pueblo procedente de los montes Zagros, se hagan con el poder babilonio y
lo mantengan a lo largo de 400 años (1595-1155 a. C.).

La Babilonia casita se convierte en una potencia de segundo orden y ello


ocasiona que el centro de poder político del Próximo Oriente se desplace
hacia Occidente: los mitanos y, posteriormente, los hititas van a suplantar la
hegemonía babilónica.

El sur de Mesopotamia, denominado Babilonia, no volverá a desempeñar un


papel de primer orden hasta el siglo VII a. C.

Mapa, p. 27.

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El reino de Mitanni: finales del s. XVI-1244 a. C.

A finales del siglo XVI a. C., parte del territorio de la Alta Mesopotamia y de Siria del
norte es unificado en un sólo Estado al mando de una aristocracia guerrera.

Se crea el reino de Mitanni, dirigido por gentes de origen hurrita e indoario.

Se sabe que en los siglos XV y parte del XIV a. C., los dominios mitanos se
extienden desde el Mediterráneo hasta los montes Zagros.

Mitanni es una gran potencia, pero a mediados del siglo XIV a. C., el rey
hitita Subiluliuma (1375-1334 a. C.) en plena expansión, se hace con el
control del sector occidental del reino.

Aproximadamente un siglo más tarde, el reino asirio Salmanasar I


(1273-1244 a. C.) se adueña de la parte oriental, con lo que el Estado de
Mitanni desaparecer.

Imperio Hitita, 1680-1190 a. C.

Los hititas, pueblo indoeuropeo del Cáucaso, llegan a Anatolia a principios del II
milenio a. C.

Antiguo reino hitita: 1680-1430 a. C., con capital en Hattusas.

Nuevo reino hitita: 1430-1190 a. C., es la época de máximo esplendor.

Destacan los reyes Subiluliuma (1375-1334 a. C.), que somete gran parte de
Mitanni; Muwatallis (1306-1285 a. C.), que se enfrenta al rey egipcio
Ramsés II en la batalla de Qadesh; y Hattusil III (1275-1251 a. C.) que firma
un tratado de paz con el rey egipcio Ramsés II, el primer tratado
internacional que se conoce.

La presión ejercida por una serie de pueblos, entre ellos los “Pueblos del mar” que
acosan sus fronteras, la pérdida de autoridad real motivada por el excesivo poder de
los príncipes y grandes vasallos, y parece que también una hambruna persistente,
provocan que el Estado hitita se vaya debilitando y sucumba en torno al 1190 a. C.

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El Levante mediterráneo en los siglos XII-X a. C.

Este período es crucial para la región porque alrededor del 1200 se da el paso de la
Edad de Bronce a la Edad de Hierro.

Desaparecen los dos grandes imperios que habían controlado la franja levantina:
hititas y egipcios.

La ausencia de poderes imperialistas favorece la penetración de grupos de gentes


que desestabilizaron la zona entre ellos los llamados “Pueblos del mar”,

y propicia el desarrollo de los pequeños Estados existentes y la creación de


otros.

Además de razones estructurales y de funcionamiento (p. e., excesivo


vasallaje de la nobleza hitita; la desmesurada burocratización del Estado
egipcio y la mediocridad de sus faraones); y

la introducción del uso del hierro influye en la decadencia de los grandes


imperios de la Edad de Bronce.

A partir de la crisis de 1200 a. C., surgirán o se consolidarán en la franja del Levante


mediterráneo, una serie de pequeños reinos o ciudades-Estado en torno a tres
grupos de población claramente diferenciados: los fenicios, los israelitas y los
arameos.

Los fenicios son los descendientes de los cananeos, es decir, de los habitantes de la
franja costera levantina del segundo milenio; los israelitas y después los arameos
son pueblos de origen nómada o seminómada llegados a estas tierras entre los siglos
XIII y X a. C.

Mapa, p. 36

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El renacer Babilonio

Los casitas, que se habían hecho con el Estado babilonio en 1595 a. C., sucumben en
1155 a. C., a manos de sus vecinos elamitas, tras más de cuatro siglos de
permanencia en el poder.

A partir de este momento y durante los primeros siglos del primer milenio a.
C., dos potencias vecinas, Asiria y Babilonia, mantienen relaciones estrechas
aunque casi siempre enfrentadas, siendo Asiria la que durante este largo
período de tensiones acostumbra a imponer su poderío.

Pero la situación cambia a finales del siglo VII a. C., con la caída de Nínive,
capital asiria, en manos babilonias, hecho que supone el fin del Imperio
Asirio, que pasa a ser controlado por el rey neobabilonio Nabopolassar.

A lo largo de unos setenta años (609-539 a. C.), el Imperio Neobabilonio


mantendrá unidas la Alta y la Baja Mesopotamia, aunque perderá parte de
los territorios más orientales y también Egipto, territorio que había heredado
de los asirios.

Nabucodonosor II, el rey más emblemático de este corto renacer babilonio, prosigue
las campañas militares iniciadas por los asirios en el Levante mediterráneo y su
actuación provoca la caída de ciudades como Tiro y Jerusalén.

Babilonia se convierte en la primera potencia del Próximo Oriente y ello le


permite llevar a cabo una actividad edilicia muy eficaz.

Se contruyen templos y, sobre todo, se embellece la ciudad de Babilonia,


capital del Imperio.

El esplendor babilonio sucumbe en 539 a. C., ante el poderío del persa Ciro,
y el otrora poderoso Imperio Babilonio pasa a formar parte de las satrapías
persas.

Mapa, p. 47

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Los persas

El denominado Estado persa está constituido por población Meda y población persa.

Ambos grupos humanos proceden de un tronco común iranio.

Parece ser que tribus iranias llegan a la región del oeste y centro del actual
Irán con anterioridad al siglo IX a. C., y de forma pacífica se mezclan con la
población autóctona.

Más adelante, posiblemente en torno al año 800 a. C., las tribus persas se
separan de las tribus medas y se dirigen hacia el sur, hacia territorio elamita,
donde se establecen.

De los medos sabemos que a principios del siglo IX a. C., están organizados en una
serie de tribus confederadas que luchan contra el Estado asirio, Estado que se halla
en plena expansión.

Media está formada por diversas tribus semi-independientes y gobernada por


una monarquía.

No es hasta 625 a. C., cuando su rey Ciaxares sienta las bases de un


auténtico Estado centralizado.

En este momento reúne la administración en la capital Ecbatana, crea un


ejército y aglutina a las diversas aristocracias locales.

En el año 612 a. C., Ciaxares colabora con los babilonios en la destrucción de


la capital asiria, Nínive, hecho que provoca la caída del Imperio Asirio
enmanos neobabilonias, y que le permite anexionarse parte del territorio de
los vencidos, concretamente las zonas montañosas de Urartu y las provincias
asirias de Asia Menor.

Los persas, por su parte, instalados en territorio elamita, dependen hasta mediados
del siglo VII a. C., de los reyes de Elam.

Es en esta época cuando, posiblemente, las diversas tribus se unifican al


mando de un individuo de la familia de los Aqueménidas, de la que saldrán
todos los reyes persas posteriores.

Mapa, p. 48.

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Ciro II (559-531 a. C.) es el fundador del Imperio Aqueménida o Persa.

Conquista Babilonia, Media y Lidia.

El dominio de esta última significa hacerse con el control de diversas


ciudades griegas de Asia menor –las ciudades jonias– y también de algunas
islas del Egeo dependientes de Lidia.

Por el este, conquista la Bactriana, la Sogdiana y la Gedrosia y, en definitiva,


crea un imperio que abarca aproximadamente desde la India hasta el
Mediterráneo.

Pero los afanes expansionistas persas no cesan con Ciro.

Su hijo Cambises II, en 525 a. C., se anexiona Egipto y ello le proporciona el


control sobre las ciudades griegas de Cirenaica.

Su sucesor, Darío I (521-486 a. C.) se adentra en Europa (Macedonia, Tracia


y costa occidental del mar Negro) y conquista también el valle del Indo.

Todo ello convierte a Persia en el mayor imperio conocido.

Los reyes posteriores se dedicarán a conservar lo adquirido.

El único fracaso que deben soportar los persas es la derrota frente a Grecia.

Darío I es el primer rey persa que se enfrenta a los griegos y fracasa (I


Guerra Médica, 490 a. C.).

Más adelante, Jerjes vuelve a ser derrotado (II Guerra Médica, 479 a. C.).

A partir de este momento, el afán expansionista persa se interrumpe y


comienza la decadencia política y militar.

Los persas, con Darío II (425-404 a. C.), inician una política dirigida a evitar la
consolidación de cualquier Estado griego.

Para ello se alían con las ciudades enemigas de las posibles potencias
hegemónicas y colaboran con la entrega mediante soborno de dinero, el
famoso oro persa.

Esta política resultará ruinosa para las arcas del Estado.

Mapa, p. 49.

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Problemas internos, tales como el excesivo poder por parte de los sátrapas y las
disputas dinásticas, que provocan incluso guerras civiles, van a ir minando el Estado
persa.

A este clima de descomposición contribuyen también problemas externos,


entre ellos el descontento de las poblaciones sometidas ante los excesivos
impuestos a que se ven sujetas.

Ante este panorama, la aparición de un Estado centralizado y fuerte como el


macedonio será decisiva para el futuro del Imperio aqueménida.

Alejandro Magno, el máximo representante de la recién surgida potencia


política, tardará únicamente tres años en hacerse con el control del Estado
aqueménida.

El Estado persa cae definitivamente el año 330 a. C.

Mapa, p. 51.

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