Atlas de Historia Universal. José-Ramón Juliá
Atlas de Historia Universal. José-Ramón Juliá
Atlas de Historia Universal. José-Ramón Juliá
producción de alimentos
8000-4500 a. C.
La invención de la cerámica
Cereales
Próximo Oriente
Trigo
Cebada
China
Mijo
Arroz
Mesoamérica y Perú
Maíz
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Domesticación de animales:
Cabras
Ovejas
Cerdos
Ganado vacuno
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Próximo Oriente
pero que ya cuenta con cereales en su dieta es Jericó (Tell es-Sultán); cultura
natufiense.
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Las primeras sociedades urbanas
4500-1200 a. C.
Hay avances técnicos: uso del torno alfarero, explotación de los metales, y la
invención de la escritura.
Egipcio (3000)
Protoelamita (3000)*
Protoíndico (2200)*
Cretense (2000)*
Hitita (1500)
Chino (1350)
No descifrado (*)
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La vida urbana aparece:
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Las primeras sociedades urbanas
3100 a. C.
Entre los años 4500 y 3100 se suceden los períodos de El Obeid y Uruk durante los
cuales la sociedad sumeria pasa de vivir en aldeas autosuficientes a concentrarse en
núcleos urbanos cada vez mayores.
En el 2230 a. C., los Guti se hacen con el poder del debilitado imperio de
Acad.
Hacia el 2120 a. C., Utu-Hegal, rey de la ciudad de Uruk, vence a los Guti y el sur de
Mesopotamia vuelve a manos de gobernantes sumerios.
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Período El Obeid
4500-3500 a. C.
Período Uruk
3500-3100 a. C.
Las prácticas comerciales de larga distancia –que hasta finales de la III Dinastía de Ur
son monopolio del gobierno– se constatan de forma más o menos regular desde antes
de los inicios de la vida urbana.
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Egipto
El Estado egipcio surge tras un largo período durante el cual las aldeas neolíticas,
autosuficientes y autónomas, dan paso a centros de poder cada vez mayores y mejor
estructuradas.
El siguiente paso será la unificación del país, la cual se lleva a cabo con la
conquista del Bajo Egipto, lo cual ocurre en torno al 3000 a. C., y su artífice es
Namer o quizás Menes.
Desde los inicios de la unificación, el rey es la encarnación del dios Horus y reúne en
su persona los poderes tanto civil como religioso.
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Tras más de cien años de descentralización e inestabilidad, durante los cuales Egipto
se encuentra dividido en diversos reinos, el sur del país agrupado en Tebas conquista
el norte, año 1060 a. C.
En el año 2160 a. C., Mentuhotep, nomarca de Tebas (Dinastía XI) unifica de nuevo
el país y con él se inicia el Imperio Medio.
Pero una vez más el poder central se debilita y el Estado se fragmenta en pequeños
reinos.
Esta debilidad va a ser hábilmente aprovechada por los hicsos –pueblos procedentes
de Asia, más allá del Cáucaso– quienes de forma lenta y pacífica se instalaron en la
zon del Delta.
En torno al año 1600 a. C., una vez organizados en su capital Avaris, conquistan el
país.
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La resistencia contra el dominio hicso se inicia en el sur, hasta que son vencidos y
expulsados por los reyes de Tebas tras unos cien años de permanencia en territorio
egipcio.
Egipto, por el sur, controla hasta la cuarta catarata y, por el este, domina gran parte
del Levante mediterráneo.
La expansión hacia Asia se inicia, en parte, como reacción a la invasión hicsa (los
hicsos habían penetrado por la frontera asiática), de modo que razones estratégicas y
también económicas les llevan a controlar casi toda la costa del Levante
mediterráneo.
Mapa p. 31
Horemheb, el militar que llega a faraón, y Ramsés II son los reyes más
destacados de este período.
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Pero la mediocridad de los faraones de la Dinastía XX (1200-1085 a. C.), a
excepción de Ramsés III, lleva a Egipto a una decadencia de la que, con
pequeños altibajos, no saldrá nunca más.
Los reinos sometidos de la costa levantina dejan de enviar los tributos anuales
y también se resienten los intercambios comerciales.
La Babilonia de Hammurabi
A la caída del gobierno centralizado de la III Dinastía de Ur, se suceden unos 200
años de autonomía de las ciudades-Estado hasta que Hammurabi unifica de nuevo el
sur de Mesopotamia y crea el Imperio Babilónico (1792-1595 a. C.).
Pero la mediocridad de los sucesores de Hammurabi provoca que en 1595 a. C., los
casitas, pueblo procedente de los montes Zagros, se hagan con el poder babilonio y
lo mantengan a lo largo de 400 años (1595-1155 a. C.).
Mapa, p. 27.
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El reino de Mitanni: finales del s. XVI-1244 a. C.
A finales del siglo XVI a. C., parte del territorio de la Alta Mesopotamia y de Siria del
norte es unificado en un sólo Estado al mando de una aristocracia guerrera.
Se sabe que en los siglos XV y parte del XIV a. C., los dominios mitanos se
extienden desde el Mediterráneo hasta los montes Zagros.
Mitanni es una gran potencia, pero a mediados del siglo XIV a. C., el rey
hitita Subiluliuma (1375-1334 a. C.) en plena expansión, se hace con el
control del sector occidental del reino.
Los hititas, pueblo indoeuropeo del Cáucaso, llegan a Anatolia a principios del II
milenio a. C.
Destacan los reyes Subiluliuma (1375-1334 a. C.), que somete gran parte de
Mitanni; Muwatallis (1306-1285 a. C.), que se enfrenta al rey egipcio
Ramsés II en la batalla de Qadesh; y Hattusil III (1275-1251 a. C.) que firma
un tratado de paz con el rey egipcio Ramsés II, el primer tratado
internacional que se conoce.
La presión ejercida por una serie de pueblos, entre ellos los “Pueblos del mar” que
acosan sus fronteras, la pérdida de autoridad real motivada por el excesivo poder de
los príncipes y grandes vasallos, y parece que también una hambruna persistente,
provocan que el Estado hitita se vaya debilitando y sucumba en torno al 1190 a. C.
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El Levante mediterráneo en los siglos XII-X a. C.
Este período es crucial para la región porque alrededor del 1200 se da el paso de la
Edad de Bronce a la Edad de Hierro.
Desaparecen los dos grandes imperios que habían controlado la franja levantina:
hititas y egipcios.
Los fenicios son los descendientes de los cananeos, es decir, de los habitantes de la
franja costera levantina del segundo milenio; los israelitas y después los arameos
son pueblos de origen nómada o seminómada llegados a estas tierras entre los siglos
XIII y X a. C.
Mapa, p. 36
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El renacer Babilonio
Los casitas, que se habían hecho con el Estado babilonio en 1595 a. C., sucumben en
1155 a. C., a manos de sus vecinos elamitas, tras más de cuatro siglos de
permanencia en el poder.
A partir de este momento y durante los primeros siglos del primer milenio a.
C., dos potencias vecinas, Asiria y Babilonia, mantienen relaciones estrechas
aunque casi siempre enfrentadas, siendo Asiria la que durante este largo
período de tensiones acostumbra a imponer su poderío.
Pero la situación cambia a finales del siglo VII a. C., con la caída de Nínive,
capital asiria, en manos babilonias, hecho que supone el fin del Imperio
Asirio, que pasa a ser controlado por el rey neobabilonio Nabopolassar.
Nabucodonosor II, el rey más emblemático de este corto renacer babilonio, prosigue
las campañas militares iniciadas por los asirios en el Levante mediterráneo y su
actuación provoca la caída de ciudades como Tiro y Jerusalén.
El esplendor babilonio sucumbe en 539 a. C., ante el poderío del persa Ciro,
y el otrora poderoso Imperio Babilonio pasa a formar parte de las satrapías
persas.
Mapa, p. 47
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Los persas
El denominado Estado persa está constituido por población Meda y población persa.
Parece ser que tribus iranias llegan a la región del oeste y centro del actual
Irán con anterioridad al siglo IX a. C., y de forma pacífica se mezclan con la
población autóctona.
Más adelante, posiblemente en torno al año 800 a. C., las tribus persas se
separan de las tribus medas y se dirigen hacia el sur, hacia territorio elamita,
donde se establecen.
De los medos sabemos que a principios del siglo IX a. C., están organizados en una
serie de tribus confederadas que luchan contra el Estado asirio, Estado que se halla
en plena expansión.
Los persas, por su parte, instalados en territorio elamita, dependen hasta mediados
del siglo VII a. C., de los reyes de Elam.
Mapa, p. 48.
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Ciro II (559-531 a. C.) es el fundador del Imperio Aqueménida o Persa.
El único fracaso que deben soportar los persas es la derrota frente a Grecia.
Más adelante, Jerjes vuelve a ser derrotado (II Guerra Médica, 479 a. C.).
Los persas, con Darío II (425-404 a. C.), inician una política dirigida a evitar la
consolidación de cualquier Estado griego.
Para ello se alían con las ciudades enemigas de las posibles potencias
hegemónicas y colaboran con la entrega mediante soborno de dinero, el
famoso oro persa.
Mapa, p. 49.
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Problemas internos, tales como el excesivo poder por parte de los sátrapas y las
disputas dinásticas, que provocan incluso guerras civiles, van a ir minando el Estado
persa.
Mapa, p. 51.
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