1-2-3 La Tabla Periódica, Capas de Electrones y Orbitales

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La tabla periódica, capas de electrones y orbitales

Démosle una mirada al modelo de Bohr y los orbitales atómicos. El uso de la tabla periódica para
predecir sus propiedades, la configuración electrónica y reactividad de un elemento.
Introducción
En algún momento de tu educación química, puedes haber escuchado la canción "The Elements"
("Los elementos"), en la que Tom Lehrer hace una rápida interpretación musical de los nombres
de los elementos. Como muchos, es posible que también te hayan ofrecido la oportunidad de
memorizarla para obtener puntos extras. De ser así, puede que todavía recuerdes los nombres de
todos los elementos, lo que es una hazaña impresionante, sin mencionar que es un truco divertido
en las fiestas.
Si has memorizado los nombres de los elementos ¿significa que no volverás a necesitar una tabla
periódica? Pues... en realidad no, porque la tabla periódica no es solo una gran caja que contiene
a todos los elementos, sino más bien es un sistema de archivo. La posición de cada elemento en la
tabla brinda una información importante acerca de su estructura, propiedades y comportamiento
en las reacciones químicas. Específicamente, la posición de un elemento en la tabla periódica
ayuda a averiguar su configuración electrónica, la manera como se organizan los electrones
alrededor del núcleo. Los átomos usan sus electrones para participar en reacciones químicas, así
que saber la configuración electrónica de un elemento te permite predecir su reactividad, es decir,
si va a interactuar, y de qué manera, con átomos de otros elementos.
En este artículo, veremos con más detalle la tabla periódica, cómo los átomos organizan sus
electrones y cómo esto nos permite predecir la reactividad de los elementos.
La tabla periódica
Por convención, los elementos están organizados en la tabla periódica, una estructura que captura
los patrones importantes de su comportamiento. Diseñada por el químico ruso Dmitri Mendeleev
(1834–1907) en 1869, la tabla organiza los elementos en columnas —grupos— y filas —
periodos— que comparten ciertas propiedades. Estas propiedades determinan el estado físico de
un elemento a temperatura ambiente —gas, sólido, o líquido—, así como su reactividad química,
la habilidad de formar enlaces químicos con otros átomos.
Además de enlistar el número atómico de cada elemento, la tabla periódica también muestra la
masa atómica relativa del elemento, la media ponderada de sus isótopos que ocurren naturalmente
en la Tierra. Si vemos al hidrógeno, por ejemplo, aparecen su nombre y su símbolo, H, así como
su número atómico de 1 —en la esquina superior izquierda— y su masa atómica relativa de 1.01.
Las diferencias en la reactividad química entre los elementos se basan en el número y distribución
espacial de sus electrones. Si dos átomos tienen patrones de electrones complementarios, pueden
reaccionar y formar un enlace químico, lo que crea una molécula o compuesto. Como veremos a
continuación, la tabla periódica organiza los elementos de modo que reflejen su número y patrón
de electrones, lo que la hace útil para predecir la reactividad de un elemento: qué tan probable es
que forme enlaces y con qué otros elementos.

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La tabla periódica de los elementos. Crédito de imagen: modificada de OpenStax Biology.

Las capas de electrones y el modelo de Bohr


El científico danés Niels Bohr (1885-1962) desarrolló un primer modelo del átomo en 1913. El
modelo de Bohr muestra el átomo como un núcleo central compuesto de protones y neutrones, con
los electrones en capas circulares a distancias específicas del núcleo, de manera semejante a los
planetas que orbitan alrededor del sol. Cada capa de electrones tiene un nivel de energía diferente,
las más cercanas al núcleo son de menor energía que las más lejanas. Por convención, a cada capa
se le asigna un número y el símbolo n: la capa de electrones más cercana al núcleo, por ejemplo,
se denomina 1n. Para moverse entre capas, un electrón debe absorber o liberar una cantidad de
energía que corresponda exactamente a la diferencia de energía que hay entre las capas. Por
ejemplo, si un electrón absorbe energía de un fotón, puede excitarse y moverse a una capa de
mayor energía; por el contrario, cuando un electrón regresa a una capa de menor nivel energético,
libera energía, a menudo en forma de calor.

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Modelo atómico de Bohr que muestra los niveles de energía como círculos concéntricos que
rodean al núcleo. Es necesario añadir energía para mover un electrón hacia afuera, a un nivel de
mayor energía, y cuando un electrón cae de un nivel energético mayor a uno más interno, se libera
energía. Crédito de imagen: modificada de OpenStax Biology.
Los átomos, como otras cosas gobernadas por las leyes de la física, tienden a tomar la
configuración más estable y de menor energía posible. Así, las capas de electrones de un átomo se
rellenan de adentro hacia afuera, donde los electrones llenan las capas de menor energía más
cercanas al núcleo antes de moverse hacia las capas exteriores de mayor energía. La capa más
cercana al núcleo, 1n, puede contener dos electrones; la segunda, 2n, puede contener ocho, y la
tercera, 3n, hasta dieciocho electrones.
El número de electrones de la capa externa de un átomo particular determina su reactividad o
tendencia a formar enlaces químicos con otros átomos. A esta capa externa se le conoce como
capa de valencia y a los electrones que se encuentran dentro de ella se les llama electrones de
valencia. En general, los átomos son más estables, menos reactivos, cuando su capa de electrones
externa se encuentra completa. La mayoría de los elementos importantes en la biología necesitan
ocho electrones en su capa externa para ser estables y esta regla se conoce como regla del octeto.
Algunos átomos pueden ser estables con un octeto incluso cuando su capa de valencia es la capa
3n que puede contener hasta 18 electrones. Veremos por qué ocurre esto cuando expliquemos los
orbitales atómicos más adelante.
A continuación se muestran ejemplos de algunos átomos neutros y sus configuraciones
electrónicas. En esta tabla, puedes ver que el helio tiene una capa de valencia completa, con dos
electrones en su primera y única capa, 1n. De manera similar, el neón tiene una capa externa 2n
completa con ocho electrones. Estas configuraciones electrónicas hacen que el helio y el neón sean
muy estables. Aunque el argón técnicamente no tiene una capa de valencia completa, ya que la
capa 3n puede contener hasta dieciocho electrones, es estable como el neón y el helio porque tiene
ocho electrones en su capa 3n y por lo tanto cumple con la regla del octeto. En contraste, el cloro
tiene únicamente siete electrones en su capa más externa, mientras que el sodio solo tiene uno.
Estos patrones no llenan la capa exterior ni cumplen con la regla del octeto, lo que hace que el
cloro y el sodio sean reactivos, ávidos por ganar o perder electrones para alcanzar una
configuración más estable.

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Diagramas de Bohr de varios elementos. Crédito de la imagen: OpenStax Biology.
Configuración electrónica y la tabla periódica
Los elementos en la tabla periódica se ordenan de acuerdo a su número atómico, cuántos protones
tienen. En un átomo neutro, el número de electrones será igual al número de protones, de forma
que podemos determinar fácilmente el número de electrones a partir del número atómico.
Adicionalmente, la posición de un elemento en la tabla periódica —su columna o grupo, y fila o
periodo— proporciona información útil sobre cómo están dispuestos sus electrones.
Si consideramos solo las primeras tres filas de la tabla, que incluyen a los principales elementos
importantes para la vida, cada fila corresponde al llenado de una capa de electrones diferente: el
helio y el hidrógeno colocan sus electrones en la capa 1n, mientras que los elementos de la segunda
fila como el Li comienzan a llenar la capa 2n y los elementos de la tercera fila como el Na
continúan con la capa 3n. De manera similar, el número de columna de un elemento nos da
información acerca de su número de electrones de valencia y su reactividad. En general, el número
de electrones de valencia es el mismo dentro de una columna y aumenta de izquierda a derecha
dentro de una fila. Los elementos del grupo 1 tienen solo un electrón de valencia y los del grupo
18 tienen ocho, excepto el helio, que solo tiene dos electrones en total. De este modo, el número
de grupo puede predecir qué tan reactivo será cada elemento:
 El helio (He), el neón (Ne) y el argón (Ar), como elementos del grupo 18, tienen su capa
externa completa o satisfacen la regla del octeto. Esto los hace muy estables como átomos
individuales. Debido a su falta de reactividad son denominados gases inertes o gases
nobles.
 El hidrógeno (H), el litio (Li) y el sodio (Na), como elementos del grupo 1, tienen solo un
electrón en su capa exterior. Son inestables como átomos individuales, pero pueden
estabilizarse al perder o compartir un electrón de valencia. Si estos elementos pierden
completamente un electrón —como hacen normalmente el Li y el Na— se convierten en
iones de carga positiva: Li+ y Na+.
 El flúor (F) y el cloro (Cl), como elementos del grupo 17, tienen siete electrones en su capa
exterior. Tienden a alcanzar un octeto estable al tomar un electrón de otros átomos y se
convierten en iones con carga negativa: F− y Cl−.

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 El carbono (C), como un elemento del grupo 14, tiene cuatro electrones en su capa exterior.
Generalmente, el carbono comparte electrones para obtener una capa de valencia completa,
y así forma enlaces con muchos otros átomos.
Entonces, las columnas de la tabla periódica reflejan el número de electrones que se encuentran en
la capa de valencia de cada elemento, lo que a su vez determina cómo va a reaccionar.
Subcapas y orbitales
El modelo de Bohr es útil para explicar la reactividad y la formación de enlaces de muchos
elementos, pero en realidad, no da una descripción muy precisa de cómo están distribuidos los
electrones en el espacio alrededor del núcleo. Específicamente, los electrones no circundan el
núcleo, sino que pasan la mayor parte de su tiempo en regiones del espacio que a veces tienen
formas complicadas alrededor del núcleo denominadas orbitales electrónicos. Realmente no
podemos saber dónde está un electrón en cualquier momento dado, pero podemos determinar
matemáticamente el volumen de espacio en el que es más probable encontrarlo, digamos, el
volumen de espacio en el que pasa el 90% de su tiempo. Esta región de alta probabilidad es lo que
conforma un orbital y cada orbital puede contener hasta dos electrones.
Así que, ¿cómo encajan estos orbitales definidos matemáticamente con las capas de electrones del
modelo de Bohr? Podemos dividir cada capa de electrones en una o más subcapas, que
simplemente son conjuntos de uno o más orbitales. Las subcapas se designan con las letras s, p, d
y f, y cada letra indica una forma diferente. Por ejemplo, las subcapas s tienen un único orbital
esférico, mientras que las p tienen tres orbitales en forma de mancuerna con ángulos rectos entre
ellos. La mayor parte de la química orgánica, la química de los compuestos que contienen carbono
y que son fundamentales para la biología, trata sobre interacciones entre electrones de las capas s
y p, así que estas son las capas con las que hay que familiarizarse. Sin embargo, los átomos con
muchos electrones pueden distribuir algunos de ellos en las subcapas d y f. Las subcapas d y f
tienen formas más complejas y contienen cinco y siete orbitales, respectivamente.

Diagrama tridimensional de los orbitales circulares 1s y 2s y los orbitales 2p con forma de


mancuerna. Hay tres orbitales 2p, y tienen ángulos rectos entre sí. Crédito de imagen: modificada
de OpenStax Biology.
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La primera capa de electrones, 1n, corresponde a un solo orbital 1s. El orbital 1s es el más cercano
al núcleo y es el primero en llenarse con electrones, antes que cualquier otro orbital. El hidrógeno
tiene solo un electrón, así que tiene solo un lugar ocupado en su orbital 1s. Esto puede escribirse
en una forma abreviada denominada configuración electrónica como 1s1, donde el superíndice 1
se refiere al único electrón del orbital 1s. El helio tiene dos electrones, así que puede completar el
orbital 1s con sus dos electrones. Esto se escribe 1s2, y se refiere a los dos electrones del helio en
el orbital 1s. En la tabla periódica, el hidrógeno y el helio son los únicos dos elementos en la
primera fila, o periodo, lo que refleja que solo tienen electrones en su primera capa. El hidrógeno
y el helio son los únicos dos elementos que tienen electrones exclusivamente en su orbital 1s en
su estado neutro, sin carga.
La segunda capa de electrones, 2n, contiene otro orbital esférico s más tres orbitales p en forma
de mancuernas, cada uno de los cuales puede tener dos electrones. Una vez que el orbital 1s está
completo, se empieza a llenar la segunda capa de electrones, en la que los electrones entran primero
al orbital 2s y luego llenan los tres orbitales p. Los elementos en la segunda fila de la tabla periódica
distribuyen sus electrones en las capas 2n y 1n. Por ejemplo, el litio (Li) tiene tres electrones: dos
llenan el orbital 1s y el tercero se coloca en el orbital 2s, lo que da una configuración electrónica
de 1s22s1. En cambio, el neón (Ne) tiene un total de diez electrones: dos en su orbital 1s1s1s más
interno y ocho que llenan su segunda capa (dos en el orbital 2s2 y dos en cada uno de los tres
orbitales p, 1s2 2s2 2p6). Debido a que su capa 2n está completa, es energéticamente estable como
átomo individual y rara vez formará enlaces químicos con otros átomos.
La tercera capa de electrones, 3n, también tiene un orbital s y tres orbitales p, y los elementos de
la tercera fila de la tabla periódica distribuyen sus electrones en estos orbitales del mismo modo
que los elementos de la segunda fila lo hacen con su capa 2n. La capa 3n también tiene un orbital
d, pero este orbital tiene una energía considerablemente mayor que los orbitales 3s y 3p, y no
comienza a llenarse sino hasta la cuarta fila de la tabla periódica. Esa es la razón por la que los
elementos de la tercera fila, como el argón, pueden ser estables con solo ocho electrones de
valencia: sus subcapas s y p están completas aun cuando su capa 3n no esté totalmente llena.
Aunque las capas de electrones y los orbitales están estrechamente relacionados, los orbitales
proporcionan una imagen más precisa de la configuración electrónica de un átomo. Esto es porque
los orbitales realmente especifican la forma y posición de las regiones del espacio que ocupan los
electrones.

Créditos:
Este artículo es un derivado modificado de “Átomos, isótopos, iones y moléculas: los
componentes fundamentales” de OpenStax College, Biología, CC BY 3.0.
Descarga sin costo el artículo original en http://cnx.org/contents/185cbf87-c72e-48f5-b51e-
[email protected].
El artículo modificado está autorizado bajo una licencia CC BY-NC-SA 4.0.
Referencias adicionales
"Atomic structure: the Bohr model." (La estructura del átomo: el modelo de Bohr).
Dummies.com. 2015. http://www.dummies.com/how-to/content/atomic-structure-the-bohr-
model.html
"Electron shell." (Capa electrónica) Wikipedia. 12 de junio de 2015. Consultado el 24 de junio
de 2015. https://en.wikipedia.org/wiki/Electron_shell.

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Raven, P. H., G. B. Johnson, K. A. Mason, J. B. Losos y S. R. Singer. "The nature of molecules
and properties of water." (La naturaleza de las moléculas y las propieddes del agua). En Biology,
17-30. 10° ed. AP ed. Nueva York, NY: McGraw-Hill, 2014.
Reece, J. B., L. A. Urry, M. L. Cain, S. A. Waasserman, P. V. Minorsky y R. B. Jackson. "The
chemical Context of life." (El contexto químico de la vida). En Campbell Biology, 28-43. 10° ed.
San Francisco, CA: Pearson, 2011.

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