PINEDA

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Pineda B., E., Lizcano D., A. R., y Parra V., J. A. (2021).

Planteamiento del
problema de investigación en educación: algunas orientaciones para
profesores que investigan en el aula. Plumilla Educativa, 28 (2), 57-79.
(fragmentos)

La descripción de la situación problemática

Bassi (2015) afirma que “los manuales de metodología convencionales no


suelen dedicar mucho espacio a la formulación de proyectos” (p. 29). Lo que
habitualmente ocurre en estos textos de metodología de investigación es que se
le propone, a los investigadores neófitos, identificar el problema y seguidamente
formular el problema; pero lo que estos libros no enfatizan es que este no es un
proceso consecutivo en el tiempo. En lo que sigue se expone una manera para
realizar ese tránsito, de la situación problemática a la formulación del problema.
La investigación, según Amezcua (2000), “surge de la percepción de una
situación como problemática” (p. 189); situación que causa malestar y que
demanda explicaciones. Una metáfora que ayuda en la comprensión de la noción
de situación problemática es la “punta del iceberg”. En pleno océano un iceberg
se constituye, para un capitán de navío, en una situación no deseada o situación
problemática (que causa malestar), en la medida en que podría ocurrir lo que
sucedió con el Titanic. Ver Figura 1.
Las situaciones problemáticas generalmente son interactivas y multi-
causales, lo que implica reconocer la situación para descubrir información
relevante adicional. Establecer la situación problemática solo será posible si el
investigador, en su quehacer, reconoce sistémicamente situaciones que valora
como no deseables, a partir de “comparar el comportamiento real con el
comportamiento ideal” (Aguirre, 2016, p. 145).

Figura 1 La metáfora del Iceberg

Fuente: Marketers’ Magazine (2011)

Para que la situación sea percibida, en los términos expuestos por Senge
(2006), es preciso estudiar esta con mayor profundidad, pues a menudo pasan
inadvertidas en medio de la baraúnda de los hechos cotidianos; por tanto,
reconocer la situación problemática implica develar sus diferentes componentes
o síntomas y las interacciones entre estos. Además, debe ser clara la
caracterización específica del comportamiento considerado como deseable o
ideal, es decir, el “a dónde se quiere llegar”. De ahí que no sea posible, desde
esta perspectiva, reconocer una situación problemática si antes no hubo una
interacción del investigador con el espacio o contexto en el cual emerge la
situación.
La descripción de la situación problemática, tomando en cuenta a Bernal
(2006), consiste en “presentar, mostrar y exponer las características o los
rasgos del tema, situación o aspecto de interés que va a estudiarse” (p. 84). Por
tanto, para definir o describir la situación problemática el investigador deberá
conocer de antemano la situación que se va a estudiar, hecho evidenciable en el
conocimiento general que este tenga sobre el objeto de estudio y los trabajos
previos en el tema de investigación, así como las experiencias propias. La
situación problemática, por tanto, se reconoce al presentarse datos de algo que
se puede constatar a través de la observación o “datos empíricos de
investigaciones precedentes” (Itriago y Zerpa, 2011, p. 43).
Como se dijo antes, una forma para identificar la situación problemática es
situarse en ella; ese situarse, en el caso de la educación, ocurre cuando un
maestro hace un ejercicio metacognitivo y autorreferente, buscando develar las
razones por las cuales, a pesar de que se realizan las acciones pedagógicas
consideradas pertinentes, no se logra que los estudiantes alcancen las metas de
aprendizaje. Supóngase que un grupo de estudiantes de un colegio X leen sin
comprender 20 palabras por minuto cuando lo que debería ocurrir es que se
leyeran comprensivamente sesenta palabras por minuto; ahí se configura una
situación problemática en educación.
En este caso el maestro debería establecer cuál es el resultado actual y cuál
debería ser el resultado deseable o ideal, pero, ante todo, debe ser capaz de
describir esa situación, sus síntomas y consecuencias. La descripción debe
establecer claramente la diferencia entre la situación actual y la situación
deseada, sin que por ahora se den explicaciones de esta.
El maestro puede empezar por describir lo que debería ser, los logros que
deberían alcanzar los estudiantes y contrastarlos con lo que actualmente está
ocurriendo. Para ello puede acudir a datos relacionados con el avance del
proceso de aprendizaje, por ejemplo, valoraciones cualitativas o cuantitativas.
Una situación deseable podría ser que el 100% de los estudiantes lograran
superar el 80% de las metas de aprendizaje y una situación problemática
ocurriría, por ejemplo, si únicamente el 70% de los estudiantes alcanza el 60%
de las metas. Naturalmente el maestro necesita de los datos para argumentar la
ocurrencia de la situación problemática.
Adicional a lo que se podría llamar datos locales o datos de los que dispone
el profesor investigador, están los datos externos (Pruebas ICFES en Colombia),
relacionados con pruebas de estado o pruebas de organismos internacionales (El
Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE) que miden el
desempeño de los estudiantes. Las revisiones de estas fuentes de información
también le permitirían al maestro establecer una comparación entre el estado
actual de desarrollo de sus estudiantes frente a los resultados obtenidos en otras
latitudes.
Es posible además que el maestro diseñe una prueba que le permita
establecer un diagnóstico acerca del estado actual de su grupo de estudiantes;
los resultados de dicha prueba también pueden ser usados para dar una mayor
ilustración a la descripción de la situación problemática.
Una vez que el maestro logra una adecuada descripción de la situación
problemática, y por tanto es capaz de reconocerla, le ha de surgir, de forma
natural, la siguiente pregunta ¿cuál es la causa o causas de dicha situación? Esta
pregunta conducirá al maestro en la búsqueda de mecanismos cognitivos que le
provean de respuestas y la importancia que esto reviste es que, de esas
respuestas, una o la combinación de varias, resultará siendo el problema
identificado. Al hacer el reconocimiento de la situación problemática se estaría
aceptando la presencia, aún no explícita, de uno o varios problemas causantes
de la situación problemática, esto es, se evidenciaría lo conocido de lo
desconocido; la punta del iceberg.

Referencias

Aguirre, F. (2016). De la situación problemática al problema científico educacional. Revista Educa,


143-151.
Amezcua, M. (2000). El Protocolo de Investigación. En A. Frías, Salud Pública y educación para la
salud (págs. 189-199). Barcelona: Masson.
Bassi, J. (2015). Formulación de proyectos de tesis en ciencias sociales. Manual de supervivencia
para estudiantes de pre- y posgrado. Providencia, Santiago, Chile: Ediciones y publicaciones el Buen
aire s.a.
Bernal, C. A. (2006). Metodología de la investigación para administración, economía, humanidades y
ciencias sociales. México: Pearson Educación.
Itriago, M., & Zerpa, C. E. (2011). El planteamiento del problema en el proyecto de investigación en
ingeniería. Revista de la Facultad de Ingeniería Universidad Central de Venezuela, 26(3), 39-54.
Senge, P. (2006). La quinta disciplina: el arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje. (2
ed.). (C. Gardini, Trad.) Buenos Aires: Granica.

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