El Formato Escolar en Las Políticas de Inclusión Educativa
El Formato Escolar en Las Políticas de Inclusión Educativa
El Formato Escolar en Las Políticas de Inclusión Educativa
¿Cómo no seguir pretendiendo que “todos” nuestros alumnos se sientan gustosos de aprender lo que
tenemos para enseñar?
¿De qué se trata el aceptar que la persona del otro no se reduce a lo que uno ha podido programar?
P. Merieu
Cuentos Completos
En este cuento de ciencia ficción, el autor se imagina a dos niños del futuro cuya educación es impartida por
un maestro automático sintonizado para cada alumno en particular. Su visión acerca de que los maestros
”sintonicen” con sus estudiantes, refiere al deseo de educar, de atender a la particularidad de cada sujeto.
Y seguramente en ese lugar se ubican muchas de nuestras búsquedas.
En reuniones de docentes, a menudo, escuchamos comentarios que se refieren a los estudiantes en términos
de lo que no pueden: “ellos no quieren aprender”, “se relacionan pegando”, “con estos chicos no se puede”.
Otras veces, se habla del sentir de nuestras propias imposibilidades: “a mí no me prepararon para esto”, “no
sé qué más hacer para que se interesen”, etc. Éstas y otras frases nombran malestares.
Esta introducción nos invita a detenernos a pensar cuáles son las reglas tácitas y explícitas, reglamentos,
formas de agrupamientos, etc. que ofrece la Institución Escolar y si éstas “sintonizan” con las nuevas
infancias y juventudes.
¿Qué forma escolar es la que permite más adecuadamente ligar a los sujetos en las transmisiones
culturales, para movilizar su deseo de saber?
¿Qué aspectos de los dispositivos escolares posibilitan o dificultan el sostenimiento del vínculo educativo?
¿Cómo estructuran la experiencia y afectan la trayectoria escolar de cada estudiante?
ISP 8. PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA. PCEP II. 3B. Prof. Lucrecia Castellanos y Sandra Trevisani
En los últimos años se han incorporado al sistema educativo argentino amplios grupos de alumnos
provenientes de sectores desfavorecidos, atomizando bruscamente la aparente homogeneidad de su
alumnado. Esta llamada “inclusión” no estuvo acompañada de una reflexión sobre el dispositivo escolar de
acogida ni sobre los mecanismos que despliega el sistema para su recepción.
Al respecto se hace imprescindible reflexionar sobre la discrepancia entre el formato escolar dominante y
una importante porción de los nuevos alumnos que cada vez complejiza más el mapa del alumnado. Por
ende, el resultado de este cuadro deriva en la necesidad de producir transformaciones en el formato
escolar, coherentes con las características de los sujetos marginados del sistema, o en términos de Axel
Rivas, colocar a estos grupos en el centro del sistema educativo, y desde allí pensar nuevos formatos
(diferentes al tradicional, que como ya hemos analizado anteriormente, encubre mecanismos de exclusión).
Ahora bien… ¿qué entendemos por formato escolar?
La definición que elegimos conjuga elementos de varias vertientes: la idea de dispositivo, forma escolar
(Vincent, Lahire y Thin, 2001), modelo institucional, gramática (Cuban, Tobin y Tyack, 1994) y cultura escolar
(Viñao, 2002). Para ampliar sobre estos conceptos puedes leer el texto de Flavia Terigi “Ante la propuesta
de nuevos formatos: elucidación conceptual.
En este sentido, la idea de formato escolar que utilizaremos aludirá al conjunto de teorías, normas, rituales,
hábitos, representaciones y prácticas (formas de pensar y de hacer) que coagulan en forma de reglas de juego
no cuestionadas y compartidas por los distintos actores al interior de las instituciones escolares.
Es decir, formas de dividir el tiempo y el espacio, distribución de los estudiantes en cantidades determinadas,
clasificación de saberes a enseñar en materias, otorgamiento de certificaciones para validar lo que se
aprende, la promoción anual por bloque de materias, etc., aspectos todos atravesados por formas de
ejercicio del poder. En definitiva, el elenco de regulaciones sobre la organización de las actividades de los
alumnos y sobre las exigencias a las que éstos deben responder.
· el aula monogrado,
· el plurigrado,
· la clase “particular”,
· las propuestas de aceleración,
· las escuelas no graduadas,
· las tutorías,
· las clases de apoyo (entre otros)
La autora plantea que en los últimos años ha habido una multiplicación de modelos organizacionales, como
intentos de “flexibilizar” el núcleo duro del sistema, atendiendo las demandas específicas de los sectores
más vulnerables. Cada uno de estos “modelos” establece formas específicas de agrupamiento de los
alumnos, de selección de los contenidos, de determinación de la progresión en los aprendizajes, entre otros
análisis posibles, y quienes enseñan en cada uno de ellos se mueven (aunque pueden no saberlo) dentro de
las restricciones que establecen esas formas.
Son ejemplos de modelos pedagógicos:
· La enseñanza simultánea,
· la enseñanza mutua,
· las llamadas adecuaciones curriculares.
En esta distancia entre la proliferación de modelos organizacionales (¿los “nuevos formatos”?) y la escasez
de modelos pedagógicos radica un nudo del problema que enfrentamos a la hora de pretender cambiar la
escolarización. Porque, si tenemos diversos modelos organizacionales, pero unos pocos modelos
pedagógicos, significa que son insuficientes el saber pedagógico y, en particular, el saber didáctico, para
sustentar la enseñanza, por lo menos en algunos de estos modelos.
Por ende, es necesario preguntarse…
¿Qué factibilidad tienen los “nuevos formatos” de producir cambios efectivos (poder instituyente) en
relación a la Inclusión?
Los docentes fuimos formados para trabajar en un modelo organizacional preciso: el aula monogrado. Eso
significa que nuestros saberes pedagógicos-didácticos, (e incluso nuestra Biografía Escolar) nos preparan
para desarrollar un programa unificado de aprendizajes con un mismo grupo de estudiantes durante un ciclo
lectivo.
Puestos los docentes a trabajar en otros modelos organizacionales se produce una extensión del modelo
pedagógico del aula monogrado a otros modelos organizacionales; una extensión fallida, como cabe
comprender.
La distinción entre modelo organizacional y modelo pedagógico ofrece otra perspectiva de análisis para
entender por qué, a pesar de los intentos por diversificar la propuesta educativa en pos de la inclusión, las
cosas parecen no mejorar, o no lo hacen a la velocidad que se espera.
Cuando esto sucede, no es válido explicar el “fracaso” en el impacto innovador de algunas medidas por la
“resistencia” de los profesores a introducir cambios en su trabajo. La conclusión debería ser bien diferente:
muchas propuestas de cambio organizacional encierran una gran complejidad didáctica que, si no es
debidamente considerada, reduce las iniciativas a arreglos formales o les hace perder potencia en la
resolución de los problemas analizados.
ISP 8. PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA. PCEP II. 3B. Prof. Lucrecia Castellanos y Sandra Trevisani
Podríamos preguntarnos…
¿Qué es lo que opera en las instituciones y en los maestros/ directivos/ actores institucionales que tendemos
a aferrarnos a dispositivos y formatos que hacen de la escuela un lugar donde no se permite la diferencia?
¿Por qué continuamos repitiendo esquemas (horarios rígidos, distribución hegemónica del espacio en el aula,
agrupamientos estrictos por edades, división de saberes a enseñar en disciplinas sin integrar, etc) y formatos
pedagógicos (evaluaciones otros muchos) que no hacen lugar a las diferencias, tornándose en un obstáculo
para que las infancias puedan encontrar en la escuela un albergue simbólico que los estimule a aprender?
Poner en tensión estas reglas (tácitas y explícitas), estas formas de agrupamientos instituidas y estos
formatos pedagógicos rígidos requieren de decisiones docentes que estén respaldadas por el
convencimiento de que la escuela puede abrir puertas a la diferencia, que es posible trabajar en la diversidad,
que romper esquemas avalados por la tradición puede ser viable.
A lo largo del territorio santafesino encontramos hoy múltiples propuestas áulicas e institucionales que se
están planteando fracturas en algunos formatos para dar lugar propuestas que incluyan otros intereses y
necesidades, una escuela que contemple diversidad de infancias.
En la capital de Santa Fe, en el sudoeste de la ciudad, se encuentra una escuela pública, la Escuela Primaria
No Graduada N° 570 “Gral Pascual Echagüe” que desde 1983 comenzó a plantearse interrogantes acerca de
los agrupamientos, los altos índices de repitencia, la “sobreedad” de algunos niños y niñas aún no
alfabetizados, en un lugar donde las condiciones sociales, culturales y psicológicas no colaboran con un
ambiente alfabetizador.
conocen los del barrio) atiende a niños que habitan los barrios del sudoeste de la ciudad capital de la
provincia, todos ellos pertenecen al cordón marginal de Santa Fe, con todas las características de
vulnerabilidad y complejidad de los territorios de los bordes.
La estructura de los Talleres puede ir modificándose según los docentes y los grupos de alumnos, existiendo
también talleres de “Apoyo” para alumnos con dificultades particulares y excedidos en la edad escolar
respecto del resto”
Además de los Talleres Individualizados la escuela ha desarrollado un sistema de evaluación y
autoevaluación que se condice con la perspectiva constructivista que lleva a cabo.
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simultánea, se trata además de un sistema que agrupa a los sujetos por edades y los coloca a todos en un
hipotético punto de partida común[ii]” El cronosistema guarda estrecha relación con la sobreedad.
Pero también existen otros dispositivos que dan oportunidad de realizar un trabajo pedagógico diferente,
por ejemplo, los plurigrados:
(formato organizacional) una sección escolar que agrupa a los que están cursando distintos grados
de su escolaridad en forma simultánea con un mismo maestro.
(formato pedagógico) el docente tiene la oportunidad de realizar formato de distribución del saber,
puede ser interdisciplinario entre los distintos grados que lo componen o pude continuar el formato
graduado donde divide los pizarrones siguiendo el esquema de grado.
Este formato de plurigrado es muy conocido en las Escuelas Rurales, pero también se aplica en la
Educación de Jóvenes y Adultos donde los docentes pueden tener todos los grados asignados, o estar a
cargo de algunos grados en forma simultánea. Hay docentes que se desempeñan exclusivamente como
maestros, y hay otros con carga institucional, que son a la vez directivos y maestros. El plurigrado es un
contexto didáctico peculiar y poco analizado, en su gran mayoría los maestros provienen de sectores
urbanos, por lo que es poco probable que hayan tenido oportunidad de experimentar el trabajo en
plurigrado
El problema crucial para enseñar en estas realidades institucionales es el siguiente: mientras que la
escolaridad sigue siendo graduada —y en tal sentido cada alumno está cursando un grado específico de la
escolarización— la organización institucional agrupa a niños y niñas que cursan grados distintos en un mismo
agrupamiento escolar. Para quien está a cargo de ese grupo, es necesario encontrar un modo de desarrollar
contenidos de grados diferentes, en condiciones de enseñanza simultánea, teniendo como herramientas un
conjunto de propuestas didácticas construidas en general según la norma graduada de la escolarización, es
decir, preparadas para el grado común. Pareciera que en el contexto del plurigrado los maestros repiten la
organización graduada.
Las dos modalidades que comenzaremos a transitar y a conocer en esta parte del año están muy vinculadas
con la inclusión educativa y en ambas el trabajo pedagógico está constituido por el plurigrado.
Ciertas transformaciones que pretendemos en la enseñanza son improbables sin cambios sustantivos en las
condiciones en que tiene lugar la escolarización. Así, existen hoy en día dificultades para la inclusión
educativa porque ésta requiere modificaciones en la enseñanza que ponen en crisis la lógica misma del
funcionamiento escolar
Les proponemos:
1. Leer el Capítulo: "Las otras primarias y el problema de la enseñanza" de Flavia Terigi, en el libro: "Diez
miradas sobre la escuela primaria"
2. Agendar particularidades del plurigrado, singularidades del trabajo pedagógico que se puede
desarrollar con un grupo heterogéneo de diferentes grados a cargo de un maestro.
3. Especificar las problemáticas que genera el cronosistema.
4. Cómo imaginan el trabajo en plurigrado en la Educación Rural y en la Educación de Jóvenes y Adultos?
[i] Diker, Gabriela (2005), Los sentidos del cambio en educación, en Frigerio, Graciela y Diker, Gabriela (comps.) (2005), Educar: ese acto político, Buenos Aires, Del
Estante
[ii] Terigi F (2006) Diez miradas sobre la escuela primaria / compilado por Flavia Terigi - la ed. - Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2006