Sindrome Sensitivo

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República Bolivariana de Venezuela.

Universidad Nacional Experimental


Francisco de Miranda.
Área: Ciencias de la Salud
Programa Medicina
Unidad Curricular: Práctica Médica II

Prof. Realizado por:


Dra. Nazly Anaya Br. Briceño Diego
CI. 27.169.865
Br. Luis López
CI.28.177.299

Punto fijo, abril 2021.


 Conceptos generales

 Sensibilidad

La sensibilidad es la facultad de un ser vivo de percibir estímulos externos e


internos a través de los sentidos. Permite detectar a través de los órganos
sensoriales las variaciones físicas o químicas que provienen del interior del
individuo o de su medio externo. La sensibilidad se hace consciente en el cerebro
como experiencia subjetiva.

La sensibilidad constituye una de las grandes funciones del sistema nervioso, por
medio de la cual, el organismo adquiere conocimientos de las modificaciones del
medio que lo rodea, de su propia actividad y de los efectos de esta, permitiéndole
a la vez protegerse de los factores nocivos que puedan perjudicarlo.

El estímulo, al interactuar un órgano receptor, da lugar al fenómeno denominado


sensación, gracias al cual el organismo “conoce”. Funciones psíquicas como la
representación y percepción, permiten relacionar la sensación con otras
anteriores, localizarlas y objetivarlas, así como evocarlas sin la necesidad de que
la sensación tenga lugar nuevamente. La información llega al sistema nervioso
suministrada por los receptores sensitivos que detectan estímulos de este tipo,
como el tacto, el sonido, la luz, el dolor, el frío y el calor. La sensibilidad se puede
clasificar en:

• Sensibilidad exteroceptiva: informa sobre los cambios en el ambiente;


ejemplo: sensibilidad cutánea

• Sensibilidad propioceptiva: informa sobre los movimientos del cuerpo y


de su posición en el espacio; ejemplo: sensibilidad proveniente de los
huesos, los músculos y las articulaciones.
• Sensibilidad interoceptiva: informa sobre la actividad visceral.

• Sensibilidad epicrítica: sensación cutánea más fina y selectiva, que


permite diferenciar grados pequeños de calor, y, discriminación de la
sensibilidad táctil, como diferenciar distancia entre dos puntos, o toques
ligeros; y diferenciar objetos distintos que provocan la sensación, tales
como un alfiler y un algodón o un papel.

• Sensibilidad protopática: permite apreciar sensaciones cutáneas


groseras, como el dolor y los cambios extremos de temperatura. Es la
sensibilidad más primitiva y difusa, poco o nada diferenciada, que responde
a todos los excitantes cutáneos dolorosos. El sujeto no puede localizar con
exactitud el lugar en que obra el estímulo.
• Sensibilidad visceral: Este tipo de sensibilidad es generalmente dolorosa,
como la del testículo, mama, tráquea o globo ocular, cuya compresión
despierta dolor; pero incluye otras sensaciones, como la de plenitud o
vacuidad del estómago, que induce al rechazo o apetencia de los
alimentos; o el de repleción vesical, que induce a la micción.

• Sensibilidad superficial consciente: incluye las sensaciones de tacto, frío


y calor y dolor (táctil, térmico y doloroso).

• Sensibilidad profunda consciente: se refiere a las sensaciones


originadas en tendones, músculos, huesos, dermis profunda o
articulaciones, ellas son:

a) El sentido de presión o Barestesia (de baros: presión; aisthesis:


sensibilidad), que consiste en la apreciación del peso.
b) Barognosia: reconocimiento de la presión ejercida en diferentes partes
del cuerpo;
c) La sensibilidad vibratoria o Palestesia (del griego pallein; agitar):
consiste en la percepción de estímulos vibratorios, como el del
diapasón, y el sentido de las actitudes segmentarias
d) Batiestesia: por medio de la cual la persona es capaz de conocer la
posición exacta en que se encuentran las diversas partes de su cuerpo,
sin el auxilio de la visión.

 Dermatomas

Es la región de la piel inervada por los axones de nervios sensitivos somáticos


asociados con un solo ganglio sensitivo del nervio espinal, en un único nivel de la
médula espinal. Las neuronas que dan origen a estas fibras sensitivas son
neuronas seudomonopolares que residen en el único ganglio sensitivo del nervio
espinal asociado con el nivel específico de la médula espinal.

 Tipos de receptores sensitivos y estímulos que detectan


Existen cinco tipos básicos de receptores sensitivos:

a. Mecanorreceptores: que detectan la compresión mecánica o


su estiramiento o el de los tejidos adyacentes al mismo.
b. Termorreceptores: que detectan los cambios en la
temperatura, donde algunos de los receptores se encargan
del frío y otros del calor.
c. Nocirreceptores (receptores del dolor): que detectan las
alteraciones ocurridas en los tejidos, sean daños físicos o
químicos.
d. Receptores electromagnéticos: que detectan la luz en la
retina ocular.
e. Quimiorreceptores: que detectan el gusto en la boca, el
olfato en la nariz, la cantidad de oxígeno en la sangre arterial,
la osmolalidad de los líquidos corporales, la concentración de
dióxido de carbono y otros factores que completen la
bioquímica del organismo.

 Vías de la sensibilidad

 Vía de la sensibilidad superficial: Desde los corpúsculos receptores


parten fibras que, incorporadas a los nervios periféricos, alcanzan el ganglio
de la raíz posterior, donde tienen un cuerpo celular, para ingresar en la
médula, formando las raíces posteriores raquídeas.
Constituyen en todo ese trayecto de la periferia a la médula, la primera
neurona sensitiva. Llegadas a la medula estas neuronas forman dos
grupos; las fibras cortas y fibras medianas. Las fibras cortas conducen
impresiones térmicas y dolorosas. Penetran en la medula y ganan el asta
posterior del segmento medular correspondiente al punto de penetración. A
nivel del asta posterior, en la sustancia gelatinosa de Rolando, sinaptan con
una segunda neurona la que cruza inmediatamente la línea media y
asciende hacia el bulbo por la región posterior del cordón anterolateral de la
hemimédula opuesta formando parte del haz espinotalámico lateral.
La mitad contralateral del cuerpo está representada invertida, con la mano y
la boca situadas en la parte inferior y la pierna en la superior, y con el pie y
la región anogenital en la superficie medial del hemisferio. Desde aquí, la
información se transmite a otras regiones de la corteza cerebral para ser
utilizada por las áreas motoras y el área de asociación parietal. La corteza
cerebral se encarga de interpretar la calidad de la información sensitiva al
nivel de la consciencia.
Las fibras medianas conducen sensibilidad táctil protopática. Penetran en la
médula a nivel del cordón posterior y van a terminar en el asta posterior del
segmento medular, situado dos o tres segmentos más arriba que el que
corresponde al sitio de su penetración en la médula, donde sinaptan con la
segunda neurona sensitiva, la que asciende por la columna gris medular
otros dos o tres segmentos más para finalmente atravesar la línea media y
situarse por delante del haz espinotalámico lateral del lado opuesto
formando así el haz espinotalámico anterior.
 Vía de la sensibilidad profunda y de la sensibilidad táctil epicrítica: la
sensibilidad profunda y la sensibilidad táctil epicritica recogida por los
receptores específicos, a los que le siguen las fibras respectivas que
atraviesan sucesivamente el ganglio de la raíz posterior y penetran la
medula, constituyendo las fibras radiculares largas.
Estas fibras integran los cordones posteriores de la médula, donde
constituyen los haces de Goll y Burdach para sinaptar a nivel del bulbo con
la segunda neurona sensitiva.
Muchas fibras ascendentes largas suben por el cordón blanco posterior
como fascículo grácil (o de Goll) y fascículo cuneiforme (o de Burdach).
El fascículo grácil está presente en toda la longitud de la médula espinal y
contiene las fibras ascendentes largas de los nervios raquídeos sacros,
lumbares y seis dorsales inferiores. El fascículo cuneiforme ocupa una
posición lateral en los segmentos dorsales o torácicos superiores y
cervicales de la médula, y está separado del fascículo grácil por un tabique.
Contiene las fibras ascendentes largas de los seis nervios raquídeos
dorsales superiores y las de todos los cervicales.
Las fibras emanadas de estos núcleos van a entrecruzarse
progresivamente y se aplican sobre la línea media contra la cara posterior
de los haces piramidales, constituyendo así el lemnisco medio. Luego de
esto tiene lugar la decusación de las fibras de la sensibilidad profunda y
tacto epicrítico a diferencia de la sensibilidad superficial que se desusaban
en la médula misma.
La sensibilidad profunda continúa por el lemnisco medio para ir a terminar
en el núcleo ventral posterolateral del tálamo, donde se articulan con la
tercera neurona sensitiva, cuyas fibras van a parar a la corteza parietal.

 Síndrome Sensitivo
Se define como una alteración en la percepción táctil, térmica, dolorosa,
propioceptiva o vibratoria frente a estímulos externos, que produce un conjunto
de signos y síntomas característico de un Síndrome Sensitivo.
Estos se clasifican según el lugar de la lesión en corticales, talámicos,
medulares y periféricos (radiculares y troncos nerviosos).
Dentro de este grupo de signos y síntomas están:
 Hiperestesia: sensibilidad aumentada.
 Hipoalgesia: sensibilidad disminuida a estímulo normalmente doloroso.
 Hipoestesia: sensibilidad disminuida.
 Disestesia: sensación desagradable y espontánea.
 Parestesia: sensación anormal espontánea y no desagradable.

 Etiología
Los Síndromes sensitivos acompañan a los trastornos motores (Sensitivo-
motores) en el cuadro clínico de muchas enfermedades causales.
Su clasificación es:
a) Vasculares: como Infarto cerebral, ateroembolia y aneurisma cerebral.
b) Tumorales: que comprimen la médula o regiones específicas del
Encéfalo, como el Tálamo.
c) Infecciosas: por Herpes virus, Sífilis y Meningitis Bacteriana.
d) Traumáticas: fracturas vertebrales, traumatismos craneocefálicos,
disección medular y hernias discales como los más frecuentes.
e) Metabólicas: como la diabetes Mellitus y la hipertensión arterial.

Otras etiologías específicas se citan como ejemplos al analizar los distintos


síndromes sensitivos como la siringomielia o la Tabes dorsal.

 Fisiopatología
La percepción sensitiva se inicia a nivel de los receptores sensitivos primarios
(terminales libres) y receptores sensitivos secundarios (Paccini, Meisnner,
Ruffini). Cualquier lesión en alguno de los niveles de estas vías de sensibilidad
anteriormente mencionadas, se traducirá en un Síndrome sensitivo con
presentación característica.

Las áreas sensitivas se encuentran en la circunvolución parietal ascendente,


parietal inferior y en la cara interna del hemisferio. La corteza parietal recibe
impulsos sensitivos de la mitad opuesta del cuerpo. En el lóbulo parietal las
áreas sensitivas permiten el reconocimiento sensorial: se perciben las
discriminaciones más finas del tacto y temperatura; se aprecian la relación y
localización espacial, el reconocimiento de los movimientos pasivos,
reconocimiento de la naturaleza de los objetos y la apreciación de la forma del
propio cuerpo.

Muchos impulsos sensitivos no alcanzan la corteza: terminan en el tálamo, que


forma un centro sensitivo subcortical que asegura la sensibilidad protopática y
confiere el tono afectivo, de placer o de disgusto, que se asocia a ciertas
sensaciones. De ahí que cuando el tálamo está liberado del control cortical,
ciertos estímulos generan sensaciones desagradablemente intensas o
excesivas (hiperpatía).
Un paciente con lesión en área cortical sensitiva podrá recibir la sensación
correspondiente, pero tendrá dificultad para discriminar la sensación y será
incapaz de sintetizar diferentes sensaciones que le permiten el reconocimiento
de un objeto.
Una pérdida de la sensibilidad dolorosa y térmica en un lado del cuerpo
significa una lesión que afecta al sistema anterolateral; el déficit empieza
aproximadamente a dos niveles caudal a la lesión pero en el lado contralateral
(Ejemplo: síndrome de Brown-Séquard).

Una pérdida bilateral de las mismas modalidades, pero en una distribución


dermatómica, es característica de la siringomielia; la comisura blanca anterior
se ve afectada por una cavitación (no recubierta de epéndimo) en la zona de la
médula espinal central, no confundir con una hidromielia, cavitación de la
médula espinal central recubierta de células ependimarias.

Las lesiones vasculares de la médula espinal (p. ej., síndrome medular cervical
central agudo) pueden producir una pérdida bilateral y dispersa de las
sensibilidades dolorosa y térmica por debajo de la lesión, porque el sistema
anterolateral tiene doble irrigación vascular.

 Manifestaciones clínicas
La distribución topográfica de la alteración sensitiva es útil para deducir la
localización del proceso, por lo que se distinguen:

a) Síndromes de disociación de la sensibilidad


 Disociación siringomiélica: consiste en abolición de las
sensibilidades térmica y dolorosa (termoanestesia y analgesia),
con preservación de las sensibilidades táctil y profunda. Como su
nombre lo sugiere es típica de la siringomielia, enfermedad en la
que, por obstáculos en la circulación del LCR, se produce una
cavidad en la región central de la médula cervicodorsal.
Ella compromete la sustancia gris medular, atravesada por las
vías de la sensibilidad térmica y dolorosa que se decusan para
conformar el haz espinotalámico lateral (síndrome
centromedular).
Se observa también en la hematomielia, mielomalacias, y
neuropatías periféricas por lepra y amiloidosis. Igualmente puede
verse en lesiones del bulbo y de la protuberancia, cuando afectan
solamente a los haces espinotalámicos laterales.
 Disociación tabética: consiste en la pérdida de las
sensibilidades táctil epicrítica y profunda, con preservación de las
sensibilidades táctil protopática, térmica y dolorosa. Se debe a
lesiones de los cordones posteriores medulares, que conducen
las sensibilidades profunda y la táctil epicrítica. Típicamente
descripta en la tabes en épocas pasadas, también puede
observarse, en la enfermedad de Friedreich y otras
degeneraciones espinocerebelosas, en la degeneración
combinada o enfermedad de Lichtheim, en la esclerosis múltiple,
y en toda patología limitada a los cordones posteriores.

b) Alteraciones cerebrales
Conocidos como Síndromes hemianestésicos o hemianestesias
dependen, en general, de lesiones del encéfalo. Las alteraciones de la
sensibilidad se producen sólo en un hemicuerpo. La forma clínica varía
según las regiones afectadas. Los trastornos suelen ser más
acentuados en el miembro superior que en el inferior, y en su porción
distal más que en la proximal. Si la lesión interesa a las vías visuales,
habrá probablemente hemianopsia homónima. No se alteran los
restantes sentidos especiales (gusto, olfato, audición), porque tienen
representación cortical bilateral y sus vías no atraviesan la cápsula
interna.
i. Hemianestesia cortical: la lesión es cortical parietal. Hay
anestesia, predominantemente profunda, en el hemicuerpo
contralateral, que afecta en grado más o menos extenso a la
distribución del área somestésica.
Las sensibilidades táctil discriminativa y profunda suelen ser las
más alteradas, con astereognosia, trastorno de la discriminación
táctil de dos puntas, abatiestesia y apalestesia. La sensibilidad
superficial suele preservarse.
Puede haber crisis parciales sensitivas. Si la lesión que afecta al
área sensitiva cortical es parcial, el síndrome anestésico se
reduce a la cara, a un miembro, o sólo a un segmento, como la
palma de la mano (mano parietal).
Puede haber sólo afectación queirooral (mano y boca), por
yuxtaposición en la corteza parietal de la representación de estas
dos regiones, y a veces, áreas anestésicas en banda, es decir,
con una topografía seudorradicular.
ii. Hemianestesia subcortical: lesión subcortical parietal. Hay
anestesia total contralateral.
iii. Hemianestesia capsular: es rara, para causar hemianestesia,
las lesiones deben producirse en el segmento retro lenticular de
la cápsula interna y afectar las fibras sensitivas talamocorticales.
Por eso, las lesiones capsulares mayoritariamente originan sólo
déficit motor.
iv. Hemianestesia talámica y síndrome talámico de Déjerine-
Roussy: se deben generalmente a lesiones talámicas focales de
origen vascular isquémico, cuya topografía, fue minuciosamente
estudiada por Bogouss-Lavsky. Isquemias del territorio vascular
inferolateral (núcleos talámicos ventrales posteriores):
hemianestesia (superficial, profunda o ambas) y hemiataxia
contralaterales, sin hemiplejía. El síndrome talámico de Déjerine-
Roussy se debe a lesión de los núcleos posterolaterales.
A la hemianestesia y hemiataxia mencionadas se le agregan
dolores intensos con exacerbación paroxística (algias talámicas
de dolor central), influenciables por las emociones, en el
hemicuerpo anestesiado.
v. Hemíanestesias de origen troncal. Síndromes de las arterías
cerebelosas: debe recordarse que una lesión del bulbo o de la
protuberancia inferior lesiona las vías, ya decusadas, de la
sensibilidad de los miembros y del tronco. A la vez, afecta al
núcleo de la raíz espinal o descendente del trigémino. Esta ocupa
toda la altura del istmo del encéfalo, desde la médula cervical a la
región media protuberancial, y sus fibras recién se decusan por
encima.
Por consiguiente, la hemianestesia será alterna, es decir,
anestesia de la cara del lado de la lesión y de los miembros y
tronco del lado opuesto. Si en cambio la lesión afecta a la
protuberancia superior o el pedúnculo, comprometerá a todas las
vías de la sensibilidad de cara y miembros después de su
decusación y, por consiguiente, la hemianestesia comprenderá la
cara, los miembros y el tronco del lado opuesto a la lesión.
Además, como a nivel del bulbo y de la protuberancia las vías
sensitivas se distancian, porque las sensibilidades térmica y
dolorosa ascienden por el haz espinotalámico lateral, mientras
que la táctil epicrítica y profunda discurren por el lemnisco medial,
es frecuente que la hemianestesia sea disociada: Siringomiélica,
cuando la lesión toma el haz espinotalámico (lo más frecuente), o
tabética si la lesión abarca al lemnisco medio. En el pedúnculo
las vías de la sensibilidad se aproximan, y por ende la
hemianestesia puede ser total.
Por último, la proximidad de las vías motoras hace que sea
frecuente la asociación de hemiplejía a estos síndromes
sensitivos.
En la hemianestesia alterna, la anestesia de la cara se sitúa
generalmente en el territorio del trigémino, del mismo lado de la
lesión, y la de los miembros en el lado opuesto, habitualmente
con disociación siringomiélica, debido a que las lesiones que la
determinan son más frecuentes a nivel de la calota bulbar. Las
hemianestesias alternas se deben en su mayoría a isquemia de
las arterias cerebelosas, ramas, llamadas circunferenciales
largas, de la vertebral y el tronco basilar.

c) Síndromes sensitivos medulares


Diversos síndromes sensitivos medulares pueden producirse según la
extensión que tenga la lesión medular. Se distinguen los siguientes:
 Síndrome sensitivo-pléjico: se debe a lesiones que producen
una sección medular completa. Se observará una anestesia
absoluta cuyo límite superior alcanza una altura variable, según el
lugar de la sección.
Si la lesión se sitúa en la médula cervical, pueden observarse
trastornos sensitivos en la cara, a nivel del territorio del trigémino,
porque la lesión abarca las fibras de la raíz descendente del
nervio, que llega hasta el IV segmento medular cervical.
Dentro de sus causas están, los traumatismos vertebrales
(fractura o dislocación cervical por latigazo o "whiplash" en los
accidentes de tránsito o en los traumatismos de columna por
caída o zambullida), compresiones medulares (tumores,
abscesos), lesiones vasculares (hematomielia), mielitis
transversa, mielomalacia.
 Síndrome de Brown-Séquard: si la sección afecta sólo a una
mitad lateral de la médula (hemisección), se produce el síndrome
de Brown-Séquard. Se caracteriza por:
Del lado de la lesión: parálisis o paresia (generalmente es sólo
el miembro inferior el afectado), piramidalismo, anestesia táctil
epicrítica, abatiestesia, apalestesia y preservación de la
sensibilidad superficial.
Del lado contrario a la lesión: atermoalgesia y preservación de
motilidad y sensibilidad táctil epicrítica.
El cuadro se debe a que, la hemisección medular lesiona las
fibras ya cruzadas de la sensibilidad termoalgésica, las fibras aún
no cruzadas de la sensibilidades profunda y táctil epicrítica, y las
fibras descendentes homolaterales del haz piramidal.
En el lado opuesto de la lesión, por encima del límite superior de
la anestesia superficial, se encuentra una banda de hiperestesia
ligera. Estas bandas anestésicas e hiperestésicas que se
disponen en el límite de la lesión, se deben a que ésta afecta a
las raíces posteriores correspondientes al nivel al que está
situada.
Sus causas principales son Esclerosis múltiple y otras causas de
desmielinización, mielomalacia, mielitis y traumatismo.
d) Síndrome de los cordones posteriores medulares (síndrome de las
fibras radiculares largas de Déjerine)
Típicamente hay apalestesia, abatiestesia, abarestesia y anestesia táctil
epicrítica. La termoalgesia y la sensibilidad táctil protopática se
preservan. Existen parestesias objetivas: errores de localización y
retardo de sensaciones. Además hay ataxia medular (ataxia cordonal
posterior), es decir estática y dinámica. Es causada por Esclerosis
múltiple, enfermedad de Friedreich y otras degeneraciones
espinocerebelares, esclerosis combinada del síndrome de Lichtheim,
compresiones limitadas a los cordones posteriores (conducto medular
estrecho) y tabes.
 Síndrome sensitivo de los cordones anterolaterales: en este
síndrome pueden existir, durante mucho tiempo, intensos dolores
subjetivos, con muy pocos trastornos de la sensibilidad objetiva.
Cuando estos últimos están presentes, consisten en una
disociación siringomielia, aunque a veces la sensibilidad táctil
puede estar algo afectada.
La diferencia con la siringomielia es que en ésta los trastornos
son hornolaterales y suspendidos, mientras que en las lesiones
cordonales son contralaterales y por debajo de la lesión: una
disociación siringomiélica que afecta a todos los segmentos
caudales por debajo de un nivel determinado se debe siempre a
lesión del haz espínotalámico lateral, porque mientras que en la
siringomielia hay compromiso periependimario de fibras
destinadas al haz espinotalámico lateral, en las lesiones
cardonales se afecta directamente el haz ya decusado.
Las causas son compresión medular extrínseca: tumores óseos o
meníngeos, mal de Poli o procesos intramedulares (tumores).
 Síndrome del cono medular: es el extremo inferior de la médula
que precede al fillum terminale.Corresponde al cuerpo de la
primera vértebra lumbar y da origen a los cuatro últimos pares de
raíces sacros y a los nervios coccígeos. Mediante aquéllos inerva
los músculos del periné, suministra la sensibilidad de la piel de la
región sacrococcígea, del ano, del periné y de los órganos
genitales. En el cono medular se encuentran, además, los centros
de inervación de la vejiga y del recto.
Una lesión del cono medular determina una anestesia de la
región anoperineoescrotal, denominada por su disposición
anestesia en silla de montar, además de trastornos esfinteríanos
y genitales. Es causada por hernia de disco, tumores extra o
intramedulares, artrosis con hiperostosis, aracnoiditis inflamatoria
o paraneoplásica (linfomas).
 Síndromes sensitivos radiculares: se deben a lesiones de las
raíces posteriores raquídeas: compresión por alteraciones
osteoarticulares, reumáticas, traumáticas, quirúrgicas o
neoplásicas de la columna, tumores intradurales extramedulares,
radiculitis. Se observa:
o Compromiso de la sensibilidad subjetiva: radicualgia
o Compromiso de la sensibilidad objetiva: anestesia local,
habitualmente de todas las formas de sensibilidad, pero a
veces disociada, en el territorio de las raíces afectadas.
 Síndrome de la cola de caballo
Las raíces lumbares y sacras forman un manojo, parecido a una cola
de caballo, que discurre por el canal raquídeo antes de abandonarlo,
desde la primera vértebra lumbar, donde termina la médula, hasta
los respectivos agujeros de salida. Esta cola de caballo puede ser
comprimida o lesionada por discopatías, osteoartritis/artrosis,
estrechamiento del canal raquídeo, secuelas quirúrgicas,
traumatismos, aracnoiditis o tumores.
Se produce:
o Bandas de anestesia de distribución L2 a S1 (muslos, piernas
y pies).
o Anestesia en silla de montar, semejante a la del cono
medular; déficit motor en los niveles radiculares involucrados.
o Trastornos esfinterianos y genitales.

La claudicación intermitente de la cola de caballo cursa con dolor que


se irradia dorsalmente desde la región lumbar a las extremidades
inferiores, por lo común en forma bilateral, se presenta
exclusivamente con la marcha y se acompaña a veces de
parestesias o trastornos sensitivos en la planta del pie. Este dolor
obliga al paciente a detener su marcha y sólo mejora cuando
modifica la posición de su columna, al agacharse o sentarse.Durante
el acceso álgico puede estar abolido el reflejo aquiliano y existir
eventualmente trastornos de la sensibilidad en los segmentos L5 y
S1, que pueden asimismo existir en el reposo. La causa responde
generalmente a una estrechez congénita o adquirida del conducto
raquídeo lumbar, que se acentúa con los años por espondiloartrosis.

 Síndromes sensitivos periféricos: son los trastornos sensitivos


motivados por las lesiones de los nervios periféricos, sean
exclusivamente sensitivos o mixtos, y delos plexos.
 Síndromes sensitivos por lesión total de un plexo: en este
caso existe anestesia total, que se extiende a toda la distribución
del plexo.
 Síndromes sensitivos por lesiones de los nervios: si la lesión
afecta a un nervio cutáneo sensitivo, habrá sólo trastornos de la
sensibilidad superficial con conservación de la sensibilidad
profunda (disociación periférica). Si las lesiones afectan a troncos
nerviosos, como ocurre en las mono, polineuropatías o lesiones
cortantes, la anestesia puede ser completa, pero con topografía
periférica, es decir, abarcando el territorio de inervación o
distribución de los nervios afectados. En las polineuropatías la
semiología suele ser bilateral, distal y más o menos simétrica.
Los trastornos de la sensibilidad disminuyen de intensidad desde
la extremidad distal de los miembros hacia su raíz (hipo o
anestesia distal, en bota o guante). Se produce también un
síndrome seudoatáxico por compromiso periférico de la
sensibilidad profunda.

 Diagnóstico diferencial de los síndromes sensitivos


medulares con los sensitivos periféricos.
A veces pueden ser objeto de confusión. Es por ello que hay que tomar en
cuenta las siguientes diferencias:
a) Ambos pueden acompañarse de disociación de la sensibilidad, pero
la pérdida sensitiva en las lesiones medulares suele estar restringida
a los segmentos corporales que se encuentran por debajo del nivel
lesional.
b) Por el contrario, cuando una polineuropatía da lugar a la pérdida de
la sensibilidad por encima de las rodillas, las fibras que inervan la
yema de los dedos de las manos ya están también afectadas,
mientras que en una lesión medular dorsal las extremidades
superiores suelen no comprometerse.
c) La presencia de signos piramidales y esfinterianos abonará a favor
de un compromiso medular.

 Exploración
1. De la sensibilidad superficial.
Sensibilidad táctil. Se utiliza para ello un trozo de algodón o bien un
pincelito de cerdas suaves. Se irán tocando sucesivamente distintos
puntos de la piel y también de las mucosas como la nasal, bucal, etc., si
es necesario, debiendo indicar el paciente, con ojos cerrados, cada vez
que sienta el estímulo. También puede tocarse rápidamente dos o tres
veces seguidas y preguntarse al enfermo cuántas veces se lo ha
estimulado. En todo momento se evitará ejercer presión sobre los
puntos excitados: el estímulo debe ser de simple contacto.
La discriminación táctil de dos puntos se explora empleando el compás
de Weber con su apertura graduada, que permite investigar los
denominados círculos de Weber, es decir, la distancia mínima a la que
el contacto simultáneo en dos puntos de la piel es apreciado por el
sujeto como dos sensaciones táctiles distintas.
2. Sensibilidad dolorosa
Se explora utilizando la punta de un escarbadientes, que luego se
descarta. Deben evitarse los instrumentos de metal para evitar lesiones
y riesgo de contagio de infecciones por su reutilización (en particular,
hepatitis viral, que en algunos casos se ha contagiado por el uso de
estos instrumentos).La técnica es semejante a la empleada para la
exploración de la sensibilidad táctil.
Para determinar el llamado nivel sensitivo, es decir, el límite a partir del
cual la sensibilidad cambia o se pierde, puede utilizarse la rueda de
Wartenberg. Este es un instrumento con una rueda provista de puntas,
que gira libremente en uno de sus extremos (parecido a una rueda de
cocina para separar ravioles) y se desliza suavemente, apenas
apoyándola, por la piel del paciente. Nuevamente, deben evitarse
ruedas de Wartenberg hechas de metal y usarse en cambio las de
material sintético (plástico). El instrumento es especialmente útil en las
neuropatías periféricas y en las compresiones medulares.
Se pueden investigar ambas sensibilidades, táctil y dolorosa, al mismo
tiempo, utilizando un trocito de algodón y un escarbadientes e indicando
al enfermo que conteste toca o pincha, según la sensación que
experimente. De este modo se establecerá además la precisión con la
que el paciente diferencia o discrimina una sensación de otra.
3. Sensibilidad térmica
Se estudia, para explorarla, la sensibilidad al frío y al calor. Se utilizan
dos tubos de vidrio, uno conteniendo agua caliente y la otra agua fría o
trocitos de hielo, o bien instrumentos metálicos (el diapasón o el mango
del martillo), lo que puede ser más útil, ya que el metal es mejor
conductor de la temperatura que el vidrio.
Los metales generalmente están espontáneamente fríos, por lo que para
explorar el calor convendrá sumergir los instrumentos en agua tibia o
caliente. En este caso es mejor usar dos: uno que se mantiene a
temperatura ambiente y otro que se calienta. También se puede usar el
metal para el frío y el lado de un dedo o dedos del explorador para el
tibio.Se deben evitar las temperaturas extremas o la sobreestimulación,
especialmente en pacientes con termoanestesia, ya que de este modo
se pueden causar lesiones cutáneas.
Al estudiar la sensibilidad superficial será conveniente comparar puntos
simétricos y repetir la exploración varias veces para poder estar seguro
de la existencia de perturbaciones. Además se procurará no aplicar los
estímulos muy seguidamente, para evitar confusiones en las respuestas.
De comprobarse trastornos de la sensibilidad, se tratará de delimitar las
zonas alteradas, trazando sobre la piel, con marcador, sus bordes.
4. Exploración de la sensibilidad profunda

4.1. Exploración de la sensibilidad a la presión (barestesia) y de


la apreciación de pesos (barognosia).

Para explorar la sensibilidad a la presión hay que evitar poner en


juego las sensibilidades táctil y térmica.
Para el uso común de la clínica es suficiente hacer presión sobre
puntos distintos del cuerpo, con la yema de un dedo, generalmente
el índice, y preguntar al enfermo en qué punto se ha presionado
más. La barognosia se explora mediante objetos de forma semejante
y de distintos pesos, por ejemplo, pesas de diverso valor, que se
colocan sobre la mano del sujeto o bien haciéndolo sostener dos
jarros o vasos con distinta cantidad de líquido, pidiéndole que indique
cuál pesa más. Normalmente, un paciente debe apreciar una
diferencia de un tercio en el peso de dos objetos distintos.
4.2. Exploración de la sensibilidad vibratoria (palestesia).

La palestesia se estudia con un diapasón de 128 vibraciones por


segundo, que se hace vibrar pellizcando su rama en U, y aplicando
inmediatamente su pie sobre una superficie ósea: epífisis o diáfisis
de los huesos largos, de la tibia, por ejemplo. El paciente percibe una
sensación de trepidación o vibración sobre el hueso, mientras vibre
el diapasón, que compara generalmente a electricidad. El
observador, para conocer el estado de la palestesia, pregunta al
enfermo qué sensación tiene.

Para detectar trastornos incipientes, pueden explorarse las regiones


más distales, como por ejemplo el dorso o uña de la primera falange
del dedo gordo del pie, o bien colocar el diapasón en vibración sobre
la región por explorar, solicitándole previamente que avise cuando
deja de percibir la sensación, después de lo cual se coloca sobre
otra región, que se supone sana. El hecho de que el paciente
entonces la perciba indica un déficit en la región anteriormente
explorada.

Debe recordarse, por último, que la sensación palestésica va


disminuyendo con la edad, particularmente en los miembros
inferiores. Se debe evitar golpear el diapasón, como algunos hacen,
porque de ese modo se produce una vibración sonora y audible que
puede confundir el examen al hacerse intervenir la audición.

4.3Exploración del sentido de las actitudes segmentarías


(batiestesia).
La exploración de la batiestesia equivale a estudiar la sensibilidad
articular y muscular. Se procede así: al paciente con ojos cerrados,
se le mueve pasivamente, en distintas direcciones, una articulación
cualquiera, y se la detiene en una determinada posición,
preguntándosele entonces en qué posición ha quedado colocada.
Por lo general, se utilizan los dedos de la mano o del pie (pulgar,
dedo gordo), que se tomarán entre el pulgar e índice ejerciendo una
suave presión por sus bordes externo e interno preguntándose luego
si el dedo está doblado hacia arriba o hacia abajo.
No deben tomarse los dedos por sus caras superior e inferior ya que
se ejercerá así presión sobre una u otra al descender o elevar el
dedo, y el paciente reconocerá la posición no por batiestesia sino por
barestesía, confundiendo o alterando el resultado de la prueba.
Otro método útil consiste en pedirle al paciente que mueva el dedo
índice de su mano en el mismo sentido de los movimientos que
imprime el explorador al dedo del pie. También, al explorar un dedo
de la mano se le indica que reproduzca activamente la posición
correcta con otro dedo del lado opuesto. De este modo se evitan las
confusiones verbales que suelen surgir durante esta exploración,
como cuando el paciente dice "adelante" en lugar de "abajo" o "atrás"
en lugar de "arriba", haciéndose mucho más clara su percepción de
la batiestesia.
También puede efectuarse un lento y suave desplazamiento hacia
arriba o hacia abajo, debiendo señalar el paciente con exactitud el
momento en el cual percibe el movimiento.
Durante esta exploración, los músculos de las articulaciones
examinadas deben estar completamente relajados. Si se quiere
realizar una exploración minuciosa, se estudian los diversos
segmentos de un miembro, comenzando, por ejemplo, con las
articulaciones interfalángicas, siguiendo luego con las
metacarpofalángicas, la muñeca, el codo y así sucesivamente, si se
trata del miembro superior.
Las alteraciones incipientes de la batiestesia pueden encontrarse
explorando los dedos tercero y cuarto de manos y pies, ya que al
tener ellos un área de representación menor en la corteza cerebral
pueden alterarse más precozmente.
4.4 Exploración de la sensibilidad dolorosa profunda.
Es la sensibilidad de los músculos y tendones a la compresión
profunda. Normalmente una compresión moderada de los músculos
y tendones es indolora, pero en ciertos estados patológicos (miositis,
dermatomiositis, polineuritis) son sensibles a presión leve. En otros,
por el contrario (mielopatías, lepra), la compresión intensa puede no
provocar dolor. La exploración consiste en comprimir con la mano las
masas musculares o pellizcar tendones accesibles como el de
Aquiles.
4.5. Exploración combinada de las sensibilidades superficial y
profunda.
 Exploración de la estereognosial: el paciente con ojos cerrados
se le colocan en la palma de la mano objetos comunes de
distintas consistencias (moneda, llave, lápiz, alfiler, goma,
algodón).
Se lo invita a que los manipule, desplazándolos entre sus dedos.
Deberá decir cuáles son sus carácteres (forma, tamaño,
consistencia), y luego, si es posible, nombrarlos. Reconocer las
citadas cualidades del objeto, o sea realizar la identificación
primaria, constituye la verdadera sensibilidad estereognósica.
Nombrarlo, esto es, su identificación secundaria, implica ya la
intervención, por asociación, del lenguaje, y es expresión de una
función más sofisticada, la gnosía, o sea la capacidad de
reconocimiento, que es lo que verdaderamente se evalúa al
explorar la estereognosia. En la astereognosia, el paciente
preserva su sensibilidad superficial y profunda, pero no puede
reconocer un objeto al manipularlo. Sin embargo, sí lo puede
reconocer, y nombrar, al observarlo.
Si el enfermo tiene un trastorno motor, por ejemplo, una
hemiplejía, para explorar el lado afectado se le deslizará el objeto
por la mano, manteniéndosela cerrada pasivamente.
 Exploración de la grafestesia:el paciente con ojos cerrados se
le dibujan sobre su superficie cutánea, con un objeto romo,
números o letras que deberá reconocer. Esta facultad requiere no
sólo de las funciones sensitivas elementales y corticales, sino
también de las funciones simbólicas del lenguaje que deberán
estar indemnes para que se pueda hacer diagnóstico de trastorno
de la agrafestesia. También la grafestesia, por ello, es expresión
de un nivel más elevado de integración, próximo al de la gnosia.

 Manifestaciones paraclínicas.
A. Punción lumbar
Las punciones lumbares se realizan con el objetivo de obtener muestras
de líquido cefalorraquídeo. Este líquido se analiza para comprobar la
existencia de sangrados o hemorragias cerebrales, así como para medir
la presión intracraneal. El fin es diagnosticar una posible infección
cerebral o de la médula como las que se dan en algunas enfermedades
neurológicas como la esclerosis múltiple o la meningitis.
B. Electromiografia
Evalúa trastornos neuromusculares, originados ya, sea en alteraciones
de las astas anteriores medulares raíces, nervios, unión mioneural o
músculos. Detecta segmentos radiculomedulares afectados, como una
compresión radicular por protrusión de disco intervertebral.
Se basa en el registro de potenciales de acción determinados por la
llegada de su impulso, voluntario o provocado por una corriente externa,
a la unión neuromuscular, mediante electrodos de aguja conectados con
un amplificador, un oscilógrafo de rayos catódicos y un altavoz, que
permite recibir señales acústicas. Se registra en forma de trazado
gráfico. Se emplean electrodos de aguja, que se introducen en
profundidad, o electrodos superficiales, para registrar la actividad del
músculo subyacente.
Se puede determinar la velocidad de conducción motora o sensitiva. La
motora se lleva a cabo registrando el potencial en un músculo efector,
por ejemplo, el pedio, y estimulando el nervio de quien el mismo
depende (para el pedío, el peroneo común o ciático poplíteo externo). La
velocidad de conducción sensitiva se obtiene estimulando un nervio
sensitivo, por ejemplo el sural (safena externo), y registrando el
potencial en un punto más proximal del mismo nervio.
Nos permite determinar, a su vez:
*Afecciones de asta anterior medular.
*Afecciones radiculares y plexuales: Permite determinar las raíces
afectadas según los niveles en los que se encuentran signos de
denervación y potenciales polifásicos, así como el tiempo de evolución
del trastorno.
*Patologías de los nervios craneales: conducción del nervio facial en
las parálisis de Bell, y su control evolutivo.
*Toda patología que afecte el nervio periférico (mononeuropatías,
polineuropatías, lesiones traumáticas): en las neuropatías
desmielinizantes (por ej., síndrome de Guillain-Barré) la conducción
muestra velocidad francamente disminuida o bloqueo; en las
neuropatías axonales (por ej., tóxicas), la velocidad de conducción está
leve o moderadamente disminuida.
*Registro de temblor para precisar y documentar su frecuencia,
regularidad y amplitud y facilitar su diagnóstico.

 Potenciales evocados
Consiste en el registro de un potencial obtenido por un estímulo aplicado a una
terminación nerviosa a distancia. Esto permite valorar la conducción de la vía
estudiada. Los potenciales evocados somatosensitivos (PESS) son
probablemente los de más compleja realización.
El estímulo se coloca en miembros inferiores (nervio tibial posterior) o
superiores (nervio mediano). El registro puede hacerse en cualquiera de los
puntos de la vía sensitiva estudiada, entre el comienzo del estímulo y la
corteza cerebral a la altura de la piel de la región craneal parietal.

Puede así registrarse un potencial del plexo braquial en el punto de Erb (región
supraclavicular), un potencial medular a cualquiera de los niveles lumbar,
dorsal, cervical, o uno cerebral en la región parietal. Del registro de los tiempos
de latencia y de la distancia recorrida se podrán obtener, en forma similar que
para la velocidad de conducción nerviosa, las velocidades de conducción entre
las terminaciones nerviosas y la médula a distintos niveles y entre ésta y la
corteza cerebral. Esto permite ubicar, con más precisión, el punto donde está
alterada la conducción.
 Resonancia magnética
Para evaluar las estructuras internas como le médula y descatar algún daño
interno. Ejemplo siringomielia.

*Diagnósticos diferenciales.
Al tratarse de un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar
cualquier estructura del sistema nervioso, es muy complicado poder
precisar un diagnóstico claro con respecto a la etiología causante. Es por
ello que, solo en casos muy aislados, este síndrome se puede diferenciar
de otros cuadros clínicos como:
 Lepra nerviosa
En efecto: ambas afecciones presentan los mismos trastornos
sensitivos, (termo-analgesia con conservación de la táctil
profunda) algunos hechos que pueden a vetes inclinar hacia una
u otra afección como puede ser: Ias amiotrofias distales en la
lepra y proximales en la Siringomielia.
 Síndrome de las piernas inquietas
Se caracteriza por sensaciones desagradables en las piernas.
Las sensaciones varían en gravedad desde incómodas e
irritantes y hasta dolorosas. Los síntomas comúnmente ocurren al
final de la tarde o al anochecer y son más intensos por la noche,
cuando la persona está descansando. El síndrome de las piernas
inquietas es tanto un trastorno sensorial neurológico como un
trastorno del sueño.
 Malformaciones de Cheri
Son defectos estructurales de la base del cráneo y del cerebelo
que puede producir una variedad de síntomas entre los que se
destacan el entumecimiento y la sensación quemante

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