Resumen, Análisis y Conclusión (RAC)
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Cuenta: 32151099
Sección: 1366
Los pobres tienen a morir antes antes y a presentar mayores niveles de morbilidad que
tienen más dinero. Segundo las desigualdades tienden a ser más pronunciadas con los
indicadores objetivos de mala salud, como las medidas antropométricas de mal nutrición
y la mortalidad, que son los indicadores subjetivos.
Se concluye con una reflexión sobre los méritos de las políticas que priorizan la
eliminación de las desigualdades sanitarias, respecto a aquellas que se centran en elevar
el estándar general de la salud de una población. Seguidamente se presenta un panorama
de las teorías comúnmente empleadas para explicar las diferencias en salud.
Uno de los principales modos para avanzar hacia una reducción sustantiva de las
desigualdades en salud es la implementación de políticas sanitarias y de reforma de los
sistemas globales de salud que reduzcan sustancialmente las diferencias en el acceso a
la prevención, a la atención adecuada y a condiciones socioambientales saludables.
La pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados. Los países pobres tienden
a presentar peores resultados sanitarios que lo más pudientes, y dentro de cada país las
personas pobres tienen más problemas de salud que las acomodadas ya que el sistema
sanitario no esta bien estructurado o bien manejado deberían tener más en cuenta cuidar
esta parte de la salud ya que afecta a muchas personas.
Esto provoca que Honduras está catalogado como uno de los países con mayor
desigualdad en el área latinoamericana. El ARG buscó proporcionar recomendaciones
practicas para diseñar estrategias que permitan brindar una respuesta diferenciada a las
principales necesidades y brechas humanitarias identificadas y permitió identificar
aquellos factores afectados por ambas crisis y que inciden negativamente en la
protección a los derechos humanos fundamentales y en la calidad de vida de los grupos
más vulnerables en el país.
Las acciones deben tener en cuenta los determinantes sociales de las desigualdades en
salud y no sólo los determinantes de la salud ya que puede ser que los determinantes de
las desigualdades no sean los mismos. Las intervenciones de salud pública dirigidas a
disminuir las desigualdades en salud han de ser necesariamente multisectoriales. Tal
como señala el modelo conceptual presentado en el apartado anterior, las causas
fundamentales que crean la vulnerabilidad están enraizadas en la vida cotidiana y las
competencias para actuar sobre ellas recaen fundamentalmente fuera del sector sanitario
(por ejemplo, las condiciones de vida y de trabajo). Así, el papel del sector sanitario no
es tanto actuar directamente en la transformación de los determinantes sociales, sino
asumir un rol de liderazgo y convencer a otros sectores para actuar conjuntamente en la
reducción de las desigualdades en la salud.
Tener una buena estabilidad de la salud mejoraría bastante para muchas personas y
muchos países que usualmente viven afectados por desigualdades sanitarias.
Resumen Conducta Saludable Y Conducta De Riesgo Para La Salud
Las conductas saludables son las distintas actitudes orientadas hacia la salud que
adoptan las personas y que están influidas por el entorno social, político y económico en
el que viven. Para ser una persona sana, además de tener buena salud física, necesitamos
sentirnos bien emocionalmente y disponer de un entorno social favorable, lo que nos
permitirá afrontar mejor las situaciones de estrés y ansiedad que se presenten.
Para comprender las conductas orientadas hacia la salud es preciso analizar los
contextos en que tienen lugar. Estos contextos comprenden una constelación de factores
personales, interpersonales, ambientales, institucionales, que incluyen aspectos como
política pública, ambiente físico y social, prácticas institucionales e influencias
interpersonales. Estas dimensiones o factores no son homogéneos para todas las
conductas de salud. Por ello, no es raro observar que en el repertorio de conducta de un
individuo convivan al mismo tiempo conductas saludables y nocivas. De hecho, en las
investigaciones realizadas hasta ahora se han obtenido pobres correlaciones entre
distintas conductas de salud, o lo que es lo mismo, el que un sujeto tenga una
determinada conducta de salud no garantiza que lleve a cabo otros comportamientos
saludables.
Por lo tanto, los cambios en las conductas no son fáciles y dependen de múltiples
factores personales y sociales. No implica sólo a las personas, pero siempre hay cosas
que sí podemos mejorar. La Escuela de Salud para el ciudadano pretende poner en
marcha diferentes actuaciones para la promoción de conductas saludables en los
ámbitos educativo, sanitario y comunitario.
Para ser una persona sana hay que tener buena salud física, pero también necesitamos
sentirnos bien emocionalmente y disponer de un entorno social favorable, lo que nos
permitirá afrontar mejor las situaciones de estrés y ansiedad que se presenten.
Los estilos de vida incluyen no sólo los clásicamente denominados "hábitos saludables"
(comer sano, hacer ejercicio físico, consumo moderado de alcohol, vida sexual sana,
conducción segura, manejo del estrés, no fumar) sino también las formas de pensar y de
comportarse de las personas en su relación consigo mismas, en el control de sus vidas y
su proyecto de vida, las relaciones interpersonales, la relación con el entorno, el
repertorio de habilidades personales y sociales de que disponen, etc., en suma,
conductas orientadas hacia la salud.
Tener una vida sana ayuda demasiado a estar bien con la salud y tener un buen
estado físico, aprender a comer bien y hacer ejercicio por lo menos 30 minutos.
A veces no pensamos bien las cosas o por problemas comemos en exceso y eso
nos perjudica horriblemente y podemos llegar a tener obesidad máxima o llegar
a morir por lo mismo porque no nos cuidamos.
Bibliografía