Terapia Cognitiva
Terapia Cognitiva
Terapia Cognitiva
Competencia/s
Objetivos específicos
El cuestionamiento a ciertos supuestos teóricos y la experimentación con nuevas ideas ytécnicas, así como
las diversas adaptaciones, han modificado el objetivo, la tecnología, la duración del tratamiento y han ampliado
las teorías. No obstante, la teoría de base subsiste. Así, la evolución de la psicoterapia cognitiva, y su
práctica, se caracteriza por la flexibilidad y creatividad, alejándose de los excesos teóricos y las limitaciones
prácticas del psicoanálisis clásico y del conductismo. Pero no por ello hay que obviar estos antecedentes y la
influencia ejercida. De hecho, Beck, originariamente, fue formado como psicoanalista.
Así, la psicoterapia conductual desarrolló sus intervenciones en base a estos principios, sin dar importancia al
pasado, ya que las conductas eran aprendidas y, por lo tanto, también se podían extinguir aquellas que se
consideraban no operativas y/o problemáticas y adquirir nuevos aprendizajes más operativos.
1.1.1. Aprendizaje social
Contra esta influencia unilateral del ambiente sobre la persona, surge a comienzos de los años 60 la teoría
del aprendizaje social de Albert Bandura, que se basaba en el principio de la influencia recíproca o
contracondicionamiento. Es decir, las contingencias ambientales no solo influyen en la conducta humana, sino
que los seres humanos también pueden, a su vez, influirse contingentemente a sí mismos y a los demás.
Bandura también demostró que los refuerzos percibidos eran más efectivos que los refuerzos reales. Es
decir, los individuos no tenían que ser reforzados directamente para realizar una conducta con el objetivo de
aumentar su probabilidad de ocurrencia; para el individuo era suficiente con observar a otra persona
(aprendizaje vicario o “efecto modelado”), lo que hace que el proceso de aprendizaje pase de ser
considerado un proceso automático a ser un proceso mediado por la cognición humana. Estas
demostraciones hicieron que los principios conductuales fueran aplicados a situaciones privadas, tales como
pensamientos e imágenes (condicionamiento encubierto). A pesar de ello, la conceptualización básica del
problema y las estrategias de intervención aplicadas seguían siendo de tipo conductual.
1.1.2. Teoría de la modificación cognitivo-conductual
A principios de los años 70, Donald Meichenbaum, formado originariamente en psicología conductual, introduce
la teoría de la modificación cognitivo-conductual, dando gran importancia a la cognición a la hora de influir
en la conducta. Meichenbaum presupone que la gente actúa primero y luego piensa y reconceptualiza esa
conducta. Así, considera que el trabajo del terapeuta consiste en entrenar al paciente para darse cuenta de la
conducta, reflexionar sobre esta y cambiarla; y posteriormente reconstruir el diálogo interno sobre esa conducta.
Por tanto, aunque el diálogo interno es un regulador importante de la conducta, es la conducta en sí
misma la que se va a cambiar. Además, asume que los diferentes sistemas terapéuticos no son más o menos
verdaderos, sino que simplemente son constructores explicativos diferentes que ayudan a los pacientes a pensar
sobre sus problemas de manera diferente. Meichenbaum fue un precursor de lo que se ha denominado el
constructivismo.
En esta síntesis, podemos ver que la evolución de la terapia de conducta partió de la perspectiva exclusiva
de la teoría del aprendizaje a la perspectiva más mediada cognitivamente; pero la conceptualización
fundamental y muchas de las intervenciones seguían siendo conductuales.
Paralelamente a ello, se desarrollaron sistemas de terapia cognitiva que se basaban en una conceptualización e
intervenciones cognitivas. Dos de las figuran más influyentes fueron el ya mencionado Aaron Beck y Albert
Ellis.
1.1.3. Creencias irracionales de Ellis
Albert Ellis también fue entrenado inicialmente como psicoanalista, pero la inversión de tiempo en la terapia le
hizo buscar una vía más rápida para ayudar a cambiar a sus pacientes.
Una de las contribuciones más importantes que realizó fue su distinción entre creencias racionales
(preferenciales y útiles para ayudar a los individuos a obtener lo que quieren) e irracionales (de naturaleza más
dogmática y absolutista que pueden impedir o evitar que los individuos consigan lo que quieren). En base a ello,
Ellis argumentó que los individuos están afectados por sus “debería” absolutistas y sus “tener que”, que los llevan
a condenarse a sí mismos y a experimentar emociones negativas cuando intentan satisfacer sus exigencias
imposibles. El autor elaboró un listado de creencias irracionales para ayudar al terapeuta y al paciente:
Idea irracional n.º 1: “Es una necesidad extrema para el ser humano adulto el ser amado y aprobado por
prácticamente cada persona significativa de la sociedad.”
Idea irracional n.º 2: “Para considerarse uno mismo valioso se debe ser competente, suficiente y capaz
de lograr cualquier cosa en todos los aspectos posibles.”
Idea irracional n.º 3: “Cierta clase de gente es vil, malvada e infame y deben ser seriamente
culpabilizados y castigados por su maldad.”
Idea irracional n.º 4: “Es tremendo y catastrófico el hecho de que las cosas no vayan por el camino que a
uno le gustaría que fuesen.”
Idea irracional n.º 5: “La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene poca
capacidad, o ninguna, para controlar sus penas y perturbaciones.”
Idea irracional n.º 6: “Si algo es o puede ser peligroso o terrible, se deberá sentir terriblemente inquieto
por ello y deberá pensar constantemente en la posibilidad de que esto ocurra.”
Idea irracional n.º 7: “Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida.”
Idea irracional n.º 8: “Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien
confiar.”
Idea irracional n.º 9: “La historia pasada de uno es un determinante decisivo de la conducta actual, y algo
que le ocurrió alguna vez y le conmocionó debe seguir afectándole indefinidamente.”
Idea irracional n.º10: “Uno deberá sentirse muy preocupado por los problemas y las perturbaciones de
los demás.”
Idea irracional n.º 11: “Invariablemente existe una solución precisa, correcta y perfecta para los
problemas humanos, y si esta solución no se encuentra sobreviene la catástrofe.”
Estas 11 creencias irracionales básicas fueron sintetizadas posteriormente por Ellis (1977) para facilitar el
proceso de la intervención terapéutica.
1.1.4. Terapia racional emotiva conductual
Otra de las grandes contribuciones de Ellis fue la terapia racional emotiva conductual (TREC), con la que se
desarrolla el método A-B-C (acontecimiento activador, creencia, consecuencia); y en la que se considera
que el cambio de la conducta está al servicio del cambio cognitivo y el objetivo final es producir un cambio
filosófico profundo más que un simple alivio del síntoma. Esta terapia exige un terapeuta altamente activo y
directivo, que identifica y ayuda al paciente a disputar intensamente con su pensamiento irracional.
En cuanto a Aaron Beck, ha sido fundamentalmente un teórico e investigador con un gran interés en estudiar la
depresión, principalmente desde la perspectiva psicoanalítica. Su intención era demostrar que la depresión
estaba relacionada con la ira y la hostilidad invertida, pero encontró que los sueños de los sujetos depresivos se
caracterizaban por temas de pérdida o tristeza. Fue entonces cuando desarrolló el modelo cognitivo (tríada)
de la depresión, que se caracteriza por el contenido negativo de las cogniciones (pensamientos
automáticos) sobre uno mismo, el mundo y el futuro, considerando que la depresión conlleva un proceso
cognitivo distorsionado. Este proceso sería similar a las creencias irracionales de Ellis, pero estas distorsiones
están más orientadas al proceso y son más idiosincrásicas que la lista de Ellis, más estándar y orientada al
contenido. También existen diferencias en la terapia, ya que, al contrario que Ellis, que utiliza generalmente
la discusión directa, Beck confía en la asociación/descubrimiento guiado, así como en una gran variedad
de intervenciones relacionadas de las que se hablará a lo largo del temario. La terapia cognitiva de Beck es
menos directiva y más idiosincrásica que la TREC, aunque ambas parten de una estrategia común de
identificación y corrección de las distorsiones cognitivas.
Así, nos encontramos, por ejemplo, con la aparición del concepto de esquemas en la terapia cognitiva,
considerados como estructuras cognitivas que integran y asignan significados a acontecimientos mediante el
rastreo, codificación y evaluación del estímulo captado. Por su naturaleza, tienen sus orígenes en la infancia y se
construyen a lo largo del tiempo; por tanto, son considerados de naturaleza evolutiva. Estos aspectos
evolutivos de la terapia cognitiva cobraron importancia sobre todo a partir de las aportaciones de Vittorio
Guidano, introduciendo dos conceptos adicionales: las teorías motoras de la mente y el conocimiento
tácito.
1.1.5. Constructivismo
Otros autores se preocupan de los mismos temas evolutivos y constructivistas y consideran que el fracaso que
se da a menudo en el cambio terapéutico se debe a que se ataca el problema (cambio de primer orden). Así,
sugieren un cambio de segundo orden, atacando la solución, que ahora constituye el problema, y considerando
que la conducta resistente del paciente es una variable diferencial significativa en el resultado. Estos
estudiosos encontraron que el conocimiento tácito es a menudo más comprensivo, detallado y rico que el
conocimiento explícito, y que el aprendizaje más importante ocurre implícitamente. Especialmente, las
experiencias tempranas de la vida son probablemente aprendidas de forma implícita y, en el proceso
terapéutico es, entonces, particularmente importante la identificación de temas cognitivos tácitos.
1.1.6. Tipos de terapias en la psicoterapia cognitiva
Fueron desarrolladas por teóricos con entrenamientos psicodinámicos, y tendían a destacar el papel del
significado. Su tarea consiste en desarrollar estrategias para examinar la racionalidad o validez de las
creencias disponibles.
Estas terapias utilizan como marco conceptual explicativo la “metáfora del procesamiento de la
información” (Meichenbaum, 1995) y sus dos modelos más representativos son los de Beck y Ellis.
Las terapias cognitivo-conductuales
Desarrollada por teóricos con entrenamiento conductual, conceptualizan el pensamiento de forma más
concreta, como un conjunto de autoanunciados encubiertos que puede verse influido por las mismas leyes del
condicionamiento que influyen en otras conductas manifiestas. Su tarea consiste en desarrollar estrategias para
enseñar habilidades cognitivas específicas.
En este apartado se recogen una serie de terapias en las que destacan los siguientes principios:
Los seres humanos son participantes preactivos (y no pasivos de forma reactiva) en su propia
experiencia. El conocimiento humano es interpersonal, evolutivo y proactivo.
La casi totalidad de procesos de orden que organizan la vida humana opera a niveles tácitos
(superconsciente) de conciencia.
La experiencia humana y el desarrollo psicológico personal reflejan la operación continua de los
procesos individualizados, autorganizaciones que tienden a favorecer el mantenimiento (sobre la
modificación) de los patrones experienciales. Los sistemas humanos son sistemas caracteriza dos por un
desarrollo autorganizativo, que busca proteger y mantener la coherencia y la integridad interna.
Estos modelos asumen parte de los presupuestos del construccionismo social y, sobre todo, de aquel
en el que se afirma la constitución social de los sistemas de creencias y de lo que podemos llamar nuestras
“realidades”. Conocemos el mundo y a nosotros mismos en un marco de relaciones, en un marco
interpersonal, siempre en conexión con nuestra relación con los otros.
No podemos afirmar la validez del conocimiento, sino su viabilidad. Una construcción es viable en
función de las consecuencias que tiene para el individuo o el grupo que la mantiene en un momento
determinado. Una construcción ha de ser coherente respecto al sistema personal o social en el que se
incluye.
1.1.7. Conclusiones
Podríamos concluir que las terapias cognitivas surgieron como una revolución, sobre todo porque, viniendo
del psicoanálisis, obligaban a una visión distinta sobre la psicopatología. Paralelamente, la terapia de conducta
estaba evolucionando hacia los modelos que, sin dejar de garantizar unos mínimos requisitos experimentales,
empezaban a centrarse en las conductas encubiertas. Así, lo conductual se fue viendo poco a poco englobado
por lo cognitivo. De esta manera, otros terapeutas, al ver las insuficiencias del modelo de reestructuración
cognitiva y cognitivo-conductual, fueron decantándose por el construccionismo u otros enfoques. Además,
estimaron que no todos los enfoques construccionistas pueden ser considerados cognitivos, ya que tienen
orígenes muy diversos (psicodinámico, humanista, etc.), surgiendo, podríamos decir, como una primera
revolución en el campo cognitivo.
Todo ello hace pensar en la incerteza del futuro de las terapias cognitivas, ahora con una creciente tendencia
hacia la integración, debido a las insuficiencias conceptuales. Esto se debe al hecho de que las teorías y terapias
clínicas cognitivas se centran casi exclusivamente en un conocimiento de tipo proposicional (ideas, esquemas
cognitivos, pensamientos, imágenes, etc.), e ignoran que existen otros significados de la experiencia no
aprehensibles de un modo racional o fácilmente verbalizable. Pero lo que no cabe duda es que es un campo que
está continuamente evolucionando y ampliándose y, por lo tanto, debería considerarse como un enfoque
prometedor hacia una futura mejora de los avances ya evidenciados.
1.2. Eficacia de la Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitiva-conductual (TCC) es una intervención psicológica de probada eficacia. Según diversos
estudios, se ha demostrado que es tan eficaz o más que otras formas de tratamiento (psicológico o
psicofarmacológico) para la mayoría de trastornos mentales no psicóticos y, en algunos de estos, se considera
tratamiento de primera elección. Los psicofármacos continúan siendo el tratamiento de primera elección para los
trastornos psicóticos y el trastorno bipolar. En estos trastornos, la eficacia de la TCC en solitario se desconoce.
Algunos datos sugieren que el tratamiento combinado (fármacos y TCC) es superior al tratamiento solo con
medicación en personas con trastornos psicóticos, aunque esta es una cuestión discutida. En el trastorno bipolar
no está demostrada la eficacia de la TCC en solitario, pero los programas psicoeducativos de orientación
cognitivo-conductual son eficaces en la prevención de recaídas.
1.2.1. Ámbitos de aplicación de la TCC
Los ámbitos de aplicación de la TCC se han extendido notablemente durante los últimos años y también ha
demostrado su eficacia en trastornos somáticos como el síndrome de fatiga crónica, la dismenorrea o la
obesidad, así como en trastornos funcionales o “síntomas somáticos sin explicación médica”.
Fullana y su equipo de investigadores (Fullana, M. A., Fernández de la Cruz, L., Bulbena, A., y Toro, J.,
2011) han llevado a cabo un trabajo sobre la eficacia de la TCC mediante una revisión sistemática de la
eficacia de la terapia cognitivo-conductual en los trastornos mentales. Se ha comparado la eficacia de la
TCC en algunos de los trastornos mentales más frecuentes respecto a otros procedimientos terapéuticos:
tratamiento farmacológico, tratamiento combinado (TCC más psicofármacos), placebo farmacológico, placebo
psicológico, otro tratamiento psicológico, lista de espera y tratamiento habitual.
De esta revisión se desprende que la TCC es el tratamiento (o uno de los tratamientos) de primera elección
para un número importante de trastornos mentales no psicóticos, tanto en adultos como en
niños/adolescentes, aunque su eficacia es variable según el trastorno y el procedimiento de comparación
escogido. En todos los trastornos revisados, la TCC se ha mostrado superior al placebo farmacológico o
psicológico, lista de espera y tratamiento habitual. Esto confirma que los efectos de la TCC, en general, no
pueden explicarse únicamente por factores inespecíficos (relacionados con una buena alianza paciente/profesional
o las expectativas de cambio positivo).
En todos los trastornos analizados, excepto en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad en
niños/adolescentes, la TCC se ha mostrado tan eficaz o más que la mejor opción farmacológica disponible. En el
trastorno depresivo mayor, los resultados de esta comparación no son concluyentes.
Una evaluación realista y la consiguiente modificación del pensamiento producen una mejoría en esos estados de
ánimo y comportamientos. Esta mejoría permanente resulta de la modificación de las creencias disfuncionales
subyacentes. Así, los sentimientos no están determinados por las situaciones mismas, sino por el modo en
cómolas personas interpretan esas situaciones.
La TCC es una forma de tratamiento psicológico que asume la existencia de cogniciones distorsionadas y/o
conductas disfuncionales que mantienen (o causan) el malestar asociado a los trastornos mentales. En la TCC, el
profesional ayuda al paciente a definir unos objetivos y le enseña a aplicar técnicas psicológicas que
contribuyan a disminuir dicho malestar. Las técnicas de exposición, de reestructuración cognitiva o el
entrenamiento en habilidades sociales son ejemplos de dichas técnicas. La TCC es una forma de tratamiento en
general breve y tiene entre sus objetivos el cambio sintomático, aunque, en la medida en que puede suprimir los
síntomas del trastorno, puede ser resolutiva del mismo (y no solo supresora del malestar). En comparación con
otras formas de tratamiento psicológico, la TCC se caracteriza por ser más directiva, estar orientada a objetivos,
centrarse en la modificación de cogniciones y conductas y por utilizar frecuentemente “tareas para casa”, es
decir, práctica repetida de las habilidades aprendidas.
1.4. Principios de la terapia cognitiva
Para el desarrollo de los conceptos de la terapia cognitiva, nos basaremos principalmente en el estado de la
teoría y terapia cognitiva desarrollada por Beck, creada en la década de los 60, para, posteriormente, conocer
las características de otros de los procesos terapéuticos cognitivo-conductuales más importantes. Aunque la
terapia cognitiva se caracteriza por su flexibilidad y adaptación al individuo, existen ciertos principios que
subyacen a toda aplicación:
El individuo tiende a centrarse selectivamente en aquella información que le confirma su creencia central,
no atendiendo a la información que la contradice. De esta manera, se mantiene la creencia, a pesar de que
pueda ser equivocada y disfuncional.
Algunos autores se refieren a ellas como esquemas (por ejemplo J. Young). Beck diferencia ambas categorías y
sugiere que los esquemas son estructuras cognitivas propias de la mente y las creencias centrales son el
contenido específico de esas estructuras. Por ello, las creencias centrales negativas de algunos
pacientes con trastornos de personalidad las suelen mantener activas; pero, normalmente, surgen en momentos
de distrés psicológico. Estas creencias centrales negativas también se pueden clasificar en dos categorías:
Algunos pacientes tienen creencias centrales que corresponden a una sola de estas categorías y otros, a ambas.
1.5.2. Las creencias intermedias (CI)
Las creencias centrales inciden en las creencias intermedias que, a menudo, no se expresan en voz alta.
Las CI disfuncionales pueden “desaprenderse” aprendiendo en su lugar otras creencias más funcionales y
basadas en la realidad.
En una situación concreta, las creencias subyacentes de una persona influyen sobre sus percepciones, y esto
se expresa por medio de los pensamientos automáticos específicos para esa situación. Estos pensamientos,
a su vez, inciden sobre las emociones. Al mismo tiempo, estos pensamientos también influyen sobre la
conducta que, a menudo, llevan a respuestas fisiológicas. Estos pensamientos no se dan solo en las personas
con trastornos psicológicos, sino que son una experiencia común a todos los individuos. A menudo no somos
conscientes de ellos, pero con un poco de entrenamiento podemos traerlos a la conciencia.
La relación entre las creencias y los pensamientos la podemos representar de la siguiente manera:
1.6.1. Ejemplo de modelo cognitivo
El curso habitual del tratamiento, en la terapia cognitiva, implica normalmente que al inicio se dé más
importancia a los pensamientos automáticos, ya que se los considera los más cercanos a la conciencia, menos
arraigados y más fáciles de modificar.
El terapeuta enseña al paciente a reconocer, evaluar y modificar sus pensamientos para lograr un alivio de los
síntomas. Posteriormente, el tratamiento se centra en las creencias. Aquellas creencias intermedias y
centrales que resultan relevantes son evaluadas de distintas maneras y, más adelante, modificadas para lograr
un cambio adaptativo en la manera de interpretar la realidad.
Esta modificación más profunda de creencias fundamentales disminuye las posibilidades de recaídas en el futuro.
Una ejemplificación del modelo cognitivo de un paciente sería la siguiente:
1.7. Las distorsiones cognitivas
Los pacientes tienden a persistir de forma recurrente en los errores de su pensamiento y, en los casos en que
existe un trastorno psiquiátrico, se da una tendencia negativa sistémica. Los errores típicos del
pensamiento son, entre otros:
El terapeuta debe entender la manera de pensar del paciente para poder intervenir del modo más eficaz.
El terapeuta se plantea hipótesis respecto del paciente, basándose en los datos que él le aporta. Estas hipótesis
se confirman, se descartan o se modifican según los nuevos datos.
Máster en Psicología Clínica y de la Salud
Unidad didáctica 2.
Principales procesos terapeúticos cognitivo-conductuales desarrollados
Competencia/s
Objetivos específicos
Todo ello, sin animar al paciente a juzgar su totalidad o valor como humano, en términos de “bueno o
malo”.
2.1.1. El modelo A-B-C del funcionamiento psicológico
A es el “acontecimiento activador”.
B es la interpretación que se le da a A, las creencias o “ideas” con relación a la situación activadora.
C representa las “consecuencias”, que incluyen emociones y conductas, generadas por esta B, o las
interpretaciones de A.
A B C
No son por lo general los acontecimientos externos (excepto acontecimientos externos o internos
extremos: por ejemplo, un terremoto, un dolor extremo, etc.) los que generan las consecuencias
conductuales, emocionales y cognitivas, sino el propio sujeto, utilizando su proceso de valoración personal
sobre esos eventos, quien, en última lugar, genera esas consecuencias ante esos eventos. Que estos eventos
posean una mayor o menor repercusión en sus consecuencias dependerá de las creencias de esa persona en
concreto.
Esos sucesos serán estimados en tanto y en cuanto involucren a los objetivos personales del sujeto. Sin
embargo, estos objetivos podrán ser alcanzados irracionalmente, generando, por ejemplo, una distorsión
cognitiva de carácter absolutista y desencadenando consecuencias psicológicas perturbadoras. El que se
imponga uno u otro procesamiento de la información hará que el perfil “salud psicológica/trastorno
psicológico” varíe en cada caso. Los pensamientos automáticos y las inferencias autoperturbadoras
casi siempre están profundamente relacionados y la gran mayoría se derivan de un núcleo disfuncional de
creencias.
La TREC busca estas formas de pensamiento disfuncional y enseña a sus pacientes cómo discutir y
actuar ante ellas. Pero también les enseña la importancia y la fuerza de sus exigencias y de sus “órdenes
básicas”. Les muestra que, si se quedan con sus objetivos importantes, deseos y preferencias, y se
abstienen de sus comunes y exageradas exigencias, raramente se perturbarán excesivamente ante nada y,
además, harán uso, con menor frecuencia, de sus comunes inferencias irracionales y de sus pensamientos
automáticos. Así que lo que intenta, principalmente, es ayudar a sus pacientes a conseguir un cambio
filosófico profundo, que supone ser conscientes de sus fuertes creencias irracionales y seguir
cambiándolas en “deseos y preferencias”.
2.1.2. Características y diferencias con otras terapias cognitivo-conductuales (TCC)
importantes
Desde otras terapias cognitivas se acentúa la manera en que la gente adquiere sus creencias
disfuncionales, histórica y evolutivamente, de su familia, su cultura y su historia y experiencia. La TREC
acepta estas influencias e, incluso, algunas veces, explora los “orígenes” de dichas creencias, pero también
da importancia a la tendencia biológica e innata de los humanos a la irracionalidad: los seres humanos
tienen en sus cerebros sectores precorticales, producto de su evolución como especie, que facilitan la
aparición de tendencias irracionales en su conducta.
La mayoría de TCC representa los sentimientos negativos de las personas en un continuo, distribuido
desde uno (leves sentimientos perturbadores) hasta cien (sentimientos sumamente perturbadores). La TREC
parece ser una de las pocas terapias que los sitúa en dos escalas:
Escala de sentimientos sanos o de autoayuda. Casi todos los seres humanos, cuando hacen frente
a las adversidades, primero tienden a lamentarse de esos problemas, deseando que no existieran.
Mediante estos deseos y preferencias, crean ligeros, moderados o fuertes sentimientos negativos
saludables (tristeza, desilusión, remordimiento, frustración o irritación).
Escala de sentimientos poco saludables o contraproducentes. Otras veces, la gente exige y
ordena que las cosas “malas” no existan, creando, por lo tanto, ligeros, moderados o fuertes
sentimientos negativos perjudiciales (pánico, depresión, rabia, odio hacia sí mismo o compasión de uno
mismo).
Por su carácter activo y directivo, asume que algunos pacientes pueden aprender y aplicar algunos de sus
métodos más importantes de forma rápida y eficaz y les enseñan a ello, dando gran importancia al beneficio
de actividades entre sesiones. Por esta causa, al saber que no todos los pacientes empezarán de forma
automática (sino que tienden a posponer y resistirse a trabajar por el cambio), se les incitará y motivará
para ello.
La TREC anima insistentemente a los pacientes a que se involucren intensamente en alguna área de la vida
que hayan elegido personalmente y en la cual decidan comprometerse, ya que considera que, adoptando
esta posición, las personas funcionan mucho mejor.
2.1.3. Principales técnicas de tratamiento
Ellis clasifica las principales técnicas en función de los procesos cognitivos, emocionales y
conductuales implicados en ellas. Muchas de ellas son comunes al resto de terapias cognitivas (algunas con
diferente terminología), otras son exclusivas, como el debate filosófico o los ejercicios para atacar la
vergüenza.
Técnicas cognitivas (I)
Detección: consiste en buscar las creencias irracionales que llevan a las emociones y conductas
perturbadoras. Para ello, se suelen utilizar autorregistros que llevan un listado de creencias
irracionales, permitiendo su identificación o un formato de autopreguntas para el mismo fin.
Refutación: consiste en una serie de preguntas que el terapeuta emplea para contrastar las
creencias irracionales (y que, posteriormente, puede emplear el paciente). Estas suelen ser del tipo:
“¿qué evidencia tiene para mantener qué?”, “¿dónde está escrito que eso es así?”, “¿por qué sería eso el
fin del mundo?”, etc.
Debate. Se enseña al paciente a identificar, cuestionar y cambiar sus ideas o pensamientos
irracionales por creencias y percepciones lógicas y realistas. Existen de dos tipos, los debates
empíricos y los filosóficos.
Se utilizan varias técnicas para la discusión o debate, donde podemos destacar, como las más utilizadas, las
“técnicas didácticas de persuasión”. Las principales son:
Análisis y evaluación lógica. Consiste en utilizar y enseñar al paciente a manejar los principios de
la lógica para analizar y modificar cogniciones inadaptadas. En la discusión lógica se realiza el
análisis de la validez lógica de las premisas del paciente y el análisis de la incongruencia de la premisa
válida del paciente en relación con su conducta.
Se trata de hacer ver al paciente que la premisa mayor de la que parte no es universalmente verdadera y,
por tanto, la conclusión a la que llega, a pesar de ser correcto el razonamiento, puede ser falsa. Para analizar
la incongruencia entre la premisa básica del paciente y su conducta se utilizan tanto el razonamiento
deductivo como el inductivo (para demostrar que una conducta no se deriva de una creencia, se puede
utilizar el razonamiento deductivo y, para mostrar cómo una creencia no se deduce de una conducta, el
razonamiento inductivo).
Reducción al absurdo. En ocasiones, puede ser útil llevar una creencia al extremo, viendo lo
“absurdo” que pueden resultar las consecuencias para demostrar lo irracional de dicha creencia, y que
vea así la necesidad de reformulación.
Contradicción con el valor apreciado. El terapeuta trata de resaltar creencias particulares del
paciente que son contradictorias con otras que pertenecen también a su repertorio y son muy valoradas
por él.
Apelar a consecuencias negativas (de la adopción de las creencias irracionales).
Apelar a consecuencias positivas (de la adopción de creencias racionales).
Técnicas cognitivas (II)
Tareas para casa del tipo exposición a situaciones evitadas. Para ello, se realizan ensayos de
conducta en las sesiones.
Técnica de “quedarse allí”. Se anima al paciente a recordar hechos incómodos, como manera
de tolerarlos.
Inversión del rol. Se realiza cuando el paciente ya ha adquirido cierta habilidad para debatir
creencias irracionales.
Ejercicios de no demorar tareas. Se anima al paciente a no dejar tareas para “mañana”, para
no evitar la incomodidad.
Los objetivos específicos, que llegarán a ser el centro de la terapia, además de proporcionar habilidades
generales en la resolución de problemas, se eligen en base a la identificación individual de situaciones
principales vitales específicas y de problemas diarios, a la constante evaluación del terapeuta y a la toma de
decisiones clínicas.
2.2.1. Conceptualización del caso
Según este enfoque, una resolución eficaz de los problemas implicaría cinco procesos interactivos,
donde cada uno realiza una contribución distinta a la resolución del problema:
Para todo ello, el terapeuta puede proponer al paciente que complete un listado de problemas que sirva
como base de discusión de los problemas vitales a lo largo de una amplia variedad de categorías, o bien
enseñarle a utilizar sus emociones como indicadores o señales de problemas. Otras estrategias que se
podrían utilizar serían muchas de las explicadas anteriormente para ayudar al paciente a cambiar las
distorsiones cognitivas, como el role-play, poniéndose el terapeuta en el lugar de la paciente. A
continuación, te mostramos un listado de problemas potenciales:
Los cuatro pasos que se encuentran a continuación consisten en habilidades específicas. Es la aplicación
racional, deliberada, sistemática y hábil de un conjunto de tareas dirigidas hacia unos objetivos que permiten
a los individuos resolver los problemas estresantes de forma satisfactoria y eficaz.
La formulación y definición del problema
Las dirigidas hacia el problema incluyen objetivos que se relacionan con cambios en el problema en sí
mismo, lo que sería apropiado para situaciones que se pueden cambiar. En cambio, las dirigidas a la
emoción, se relacionan con objetivos dirigidos a reducir el impacto del malestar asociado con la experiencia
del problema. Estas están más relacionadas con situaciones que son inalterables (como una pérdida).
La búsqueda de alternativas
Se realiza un análisis de costo-beneficio para cualquiera de las soluciones propuestas para identificar la o
las más efectivas y ponerlas en acción. A cada costo o beneficio se le puede asignar un peso relativo, si se
considera apropiado. El objetivo es identificar una solución que maximice las consecuencias positivas y
minimice las consecuencias negativas.
Valorar las posibles consecuencias, personales y sociales, a corto, medio y largo plazo.
Estimar la probabilidad de tales consecuencias. Comparar los resultados esperados en cada una de las
alternativas con relación a los objetivos perseguidos.
Selección de la alternativa más adecuada.
Debe considerarse:
Si la alternativa es una estrategia general, repetir la fase anterior generando tácticas específicas.
Si el problema se considera irresoluble con las alternativas generadas, proceder a la segunda fase
recogiendo más información.
Se puede utilizar una matriz de ponderación de decisiones (efectos positivos, negativos, para el
sujeto, para otros, por corto, medio o largo plazo de las consecuencias).
La ejecución y verificación de soluciones
Implica poner a prueba la solución elegida, observar sus consecuencias y evaluar su efectividad. Hay que
enseñar al paciente técnicas para automotivarse y poner así en práctica la solución elegida. Entre otras
cosas, favorece que el paciente:
Aparte de la aplicación de la TRP a distintos grupos clínicos (depresión, fobia social, esquizofrenia, abuso de
sustancias, retraso mental, etc.), a finales de los 90, los principios inherentes del modelo de resolución de
problemas se comenzaron a aplicar a dos nuevas dimensiones clínicas:
Etapa de ejecución y evaluación del tratamiento. El clínico llevará a cabo el tratamiento y evaluará sus
efectos.
Los objetivos del entrenamiento en inoculación del estrés son los siguientes:
Conceptualización.
Ensayo y adquisición de habilidades.
Aplicación de las habilidades adquiridas y de seguimiento.
La relación entre terapeuta y paciente debe ser colaborativa, de manera que los datos que se van
aportando a lo largo del proceso de evaluación se vayan analizando e integrando de forma conjunta. Irán
buscando en cada una de las secuencias, en que puede dividirse el problema, si las estrategias de
afrontamiento que se han utilizado han sido adecuadas y útiles, han sido adecuadas pero no han producido
resultados favorables o han sido incorrectas. Posteriormente, se seleccionarán aquellas secuencias en las que
se han detectado los déficits para que, en la fase de adquisición de habilidades, se seleccionen aquellas
técnicas y procedimientos que se consideren más adecuados para entrenar y practicar las habilidades o
estrategias necesarias.
Para este proceso se utilizan diferentes procedimientos clásicos, como son la entrevista (paciente y
familiares o personas allegadas), los cuestionarios psicológicos,la autobservación, autorregistros, materiales
de lectura, etc.
Normalmente, es necesario “educar teóricamente” al paciente sobre la naturaleza y el impacto del estrés
y el papel tanto de los procesos de estimación como de la naturaleza transaccional del estrés (es decir, cómo
pueden aumentar el nivel de estrés de forma involuntaria y sin darse cuenta). La “formación” (que se podría
realizar mediante el cuestionamiento socrático) permite integrar al paciente los datos que va recopilando
durante el proceso de evaluación y le ayudará a entender no solo qué le está pasando y cómo, sino también
por qué se va a realizar un tratamiento determinado y qué objetivos concretos se persiguen con cada uno de
los procedimientos concretos de intervención que se van a utilizar. No existe un modelo teórico concreto que
sirva para todos los pacientes, se tendrá que elegir el que se considere más adecuado en función del
problema y del nivel de conocimientos que tenga la persona. El modelo conceptual explicado es conveniente
ofrecerlo cuando se han recogido los datos suficientes en la evaluación, para que sean los propios datos del
paciente los que sirvan como ejemplo, de forma que resulte más comprensible y convincente.
2.3.2. Fase de ensayo y adquisición de habilidades
Es la fase en la que se entrenan y ensayan las estrategias de afrontamiento específicas para aquellas
situaciones que se han evaluado como conflictivas en la fase anterior.
A continuación, se exponen diferentes estrategias que se pueden utilizar según la problemática y que se
deberán adaptar a cada situación y paciente específico. Podemos clasificarlas en estrategias:
Cognitivas.
Conductuales.
De control de la activación.
De afrontamiento paliativo.
Cognitivas
Se quiere conseguir, mediante este entrenamiento, que el paciente aprenda a valorar los pequeños cambios
graduales que va consiguiendo y también los intentos realizados para producir los cambios deseados,
independientemente de los resultados obtenidos.
Reestructuración cognitiva. Con esta estrategia se pretende que el paciente aprenda a detectar e
identificar las “distorsiones cognitivas” y los pensamientos automáticos que acompañan a sus
emociones y conductas.
Se potenciarán todas aquellas estrategias cognitivas que se consideraron adecuadas en la primera fase y
se inicia el proceso de modificación de las que son disfuncionales o inapropiadas. Se utilizan, para ello,
estrategias como el cuestionamiento socrático y el ensayo conductual, pretendiendo que el paciente se
dé cuenta de la inadecuación de sus pensamientos, del contenido irracional de algunas de sus presunciones o
creencias, o de las distorsiones cognitivas que está realizando al interpretar una situación determinada.
Cuando el paciente vaya visualizando la inadecuación de algunos pensamientos, se procederá a la realización
de listados de pensamientos alternativos, que sean más adaptativos para cada una de las secuencias
importantes en que puede descomponerse la situación problemática. Será el paciente el que elija aquella
alternativa que considere más útil y más adecuada a sus características individuales.
Conductuales
Las conductas que se entrenen dependerán del tipo de problemas y de las situaciones concretas.
Para el entrenamiento en habilidades conductuales, se tendrá que realizar el análisis y el ensayo posterior
de las distintas estrategias específicas que facilitarán o incrementarán el afrontamiento más adecuado según
la persona.
Control de la activación emocional
Será conveniente el entrenamiento de esta habilidad para aquellas personas en las que se comprueba que la
activación emocional y fisiológica tiene una gran importancia sobre el problema analizado.
Lo ideal es enseñar al paciente los distintos procedimientos de relajación, entre ellos, relajación muscular,
respiración profunda y abdominal, distracción externa e imaginación, y que sea el paciente quien elija, para
posteriormente practicarla, aquella técnica(s) que le resulte más útil para rebajar la activación. Cuando
domine la técnica, se le pide que la utilice como un procedimiento de autocontrol emocional en aquellas
situaciones que le producen malestar.
Además de enseñarle la técnica concreta, se le enseñará también a detectar algunas de las señales más
importantes que preceden al incremento de la activación para que así pueda controlar la ansiedad o la
activación en el momento que comienza a producirse. Así, se trata no solo de evitar que se produzca la
activación emocional, sino también de poder afrontar, con el mayor éxito posible, aquellas situaciones en las
que es inevitable un cierto grado de activación o malestar.
Habilidades de afrontamiento paliativo
A veces, es necesario para aquellas personas que deben afrontarse a situaciones estresantes inevitables.
Toma de perspectiva. Útil para aquellas personas que tienden a magnificar o incrementar de forma
subjetiva el ya elevado grado de aversión que presenta la situación a la que están sometidos. Una
estrategia a utilizar sería entrenando a la persona para analizar la dimensión temporal del grado
máximo de aversión (grado de intensidad de 0-100). Por ejemplo, para aquellas personas con dolor
crónico, se puede reducir, al menos parcialmente, el sufrimiento psicológico añadido que supone la
percepción de que el dolor intenso nunca cederá; mediante está valoración pueden aprender a percibir y
valorar que el dolor nunca tiene la misma intensidad.
Otra estrategia es la realización de autorregistros, que permiten demostrar al paciente la
capacidad que tiene de tolerar la frustración o el malestar en un momento determinado en que pudo
valorar su dolor como “insoportable” y en cambio superó el momento. Y es que el valorar algo como
“insoportable” supone añadir al malestar real la indefensión psicológica de creer que no se tienen más
recursos para tolerarlo.
También se puede ayudar al paciente a tomar cierta distancia del problema facilitándole citaciones
con otras personas que se encuentran en la misma situación y puedan servirle como modelo. Esto le
ayuda a comprobar que, si utiliza estrategias adecuadas de afrontamiento, la situación puede hacerse
más tolerable, además de sentirse comprendido en la intensidad de sus sentimientos de malestar.
Desviación de la atención, mediante estrategias de distracción que permitan restar atención a los
estímulos aversivos. Las estrategias de distracción pueden ser externas, como ver la televisión, leer,
llamar a alguien, etc., e internas, como recordar o imaginarse algo agradable.
Uso adecuado del apoyo social. A veces el entorno del que dispone el paciente no es adecuado o no
existe apoyo, por ello tendrá que saber qué medio y qué personas le pueden proporcionar lo que
necesita para evitar el aislamiento. Es posible que sea necesario un entrenamiento de habilidades
sociales.
Expresión adecuada de los afectos. Incluye entrenamiento en expresión de emociones para aquellos
pacientes que controlan en exceso sus sentimientos o, en el caso contrario, entrenamiento del control de
la expresión emocional con los que están permanentemente informando a los demás de sus
sentimientos o malestar.
2.3.3. Fase de aplicación de las habilidades adquiridas y de seguimiento
Este es el momento en el que se proporciona a los pacientes oportunidades para aplicar la variedad de
estilos de afrontamiento en las situaciones conflictivas, de manera que puedan comprobar la utilidad y
eficacia de sus nuevas capacidades y puedan corregir los problemas que vayan surgiendo durante esta fase.
Se puede decir que esta fase se solapa con la anterior ya que, a medida que se va entrenando una o varias
habilidades o estrategias en las sesiones terapéuticas, se van poniendo en práctica en las distintas situaciones
en las que se considera necesario.
Para facilitar la exposición inicial a los estímulos o situaciones aversivas, Meichenbaum propone un
entrenamiento específico en autoinstrucciones que ayuden a poner en marcha las estrategias de
afrontamiento necesarias (antes, durante y después).
Se emplean técnicas como la imaginación y los ensayos conductuales, moldeado, role-play o ensayo de
conducta para, posteriormente, realizar la exposición gradual en vivo en forma de “experimentos
personales”. O bien de forma no gradual.
El EIE, como ya se ha mencionado, considera que las experiencias individuales de estrés son a veces
inevitables, y otras veces se pueden considerar, además de inevitables, institucionales. Por ello, ayuda
frecuentemente a que los clientes alteren ambientes y/o trabajen con personas significativas para alterar los
estresores ambientales (personal hospitalario, instructores de reclutas, etc.). El EIE reconoce que el
estrés es de naturaleza transicional y que se necesita no solamente trabajar con pacientes para reforzar y
enseñar repertorios flexibles de afrontamiento, sino que también es necesario, en algunas ocasiones, ir
más allá de las intervenciones individuales y de grupo y focalizarse en la comunidad.
Young llegó a la conclusión, a partir de la práctica clínica, de que las técnicas tradicionales de la terapia
cognitiva le resultaban con frecuencia ineficaces para aquellos pacientes con trastornos de personalidad,
debido a que esos pacientes con trastornos crónicos muchas veces no cumplían los requerimientos necesarios
para el modelo cognitivo “tradicional”:
El modelo de Young se basa en los esquemas desadaptativos tempranos (EDT) y considera que se
desarrollan de forma prematura en la infancia y que se extienden hasta el final de nuestra vida. Son
disfuncionales por significativas razones. Son multifacéticos: con componentes cognitivos, emocionales,
interpersonales y conductuales. Generalmente, están fuera de la conciencia, aunque las personas pueden ser
entrenadas para identificarlos mediante un amplio rango de técnicas terapéuticas.
Se desarrollan en la infancia y son crónicos, a no ser que sean tratados. Normalmente, se desarrollan
por la acumulación de interacciones negativas tempranas con personas significativas (padres, tutores,
familia en general, pares, amigos, etc.).
Llevan a emociones intensas y disfuncionales, conductas autodestructivas, experiencias
interpersonales negativas o a perjudicar a los demás.
Interrumpen de forma importante en las habilidades de las personas para lograr las necesidades
básicas incluyendo: autodeterminación, independencia, relación interpersonal, validación, espontaneidad
y límites realistas.
Se caracterizan por ser muy rígidos y, por ello, son muy difíciles de cambiar, ya que abarcan el
núcleo individual del sentido de uno mismo. Se perpetúan mediante patrones autodestructivos y,
normalmente, no son susceptibles de cambio mediante las estrategias cognitivo-conductuales
tradicionales.
2.4.2. Dimensiones
Young establece 18 esquemas desadaptativos tempranos, que agrupa en cinco dimensiones. Cada
uno de los cinco dominios descriptivos implican necesidades críticas que el niño no ha podido desarrollar y
satisfacer adecuadamente durante su desarrollo evolutivo en el contexto de su entorno infantil para alcanzar
el funcionamiento adaptativo posterior, y cada uno dará lugar a distintos EDT.
Cuando se habla de dominio, se alude tanto a la relación temprana disfuncional con las personas
significativas como al funcionamiento adulto interpersonal resultante de dicha experiencia de aprendizaje, y
cualquier esquema impide a la persona la búsqueda dentro de la dimensión asociada.
Dimensión de desconexión y rechazo
Esta dimensión incluye a aquellas personas que fueron criadas en entornos que carecían de alimentación,
afecto, aceptación y/o estabilidad; por ello, cuando son adultas, asumen que no encontrarán sus deseos de
amor, aceptación, seguridad y empatía. Interfiere con las necesidades del niño de aceptación y relación.
Los esquemas que desarrolla impiden al niño llegar a ser independiente y alcanzar algo fuera de la familia.
ESQUEMAS DE PERJUICIO
Normalmente, se trata de personas que han sido criadas por padres permisivos y demasiado
indulgentes. Pueden haber aprendido un sentido de superioridad.
Como adultos, carecen de autodisciplina y pueden tener un sentimiento de autoridad, además puede que
sean insensibles hacia las necesidades y los deseos de los demás.
Se desarrolla debido a experiencias tempranas en las que las necesidades del niño son secundarias a
las necesidades de los demás. Cuando es adulto, sus interacciones se caracterizan por la preocupación del
bienestar de los demás y por ganar su aprobación, mientras abandonan sus propias necesidades. Así, los
esquemas que desarrollan se caracterizan por el impedimento que ejercen para la expresión de las propias
necesidades y sentimientos.
Se da en aquellas personas que han sido criadas en el perfeccionismo, en una familia rígida, caracterizada
por la sobrexigencia y por el excesivo énfasis en el control de los sentimientos espontáneos y los impulsos.
Cuando son adultos, llegan a ser demasiado controlados y con reglas extremadamente elevadas.
Los esquemas se asocian con tres procesos que pueden conceptualizarse como estilos de afrontamiento
desarrollados en respuesta al esquema y posteriormente reforzados.
Se considera a estos estilos como crónicos y desarrollados en la infancia, como resultado del temperamento
innato y del modelado de los padres:
Los modos de esquema representan un desarrollo reciente en la terapia centrada en esquemas, que hacen
referencia a las partes de uno mismo que, naturalmente, lo componen (incorporando esquemas específicos y
estilos de afrontamiento), y que no han sido integrados con consistencia en una personalidad estable.
Consisten en pensamientos, emociones y conductas relacionados.
2.5. Tratamiento
El tratamiento, en estos casos, pasa por la aplicación de las siguientes fases:
Evaluación y educación.
Estrategias de cambio.
Finalización del tratamiento.
Veámoslos, a continuación.
2.5.1. Evaluación y educación
Los objetivos de esta fase son la identificación y activación de los esquemas desadaptativos
tempranos más relevantes para el paciente, además de educarlo sobre el papel de esos esquemas en el
mantenimiento de patrones de vida desadaptativos. Las estrategias utilizadas para esta fase son las
siguientes:
Hacer una revisión de vida en la que se identifican patrones que siguen funcionando y en la que se
relacionan los problemas actuales con sus orígenes históricos.
Que los pacientes aprendan sobre sus esquemas refiriéndoles a recursos bibliográficos como
Reinventa tu vida (Young y Klosko, 2001) . Este libro de autoayuda les permite comprender mejor
sus esquemas y, a menudo, es un catalizador para una discusión más profunda en la terapia de los
esquemas. También se pueden recomendar películas, cuentos y poemas cuya temática tenga relación
con los logros evolutivos y donde el dominio se evidencia como interferido en el desarrollo evolutivo
infantil del paciente. Estos promoverán la aparición de EDT que comiencen a hacerse claros para el
paciente como resultado del proceso de evaluación y educación de esta fase de la terapia (por ejemplo,
Lo que queda del día, con Emma Thompson y Anthony Hopkins).
Examinar sus respuestas a una variedad de inventarios de esquemas. Algunos inventarios
específicos:
Una vez se ha realizado todo esto, el terapeuta desarrolla una conceptualización del paciente, que se le
presentará a este último para su armonización. Entonces, el foco de atención de la terapia se dirige al
cambio de los esquemas desadaptativos y de los estilos de afrontamiento.
2.5.2. Estrategias de cambio
Son muy útiles para producir cambios en los esquemas, demostrando, lógica y racionalmente, que las
creencias no tienen sentido a nivel empírico.
Algunas de ellas:
Evidencia empírica. Los pacientes aprenden que sus esquemas no se apoyan en ninguna evidencia,
viendo que ya no son adecuados.
Generar respuestas alternativas a los pensamientos negativos y sistemas de creencias. El
paciente aprende, de esta manera, a reestructurar las situaciones del pasado y reconocer que el pasado
no tiene influencia en su futuro.
Tarjetas de aviso de los esquemas. Incluyen afirmaciones escritas, generadas por el terapeuta y el
paciente, que desafían directamente el esquema desadaptativo. Los pacientes llevan estas tarjetas con
ellos y las leen cuan-do los esquemas se activan, para disminuir la intensidad del esquema.
Diálogo de esquemas. El paciente desarrolla una “voz saludable” que argumenta en contra de la “voz
esquema”.
Inicialmente, para cambiar el esquema desadaptativo, los pacientes pueden tener alguna dificultad en
generar alternativas positivas. El terapeuta puede dirigir al paciente en este aspecto, ayudándole a
generar afirmaciones que debiliten el esquema. Gradualmente, a medida que este cree más en la visión
saludable, pueden atacar más fácilmente los esquemas por ellos mismos.
Técnicas experienciales
La lógica de estas técnicas es provocar al lado emocional del paciente, en sincronía con los cambios
intelectuales facilitados por las estrategias cognitivas. Mediante estos ejercicios comienza a sentir que lo que
se dice cognitivamente es realmente verdadero. Con posterioridad, comienza a experimentar sus relaciones
de formas distintas.
La relación terapéutica puede utilizarse de dos maneras para producir un cambio en el esquema:
Para una “recrianza limitada”, que podría consistir en apoyo, estabilidad o aceptación para aquellos
pacientes que necesitan una experiencia correctiva con una figura paterna, que les permita contrarrestar
el impacto negativo de su educación inicial. Esta experiencia emocional correctiva les ayuda a creer en
la parte saludable a un nivel emocional.
Para corregir esquemas cuando surjan en la interacción interpersonal. Cuando el terapeuta
demuestra cómo surgen los esquemas en la sesión, afectando la relación terapéutica diádica, los
pacientes ven cómo procede el esquema y aprenden a reinterpretar sus interacciones. La relación entre
los estilos interpersonales negativos en la sesión y las interacciones fuera de la sesión ayudan al
paciente a ver de qué manera afectan a los demás sus esquemas y sus estilos de afrontamiento.
Ruptura de patrones de conducta
Normalmente, los pacientes tienen unos patrones de conducta crónicos de autorrechazo, como pueden
ser:
El paciente, junto al terapeuta, deberá identificar estos patrones, acordando las tareas conductuales.
Normalmente, se les asigna una lista jerárquica de tareas para cambiar sus viejos patrones, pretendiendo,
con ello, un cambio específico de conducta, con el que neutralizar los esquemas y aumentar la satisfacción del
paciente.
2.5.3. Finalización del tratamiento
Es conveniente la preparación del paciente para el alta, que normalmente suele limitarse a reforzar los
métodos que al paciente le han resultado más operativos para resolver los problemas que le llevaron a
consulta, y una anticipación explicativa de la posibilidad de que puedan intentar reaparecer. Se le indicará
que simplemente debe estar atento y usar todos los métodos aprendidos para vencer esas situaciones
difíciles.
En algunos casos, será necesario dedicar dos o tres sesiones extra para esta preparación, con el objetivo
de:
Ampliar sus recursos para facilitarle la posibilidad de detectar y actuar rápidamente ante el hipotético
resurgimiento del EDT.
2.6. La terapia de valoración cognitiva (TVC)
La terapia de valoración cognitiva (TVC) comenzó como una versión alternativa de la terapia racional
emotiva (TRE) (Wessler, 1984)que, como sabemos, asume que hay dos procesos paralelos de emoción,
uno mediado por las creencias racionales y que produce emociones “saludables” y otro mediado por las
creencias irracionales que produce emociones “insalubres”. Pero no asume la “cognición evaluativa”
(sinónimo para la valoración) como objeto de la intervención terapéutica, teniendo en cuenta, por otra parte,
que muchas veces las valoraciones más significativas no son accesibles a la conciencia de la gente. Esto
significa descubrir la necesidad de interesarse no solo por las cogniciones conscientemente mantenidas, sino
también por las cogniciones no conscientes que deben inferirse a partir de lo que la gente hace y dice.
Al inicio, la terapia de valoración cognitiva fue utilizada principalmente para tratar la ansiedad y la
depresión, pero, posteriormente, ha evolucionado hacia un enfoque de la psicoterapia para los trastornos de
personalidad. La TVC contiene elementos de distintos acercamientos cognitivo-conductuales y de otros
enfoques terapéuticos. Su teoría se configura sobre el aprendizaje social y la teoría interpersonal y sus
procedimientos incluyen elementos de la terapia centrada en el paciente y la terapia de Gestalt, junto a la
TRE, ya comentada. La teoría de Millon sobre la personalidad influye notablemente en cómo la TVC
conceptualiza los trastornos de personalidad.
Se considera la TVC como una forma especial de comprensión teórica sobre el afecto, comprensible para un
paciente, que puede cambiarla con ayuda; más que un conjunto de procedimientos específicos.
2.6.1. Conceptos básicos
La TVC asume que el afecto, la conducta y la cognición son interdependientes, son componentes
psicológicos que se influyen mutuamente y que una fuente significativa de motivación para la persona es la
búsqueda de seguridad psicológica mediante la repetición de experiencias familiares. Los términos
considerados son:
Estímulos. Además de los estímulos externos, los seres humanos reaccionan a los estímulos internos de
sus propios pensamientos y sentimientos.
Detección de estímulos.
Descripción encubierta de estímulos observados.
Inferencias sobre estímulos percibidos, incluyendo atribuciones, expectativas y otras elaboraciones.
Valoraciones.
Respuestas emocionales determinadas por las valoraciones.
Decisiones sobre cómo reaccionar y responder.
Retroalimentación (refuerzo) sobre la respuesta conductual.
Este modelo de mediación cognitiva de la emoción justifica las reacciones de las personas en situaciones
específicas y es especialmente aplicable y útil para comprender y aliviar el estrés emocional asociado con las
crisis. Sin embargo, muchos de los pacientes de la psicoterapia no son candidatos para la intervención en
crisis y no se les puede aplicar un modelo mediacional estímulo-respuesta de la emoción. La emoción humana
es raramente reactiva a una situación particular, excepto en crisis. El trastorno emocional por el que las
personas buscan tratamiento es más habitual que reactivo, más crónico que episódico. Por ello, el episodio
emocional fue disminuyendo en importancia y la TVC se centró por completo en los trastornos de
personalidad.
2.6.2. Conceptos clave de la TVC
Además de lo expuesto anteriormente, también debemos hacer mención a algunos conceptos clave de la
terapia de valoración cognitiva. Estos son:
Aspectos personotípicos.
Sentimientos producidos.
En estas reglas se basan las inferencias y las valoraciones. Son creencias duraderas conscientes, aunque
principalmente no conscientes.
Puntos fijos emocionales
La TVC da gran importancia a la influencia del afecto sobre la conducta y la cognición, asumiendo que
las personas tienen hábitos emocionales y estos dependen de las conductas y cogniciones para sustentarse y
reproducirse. Así, surge el concepto de puntos fijos emocionales, definidos como reglas personales de vida no
conscientes que configuran cómo debería sentirse la persona.
Cuando los sentimientos emocionales subjetivos fracasan en armonizar con sus puntos emocionales, se
activan procesos automáticos que reconducen los sentimientos de la persona hacia la línea prescrita por
los puntos fijos. Las desviaciones por debajo de los puntos fijos (es decir, cuando uno se siente peor de lo que
prescriben los puntos de inflexión) se corrigen mediante ciertos pensamientos y acciones elevadoras del
estado de ánimo, conocidos en psicoterapia como “defensas”. Según la TVC, estas defensas psicológicas son
simples procesos automáticos que reconducen el estado emocional de la persona hacia un punto conocido.
Por el contrario, cuando nuestros sentimientos exceden el punto fijo (es decir, cuando uno se siente
demasiado bien), los procesos automáticos trabajan para recuperar el estado individual acostumbrado
(“seguro”).
El punto fijo emocional varía entre las personas de acuerdo con su desarrollo histórico personal.
Cuando hablamos de familiaridad, nos referimos a la exposición repetida de ciertas situaciones que
normalmente se dan dentro de la familia, pero también a ciertos modelos de interacción y respuesta
emocional. En la TVC, estas experiencias emocionales familiares que generan un sentimiento de seguridad
son denominadas afectos personotípicos y sentimientos producidos.
Conductas buscadoras de seguridad
Son las conductas que sirven a los afectos, patrones de acción que son consistentes con los afectos
personotípicos y que pueden restaurar o mantener experiencias emocionales familiares mediante respuestas
emocionales. Es decir, en las relaciones interpersonales generan en las otras personas respuestas previsibles.
Justificaciones cognitivas
Son los pensamientos que sirven a los afectos personotípicos, ya que proporcionan racionalidad a los
sentimientos. Justifican nuestros propios sentimientos o percepciones de los sentimientos y las acciones de
los demás.
Estas cogniciones no se creen ciegamente, y es que, muchas veces, los pacientes dudan entre creerlas o no
creerlas, dependiendo del humor.
2.6.3. Tratamiento
Al contrario que en las terapias cognitivo-conductuales convencionales, en que el plan de tratamiento consiste
en especificar ciertas conductas y pensamientos como objetivo de cambio, en la TVC el terapeuta asume que
la gente que actúa en contra de sus propios intereses está buscando la seguridad de la
familiaridad. Es por ello, este no debate las creencias o presenta evidencias para desconfirmar las ideas
erróneas del paciente, sino que infiere la presencia de afectos personotípicos, las conductas buscadoras de
seguridad y las justificaciones cognitivas, para posteriormente explicárselo al paciente.
El autocuidado emocional consiste en apaciguar los propios sentimientos y tranquilizase a uno mismo. Las
vías para su consecución pueden ser diversas:
La espiritualidad y las creencias religiosas son factores legítimos e importantes para algunas
personas en el mantenimiento del afecto.
Autoafirmaciones.
Fármacos, aunque pueden producir efectos secundarios y ser adictivos.
La distracción, que puede ser perjudicial si se realiza un uso excesivo, al producir déficits atencionales.
De alguna manera, la terapia está dirigida por el paciente. Es decir, no hay un conjunto de secuencias o
técnicas especiales y el formato de cualquier sesión es muy flexible. Sin embargo, es importante señalar la
alianza terapéutica y algunos métodos para el control emocional, debido a la importancia que se
le da en TVC al autocuidado emocional; así como la visión positiva de las recaídas.
2.6.4. Principios del tratamiento en la TVC
La alianza terapéutica: el terapeuta pretende establecer una relación respetuosa y cálida que le
permita al paciente no verse como un enfermo o fuera de lo normal, sino como poseedor de fuerzas y
atributos de los que podría no ser consciente o no desear reconocerlos. Algunos aspectos a tener en
cuenta:
El terapeuta debe ser positivo y expresar su creencia en la capacidad del paciente para realizar
cambios positivos.
Una táctica utilizada en todo momento en la TVC es la autorrevelación, siempre de forma
adecuada. Mediante ella se comparte entre paciente y terapeuta experiencias, sentimientos y
semejanzas que permiten promover un sentido de empatía y el sentimiento de una adecuada
cercanía entre ellos. La revelación del terapeuta parece incrementar el grado de revelación del
paciente, especialmente en las primeras sesiones.
El terapeuta no debe presentarse como una persona dominante o autoritaria, sino como un
aliado, sobre todo en las relaciones con pacientes pasivos, que pueden presentar la dificultad de
seguir sus percepciones sobre lo que creen que el terapeuta espera que digan y ocultar información
vital que podría disgustar al terapeuta o que no coincida con los supuestos del terapeuta.
Las recaídas: se interpretan como reacciones a los intentos satisfactorios de cambio, es decir,
como un indicador de progreso. Y es que la terapia considera que cualquier desafío a un afecto
personotípico debilita el hábito emocional, y proporciona una nueva sensación de seguridad. El terapeuta
debe, en este proceso, estimular, motivar y apoyar, siéndole de mucha ayuda el humor.
2.7. La terapia de los constructos personales (TCP)
En 1955, George A. Kelly presentó, en The Psychology of Personal Constructs, un proyecto de psicología
alternativa de corte fenomenológico asentado sobre bases epistemológicas constructivistas, una
aplicación clínica de la postura filosófica básica según la cual “todas nuestras interpretaciones actuales
del universo están sujetas a la revisión o sustitución”. Su teoría de los procesos humanos integra,
en un mismo lenguaje, áreas que normalmente habían sido estudiadas de forma separada, como percepción,
memoria, aprendizaje, pensamiento, lenguaje, motivación, emoción y personalidad. Además, propuso una
metodología de evaluación y un enfoque terapéutico innovadores. Aunque se puede decir que no fue hasta
finales de los años 70 que empezó a reconocerse. Es desde entonces que se ha ido consolidando gracias a la
aportación de diferentes profesionales que trabajaban en diferentes áreas y que han generado un enfoque
con múltiples aplicaciones.
Existen diversos factores que han favorecido esta consolidación. Entre ellos, cabe destacar la coincidencia
de la postura kelliana con el movimiento constructivista, de carácter interdisciplinar, que ha tenido un
cierto impacto en la psicología de la personalidad, la social y la cognitiva; y que tiene un paralelismo
importante en la obra constructivista de Piaget. Así, la terapia de los constructos personales viene a ser un
modelo de psicoterapia en desarrollo que ha demostrado ser útil para los terapeutas constructivistas de
Europa, Norteamérica, América Latina y Oceanía.
Como enfoque de psicoterapia, en la TCP, el terapeuta atiende de forma cuidadosa las limitaciones
estructurales que aparecen al intentar cambiar la construcción del sí mismo del paciente y sus circunstancias.
Así, de forma conjunta, establecen un mapa de los significados que constituyen el mundo experiencial del
paciente. El terapeuta señala las condiciones y estrategias que pueden facilitar la experimentación de visiones
alternativas del mundo y le implica en la renegociación de la realidad interpersonal del paciente.
2.7.1. Principios básicos TCP. Primer principio
Las personas funcionan como si fueran científicos que intentan formular teorías (sistemas de constructos
en la TCP) que les permiten organizar, predecir y negociar su vinculación experiencial con el mundo.
Este enfoque cambia la posición del terapeuta tradicional, ahora ya no se considera su autoridad para poder
objetivar un diagnóstico de los defectos en el sistema de significado del paciente ni tampoco, por tanto, para
poder reemplazarlos por una alternativa más “real”. Ahora terapeuta y paciente son considerados de la
misma manera como expertos en el proceso común: el paciente posee mayor conocimiento con relación a
las ventajas y limitaciones de su sistema de constructos y el terapeuta lo posee en cuanto que ofrece
especiales habilidades para la facilitación del cambio.
El psicoterapeuta ayuda al paciente a evitar que sus iniciativas se vean truncadas. Se toma lo que dice el
paciente como punto de partida y se reconoce que sus palabras y conducta (manifiesta y simbólica) poseen
un valor y dignidad respetable.
2.7.2. TCP. Segundo principio
Los significados personales gobiernan los procesos psicológicos. Es un proceso complejo que implica la
construcción (y sucesiva reconstrucción) del significado. Y es en el curso de este proceso cognitivo donde se
dan los fenómenos psicológicos como el pensamiento, la emoción, la conducta, las imágenes, los sueños,
etc., que son los constituyentes de nuestra experiencia. Todo ello significa que no puede existir distinción
entre pensamiento (o cognición) y emoción, ya que forman conjuntamente parte de este proceso central que
es la construcción (y reconstrucción) del significado.
De aquí surge el concepto de “constructo personal” que hace honor a la denominación de la terapia. Este
concepto es clave y, de una manera simplificada, diríamos que consiste en la captación de una
diferencia (dato primario de la experiencia y unidad mínima de conocimientos), lo que implica, a
su vez, la captación simultánea de una similitud. Esta captación no es necesariamente consciente o
verbalizable, sino que es personal e implica a todos los sistemas del organismo, y no necesariamente se
ubica en lo cognitivo. Los constructos son dimensiones bipolares de significado que constituyen el conjunto
estructurado del conocimiento que tiene el individuo para entender y anticipar su mundo de experiencia. Así,
el constructo tiene la doble función de procesar la información que llega a los sentidos y de
anticipar los acontecimientos futuros.
La importancia de la conducta en este proceso se da, entre otras cosas, por ser una acción que surge como
forma de poner a prueba nuestra construcción, y la percepción del resultado obtenido permite revisar nuestro
conocimiento. Por su parte, la emoción acompaña nuestra experiencia de validación (con sensaciones como el
placer, la satisfacción, etc.) y de invalidación (ansiedad, rabia, tristeza, etc.) de nuestras construcciones más
centrales dependiendo del resultado subjetivamente construido.
Todo ello conforma el ciclo de la experiencia que, gráficamente, queda representado de la siguiente
forma:
Las características jerárquicas de los sistemas de constructos constituyen redes de implicaciones cuya
estructura y contenido pueden ser evaluados clínicamente mediante entrevista (por ejemplo, rejilla, técnica
de escalamiento, etc.) o mediante textos (de autocaracterización, diarios...). Estas formas de evaluación
pretenden explorar las sutiles implicaciones y conexiones en la red de constructos individuales, con el fin de
facilitar la empatía terapéutica, definida como el intento del terapeuta de construir un puente hacia la
experiencia vivida por el paciente para experimentar ‘en su propia piel’ los significados a menudo
idiosincrásicos que el cliente atribuye a los acontecimientos, y comunicar una comprensión de la visión que
tiene el cliente del problema.
2.7.4. TCP. Cuarto principio
Los problemas clínicos provienen de una perturbación significativa del mundo constructivo del
paciente. Se considera que las dificultades clínicas, generalmente, representan perturbaciones del sistema de
significado del paciente, haciendo que su construcción en un dominio determinado se convierta en estancada,
fragmentaria, restringida o incapaz de acomodarse a los desafíos de la experiencia, dando lugar a gran
cantidad de emociones perturbadoras.
2.7.6. TCP. Sexto principio
De los principios explicados en el apartado anterior se desprende, a un nivel general, que la psicoterapia de
los constructos personales consiste en animar a los pacientes a desarrollar con el terapeuta un
mapa más preciso y evolucionado de las construcciones, a menudo poco articuladas, en las que
están emocionalmente implicados. Estas construcciones determinan qué líneas de acción se tiene que
considerar viables. Progresivamente, se ampliarán y complementarán estas construcciones, de forma que se
incremente el número de “mundos posibles” en los que el paciente pueda estar y relacionarse.
Como no podemos encontrar un sistema de creencias universalmente válido para guiar nuestras vidas e
interpretaciones, el terapeuta y el paciente, de forma igualitaria, procurarán crear un conjunto de
construcciones que sean apropiadas para las exigencias únicas y personales del paciente; y que, al mismo
tiempo, proporcionen suficiente coherencia a un sistema que trata de evitar niveles intolerables de conflicto
interno. Además, muchas veces la terapia requiere prestar atención a los sistemas extensos en los que la
construcción del paciente está inmersa, teniendo en cuenta la manera en la que los miembros de la familia se
perciben mutuamente y que el cambio de una persona afecta sobremanera a las construcciones de los
demás.
Por otra parte, además de explorar el “problema” del paciente, tanto en su dimensión objetivable como en
su vivencia subjetiva, el terapeuta constructivista se interesa por las causas atribuidas al problema
desde el punto de vista particular del paciente, lo que se denomina la teoría del problema. Es decir,
se considera que todas las personas elaboramos teorías de los problemas, y no solo los profesionales, por lo
que el paciente también intenta encontrar una “teoría personal” que pueda explicar su
sufrimiento. Y esto para el constructivista es tan central como explorar el propio síntoma o problema. En un
primer momento, se intentarán activar los recursos naturales del paciente a partir de la exploración de las
cosas que ya ha hecho y le han servido para disminuir el problema. Será entonces cuando el terapeuta pueda
comprobar si es necesario sugerir otros recursos.
En la terapia, es importante hacer explícito no solo las conductas-problema, sino también las alternativas
saludables del paciente. Posteriormente, y cuando la intensidad del problema haya disminuido “algo”, será
cuando se propondrá la comprensión de la causa de dicho problema. Hay que tener en cuenta que no se
podrán generar alternativas a la realidad actual sin reconstruir la historia del paciente y la forma que ha sido
integrada como visión de sí mismo. En definitiva, podemos sintetizar el procedimiento clínico de la TCP
así:
Crear un conjunto de construcciones que sean apropiadas para las exigencias únicas y personales del
paciente.
Desarrollar una “teoría personal” del problema.
Activar los recursos naturales del paciente.
Comprensión de la causa del problema.
2.7.8. Técnicas
Kelly no optó por un método estandarizado de tratamiento, sino que decidió elaborar una revisión más
fundamental de la psicología y la psicoterapia. De esta manera, se ha etiquetado la terapia de constructos
personales como “eclecticismo técnico de orientación”, ya que el eclecticismo de Kelly no es teórico
puesto que la teoría de constructos es su mayor aportación, sino que es técnico. Pero se diferencia de otros
eclecticismos técnicos por el criterio de orden teórico en la selección de técnicas.
Este enfoque no se concreta en un método de trabajo clínico sino en una flexibilidad muy compleja, pero no
desorganizada. Las técnicas de intervención se interconectan con la conceptualización del problema.
Si el paciente requiere hacer más rígido su pensamiento, se le anima a registrar sus pensamientos y
reacciones emocionales, a revisar su lógica, a poner a prueba determinadas hipótesis, etc. En cambio, si el
cliente precisa de una laxación de su pensamiento, se le puede hablar en un lenguaje metafórico, animarle a
asociar ideas libremente, otorgar importancia a sus sueños, etc.
Como puede verse, el terapeuta actúa de forma similar a un modificador de conducta en un caso, y a un
psicoanalista en el otro. Las técnicas no son lo que más preocupa al psicólogo de los constructos personales,
ya que es técnicamente ecléctico pero teóricamente consistente. Esta teoría será la que delimitará el tipo de
enfoque clínico que tiene la psicoterapia, las actitudes del terapeuta, el estilo de relación terapéutica, etc.; y
todo ello de acuerdo con la conceptualización del paciente y sus problemas.
Desde este enfoque clínico se deriva una serie de objetivos para los que la terapia de constructos dispone
de una serie de estrategias. Existen técnicas con las que se relaciona de forma inmediata la TCP, como la
técnica de rejilla, pero esto no significa que tengan que aplicarse de forma incondicional a la terapia. Ya
hemos visto que pueden aplicarse multitud de técnicas dependiendo de la posición adoptada por el
terapeuta, técnicas muchas de ellas ya conocidas y mencionadas en el presente módulo de la terapia
cognitiva. Por ello, solo se mencionarán algunas de las más características.
Autocaracterización
Consiste en pedirle al paciente que se describa a sí mismo como si fuera su mejor amigo/a, al que conoce
muy bien, en tercera persona.
Permite tener una visión del paciente desde sus propias palabras y estructura narrativa. Puede utilizarse
como tarea para casa.
Técnica gestáltica del diálogo de las dos sillas para las escisiones
Utilizada en aquellos casos en que el paciente se muestra dividido, en conflicto, escindido entre dos
direcciones opuestas sin capacidad de decisión para optar por ninguna de ellas. El paciente llega a tal punto
de confusión que desconoce lo que desea hacer. Lo que se refleja, pues, es la división de dos aspectos
del sí mismo que están en oposición.
En general, se suele manifestar un estado de división interna y de conflicto en los pacientes pero en
referencia a variadas temáticas. Puede tratarse de decisiones concretas acerca de cierto aspecto de su vida
(casarse o no, estudiar o trabajar, estudiar una carrera u otra, etc.) o estar relacionadas con imperativos
morales que chocan con los deseos del paciente, conflicto que es disfrazado con autoevaluaciones o
autocorrecciones, por lo general autodescalificantes (“no puedo; soy demasiado tímido”). A este último tipo
de indicadores se les denomina implícitos, pues la escisión se vive como si se presentase en aspectos del sí
mismo de la persona.
La idea central de la técnica consiste en hacer dialogar al cliente con las partes escindidas de su sí
mismo, a fin de que, integrándolas, pueda simbolizar plenamente el conflicto y lograr resolverlo de
modo afectivamente maduro. Para ello, una vez identificados los indicadores de la tarea y las partes en
conflicto, el terapeuta estructura la sesión en torno a dos sillas que serán los representantes de cada una de
las partes escindidas del cliente y hará que se siente en una o en otra en función de cómo vaya
desarrollándose la dinámica del conflicto a lo largo de las sesiones.
Una silla representará la parte vivencial de la persona y la otra la parte crítica o censurante. Todo
ello exige que el terapeuta promueva la expresión emocional activa de cada parte, atendiendo los elementos
de la experiencia de cada una de ellas y estimulando la búsqueda vivencial para acceder a los esquemas
disfuncionales relevantes que han sido activados. La resolución del conflicto, denominado autoaceptación
integradora, viene caracterizada por la aceptación mutua de ambas partes en la que cada una se acerca a
las posiciones de la otra, reconociendo la necesidad de su existencia. La parte crítica se hace más
tolerante y la parte vivencial reconoce la necesidad de una imposición de límites razonable. Así, cabría
hablar, al menos, de tres etapas fundamentales en la resolución de esta tarea: una primera etapa de
oposición entre las partes; una segunda, de contacto, y una tercera, de integración.
“Enfoque crédulo”
Es una actitud a la que Kelly dio nombre, según la cual se considera que el marco referencial del paciente
“posee una verdad intrínseca que el clínico no debe ignorar”. En el proceso de resolución del conflicto, el
terapeuta adapta un “enfoque crédulo”, no se pronuncia sobre la pertinencia o no del planteamiento y las
vivencias del paciente, ni sobre su adecuación o funcionalidad, ni tampoco emite ninguna valoración. Adopta
la actitud contraria, es decir, acepta el marco de referencia del paciente y lo insta a experimentar,
dentro de ese marco, la validez de sus planteamientos. Este proceso, tal como sugiere el ciclo de
experiencia, lleva a la revisión del propio sistema de construcción.
Este enfoque consiste en trasmitir al paciente un sentimiento auténtico de aceptación, definido por Kelly como
la “disponibilidad a utilizar el enfoque del cliente, su sistema de coordenadas, sus puntos de
referencia, su forma de enfocar los problemas”. Actuar así proporciona un sentimiento de validación en
el paciente que le permite establecer una vinculación segura con el terapeuta.
Diario
Trabajar con el diario permite que el propio paciente realice lo que Kelly denominó “elaboración
controlada”.
“Elaboración controlada”
Presentada por Kelly (1955), puede ser definida como el intento de hacer consistente y comunicable
una parte del sistema de constructos del cliente para que pueda ser contrastada su validez.
Una vez focalizada la conversación en los términos del dilema, se presenta al paciente el gráfico de la
experiencia, se le explica, sirviéndonos de la metáfora del “hombre científico de andar por casa” y se
intenta seguir, con el paso a paso, cómo se desarrolla ese círculo con relación al dilema.
Si existe mucha carga relacional, se evalúan las relaciones e implicaciones que tienen esas personas
en todo el círculo.
Con relación al ciclo de la experiencia, se repasan uno por uno todos los constructos que están
relacionados con el dilema y se explora cómo se validan o invalidan.
Inducción del rol de observador en el paciente.
Técnica de la rejilla
Se trata de un instrumento muy flexible que puede adaptarse a diversas áreas de aplicación:
Una de sus principales ventajas es poder adaptar su diseño a fines específicos de evaluación, de acuerdo
con las características concretas de un sujeto o grupo en particular.
Consiste en un formato de entrevista que genera una matriz de datos. Estos se someten a varios análisis
para revelar su estructura aparente e implícita. Gracias al programa RECORD, se presentan todos los datos
de una forma clara, proporcionando, además, una serie de gráficos de fácil interpretación. Todo ello permite
dibujar la estructura del mapa cognitivo del sujeto desde su propia semántica. El proceso de esta entrevista
está descrito en el Manual de la técnica de rejilla (Feixas y Cornejo, 1996) y también se ilustra con una
entrevista real en el vídeo didáctico La entrevista de la rejilla (editado por Psimedia).
2.8. La psicoterapia cognitivo-narrativa
Son muchos los autores que destacan el giro de las terapias psicológicas hacia la narratividad, que se
concreta en el paso progresivo del modelo médico al psicológico y, dentro del modelo psicológico, del
racionalismo al constructivismo. Se centran en el proceso de construcción de significados y ello implica
considerar el lenguaje como objeto central de estudio e intervención.
Es decir, lo que se intenta es llevar al paciente a construir, en el curso de su interacción con el terapeuta y
con su entorno, una realidad múltiple de experiencias sensoriales, emocionales, cognitivas y de
significación. De manera, construirá un discurso narrativo rico en términos de multiplicidad,
complejidad y coherencia, adaptado a las exigencias impuestas por una sociedad que es, esencialmente,
multicultural. Todo ello se realiza en un contexto de elaboración discursiva y conversacional con el
terapeuta o con otros elementos significativos de la comunidad lingüística del paciente.
En lugar de ver la realidad como un proceso de negociación entre las múltiples posibilidades del mundo y la
multiplicidad de las propias experiencias, el paciente asume la existencia de una realidad externa o interna
absolutas y, en gran medida, insustituibles.
Este proceso tiene como consecuencia los habituales sentimientos de desánimo y singularidad que
experimentan los pacientes: desánimo por la incapacidad de poder prever múltiples posibilidades para su
experiencia y singularidad por la extrañeza de verse diferente de los demás en esta construcción de la
experiencia.
2.8.2. El proceso terapéutico
Si se entiende el conocimiento como el resultado de un discurso narrativo, se considera que el modo más
eficaz de intervención supone ayudar al paciente en la construcción de su propia narrativa. Así surge la
denominada psicoterapia cognitivo-narrativa: cognitiva porque consideran que todo problema existencial
es un problema de conocimiento y narrativa porque defienden que, a través de la narrativa, se organiza y se
transforma este conocimiento.
El proceso terapéutico procura responder a las exigencias de una sociedad posmoderna a través del
desarrollo en el paciente de una actitud narrativa. Se sigue una secuencia de cinco fases a partir de los cinco
elementos esenciales que estructuran esta actitud narrativa (recuerdo, objetivación, subjetivación,
metaforización y proyección) y cada una de ellas consiste en un trabajo terapéutico en dos direcciones:
El proceso que sigue consta de cinco fases que no necesariamente deben seguir la secuencia transcrita. Hay
que tener en cuenta que lo más importante es el objetivo y no la forma concreta para intentar conseguirlo.
Al inicio del proceso terapéutico, es importante negociar las metas y las tareas implícitas en la terapia,
así como desarrollar un buen vínculo emocional.
A medida que la persona va desarrollando esta actitud de recuerdo, como elemento básico de la construcción
narrativa mediante el reconocimiento de la multiplicidad de posibilidades de la experiencia que el día a día le
aporta, va a reconocer la emergencia progresiva de una mayor coherencia de sus narrativas; facilitando,
así, la aparición de un sentido intencional de autoría.
Desde el punto de vista del proceso terapéutico, se intenta, desde la fase inicial, que el paciente seleccione
episodios concretos y específicos de su vida diaria y que los estructure de un modo narrativo.
Ellofacilitará el desarrollo de una nueva memoria episódica que se muestre posibilitadora de la emergencia
de nuevas construcciones semánticas. Esta fase corresponde a la designada como:
El recuerdo de narrativas diarias
Esta fase posibilita una actitud de apertura a las experiencias de lo cotidiano y una disponibilidad para la
integración de narrativas que eran previamente ignoradas o disociadas. De esta manera, el paciente va
desarrollando esta actitud para el recuerdo y el terapeuta va extendiendo, paralelamente a su desarrollo,
este proceso de recuerdo episódico a toda la narrativa de vida del paciente. Todo ello se realiza en un
proceso de revisión episódica de la vida, en el que se le solicita la identificación de narrativas episódicas para
cada año de su vida.
Finalmente, el proceso de recuerdo termina con la identificación, entre los distintos episodios de la vida
recogidos por el paciente, de una narrativa prototípica de su funcionamiento (es decir, la recurrencia temática
de sus experiencias). Esto consistirá en la organización de los elementos diacrónicos alrededor de un
trabajo de construcción, para, posteriormente, proceder a la reconstrucción de este prototipo narrativo que,
en la mayoría de las situaciones clínicas, tematiza formas inflexibles de construcción de conocimiento acerca
de sí mismo y de la realidad.
La objetivación
En esta fase, se dirige al paciente a que experimente múltiples realidades externas a través de toda una
dinámica disponible por las capacidades sensoriales. Y es que, el paciente, en una situación de
perturbación, raramente disfruta de la cantidad de posibilidades que ofrece la realidad.
En esta fase continúa el trabajo de la construcción múltiple, pero procurando una variedad de
experiencias tanto emocionales como cognitivas.
Por otra parte, mediante la subjetivación cognitiva se intenta animar al paciente a que disgregue su
experiencia cognitiva en una gran variedad de posibilidades mediante ejercicios para explorar el
pensamiento. El objetivo no es enseñar al paciente a pensar de un modo determinado, sino de capacitarlo
para el desarrollo de un proceso que posibilite una extensión creativa de las dimensiones encubiertas
de la conversación que va manteniendo consigo mismo.
Esta fase termina con la generalización diacrónica consistente en ejercicios de subjetivación emocional y
cognitiva de la narrativa prototipo. Solo a través de una flexibilización de su experiencia emocional y
cognitiva, el paciente podrá ser capaz de asegurar la viabilidad de sus mecanismos de adaptación.
La metaforización
Mediante las metáforas damos sentido a cada uno de los recuerdos que vamos experimentando sensorial,
emocional y cognitivamente. En la metaforización, la persona es capaz de producir múltiples significados
para cada memoria episódica que vive o internaliza.
El paciente, con una actitud narrativa, va construyendo esta diversidad de significados, pero no con el
objetivo de crear una disputa dialéctica entre ellos, sino con la finalidad de preservar esa misma diversidad
de modo que haga de cada experiencia una diversidad de significados (al contrario que pasaría con el
paciente obsesivo, que rumia circularmente dando a cada experiencia un significado absoluto e inflexible). A
medida que es capaz de hacerlo en una dimensión sincrónica, se intenta que el paciente extienda
diacrónicamente esta capacidad de metaforización, a través de la construcción de una metáfora raíz que se
refiere a una forma prototípica idiosincrásica de organización de los significados de su vida. Esta se realiza
clínicamente a través de un proceso de metaforización de su propia narrativa prototipo.
Así, es en esta fase del proceso terapéutico en la cual el paciente se da cuenta de que su vida había estado
sumergida en una forma limitada de significación y autoría, imponiéndose la necesidad de explorar nuevas
formas de significación y autoría a través del trabajo de la proyección que se da en la siguiente fase.
La proyección
Es en esta fase donde se le solicitará al paciente que construya una metáfora alternativa a la metáfora
raíz que hasta ahora ha orientado sus sistemas conversacionales y de significación. Una vez construye esta
metáfora alternativa, el paciente pasa a revisar su historia de vida, de modo que encuentre y fundamente
en su pasado histórico episodios caracterizadores de esa nueva forma de significación. Es la manera en la que
el paciente puede reconocer que el pasado es un espacio que está abierto a múltiples significados y que,
partiendo de un punto metafórico, podemos construir no solo diversos futuros, sino también múltiples
pasados. Y es que resulta difícil comprender la posibilidad de generar futuros alternativos, si antes no somos
capaces de realizar nuevas construcciones de nuestro pasado.
El proceso se llevará a cabo mediante ejercicios de actividad diaria en los que se le solicitará al paciente
que identifique narrativas, a modo de ejemplo, de metáforas alternativas, dándose cuenta de esta manera de
que, en el contexto de su realidad cotidiana, están presentes múltiples episodios de cambio. Finalmente, el
paciente iniciará una producción intencional de narrativas a partir de la metáfora alternativa, a través
del planteamiento de episodios, de su ejercitación sensorial, emocional y cognitiva y de los experimentos
conductuales de dichos episodios. Como consecuencia de estos episodios, surgirán nuevas narrativas que,
como experiencias que son, tendrán valor al incrementar el conocimiento.
2.9. La terapia cognitiva posracionalista
La terapia cognitiva posracionalista de Guidano (1994) muestra su interés en realizar una intervención
en los procesos de mantención de la coherencia que alimentan la aparente irracionalidad presentada por
el paciente. En esta línea, el posracionalismo concibe que la inflexibilidad de los puntos de vista del
paciente corresponde a su propia viabilidad, por lo que carece de sentido imponerle una validez externa
que le es imposible integrar en ese momento. Así pues, el punto de vista del paciente tiene validez en
sí mismo.
La finalidad del conocimiento no es el alcanzar una verdad objetiva. El conocimiento, desde este punto de
vista, tiene como finalidad mantener el sentido de unidad experiencial y narrativa del individuo ante
los desafíos de un medio cambiante y perturbador. Por lo tanto, el conocimiento pasa a ser algo que dice más
del organismo que conoce que de aquello “conocido”, de tal modo que el observador, al observar, pasa a ser
parte de lo que conoce. Así, todo proceso de conocimiento, lejos de ser neutral, siempre es
autorreferencial. Por otra parte, entiende la mente como una constructora de significados
emocionales, los cuales se forman como resultado de la relación dialéctica entre la experiencia
inmediata (conocimiento tácito/emotivo) y la reformulación en el lenguaje de esta experiencia
(conocimiento explícito/racional), manteniéndose la coherencia interna de la narrativa personal.
Todo ello se basa en la consideración de que el ser humano tiene un sistema afectivo-emocional
caracterizado por una percepción inmediata e irrefutable del mundo. Solo se advierten los errores a
posteriori, y dependen del punto de vista que adoptemos como observadores al reordenar nuestra
experiencia. Cualquier reordenamiento racional-cognitivo (explicación) consiste en operar con las
coherencias de las reglas lógico-semánticas para hacer consistente el flujo de la experiencia inmediata y la
continuidad de nuestra evaluación del mundo. Así, si bien la vivencia parece ser una restricción necesaria
para cualquier explicación, esta misma es, a su vez, crucial para dar coherencia y significado al flujo de la
experiencia inmediata.
2.9.1. El ciclo vital individual y las dinámicas de la identidad personal
Así, el ciclo individual, según este enfoque, debería considerarse como un proceso abierto y en espiral,
en el que el reordenamiento continuo de la dinámica de la identidad personal genera la emergencia
discontinua de patrones de coherencia de significados más estructurados e integrados.
2.9.2. El orden a través de las fluctuaciones
Esta búsqueda dinámica de equilibrio es lo que se ha conocido como “orden a través de las
fluctuaciones”, dado que el “yo” que actúa y vivencia está siempre un paso más allá de lo que se requeriría
en cada momento para mantener nuestra propia consistencia en una situación determinada. En consecuencia,
la capacidad de manipular la experiencia inmediata, a medida que se autorreferencia y reordena, se vuelve
esencial para impedir la aparición en la conciencia de datos irrelevantes o que contrasten con la evaluación
escogida de la situación. En este sentido, se podría decir que no hay autoconciencia viable sin un nivel
adecuado de autoengaño. Visto de esta manera, la persona, a la vez que se caracteriza por tonalidades
emotivas críticas de la experiencia inmediata, también tiene capacidad para utilizar procedimientos efectivos
de autoengaño diseñados para poder manipular su descodificación de forma que sea consistente con la
calidad de la conciencia alcanzada.
2.9.3. El cambio terapéutico
Los desafíos existenciales subyacentes a todo fenómeno psicopatológico se relacionan, entonces, con estos
procesos evitativos, los cuales, al ser activados, requieren ser asimilados de manera cada vez más abstracta
en un sentido de uno mismo cada vez más rico, complejo y articulado. Cuando estas experiencias críticas no
se integran, aparece la psicopatología.
En este modelo evitativo, el aspecto central para mantener un sentido de coherencia son los procesos ya
mencionados de autoengaño. Estos procesos son básicamente los que permiten la exclusión de información
discrepante y las operaciones distractivas ante experiencias no reconocibles, las cuales amenazan la
percepción actual de uno mismo. Así, el proceso terapéutico consiste, principalmente, en poder conducir la
atención del paciente a aspectos de su experiencia personal, los cuales, hasta ese momento, no le es posible
advertir y que son los que desafían su coherencia actual.
2.9.4. La autobservación
Es el método esencial para llevar a cabo tanto la evaluación como la intervención, en cuanto que permite
la reconstrucción de los acontecimientos de interés terapéutico, operando entre la experiencia
inmediata y su reordenamiento explícito.
Este método requiere del terapeuta la habilidad para distinguir entre la experiencia inmediata y la
explicación cuando el paciente revisa una experiencia. El terapeuta debe tener la capacidad de ponerse en
su lugar, para ayudarlo a diferenciar, en la reconstrucción, lo que es su experiencia inmediata y lo que es la
explicación de la experiencia unitaria en curso. Esto significa que el terapeuta, mientras evalúa una situación
determinada, no debería focalizarse solo en la forma en que el paciente habla de lo que sucedió, sino que
mientras reconstruye el acontecimiento debería ser capaz de cambiar continuamente su foco de un nivel a
otro.
Tiene que trabajar simultáneamente en dos niveles: uno, en el cual se investiga cómo ocurrió la
experiencia que se está examinando, y otro, en el cual se investiga la manera cómo el paciente se
refiere a lo que le ocurrió. Esto debe hacerse con el fin de generar una situación terapéutica que lleve a
este paciente a interesarse en investigar nuevos puntos de vista que él pueda desarrollar ante su dificultad y
no a buscar en el terapeuta soluciones externas. En un contexto así, el terapeuta es alguien que no resuelve
las discrepancias del paciente sino que genera las condiciones que posibiliten una resolución interna de la
crisis.
Una distinción básica entre los dos niveles es que el segundo tiene valor de verdad, mientras que el primero
no. Es decir, la experiencia inmediata simplemente expresa la forma inevitable de “ser en el mundo” y, como
tal, nunca puede ser errónea, mientras que las explicaciones, al pertenecer a un metanivel semántico,
pueden resultar erróneas al compararse con la experiencia inmediata que intentan explicar.
2.9.5. La técnica de la moviola
Para estructurar el proceso de autobservación, se utiliza una metáfora cinematográfica que es la técnica
de la moviola. Esto no significa que no sea posible utilizar otras técnicas.
El proceso consiste en ir haciendo una focalización en una determinada escena (evento crítico), la cual se
analiza en detalle y en la que se procura enriquecer el reconocimiento de sus ingredientes. Una vez hecho
esto, se reinserta en la secuencia narrativa, con lo que esta secuencia se modifica. Las modificaciones
reconocidas en la secuencia anterior facilitan la aparición de otros detalles o ingredientes en otras escenas,
haciendo cada vez más rica la articulación entre escenas. Este trabajo, de revisar hacia atrás y hacia
adelante, focalizándose en una escena en detalle e integrándola después a la secuencia, se suma a enfocar
alternativamente al paciente desde el punto de vista subjetivo de su experiencia con enfocarlo desde el punto
de vista objetivo. Esto puede modificar sobremanera la secuencia originalmente percibida, flexibilizando el
punto de vista previamente sostenido por el paciente como una verdad objetiva.
Como consecuencia de este proceso, existe un reordenamiento del recuerdo de esas experiencias y un
mayor nivel de distanciamiento y descentramiento de las tonalidades afectivas recurrentes, que son una
parte integral de los patrones continuos de autobservación.
2.9.6. Fases del proceso terapéutico
El proceso terapéutico sigue un protocolo unitario pero flexible, que se desarrolla normalmente en
sesiones semanales que abarcan tres fases:
A continuación, vamos a ver cada una de estas fases con mayor detalle.
Fase I: Evaluación y preparación del contexto clínico e interpersonal
La duración de la fase inicial depende del nivel de conciencia del paciente acerca de su problema y de
su predisposición para colaborar en la tarea de autobservación que el terapeuta le propone implícitamente
con sus preguntas y con su actitud (puede durar entre una y ocho sesiones).
Es muy importante la relación terapéutica que se establezca en esta primera fase. Se tiene que centrar en
la consecución de una exploración colaborativa de la experiencia del paciente y definida como una
relación de trabajo entre dos iguales, uno de los cuales es experto en la mente humana y el otro el único
experto posible de sí mismo. Por lo tanto, será un contexto en el que se desalentará la búsqueda de
confirmaciones y soluciones técnicas unilaterales y unidireccionales de terapeuta a paciente, y se alentará la
exploración colaborativa. De este modo, esta última permitirá construir una comprensión del
problema, por el momento no disponible, y que signifique generar puntos de vista diferentes que, a su vez,
promuevan la aparición de otros nuevos puntos de vista de sí mismo. Por lo tanto, el foco de interés
terapéutico cambiará desde el análisis de lo correcto sobre lo que le ocurre (validez) a la búsqueda de los
significados emotivos personales de lo que le sucede (viabilidad).
En este proceso, el terapeuta no debe juzgar la veracidad de lo que cuenta el paciente, ya que esto no
cambiaría lo que este experimenta. Si el terapeuta no respetara este principio, estaría estableciendo, de
forma implícita, un contexto interpersonal competitivo y de confrontación verbal. La actitud del terapeuta de
exploración y colaboración, normalmente, desmonta la expectativa que usualmente tienen los pacientes de
obtener en la terapia consejos o soluciones técnicas que resuelvan sus problemas sin que ellos se expongan a
la autobservación.
La primera sesión puede abrirse con la siguiente pregunta clásica: “¿Qué problema le trae aquí?” Ante lo que
el paciente normalmente responde describiendo su cuadro clínico. A partir de la respuesta, el terapeuta
deberá formularse a sí mismo una hipótesis sobre la probable organización del significado personal del
paciente. Esto le servirá como explicación inicial de los procesos de identidad que están en la base de la
sintomatología que observa, y le ofrecerá la posibilidad de contar con una estrategia de perturbación eficaz y
congruente con las características del paciente desde la primera sesión.
Fase II: Construcción del setting terapéutico
Esta fase está formada por dos etapas, cada una de ellas puede tener un periodo de entre tres o cuatro
y siete u ocho meses. Es aquí donde se espera que remita la sintomatología del paciente.
Principalmente, se trabaja con los hechos ocurridos durante la semana, que el paciente considera
significativos en base a la reformulación del problema inicial realizado en la primera fase. Estos hechos
se dividen en secuencias de escenas que se someten al proceso autobservacional. Entonces, se
entrena al paciente a hacer distinciones en su experiencia emotiva al conducirlo para que se
focalice en algunas escenas críticas, las que se reconstruyen de acuerdo a la técnica de la moviola Así, el
paciente aprende a enfocar en cada escena la diferencia entre la experiencia y su explicación, tanto
durante la escena como después de ella; introduciendo la distinción entre el “cómo” (la experiencia) y el
“porqué” (la explicación). El “cómo” está relacionado con la construcción (los ingredientes) de la
experiencia subjetiva y también con el modo en que se produce, es decir, la situación o acontecimientos
que generaron la percepción discrepante y como esta fue reconocida.
En general, a los pacientes les resulta difícil realizar esta diferenciación, ya que no coincide con la
manera habitual de vivir y pensar que las personas tenemos sobre nosotras mismas. Por esto, el
terapeuta deberá aportar todas las explicaciones y aclaraciones que sean necesarias para realizar la
reconstrucción paso a paso.
Puede suceder, durante las sesiones, que se produzcan estados emocionales intensos en el
paciente debido a la decepción sobre sí mismo, generada al descubrir el funcionamiento que ha
empleado durante toda su vida. Por ello, sobretodo en el caso de las personas muy propensas a ser
rígidamente definidas por los demás, se puede entrenar también al paciente para observar la escena
desde un punto “objetivo”, haciéndole tomar distancia y conduciéndolo a realizar una simulación: la
experiencia del otro vista como algo totalmente ajeno a él. La idea es desfocalizar al paciente desde ver
la conducta del otro como información sobre sí mismo (autorreferencia), para pasar a ver la conducta
del otro como información del otro. Se trata de entender cómo es esa persona, de cómo siente y vive,
de cuáles son sus significados y propósitos, etc. (es el ejercicio de la “heterorreferencialidad”). Este
entrenamiento promueve la flexibilidad para poder tomar puntos de vista alternativos.
El cambio del punto de vista sobre sí mismo alcanzado por el paciente en esta etapa provoca un
reordenamiento de la experiencia inmediata, pudiendo, así, reconocer y autorreferirse emociones y
sentimientos anteriormente excluidos de la conciencia y, consecuentemente, fuera de la imagen
reconocible de sí mismo y de los otros. Le permite cambiar el foco de atención desde las estrategias de
control a las estrategias de comprensión de cómo le ocurre lo que le ocurre.
Es entonces, en esta etapa, cuando se puede hacer explícita la reformulación que vincula el trastorno
emocional con el desequilibrio afectivo que el paciente está viviendo. Así, se hace también posible el
cambio de foco hacia la forma habitual en que el paciente construye la imagen de una figura significativa
coherente con el sentido de sí mismo, y ver cuáles son los mecanismos que utiliza para enfrentar las
discrepancias cuando estas suceden. La reconstrucción, a través de la moviola, del curso cronológico de
la aparición de las perturbaciones, permite distinguir la correlación entre el desequilibrio percibido y el
cambio de imagen de la figura afectiva significativa y hace cada vez más evidente que el problema
original coincide con la exclusión y el reordenamiento autoengañoso de los sentimientos desafiantes.
Reconstrucción del debut sentimental. Se refiere a las relaciones significativas que la persona
ha tenido. El terapeuta reconstruye con el paciente todas las variables subyacentes de ese debut,
es decir, el contexto evolutivo y la red social en la que se encontraba el paciente en ese momento,
así como la forma en que esta relación fue experimentada, evaluada y autorreferida.
Reconstrucción de los criterios por los cuales el paciente puede diferenciar las
relaciones significativas de las no significativas, en la secuencia de relaciones significativas.
Estos criterios permitirán distinguir qué patrones de clasificación de las parejas resultan más
coherentes con el estilo de vinculación que gradualmente se ha estructurado.
Pasar por la moviola las escenas más significativas de cada una de las relaciones, de
manera que se reconstruya de qué modo estas relaciones se han formado, se han mantenido y de
qué manera se disolvió el vínculo.
Llegados a este punto, al disminuir los problemas sintomáticos originales con estos nuevos niveles de
autorreferencia abstracta en el ordenamiento de las experiencias pasadas y presentes, creando una
nueva actitud hacia la realidad y el descubrimiento de nuevos ámbitos de experiencia, puede
suceder que el paciente quiera dejar la terapia. Ante ello, el terapeuta normalmente aceptará la decisión
del paciente, aunque le incentivará para la continuación de la exploración personal, pasando así a la
tercera fase.
Fase III: Reconstrucción de la historia del desarrollo; análisis evolutivo del
significado personal
En esta fase se plantea ampliar el proceso de autobservación a todo el curso viral, para poder reconstruir el
camino personal de la organización actual de significado personal. Puede durar de tres a seis meses.
Hay que considerar que, en esta fase, el terapeuta puede encontrarse con dificultades, ya que se trabaja con
recuerdos que suelen ser vagos e imprecisos y están superpuestos entre sí, presentando muchos menos
detalles que las escenas recordadas en las etapas anteriores. Por otra parte, al reconstruir las experiencias
inmediatas de esta etapa de la vida, es muy probable que los recuerdos de las relaciones de apego,
afectivamente significativas, evaluadas y autorreferidas engañosamente, y las explicaciones consistentes con
estos recuerdos “oficiales” sean desafiados violentamente por la revisión en la moviola de esos recuerdos
rígidamente estabilizados.
Este análisis se realiza teniendo en cuenta cuatro etapas madurativas. En cada una de ellas se
reconstruye, primero, una visión panorámica que permite ubicar los sucesos reformulados como significativos
y, luego, el terapeuta conduce a que el paciente se focalice en cada uno de ellos pasándolo a través de la
moviola. Así, se reconstruirán los patrones vinculares, la experiencia subjetiva que el niño tenía y el sentido
de sí mismo y del mundo experimentado.
En esta fase se utiliza la técnica de la moviola, pidiéndole al paciente que observe la misma escena desde dos
puntos de vista objetivos (no desde el subjetivo al objetivo, como en las fases anteriores). Uno es el punto de
vista de cómo el paciente se vio desde afuera al reconstruir ese momento y el otro es cómo se ve la misma
escena mirada desde el punto de vista de quien es hoy día.
2.10. La psicoterapia constructivista
El constructivismo es hoy un enfoque cada vez más popular en la filosofía, la psicología y la psicoterapia
(Mahoney, 1994).Su denominación tiene origen en el énfasis que impone a la participación activa del
sistema de conocimientos individual en la estructuración (autorganización) y, por tanto, en la posible
dirección de sus propias actividades.
Este enfoque se caracteriza por su carácter “transteórico”, que tiene una esencia abierta y exploratoria,
por lo que no puede definirse desde el punto de vista de técnicas o de una forma de trabajo uniforme. Y es
que las presentaciones que puedan hacerse de este tipo de terapia son diferentes unas de otras. No
manifiesta interés en explorar y estructurar una teoría, sino que a lo que realmente da importancia es a
adaptar las técnicas al funcionamiento y desarrollo del paciente. Otorga énfasis a la participación activa de
este, para elaborar el conocimiento de sí mismo y de sus mundos.
De todo ello se infiere que los constructivistas no aceptan los supuestos del objetivismo o del positivismo
lógico. Lo que no quiere decir que resten importancia a la evaluación de las psicoterapias. Lo que hacen es
cuestionar la adecuación de las metodologías tradicionales que ignoran aspectos del proceso, las
limitaciones de los instrumentos cuantitativos y la importancia de las diferencias individuales.
Por ello resulta difícil delimitar con exactitud qué propuestas de terapia pueden considerarse constructivistas
y cuáles no. Es frecuente que las terapias cognitivas tradicionales reivindiquen o subsuman presupuestos
teóricos o procedimientos prácticos originados en los enfoques constructivistas. Sin embargo, parece que hay
un acuerdo bastante claro en considerar la terapia de constructos personales (Kelly, 1955, 2001), la
terapia cognitiva posracionalista (Guidano, 1991) y la terapia cognitivo-narrativa (Gonçalves, 2002) como las
principales terapias cognitivas constructivistas.
2.10.1. Principios básicos del constructivismo
A pesar delo anterior, lo que sí puede determinarse es la esencia de la filosofía constructivista, que se
basa en los siguientes principios:
Desde la perspectiva constructivista, el papel del terapeuta es el de un facilitador del desarrollo del
sistema cognitivo del paciente, partiendo de sus propios puntos de vista y generando alternativas de
construcción. Es decir, se trata de un papel menos pedagógico o prescriptivo, que se suele reflejar en una
actitud más directiva, y más bien de acompañante activo en la exploración del paciente acerca de sí mismo y
de las alternativas disponibles.
La relación terapéutica no se produce ya entre un guía que orienta, instruye o entrena al cliente en formas
de pensar más correctas y un paciente, sino entre dos expertos. Los pacientes se consideran como
expertos en su propio mundo, en el contenido de sus construcciones. Han escogido entre las opciones que les
permiten que sus sistemas cognitivos sean más coherentes para sostener su sentido de identidad. Otras
alternativas pueden parecer más racionales o adecuadas desde fuera, pero pueden amenazar de forma crítica
dicho sentido de identidad, y ante la elección, la persona (aun sin saberlo) escoge seguir siendo quien cree
ser, a pesar de que implique sufrimiento o hacer cosas “irracionales”. Ni tan solo los síntomas son peor que
dejar de ser uno mismo.
2.10.3. Conceptualización del trastorno
Cualquier persona se compromete siempre en gestos activos de balance dinámico. El equilibrio nunca se
consigue. Una “persona trastornada” es aquella cuyas actividades integradoras están limitadas por sus
actuales desafíos. Normalmente, estas no están ni enfermas ni perturbadas, en el sentido tradicional del
término. Un resultado involuntario, pero potencialmente importante, consecuencia de cambiar el concepto de
patología o enfermedad, puede ser disminuir en las personas clínicamente perturbadas los sentimientos de
pena, culpa y estigmatización. Por ello, nos encontramos, en muchos textos del constructivismo, el concepto
de “cliente” en lugar de “paciente”, que tiene una connotación de persona enferma y dependiente.
2.10.4. Evaluación
Inicialmente, se evalúan cuestiones clínicas de urgencia (por ejemplo, ideación o planes suicidas) y se
proponen indicaciones de experiencias estructuradas, si se da el caso. Una vez contenidas o manejadas
las cuestiones de urgencia o extrema inestabilidad, se emplean varios procedimientos de evaluación:
En la fase inicial, el terapeuta deberá centrarse en los puntos urgentes y establecer una base segura. La
resistencia al cambio será importante, ya que se desafía los procesos ordenadores centrales del sistema
psicológico de la persona. Se pueden proponer experiencias estructuradas en las primeras sesiones
(indicaciones conductuales, ejercicios exploratorios de conciencia del cuerpo, trabajo de imaginación y
meditación, atención a directrices visuales y verbales del propio terapeuta, etc.). Una vez ya se ha atendido
la urgencia, los desafíos del terapeuta hacia el núcleo del sistema psicológico deben estructurarse y
organizarse con el fin de fomentar el desarrollo, sin riesgo excesivo para la integridad del sistema.
El terapeuta deberá tranquilizar al paciente por lo que está experimentando ya que, normalmente, los
pacientes manifiestan la sensación de que su coherencia (integridad del sistema) se puede romper. Son
típicas aquellas preguntas que consideran al terapeuta como supuesto experto y quieren que se les aclare lo
que anda mal en ellos. Teniendo aún el propio terapeuta pocos datos para conceptualizar su caso, este le
suele responder con el mensaje siguiente: “No pienso que haya algo malo o enfermizo en ti, sino que el hecho
de que hayas pasado por determinadas experiencias recientes o pasadas (se alude al motivo de consulta
como ejemplo) hace que tengas determinadas reacciones de malestar.”
Otra pregunta típica es que el paciente plantee por qué aparece un síntoma en un momento dado o por qué
adopta una peculiar forma de presentación. El terapeuta suele responder: “El malestar o síntoma puede
ocurrir repentinamente o lentamente, o adoptar diversas formas... lo que indica una señal de que algo está
cambiando en ti, en tu vida... Una señal de que hay un proceso de cambio en el que se puede encontrar algo
nuevo o responder a cuestiones o preguntas nuevas.”
Aunque el terapeuta crea que hay poca justificación para un sentimiento concreto, este no deja de ser una
realidad psicológica para el paciente en un momento dado. Más adelante, en las etapas intermedias, puede
ser importante que se desafíe la justificación de esos sentimientos. Pero este desafío terapéutico es complejo.
La mayoría de los pacientes se encuentran en terapia porque tienen dificultades con los desafíos de sus vidas.
Es importante la cantidad de desafío. Poco desafío puede fomentar continuar de la misma manera que vino
y ni satisfacer ni funcionar para la persona. Un exceso de desafío puede provocar el despliegue de patrones
de alejamiento, forzados por el malestar extremo. Por ello, el terapeuta debe ser hábil, teniendo en cuenta
las oscilaciones dinámicas de los pacientes, animando y desafiando en su momento para lograr su
elaboración.
A pesar de todo ello, debe tenerse en cuenta uno de los reconocimientos de la práctica de la psicoterapia
constructiva: no se garantizan los “finales felices”.
2.10.6. Diseño del tratamiento
El terapeuta comunica su disposición a explorar con el paciente sus problemas o le propone experiencias
estructuradas, dependiendo del punto en que se encuentre el proceso terapéutico. Y es que los problemas
en los que los pacientes se centran, a menudo, cambian el curso de la terapia, existiendo problemas y
conexiones que son imposibles de ignorar. En las relaciones humanas, las evaluaciones abstractas, globales e
inconscientes son inevitables y, particularmente, poderosas y comunes en psicoterapia.
2.11. Terapias de tercera generación
En los últimos años, Hayes (2004) ha establecido algunas diferencias entre tres generaciones de terapias.
La primera generación es relativa a la terapia de conducta clásica. La segunda generación de terapias
incluyen lo que denominados como terapias cognitivo-conductuales.
La urgencia de las terapias agrupadas en la tercera generación se originó por múltiples motivos:
Este cúmulo de situaciones fueron concebidas como una buena ocasión para aunar modos de hacer, muchos
de ellos tomados de las terapias "no científicas", y para confeccionar métodos nuevos.
La tercera generación de terapias es un salto cualitativo porque las técnicas que presenta están orientadas, a
que el sujeto sea responsable de la elección personal y la aceptación de los eventos privados que
conlleve esa actuación. Entre estas terapias encontramos la terapia dialéctica de Linehan, la psicoterapia
analítica funcional de Kohlenberg y Tsai, la terapia integral de pareja de Jacobson, Christensen, Prince,
Cordova y Eldridge, la Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT) de Segal, Williams y Teasdale y la
terapia de aceptación y compromiso de Hayes, Stroshal y Wilson. Todas estas terapias apuestan ―y la
diferencia es fundamental― por un cambio de diferente nivel al que proponen las terapias previas. No
se focalizan en la eliminación de los síntomas cognitivos para así modificar la conducta del paciente, sino que
se derivan hacia la alteración de su función a través de la alteración del contexto en el que estos
síntomas cognitivos resultan problemáticos.
Algunas de las terapias de tercera generación en las que vamos a focalizar nuestro interés, dada su
importancia e incidencia, son el Mindfulness,la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y el
protocolo unificado de tratamiento transdiagnóstico.
2.12. Mindfulness
El mindfulness es concebido desde diversas vertientes como un fin en sí mismo, como una filosofía de
vida o modo de conducirse en ella. Así pues, se presenta el mindfulness como un tipo de meditación
insertada en la cultura oriental (y en el budismo en particular), como el ideal zen de vivir el momento actual.
Desde un prisma psicológico, se interpreta como un constructo de personalidad que evalúa cuánto
mindfulness "tiene" una persona y cómo puede afectar esto a diversas dimensiones psicológicas, así como
procesos concretos.
El mindfulness, desarrollado por Segal, Williams y Teasdale (2002) puede entenderse, según sus
autores: “como atención y conciencia plena, como presencia atenta y reflexiva a lo que sucede en el
momento actual. Pretende que la persona se centre en el momento presente de un modo activo, procurando
no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento.”
Mindfulness es no tiene traducción posible en castellano y , de hecho, los conceptos de atención, conciencia
y referencia son inherentes a su significado, y exponen centrarse en el momento presente de forma
activa y reflexiva, sin perder de vista su carácter no valorativo. Es una experiencia meramente
contemplativa, de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da.
Como procedimiento terapéutico pretende alcanzar que los aspectos emocionales u otros procesos de
carácter no verbal sean aceptados y vividos en su propia condición, sin ser evitados o intentar controlarlos.
El control sobre sucesos incontrolables, dependiente de procesamiento automático, precisa de la simple
experimentación y exposición natural evitando las interferencia en la medida de lo posible.
Aunque esta técnica ha ganado una cierta importancia, sobre todo en Estados Unidos, de mano de los
valores orientales, destila algunos conceptos y criterios ya conocidos en psicología: la exposición y la
autorregulación originarias de las técnicas de biofeedback o en el uso de la hipnosis, en los que se
permite que los fenómenos perceptivos y sensoriales se manifiesten como ellos son. Su principal uso, es el de
contrastar con una psicología que defiende el control, el bienestar, la eliminación del estrés, la ansiedad, etc.,
mediante procedimientos que, a falta de esa experimentación natural, pueden contribuir a perpetuarlos.
Mindfulness es un término que no tiene equivalente en castellano. Los términos atención, conciencia y
referencia al momento concreto están incluidos de lleno en su significado. Viene a plantear, por tanto, un
empeño en centrarse en el momento presente de forma activa y reflexiva. Una opción por vivir lo
que acontece en el momento actual, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, el soñar despierto.
Para terminar por acotar el concepto, siquiera de forma preliminar, hay que añadir que esa atención,
conciencia y reflexión es de carácter no valorativo. Es una experiencia meramente contemplativa, se
trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una observación abierta e
ingenua, ausente de crítica y valencia.
Se diría que es una forma de estar en el mundo sin prejuicios: abierto a la experiencia sensorial, atento a ella
y sin valorar o rechazar de forma activa y taxativa dicha experiencia.
Como procedimiento terapéutico busca, ante todo, que los aspectos emocionales y cualesquiera otros
procesos de carácter no verbal sean aceptados y vividos en su propia condición, sin ser evitados o
intentar controlarlos. El control sobre sucesos incontrolables, sujetos a procesamiento automático, requiere
de la mera experimentación y exposición natural con la menor interferencia posible. Aunque el mindfulness
ha adquirido una cierta notoriedad, sobre todo en Estados Unidos, de mano de los valores orientales, refiere
a algunos aspectos ya conocidos en psicología: la exposición y la autorregulación basadas en las técnicas de
biofeedback o en el uso de la hipnosis, en los que se deja que los fenómenos perceptivos y sensoriales se
muestren como ellos son. Su principal utilidad, más allá de las técnicas concretas que ofrezca, tal vez sea el
contrastar con una psicología que propugna el control, el bienestar, la eliminación del estrés, la ansiedad,
etc., mediante procedimientos que, a falta de esa experimentación natural, pueden contribuir a perpetuarlos.
2.12.1. Aspectos novedosos de la orientación
El mindfulness puede interpretarse como una habilidad que permite un punto de vista distinto y que
precisa, además, de conductas concretas.
Se trata de centrarse y sentir las cosas tal y como suceden, sin pretender su control. Deforma equivalente a
cómo operan las técnicas de exposición, se le solicita al sujeto que permanezca en una determinada situación
sintiendo lo que allí suceda. Esta conlleva que lo que ha de suceder o sentir acontezca de un modo completo,
es decir, procurar que cada experiencia sea vivida en su momento.
Apertura a la experiencia y los hechos
El primer aspecto que hemos citado permite que cobren protagonismo los aspectos emocionales y
estimulares frente a su interpretación. La fuerza del lenguaje, del pensamiento, para analizar lo que se
ve y lo que se siente es evidente hasta el punto que lo verbal sustituye a lo real, unificando la
experiencia abierta a marcos predefinidos y estereotipados.
Esto conlleva una falsificación de la experiencia y la pérdida de la riqueza que supone la variabilidad de
los fenómenos perceptivos y emocionales.
La persona que observa un cuadro puede sentir en la medida en que es capaz de mantenerse abierto a las
cosas que le sugiere dicho cuadro. Esta observación debe guiarse, en lo principal, por ella misma; dejando
que unas sensaciones lleven a otras de modo natural. Los prejuicios, por ejemplo, o el “estar en otro sitio”,
solo ayudan a falsear la experiencia.
Aceptación radical
En la esencia del concepto de mindfulness resulta más grato experimentar algo positivo auqnue se acepta
como igualmente natural la vivencia de lo desagradable. El esfuerzo por no valorarlas sino aceptarlas permite
no rechazarlas.
Esto entra en conflicto con determinados mensajes que se difunden socialmente, e incluso desde la
psicología: el malestar es negativo, debe reducirse la ansiedad, controlar el estrés, reducir los
pensamientos negativos, etc.
Elección de las experiencias
El individuo elije, de forma activa, en qué implicarse, sobre qué actuar, mirar o centrarse.
Los objetivos, proyectos y valores de cada individuo determinan sobre qué atender o prestar su tiempo e
interés, es decir, que una situación sea entendida como mindfulness no representa que no sea elegida (sí
debe interpretarse que una vez elegida debe vivirse y experimentarse tal y como es, de forma activa).
Control
La aceptación implica una resignación a no ejercer un control directo. No supone, naturalmente, que
los elementos de regulación emocional, fisiológico y comportamental no se produzcan pero sí que no buscan
de forma directa.
No se trata de controlar el malestar, el miedo, la ira o la tristeza, sino de experimentarlos como tal.
Esta característica contrasta enormemente con los procesos psicológicos al uso y que investigan la reducción
de la activación, el control de la ansiedad, la eliminación de los pensamientos negativos, etc.
2.12.2. Técnicas concretas
En general se ha aplicado un tipo de entrenamiento que posibilita al sujeto practicar en las habilidades
mindfulness. El procedimiento más usado contiene elementos cognitivos (meditación) junto con
determinados tipos de relajación, o ejercicios centrados en sensaciones corporales.
A modo de ejemplo, y en el caso de la relajación, cualquiera de los procesos utilizados podría ser adecuado,
desde la perspectiva del mindfulness, siempre que se modificaran los elementos necesarios:
En este entorno podemos usar el proceso denominado como body scan, que consiste en una
experimentación en las sensaciones corporales vinculadas al repaso activo del cuerpo.
Otro procedimiento utilizado es la respiración. La persona se centra en ella y experimenta de forma libre las
sensaciones que sucedan alrededor del propio ritmo respiratorio, sin pretender ejercer ningún control sobre la
actividad corporal ni buscar la relajación como algo positivo en sí ni como estrategia de afrontamiento, sino
como forma de practicar y experimentar el mindfulness.
2.12.3. Utilidad del mindfulness
Las técnicas que persiguen la consecución de experiencias mindfulnes, ante todo, pretenden que el sujeto se
deje llevar por las sensaciones que percibe. Consiste en promover, las sensaciones y emociones dejando
que ellas actúen de forma natural, lo que permite que ciertas actividades (emociones, cambios
fisiológicos, etc.) que operan de forma autónoma (SNA) se regulen con respecto a sus propios sistemas
naturales de autorregulación.
La falta de información sensorial, activa (uso de técnicas de control, distracción, etc.) o pasiva (no
atendiendo de forma intencional a dicha información), impide al organismo la información precisa y necesaria
para que se desarrollen los modos naturales de aprendizaje. El intento por bloquear el malestar, las
emociones, el estrés, contraviene y altera, de forma física (fármacos) o psicológica (distracción,
reestructuración, etc.) los mecanismos de feedback naturales del organismo que permiten que se regule.
Esto no implica que la utilización de fármacos o técnicas psicológicas (la reestructuración cognitiva, reducción
de la activación fisiológica, distracción, etc.), no sean adecuadas, sino que son procesos útiles y eficaces para
problemas y momentos concretos. Cuando obstaculizan que el sujeto experimente de forma real las
sensaciones y emociones ligadas a una determinada situación, pueden dificultar y acrecentar el problema en
lugar de esquivarlo. Esto es bien conocido en el ámbito de la intervención psicológica: los trastornos de
ansiedad.
2.12.4. Aplicaciones clínicas
El mindfulness ha sido añadido en tres procedimientos clínicos de sumo interés que han aportado la
evidencia empírica de su utilidad:
La ACT supone un giro radical en el foco de la terapia. Por un lado, no se trata de cambiar o reducir los
pensamientos/sensaciones/recuerdos molestos, sino que se trata de alterar su función y de generar
flexibilidad en la regulación del comportamiento. Por otro lado, los métodos clínicos apelan a un cambio de
carácter contextual, a fin de alterar la función de los eventos privados sin cambiar sus contenidos. La ACT
busca generar las condiciones para que el paciente aprecie la paradoja de su comportamiento (para lo
que es necesario contextualizar el funcionamiento en el ámbito de lo que sea importante para el paciente), y
busca potenciar interacciones clínicas que permitan al paciente tomar conciencia plena, abierta, del flujo
de los eventos privados, cualesquiera, de modo que haga, o no, uso de ellos para actuar de manera valiosa.
2.13.1. Características fundamentales de la ACT
La ACT pretende crear un repertorio extenso y flexible de acciones orientadas a progresar hacia metas u
objetivos inscritos en direcciones personalmente valiosas, y no por la presencia o ausencia de ciertos estados
cognitivos y emocionales valorados como negativos (dolor, ansiedad, tristeza, miedo, etc.).
En definitiva, la ACT:
Los métodos que se incorporan, algunos tomados de otras terapias, tienen su lógica de funcionamiento en el
aprendizaje relacional. Las paradojas, las metáforas y los ejercicios de exposición plena/consciente en el
aquí/ahora de uno mismo son esenciales en la ACT.
2.13.2. Componentes de la ACT
Los componentes de la ACT se han mostrado con ciertas variaciones en versiones posteriores. En las
últimas, el análisis funcional del problema del paciente y los objetivos de la ACT para darle solución concretan
seis aspectos centrales que evidencian la inflexibilidad psicológica y su alteración.
Estos seis aspectos se presentan como los vértices de un hexágono, todos interconectados. En un lado, los
niveles tanto de aceptación de eventos privados como de defusión cognitiva. En el otro, el nivel en la
clarificación de valores personales y el nivel de las acciones en esa dirección; en el vértice superior se
sitúa, el nivel de contacto en el momento presente haciendo lo que importa, y, en el vértice inferior, la
dimensión del yo como contexto de todos los contenidos cognitivos.
El análisis funcional determina las características del patrón de inflexibilidad de la evitación experiencial, y
las actuaciones clínicas se enfocarán para potenciar aquellos aspectos más débiles con el fin de facilitar la
flexibilidad con los eventos privados mientras uno orienta su vida hacia lo que verdaderamente importa.
2.13.3. Intervención en la ACT
Teniendo en mente la dirección primordial al servicio de la cual están todas las actuaciones en términos de la
ACT, el modus operandi no sigue un orden estricto ni un protocolo formalmente cerrado por sesión. El estilo
clínico es flexible y cualquier actividad está sujeta a atender las conductas durante la sesión para generar
flexibilidad en la reacción a los eventos privados.
El terapeuta de ACT presentará, y pedirá al cliente, metáforas o ejemplos, mostrará paradojas y realizará
tantos ejercicios como sea preciso para tratar de normalizar el malestar que surja durante la sesión,
aceptando pensamientos, sentimientos y recuerdos difíciles o contradictorios, etc. Todo ello sin hacer
movimiento alguno para liberar al paciente del contacto con tales experiencias privadas, en tanto que al
hacerlo esté en dirección valiosa. También fomentará, en tantas oportunidades como ocurran y se provoquen
en sesión, la discriminación del contexto del yo y de los contenidos cognitivos que le surjan para generar el
espacio psicológico necesario que permita al paciente elegir la acción valiosa, aun en presencia de las
emociones, pensamientos o recuerdos que previamente controlaban su acción.
2.13.4. La desesperanza creativa
Llevado a cabo el análisis del problema, la primera fase consiste e crear las condiciones para producir la
experiencia de la desesperanza creativa. Son actuaciones orientadas a crear las condiciones para que
el paciente experimente lo que quiere, lo que hace para conseguirlo y los resultados obtenidos a corto y largo
plazo.
Es una experiencia molesta puesto que pone al paciente en contacto con la contradicción de intentar controlar
los eventos privados para eliminarlos o evitarlos, y así poder vivir. Y sin embargo, comprobar que es una
estrategia que no ha funcionado y que no puede funcionar a no ser que asuma un costo elevado a nivel
personal.
2.13.5. La clarificación de valores
Las actuaciones orientadas a la clarificación de valores son la base de la ACT. La clarificación formal de
las direcciones de valor implica la introducción de diferentes metáforas y ejercicios que posibilitanal
paciente distinguir qué quiere para su vida y los porqués de sus determinaciones.
Esta clarificación gira en torno a la detección de las áreas de la vida que puedan ser importantes para la
persona. Cabe destacar que las áreas no son valores, sino que estos son los reforzadores, construidos
socialmente en la vida personal, por los que una persona sigue una trayectoria u otra y mantiene, de esta
forma, un tipo u otro de regulación verbal de las apuntadas en apartados previos.
El proceso de clarificación de valores es central y continuo y será, en unos casos, más exhaustivo que en
otros. Procura ubicar al paciente al cargo de las acciones, permitiéndole la discriminación de estas como actos
elegidos en cada momento y siempre en una dirección, y estando dispuesto a vivir los eventos privados que
ello implique.
2.13.6. La aceptación
Así pues, el paciente aprenderá a ejercitarse en la desliteralización de los contenidos privados y adquirirá la
perspectiva de los mismos, distinguiendo el acto de tener un pensamiento del pensamiento que se tiene y de
la persona (él mismo) que se está dando cuenta de ello.
Esta experiencia de distanciamiento psicológico es factible exclusivamente desde la plena conciencia de lo que
surge como ser verbal en cada momento, en el aquí y ahora, por lo que, a la par que metáforas, se precisa
practicar con muchos ejercicios para tomar conciencia del proceso.
A modo de resumen, indicaremos que el trabajo con la ACT implica usar todos los componentes en
mayor o menor grado. Como se ha observado, la actuación clínica precisa de la práctica sistemática
en todos los frentes.
2.14. Protocolo unificado de tratamiento transdiagnóstico (PU)
El protocolo unificado de tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales (Barlow, Allen y
Choate, 2004)es un tratamiento cognitivo-conductual enfocado en las emociones que enfatiza la naturaleza
adaptiva y funcional de estas, buscando identificar y corregir los intentos desadaptivos para la regulación de
experiencias emocionales. De esta manera, se facilita el procesamiento apropiado, así como la extinción de
la respuesta emocional excesiva, tanto de estímulos internos (somáticos) como externos.
Barlow argumenta la necesidad de un tratamiento unificado para los trastornos emocionales por diversos
motivos:
1. Una mayor facilidad para diseminar y formar, en base a un solo paquete de principios terapéuticos
en lugar de diversos protocolos.
2. Cada vez existen más estudios basados en la concepción de trastornos emocionales que enfatizan
las similitudes en contraposición a las diferencias, con un enfoque especial en la comorbilidad, que
sugiere un solapamiento entre los trastornos.
3. También se llevan a cabo más estudios en que las investigaciones giran en torno a la estructura de
los aspectos dimensionales de los trastornos emocionales.
4. Finalmente, existe evidencia que apoya las similitudes en la etiología de los trastornos
emocionales, en la forma de un nuevo modelo llamado “la triple vulnerabilidad” (Barlow, 2002).
Además de estos aspectos clave, el protocolo contiene otros tres módulos (psicoeducación,
potenciación de la motivación y prevención de recaída), como los protocolos estándar de terapia
cognitivo-conductual. Una típica intervención de PU suele durar entre 12 y 18 sesiones.
2.14.2. Conceptualización unificada
Desde una perspectiva unificada, la conceptualización se centra en el modo como el paciente procesa y
afronta experiencias emocionales, identificando patrones comunes a otros diagnósticos.
El PU se empieza llevando a cabo una detallada evaluación funcional sobre la queja del paciente,
centrándose específicamente en las emociones experimentadas en el día a día y cómo esas emociones
interfieren con el funcionamiento del paciente; además de las estrategias que el paciente utiliza para
manejar estas emociones.
Una vez el terapeuta adquiere una mayor comprensión del problema, el tratamiento se presenta como
una manera de ayudar al paciente a ser más consciente de sus experiencias emocionales y cómo responder a
ellas de manera adaptativa.
Módulo 2. Potenciación de la motivación
Este módulo incluye estrategias basadas en evidencia empírica para fomentar la motivación. Estas
estrategias han sido incluidas habiéndose observado la dificultad de algunos pacientes para confrontar y
modificar respuestas a emociones desagradables, y por lo tanto adherirse al tratamiento.
Las técnicas incorporadas a lo largo del tratamiento incluyen aumento de la autoeficacia y desarrollo de la
discrepancia entre pacientes en su situación actual y su situación ideal. Estas estrategias son de particular
ayuda al involucrar al paciente en el tratamiento durante la fase de exposición emocional.
Módulo 3. Toma de conciencia emocional
Este módulo está diseñado para ayudar al paciente a desarrollar un enfoque no crítico centrado en el
presente para excluir evitación emocional y potenciar la exposición emocional posterior.
En este módulo, la conciencia emocional se presenta como el hecho de ser consciente de las emociones
propiamente, además de las reacciones a esa experiencia emocional. El terapeuta introduce el concepto de
que no son las emociones lo que es problemático en sí mismo, sino cómo reacciona el paciente a la emoción.
Módulo 4. Flexibilidad cognitiva
El objetivo de este módulo es ayudar al paciente a desarrollar patrones de pensamiento más flexibles. El
terapeuta explica el rol que juega la evaluación automática desadaptativa en las experiencias
emocionales.
Durante la sesión, el terapeuta muestra cómo se puede evaluar de distintas maneras una misma
situación, incluso cuando los aspectos específicos de la situación sean los mismos. A través del
cuestionamiento socrático el terapeuta ayuda al paciente a identificar la evaluación automática que
efectúa y que lo lleva a comportamientos depresivos y ansiógenos.
Módulo 5. Conductas dirigidas por la emoción y evitación emocional
Un segundo enfoque de esta fase consiste en ayudar al paciente a reconocer de qué maneras evita sus
emociones. La evitación emocional ocurre generalmente antes de que la emoción se produzca. Las
estrategias de evitación emocional pueden convertirse en potentes hábitos que perpetúen patrones
desadaptativos de respuestas emocionales.
El terapeuta trabaja en mostrar al paciente cómo evita experiencias emocionales o modifica situaciones para
disminuir la intensidad emocional y muestra los tres tipos comunes de estrategias emocionales de
evitación, con objeto de clarificar este punto:
1. Evitación conductual sutil (por ejemplo, escoger un asiento próximo a una salida).
2. Evitación cognitiva (como el uso de la distracción para evitar pensamientos negativos).
3. Señales de seguridad (por ejemplo, llevar amuletos o medicación en el bolso).
Módulo 6. Exposición emocional interoceptiva y situacional
Este módulo se centra en la exposición tanto interna como externa de desencadenantes emocionales, lo
que proporciona al paciente oportunidades para incrementar su tolerancia a las emociones y permite un
nuevo aprendizaje contextual.
El terapeuta ayuda al paciente a diseñar una jerarquía que contiene variedad de situaciones, de manera que
la exposición puede llevarse a cabo de forma gradual. La exposición se lleva a cabo en la sesión y se
continúa entre sesiones como tarea para casa.
Módulo 7. Conclusión y prevención de recaída
El tratamiento según el protocolo unificado concluye con una discusión del progreso del paciente. Se
revisan la mayor parte de los componentes, incluyendo la importancia de la toma de conciencia no crítica
centrada en el momento, la flexibilidad cognitiva, la modificación de conductas dirigidas por la emoción y la
prevención de la evitación emocional.
Competencia/s
Objetivos específicos
Una vez llevada a cabo una evaluación de los problemas del paciente y establecido un diagnóstico,
el psicólogo debe realizar una conceptualización inicial del trastorno (hipótesis) y formular un plan
terapéutico. Para ello, debe tener en cuenta los problemas que presenta el paciente, su funcionamiento
en el momento actual, sus síntomas y sus antecedentes personales.
Para conseguir estos objetivos en la sesión inicial, se recomienda estructurar la sesión de la siguiente
manera:
Tanto el paciente como el terapeuta pueden decidir cuál o cuáles serán los temas a tratar. Al inicio de la
intervención, el terapeuta suele tener un rol más activo y proponer los puntos a comentar. No
obstante, es importante que se anime al paciente a involucrarse en la sesión, dándole la oportunidad de
proponer los temas que él mismo quiera trabajar.
Estructura de la primera sesión
(I)
El terapeuta debe también revisar brevemente el problema actual y pedir al paciente que lo
actualice respecto al mismo para poder identificar problemas específicos. Consecuentemente, se
intenta traducir estos problemas en objetivos de tratamiento.
Otro importante objetivo de la TCC es enseñar al paciente a ser su propio terapeuta cognitivo-
conductual. El terapeuta educa al paciente respecto al modelo cognitivo, utilizando sus propios
ejemplos, y le explica un avance de lo que implica la TCC. Los pacientes a menudo inician la intervención
sin tener ideas claras, o incluso erróneas, sobre cómo será el proceso.
A partir de comentar estos aspectos, es importante averiguar qué expectativas de la intervención tiene
el paciente y corregirlas si es necesario.
Estructura de la primera sesión (II)
La mayoría de pacientes quieren conocer su diagnóstico y saber que no están “locos”, además de
sentirse confiados en que el terapeuta ha ayudado a otras personas con la misma problemática. En el
caso de que no parezca adecuado dar un diagnóstico al inicio (por ejemplo cuando el paciente tiene un
trastorno de personalidad o pueda angustiarse por el diagnóstico), es mejor dar una idea general de
sus problemas emocionales.
Es aconsejable informar al paciente acerca de su trastorno de modo que pueda normalizar sus
dificultades y atribuirlas, en parte, al propio trastorno. De este modo, favoreceremos que
disminuya su autocrítica, se sienta comprendido y no se sienta solo con sus problemas. También es
fundamental generar en el paciente la esperanza de que pueda recuperarse (aún cuando se prevea un
largo camino de recuperación).
El establecimiento (y posterior cumplimiento) de las tareas es clave para una buena progresión y
recuperación del paciente. Las tareas facilitan el aprendizaje de nuevas estrategias y la
comprobación de predicciones del paciente en situación real.
Cabe señalar que uno de los objetivos de las tareas es proporcionar al paciente una sensación de logro
y/o satisfacción.
El formato que se seguirá en las siguientes sesiones será exactamente el mismo. La estructura de la
segunda sesión (y las siguientes hasta finalizar la intervención) es la que se muestra a continuación:
Breve actualización y comprobación del estado de ánimo (y medicación, alcohol y/o abuso de
drogas, si es aplicable).
Puente con la sesión anterior.
Establecimiento del orden del día.
Revisión de tareas.
Tratar los temas del orden del día.
Establecimiento de nuevas tareas.
Resumen final y feedback.
Puente con la sesión anterior: el objetivo de este punto es conocer la percepción del paciente
y su comprensión de la sesión previa. Este ítem permite al paciente familiarizarse con la TCC y
hacerlo responsable de recordar aquellos aspectos importantes de la sesión, de modo que,
gradualmente, se hará responsable de su propio tratamiento.
Saber que se le va a preguntar sobre la sesión previa, motiva al paciente a prepararse a lo largo de
la semana o semanas su próxima sesión, lo cual le hace pensar en la terapia durante ese tiempo.
Además, preguntar sobre la sesión previa puede permitir expresar un feedback que no surgió
previamente.
Problemas habituales con los que el terapeuta se puede encontrar son la dificultad por parte del
paciente de recordar el contenido de la sesión previa y/o la reticencia a expresar un
feedback negativo (al terapeuta).
Establecimiento del orden del día: tal y como se ha comentado, en las sesiones iniciales el
terapeuta toma una mayor responsabilidad en el establecimiento de la agenda. El objetivo es que,
a medida que avanza el tratamiento, el paciente se involucre más y sea más activo en este punto.
Problemas que pueden surgir son que el paciente no contribuya a establecer el orden del día, o que
se disperse cuando se le intenta establecer, explicando directamente el problema que le preocupa,
en lugar de ceñirse a la estructura de la sesión.
Revisión de tareas: en la revisión de tareas pueden darse escenarios diversos, como que el
terapeuta olvide revisar las tareas o dedique un tiempo excesivo a revisarlas, o el paciente no
realice las tareas.
Tratar los temas del orden del día: en este momento de la intervención, la mayor parte de las
veces el terapeuta pregunta al paciente qué ítem quiere comenzar a tratar. Hacer esto
ayuda al paciente a ser más activo y asertivo y le permite tomar más responsabilidad sobre su
tratamiento.
En este punto, pueden darse problemas como la dificultad (por parte del paciente principalmente,
aunque también le puede ocurrir a un terapeuta inexperto) en centrar la discusión en el punto
establecido en el orden del día. Puede ocurrir también que no se mantenga un buen ritmo de
trabajo y se alargue demasiado el tiempo dedicado al tema escogido. Ocasionalmente puede
suceder que el terapeuta no sea capaz de realizar una intervención terapéutica.
Debe tenerse presente que una desviación del tema puede estar justificada, pero así hay que
expresarlo y proponer (si es adecuado) un cambio en los temas a tratar o un aplazamiento a la
siguiente sesión, si así lo deciden paciente y terapeuta. Si este no es el caso, el terapeuta debe
hacer el esfuerzo de redirigirse (y al paciente también) a lo establecido en el orden del día.
Mantener la estructura de la sesión para ganar en eficacia y ayudar al paciente a funcionar
organizadamente son en sí mismos objetivos terapéuticos. Realizar una intervención terapéutica
es fundamental para el progreso del paciente y para reforzar la alianza terapéutica. Simplemente
describir un problema o identificar pensamientos generalmente no ayudará al paciente a sentirse
mejor. El terapeuta debe tener presente que es importante, durante la sesión, resolver, aunque sea
en parte, el problema del paciente o establecer tareas diseñadas para disminuir la problemática o el
malestar del paciente.
Establecimiento de nuevas tareas: los pacientes serán menos propensos a llevar a cabo tareas
de casa cuando:
1. El terapeuta sugiere una tarea demasiado difícil o no relacionada con las preocupaciones
del paciente.
2. No se proporciona una base lógica para llevarlas a cabo.
3. El terapeuta olvida revisar las tareas asignadas en sesiones previas.
4. El terapeuta no enfatiza la importancia de efectuar las tareas diarias en general o
aquellas específicas en particular.
5. El terapeuta no establece las tareas en la sesión.
6. El terapeuta no intenta averiguar posibles obstáculos que impiden al paciente
efectuarlas.
7. El paciente no anota las tareas a realizar.
8. El terapeuta establece una tarea de manera no colaboradora (dificultará la adhesión del
paciente al cumplimiento de las tareas).
Resumen final: el terapeuta lleva a cabo resúmenes verbales de lo que se va tratando durante
la sesión para asegurarse de que ha entendido lo expuesto por el paciente. En las primeras sesiones
es el terapeuta quien efectúa el resumen, pero, más adelante, será el paciente. Si se le pide al
paciente que tome notas de los puntos importantes durante la sesión, el resumen final será rápido
y claro, pero, si esto no ocurre, nos encontraremos ante un problema.
Feedback: el problema surge cuando el paciente no expresa un feedback negativo o está muy
afectado hacia el final de la sesión y no queda tiempo para resolver su distrés.
De hecho, el terapeuta que se ve a sí mismo como responsable de ayudar al paciente a resolver cada
problema corre el riesgo de reforzar la dependencia y le impide al paciente tener la oportunidad de
fortalecer sus habilidades.
El objetivo de esta fase de la intervención consiste en preparar al paciente sobre la posibilidad de sufrir
una recaída, así como reforzar el trabajo efectuado durante el tratamiento ayudándole a reflexionar
sobre las nuevas habilidades y las estrategias que ha aprendido a lo largo de las sesiones.
Sea capaz de detectar las señales que indicarían que se está produciendo la recaída.
Pueda establecer una serie de pasos que podría llevar a cabo (aplicando lo aprendido a lo largo del
tratamiento) para poder sobreponerse a esta situación.
Para ello se propone dar respuesta a las siguientes preguntas que conforman el plan de prevención de
recaídas:
Primeramente, será el terapeuta quien sugiera las tareas, para que, posteriormente, sea el propio
paciente quien proponga las tareas a realizar. Así, inicialmente el terapeuta deberá adaptarlas a cada
caso, teniendo en cuenta dos aspectos:
Características particulares.
Habilidades para leer y escribir.
Disposición y motivación hacia la tarea.
Nivel de distrés y de funcionamiento cognitivo.
Imprevistos.
Es importante recordar, tal como ya se ha comentado, que las tareas deben ser asequibles para el
paciente, relevantes a su problema y relacionadas con la sesión tratada. Que el paciente aprenda
a fijar sus propias tareas hará más probable que continúe con las actividades una vez finalizado el
tratamiento.
3.5.2. Tipos de tareas
Las tareas que se utilizan de forma permanente, a lo largo de toda la terapia, son las siguientes:
La biblioterapia. Esta tarea es importante asignarla desde la primera sesión para que el paciente
se involucre en el tratamiento, aprenda más del trastorno y se familiarice con el modelo
cognitivo. Aparte de leer la bibliografía que le pueda facilitar el terapeuta, es deseable que,
además, anote sus opiniones, aquello con lo que está de acuerdo o en desacuerdo, o aquellos
puntos sobre los que tiene dudas para poder preguntar en las sesiones.
La activación conductual. Es muy importante para aquellos pacientes que se encuentran
inactivos, o para aquellos que quieran retomar actividades previas o enriquecer su vida por medio
de otras nuevas. La programación de actividades se puede llevar a cabo mediante el cuadro de
control de actividades.
También se utiliza para la práctica de nuevas habilidades y/o implementación de soluciones
que surgen de la resolución práctica de problemas, como veremos más adelante. La resolución
directa de problemas con un buen seguimiento conductual suele producir mejoras importantes en el
estado de ánimo.
El control de los pensamientos automáticos. Esta tarea es importante asignarla desde la
primera sesión al inicio de la intervención. Al comienzo, puede escribir, cada vez que nota un
cambio en el estado de ánimo, los pensamientos que dan respuesta a la pregunta “¿qué pasa por mi
mente en este momento?”. Primero, puede escribirlo en un papel, en una libreta o en una ficha,
para, en el momento oportuno, enseñarle a registrarlos en un registro de pensamientos
automáticos.
El repaso de las sesiones anteriores. Ayuda a consolidar los aprendizajes. Se puede realizar
gracias a las notas tomadas por el paciente en la sesión o inmediatamente después, y/o a la
escucha de una sesión de la terapia. No es necesario grabar toda la sesión, sino que puede
registrarse únicamente la síntesis efectuada en los últimos minutos.
La preparación de la siguiente sesión de terapia. Normalmente, los pacientes no necesitan
instrucciones para esta tarea, ya que de forma automática piensan en qué responder ante las
preguntas que pueda realizar el terapeuta al inicio de la sesión siguiente. En caso de que existan
dificultades, será necesario que el paciente tome notas por escrito o mentalmente después de cada
sesión.
3.5.3. Éxito en la tarea
Existen algunos aspectos a tener en cuenta para aumentar la probabilidad de éxito en la tarea:
Adaptar la tarea al paciente. Las tareas deben ser asignadas teniendo en cuenta las
características y los deseos del paciente. Para ello no tenemos que tener en cuenta solo el tipo
de tarea, sino también la cantidad de trabajo que se asigne. También debemos dividir el trabajo
en etapas que sean fácilmente abordables, prediciendo las posibles dificultades, evaluando el
diagnóstico del paciente y los problemas que presenta.
Dar una explicación. Es más probable que el paciente cumpla las tareas del hogar si sabe cuál es
el propósito de estas. Se le debe señalar, entre otras cosas, que es posible que mejore más
rápido si cumple con las tareas y que deben realizarse de forma diaria con atención y esfuerzo
constante, para poder cambiar el pensamiento y el comportamiento.
Establecer las tareas en colaboración con el paciente. A medida que la terapia avanza, el
terapeuta alentará al paciente para que fije sus propias tareas.
Evitar las posibilidades de fracaso. Es necesario informar al paciente que las tareas para el
hogar son útiles incluso cuando no se realizan de forma completa, para que este no se sienta
fracasado y desista en su realización. En el caso de que no se realicen o se realicen de forma
incorrecta, el terapeuta deberá averiguar cuáles son los obstáculos, prácticos o psicológicos, que se
interponen en su realización.
Comenzar la tarea en la sesión. Es conveniente sobre todo en la primera etapa de terapia, para
poder identificar las dificultades y establecer un nivel adecuado. También motiva al paciente a
que continúe la tarea, ya que muchos refieren que la parte más difícil es justo antes de comenzarla,
precisamente por la falta de motivación.
Ayudar a establecer sistemas para recordar las tareas. Algunos de ellos son: anotar las
tareas durante la sesión, agrupar la tarea con otra actividad diaria, pegar notas en lugares visibles
de la casa, etc.
Anticipar problemas. Para ello, el terapeuta debe ponerse en lugar del paciente y realizarse las
siguientes preguntas: “¿la cantidad de tarea es razonable para este paciente?, ¿el nivel de dificultad
es adecuado?, ¿le sobrepasará?, ¿está relacionada de forma lógica con sus objetivos?, ¿es probable
que la complete?, ¿qué problemas prácticos se pueden interponer? y ¿qué pensamientos se pueden
interponer? “.
También le preguntará de forma directa al paciente acerca del grado de probabilidad (0-100 %)
de que complete la tarea. Si es menor del 90 %, se pueden aplicar algunas estrategias de forma
complementaria, como el ensayo encubierto, la dramatización racional-emocional o sugerir una
tarea diferente cuando el terapeuta considera que una tarea es inadecuada o las otras estrategias
no han sido suficientemente eficaces. Es mejor sustituir la tarea por otra más fácil que el paciente
pueda realizar antes de establecer el hábito de no hacer lo que se ha acordado en la sesión.
Preparación para un posible resultado negativo (cuando exista la posibilidad). Ayudará al
paciente a anticipar sus reacciones frente a los pensamientos automáticos que surgirán.
3.6. Dificultades. Problemas prácticos
Si el paciente estuviese viviendo un momento de crisis, se puede acordar hacerlo en la siguiente sesión.
La revisión de tareas también puede servir para la asignación de otra en la siguiente sesión, la
continuación de la anterior o una nueva.
Máster en Psicología Clínica y de la Salud
Unidad didáctica 4.
La reestructuración cognitiva
Competencia/s
Objetivos específicos
También es de gran ayuda para el paciente explicar los pensamientos automáticos utilizando sus propios
ejemplos y sugiriendo situaciones alternativas para poder representar, de esta manera, el modelo
cognitivo. Se puede realizar de forma escrita y esquematizada para que quede más ilustrado al
paciente.
4.1.1. Tipos de pensamientos automáticos
La mayor parte de los PA están distorsionados de alguna manera y se producen pese a que
existan evidencias objetivas que indiquen lo contrario.
Otros son adecuados, pero el paciente extrae de ellos conclusiones distorsionadas.
El tercer tipo son pensamientos correctos pero disfuncionales.
Evaluar la validez y/o utilidad de los PA y responder a ellos de una manera adaptativa generalmente
produce un cambio positivo en las emociones del paciente.
Puede ser útil y oportuno enseñar al paciente a identificar los PA en los siguientes tipos de
situaciones:
El terapeuta observa un cambio en el estado anímico del paciente durante la sesión. Por
ello, hay que estar alerta para poder captar las señales verbales y no verbales del paciente, y de
esta manera llegar a los PA e imágenes que surgen en la sesión y están asociados con un cambio en
sus emociones. Estos pensamientos pueden referirse al paciente mismo, al terapeuta o al tema de
discusión, y suelen ser de una importancia fundamental en la conceptualización.
Solicitar una descripción verbal detallada de la situación habitual. Es decir, se le pide al
paciente que, por ejemplo, se imagine que está esperando a alguien y que esta persona no llega. Se
le pregunta entonces qué le vendría a la mente o qué cree que pensaría. Pensamientos habituales
que las personas tienen en estas situaciones son: “Le habrá pasado algo”, “pasa de mí”, “seguro que
ya no tarda en llegar”, etc.
Solicitar al paciente que describa una situación problemática. Se le alienta entonces para
que incluya todos los detalles que pueda, de forma que la situación sea lo más vívida posible y así
poder identificar los pensamientos.
Ayudar al paciente a recrear la situación por medio de un role-play. En primer lugar, el
paciente describe verbalmente quién dijo qué cosa y luego se representa a sí mismo mientras el
terapeuta representa el papel de la otra persona.
Como ya se ha comentado, estos pensamientos cargados de afecto son los elementos más importantes
sobre los que se puede trabajar. Además, se trata de ideas que pueden perjudicar la motivación o la
autovaloración de un paciente. Igualmente, pueden interferir con la concentración del paciente
durante la sesión y en la relación terapéutica. Finalmente, identificar los PA en el momento en que se
producen ofrece al paciente la oportunidad de controlarlos y reaccionar frente a ellos para facilitar
el trabajo durante el resto de la sesión.
4.1.3. Procesos de identificación
Pregunta básica: “¿qué está pasando por tu mente en este/ese momento?” “¿qué estás o estabas
pensando?”.
Por otro lado, el terapeuta debe saber de la existencia de PA adicionales, es decir,
pensamientos no relacionados con la misma situación, sino con su reacción frente a la
situación.
El terapeuta puede ayudar al paciente para que identifique “las palabras exactas” que pasaron
por su mente, de manera que se especifiquen los PA y se detecten las posibles distorsiones
cognitivas.
Muchas veces, los PA se presentan en forma de pregunta y esa modalidad dificulta la evaluación. El
terapeuta tratará de guiar al paciente para que lo exprese en forma de enunciación, antes de
comenzar a evaluarlo. También se pueden expresar de forma telegráfica, donde el terapeuta tendrá
que pedirle que identifique más pensamientos de la situación referida.
4.1.4. Situaciones que desencadenan los
pensamientos automáticos
Acontecimiento
“Si le digo que no, se
El terapeuta pregunta al
enfadará.”
paciente si ha hecho la tarea.
Imagen
“Estoy deseando que le pase
Imagina a su padre teniendo
algo malo.”
un accidente.
Sensación mental
Pensamientos cada vez más “Me estoy volviendo loco/a.”
frecuentes.
4.1.5. Aspectos importantes a destacar
Tenemos que realizar determinadas diferenciaciones para que no se den equívocos que puedan
interferir en la intervención.
Muchos pacientes no comprenden claramente la diferencia entre lo que está pensando y lo que
está sintiendo. El terapeuta tratará de dar sentido a las experiencias del paciente y de compartir
con él la comprensión de los hechos. De esta manera, le guiará para que pueda ver esas experiencias
a través del modelo cognitivo.
El terapeuta facilitará la tarea organizando el material que el paciente le presenta, clasificándolo según
las categorías del modelo cognitivo: situación, pensamiento automático y reacción (emoción,
comportamiento y respuesta fisiológica). Es importante estar atento a la posible confusión y decidir, en el
caso que se dé, si dejarla de lado o dedicarse a ella. A veces, catalogar un pensamiento como una
emoción carece de importancia y es preferible ocuparse del problema en otro momento.
También se puede dar el caso de aquellos pacientes con un vocabulario empobrecido en cuanto a las
emociones; o aquellos que comprenden intelectualmente los términos que las designan, pero tienen
dificultad para catalogar las propias. Estos casos podrían solventarse con una lista de emociones
negativas y una breve explicación, ya que resulta muy útil para la intervención hacer que el paciente
vincule sus reacciones emocionales en situaciones específicas con los nombres correspondientes.
El paciente puede presentar creencias disfuncionales respecto a sus emociones; como, por ejemplo,
que experimente un grado leve de malestar y este sentimiento lo aumente hasta volverse
intolerable. Por ello, hay que ayudarle no solo a que identifique sus emociones, sino además a
cuantificar la intensidad de la emoción que está experimentando, para que pueda controlar esas posibles
creencias.
Es necesario, además, controlar si las respuestas que ha generado, para responder de manera
adaptativa al pensamiento o la creencia, han sido efectivas. El terapeuta y el paciente decidirán si
una cognición requiere de una intervención posterior midiendo la intensidad de la emoción. Si
el terapeuta no realiza esta evaluación, puede suponer de una manera equivocada que una determinada
intervención ha sido exitosa y pasar al siguiente pensamiento o problema de forma precipitada.
4.2.2. Intensidad de la emoción
La mayoría de pacientes aprenden con facilidad a juzgar la intensidad de una emoción, pero, si no es
así, se les puede ayudar visualmente construyendo una “escala de intensidad emocional”
idiosincrásica para usarla como guía para futuras evaluaciones. El terapeuta elige, en esos casos, la
emoción predominante del paciente y le provee o le pide una medición.
0%
25%
50%
75%
100%
En esta escala, el paciente anotaría hechos de forma gradual para poder luego comparar estos hechos
con otras situaciones y aprender a valorar la intensidad de la emoción.
Si el paciente tiene dificultades para darle una puntuación a su emoción, se puede proponer (igual que
con los pensamientos automáticos) que utilice, por ejemplo, la siguiente valoración:
Establecer una teoría, en voz alta o para sí mismo, acerca de cómo este o estos pensamientos
encajan en la conceptualización que ha hecho del paciente en general.
Utilizar ese pensamiento para reforzar el modelo cognitivo de manera explícita o implícita.
Ayudar al paciente a evaluar y a combatir ese pensamiento por medio del cuestionamiento
socrático (denominado también diálogo socrático o descubrimiento guiado).
Aplicar técnicas de resolución de problemas con el paciente.
Cuando el paciente exprese un PA, el terapeuta consigna (verbal, mentalmente o por escrito) el
tipo de error de pensamiento que parece estar cometiendo.
Una buena práctica es que el terapeuta facilite una copia del listado. Entonces se señalarán en la lista
las dos o tres distorsiones que sean más frecuentes en el paciente.
El cuestionamiento socrático
Se elegirá un PA que sea importante, no una idea aislada (recuérdese que lo podemos identificar con la
puntuación de credibilidad y/o intensidad emocional), que parezca distorsionado y disfuncional y que
pueda servir como modelo útil para enseñar al paciente a evaluar y combatir sus pensamientos en el
futuro. El terapeuta deberá determinar, por lo tanto, la intensidad y la emoción antes y después del
cuestionamiento socrático, para poder evaluar la eficacia de la intervención.
Análisis de ventajas y desventajas
En otras ocasiones, aun después de la evaluación, el paciente puede seguir considerando los PA
válidos, aunque no lo sean. En estos casos, el terapeuta puede ayudar al paciente a determinar el
efecto de esos pensamientos o a preguntarle directamente las ventajas y desventajas de seguir
pensando eso.
Realizar una lista por escrito ayuda al paciente a examinar toda una gama de efectos de dicho
pensamiento y, a menudo, estimula modificaciones que pueden hacer que el pensamiento sea más
adaptativo.
Sobrestimación de la probabilidad de ocurrencia
La sobrestimación de la probabilidad de que ocurran eventos negativos es una distorsión que se refiere
a la tendencia a creer en una exageradamente alta probabilidad de que ocurran, en cualquier
momento, hechos negativos, tales como enfermedades, accidentes o problemas serios de cualquier
tipo. Para combatir esta distorsión el terapeuta ayuda al paciente a hacer una valoración objetiva del
riesgo. Cada persona evalúa los riesgos de manera absolutamente subjetiva. Por ello, es importante
puntualizar que, si los riesgos objetivos (posibilidad de acontecimiento negativo) no son valorados
adecuadamente por el paciente, este se sentirá excesivamente ansioso y es muy probable que lleve a
cabo conductas de evitación o comprobación excesiva para “prevenir” que se produzca el acontecimiento
temido.
El listado de preguntasy las otras estrategias de evaluación de los pensamientos del paciente son una
guía para ayudar al terapeuta y al paciente a iniciarse en el cuestionamiento socrático.
Además de este cuestionamiento y las demás técnicas, el terapeuta puede variar sus preguntas para
ayudar al paciente a adoptar una perspectiva más adaptativa.
El terapeuta ha de mostrarse creativo y tener habilidad para aplicar esta técnica a sus propios
pensamientos, de modo que pueda ayudar al paciente a cuestionar en profundidad sus cogniciones. El
objetivo último, por supuesto, es que el paciente utilice la técnica por sí mismo cuando se
encuentre en situaciones que así lo requieran.
4.3.2. Registro de pensamientos disfuncionales (RPD)
El terapeuta le indica al paciente que registre una o dos situaciones (como tarea) y que anote los
pensamientos, si es posible, en el momento en que ocurren. Si no puede hacerlo en el momento, el
paciente lo puede hacer retrospectivamente, pero lo más cercano en el tiempo al momento del suceso.
Será más probable que el paciente lo utilice de forma regular si el terapeuta lo presenta de forma
adecuada, realizando una demostración práctica de modo que el paciente se sienta confiado en que lo
puede realizar por sí mismo.
1.ª fase: técnica de las dos columnas
Este registro de los pensamientos automáticos en dos columnas incluye una situación y los
pensamientos que genera, de modo que ayuda al paciente a reconocer los efectos de estos
pensamientos subyacentes y a comprender cómo el modelo cognitivo básico es aplicable a su
propia experiencia. Este procedimiento también pone en marcha el proceso de modificación de
cogniciones disfuncionales.
Después de emplear la técnica de las dos columnas, o tres, se puede ir ampliando el registro
progresivamente a cuatro y cinco columnas (la cuarta columna correspondería al cuestionamiento
de pensamientos y la quinta a la conclusión).
De este modo, el paciente adquiere habilidad en cuestionar sus pensamientos y se refuerza el modelo
cognitivo.
El terapeuta debe dominar el uso del RPD, practicando con sus propios PA antes de presentarlo al
paciente.
El terapeuta debe asegurarse de que el paciente aprenda el modelo cognitivo y esté familiarizado
con él antes de presentar el RPD.
El terapeuta debe hacer un plan para presentar el RPD en dos etapas: normalmente la primera
se ocupará de las cuatro primeras columnas y la segunda de las últimas dos (según la tabla de
ejemplo).
El paciente debe demostrar buenos resultados al completar las cuatro primeras columnas, antes
de que se le presenten las últimas dos.
No utilidad del RPD
Puede darse el caso en el que los pacientes, en algún momento, al completar el RPD, no experimenten
una disminución de intensidad de su emoción. El terapeuta entonces deberá ayudar al paciente a
evitar la producción de pensamientos automáticos críticos respecto de sí mismo, de la terapia, del
terapeuta o del RPD, poniendo énfasis en la utilidad “general” de la técnica y sus “limitaciones”.
Cuando no es práctico o deseable que el paciente utilice la modalidad del RPD con todos sus
pensamientos automáticos, se pueden utilizar procedimientos alternativos:
Existen otros pensamientos automáticos centrales y/o algunas imágenes que no han sido
identificados o evaluados.
La evolución del PA es superficial o inadecuada.
El paciente no ha expresado suficientemente las evidencias que, en su opinión, sustentan el PA.
El propio PA es, además, una creencia intermedia o central.
El paciente comprende “intelectualmente” que ese pensamiento está distorsionado, pero no lo
cree en un nivel más “emocional”.
El paciente descalifica la evaluación.
Siempre le vamos a pedir al paciente que puntúe la credibilidad que le merece su pensamiento y la
intensidad de su emoción. La puntuación nos permite ver cuánto impacto tiene el pensamiento en la vida
del paciente y, por tanto, seleccionar aquellos pensamientos de mayor credibilidad.
Antes de aprender cómo se identifican las creencias intermedias, entenderemos cómo efectuar la
conceptualización cognitiva (o formulación del caso).
4.5.1. La conceptualización cognitiva
Es necesario que el diagrama se reevalúe periódicamente y que se complete con datos adicionales.
El terapeuta lo presenta ante el paciente como un diseño explicativo, pensado para ayudar a
comprender las reacciones frente a determinadas situaciones. Algunos pacientes están preparados
intelectual y emocionalmente para apreciar un cuadro completo desde el inicio de la terapia, otros deben
familiarizarse con el diagrama mucho más tarde (o nunca). Se trata de que, cuando el terapeuta
presente la conceptualización, pida al paciente que la confirme, la discuta, la modifique o plantee sus
propias hipótesis; en síntesis, que sea activo en la complementación y se trabaje colaborativamente.
Además de las preguntas listadas a las que hay que intentar dar respuesta (a lo largo de las sesiones),
para llevar a cabo la conceptualización o formulación del problema, hay que tener en cuenta los
antecedentes psiquiátricos y el estilo de personalidad de cada paciente.
Identificación de factores
Como manera para organizar la conceptualización de un caso, tanto para el terapeuta como para el
paciente, puede actuarse identificando:
Los factores de predisposición: son aquellos aspectos que hacen al paciente vulnerable a
experimentar un problema emocional: las creencias centrales y/o intermedias desadaptativas,
algunos aspectos de personalidad (como la rigidez, la introversión, etc.), el estilo educativo
desadaptativo, la presencia de antecedentes psiquiátricos personales y/o familiares y los
acontecimientos críticos estresantes desde la infancia y a lo largo de los años.
Los factores precipitantes: son, tal como indica la palabra, aquellos que precipitan el trastorno
emocional. En la mayor parte de los casos, una situación estresante actuará como desencadenante
del problema (en algunos casos, un abuso de sustancias sin estrés añadido puede precipitarlo). En el
caso de este paciente, ese factor fue una corta estancia en el extranjero, donde no conocía a nadie y
la dificultad con el lenguaje no le permitía relacionarse adecuadamente.
Los factores de mantenimiento del problema: son aquellos que contribuyen a perpetuar la
problemática del paciente: las propias creencias desadaptativas, la personalidad (algunos
rasgos), las estrategias compensatorias, los síntomas del propio trastorno, la presencia vigente del
estrés que desencadenó el problema y aspectos del propio entorno (por ejemplo dificultades
económicas, enfermedades...).
Para más información sobre cómo efectuar la conceptualización de un caso, se puede consultar el libro de
Tarrier (2006).
4.5.2. Identificación de creencias intermedias
Las técnicas habituales para identificar las creencias intermedias son las siguientes:
Si se le pregunta al paciente sobre el significado del pensamiento (por ejemplo, “¿Qué significa para
ti… [pensamiento]?”), suele descubrir una CI. Si se le pregunta al paciente: “¿Dice algo de ti…
(pensamiento)?”, suele desvelar una CC.
La técnica de la flecha descendente fue propuesta por algunos terapeutas cognitivos, como por
ejemplo Burns (1980). La finalidad última de esta técnica es elicitar la cadena de inferencias que lleva
al cliente a una determinada conclusión a partir de un hecho concreto.
Objetivos:
Explicitar la cadena de inferencias que lleva al cliente a una determinada conclusión a partir de un
hecho concreto.
Evaluar las reglas tácitas de implicación que guían la conexión entre “evidencia” y “conclusión”.
Entender mejor, no solo la relación entre un evento y sus implicaciones emocionales, cognitivas y
conductuales, sino examinar el proceso de inferencia del cliente en sus propios términos.
Evaluar los valores (creencias) que están en lo más alto de la cadena explorada de inferencias.
Aplicación técnica:
Otro modo de detectar las CI es administrando y revisando un cuestionario sobre creencias. Por
ejemplo, puede utilizarse el cuestionario de creencias de Weissman y Beck (Dysfunctional
Attitude Scale, Weissman y Beck, 1978)
Otro cuestionario respecto a las reglas y actitudes que podría sostener un paciente es este cuestionario
sobre creencias que sigue a continuación:
1. ¡TENGO QUE ser aprobado o aceptado por la gente que considero importante!
2. ¡TENGO QUE hacerlo todo bien o muy bien!
3. Soy una PERSONA MALA O DESPRECIABLE, cuando actúo débil o estúpidamente.
4. Mi vida TIENE QUE tener pocos problemas o dificultades importantes.
5. Es HORROROSO o TERRIBLE que las cosas importantes no salgan como uno quiere.
6. La gente que actúa inmoralmente es gente INDIGNA y CORROMPIDA y debe ser
castigada.
7. NO PUEDO SOPORTAR que la vida sea tan injusta y no conseguir lo que NECESITO.
8. NECESITO bastante la gratificación inmediata y DEBO sentirme desgraciado, si no lo
consigo.
9. Los demás TIENEN QUE tratarme de forma justa y proveerme de lo que NECESITE.
10. NO SE PUEDE SOPORTAR que las cosas sean tan difíciles ni que haya gente tan
despreciable.
11. El que mi jefe me llame la atención de forma motivada me convierte en TONTO y
DESPRECIABLE.
12. Es HORRIBLE que un superior te tenga que llamar la atención por un error.
13. NO PUEDO SOPORTAR que me llamen la atención en el trabajo y puede que hasta
pierda el trabajo.
14. El jefe NO PUEDE tratar así a un subordinado.
4.6. Modificación de creencias intermedias
Esta fase se realizará cuando el paciente ya haya adquirido las herramientas para identificar y
modificar los pensamientos automáticos y haya logrado, de esta manera, un cierto grado de
alivio de los síntomas.
Para que la terapia sea eficaz, se deberán elegir aquellas creencias intermedias más impactantes o que
afectan en mayor medida a la vida del paciente. Una vez identificadas, se le expondrán. Las preguntas
que el terapeuta debe realizarse para decidir sobre cuáles intervendrá son las siguientes:
“¿Cuál es la creencia?”.
“¿Con qué intensidad cree el paciente en ella?”.
“Si la intensidad es alta, ¿de qué manera afecta en su vida?”.
Igual que en los pensamientos automáticos, deberá preguntársele sobre el grado de intensidad
(0-100 %), para poder evaluar si es necesario seguir trabajando sobre ella.
Otra estrategia puede ser cambiar normas y actitudes en forma de suposiciones, que es útil
emplearla para favorecer que a los pacientes les sea mucho más fácil percibir una distorsión cuando,
conjuntamente con el terapeuta, se detecta una creencia en forma de regla o actitud.
A partir de esta nueva verbalización es más fácil para el paciente ver la distorsión o disonancia de su
creencia. La evaluación lógica de una suposición condicional por medio de preguntas a menudo crea
una disonancia cognitiva mayor que la que surge de la evaluación de la regla o actitud.
Otra estrategia es el análisis de ventajas y desventajas de las creencias. A diferencia del trabajo
de ventajas y desventajas con los pensamientos automáticos, dado que las creencias son más
resistentes y el paciente suele focalizarse solo en las ventajas, el terapeuta se esforzará por
minimizar o descartarlas y enfatizar y reforzar las desventajas.
4.7. Formulación de nuevas creencias
La construcción de una nueva creencia debe realizarse de forma colaborativa. Existen diferentes
opciones, que van desde pequeños ajustes a amplias revisiones de las creencias. Es decir, hay que
recordar que, del mismo modo que se puntúan los pensamientos, también a las creencias se les otorga
una puntuación, así como a la emoción que surge a partir de ellas. El objetivo del cuestionamiento y
modificación de creencias es reescribir una nueva creencia más adaptativa (nueva creencia) o
disminuir la credibilidad de la creencia original.
4.7.1. El cuestionamiento socrático
El terapeuta, del mismo modo que en la evaluación de los pensamientos automáticos, utilizará siempre
el cuestionamiento socrático (por ejemplo, buscará el punto de vista alternativo, evaluará las
evidencias...) para ayudar al paciente a reconocer creencias potencialmente alternativas,
estimulando la creatividad y apartándose de las creencias rígidas.
4.7.2. El contínuum cognitivo
Esta estrategia es útil para los pacientes tanto con pensamientos automáticos como con creencias que
evidencian un pensamiento dicotómico o polarizado. Mediante la construcción de un contínuum
cognitivo, el paciente puede aprender a reconocer la existencia de puntos intermedios.
Para poder hacer bien el role-play, el paciente hace al inicio su propio rol para que el terapeuta vea
cómo reacciona el paciente en la situación escogida para trabajar. Posteriormente, se realiza un cambio
de papeles terapeuta/paciente, de modo que el paciente tiene la oportunidad de expresar en voz alta
argumentos racionales siguiendo el modelo enseñado por el terapeuta previamente. Este, por su
parte, utilizará los razonamientos emocionales que el paciente haya expresado con anterioridad,
intentando reproducirlos de forma exacta para ayudar al paciente a reaccionar de una manera más
precisa respecto de sus propias preocupaciones.
Si el paciente no logra formular una respuesta desde el papel racional, se pueden volver a intercambiar
los papeles de forma temporal, o, si no es posible continuar, abandonar el role-play para poder hablar
del punto donde se han estancado. El terapeuta será el que debe decidir si el paciente necesita continuar
con su trabajo sobre esa creencia en particular. Para la evaluación de la eficacia, debe pedirle siempre
que adjudique una puntuación a la credibilidad respecto a la creencia trabajada.
Hay que considerar que muchos pacientes pueden sentirse incómodos utilizando esta técnica, por ello,
como en cualquier otro tipo de intervención, la decisión sobre su aplicación deberá ser conjunta. Por su
parte, el terapeuta debe evitar que el paciente lo perciba como una confrontación, observando cuáles
son sus reacciones no verbales durante el ejercicio. También debe asegurarse de que el paciente no se
sienta criticado ni desvalorizado por la supremacía que se da a lo racional sobre lo emocional.
4.7.4. Utilizar a otras personas como punto de referencia para la modificación de
creencias
Ponerse en el lugar de otra persona permite que el paciente pueda establecer una distancia
psicológica respecto de sus propias creencias disfuncionales, percibiendo, así, una incoherencia entre lo
que creen verdadero para ellos y lo que ven más objetivamente en otras personas.
1. Solicitar al paciente que identifique a alguna persona que le parezca que tiene la misma creencia
disfuncional. Algunas veces, el paciente puede ver la distorsión en otra persona y, luego, aplicar
ese conocimiento a él mismo.
2. Pedir al paciente que identifique a una persona (que tenga en estima) que no tenga la misma
creencia.
3. Utilizar a personas de gran importancia emocional (hijos, pareja, etc.) como punto de referencia.
Para muchos pacientes esto hace que logren una mayor distancia de una creencia y vean mejor la
distorsión.
4.7.5. Actuar “como si”
Siguiendo el modelo cognitivo, sabemos que los cambios en creencias provocan cambios conductuales; y
los cambios conductuales generarán, por lo tanto, cambios en las creencias.
Es necesario modificar ligeramente la creencia inicial (por ejemplo, mirando ventajas y desventajas, o
evidencias, etc.). Cuando se ha modificado ligeramente (lo vemos en la puntuación o en la aparición
de una nueva creencia matizada), se insta al paciente a que actúe “como si” estuviera convencido al
100 % de su nueva creencia, aunque no lo esté por completo.
4.7.6. Autorrevelaciones del terapeuta
Cuando el terapeuta expresa abiertamente su propia experiencia, puede ayudar a los pacientes a ver sus
problemas de una manera diferente.
4.7.7. Ensayo encubierto o cognitivo
En primer lugar, se le pide al paciente que utilice las imágenes mentales, o visualización, o el role-play,
para identificar posibles cogniciones distorsionadas que podrían aparecer en una situación
estresante.
En segundo lugar, el paciente y el terapeuta trabajan juntos para modificar las cogniciones
disfuncionales.
Finalmente, se le pide al paciente, como tarea, que ponga a prueba, en vivo, el nuevo patrón
cognitivo adquirido.
4.7.8. Experimentos conductuales o pruebas de realidad de Beck
Los experimentos conductuales son uno de los métodos más potentes para provocar cambios
cognitivos y son ampliamente utilizados.
Los experimentos conductuales tienen como objetivo valorar la validez de los pensamientos,
creencias y percepciones del paciente y construir nuevos principios o creencias más
adaptativos. Para tener éxito con el experimento conductual, se requiere creatividad y una profunda
comprensión del problema por parte del terapeuta.
El paciente expresa una predicción negativa y el terapeuta propone su comprobación. Por ejemplo:
“No puedo, soy incapaz”.
Deciden colaborativamente cómo, cuándo y dónde se deberá comprobar. Por ejemplo, en la
sesión, durante 30 minutos, efectuar determinado ejercicio pactado (asegurándonos de
que el paciente tendrá éxito en su realización).
El terapeuta debe averiguar la reacción del paciente si el experimento confirma sus miedos y
establecer un plan para este posible desenlace. En el caso de que el paciente finalmente no
sea capaz de efectuar el ejercicio, se puede, por ejemplo, haber trabajado mediante el
cuestionamiento socrático para desdramatizar el hecho, o proponer un aprendizaje de la
habilidad, etc.
Hay que considerar lo receptivo que pueda estar el paciente ante este ejercicio. Si se percibe que éste
duda al proponerle la asignación, se le preguntará qué probabilidad existe de que lleve a cabo el
experimento y qué problemas prácticos o pensamientos podrían interponerse es su realización. Esto
minimizará los problemas que puedan surgir cuando esté realizando el ensayo diseñando una respuesta
de antemano. También puede ponerse en práctica algún ensayo encubierto, como se ha comentado
anteriormente.
Si estos experimentos se diseñan y se llevan a cabo de forma adecuada, tienen más poder para
modificar las creencias y emociones del paciente que las técnicas verbales de las sesiones.
Para más información sobre cómo implementar experimentos conductuales así como conocer
experimentos adecuados para diversas patologías, se puede consultar a Bennett-Levy, Butler,
Fennell, Hackmann, Mueller y Westbrook (2006),en la bibliografía.
4.8. Identificación de creencias centrales (CC)
Para su identificación, el terapeuta utilizará las mismas técnicas utilizadas para la identificación de las
creencias intermedias: el diagrama de conceptualización cognitiva, así como los otros
procedimientos adicionales, como la técnica de la flecha descendente.
También para las creencias centrales es necesario instruir al paciente, tanto para su comprensión
como para controlar la forma en que operan.
Debe comprender:
Facilitar bibliografía al paciente puede reforzar el trabajo terapéutico sobre las creencias centrales.
4.9. Modificación de las creencias centrales
Aparte de las técnicas ya descritas para las creencias intermedias aplicables a las creencias centrales, a
continuación se describen otras adicionales:
Veámoslas detenidamente.
4.9.1. Formulario de creencias centrales (FCC)
Como es habitual, se introducirá está técnica una vez el paciente ya ha comprendido que algunos de sus
pensamientos automáticos no son adecuados o están distorsionados, comprendiendo que puede
modificar el pensamiento disfuncional y habiendo establecido una fuerte alianza terapéutica con el
profesional. Esta técnica es semejante a la de generación de alternativas, pero más completa, ya que
incluye el análisis de la evidencia.
Los métodos que puede utilizar el terapeuta para que el paciente pueda reconocer la evidencia que
contradice la antigua creencia central y avala la nueva creencia son los siguientes:
Solicitar al paciente que piense en los datos que hubiesen sido evidencias positivas en el caso de
otra persona (utilizar a otros como punto de referencia).
Solicitar al paciente que piense en datos que otra persona seguramente hubiese considerado como
evidencias positivas sobre su capacidad.
Solicitar al paciente que reflexione y considere si rechazaría evidencias a su favor, luego de
compararlas con un modelo hipotéticamente negativo.
Solicitar al paciente que complete las puntuaciones que se incluyen en la parte superior del FCC
(que ya incluye una creencia central previamente acordada) al comenzar la sesión. La conversación
sobre estas situaciones positivas da la oportunidad de recoger y reforzar evidencias para el lado
izquierdo.
4.9.2. Desarrollar metáforas
Los terapeutas pueden ayudar al paciente a tomar distancia de sus creencias centrales haciendo
referencia a metáforas conocidas, como por ejemplo “La Cenicienta”.
A partir de entender, en este caso, conceptos como que la Cenicienta era buena pero le hacían creer que
no valía nada, que no era buena, que no era querible, etc., se puede explicar al paciente cómo una
creencia puede ser aprendida a pesar de la evidencia contraria a la misma.
El terapeuta ayuda al paciente a buscar las evidencias que avalaron la creencia central desde una edad
temprana y a sacar a la luz evidencias que la refutaban. Resulta beneficioso para el paciente realizar este
análisis del origen y la persistencia a través del tiempo de su creencia central.
Para facilitar la tarea (en la sesión o en casa), el paciente debe realizar los siguientes pasos:
1. Registrar recuerdos que puedan haber contribuido a la formación de la creencia central (puede
reflexionar acerca del parvulario, la escuela primaria, la secundaria, la universidad, a los 30 años,
etc.).
2. Búsqueda y registro de las evidencias de cada periodo que sustenten una creencia nueva y
positiva. Una vez ha evocado recuerdos positivos, el paciente puede pasar al siguiente paso.
Otra técnica que facilita la reestructuración de los recuerdos tempranos en una situación afectiva son las
imágenes mentales. Esta técnica es propia de las terapias gestálticas y ha sido adaptada
específicamente para la modificación de las creencias centrales. Se indica, sobre todo, en pacientes con
trastornos de la personalidad (no es frecuente en pacientes con diagnóstico del eje I). Se trata de
llevar al paciente a experimentar nuevamente una situación perturbadora del pasado que,
aparentemente, colaboró en la formación y mantenimiento de una creencia central.
1. Identifica la situación específica que le provoca un gran malestar al paciente, y que se asocia
con una importante creencia central.
2. Incentiva la afectividad del paciente a través del abordaje de pensamientos automáticos,
emociones y sensaciones somáticas. La intensificación del afecto es, en esta experiencia, la clave
que permite verificar que se trata de un tema central para el paciente.
3. Ayuda al paciente a identificar y a volver a experimentar una experiencia temprana relevante.
4. Conversa con el periodo más temprano del paciente, para identificar sus pensamientos
automáticos, emociones y creencias.
5. Ayuda al paciente a desarrollar una comprensión diferente de la experiencia, por medio de las
imágenes visuales guiadas, el cuestionamiento socrático, el diálogo y/o el role-play.
Es muy importante asegurarse de que el paciente es capaz de trabajar con esta técnica, ya que
experimentar sensaciones perturbadoras puede afectarle mucho. Si vemos que el paciente está
demasiado afectado, podemos parar el ejercicio y explicar de nuevo lo que estamos trabajando y
conseguir que se tranquilice.
4.10. Caso práctico
Máster en Psicología Clínica y de la Salud
Unidad didáctica 5.
Otras técnicas cognitivas y conductuales adicionales
Competencia/s
Objetivos específicos
El terapeuta explicará al paciente en qué consiste, asegurándose de que lo comprenda y esté de acuerdo en su
realización; para luego comenzar la tarea en la sesión y detectar los obstáculos que puedan surgir.
Posteriormente, le pedirá que controle sus actividades y que recopile datos importantes.
Habitualmente, esta tarea se asigna al comienzo de la intervención, en la segunda o tercera sesión. Los datos
que facilita son importantísimos y, generalmente, cuando se producen cambios en las actividades, el paciente
mejora su estado de ánimo significativamente.
Ducha y
8-9 h desayuno
S=2P=0
Clase
9-10 h estadística
S=3P=3
10-11 =
h
Clase
11-12
filosofía
h
S=3P=4
12-13 =
h
Visita
13-14
tutoría
h
S=5P=0
15-16 Comida
h S=1P=0
16-17 Estudio
h S=2P=1
La S se refiere al grado de satisfacción en la tarea, en una escala de 0-10. Como satisfacción se entiende
si se siente satisfecho consigo mismo por haber llevado a cabo la tarea a pesar de que, quizá, le pueda suponer
un esfuerzo. La P es el grado de placer y también se valora de 0-10. Si vemos que el paciente tiene dificultades
para medir el grado de satisfacción o placer, aparte de completar la escala en la sesión, la podemos modificar
estableciendo puntuaciones del tipo bajo, medio y alto.
5.1.1. Revisión del cuadro de actividades a la semana siguiente
De esta manera, terapeuta y paciente buscarán modelos de funcionamiento extrayendo las conclusiones
pertinentes, teniendo como referencia las preguntas que se dan a continuación:
¿Qué actividades ocupan demasiado espacio, impidiendo una vida equilibrada?, ¿dedica el paciente un
tiempo razonable a las actividades relacionadas con el trabajo/estudio, la familia, los amigos, la diversión,
el cuidado del cuerpo, la casa, desarrollo cultural, etc.?, ¿qué actividades están en un segundo término? y
¿cuáles son prioritarias?
¿Cuáles son las actividades de las que obtiene mayor satisfacción o placer?, ¿debería aumentar la
frecuencia de estas actividades?
¿Qué actividades le proporcionan menor satisfacción o placer?, ¿son estas actividades intrínsecamente
disfóricas y, por lo tanto, sería bueno reducirlas o el paciente se encuentra disfórico incluso durante las
actividades potencialmente gratificantes, debido a sus pensamientos automáticos durante estas
actividades? En este último caso, el terapeuta, en lugar de recomendar una reducción de la actividad,
debe trabajar las cogniciones disfuncionales.
5.1.2. Evaluar los estados de ánimo utilizando el cuadro de actividades
Al igual que el grado de satisfacción o placer, se puede utilizar el cuadro para la evaluación del estado de
ánimo, dependiendo del diagnóstico del paciente:
Sobre una escala de 0-10, o bien, dependiendo de la dificultad, bajo, medio o alto. El utilizar esta posibilidad es
muy útil para aquellos pacientes que tienen dificultades para registrar los cambios sutiles en el estado de
ánimo o para los que sobrestiman o subestiman, de forma crónica, los niveles de emoción que experimentan.
En este caso, la paciente ha anotado sus actividades con objeto de revisar su actividad junto con el terapeuta y
relacionarla con su estado de ánimo. La paciente no ha anotado su estado de ánimo ya que se trata de un
primer registro y, en su caso, anotar actividad y registro hubiera sido excesivo en este momento de la
intervención.
5.1.3. Programar actividades
Al igual que se utiliza para registrar actividades, podemos utilizarlo para programarlas prediciendo los niveles
de satisfacción y placer, o los estados de ánimo. Posteriormente, se verificarán las predicciones.
Este compromiso puede incorporarse en una tabla vacía de programación de actividades de modo que se
pueda especificar en concreto que días se van a realizar. Algunos pacientes lo preferirán de este modo,
mientras que otros escogerán el formato abierto (sin marcar días determinados).
5.2. Distracción y refocalización
Las dos son estrategias útiles que el terapeuta debe ensayar con el paciente, tratando de averiguar cuáles han
sido los recursos que mejor le han servido al paciente en el pasado o cómo piensa que puede lograrlo en el
futuro. Si el paciente tiene dificultades para la búsqueda de recurso, el terapeuta le ofrecerá sugerencias.
Las técnicas de distracción se basan en la evidencia de que la mente no puede estar ocupada por dos
pensamientos simultáneos. No se puede tener un pensamiento estresante y uno relajante al mismo tiempo.
Centrar la atención en las características físicas del ambiente (como en los muebles, paredes,
vestido...) y efectuar una descripción en detalle.
La técnica se entrena en la sesión pidiéndole al paciente que describa algún objeto del despacho (por
ejemplo una silla) durante unos minutos. Cuando se finaliza el ejercicio, se le pregunta al paciente: “¿En
qué estabas pensando?” Invariablemente la respuesta es: “En la silla.” De este modo se demuestra el
principio teórico de la estrategia.
Centrar la atención en pensamientos (como por ejemplo contar, recordar una canción o una poesía).
En este tipo de distracción se le pide al paciente que se involucre en una actividad que requiera
concentración y, del mismo modo, mientras está concentrado en ella, no da entrada a otros
pensamientos.
Planificación (por ejemplo pensar en cosas que hacer, repasar actividades, planear, etc.)
Hay que valorar primero si esta es una actividad mental que puede angustiar más al paciente. Si es así,
podemos proponerle que imagine que explica con todo tipo de detalles una película, un libro, un viaje a
alguien allegado, etc.
La refocalización consiste en seguir la pauta de centrarse en la tarea (en lo que esté haciendo el paciente en
ese momento) para no dejarse sobrellevar por sus emociones y resultar inefectivo en aquello que esté
afrontando.
Tanto la distracción como la refocalización se entrenan en sesión, pero deben practicarse diariamente entre
sesiones hasta adquirir la habilidad adecuadamente.
5.3. Tarjetas de apoyo
Hoy en día, con la tecnología al alcance de todo el mundo, es fácil encontrar pacientes que preferirán anotar
sus pensamientos o instrucciones en el móvil, el ordenador u otros dispositivos similares. Por lo tanto, es
importante adaptar la estrategia a las características y particularidades de cada paciente.
5.3.1. Pensamiento automático-respuesta adaptativa
Este recurso se basa en tarjetas preparadas de forma conjunta entre el terapeuta y el paciente, en aquellos
casos en que el paciente no puede evaluar los pensamientos automáticos desadaptativos y tampoco utiliza la
distracción de forma adecuada. En una cara de la tarjeta se transcribe el pensamiento automático y, en la
posterior, la respuesta adaptativa. La elección de los momentos más indicados para leer la tarjeta se
establecerá de mutuo acuerdo.
A continuación, se muestra un ejemplo de una tarjeta de una paciente estudiante (Ejemplo de pensamientos
desadaptativos y adaptativos)
Pensamiento Pensamiento
Emoción Emoción
desadaptativo adaptativo
Esta estrategia consiste en numerar las técnicas que el paciente puede utilizar cuando se encuentra en una
situación difícil. Se redactarán conjuntamente para que el paciente pueda recordar las estrategias
analizadas en la sesión.
El terapeuta pregunta al paciente qué cree que podría hacer en una situación particular y añade sus
sugerencias. Luego será el paciente quien anote las estrategias que piensa que le pueden ayudar.
La paciente anterior, además de anotar sus pensamientos en la tarjeta de apoyo, anotó las siguientes
estrategias que ya dominaba.
5.3.3. Instrucciones para activar al paciente
Las instrucciones para activar al paciente, como su nombre indica, son herramientas para la activación de
la persona que se utilizan en pacientes que no se sienten motivados. También se redactarán de forma
colaborativa, aunque quizá el terapeuta deba dedicar tiempo para motivar al paciente a que lea la tarjeta,
especificando los momentos en que debe leerla, indagando cuáles son los pensamientos automáticos que
pueden impedirle el uso de la misma y ayudándole a combatirlos.
5.4. Exposición gradual
La exposición gradual es útil para conseguir que los pacientes no se sientan abrumados por los objetivos
que se quieren alcanzar. En ocasiones, los pacientes se sienten abrumados, lo que genera que no se puedan
concentrar en la etapa que están atravesando y muchas veces desisten. Por ello, es aconsejable establecer una
serie de pasos previos a la consecución del objetivo final. Un gráfico con los pasos representados de
forma escalonada ayuda a que el paciente lo vea más claro y lo alienta en la consecución del objetivo,
centrando su energía de una manera productiva.
Los primeros pasos o actividades que se asignarán serán aquellos que se asocian a un estado de angustia
de leve a moderado. Se repetirá la actividad de forma constante hasta que la angustia haya disminuido de
forma significativa. Entonces, se pasará a la siguiente actividad, hasta que pueda llevarla a cabo con relativa
facilidad.
Se pueden utilizar diversas técnicas de apoyo de forma complementaria, acordando paciente y terapeuta en
qué momentos utilizarlas (antes, durante o después de cada tarea). Además, se pondrá énfasis en la mejora
de la autoestima y de la eficacia personal, para poder contrarrestar la indefensión y la desesperación,
refutándose de forma progresiva los pensamientos desadaptativos paralelamente a la consecución de los pasos
de exposición pautados.
Entre ellas, pueden estar: las tarjetas de apoyo, el registro de pensamientos disfuncionales (inadecuación de
pensamientos) y el control de actividades (para demostrar las predicciones verdaderas).
5.5. Role-play
Ya hemos hablado del role-play anteriormente en el contexto de la reestructuración cognitiva. No obstante,
esta herramienta tiene muchas finalidades, entre las cuales podemos destacar:
Establecer objetivos. Será útil para aquellos pacientes que tienen dificultades para especificar sus
problemas, los cambios que desea hacer en su vida o cuando no tiene conciencia de lo desequilibrada que
se encuentra su vida. La representación gráfica beneficia la comparación del uso real del tiempo y el uso
ideal que se plantea. Las áreas representadas más comunes son las ya comentadas en el control de
actividades.
Analizar la contribución de diversos factores sobre los resultados negativos. El paciente observa
gráficamente las posibles causas de un determinado resultado, realizando una evaluación del grado en
que han podido contribuir diversos factores en dicho resultado. De esta manera, podrá considerar todos
los factores que han influido y en qué medida. Además, podrá ver de forma representativa la atribución
disfuncional.
Se ayuda al paciente a darse cuenta de que su atención negativa es selectiva y que las comparaciones
que realiza son disfuncionales.
Luego, se le enseña a formular comparaciones más funcionales (por ejemplo, con él mismo en su peor
momento) y a mantener una afirmación personal. Cuando lo que hace el paciente es compararse con él
mismo antes de la enfermedad (su mejor momento), el terapeuta debe llevar su atención a los logros que ha
tenido desde el peor momento y no a la distancia que aún existe respecto de su mejor momento o a lo que
queda por hacer.
5.7.2. Listado de afirmaciones personales
Se trata, simplemente, de listas diarias de las cosas positivas que el paciente está
haciendo/consiguiendo o piensa de sí mismo, y por las cuales se merecería un refuerzo.
Estas imágenes suelen caracterizarse por ser muy breves y perturbadoras. Por ello, muchos de ellos las
apartan rápidamente de su mente, pero, si no logran identificarlas y combatirlas, pueden sentir sus
efectos negativos de manera permanente.
El terapeuta deberá instruir al paciente sobre las imágenes mentales desde la primera sesión y, generalmente,
no es suficiente con preguntar sobre las imágenes para lograr que el paciente las exprese.
El terapeuta tratará de descubrir una imagen mental espontánea que aparezca en una situación
amenazante para el paciente, que genere emoción/afectividad y, por lo tanto, sea más fácil de recrear.
Puede suceder que esto provoque excesiva ansiedad en el paciente y entorpezca la visualización. El
terapeuta puede inducir una imagen relacionada con una situación menos amenazante. Otra manera posible, si
vemos que el recuerdo es difícil, es hacer que el paciente evoque una imagen reciente.
Es importante poder instruir al paciente respecto de las imágenes, ya que suele contribuir a la reducción de
la angustia y hace más fácil la identificación. Muchas veces el terapeuta deberá insistir en la enseñanza de
identificación de imágenes hasta que perciba que el paciente lo ha conseguido.
5.8.2. Combatir las imágenes espontáneas. Técnicas (I)
Debemos diferenciar entre las imágenes que ayudan a ver la situación de otra manera y las que ayudan a
concentrarse en otra cosa. Es aconsejable que el paciente practique dentro y fuera de la sesión las
técnicas, de manera que pueda aumentar su eficacia.
Seguir las imágenes hasta su conclusión. Es la primera técnica que se debe enseñar, ya que es una
de las más útiles. Puede ayudar al terapeuta y al paciente a conceptualizar mejor el problema, llevar a la
reestructuración cognitiva de la imagen y dar alivio a la situación. El terapeuta alienta al paciente para
que siga construyendo una imagen espontánea hasta que se da una de las siguientes situaciones:
Dar un salto hacia adelante en el tiempo. Cuando no se consiguen los resultados esperados con la
técnica anterior, porque el paciente solo logra imaginar obstáculos o hechos angustiantes sin que se
pueda ver el final, el terapeuta puede sugerir al paciente que se imagine a sí mismo en algún momento
del futuro.
Tolerar la imagen. Se guía al paciente para que imagine que está tolerando mejor, que en su vivencia
real, la situación difícil que ha visualizado espontáneamente. Le guiará a través del diálogo, de manera
que vaya resolviendo de forma satisfactoria los problemas que van apareciendo en la imagen. Se puede
ayudar al paciente con preguntas o bien con otras técnicas que se explicarán a continuación (relajación,
etc.).
Cambiar la imagen. El paciente, normalmente, alivia su malestar identificando una imagen y luego
volviendo a evocarla, cambiando el final. Esto permite al paciente comportarse de una manera más
productiva.
Comprobar la realidad de la imagen. Mediante el cuestionamiento socrático, el terapeuta enseña a
tratar la imagen como si fuese un pensamiento automático estándar.
Esta técnica es beneficiosa, combinada con las otras técnicas, para aquellos pacientes que poseen muchas
imágenes vividas y perturbadoras, de manera que puedan controlar la realidad de sus cogniciones. En el
resto de casos, es conveniente utilizar las técnicas específicas y no las verbales (cuestionamiento
socrático), ya que las imágenes tienden a responder mejor a ese tipo de intervenciones.
5.8.3. Combatir las imágenes espontáneas. Técnicas (II)
Repetir la imagen. Se suele utilizar cuando un paciente imagina claramente un desenlace exagerado,
pero no catastrófico para sus imágenes. El terapeuta le sugiere entonces que se represente una y otra vez
la imagen en cuestión y que preste atención a los cambios en la representación de la situación y al nivel
de malestar que experimenta. En estos casos, algunos pacientes parecen hacer un control automático del
grado de realidad y pueden comenzar a ver la imagen de una manera más realista y con menos nivel de
disforia.
Sustituir o detener las imágenes y distraerse de ellas. La detención de imágenes es semejante a la
detención de pensamientos y se puede utilizar de forma aislada o seguida de sustituciones de imágenes o
distracciones.
El paciente reconoce una imagen perturbadora y trata de eliminarla. Ejemplos para eliminar la imagen
serían:
La conjunción de imágenes agradables y relajación es otra opción con la que los pacientes suelen
experimentar alivio.
Estas técnicas fueron diseñadas para lograr un rápido alivio de los efectos de las imágenes, pero, por lo
general, no sirven para producir una reestructuración cognitiva importante.
Inducción de imágenes como respuesta terapéutica. Esta técnica se puede utilizar con diferentes
finalidades:
Inducción, por parte del terapeuta, de una imagen opuesta para ayudar al paciente a combatir su
imagen espontánea.
Inducción, por parte del terapeuta, de una imagen con el objetivo de practicar técnicas de
terapia cognitiva.
Utilizar el distanciamiento para disminuir la tensión y ayudar a los pacientes a ver un problema
desde una perspectiva más amplia. O para reaccionar frente a las consecuencias imaginarias de una
catástrofe.
Permitir que el paciente efectúe una mejor evaluación de alguna situación amenazante.
5.9. Relajación
Desde un punto de vista transaccional, la relajación es una forma de afrontamiento centrada en la
emoción dirigida a la reducción del estrés. Es un proceso educacional que implica la adquisición de una
serie de habilidades emocionales y su posterior generalización a todos los ámbitos de la vida.
Muchos pacientes se benefician de las técnicas de relajación. Estas técnicas deben enseñarse y practicarse en
las sesiones, de manera que puedan resolverse los problemas que puedan surgir en la práctica y la eficacia de
la técnica.
El terapeuta debe tener en cuenta que algunos pacientes experimentan un efecto paradojal de
exacerbación a partir de los ejercicios de relajación, que les hace sentirse más tensos y angustiados. Tal y
como se hace con el resto de técnicas, el terapeuta debe proponer la relajación como un experimento, ya que
puede ayudar a reducir la angustia.
5.9.1. Recomendaciones prácticas generales
Será de ayuda introducir la técnica explicando los procesos a los que se someterá y las sensaciones que
podrá tener a lo largo de las sesiones. Las siguientes sugerencias, tomadas de Goldfried y Davidson (1976)
, han demostrado su utilidad en la práctica clínica:
Decir al paciente que está aprendiendo una nueva habilidad (como, por ejemplo, montar en bicicleta).
Ha aprendido a estar ansioso y ahora va a aprender a relajarse, aunque requiere tiempo.
Podría tener sensaciones “extrañas”, como hormigueo o sensación de flotar. Esto son señales positivas
de que se está destensando.
Recomendar que deje que las cosas ocurran y “que se deje llevar por el proceso”.
No debe tener miedo a perder el control, pues es libre de dejarlo en cualquier momento. Es
responsable de la situación.
El aprendizaje de la relajación no es un examen que implique aprobar o suspender. Ni se desea un
esfuerzo obstinado. Es muy posible que los efectos tarden en aparecer y esto es normal.
Es libre de moverse para buscar una posición cómoda, aunque no debe hacer movimientos
corporales innecesarios o bruscos, ni debe hablar con el terapeuta si no es preciso.
Puede mantener abiertos los ojos inicialmente, si se siente más cómodo así, aunque, más adelante,
debe intentarlo con los ojos cerrados.
Podría hacerse mucho más sensible a las sensaciones asociadas al inicio de la ansiedad y tensión.
Estas pueden utilizarse como pautas para interceptar el inicio de las mismas en el futuro.
5.9.2. Relajación muscular progresiva (RMP) (Jacobson, 1938)
Está basada en la premisa de que las respuestas del organismo a la ansiedad provocan pensamientos y
actos que comportan tensión muscular. Esta tensión fisiológica, a su vez, aumenta la sensación subjetiva
de ansiedad. La relajación muscular profunda reduce la tensión fisiológica y es compatible con la ansiedad: el
hábito de responder de una forma anula el hábito de responder de otra.
Según Jacobson, esta técnica no requiere imaginación, fuerza de voluntad ni sugestión. Consiste en
tensar y relajar diferentes conjuntos musculares, trabajando desde las manos hasta la cabeza y los hombros,
bajando, después, a los pies.
Aprendizaje de relajación completa (ARC). Ésta parte de la influencia de la técnica anterior, incluyendo
una modificación de los ejercicios mencionados como segunda parte de un proceso de tres etapas. La primera
etapa consta de un breve método de control respiratorio basado en un proceso básico de yoga. Está diseñado
para calmar el ritmo respiratorio del paciente sin esfuerzo. Una vez que se ha logrado una frecuencia
respiratoria regular, este ritmo puede actuar como reloj, con el cual se podrá regular las otras dos etapas y,
sobre todo, el patrón de tensión y relajación en la segunda etapa.
La tercera etapa está basada en la técnica de meditación, utilizando una imagen visual como punto de
concentración para la exploración sensorial cuando se esté físicamente relajado. Esta estrategia tiene la
ventaja de fijar la atención del paciente en un solo campo sensorial a la vez, entrenándolo para romper la
confusión cognitiva que frecuentemente conlleva a la ansiedad. También es una forma práctica de entrenarse
para trasladar la atención de una cosa a otra, donde los pensamientos positivos y agradables se utilizan para
interceptar la tensión y los miedos que producen los pensamientos negativos al paciente.
Un beneficio útil de esta técnica es el modo en que los pacientes que la practican obtienen efectos de relajación
generalizados a todo su cuerpo cuando solamente se utilizan uno o dos de los tres componentes. La etapa de
respiración (la primera) es, por lo tanto, utilizada con éxito, por ejemplo, en una situación social sin trastornos
físicos.
5.9.3. La formación autógena (FA) (Schultz y Luthe, 1959)
Según el propio Schultz: “El principio sobre el que se fundamenta el método consiste en producir una
transformación general del sujeto de experimentación, mediante determinados ejercicios fisiológicos y
racionales y que, en analogía con las más antiguas prácticas hipnóticas exógenas, permite obtener resultados
idénticos a los que se logran con los estados sugestivos auténticos.”
Teniendo como punto de partida el trabajo de Schultz, se han realizado adaptaciones del entrenamiento
autógeno, aunque, de forma genérica, tienen como denominador común que usan imágenes referidas
directamente a las funciones del sistema vegetativo.
Los seis ejercicios autógenos son: ejercicio de pesadez, ejercicio de calor, ejercicio de pulsación, ejercicio
respiratorio, regulación abdominal y ejercicio de cabeza.
5.10. Reatribución
Consiste en ir analizando, de forma objetiva, la parte de responsabilidad, ante un determinado suceso, que
corresponde al sujeto y la que corresponde a otros factores externos.
5.11. Entrenamiento en habilidades sociales
La aparición de estas dificultades pueden tener su origen en el hecho de no haber aprendido determinadas
conductas (modelo de déficit) o de que existan interferencias que impidan la ejecución de dichas habilidades
(modelo de interferencia). En el primer caso, parece adecuado utilizar técnicas conductuales, mientras que,
en el segundo caso, las técnicas cognitivas y de control de ansiedad pueden resultar más eficaces.
En ambos casos, es primordial un control del contexto, pues el repertorio de habilidades interpersonales de
la persona está condicionado, en cierta manera, por factores externos propios del ambiente.
Entre las técnicas conductuales más utilizadas destacan: el modelado, el role-play y el reforzamiento. Con
respecto a las cognitivas, estas serían: reestructuración cognitiva, técnicas de relajación y resolución de
problemas.
El estudio de las habilidades sociales se ha desarrollado de una forma sistemática a partir de los años 60,
mostrándose como un modelo con amplios ámbitos de aplicación y muy prometedor. Para su desarrollo, se
remite a la bibliografía (Caballo, 1998).
5.12. La resolución de problemas
La resolución de problemas (RP) persigue
eliminar los problemas que al paciente le puedan
surgir en su vida diaria (pérdidas, problemas de
pareja, laborales, decisiones importantes, etc.),
aparte de los problemas psicológicos que
presente, dotándole de medios efectivos para
poder enfrentarse a ellos.
Las personas que pueden recibir ayuda mediante la solución de problemas se pueden dividir en dos grupos
principales:
Aquellas que, generalmente, afrontan de manera adecuada los problemas pero no lo hacen bien
en la actualidad debido, quizá, a algún trastorno o a la misma naturaleza del problema.
Aquellas que tienen pocos recursos de afrontamiento de problemas (coping).
Evaluación
Consultar personas significativas (pareja, etc.) que puedan facilitar información adicional sobre los
problemas del paciente.
Decidir si la RP es apropiada:
Factores a considerar:
Los problemas del paciente pueden ser especificados.
Las metas del paciente parecen realistas.
Ausencia de trastorno psicopatológico severo agudo.
Acuerdo en el contrato inicial.
Decidir quién estará implicado, número probable de sesiones, duración, horarios, etc.
La RP a menudo requiere pocas sesiones (entre cuatro y seis), oscilando la duración entre 30-60
minutos.
En ocasiones puede ser conveniente ofrecer al paciente un teléfono de emergencia.
A menudo es mejor empezar con un solo problema, el más importante según el paciente.
En ocasiones es preferible empezar por un problema aparentemente fácil de resolver.
Establecer objetivos concretos para las metas generales establecidas durante la evaluación del
problema.
Estos serán realistas y se describirán en términos conductuales.
El problema, las metas y los objetivos se harán constar por escrito una vez alcanzado un acuerdo
entre terapeuta y paciente.
El terapeuta ayuda al paciente a decidir sobre los pasos necesarios para abordar el problema.
El paciente debe elaborar una lista de soluciones posibles.
Revisar los avances realizados: En la siguiente sesión se evalúan las tareas realizadas y los
progresos.
Si hay éxito al llevar a cabo la tarea inicial: se preguntará al paciente por los beneficios
obtenidos (mejor autoconfianza, etc.). Se abordará el siguiente paso siguiendo el mismo
procedimiento.
Si el éxito es parcial: se evaluarán las dificultades prácticas y actitudes o creencias, especialmente
concernientes a las posibles consecuencias derivadas de la realización de la tarea. Será útil también
examinar temores acerca de las posibles consecuencias derivadas de la solución del problema, o las
dudas del paciente acerca de su capacidad para desarrollar las tareas.
Si no hay progreso: se seguirá el mismo proceso que en el punto anterior.
Brainstorming: se pide al paciente que sugiera tantas soluciones potenciales como le sea posible,
por improbables que parezcan.
Si al paciente le resulta difícil generar soluciones, el terapeuta planteará algunas soluciones
extremas.
Una vez conseguida una buena lista, se ayuda al paciente a examinar las ventajas y desventajas
de cada solución.
Técnica de las dos columnas o de los pros y contras: consiste en anotar las ventajas y
desventajas, incluyendo los posibles resultados, de cada solución o posibilidad. A cada pro y
contra se le puede asignar un peso relativo si se considera apropiado.
Ensayo cognitivo
Consiste en realizar un detallado ensayo en la imaginación de una tarea particular, incluyendo los detalles
de los pasos hechos y las consecuencias.
Ayudar al paciente a mejorar su confianza en el intento de llevar a cabo una tarea, identificar posibles
escollos que pueden pasar desapercibidos y establecer de manera más clara las posibles
consecuencias.
Role-play y reversión de roles: cuando el problema hace referencia a una relación interpersonal,
realizar un role-playing puede tener efectos similares (mejores) al ensayo cognitivo.
Programación de actividades: esta técnica es útil cuando se abordan problemas relacionados con la
organización del tiempo.
Desafiar creencias erróneas: las dificultades para llevar a cabo la SP pueden ser ocasionadas por las
creencias del paciente sobre su capacidad de realizar una tarea de forma efectiva o sobre las
consecuencias de intentarlo. Las creencias erróneas (incorrectas o distorsionadas) se abordarán de la
manera habitual (reestructuración cognitiva).
Manejo de contingencias: el paciente se recompensa a sí mismo cuando ha llevado a cabo una
tarea.
Proporcionar información y consejo: esta acción resulta útil cuando el paciente carece de información,
está mal informado o busca un consejo concreto (por ejemplo, conocer que una disminución de la
apetencia sexual es normal durante la depresión, cómo contactar con una institución de interés, como
Alcohólicos Anónimos, agrupaciones recreativas, centro de planificación familiar, etc.).
La terapia cognitiva conductual tiene numerosas estrategias para ayudar a la mejoría del paciente. En esta
unidad didáctica, así como en la anterior, se explican aquellas que se utilizan habitualmente y que suelen
funcionar para la mayoría de pacientes. No obstante, a través de la bibliografía pueden descubrirse muchas
más técnicas que pueden resultar igualmente apropiadas para la intervención.
5.13. Otras técnicas en desarrollo
Existe un creciente interés en desarrollar otras técnicas para cubrir todos aquellos aspectos del
problema que presenta el paciente y que las estrategias más convencionales no lo consiguen totalmente.
Las metacogniciones.
La escritura expresiva emocional.
El entrenamiento atencional.
5.13.1. Las metacogniciones
El tratamiento usa una diversidad de técnicas, como las estrategias de revaloración cognitiva y
experimentos conductuales, para cuestionar las creencias metacognitivas positivas y negativas.
Se realizan ejercicios para alterar la forma en que la persona experimenta sus pensamientos; se usan
técnicas adaptadas del mindfulness para lograr experimentarlos como objetos mentales que ocurren
frente a un autobservador, y se usa una gran variedad de estrategias para fortalecer el control atencional
sobre condiciones estresantes. Uno de los principales exponentes de este tipo de enfoque es Wells (2000)
.
5.13.2. La escritura expresiva emocional
La escritura emocional
demuestra, mediante
palabras, cómo percibe el
mundo cada uno.
5.13.3. El entrenamiento atencional
La relación entre la atención y las funciones ejecutivas (FF.EE) es muy fluida, en particular cuando nos
enfocamos en procesos no automáticos. La ejercitación en FF.EE tiene un rol central en la estimulación del
desarrollo cognitivo.
Competencia/s
Objetivos específicos
De esta manera, desde el punto de vista del término evaluación puede, y es necesario, conocer tanto la
línea base como las alteraciones producidas a lo largo del tiempo en la frecuencia y/o intensidad
de la variable considerada.
6.2. La evaluación cognitivo-
conductual
La evaluación cognitivo-conductual se
caracteriza por intentar mantener la
objetividad de sus procedimientos
evaluativos, entendiendo que producen un
efecto neutro y que no alteran el proceso de
pensamiento del individuo, y considerando
que las técnicas reactivas pueden ver
limitada su utilidad. La evaluación se realiza
sobre frecuencias de respuesta o grado de
creencia de un conjunto de ítems individuales,
Los test están estandarizados y elaborados
sin valorar, generalmente, la interacción o
con cuidadosos criterios de fiabilidad y
diálogos internos que puedan establecerse
validez.
entre los mismos.
Debido a la gran cantidad de escalas, cuestionarios e inventarios que han surgido, se mencionarán
los más utilizados habitualmente, en función del trastorno a evaluar.
6.3. Depresión
Inventario de ansiedad de Beck (BAI) (Beck, Epstein, Brown y Steer, 1988). Instrumento
de autoinforme conformado por 21 ítems orientado a la evaluación de la gravedad de la
sintomatología ansiosa. Cada ítem alberga un síntoma de ansiedad y para cada uno de ellos la
persona debe estimar el grado en que se ha visto afectado por el mismo durante la última semana,
utilizando para ello una escala tipo Likert de cuatro puntos, que va desde 0 (nada en absoluto)
hasta 3 (gravemente, casi no podía soportarlo). Cada ítem tiene una valoración de 0 a 3 puntos en
función de la respuesta dada por el individuo y, tras sumar directamente la puntuación de cada
ítem, se consigue una puntuación total que varía de 0 a 63. El cuestionario presenta también su
adaptación española (Sanz y Navarro, 2003).
Escala heteroaplicada de ansiedad de Zung (Zung, 1971). Zung desarrolló esta escala en
1971 con objeto de disponer de un instrumento que permitiera la comparación de casos y datos
significativos de pacientes con ansiedad. Según su autor, debería permitir el seguimiento,
cuantificar los síntomas, ser corta y simple y estar disponible en dos formatos. En realidad se trata
de dos escalas, una heteroadministrada (Anxiety Status Inventory) (ASI) y otra
autoadministrada (Self-rating Anxiety Scale) (SAS).
Las dos escalas constan de los mismos 20 ítems, pero adaptados a la forma de administración de
cada una. Cinco hacen referencia a síntomas afectivos y 15 a síntomas somáticos de ansiedad.
Su versión española ha sido desarrollada por Lusilla, Sánchez, Sanz y López (1990).
Ataques de pánico: ficha de valoración de síntomas (Salkovskis, 1996). Es un listado de 28
ítems referentes a síntomas típicos de la crisis de angustia. El paciente valora la intensidad
percibida con los mismos (d 0, nada molesto, a 4, muy molesto o intenso).
Escala para la evaluación de fobias, pánico y ansiedad generalizada (Cottraux, 1991).
Incluye una subescala que hace referecnia a los principales síntomas de pánico, que el
paciente estima en intensidad de 0 a 8 y su presencia (SÍ/NO) También presenta otra subescala
relativa a las fobias, donde el sujeto indica sus dos principales fobias y estima el grado de evitación
referente a cada una con una escala comprendida de 0 (no experimento ningún malestar y jamás la
evito) a 8 (experimento un malestar extremo y siempre la evito).
Test de evitación conductual (BAT) (Lang y Lazowick, 1963). Exposición del sujeto por parte
del terapeuta a la situación real fóbica. El terapeuta indica, en una escala de 0 a 5, el grado de
evitación.
Escala de fobia social (Liebowitz, 1987).Consta de 24 ítems relativos a situaciones que son
habitualmente evitadas por los fóbicos sociales. El paciente hace una estimación bidimensional:
miedo o ansiedad que suscitan (desde 0 = ninguno a 3 = grave) y evitación ante ellas (desde
0 = nunca la evito a 3 = siempre la evito). Además, los 24 ítems se dividen en dos categorías:
ansiedad de rendimiento y ansiedad social. Esto permite al evaluador conseguir cuatro
subvaloraciones: ansiedad social, ansiedad de rendimiento, evitación al rendimiento y evitación
social.
Cuestionarios de habilidades sociales (Segura y Arcas, 1999). Incluye 20 modelos de
situaciones sociales, definidas como un relato, como si el sujeto estuviera implicado en ellas, y se
le ofrecen tres opciones de respuesta, entre las que el sujeto selecciona la que mejor capte su
manera de actuar ante ellas. El evaluador clasifica las respuestas en tres apartados: conducta
adecuada o asertiva, inhibición conductual y conducta inadecuada (por ansiedad o
inhabilidad).
Cuestionario de pensamientos en situaciones sociales (Segura y Arcas, 1999).
Conformada por 45 ítems, se refieren a pensamientos habituales y disfuncionales en situaciones
sociales. El sujeto estima la frecuencia de su aparición (desde nada a frecuentemente).
6.5. Trastorno obsesivo-compulsivo
Cuestionario de miedos (Wolpe y Lang, 1964). Incluye 122 ítems relativos a objetos y
situaciones con mucha carga fóbica, que el sujeto estima en función del grado de aversión que
le suscitan, desde 1 (ninguna molestia) a 5 (muchísimo). Contiene ítems relativos a la enfermedad,
la muerte y equivalentes. El terapeuta concentra las respuestas y conceptualiza los miedos de base.
Escala de actitudes sobre la enfermedad (IAS) (Kellner, 1987).Incluye nueve escalas de
tres ítems cada una, valoradas de 0 a 4 (desde “no se presenta nunca” hasta “se presenta todo el
tiempo”). La puntuación más alta por cada escala es de 12 puntos.
Según Kellner, las escalas valoran por:
1. Preocupación acerca de la enfermedad.
2. Preocupaciones acerca del dolor.
3. Hábitos de salud.
4. Creencias hipocondríacas.
5. Tanatofobia o miedo a la muerte.
6. Trastornos fóbicos.
7. Preocupaciones corporales.
8. Tratamientos experimentados.
9. Efecto de los síntomas.
6.7. Trastornos de la conducta alimentaria
Cuestionario de los tres factores ante la comida (TFEQ) (Stunkard y Messick, 1985) . Es
una de las medidas de restricción alimentaria más empleadas en la actualidad. El TFEQ está
estructurado en dos partes. La primera consta de 36 ítems. El informador debe responder si la
frase es falsa o verdadera. La segunda consta de 15 ítems, cada uno acompañado de su propia
escala de frecuencia con cuatro opciones de respuesta.
La versión castellana ha sido desarrollada por Sánchez-Carracedo, Raich, Figueras, Torras y
Mora (1999).
6.8. Dolor crónico
Entrevista de insomnio (Insomnia Interview Schedule) (Morin, 1993). Morin diseñó una
entrevista semiestructurada que ha probado ser una herramienta ventajosa para obtener
información clínicamente relevante para la evaluación y el diagnóstico del insomnio, y cuya
administración dura aproximadamente entre hora y hora y media. Está diseñada para obtener el
historial de sueño y averiguar la contribución relativa de factores psicológicos,
conductuales, ambientales y médicos.
Escala de insomnio de Atenas (AIS) (Soldatos, Dikeos y Paparrigopoulos, 2000) . La
escala de insomnio de Atenas es un valioso instrumento psicométrico autoadministrado
diseñado para cuantificar la dificultad para dormir basándose en el criterio diagnóstico de la
clasificación de trastornos mentales y del comportamiento (Classification of Mental and
Behavioural Disorders, ICD-10) (World Health Organization, 1992) . Existen dos versiones de
la escala: los ocho ítems (AIS-8) con una puntuación total entre 0 y 24; y la versión breve
(AIS- 5), que se limita a los primeros cinco ítems, siendo la puntuación entre 0 y 15. La utilización
de la versión AIS-8 se dirige principalmente a un entorno clínico, mientras que la AIS-5 se centra en
la dificultad respecto a la cantidad y calidad del sueño.
La versión española de la escala ha sido desarrollada por Gómez-Benito, Ruiz y Guilera,
(2011) .
Escala de impacto diurno del insomnio (IDIS) (Ruiz, Guilera y Gómez-Benito, 2011). La
IDIS es la primera escala que evalúa solamente el impacto diurno del insomnio. Es un
instrumento sencillo, autoadministrado, que consta de seis ítems. Es útil para utilizarlo en
estudios epidemiológicos o como instrumento de screening en contextos clínicos. Existe su
versión inglesa desarrollada por los mismos autores.
6.10. Personalidad
Inventario clínico multiaxial de Millon (MCMI) (Millon, 1981). El enfoque de Millon para la
exploración e identificación de dificultades emocionales y personales se ha convertido en
un importante referente en el campo de la psicopatología. El MCMI-III reúne los últimos
avances teóricos, empíricos y profesionales para conformar un instrumento muy útil en la
toma de decisiones respecto a los trastornos comportamentales o síndromes clínicos. El
inventario consta de cuatro escalas de control, 11 patrones clínicos de personalidad, tres rasgos
patológicos, siete síndromes de gravedad moderada y tres síndromes de gravedad severa.
El contenido de los ítems cambia, abordando áreas como la salud general, afectiva, neurológica,
síntomas motores, actitudes sexuales/políticas y sociales, aspectos educativos, ocupacionales,
familiares y maritales y manifestaciones de conductas neuróticas y psicóticas. En su última
adaptación, MMPI-2 (revisión para adultos por Butcher, Dahlstrom, Graham, Tellegen y
Kaemmer, 1989) , el test está conformado por 566 ítems categorizados en diez escalas
clínicas, que abordan aspectos muy diversos de la personalidad, y en tres escalas de validación,
que indican el grado de confiabilidad de las respuestas obtenidas. Si se pretendieran evaluar
solo las escalas básicas, con los primeros 370 reactivos sería suficiente; pero se recomienda su
completa realización para poder estimar todas las escalas.
• Parada de pensamiento.
• Distracción
• D.S. (Fobias).
• Reestructuración cognitiva.
• Autoinstrucciones.
• Solución de problemas.
TÉCNICAS COGNITIVAS
• Inoculación de estrés.
• Condicionamiento encubierto.
• Proyección temporal
• Día +/crítico interno. Ej. Yacko.
• Hipnosis.
• Etc.
DISTRACCIÓN
Autoinstrucciones
Autoinstrucciones: Antes
• Que no me pase.
• No quiero hacer el ridículo.
• Que haya suerte esta vez.
TÉCNICAS COGNITIVAS
Autoinstrucciones: Durante
• Q va a pensar ella.
• Esto no es normal, que me pasa.
• Soy un impotente.
TÉCNICAS COGNITIVAS
Autoinstrucciones: Después
A. Criba preliminar.
B. Anticipación de los resultados de las posibles soluciones.
(consecuencias positivas y negativas (C.P. y L.P.)
C. Evaluación (juicio y comparación) de posibles soluciones.
(resultados respecto: la solución del problema, bienestar
emocional/personal/social , el tiempo/esfuerzo empleado).
D. Elección de un plan de solución.
E. Elaboración de un plan de acción.
SOLUCIÓN DE PROBLEMAS VI
Fase 4. Aplicación de la Solución y Comprobación de su Utilidad.
A. Aplicación o puesta en práctica de la solución.
Si no es posible llevar a cabo la solución escogida, debido a diversos obstáculos, se puede:
A.1 Volver a etapas previas de la S.P. para encontrar una solución alternativa
A.2 Centrarse en salvar los obstáculos
B. Autorregistro.
B.1 Autoobservación de la puesta en práctica de la solución y de su resultado.
B.2 Registro (medición) de la actuación y resultado.
C. Autoevaluación.
C.1 Solución del problema
C.2 Bienestar emocional
C.3 Cantidad de tiempo y esfuerzo empleado
C.4 Razón beneficio/coste total o bienestar personal-social general
D. Autorreforzamiento.
Recompensarse por el trabajo bien hecho, si el resultado es satisfactorio. Si la discrepancia entre el
resultado obtenido y el esperado no es satisfactoria, ir al paso siguiente.
E. Averiguación y corrección.
Volver al proceso de S.P. y averiguar las correcciones a hacer para una solución más eficaz.
CONDICIONAMIENTO ENCUBIERTO
SESIÓN INFORMATIVA
• 34 años.
• Cuadro Ansioso-Depres (BDI 23).
• Explicación síntomas DEP; baja AE
• ANX (síntomas triple sistema).
• Tema padre.
• R.Pareja y sexual cdo mejore E.A
CASO L.
• No identifica nada positivo, explico cómo mi día, ella ya saca + y dice que mejor.
• Tarea 1 día semana, elegir y anotar cómo se sintió
• Ejercicio rueda (quesitos Master).
• Distorsiones y cómo reestructurar.
• Registros Pensamiento-emoción-cta.
CASO L.
jose-antonio-molina-del-peral
www.psicologo-terapeuta.com
REESTRUCTURACIÓN
COGNITIVA: TERAPIA
RACIONAL EMOTIVA
CONDUCTUAL
1
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
5. TÉCNICAS DE LA TREC
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Anexos
2
1. INTRODUCCIÓN
T E R A P I A C O G N I T I V A - CONDUCTUAL
PSICOANÁLISIS
Freud
TERAPIAS HUMANISTAS (Rogers, Maslow, Perls, Frankl)
3
1. INTRODUCCIÓN
Beck (1995) “No hay duda ninguna de que Ellis fue el pionero de la psicoterapia
actual y despejó el camino para el resto de nosotros que le seguíamos…. Quiero
agradecerle personalmente lo que ha hecho para ayudarme a desarrollar mis
propias técnicas terapéuticas”.
A lo que Ellis (1998) contestó “gracias Beck por realizar tantas investigaciones y
por desarrollar la terapia cognitiva”
4
1. INTRODUCCIÓN
• Además, hay que señalar que la TREC junto con la TC son las dos psicoterapias
más conocidas a nivel mundial dentro del conjunto de TCC.
5
1. INTRODUCCIÓN
6
1. INTRODUCCIÓN
7
1. INTRODUCCIÓN
2. La TREC está muy centrada en desarrollo que hizo Albert Ellis según su amplia
experiencia clínica, y de su Modelo ABC, mientras que la TC de Aaron Beck está
más basada en la investigación empírica de numerosos autores y de modelos
explicativos.
8
1. INTRODUCCIÓN
6. La TREC considera que las exigencias dogmáticas son el núcleo central del que
derivan nuestros pensamientos distorsionados. La TC esas exigencias
dogmáticas son mediadores, no siendo la principal causa.
9
1. INTRODUCCIÓN
10
1. INTRODUCCIÓN
GENÉTICO APRENDIDO
Consecuencias
Emociones
Conductas
Creencias sanas,
adecuadas
Acontecimiento
racionales ajustadas
Emociones
Creencias Conductas
irracionales insanas,
Reducir E inadecuadas
desajustadas
Cambiar C (distintos
niveles)
Cambio
Cambio específico de Atención a esquemas y Atención a las exigencias general del Cambiar E
la creencia sesgos cognitivos Cambiar C
pensamiento
11
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
TERAPIA
RACIONAL
EMOTIVA
CONDUCTUAL
12
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
TERAPIA RACIONAL
EMOTIVA CONDUCTUAL
NO ES SIMPLEMENTE UN MODELO DE
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA,
ES UN MODELO INTEGRAL DE
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA QUE
PROCURA UNA PROFUNDA Y DURADERA
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
13
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
14
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
La calidad de tu vida
depende de la calidad de
tus pensamientos
15
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
16
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
PROCEDIMIENTOS DE
EVALUACIÓN EN LA TREC:
• Cuestionarios
• Entrevista
17
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
18
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
19
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
20
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
21
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
25 al 27 (5 de 9) Injusticia
28 al 31 (14 de 15) Logro /
autoeficacia
32 al 39 (14 de 24) Valía
personal
22
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
40 al 43 (9 de 12)
Control
44 al 46 (1 de 9)
Seguridad
47 al 50 (11 de 12)
Catastrofismo
23
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
24
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
25
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
26
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
¿Qué significa esto para ti? ¿por qué es importante? ¿qué tendría que ser o cómo
tendría que ser?
Ej. Significa que soy un desastre y mi jefe no me valorará. No debería haber
ocurrido
¿Qué significa esto para ti? ¿por qué es importante? ¿qué tendría que ser o cómo tendría que ser?
Ej. Pues que no debería cometer errores y que soy un inútil como siempre
¿Qué significa esto para ti? ¿por qué es importante? ¿qué tendría que ser o cómo tendría que ser?
Ej. Es importante porque siempre estoy igual, cometiendo errores y fallando a los
demás. Y yo hago todo lo que puedo para no decepcionarles y no puede ser!
27
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
Mujer de 42 años, separada, con una hija de 17 años, administrativa. Acude por depresión y
por abuso de alcohol
28
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
Hombre de 36 años, soltero y sin hijos, abogado. Acude por ataques de ansiedad, insomnio
y consumo de cannabis
29
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
Mujer de 49 años, casada, con un hijo de 8 años, ingeniera informática. Acude por ansiedad
e ira y problemas con la pareja.
30
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
Hombre de 35 años, divorciado, con dos hijos de 7 y 3 años, militar. Acude por su problema
de impulsividad sexual y sentimientos de culpa.
31
2. TREC Y EVALUACIÓN COGNITIVA
32
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
33
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
PROCEDIMIENTO A
SE HA QUEDADO
SU PAREJA LE HA
SIDO INFIEL ANSIEDAD NO DUERME
LE HAN
INSULTADO EN RABIA LE GOLPEA
UN SEMAFORO
34
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
PROCEDIMIENTO A
SE HA QUEDADO
CONDUCTAS
EN EL PARO EMOCIONES
TIPOS
NEGATIVAS
DE
APROPIADAS:
CONSECUENCIAS
ESTRATEGIAS DE
EN FUNCIÓN DE COMO
SU PAREJA LE HA SALUDABLES
DESEADAS E AFRONTAMIENTO
SIDO INFIEL
ADAPTATIVAS
SE INTERPRETE
SANAS
SANAS, DESEABLES Y
Ej. Preocupación Ej. Buscar trabajo,
LE HAN o la tristeza ADECUADAS
disculparse o protegerse
INSULTADO EN
UN SEMAFORO
EMOCIONES Ó CONDUCTAS NO
NEGATIVAS APROPIADAS:
LE ATRAE
NO
INSANAS ESTRATEGIAS
INDESEABLES E DE
MUCHO SU JEF@
SALUDABLES AFRONTAMIENTO
INADECUADAS
INDESEADAS NO ADAPTATIVAS –
HA DISCUTIDO
E INSANAS EVITACIÓN/ESCAPE
CON SU PAREJA Ej. Ansiedad o la Ej. No salir de casa,
depresión consumir alcohol o pegar
35
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
36
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
37
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
PROCEDIMIENTO B
Y QUÉ SE HARÍA?
ME ACERCO PARA
ALEGRÍA ACARICIARLE
OBSERVO SI
PREOCUPACIÓN TIENE DUEÑO Y
ME RETIRO
IRA INCREPO
VIOLENTAMENTE
¿
AL DUEÑO
38
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
UN PERRO CORRIENDO
HACIA MÍ
39
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
40
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
41
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
42
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CREENCIAS, IDEAS,
ACONTECIMIENTO EVALUACIONES E CONSECUENCIAS
ACTIVANTES INTERPRETACIONES - EMOCIONALES
ADVERSIDAD B
( ELIEFS) - CONDUCTUALES
43
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Epicteto S. I dC
44
CREENCIAS, IDEAS, CONSECUENCIAS
ACONTECIMIENTO EVALUACIONES E EMOCIONALES
INTERPRETACIONES - SANAS, AJUSTADAS
INTERNO O Y DESEABLES
EXTERNO - INSANAS,
RAZONABLE,
REAL O DESAJUSTADAS E
LÓGICO Y ÚTIL INDESEABLES
IMAGINARIO
PASADO, PRESENTE CONSECUENCIAS
O FUTURO IRRACIONAL, CONDUCTUALES
INICIAL O ILÓGICO E INÚTIL - APROPIADAS
CONSECUENCIA - INAPROPIADAS
45
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
PENSAMIENTO PENSAMIENTO
POSITIVO NEGATIVO
+ -
ERROR
Ej. Aunque llueve me da igual EJ. Siempre lloviendo
Ej. Aunque me critiquen tengo Ej. Seguro que me critica todo el
que pensar en lo bueno de lo mundo
sucedido
46
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
47
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONSECUENCIAS EMOCIONALES
EMOCIONES +
DESEABLES, AJUSTADAS
Y SANAS
EMOCIONES +
EMOCIONES +
INDESEABLES,
DESAJUSTADAS E INSANAS
ERROR
EMOCIONES -
DESEABLES, AJUSTADAS
Y SANAS
EMOCIONES -
EMOCIONES -
INDESEABLES,
DESAJUSTADAS E INSANAS
48
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONSECUENCIAS
EMOCIONALES NEGATIVAS
EMOCIONES NEGATIVAS EMOCIONES NEGATIVAS
DESEABLES, AJUSTADAS Y SANAS INDESEABLES, DESAJUSTADAS E
INSANAS
• MIEDO, PREOCUPACIÓN, INQUIETUD • ANSIEDAD, ANGUSTIA, ANSIA, PÁNICO
49
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONSECUENCIAS EMOCIONALES
CONTINUUM ERRONEO
CONTINUUM 1.A
CONTINUUM 1.B
50
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONDUCTAS ADECUADAS
Y AFRONTATIVAS
CONDUCTAS INADECUADAS,
NO AFRONTATIVAS
(EVITATIVAS)
51
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
El objetivo de la
conceptualización práctica es
que el paciente se
responsabilice de sus
pensamientos y conozca la
relación con las consecuencias
emocionales y conductuales,
asumiendo el modelo ABC
psicoeducación
52
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
A B C
SITUA PENSA EMO CON
CIÓN MIENTO CION DUCTA
Me voy a desmayar
Estoy en casa
Agobiado/a
Me pongo a llorar
Enfadado
Me irrito
Te vas a enterar idiota
Esto es lo peor
Por la tarde, en el ascensor
Siento miedo
Temblor en las manos
Siento vergüenza
Seguro que lo haré mal
Consumo
Tristeza
Grito y golpeo
Preparando la comida
53
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
54
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
SE HA QUEDADO RACIONAL TRISTEZA BUSCA TRABAJO
EN EL PARO IRRACIONAL DEPRESIÓN NO SALE DE CASA
55
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
PÉRDIDA O RACIONAL TRISTEZA EXPRESAR
FRACASO IRRACIONAL DEPRESIÓN NO HACER
56
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
-
EMOCIONES CONDUCTAS
NEGATIVAS APROPIADAS:
PENSAMIENTO
1 ESTRATEGIAS
RACIONAL
3
SALUDABLES 5
DESEADAS E DE
AFRONTAMIENTO
SANAS
REPASO DEL MODELO ADAPTATIVAS
CON EL PACIENTE
0
CONDUCTAS NO
CONCEPTOS / EJEMPLOS
EMOCIONES APROPIADAS:
ESTRATEGIAS DE
NEGATIVAS NO
PENSAMIENTO 4
2 SALUDABLES 6
AFRONTAMIENTO
IRRACIONAL NO
INDESEADAS E
ADAPTATIVAS –
INSANAS EVITACIÓN/
ESCAPE
57
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
LA TREC HACE UN
ESPECIAL ÉNFASIS
ACONTECIMIENTO
EN CÓMO
INICIAL APRECIAMOS
O NUESTRAS
CONSECUENCIA PROPIAS
EMOCIONAL EMOCIONES
58
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
consecuencia
59
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
C
Ansia
craving
C
C (conductual)
Aumento
CONSUMO
Ansia de la ansia
Ref -
Bi ¿Cómo
No puedo reducir el
BTF sentirme ansia de
así. consumir?
60
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
61
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA / VIDEOTERAPIA
https://www.youtube.com/watch?v=7GCXgyqFDRc
62
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
COMPRENSIÓN DEL
PENSAMIENTO IRRACIONAL
Bi El PENSAMIENTO IRRACIONAL son aquellas ideas o creencias
que se aproximan a la exigencia, a lo radical o a lo extremo,
generalizada, trágica o catastrófica, distorsionada, basada en
la culpa o en el juicio, irreal, poco científica o confusa,
extremadamente idealizada, de interpretación incoherente, y
muy poco útil para nuestros intereses.
• EXIGENCIAS
CUATRO ELEMENTOS • SOBREGENERALIZACIONES
ESENCIALES: • CONDENA
• INSOPORTABILIDAD
64
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
65
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
66
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
67
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
68
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
EJEMPLOS:
69
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
1. EXIGENCIAS
2. SOBREGENERALIZACIONES
3. CONDENA
4. INSOPORTABILIDAD
70
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
1. EXIGENCIAS
2. SOBREGENERALIZACIONES
3. CONDENA
4. INSOPORTABILIDAD
71
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
1. EXIGENCIAS
2. SOBREGENERALIZACIONES
3. CONDENA
4. INSOPORTABILIDAD
72
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
1. EXIGENCIAS
2. SOBREGENERALIZACIONES
3. CONDENA
4. INSOPORTABILIDAD
75
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
1. EXIGENCIAS
2. SOBREGENERALIZACIONES
3. CONDENA
4. INSOPORTABILIDAD
76
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
LA PERTURBACIÓN PSICOLÓGICA
(CREENCIAS IRRACIONALES)
Hay tres monstruos que me perturban: Necesito
hacerlo bien, tengo que tener el respeto de todos y
el mundo debe ser justo (Albert Ellis, 1913-2007)
77
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
LA PERTURBACIÓN PSICOLÓGICA
(CREENCIAS IRRACIONALES)
78
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONOCE TU MANERA
DE PENSAR IRRACIONAL
Y LAS CONSECUENCIAS
79
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONOCE TU MANERA
DE PENSAR IRRACIONAL
Y LAS CONSECUENCIAS
80
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONOCE TU MANERA
DE PENSAR IRRACIONAL
Y LAS CONSECUENCIAS
81
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
CONOCE TU MANERA
DE PENSAR IRRACIONAL
Y LAS CONSECUENCIAS
ELIGE UNA
A
QUE NO TE
GUSTE
82
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
83
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
84
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
85
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
PENSAMIENTO FLEXIBLE,
EL USO DE MODERADO, CONCRETO, SIN
LA RAZÓN
DRAMATIZACIÓN, PRÁCTICO,
COMPRENSIVO, DEMOSTRABLE,
TOLERABLE, Y ÚTIL PARA MIS
OBJETIVOS
86
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Sólo se necesita aquello que posibilite la vida (ej. respirar, comer, dormir, etc.), lo demás (ej.
trabajo, amigos, pareja, respeto, valoración, prestigio, belleza, etc.) no pueden ser necesidades
porque no son completamente fundamentales por lo que su no consecución generará
irremediablemente una mantenida emoción negativa insana.
87
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
88
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
89
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
90
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
La E de efecto
(resultado)
(effect)
La F de efecto
emocional (feel)
91
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
“DISPUTA DE LOS PENSAMIENTOS IRRACIONALES”
92
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Disputar las Creencias Irracionales: DIALOGO SOCRÁTICO (similar en todas las terapias)
Uso de preguntas empíricas que inicien el proceso dialectico para provocar disonancia
cognitiva, a través del descubrimiento guiado del terapeuta mediante preguntas
sistemáticas que pongan en evidencia los errores lógicos en la forma de procesar la
información
93
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
99
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
100
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Rehabilitación racional
101
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
102
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
103
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
SOBREGENERALIZACIONES CONCRECIONES
Y DRAMATIZACIONES DESDRAMATIZACIONES
INSOPORTABILIDAD SOPORTABILIDAD
TOLERANCIA EMOCIONAL
108
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
109
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
110
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
111
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
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3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
113
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Y PROFUNDIZAMOS EN SESIÓN
EN LAS CREENCIAS
IRRACIONALES
MÁS NUCLEARES
114
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
115
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Trabajar:
TAREA:
116
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
117
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
118
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Nueva Creencia
Buscar la “C” ¿Cómo te Racional
sientes? ¿Qué haces o que te
apetece hacer?
119
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
BIBLIOTERAPIA
120
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
121
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
122
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
MOVIMIENTO
ESTOICO
126
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
128
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
129
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
130
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
• La profundidad de la terapia
incluye: que las personas
adquieran filosofías de interés
por uno mismo, el interés
social, la tolerancia hacia sí
mismo y hacia los demás, la
autoaceptación la tolerancia de
la incertidumbre, la flexibilidad,
el pensamiento científico, el
asumir riesgos y el compromiso
con los objetivos vitales.
131
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
132
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
133
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
1. TENGO QUE ser amad@ y aceptad@ por toda la gente que sea
importante para mí.
2. TENGO QUE ser totalmente competente, adecuad@ y capaz de
lograr cualquier cosas, y al menos ser competente en alguna área
importante.
3. Cuando la gente actúa de manera ofensiva o injusta, DEBEN SER
culpabilizados y condenados por ello, y SER considerados como
individuos malvados e infames.
4. 4. Es tremendo y catastrófico cuando las cosas no van por el camino
por el que TIENEN QUE ir.
134
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
135
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
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4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
AUTOESTIMA CONDICIONADA VS
AUTOACEPTACIÓN INCONDICIONAL ILIMITADA
138
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
139
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
¿QUE PENSAMOS
SOBRE EL SENTIDO
DE LA VIDA? ¿PARA
QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
140
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
141
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
https://www.youtube.com/watch?v=8kRcLO5oor0
142
4. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DE LA TREC
1. Hay cosas cuyo control está en nuestro poder y hay cosas cuyo control no está en
nuestro poder.
2. Las circunstancias no se preocupan por nuestras expectativas. Pasan las cosas que
pasan.
3. Las cosas en sí mismas no nos dañan. Tampoco otras personas. Como nosotros
A continuación podrás leer 9 ideas.
vemos esos eventos y esas personas, es otra cosa.
4. Pon en tela de juicio tus propios juicios
5. No podemos elegir nuestras circunstancias, pero si tenemos el poder de elegir como
reaccionamos a ellas.
6. No dependas¿lasde lacompartes? ¿teNoparecen
admiración de otros. hay poder enactuales?
eso
7. No exijas a los eventos que ocurran como tú deseas que ocurran.
8. Vive la vida como si fuera un banquete donde te debes comportar con gracia y
¿entiendes que podrían ser beneficiosas
contención.
9. Deja que tu razón sea suprema. Practica el hábito de evaluar si una cosa es
realmente buena o no parapara tu paciente?
tus objetivos
“Dios, concédeme la
serenidad para
aceptar las cosas
que no puedo
cambiar, el valor
para cambiar las
cosas que puedo
cambiar y la
sabiduría para
conocer la diferencia
144
5. TÉCNICAS DE LA TREC
HERRAMIENTAS DE LA TREC
145
5. TÉCNICAS DE LA TREC
146
5. TÉCNICAS DE LA TREC
147
4. TÉCNICAS TREC
D. MÉTODOS SEMÁNTICOS
BUSCAR LA Pregunta al paciente que defina algo perfecto para todos y para siempre. Una
PERFECCIÓN vez que entienda que no existe lo perfecto, se traslada a su situación
EL MÉTODO El paciente sustituye el lenguaje por uno con menos carga emocional. Esto es
SEMÁNTICO especialmente útil para los "deberías" y las "etiquetas". En lugar de calificarse a
sí mismo como un "perdedor", el paciente puede pensar, "Fallé en conseguir
este objetivo. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cuál fue la causa de mi error?".
En lugar de pensar "No debería haber cometido este error", el paciente puede
decirse a sí mismo "hubiera sido preferible no haber cometido este error".
E. TÉCNICAS FILOSÓFICAS
LA PARADOJA DE Se ayuda al paciente a que tenga presente que puede cometer errores
LA ACEPTACIÓN porque es imperfecto y porque no tiene control sobre “todos” los
IMPERFECCIÓN resultados. De igual manera se le enseña, que los demás y el propio mundo
es imperfecto.
G. TÉCNICAS IMAGINACIÓN
IMAGINACIÓN Resulta una técnica muy utilizada donde se le pide al paciente que con los ojos
RACIONAL cerrados sienta una emoción insana y pasados unos segundos, la convierta en
EMOTIVA (IRE) sana, mas ajustada y menos perturbadora, de tal manera que no tenga que
actuar para evitarla. Posteriormente se trabaja cómo lo ha conseguido en
cuanto al cambio de pensamientos
148
5. TÉCNICAS DE LA TREC
Terapeuta Elena, tras lo comentado anteriormente, vamos a intentar hacer la imaginación
racional emotiva. Ponte lo más cómoda posible, cierra los ojos y ahora quiero que
pienses en la situación en la que tu te quedas sola en casa y se dan todas las
situaciones que realmente te ponen muy nerviosa, con gran ansiedad por consumir
alcohol. No cambies en ningún momento la situación y cuando te sientas con esa
sensación tan mala, levantas la mano derecha. Quiero que te imagines perfectamente
la situación, y que la emoción que sea, vaya surgiendo de manera espontanea
Paciente (Levanta la mano derecha)
Terapeuta Muy bien Elena, Permanece en esa situación unos minutos, y siente el malestar y lo
desagradable que supone. No intentes evitarlo, no te distraigas, mantente ahí
Terapeuta Bien, de 0 a 10, ¿Qué nivel de ansiedad dirías que estás sintiendo ahora?
Paciente Un 9, fatal
Terapeuta Sigue visualizando la misma situación, estás sola... e intenta ahora cambiar esa
sensación de ansia irrefrenable por inquietud, por preocupación, incluso mero
deseo; es decir por una emoción sana, desagradable pero más moderada, más
ajustada, menos perturbadora
Paciente Vale lo intentaré
Terapeuta Permanece con los ojos cerrados, sigue imaginando de la manera más real posible
esa situación, vuelve a sentirte muy mal y una vez que lo hayas conseguido, intenta
sentir otra emoción más sana, poco a poco, tomate tu tiempo. Cuando lo hayas
conseguido, levanta la mano
Paciente (Levanta la mano)
Terapeuta Permanece con esta nueva emoción unos minutos
Terapeuta Abre los ojos. ¿QUÉ ES LO QUE HAS HECHO PARA CAMBIAR LA EMOCIÓN?
149
5. TÉCNICAS DE LA TREC
150
5. TÉCNICAS DE LA TREC
I. TÉCNICAS NON SOPORTANTITIS
EJERCICIOS • Cambia tu ACTITUD: “al mal tiempo buena cara”, “más vale prevenir
PARA que curar”, “lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana”
AUMENTAR • Reconoce que el malestar (frustración, tristeza, cólera, enfado,
LA BTF
rabia…) y el sufrimiento son desagradables, pero NO
INSOPORTABLES.
• Experimenta pequeñas frustraciones y haz un registro: Ej. En el
supermercado, ponte en la fila más larga o dejar que otras personas pasen; No
mires el WhatsApp durante unos días. Déjate el teléfono en casa cuando
salgas a pasear; Mete una china dentro del zapato que te resulte lo
suficientemente molesta como para notarla, mantente en ayunas, etc.
151
5. TÉCNICAS DE LA TREC
J. TÉCNICAS HUMORÍSTICAS
MAGNIFICACIÓN Es una técnica humorística que no es recomendable para todos los pacientes.
PARADÓJICA Esencialmente, en lugar de refutar los pensamientos negativos, se introduce
uno en ellos y los exagera. Esto, paradójicamente, procura alguna objetividad,
pero es importante que el paciente no lo perciba como que el terapeuta trata
de reírse de él.
USO DE Se le pide al paciente que elija una canción donde el cantante por lo que dice
CANCIONES PARA (normalmente canciones de amor) posiblemente se sienta muy perturbado
NO LOGRAR LA (ansiedad, depresión, etc.). Una vez que entiende como afecta lo que piensa
PERTURBACIÓN con sus emociones, se cambiará la letra y se cantará de manera muy intensa.
¿Quién se TE DA
atreve a VERGÜENZA
cantar?
152
5. TÉCNICAS DE LA TREC
153
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
154
TERAPIA RACIONAL EMOTIVA CONDUCTUAL
PERDÓN POR:
- Y POR EL RESTO DE
ERRORES
155
156
Anexo. Biblioterapia
157
Anexo. Biblioterapia
158
Anexo. Biblioterapia
159
Anexo. Biblioterapia
160
Anexo. Biblioterapia
Es posible que una persona liberada de zonas erróneas nos parezca un personaje de ficción, pero
la liberación de los comportamientos autodestructivos no es un concepto mitológico; más bien se
trata de una posibilidad real. La posibilidad de funcionar plenamente está a tu alcance y una
completa salud mental en el momento presente puede ser una opción. Este último capítulo está
dedicado a describir cómo funciona la gente libre de zonas erróneas de comportamiento y
pensamiento. Verás el desarrollo de un individuo distinto a la mayor parte de la gente y que se
distingue por su hábil capacidad de estar creativamente vivo en todo momento.
Las personas libres de zonas erróneas son muy distintas a la gente común y corriente. Y aunque
su aspecto es como el del normal de la gente, ellos tienen unas cualidades muy particulares que
en ningún caso son raciales, socioeconómicas o sexuales. No encajan fácilmente en ningún rol,
trabajo específico, moldes geográficos, niveles educativos o estadísticas económicas. Tienen una
cualidad diferente, pero la diferencia no es fácil de discernir por medio de los factores externos
tradicionales con los que generalmente clasificamos a la gente. Pueden ser ricos o pobres,
hombres o mujeres, blancos o negros, vivir en cualquier parte y hacer casi cualquier cosa. Son un
grupo de gente muy variada que sin embargo tienen un factor en común: estar libres de
zonas erróneas. ¿Cómo darte cuenta de cuando te encuentras con alguien así? ¡Obsérvalos!
161
3. CONCEPTUALIZACIÓN PRÁCTICA DEL MODELO ABC
Mujer de 42 años, separada, con una hija de 17 años, administrativa. Acude por depresión y por abuso de alcohol
Me gustaría tener un círculo personal más amplio. Lo he tenido en el pasado y lo puedo tener en el futuro, para ello tengo que hacer el esfuerzo
de ir a actividades y utilizar nuevas herramientas sin prejuicios sobre ellas, los demás o yo mismo, por ejemplo app de citas.
El respeto, cariño y valoración de los demás, aunque deseable, es algo sobre lo que no tengo control. En todo caso, he tenido y tengo amigas
que me aprecian y mi familia también, empezando por mis tres hijos. El cariño es importante pero no deja de ser una percepción ¿Cuánto
cariño es suficiente?, ¿es bueno ser un “coleccionista de cariño” ?
Me prohíbo insultarme, devaluarme o desmerecerme, es un daño inútil. Soy humana, estoy viva y soy única, por ello soy buena. Me acepto
incondicionalmente, con mis conductas, tanto las buenas como las malas, e intento mejorar aquellas que me perjudican.
Me gustaría contar con recursos económicos para pagar los estudios de mis hijos. Es importante y para ello tendré que ajustar gastos y
establecer medidas de ahorro. En todo caso, también hay otras posibilidades de financiación, becas y la parte que le corresponda a la padre.
La separación ha sido un acontecimiento no deseado. Podría producirse una infidelidad, se ha producido, y no me gusta. No es el fin del mundo
y continuaré con mi vida: Me gustaría rehacer mi vida sentimental.
La separación es mala según cómo y cuándo se mire, la vida da muchas vueltas, y el cambio de compañero sentimental de viaje es algo normal y
en ocasiones muy recomendable. Respecto a la próxima compañero, en algún momento puede que surja y disfrutaré del tiempo que dure.
Pueden ser iguales a las vividas, distintas, mejores o peores, en todo caso lo bueno es no saberlo gracias a la maravillosa incertidumbre del
futuro.
La separación ha afectado a aspectos importantes de mi vida, pero continuaré. De hecho, me he organizado razonablemente para abordar el
cuidado y educación de mis hijos, las tareas domésticas, las profesionales y mi propio cuidado y ocio.
Tal vez no hice algunas cosas como debiera pero eso no significa la infidelidad. Acepto lo que yo haya hecho y lo que me han hecho. Me acepto a
mí mismo con mis conductas buenas y mis imperfecciones y a los demás con las suyas, incluido por supuesto el padre de mis hijos. Deseo
comprender y aprender de estas situaciones para mejorar aquellos comportamientos o rasgos que no me gusta tener.
A raíz de mi problema con el alcohol, se que me he equivocado y he provocado provocando sufrimiento a otras personas pero eso no me
convierte en mala persona o mala madre, mas bien una persona y una madre que hace cosas buenas y comete errores porque es falible. Las
equivocaciones sólo demuestran que soy un ser humano imperfecta, como el resto de los seres humanos. Es bueno aceptar que estas
equivocaciones se han producido, para entenderlas y obtener un aprendizaje que me lleve a intentar superar mis dificultades en la medida de
mis posibilidades.
Seguiré trabajando de por vida en mi nueva manera de pensar basada en la razón que me permita sentir emociones sanas independientemente
de los que me pase y con mucho esfuerzo, poder afrontar de la manera más adecuada aquellas que pueda cambiar
162
Terapia Cognitiva I y II
ANEXOS
MÁSTER EN PSICOLOGÍA CLINICA Y DE LA SALUD
AUTOINSTRUCCIONES
Las autoinstrucciones son las órdenes que nos damos a nosotros mismos cuando
ejecutamos una acción. Ejemplos.
Hay que tener en cuenta tres momentos distintos a la hora de llevar a cabo esta
técnica:
Antes: cuando nos enfrentamos a una situación estresante se suele anticipar malestar,
manteniendo la persona un diálogo interno negativo.
Fase de preparación:
Fase de confrontación:
Fase de resolución:
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
f) Suponiendo que las cosas son como yo digo, las consecuencias, ¿serían
tan terribles?
g) Preguntas que tratan de analizar a qué conduce pensar de esa forma. ¿si
pienso así soluciono mis problemas?
DISTORSIONES COGNITIVAS
6. Error al adivinar el futuro : esperar que las cosas salgan mal, sin permitirse la
posibilidad de que pueden ser neutrales o positivos, p.e. no voy a aprobar el
examen.
8. “Debería” : “debería ...”, “tendría que ...”, “debo hacerlo mejor”, etc. La
consecuencia emocional de estos pensamientos es la culpa, ira y
resentimiento. Utilizar los “debería” en vez de “me gustaría”.
11. Falacias de control: siente que tiene una responsabilidad sobre todo, o que no
tiene control sobre nada, que es una víctima desamparada, p.e. haga lo que
haga no voy a conseguir trabajo; se hace responsable de las notas de su hijo.
1. Aspecto físico. Altura, peso, aspecto facial, cualidades de la piel, pelo, tipo de
indumentaria, así como descripciones de zonas corporales específicas (cuello,
piernas, cintura, etc.).
A B C D E F
PENSAMIENTO PENSAMIENTO
1 SITUACIÓN TIPO DE DISTORSIÓN EMOCIÓN 1 EMOCIÓN 2
ERRÓNEO ADECUADO
10
¿Qué es la autoestima?
Primero voy a definir los términos “auto” y “estima”. El término “auto” podría definirse como
“uno mismo”. Es decir, “cualquier cosa concebible sobre ti que puede ser reconocida como
tuya”. Así, tus conductas, pensamientos, personalidad, sentimientos, sensaciones, imágenes,
sueños, tu cuerpo, pueden ser atribuidos a ti y formar parte de “ti mismo”.
Según este enfoque, tu “SER” es extraordinariamente complejo, ya que engloba todos tus
comportamientos de toda tu vida, todos los pensamientos, imágenes y sueños que has tenido,
todos los sentimientos y todas las sensaciones que has experimentado, etc. Además, es
importante recalcar que tu “SER” es un proceso y cambia con el tiempo. Por lo tanto, tu “SER” de
hoy, no es exactamente el mismo del que era ayer, ni lo será mañana.
Así, ¿qué es lo que no forma parte de ti? Bueno, tus pertenencias (posesiones, dinero, fama,
éxito, hijos, pareja, aprobación, etc.) no forman parte de tu ser. Es la independencia de la
existencia de un objeto o de una persona la que hace que no sea parte de ti, sólo los
pensamientos y sentimientos acerca de esa pertenencia forman parte de tu ser.
En resumen, tu “SER” es cualquier cosa concebible sobre ti que pueda ser calificada como
exclusivamente tuya: conducta, pensamiento, características de personalidad, sentimientos y
emociones, sensaciones, - imágenes, sueños y partes del cuerpo. Por tanto, tu “SER” es
extremadamente complejo y está cambiando constantemente.
Ahora consideremos el término “estima”. Significa juzgar, calificar, o evaluar. Así pues,
autoestima significa calificar el propio “SER” en función de una cosa: una conducta, un
pensamiento, una emoción, una parte del cuerpo, una pertinencia, etc.
Y es aquí donde está el problema ¿puedes calificar o evaluarte a ti mismo de manera JUSTA en
función de una cosa, sabiendo que el “SER” es extremadamente complejo y en constante
cambio? La respuesta es rotundamente NO. Cuando tienes baja autoestima, estás otorgando
sistemáticamente a tu “SER”, sumamente complejo y en constante cambio, una calificación
global negativa. Como calificarte negativamente de “estúpido, inepto, tonto” por haber
fracasado en una tarea importante o haber conseguido la desaprobación de alguien significativo
por ti. El hecho de equivocarse ¿cómo convierte a alguien a ser TOTALMENTE estúpido y que está
además condenado a actuar así el resto de sus días?
1
Dr. Carlos Villoria López
Tampoco, la solución no está en darte una calificación global positiva y decirte que eres “bueno,
superior o mejor” que otros, porque entonces tendrías alta autoestima y eso no te haría mucho
bien. La alta autoestima es un arma de doble filo porque cuando te des cuenta de que haces mal
una cosa, te despreciarás por las mismas razones por las que te alabaste. Así, si me digo que SOY
bueno por hacer las cosas bien, me diré que SOY un inútil cuando las haga mal, y mi alta
autoestima pasará a ser baja autoestima.
Lo que te explicaré a continuación está en consonancia con todo lo trabajado respecto al modelo
ABC y a la nueva filosofía de vida que buscamos en cada sesión.
Asumir 11 principios:
1. COMO SER HUMANO, NO PUEDES TENER UNA SOLA EVALUACIÓN, PERO SÍ PUEDES
EVALUAR LAS DIFERENTES PARTES DE TI, AL IGUAL QUE LAS COSAS QUE TE OCURREN.
Podemos juzgar nuestras conductas, pensamientos, emociones, y los acontecimientos que nos
ocurren, como buenos o malos en función de si nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos y la
felicidad, pero no podemos juzgar a todo nuestro SER, a nuestra esencia, en función de algunos
aspectos. Eso es una generalización y por tanto un error. Es conveniente juzgar nuestros errores
para poder estar motivados a cambiarlos en el futuro, pero juzgarnos a nosotros mismos no nos
ayuda a hacerlo mejor, ni tampoco a estar mejor.
Eres un ser humano falible, no somos máquinas perfectas. Lo importante no está en el errar, ya
que es humano, sino en saber aprender del error y estar motivado a cambiarlo. Como humano
eres único e irrepetible, y eso te hace tener valor por derecho propio. Aunque te clonaran, el
otro individuo podría tener los mismos rasgos físicos que tú, pero sería diferente en su forma de
comportarse, de pensar y sentir.
Podemos decir que todos los humanos somos iguales (en esencia somos únicos y falibles) y
diferentes en muchos aspectos. Así, podemos decir que tal persona es mejor que yo en
jardinería, pero no que vale más como persona. No es realista ni útil para ti comparar tu SER con
el de otra persona, pero sí que lo es comparar tu conducta o cualquier otro aspecto calificable
con otra persona. Esta comparación de aspectos concretos puede ayudarte a aprender de otros
2
Dr. Carlos Villoria López
que son mejores que tú en algo específico, mientras que la comparación basada en el SER sólo te
llevará a tener sentimientos de inferioridad o superioridad.
Cuando te desprecias, tiendes a generalizar y haces lo que se conoce como “el error de tomar la
parte por el todo”. En este error, te concentras en una parte de ti y la calificas, y sobre esta base,
calificas a todo su SER. Te dices “soy un estúpido por haberme equivocado en la presentación”.
En cambio, es más sensato, lógico y realista decirte que “el hecho de equivocarte en la
presentación sólo demuestra que eres un ser humano falible que a veces haces las cosas bien y
otras mal, pero que eso no te convierte en un estúpido TOTAL, que sólo hace estupideces y está
condenado a hacerlas indefinidamente”.
Cuando te desprecias ante un suceso negativo, tiendes a experimentar una emoción negativa
desadaptativa como ansiedad, depresión, ira, culpa, vergüenza, etc. Estas emociones provocan
que hagamos conductas destructivas y autoderrotistas como abandonar, evitar, posponer,
drogarse, agredir, etc.
Calificarte es ilógico como hemos visto antes, ya que eres humano, estás vivo, eres único y no
eres perfecto hagas lo que hagas, y es mejor aceptarte por ser así. Pero si aún eres de aquellos
que insisten en calificarse, ser valiosos o buenas personas, hay una alternativa, menos elegante y
3
Dr. Carlos Villoria López
realista, pero que puede ser efectiva y útil: considerarte valioso simplemente porque eres un ser
humano, no perfecto, único y en constante cambio. Porque si exclusivamente te calificas por eso,
no encontrarás nunca una razón por la que despreciarte ya que siempre seres humano,
imperfecto, único y cambiante.
La aceptación incondicional significa verse de manera mucho más compleja y flexible. Como
alguien que actúa y no actúa de forma estúpida. Cuando no te etiquetas es más probable que
veas un posible cambio y estés más motivado para la acción.
Si te aceptas incondicionalmente ante conductas negativas, lo que haces es: reconocer que te
has comportado negativamente; te arrepientes de haber actuado así; admites que,
lamentablemente, todas las circunstancias propiciaban que actuaras así; reconoces que puede
aprender de esta experiencia; revisas los factores relevantes que te han llevado a comportarte
negativamente; decides qué puedes hacer de forma diferente en el futuro; y te comprometes a
actuar en delante de forma diferente.
Aunque logres tener una mayor aceptación de ti mismo, esta no será siempre perfecta y
constante, ya que este presupuesto iría en contra de la falibilidad humana y estaríamos siendo
irracionales.
Tienes que hacerlo con fuerza y energía hasta te convenzas realmente. Si lo haces de manera
débil y sin ánimo, no funcionará porque no lo llegaríamos a sentir. Así que es mejor, que lo leas
repetidamente, escribas sobre ello, reflexiones, y te lo digas mentalmente muchas veces hasta
que llegamos a actuar coherentemente con esta nueva forma pensar.
1. Soy una persona con derechos propios, y tengo gustos y deseos individuales y
personales. Tengo derecho a luchar por lo que quiero y a evitar lo que no me gusta,
siempre que no interfiera innecesariamente en los derechos individuales y sociales de
los demás. Para poder conseguir lo que quiero o lo que no quiero, me marcaré
objetivos y propósitos acordes a mis deseos, y evaluaré mis pensamientos,
sentimientos y acciones en función de dichos objetivos.
5. Podré comparar mis conductas con mis características del pasado o con las de otras
personas, y así podré mejorarlos. Sin embargo no me compararé globalmente con mi
pasado ni con las demás personas.
6. Soy una persona única, pero no especial en el sentido de ser mejor que cualquier
otra persona. Algunos de mis rasgos son mejores que los suyos, y otros son peores,
pero, de nuevo, no soy lo que pienso, siento y hago ni los demás son igual a sus
conductas.
7. Escojo aceptarme a mí mismo con mis conductas, tanto las buenas cómo las malas, e
intento mejorar las más negativas. Escojo aceptar a los demás como personas, aunque
puedo intentar ayudarles sin exigencias a cambiar algún aspecto de su forma de
funcionar.
1
Dr. Carlos Villoria López
ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DEL OTRO (ALBERT ELLIS, 1988)
3. Aunque a veces dependa de que otras personas me quieran o me priven de algo que
deseo, gran parte de mis sentimientos son responsabilidad mía. Cuando alguien es
injusto conmigo, puedo elegir tener sanos sentimientos de pesar y frustración, o
escoger sentirme ansioso, deprimido y rabioso. Mis emociones dependen solo
parcialmente del trato que recibo de los demás. Y, en gran parte dependen de mi
actitud ante dicho trato. Es decir, tengo una gran responsabilidad sobre mis emociones.
Por mucho que biológicamente tienda a reaccionar con emociones insanas ante las
personas y las cosas, si pienso, me esfuerzo mucho y práctico, tengo muchas
posibilidades de reprogramarme y reaccionar de manera sana.
2
Dr. Carlos Villoria López
TAREA 1 a
A B C
SITUA PENSA EMO CON
CIÓN MIENTO CION DUCTA
Me voy a desmayar
Estoy en casa
Agobiado/a
Me pongo a llorar
Enfadado
Me irrito
Te vas a enterar idiota
Esto es lo peor
Por la tarde, en el ascensor
Siento miedo
Temblor en las manos
Siento vergüenza
Seguro que lo haré mal
Consumo
Tristeza
Grito y golpeo
Preparando la comida
Me voy dando un portazo
Este no tiene ni idea
Para qué hago esto?, es inútil
Aumenta la frecuencia cardiaca
Depresión
Alegría
Delante de mi madre
En un atasco alguien me grita
Me muerdo las uñas
Soy el mejor
Mi padre me ha humillado
Me quiero ir
No me saludo porque no quiso
Entro en un sitio
No aguanto mas
No soporto mas
Me muero
En el hospital
Discutiendo con mi pareja
Respiro más rápido
Escapo
Pienso en mi enfado
Me doy cuenta que no puedo
Me gritan
Accidente de coche
EJERCICIO ABC
REGISTRO DE
SITUACIONES – PENSAMIENTO-
EMOCIÓN - CONDUCTA
3 EXIGENCIAS:
SOBREGENER. 1:
SOBREGENER. 2:
CONDENA:
BTF:
CONDUCTA INADECUADA:
3 EXIGENCIAS:
SOBREGENER. 1:
SOBREGENER. 2:
CONDENA:
BTF:
EMOCIÓN INSANA:
vosotros
CONDUCTA INADECUADA:
3 EXIGENCIAS:
SOBREGENER. 1:
SOBREGENER. 2:
CONDENA:
BTF:
EMOCIÓN INSANA:
tu
CONDUCTA INADECUADA:
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3._________________________________________________________________________
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AS
No puedo permitirlo