La Pérdida Del Pedestal

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Maderuelo, Javier, La pérdida del pedestal, Cuadernos del círculo, 1994.

En esta ocasión voy a hacer una reflexión sobre el libro La pérdida del pedestal, del
catedrático y crítico de arte Javier Maderuelo.

Es evidente la hipocresía existente en nuestra sociedad, en la que una escultura


formalmente abstracta de gran calidad es rechazada por no ser entendida, mientras que, en
nuestro día a día, vivimos rodeados de una publicidad masiva, que nos tapa la vista a
paisajes y edificios. Una innegable invasión monumental por parte de la publicidad que no
es cuestionada. Aunque si es verdad que algunas de estas vallas publicitarias tienen una
gran fuerza visual, pueden incluso llegar a ser emblemáticas para la ciudad como por el
ejemplo es el caso del popular anuncio luminoso del cabaret Moulin Rouge.

Me parece verdaderamente sorprendente la evolución que ha experimentado la


escultura a lo largo de la historia. En un espacio tiempo tan sumamente reducido, la
escultura ha pasado de ser un conjunto de leyes y órdenes que el artista debía cumplir a
través del seguimiento de un canon, figuras antropomórficas que dotan a la escultura
clásica de una determinada presencia física, que conmemoran un lugar o un
acontecimiento; hacia una escultura actual que rompe con las normas encorsetadas de lo
clásico, prescindiendo de materiales nobles y perdurables, la simetría y la armonía de las
proporciones, ya no son obras conmemorativas y como consecuencia se da “la pérdida del
pedestal”.

Pérdida que da lugar a una expansión de la escultura, ahora está puede estar
colgada en la pared o incluso esparcida por el suelo, se trata de una escultura más libre,
que modifica y genera nuevos conceptos que nos hace reflexionar sobre lo que es arte y lo
que no. Para poder tener una conclusión de esto, es necesario “ver” la obra, en la
actualidad se fomenta la inmediatez, ya nadie se para a percibir una obra en la calle,
nuestras miradas quedan condicionadas por las pantallas de nuestros móviles, necesitamos
una carga de información para no sólo quedarnos con la imagen superficial de un trabajo,
preguntar a la obra qué nos quiere decir. Un autor que incita al público a visitar los
suburbios de las ciudades para ver sus obras es el escultor Charles Simonds, para
concienciar a la sociedad del entorno degradado de los barrios más pobres de la ciudad. A
partir de los años setenta, las obras que estaban depositadas en los museos salen a las
calles, calles repletas de publicidad y que como forma de adaptarse al entorno, se insertan
los elementos propagandísticos en el arte; como podemos ver en las marquesinas que
reciben mayor atención del público que espera la llegada del autobús, acercando el arte al
pueblo.

Para concluir me gustaría hacer hincapié en la importancia de la escultura


monumental como encarnación de un momento histórico, no obstante muchas son objeto de
repercusiones, como está ocurriendo ahora con la estatua de Cristóbal Colón en Ciudad de
México, retirada con el objetivo de denunciar las consecuencias del colonialismo. Por lo
tanto, los monumentos que llaman mi atención son aquellas obras que respetan los ideales
y los derechos de los habitantes de la ciudad, y sobre todo del medio ambiente, aquellas
que tengan un trasfondo, una historia que contar y que puedan ser entendida.

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