Cristologia para Animadores - 1

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ESCUELA DEPARTAMENTAL DE ANIMADORES COCHABAMBA

— 2001 —
—1—

INTRODUCCIÓN1
Llevar a Jesús. Esta es la misión de todo catequista. Y hoy hay muchos
que necesitan hacer esta experiencia: encontrar a un amigo o amiga que les lleve a
Jesús. Nosotros, animadores salesianos en formación, también estamos llamados
a esta misión. Para poder hacerlo necesitamos formarnos, estudiar. Muchas veces
no es suficiente la buena voluntad, es necesario que intentemos tener más
profundidad en nuestros conocimientos religiosos (en este caso sobre Jesús). Es
por esto que queremos empezar este pequeño estudio de Cristología. Debemos
recordar las palabras que Don Bosco decía a sus chicos: “Yo por ustedes estudio,
por ustedes trabajo, por ustedes estoy dispuesto incluso a dar mi vida”. Ésta es la
razón de nuestro esfuerzo: todo es por nuestros chicos y chicas, ellos son quienes
nos “hacen” animadores, a quienes Dios mismo nos envía.

Sólo desde una experiencia personal, podemos invitar a los demás y


acompañarlos. Pero no basta vivir, hay que saber dar razón de la propia vida,
saber expresarla adecuadamente ante nuestros muchachos y muchachas.

Es sumamente importante recordar que Jesús no es un concepto. Aquí no


bastan las palabras. Ser cristiano exige compromiso, exige una respuesta, una fe
en Jesús que, antes de que la podemos transmitir, debe empezar por cambiarnos a
nosotros mismos. Cristo no es un concepto. No se transmite con discursos, ni con
cursillos, ni con catequesis, sino con ejemplos de vida. Nuestra propia vida. Esto
quiere decir que si no somos animadores cristianos hemos olvidado lo más
importante, lo único imprescindible.

Dividiremos nuestro estudio en cuatro capítulos:


1. Jesús: ¡El que vive!!!
2. Jesús: El profeta poderoso
3. Jesús: Una pregunta y un desafío
4. Jesús: ¡Nuestro Salvador!!!

Queremos empezar con el tema de la resurrección de Cristo, porque éste


es el mensaje central del cristianismo, su primera y más grande buena noticia
(Kerigma). Debe llenarnos de alegría y de confianza en Dios.

1
Cfr. DOMENECH Antonio, Jesús de Nazareth. Cristología para catequistas, CCS, Madrid, 1987, pp. 5-27.
—2—

JESÚS: ¡El que vive!!!


— Algunos CONCEPTOS importantes —
Pedro, lleno del Espíritu Santo les dijo: “Jefes del pueblo y ancianos, puesto que,
con motivo de la obra realizada en un enfermo, somos hoy interrogados por
quién ha sido éste curado, sepan, todos ustedes y todo el pueblo de Israel, que
ha sido por el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a
quien Dios resucitó de entre los muertos...” (Hch 4, 8-10).

1. EN EL CENTRO DE MUCHAS VIDAS

Jesús, hoy como ayer, sigue creando interrogantes, sacudiendo vidas,


interesando a muchos. Entre los que admiran su figura y su conducta
considerándolo como uno de los hombres más grandes de la humanidad, hay
algunos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, que dicen que ese Jesús, muerto
hace casi 2.000 años, ocupa un lugar central en sus vidas, que está presente en su
existencia diaria, dándoles fuerza y dinamismo.... ¿Y nosotros qué???, ¿y para
nuestros muchachos?, ¿es realmente importante?... y la pregunta más importante:
¿Por qué es así???

2. ES EL CENTRO DE NUESTRA FE

Nos cuentan los Hechos de los Apóstoles cómo resumió el procurador


Festo al rey Agripa la controversia que enfrentaba a Pablo con los Sumos
Sacerdotes de los judíos por la cual estaba prisionero: “Solamente tenían contra Él
unas discusiones sobre su propia religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, de quien
Pablo afirma que vive·” (Hch 25, 19).

Así captó un pagano el núcleo de la cuestión... y acertó. Oímos el eco de


aquel mensaje que recibieron las mujeres en el sepulcro: “¿Porqué buscáis entre
los muertos al que vive?”(Lc 24, 5). Y aquella exclamación gozosa de la primera
comunidad cristiana: “iEs verdad!!! iEl Señor ha resucitado y se ha aparecido a
Simón!!!” (Lc 24, 34).

“En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron
que se soltara a un criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida.
Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos testigos” (Hch 3, 14-15).

Con estas y parecidas palabras los primeros testigos anuncian el núcleo de


la experiencia que cambió sus vidas. Aquellos discípulos que aún no entendían
—3—

bien a Jesús que les anunciaba que tenía que sufrir, que le seguían con miedo, que
discutían y luchaban por ser los primeros; aquellos discípulos que no resistían la
prueba de la persecución y huían o negaban al Maestro; aquellos discípulos que
estaban con las puertas cerradas por miedo a los judíos..., ¡ahora anuncian con
valentía y sin ningún miedo a Jesús!!!; dan testimonio de Él ante el mismo Sanedrín
a pesar de sus amenazas, hacen los mismos signos que hizo Jesús en su vida:
curan enfermos, expulsan demonios, resucitan muertos... Podríamos decir que su
palabra tiene más eficacia que la misma palabra del Maestro, pues reúne una
comunidad que ni la persecución ni la muerte pueden destruir.

¿Qué ha pasado en estos hombres? ¿Quién ha podido realizar ese cambio


en sus vidas? ¿Quién da aliento y fuerza a sus gestos y palabras? ¿Quién da
eficacia a su anuncio? Pedro responde:

“¿Por qué se asombran ustedes, israelitas? ¿Por qué nos miran como si nosotros mismos hubiéramos
sanado a este hombre y lo hubiéramos hecho andar por medio de algún poder nuestro o por nuestra
devoción a Dios? Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes ven y conocen, es la fe
en el nombre de Jesús” (Hch 3, 12.16).

Hay en ellos una presencia viva: Jesús; y


una fuerza de salvación: el Espíritu que actúa y
salva; sus vidas han cambiado de rumbo
totalmente, como nos cuenta Pablo de sí mismo:
“Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una
pérdida a causa de Cristo” (Fil 3, 7). Experimentan
en ellos una resurrección, una nueva vida, una
fuerza que les supera y les conduce: la fuerza de
Dios, que no viene de ellos, sino de su fe, de su
relación con Jesús, que vive y se les ha
comunicado.

Es algo que no acabamos de entender,


pero cuyos efectos podemos percibir: ¿Quién da
fuerza a tantos cristianos para seguir el evangelio
con fidelidad, en un mundo como el nuestro?
¿Quién hace surgir movimientos, comunidades,
personas que se toman en serio el evangelio?
¿Por qué nosotros creemos, y tantos amigos,
vecinos y compañeros, no?
—4—

La respuesta a estas preguntas está en la resurrección de Jesús, que es la


experiencia que los discípulos nos transmitieron a través de multitud de imágenes y
símbolos, tal y como hacemos nosotros cuando queremos explicar algo muy
profundo e importante, como un enamoramiento, una experiencia muy fuerte, una
muerte o cosas parecidas.

3. EL TESTIMONIO DE LOS APÓSTOLES


“Quiero recordarles, hermanos, la Buena Nueva que les anuncié. Ustedes
la recibieron y perseveran en ella, y por ella se salvarán si la guardan tal
como yo se la anuncié, a no ser que hayan creído cosas que no son.
En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que
Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue
sepultado; que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; que se
apareció a Pedro y luego a los Doce.Después se dejó ver por más de
quinientos hermanos juntos, algunos de los cuales ya han entrado en el
descanso, pero la mayoría vive todavía. Después se le apareció a Santiago,
y seguidamente a todos los apóstoles. Y se me apareció también a mí, iba
a decir al aborto, el último de todos.” (1 Cor 15, 1-8).

Tiene cinco afirmaciones importantes:


 “Cristo murió”; se trata de un hecho que ocurrió
una vez, en el pasado, algo real y conocido por
todos.
 “por nuestros pecados, como dicen las
Escrituras”; se trata de una interpretación de fe,
fruto de la meditación de la primera comunidad a
la luz del cántico del servidor de Yahvé (Is 53).
Con ello se confiesa el valor salvífico de su
muerte.
 “que fue sepultado”; afirmación de la realidad
de su muerte y referencia a un sepulcro conocido
y que ahora está vacío.
 “que resucitó al tercer día”; afirmación hecha
con fuerza y claridad, que significa: Jesús está
vivo, porque Dios le ha resucitado.
 “que se apareció”; es decir, se presentó, se
dejó ver a varios testigos citados por Pablo. Es el
verbo que el Antiguo Testamento griego usa para
expresar las apariciones de Yahvé; se trata, pues,
de un encuentro único con una realidad divina.
—5—

4. LO QUE SIGNIFICA PARA NOSOTROS

 La resurrección es ante todo una buena noticia para los apóstoles y para
nosotros. Dios ha cumplido sus promesas de liberar y salvar al hombre de todo
aquello que lo esclaviza (Hch 13, 32-33). El Dios de Jesús, ese Dios que parecía
mudo e impotente ante la cruz, se nos manifiesta como un Dios de vida, como un
Dios fiel al hombre, aún más allá de todas sus posibilidades.

El Dios que se nos ha manifestado en la resurrección de Jesús es un Dios


que no se contenta con un arreglo superficial de las cosas, sino que ha iniciado una
transformación, tan radical y profunda que merece el nombre de "nueva creación",
de "cielos nuevos y tierra nueva". El dolor se transforma en alegría (Jn 16, 20-22),
la injusticia en hermandad, el engaño en fidelidad, la debilidad en energía sin
límites, el tiempo que se acaba y la muerte... que se convierte en vida.

Todo se ha cumplido. Con Jesús empiezan ya esos tiempos definitivos


hacia los que corre la historia y toda la esperanza de la humanidad. Los primeros
discípulos quedaron tan sorprendidos ante semejante realidad, que con S. Pablo
gritaban llenos de alegría "¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está,
oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado y la fuerza del
pecado es la Ley. Pero damos gracias a Dios, que nos da la victoria sobre
todo esto, por nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor 15, 55-57).

 La resurrección aparece a los apóstoles como la respuesta de Dios a la


confianza y el amor de Jesús. En su agonía y en su cruz Jesús "suplicó con gritos y
lágrimas al que podía salvarlo de la muerte: Padre, sálvame de esta hora y Dios lo
escuchó por su religiosa sumisión” (Hbr 5, 7). En la muerte de Cristo parecía como
si Dios diera la razón a los jefes y fariseos, a la ley que condenaba a Jesús, al
poder que instrumentalizaba al hombre. Dios aparecía una vez más como el Dios
de los poderosos... Ahora bien, la resurrección es la verdadera respuesta de Dios:
su victoria sobre esos dioses falsos que oprimen a Jesús y, en ÉI, a todos los
pobres (Cfr. Hch 3, 13-15). Jesús tenia razón cuando confió en Él a pesar del
silencio de la cruz.

 No es un muerto cualquiera quien ha sido resucitado; no es una muerte


cualquiera la que ha acabado en resurrección. Es precisamente este hombre
muerto en la cruz, perseguido y condenado por la justicia de la ley, el que ha
entrado en la Vida; es su muerte, consecuencia de su amor obediente, la que ha
—6—

resultado muerte de la muerte. De esta manera Dios confirma todo lo que dijo e
hizo Jesús. Dios ha aceptado sus gestos y su modo de comportarse como un fiel
retrato suyo y como el único camino que hace presente en esta historia al hombre
nuevo.

¡Por eso, aceptar y creer en la resurrección de Jesús significa


comprometer nuestra vida en el camino de Jesús, tomar ante nuestro mundo
su misma actitud y hasta su muerte, si es preciso!

Este es el motivo de que la primera comunidad cristiana, como


consecuencia de su fe en la resurrección, sienta la necesidad de recordar la vida
de Jesús, de revivir sus acciones, actitudes y palabras. El Jesús vivo y presente en
sus vidas es “el que pasó haciendo el bien”, curando, liberando, dando testimonio...

De ahí brotaron los Evangelios, como el punto de referencia necesario de


la fe cristiana, que nos asegura la verdad de nuestra imagen del Resucitado.

 En la resurrección, Jesús, muerto como uno de tantos, es constituido como


el Señor de todo, ante el que se dobla toda rodilla (Fil 2, 6-11).

“El que fue la piedra rechazada por los arquitectos ha sido puesto como piedra
angular... porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que
debamos salvarnos” (Hch 4, 11-12).

Los primeros cristianos experimentaron, en


este señorío de Jesús, la realidad de la
resurrección. Jesús no volvió sin más a la
vida, sino que estaba en posesión de una
vida nueva, llena del poder de Dios y fuente
del Espíritu. Pablo, que, como los demás ha
experimentado brutalmente esta
transformación, llama a Jesús su Señor, y
quiere conocerle a Él y la fuerza de su
resurrección (Fil 3, 10). La comunidad
percibe en Jesús el punto común de unión y
de fuerza, el motivo radical de toda su vida.

Pero este poder transformante de


Jesús no se reduce a los cristianos, sino que
—7—

Jesús es mucho más grande que ellos, les precede, está presente en el corazón de
los otros hombres, los mueve a abrirse a la predicación, guía la historia y los
acontecimientos para su bien. Las fuerzas ocultas que esclavizan al hombre, que
los antiguos llamaban "principados, potestades, dominaciones...” y que hoy
podríamos llamar "dinero, poder, fuerza, técnica, sexo....” están sometidas a Cristo,
el Señor. Él las ha vencido y por eso, puede liberar de ellas a los que le siguen.

He aquí la elección que se nos presenta: continuar al servicio de estos ídolos y


fuerzas del mundo que nos esclavizan y dominan, haciéndonos caer en el miedo y
el pecado, o pasar al servicio de Cristo, el Señor, un servicio que nos libera, para
hacernos capaces de seguir la justicia y de vivir como hijos en la alegría y el amor
fraterno.

 En Cristo resucitado ha comenzado el hombre nuevo y la nueva creación


que Jesús anunció bajo la imagen del “Reino de Dios” y que tantos hombres
esperan. Esa creación sometida a la vanidad y al pecado "en la esperanza de ser
liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de
los hijos de Dios" (Rom 8, 20-21 ), ha recibido ya el principio de esa liberación: El
Espíritu Santo que es la fuerza de la Resurrección derramada sobre nosotros.

Este Espíritu nos hace hijos, capaces de


vivir en la alegría de la fraternidad y no en el
temor de los esclavos; nos hace capaces de
participar de la unidad que une a Jesús con el
Padre; nos da fuerza para el testimonio y para
continuar la obra de Jesús. Pero esta novedad se
nos ha dado de una forma velada y oscura. Hoy
vivimos la resurrección todavía bajo el signo de la
cruz, de la lucha y del esfuerzo doloroso por el
hombre, porque el mundo malo aún ejerce su
poder sobre nosotros como lo ejerció sobre Jesús
en su vida mortal. El hombre debe luchar contra
esa no-humanidad (que es el mundo dominado
por el pecado) que condenó y condena al hombre
nuevo que intenta nacer, y, en esa lucha, resucita
el hombre nuevo por obra del Espíritu. Así, la cruz
es, también para nosotros el camino necesario
hacia la resurrección.
—8—

5. LA PRESENCIA DEL RESUCITADO HOY ENTRE NOSOTROS


El Resucitado está presente y actuante en este mundo que parece, en
muchos aspectos, sometido al mal y a las fuerzas destructoras del hombre; es una
presencia escondida a través de signos; es decir, a través de personas,
acontecimientos y espacios en los que identifica y actúa.

Uno de estos signos son los pobres, los rechazados por el poder de este
mundo; en ellos el Reino se hace grito, deseo y esperanza; anunciarles la buena
nueva fue centro de la misión de Jesús (Cfr. Lc 4, 18); más aún Él mismo se
identificó con ellos (Cfr. Mt 25, 31-46; Mt 18, 5).

Otro signo de la presencia de Cristo son los que se solidarizan con los
pobres y su causa. Como Jesús, inician una nueva forma de vida que transforma la
de este mundo (Cfr. Mt 10, 40).

Pero el gran signo que resume, profundiza e ilumina los anteriores es la


comunidad cristiana; la nueva fraternidad a la que todos hemos sido llamados, en
la que no hay “judío ni griego; ni esclavo ni libre, ni mujer ni hombre, ya que todos
son uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28). A esta comunidad se le ha dado el Espíritu
para que pueda ser sacramento de Jesús entre los hombres... Es la Iglesia.

En esta comunidad cristiana se da la Palabra viva de Jesús, palabra


poderosa que penetra y transforma; se dan los sacramentos que santifican y dan
el Espíritu; se da el testimonio de santidad de los cristianos que, movidos por ese
Espíritu, se entregan a la transformación de este mundo con un amor como el de
Cristo.

Éste es el sentido y la responsabilidad de nuestra vocación: la de ser


signos eficaces del amor de Dios para todos los hombres, especialmente para los
más pobres. Enorme responsabilidad, porque “si la sal se vuelve insípida, con qué
se le volverá el sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la echen y la pisen los
caminantes” (Cfr. Mt 5, 13). Si los cristianos perdemos nuestra vida nueva, no
servimos sino para que los otros nos desprecien y nos pisoteen... pues
nosotros somos la presencia viva de la resurrección, su manifestación y su
evidencia para nuestros muchachos y muchachas: o Jesús vive en y por
nosotros o ha muerto y pertenece al pasado.
—9—

¡JESÚS VIVE!!!
— Algunas PREGUNTAS importantes —

La muerte es un hecho de la vida. El único acontecimiento futuro del que podemos


estar absolutamente seguros es que moriremos un día. La certeza y la
contundencia de la muerte arrojan una sombra de miedo sobre la vida de mucha
gente. La fe cristiana no pretende que la muerte no sea un problema, ni ignora
nuestros temores. Los cristianos creen que Dios se ha encarnado y vencido estos
temores permitiendo que su Hijo, Jesús, muriese, resucitándolo después.
Precisamente esta fe en la resurrección de Jesús está en el centro del cristianismo.

“El hecho fundamental de la historia del personas para moverla). Se pusieron


cristianismo está en un grupo de centinelas. Si se trataba de soldados
personas que afirman haber sido romanos, debían ser cuatro, armados
testigos de la resurreccíón." de pies a cabeza y sujetos a una
C.S. Lewis disciplina militar. Dormirse o desertar
de un puesto de guardia se castigaba
¿Ocurrió de verdad la resurrección? con la muerte. Si se trataba de judíos,
guardias del templo, dormirse durante
el servicio se castigaba con la
Los cristianos creen que Jesús resucitó flagelación. Robar el cuerpo de Jesús
de entre los muertos, tres días después resultaba imposible.
de su muerte y sepultura. ¿Fue un
engaño astutamente tramado por él o
 Se encontró el sepulcro vacío. Lo
por sus discípulos? ¿Se trataba de una atestiguan todos los evangelios. Juan
pura ilusión? ¿Qué sucedió en
añade la evidencia propia del testigo
realidad? ocular de que el sudario estaba todavía
allí, pero no arrugado como si lo
 Jesús murió y fue sepultado. Los hubiesen arrancado, sino doblado,
Romanos eran concienzudos en el trato como si el cuerpo se hubiese
de sus víctimas. A Jesús, después de esfumado. No es posible que se
muerto, le clavaron una lanza en el confundieran de tumba. Las mismas
costado para estar seguros. Todos, mujeres, que habían visto sepultar a
amigos y enemigos, estaban Jesús el viernes, fueron las primeras en
convencidos de que había expirado. ir a visitar cl sepulcro el domingo por la
mañana.
 Su sepulcro fue custodiado y
sellado. Las autoridades temían que  Vieron a Jesús vivo después de su
robasen el cuerpo de Jesús. A la muerte. Se apareció a María
entrada del sepulcro se hizo rodar una Magdalena, a Pedro y a Santiago, a los
enorme piedra (se necesitaban varias
— 10 —

discípulos de Emaús, al grupo íntimo callar lo que hemos visto y oído."(Hch


de los doce y, una sola vez, a más de 4.20).
quinientas personas. Los primeros
predicadores insistieron en presentar ¿Cómo fue posible?
los mismos testimonios oculares que se
exigen ante los tribunales.
Muchos pasajes del Nuevo Testamento
sobre la resurrección de Jesús nos dicen:
 Jesús dio una prueba física de su "Dios lo resucitó" (Hch 2, 32). La
resurrección. El Jesús resucitado no resurrección fue el milagro definitivo en la
era la aparición de un fantasma: era un carrera de Jesús. Fue más que una
ser humano vivo. Caminó con dos reanimación: Dios dio la vida a uno que
discípulos; compartió con ellos el pan estaba realmente muerto, devolviéndole
de la cena; invitó a sus amigos a que lo físicamente el vigor.
tocasen y viesen con sus ojos que era Quien no cree que Dios puede hacer, y
realmente él: comió con ellos; invitó al que realmente hace, milagros
incrédulo Tomás a que pusiera los encontrará difícil admitir este hecho.
Razona así: "los milagros no existen;
dedos en el agujero de los clavos y la pero la resurrección sería un milagro;
mano en su costado, para cerciorarse esto quiere decir que la resurrección no
de su identidad y de su resurrección. sucedió de verdad".
En el relato de la resurrección, Lucas Pero pensar así significa no permitir a
usa la palabra "prueba" para expresar Dios ser Dios. Si Dios es omnipotente
la forma más fuerte de argumentación (que lo puede hacer todo, porque es
legal. todopoderoso) no hay razón humana
para negar que pudo hacer lo que
 ¿Qué otra cosa pudo transformar a quiso. Nuestro problema no está en
aceptar los milagros, sino en creer que
los discípulos? Los discípulos no se Dios los hace. Admitir un milagro quiere
esperaban ver a Jesús. María lo tomó decir admitir a Dios, con todas las
por un hortelano; los demás pensaron consecuencias que esto supone en la
que era un fantasma. Después de su vida de cada día.
muerte violenta se habían escondido
llenos de miedo y sin esperanzas. “Si Cristo no ha resucitado, vacía es
Ahora, sólo pocas semanas después nuestra predicación, y vacía también
de la muerte de Jesús, hablan con nuestra fe”
valentía a la muchedumbre -y Pablo. 1Cor 15, 14
precisamente a los que habían tramado
la muerte de Jesús- y afirman que está ¿Dónde está ahora Jesús?
vivo. Igual que Jesús, tampoco ellos
tenían nada que ganar y podían Después de su resurrección, relata la
perderlo todo. La resurrección de Jesús Biblia que Jesús se apareció a sus
había ejercido sobre ellos un impacto discípulos durante cuarenta días, en los
explosivo. Por eso dicen: "No podemos que les explicó por qué había
— 11 —

resucitado y qué había venido a hacer. De la misma manera, toda la historia


Después, en un acontecimiento arranca de la cruz y del sepulcro vacío,
conocido con el nombre de Ascensión, igual que antes confluía en ellos. En la
Jesús dejó esta tierra. Regresó junto al vida y experiencia de los cristianos
Padre. Un día, cuando Jesús vuelva en están ya presentes los poderes de la
su gloria, se rasgarán los velos, y todos nueva era. Dios está demostrando a
verán esto con sus propios ojos. todo el mundo lo que es capaz de
Mientras, Jesús realiza su plan en el hacer con un material de desecho,
mundo por medio del Espíritu Santo a transformando a los pecadores en
través de la Iglesia; y de este modo personas que reflejan algo de su
puede ser una persona real para cada divinidad, y derrumbando las viejas
cristiano. barreras de raza, sexo, clase y
posición social.
¿Y qué importancia tiene?, Así, la historia del mundo no tiene
¿qué cambia? un final cualquiera. Llegará el día en
que, completado el plan de Dios
sobre el tiempo presente, vuelva
La doctrina cristiana a pesar de su Jesucristo como su enviado para
humilde inicio tenía pretensiones culminar el tiempo y la historia y
inmensas. No sólo proponía una para ajustar las cuentas con los
respuesta a los problemas hombres. Por eso los cristianos no
fundamentales de la vida y de la miran sólo hacia atrás, a los hechos
muerte, sino que afirmaba resolver el de hace 2.000 años: miran hacia
enigma del futuro del mundo. adelante, hacia el tiempo
Para los primeros creyentes, todo lo desconocido en el que la historia
anterior a Cristo le había preparado el concluirá. ¡Y la clave de todo esto
camino. Dios se había reservado y es Cristo!
formado un pueblo para cuando
enviase a su Hijo a la tierra. Y en el
resto del mundo, Dios hizo de modo
que, en ese tiempo , se diera un “Yo soy el principio y el fin, el Primero y
hambre espiritual que sólo el Evangelio el Último.”
Apocalipsis 21, 6
podía saciar.
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¿Qué significa la
resurrección de Jesús?2
¡VICTORIA!
La Biblia ve la resurrección de Jesús como una gran victoria sobre todas las
fuerzas del mal. Precisamente cuando parecía que Jesús había sido vencido y
humillado por sus enemigos, resucitó de la muerte en una gloriosa manifestación
del triunfo de Dios. Los grandes enemigos del género humano —el pecado, la
muerte y el demonio— fueron ahuyentados. Cuando vuelva Jesús a esta tierra
para cerrar la historia, estos enemigos quedarán definitivamente destruidos. La
resurrección de Jesús nos da una sólida esperanza para el futuro.

¡LA MUERTE DERROTADA!


La resurrección de Jesús no fue simple experiencia privada y personal. La
Biblia subraya que es la garantía de que Dios, de igual manera, nos resucitará
un día también a nosotros. Si creemos que Dios ha resucitado a Jesús,
podemos estar seguros de que resucitará a una nueva vida a los que creemos
en Él.
Por eso mismo, los cristianos adoptan una postura nueva ante la
experiencia de la muerte. La muerte no es el final de todo. Más allá de ella hay
una vida con Dios más plena de cuanto podamos imaginar ahora.
Esto no quiere decir que los cristianos no lloren en los funerales o que
tomen la muerte a la ligera: la muerte sigue siendo un enemigo. Pero Dios ha
prometido arrancarnos de sus garras. Ya no tenemos que temerla.

2
Cf. BALCHIN John, Esto creen los cristianos, CCS, Madrid, 1987, pp. 57-65.
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