Adquisicion Creditos Sin Recurso Por ND (IR) - (V. Valdez)

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TRATAMIENTO EN EL IMPUESTO

A LA RENTA DE LA ADQUISICIÓN
DE CRÉDITOS SIN RECURSO
POR SUJETOS NO DOMICILIADOS:
NATURALEZA DE LA OPERACIÓN,
REGLAS DE FUENTE APLICABLES
Y OTROS PROBLEMAS*

Víctor Valdez Ramírez**


Ponente Individual

I. INTRODUCCIÓN

El objetivo del presente trabajo es analizar los efectos que se generan cuando
un sujeto no domiciliado adquiere un crédito de un sujeto domiciliado en
Perú, pagando un monto inferior a su valor facial y asumiendo el riesgo crediti-
cio del deudor cedido, con la consecuente obtención de rentabilidad por dicho
diferencial al momento de su cobro.

En particular, analizaremos la legislación vigente hasta el 31 de diciembre de


2016 -momento hasta el cual no existía regla de base jurisdiccional aplicable
específicamente a operaciones de cesión de créditos-, así como los alcances de
regla de fuente incorporada a la Ley del Impuesto a la Renta (LIR) por la Ley
30532,1 respecto de operaciones de cesión de créditos sin recurso, vigente
desde el 1 de enero de 2017.

II. OPERACIONES DE CESIÓN DE CRÉDITOS: CONSIDERACIONES


GENERALES

Desde una perspectiva legal, las operaciones de cesión de créditos pueden ser

*
Este trabajo fue actualizado en razón de la publicación de la Ley 30532, de fecha 31 de
diciembre de 2016.
**
Abogado por la Universidad de Lima. Cuenta con estudios de postgrado en Tributación
Internacional y en Derecho Financiero en la Universidad ESAN y en la Universidad del
Pacífico. Asimismo, cuenta con Certificaciones de Especialización en Mercado de Capi-
tales y en Instrumentos Financieros Derivados por el New York Institute of Finance. Ge-
rente de impuestos de la firma Ernst & Young (EY).
1
Publicada en el Diario Oficial El Peruano con fecha 31 de diciembre de 2016.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 359


Ponencia Individual

conceptualizadas como transacciones en las cuales un sujeto, titular de un


derecho crediticio, denominado cedente, transfiere dicho derecho a un tercero,
denominado cesionario. Como consecuencia de ello, la relación crediticia ori-
ginaria se modifica, siendo el cesionario el nuevo acreedor del deudor; por su
parte, el cedente queda excluido de la relación crediticia.

La cesión de créditos puede tomar lugar bajo dos modalidades:

i. Con recurso frente al cedente en caso de incumplimiento del deudor


cedido. En este caso, si el deudor incumple con su obligación crediticia, el
adquirente del crédito se encontrará facultado para hacer efectivo el crédito
adquirido frente al cedente (acreedor inicial).

Típicamente, este tipo de operaciones son caracterizadas como financia-


mientos otorgados por el cesionario al cedente. Esta calificación se sus-
tenta en que el adquirente del crédito no tiene como real propósito obte-
ner la titularidad del mismo, situación a la que resultaría inherente la asun-
ción del riesgo crediticio del deudor. Por el contrario, el adquirente actúa
como un agente que provee liquidez al cedente, pero que frente a un
eventual incumplimiento del deudor, recuperará su inversión ejerciendo su
derecho de cobro frente al cedente.

Nótese que esta situación es equivalente a un préstamo otorgado por el


cesionario al cedente, que debería ser cancelado por un tercero -i.e., por el
deudor del cedente-, pero en cuyo defecto el sujeto obligado al repago será
el propio cedente, justamente por tratarse de un financiamiento concedido
a su favor. En la doctrina legal y financiera, esta modalidad de cesión de
créditos se denomina también “cesión con responsabilidad” o “des-
cuento”.

ii. Sin recurso frente al cedente en caso de incumplimiento del deudor


cedido. Bajo esta modalidad, si el deudor incumple con su obligación cre-
diticia, el adquirente del crédito no podrá exigir su pago al cedente, de-
biendo asumir la pérdida por el crédito no recuperado o, en todo caso, ini-
ciar las acciones de cobranza respectivas contra el deudor. En ningún caso
el adquirente del crédito se encontrará facultado para exigir el pago de la
deuda al cedente.

En otras palabras, en este tipo de operaciones, el adquirente realiza una


adquisición real y definitiva del crédito, convirtiéndose en el nuevo acree-
dor del deudor cedido. El cedente se desvincula de la relación crediticia de
manera definitiva, transfiriendo su derecho al adquirente, situación que
queda corroborada con las disposiciones civiles y comerciales aplicables a
estas operaciones, a las cuales nos referiremos en el acápite siguiente.

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Víctor Valdez Ramírez

Desde la perspectiva comercial y financiera, estas transacciones se conocen


como “cesiones de créditos sin responsabilidad” o “Factoring”. Son las
adquisiciones de créditos realizadas bajo esta modalidad por sujetos no
domiciliados el objeto de análisis del presente trabajo.

III. NATURALEZA LEGAL DE LAS OPERACIONES DE CESIÓN DE CRÉ-


DITOS SIN RECURSO Y SUBSECUENTE TRATAMIENTO EN EL IM-
PUESTO A LA RENTA

a. Naturaleza legal de las operaciones de cesión de créditos

Un primer punto a analizar, de forma previa a abordar el tema central del pre-
sente trabajo, es la naturaleza legal de las operaciones de cesión de créditos
sin recurso. Al respecto, se tiene que dichas operaciones están reguladas, en
primer lugar, por el régimen previsto en el Artículo 1206 del Código Civil para
la cesión de derechos, cuyo tenor es el siguiente:

“La cesión es el acto de disposición en virtud del cual el cedente trans-


mite al cesionario el derecho a exigir la prestación a cargo de su deudor,
que se ha obligado a transferir por un título distinto”.2

Como puede observarse, el Código Civil es preciso al señalar que la cesión de


derechos -dentro de las cuales se encuentra la cesión de créditos- es un acto
de disposición, el cual deriva en la transferencia de un derecho crediticio por
parte del acreedor original a favor de un tercero.

Esta construcción conceptual parte de considerar que los derechos crediticios


constituyen un tipo de bienes muebles, respecto de los cuales su titular puede
realizar diversos actos de disposición, con efectos equivalentes a la transferen-
cia de propiedad mediante contratos como la compraventa.

En efecto, conforme a la legislación y doctrina civil, los derechos de crédito ca-


lifican como bienes muebles, lo cual parte de considerar a los “derechos” en
general, como “bienes incorpóreos” y a los “derechos de crédito”, en particu-
lar como bienes incorpóreos de naturaleza mobiliaria.

2
Vale la pena mencionar que esta disposición regula tanto las cesiones de créditos con re-
curso y sin recurso. Sin embargo, tratándose de operaciones de cesión de créditos con
recurso, resulta aplicable adicionalmente el Artículo 1213 del Código Civil, según el cual
si el cedente garantiza la solvencia del deudor, responde frente al cesionario dentro de los
límites del importe recibido y queda obligado al pago de los intereses y al reembolso de
los gastos de la operación propiamente dicha y de los que el cesionario haya realizado
para ejecutar al deudor, salvo pacto en contrario.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 361


Ponencia Individual

En relación con este tema, la doctrina es clara al reconocer la naturaleza de los


derechos crediticios como bienes muebles. En este sentido, Colin y Capitant
sostienen que “Se puede decir que en adelante hay cuatro clases de bienes: 1º los
inmuebles propiamente dichos; 2º los inmuebles incorporables; 3º los muebles
propiamente dichos; y 4º los muebles incorporales; siendo ésta última clase de
una importancia considerable, pues comprende todos los derechos de
crédito, y, por consiguiente, toda la clase hoy de un valor económico incompa-
rable, de títulos de Bolsa, de fondos del Estados, acciones y obligaciones de socie-
dades, etc.”.3

A nivel legislativo local, este tratamiento derivaría de lo dispuesto por el nu-


meral 10 del Artículo 886 del Código Civil, según el cual se consideran bienes
muebles a todos aquellos bienes no comprendidos en el Artículo 885. En
atención a ello, al no existir en el Artículo 885 del Código Civil referencia al-
guna a los derechos personales, éstos se consideran bienes muebles en es-
tricta observancia del aludido numeral 10 del Artículo 886 del Código Civil.
Nótese que esta calificación incluiría todo tipo de derechos personales, como
es el caso de los créditos por el otorgamiento de financiamientos a terceros.4

En aplicación de la normativa antes señalada, la cesión de créditos constituye


un genuino contrato de compraventa, en virtud del cual se transfiere la titula-
ridad sobre un bien mueble, como es el caso de un crédito, a favor de un ter-
cero. Sin embargo, por imperio del Artículo 1206 del Código Civil, dicha com-
praventa es caracterizada dentro del marco civil de la figura de la cesión de
derechos.

En esta misma línea, la doctrina civilista peruana ha señalado que “la cesión de
créditos a título oneroso no es otra cosa que una hipótesis calificada de
compraventa, es decir, aquel contrato que vale como “tipo” de negocio tras-
lativo oneroso. En consecuencia, el régimen de la cesión onerosa debe regirse,
salvo excepciones expresamente señaladas, por las reglas de la compra-
venta”.5

Atendiendo a las consideraciones legislativas y doctrinarias anteriores, con-

3
COLIN, Ambrosio y CAPITANT, Henri. Curso Elemental de Derecho Civil. Tomo Segundo,
Volumen II. Madrid, Reus, 1923, Pág. 465.
4
En este mismo sentido, AVENDAÑO ARANA sostiene respecto del Artículo 886 del
Código Civil que “el concepto de bien es más amplio; comprende a las cosas (bienes corpo-
rales) y a los derechos (bienes inmateriales). Este es el sentido de bien que utiliza el Código
Civil”.
5
BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Comentario al Artículo 1206 del Código Civil”. En:
Código Civil Comentado. Tomo VI. Lima, Gaceta Jurídica, 2004, Pág. 359.

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Víctor Valdez Ramírez

cluimos que, desde una perspectiva estrictamente legal, las operaciones de ce-
sión de crédito sin recurso constituyen supuestos de compraventa de
bienes muebles. En este sentido, en la cesión de créditos el adquirente (o
cesionario) de un bien mueble paga un precio, mientras que el cedente enajena
un bien mueble recibiendo una contraprestación.

b. Efectos en el IR de la calificación de la cesión de créditos sin re-


curso como una compraventa de bienes muebles

En línea con la calificación legal antes desarrollada, desde la perspectiva del IR,
la cesión de créditos constituiría un supuesto de enajenación de bienes, sus-
ceptible de generar ganancias o pérdidas, dependiendo del valor por el cual se
efectúa la transferencia y el costo computable de los créditos enajenados.

Ello resulta del Artículo 20 de la LIR, según el cual la renta bruta se encuentra
constituida por el conjunto de ingresos afectos al impuesto que se obtengan
en el ejercicio gravable, precisando que “Cuando tales ingresos provengan de la
enajenación de bienes, la renta bruta estará dada por la diferencia existente
entre el ingreso neto total proveniente de dichas operaciones y el costo
computable de los bienes enajenados”.

Sobre el particular, es pertinente realizar algunos comentarios sobre el costo


computable y el valor de transferencia de créditos en el marco de cesiones sin
recurso:

a) Costo computable: El Artículo 20 de la LIR establece que el costo com-


putable de los bienes enajenados está constituido por el costo de adquisi-
ción, producción o construcción, según corresponda.

Considerando que los créditos constituyen bienes muebles, en nuestra


opinión, el costo computable de los mismos deberá corresponder al costo
de adquisición, el cual a su vez se encontrará determinado, tratándose de
un acreedor originario, por la inversión realizada al entablarse la relación
obligacional o, tratándose de créditos adquiridos en el mercado secundario,
por el precio pagado en la compra.

En líneas generales, y sin perjuicio de otras situaciones que pueden dar lu-
gar a la tenencia de créditos, la titularidad sobre dicho tipo de bienes
puede derivar de:

i. Un préstamo efectuado por una entidad a un tercero, en cuyo caso el


costo computable del crédito será equivalente al monto materia del
préstamo.

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ii. Un crédito generado como consecuencia de una venta o servicio que da


lugar a una contraprestación dineraria, pero cuyo pago se difiere.

iii. La adquisición onerosa del mismo, mediante cesión por parte de un


tercero.

Adicionalmente, el costo computable de los créditos puede verse incre-


mentado por los intereses generados con posterioridad a su nacimiento o
adquisición. En efecto, en nuestra opinión, en la medida que los intereses
asociados a créditos constituyen la retribución por la tenencia del capital
desembolsado por el acreedor o por el pago diferido de la contraprestación
que le corresponde, dichos conceptos deberán incrementar el costo com-
putable de los créditos. A mayor detalle, los intereses devengados y no
pagados constituyen créditos en sí mismos -generados como consecuencia
del financiamiento brindado al deudor- a los cuales corresponde, natural-
mente, asignársele un costo computable. Dicho costo no puede ser otro
que el monto de los propios intereses, al ser esa la contraprestación por el
financiamiento brindado al deudor no percibida por el acreedor.

Evidentemente, cualquier pago efectuado por el deudor deberá disminuir el


costo del crédito, sea que se impute al capital o a los intereses, pues el
pago resultaría en la extinción, parcial o total, de la cuenta por cobrar de
titularidad del acreedor y, por ende, en la extinción del bien.

b) Valor de transferencia: Siendo los créditos considerados bienes muebles,


la transferencia de los mismos debería efectuarse por un monto equiva-
lente a su valor de mercado, tal como lo establece el Artículo 32 de la LIR.
Sin embargo, la LIR no contiene disposiciones diseñadas para estos casos.
En la práctica, salvo situaciones excepcionales, las operaciones de cesión
de créditos sin recurso se realizan pactando como valor de transferencia un
monto inferior al valor facial del crédito.

Dicho diferencial se calcula aplicando sobre el valor facial del crédito una
tasa de descuento, la cual es determinada en función a diversos indicado-
res financieros (i.e., plazo entre la fecha de adquisición y vencimiento o
exigibilidad del pago de la deuda, riesgo crediticio del deudor, entre otros
aspectos), y representa:

– La ganancia que obtiene el adquirente del crédito por la adquisición del


crédito y su posterior recuperación o cobranza.

– La pérdida obtenida por el transferente del crédito, que dicho sujeto


está dispuesto a asumir con el propósito de obtener liquidez actual (en
vez de esperar el vencimiento, exigibilidad o recuperación del crédito).

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Víctor Valdez Ramírez

Efectos para el adquirente del crédito

Desde la perspectiva del adquirente del crédito, se produce la adquisición de


un bien mueble cuyo costo computable es equivalente al valor pagado al ce-
dente.

La compra propiamente dicha del crédito no origina renta para el adquirente


del crédito, sino únicamente la tenencia de un derecho crediticio que le otorga
derecho a exigir al deudor un pago por un monto determinado en el futuro,
con la consecuente expectativa de obtener una ganancia por la diferencia entre
el monto pagado al adquirir el crédito y su valor facial. Dicha ganancia se ma-
terializaría cuando el adquirente del crédito reciba el pago del crédito por parte
del deudor cedido.

Nótese que sería la cobranza o recuperación del crédito el evento que origi-
naría la ganancia para su adquirente. Asimismo, la cobranza del crédito ten-
dría como consecuencia la extinción del derecho crediticio. En otras palabras,
el cumplimiento de la obligación por parte del deudor cedido daría lugar a la
obtención de rentabilidad por parte de adquirente del crédito como conse-
cuencia de la realización del mismo. Desde nuestra perspectiva, ello supone la
obtención de una renta como consecuencia de la liquidación de una inversión
realizada por el adquirente del crédito, esto es, de un bien mueble. Al produ-
cirse un evento de realización con ocasión de la inversión, en nuestra opinión,
la rentabilidad obtenida por el tenedor del crédito constituiría un concepto
análogo a una ganancia por venta de bienes.

Sin embargo, desde una perspectiva estrictamente financiera, la ganancia que


obtiene el adquirente del crédito, por la diferencia entre el valor de adquisición
del crédito y su valor de recuperación sería asimilable a un rendimiento del ca-
pital, análogo a un interés. Ello por cuanto se obtendría una renta como con-
secuencia de una inversión en la adquisición de un derecho crediticio a valor
descontado, con la subsecuente recepción del pago del crédito por su valor fa-
cial. En estricto, la tasa de descuento aplicada para determinar el precio pa-
gado por el inversionista en la adquisición del crédito sería equivalente a la
tasa de interés que retribuiría la colocación del dicho capital en una inversión
similar. A nivel de doctrina financiera, este tipo de rendimientos se conocen
como “intereses implícitos”.

Pese a ello, en nuestra opinión, bajo la legislación vigente dicha calificación re-
sultaría cuestionable pues al no haber sido recogida por la LIR, es la naturaleza
legal de la operación lo que debe prevalecer para definir el tipo de renta obte-
nida por el inversionista. Sobre este último tema volveremos al referirnos a la

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 365


Ponencia Individual

carga fiscal aplicable a las ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en


adquisiciones de créditos sin recurso, considerando la regla de fuente incor-
porada a la LIR por la Ley 30532.

IV. CALIFICACIÓN OTORGADA A LAS OPERACIONES DE CESIÓN DE


CRÉDITOS SIN RECURSO POR EL DECRETO SUPREMO Nº 219-
2007-EF

Sin perjuicio de las consideraciones antes expuestas, mediante el Decreto Su-


premo Nº 219-2007-EF, vigente desde el 1 de enero de 2008, se han estable-
cido reglas especiales que regulan el tratamiento en el IR de las operaciones de
cesión de créditos sin recurso.

En concreto, el numeral 2 de la Segunda Disposición Complementaria Final del


Decreto Supremo Nº 219-2007-EF establece los siguientes efectos derivados
de las operaciones de cesión de créditos sin recurso:

– Para el adquirente del crédito: La diferencia entre el valor nominal del


crédito y el valor de adquisición constituye un ingreso por servicios gra-
vado con el IR.

– Para el transferente del crédito: La transferencia del crédito genera un


gasto deducible, determinado por la diferencia entre el valor nominal del
crédito y el valor de transferencia.

Cabe indicar que estas disposiciones resultan aplicables tanto a operaciones


locales como a operaciones con sujetos no domiciliados, tal como lo indica la
Exposición de Motivos del referido Decreto Supremo Nº 219-2007-EF.6

Asimismo, es pertinente mencionar que, a nuestro modo de ver, la condición


de las cesiones de crédito sin recurso como “servicios”, se refieren a servicios
ordinarios, de carácter distinto a los servicios financieros. Ello por cuanto las
cesiones de créditos sin recurso son definidas por el referido Decreto Supremo
como servicios, distinguiéndolos de las cesiones de créditos con recurso,
siendo estas últimas calificadas expresamente como “servicios de financia-
miento”, en oposición a los primeros.7 Dicha distinción, en nuestra opinión,

6
Al respecto, el segundo párrafo del inciso b.3) del numeral 11 de la Exposición de Moti-
vos del Decreto Supremo Nº 219-2007-EF señala que dentro de las operaciones com-
prendidas por dicho dispositivo se encuentran, entre otras, “las transferencias de créditos
en las que el adquirente del crédito es una entidad bancaria o financiera no domiciliada en
el país”.
7
En efecto, el numeral 3 de la Segunda Disposición Complementaria Final del Decreto Su-

366 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

evidencia la diferente naturaleza que el reglamentador pretendió otorgar a las


operaciones de cesión de créditos con y sin recurso, otorgando la condición de
servicios financieros únicamente a estas últimas.

Ahora bien, con relación a la calificación de las cesiones de créditos como ser-
vicios ordinarios, tenemos las siguientes observaciones:

• La calificación como “servicio” de las operaciones de cesión de créditos sin


recurso infringe manifiestamente el principio de legalidad. En efecto,
nótese que el Decreto Supremo Nº 219-2007-EF es una norma de rango
infralegal, mediante la cual se define la naturaleza de los resultados prove-
nientes de operaciones de cesión de créditos para fines tributarios,
apartándose de la condición que naturalmente correspondería a tales ope-
raciones en virtud al Derecho Común. Si bien ello es posible en virtud a la
autonomía del Derecho Tributario, en la medida que la mencionada recalifi-
cación resulta en la aplicación de normas tributarias distintas a las opera-
ciones de cesión de créditos (las cuales se sujetarían a las disposiciones
previstas para la prestación y no a las que regulan la venta de bienes), la
misma debió efectuarse mediante una norma de rango legal (i.e., una Ley o
Decreto Legislativo).8

Sin perjuicio de ello, tal como se indica en el numeral VII del presente do-
cumento, mediante la Ley 30532, vigente a partir del 1 de enero de 2017,
se ha reconocido la aplicación de las disposiciones previstas por el Decreto
Supremo Nº 219-2007-EF referentes al régimen de cesión de créditos. En
este sentido, al haberse aceptado mediante una norma de rango legal la
aplicación de dicho dispositivo, resulta razonable concluir que el vicio de
inconstitucionalidad antes mencionado ha quedado sin efecto a partir del 1
de enero de 2017.

• La calificación como “servicio” de las operaciones de cesión de créditos sin


recurso es claramente inconsistente con la naturaleza de tales operaciones.
Nótese que una de las características de los servicios es la ejecución de una
prestación, sea de hacer (por ejemplo, el diseño de un producto finan-
ciero), de no hacer (por ejemplo, no realizar una determinada actividad

premo Nº 219-2007-EF señala que los ingresos y gastos obtenidos por las partes que
participan en cesiones de créditos con recurso constituyen ingresos y gastos, respecti-
vamente, provenientes de servicios de financiamiento.
8
Este tema es desarrollado también por RAMIREZ-GASTON HORNY, Rolando y RAMI-
REZ-GASTÓN, Andrés. En: “Implicancias Tributarias en el Impuesto a la Renta de la ce-
sión de un crédito a favor de un sujeto no domiciliado”. En: X Jornadas Nacionales de De-
recho Tributario. Instituto Peruano de Derecho Tributario, Pág. 214.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 367


Ponencia Individual

económica por un determinado periodo) o un dar temporal (típicamente, la


cesión temporal de bienes o el arrendamiento).

Sin embargo, ninguna de dichas situaciones se produce en las operaciones


de cesión de créditos sin recurso. Como se indicó anteriormente, cuando
un sujeto adquiere un crédito, paga un precio por la adquisición de un bien
mueble, haciéndose con la titularidad del mismo, con el propósito de recu-
perar su valor nominal en la fecha de vencimiento o de exigibilidad del
crédito y, por ende, obtener una rentabilidad equivalente a la diferencia
entre el precio pagado en la compra y el valor recibido con ocasión de la re-
cuperación del crédito.

En este sentido, el sujeto que adquiere un crédito a valor descontado no


realiza a favor de su contraparte ninguna prestación susceptible de ser ca-
lificada como servicio. Se realiza un pago único con el propósito de adqui-
rir la titularidad de un derecho crediticio o, en términos obligacionales, una
contraprestación que retribuye un dar definitivo por parte del transferente
(i.e., la cesión de la titularidad sobre el crédito). Por lo tanto, asimilar las
operaciones de cesión de créditos sin recursos a “servicios” genera una in-
consistencia entre la naturaleza legal de tales operaciones y su calificación
para fines tributarios.

Esta situación, en nuestra opinión, determina que las reglas de fuente de


servicios resulten inaplicables a las operaciones de cesión de créditos, lo
que ha motivado que mediante la Ley 30532 se apruebe una regla de
fuente específica para tales operaciones, tal como se explica en los acápites
siguientes.

• El Decreto cuantifica la renta obtenida por los sujetos que adquieran crédi-
tos en función a la diferencia entre el valor de adquisición y el valor nomi-
nal de los créditos adquiridos. No obstante, no se define qué debe enten-
derse por “valor nominal”, situación que obliga a recurrir a fuentes extrale-
gales para llenar dicho vacío. En la práctica, el concepto de “valor nomi-
nal” ha sido identificado con el valor actual del crédito en el momento en
que toma lugar la transferencia, esto es, el monto del capital pendiente de
pago más los intereses devengados no pagados hasta ese momento.

Aunque esta interpretación es la más lógica y resulta del concepto finan-


ciero de “valor nominal” o “valor facial”, a nuestro parecer, es cuestionable
que la base imponible del IR resultante de cesiones de crédito sin recurso
se determine en virtud a una categoría introducida por una norma infrale-
gal, más aún cuando ésta ni siquiera es materia de definición a nivel nor-
mativo.

368 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

V. ADQUISICIÓN DE CRÉDITOS POR SUJETOS NO DOMICILIADOS


BAJO LA MODALIDAD DE CESIONES SIN RECURSO: RÉGIMEN
APLICABLE HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 2016

Como se conoce, los sujetos no domiciliados únicamente se encuentran suje-


tos a tributación en Perú cuando obtienen rentas de fuente peruana. Por lo
tanto, a efectos de definir si un sujeto no domiciliado se encuentra sujeto a
tributación en Perú por las rentas provenientes de adquisiciones de créditos
sin recurso, corresponde determinar si dicha rentabilidad constituye un su-
puesto de renta de fuente peruana.

Hasta el 31 de diciembre de 2016 la LIR no contenía reglas de fuente específi-


cas para las adquisiciones de créditos sin recurso por parte de sujetos no do-
miciliados. En dicho sentido, el análisis sobre la eventual calificación como
renta de fuente peruana de las ganancias obtenidas por sujetos no domicilia-
dos en cesiones de crédito sin recurso debía efectuarse bajo las reglas genera-
les previstas por la LIR.

En este punto, cabe indicar que el análisis antes mencionado debía efectuarse
sobre la base de la calificación de las operaciones de cesión de créditos sin re-
curso, sea considerándolos como supuestos de venta de bienes muebles -cali-
ficación que respondería a su naturaleza legal-, o como servicios -calificación
que deriva de lo dispuesto por el Decreto Supremo Nº 219-2007-EF-.

En línea con lo expuesto previamente, en nuestra opinión, la calificación como


“servicio” prevista por el Decreto Supremo Nº 219-2007-EF resultaba inapli-
cable -al menos hasta el 31 de diciembre de 2016-, al tratarse de una califica-
ción establecida por una norma de rango infralegal contraria a la naturaleza
jurídica de las cesiones de créditos sin recurso. Por lo tanto, en nuestra opi-
nión, la calificación que debería prevalecer para efectos del presente análisis es
la de venta de bien mueble.

No obstante, con el propósito de demostrar la necesidad de una regla de


fuente especial para gravar las rentas provenientes de adquisiciones y co-
branza de créditos sin recurso por parte de sujetos no domiciliados -la cual a
la fecha se ha dado mediante la Ley 30532, cuyos alcances analizaremos pos-
teriormente-, en los párrafos siguientes, analizaremos la eventual calificación
como rentas de fuente peruana de las ganancias provenientes de dichas opera-
ciones, tanto bajo la calificación de servicio como de venta de bienes muebles.
Asimismo, en un acápite posterior analizaremos los efectos de la cobranza o
recuperación de créditos luego de producida su adquisición por parte del ce-
sionario.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 369


Ponencia Individual

a) Análisis bajo la calificación de las operaciones de cesión de cré-


ditos sin recurso como servicio

El dispositivo aplicable para determinar si las rentas provenientes de servicios


constituyen rentas de fuente peruana es el inciso e) del Artículo 9 de la LIR.
Al respecto, dicha disposición señala que se consideran rentas de fuente pe-
ruana, “Las originadas en actividades civiles, comerciales, empresariales o de
cualquier índole, que se lleven a cabo en territorio nacional”.

Si bien la norma antes citada no menciona expresamente a las rentas prove-


nientes de servicios, en la medida que dicho dispositivo incluye las rentas pro-
venientes de “actividades” de cualquier índole, las rentas asociadas a servicios
quedan incluidas en su regulación, pues los servicios, por definición, constitu-
yen actividades (o la ausencia de ellas, si se pacta una prestación de no hacer).

En efecto, tal como señala la doctrina civilista, “la característica de los contra-
tos de servicios es que en ellos se compromete una prestación de actividad,
descrita según los intereses de las partes”.9

Ahora bien, el criterio de vinculación señalado por la LIR para definir si en es-
tos casos existe o no renta de fuente peruana es el lugar en que se llevan a
cabo las actividades que originan la renta. En nuestra opinión, tratándose de
servicios, dicha regla implica que para determinar si existe o no renta de fuente
peruana debe tomarse como referencia el lugar de ejecución del servicio. Ello,
a su vez, implica definir el lugar de ejecución de la prestación, o prestaciones,
que el prestador se compromete a realizar en favor del usuario.

Este entendimiento guarda sentido con la finalidad de los criterios de vincula-


ción, los cuales buscan gravar en un determinado territorio o jurisdicción
aquellos elementos de renta que, de una u otra forma, tengan alguna conexión
con ellos. En esta línea, en el caso de servicios, el elemento idóneo que debe
ser tomado como referencia para tales efectos es el lugar de ejecución de la
prestación materia del contrato, al ser ésta lo que motiva la operación desde la
perspectiva del usuario y, en ese sentido, justifica el pago realizado a favor del
prestador. En otras palabras, la prestación materia del contrato es el origen de

9
DIEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Volumen IV. Las particu-
lares relaciones obligatorias. Navarra, Editorial Aranzadi, 2010, p. 459.
En este mismo sentido, la doctrina nacional señala que “En todas las figuras contractuales
a las que aluden los Artículos 1756 y 1757 [que incluyen las modalidades nominadas e in-
nominadas de prestación de servicios], el aspecto común en el que incide el objeto del con-
trato es un quehacer humano (…)”. MURO ROJO, Manuel. “Comentario al Artículo
1757 del Código Civil”. En: Código Civil Comentado. Op. Cit., p. 127.

370 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

la contraprestación y, en ese sentido, de la rentabilidad obtenida por el presta-


dor del servicio.

En este punto, se presenta un problema fundamental al momento de analizar


la aplicación del criterio de vinculación anterior a las operaciones de cesión de
créditos: este tipo de operaciones son de realización inmediata y no implican
la ejecución de actividad alguna distinta al intercambio de un bien mueble a
cambio de una contraprestación dineraria.

En efecto, tal como se indicó inicialmente, desde una perspectiva legal, los
contratos de cesión de créditos constituyen una hipótesis especial de compra-
venta. Por ende, las únicas prestaciones que derivan de tales operaciones son
la transferencia de la titularidad del crédito a favor del adquirente y el pago del
precio a favor del transferente.

A mayor detalle, nótese que la prestación principal en la operación se en-


cuentra a cargo del cedente, siendo ésta la transferencia de la titularidad del
crédito, la cual queda perfeccionada por el sólo mérito del acuerdo de las par-
tes. La prestación a cargo del adquirente, en realidad, constituye una retribu-
ción a favor del transferente como consecuencia de la adquisición de la titula-
ridad sobre el crédito.

En este sentido, el supuesto “servicio” prestado por el adquirente a favor del


cedente, en el marco de una operación de cesión de créditos sin recurso, se li-
mita al pago de la contraprestación por la transferencia de la titularidad sobre
el crédito cedido.

Tomando en consideración lo antes indicado, a nuestro modo de ver, la regla


de fuente prevista por el inciso e) del Artículo 9 de la LIR resulta inaplicable a
las operaciones de cesiones de créditos sin recurso, por las razones indicadas
en los párrafos siguientes.

En primer lugar, si bien -al igual que en cualquier relación jurídica bilateral- el
adquirente del crédito se encuentra obligado a ejecutar una prestación a favor
del cedente (pago del precio por la venta del crédito), esta prestación única-
mente retribuye la transferencia de la titularidad del crédito. Sin embargo, el
adquirente no realiza ninguna actividad o prestación en favor del cedente que
cause u origine la obtención de renta;10 ello se debe a que dicho pago corres-

10
En este sentido, en las Resoluciones del Tribunal Fiscal Nºs 4963-4-2003 y 1719-1-
2003, aunque referidas al IGV, el Tribunal Fiscal concluyó que la cesión de créditos sin
recurso no implica la ejecución de servicio alguno por parte del adquirente a favor del ce-
dente.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 371


Ponencia Individual

ponde, más bien, a la retribución de otra prestación (transferencia de la titula-


ridad del crédito), y no una prestación que deba ser remunerada como tal; de-
biendo tomarse en cuenta, además, que la sola adquisición del crédito no ge-
nera renta alguna, sino que ésta sólo tomará lugar con la cobranza o adquisi-
ción del crédito. En este orden de ideas, en nuestra opinión, el adquirente no
realiza ninguna prestación (i.e., de hacer, no hacer o dar temporal) a favor del
cedente, cuya ejecución sea susceptible de generar renta y, en ese sentido, de
ser analizada en los términos previstos por el inciso e) del Artículo 9 de la LIR
como hecho generador de renta de fuente peruana.

En todo caso, al ser el pago del precio la única prestación realizada por el ad-
quirente el crédito, podría sostenerse que corresponde analizar el lugar de eje-
cución del mismo para determinar la existencia de renta de fuente peruana.
Sin embargo, en nuestra opinión, dicha conclusión no sería correcta, pues im-
plicaría definir el tratamiento tributario de la operación no en función a su
sustancia económica, sino dependiendo del lugar en que el adquirente del
crédito decida realizar el pago de una obligación dineraria a su contraparte.
Además, determinar el lugar de ejecución del pago podría responder a diversos
criterios (i.e., lugar de ubicación de los fondos, domicilio del banco en al cual
se mantengan los fondos, entre otros criterios), los cuales escapan a la discu-
sión de fondo materia de análisis.

En segundo lugar, como se explicó en los acápites precedentes, en las opera-


ciones de cesión de créditos sin recurso la ganancia que obtiene el adquirente
no se realiza propiamente con la adquisición del crédito, sino con su recupera-
ción (esto es, con el pago de la obligación materia de cesión por parte de deu-
dor). Esta es una razón adicional por la cual el pago de la contraprestación
para la adquisición del crédito a favor del cedente no puede ser tomada como
referencia para definir si existe renta de fuente peruana o no: la adquisición del
crédito, y por ende el pago del precio asociado a la cesión, no originan (aún)
renta gravada para el adquirente. Por ende, la sola adquisición del crédito no
podría ser calificada como una operación susceptible de generar renta de
fuente peruana, debido a que aún no se genera renta qué gravar.

En suma, en nuestra opinión, concebidas como servicios, las operaciones de


adquisición de créditos sin recurso por parte de sujetos no domiciliados no
podrían ser calificadas como susceptibles de generar renta de fuente peruana,
debido a que: i) en estas operaciones el adquirente no realiza una actividad
susceptible de ser analizada bajo los criterios previstos por el inciso e) del
Artículo 9 de la LIR; y, ii) en la adquisición del crédito el adquirente no obtiene
una rentabilidad susceptible de ser gravada, sino que ésta se generará recién
cuando se produzca la recuperación del crédito adquirido.

372 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

b) Análisis bajo la calificación de las operaciones de cesión de cré-


ditos sin recurso como venta de bienes muebles

En líneas generales, la calificación de las cesiones de crédito sin recurso como


supuestos de venta de bienes puede dar lugar a los siguientes tipos de opera-
ciones:

– Si el giro de negocio del cedente no incluye la comercialización de créditos,


la operación se consideraría una venta de un bien de capital. Bajo la pre-
misa que el crédito sería cedido por un monto inferior a su valor facial, ello
resultaría en una pérdida de capital para el cedente.

– Si el giro de negocio del cedente comprende la comercialización de crédi-


tos, la operación se consideraría una venta de bienes de un bien de cambio
o inventario. Ello originaria una pérdida de negocio que disminuiría la
renta bruta del cedente.

Sin embargo, que la distinción de la operación según lo antes indicado tiene


sentido desde la perspectiva del cedente. El adquirente, por su parte, realiza la
adquisición onerosa de un bien mueble, independientemente que dicho bien
sea uno de capital o uno de cambio para el cedente.

En este punto, resulta sumamente relevante destacar que la sola adquisición


de bienes no constituye un hecho previsto por la Ley peruana como uno sus-
ceptible de generar renta de fuente peruana. En efecto, la LIR no contiene un
criterio de fuente para la adquisición de bienes. Entendemos que ello se debe
a que la adquisición de bienes, por sí misma, no origina renta alguna para el
adquirente, situación que resulta aplicable también a la cesión de créditos.

En particular, resulta conveniente descartar que el inciso b) del Artículo 9 de la


LIR permite concluir que las adquisiciones de créditos por parte de sujetos no
domiciliados constituya un supuesto de renta de fuente peruana.

Cabe destacar que lo anterior resulta de la propia lectura del inciso b) del Ar-
tículo 9 de la LIR, cuyo tenor señala que se consideran rentas de fuente pe-
ruana:

b) Las producidas por bienes o derechos, incluyendo las que provienen


de su enajenación, cuando los bienes están situados físicamente o los de-
rechos son utilizados económicamente en el país.

Nótese que los tipos de rentas incluidos en el dispositivo antes transcrito son:

– Las rentas “producidas” por bienes o derechos. Este extremo de la norma

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 373


Ponencia Individual

antes citada hace referencia a “rentas producto” generadas por bienes o


derechos, esto es, rentas generadas como consecuencia de la explotación
de los mismos, los cuales no implican la extinción de la fuente.

– Las rentas provenientes de la “enajenación" de bienes o derechos. Este ex-


tremo del inciso b) del Artículo 9 de la LIR fue introducido por el Decreto
Legislativo Nº 1120, y tuvo como propósito extender la calificación como
renta de fuente peruana a las rentas derivadas de actos que suponen la ex-
tinción de la fuente productora de renta, es decir, ganancias de capital,
como es el caso de las rentas generadas en la enajenación de bienes o de-
rechos.

En suma, bajo el texto actual del inciso b) del Artículo 9 de la LIR, las rentas
obtenidas por sujetos no domiciliados como consecuencia de la explotación
y/o enajenación de bienes o derechos utilizados económicamente en Perú se
consideran renta de fuente peruana.

En este punto, debemos destacar que dicho texto no incluye la “adquisición”


de bienes o derechos como operación susceptible de generar rentas de fuente
peruana. A nuestro modo de ver, ello se debe a que la sola adquisición de
bienes o derechos no genera renta alguna para el adquirente. Los bienes o
derechos adquiridos por un sujeto pueden generar rentas con posterioridad a
ello, sea como consecuencia de su explotación (rentas producto) o como con-
secuencia de su enajenación (ganancias de capital), en cuyo caso si los bienes
o derechos adquiridos guardan vinculación con territorio peruano podrán ser
consideradas como rentas de fuente peruana.

Dicho de otro modo, la adquisición de un bien o derecho, aisladamente consi-


derada, no es susceptible de generar renta alguna para el adquirente, quien
únicamente realiza la transacción en condición de un inversionista que actúa
con la expectativa de obtener una rentabilidad futura. Entendemos que esta
es la razón por la cual no existe criterio de vinculación aplicable a la adquisi-
ción de bienes o derechos, como es el caso de los créditos.

Sobre este tema, es pertinente remitirnos a lo señalado por el Tribunal Fiscal


en la Resolución Nº 01003-4-2008, en la que se ha señalado que “nuestra le-
gislación no recoge de manera general el criterio de consumo más incremento pa-
trimonial que incluye las valorizaciones o ganancias de capital no realizadas,
que no resultarían gravadas bajo el criterio de flujo de riqueza (…)”.

Como puede observarse de dicha conclusión, el Tribunal Fiscal reconoce que


las rentas no realizadas no constituyen conceptos gravados con el IR, consi-
derando el ámbito de aplicación del impuesto adoptado normativamente. En

374 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

línea con ello, las adquisiciones de créditos por debajo de su valor facial, si
bien representan ganancias potenciales, éstas no resultan gravables en la
oportunidad de la adquisición de los créditos, pues en dicho momento aún no
constituyen rentas realizadas.

c) Análisis de la cobranza o recuperación de créditos adquiridos sin


recurso como supuesto de obtención de renta de fuente peruana

Habiendo descartado que la adquisición de créditos pueda ser considerada


como un supuesto que genere renta de fuente peruana -sea que la adquisición
se considere un servicio o una compra de bienes muebles-, corresponde de-
terminar si la cobranza o recuperación de créditos de titularidad de sujetos no
domiciliados puede constituir un supuesto que genere renta de fuente local.

Al respecto, debemos resaltar, en primer lugar, que la recuperación o cobranza


del crédito se realizaría en un momento posterior a la cesión, esto es, cuando
el adquirente no domiciliado es titular del crédito y, por ende, detenta la con-
dición legal de acreedor. En este sentido, en la medida que la cesión de crédi-
tos constituye un acto jurídico de ejecución inmediata -que no implica la eje-
cución futura de prestaciones distintas a la cesión de la titularidad del crédito
y al pago de la contraprestación correspondiente-, dicha transacción ya habría
concluido y surtido todos sus efectos jurídicos.

Teniendo en cuenta lo anterior, para efectos del presente análisis, en principio,


resulta irrelevante que la adquisición del crédito se caracterice legalmente
como un servicio o como una venta de bienes, pues en ambos casos dichos
actos jurídicos ya habrían culminado, resultando en una situación en la cual el
cesionario no domiciliado es el titular actual del crédito materia de cesión.

Ahora bien, en línea con lo previamente expuesto, en nuestra opinión, es la


cobranza o recuperación del crédito, previamente adquirido por el cesionario,
lo que origina la ganancia proveniente de dicha transacción. Antes de ello, el
adquirente únicamente es titular de un derecho crediticio, teniendo la expec-
tativa futura de recibir el valor facial del crédito adquirido.

En este contexto, a nuestro modo de ver, la cobranza o recuperación del


crédito se presenta como un acto análogo a la “realización” del crédito adqui-
rido, dando lugar al reconocimiento de una ganancia al comprarse el precio pa-
gado en la compra del crédito con el monto recibido en el momento de su can-
celación.

Desde una perspectiva estrictamente civil, sin embargo, la recuperación o co-


branza de un crédito constituye únicamente el cumplimiento de la obligación

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 375


Ponencia Individual

dineraria asumida por el deudor en un momento anterior, la cual dio origen al


crédito adquirido por el no domiciliado. En concreto, la recuperación o co-
branza del crédito es consecuencia del pago efectuado por el deudor.

Cabe cuestionarnos, en este punto, si el pago efectuado por un deudor local, a


favor de un sujeto no domiciliado que hubiera adquirido un crédito por debajo
de su valor facial, puede ser considerado como un supuesto de obtención de
renta de fuente peruana, sujeta a tributación en el país.

En nuestra opinión, la LIR no contiene normas que permitan considerar como


rentas de fuente local a las ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en
estos casos, al no existir referencia alguna a estos casos en sus Artículos 9,
10, 11 o 12.

En particular, consideramos pertinente descartar la aplicación de algunos inci-


sos del Artículo 9, cuya aplicación podría resultar discutible en estos casos:

– Inciso b) del Artículo 9 de la LIR, bajo el cual se consideran rentas de


fuente peruana “Las producidas por bienes o derechos, incluyendo las que
provienen de su enajenación, cuando los bienes están situados físicamente
o los derechos son utilizados económicamente en el país”.

Conforme a lo previamente expuesto, el texto actual del inciso b) del Ar-


tículo 9 de la LIR considera como renta de fuente peruana a las rentas-pro-
ducto y ganancias de capital obtenidas por sujetos no domiciliados en la
explotación y enajenación de bienes o derechos. Sin embargo, en nuestra
opinión, el texto de dicho inciso no incluye la ganancia que obtiene el ad-
quirente no domiciliado de un crédito como consecuencia de su cobranza
o recuperación, pues dicha ganancia no constituye una renta-producto ni
una ganancia de capital generada por la enajenación del crédito.

En primer lugar, la ganancia no califica como renta producto pues la co-


branza o recuperación del crédito supone su extinción; por ende, al en-
contrarnos ante una ganancia cuya obtención supone la extinción de la
fuente, esta ganancia no calificaría como renta-producto.

De otro lado, la ganancia no se origina como consecuencia de la enajena-


ción del crédito, sino del ejercicio de cobro inherente al mismo, el cual
conlleva a la extinción del crédito. Por ende, la ganancia obtenida en la
cobranza del crédito tampoco califica como una renta proveniente de su
enajenación.

A mayor detalle, el concepto de enajenación se encuentra previsto por el


Artículo 5 de la LIR, según el cual “(…) se entiende por enajenación la

376 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

venta, permuta, cesión definitiva, expropiación, aporte a sociedades y, en ge-


neral, todo acto de disposición por el que se transmita el dominio a título one-
roso”.

Como se observa, el concepto de enajenación previsto por la LIR com-


prende únicamente supuestos de transferencias que impliquen transferen-
cias de dominio, lo que presupone la subsistencia del bien objeto de enaje-
nación luego de la enajenación, que pasa a ser de titularidad de un tercero.
Evidentemente, ello no ocurre en la cobranza de créditos, que suponen la
extinción del crédito como consecuencia del pago del deudor. De este
modo, la renta obtenida por el acreedor como consecuencia de la cobranza
del crédito tampoco calificaría como ganancia proveniente de la enajena-
ción del crédito.

En suma, la ganancia generada por el acreedor no domiciliado en la cobran-


za de créditos no es susceptible de ser calificada como una renta de fuente
peruana al amparo del inciso b) del Artículo 9 de la LIR pues no constituye
una renta-producto generada por el crédito materia de cobranza, ni tam-
poco una ganancia de capital proveniente de su enajenación.

– Inciso c) del Artículo 9 de la LIR, cuyo tenor establece que se consideran


rentas de fuente peruana “Las producidas por capitales, así como los intere-
ses, comisiones, primas y toda suma adicional al interés pactado por présta-
mos, créditos u otra operación financiera, cuando el capital esté colocado o
sea utilizado económicamente en el país; o cuando el pagador sea un sujeto
domiciliado en el país”.

En nuestra opinión, la aplicación de este inciso queda descartada pues su


tenor se refiere a rentas “producidas” por capitales, esto es, a rentas pro-
ducto, situación que no se presenta en los casos de cobranza o recupera-
ción de créditos, en tanto ello implica la extinción del derecho crediticio
como consecuencia de pago y, por ende, la extinción de la fuente.11

– Inciso e) del Artículo 9 de la LIR, en virtud del cual se consideran rentas


de fuente peruana “Las originadas en actividades civiles, comerciales, empre-
sariales o de cualquier índole, que se lleven a cabo en territorio nacional”.

La aplicación de este inciso implicaría calificar la adquisición y posterior


cobranza de créditos como una actividad empresarial, situación que su-
pondría la aplicación conjunta de capital y trabajo.

11
RAMIREZ-GASTON HORNY, Rolando y RAMIREZ-GASTÓN, Andrés. Op. Cit., Págs. 210
y siguientes.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 377


Ponencia Individual

Sin embargo, desde nuestra perspectiva, normalmente, las adquisiciones de


créditos se asemejan más a inversiones pasivas, en las cuales el cesionario
realiza la adquisición con la expectativa razonable de recuperar su inver-
sión y obtener un nivel de rentabilidad en la fecha prevista para el pago del
crédito.

En estas situaciones, la obtención de rentabilidad deriva únicamente de


la compra del crédito a un valor descontado y del pago del mismo por
parte del deudor; esto es, sin que medie actividad alguna del inversionis-
ta que permita calificar la operación en su conjunto como una actividad
empresarial.

Frente a este razonamiento, podría aducirse que, en determinadas cir-


cunstancias -fundamentalmente, debido al incumplimiento del deudor ce-
dido-, el adquirente del crédito requiere realizar diversas gestiones para lo-
grar la recuperación o cobranza del crédito adquirido, lo que supone la
aplicación conjunta de capital y trabajo para recuperar el crédito y, en con-
secuencia, para obtener la ganancia. Ello justificaría la calificación de las
rentas provenientes de la operación en su conjunto como rentas empresa-
riales. Es así que de verificarse que las acciones de cobranza se realizan en
territorio peruano, la renta obtenida por el adquirente no domiciliado seria
de fuente peruana en aplicación del citado inciso e) del Artículo 9 de la LIR.

No obstante, en nuestra opinión, un cuestionamiento como el anterior no


determinaría que la renta obtenida por el adquirente no domiciliado de un
crédito constituya renta de fuente peruana, incluso si se realizan acciones
de cobranza en territorio peruano para lograr la recuperación del crédito.

Como indicamos anteriormente, el pago de una obligación dineraria por


parte del deudor cedido al acreedor no domiciliado constituye, estricta-
mente, el cumplimiento de una obligación y, en principio, debe realizarse
unilateralmente, sin mayor requerimiento o gestión por parte del acreedor.
Una situación de este tipo determinaría la obtención de renta por parte del
acreedor no domiciliado sin la realización de actividad alguna en Perú, lo
cual es consistente con la naturaleza de la inversión realizada por el ad-
quirente del crédito como una de naturaleza pasiva.

De otro lado, el incumplimiento del deudor cedido podría dar lugar a la


realización de gestiones de cobranza por parte del adquirente del crédito,
por ejemplo, el envío de cartas notariales para la constitución en mora, el
inicio de procesos judiciales, entre otras acciones destinadas a obtener el
pago del crédito. Si bien dichos actos en principio serian realizados en te-
rritorio peruano, no podemos perder de vista el hecho que los originó: el

378 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

incumplimiento del deudor.

El incumplimiento del deudor en el marco de una relación obligatoria


constituye una patología en dicha relación jurídica; vale decir, el incumpli-
miento no es un elemento inherente a la relación jurídica entre el acreedor
y el deudor, sino uno externo ocasionado por la omisión del deudor en el
cumplimiento de la obligación. Por lo tanto, las consecuencias o acciones
que deriven de dicho incumplimiento, incluyendo las gestiones del acree-
dor destinadas a obtener o asegurar el pago del crédito, tampoco constitu-
yen hechos o actos jurídicos que resulten propios a la naturaleza de la
transacción en sí misma, sino que son resultado de una situación anormal
en la relación crediticia. Tan es así, que la falta de cumplimiento oportuno
en obligaciones dinerarias origina el pago de intereses moratorios -que en
principio no forman parte de la relación crediticia original- los cuales se pa-
gan a título indemnizatorio a favor del acreedor, como consecuencia de la
lesión de su derecho de crédito.

Considerando lo anterior, en nuestra opinión, las gestiones realizadas por


el acreedor no domiciliado para obtener la recuperación o cobranza del
crédito frente a un eventual incumplimiento del deudor cedido, no deben
ser tomadas en consideración al momento de evaluar la calificación de la
renta obtenida por el acreedor, justamente por tratarse de acciones que se
realizan como consecuencia de un elemento externo a la relación crediticia,
como es el incumplimiento del deudor.

Sin perjuicio de ello, incluso si dichas acciones de cobranza fueran inclui-


das en el análisis de la eventual calificación de la ganancia obtenida por el
no domiciliado como renta de fuente peruana, consideramos que no se ve-
rificaría el supuesto previsto en el inciso e) del Artículo 9 de la LIR.

Nuestra posición se sustenta en que las acciones de cobranza que el


acreedor se encuentra facultado a realizar suponen únicamente el ejercicio
de un derecho actual, como es el derecho al pago del crédito de su titulari-
dad. De este modo, las acciones de cobranza no se presentan como el ori-
gen de la renta que el acreedor no domiciliado obtiene en la transacción,
sino que el origen de la renta se encuentra en la propia condición legal de
acreedor del sujeto no domiciliado. En efecto, es esa situación jurídica la
que le otorga derecho al pago -que, a su vez da lugar a la materialización
de la ganancia-, el cual debería ser recibido, naturalmente, sin que resulte
necesaria mayor acción de cobranza.

En este orden de ideas, en la medida que el origen del pago a favor del
acreedor no son propiamente las acciones de cobranza que se realicen en

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 379


Ponencia Individual

caso de incumplimiento por parte del acreedor, la ejecución de dichas ac-


ciones en territorio peruano no determinaría que la ganancia obtenida por
el acreedor como consecuencia de la adquisición y cobranza del crédito
constituya renta de fuente peruana sujeta a tributación en el país.

Nótese que una interpretación distinta implicaría aceptar que el incumpli-


miento de la obligación crediticia del deudor -que obliga al acreedor a reali-
zar gestiones de cobranza locales- sería susceptible de modificar el trata-
miento tributario de una operación, sujetándola a gravamen en Perú de-
bido a un hecho imputable no al sujeto que obtiene la ganancia, sino al
deudor local que incumple su obligación. En otras palabras, se gravaría a
un inversionista no domiciliado no en virtud a la naturaleza y origen de la
ganancia, sino de una patología en una relación crediticia originada por el
incumplimiento de un deudor local, situación que, desde nuestra perspec-
tiva, no resulta admisible.

Asimismo, cabe indicar que mediante el Informe Nº 087-2014-SUNAT/


5D0000 la Administración Tributaria ha señalado que el criterio de vincu-
lación previsto por el inciso e) del Artículo 9 de la LIR para rentas prove-
nientes de actividades civiles, comerciales, empresariales o de cualquier
índole, viene determinado por el lugar donde se llevan a cabo tales activi-
dades. A tales efectos, el Informe se remite al concepto de fuente adop-
tado por Raimondi y Atchaniban -citado en la quinta nota al pie de página
de dicho documento-, según el cual la fuente de la ganancia puede atri-
buirse a un bien determinado, solamente cuando la explotación de ese
bien, o la ganancia consiguiente, son ajenas a la existencia de una actividad
empresarial. El bien que deriva de una actividad, o que es un medio em-
pleado en el desarrollo de ésta, no es fuente de la ganancia, sino que tal
fuente radica en la propia actividad”.12

En líneas generales, la cita anterior permite inferir que cuando una renta
empresarial derive fundamentalmente de un bien, la regla de fuente del in-
ciso e) del Artículo 9 de la LIR vendrá determinada por el lugar de ubica-
ción del bien correspondiente, siendo éste el elemento definitorio para de-
terminar en qué lugar se entiende realizado el negocio. Por el contrario,

12
RAIMONDI, Carlos y ATCHANIBAN, Adolfo. El Impuesto a las Ganancias. Buenos Aires,
Depalma Ediciones, 2000, Pág. 106. Cabe indicar que la referencia al concepto de fuente
de dichos autores ha sido tomada como referencia por la SUNAT en oportunidades ante-
riores, como es el caso del Informe Nº 190-2013-SUNAT/4B0000, en el cual se absuelve
una consulta referida a la aplicación del criterio de vinculación previsto por el inciso b)
del Artículo 9 de la LIR a las rentas provenientes de la enajenación de bienes de capital y
de existencias.

380 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

cuando sea una actividad el elemento fundamental para obtener una renta,
pese a que medie un bien que sea producto o medio de dicha actividad,
será el lugar en que toman lugar dichas actividades (i.e., actos de adminis-
tración, control, decisión, comercialización y/o producción, entre otros) los
que definan el lugar de generación de la renta.

En el caso específico de rentas procedentes de la adquisición y cobranza de


créditos, en líneas generales, la renta proviene de la tenencia misma del
crédito, la cual deriva de la decisión de inversión por parte del adquirente a
efectos de hacerse con la titularidad de dicho derecho. La cobranza del
crédito -tal como lo hemos indicado anteriormente- es una consecuencia
natural de su titularidad. En este mismo sentido, dicha situación no debe
verse afectada por las eventuales gestiones de cobranza que deba realizar
el acreedor para obtener el pago en caso de incumplimiento por parte del
deudor, toda vez que dicha situación responde a un elemento externo a la
relación crediticia propiamente dicha.

En este orden de ideas, bajo la posición del Informe Nº 087-2014-SUNAT/


5D0000, la fuente de las actividades empresariales relacionadas a la adqui-
sición y cobranza de créditos vendría determinada por el territorio en el
cual se hubieran tomado las decisiones de inversión destinadas a la adqui-
sición de dichos créditos. Este tratamiento sería aplicable incluso tratán-
dose de situaciones en las cuales fuera necesario realizar acciones de co-
branza para recuperar el crédito, como consecuencia del incumplimiento
del deudor, situación que no afectaría la regla de fuente, al tratarse de un
elemento externo que atañe única y exclusivamente al deudor.

Por lo tanto, hasta el 31 de diciembre de 2016, tratándose de entidades no


domiciliadas que realicen adquisiciones de créditos basadas en decisiones
tomadas fuera del país -situación que ocurre en la generalidad de operacio-
nes realizadas por entidades del exterior-, las ganancias generadas por la
posterior cobranza de dichos créditos no constituirían renta de fuente pe-
ruana sujeta a tributación en Perú, justamente por tener su origen en deci-
siones de inversión tomadas fuera del país.

VI. RÉGIMEN APLICABLE A PARTIR DEL 1 DE ENERO DE 2017: RE-


GLAS DE FUENTE APLICABLES A LAS CESIONES DE CRÉDITOS
SIN RECURSO INCORPORADAS A LA LIR POR LA LEY 30532

De acuerdo con lo indicado en el acápite anterior, en nuestra opinión, hasta el


31 de diciembre de 2016 la legislación peruana no contenía criterios de vincu-
lación que permitieran calificar como renta de fuente peruana las ganancias

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 381


Ponencia Individual

obtenidas por sujetos no domiciliados como consecuencia de la adquisición y


recuperación de créditos con deudores domiciliados.

Entendemos que este ha sido el parecer también del legislador, que mediante
la Ley 30532, vigente desde el 1 de enero de 2017, ha incorporado a la LIR una
regla de fuente específica para las operaciones de cesión de créditos sin re-
curso. En efecto, la referida Ley se incorporó el inciso g) al Artículo 10 de la
LIR, cuyo tenor es el siguiente:

“Artículo 10.- Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, tam-


bién se consideran rentas de fuente peruana:

(...)

g) Las obtenidas por las transferencias de créditos realizadas a través de


operaciones de factoring u otras operaciones reguladas por el Código
Civil en las que el factor o adquirente del crédito asume el riesgo crediti-
cio del deudor, cuando el cliente o transferente del crédito sea un sujeto
domiciliado en el país, de no ser así, cuando el deudor cedido sea domi-
ciliado en el país.

(…)”.13

Como puede observarse, la Ley 30532 ha establecido un criterio de base juris-


diccional aplicable en virtud del cual se califican expresamente como renta de
fuente peruana las obtenidas en operaciones de cesión de créditos sin recurso.
Es importante destacar que este criterio de base jurisdiccional resulta aplicable
a cualquier cesión de créditos sin recurso, independientemente de su califica-
ción legal como servicio o como venta de bienes, toda vez que el criterio de
base jurisdiccional aplicable ha sido formulado con referencia a la cesión de
créditos misma. En tal sentido, bajo la nueva normativa, la distinción de la ca-
lificación de las cesiones de créditos sin recurso como supuestos de venta o
servicios ya no resulta relevante para definir la calificación de las ganancias
obtenidas en tales operaciones como rentas de fuente peruana.

Ahora bien, desde la perspectiva de los sujetos no domiciliados, sean éstos


personas naturales o jurídicas, la aplicación de dicha regla de fuente implica la
obtención de renta de fuente peruana en los siguientes casos:

13
El inciso g) del Artículo 10 de la LIR incorporado por la Ley 30532 incluye dos párrafos
adicionales, los cuales hacen referencia a la condición de cliente o deudor de vehículos de
inversión colectiva y a la condición de las personas naturales como deudores domicilia-
dos cuando se encuentren inscritos en el RUC. No nos referiremos a tales disposiciones
por motivos de espacio.

382 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

i. Cuando el cliente o transferente del crédito es un sujeto domici-


liado en Perú

El primer supuesto comprendido en la regla de fuente incorporada por la Ley


30532 es la adquisición de créditos a sujetos domiciliados en el país. Bajo el
texto de la Ley, en estos supuestos se entenderá que el adquirente no domici-
liado obtiene una renta de fuente peruana, sin que se requiera mayor requisito
adicional para ello.

Nótese, entonces, que este primer supuesto de renta de fuente peruana se en-
cuentra fundamentado en la condición del sujeto que realiza la transferencia,
siendo el único elemento relevante para definir su aplicación el lugar de su
domicilio.

Lo anterior resulta relevante pues un sujeto domiciliado puede ser titular de


créditos cuyo deudor sea un sujeto domiciliado no domiciliado. En virtud de la
regla de fuente incorporada a la LIR, la adquisición de ambos tipos de créditos
por parte de sujetos no domiciliados dará lugar a la obtención de renta de
fuente peruana.

ii. Cuando el cliente o transferente del crédito es un sujeto no do-


miciliado en Perú, pero el deudor cedido tiene la condición de
domiciliado

El segundo supuesto comprendido en la regla de fuente incorporada por la LIR


es la adquisición de créditos a sujetos no domiciliados, cuando el deudor ce-
dido tenga la condición de sujeto domiciliado en Perú.

A diferencia del supuesto anterior, esta segunda regla no se basa en la condi-


ción del cedente del crédito, sino en la condición del deudor del crédito cedido.

En este sentido, de acuerdo con el texto de la norma, aquellos sujetos no do-


miciliados que realicen adquisiciones de créditos de titularidad de otros suje-
tos no domiciliados, obtendrán renta de fuente peruana siempre y cuando el
deudor del crédito tenga la condición de domiciliado en Perú.

De este modo, la ausencia de criterios de vinculación aplicables a operaciones


de cesión de créditos realizadas por sujetos no domiciliados habría sido solu-
cionada, mediante la incorporación a la LIR de las reglas antes expuestas.

El siguiente cuadro resume la calificación como renta de fuente peruana de las


ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en operaciones de cesión de
créditos:

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 383


Ponencia Individual

Adquirente del Cedente del Deudor del Obtención de renta de


crédito crédito crédito cedido fuente peruana

No domiciliado Domiciliado Domiciliado Sí

No domiciliado Domiciliado No Domiciliado Sí

No domiciliado No Domiciliado Domiciliado Sí

No domiciliado No Domiciliado No Domiciliado No

VII. CRÍTICAS Y PROPUESTAS DE MEJORA A LA REGULACIÓN VI-


GENTE A PARTIR DEL 1 DE ENERO DE 2017

Si bien consideramos positivo que se haya incorporado a la LIR reglas de base


jurisdiccional que otorguen la calificación como renta de fuente peruana a las
ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en operaciones de cesión de
créditos sin recurso, en nuestra opinión, que existen diversos espacios de
mejora en la regulación incorporada por la Ley 30532. Algunos de dichos as-
pectos, específicamente los referidos a operaciones realizadas por sujetos no
domiciliados, son los siguientes:

a) Hecho que da origen a la ganancia calificada como renta de


fuente peruana

De acuerdo con el texto del inciso g) del Artículo 10 de la LIR, las ganancias
que reciben la calificación de renta de fuente peruana son “Las obtenidas por
las transferencias de créditos realizadas a través de operaciones de factoring u
otras operaciones reguladas por el Código Civil en las que el factor o adquirente
del crédito asume el riesgo crediticio del deudor (…)”.

La regla incorporada a la LIR califica como renta de fuente peruana la que de-
rive de las “transferencias de créditos”, situación que sería consistente con
operaciones en las que el transferente obtenga una renta como consecuencia
de la operación. Sin embargo, como adelantamos en acápites anteriores, y tal
como queda evidenciado por el propio Decreto Supremo Nº 219-2007-EF, en
las operaciones de cesión de créditos el transferente no obtiene ganancia al-
guna, sino que genera una pérdida. Por el contrario, el sujeto que obtiene la
ganancia es el adquirente del crédito, quien paga un valor descontado para
hacerse con la titularidad del mismo, y realiza su rentabilidad cuando se pro-
duce su cobranza.

En este sentido, si lo que se quería era establecer una regla de fuente para las

384 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en la adquisición de créditos


a valor descontado, dicha calificación debió recaer en las ganancias deri-
vadas de la adquisición y posterior cobranza de créditos por parte de
tales inversionistas, y no en las supuestas ganancias provenientes de la
transferencia de créditos.

En consideración a ello, en nuestra opinión, la regulación aprobada por la Ley


30532 resulta técnicamente incorrecta, situación que podría llevar a concluir
que la regla de fuente aprobada resulta inaplicable.

En efecto, si bien las reglas de base jurisdiccional establecidas por la LIR re-
sultan de suma importancia para definir cuando los contribuyentes no domici-
liados se encuentran sujetos a tributación en Perú -pues determinan qué ele-
mentos de renta se consideran de fuente peruana-, para que una renta sea
materia de gravamen efectivo, debe constituir una renta comprendida dentro
del ámbito de aplicación del IR. En otras palabras, para que se produzca un
gravamen sobre rentas obtenidas por sujetos no domiciliados, tales rentas de-
ben encontrarse dentro del ámbito de aplicación del IR y, además, ser califica-
das como rentas de fuente peruana. Si alguno de dichos elementos no se pre-
senta, el gravamen no resultará aplicable.

En el presente caso, la fórmula legislativa adoptada por la Ley 30532 hace re-
ferencia a rentas provenientes de la “transferencia de créditos” como supues-
tos de rentas de fuente peruana; mientras que en realidad el hecho que origina
la obtención de la rentabilidad en este tipo de operaciones no es la transferen-
cia, sino la adquisición y posterior cobranza o recuperación de los créditos ad-
quiridos. Este desfase, desde nuestra perspectiva, podría llevar a concluir que
incluso bajo la normativa actual no existe una regla que expresamente califica
la cobranza o recuperación de créditos por parte de sujetos no domiciliados
como supuestos de renta de fuente peruana.

Resulta evidente que el objetivo del legislador ha sido establecer un criterio de


base jurisdiccional con el propósito de someter a tributación en Perú las rentas
obtenidas por adquirentes no domiciliados de créditos. Ello se indica expre-
samente en la Exposición de Motivos de la Ley 30532, según la cual: “Conside-
rando que en el caso de las transferencias de créditos en las que el adquirente
asume el riesgo crediticio del deudor se obtiene un ingreso por servicios determi-
nado por la diferencia entre el valor nominal del crédito y el valor de la transfe-
rencia, resulta conveniente señala un criterio de vinculación específico para di-
chas operaciones tomando en cuenta sus características”.

No obstante, la fórmula legislativa utilizada para tal fin adolece de fallas técni-
cas importantes, las cuales podrían dificultar su aplicación efectiva. En nuestra

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 385


Ponencia Individual

opinión, la regla de fuente antes citada debería ser materia de modificación,


con el propósito de aclarar que la calificación como renta de fuente peruana
recae en las ganancias generadas por la adquisición y cobranza de créditos.

b) Calificación de las cesiones de crédito sin recurso como servi-


cios: consecuencias y críticas

La Ley 30532 ha optado por no derogar el Decreto Legislativo Nº 219-2007-


EF, ni reformular la calificación legal de las operaciones de cesión de créditos
sin recurso. En lugar de ello, se ha reafirmado la aplicación del Decreto Su-
premo antes citado en todo lo que no se oponga a la reciente Ley 30532, con
lo cual, las operaciones de cesión de créditos sin recurso continuarán consi-
derándose servicios para fines del IR.

En efecto, la Segunda Disposición Complementaria Final de la Ley 30532 esta-


blece que “Las normas establecidas en la segunda disposición complementaria
final del Decreto Supremo 219-2007-EF, así como las demás normas que regulan
el impuesto a la renta se aplican en tanto no se opongan a lo dispuesto en la
presente Ley”.

Como se observa, la Ley 30532 reconoce la vigencia y aplicación de las dispo-


siciones del Decreto Supremo Nº 219-2007-EF referentes a la cesión de crédi-
tos, estableciendo que éstas se aplicarán en tanto no se opongan a lo previsto
por la citada Ley 30532.

En la medida que tratándose de cesiones de créditos la Ley 30532 sólo intro-


duce un criterio de base jurisdiccional específico, sin importar la calificación de
tales operaciones como ventas o servicios, las disposiciones del Decreto Su-
premo Nº 219-2007-EF no se oponen a su tenor, razón por la cual éstas re-
sultan plenamente aplicables. Esto resulta relevante pues a partir del 1 de
enero de 2017 las disposiciones del Decreto Supremo Nº 219-2007-EF refe-
rentes a la cesión de créditos tienen origen legal, al haber sido reconocidas por
la Ley 30532. En tal sentido, resulta razonable concluir que la infracción al
principio de legalidad a la que nos referimos inicialmente habría cesado. Por lo
tanto, se confirma la validez de, entre otras disposiciones, la calificación de las
cesiones de créditos sin recurso como “servicio”.

A mayor detalle, la Exposición de Motivos de la Ley 30532 reconoce expresa-


mente la naturaleza de las ganancias provenientes de adquisiciones de créditos
sin recurso como ingresos por concepto de servicios. Así, se indica que “La
diferencia entre el valor nominal del crédito y el valor de transferencia constituye
un ingreso por servicios, gravable con el IR y se encuentran gravado con la tasa
del 28%, independientemente de que el factor o adquirente del crédito sea una

386 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

persona natural o jurídica”.

Sin perjuicio de las discrepancias que podamos tener con relación a lo seña-
lado en el texto transcrito, bajo la calificación de las rentas provenientes de la
adquisición y recuperación de créditos como rentas originadas en servicios,
tratándose de operaciones realizadas por sujetos no domiciliados, la tasa del
IR aplicable sería siempre de 30%, tanto para personas naturales como para
personas jurídicas.

En efecto, respecto de personas naturales no domiciliadas, resultaría aplicable


el inciso f) del Artículo 54 de la LIR, referido a rentas por actividades compren-
didas en el Artículo 28 de la Ley, entre ellas, los servicios. Por su parte,
tratándose de personas jurídicas no domiciliadas, resultaría aplicable el inciso
j) del Artículo 56 de la LIR, referido a rentas no comprendidas en otros incisos
de dicho dispositivo.14

Asimismo, entendemos que al haberse validado la calificación de las cesiones


de crédito como “servicios”, queda aclarado que en ningún caso resultará exi-
gible la certificación de capital invertido en operaciones de cesión de créditos,
sea con ocasión de la cobranza del crédito15 o con ocasión de la cesión subse-
cuente efectuada por sujetos no domiciliados que hubieran adquirido créditos
con anterioridad.

En este punto, cabe cuestionarnos la real naturaleza económica de las opera-


ciones de cesión de créditos, la conveniencia de redefinir su calificación para
propósitos del IR, así como la carga fiscal que debería resultar aplicable a las
rentas provenientes de dichas operaciones.

Sobre el particular, como ya hemos mencionado, las transferencias de créditos,


en realidad, ponen al adquirente en una situación equivalente a la de cualquier
otro inversionista que realiza la adquisición de valores representativos de
deuda, como es el caso de los bonos, papeles comerciales, entre otros títulos.

El adquirente de un crédito realiza dicha transacción, pagando un valor des-


contado en la adquisición del crédito, con la finalidad de obtener una eventual
ganancia al momento de su cobranza, la cual se realizaría por su valor facial

14
Cabe añadir que el gravamen anterior no variaría incluso si las cesiones de créditos fueran
tratadas como supuestos de venta de bienes, pues la recuperación del crédito se encon-
traría dentro de la categoría de “otras rentas” -dada la ausencia de una tasa específica
para tales casos-, resultando aplicable, nuevamente, la tasa de 30% tanto para personas
naturales como jurídicas.
15
Esta situación ya había sido aclarada por la Administración Tributaria en el Informe Nº
319-2005-SUNAT/2B0000.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 387


Ponencia Individual

(superior al precio pagado en la adquisición). El inversionista que adquiere


créditos de este tipo se encuentra en la misma posición que se encontraría un
sujeto que adquiere, por ejemplo, un bono cupón cero de una empresa domi-
ciliada en Perú (bajo la premisa que el crédito antes mencionado no devenga
intereses).

Cabe resaltar, además, que los valores mobiliarios representativos de deuda


constituyen créditos de naturaleza equivalente a aquellos no representados en
títulos, como es el caso de los préstamos mediante mutuos, colocaciones ban-
carias, cuentas por cobrar comerciales u otras acreencias susceptibles de ser
materia de cesión.

En efecto, el Articulo 263 de la Ley de Títulos valores señala que los valores
representativos de obligaciones -esto es, los bonos, papeles comerciales y
otros valores representativos de deuda- incorporan una parte alícuota de un
crédito colectivo concedido al emisor, quien mediante su emisión y colocación
reconoce deudas a favor de sus tenedores.

A nivel se doctrina, se señala que “La emisión de obligaciones significa la oferta


de un contrato de préstamo que el futuro prestamista (obligacionista) acepta me-
diante su suscripción; lo característico de la operación no es el contenido del
contrato (préstamo-mutuo) sino la forma de su documentación: el crédito
del prestamista y la devolución del préstamo se incorpora en un título -la
obligación- que es transmisible sin necesidad del consentimiento del deu-
dor”.16

Es decir, los valores representativos de deuda constituyen títulos que incor-


poran créditos ordinarios -de la misma naturaleza que cualquier otro crédito-,
siendo su particularidad la libre transmisibilidad que resulta inherente a los
valores mobiliarios. En ausencia de dicha característica, la transmisión del
crédito por parte del inversionista debería realizarse bajo la modalidad prevista
para los créditos en general: la cesión de derechos, regulada por el Artículo
1206 del Código Civil.

Vemos, entonces, que los valores mobiliarios representativos de deuda y los


créditos originados en operaciones distintas a la emisión de obligaciones, si
bien responden a categorías legales distintas, tienen el mismo trasfondo
económico: la existencia de una relación crediticia. Siendo ello así, la apli-
cación de reglas tributarias distintas a las adquisiciones de créditos represen-
tados en valores mobiliarios y a créditos no representados en dichos títulos no

16
MONTOYA MANFREDI, Ulises. Comentarios a la Ley de Títulos Valores. IDEMSA, 2012,
Págs. 858 y 859.

388 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

resultaría consistente con la realidad económica de ambos tipos de transac-


ciones, alterando la neutralidad de los impuestos en la toma de decisiones de
inversión por parte de inversionistas no domiciliados.

Esta situación resulta de especial interés para efectos del presente análisis.
Volvamos a la situación en la cual un inversionista suscribe un bono cupón
cero -situación que se asemeja de forma sustantiva a las adquisiciones de
créditos que no devengan interés-. Dicho inversionista efectuará la suscrip-
ción pagando un valor descontado con relación al valor nominal del bono. La
rentabilidad de este inversionista vendrá determinada por la diferencia entre el
monto pagado en la suscripción del bono y su valor nominal, que sería reci-
bido con ocasión del vencimiento del bono.

Para efectos financieros, dicha rentabilidad constituye lo que se ha denomi-


nado “interés implícito” o “interés oculto”. Ello se basa en que la adquisición
de títulos a descuento supone, en sustancia, el pago al transferente del valor
nominal del título traído a valor presente. El valor de descuento se presenta
así, como la tasa de interés implícita en la transacción, al ser la rentabilidad
que el inversionista obtiene como consecuencia de la colocación de un capital
en la adquisición del título.17

A nivel de la legislación comparada, es aceptado que los títulos adquiridos a


descuento dan lugar al reconocimiento de interés por la diferencia entre el va-
lor de adquisición y su valor nominal, siendo dichos intereses reconocidos
proporcionalmente durante la vida del título. Este es el caso, por ejemplo, de
lo que ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica en virtud de las reglas
denominadas Original Issue Discount.18

Para efectos legales peruanos, si bien no se ha previsto una regla que califique
expresamente los rendimientos de este tipo de inversiones como intereses, di-
cha calificación resulta del concepto de interés previsto por el Artículo 26 de la
LIR, según el cual: “En todo caso, se considerará interés, la diferencia entre la
cantidad que recibe el deudor y la mayor suma que se devuelva, en tanto no se
acredite lo contrario”.

Conforme a lo antes indicado, la emisión de bonos supone, en sustancia, un


contrato de mutuo con múltiples acreedores, con la particularidad que el dere-
cho crediticio se incorpora a un título: el bono. Tratándose de bonos cupón

17
WEISS, David. Financial Instruments. Equities, Debt, Derivatives and Alternative Invest-
ments. New York, Portfolio, 2009, Págs. 106 y 107.
18
FREELAND, James, LATHROPE, Daniel, LIND, Stephen y STEPHENS, Richard. Fundamen-
tals of Federal Income Taxation. New York, Foundation Press, 2004, Pág. 850.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 389


Ponencia Individual

cero, los inversionistas entregan al emisor el valor de suscripción del título a


título de préstamo, que constituye un monto descontando con relación a su
valor nominal. Sin embargo, en el vencimiento del título, el inversionista reci-
be, como cancelación del derecho crediticio un monto superior al valor de sus-
cripción.

Nótese, entonces, que la definición de interés prevista por el Artículo 26 de la


LIR incluiría la ganancia obtenida por tenedores de bonos cupón cero, consti-
tuida por la diferencia entre el monto pagado en la suscripción de tales títulos
y el valor nominal pagado al vencimiento en calidad de repago del préstamo.
Ello por cuanto dicha ganancia se originaría en el repago de un préstamo, cuyo
monto es superior al monto del préstamo inicialmente otorgado al deudor,
que es justamente el supuesto comprendido por el último párrafo del Artículo
26 de la LIR.

Bajo esta calificación, los inversionistas no domiciliados que inviertan en títu-


los emitidos por empresas peruanas podrán acceder a la tasa de 4.99%, según
lo previsto en el inciso c) del Artículo 54 de la LIR y en el inciso i) de su Ar-
tículo 56.

Como hemos venido sosteniendo, los inversionistas que adquieren créditos a


valor descontado se encuentran en una posición muy similar a la de aquellos
sujetos que adquieren bonos cupón cero, también a valor descontado.

Si bien dichas situaciones pueden diferir en su origen -pues tratándose del


bono se produce siempre un préstamo con ocasión de la emisión, mientras
que los créditos pueden originarse también en contraprestaciones por la ad-
quisición de bienes o servicios cuyo pago se difiere-, lo cierto es que desde la
perspectiva del inversionista en ambos casos se produce una misma situación
económica: la adquisición de un derecho crediticio, a valor descontado, que
resultará en una ganancia cuando se produzca el pago de su valor nominal.

Sin embargo, tratándose de inversiones en instrumentos crediticios no conte-


nidos en valores, la calificación como servicio establecida por el Decreto Su-
premo Nº 219-2007-EF -que no ha sido derogada por la Ley 30532 y no se
opone a lo establecido en dicho dispositivo- determina que la tasa del IR apli-
cable sobre las ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados en ese tipo de
operaciones sea de 30%.

En nuestra opinión, la legislación aplicable a las operaciones de cesión de


crédito sin recurso debe ser materia de revisión. Así, consideramos que la ca-
lificación de dichas operaciones como servicio debe ser dejada sin efecto.
Asimismo, pese a que legalmente tales operaciones constituyen supuestos de

390 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

adquisición de bienes muebles, en nuestra opinión, para efectos del IR, la na-
turaleza económica de tales operaciones debería prevalecer, estableciéndose
que las rentas obtenidas por los adquirentes de créditos en cesiones sin re-
curso constituyen intereses. Esto último con el propósito de que las rentas
obtenidas por sujetos no domiciliados en este tipo de transacciones puedan
acceder a la tasa reducida de 4.99%, carga fiscal equivalente a la que resulta
aplicable a las rentas por concepto de intereses obtenidas por inversionistas
del exterior al invertir en instrumentos crediticios.

c) Pago del IR de cargo del sujeto no domiciliado

Un tercer punto está determinado por la forma de pago del IR sobre la ganan-
cia obtenida por el sujeto no domiciliado en la cobranza del crédito adquirido.
La Ley 30532, pese a haber incorporado a la LIR un criterio de fuente aplicable
a este tipo de operaciones, no ha establecido mayor regulación sobre la forma
de pago del IR.

Como se sabe, los contribuyentes no domiciliados tributan bajo el criterio del


percibido, normalmente vía retención por el pagador. Asimismo, normalmen-
te, el agente de retención es la contraparte domiciliada que paga o acredita
rentas de fuente peruana en favor de contribuyentes no domiciliados; aquel
sujeto se encuentra obligado a retener y abonar al fisco el IR correspondiente.

Sin embargo, tratándose de adquisiciones de créditos se presenta una situa-


ción particular, toda vez que la ganancia obtenida por el sujeto no domiciliado
no se materializa como consecuencia de un pago efectuado por su contraparte
en la cesión del crédito, sino con ocasión de la cancelación del crédito por
parte del deudor cedido.

Teniendo en cuenta esta característica, y considerando que la Ley 30532 no ha


incorporado a la LIR ninguna regla específica referida a la eventual retención
del IR aplicable sobre la ganancia obtenida por el adquirente del crédito, en
nuestra opinión, no existe agente retenedor. Por ende, en estos casos, el pago
del IR debería efectuarse directamente por parte del inversionista con ocasión
de la recepción del pago del crédito adquirido.

Alternativamente, podría evaluarse designar como agente de retención al deu-


dor cedido. De hecho, el Artículo 6 la Ley 30532, referido a las cesiones de
créditos representados en Facturas Negociables, ha designado como agente de
retención al deudor cedido, quien se encontrará obligado a retener del IR de
cargo de los inversionistas que adquieran el referido crédito, cuando éstos
sean personas naturales. A tales efectos, se establece que el adquirente del
crédito deberá informar al deudor cedido el valor de adquisición de la factura

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 391


Ponencia Individual

negociable.

Dicho mecanismo de retención podría ser replicado para el caso de cesiones de


crédito no representados en Facturas Negociables. Sin embargo, la Ley 30532
ha limitado la aplicación del referido mecanismo de retención a las cesiones de
créditos representados en Facturas Negociables. En todo caso, podría eva-
luarse una eventual modificación a la legislación del IR, a efectos de hacer ex-
tensivo dicho mecanismo de retención a las cesiones de créditos en general.

d) Tratamiento e imputación de pagos parciales

En el marco de una relación crediticia puede ocurrir que el deudor cumpla par-
cialmente con el pago de una obligación dineraria en un momento específico,
cumpliendo con pagar el diferencial en un momento posterior.

La discusión que podría generarse en este punto consiste en dilucidar si el


acreedor no domiciliado que hubiera adquirido un crédito, cuyo deudor realice
pagos parciales, debería imputar los pagos parciales recibidos, en primer lugar,
a la inversión realizada o si debería imputar dichos pagos primero a la rentabi-
lidad de la transacción. El siguiente ejemplo numérico permite entender con
mayor claridad lo antes expuesto:

Valor facial del crédito 100


Valor de adquisición (inversión) 80
Rentabilidad esperada 20

Pago parcial 50

Imputación a inversión
Inversión por recuperar (80 - 50) 30
Rentabilidad esperada (no gravada) 20

Imputación a renta
Rentabilidad obtenida (gravada) 20
Inversión por recuperar (80 - 30) 50

392 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

En el ejemplo propuesto, si se imputa el pago parcial recibido a la inversión


realizada por el adquirente, no existe obligación de efectuar pago de IR cuando
se recibe el pago parcial. En contraste, si el pago parcial recibido se imputa
primero a la ganancia que el inversionista obtendría en la liquidación, se anti-
ciparía la obligación de pagar IR sobre dicha ganancia.

La legislación vigente no contiene mayor regulación al respecto, sea a nivel de


la LIR o del Decreto Supremo Nº 219-2007-EF. La Ley 30532 tampoco ha in-
corporado regulación alguna sobre este tema.

En nuestra opinión, lo correcto en estos casos sería que los pagos parciales re-
cibidos por el acreedor se imputen primero a la recuperación de la inversión
realizada y luego a la ganancia. Ello por cuanto la recepción de un pago parcial
que no cubre el total de la inversión efectuada por el no domiciliado en la
compra del crédito implica una situación de riesgo sobre la recuperación del
diferencial, al ser aún incierto el momento en que se recibiría dicho monto.
Asimismo, si se aplicara un gravamen sobre un pago parcial inferior al valor de
adquisición, se gravaría una renta aún no realizada por parte del inversionista,
la cual en condiciones regulares sólo se generaría con el pago del íntegro del
crédito por parte del deudor.

Sin embargo, en ausencia de una norma expresa, la discusión anterior se en-


cuentra abierta a debate, siendo posible adoptar diferentes posiciones inter-
pretativas al respecto. Atendiendo a ello, consideramos conveniente que este
tema sea aclarado en el marco de una eventual modificación la LIR.

VIII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

1. Para efectos civiles, los créditos constituyen bienes muebles. Por lo tanto,
la cesión de créditos constituye una hipótesis especial de compraventa de
bienes muebles, naturaleza que es reconocida por la doctrina civil.

2. No obstante la naturaleza legal de las operaciones de cesión de créditos sin


recurso, el Decreto Supremo Nº 219-2007-EF ha establecido que éstas
constituyen “servicios” prestados por el adquirente del crédito a favor del
cedente, incorporando además reglas especiales que regulan los efectos
tributarios de tales operaciones.

Si bien en su origen las disposiciones del Decreto Supremo Nº 219-2007-


EF tuvieron vicios de ilegalidad, en la medida que la aplicación de las mis-
mas ha sido reconocida por la Ley 30532 -y considerando que las disposi-
ciones de dichos instrumentos normativos no se oponen entre sí- resulta
razonable concluir que, desde el 1 de enero de 2017, el mencionado vicio

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 393


Ponencia Individual

de ilegalidad ha cesado.

3. El tratamiento de las cesiones de créditos sin recurso como servicios re-


sulta inconsistente con la naturaleza de dichas operaciones, las cuales no
resultan en la ejecución de ninguna prestación de hacer o no hacer en be-
neficio del cedente.

4. La sola adquisición de créditos sin recurso no genera rentabilidad alguna,


sea que la operación sea caracterizada como un supuesto de adquisición
onerosa de bienes muebles o como una prestación de servicios.

5. Los inversionistas que adquieren créditos a valor descontado obtienen ren-


tabilidad cuando se produce la cancelación del crédito adquirido por parte
del deudor cedido. La cancelación de la deuda constituye el evento de rea-
lización de la ganancia en este tipo de operaciones.

6. Hasta el 31 de diciembre de 2016, no existiría criterio de base jurisdiccio-


nal que permitiera concluir que los sujetos no domiciliados que efectuaran
la adquisición y posterior cobranza de créditos obtenían rentas de fuente
peruana.

7. A partir del 1 de enero de 2017 se encuentran vigentes las modificaciones


introducidas a la LIR por la Ley 30532, dentro de las cuales se encuentra la
incorporación del inciso g) al Artículo 10 de la LIR. Dicho dispositivo esta-
blece criterios de base jurisdiccional específicos para las operaciones de ce-
sión de créditos realizadas por sujetos no domiciliados.

Este criterio tiene como propósito calificar como renta de fuente peruana a
las rentas obtenidas por sujetos no domiciliadas cuando: i) adquieran
créditos de cedentes no domiciliados; o, ii) adquiriendo créditos de ceden-
tes no domiciliados, el deudor cedido sea un sujeto domiciliado en Perú.

8. En nuestra opinión, existe sustento técnico para gravar las ganancias obte-
nidas por sujetos no domiciliados en operaciones de cesión de créditos,
razón por la cual es acertada la incorporación de un criterio de fuente para
este tipo de operaciones. Sin embargo, consideramos que existen diversos
espacios de mejora en la regulación aprobada.

9. Un primer espacio de mejora es la referente a la operación designada como


hecho que genera la renta de fuente peruana en operaciones de cesión de
créditos sin recurso. El dispositivo aprobado establece que la renta de
fuente peruana se origina en la “transferencia” de créditos, cuando en rea-
lidad el evento que origina la obtención de la rentabilidad es la adquisición
y cobranza de créditos.

394 Revista 62 - abril 2017


Víctor Valdez Ramírez

10. Un segundo aspecto es que se ha mantenido la calificación de las operacio-


nes de cesión de créditos sin recurso como servicios, lo que da lugar, entre
otros aspectos, a un gravamen de 30% sobre las ganancias obtenidas por
sujetos no domiciliados en este tipo de operaciones. Este gravamen se
mantendría incluso si las operaciones de cesión de créditos sin recurso
fueran calificadas legalmente como venta de bienes.

En nuestra opinión, considerando la sustancia económica inherente a este


tipo de operaciones, las ganancias obtenidas por sujetos no domiciliados
en este tipo de operaciones deberían asimilarse a intereses y tributar con la
tasa de 4.99%. Sin embargo, para que ello resulte viable debe efectuarse
una modificación legislativa que varíe la calificación de “servicio” que ha
sido otorgada a las cesiones de crédito sin recurso por el Decreto Supremo
Nº 219-2007-EF.

11. Existen temas que no han sido abordados por la Ley 30532, pese a su im-
portancia, como es la designación de agentes de retención respecto del IR
de cargo de sujetos no domiciliados que obtengan rentas de fuente pe-
ruana en operaciones de cesión de créditos, así como los efectos de los pa-
gos parciales por parte del deudor cedido. Se recomienda efectuar modifi-
caciones a la normativa de la LIR con el propósito de abordar estos temas.

Lima, noviembre 2016.

XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario 395


396 Revista 62 - abril 2017

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