Clase 3 - Gernet - El Mundo Chino. (Ming)

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Capítulo XVIII

RECONSTRUCCIÓN Y EXPANSIÓN

DISOLUCIÓN DEL IMPERIO MONGOL Y FUNDACIÓN OE LOS MING

Las causas que precipitarían la ruina del imperio de los Yuan son diversas y,
como suele pasar, están interrelacionadas: desorden de una administración que man-
tiene vigentes innumerables reglamentos contradictorios, componendas, rapacidad
de los funcionarios mongoles y musulmanes, inflación extremadamente rápida del
papel moneda, corrupción de los monjes tibetanos lamaístas que controlan el con-
junto del clero chino y se inmiscuyen en los asuntos políticos, opresión sufrida
día a día por las poblaciones chinas, y miseria del campesinado. A fin de cuentas,
el reinado de los mongoles en China habrá sido breve: hasta 1234 no ocuparon el
conjunto de China del norte y sólo terminaron la conquista del sur en 1279; pero
las sublevaciones que iban a terminar con su imperio empezaron en 1351 y gran
parte de China se les escapa ya en 1355. A partir de esta época se crean núcleos
de insurrección en la mayoría de las provincias, y las zonas liberadas se extienden
por el Henan, el Shaanxi, el Hebei, el Shanxi y el Sichuan.

La liberación del territorio


Aunque una parte de las elites se les sumara después, todas estas sublevacio-
nes patrióticas tienen un origen popular. Destacan dos grandes regiones por las
que la insurrección se extiende ampliamente. Una se encuentra en las provincias
colindantes con el Shandong, donde los movimientos milenaristas que proclaman
la próxima venida de Maitreya (Mile), el Bodhisattva redentor, son muy activos y
donde se confia en la restauración inminente de los Songo La masa de los
insurgentes es de origen campesino. Las inundaciones del río Amarillo que expli-
can la inestabilidad crónica de esta parte de China se han agravado a partir de 1327
y provocan casi cada año hambres devastadoras. En 1344, tras lluvias ininterrum-
pidas, los diques se rompen río abajo de Kaifeng. El río inunda superficies inmen-
sas y las brechas no pueden ser colmadas hasta cinco años más tarde, tras ocho
meses de trabajos. Pero las grandes obras de reparación de los diques que con-
centran multitudes de campesinos favorecen la propaganda revolucionaria. En
toda esta región de ta Llanura Central y en el Anhui, más al sur, domina la socie-
350 EL MU~[)O ClIlNO

dad secreta de los Turbantes Rojos (Hongjin) cuyo primer jefe fue Han Shantong,
considerado como una reencarnación de Maitreya. Su hijo Han Liner se proclama
emperador de una nueva dinastía de los Song en 1355.
El otro gran núcleo de insurrección surge del mundo de los obreros de las sali-
nas, de los remeros y contrabandistas de sal del bajo Yangzi, donde el jefe de los
sublevados es un tal Zhang Shichcng. Se extiende entre marineros y piratas de
las costas del Zhejiang, donde las tropas están dirigidas por Fang Guozhen.
Existe otro foco de rebelión menos importante en la región del medio Yangzi,
donde se desarrolla un movimiento religioso heterodoxo análogo al de los Tur-
bantes Rojos y cuyos jefes sucesivos son Xu Shouhui y Chcn Youliang. El Sichuan,
que consigue escapar al control mongol bastante pronto, es de hecho un caso
particular puesto que se trata de una provincia relativamente aislada en la que las
tradiciones de independencia son muy vivas.
De esta situación nacería un nuevo imperio y, por vez primera en la historia.
los movimientos de origen popular desembocarían en la fundación de una dinas-
tía sin que hubiera ruptura entre la época de la insurrección y la que vendría des-
pués. La única explicación de la facilidad con que se adaptaron los movimientos
de liberación es la de que estaban notablemente organizados: economía, adminis-
tración, ejército, todo funciona normalmente en las zonas liberadas por los ejérci-
tos de los Turbantes Rojos así como en las regiones controladas por ellos antes
incluso de haber expulsado a la administración de los Yuan.
El que fundaría el imperio de los Ming aparece de entrada como el jefe de una
sublevación secundaria en la zona por la que se extendieron las sublevaciones de
los Turbantes Rojos. El abuelo de Zhu Yuanzhang, nacido en 1328, que adoptará
el nombre de reinado de Hongwu (1368-1399), era un lavador de oro del Jiangsu.
Su padre era obrero agrícola itinerante en Anhui y su madre era hija de un maes-
tro hechicero. Durante la hambruna de 1344 Zhu Yuanzhang se había hecho mon-
je para sobrevivir y a partir de este momento quedó bajo la influencia de las tra-
diciones mesiánicas que recorrían su provincia. En 1348 se pone al frente de una
banda de insurgentes que se hace 10 suficientemente fuerte como para apoderar-
se en 1352 de una pequeña ciudad del noreste del Anhui. Aliado a las tropas de
los Turbantes Rojos, obtiene una victoria tras otra: ocupa Nankín y su región en
1359, las provincias del Jiangxi y del Hubei en 1360-1362. Al año siguiente es
dueño de China central y se proclama principc del reino de Wu (Wuguowang) en
1364. Entre los años 1365 y 1367 elimina a sus rivales del bajo Yangzi y del Zhe-
jiang, Zhang Shicheng y Fang Guozhen, y funda en Nankín la dinastía de los
Grandes Ming, adoptando el nombre de reinado de Hongwu (I368~1399). La
ofensiva prosigue dentro y fuera de China desbordando los límites de las provin-
cias chinas con una especie de empuje imparable. 1368, el mismo año de la fun-
dación del imperio. es el año de la toma de Pekín, la capital principal de los Yuan;
1369 el de la de Shangdu (Kaiping) en Mongolia oriental; 1370, el del cerco a los
ejércitos mongoles en Mongolia; 1371, el de la reconquista de Siehuan; 1372, el
de la del Gansu; 1382 el del Yunnan donde subsiste todavía un núcleo de tropas
mongolas. En 1387, finalmente, se reunifica toda China. La expansión viene con-
firmada en el exterior por la gran victoria de Buinor (1388) en Mongolia del nor-
este, la adhesión a China por parte de la dinastía coreana de los Yi fundada en
1392, y las expediciones a Asia Central y a Asia del sureste. Esta política que bus-
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 351

ca restablecer el prestigio y la seguridad de China en Asia Oriental proseguirá


hasta mediados del siglo xv.

Reconstrucción de la economía agraria


Sin embargo, el problema más grave lo plantea el caos económico en que se
encuentra el imperio en el momento mismo de su fundación: China ha quedado
arruinada por la explotación mongola y por la destrucción de la guerra. Todo el
valle del río Huai ha sufrido terriblemente de las insurrecciones y algunas par-
tes del Anhui están completamente despobladas. Tierras, diques y canales están
abandonados en casi todas partes. Hay que enfrentarse con un enorme esfuerzo de
reconstrucción económica y eso se hará entre 1370 y 1398.
El esfuerzo por restaurar la situación de la agricultura durante el reinado de
Hongwu puede parecer comparable, para la China de esta época, al emprendido
por la República Popular China al día siguiente de la liberación en 1949. Los
trabajos realizados en unos veinte años en cuanto a irrigación, recuperación de
tierras y plantación de árboles son impresionantes. Se ponen en marcha innume-
rables proyectos, grandes o pequeños, de irrigación o de control de las aguas, en
la mayoría de las provincias. En 1395 se han construido o reparado 40.987 embal-
ses en el conjunto de China. Importantes superficies de tierra se recuperan para el
cultivo y las zonas devastadas se pueblan sistemáticamente con traslados de pobla-
ción. Los inmigrantes reciben amplios lotes, y se benefician de una ayuda del esta-
do y de la exención de impuestos durante largos años. La superficie de las tierras
nuevamente cultivadas aumenta muy rápidamente. Las cifras más altas, en los
años 1370-1380, son testimonio de ello:

1371: 575.965 ha
13730 1.911.692 ha
1374, 4.974.069 ha
1379, 1.485.572 ha

Como también lo es el aumento de los impuestos en grano. Estos impuestos se


elevaban a 12 millones de shi (o sea, unos 7 millones de quintales) bajo la ocu-
pación mongola. En 1393, seis años después de la reconquista total, llegan a casi
33 millones de shi (cerca de 20 millones de quintales).
Pero lo que más sorprende es el esfuerzo realizado en aras a la repoblación fo-
restal. En 1391 se plantan en la región de Nankín unos 50 millones de dongones,
palmeras y árboles de laca en previsión de la construcción de una flota de alta mar
que servirá, en efecto, para las expediciones maritimas de principios del siglo xv.
En 1392 cada familia de las tierras de colonización de Anhui tiene que plantar 200
moreras, 200 azufaifas y 200 caquis. Dos años más tarde la obligación de plantar
200 moreras y 200 azufaifas se extiende a todo el imperio. En 1396 más de 84 mi-
llones de árboles frutales se plantan en las provincias actuales del Hunan y del
Hebei. En estimación de algunos historiadores, el total de árboles plantados
durante la era Hongwu se eleva a unos mil millones,
La prioridad concedida a la economía agraria a principios de los Ming es tan-
to una necesidad cóTno una elección. En una China devastada, lo más urgente es
352 EL MUNDO CHINO

asegurar a la población de qué vivir. Pero al mismo tiempo se toma una nueva
orientación de cara al futuro: la base principal de los imperios Ming y Qing será
la agricultura. Así pues, en la economía estatal del siglo XIV se ha producido un
cambio neto. Mientras durante los Song el Tesoro Público se alimentaba en gran
parte de las tasas comerciales, y la economía mercantil conservaba todavía un
papel importante bajo los mongoles, a partir de ahora lo esencial de los recursos
del estado lo proporcionarán los agricultores.
La importancia otorgada a la fiscalidad agraria explica el extremo cuidado que
se dedica en la era Hongwu a la fijación de un catastro general de todas las tierras
del imperio y a los registros de la población. La primera de estas empresas dura
veinte años y termina en 1387: son los Registros acompañados de mapas en for-
ma de escamas de pescado (Yulin luce). Los registros del censo, o Registros ama-
rillos (Huangce), se establecen en los años 1381 y 1382 Y se revisan en 1391.

El control de las poblaciones


Otra de las particularidades notables de las instituciones creadas por el fundador
de los Ming consiste en un reparto funcional de la población. En la China de la era
Hongwu queda claro que se es campesino, soldado o artesano por nacimiento y que
se está destinado a seguirlo siendo de padres a hijos. Las familias de campesinos,
soldados y artesanos dependen de tres ministerios que adquieren una gran impor-
tancia, puesto que cada uno de ellos controla una parte de la población del impe-
rio y posee su propia autonomía fiscal y administrativa, su propio tesoro, depósi-
tos, graneros, arsenales... Estos ministerios son los de Finanzas, del que dependen
las familias campesinas que proporcionan el grueso de los impuestos (hubu), del
Ejército (bingbu) y de Obras Públicas (gongbu). Ese reparto funcíonal de la pobla-
ción está ligado a una distribución geográfica: las famihas del ejército (Junhu) son
mayoritarias en las regiones fronterizas y en las costas, las de los artesanos tjian-
ghu) lo son en la región de las capitales en donde tienen obligación de residir o de
acudir para realizar los turnos de trabajos obligatorios en los talleres imperiales,
las de los campesinos (minhu) en todas las regiones de gran producción agricola.
Es posible que el fundador de los Ming estuviera influido por el ejemplo de las
instituciones mongoles, ya que las profesiones hereditarias eran uno de los princi-
pios del sistema político y social de los mongoles. Pero esta constitución social
que era concebible en un imperio dirigido y explotado por una clase de conquis-
tadores, iba a desintegrarse rápidamente, desde principios del siglo xv, debido a
causas internas. Los cambios de estatus se hacen cada vez más frecuentes y las
familias del ejército, cuya condición es considerada como una de las peores, dis-
minuyen tan rápidamente que será necesario reclutar mercenarios. Sin embargo,
los registros establecidos en la era Hongwu se mantendrán y en las épocas siguien-
tes se continuará refiriéndose a ellos a pesar de las transformaciones de la socie-
dad, de tal manera que a partir del siglo xv las cifras de población dejan de res-
ponder a la realidad y los impuestos reales difieren de los establecidos en teorta.
Los censos de la época Ming a partir del siglo xv pasan por ser los menos de fiar
de toda la historia: acusan un descenso general de la población entre los siglos xv
y XVIl, justo en el momento en que al parecer se estaba produciendo un aumento
demográfico sostenido.
LA RJ:SJAUIU\.CIÓ.N J>;ACIONAL 353

En la base de la organización fiscal se encuentra el sistema llamado de las íijia,


grupos de diez familias responsables de cara a la administración y encargadas de
repartir equitativamente entre sus miembros impuestos y trabajos obligatorios di-
versos, y de asegurar colectivamente el mantenimiento del orden. Este sistema de
autogestión no tardaría en ser desviado en provecho propio por los miembros más
ricos y más influyentes, que servían de intermediarios entre la población local y
los servicios de la administración imperial. La falta de encuadramiento adminis-
trativo y la relativa libertad dejada a las comunidades rurales acabarían haciendo
caer bajo la dependencia de los notables y de los campesinos ricos a las familias
más pobres. Desde principios del siglo xv la clase de pequeños propietarios explo-
tadores desaparecerá progresivamente a la vez que se multiplicará el número de
los arrendatarios, de los campesinos errantes (taomin) y de los desclasados que en
parte serán absorbidos por el reclutamiento de mercenarios para los ejércitos, eso
si no encuentran un modus vivendi en la explotación clandestina de las minas, cl
contrabando, el bandolerismo o la piratería. La importancia adquirida por las cos-
tumbres locales en cuestión de finanzas y administración es característica de la
época de los Ming. Los funcionarios son demasiado poco numerosos para garanti-
zar un control de la población que administran y, más aún que en épocas antcrio-
res, deben adaptarse a los usos locales y confiar a los notables la ejecución de sus
directrices. En el siglo XVI y primera mitad del XVIl hay de 10.000 a 15.000 funcio-
narios para el conjunto del imperio, con una media de 50.000 habitantes por sub-
prefectura (xian), siendo esta la más pequeña de las circunscripciones administra-
tivas, además de estar dirigida por un funcionario imperial ayudado por empleados
reclutados localmente (Ji).

Tendencias absolutistas
El imperio de los Ming fue fundado por un campesino que miraba con des-
confianza instintiva a las clases letradas, hecho que lo incitaba a controlar estre-
chamente gobierno y administración. Sus orígenes explican sin duda que Ilongwu
hiciera un gran esfuerzo para favorecer el reclutamiento y promoción de funcio-
narios salidos de los medios populares. Desconfiado y celoso de su autoridad,
Hongwu no tarda en volverse contra los que le habían ayudado a acceder al poder
supremo. En 1380 -Hongwu tiene en este momento 62 años- se celebra el gran
proceso contra Hu Weiyong, su antiguo compañero de annas, originario él tam-
bién del Anhui. Demasiado poderoso, se le acusa de haber proyectado una rebe-
lión y se le declara sospechoso de estar cn contacto con mongoles y japoneses.
15.000 personas se ven implicadas en este inmenso proceso que termina con la
ejecución de Hu Weiyong. Hongwu aprovecha la ocasión para concentrar todo el
poder en sus manos. Suprime el Gran Secretariado Imperial (Zhongshusheng) y
coloca bajo su autoridad directa los seis ministerios (Función Pública, Finanzas,
Ritos, Ejército, Justicia y Obras Públicas). Al mismo tiempo procede a una refor-
ma de la administración militar que le asegura un control más estrecho del ejérci-
to gracias a la creación de una Dirección General de los Cinco Ejércitos (/Fu/un
dudufu) que depende de él.
En 1385 se producen nuevas purgas, durante las cuales se ejecuta a un gran
número de funcicrerios acusados de irregularidades o de delitos de lesa majestad
354 EL MlJl\OO CHINO

LÁMINA 25. Avenida que conduce a la tumba del emperador Hongwu (1368-1398), funda-
dor de los Ming, en Nankín.

(Hongwu es de una susceptibilidad enfermiza y llega hasta considerar el uso de


determinados caracteres de escritura como críticas veladas a su persona y a sus orí-
genes). En 1390 se abre de nuevo el proceso de Hu Weiyong, de sus amigos y aso-
ciados: más de 1.5.000 personas se encuentran de nuevo implicadas en este proceso.
El imperio de los Ming lleva en gennen desde su principio las tendencias ab-
solutistas que se afirmarán en los siglos xv y XVI. Mientras que el sistema político
dc los Song se basaba en la coexistencia de organismos políticos independientes que
se controlaban mutuamente y de fuentes diversas de infamación, de manera que las
decisiones políticas eran objeto de discusiones en las que podían expresarse libre-
mente opiniones contradictorias, el gobierno de los Ming se caracterizó, desde
finales del siglo XIV, por una tendencia a la centralización completa de todos sus
poderes en manos del emperador, por gobernar mediante consejos restringidos
y secretos, por el aislamiento del poder imperial y por el desarrollo de una policía
secreta encargada de vigilar la administración en sus distintos niveles. Los Guar-
dias con Trajes de Brocado (jinyiwei), especie de policía política que tenían por
función espiar a los altos funcionarios, fueron instituidos por Hongwu en 1382,
dando con ello un ejemplo detestable a sus srrcesores.
LA HJ::S1ALRACIÓN ¡";AClO"JAL 355

Es posible que el ejemplo del imperio mongol no fuera ajeno al carácter auto-
crático del nuevo imperio de los Ming. Hay muchos indicios que apuntan hacia
ello y merece la pena señalar, por ejemplo, que el Código de los Ming (Minglü)
(1367, revisado en 1374, 1389 Y 1397), está muy marcado por la influencia de la
legislación mongola.
La obra del fundador de los Ming puede considerarse crucial para la historia
de los dos siglos y medio posteriores a su muerte y con razón se le rendirán hono-
res de héroe hasta finales de la dinastía. En efecto, Hongwu restableció, al precio
de un inmenso esfuerzo colectivo, la prosperidad material de China y le devolvió
su potencia y su prestigio en el exterior, confiriendo a la política un impulso que
se notará hasta mediados del siglo xv. Y, además, creó las instituciones funda-
mentales de un nuevo imperio. Pero está igualmente claro que el fundador es el
punto de partida de todos los VIcios políticos y sociales de que adolecerá la China
de los Ming. El clima de recelo que se inició durante su reinado no se disipará
jamás: el paso del tiempo no hará sino agravar el malestar y la desconfianza entre
el poder central y sus agentes. Las tendencias a la centralización, al gobierno auto-
ritario y secreto, se acentuarán bajo los sucesores de Hongwu. Por otra parte, tanto
la constitución utópica que pretendía imponer a la sociedad china como las insti-
tuciones establecidas durante su reinado serán objeto de una especie de venera-
ción: seguirán siendo el punto de referencia a pesar de las transformaciones de la
economía y de la sociedad. De ahí vino una distorsión cada vez mayor entre las
realidades y la teoria administrativa basada en censos y cuotas de impuestos fija-
dos a finales del siglo XIV. De ahí, también, vino el éxito de compromisos y expe-
dientes, la importancia adquirida por las costumbres locales y la acumulación de
los reglamentos de detalle. Finalmente, los vicios del sistema fiscal y el poder
de hecho que se dejaba a las familias ricas e influyentes localmente agravarían muy
rápidamente la opresión sufrida por las clases más desfavorecidas y, con ello, su
inestabilidad.

LA CONTINUACIÓN DE LA EXPANSIÓN

Mongolia, Manchuria y Vietnam


Un ano después de la muerte de Hongwu, el segundo emperador de los Ming
había intentado, siguiendo los consejos de quienes le rodeaban, reducir el poder
de los principes de la familia imperial, algunos de los cuales tenían puestos de
mando en las regiones fronterizas. Estas medidas ocasionaron la rebelión de uno
de los tíos del emperador, el príncipe de Yan, Zhu Di, que mandaba los ejércitos de
la región de Pekín. Zhu Di marcha sobre Nankín en 1401, la toma al ano siguien-
te con la ayuda de los eunucos, que están a favor suyo, y adopta el nombre de era
de Yongle (1402-1424). Su reinado será uno de los más brillantes de la historia del
imperio. Los esfuerzos desplegados durante la era Hongwu para recuperar la eco-
nomía dan sus frutos en el primer cuarto del siglo xv, que es una época de pros-
peridad general. En el exterior continúa afirmándose la potencia del imperio y no
cesa la voluntad de expansión diplomática y militar. A pesar de la violenta crisis
de los años 1401=1403, China parece conservar su ímpetu.
356 FT MUNDOCIIINO

LÁMINA 26. Avenida de la tumba de un rey de Borneo muerto en Nankín en 1408.

Tras la retirada de los mongoles hacia el norte durante la era Hongwu, a 10lar-
go de la dinastía seguirá habiendo dos grupos de tribus poderosas: en el noroeste,
los oirats, conjunto de poblaciones diversas, y en el noreste los tátaros. Este últi-
mo nombre será deformado en tártaros por los europeos, que lo aplicarán abusi-
vamente a los manchúes, poblaciones de origen tungús y no mongol que no tienen
tampoco relación con los tátaros de la Rusia soviética, que son de origen turco. En
el momento de la guerra civil, desencadenada por el príncipe de Yan contra el suce-
sor de Hongwu, los cirats entran de nuevo en actividad; pero el emperador Yongle
reemprcnderá con éxito la ofensiva contra las tribus mongoles y dirigirá en per-
sona cinco grandes expediciones, consiguiendo una gran victoria en el río Onon
al noreste de Ulan Bator en 1410. Fue durante su reinado cuando se ocupó Manchú-
ria hasta la desembocadura del Amur. Desde 1404 se estableció un gobierno ge-
neral de esta región de taiga en Nurgan, al sur de la desembocadura del Amur.
A unos 5.000 km de alli un ejército chino de 200.000 hombres interviene en
1406 en el Dai Viét en el norte del Vietnam y pone punto final al reino de los Trán.
Pero esta ocupación militar y la anexión de hecho de la cuenca del río Rojo y del
Vietnam central no se mantendrán sin dificultades. Un movimiento de liberación
cuyos inicios se remontan a 1418 terminará por expulsar a los ocupantes en 1427.
Su jefe, 1"(; Loi, fundará la nueva dinastía vietnamita de los l.c.
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 357

Estas grandes ofensivas militares que devuelven a la China de la era Yongle las
fronteras del imperio de los Yuan, extendiéndolas incluso hacia el sur hasta incluir
Vietnam, vienen acompañadas por una intensa actividad diplomática desde el Ja-
pón a la isla de Java y desde Indochina a Oriente Medio. Se envían emisarios a
Asia Central. Durante el reinado de Hongwu, un monje budista llamado Zonglei
había sido encargado de una misión que revestía sin duda un carácter tanto diplo-
mático como religioso: debía traer textos sagrados de las regiones occidentales y
por ello viajó por el interior de Asia de 1382 a 1386. Bajo Yongle se envió tres
veces a un tal Chen Cheng a Asia Central, en 1413, 1416 Y 1420. Llegó hasta Tran-
soxiana en el imperio de Timur (Tamerlán) y al regresar de su primera misión
redactó unas Notas sobre las etapas de un viaje a Seríndia (Xiyu xingchengji), así
como unas Memorias sobre los reinos bárbaros de Serindia (Xiyu jangua zhi).
Hacia la misma época, un eunuco de palacio, Hou Xian, fue al Tíbet y a la India
entre 1403 y 1406, al Nepal en 1413, a Bengala en 1415 y 1420 por vía marítima,
yen 1427 volvió por última vez al Tíbet, dos años después de la muerte de Yongle.

Las grandes expediciones marítimas


La época Yongle es célebre por sus grandes expediciones marítimas que reve-
lan la superioridad técnica de China a principios del siglo xv y su avance sobre
Portugal y España, cuyos barcos no emprenderán viajes a larga distancia en alta
mar hasta los últimos años de este mismo siglo. Este avance de China se explica
por la continuidad de las tradiciones marítimas que se remontan al siglo Xl y que
nada permite creer que se hubieran interrumpido: las flotas que los mongoles
hacen construir para la invasión de Java a finales del siglo XIII salen de los astille-
ros del bajo Yangzi, el mismo lugar sin duda en el que se habían construido los
barcos de guerra y los navíos mercantes de la época de los Songo La época del gran
jWlCO de alta mar cubre todo el periodo que se extiende desde el siglo XI hasta las
grandes expediciones de principios del xv. Estas expediciones, lejos de constituir
un hecho pasajero y excepcional, deben resituarse dentro de un contexto más
general: el de los aspectos y actividades marítimas del mundo chino. Si las histo-
rias dinásticas reseñan las expediciones de la era Yongle es porque se trata de
empresas oficiales. Serían incomprensibles si se olvidara que, en contra de las
ideas preconcebidas, China era tanto una de las grandes potencias de la estepa y
de las altas mesetas de Asia Central como un pais de marineros y exploradores.
Se han emitido opiniones diversas sobre las causas de las expediciones marí-
timas de principios del siglo xv: ¿se trataba de expediciones militares y diplomáti-
cas, de operaciones de prestigio, o de empresas destinadas a proporcionar a la cor-
te imperial objetos de lujo y curiosidades exóticas? Es probable que fueran todas
esas cosas a la vez. Vale la pena destacar que respondían a un deseo que ya había
tomado forma bajo el reinado de Hongwu y que, desde esta época, fueron prece-
didas por una intensa actividad diplomática en los países de ultramar. Fue en pre-
visión de lejanas expediciones marítimas y de la construcción de una flota de alta
mar que en 1391 se plantaron más de 50 millones de árboles en la región de Nan-
kín. Desde el primer momento la China de los Ming empieza a atraer embajadas
extranjeras y éstas llegan a Nankín procedentes de todos los países de Asia Orien-
tal: en 1369, de Corea, de Japón, del Vietnam y de Champa; en 1371, de Cambo-
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MAPA 19. Las expediciones marítimas de Zheng He (1405-1433).
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itinerario seguido por una flota sBCunderia durante las 4.·, 5.·Y S·8xpediciollfl/l
itinerario seguido por una flote secundarla durante le 7.' expedición
itinerario seguid<:> por la f10la princi¡:>el durallte la 4.', 5.', V6.' expedicionas
itinerario de regreso seguido por uM flota SBcundaria durante le 6." expedición
360 EL MUNDO CHINO

ya y de Siam; en 1370 y 1390, de los reinos de la península malaya e incluso de


la costa de Coromandel. Todavía hoy puede verse en las afueras de Nankín la tum-
ba de un rey de Borneo que, habiendo venido con su familia y un numeroso cor-
tejo a la capital de los Ming, murió allí en 1408. Recientemente se han encontra-
do los fragmentos de la estela funeraria que han permitido su identificación.
Embajadas chinas dirigidas por eunucos se presentan en 1403 en Java y Suma-
tra, en Malaca y hasta en Cochin, en la costa occidental de la India del sur. Es de
suponer que los grandes puertos de Cantón, Quanzhou y Fuzhou no habían deja-
do de comerciar con estos países lejanos desde el siglo XIIl, ya que no hay otra
explicación posible a la reanudación de las relaciones diplomáticas. Por otra par-
te, queda claro que los Ming albergan propósitos expansicnistas que enlazan con
los de los mongoles, aunque el estilo haya cambiado: no se trata ya de lanzarse a
simples conquistas en aras de la explotación económica, sino de hacer reconocer
la potencia y el prestigio del imperio de los Ming en Asia del sureste y en el océa-
no Índico. Las grandes expediciones marítimas de la era Yongle son contempo-
ráneas de las operaciones militares del Vietnam y de la ocupación de este país
entre 1406 y 1427.
Las expediciones fueron organizadas por un eunuco llamado Zheng He (1371·
1434 aprox.), musulmán del Yunnan cuyo padre era Hádjdjl y que había hecho la
peregrinación a La Meca. Había ingresado como eunuco en el gineceo del prín-
cipe de Van, el futuro emperadorYongle, en Pekín, tras la conquista del Yunnan por
Hongwu en 1382. Su apellido era Ma (primera sílaba de Mahoma), pero en 1404
le pusieron el de Zheng. Nombrado para puestos militares importantes, se le puso
al mando de las siete expediciones marftlmaa que se realizarán bajo los reinadcis
de Yongle (1403-1424) y de Xuande (1425·1435). He aquí las fechas y los iti-
neranos:
1. 1405-1407: Champa (costas sureste de Vietnam), Java, Sumatra, Maleca,
Ceilán, Calicut (costa occidental de la India del sur). En Mahapabit, reino de Java,
Zheng He interviene en un asunto de sucesión al trono y en PaJembang (sureste de
Sumatra) en un conflicto entre el poder local y la colonia china.
2. 1407·1409: Calicut, Cochín (también en las costas de Malabar) y Ceilán.
En estos tres lugares, Zheng He hace levantar estelas que proclaman el reconoci-
miento por parte de los reinos de Calicut, Cochin y Ceilán de relaciones diploma-
ticas con el imperio de los Ming.
3. 1409-1411: Siam, Malaca, costas de Malabar, Ceilán. Zheng He se opone a
las pretensiones del Mahapahit en Malaca y hace levantar una estela. Inflige una
derrota al ejército real en la isla de Ceilán.
4. 1413-1415: Calicut y Ormuz, en [a entrada del golfo Pérsico. Al salir de
Sumatra parte de la flota llega directamente y sin escala, tras un recorrido de cer-
ca de 6.000 km, a las costas orientales de África a lo largo de Malindi, en las pro-
ximidades de Zanzíbar,
Durante esta expedición las tropas chinas intervienen en los asuntos internos
del sultanato de Samudra-Pasai, en Atjeh, en el noroeste de Sumatra.
5. 1417-1419: otra vez Onnuz. Parte de la flota se dirige desde Sumatra a la
costa de los sornalíes y a Arabía. Regresará en 1420 tras haber realizado el mayor
periplo de todos los que se emprendieron ¡;,p esta época, pasando de nuevo por Adén
y por Ormuz.
362 EL MUNDO CHINO

6. 1421~1422: la flota de Zheng He ancla en Sumatra, mientras otra flota iza


sus velas hacia África Oriental y el golfo Pérsico.
7. 1431-1433: Champa, Java, Palembang (sureste de Sumaca), Maloca..., cos-
tas de Malabar, Ormuz. Parte de los navíos se dirigen de Calicut a Djeddah, el
puerto de la Meca, y se unen al grueso de la flota pasando por Adén y por las cos-
tas meridionales de Arabia.
En 1424, en el intervalo que separa las expediciones 5." y 6.a una pequeña flo-
ta visita Palembang.
Estas expediciones de varias decenas de juncos muy grandes que transporta-
ban más de 20.000 hombres en cada viaje parecen haber conseguido todos los re-
sultados previstos: China adquirió un gran prestigio en todos los mares de Asia
Oriental, en las islas y penínsulas del sureste y en el océano Indico, y el comercio
en forma de tributo con todos los estados de estas regiones se expansionó rápida.
mente. Los contactos establecidos con el Próximo Oriente a partir de la 4.a expe-
dición de Zheng He son sin duda el origen de dos embajadas enviadas a Nankín
por el Egipto de los Mamelucos, una en el primer cuarto del siglo xv y otra en
1441. La superioridad de la marina china explica la desaparición casi total, en la
primera mitad del siglo xv, de los piratas japoneses que habían empezado a hacer
acto de presencia en las costas chinas desde principios de la dinastía. Especial-
mente juiciosa resulta la elección de un musulmán, sin duda notable por su per·
sonahdad y conocimientos, como comandante en jefe y embajador principal en
paises en que el Islam se encontraba implantado desde hacía tiempo o estaba
empezando a penetrar. El éxito de Zheng He en Asia del sureste dejó un recuerdo
tan vivo que fue divinizado y su culto sigue todavía vigente hoy en dia. Los tem-
plos en que se le venera llevan el nombre de Sanbao miao, en alusión al título ofi-
cial de Zheng He, Sanbao taíjían. Al igual que en el caso de otras embajadas a paí-
ses lejanos, los viajes marítimos de los años 1405-1433 fueron seguidos por la
publicación de obras geográficas que ampliaron y precisaron en China el conoci-
miento de los océanos y de los países de ultramar. Las más célebres de estas obras
son las Memorias sobre los reinos bárbaros de los océanos occidentales (Xiyang
Jangua zhi), aparecidas en J434, las Maravillas descubiertas por el barco de estre-
lla (Xingcha shenglan), de 1436, y las Maravillas de los océanos (Yingya shen-
glan) publicadas en 1451 por uno de los compañeros de Zheng He, el eunuco Ma
Huan que habla participado en las expediciones l.", 4.a y 7.a .
De resultas de las expediciones de Zheng He se reforzaría la antigua corriente
de comercio y emigración china hacia los países de Asia del sureste y los puer-
tos de la India meridional.

El principio del repliegue


Podemos considerar que el regreso de la última expedición de Zheng He en
]433 marca el final de una época: aquella durante la cual China había sido, a lo lar-
go de cuatro siglos, la gran potencia marítima de Asia. La decadencia de la marina
china en el siglo XVI, justo en el momento en que los ataques de los piratas alcan-
zan su mayor intensidad, está confirmada por los europeos que empiezan a aven-
turarse por los mares de Asia Oriental y viene demostrada por las dificultades que
encuentra la represión de la piratería. Esta debilidad de las flotas chinas no impide
LA RESTAURACiÓN NACIO};AL 363

LÁMIKA 27. La GranMuralla del siglo xv al norte de Pekín.

ni el tráfico comercial ni el contrabando: el comercio no parece haber sido nunca


más activo que en el siglo XVI entre las costas chinas, Japón, Filipinas, Siam y otros
paises de Asia del sureste. Pero China ha renunciado, después del final de las ex-
pediciones de Zheng He, a proseguir con una politica de prestigio en los océanos.
A esta retirada por el lado de los mares corresponde un repliegue por el lado
de la estepa. El traslado de la capital de Nankín a Pekín después de 1421 es el tes-
timonio de este movimiento basculante entre una China del sur marítima y una
China del norte privada de sus grandes puertos y vuelta hacia el continente. Tras
la era Yonglc (1402-1424), las ofensivas de los Ming en Mongolia chocan con una
resistencia más tenaz por parte de los nómadas quienes, a su vez, pasan al ataque.
Como a menudo ha sucedido en el curso de la historia, las restricciones impues-
tas al comercio con las gentes de la estepa originan dificultades y el recrudeci-
miento de las incursiones. Para impedir que los oirats recuperen sus fuerzas, y qui-
zá también para restringir al mínimo indispensable las compras de caballos de los
que los mongoles son los principales proveedores, el gobierno de los Ming man-
tiene el embargo sobre el comercio de las armas, del cobre y del hierro y evita
abrir nuevos mercados de caballos en sus fronteras. Durante la era Zhengtong
(1436-1449), las tribus de los oirats son unificadas por Esen Jan (?-1454) y pene-
tran en Mongolia oriental. A partir de este momento las incursiones en China del
norte se hacen cada vez más frecuentes y en 1449 tiene lugar el famoso incidente
de la fortaleza de Tumu, en el norte del Hebei, en que el emperador Zhengtong es
hecho prisionero por los mongoles. No será liberado, bajo rescate, hasta 1457.
Aparte de las profundas repercusiones políticas que tuvo en Pekín, el incidente de
Tumu marca, en el exterior, el final del período de expansión y el paso a una polí-
tica defensiva.
364 EL MUNDO CHINO

Los ataques mongoles de los años 1438-1449son de hecho desastrosos para el


sistema de defensa chino ya que obligan a un importante repliegue hacia el sur.
Las Grandes Murallas que se habían construido entre 1403 y 1435 en el norte del
Hebei y del Shanxi seguían aproximadamenteel trazado de las antiguas fortifica-
ciones edificadas por los Qi del Norte a mediados del siglo VI y por los Sui en 585.
El progreso de las tribus mongolas obliga a la era Zhengtong a construir una
segunda línea de defensa (la «gran muralla interior», neichangcheng) y a levantar
una nueva línea de fortificaciones al sur del Ordos durante la era Chenghua (1465-
1487). La longitud total de estas murallas, en algunos puntos dobles o triples, es
de casi 5.000 km. Estas son las murallas de las que pueden verse todavía impor-
tantes tramos en China del norte y en las cercanías de Pekín.
A partir de mediados del siglo xv ya no se intentará ningún otro esfuerzo de
envergadura para liberar las provincias del norte de la presión y de las amenazas
de la estepa. Después del período de compromiso de los años 1449-1457, durante
el cautiverio del emperador Yingzong (Zhengtong), los Ming se limitarán a ase-
gurar a muy alto precio la defensa de sus fronteras. Esta politica de pasividad los
precipitará a mediados del siglo XVI a una situación critica de la que el imperio se
salvará con dificultades.
Capítulo XIX

TRANSFORMACIONES POLÍTICAS,
SOCIALES Y ECONÓMICAS

La época que sigue al gran período de expansión de las eras Hongwu y Yon-
glc, a finales del siglo XIV y principios del xv, está marcada, por una parte, por el
refuerzo de las tendencias hacia un gobierno secreto y autocrático que tan claras
eran ya en el fundador de la dinastía y, por otra, por una serie de transformaciones
que alteran de forma cada vez más acusada las instituciones creadas durante la era
Hongwu.

LA EVOLUCIÓN POLíTICA

Eunucos y policía secreta


Una de las particularidades del imperio de los Ming es la gran influencia y, en
algunas épocas, el poder omnímodo adquirido por los eunucos. Se trata del resul-
tado natural de un gobierno autoritario, abusivamente centralizado y secreto. La
causa del poder y de la influencia oculta de los eunucos hay que buscarla en el
carácter doméstico de sus funciones: se encargan de los asuntos que atañen a la
persona misma del emperador y a los miembros de la familia imperial. Por esta
razón, están al mando de los guardias de palacio, y ello les da acceso a altas fun-
ciones militares. Es también a este título que se encargan de la gestión de los talle-
res que abastecen a la corte en productos de lujo, controlan los tributos (gong)
enviados por las provincias y los países extranjeros y son nombrados jefes de las
embajadas en el interior de Asia o en los mares del Asia del sureste y del océano
Índice. La gestión de los talleres imperiales y el control del tráfico y de las relacio-
nes exteriores les proporcionan fácilmente la ocasión de enriquecerse. Están si-
tuados, pues, en la fuente del poder militar y de la riqueza comercial. En contacto
con los emperadores, al corriente de las intrigas de palacio, acabarían adqui-
riendo una influencia determinante sobre unos autócratas que desconfiaban de los
representantes legítimos del poder imperial en las provincias. Las tendencias auto-
cráticas del gobierno de los Ming hacían, pues, ineluctable la rápida ascensión de
estos servidores insinuantes, hábiles, flexibles y devotos.
El fundador había prohibido que los eunucos aprendieran a leer y había pre-
visto para eltbs la pena de muerte en caso de que se inmiscuyeran en política:
366 LL Mv'mo CHINO

medio siglo más tarde los eunucos controlan prácticamente toda la administra-
ción y deciden sobre nombramientos y promociones de funcionarios en el gobier-
no central y en las provincias. Al reforzar la centralización y crear un consejo pri-
vado (el «Pabellón del interior», neige) que a partir de 1426 sustituirá poco a
poco a los organismos regulares de gobierno, los emperadores habian obrado en
beneficio de los eunucos, que acabaron infiltrándose en el centro mismo del po-
der. El extraordinario poder de estos servidores de palacio les viene de haber
sabido controlar la policía secreta, una de las armas más temibles de la autocra-
cia de los Ming. Los Hombres de la Bsplanada del Este (dongchang), que bajo
Yongle sustituyen a los Guardias con Trajes de Brocado Uinyiwei) creados por
Hongwu, no tardaron en caer bajo el control de los eunucos. En los años 1465-
1487 serán los Caballeros Rojos de la Esplanada del Oeste (xichang) quienes rea-
lizarán por cuenta de los eunucos la misma función de enviados secretos, espías
y agentes provocadores, aprovechándose de sus poderes ilimitados y ocultos para
hacer chantaje y corromper. El emperador, privado de cualquier medio de in-
formación y de control, juzga en base a denuncias sin conceder audiencia a los
acusados.
La omnipotencia de los eunucos hace que los funcionarios imperiales se sien-
tan aún más inseguros ante el poder arbitrario del que dependen. Los corrompe y
aumenta su desapego hacia la autoridad central. Los más integras y los mas devo-
tos a la persona del emperador se debaten entre contradicciones trágicas. A los
motivos políticos de su hostilidad hacia los eunucos se suma una oposición que
arranca de las diferencias de origen y de educación. La mayoria de los eunucos
son gente del norte y de extracción popular, mientras los funcionarios proceden
generalmente de familias de letrados del bajo Yangzi y del norte del Zhejiang.

El traslado de la capital
Una decisión de serias consecuencias acentuará el divorcio entre el gobierno
central y sus agentes y, de forma más general, entre la corte y el conjunto de las
elites letradas. En ]421 Pekín se eleva al rango de capital principal, cuando hasta
entonces Nankín había sido la sede del gobierno central y de la corte. Pero el tras-
lado, que fue posible por la restauración del Gran Canal entre 1411 y 1415, sólo
se hará progresivamente, mientras parte de los servicios siguen en Nank.ín y no se
terminará hasta cerca de 1450. Esta decisión puede parecer sorprendente. Pekín
era en efecto una ciudad excéntrica en la que las influencias de la estepa siempre
habían sido sensibles. Además, quedaba relativamente expuesta a las incursiones
de los mongoles y se vería gravemente amenazada por sus ataques a mediados del
siglo XVI. Desde luego la dinastía mongola de los Yuan había convertido a Pekín
en su capital en 1271 y antes que ella se habían instalado allí los imperios de los
Jin y de los jürchen. Pero era la primera vez que un imperio de origen chino esta-
blecía su capital en una región tan septentrional. Es posible que el emperadorYon-
gfc sintiera afecto por los parajes c11 que había sido príncipe y en los que había
encontrado apoyo en el momento de su expedición hacia el sur. Es posible tam-
bién que los hombres del bajo YangzÍ suscitaran su recelo y antipatía. Pero quizá
tuviera otra razón: la importancia estratégica de la región de Pekín para controlar
tanto Mongolia oriental como los territorios dctnoreste. De hecho fue bajo el rei-
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 367

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MAPA 21, Los emplazamientos sucesivos de las capitales Liao, Jin y Yuan en el territorio
de Pekin.
Linea de puntos: el Pekín de los Ming y de los Qing. En línea continua: la localización de
los palacios. l. Capital Yanjing de los Liao. 2. Capital Zhongdu de los Jin. 3. Capital Dadu
(Janbalik) de los Yuan (segun M. Pirazzoli-T'Serstevens, Chiné, co!. «Architecture univer-
selle», Friburgo, Office du Livrc, 1970).

nado de Yongle que las fronteras del imperio retrocedieron hasta el lejano valle del
Amur. El trastada de capital traducía, pues, una voluntad de expansión hacia la
zona de las estepas y Manchuria y, finalmente, la ambición de reconquistar la posi-
ción dominante en Asia que había tenido el imperio de los Yuan entre finales del
siglo XIIl y mediados del XIV.
Pero al instalarse en Pekín, el poder imperial se alejaba de la China poblada,
activa, comerciante e intelectual del bajo Yangzi y del norte del Zhejiang, conde-
nándose a perder más fácilmente el contacto con las elites de estas regiones.

LA EVOLUCIÓN SOCIAL Y ECONÓM1CA

Para tener una visión de conjunto de las transformaciones sociales y económi-


cas de los siglos xv y XVI habría que poder seguirla en todo detalle por sectores y
por regiones. Este inmenso trabajo está todavía por hacer y de momento debemos
contentarnos con algunos datos dispersos y una impresión general: la de una evo-
lución mucho más profunda de 10que deja entrever el simple relato de los aconte-
cimientos.
Algunas transformaciones afectan al mundo rural, cuyas actividades y pro-
ducciones parecen haberse diversificado a la vez que se hacían sentir progresos
técnicos y cambios económicos. Pero este enriquecimiento global del campo vie-
ne acompañado de una rápida degradación de la condición de los más pobres y de
los más débjjes. Una amplia redistribución de situaciones se habría iniciado des-
de principios del siglo xv: transformación de los pequeños propietarios de la era
368 EL MUNDO CHINO

LÁMINA 28. El palacio imperial de Pekín (los edificios principales se construyeron a


mediados del siglo xv).

Hongwu en arrendatarios, cambios de estatus en los tres tipos de familias que


había instituido el fundador de los Ming, búsqueda general de nuevos medios de
vida. El punto de arrdllque es sin duda el lento acaparamiento de las tierras de los
más pobres por parte de los más ricos, presión económica constante en el ámbito
rural que el poder político no está en condicioñes de controlar. La expansión eco-
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 369

nómica y la generalización del uso de los lingotes y de las monedas de plata en el


conjunto de la economía china hicieron el resto y aceleraron la evolución. Esta es
cuando menos, a título provisional, la impresión de conjunto.

La cuestión de las familias del ejército


El fundador de los Ming había querido hacer de los ejércitos una especie de
organismo autónomo cuyos hombres e ingresos debían salir, generacíón tras gene-
ración, de familias de estatus especial: las familias del ejército (junhu) instaladas
en las tierras de las colonias militares (juntun). De cada diez hombres, tres debían
dedicarse a tareas guerreras (shoucheng), y siete a los trabajos agrícolas (geng-
tian). Esta combinación de las actividades de defensa con las de producción venía
de antiguo y estaba justificada por las dificultades de avituallamiento en las regio-
nes más expuestas a las incursiones de los ganaderos nómadas. En cambio, era una
novedad la extensión del sistema al conjunto del imperio y la decisión de reservar
para los gastos militares los ingresos de determinadas tierras. En esto se seguía el
ejemplo de los mongoles que, para tener mejor controlada a la población, habían
repartido sus ejércitos sobre el conjunto del territorio ocupando una especie de en-
claves. Pero al mismo tiempo se inspiraban en el ejemplo de las fundaciones
budistas que asignaban los intereses de un capital inalienable al mantenimiento
permanente de un lugar de culto, de un hospicio, etc. Este tipo de fundación había
tenido tal extensión en el mundo laico a partir del siglo XI que se habian olvidado
sus orígenes religiosos. Las colonias militares de la era Hongwu se crean a partir
de las (tierras públicas» (guantian) recuperadas a los mongoles o confiscadas a los
jefes de guerra y a los partidarios de movimientos rivales al de Zhu Yuanzhang, de
las tierras nuevamente cultivadas en las zonas devastadas o también de las tierras
roturadas en las provincias del norte, como es cl caso en el Shanxi en la región de
Datong o en Liaodong en el sur de Manchuria. Al parecer, la institución arraigó
pronto en la realidad social: desde finales del siglo XIV, las colonias del ejército
(juntun) ejercían la suficiente atracción sobre el mundo rural como para que los
campesinos pobres se pusieran espontáneamente bajo su dependencia, formando
así una especie de mano de obra de condición inferior, a la que se llamó «exce-
dente (de familias) del ejército» (junyu).
Las mayores concentraciones de colonias militares se encuentran en las regio-
nes de Nankín y de Pekín, en el Liaoning, a lo largo de las fronteras del norte y
finalmente en el suroeste, en las provincias del Yunnan y del Guizhou. Los ejérci-
tos, organismo vivo y autónomo extendido por el conjunto del territorio, no tarda-
rian en adquirir de forma natural una cierta especialización regional, a no ser que
su distribución a partir de mediados del siglo xv sea el resultado de directrices
dadas desde principio de la dinastía por el fundador de los Ming. Se distinguen
entonces cinco grupos de ejércitos:
. los que, desde el Liaoning hasta el Zhejiarig, defienden al imperio contra las
amenazas llegadas por mar y aseguran al mismo tiempo la protección maritima y
terrestre de estas regiones;
~ los que, desde las regiones situadas inmediatamente al norte de Pekín has-
ta el Gansu, a uno y otro lado de las Grandes Murallas, se encargan de defender
las provincias del ñorte contra las incursiones venidas de la estepa;
370 EL MUNDO CHINO

-los que en las provincias del suroeste donde abundan las poblaciones no
chinas (Guangdong, Guangxi, Yunnan, Guizhou, Hunan) aseguran la represión
contra las sublevaciones de estas tribus celosas de su independencia;
- los que están encargados de la defensa de las dos capitales y se encuentran
concentrados en las afueras de Pekín y de Nankin;
- finalmente, los que en todas las zonas de gran producción agrícola y a 10
largo del Gran Canal que une Hangzhou a Pekín se encargan del aprovisiona-
miento y de los transportes.
Algunos cambios se introducirían poco a poco en el sistema instaurado en la
era Hongwu. Las familias del ejército, cuyo núcleo primitivo formado por los
compañeros de lucha del fundador se había engrosado con la adhesión de algunos
elementos de las tropas mongolas y con la adición de condenados y campesinos,
empiezan a disminuir desde principios del siglo xv debido a las deserciones: des-
de todos los puntos de vista, su condición se consideraba la menos envidiable de
todas. Pero hay más que eso: paralelamente a esta reducción de los efectivos, la
superficie de las tierras asignadas a las colonias militares decrece bruscamente a
mediados del siglo xv debido a las compras ilícitas de los grandes propietarios.
Con ello, empiezan a plantearse al poder central problemas graves que se habían
resuelto con la institución de las familias del ejército y de las colonias militares:
los del reclutamiento, financiación de los gastos militares y avituallamiento. Los
Ming se ven, pues, obligados a volver a las prácticas de la época de los Song y a
recurrir cada vez más amplíamente al reclutamiento de mercenarios. Esto es 10
que sucede tras el desastre de 1449, cuando se constituyen en Hebei y en Henan
unidades de mercenarios llamadas minzhuang (ebravos reclutados entre la pobla-
ción»}. Pero es raro que se formen milicias de defensa local como las tubing (etro-
pas locales»), creadas a finales del siglo xv o también como las milicias campesi-
nas formadas en los momentos de los ataques más graves de los piratas japoneses
a mediados del siglo siguiente: a pesar de su eficacia, el poder central desconfía
de este tipo de tropas que siempre pueden convertirse en el núcleo de una rebe-
lión. En cuanto al déficit provocado por la desaparición de las colonias rnilitares,
se compensa en parte con los impuestos y en parte con la creación de predios en
las provincias del norte que se atribuyen a ricos mercaderes encargados de explo-
tarlos. Son las shangtun o «colonias de mercaderes»: a cambio de cultivarlas con
trabajadores asalariados y de las entregas que se hacen a los ejércitos, los merca-
deres de las shangtun obtienen licencias para comerciar con la sal. De esta insti-
tución arranca sin duda la rápida fortuna de mercaderes y banqueros del Shanxi a
partir de finales de la época de los Ming.

La desaparición progresiva de las familias de artesanos


Una evolución análoga a la que había provocado la desaparición de las fami-
lias del ejército se produciria en el caso de las familias de artesanos. Al imponer
una condición particular a los artesanos, el fundador de los Ming había seguido el
ejemplo de los mongoles que se habían reservado para su servicio a los mejores
de entre ellos, unos 260.000, separándolos del resto de la población. Ahora bien,
este estatus particular se extenderia a principios de los Ming al conjunto de los
artesanos, distinguiéndose a la vez dos categorías de familias: las que se estable-
LA RESTAURACIÓN NACIONAL 371

cían de por vida en los talleres que dependian del ministerio de Obras Públicas, las
zhuzuo, y las que debían proporcionar cada año un determinado número de jorna-
das laborales en estos talleres que a veces quedaban muy alejados de sus domici-
lios, las lunban. Las condiciones desfavorables que se estipulaban a los artesanos
(los pagos interiores a los precios corrientes, la obligación que se les imponía oca-
sionalmente de hacer largos desplazamientos hasta Nankín o Pekín, la reducción
de su tiempo libre ...) y, por otra parte, la expansión económica de las provincias
del bajo Yangzi y de las provincias marítimas, en las que había una fuerte deman-
da y en las que los pagos se hacían en plata, acabarían siendo factores negativos y
provocando una baja constante del número de familias que dependían del minis-
terio de Obras Públicas. Al mismo tiempo, los progresos de la economía moneta-
ria incitaban al estado a sustituir poco a poco los trabajos obligatorios por las
tasas: a partir de 1485 los artesanos establecidos en las provincias podían rescatar
sus turnos de trabajo obligatorio en las capitales mediante pagos en plata, y esta
práctica se generaliza hasta el punto de quedar reflejada en la legislación de 1562:
en esta fecha todos los servicios de los artesanos sometidos a tumos de trabajo
obligatorio se sustituyen por tasas en plata y esta clase particular de artesanos de-
saparece entonces por completo. Pero también el número de artesanos de por vida
disminuyó constantemente a 10 largo de la dinastía. Entre 1403 y 1424, siendo
emperador Yongle, se contaban en los talleres imperiales a unos 27.000 maestros
artesanos, cada uno de los cuales tenía bajo sus órdenes a una media de tres a cin-
co obreros. En 1615 sólo quedan ya 15.139. En vísperas de la invasión manchú los
registros de las familias de artesanos han desaparecido prácticamente y el nuevo
imperio de los Qing los suprimirá definitivamente en 1645.
Así pues, durante los siglos xv y XVI tuvo lugar, debido a las transformaciones
económicas y a la evolución social, la liberación progresiva de un artesanado que
al principio quedaba bajo la dependencia más o menos estrecha de la administra-
ción.

Los disturbios sociales


Las tres clases de familias de profesión hereditaria que habían sido instituidas
por Hongwu empiezan, pues, a desintegrarse desde principios del siglo xv. El
fenómeno no afectó sólo a las familias del ejército y a aquellas, mucho menos
numerosas, de los artesanos: las familias campesinas (minhu) no tardan tampoco
en escapar a su condición primitiva. Abrumado por impuestos y cargas diversas y
despojado de sus tierras por los ricos, el antiguo pequeño propietario se convierte
en un campesino errante (taomin), capaz de orientarse hacia el contrabando, la
explotación clandestina de las minas o la pirateria a no ser que cultive las tierras
de los demás. La mayoria de las familias campesinas, en algunas regiones, trata de
redondear sus escasos ingresos con actividades suplementarias: pequeño comer-
cio, servicios de buhonero, pequeño artesanado.
Los disturbios sociales de los siglos xv y XVI parecen haber tenido por causa
principal la inestabilidad general de las profesiones y la proliferación de los des-
clasados en búsqueda de nuevos medios de vida: en especial, explotación minera,
contrabando y piratería. Sin duda se podrían citar algunas sublevaciones que son
de tipo más tredictorral. Este es el caso de las insurrecciones dirigidas en Yidu, en
372 EL MUNI)O CHINO

LÁMINA 29. Porcelana de época Ming: azul y blanco.

el Shandong, en 1420, por una especie de iluminada llamada Tang Saíer que
pretende ser la «madre de Buda» (jómu) y cuyas tropas atacan las ciudades del
sureste de Shandong. También podríamos recordar las sublevaciones muy nume-
rosas de las poblaciones no chinas, thai, tibeto-birmanas, miau y yao en las pro-
vincias del sureste desde principios de la dinastía. A veces, esas sublevaciones se
combinan con rebeliones de los campesinos-chinos: en 1516, un tal Pu Fae incita
LA RESTAURACIÓN NACIONAL 373

a las minorías tibeto-birmanas del Sichuan proclamando la venida de Maitreya, el


Bodhisattva mesías. Todo esto no es nada nuevo. En cambio, los progresos de la
piratería en las costas y las sublevaciones provocadas por las vacilaciones del
poder en cuestión de explotación minera son típicas de la era de los Ming y dan fe
de las transformaciones económicas que se producen en los siglos xv y XVI, como
es el caso también de las revueltas de artesanos en las ciudades a partir de finales
del siglo XVI. Para impedir la explotación de las minas de hierro y de cobre y la
fabricación clandestina de armas, los mongoles habían prohibido el acceso a de-
terminadas regiones montañosas. Esta política la puso de nuevo en práctica el
fundador de los Ming, pero ni se aplicó en todas partes ni se hizo siempre con
la misma firmeza. Tan pronto se abren las minas a la explotación privada como sc
prohíbe su acceso, y en este caso la administración puede recurrir a la fuerza. Ame-
nazados de expulsión, los mineros se organizan en las montañas para resistir a
las tropas gubernamentales.
A veces, la resistencia de los mineros se combina con sublevaciones campe-
sinas: ese fue el caso en la gran rebelión de Deng Maoqi en 1448-1449, en los
confines del Zhejiang y del Fujian. La sobrepoblación de las llanuras y valles del
norte del Fujian, en.donde las oleadas de inmigrantes se han sucedido desde el si~
glo IX, y la falta de tierras incitaron al desarrollo de actividades artesanales al mar-
gen del tradicional cultivo del arroz: caña de azúcar, índigo, té, lichi, papel, tela de
ramio, hierro, enriquecieron a los comerciantes que habían adquirido tierras de los
campesinos. El contraste entre una clase de ricos propietarios que residen en la
ciudad y una clase de arrendatarios miserables, agobiados por cargas públicas y
privadas, creó la situación explosiva que originó la rebelión. Las tropas de Deng
Maoqi no tardaron en unirse a las de los mineros sublevados de las minas de pla-
ta de la región fronteriza entre el Zhejiang y el Fujian dirigidos por Ye Zongliu.
Las insurrecciones se extienden y refuerzan gracias a la conquista de pueblos y
ciudades y a la toma de depósitos de armas. No se trata de una simple explosión
de desesperación, sino de un movimiento revolucionario cuyos jefes son muy
conscientes de los vínculos que existen entre la situación económica y social de su
región, el sistema político centralizado y autoritario de la dinastía y la complici-
dad inevitable de la administración con los notables locales.
Durante los años 1450-1458, las prohibiciones relativas a la explotación clan-
destina de las regiones mineras se hacen menos estrictas, especialmente en el valle
alto del río Han en donde abundan los inmigrantes. Finalmente el gobierno inten-
ta reaccionar y la represión desencadena una serie de sublevaciones. Se expulsaron
o mataron a un millón y medio de personas. El mismo fenómeno se reproduce en
1476 y otro ejemplo de esas rebeliones de mineros clandestinos lo proporcionan
las insurrecciones que se producen en 1565 en las regiones montañosas situadas
entre el Zhejiang, el Anhuí y el Jiangxi que ya habían sufrido las incursiones de
los piratas a mediados del siglo XVI.

Las transformaciones de la economía


A finales del siglo XIV, en un momento en que la economía china sufre todavía
de las destrucciones provocadas por los combates contra los mongoles y por las
guerras civilesr-la mayoría de las transacciones se hacen en especie y lo esencial
374 EL MUNDO CHINO

de los recursos del estado proviene de las entregas en cereales exigidas a los cam-
pesinos. Sin embargo, durante la China de los Ming se sigue procediendo, como
se había hecho en el siglo XI, a las emisiones de papel moneda y el estado intenta
imponer el uso de los billetes de varias maneras: compra en billetes de las mone-
das de cobre en 1394, prohibición de usar plata y oro en las transacciones en 1403,
pago de los funcionarios en billetes... Pero todos estos esfuerzos resultan inefica-
ces. El papel moneda, no convertible, se devalúa tan rápidamente como 10 había
hecho bajo los mongoles. El billete, cuyo valor se había fijado en 1375 en 1.000
piezas de monedas de cobre y en un liang de plata, vale tres o cuatro veces menos
algunos años más tarde y mil veces menos que elliang de plata en 1445. El uso
del papel moneda sólo puede mantenerse al precio de injusticias y de actos arbi-
trarios por parte del estado y de sus agentes. Así, aunque los billetes sigan estan-
do en circulación hasta cerca de 1573, las emisiones se pararán a partir de 1450 y
en adelante se reanudarán muy raras veces. Finalmente, cuando el imperio se vea
amenazado en su misma existencia por las sublevaciones populares y se encuen-
tre con su economía a punto de hundirse, el estado recurrirá por última vez a los
billetes. Entre 1643 y la toma de Pekin por Li Zicheng al año siguiente se impri-
mirán billetes, los últimos que se hayan impreso en China antes de los billetes de
banco de la época contemporánea. Desde principios del imperio manchú será un
dogma establecido que recurrir al papel moneda es señal de mala administración.
Así terminó en China una institución que ella había sido la primera del mundo en
adoptar. Su historia en ese país revela una contradicción fundamental: la existen-
te entre una economía de estado y una economía comercial que aquél no podía
controlar y que le desbordaba por todas partes. La creencia en la eficacia de las
medidas autoritarias para fijar el valor de las formas de pago, creencia que obede-
cía a una larga tradición de economía estatal, quedaría totalmente en entredicho
por el triunfo general de la moneda de plata.
Desde principios del siglo xv, el uso de lingotes de plata empieza a imponer-
se en determinadas regiones comerciantes e importadoras de plata, como en el
caso del Guangdong, donde los impuestos se pagan ya con este tipo de moneda.
En 1423 se señala la extensión de estos pagos por el bajo Yangzi, donde la admi-
nistración decide que, en la entrega de los impuestos, un liang (tael: término mala-
yo adoptado por los europeos) de 36 g de plata equivale a 4 shi (o sea, 240 litros)
de cereales. El uso de la plata gana terreno en.todas partes durante la segunda mi-
tad del siglo xv. Se pagan en plata: los tributos de las provincias a partir de 1465,
los impuestos de los productores de sal a partir de 1475, las tasas que eximen a los
artesanos de sus turnos de trabajos obligatorios en 1485, y, a partir de los años
1480-1500, se admite que los campesinos puedan librarse también de determina-
dos trabajos obligatorios mediante el pago de tasas en plata.
Hay que admitir, pues, que la masa de plata en circulación aumentó mucho
durante el siglo xv, lo que explica sin duda el tráfico clandestino con Japón, pri-
mer exportador de este metal, así como los progresos de la producción local. Pero
esta transformación de la economía se acentuará a finales del siglo XVI con la ins-
talación de los españoles en Filipinas en 1564-1565 y la fundación de Manila en
1571. Al aumento de las importaciones se añadirían hacia la misma época los
efectos de la «fiebre minera» en los años 1590-1605, cuando el impuesto fijo sobre
las minas se sustituye por algún tiempo por una tzsa sobre la producción.
LA RES1AURACIÓN NACIONAL 375

Esta evolución de la economía monetaria parece haber tenido importantes con-


secuencias y sus efectos se harán sentir plenamente en el siglo XVI. Para empezar,
está en la base de las reformas fiscales que se llevan a cabo entre 1530 y 1581 Y
que se sistematizan hacia los años 1570·1580 bajo el nombre de «método del la-
tigazo único» (yitiao bianfa), La finalidad de estas reformas consistía en simplifi-
car las prácticas fiscales, la complejidad de las cuales se habia convertido en fuen-
te de abusos innumerables, pero al mismo tiempo legalizaban la difusión general
en la economía china del uso del lingote y de las piezas de plata importadas de
América. Tras su adopción, la casi totalidad de impuestos y tasas se pagará en pla-
ta. Podemos imaginar las consecuencias que tendrá sobre la sociedad esta libera-
ción de la economía.

PELIGROS EXTERIORES

A mediados del siglo XVI, desde más o menos 1540 a 1560, China sufrió los
ataques combinados de los mongoles en sus fronteras del norte y de los piratas del
mar sobre e! conjunto de sus costas. Estas presiones exteriores que ponen en peli-
gro su independencia parecen haber sido provocadas por una política de restric-
ción de los intercambios que, en el caso de las relaciones marítimas, se contradi-
ce con una poderosa expansión de las actividades comerciales.

Las ofensivas mongolas


El avance mongol de los años 1438-1449 había terminado con el período de
expansión china hacia el norte desembocando en una especie de statu quo. El que
se produjo a partir de los alrededores de 1540 y que alcanzó su máxima intensi-
dad en 1550-1552 es mucho más grave y revela los progresos de la unificación de
las tribus de la estepa. Se trata ahora de un nuevo imperio de nómadas que ame-
naza con reconstituirse y en el siglo XVII y primera mitad de! XVIII los manchúes
deberán emprender una lucha dificil para descartar este peligro omnipresente. Las
ofensivas de mediados del siglo XVI están dirigidas por un jefe mongol que pare-
ce tener el fuste de los grandes conquistadores: Altan Jan (o Anda Jan) (1507-
1582), cuyo abuelo Dayan Jan, nacido hacia 1464, había conseguido reunir bajo
su mando las tribus de los tátaros y dominar Mongolia desde 1482 hasta los alre-
dedores de 1525. A principios de la era Jiajing (1522-1566), Altan Jan multiplica
las incursiones en el Shanxi y en la región de Pekín. En un solo mes del año 1542,
masacra o hace prisioneros a 200.000 hombres, captura un millón de cabezas de
ganado y de caballos, quema varios miles de casas y devasta amplias superficies
de tierras cultivadas. En 1550 asedia Pekín durante tres días y al año siguiente
obtiene la apertura de mercados de caballos en Datong, en el extremo norte del
Shanxi, y en Xuanhua, al noreste de Pekín. En 1552 se apodera con ayuda de
rebeldes chinos de una parte del Shanxi y ocupa en Mongolia Exterior la antigua
capital de Karakorum. En un esfuerzo por extender su autoridad a toda e! Asia
Central, Altan Jan se apodera del Qinghai en 1559-1560, aplasta a kirguises y
kazakos en 1572 y penetra en el Tíbet en los años 1573-1578. En 1570 acepta
un tratado de pea con el emperador de los Ming y a partir de 1573 se establece un
376 EL MUNDO CHINO

modus vivendi entre mongoles y chinos. Pero nuevos peligros aparecerían pronto
en el noreste: los japoneses penetran en Corea a finales del siglo XV} y a principios
del XVlI se constituye un nuevo poder en las regiones situadas al norte de Pekín.
Son los jürchen, que pronto tomarán el nombre de manchúes.

La piratería
China debe enfrentarse a mediados del siglo XVI con un grave peligro venido
del mar: los ataques de los piratas japoneses, conocidos bajo el nombre de wokou
(wo, «enano», es un término antiguo consagrado con el que se designa a losjapo-
neses) alcanzan su máxima intensidad entre 1540 y ] 565, Yel período más crítico
se sitúa en los años ]553-1555, inmediatamente después de los ataques más peli-
grosos de los mongoles capitaneados por Altan Jan. Sin duda, la piratería no es
una novedad de la época: al parecer ha existido de forma casi ininterrumpida du-
rante todas las épocas de la historia y ha sido practicada por todas las poblaciones
marítimas de Asia Oriental: coreanos, chinos de las provincias costeras, victnami-
tas, malayos, gentes de Sumatra, de Java... Precisamente por eso el término de
wokou no debe tomarse en un sentido estricto incluso en el caso de que los japo-
neses formaran desde finales del siglo XIV hasta principios del XVI el grueso de los
efectivos de la piratería. A decir verdad, el término general de piratas designa un
contingente cosmopolita y de actividades muy diversas: entre ellos encontramos
rónin (especie de caballeros mercenarios), dependientes de los daimíos Matsudai-
ra, y antiguos comerciantes y marineros de las costas chinas. Uno de los jefes de
los wokou a mediados del siglo XVI es un chino originario del Anhui llamado
Wang Zhi. Gran negociante a la vez que pirata, comercia con Japón, Luzón, Viet-
nam, Siam, Malaca, dedicándose al contrabando del azufre, utilizado para fabri-
car explosivos, de las sedas y de los brocados. Instalado en las islas del sur de las
Kyüshú. es tan temido que recibe el sobrenombre de «rey que purga los ruares»
(Jinghaiwang). Atraído a Hangzhou con añagazas es ejecutado allí en 1557. Pero
en las filas de los piratas se encuentran también personajes más humildes: contra-
bandistas de poca monta, comandantes dc barcos de alta mar de origen chino o
extranjero, remeros y marineros (chuanmin) que hacen el puente entre la costa y
las islas casi desiertas que sirven de lugar de reposo, de depósito y de escala.
Finalmente, esta piratería que está íntimamente asociada con el comercio de con-
trabando, encuentra múltiples complicidades en el continente: armadores y mer-
caderes, notables y a veces incluso funcionarios de la administración imperial.
Pero hay una evolución evidente desde finales del siglo XlV, cuando las activi-
dades de la piratería parecían ligadas sobre todo a las luchas que enfrentaban al
fundador de los Ming con sus rivales. Algunos de los adversarios de Hongwu,
refugiados en las islas niponas, se habrían asociado con piratas japoneses. Es posi-
ble que entre ellos hubiera antiguos partidarios de Fang Guozhen (1319-1374),
aquel personaje dudoso que tan pronto luchaba contra los ocupantes mongoles
como contra los movimientos de resistencia, y cuyas tropas estaban formadas por
contrabandistas y piratas de las costas del Zhejiang. En 1364 y 1371 se señalan pi-
ratas japoneses (wokou) en Corea. Algunos se aventuran a partir de este momen-
to hasta el estuario del Yangzi, saquean ciudades y campos de la isla Chongming,
de la región de Suzhou o, más al sur. las costas del Zhejiang o del Fujian. Así pues,
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 377

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MAPA 22. Incursiones de los wokou en China oriental.

la amenaza se hace notar desde el principio de la dinastía y las primeras medidas


de defensa se toman a partir de este momento: constitución de una Ilota de guerra,
unificación del mando naval, fortificación de las costas del Shandong, del Jiangsu
y del Zhejiang. Gracias a estas disposiciones, a la acción diplomática de los Ming
en el Japón y a su control de los mares, los ataques de los piratas parecen haberse
reducido durante los primeros decenios del siglo xv. Pero nunca cesarán por com-
pleto y una de las pruebas de la importancia que les concede el gobierno de los
Ming reside en la organización misma de los ejércitos: una de sus principales fun-
ciones es la defensa de las regiones costeras desde la península del Liaodong has-
ta el Guangdonjl, No se trata sólo de proteger las zonas estratégicas de la región
378 m, MUNDO CHINO

de Pekín y de Manchuria, sino de dar caza a los piratas y de asegurar la defensa


contra sus incursiones en el interior del territorio.
Sin embargo, la piratería tomaría unas dimensiones sin precedentes en el si-
glo XVI y podríamos aventurar las causas de este fenómeno: en lo esencial está
relacionado con una clara expansión en esta época del tráfico marítimo en todos
los mares de Asia Oriental, desde el Japón hasta Insulindia. A esta expansión, los
Ming contraponen una política de restricciones carente de continuidad y de firme-
za y que sin duda se explica en un principio por motivos tanto estratégicos como
económicos. Una economía dirigida y estatal comporta necesariamente este tipo
de complicaciones en el exterior cuando los controles no consiguen alcanzar una
eficacia suficiente. ¿Cómo vigilar los dos o tres mil kilómetros de costas en los que
se practica un comercio clandestino amparado por las islas y que cuenta con la
complicidad de un sinnúmero de personas de todos los niveles sociales? Las mis-
mas dificultades reaparecerán con las actividades de contrabando de los europeos
en la primera mitad del siglo XIX. Entre los reglamentos oficiales y la realidad del
tráfico hay un desfase considerable: las restricciones impuestas al comercio po-
drían hacer creer en una especie de aislamiento de China justo en el momento en
que el tráfico marítimo es más intenso que nunca. Es cierto que las relaciones ofi-
ciales con el Japón sólo pueden hacerse a través del puerto de Ningbo, en el extre-
mo noreste del Zhejiang, que Puzhou está reservada para los intercambios con las
Filipinas (un papel parecido lo había asumido Quanzhou entre 1368 y 1374 y, de
nuevo, después de 1403, en la era Yongle), y que Cantón, el tercero de los puertos
que poseen una Oficina de navíos mercantes (shibosi), tiene vocación para las
relaciones con la península de Indochina e Indonesia; pero en cambio, el tráfico
privado se hace a todo lo largo de las costas chinas, de forma abierta o clandesti-
na según la reglamentación del momento. Así, el puerto muy activo de Haicheng,
cerca de Xiemen (Amoy), comercia tanto con el Japón y las Ryükyú como con
Malaca y las Malucas (entre las Célebes y Nueva Guinea). De todos los tráficos
que se intensifican en los mares de Asia Oriental en el siglo XVI, los más impor-
tantes fueron quizá los que se realizaban entre el Japón y las costas chinas trans-
portando sobre todo oro, plata, cobre y sedas. Así se explicaría el aumento de acti-
vidad de los «piratas japoneses); en esta época.
Pero otro factor parece haber contribuido al desarrollo de la piratería: las trans-
formacíones sociales y económicas en la misma China y el empeoramiento de la
situación de las clases más desfavorecidas. Contrabando y piratería tenían tan-
to más atractivo cuanto mayor era la miseria y más elevados los beneficios. Tal
como hemos visto, eran actividades del mismo orden que la explotación clandes-
tina de las minas, y las vacilaciones del poder imperial, ora tolerante, ora intransi-
gente, contribuyeron tanto a extender la piratería como a fomentar las rebeliones
de mineros.
El recrudecimiento de los ataques de los wokou a mediados del siglo XVI tuvo
como causas inmediatas el deterioro de las relaciones oficiales con el Japón y los
esfuerzos del gobierno de los Ming por frenar el tráfico clandestino. Las embaja-
das japonesas se habían reglamentado muy estrictamente a partir de la era Yongle
(1402-1424): sólo se admitía una embajada cada diez años, con el número de na-
víos limitado a dos y el de enviados a 200 personas. Estas cifras se habían aumen-
tado a tres navíos y 300 personas después de 143'2, pero de hecho se superaron a
LA RESTAURACIÓN NACIONAL 379

menudo, dado que las embajadas eran más frecuentes de 10 que autorizaban los re-
glamentos. A pesar de las suspensiones decididas por los Ming, en los años que
siguieron a 1432 se contaron diecisiete embajadas japonesas y el volumen de los in-
tercambios oficiales parece haber sido bastante importante. Con ocasión de las
embajadas, en cada viaje se importaban de Japón decenas de miles de sables, azu-
fre, centenares de miles de libras chinas de cobre, madera de sapán para el tinte,
abanicos... En cuanto al flete de retomo, consistía en sedas, libros, pinturas y mo-
nedas de cobre.
Señalemos de paso la importancia de estas embajadas para la historia de las
influencias chinas en el Japón durante la época de los Ming. Estas misiones con-
taban entre sus miembros a numerosos monjes budistas que a veces estaban inves-
tidos de funciones oficiales. Estos religiosos, a menudo cultos, se interesaban no
sólo por el budismo sino por las artes, la literatura profana y la filosofía china.
Hasta 1403 tuvieron plena libertad para circular y vivir en China, pero en la era
Yongle seguían estando autorizados a pasar en China un año entero. Gracias a las
embajadas, más de cien monjes japoneses conocidos pudieron venir a China entre
los siglos xv y XVI, visitando, en la ruta de Ningbo a Pekín, Hangzhou, Suzhou,
Nankín, el valle del rio Huai, Tianjin, y entrando en contacto con los letrados chi-
nos. En sentido inverso, monjes budistas chinos fueron enviados al Japón con mo-
tivo de las embajadas chinas y contribuyeron también a difundir por este país la
influencia de la cultura china de la época. Señalemos también el caso de un rico
mercader chino llamado Song Suqing (1496-1523), originario del Zhejiang, que
mantuvo relaciones comerciales con el Japón, se estableció allí en 1510 Y formó
parte de la embajada japonesa que atracó en Ningbo en 1523. Es en parte gracias
a estas relaciones oficiales y a través de los religiosos budistas que obras, caligra-
ñas y pinturas chinas se conservaron en el Japón.
Sin embargo, estas relaciones entre los Ming y el Japón se estropearían a par-
tir de 1522, año en que el gobierno central, ante el recrudecimiento de los ataques
de los piratas, decide poner punto final a la actitud de tolerancia que había adop-
tado durante la mayor parte del siglo xv. Al año siguiente estalla una disputa en
Ningbo entre dos embajadas japonesas que pretenden ser consideradas ambas
como regulares. Aquella a la que las autoridades chinas se niegan a reconocer el
carácter oficial saquea la ciudad y estos desórdenes estimulan a los partidarios de
la firmeza. En 1530 los japoneses dejan de estar autorizados para enviar embaja-
das a Ningbo. A partir de este momento la piratería progresa rápidamente y su
reclutamiento se extiende a la misma China. Las bases principales de los piratas
están en las islas Zhoushan (Chusan), en el noreste de las costas del Zhejiang, en
la región de Xiamen (Amoy) y Quanzhou, en la de Chaozhou, en el noreste del
Guangdong, asi como en las islas del sur del archipiélago nipón. Todas las costas
chinas son saqueadas desde el norte del Shandong hasta el oeste del Guangdong
en un centenar de kilómetros hacia el interior. En la región rica y poblada que se
extiende al sur del Yangzi, los piratas penetran hasta Nankín y en el sur de la pro-
vincia de Anhui. La defensa de las costas está tan mal asegurada que la adminis-
tración no tiene más alternativa que la de requisar los barcos de pesca. Es sólo des-
pués de las grandes devastaciones y masacres de los años 1553-1555 que empieza
a organizarse la contraofensiva. Una calma relativa se restablece en las costas del
Zhejiang en 15sti, y al año siguiente en el Fujian, a raíz de la ofensiva lanzada por
380 EL MUNDO CHINO

el general Hu Zongxian. Pero las costas chinas no se verán prácticamente libres de


la piratería hasta después de las operaciones dirigidas por Yu Dayou ('!-1573) y Qi
Jiguang (?-1587) durante los años 1560-1570.
Las destrucciones ocasionadas por los ataques de piratas a mediados del si-
glo XVI parecen haber sido muy importantes. Pero el recuerdo de los peligros
afrontados en este momento reforzó también una vieja tendencia al control de los
extranjeros y a la restricción del comercio privado.
Capítulo XX

LOS PRINCIPIOS DE LA CHINA


MODERNA Y LA CRISIS
DE FINALES DE LOS MING

LA RENOVACIÓN URBANA

La generalización de la economía monetaria con lingotes de plata parece haber


hecho estallar el marco institucional erigido por el fundador de los Ming, provo-
cando una movilidad general de la sociedad. De ahí las transformaciones cada vez
más profundas que se producen a partir de principios del siglo XVI y que se acele-
rarán bajo el impacto de diversos factores.

Expansión del gran comercio y del artesanado industrial


Desde aproximadamente 1520, los capitales, atraídos hasta entonces por la
tierra, se apartan de ella y se orientan hacia empresas comerciales y artesanales.
El precio de la tierra no para de bajar y se hundirá bruscamente en los últimos años
del siglo XVI. El fenómeno es especialmente sensible en las provincias marítimas del
sur y en la zona que se extiende de Hangzhou al noreste del Jiangxi; de hecho. en
todas partes donde predomina la economía monetaria basada en lingotes y piezas
de plata importadas: la crisis de la economía agraria es paralela a la expansión de las
actividades mercantiles y artesanales. Estas regiones, zonas de incursión de pira-
tas japoneses, son también las del contrabando con el Japón, las Filipinas, Siam,
Insulindia... Todo parece indicar que este tráfico no paró de crecer a lo largo del
siglo XVI, a pesar de las prohibiciones oficiales y de la inseguridad que reinaba
en las costas. Al contrario, controles y peligros aumentan el valor de los bienes de
contrabando. Algunos barcos mercantes están equipados para resistir los ataques
de la marina imperiaL En las tierras del interior las dificultades de la agricultura
tradicional explican la proliferación de pequeños oficios (buhoneros, fabricantes
de objetos de laca y de bambú, de tintas. de pinceles ...), pero también la comer-
cialización de los productos agrícolas y el desarrollo de los cultivos industriales:
algodón, aceites vegetales, índigo, caña de azúcar, tabaco ... Las capas más pobres
del campesinado, que en algunas regiones emigran hacia las minas o se integran
en el circuito de Ia'píratena y del contrabando, se desplazan también hacia las
382 EL MUNDO CHINO

ciudades para buscar un empleo en el pequeño comercio y el artesanado, ponerse


a servir en las grandes familias o hacer de agentes de una administración cuyos
efectivos aumentan sin cesar. Los pequeños talleres se transforman en grandes
empresas artesanales, algunas de las cuales emplean a varios centenares de obre-
ros. Las campesinas buscan trabajo en Songjiang, al suroeste de Shanghai, en las
tejedurías de algodón. Según las descripciones de la época, el obrero es ya, en
los grandes talleres, esta fuerza de trabajo anónima que se cree característica de la
cm industrial. Existe un mercado de trabajo, diferenciarlo por oficios, en el que los
obreros hábiles se alquilan a precio elevado, mientras el resto constituye una masa
de mano de obra miserable que aguarda ante los grandes talleres en espera de en-
contrar trabajo. Algunos sectores del artesanado chino tienen de hecho desde la
segunda mitad del siglo XVI un carácter industrial. Este es el caso de las tejedurías
de seda y algodón, de la porcelana y de la siderurgia. Entre las principales empre-
sas privadas o públicas hay que citar las de Jingdezhen, al este del lago Poyang,
donde hay instalados numerosos hornos de porcelana; Songjiang, gran centro de
tejido del algodón, al que la producción local no alcanza a abastecer (superficies
inmensas de algodoneros se plantan alrededor de Songjiang y al norte de Hang-
zhou) y que debe hacer traer parte de la materia prima necesaria del Henan y del
Hebei; Suzhou, célebre por sus sederías de lujo; wuhu, río abajo de Nankfn sobre
el Yangzi, ciudad especializada en tintes; Cixian, en el sur del Hebei, gran centro
de fundiciones de hierro... A finales del siglo XVI había 50.000 obreros en 30 fábri-
cas de papel del Jiangxi.
La seda china se vende en Japón a un precio cinco o seis veces superior al chi-
no, lo que explica la importancia del tráfico con el archipiélago. Barcos enteros
cargados con cerámicas salen hacia Nagasaki. El té, comprado en el Fujian y en el
Zhejiang por los holandeses a principios del siglo XVl1, empieza a exportarse hacia
el norte de Europa. Si hemos de creer a Gu Yanwu (1613-1682), la tasa del 20 al
30 por ciento que gravaba las mercancías del comercio marítimo habría cubierto
la mitad de los gastos del estado a finales del siglo XVI.

Progresos técnicos
Los numerosos tratados técnicos que aparecen a finales de los Ming revelan
progresos netos en algunos procesos artesanales: telares para seda de tres o cuatro
devanaderas, perfeccionamiento de los telares para algodón (1os trajes de algodón
son de uso corriente desde el siglo XIV), procedimientos para la impresión de plan-
chas de tres o cuatro colores, y hasta cinco en la era Wanli (1572-1620), progre-
sos notables de la edición, invención en Songjiang de una aleación de cobre y pIo-
rno para la fundición de los caracteres móviles, procedimientos de fabricación del
azúcar blanco y del azúcar glas. Son bien conocidos los sorprendentes resultados
de la cerámica en la época Ming y sobre todo en las eras Xuande y Chenghua (de
1426 a 1487), antes de que las necesidades de la producción en serie, en parte ex-
portada por mar, provocaran una cierta decadencia en la calidad y belleza de las
piezas.
Pero los progresos técnicos no se limitan a los oficios artesanales. Afectan
también a la agricultura induciendo su diversificación. Los tratados de técnicas
agrícolas que aparecen a finales de los Mingrdescriben nuevas máquinas para el
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 383

trabajo del suelo, la irrigación, las semillas y el tratamiento de los productos de la


agricultura. Los procedimientos de mejora de los suelos, la selección de nuevas
variedades y, sobre todo, la introducción de nuevos cultivos provocaron un pro-
greso general de la agricultura a finales de la época Ming. Los portugueses, y des-
pués los españoles, que comercian con los puertos de las costas meridionales
durante el siglo XVI introducen allí plantas procedentes del Nuevo Mundo. Una de
ellas, la aráquida, se cultiva desde los años 1530-1540 en los terrenos arenosos
de la región de Shanghai. En el siglo XIX se convertirá en uno de los alimentos
básicos de los habitantes del Shandong. El boniato, mencionado por primera vez
en el Yunnan en 1563, parece haber penetrado en China simultáneamente por el
suroeste y por mar. Se adopta con entusiasmo a finales del siglo XVI y principios
del XVII, dado que sustituye con ventaja al taro chino. El boniato, que al igual que
la aráquida tiene suficiente con suelos pobres y mal irrigados, será, a finales del si-
glo XVIII, un alimento tan importante como el arroz para las poblaciones del Fujian
y del Guangdong. Otra planta, que ya se conocía desde más antiguo y que proba-
blemente penetró cn China por la ruta de Birmania, el sorgo, se difunde muy
ampliamente en los siglos xv Y XVI. El maíz, la única planta americana cuya difu-
sión, junto con el tabaco, parece haber sido menos rápida que la de la aráquida y
del boniato, empieza a extenderse a partir de principios del siglo XVII. Pero su cul-
tivo no será importante hasta nuestros días.
Como cultivos de complemento que pueden vivir en tierras pobres y aún sin
explotar, estas nuevas plantas, cuyas cosechas ayudan a pasar el período vacio
de invierno a la vez que enriquecen el régimen alimentario, no provocaron to-
davía la gran revolución agrícola que se producirá en el siglo XVIII, pero es pro-
bable que los efectos de su difusión empezaran a notarse a finales de la época
Ming.
Cabe señalar finalmente que a finales del siglo XVI se acusa una cierta especia-
lización económica de las regiones. La gran zona productora, desde finales del
neolitico hasta los siglos V!I-VIII de nuestra era, había sido la del trigo y el mijo que
se extiende en forma de arco desde el valle del río Wei hasta el curso inferior del
río Amarillo, ensanchándose hacia el este sobre el conjunto de la Llanura Central.
A partir de los siglos IX-X la preeminencia pasa a las regiones de cultivo del arroz
del bajo Yangzi, del valle del río Huai y del norte del Zhejiang. Capaces de alimen-
tar una población cada vez más numerosa y de proporcionar al mismo tiempo a
China del norte parte de sus excedentes, estas regiones desempeñaron un papel
crucial bajo la dinastía Song, el imperio mongol y hasta la primera mitad de la
época Ming. Sin embargo, este papel de gran región productora y exportadora de
arroz pasaría durante los siglos xv y XVI a las dos provincias del Yangzi medio,
Hunan y Hubei, mientras se afirmaba la vocación comercial y artesanal de las re-
giones situadas al sur del curso inferior del Yangzi.
En contra de lo que indican los censos de la época Ming, que después de la era
Hongwu (1368-1398) son los peores de la historia, todo hace pensar que la pobla-
ción china aumentó de forma constante entre finales del siglo XIV y mediados del
XVII. Algunos historiadores han avanzado las cifras de cerca de 70 millones de ha-
bitantes al principio de la dinastía y de 130 al final. Son cífras verosímiles y este
crecimiento parece estar de acuerdo con la expansión económica y los progresos
de la agricultura que-se produjeron en el siglo XVI.
EL MU¡,,;UO CH!NO

Una nueva sociedad urbana y mercantil


La época que, a partir de 1560, sigue al período de las ofensivas mongolas y
de los ataques de los piratas japoneses fue una de las más fecundas de la histo-
ria de los Ming. Toda la primera parte de la era Wanli (1572-1620), de 1573 has-
ta 1582, fue particularmente próspera, pero la vitalidad y las contradicciones de la
sociedad de finales de la dinastía confieren también a todo el período final, hasta
la invasión manchú, un interés especial. La rápida evolución que se desencadenó
en este momento de la evolución del mundo chino se manifiesta en los cambios
sociales: formación de un proletariado y de una pequeña burguesía urbana; trans-
formación de la vida rural, en que han hecho mella las influencias de la ciudad,
ascensión de una clase de grandes mercaderes y de hombres de negocios. Los
cambistas y banqueros del Shanxi que tienen sucursales en Pekín, los ricos comer-
ciantes del lago Dongting en el Hunan, los armadores enriquecidos por el tráfico
marítimo en Quanzhou y Zhangzhou en el sur del Fujian, y sobre todo los gran-
des mercaderes de Xin'an (la actual Shcxian, en el sur del Anhui}, forman una
nueva clase que podría evocar la de los hombres de negocios de principios del
capitalismo en Europa si no fueran tan diferentes las mentalidades y las condicio-
nes sociales y políticas. Los más ricos deben su fortuna a su inserción en una eco-
nomia estatal y abastecen al ejército. Las transacciones afectan a productos de
gran consumo: arroz, sal, cereales, tejidos. En época manchú, los banqueros del
Shanxi extenderán sus actividades hasta Mongolia Exterior y Asia Central repar-
tiéndose el tráfico y las operaciones financieras con los mercaderes de Xin 'an, que
se impondrán en toda la cuenca del Yangzi.
Pero esta evolución se manifiesta también en la expansión y renovación de los
géneros literarios, del pensamiento y de los conocimientos. A partir de finales del
siglo XVl se vena acompañada por una serie de crisis debidas probablemente a la
persistencia de W1 sistema político autoritario y centralizado en contradicción con
su época, y finalmente quedaría comprometida por la invasión manchú y la ocu-
pación del territorio. La historia social, política e intelectual de finales de los Ming
da la impresión de que en este momento se produjo algo similar a W1 segundo «Re-
nacimiento» chino que la conquista extranjera interrumpió y posteriormente orien-
tó hacia nuevas vías.

EL PERÍODO DE CRISIS DE LOS CINCUENTA ÚLTIMOS ANOS

Tras la alerta provocada por las ofensivas mongolas y los ataques de los piratas
japoneses se nota una mejora relativa que se confirma a medida que los peligros ex-
teriores desaparecen. El emperador que reina bajo el nombre de era Longqing
(1567-1573) es un autócrata ilustrado, preocupado por la justicia social y las refor-
mas. La política iniciada durante su reinado prosigue a principios de la era Wanli:
reducción de los gastos de la corte, defensa de los pequeños campesinos explo-
tados por los grandes propietarios, regulación de los cursos de los ríos Amarillo
y Huai. Un administrador honrado y eficaz, Pan Jixun (1521-1595), se encarga
durante 29 años del mantenimiento de los diques del río y de los del Gran Canal.
Todas las medidas de restauración econórrrtca que se toman en esta época tienen
LA RESTAURACIÓN NACIONAl 385

como inspirador principal a un alto funcionario llamado Zhang Juzheng (1525-


1582) que asume de hecho la dirección del estado durante la minoría de Wanli.
Pero al morir Zhang Juzheng en 1582, los eunucos recuperan el poder que se les
había escapado y se cae de nuevo en el abandono y en la rápida decadencia de
las finanzas de] estado.

Crisis financiera
El palacio imperial gasta el dinero a manos llenas. Basta un solo ejemplo para
ilustrar el fasto de la corte: la construcción de la tumba del emperador Wanli entre
1584 y 1590 esta tumba se descubrió por casualidad y se excavó entre 1956-
1959- cuesta 8 millones de líang. Los ladrillos se traen de Linqing en el noroes-
te del Sbandong, sobre el Gran Canal. las piedras se transportan desde una mon-
taña de la misma provincia y para el armazón se utilizan cedros del Sichuan y de
las provincias del suroeste. Pero a los gastos suntuarios de la corte hay que añadir
pronto los provocados por el aumento de los peligros exteriores. Durante el mis-
mo año 1592, Bobai, jefe mongol de la región de Ningxia, cerca del curso supe-
rior del río Amarillo, proclama su secesión, las minorías étnicas de la región de
Zunyi en el Guizhou se sublevan y los japoneses desembarcan en Corea al mando
del shogún Hideyoshi Toyotomi (1536-1598). Las largas operaciones lanzadas por
los Ming contra las tropas japonesas entre 1595 y 1598 tienen un final favorable a
China pero agotan por completo el Tesoro público. Cuando, veinte años más tar-
de, el príncipe jürchen Nurhaci, que había ayudado a los ejércitos chinos en su
lucha contra la invasión japonesa, se vuelva eontra los Ming, China será ya inca-
paz de oponcrlc una resistencia eficaz en las provincias del noreste.
La guerra de Corea, en 1593-1598, cuesta al Tesoro público 26 millones de
liang. Sin embargo, el final de esta guerra no aligera el peso de los gastos mili-
tares a principios del siglo XVII: el ejército de finales de los Ming es un ejército
de mercenarios que adolece del doble inconveniente de ser tan pletórico como
ineficaz. Los efectivos se han duplicado desde finales del siglo XIV, pero este
aumento corre parejo con un declive en la calidad de las tropas. Matteo Ricci en
sus Memorias sobre China, escritas a principios del siglo XVII, juzga severa-
mente a la soldadesca de la época: «Todos los que están bajo las armas escri-
be-- llevan una vida despreciable puesto que no han abrazado esta profesión ni
por amor a su pais, ni por abnegación hacia su rey, ni por el gusto de honores y
glorias, sino como individuos al servicio de un patrón que les emplea». Siempre,
según Ricci, los caballos del ejército imperial son unos pobres jamelgos a los que
ahuyenta un relincho de los caballos de la estepa. El ejército es el basurero de la
sociedad: gandules, rateros, bribones que son carne de horca, bandidos de los
montes...
Otra causa del déficit proviene de las rentas entregadas a los parientes de la
familia imperial. Los veinticuatro hijos de Hongwu habían sido desposeídos de
todo poder para reducir al mínimo posible los riesgos de usurpación, pero a cam-
bio se les había dotado de amplios predios, poseían tierras de pasto en las provin-
cias del norte, disponían de una guardia personal de 3.000 a 19.000 hombres y per-
cibían ricos emolumentos. Esta nobleza imperial había aumentado de generación
en generación hasta el punto de pesar seriamente sobre el presupuesto del estado
386 EL MUNDO CHINO

a finales de los Ming. El príncipe de Qingcheng había tenido por sí solo 94 des-
cendientes en linea directa. Bajo Wanli (1572-1619) había 45 príncipes de primer
rango que recibían unas rentas anuales de 10.000 shi (el equivalente en plata de
unas 600 toneladas de cereales), y 23.000 nobles de rango menor. Más de la mitad
(4.040.000) de los ingresos procedentes de los impuestos del Shanxi y del Henan
(7.400.000 shi), se reservaban para el pago de estas rentas. Esta situación provo-
caría, durante los años 1573-1628, la suspensión de los permisos de matrimonio
para los príncipes y de la entrega de títulos de nobleza.
Las dificultades financieras con que choca el gobierno de los Ming a partir de
finales del siglo XVI le obligan a tomar unas medidas que, en la mayoría de los ca-
sos, no hacen sino agravar el malestar social. Para compensar un déficit debido al
abandono de tierras, hecho que parece haber tomado una gran amplitud en esta
época, el gobierno refuerza las tasas comerciales, crea puestos de aduana sobre el
Yangz¡ y el Gran Canal y hace más opresivos todavía los impuestos sobre el cam-
pesinado. La subida de las tasas comerciales provoca una crisis de las empresas
artesanales. En Linqing, en el Shandong, 45 tiendas de tejidos sobre 73 y 21 tien-
das de satén sobre 33 se ven obligadas a cerrar a principios del siglo XVI/. Las
sublevaciones de artesanos en las ciudades se multiplican. Entre 1596 y 1626 se
citan casi anualmente rebeliones urbanas en aquellas regiones que hasta entonces
habían sido las más activas: en Suzhou, Songjiang, Hangzhou, Pekín y en todos
los grandes centros artesanales. En 1603, los mineros de las minas privadas de
Mentougou, a 30 km al este de Pekín, hacen una marcha de protesta sobre la capi-
tal. El descontento, agravado tanto por las medidas económicas y los despidos de
empleados del estado como por el alza de tasas e impuestos, desembocaría en las
grandes insurrecciones de los años 1627-1644, precedidas en los años 1621-1629
por las sublevaciones de poblaciones no chinas, provocadas en los confines del
Yunnan, del Sichuan y del Guizhou por las incorporaciones forzosas al ejército.

Crisis política
Los años l615~1627 están marcados por el grave conflicto que enfrenta a un
grupo de funcionarios integros y de intelectuales leales con el poder oculto de los
eunucos, poder éste que se basa en las maquinaciones tramadas a la sombra de pa-
lacio, en las complicidades adquiridas dentro y fuera, y en la pasividad de una ad-
ministración a la que la corrupción y el terror han hecho dócil. El partido que
agrupa a estos hombres de origen muy diverso se había formado en torno a una de
las numerosas academias privadas (shuyuan) que fueron a menudo, a finales de los
Ming, centros de libre discusión literaria y política. La Academia de Donglin en
wuxi, Jiangsu, se remontaba al siglo XII y la había fundado un funcionario letra-
do del Fujian llamado Yang Shi (1053-1135). Restaurada en 1604, se habia con-
vertido en uno de los principales centros de la oposición. Sus miembros, letrados
independientes o antiguos funcionarios que generalmente habían sido destituidos,
cultivaban las ideas antiabsolutistas del Mengzi y utilizaban contra la corte y el
gobierno central los principios políticos y morales de la ortodoxia neoconfuciana.
Esta actitud se ha repetido múltiples veces a lo largo de la historia hasta la época
manchú: lo que los occidentales llaman pomposamente conñzcíanismo ha sido
mucho más a menudo una arma en manos de la oposición que una ideología ofi-
LA RESTAURACIÓN NACIONAL 387

cial. Los adeptos del Donglin empiezan por situarse en el terreno de la legitimi-
dad y de la regulación de las prácticas.
A finales de la era Wanli, tres acontecimientos que afectan de cerca al palacio
excitan las pasiones y desencadenan la crisis: en 1615 se trata de un incidente en el
que cree verse un atentado fallido contra el príncipe heredero; en 1620, la muerte
sospechosa del emperador Taichang, del que se sospecha que ha sido envenenado
por los eunucos y, en el mismo año, la resistencia opuesta por los eunucos a la mar-
ginación de llna antigua favorita. Algunos creen ver ya en estos hechos la mano del
temible eunuco Wei Zhongxian. La historia cuenta que este Wei Zhongxian (1568-
1627) era un granuja que se había hecho castrar para pagar sus deudas dejuego, con
la seguridad de que así encontraría un empleo en palacio. Analfabeto, se le asignó al
departamento de los ritos, gracias al apoyo de la dama Ke, nodriza del futuro
emperador Tianqi (1621-1627). En 1621, con motivo de la subida al trono del nue-
vo emperador, se le encarga la dirección de las tumbas imperiales. Los miembros del
Donglin, cuya autoridad se había impuesto durante un periodo de la era Wanli, vuel-
ven al poder a principios de la era Tianqi, pero su ínfluencia dura poco. Weí Zhong-
xian organiza su red de complicidades y no tarda en controlar el conjunto de la ad-
ministración gracias a su policía secreta. A partir de 1625 y hasta la muerte del
emperador Tianqi, tiene lugar una terrible represión contra los miembros y simpati-
zantes del Donglin, muchos de los cuales mueren en la cárcel. Se publica una lista
de más de 700 «conjurados», altos y medios funcionarios, que permite lanzar una
persecución generaL Se cierran las academias que servían de centros a la oposición.
Sín embargo, Wei Zhongxian proyecta erigir por todas partes templos a su propia
gloria y a la de sus cómplices. Son los «templos de los vivos» (shengci). Cada una
de estas construcciones, la primera de las cuales se levanta a orillas del lago del Oes-
te en Hangzhou en honor del gobernador del Zhejiang, Pan Ruzhen, ocasiona gas-
tos fabulosos. Para aumentar su poder, Wei Zhongxian multiplica los nombramientos
de favor y el número de funcionarios ficticios mientras la corrupción se extiende
como una plaga. El terrible eunuco es asesinado con la subida al trono del último
emperador de los Ming (1628-1644) y el Donglin es rehabilitado. Un rebrote del
Donglin aparecerá en Suzhou con el (Partido de la Renovación» (Fushe), también
llamado «Pequeño Donglin», que se presenta como un círculo político-literario.
Contará con más de 2.000 miembros, una cuarta parte de ellos funcionarios, pero
tras ejercer una cierta influencia, se encontrarán a su vez apartados del gobierno.
La crisis de los años 1615-1627 tuvo profundas repercusiones políticas, mora-
les e intelectuales sobre las generaciones de esta época. Provocó el rechazo a una
filosofía dominante -la de Wang Yangmíng (1472-1529)- que estaba demasia-
do apartada de los problemas concretos de la política, incitó a poner en tela de jui-
cio un régimen absolutista que estaba en contradicción con la tradición letrada y
creó finalmente una confusión moral que preludiaba aquella, todavía más profun-
da, que provocaría la invasión manchú.

Grandes insurrecciones populares


A la crisis política y al déficit dramático del Tesoro hay que añadir, a partir de
1627, la amenaza de los jürchen en Mongolia y en el Liaoning y las insurreccio-
nes populares cuya extensión provocaría la caída de la dinastía.
388 EL IvlUNOO CHINO

A partir de los años 1627-1628, una serie de malas cosechas debidas a sequías
persistentes provoca la agitación del Shaanxi, tanto entre los campesinos como
entre las tropas del norte de la provincia a las que no llega el avituallamiento. La
agitación no tarda en extenderse al Shanxi, al valle del río Wci y al Sichuan. Para
ahorrar, el gobierno decide en 1629 licenciar parte de las tropas destinadas a la
vigilancia de los relevos de postas y esa medida provoca nuevas sublevaciones en
el noroeste del imperio. Hacia 1636. las provincias del centro, norte y noroeste han
escapado al control de Pekín y dos de los jefes rebeldes que luchan contra los ejér-
citos imperiales y que pelean unos con otros han terminado imponiéndose y elimi-
nando a sus adversarios: Li Zicheng, un antiguo pastor de ovejas enrolado al ser-
vicio de los relevos de postas, que ocupa y administra toda la China del norte; y
Zhang Xianzhong (1606-1646), un antiguo soldado originario de Yan'an que se
había hecho el amo del valle del Yangzi y del Sichuan.
Li Zichcng se afianza en una posición estable a partir de 1640. Gana para su
causa a dos antiguos «licenciados» (candidatos que habían superado los exáme-
nes provinciales), Li Van y Niu Hnxing, que le proporcionan presagios fastos y
que seguirán siendo sus consejeros hasta el final. En la primera luna de 1644, Li
Zicheng se proclama rey del reino de Dashun (Gran Prosperidad) y pone en fun-
cionamiento una administración regular. Dispone entonces de 400.000 soldados
de infantería y de 600.000 de caballería. Tres meses más tarde entra en Pekin
donde el emperador Chongzen se suicida en la colina del Carbón (Meishan), al
norte del palacio imperial. Es en este momento cuando Wu Sangui, el general que
mandaba los ejércitos imperiales acantonados en Shanhaiguan, entre ellIebei y el
Liaoning, frente a los ejércitos manchúes, se alía con los futuros invasores y mar-
cha sobre la capital. En su huida, Li Zicheng se repliega a Xi'an donde se pro-
clama emperador en 1645. Viene después la retirada hacia el sur: Xiangyang,
Wuchang, Yueyang, y, para terminar, una pequeña ciudad del suroeste del l lunan.
donde lo matan dos campesinos que entregan su cabeza al comandante de las
tropas enviadas en su persecución. Su sobrino Li Guo, impelido por la piedad
filial, completa su cuerpo con una cabeza de paja y lo entierra al pie del monte
Luogong.
Mientras Li Zicheng extendía su imperio por la China del norte, Zhang Xianz-
hong ocupaba el Jiangxi, el Hunan, el norte del Guangdong y del Guangxi. El mis-
mo año en que ti Zichcng se proclama emperador en Xi'an, Zhang Xianzhong se
otorga el titulo de rey en Chengdu. Hostigado por las tropas manchúcs en 1646,
morirá en un combate cerca de su capital.
Las rebeliones de Li Zicheng y de Zhang Xianzhong, aunque ambas busquen
el derrocamiento del poder establecido, son de naturaleza distinta. Li Zicheng se
apoya en la clase de pequeños propietarios, relativamente numerosa en la China
del norte, y en los letrados sin fortuna. Ocupa el terreno y administra. Zhang
Xianzhong, al contrario, se mueve en regiones de grandes propiedades, se apoya
en las capas más miserables de la sociedad y reina por el terror. Ricos propieta-
rios, notables y funcionarios imperiales son masacrados. Zhang Xianzhong des-
truye las riquezas por odio al lujo. Libera a todos aquellos a quienes las con-
diciones económicas han reducido a un estado de dependencia y crea un ejército
femenino (pozí jun). Se entiende el odio que le profesan las familias ricas del
Sichuan, las cuales, cuando llegan las tropas manchúes, crean milicias contrarrc-
LA RESTAURACiÓN NACIONAL 389

- -_.- linee defensiva de Mencllurie

Tienjino

Pusen

MAPA 23, Las defensas del noreste a finales de los Ming.

volucionarias para ayudar a los invasores. Zhang Xianzhong lucha dos años coo-
tra sus asaltantes y muere en combate en 1646. Sin embargo, uno de sus lugarte-
nientes llamado Li Diogguo se escapará al Yunnan y se mantendrá allí hasta 1662.

La amenaza manchú
La situación del imperio de los Ming en vísperas de la invasión explica que los
manchúcs no tuvieran dificultades para penetrar en China y hacerse con el poder.
Todo les es favorable: la anarquía general, la ruina de las finanzas públicas, el pá-
nico del gobierno central que llega al colmo con el suicidio del emperador, la
debilidad de los ejércitos acantonados en el Hebei para defender la capital, y final-
mente las divisiones internas de los chinos y las complicidades con que cuentan
los invasores entre una parte de la población. Son muchos, en las clases altas, los
390 EL MLNDO CHINO

que prefieren una alianza, que esperan sea provisional, con los enemigos del exte-
rior antes que un triunfo de las rebeliones populares. Algunos, desde hace tiempo
en contacto con los futuros conquistadores de China, están incluso dispuestos a
colaborar. El caso de Wu Sangui no es único, como muestra el ejemplo de otro
general de los ejércitos de los Ming, Hong Cuengchou (1593-1665). Hong había
tomado parte activa en la lucha contra las tropas de Li Zicheng entre 1634 y 1638
Y había sido llamado para defender la capital contra la amenaza de los jürchen en
1639. Hecho prisionero en 1642, se enrola cn las Banderas manchúcs.
Por otra parte, desde el punto de vista estratégico, los manchúcs consiguen lo
esencial entre la toma de Shenyang (Mukden] y de Liaoyang en 1621, y la ocupa-
ción del conjunto de Manchuria hasta Shanhaiguan en 1642. En efecto, el sistema
de defensa del imperio de los Ming en el noreste estaba formado por las tres pro-
vincias del Hebei, el Liaoning y el Shandong (península del Liaodong y costas
septentrionales del Shendong que podían ponerse en contacto por mar en 24 ho-
ras). La alianza de Corea contribuía a la seguridad de esta región. Pero este siste-
ma de defensa era frágil, puesto que las llanuras de Manchuria no presentaban el
obstáculo de ninguna barrera natural y el paso de Shanhaiguan era la única gran
vía de comunicación entre el Hebei y el Liaodong. Para paliar la ausencia de barre-
ras naturales, los Ming habían construido una línea de defensa que iba del oeste
de la desembocadura del río Yalu a Kaiping, a 300 km al norte de Pekín, y otra de
Shanhaiguan a .lilin (Kirin). Estas «murallas de las fronteras con hileras de sau-
ces» (Ltuiiao hianqiang) estaban formadas por fosos y terraplenes plantados con
sauces destinados a parar la caballería de los jürchcn. La caida de estas defensas
y la ocupación de la cuenca del río Liao dejaban Pekín en manos de los invasores.

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