Lectura La Demanda

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JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

SECCIÓN CUARTA
POSTULACIÓN DEL PROCESO

TÍTULO I
DEMANDA Y EMPLAZAMIENTO

REQUISITOS DE LA DEMANDA
ARTÍCULO 424
La demanda se presenta por escrito y contendrá:
1. La designación del Juez ante quien se interpone;
2. El nombre, datos de identidad, dirección domiciliaria y do-
micilio procesal del demandante;
3. El nombre y dirección domiciliaria del representante o apo-
derado del demandante, si no puede comparecer o no com-
parece por sí mismo;
4. El nombre y dirección domiciliaria del demandado. Si se ignora
esta última, se expresará esta circunstancia bajo juramento que
se entenderá prestado con la presentación de la demanda;
5. El petitorio, que comprende la determinación clara y con-
creta de lo que se pide;
6. Los hechos en que se funde el petitorio, expuestos enume-
radamente en forma precisa, con orden y claridad;
7. La fundamentación jurídica del petitorio;
8. El monto del petitorio, salvo que no pudiera establecerse;
9. La indicación de la vía procedimental que corresponde a la
demanda;
10. Los medios probatorios; y,
11. La firma del demandante o de su representante o de su apo-
derado, y la del abogado, la cual no será exigible en los
procesos de alimentos. El Secretario respectivo certificará
la huella digital del demandante analfabeto. (*)

(*) Texto del inciso según el art. 2 de la Ley Nº 28439 (28/12//2004)

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CONCORDANCIAS:
C.P.C. arts. VII, 58, 101, 130, 131, 132, 133, 158 párr. 3, 165,
189, 442, 445, 495, 505, 520, 535, 695, 751.
C.T. art. 137.
C.P. Const. arts. 27, 42, 69, 86, 101, 102.
C.N.A. art. 164.
LEY 26572 art. 112.
LEY 26636 art. 15.
LEY 26662 arts. 5, 17, 22, 25, 36, 39.
D. LEG. 823 arts. 40, 87, 94, 105, 138, 198, 230.
D.S. 017-93-JUS arts. 288 inc. 10, 290.
LEGISLACIÓN COMPARADA
C.P.C. Italia arts. 163, 164
C.P.C.M. Iberoamerica arts. 78, 110, 155
C.P.C. Colombia arts. 75, 84
C.P.C.N. Argentina art. 330
C.F.P.C. México arts. 322-326

 Comentario
1. La demanda es toda petición formulada por las partes al juez. Es un acto de
iniciación procesal, no implica necesariamente el planteamiento de un conflicto
suscitado entre dos partes y el consiguiente reclamo de una sentencia de fondo
que lo dirima, sino que se configura, con motivo de la petición formulada ante el
órgano judicial, por una persona distinta de este, a fin que se disponga la apertura
y el ulterior trámite de un determinado proceso.
Montero Aroca(1), define a la demanda como, el acto procesal de parte, por el
que se ejercita el derecho de acción y contiene la pretensión; por ello, se dice que
la demanda como acto es un continente; por medio de ella se ejercita el derecho
de acción y se interpone la pretensión.
La acción supone, entre otras cosas, el derecho del particular a poner en mar-
cha la actividad jurisdiccional del Estado y ese derecho se ejercita en el acto de la
demanda por el actor y por el demandado, a través de la contrademanda.
Hay por tanto diferencia conceptual entre pretensión y demanda, a pesar que,
se presenten fundidos en un acto único, es decir, el actor al mismo tiempo que
solicita la apertura del proceso (ejerce el derecho de acción) formula la pretensión
que ha de constituir el objeto de esta.

(1) MONTERO AROCA, Juan. Derecho Jurisdiccional, t.II proceso civil, Bosch, Barcelona, 1995, p.129

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La demanda se orienta al logro de dos objetivos: el inmediato que persigue el inicio


del proceso y el mediato, busca el pronunciamiento definitivo de la jurisdicción.
La demanda es importante porque es el vehículo, a través del cual, el actor
plantea sus pretensiones. Contiene una limitación a los poderes del juez, pues,
solo se pronunciará dentro de los límites que se reclama. Los hechos descritos en
ella van a limitar la admisión y actuación de los medios probatorios.
2. Podemos agrupar, según el objetivo, en demandas de conocimiento, ejecu-
ción y cautelares.
Desde el punto de vista subjetivo se distingue en demandas unipersonales y
colectivas, según sea interpuesta por uno solo o varios actores.
Por la necesidad de su postulación, concurren demandas obligatorias y facul-
tativas; en el primer caso se ubican las que han logrado medida cautelar fuera de
proceso y tienen diez días para la interposición de la demanda (ver artículo 636
CPC).
Por la pretensión que persiguen concurren, demanda de prestación o de con-
dena; demanda declarativa y demanda de formación o constitutiva. En el primer
caso, la petición de la demanda se orienta a buscar una sentencia que condene al
demandado a la prestación debida, ejemplo, el pago de un mutuo; en la demanda
declarativa, busca esclarecer una situación incierta o dudosa, esto es, que se
declare la existencia o inexistencia de una relación jurídica; por citar, la sentencia
que se pronuncia sobre la nulidad del acto jurídico; y la demanda constitutiva se
orienta a crear, modificar, extinguir una relación jurídica a través de la sentencia,
véase el caso de la demanda de divorcio.
La demanda produce varios efectos como la apertura de la instancia, la carga
del actor de impulsar el proceso para evitar el abandono, determina los sujetos de
la relación jurídica procesal; fija la competencia; fija el objeto del proceso respecto
del actor; impide la caducidad del derecho y provoca la interrupción de la prescrip-
ción, entre otros. (Véase en ese sentido el artículo 438 CPC).
3. Cuando se recurre a la jurisdicción a buscar tutela, no se acude con las ma-
nos vacías, sino con un instrumento llamado demanda, que contiene una o varias
pretensiones. Ella se presenta por escrito y contiene los siguientes requisitos:
3.a) La designación del Juez ante quien se interpone. Esta designación es
genérica, sin referirse a la persona concreta que tenga la potestad jurisdiccional.
Puede darse el caso que en la localidad donde se deba presentar la demanda
exista mas de un juzgado, como es el caso de Lima que reúne 67 jueces civiles; al
no tener información, en ese momento a cuál le corresponderá por reparto aleato-
rio conocer la demanda, se hace necesario invocar genéricamente al “señor juez
especializado en lo civil de Lima” sin perjuicio que en los escritos posteriores se
indique el número de juzgado asignado.

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Según Montero Aroca(2), “la presentación de la demanda en un juzgado con-


creto, determina qué órgano jurisdiccional estima el actor que es sujeto pasivo de
su derecho de acción y también cual cree competente para pronunciarse sobre la
pretensión. Después, puede que se declare la incompetencia de ese órgano, pero
la presentación por sí sola supone, por ejemplo, sumisión tácita para el deman-
dante”.
3.b) Los incisos 2, 3 y 4 se ocupan de la designación de las partes. Es impor-
tante esa designación porque sirve para delimitar subjetivamente la pretensión,
fijando entre quienes nace el proceso y en su momento quienes se verán afecta-
dos por la cosa juzgada
Las partes son sujetos de derechos y deberes que no están situados frente al
juez como súbditos, sometidos a su potestad y obligación a obedecerlo pasiva-
mente, sino como ciudadanos libres y activos que tienen ante el juzgador no solo
deberes de cumplir sino también que hacer respetar; por lo que el juez no debe
estimarse únicamente como autoridad dotada de poderes, sino como un funcio-
nario sujeto a deberes y responsabilidades frente a las partes, las que tienen
derecho de hacer valer libremente sus razones y de ser escuchadas, con atención
En el caso del demandante debe identificarse este, su representante o apode-
rado, si fuere el caso. La representación del actor por medio de representante
obliga a este a expresar su nombre y acompañar los documentos que acreditan
ab initio esa representación (ver artículo 425 inciso 2 CPC)
Respecto al demandado, el actor debe brindar los datos necesarios para que
la demanda no se considere dirigida contra persona indeterminada, situación que
prevé el artículo 435 CPC. El inciso 4 del artículo en comentario impone la carga
de indicar, en la demanda, el nombre y domicilio del demandado. Ello se justifica
por la circunstancia de ser áquel sujeto pasivo de la pretensión y quien habrá de
quedar jurídicamente vinculado por la sentencia que se dicte.
Las deficiencias que pudieran mediar acerca de este extremo, carecen de re-
levancia cuando la demanda se contesta espontáneamente, pues el hecho de la
presentación del demandado, demuestra que el cumplimiento de la exigencia no
fue imprescindible para individualizarlo
Por otro lado, debe precisarse que la demanda no se dirige, formalmente con-
tra el representante del demandado, sino contra la propia parte y esta es la que
debe ser emplazada. Esto nos lleva a decir que, no es necesario hacer constar el
nombre del representante legal de la persona natural o del órgano de una persona
jurídica

(2) Op. cit. p. 131

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3.c) El domicilio procesal a que se refiere el inciso 2 es aquel que dentro de


determinado perímetro establecido por la Ley, deben constituir las partes o sus
representantes en la primera presentación en el proceso, a fin que en él se practi-
quen todas las notificaciones que no deban serlo en el domicilio real de las partes.
Este domicilio procesal puede ser también designado a través de los servicios que
brinde, una corporación o un gremio como es el caso del Colegio de Abogados.
El domicilio procesal debe ser designado en forma clara y precisa, de manera tal
que la sede elegida a tal efecto sea susceptible de exacta determinación. No cabe
eficaz constitución de domicilio cuando tratándose de edificios con pluralidad de
unidades no se señala precisamente un determinado departamento u oficina
El Código hace referencia al domicilio procesal y la dirección domiciliaria; ello
nos podría permitir que este último domicilio pueda funcionar como supletorio del
domicilio procesal siempre que se encuentre ubicado dentro del perímetro urba-
no. Bajo el concepto de dirección domiciliaria podemos apreciar al domicilio real,
legal y especial .
En relación a la dirección domiciliaria del demandado, puede darse el caso que
el actor ignorase el domicilio, en esos casos, debe expresar esa circunstancia
bajo juramento, que se entenderá prestado con la presentación de la demanda;
ello va generar la citación por edictos.
El domicilio real del demandante no debe confundirse con el domicilio proce-
sal. El domicilio procesal es aquel que se fija dentro de determinado perímetro y lo
constituyen las partes o sus representantes en la primera intervención en el pro-
ceso. En este domicilio se van a practicar todas las notificaciones que no deban
serlo en el domicilio real de las partes.
Es un domicilio cuyos efectos se circunscriben a la sustanciación de un deter-
minado proceso y que carece de relevancia jurídica fuera de este, esto es, tiene
efectos exclusivamente procesales.
Como notas saltantes de este domicilio encontramos las siguientes: solo pue-
de constituirse dentro del perímetro determinado por la ley; y, subsiste durante
toda la sustanciación del proceso mientras no se varíe este.
El Código no dice nada sobre la omisión de designar domicilio procesal. Frente
a ello, advertimos que la práctica judicial condiciona el apersonamiento de la parte
al proceso hasta que designe domicilio procesal. En otras legislaciones, dicha
omisión trae aparejado el efecto, que la notificación de los actos procesales se
reputa efectuada automáticamente.
3.d) El inciso 5 hace referencia al objeto de la pretensión o petitorio. Este debe
ser jurídicamente posible y debe hallarse debidamente precisado con toda exacti-
tud, en forma clara y concreta; por ejemplo, si la pretensión versa sobre la pres-

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cripción adquisitiva de un bien inmueble, al actor debe indicar su ubicación, super-


ficie, linderos, etc; si refiere al pago de una suma dineraria, debe precisarse el
monto reclamado. Contra la demanda que adolece de petitorio claro puede opo-
nerse la excepción de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la deman-
da, por no establecer con precisión y coherencia lo que se pide.
La petición es el requisito mas importante de la demanda, por las consecuen-
cias que produce, sobre todo con relación a la congruencia. Juegan como requisi-
to de admisibilidad de la demanda y de estimación de la pretensión.
Montero Aroca(3) señala “antes de formular una demanda el actor debe tener
claro qué tutela se pide (declaración pura, condena, constitución) y con relación a
qué bien.
De conjugar estos dos elementos resultará, por ejemplo, que se ejercita una
pretensión de condena con relación a un bien consistente en un hacer, y entonces
será preciso determinar que bien se trata, quién tiene que realizarlo, en qué circuns-
tancia de cantidad, tiempo, lugar, etc, por ejemplo, si se trata de una pretensión de
constitución habrá de fijarse el cambio de situación jurídica que se solicita”.
3.e) El inciso 6 del artículo regula la fundamentación, causa o título de la pre-
tensión. Ello significa que la demanda debe contener hechos claros y precisos,
expuestos enumeradamente.
La claridad y enumeración de los hechos tiene fundamental importancia por
cuando el demandado tiene la carga de reconocerlos o negarlos categórica-
mente (véase el inciso 2 artículo 442 CPC); además los medios de prueba serán
calificados de pertinentes en la medida que guarden relación con los hechos del
proceso y porque la sentencia solo puede apreciar los hechos alegados por las
partes, caso contrario, se adolecería de incongruencia. Además es el límite para
el ejercicio del iura novit curia, pues, el juez no puede fundar su decisión en
hechos diversos de los que han sido alegados por las partes (ver artículo 7 del
Título Preliminar)
3.f) El inciso 7 se refiere a la fundamentación jurídica. El actor debe, fundar en
derecho la pretensión contenida en la demanda, pero las normas alegadas no
condicionan en modo alguno la estimación o desestimación de la pretensión, pues
el órgano jurisdiccional puede estimarla con base en normas no alegadas por el
demandante
Para Palacio(4), “la norma jurídica no es la que individualiza la pretensión pro-
cesal sino los hechos afirmados en la medida de su idoneidad para producir deter-

(3) Op. cit. p. 139


(4) Palacio Lino, Op. cit., t.IV, p. 296

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minado efecto jurídico, por lo tanto, el órgano judicial debe limitarse a decidir si ha
operado o no la consecuencia jurídica afirmada por el actor, con prescindencia de
la designación técnica que este haya acordado a la situación fáctica descrita como
fundamento de la pretensión o de la norma, porque por aplicación del principio del
iura novit curia, el juez cuenta con absoluta libertad en lo que atañe a la elección
de la norma que conceptualizan al caso”.
A mayor abundamiento dice: “aunque la exposición del derecho viene en cierta
medida a complementar la causa de la pretensión, no se trata de un requisito
imprescindible de la demanda y susceptible como tal, de autorizar el rechazo. Su
cumplimiento es conveniente en la medida que facilita el ejercicio de la función
judicial y propende al mejor encauzamiento del litigio”.
3.g) Los incisos 8 y 9 refieren que el actor debe fijar la via procedimantal por la
que ha de tramitarse el asunto que inicia con la demanda, para lo cual, toma como
referencia dos aspectos: la cuantía y la naturaleza de su pretensión (ver inciso 3
del artículo 475 e inciso 8 del artículo 486 del CPC); sin embargo, debe advertirse
de la posibilidad que el juez del proceso pueda modificar la vía procedimental
propuesta. Es una facultad que aparece regulada en el inciso 1 del artículo 51 del
CPC, por la que se permite a los jueces “adaptar la demanda a la vía procedimental
que considere apropiada, siempre que sea factible”. Por otro lado es importante
precisar que no todas las pretensiones son susceptibles de una expresión pecunia-
ria, situación que permite superar esta exigencia y considerarla bajo lo establecido
en el inciso 3 del artículo 475 e inciso 8 del artículo 486 del CPC ya citados.
3.h) Los medios probatorios que se exige se ofrezcan con la presentación de la
demanda, está ligado al principio de oportunidad de la prueba, esto es, las partes
deben mostrar su acervo probatorio en el primer acto. El inciso 10 se orienta hacer
realidad lo señalado. Este enunciado encierra la preclusión en el ofrecimiento de
pruebas. La no producción de la prueba a tiempo agota la posibilidad de hacerlo
posteriormente.
Otro de los principios que concurren es el de igualdad, pues, toda prueba debe
ser comunicada al adversario para que tenga conocimiento de ellas antes de su
producción. A la preclusión citada concurre el denominado principio de eventuali-
dad, por la que los litigantes deben hacer valer conjuntamente sus defensas, sus
medios probatorios, en la primera oportunidad que lo tengan. Es importante preci-
sar que el derecho a la prueba, como parte de un proceso justo, no se agota en la
posibilidad de ofrecer el medio de prueba, sino que implica la admisión, la actua-
ción, la conservación y la valoración de los medios de prueba. En ese sentido,
sería necesario que cuando se ofrece los medios de prueba, el juez se pronuncie
admitiendo, rechazando o declarando inadmisible el ofrecimiento. Véase el caso
de la declaración de testigos: se declararía la improcedencia del ofrecimiento, si el
testigo no es una persona natural sino una persona jurídica. Ante la imposibilidad
material de la existencia de ese medio probatorio, se debe declarar liminarmente

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la improcedencia del ofrecimiento; situación diversa sería si habiéndose ofrecido


dicha declaración, no se cumple con precisar la ocupación del testigo o no se
especifica el hecho controvertido respecto del cual debe declarar el testigo pro-
puesto (ver artículo 223 del CPC). Aquí se postergaría la admisibilidad del ofreci-
miento hasta que la parte, subsane dichas omisiones, para luego proceder a la
admisión del ofrecimiento, como tal.
Apreciése que no nos referimos a la admisión de la actuación de los medios de
prueba, sino del simple ofrecimiento. En este último supuesto, se tendrá en cuen-
ta lo normado en el artículo 190 del CPC para declarar la pertinencia e improce-
dencia de estos. Véase el supuesto donde habiéndose admitido el ofrecimiento
de los medios de prueba, posteriormente, en la contestación se admite los hechos
de la demanda. Aquí, no procederá la actuación probatoria, pues, como señala el
inciso 2 del artículo 190 del CPC: son improcedentes los medios de prueba que
tiendan a establecer “hechos afirmados por una de las partes y admitidos por la
otra en la contestación de la demanda (…)”.
3.i) El inciso 11 exige la firma del demandante y del abogado. La firma del
abogado es la única manera de acreditar su intervención.
La necesidad que intervenga un abogado en el proceso se justifica porque las
partes no poseen conocimientos de derecho y la técnica del proceso para mate-
rializar su defensa; de ahí que la Ley procesal, por exigencias de interés privado y
público, exige que operen en el proceso a personas particularmente expertas en
conducir y exponer las razones de los litigantes con aquella competencia especi-
fica que les falta a las partes. Para patrocinar se requiere tener título de abogado,
hallarse en ejercicio de sus derechos civiles y estar inscrito en un Colegio de
Abogados de algún Distrito Judicial. El artículo 286 LOPJ, señala que el abogado
suspendido en el ejercicio de la abogacía, sea por mandato judicial o por medida
disciplinaria del Colegio donde se encuentra inscrito o por no hallarse hábil según
el Estatuto de la Orden no puede patrocinar. En igual forma, si halla inhabilitado
por sentencia judicial, por haber sufrido destitución de un cargo judicial o público;
y sufriendo una condena privativa de libertad, tampoco puede ejercer la defensa.
En caso que se actúe la parte por representante o por apoderado, serán estos
los que suscribirán la demanda. La norma regula la posibilidad que el actor sea
analfabeto; en tal caso, señala que le corresponderá al secretario certificar la hue-
lla digital del demandante analfabeto. Nótese que el artículo no recoge la posibili-
dad de la firma a ruego en la demanda, figura que si opera para el reconocimiento
de medios probatorios suscritos en esas condiciones (véase el artículo 248 CPC).
Ante esta deficiencia, podríamos extender dicha constatación a otros supues-
tos que hagan imposible que la parte actora suscriba documento alguno. En este
caso se podría recurrir a la firma de un tercero, a ruego del obligado, por estar este
impedido físicamente. Esta clase de firmas debe ser legalizada por el secretario.

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Adicionalmente a ello, tenemos que fijar la fecha de la demanda, aunque, exis-


te también otro mecanismo determinante como es el cargo de presentación de la
demanda.
También se tiene que contemplar otros requisitos de forma, como que sea
redactada en castellano y por escrito, con las exigencias que detalla el artículo
130 CPC.
Por último, un aspecto que hasta hoy genera polémicas se relaciona con la
impugnabilidad del auto admisorio. La Casación Nº 1561-98-Lima señala que ante
la ausencia de norma procesal que regule la impugnación del auto admisorio, la
doctrina ha establecido presupuestos que regulan la inimpugnabilidad del auto
admisorio, señalando como característica principal que promueve un proceso y
fija el canal procesal que se inicia cuando se interpone la demanda, generando
una controversia jurídica cuya resolución es la finalidad inmediata del órgano ju-
risdiccional.

JURISPRUDENCIA

La validez del contrato no puede ser cuestionada prima face por el juzgador al realizar la
calificación de la demanda. Éste debe limitarse a la concurrencia de los presupuestos
procesales y condiciones de la acción, pues se debe permitir al demandante ejercer su
derecho de acción (Exp. Nº 521-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Su-
milla 261).

El argumento para oponer derechos reales sobre inmuebles, a quienes también tienen
derechos reales sobre los mismos, esté inscrito con anterioridad al de aquél a quien se
opone; será aplicado en la sentencia por cuanto se trata de cuestiones de fondo que no
pueden ser materia de pronunciamiento en el admisorio de la demanda (Exp. Nº 47386-
98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 262).

El juez no puede modificar a su criterio la manifestación de voluntad contenida en la de-


manda, pues su calificación constituye una revisión preliminar de los presupuestos proce-
sales y de las condiciones de la acción (Exp. Nº 4483-99, Sala de Procesos Abreviados
y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5,
Gaceta Jurídica, Sumilla 263).

Es improcedente la nulidad, si los hechos en que se funda no se refieren a aspectos


estrictamente procesales, sino, constituyen medios de defensa.
Si la demanda ha sido calificada positivamente, en el supuesto de configurarse la falta de
los presupuestos procesales o de las condiciones de la acción, es improcedente la nuli-
dad, porque ella debe determinarse en la etapa del saneamiento (Exp. Nº 34664-98, Sala
de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Juris-
prudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 210)

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Los jueces de mérito aprecian la procedencia de la demanda en el momento de calificarla,


al resolver las excepciones si se han producido, y nuevamente al momento de pronunciar
el auto de saneamiento. Excepcionalmente, como autoriza el artículo 121º del Código
Procesal Civil, los jueces en sentencia pueden pronunciarse sobre la validez de la relación
procesal, lo que quiere decir que pueden hacerlo no obstante haber precluído las etapas
anteriores; en el caso de un proceso ejecutivo, esta facultad no queda limitada ni disminui-
da por el hecho de que el demandado no impugnara el mandato ejecutivo, no formulara
contradicción ni apelara del auto de saneamiento, pues los jueces de mérito, en primera y
segunda instancia, como directores del proceso, aplican la norma pertinente (Cas. Nº
1304-99-Cusco, El Peruano, 18/12/99, p. 4326).

Los medios probatorios deben ser ofrecidos por las partes en los actos postulatorios.
Existe una salvedad con respecto a los procesos de conocimiento y proceso abreviado en
los que pueden presentarse junto con el escrito de apelación (Cas. Nº 2177-97-Lima-
Cono Norte, El Peruano, 18/10/98, p. 1976).

Para calificar la demanda es necesario verificar la capacidad para intervenir en el proceso,


la competencia del juez, como presupuestos procesales, siendo necesario determinar la
existencia del derecho sustantivo, el interés y la legitimidad para obrar que son las condi-
ciones de la acción, que van ageneran una relación procesal válida (Exp. Nº 18413-99,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 477-478).

Debe admitirse a tramite la demanda, independientemente del nombre que lleva el título
emitido en blanco, si se advierte que lleva la firma del emitente. En la etapa contradictoria
se podrá alegar los supuestos de la integración del título (Exp. Nº 47246-392-98, Sala de
Procesos Ejecutivos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4,
Gaceta Jurídica, pp. 456-458).

El juez en la calificación de la demanda no puede pronunciarse sobre el fondo de la causa.


Debe proceder a verificar si la pretensión reúne los requisitos de fondo y de forma para
admitirla.
Si los hechos alegados por el actor son susceptibles de probanza, ella se realizará en la
etapa procesal correspondiente (Exp. Nº 2889-99, Sala de Procesos Abreviados y de
Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gace-
ta Jurídica, pp. 458-459).

Por la legitimidad para obrar se habilita al sujeto a ser parte en el proceso, debiendo
haber identificación entre los sujetos que intervienen en la relación sustantiva con los
sujetos de la relación jurídica procesal (Exp. Nº 43395-98, Sala de Procesos Sumarísi-
mos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídi-
ca, pp. 451-452).

Nuestra normatividad permite apelar del auto que admite a trámite la demanda. El artículo
365 del Código Procesal Civil es claro al señalar qué resoluciones tienen el carácter de
inimpugnables, no estando incluidas dentro de ellas las que se expidan al momento de
admitir una demanda. No se puede distinguir donde la ley no distingue (Exp. Nº 353-99,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 346-347).

El principio de tutela jurisdiccional efectiva franquea la oportunidad al justiciable de hacer


valer su derecho sin restricciones.Si los hechos aleados en la demanda se encuadran en

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el supuesto de usurpación de nombre, corresponde a la parte demandante, probar que


tales hechos existieron, situación que no puede establecerse en el acto de calificación de
la demanda (Exp. Nº 353-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, p. 311).

Por la acción causal, el actor tiene la obligación de acreditar el origen de la prestación


puesta a cobro.
Si bien se ha aportado como instrumento probatorio la letra de cambio no protestada, la
declaración de la propia demandada de su aceptación y su no pago al vencimiento, otor-
gan legitimidad al accionante para reclamar el pago así como el propio origen de la obliga-
ción (Exp. Nº 4128-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispruden-
cia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 601).

Si bien el artículo 424 inc. 11 del CPC previene expresamente que la huella digital del
analfabeto sea certificada por el secretario de la causa, también es, que no se prohíbe que
otro funcionario con igual o similar credibilidad lo haga, en la medida que certifique que es
la demandante la que propone la demanda.
Dicho mandato legal se satisface con la intervención del Juez de Paz, que aun no siendo
letrado, está investido de funciones notariales (Exp. Nº 5404-98, Tercera Sala Civil, Le-
desma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 404).

El hecho que se haya ordenado el pago de una reparación civil en un proceso penal, no
impide que puede hacerse valer en sede civil la pretensión indemnizatoria cuando la vícti-
ma no se hubiera constituido en parte civil en el proceso penal.
El monto indemnizatorio no puede fijarse en moneda extranjera (Exp. Nº 3536-98, Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 260-261).

Si la demanda está dirigida a obtener la nulidad de la letra de cambio aceptada por el actor,
cuya existencia ambas partes la admiten; se pueden definir la controversia aún cuando no
obre en autos el referido título, siempre y cuando de la prueba actuada se advierte elemen-
tos suficientes para definirla (Exp. Nº 1349-93-Ancash, Ledesma Narváez, Marianella,
Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 629-630).

Los medios probatorios a los que se refiere el Inc. 10 del artículo 424 del C.P.C., son
precisamente los anexos de la misma que deben acompañarse, tal como lo contempla el
Inc. 6 del artículo 425 del CPC (Exp. Nº 881-94, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias, Tomo 1, Cuzco,1995, pp. 150-151).

El Juez no puede exigir la presentación de la minuta de transferencia de particiones, bajo


el argumento que constituye requisito esencial para demandar el otorgamiento de escritu-
ra. La compra-venta es un acto típicamente consensual, no solemne que no necesita estar
documentado. Debe disgregarse el concepto "acto" del concepto "documento" (Exp. Nº
911-95, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuz-
co, 1995, pp. 110-111).

Las personas jurídicas son independientes de las personas naturales que las integran o
representan. Las personas jurídicas solo tienen que indicar el nombre social adoptado para
cumplir con la obligación de identificarse (Exp. Nº N-305-97, Primera Sala Civil, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 555).

1268
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

La demanda es un acto procesal postulatorio que contiene la pretensión procesal, y aun


cuando dicho acto requiere como requisito de admisibilidad que el petitorio debe compren-
derla determinación clara y concreta de lo que se pide, y como tal, las peticiones que se
reclamen deben expresarse en el requisito acotado, ocurre que la demanda y la pretensión
principal constituyen un todo, que deben ser interpretados en conjunto, ya que básicamen-
te esta última categoría procesal se compone de los siguientes elementos: sujetos (actor
y demandado), objeto (petitorio) y causa (fundamentación fáctica y jurídica); de ahí que el
juzgador debe examinar la existencia de la pretensión desde el contexto de sus elementos
afirmados en la demanda a efecto de fallar congruentemente con ella (Cas. Nº 379-99-
Lima-Cono Norte, El Peruano, 28/09/99, p. 3608).

La pretensión indemnizatoria, pese a ser accesoria, en el caso que la principal sea la de


nulidad de cosa juzgada fraudulenta, debe fundamentarse, es decir debe indicarse en qué
consisten los daños patrimoniales y extrapatrimoniales, qué derechos subjetivos se han
afectado como consecuencia de la actividad dañosa e incluso qué monto de dinero se
estima necesario para resarcirlo; la sola enunciación en el petitorio de la pretensión
indemnizatoria no es suficiente para cumplir los requisitos de admisión de la demanda
(Cas. Nº 1079-98-Puno, El Peruano, 31/01/99, p. 2560).

La acción de filiación extramatrimonial debe intentarse contra el presunto padre o contra


quienes hayan sido declarados herederos más no dirigirse contra los padres del causante
(Exp. Nº 816-93-Ica, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Le-
grima, 1997, pp. 210-211).

1269
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

ANEXOS DE LA DEMANDA
ARTÍCULO 425
A la demanda debe acompañarse:
1. Copia legible del documento de identidad del demandante
y, en su caso, del representante;
2. El documento que contiene el poder para iniciar el proceso,
cuando se actúe por apoderado;
3. La prueba que acredite la representación legal del deman-
dante, si se trata de personas jurídicas o naturales que no
pueden comparecer por sí mismas;
4. La prueba de la calidad de heredero, cónyuge, curador de
bienes, administrador de bienes comunes, albacea o del tí-
tulo con que actúe el demandante, salvo que tal calidad sea
materia del conflicto de intereses y en el caso del procura-
dor oficioso;
5. Todos los medios probatorios destinados a sustentar su
petitorio, indicando con precisión los datos y lo demás que
sea necesario para su actuación. A este efecto acompañará
por separado pliego cerrado de posiciones, de interrogato-
rios para cada uno de los testigos y pliego abierto especifi-
cando los puntos sobre los que versará el dictamen peri-
cial, de ser el caso; y,
6. Los documentos probatorios que tuviese en su poder el
demandante. Si no se dispusiera de alguno de estos, se
describirá su contenido, indicándose con precisión el lugar
en que se encuentran y solicitándose las medidas pertinen-
tes para su incorporación al proceso.
7. Copia certificada del Acta de Conciliación Extrajudicial, en
los procesos judiciales cuya materia se encuentre sujeta a
dicho procedimiento previo.(*)

CONCORDANCIAS:
C.P.C. arts. 58, 72, 81, 130 inc. 6, 133, 189, 217, 258, 263, 442,
444, 495, 505, 520, 695, 751.
C.P. Const. arts. 27, 42, 69, 86, 101, 102.
C.N.A. art. 164.
LEY 26572 art. 131.
LEY 26636 art. 16.
LEY 26789.

(*) Inciso incorporado por la 5ª disp. comp., trans. y final de la Ley Nº 26872 (13/11/97).

1270
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

LEGISLACIÓN COMPARADA
C.P.C.M. Iberoamerica arts. 111, 79
C.P.C. Colombia arts. 77, 84
C.P.C.N.. Argentina art. 333
C.F.P.C. México arts. 276, 277

 Comentario
1. La demanda no debe presentarse sola, sino que debe acompañarse docu-
mentos que permitan identificar al actor y la representación que se ejerce, si fuere
el caso; los medios probatorios a los hechos que sustenta la petición y demás
documentos relacionados con la admisibilidad de esta.
El contenido de este artículo resulta aplicable, a los documentos emanados de
cualquiera de las partes, sea demandante o demandado. En ese sentido, el artí-
culo 444 CPC señala “a la contestación de la demanda se acompañan los anexos
exigidos para la demanda en el artículo 425, en lo que corresponda”.
Por otro lado, los anexos serán acompañados con tantas copias sean las par-
tes. La falta de copias origina la postergación de la demanda
2. Por razones didácticas podemos agrupar los anexos de la demanda en pro-
cesales y materiales. En el primer caso, ubicamos a los supuestos del inciso 1 al
4, como son el documento de identidad del demandante o su representante; el
poder para iniciar el proceso, cuando se actúe por apoderado; la acreditación de
la representación si se trata de personas jurídicas o naturales, que no puedan
comparecer por sí mismas
La persona que se presenta al proceso, por un derecho que sea propio aunque
le competa ejercerlo en virtud de una representación legal, deberá acompañar
con su primer escrito los documentos que acrediten la condición que alega.
En el caso de los representantes de las sociedades o asociaciones deben
justificar tal carácter mediante presentación del testimonio de constitución o del
acta de la asamblea o reunión de socios que los hayan designado.
El inciso 4 permite se inserte la prueba de la calidad de heredero, cónyuge,
curador de bienes, administrador de bienes comunes, albacea o del título con que
actúe el demandante.
Este medio de prueba se relaciona con la posibilidad de la diligencia preparato-
ria recogida en el artículo 293 CPC (no como prueba anticipada). Lo que busca
este tipo de medidas es abreviar futuros procedimientos, comprobar determina-
das circunstancias cuyo conocimiento resulte ventajoso desde el punto de vista
de la economía procesal, para fundar adecuadamente una eventual pretensión y

1271
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

asegurar la regularidad de los trámites correspondientes a tales actos. Bajo el


contexto descrito apreciamos que se puede pedir la exhibición del testamento del
causante por parte de quien se considere sucesor.
En relación a los anexos relativos a la cuestión de fondo, se ubican en los
incisos 5 y 6. Aquellos operan como prueba en el proceso y se acompaña a la
demanda
El inciso 6, regula la imposibilidad de agregar prueba documental.
Cuando concurre la referida imposibilidad, la parte debe, determinar con la
mayor precisión posible el contenido del documento.
Se debe individualizar indicando su contenido, el lugar, el archivo, dependen-
cia pública y persona en cuyo poder se encuentre.
También es necesaria la mención del lugar en que el documento se encuentra,
y en su caso, el nombre de la persona que lo tenga en su poder.
Cuando se trata de documentos en idioma extranjero se debe acompañar su
traducción realizada por traductor público oficial.
5. El inciso 7 al referirse a la copia certificada del acta de conciliación extraju-
dicial incorpora un elemento de procedibilidad para recurrir a la jurisdicción. La
conciliación se intenta con antelación a la procesalización del conflicto. Se orienta
a evitar que el conflicto se judicialice o dicho en otros términos, a prevenir los
litigios, intentado resolver los conflictos sin recurrir a la fuerza ni a la tradicional
decisión judicial.
La conciliación previa al proceso constituye un mecanismo alternativo para la
solución de conflictos, por el cual, las partes pueden acudir a un tercero para que
les asista en la búsqueda de una solución consensual al conflicto. Se trata –como
señala Gozaini– de la actuación de formulas compositivas a través de la gestión
que encaminan mediadores-conciliadores designados por las partes de común
acuerdo o seleccionados de organismos debidamente institucionalizados(1). De-
bemos tener en cuenta que la actividad del tercero conciliador para solucionar el
conflicto, persigue atenuar temperamentos extremados procurando limar sus as-
perezas y favoreciendo proposiciones de autocomposición, pero, teniendo en cla-
ro que la solución depende siempre de las partes, solo de ellas, y no de la fórmula
que el tercero conciliador propicie.
La mera presentación de la demanda supone el ejercicio del derecho de ac-
ción. En sentido amplio puede ser sinónimo de petición o solicitud, pero en sentido

(1) Gozaini Osvaldo, “La conciliación en el Código Procesal Civil del Perú, teoría y técnica”, en Revista Peruana de
Derecho Procesal, Lima, Nº II, 1998, p. 404.

1272
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

técnico, demanda es acto iniciador del proceso; hacemos esa precisión porque no
cabe hablar de demanda en la etapa de conciliación extrajudicial porque no hay
proceso, mal podríamos pedir congruencia procesal entre lo que se invita a conci-
liar con lo demandado. Especial situación viene generando la omisión en acompa-
ñar el acta de conciliación previa ó el no haberlo realizado, con antelación a la
interposición de la demanda. Frente a ello, hay pronunciamientos judiciales que -
de plano- ordenan el rechazo de la demanda, ante la ausencia del intento por
conciliar, por atribuirle según ellos, la ausencia de una condición procesal, cual es,
la falta de interés para obrar; otros no rechazan la demanda, pero otorgan un
plazo tan reducido para subsanar su omisión, como es, dos días en el mejor de los
casos, para que acompañe el documento que acredite haber intentado la concilia-
ción, sin embargo, hay criterios razonables, que otorgan un mayor plazo para que
se materialice el intento conciliatorio, porque en dos días, sería imposible ejecu-
tarla. Por otro lado, cuando se aprecia el acta sin acuerdo conciliatorio, estás son
objetadas porque no guarda congruencia la calificación jurídica -entre los hechos
que se intentó conciliar con lo que hoy se demanda- por citar, se invita a conciliar
bajo la calificación de rescindir el contrato de arrendamiento al inquilino que no
paga la renta, sin embargo, cuando se demanda, se califica como desalojo por
falta de pago.
Frente a ello hay algunos desafortunados criterios que consideran que son
cosas distintas y por tanto, su intento conciliatorio no tiene mayor validez para el
ingreso al proceso judicial. Tremenda situación no puede tolerarse porque las
partes no están obligadas a conocer el derecho y por tanto la calificación jurídica
que ellas quieran dar a sus hechos -en el intento por conciliar- no puede generar la
invalidación de dicha actividad. El único referente que debe tener el juez -de ma-
nera general- son los hechos que describen en la solicitud conciliatoria que tam-
bién deben ser los de la demanda.
Existen otras observaciones al intento previo por conciliar, como la exigencia
que estén presentes ambas partes para el conciliatorio, otros consideran que es
suficiente la invitación a conciliar aunque ambas partes estén ausentes en la au-
diencia fijada. La intervención de apoderados en la invitación a conciliar viene
llevando a que se rechace ese intento pues, la Ley de Conciliación señala que es
un acto personalísimo, por tanto, no cabe ningún intento por apoderado, criterio
que ha motivado el pronunciamiento acertado de la Sala de la Corte Suprema (ver
casación Nº 632-2002-Lima de fecha 10 de julio de 2002) en el sentido, que ese
intento por conciliar a través de apoderado es viable, porque no hay norma que lo
prohíba.
Hay casos en los que encontrándose las pretensiones en plena discusión pro-
cesal, son luego declaradas nulas en el saneamiento procesal porque no se inten-
tó el conciliatorio previo a la demanda. Otros porque se intentaron luego de pre-
sentada la demanda y no previamente a su postulación. Otros desafortunados

1273
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

criterios judiciales, como la que señala la Casación Nº 632-2002 citada, se remi-


ten a invocar la excepción de falta de agotamiento de la vía administrativa, como
si la actividad privada conciliatoria fuera un acto de la administración, confundien-
do el rol netamente privado de esta. En esa línea, para postergar el ingreso a la
jurisdicción, invocan la defensa previa, argumento que no resiste el mayor análisis
pues ella opera para determinados derechos sustantivos, como es el beneficio de
excusión o el de inventario, por citar. Otros criterios enfocan al acto conciliatorio
previo como una expresión de la instancia judicial sin proceso, en un símil con la
prueba anticipada, craso error, porque con la invitación a conciliar no se materia-
liza el derecho de acción, hecho que si ocurre con la prueba anticipada.
Lo señalado líneas arriba, es solo una pequeña muestra de algunos dislates
que se viene advirtiendo en los criterios jurisdiccionales para justificar postergar el
ingreso del conflicto a la jurisdicción. Criterios como los que señalo nos muestra,
no solo la poca estima por el conocimiento jurídico, sino algo más trágico, la in-
sensibilidad de quien posterga el acceder a la justicia, en aras de un culto a un
procedimentalismo trasnochado.
Por último debemos tener presente que existen procesos especiales en que
los documentos materiales sí se refieren a la admisibilidad de la demanda, como
sería el caso de la tercería. Según el artículo 535 CPC, "no se será admitida la
tercería (…)si el demandante no prueba su derecho con documento público o
privado de fecha cierta…”.

JURISPRUDENCIA

El accionista que impugne judicialmente cualquier acuerdo de la junta General debe depo-
sitar los títulos de sus acciones en una institución de crédito, la que quedará obligada a
mantener en depósito hasta la conclusión del proceso, debiendo el actor acompañar a su
demanda como un requisito de admisibilidad, la constancia del depósito que le expedirá el
depositario.
Esta exigéncia formal prueba la legitimidad para obrar del accionista, no siendo necesario
acreditar mediante otros elementos de juicio el interés económico o moral (Exp. Nº 624-
93-La Libertad, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legri-
ma, 1997, pp. 646-647).

El juzgador esta obligado a exigir para los actos procesales, la exhibición de la libreta
electoral con la constancia de sufragio en las últimas elecciones o la respectiva dispersa
(Exp. Nº 1932-95, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo
4, Cuzco, 1996, pp. 225-226).

1274
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Si el derecho de posesión que alegan las demandadas se sustentan en escritura pública,


en tanto que el de la actora se apoya en un documento privado que por su naturaleza no
tiene el valor que si tiene las escrituras públicas, no cabe amparar su pretensión (Exp. Nº
441-95-Ucayali, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legri-
ma, 1997, pp. 139-141).

1275
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

INADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA
ARTÍCULO 426
El Juez declarará inadmisible la demanda cuando:
1. No tenga los requisitos legales;
2. No se acompañen los anexos exigidos por ley;
3. El petitorio sea incompleto o impreciso; o,
4. La vía procedimental propuesta no corresponda a la natura-
leza del petitorio o al valor de este, salvo que la ley permita
su adaptación.
En estos casos el Juez ordenará al demandante subsane la
omisión o defecto en un plazo no mayor de diez días. Si el de-
mandante no cumpliera con lo ordenado, el Juez rechazará la
demanda y ordenará el archivo del expediente.

CONCORDANCIAS:
C.P.C. arts. 424, 425, 551 párr. 1.
C.T. art. 140.
C.P. Const. arts. 48, 88, 103.
C.N.A. art. 165.
LEY 26636 art. 17.
LEY 26789.
LEY 27444 art. 124.
D.S. 017-93-JUS art. 184 incs. 2 y 10.
LEGISLACIÓN COMPARADA
C.P.C.M. Iberoamerica art. 112
C.P.C. Colombia art. 85
C.P.C.N. Argentina art. 337

 Comentario
1. El carácter publicistico del proceso se expresa desde la postulación de la
demanda. El juez tiene que velar porque la relación procesal que se quiere enta-
blar reúna los presupuestos procesales, para que produzca los efectos jurídicos
que se busca; por ello, el juez debe examinar con cautela si se encuentran o no
cumplidos dichos presupuestos, antes de darle curso a la demanda.
Si no se cumplen, se niega la tramitación por dos caminos: la inadmisibilidad y
el rechazo in limine de la demanda.
Frente a ellos, el presente artículo solo se ocupa del primer caso, de la inadmi-
sibilidad. Esta opera cuando le falta algún requisito o anexo o tenga algún defecto
subsanable con el fin que sea corregido, en un plazo no mayor de 10 días, por
citar, la omisión en adjuntar la copia del documento de identidad del recurrente.

1276
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Es una medida transitoria frente al rechazo que es una medida definitiva. Esta
última opera en dos casos: a posteriori a la inadmisibilidad, cuando no se subsana
oportunamente el defecto que motivó la inadmisibilidad y de plano-o in limine-
cuando concurran los supuestos que regula el artículo 327 CPC.
Como señala la última parte del artículo, si el demandante no cumple con lo
ordenado, el juez rechaza la demanda y ordena el archivo del expediente. Adicio-
nalmente a ello, aunque la norma no lo señale, el juez debe ordenar la devolución
de los anexos presentados con la demanda
Antes de dar trámite a cualquier petición, es potestad de los jueces señalar los
defectos u omisiones que se adolezca, ordenando que se subsanen dentro del
plazo que fije, por tanto, si la demanda adolece de alguna omisión o defecto sub-
sanables, como “petitorio incompleto o impreciso” corresponde al juez otorgar al
demandante un plazo para suplir la omisión o corregir la deficiencia.
Por citar, son defectos subsanables la falta de poder, la falta de representación
procesal, la falta de firma de abogado; sin embargo, hay casos mas complejos,
donde la norma hace referencia a determinados documentos que debe inevitable-
mente concurrir, caso contrario, no se admitirá la demanda; véase el caso de la
tercería, a que se refiere el artículo 535 CPC. Según la citada norma, se declara
inadmisible la tercería si el demandante no prueba su derecho con documento
público o privado de fecha cierta; en su defecto, dar garantía suficiente para res-
ponder por los daños que la tercería pudiera irrogar. Adicionalmente al control que
hace el juez al calificar la demanda, nada impide que este se vuelva a reproducir
en el saneamiento y la contraparte en el plazo para interponer excepciones.
2. Como se puede apreciar, este artículo permite al juez postergar la admisión
de la demanda bajo la justificante de subsanar algunas observaciones de orden
formal que refieren los 4 incisos de la norma. Esta limitante debe ser ejercida con
prudencia y ponderación, por la afectación inmediata a la tutela jurisdiccional. Si
bien se requiere de un debido proceso para solucionar los conflictos, este no pue-
de limitar –por aspectos meramente formales– el acceso a la justicia para la bús-
queda de la tutela(1).
Las anomalías de orden formal deben ser tales, que efectivamente requieran
hacer un alto al camino procesal; por citar, si se busca tutela y la persona que la
invoca no se identifica con su Documento Nacional de Identidad (DNI), esto es, no
acompaña copia de este ni hace referencia a su código único de identificación; si
el demandante tercerista no prueba su derecho sobre el bien afectado con docu-
mento público o privado de fecha cierta; el accionista que impugna judicialmente

(1) Parte de los comentarios a este artículo aparecen reproducidos en "Ayacucho, jueces e independencia : ¿Qué
es lo que pasa allí?" en Diálogos con la Jurisprudencia, Nº 84, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 165

1277
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

el acuerdo de la Junta General debe depositar los títulos de sus acciones en una
institución de crédito, la que quedará obligada a mantener en depósito hasta la
conclusión del proceso, debiendo el actor acompañar a su demanda como requi-
sito de admisibilidad, la constancia del depósito que le expedirá el depositario.
Situación contraria, es el caso del litigante que se identifica con su DNI, pero la
copia que adjunta no es legible; o su DNI ha caducado. En estos casos no proce-
dería postergar la tutela, por una anomalía que perfectamente puede ser suplida
en el camino, salvo que además de esta observación concurran otras diferencias
que corregir, en las que se bien podría incorporar esta exigencia.
Las facultades que se concede al Juez para declarar la inadmisibilidad de la
demanda, deben utilizarse con prudencia y ponderación. No pueden agotarse en
la lectura generalizada del mero enunciado, sin hacer una aplicación particulariza-
da a la anomalía del caso concreto. ¿la copia no legible de un DNI justifica poster-
gar admitir a trámite una demanda? ¿un DNI caduco es justificante para postergar
la admisión de una demanda? No se puede postergar el ejercicio del derecho de
acción, so pretexto de cuestionamientos formales, sin apreciar la afectación de
otros derechos constitucionales que dicho razonamiento conlleva. La pondera-
ción en la decisión solo puede justificarse cuando estas deficiencias no puedan
suplirse en el camino o sean determinantes para la admisión de la demanda. Se
debe tener en cuenta que el derecho de acción, es el poder jurídico que goza toda
persona para recurrir a la jurisdicción en busca de tutela judicial y no admite res-
tricciones ni limitaciones, para su ejercicio, tal como lo señala el artículo 3 del
CPC. En ese sentido, el Tribunal Constitucional(2) ha señalado que los jueces de-
ben tener en cuenta que la finalidad del proceso es resolver un conflicto de intere-
ses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica; e inclusive, en
materia de pruebas, ha instado al cumplimiento del artículo 201 del CPC, que
dice: el defecto de forma en el ofrecimiento o actuación de un medio probatorio no
invalida este, si cumple su finalidad para prescindir de un medio de prueba. Ello no
significa –dice el Tribunal Constitucional– “que se esté invitando al juez ordinario a
quebrar el orden formal que caracteriza a los procesos de los que conoce, sino a
orientarlos en provecho de la finalidad elemental o concreta para la que estos
existen. De no ser así el proceso se tornaría en un instrumento meramente for-
mal, sin ningún referente de contenido justo o propiamente razonable”.
En ese orden de ideas, un juez en ejercicio de su función jurisdiccional puede
asumir el criterio de admitir la demanda, si la única observación que tuviera para
ello, fuera la caducidad del DNI o la copia ilegible de este, por citar. En la motiva-

(2) Véase el pronunciamiento recaído en el expediente N° 613-2003-AA/TC Lima, en los seguidos por Pedro Miran-
da Vásquez y otra, de fecha 21 de abril de 2003

1278
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

ción del admisorio señalará que privilegia el acceso a la justicia frente a la poster-
gación de la tutela, so pretexto que la copia del DNI no está legible, sin que ello
impida que requiera a la parte interesada acompañe una copia legible o del DNI
renovado.
La razón de ser del DNI en el proceso, es la identificación, y esta se ha cumpli-
do, pues, la parte ingresa al proceso con la copia de este. Se debe tener en cuenta
que el único referente para identificar a la persona es el Código Único de Identifi-
cación, el mismo que se mantiene invariable hasta el fallecimiento de la persona,
por tanto, el documento que se emite (llamado DNI) debe tener asignado de ma-
nera legible el citado código, para que cumpla la finalidad de la identificación del
litigante. Si este Código es perfectamente legible en la fotocopia, al margen que el
documento haya caducado, no justificaría declarar la inadmisibilidad de la deman-
da, sin que ello impida al juez que solicite luego una mejor copia; aún más, con el
servicio de la informática y la interconexión que existe en algunas dependencias judi-
ciales con el padrón de la RENIEC, el juez y la contraparte, si tuvieren dudas, podrían
verificar la identificación con el Código que registra la cuestionada fotocopia.
Por otro lado, bajo dicho razonamiento se debe apreciar que toda persona, es
sujeto de derechos y de deberes; para que esta pueda ejercitar sus derechos
debe contar con la capacidad de ejercicio; en tanto ello no suceda, su personali-
dad jurídica solo podrá desenvolverse dentro de la capacidad de goce. La capaci-
dad de ejercicio se obtiene a partir que el sujeto es ciudadano, esto implica, ser
peruano mayor de 18 años. Para ejercer dicha ciudadanía requiere inscribirse en
el registro electoral del país, el mismo que está a cargo del Registro Nacional de
Identificación y estado civil (RENIEC) por mandato constitucional (vert. artículo
183 Constitución).
RENIEC tiene dos funciones primordiales: a) la inscripción de los nacimientos,
matrimonios, divorcios, defunciones y otros actos que modifiquen el estado civil; y
b) la identificación de personas, para lo cual, prepara y mantiene actualizado el
padrón electoral. Cuando una persona concurre a los Registros a declarar el naci-
miento de su hijo, esa declaración como acto va a estar recogida en un documen-
to, que forma parte del archivo o registro. Como consecuencia de ese acto, se
expide una copia de dicha inscripción, pues, constitucionalmente se ordena que la
RENIEC emita las constancias correspondientes, por dichos registros.
Es importante describir todo ello, para distinguir el documento del acto en sí.
Ellos son dos supuestos diferentes, a tal punto que tanto el artículo 225 CC y el
artículo 237 del CPC, al referirse a ellos dicen: “son distintos el documento y su
contenido. Puede subsistir este, aunque el primero sea declarado nulo”. En ese
sentido, el acto declarativo del nacimiento o del matrimonio, va a estar contenido en
un registro, del que podemos extraer todos los datos necesarios que pueda brindar
ese medio; podemos obtener tantas copias del registro de nacimiento o defunción,
pero siempre teniendo en cuenta que son distintos el acto y el documento.

1279
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Hay algunas organizaciones, que otorgan a los documentos plazos de vigen-


cia, para reafirmar la seguridad de la información que se brinda en el documento;
por citar, en las inscripciones en Registros Públicos, el acto de la inscripción es uno
y la constancia de dicha inscripción es otro. Los documentos que se emitan hacien-
do referencia al contenido de las inscripciones en registros públicos están sujetos a
un plazo de caducidad, por la naturaleza pública de la información registral.
En igual sentido si uno concurre a la RENIEC para inscribirse en el Padrón
Electoral y ejercer sus derechos como ciudadano, encontramos la misma distin-
ción entre acto y documento. La inscripción es el acto y el documento, es la cons-
tancia que emite RENIEC como consecuencia de la inscripción, tomando como
referente la información contenida en sus archivos o registros.
Lo fundamental en la inscripción ante la RENIEC, es que se nos asigna un
Código Único de Identificación, el mismo que se mantendrá invariablemente has-
ta el fallecimiento de la persona, como Unico Referente Identificatorio de la Mis-
ma. (ver artículo 31 de la Ley Orgánica del RENIEC)
Este Código constituye la base sobre la cual la sociedad y el Estado la identifi-
ca para todos los efectos. En tal virtud será adoptado obligatoriamente por sus
distintas dependencias como número único de identificación de la persona en los
registros de orden tributario y militar, licencias de conducir, pasaportes, documen-
tos acreditativos de pertenencia al sistema de seguridad social y en general a
todos aquellos casos, en los cuales se lleve un registro previo trámite o autoriza-
ción. (Ver artículo 35 de la citada Ley Orgánica Reniec). Bajo ese norte, luego de
la inscripción en el padrón electoral, la RENIEC nos entrega una constancia u
documento que contenga los datos necesarios para la identificación. Ese docu-
mento es conocido como DNI (documento nacional de identificación), el mismo
que debe portar toda persona para sus actos civiles, comerciales, administrativos,
judiciales y, en general, para todos aquellos casos en que, por mandato legal,
deba ser presentado.
Ese documento, hoy está sujeto a caducidad. Tiene validez de 6 años (como
documento) situación que antes de la implementación de este sistema computari-
zado no tenía restricciones temporales para la validez del documento, al margen
de la gratuidad de este.
En el caso de la copia de un DNI ilegible, si bien, el inciso 1 del artículo 425 del
CPC requiere la presentación de la copia legible del DNI del actor o de su repre-
sentante, ante el supuesto que ello sea la única observación a la demanda, no
sería recomendable postergar el acceso a la justicia, hasta que acompañe copia
legible. El juez podría admitir la demanda, y requerirle en el camino a la parte, bajo
un plazo, acompañe una mejor copia del DNI; sin embargo, si hubieren otros
cuestionamientos más, para la adminisibilidad de la demanda, se podría poster-
gar, ya no por el mero hecho de la copia DNI sino por otras observaciones de

1280
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

mayor trascendencia. Vemos pues, que la razón de ser de la exigencia del DNI, no
solo está ligado a un criterio de identificación sino de verificación del ejercicio de la
ciudadanía. En tal sentido, perfectamente se puede suplir dicha deficiencia, en
tanto, sea legible el Código Único de Identificación del documento que se acom-
paña.
En igual forma, cuando se ejerce el patrocinio se requiere estar inscrito en el
Colegio de Abogados del Distrito Judicial correspondiente (ver inciso 3 artículo
285 LOPJ). Cuando un profesional se inscribe en el Colegio, dicho acto es recogi-
do en un archivo del que se entregará una constancia. Para identificarse como
abogado en el patrocinio, es vital señalar el numero de colegiación y presentar el
documento (carné) sin embargo, en el supuesto que se extravíe o sea no legible
este, lo que se cuestiona es la eficacia del documento, mas no el acto en sí de su
incorporación a la orden. En cualquier momento, se puede verificar la identifica-
ción de este abogado con el Registro del Colegio que asigna, por más que su
carné o la copia de este se deterioren.
Otro aspecto a considerar es la ausencia de la constancia de sufragio de las
últimas elecciones. El juez no es un simple aplicador de normas, sino que tras-
ciende mas allá de ello, es una persona que cumple un fin valorativo en su fun-
ción, la búsqueda de la justicia, para lo cual, pondera el incumplimiento del deber
de votar y la realización del derechos constitucional al nombre y a la identidad. En
esa línea de opinión, la misma RENIEC, mediante Resolución Jefatural Nº 454-
2000-JEF-RENIEC publicada el 01-08-2000 precisa que "en la inscripción de na-
cimiento y en el de reconocimiento administrativo posterior a las inscripciones, el
DNI del padre inscribiente o reconocente que carezca de la constancia de vota-
ción, no perderá el efecto identificatorio que le confiere la Ley, por tanto, se proce-
derá a inscribir tales actos civiles".
3. Otro aspecto a destacar del artículo es la regulación del inciso 3. Cuando el
petitorio es incompleto o impreciso se declara inadmisible la demanda, para que
lo precise. Ello es importante porque la demanda fija los límites de las pretensio-
nes en el proceso, en atención al principio dispositivo que ejercen solo las partes;
y además porque una demanda que contenga un petitorio incompleto o impreciso
no va a permitir que la demandada realice en mejor forma su defensa. Las dudas
e interpretaciones de lo que aparentemente se podría solicitar estarán presentes
al momento de contestar; por citar, se pide el desalojo de una parte del inmueble,
sin embargo, no se precisa sobre que área o interior de este se pretende el des-
alojo. Si bien el juez puede admitirla a trámite, la parte emplazada podrá interpo-
ner la excepción de oscuridad o ambigüedad de la demanda. Si bien, el efecto que
genera dicha excepción es suspender el proceso hasta que el demandante sub-
sane los defectos, dentro del plazo que el juez fije (ver inciso 3 artículo 451 del
CPC); en esas condiciones, la parte demandada tendrá que asumir su defensa
contestando la demanda, bajo un petitorio nada claro, que se hubiera podido co-

1281
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

rregir desde el inicio, si el juez lo hubiera advertido desde la calificación de la


demanda. Nótese que el diseño del artículo 451 del CPC, no permite que luego de
corregida está deficiencia se pueda volver a absolverla. La oscuridad de esta,
limita al demandado a tener que asumir una contestación “a tientas” bajo las defi-
ciencias de la demanda.
Por otro lado, conforme se aprecia del inciso 9 del artículo 424 del CPC, uno de
los elementos que contiene la demanda es la vía procedimental; sin embargo,
puede darse el caso que la propuesta no corresponda a la naturaleza o cuantía de
la pretensión. En esas circunstancias, opera dos alternativas: a) instar a la facul-
tad del Juez para que adapte la demanda a la vía procedimental que considere
apropiada, siempre que sea factible su adaptación (Ver inciso 1 artículo 51 DEL
del CPC); b) declarar la inadmisibilidad de la demanda, a fin que la demandante
corrija esta deficiencia, tal como refiere la norma en comentario.
Las observaciones que se pueda hacer a la admisibilidad de la demanda, bajo
este artículo, está sujeto a una condición temporal: el rechazó de la demanda si
no se subsana las deficiencias en el plazo que fije el juez, el mismo que no podrá
ser mayor de diez días.

JURISPRUDENCIA

Si se declaró inadmisible la demanda de tercería, concediendo el plazo de tres días para


que subsane las omisiones, es nula la resolución que rechaza la demanda apresurada-
mente, antes que transcurra el plazo.
El hecho de que la demandante haya presentado el escrito ofreciendo garantía para la
suspensión del remate, no significa haber vencido el plazo concedido (Exp. Nº 2231-99,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 284).

Si el juez declaró inadmisible el apersonamiento, otorgando un plazo para que se subsa-


nen las omisiones advertidas; atenta contra el derecho de defensa, si deniega de plano la
intervención antes que venza dicho plazo. En todo caso, si no le merecía convicción el
apersonamiento podía solicitar documento idóneo que acredite interés económico y legiti-
midad para obrar y no denegar de plano su intervención (Exp. Nº 111-99, Sala de Proce-
sos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4,
Gaceta Jurídica, pp. 312-314).

Si el petitorio versa sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta respecto a la sentencia


expedida en primera instancia, obviando comprender a la ejecutoria suprema, la cual ha
pasado en autoridad de cosa juzgada, no puede considerarse como un petitorio implícito,
más aún si no se hace alusión alguna dentro del contexto de la causa petendi.
No obstante que el proceso busca la invalidez de la última resolución que pone fin al
proceso, empero, la imposibilidad descansa en la aplicación expresa de la ley que prohibe
emitir pronunciamiento sobre un punta no demandado, de modo que a priori no se puede
sustituir a la demandante y elegir en el mejor de los casos sobre qué resolución debe

1282
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

dirigirse la demanda (Exp. Nº 385-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimien-


to, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica,
pp. 314-316).

Cuando se actúa en el proceso mediante poder otorgado en el extranjero, debe expresar-


se la aceptación del mismo en el escrito de apersonamiento.
Siendo éste un requisito formal, pasible de subsanación, debe ser dispuesto por el juez en
la etapa postulatoria (Exp. Nº 979-97, Sexta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 286).

Si la actora ha invocado las causales de nulidad de cosa juzgada fraudulenta pero no las
ha fundamentado en forma individual cada una de ellas, el Juez debe hacer uso de la
facultad del artículo 426 del C.P.C. y ordenar la inadmisibilidad de la demanda, por tratarse
de omisiones subsanables y no rechazar liminarmente, pues, ello importa denegar la tutela
jurisdiccional a que tienen derecho todos los justiciables (Exp. Nº 21104-98, Sala de Pro-
cesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 352-353).

Si el juez ordena al actor subsane la omisión o defecto que contiene su demanda y no


cumple con lo ordenado dentro del plazo concedido, se rechazará la demanda y ordenará
el archivo del expediente (Exp. Nº 203-96, Quinta Sala Civil, Ledesma Narváez, Maria-
nella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 258-259).

No es posible ventilar, dentro dé un proceso de desahucio tramitado en la vía sumaria,


cuestiones que afecten el mejor derecho de propiedad sobre bienes Inmuebles, materia
que debe ventilarse en una vía declarativa más lata (Cas. Nº 656-95-Lima, Editora Nor-
mas Legales S.A., Tomo 266, Julio 1998, Trujillo-Perú, pp. A.1-A.2).

La nulidad de la cosa juzgada no implica la revaloración de las pruebas que hubieran


actuado en el proceso anterior para obtener una decisión sustitoria, sino la nulidad de la
sentencia cuestionada.
Si la actora ha invocado las causales de nulidad de cosa juzgada fraudulenta pero no las
ha fundamentado en forma individual cada una de ellas, el Juez debe hacer uso de la
facultad del artículo 426 del C.P.C. y ordenar la inadmisibilidad de la demanda, por tratarse
de omisiones subsanables y no rechazar liminarmente, pues, ello importa denegar la tutela
jurisdiccional a que tienen derecho todos los justiciables (Exp. Nº 21104-98, Sala de Pro-
cesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 352-353).

1283
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

IMPROCEDENCIA DE LA DEMANDA
ARTÍCULO 427
El Juez declarará improcedente la demanda cuando:
1. El demandante carezca evidentemente de legitimidad para
obrar;
2. El demandante carezca manifiestamente de interés para
obrar;
3. Advierta la caducidad del derecho;
4. Carezca de competencia;
5. No exista conexión lógica entre los hechos y el petitorio;
6. El petitorio fuese jurídica o físicamente imposible; o,
7. Contenga una indebida acumulación de pretensiones.
Si el Juez estimara que la demanda es manifiestamente impro-
cedente, la declara así de plano expresando los fundamentos
de su decisión y devolviendo los anexos.
Si la resolución que declara la improcedencia fuese apelada, el
Juez pondrá en conocimiento del demandado el recurso inter-
puesto. La resolución superior que resuelva en definitiva la im-
procedencia, produce efectos para ambas partes.

CONCORDANCIAS:
C.P.C. arts. IV, 6, 50 inc. 6, 85, 424 incs. 5 y 6, 500, 551 párr. 1.
C.P. Const. arts. 2, 5, 88.
C.N.A. art. 165.
LEY 26636 art. 18.
D.S. 017-93-JUS art. 184 inc. 11.

 Comentario
1. La demanda da inicio a la instancia y obliga al juez –de manera oficiosa– a
calificarla previamente para decidir su admisibilidad o rechazo liminar de esta,
como expresión del sistema publicístico que acoge el modelo procesal. En esta
calificación ingresa el concepto de presupuesto procesal, como requisito para la
constitución y desarrollo de la relación procesal, independientemente del funda-
mento sustancial de la demanda.
Devis Echeandía(1) califica a los presupuestos procesales como los requisitos
necesarios para que pueda ejercitarse la acción válidamente. Ellos son “la capaci-

(1) DEVIS ECHANDIA, Hernando, Compendio de Derecho Procesal, t.I, DIKE,Medellín, 1993, p. 284

1284
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

dad jurídica y capacidad procesal de la parte actora y su adecuada representa-


ción; la jurisdicción y la competencia; la postulación para pedir, y, la no caducidad
de la acción”. Según dicho autor, los presupuestos procesales son “condiciones
que deben existir a fin que pueda darse un pronunciamiento cualquiera, favorable
o desfavorable sobre la pretensión, esto es, a fin de que se concrete el poder-
deber del juez de proveer sobre el mérito”.
Para Véscovi(2), los presupuestos procesales son “los supuestos necesarios
para que pueda constituirse un proceso válido, o una relación procesal válida".
Explica, que el juez no solo estudia la razón o la sin razón de las partes, el fondo o
el mérito del asunto sino también el propio proceso. Aquí es cuando examina los
presupuestos procesales: hace un "proceso sobre el proceso”, examina su regu-
laridad como requisito necesario para proveer en el fondo del negocio.
Con esta calificación se busca entablar una relación procesal válida a fin de
evitar un pronunciamiento inhibitorio, desarrollando un inútil y anormal proceso,
con elevados costos y desperdiciada actividad procesal.
2. El problema que se presenta en el tratamiento de los presupuestos procesa-
les, recae en el cuestionamiento si su concurrencia debe examinarse de oficio por
el juez o puede dejarse que sean las partes las que, en su actividad descubran, en
su caso, su falta o ausencia de ellos.
Las opiniones contrarias al actual sistema procesal, se orientan por la admi-
sión generalizada de la demanda, porque considera que el rechazo in limine litis
constituye una forma de indefensión. Señalan que los riesgos evidentes de auto-
rizar al juez a rechazar demandas llevan a la conclusión que aquél debe admitirlas
todas, aunque le parezca que se trata de demandas sin posibilidades de éxito.
Para Fairen Guillén(3), la tendencia moderna, es la de entender que correspon-
de a los jueces velar por la existencia de los presupuestos procesales, no solo en
beneficio de las partes, sino en el de la economía procesal, que interesa en todo
caso a la comunidad social, lo cual según dicho autor, no tiene nada que ver
ideologías políticas autoritarias.
Estas facultades de dirección del juez no constituyen un abuso o quizá una
violación constitucional al derecho de acción que tiene todo ciudadano, cuyo gé-
nero es el derecho de petición, señala Peyrano. Cuando alguien intenta una de-
manda al ejercer el derecho de acción y obtener una respuesta inmediata cance-
latoria de su expectativa, no se estará cuestionando, desplazando o violando tal
derecho, pues, según Peyrano una cosa es el derecho de acción y otra cosa es la

(2) VESCOVI, Enrique, Teoría General del Proceso, Bogotá, Temis, 1987, p. 83.
(3) FIAREN Guillén VIctor, Doctrina General del Derecho Procesal, Bosch, Barcelona, 1990, p.338

1285
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

pretensión. El derecho de acción ya se ejerció con la demanda. Si su pretensión


no tiene fundamento, si busca un absurdo legal, no tiene por que merecer agotar
toda la secuencia procesal. Bajo esa hipótesis, el juez deberá emitir una resolu-
ción suficientemente motivada y fundada en cualquiera de las causales expresa-
mente prevista en esta norma. La facultad de rechazo liminar de la demanda
debe ejercerse con la debida prudencia, contrayéndola a los supuestos que la
improcedencia de la pretensión aparezca en forma manifiesta, sea, porque clara-
mente surja de los propios términos de la demanda o de la documentación a ella
acompañada.
3. Para que toda persona pueda ingresar al proceso, necesita de legitimidad
para hacerlo. La legitimación no opera invocando la existencia del derecho, que
es el tema de fondo en el proceso, sino en las afirmaciones que el actor realiza
acerca de la titularidad del derecho. Si no afirma esa titularidad carecerá de legiti-
mación activa para interponer la pretensión. Montero justifica ello en un ordena-
miento basado en la autonomía de la voluntad y en la libre disposición, el único
que puede formular la pretensión con legitimación es quien afirme su titularidad
activa en la relación jurídico material.
Estar legitimado en la causa significa tener derecho a exigir que se resuelva
sobre las peticiones formuladas en la demanda, es decir, sobre la existencia o
inexistencia del derecho material pretendido, ya sea por medio de sentencia favo-
rable o desfavorable. Por otro lado, no solo el actor debe limitarse a afirmar su
titularidad del derecho sino también debe afirmar que el demandado es el titular
del deber contrapuesto a su derecho
Las normas determinan quienes están autorizados jurídicamente para accionar
o para contradecir, en la hipótesis que se proceda a la declaración de certeza de
una relación jurídica sustancial. Puede existir la posibilidad que haya otros sujetos
legitimados para demandar o contradecir, pero que no figuran como demandantes
o demandados en el proceso. En este supuesto, al calificar la demanda se contem-
pla la oportunidad para que intervengan y formen parte del proceso, se integren a él,
pues, quien tiene legitimación tiene aptitud suficiente para intervenir. Véase sobre el
particular el caso del litisconsorcio necesario sea activo o pasivo.
Hay algunos autores que distinguen entre "legitimatio ad causam" de la "legiti-
matio ad processum". La primera es un elemento sustancial de la litis y, por lo
tanto, no constituye un presupuesto procesal. En cambio, la legitimatio ad proces-
sum se refiere a la capacidad jurídica procesal de las partes, que sí es un presu-
puesto procesal.
La ausencia de la legitimatio ad causam, impide que la sentencia resuelva
sobre el fondo de la litis, pero no invalida el proceso, y la sentencia inhibitoria es
absolutamente válida; la falta de la legitimatio ad processum, constituye un motivo
de nulidad, que vicia el procedimiento y la sentencia que llegue a dictarse.

1286
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Existen dos corrientes de opinión en relación a la legitimación en la causa. La


primera que liga a la legitimación con la titularidad de la relación jurídica sustancial
objeto del proceso; la segunda que no encuentra ligazón entre estas dos nocio-
nes, de tal manera, que puede existir legitimación sin que exista titularidad del
derecho. La doctrina procesal contemporánea se inclina por esta última, pues
considera que la legitimación es un presupuesto de la pretensión contenida en la
demanda o resistida por el demandado en la contestación; forma parte de la fun-
damentación de la demanda en sentido general; las partes pueden estar legitima-
das para la causa tengan o no el derecho o la obligación sustancial, sea deman-
dante o demandado; la legitimación no es requisito de sentencia favorable sino de
una sentencia válida de fondo.
La legitimación puede ser ordinaria y extraordinaria. Según Montero Aroca, la
legitimación ordinaria es la afirmación de titularidad del derecho subjetivo mate-
rial. La legitimación no puede consistir en la existencia del derecho y de la obliga-
ción, que es el tema de fondo que se debatirá en el proceso y se resolverá en la
sentencia; sino, recae en las afirmaciones que realiza el actor; en cambio, la legi-
timación extraordinaria, no afirma la titularidad del derecho material subjetivo. La
sustitución procesal regulada en el artículo 60 CPC, la acción directa contra el
asegurador recogida en el artículo 1987 Código Civil y los intereses difusos regu-
lados en el artículo 82 CPC son expresiones de esta legitimación extraordinaria.
La sentencia que declare fundada la demanda será obligatoria para todos, incluso
para quienes no han participado en el proceso (véase el artículo 82 CPC)
4. El concepto de interés ha sido influenciado con la visión publicista del proce-
so civil. Frente al clásico esquema de considerar al proceso bajo una función
represiva se plantea la posibilidad del proceso bajo una función preventiva.
Tradicionalmente el concepto de interés para obrar, que enarbola el trabajo de
Rocco(4), consideraba que "se tiene interés para obtener la simple declaración de
certeza positiva o negativa cuando el actor o el demandado reciban una utilidad o
cuando de la falta de la declaración de certeza, positiva o negativa reciban un
perjuicio".
Si bien se sostenía que la acción era un derecho autónomo, independiente, al
derecho material, se consideraba que el interés para obrar no es otra cosa que el
elemento sustancial del derecho de acción.
Un criterio que se utilizaba para determinar el interés para accionar es el "juicio
de utilidad actual para su titular" y si la falta de pronunciamiento jurisdiccional

(4) Rocco Ugo, Tratado de derecho procesal, tomo 1, Depalma, Buenos Aires, 1982, p.343

1287
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

pedida produciría un daño. Solo si se infería la existencia del daño se admite el


interés, si tal perjuicio no existe, no hay duda que tampoco existe dicho interés.
Según Rocco(5), el interés tanto para accionar o contradecir debe ser concreto y
actual. No concebía interés para accionar concerniente a derechos futuros o even-
tuales, que no constituyan ya objeto y materia de tutela por parte del derecho
material objetivo.
En esa línea otros autores consideran que "el particular no puede pretender
que los tribunales del Estado le presten su trabajo sino en cuanto tenga necesidad
de la tutela y en la medida de esa necesidad". La necesidad de tutela jurídica
exige un interés procesal, es decir, un interés a la actuación del derecho y al
mantenimiento de la paz mediante la invocación de los órganos de la tutela jurídi-
ca. Para Liebman(6), "el interés para accionar está dado por la relación jurídica
entre la situación antijurídica que se denuncia y la providencia que se pide para
ponerle remedio mediante la aplicación del derecho, y esta relación debe consistir
en la utilidad de la providencia, como medio para adquirir por parte del interés
lesionado la protección acordada por el derecho."
El concepto clásico del interés para obrar ha sido superado por la tutela juris-
diccional preventiva. Adelantándose a la violación del derecho, se permite transi-
tar por el proceso de cognición y obtener una sentencia que solo podrá desplegar
sus efectos una vez producida la violación de aquel. En esta línea se presenta el
caso de la condena a futuro regulado en el artículo 594 CPC.
Aquí ya no opera el juicio de utilidad de la concepción clásica de interés para
obrar sino que frente a cualquier deber de prestación y ante el temor del incumpli-
miento por parte del deudor, puede el acreedor sin esperar que el incumplimiento
se materialice, promover un proceso tendiente a obtener una sentencia que con-
dene al cumplimiento de la prestación debida, aun cuando el crédito no es exigi-
ble, no ha habido aún incumplimiento, en suma, no ha habido aun violación del
derecho sustancial.
5. La caducidad es un derecho de acción con un plazo establecido. Como
señala Albadalejo(7), significa que algo (generalmente una facultad o un llamado
derecho potestativo tendentes a modificar una situación jurídica) nace con un
plazo de vida y que pasado este, se extingue. Se trata, pues, que la facultad o el
derecho que sea, es de duración limitada. En la caducidad el tiempo se cuenta
desde el nacimiento y no admite interrupción ni suspensión, como señala el ar-
tículo 2005 Código Civil.

(5) Op. cit. p. 345


(6) Liebmman Enrico Tullio, Manual de Derecho Procesal Civil, Ejea, Buenos Aires, 1980, p.116
(7) Albadalejo Manuel, Derecho Civil. T. 2, 14 ed, Bosch, Barcelona, 1996, p. 506-507

1288
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Para Albadalejo, la caducidad se aplica generalmente no a los derechos, pro-


piamente hablando, sino a las facultades o poderes jurídicos, cuyo fin es promo-
ver el cambio de situación jurídica (por ejemplo el poder de impugnar un contrato
o el matrimonio o un estado de filiación, etc) tengan o no carácter patrimonial
mientras que la prescripción se aplica a los derechos patrimoniales.
La caducidad se justifica porque es conveniente que las situaciones jurídicas
no estén permanentemente sometidas a la posibilidad de revisión. El que está
facultado para ello, ha de hacerlo prontamente (según el plazo que en cada caso
la ley estime adecuado) o pierde tal posibilidad. El efecto del plazo de caducidad
se produce automáticamente, es decir, una vez transcurrido, el derecho que sea,
se extingue ipso iure y no es necesario que ello sea alegado por el interesado sino
que el juez lo apreciará de oficio al calificar la demanda. Véase sobre el particular
el artículo 2006 Código Civil.
6. La norma autoriza el rechazo in limine de la demanda cuando la incompe-
tencia del órgano se infiere en forma manifiesta y evidente de la propia exposición
de los hechos formulada por el actor.
La competencia constituye uno de los presupuestos procesales. Esta se deter-
mina de acuerdo a criterios de materia, cuantía, jerarquía, turno y territorio.
Para nuestro Código, constituyen presupuestos procesales la competencia por
razón de materia, cuantía, jerarquía y turno, en cambio, la competencia por razón
de territorio configura solo un impedimento procesal, que no se encuentra sujeto a
trámite de oficio sino únicamente cuando el demandado ha interpuesto la excep-
ción de incompetencia porque podría operar la prórroga tácita de la competencia
al contestar la demanda. Ello es atendible porque en orden descendente, la com-
petencia por materia, es absoluta e improrrogable; la competencia por cuantía o
por valor, también es absoluta; en cambio, la competencia por territorio es prorro-
gable porque es dispositiva, está confiada a la autonomía de la voluntad privada,
cuya vulneración apenas produce nulidad relativa. Esta competencia se sanea
por preclusión, a través de la prórroga tácita. La competencia territorial es un
criterio pragmático. Su fin tiene una connotación económica de facilitar y acercar
al juez al justiciable, a los dos o a alguno de ellos.
La incompetencia en razón de la cuantía, jerarquía y materia puede ser decla-
rada no solo al momento de calificar la demanda sino en el saneamiento procesal;
en ambas circunstancias se archivan el proceso, pero con respuestas diversas
según el momento procesal en que se declare. Al calificar la demanda se declara
la improcedencia liminar de la demanda (ver inciso 4º artículo 427); en el sanea-
miento la nulidad de todo lo actuado (ver inciso 5 artículo 451 CPC). Las respues-
tas diferentes se sustentan en las nulidades procesales. Estas comprenden dos
sistemas, prevención y sanción. Esto explica porque el juez incompetente al cali-
ficar la demanda no sanciona la nulidad sino que la previene declarando improce-

1289
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

dente la demanda; en cambio, en el saneamiento, se sanciona la nulidad, decla-


rando concluido el proceso.
7. La norma regula en el inciso 6 el caso de los conflictos eunucos o inertes
que provoca la no admisión de la demanda porque el ordenamiento jurídico no
protege el interés alegado por el demandante.
Estos son casos muy limitados, donde el ordenamiento niega el derecho de
acción. Se trata de conflictos, que por más relevancia jurídica que tengan, es el
propio ordenamiento jurídico el que sustrae de la posibilidad de ser exigidos judi-
cialmente. Son supuestos de conflictos jurídicos pero sin acción. Sobre el particu-
lar podemos citar las deudas que provengan del juego y la apuesta no autoriza-
dos. Según el artículo 1943 Código Civil estos no son pasible de reclamo judicial.
Es el propio ordenamiento el que de modo expreso y general, señala que el inte-
rés del actor no está protegido y, por tanto, que el proceso es inútil pues nunca se
podrá llegar a una sentencia estimatoria de la pretensión. Bajo esta misma óptica
véase el caso que recoge el artículo 1892 CC sobre la perdida de acción del fiador
contra el deudor principal, sino comunicó el pago efectuado al acreedor.
Montero Aroca(8) hace referencia a la demanda que exige el cumplimiento de la
promesa de matrimonio; no se admite a trámite, porque dicha promesa no produ-
ce obligación de contraerlo, ni de cumplir lo que se hubiese estipulado para el
supuesto de su no celebración, además porque la legislación de manera expresa
así lo señala. En esta línea también se agregan las demandas absurdas, como las
que piden se condene al Presidente del Gobierno a cumplir su programa electoral.
8. La acumulación sirve para la satisfacción de dos o mas pretensiones, en un
mismo proceso; por citar, la resolución de contrato, devolución de bien y entrega
de frutos.
Hay razones que justifican la acumulación como la reducción de tiempo, es-
fuerzo y dinero, que de otro modo, darían lugar a diferentes procesos. Por otro
lado, la necesidad de evitar la posibilidad de pronunciamientos contradictorios a
que puede conducir la sustentación de pretensiones conexas en procesos distin-
tos, también la justifica.
En el primer caso se obtiene una ventaja desde el punto de vista de la econo-
mía; en el segundo, en el de la justicia o de la certeza. Que sentido tendría tener
tres petitorios para reclamar en tres procesos distintos, con mayor tiempo, esfuer-
zo y dinero; pero además, fundamentalmente –como ya se ha señalado– sirve
para evitar fallos contradictorios. Podría darse el caso que se tramite dos proce-

(8) Montero Aroca Juan, Derecho jurisdiccional, t.II, Bosch, Barcelona, 1995, p.140

1290
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

sos distintos y en ellos se resuelva distinto, por citar, frente a dos deudores solida-
rios, en un proceso se condena al pago y en el otro se declara extinguida la obliga-
ción. Las reglas de la acumulación están detalladas en los artículos 83 al 90 del
Código Procesal.
Por último debemos reafirmar al comentar este artículo, que la facultad de
rechazo liminar de la demanda debe ejercerse con la debida prudencia, contra-
yéndola a los supuestos en los que la improcendencia de la pretensión aparezca
en forma manifiesta sea porque claramente surja de los propios términos de la
demanda o de la documentación a ella acompañada.

JURISPRUDENCIA

Es improcedente la demanda, para la convocatoria judicial a junta general de accionistas,


si la solicitud para tal fin, presentada por la propia accionante, ha sido admitida.
Una vez denegada o transcurrido los quince días a la recepción de la solicitud se podrá
solicitar judicialmente su convocatoria en proceso no contencioso (Exp. Nº 12729-99, Sala
de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo
5, Gaceta Jurídica, Sumilla 431).

Si la demanda ha sido recaudada con un contrato de subarrendamiento financiero, el


mismo no permite que el subarrendatario pueda ejercitar su derecho de opción, desde que
el subarrendador no tiene la titularidad o dominio del bien, razón por la que deviene impro-
cedente la demanda, pues, no constituye título ejecutivo, a tenor del D.Leg.299.
El juez está obligado a calificar de oficio el título con la interposición de la demanda y en la
sentencia (Exp. Nº 99-2516-1623, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 352).

Si la minuta de compra venta se encuentra pendiente de elevación a escritura pública en la


Notaría, faltando únicamente la firma de la codemandada en la citada escritura, no puede
declararse la improcedencia de la demanda bajo el argumento que corresponde tramitarse
bajo la vía no contenciosa, en atención a la Resolución Jefatural Nº 122-98-AGN/J.
Dicha resolución es aplicable cuando falten las firmas de los comparecientes, del Notario
o de los testigos y la escritura pública se encuentre en el Archivo General de la Nación
(Exp. Nº 21028-99, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 312).

Es improcedente la demanda que pretende, a través de una declaración judicial, posibilitar


el otorgamiento de escrituras públicas de un demandado a otro y del último a la deman-
dante, con el evidente propósito de sanear la titulación y proceder a la inscripción del
dominio.
Con esta pretensión se desnaturaliza el instituto legal del contrato, y, más aún persigue
que un juez se sustituya en el derecho de unos y en la obligación de otros de ser suscrip-
tores de una escritura pública (Exp. Nº 694-98, Sala de Procesos Abreviados y de Co-
nocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta
Jurídica, Sumilla 314).

1291
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Trabada la medida cautelar, el hecho de que se haya interpuesto demanda fuera del plazo
previsto en el artículo 636 del CPC, no afecta ésta, sino, la caducidad de la medida. Decla-
rar la improcedencia de la demanda atentaría contra el derecho a la tutela jurisdiccional
(Exp. Nº 47492-98, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma Narváez, Marianella, Juris-
prudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 142).

Si la demandada ha cumplido con remitir la carta conforme a lo acordado por las partes al
suscribir el contrato de prestación de servicios, el actor no puede pretender resolverlo, si
antes ya lo hizo la empresa demandada (Exp. Nº 193-99, Sala de Procesos Abreviados
y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5,
Gaceta Jurídica, Sumilla 101).

Con relación a la procedencia de la demanda y al establecimiento de una relación jurídica


procesal válida, nuestra ley procesal ha establecido distintas oportunidades para su apre-
ciación; así, la primera es la calificación de la demanda, en la que no se notifica a la parte
demandada; la segunda es cuando la parte demandada deduce excepción, que se debe
resolver por el juez antes de dictar el auto de saneamiento; y, finalmente, en sentencia
(Cas. Nº 724-99-Lambayeque, El Peruano, 12/11/99, p. 3902).

La legitimado ad causam o legitimación para actuar es un elemento sustancial de la litis


más no de la acción y, por tanto, no constituye un presupuesto procesal, pero la carencia
de dicha calidad por su íntima relación con el interés sustancial de la pretensión impide
obviamente una decisión de fondo (Cas. Nº 2296-98-Cajamarca, El Peruano, 19/03/99,
p. 2836).

El contrato cuya formalización se pretende contiene una obligación de construir, esto es,
una obligación de hacer, que solo compromete a los otorgantes, significando que cuando
el deudor lo incumple, el acreedor está facultado a exigir la ejecución forzada del hecho
prometido; pero, estando la obra concluida resulta improcedente formalizar un contrato ya
ejecutado; sin perjuicio de dejar a salvo el derecho que pudiere tener la demandante para
discutir en distinta acción el derecho de propietaria que invoca (Exp. Nº 112-99, Sala de
Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo
4, Gaceta Jurídica, pp. 539-541).

Si se advierte del contrato que se pretende elevar a escritura pública que la codemandada
no lo ha suscrito, no puede compelerse a una persona a llenar una formalidad requerida si
no ha intervenido en la celebración del acto jurídico.
Al acceder al proceso se hace en los mismos términos que las partes han celebrado el
acto jurídico, no siendo posible modificación alguna, pues, importaría variar la voluntad de
las partes (Exp. Nº 1358-98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Ma-
rianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 535-538).

La demanda de otorgamiento de escritura, además del pronunciamiento por parte del juez
respecto a la validez del acto jurídico que origina la transferencia del mismo, es improce-
dente, pues no resulta factible a través de un proceso de otrogamiento de escritura emitir
tal pronunciamiento (Exp. Nº 3243-1999, Sala de Procesos Abreviados y de Conoci-
miento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídi-
ca, pp. 521-522).

Es improcedente la demanda sobre mejor derecho, si no se han interpuesto los recursos


impugnatorios hasta agotar la vía administrativa o causar estado, para luego, demandar la
acción contencioso administrativa.

1292
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Al no haberse reconocido el derecho que alega tener la demandante, mal podría esta parte,
pretender obtener ese mismo derecho, por la vía que no es la que la ley regula para el efecto
(Exp. Nº 1098-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 495-497).

Es improcedente la demanda por falta de legitimidad para obrar, si el accionante no acre-


dita su calidad de asociado de la Cooperativa, cuyos acuerdos pretende impugnar.
El debido proceso se conceptúa procesalmente como aquel en el que se brinda a las
partes las condiciones mínimas para comparecer al proceso, defenderse, probar su defen-
sa a im-pugnar las decisiones judiciales (Exp. Nº 4342-98, Sala de Procesos Abreviados
y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4,
Gaceta Jurídica, pp. 463-464).

Habiéndose amparado la pretensión de ineficacia de la inscripción de anticipo de legítima


otorgado por los demandados a sus hijos; sin embargo, se plantea otra demanda para que
se declare la invalidez del asiento registral que contiene la inscripción del anticipo de
legítima, el que ya ha sido materia de pronunciamiento, situación que lleva a la improce-
dencia de la demanda, pues, no existe conflicto que resolver (Exp. Nº 17322-98, Sala de
Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo
4, Gaceta Jurídica, p. 466).

El hecho que el demandante esté siguiendo una querella por difamación, no puede enten-
derse que el actor esté haciendo valer, en ambas vías, un mismo derecho, puesto que la
querella persigue la imposición de una pena al denunciado y la pretensión indemnizatoria
que la misma conllevaría, debe ser solicitada, hecho que no aparece realizado en la que-
rella. La pretensión indemnizatoria es facultativa de la parte que se cree agraviada y persi-
gue además el resarcimiento por el daño moral (Exp. Nº 1383-99, Sala de Procesos
Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Ac-
tual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 455-456).

Si del contrato de arrendamiento se advierte que existe adicionalmente al actor otra perso-
na que forma parte de la relación material y no ha intervenido en el proceso, la relación
jurídica procesal no ha quedado válidamente establecida por no haberle incluido como
sujeto activo de la relación; por lo que deviene en improcedente la demanda (Exp. Nº 587-
99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 353-354).

El titular de la acreencia de los servicios de luz, agua y teléfono es un tercero por lo que la
parte actora ésta facultada a requerir el pago en vía de repetición, luego de honrados
dichos pagos.
Si no ha cumplido con el pago, carece de legitimidad para obrar (Exp. Nº 4229-98, Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 204-205).

Si el actor ha probado ser propietario del lote de terreno pero no de la fábrica existente
sobre dicho terreno, no tiene legitimidad activa en el proceso. Dicha probanza es funda-
mental, pues, solo así el actor está habilitado para pedir la restitución de lo edificado (Exp.
Nº 453-98, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 469).

La demanda es improcedente cuando es evidente la falta de legitimidad para obrar del


actor. Si no es viable la excepción, el Juez al momento de sentenciar está en aptitud de

1293
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

pronunciarsé sobre la legitimidad para demandar de la parte actora, en observancia a la


última parte del artículo 121 del CPC (Exp. Nº 994-98, Tercera Sala Civil, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 417).

No puede obligarse al pago de la suma reclamada, a quien no ha intervenido en la obliga-


ción. No existe legitimidad para obrar pasiva, si la parte demandada no ha suscrito obliga-
ción alguna con los accionantes (Exp. Nº 3411-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 418).

Constituye requisito de procedibilidad para la Convocatoria de Asamblea General extraor-


dinaria, que la demanda sea interpuesta por los mismos asociados que cursan la carta
notarial, como lo establece el artículo 85 del C.C.
La legitimidad para obrar de los accionantes deriva de la carta notarial suscrita por ellos
(Exp. Nº 416-98, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 419).

Para amparar la falta de legitimidad del demandante debe darse la circunstancia, que el
actor no sea el titular de la relación jurídica sustancial en que se funda la pretensión, con
prescindencia de la fundabilidad de ésta o que carezca de un interés jurídico tutelable.
Estar legitimado en la causa supone tener una situación procesal, que le permita al justi-
ciable tener una sólida expectativa a tramitar un proceso y obtener una sentencia sobre el
fondo del asunto (Exp. Nº 3920-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 420).

La legitimidad para obrar es la cualidad emanada de la ley para requerir una sentencia
favorable respecto del objeto litigioso, situación que coincide en la mayoría de los casos,
con la titularidad de la relación jurídico-sustancial.
Existe falta de legitimidad cuando no medida coincidencia entre las personas que efectiva-
mente actúan en el proceso y las personas a las cuales la ley, habilita especialmente para
pretender o para contradecir, respecto de la materia sobre la cual versa el proceso (Exp.
Nº 509-98, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 416).

Tratándose de interdictos de retener, la legitimidad activa de la parte demandante, está


sustentada en el solo hecho de considerarse perturbado en su posesión.
La relación jurídica sustantiva se da entre el poseedor y el agente perturbador, indepen-
dientemente de no existir entre ambos relación contractual alguna. Son el poseedor y el
perturbador los conformantes de la relación jurídica procesal (Exp. Nº 912-98, Primera
Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Ju-
rídica, pp. 412-413).

La legitimación en la causa, es la titularidad de la relación jurídica sustancial objeto del


proceso o el derecho a la tutela jurisdiccional sobre la existencia o no del derecho material
pretendido, que se traduce en la falta de coincidencia entre las personas habilitadas para
accionar y los sujetos procesales, respecto a una materia controvertida.
No puede aceptarse petitorios de resoluciones declarativas o constitutivas de derechos,
cuando no se exponga y se pruebe que las razones que sirven de sustento para ellas,
afectan de modo directo o indirecto los derechos del demandante (Exp. Nº 60778-97,
Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2,
Gaceta Jurídica, pp. 410-411).

1294
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

La declaración de improcedencia debe darse al momento de la calificación de la demanda.


Pasada dicha etapa, será en el saneamiento donde se emitirá el pronunciamiento sobre la
validez de la relación procesal y excepcionalmente podrá efectuarse en la sentencia.
Se contraviene el procedimiento si, habiéndose declarado inadmisible la demanda y sub-
sanadas las omisiones se vuelve a conceder nuevo plazo, para luego declarar la improce-
dencia de ella (Exp. Nº 2767-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 405).

Debe declararse improcedente la demanda si no existe conexión lógica entre los hechos y
el petitorio. Si ellos están dirigidos a obtener una inscripción registral y no una declaración
de propiedad, constituye un imposible jurídico declarar propietario a quien ya ostenta dicha
calidad (Exp. Nº 4084-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, pp. 406-407).

Es improcedente la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, si el autor no descri-


be el sustento fáctico de cada una de las causales en forma independiente.
Resulta irregular demandar a un Juzgado y a una Sala sin precisar a los autores de la
resolución que se cuestiona (Exp. Nº 2090-97, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 366).

Si bien la caducidad se produce de pleno derecho, lo que supone que no hay necesidad de
resolución judicial que la declare; empero, no hay impedimento legal para que el Juzgador
la declare cuando esté convencido de la caducidad de la medida.
La extinción del derecho y la acción es solo parcial, siempre que se distinga que la medida
está dirigida y ordenada contra varios bienes y que solo se ha ejecutado sobre uno de ellos
(Exp. Nº 232-98, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 2, Gaceta Jurídica, p. 275).

Resulta jurídicamente imposible solicitar la declaración de propiedad por prescripción ad-


quisitiva, si se afirma haber adquirido ésta por contrato de compraventa (Exp. Nº 3992-97,
Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2,
Gaceta Jurídica, p. 163).

“... En la calificación de la demanda es facultad del juez analizar únicamente los requisitos
de admisibilidad y procedencia de la demanda; (...). dichos requisitos están vinculados
estrictamente a cuestiones de forma y capacidad procesal en el modo de interponer la
demanda; no corresponde ser rechazada basada en la presentación y análisis de las prue-
bas recaudadas, que implica un pronunciamiento sobre el fondo, lo que no es propio de un
resolución que liminarmente declara la improcedencia de la demanda” (Cas. Nº 1691-99-
Callao, Sala Civil Permanente, Corte Suprema de Justicia, Hinostroza Minguez, Al-
berto, Jurisprudencia en Derecho Probatorio, Gaceta Jurídica, 2000, pp. 166-168).

Las causales de improcedencia están vinculadas a aspectos de forma de la demanda y a


criterios de caducidad o de capacidad procesal de quien la interpone, más no puede existir
permisión para que apoyándose en pruebas recaudadas se rechace la demanda y menos
aún se sustente en un supuesto legal absolutamente impertinente (Exp. Nº 386-96, Se-
gunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996,
pp. 270-271).

La no coincidencia entre el monto de la letra de cambio y el saldo señalado en la carta


notarial, no es razón para no admitir la demanda ejecutiva (Exp. Nº 1792-95, Cuarta Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 3, Cuzco, 1995, pp. 324-325).

1295
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Es improcedente la impugnación de paternidad del actor, si de la revisión de la partida de


la menor, se advierte que es una hija extramatrimonial reconocida solo por la madre. No
existiendo reconocimiento del vínculo paterno-filial, el actor carece de legitimidad para
obrar.
Si no ha intervenido el demandante en la declaración del nacimiento, ni obra su consenti-
miento expreso para tal declaración, debe ampararse se excluya el nombre del actor de la
partida de nacimiento (Exp. Nº 2221-98, Sala de Familia, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 126-127).

Si de la revisión de la partida de nacimiento de la menor se advierte que se trata de una hija


extramatrimonial solo reconocida por la madre, carece de legitimidad para obrar el actor,
pues, no existe reconocimiento del vínculo paterno-filial. Por tanto, la pretensión del actor
dirigida a negar ser el padre de la hija de la demandada es improcedente (Exp. Nº 1765-
98, Sala de Familia, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3,
Gaceta Jurídica, pp. 121-122).

Es improcedente la demanda, para el cobro de las cuotas a que están obligados los pro-
pietarios de las unidades inmobiliarias bajo el régimen de la propiedad horizontal, si no se
acompaña copia certificada del acta de la Junta que acredite los poderes de representa-
ción para actuar en nombre de la misma; así como, copia de la carta notarial que la Junta
debe enviar al propietario requiriéndole el pago del monto adeudado.
No existe interés para obrar, al no haber agotado los actos destinados a procurar satisfa-
cer su pretensión material antes de iniciar el proceso (Exp. Nº 2606-98, Sala de Procesos
Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Ac-
tual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 145-146).

Del contrato de transferencia que se pretende elevar a escritura pública se advierte que la
codemandada no ha suscrito el contrato, ello denota la inviabilidad de la demanda, pues,
no puede compelerse a una persona a llenar la formalidad requerida si no ha intervenido
en la celebración del acto jurídico (Exp. Nº 1358-98, Sala de Procesos Sumarísimos,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp.
491-493).

Si las obligaciones cuyo pago pretende la demandante en el proceso de ejecución de


garantías no están cubiertas por la hipoteca, deviene en improcedente la demanda.
La Ley 26702 expedida con posterioridad a la celebración del contrato de hipoteca sublitis,
no resulta de aplicación (Exp. Nº 61724-98, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 539-540).

Es esencialmente declarativa la sola pretensión dirigida al cambio de régimen de la socie-


dad de gananciales por el de separación patrimonial. En aras de mantener la unidad de
las decisiones judiciales no resulta procedente la demanda de separación de patrimo-
nios si se encuentra pendiente de resolución la invalidación del matrimonio de la actora
con el demandado, pues la sentencia final repercutirá sobre la sociedad de gananciales
(Exp. Nº 1151-94-Piura, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles,
Legrima, 1997, pp. 162-163).

La contestación de la paternidad según el Código Civil de 1936 solo estaba permitido


tratándose de filiación legítima. La pretensión de nulidad de partida de nacimiento no es
viable por no estar tutelado por el vigente Código Civil ni por el Código de 1936 (Exp.
Nº 350-95-Lambayeque, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Ci-
viles, Legrima, 1997, pp. 215-216).

1296
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

La acción de filiación extramatrimonial debe intentarse contra el presunto padre o contra


quienes hayan sido declarados herederos más no dirigirse contra los padres del causante
(Exp. Nº 816-93-Ica, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Le-
grima, 1997, pp. 210-211).

Si una persona jurídica diferente a la accionante es la directa y única beneficiaria de la


obligación de pago imputada a la demandada, y si la accionante no ha demostrado que
ésta le haya formulado algún requerimiento, con el objeto que ella asuma el cumplimiento
de la obligación, ni menos que se haya visto obligada a efectuar algún pago por tal concep-
to, de forma tal que tenga expedito su derecho para hacerlo valer contra la demandada,
conlleva a declarar la improcedencia de la pretensión pues evidencia no solo ausencia de
interés para obrar, sino ausencia de legitimidad para interponer la presente demanda (Exp.
Nº 1125-97, Cuarta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual,
Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 424).

El hecho que en otro juzgado distinto se esté ventilando un proceso de impugnación de


acuerdo societario que tendría relación con este proceso, no puede considerarse como un
supuesto de falta de interés para obrar, porque nada impide al juzgador valorar adecuada-
mente todos los medios probatorios incluyendo las copias certificadas de otro proceso,
que puedan llevar a la convicción que los actos societarios que se cuestionan en la deman-
da sean nulos o, si es posible establecer válidamente la relación procesal, lo que no puede
hacerlo en la etapa postulatoria (Exp. Nº 33544-98, Sala de Procesos Abreviados y de
Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta
Jurídica, pp. 434-435).

El argumento que la accionarte carece de interés para obrar, porque ha debido demandar
previamente la declaratoria de herederos debe desestimarse, pues, no resulta válido esta-
blecer requisitos de procedibilidad que la propia Ley no exige.
No existe impedimento legal para que una Sucesión pueda ser demandada. En caso se
desconosca sus integrantes, el emplazamiento está previsto en el artículo 435 del CPC.
(Exp. Nº 21342-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 433).

La legitimidad para obrar es un concepto lógico de relación que implica que los sujetos que
participan en la relación jurídica sustantiva sean los sujetos que participan en la relación
jurídica procesal (Exp. Nº N-114-97, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 423).

En las acciones sobre interdicto de retener carece de legitimidad para obrar el accionante
que no tenga la posesión inmediata del bien.
La posesión es una relación de hecho entre la persona y la cosa (Exp. Nº 364-94-Lima, Ledes-
ma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 597-598).

La legitimidad para obrar de quien pretende el pago de la renta derivado de un contrato de


arrendamiento requiere no solo ser el arrendador, sino también tener como tal la calidad de
propietario, o por lo menos estar facultado por el propietario para arrendar el bien materia
de la propiedad.
No habiéndose acreditado que el actor tuvo autorización para arrendar el bien a favor del
ejecutado, carece de legitimidad para obrar al plantear la demanda (Exp. Nº 262-7-97,
Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Ga-
ceta Jurídica, pp. 510-511).

1297
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Procede amparar la adopción, cuando se ha demostrado que el peticionante ha cumplido


con el período de prohijamiento y la madre biológica ha prestado su consentimiento. El
padre biológico que no reconoce al menor por adoptar, carece de legitimidad pasiva, por lo
tanto no debe ser emplazado con la demanda ni designarse curador procesal en su repre-
sentación (Exp. Nº 1387-97, Sexta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 124).

Si del cobro del adeudo contenido en las letras de cambio se observa que la relación
procesal entablada, difiere en parte de la relación sustantiva pre-existente, pues, en tres
de las treinta letras demandadas la firma del aval no se ha consignado; ello no amerita
pronunciarse ni respecto a la existencia de una indebida acumulación de pretensiones ni a
la invalidez insubsanable de la relación procesal, pues, no afecta las exigencias sustanti-
vas ni procesales en su integridad (Exp. Nº 19482-98, Sala de Procesos Ejecutivos,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp.
453-454).

La legitimidad para obrar está referida a los sujetos a quienes, ya sea en la posición de
demandante o demandados, la ley les autoriza a formular una pretensión determinada o a
contradecirla, o a ser llamados al proceso para hacer posible una declaración de certeza
eficaz a intervenir en el proceso por asistirles un interés en el resultado. Asimismo, la
legitimidad activa, denominada "legitimado ad causam", se refiere a la licitud jurídica de
accionar, que corresponde a quien afirma ser titular de derechos, lo que constituye un
concepto procesal, que no debe confundirse con la titularidad misma del derecho material
(Cas. Nº 3218-98-Lima, El Peruano, 18/10/99, p. 3763).

La rescisión de un contrato solo la pueden interponer los intervinientes en el contrato, sus


sucesores o causahabientes; mas la nulidad de un acto jurídico puede interponerla cual-
quier persona que tenga interés, esto es, que le afecte directa o indirectamente su dere-
cho, o el de la persona o grupo de personas que representa, o exista un interés difuso
(Cas. Nº 2381-97-Tacna, El Peruano, 31/02/99, p. 2560).

Si la demandada no ha intervenido como parte contratante en la transferencia del bien


inmueble, no puede ser compelida a perfeccionar dicho acuerdo (Exp. Nº 3876-98, Sala
de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo
4, Gaceta Jurídica, pp. 526-527).

La compraventa es un contrato que se perfecciona con la voluntad de las partes. Si bien no


se ha elevado a escritura pública, ello no significa que la propiedad no haya sido
trasmitida.Carece de legitimidad para obrar la actora, pues, al momento de interponer la
demanda, ya no era propietaria del inmueble cuya desocupación pretende (Exp. Nº 1315-
98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 507-509).

La acción de cumplimiento declarada improcedente, no le priva al demandante de intentar


por la vía ordinaria que el órgano jurisdiccional expida luego de un proceso válido una
sentencia de mérito.
El actor tiene interés para obrar, pues, ha agotado los medios a su alcance para lograr
fuera del proceso lo que pretende en éste, conforme se verifica de los requerimientos
efectuados a la emplazada (Exp. Nº 39834-98, Sala de Procesos Abreviados y de Co-
nocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta
Jurídica, pp. 282-283).

1298
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

No carece de legitimidad para obrar el demandante, si en el título con se apareja la deman-


da constan los números de las libretas electorales de los accionantes, que son los mismos
que se indican en la demanda (Exp. Nº 1015-94, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias, Tomo 1, Cuzco,1995, pp. 164-165).

El representante legal de una persona jurídica es su órgano de actuación, formando parte


de su estructura jurídica.
La demandante incurre en falta de legitimidad para obrar pasiva cuando dirige su pretensión
al Presidente de la Institución demandada a título personal (Exp. Nº 1110-94, Tercera Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 289-291).

Si existen actos del administrador que no responden a las facultades legales o estatuta-
rias; y, si esos actos perjudican al accionista en forma directa y personal, se configura la
lesión directa, por tanto, no existe falta de legitimidad para obrar del demandante (Exp. Nº
2750-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Maria-
nella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 418-419).

El hecho que en otro juzgado distinto se esté ventilando un proceso de impugnación de


acuerdo societario que tendría relación con este proceso, no puede considerarse como un
supuesto de falta de interés para obrar, porque nada impide al juzgador valorar adecuada-
mente todos los medios probatorios incluyendo las copias certificadas de otro proceso,
que puedan llevar a la convicción que los actos societarios que se cuestionan en la de-
manda sean nulos o, si es posible establecer válidamente la relación procesal, lo que no
puede hacerlo en la etapa postulatoria (Exp. Nº 33544-98, Sala de Procesos Abreviados
y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3,
Gaceta Jurídica, pp. 434-435).

La acción de heredación es aquella por la que el testador puede privar de la legítima al


heredero forzoso que hubiere incurrido en alguna causal previsto en el artículo 742 del
Código Civil.
Solo después de haberse desheredado a una persona en un testamento puede promover-
se juicio para justificar su decisión (Exp. Nº 369-93-Junín, Ledesma Narváez, Mariane-
lla, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 237-238).

La legitimidad para obrar, como condición de la acción, consiste en la adecuación lógica


entre las partes que intervienen en la relación jurídico material, con las que pretenden
constituir la relación jurídica procesal; adecuación lógica que no significa identificación
sino concordancia.
No puede aplicarse el artículo 827 del C.P.C. si la materia controvertida no esta referida a
lograr la rectificación de una partida, sino a determinar si la sentencia en la cual se deter-
minó la rectificación de partida fue expedida con fraude (Exp. Nº 52736-97, Sala de Pro-
cesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 422-423).

Es improcedente la impugnación de paternidad del actor, si de la revisión de la partida de


la menor, se advierte que es una hija extramatrimonial reconocida solo por la madre. No
existiendo reconocimiento del vínculo paterno-filial, el actor carece de legitimidad para
obrar (Exp. Nº 2221-98, Sala de Familia, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispruden-
cia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 126-127).

1299
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

“... En la acción reinvicatoria, la probanza de la propiedad de la fábrica existente sobre el


terreno es fundamental en este proceso. pues solo así el actor está habilitado para pedir la
restitución de lo edificado; contrario sensu, si no lo prueba, no tiene legitimidad activa en el
proceso...” (Exp. Nº 453-98, Sala Civil para Procesos Sumarísimos y no Contencio-
sos, Corte Superior de Justicia, Hinostroza Minguez, Alberto, Jurisprudencia en De-
recho Probatorio, Gaceta Jurídica, 2000, p. 506).

Carece de interés para obrar en este proceso, el actor que por los mismos hechos ha
interpuesto acción de amparo, pretensión que viene siendo tutelada a su favor (Exp. Nº
23-95, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco,
1995, pp. 281-282).

La legitimidad para obrar es la cualidad emanada de la Ley para requerir una sentencia
favorable respecto del objeto litigioso, situación que coincide en la mayoría de los casos
con la relación jurídico sustancial (Exp. Nº 792-95, Segunda Sala Civil, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 287-289).

El representante legal de una persona jurídica es su órgano de actuación, formando parte


de su estructura jurídica.
La demandante incurre en falta de legitimidad para obrar pasiva cuando dirige su pretensión
al Presidente de la Institución demandada a título personal (Exp. Nº 1110-94, Tercera Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 289-291).

Debe declararse improcedente la demanda sobre pago de honorarios por servicios de


gestión en un procedimiento judicial de expropiación, si el actor no podía asumirlos por su
profesión de ingeniero agrónomo, pues ello implica el riesgo de incurrir en el delito de
ejercicio ilegal de profesión (Exp. Nº 1905-95, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 261-262).

No estando demostrado la legitimidad para accionar de la actora con el demandado, pues


no acreditar de manera fehaciente ser la propietaria del predio cuya restitución solicita,
debe desestimarse la demanda (Exp. Nº 1379-95, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 266-268).

Si no existe identidad de la persona del accionante con la que a cuyo favor el artículo 1179
del Código Civil le otorga los derechos de persecución, preferencia y venta judicial del bien
hipotecado, debe desestimarse la demanda pues el ejecutante no posee título que lo inha-
bilite para seguir el proceso (Exp. Nº 1342-95, Tercera Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 268-269).

Carecen de interés para obrar, si los interesados ante el testamento observado sucesiva-
mente por el registrador público, no volvieron a presentar su título a efectos de una nueva
calificación. Los interesados tienen siempre expedito su derecho para interponer el res-
pectivo recurso de apelación, a efecto que la autoridad superior registral revise y expida el
pronunciamiento debido (Exp. Nº 733-98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 436-440).

Los acuerdos societarios que se rigen bajo la derogada Ley General de Sociedades, están
sujetos al plazo de caducidad de sesenta días contados a partir del cuestionamiento. Ha-
biendo transcurrido con exceso el plazo, ha operado la caducidad de la acción, el mismo
que extingue el derecho y la acción.

1300
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Carece de legitimidad para obrar porque la pretensión no encuentra respuesta en la norma


material (Exp. Nº 1369-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 684-685).

La caducidad de la acción o la caducidad del derecho no siempre puede ser determinada


prima fase en el acto de calificación de la demanda.
Ello determinaría que dicha calificación podría hacerse sin base cierta, sin posibilidad de
que el demandante alegue lo conveniente a su derecho y sobre bases probatorias que no
han sido sometidas al contradictorio, afectándose indebidamente el acceso del justiciable
a la adecuada tutela jurisdiccional (Exp. Nº 3163-96, Sexta Sala Civil, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 431).

La caducidad, como hecho jurídico, supone que el derecho subjetivo que nace en favor del
ciudadano debe ser reclamado dentro de dicho plazo.
Es jurídicamente imposible iniciar paralela y coetáneamente la acción resolutoria y la dili-
gencia preparatoria, por lo que se da el presupuesto excepcional de suspensión del plazo
de caducidad que refiere el artículo 1994 Inc. 8 del CC. (Exp. Nº 631-95, Cuarta Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 171-172).

Es improcedente la demanda si la rendición de cuentas del albacea se plantea cuando ha


transcurrido en exceso el plazo de caducidad de 60 días que prevé el artículo 794 del C.C.
El plazo de caducidad no admite interrupción ni suspensión y puede ser declarado de
oficio por el juez (Exp. Nº 2386-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp.
271-272).

La caducidad no puede plantearse en vía de acción, pues, dicho medio de defensa


solo puede hacerse valer dentro de un proceso y con el propósito de lograr la improce-
dencia de la demanda (Exp. Nº 2880-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conoci-
miento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta
Jurídica, pp. 273-274).

Es improcedente la demanda si las partes no han fijado su domicilio conyugal en la Repú-


blica, ni se ha inscrito el matrimonio cuya nulidad se pretende en el país.
Las causas sobre el estado y la capacidad de las personas naturales, se rigen por la Ley
de su domicilio, siendo necesario tener en consideración que los Tribunales Nacionales
son competentes siempre y cuando la causa tenga una efectiva vinculación con el territo-
rio de la República (Exp. Nº 98-1114, Sala de Familia, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 289).

No es idóneo solicitar la restitución de pago al IPSS, en vía de conocimiento, por tener


dicha pretensión trámite propio en la vía administrativa (Exp. Nº 322-95, Quinta Sala
Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995, pp. 282-283).

Conforme la uniforme jurisprudencia, la pretensión sobre deslinde se refiere a predios


rústicos.
Es necesario que la accionante precise si se trata de un predio rústico o urbano, para
determinar la competencia del juez agrario o del juez ordinario (Exp. Nº 2088-94,
Quinta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 2, Cuzco, 1995,
pp. 305-307).

1301
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

No existe conexión lógica entre los hechos y el petitorio de la demanda, si el accionante


pretende que su cónyuge le pague una suma de dinero, producto del alquiler del inmueble
que pertenece a la sociedad conyugal, que viene siendo administrado por la demandada,
bajo el juramento que el contrato no ha sido autorizado por su persona.
No es lógico que ahora pretenda fundamentar su demanda en el artículo 313 del CC, que
está referido a los casos en que uno de los cónyuges faculta al otro para que asuma la
administración de los bienes sociales (Exp. Nº 1425-99, Sala de Procesos Abreviados y
de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5,
Gaceta Jurídica, Sumilla 21).

No existe conexión lógica entre los hechos y el petitorio, si el pretensor pretende el cumpli-
miento de una obligación nacida del contrato de locación de servicios, sin embargo, en la
propia demanda acredita el pago por el perjuicio económico a consecuencia de un hurto
agravado que señala haber sufrido (Exp. Nº 4049-99, Sala de Procesos Abreviados y de
Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gace-
ta Jurídica, pp. 461-462).

“... En esta inicial etapa (postulatoria)., no es posible determinar semejante hecho (falta de
conexión lógica entre los hechos y el petitorio)., que necesita de dilucidación mediante la
actuación de la prueba correspondiente, por lo que la inconexión alegada resulta prematu-
ra...” (Exp. Nº 1212-96, Cuarta Sala Civil, Corte Superior de Justicia, Hinostroza Min-
guez, Alberto, Jurisprudencia en Derecho Probatorio, Gaceta Jurídica, 2000, p. 169).

Cabe declarar la improcedencia de la demanda si se advierte la falta de congruencia entre


los extremos que contienen las pretensiones demandadas y la documentación que les
sirve de amparo (Exp. Nº 181-1-97, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 415).

Para calificar la posesión precaria, no cabe análisis respecto de la forma como la deman-
dada adquirió la posesión, sino, si tiene título o no que justifique su permanencia en el bien
sub-litis al momento de la interposición de la demanda (Exp. Nº 1453-98, Sala de Proce-
sos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3,
Gaceta Jurídica, p. 153).

Para calificar la improcedencia de la pretensión es necesario que del tenor del escrito de la
demanda no exista correspondencia entre los hechos expuestos y el petitorio; o lo que se
pida sea física o jurídicamente imposible.
Es inadmisible la demanda si de ella se advierte una evidente falta de información en
relación a los hechos alegados y una ausencia de orden en la narración de los mismos
(Exp. Nº 1717-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 264).

Existiendo un proceso anterior, seguido entre las mismas partes sobre otorgamiento de
escritura, el mismo que ha quedado firme según ejecutoria suprema, constituye un imposi-
ble jurídico que da lugar al rechazo liminar de la demanda, incoar nuevamente similar
pedido (Exp. Nº 37913-98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Maria-
nella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 266).

Es improcedente la demanda de prescripción adquisitiva de dominio contra el Estado,


pues contiene una pretensión jurídicamente imposible. Los bienes de dominio público son
inalienables e imprescriptibles (Exp. Nº 2992-98, Sala de Procesos Abreviados y de
Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gace-
ta Jurídica, Sumilla 268).

1302
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Encontrándose en discusión, en sede judicial, la eficacia de la asamblea general que eligió


al comité electoral y que designó a la junta directiva, es decir la eficacia de lo que consti-
tuye el actual petitorio de la demanda, no resulta procedente admitir la demanda, a efecto
de evitar decisiones contradictorias.
La demanda incoada deviene en prematura (Exp. Nº 49737-98, Sala de Procesos Suma-
rísimos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurí-
dica, pp. 464-465).

Es improcedente el pedido del actor para que se declare judicialmente su verdadero nom-
bre e identidad, si en el propio recaudo que apareja la acción está acreditado su verdadero
nombre.
Se cumple el precepto contenido en el artículo 19 del Código Civil, en cuanto reza que toda
persona tiene el derecho y el deber de llevar un nombre, con inclusión de sus apellidos
(Exp. Nº 15048-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 65).

Al no haberse acreditado la existencia de una unión de hecho que origine una sociedad de
bienes sujeta al régimen de sociedad de gananciales, resulta impertinente solicitar la división
y partición de los bienes que la conforman (Exp. Nº 98-547, Sala de Familia, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 105-106).

Para la reivindicación, el demandante debe acreditar a plenitud y de modo indubitable el


dominio del bien cuya restitución pretende.
Si los demandados admiten ocupar el inmueble como propietarios, debe establecerse el
otro proceso, quién tiene el mejor derecho de propiedad sobre el bien (Exp. Nº 2550-98,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 170-171).

Es improcedente la demanda del Sindicato de Artistas Intérpretes del Perú para requerir el
pago por el otorgamiento de un Pase Intersindical, como condición para la presentación de
un artista extranjero, por no ser un pago amparado por Ley.
Si bien el D.S. Nº 013-87-DE y Resolución Ministerial Nº 053-91-TR facultan a la demanda-
da a otorgar dicho Pase, no se advierte que los mismos autoricen a cobrar por su expedi-
ción, no constituyendo sus estatutos de la demandada fuente de obligaciones para terce-
ros, dado que su ámbito es de aplicación institucional (Exp. Nº 3086-98, Sala de Proce-
sos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 188-189).

La donación de inmuebles debe hacerse por escritura pública bajo sanción de nulidad, por
tratarse de un acto ad-solemnitatem.
El pedido que el contrato privado de donación se eleve a escritura pública constituye un
imposible jurídico. Los efectos del artículo 1412 del C.C. no le resultan aplicable, porque
dicha norma sirve para dar forma al acto constituido y no para constituir el acto mismo
(Exp. Nº 32827-98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 226-227).

Si la demandante actuó como gestora de negocios, carece de capacidad para asumir


la posición contractual de compradora en el negocio celebrado con la demandada (Exp.
Nº 2780-98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 239-241).

1303
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Constituye un petitorio jurídicamente imposible, modificar una expresión de voluntad he-


cha o consentida por las partes contratantes ante un Notario Público sin que éstos no lo
exterioricen en la forma que manda la Ley. La rectificación o aclaración de una escritura
pública debe hacerse de la misma manera y ante quien se extendió (Exp. Nº 25292-98,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 409).

Si bien el contrato de compraventa es un acuerdo con prestaciones recíprocas, siendo una


de ellas el perfeccionamiento de la transferencia de la propiedad del bien a cargo del
vendedor; al haberse declarado judicialmente la nulidad del contrato privado de adjudica-
ción, la prestación de formalizar la transferencia deviene en imposibilidad jurídica.
El argumento que el contrato de adjudicación en venta ha sido celebrado a título oneroso
y de buena fe, razón por la cual debe otorgársele la escritura pública, debe ser dilucidada
en otro proceso. La buena fe del tercero se presume y subsiste mientras no se demuestre
que conocía la inexactitud del Registro (Exp. Nº 1343-98, Sala de Procesos Sumarísi-
mos, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica,
pp. 494-495).

No resulta posible jurídicamente que el demandante en su calidad de éndosatario y tene-


dor de la letra de cambio, pretenda hacer valer la acción causal no contra su inmediato
endosante, sino contra el aceptante original.
Le asiste al endosatario el derecho de iniciar la acción causal contra su inmediato endo-
sante, siempre que el endoso fuere absoluto y derivase de una relación causal en la que
uno y otro tuvieren las calidades de acreedor y deudor respectivamente (Exp. Nº 3298-98,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, p. 575).

Sí se ha embarcado la carga contratada en forma parcial, la Ley para evitar el perjuicio del
fletante, faculta a este último a exigir el cumplimiento total de la prestación, es decir, reque-
rir el pago total del flete. En el supuesto que el fletador no embarque la carga ni siquiera en
forma parcial no se le puede exigir el pago; porque ello implicaría el derecho de una de las
partes, el fletante, de exigir el cumplimiento de la contraprestación, esto es el pago del
flete, cuando la suya no ha sido cumplida.
Ante supuestos de incumplimiento obligacional que acarreen la imposibilidad de la presta-
ción por culpa del deudor, el artículo 1154 del C.C. establece como consecuencia la reso-
lución de la obligación, quedando el acreedor exento de cumplir su contraprestación y con
el derecho expedito a exigir a la otra parte el pago de la indemnización que corresponda.
Si el demandante no pretende que se le indemnice por los daños causados por el incum-
plimiento sino el pago total del flete pactado, cuando el embarque no se ha realizado, es
improcedente su demanda por constituir un imposible jurídico (Exp. Nº 2954-98, Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurispru-
dencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 643-644).

Las leyes en materia procesal civil no son retroactivas. El deudor no puede ser ejecutado
con títulos caducos, pues se desconocerían los derechos subjetivos nacidos en su favor
(Exp. Nº 1200-94, Cuarta Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo
1, Cuzco,1995, pp. 208-209).

No cabe que un llamado "comité de defensa de la Asociación" suplante las atribuciones


que le corresponda a la Asamblea General por más que deba su origen a una asamblea
general extraordinaria (Exp. Nº 572-95, Cuarta Sala Civil, Ledesma Narváez, Mariane-
lla, Ejecutorias, Tomo 3, Cuzco, 1995, pp. 13-14).

1304
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

El Banco de la Nación no es un órgano administrativo colegiado ni autoridad unipersonal


de carácter local o regional, para que la impugnación de pan acto administrativo sea cono-
cido por la Sala Civil de la Corte Superior en primera instancia (Exp. Nº 1026-95, Cuarta
Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 259-
260).

Si bien el demandante luego de interponer la demanda sobre el mejor derecho al ejercicio


de la patria potestad reconoce a sus hijos, dicho reconocimiento no retrotrae sus efectos a
la formulación de la demanda.
La patria potestad sobre los hijos extramatrimoniales se ejerce por el padre o por la madre
que los ha reconocido (Exp. Nº 3077-95, Sexta Sala Civil, Ledesma Narváez, Mariane-
lla, Ejecutorias, Tomo 4, Cuzco, 1996, pp. 262-263).

Si no se ha acreditado el cambio del sexo con la exhibición de la historia clínica no es


posible autorizar un nombre femenino a quien está inscrito como varón.
El cambio de nombre importa también la rectificación de la partida de nacimiento en cuanto
al sexo (Exp. Nº 870-92-Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas
Civiles, Legrima, 1997, pp. 108-109).

Es improcedente la demanda de prescripción adquisitiva si se discute en el proceso el


derecho de propiedad que recíprocamente invocan las partes.'Tratándose del derecho
de propiedad no es jurídicamente admisible la coexistencia de dos personas titulares
del derecho real de propiedad por cuanto este es excluyente (Exp. Nº 614-93-Arequi-
pa, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997,
pp. 277-279).

La propietaria del inmueble de litis mal puede entablar demanda de reivindicación contra la
inquilina. Es improcedente la demanda (Exp. Nº 11-96-Lambayeque, Ledesma Narváez,
Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 291-293).

El que ejercita la acción reivindicatoria debe probar su dominio y demostrar además que el
demandado posee indebidamente el bien.
Bien la actora y la demandada alegan tener título de propiedad, la reivindicación no es
la vía adecuada para discutir el mejor derecho a la propiedad (Exp. Nº 245-95-La
Libertad, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima,
1997, pp. 293-294).

El pago de los beneficios sociales derivado de una relación laboral es consecuencia de


una relación contractual, en tal virtud, el cumplimiento de su pago se enmarca dentro de la
responsabilidad contractual y no extracontractual.
Es improcedente la demanda de indemnización si la empresa demandada en el proceso
sobre pago de beneficios sociales, ha abonado el monto del derecho reclamado más los
intereses correspondientes por el no pago oportuno (Exp. Nº 1395-94-Lima, Ledesma
Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 326-328).

En los contratos con prestaciones recíprocas no puede una de las partes demandar su
ejecución, si ella no ha cumplido con las obligaciones que le conciernen.
Si las partes han acordado la suspensión del pago mientras no cumpla el vendedor con sanear
y perfeccionar la titulación de la propiedad cuyas acciones y derechos han transferido, resulta

1305
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

improcedente la demanda que exige el pago del saldo del precio (Exp. Nº 773-94-Lima,
Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 361-
362).

Las argumentaciones que hace la demandante que la indemnización fijada no ha sido


pagada por el Estado, que el monto indemnizatorio se ha vuelto irrisorio y que el fallo no
es ejecutable, porque no discrimina el capital de los intereses, no dan mérito para una
acción por los mismos hechos, que persiga una indemnización adicional (Exp. Nº 823-
93-Lima, Ledesma Narváez, Marianella, Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997,
pp. 555-556).

Si el agraviado se ha constituido en parte civil en el proceso penal en el que se ha conde-


nado a los demandados y fijado una reparación civil a favor del demandante, no procede
que este posteriormente en la vía civil inicie la acción indemnizatoria por los hechos que
han sido materia del proceso penal (Exp. Nº 22-94-Lima, Ledesma Narváez, Marianella,
Ejecutorias Supremas Civiles, Legrima, 1997, pp. 556-557).

Existe indebida acumulación si los contratos celebrados entre los demandados constitu-
yen distintos títulos, en razón que en dichas relaciones jurídicas no ha intervenido el de-
mandante. Aun cuando éste es el último adquiriente del vehículo, no puede compeler a los
demás codemandados, a excepción de su vendedor inmediato, a que le otorguen la trans-
ferencia correspondiente.
Los contratos solo producen efectos entre las partes que los otorgan y sus herederos
(Exp. Nº 1725-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Nar-
váez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 168).

Se declara la improcedencia de la demanda cuando la acumulación de pretensiones no


cumple con los requisitos catalogados para la debida acumulación de las mismas y no
cuando no se precisa el tipo de acumulación (Cas. Nº 1688-98-Ucayali, El Peruano,
09/08/2000, p. 5798).

Es indebida la acumulación de pretensiones que pretende se le declare como única here-


dera a la actora, con exclusión de dicha calidad a la demandada, pues, esta última no tiene
cone xidad con la pretensión principal.
La exclusión se refiere a los bienes que se encuentran en posesión de la persona a quien
se demanda, mas no a las personas que tienen la calidad de herederos (Exp. Nº 43-99,
Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Ju-
risprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 347-348).

No es jurídicamente posible acumularla ineficacia y la nulidad, a la vez, de un mismo acto


jurídico. La ineficacia de un acto jurídico no cuestiona la validez intrínseca del acto cele-
brado, sino las consecuencias del mismo; mientras que, con la pretensión de nulidad, se
busca la restitución de las cosas hasta antes del acuerdo impugnado. Esa acumulación
conlleva a solicitar, en la realidad, la nulidad del acto jurídico, pues, para que se ordene la
restitución de las cosas al estado anterior al acto impugnado, necesariamente se debe
declarar la nulidad (Exp. Nº 353-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp.
346-347).

Existe una indebida acumulación de pretensiones cuando se solicita la nulidad de actos


absolutamente independientes entre sí, involucrándose con ello a personas totalmente dis-
tintas. Debe contemplarse los presupuestos que contienen los artículos 85 y 86 del CPC.

1306
JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Cada uno de los Decanos Nacionales elegidos por períodos, responden de manera indivi-
dual por los actos practicados (Exp. Nº 204-98, Sala de Procesos Abreviados y de Co-
nocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta
Jurídica, pp. 307-308).

La reivindicación es una acción que dirige el propietario no poseedor contra el poseedor u


ocupante no propietario. No se puede pretender la reivindicación de un bien que contiene
vías y bienes de dominio público, para lo cual únicamente procedería el pago del justipre-
cio de la indemnización.
Existe una indebida acumulación alternativa de pretensiones si no es viable la acción
reivindicatoria propuesta como alternativa al pago de una suma de dinero (Exp. Nº 2726-
98, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 311-312).

Sí se ha celebrado el contrato de mutuo, con intervención de ambos cónyuges, para can-


celar el saldo del precio de la compraventa del inmueble gravado, el mismo que es un bien
social, no puede producirse la resolución del contrato, en tanto, no se comunique a los
representantes de la sociedad conyugal, y no solo a uno de ellos.
La comunicación de resolver el contrato, cursada solo a uno de los cónyuges, hace inexi-
gible la obligación reclamada, pues no ha operado la resolución contractual por falta de
comunicación idónea (Exp. Nº 45514-1722-98, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma
Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 239-241).

La legitimidad para obrar, como condición de la acción, consiste en la adecuación lógica


entre las partes que interienen en la relación jurídico material, con las que pretenden cons-
tituir la relación jurídica procesal; adecuación lógica que no significa identificación sino
concordancia.
No puede aplicarse el artículo 827 del CPC si la materia controvertida no esta referida a
lograr la rectificación de una partida, sino a determinar si la sentencia en la cual se deter-
minó la rectificación de partida fue expedida con fraude (Exp. Nº 52736-97, Sala de Pro-
cesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia
Actual, Tomo 3, Gaceta Jurídica, pp. 422-423).

La legitimidad para obrar es un concepto lógico de relación que implica que los sujetos que
participan en la relación jurídica sustantiva sean los sujetos que participan en la relación
jurídica procesal (Exp. Nº N-114-97, Primera Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual, Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 423)

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