La Sangre de Cristo (Recuperado Automáticamente)
La Sangre de Cristo (Recuperado Automáticamente)
La Sangre de Cristo (Recuperado Automáticamente)
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será
culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al
infierno de fuego. (Mateo 5:21-22).
los sacrificios del Antiguo Testamento que Israel ofrecía a Dios fueron definidos y
explicados con detalle exacto por medio de las órdenes de Dios dadas a Moisés
en el Monte Sinaí, que solamente la sangre puede pagar el precio del pecado.
En el sistema levita ciertas ofrendas fueron ordenadas por Dios. Entre ellas estaba
el sacrificio de animales, tales como la ofrenda del holocausto, la ofrenda por el
pecado, la ofrenda de la culpa (u ofensa), y ofrendas de paz, que siempre eran
declaradas en plural. Más adelante las ofrendas de paz fueron divididas en tres:
La ofrenda de acción de gracias (o alabanza), la ofrenda votiva (o de los votos) y
la ofrenda voluntaria. Había también sacrificios de vegetales, tales como la
ofrenda de los cereales (u ofrenda "cocida"). estos sacrificios revelan mucho de
cómo Dios ve nuestra relación con Él. El propósito de la ofrenda era la
propiciación, pero con esta idea se unió otra, la entera consagración del adorador
a Jehová, este ritual presenta a Cristo ofreciéndose a Sí mismo sin mancha ante
Dios.
Los eruditos bíblicos que indagan el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento
nos dicen que toda la sangre vertida sobre los altares judíos a través de los siglos
nunca quitó un pecado. Sin embargo, Dios ordenó este sistema para proveer una
"cobertura" por el pecado del pueblo hasta que el Sacrificio Supremo fuera hecho,
el cual quitaría para siempre todos los pecados.
"Y así, con una sola o renda hizo perfectos para siempre os santificados" (Hebreos
10:14).
la mayoría de los hombres y mujeres han sentido esta misma profunda sensación
de estar perdidos y solos. Sin importar su religión y si o no lo admiten, muchas
personas buscan hacer las paces con Dios por medio del sacrificio y las obras.
Este sentido de soledad viene del hecho de que ellos son incapaces de
reconciliarse con Dios por sí mismos y Jesús es la única vía por la que podemos
ser restaurados ante Dios.
La ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo" (Juan 1:17). El antiguo pacto de la ley nunca podría hacer la obra
de reconciliar al hombre con Dios y limpiarle la desagradable mancha del pecado
que ha arruinado a la raza humana.
solamente la sangre de Jesús puede dar una transfusión de vida eterna. La sangre
que fue vertida ese día ha sido suficiente para la salvación de cada pecador.
La sangre de Cristo también habla por nosotros "dentro del velo" (Hebreos 6:19.
donde ha sido colocada en el propiciatorio celestial. La voz de la sangre de
misericordia de Jesús es escuchada en gloria más dulce y más altamente que las
voces de todos los ángeles alrededor del trono de Dios. Y solamente Él es digno
de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre
nos has redimido para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y nación; y nos has
hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra
(Apocalipsis 5:9—10).
LA SANGRE DEL NUEVO PACTO
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte
para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados
reciban la promesa de la herencia eterna. (Hebreos 9:15).
Jesús no sólo fue el Sacrificio por nuestros pecados, sino que Él también fue el
Gran Sumo Sacerdote que llevó la ofrenda de Su preciosa sangre al propiciatorio
de Dios. cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores
promesas" (Hebreos 8:6).
Se nos menciona que no fue por ofrendas, ni holocaustos, tampoco por sangre de
machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para
siempre en et Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la
sangre de tos toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas
a los inmundos, santifican para La purificación de la carne, ¿Cuándo más la
sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis
al Dios vivo?
(Hebreos 9:12-14).
A través del nuevo pacto Dios ha ganado para Sí mismo un nuevo pueblo del
pacto. Ya no hay más distinción entre judío y gentil para aquellos que han creído
en la obra expiatoria de Cristo. La Biblia indica que Dios toma muy en serio la
relación que Él tiene con la iglesia. La iglesia no fue una idea tardía en Su mente,
ni lo fue la creación del hombre. Fue parte de la iniciativa divina y dependía de la
preciosa sangre de Jesucristo para su inicio.
La cruz tiene gran poder para unir al pueblo a Dios y los unos a los otros, pero
también puede causar una división significativa en las relaciones humanas.
Algunas veces esta división puede causar conflictos, aún en nuestras familias.
Jesús también habló acerca del día cuan toda la humanidad, todo hombre, mujer y
niño que haya vivido experimentará la división establecida por la sangre de Cristo.
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él,
entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará unos de otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos (Mateo 25:31-32).
i Las marcas de sangre harán la diferencia en aquel día! Las marcas de sangre
son también señal de protección. La preciosa sangre de Cristo está colocada para
siempre ante los ojos de Dios, y, nosotros estamos seguros siempre que estemos
bajo ella.
Cuando decimos que cubrimos a otros con la preciosa sangre de Jesucristo, esto
quiere decir que nosotros clamamos la sangre que Él derramó, la cual nos facilita
entrar al nuevo pacto con Dios. Esto significa que el Poderoso Dios verá desde el
cielo, nos vigilará y nos protegerá. Esto significa que podemos orar por nuestros
hijos y cubrirlos con la sangre del pacto de Jesucristo. Los demonios tiemblan al
oír el nombre de Jesús y ellos se alejarán al ver la sangre del cordero.
Hacer esto nos recuerda a nosotros y al diablo que Dios ha olvidado nuestros
pecados debido al sacrificio de Cristo y Su sangre. La Palabra de Dios dice: Y
ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos (apocalipsis 12:11).
¡Qué regocijo toma lugar en la vida de los que hemos nacido de nuevo!, pareciera
como si el nuevo creyente fuera la misma persona, teniendo toda su antigua
naturaleza y rasgos físicos, sin embargo, esos rasgos naturales, de alguna
manera y a menudo parecen renovados en los hijos de Dios. El cambio más
drástico es aquel que sucede en el corazón, el alma y la mente. La culpa es una
de las tentaciones mentales más importunas que puede sufrir una persona y ataca
a la mente como una ulcera.
“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para
remisión de los pecados” (Mateo 26:28).
Hoy, la redención y expiación están limitados a aquellos que aceptan a Jesús por
fe en Su sangre derramada.
Uno de los resultados de la justificación, es que tenemos paz con Dios y esto nos
habilita para experimentar una relación reconciliada con Él. La sangre de Cristo
nos salva de la ira de Dios. La sangre de Jesús trajo solvencia y libertad, esto
significa, como si nunca hubiera existido el pecado, El Espíritu de Dios nos
asegura que los pecados una vez perdonados nunca más ejercerán dominio sobre
nosotros.
La sangre de Jesucristo no solamente lava nuestros pecados, sino que también
erradica el pecado de nosotros y deja nuestras almas inmaculadas. Sin embargo,
cuando lo aceptamos a Él, la preciosa sangre del cordero de Dios nos purifica de
todas las transgresiones que hayamos cometido.
Trágicamente y sin embargo, la unión y la cercanía del Creador fue rota cuando
Adán y Eva volvieron sus espaldas a Dios y escogieron la rebelión en vez de la
relación. ya no necesitamos estar enemistados con Dios.
(Colosenses 1:20) dice que Jesús hizo "la paz mediante la sangre de su cruz". La
sangre de Jesús tiene un poder tan maravilloso que, por medio de ella, tenemos
un "camino nuevo y vivo" (Hebreos 10:20) hacia la presencia de Dios y hacia la
paz con Dios.
Cuando somos limpiados por la sangre de la cruz, Dios extiende Su mano para
halarnos cerca de Él. Esa fue la razón principal de la cruz reconciliarnos con
nuestro Padre celestial. "Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios
por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación"
(Romanos 5:11). También podemos comprender que por medio de la sangre de
Cristo experimentamos una paz que nos mantiene calmos o apaciguados, y
continuando hacia delante durante los momentos difíciles. Antes de Su crucifixión,
Jesús dijo a Sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy, la paz no debe de
perderse.
Nuestra paz con Dios es reflejada cuando participamos de la Santa Cena, también
podríamos usar esta ocasión para profundizar nuestra comunión con Él. Nuestra
celebración de este sacramento siempre nos recordará, de manera personal, el
precio que fue pagado por nuestra salvación.
Cuando Jesús instituyó la Santa Cena, Él dio instrucciones específicas para ello: Y
tomó el pan y dio gracias, y Lo partió y les dio, diciendo: "Esto es mi cuerpo, que
por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí." De igual manera, después
que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre, que por vosotros se derrama" (Lucas 22:19—20).
Esta práctica fue asignada a la iglesia para que nosotros regular y perpetuamente
nos recordemos de la sangre de Jesús que fue derramada en el Calvario. El partir
el pan y el tornar de la copa constantemente refresca en nosotros la memoria y la
importancia personal de Su cuerpo y sangre. Pero esta cena de compañerismo
también ve hacia el futuro. Ésta conmemora la muerte de Jesús, "hasta que él
venga”.
Otro aspecto vital de nuestra paz por medio de la sangre dc Cristo es la presencia
del perdón en nuestras vidas—Dios nos ha perdonado; por lo tanto, nosotros
darnos y recibimos perdón de otros seres humanos, Cristo derramó Su sangre
para que Dios pudiera perdonarnos por todos los pecados.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria
del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por
el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18).
Se nos menciona que debe existir una limpieza diaria, pues si algo Dios nos ha
dado es la habilidad de recibir una diaria limpieza de nuestros pecados, como
también de las actitudes que son contrarias a Sus pensamientos y caminos. Y
aunque el sistema de sacrificio ya no es necesario en este punto, todavía
podemos aprender algunas verdades espirituales de sus prácticas. Cuando nos
presentamos ante el Señor en confesión, perdón, adoración e intercesión.
* El dedo pulgar del pie representa hacia dónde vamos. Éste representa nuestros
propósitos y planes como también nuestro diario caminar con el Señor.
Dondequiera que vayamos, nosotros debemos reflejar la naturaleza y los
propósitos de Dios, los cuales hemos recibido por medio de la sangre del Cordero.
*otro poderoso miembro del cuerpo es la lengua. Cuando pedimos que la sangre
de Cristo cubra nuestras lenguas, nuestro hablar y nuestras palabras, le pedimos
a Dios que nos guarde de usar nuestras palabras en maldad, mentiras, enojo,
chisme y toda palabra ociosa que somos propensos a decir.
"Por sus heridas ustedes han sido sanados" (1re Pedro 2:24).
La sangre de Cristo tuvo que ser derramada en la cruz para que nosotros
pudiéramos recibir paz, sanidad y liberación.
El Señor se convierte en nuestro gran sanador de manera que cuando vimos que
la preciosa sangre del Cordero protege a aquéllos que han sido cubiertos con la
sangre.
Ésta lucha contra las enfermedades; es la vanguardia de defensa contra los
gérmenes, las bacterias y los microorganismos dañinos (espíritus, demonios o
tempestades).
Debemos reprender a Satanás por medio de la sangre del Cordero y él tendrá que
huir. Por el poder de la sangre de Jesús, los demonios desatan a las personas y
las dejan libres. El poder de Dios las sana y las restaura. El enemigo no puede
quedarse cuando usted valientemente proclama la Palabra de Dios. Por las llagas
de Jesús, esas terribles llagas que Él recibió por nuestra sanidad, su poder es tan
real, como lo ha sido siempre. ¡su sangre nunca perderá su poder!
LIBERACIÓN POR MEDIO DE LA SANGRE
Por medio de su sangre podemos vencer la naturaleza carnal que existe en cada
uno de nosotros desde nuestro nacimiento.
A través del registro de Adán y Eva, desde este incidente bíblico, Dios nos
muestra que podemos observar las intenciones destructivas fundamentales de
Satanás para con la humanidad, y, los métodos que él emplea para lograr esa
meta.
La meta principal de Satanás es separar a los seres humanos de Dios, para que
así ellos finalmente puedan ser destruidos. La razón por el odio palpable de
Satanás hacia la humanidad se encuentra en (Génesis 1:27).
Las Escrituras presentan a los filisteos como representantes de todas las cosas
del mundo, las cuales obstruyen, se oponen y esclavizan al pueblo de Dios. El
enemigo nunca se desanima, tampoco pierde su voluntad para acusar, frustrar y
derrotar al creyente.
La sangre de Jesús hace posible que nosotros reclamemos lo que Satanás, por
medio de engaño y artificio, ha tomado.
"Al que nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre" (Apocalipsis 1:5-6).
Por medio de la sangre de Cristo hemos llegado a ser "reyes y sacerdotes" para
nuestro Padre. Como reyes, tenernos que promover la justicia y los caminos de
Dios en la tierra. Como sacerdotes, tenernos que llevar nuestro ministerio de
reconciliación y traer a otros por medio de nuestro Gran sumo Sacerdote, Aunque
la frase reino de Dios es una expresión del Nuevo Testamento solamente, el
concepto del pueblo de Dios viviendo bajo Su monarquía en un pacto de relación,
es muy antigua.
El reino que Dios deseaba establecer con el pueblo obediente comenzó cuando
ellos ofrecieron sacrificios. El derramamiento de sangre significaba sus deseos de
entrar en pacto con Él, y, el que ellos fueran rociados con la sangre los separaba
como pueblo del pacto con Dios.
Los profetas de Israel entendieron que el propósito de Dios para los ciudadanos
del reino era que vivieran vidas marcadas por la rectitud y la justicia.
Jeremías, condenó la conducta impía y desafió a Israel a vivir de acuerdo con su
llamamiento. él miraba hacia un nuevo día y hacia un nuevo pacto que
reemplazaría la fallida relación que existía entre el pueblo y su Dios. Él tenía una
visión realista del nuevo reino que llegaría por medio del venidero Rey de Dios.
El profeta Zacarías escribió: "Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva.
Los ciudadanos del reino, comprados con sangre, viven un estilo de vida tan
diferente a los que los rodean que el mundo se fija en ellos y en lo que los hace
diferentes. Ellos viven de manera distinta a lo que hacían antes de que ellos
llegaran a ser parte del reino (Colosenses 3:9, 10).
"Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su
propia sangre" (Hechos 20:28).
El Calvario es el punto de enfoque de todas las eras: Todas las eras anteriores
esperaban ese evento y todas las eras después volvían a mirar ese evento. la
sangre de Jesús tuvo y tiene poder para cambiar la historia.
Jesús maldijo el árbol de higuera porque falló en producir el fruto que Él esperaba.
(Mateo 21:19). Una iglesia que falla en su evangelización es como un árbol sin
fruto que desperdicia la tierra que ocupa.
Dios tiene grandes esperanzas para los hijos c hijas que Él compró son Su sangre.
Una de esas esperanzas es que los miembros que cometan un error sean
corregidos y disciplinados. Jesús describió el enfoque de Su ministerio, usando el
pasaje en Isaías donde habla acerca del ministerio visible y viable para las
personas: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en
libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18-19).
Cristo tiene un gran amor por la Iglesia y Él ha preparado un gran futuro para ella.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo.
Jesús Irene R.
Tema: el poder de la
sangre de Cristo
INTRODUCCIÓN