Gce-23-02 Guia Infeccion Urinaria
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INFECCION URINARIA
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1. OBJETIVO
DEFINICIÓN
INFECCION URINARIA: Se define como le presencia de síntomas urinarios como disuria, polaquiuria,
urgencia urinaria tenesmo o cambios en el aspecto macroscópico de la orina como olor fétido o turbidez,
dolor lumbar asociados o no a fiebre.
REINFECCION: Evento nuevo causado por una bacteria diferente de la aislada en la infección inicial.
PERSISTENCIA: Aislamiento del mismo germen identificado antes del inicio de tratamiento sin mejoría
de los síntomas.
ETIOLOGÍA: Existen numerosos microorganismos que pueden infectar las vías urinarias, aunque los
más comunes son con mucho los bacilos gramnegativos. Escherichia coli causa alrededor de 80% de las
infecciones agudas de los pacientes que no portan sondas y que carecen de anomalías urológicas y de
cálculos. Otros bacilos gramnegativos, en especial proteus y klebsiella y, en ocasiones, enterobacter,
provocan un porcentaje menor de infecciones no complicadas. Estos microorganismos, además de
serratia y pseudomonas en las infecciones urinarias, los cocos grampositivos desempeñan una función
menos importante. No obstante, staphylococcus saprophyticus, una especie coagulasa negativa y
resistente a la novobiocina, provoca 10 a 15% de las infecciones sintomáticas agudas de las mujeres
jóvenes. En ocasiones, los enterococos inducen cistitis no complicada en mujeres. Es frecuente que
enterococos y staphylococcus aureus causen infecciones a pacientes con nefrolitiasis o que se han
sometido a instrumentación o cirugía con anterioridad. El aislamiento de s. Aureus de la orina debe
despertar las sospechas de infección bacteriemia renal.
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PRESENTACIÓN CLÍNICA
Cistitis: Los pacientes con cistitis refieren a menudo disuria, polaquiuria, tenesmo y dolor suprapúbico.
De ordinario, la orina se opacifica y se torna maloliente, y es sanguinolenta en alrededor de 30% de los
casos. Por lo general, la exploración física sólo pone de manifiesto dolor a la palpación de la uretra o de
la región suprapúbica.
Pielonefritis aguda: Por lo general, los síntomas de Pielonefritis aguda se desarrollan con rapidez, en
unas horas o un día, y comprenden fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos y diarrea. A veces se detectan
síntomas de cistitis. Además de fiebre, taquicardia y dolorimiento muscular generalizado, la exploración
física revela dolor notable a la presión en una o ambas fosas lumbares o a la palpación abdominal
profunda. En algunos pacientes predominan los signos y síntomas de septicemia por patógenos
gramnegativos. A veces se demuestra hematuria durante la fase aguda de la enfermedad
3. POBLACIÓN OBJETO
Toda las personas de cualquier edad y sexo que presenten alguna sintomatología de infección urinaria
4. CARACTERISTICAS DE ATENCIÓN
4.1 DIAGNÓSTICO
La determinación del número y del tipo de bacterias en la orina es un procedimiento diagnóstico de vital
importancia. La orina de los pacientes sintomáticos muestra una gran cantidad de bacterias ( 105/ml). En
el caso de los enfermos sintomáticos, se debe efectuar un examen bacteriológico de dos muestras
consecutivas de orina en las que se demuestre una cantidad 105 bacterias de una misma especie por
mililitro antes de instaurar cualquier tratamiento. Como el número tan elevado de bacterias que contiene
la orina de la vejiga obedece, en parte, a la multiplicación bacteriana durante su permanencia en la
cavidad vesical, las muestras de orina de los uréteres o de la pelvis renal a veces contienen <105
bacterias por mililitro y aun así indican infección. Igualmente, la presencia de Bacteriuria de cualquier
grado en los aspirados suprapúbicos o 102 bacterias por mililitro de orina obtenida mediante sondaje
suele indicar infección. En determinadas circunstancias (antibioticoterapia, concentración elevada de
urea, osmolaridad alta, pH bajo) la orina impide la multiplicación de las bacterias, lo que determina que el
título de bacterias sea reducido a pesar de la infección. Por esta causa, se desaconseja el empleo de
soluciones antisépticas para lavar la región periuretral antes de tomar las muestras de orina. La diuresis
forzada y la micción reciente también disminuyen las cifras de bacterias en la orina.
El estudio microscópico de la orina de pacientes sintomáticos posee gran valor diagnóstico. Se detecta
bacteriuria microscópica (de manera óptima en muestras de orina sin centrifugar y teñidas con Gram) en
más de 90% de las muestras de enfermos cuya infección se asocia a cifras de colonias de al menos
105/ml; se trata de un dato sumamente específico. No obstante, no siempre resulta posible descubrir la
presencia de bacterias al microscopio en infecciones con cifras más bajas de colonias (102 a 104/ml). La
detección de bacterias en el estudio microscópico de la orina constituye entonces un signo evidente de
infección, aunque la ausencia de bacterias detectables al microscopio no descarta el diagnóstico. Cuando
se busca cuidadosamente con ayuda de un microscopio con cámara de recuento, la piuria representa un
indicador sumamente sensible de infección urinaria en los pacientes sintomáticos. Se demuestra piuria en
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casi todas las infecciones bacterianas agudas, y su ausencia pone el diagnóstico en duda. El método de
las "tiras reactivas" con esterasa leucocítica es menos sensible para identificar la piuria que el estudio
microscópico, pero constituye una alternativa de gran utilidad cuando no se dispone de esta prueba. La
piuria en ausencia de bacteriuria (piuria estéril) indica infección por una bacteria poco común, como C.
trachomatis, U. urealyticum y Mycobacterium tuberculosis o por hongos. Otras veces se demuestra piuria
estéril en enfermedades urológicas no infecciosas, como litiasis, anomalías anatómicas, nefrocalcinosis,
reflujo vesicoureteral, nefritis intersticial o enfermedad poliquística.
4.2 TRATAMIENTO:
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4.3 PRONÓSTICO
El tratamiento de la cistitis o la pielonefritis no complicadas habitualmente consigue la resolución total de
los síntomas. Las infecciones de las vías bajas en las mujeres son un motivo de preocupación, sobre
todo porque se asocian a molestias, morbilidad, absentismo laboral y costes sanitarios elevados. La
cistitis puede provocar además infección de las vías altas o bacteriemia (en especial durante la
instrumentación quirúrgica), aunque no se ha demostrado que se siga de una lesión renal. Cuando se
producen episodios repetidos de cistitis, normalmente se trata de reinfecciones y no de recidivas.
La pielonefritis aguda no complicada de los adultos rara vez avanza hacia disfunción renal o enfermedad
renal crónica. Las infecciones repetidas de las vías altas a menudo representan una recidiva y no una
reinfección, y es preciso buscar con ahínco cálculos renales o una anomalía urológica subyacente. Si no
se encuentra ninguna de ellas se aplicará quimioterapia durante seis semanas para erradicar el foco
infeccioso persistente.
Las infecciones urinarias sintomáticas repetidas de los niños y de los adultos con uropatía obstructiva,
vejiga neurógena, enfermedad renal estructural o diabetes avanzan hacia enfermedad renal crónica con
frecuencia inusitada. La bacteriuria asintomática de estos grupos así como la de los adultos sin
enfermedad urológica ni obstrucción predispone a sufrir un número mayor de infecciones sintomáticas,
pero en la mayoría de los casos no induce alteraciones renales.
4. RESPONSABLE
El equipo de salud de cada uno de las unidades médicas periféricas o UPZ.
5. DESARROLLO
Los siguientes principios subyacen al tratamiento de las infecciones urinarias:
1. Se practica urocultivo cuantitativo, tinción con técnica de Gram. u otra prueba de diagnóstico rápido
para confirmar la infección antes de instaurar el tratamiento, salvo en las mujeres con cistitis aguda
sin complicaciones. Cuando se disponga de los resultados del cultivo, se efectuará un
antibioticograma para elegir el tratamiento.
4. Una vez finalizado cada ciclo de tratamiento, se le clasifica como fracaso (persistencia de los
síntomas o la bacteriuria durante el tratamiento y en el cultivo inmediatamente posterior) o curación
(resolución de los síntomas y eliminación de la bacteriuria). Se clasificarán las infecciones
recidivantes en función de la cepa causal (una cepa o cepas distintas) y del momento de aparición
(precoz —en las dos semanas siguientes al final del tratamiento— o tardía).
5. En general, las infecciones no complicadas que se limitan a las vías urinarias bajas responden a
ciclos cortos de tratamiento, mientras que las de las vías altas precisan un régimen más prolongado.
Una vez concluido el tratamiento, las recidivas precoces provocadas por la misma cepa pueden
obedecer a un foco infeccioso de las vías altas que no ha cedido, aunque a menudo (en especial
tras un tratamiento corto de la cistitis) son el resultado de colonización vaginal persistente. Las
recidivas que se producen más de dos semanas después de interrumpir el tratamiento casi siempre
representan reinfección por una nueva cepa o por la misma cepa que ha persistido en la flora
vaginal y rectal.
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6. A pesar de que la resistencia es cada vez mayor, las infecciones contraídas en la comunidad (en
especial las primarias) habitualmente son causadas por cepas más sensibles a los antibióticos. .
4. BIBLIOGRAFÍA
1. Harrison, Principios de Medicina Interna. Edicion 16. Capitulo 269 Infecciones urinarias.
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5. ANEXO
PARCIAL DE ORINA
PARCIAL DE ORINA
CON INFECCION
DUDOSO DE INFECCION
URINARIA
PASE A SEGUNDA
LINEA DE
ANTIBIOTICOS Y
SI PACIENTE NO
SI PACIENTE
RESPONDE A
RESPONDE A
TRATAMIENTO
TRATAMIENT
REMITA A
O DE DE ALTA
ESPECIALISTA