Dialnet ElPsicoterapeutaEnElProcesoTerapeutico 7484106
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El psicoterapeuta en el proceso
terapéutico
The psychotherapist in the therapeutic
process
Sergi Corbella
FPCEE Blanquerna-Universitat Ramon Llull. Barcelona, España
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1858-2988
Resumen Abstract
El psicoterapeuta es uno de los protagonistas del pro- The psychotherapist is one of the protagonists in the
ceso terapéutico. Son muchos los esfuerzos dirigidos a therapeutic process. There are many efforts aimed at
estudiar los factores que influyen en el establecimiento studying the factors that influence the establishment
de una buena relación entre psicoterapeuta y paciente of a good therapeutic Alliance between therapist and
que permita lograr un buen resultado psicoterapéutico. patient that allows achieving a good psychotherapeutic
En el artículo se profundiza en las características, ha- outcome. This paper delves into the characteristics,
bilidades y acciones del psicoterapeuta en el contexto abilities and actions of the psychotherapist in the context
de la relación de ayuda del proceso psicoterapéutico. of the of the psychotherapeutic process. Some principles
Se plantean algunos principios y retos para contribuir and challenges are proposed to contribute and promote
y promover la mejora continua en nuestra práctica continuous improvement in our professional practice
profesional como psicoterapeutas. as psychotherapists.
Palabras clave: Psicoterapeuta, proceso terapéuti- Keywords: Psychotherapist, Therapeutic Process,
co, alianza terapéutica, estilo personal del terapeuta. Therapeutic Alliance, Therapist’s Personal Style.
ISSN: 1130-5142 (Print) –2339-7950 (Online)
Introducción
El presente artículo se basa en la presentación que se realizó en las I Jornadas
Nacionales de la Asociación Española de Psicoterapias Cognitivas el 1 de febrero
de 2019. De modo que este artículo es una adaptación en texto de buena parte de
la exposición oral que se presentó en dichas Jornadas sobre las competencias del
psicoterapeuta.
Son bastantes los autores que han propuesto distintos planteamientos teórico-
prácticos respecto a las competencias de los psicoterapeutas (Corbella y Fernández-
Álvarez, 2006). No cabe decir que con la aparición de los psicólogos generales
sanitarios se reabrió la reflexión acerca de las competencias de los psicólogos en
general y la de los psicólogos con distintos niveles de formación y especialización
(PGS, especialistas en psicología Clínica, psicoterapeutas). Las regulaciones y
acreditaciones de las diferentes profesiones sanitarias vinculadas a la psicología
clínica y a la psicoterapia han generado tensiones entre los colectivos en defensa
de sus intereses. En la actualidad hay múltiples profesiones vinculadas al mundo
de la psicoterapia (psicólogos, psiquiatras, psicólogos especialistas en psicología
clínica, psicólogos generales sanitarios, etc.) y prefiero evitar las disputas inter-
nas (sin desmerecer su legítima importancia) para destacar aquello que une a los
distintos profesionales. Lejos de pretender contribuir a clarificar los límites de las
competencias entre los distintos colectivos de profesionales implicados en la ayuda
psicológica de los demás, me centraré exclusivamente en discernir sobre aquellas
competencias, acciones y/o habilidades del profesional (psicoterapeuta, etc.) que
sabemos que contribuyen de forma significativa en el desempeño del proceso
terapéutico de ayuda.
Proceso Terapéutico
La práctica profesional de la psicoterapia no consiste en la mera aplicación
de unas técnicas surgidas de un conocimiento teórico, sino que supone entre otras
cosas el encuentro entre dos (o más) personas con sus características idiosincrási-
cas. Son muchos los esfuerzos dirigidos a estudiar los factores que influyen en el
establecimiento de una buena relación entre psicoterapeuta y paciente que permita
lograr un buen resultado psicoterapéutico (Corbella, 2019). En las últimas décadas
se han llevado a cabo muchas investigaciones con el objetivo de estudiar los factores
que puedan explicar la mejora de los pacientes en un proceso terapéutico. Uno de
los factores que ha resultado ser determinante para la eficacia de la terapia es la
calidad de la relación terapéutica (Corbella y Botella, 2003; Norcross y Lambert,
2018). Gelso y Carter (1985, 1994) definieron la relación terapéutica como “los
sentimientos y actitudes que cada uno de los participantes tiene hacia el otro y la
manera en que éstos son expresados” (Gelso y Carter, 1985, p. 159). Dentro del
marco de la relación entre terapeuta y paciente se ha prestado especial atención al
concepto de alianza terapéutica usado por primera vez por Greenson (1967).
Podemos entender la psicoterapia como un diálogo colaborativo entre el
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2003; Corbella et al., 2009). Los principios fundamentales surgidos del Proyecto
Barcelona-BsAs fueron los siguientes (Corbella y Botella, 2004):
1. La derivación o asignación de un paciente a un terapeuta u otro es muy
importante para el proceso y resultado de la psicoterapia.
2. En la asignación del paciente a un terapeuta se debe tener en cuenta la
resistencia del paciente y el estilo del terapeuta. De modo que es reco-
mendable que aquellos pacientes más resistentes se asignen a terapeutas
con un estilo poco pautado y poco directivo.
3. La resistencia del paciente se debe tener en cuenta en el proceso de
evaluación inicial y el terapeuta debe trabajar con ella para beneficiar al
paciente. La resistencia no es una dificultad del paciente sino que es un
reto para el trabajo conjunto entre paciente y terapeuta.
4. El terapeuta debe conocer su propio estilo personal como terapeuta para
facilitar la optimización de sus recursos y habilidades personales, así como
para mejorar aquellos aspectos que le suponen alguna dificultad.
5. El terapeuta debe adaptar su modo de comunicación, su estilo terapéuti-
co, a las características del paciente (especialmente la resistencia) en la
medida que le sea posible. De modo que, si el paciente es resistente, el
terapeuta debe intentar adaptar su estilo para resultar ser poco pautado y
poco directivo.
6. El esfuerzo del terapeuta en adaptar su estilo a las características del
paciente se debe reducir si supone una incomodidad por la pérdida de
coherencia teórica del terapeuta al emplear los diferentes procedimientos
o estrategias comunicativas. Aun así, debe ser consciente de qué tipo de
estilo terapéutico puede ser más conveniente para cada tipo de paciente.
7. La formación de psicoterapeutas debe profundizar en el estilo personal
del terapeuta, fomentar la autoreflexión y el estilo flexible en terapia.
8. Durante el proceso psicoterapéutico y especialmente en las primeras ocho
sesiones, el terapeuta debe prestar atención a trabajar hacia el estableci-
miento de una buena alianza terapéutica con el paciente.
En Corbella (2019) se profundiza sobre la relación entre el Estilo Personal
del Terapeuta y el desarrollo de la alianza terapéutica.
Se ha puesto de manifiesto la importancia de la interacción entre el terapeuta
y el paciente, pero todavía quedan muchas preguntas interesantes esperando ser
abordadas con planteamientos sugerentes. Algunas de estas preguntas guardan
relación acerca de los factores o las habilidades del terapeuta que explican que se
establezca una buena relación terapéutica con el paciente y que faciliten un proceso
psicoterapéutico exitoso. La base teórica de la Teoría de la Mente nos propone ele-
mentos de reflexión para plantear respuestas a algunas de las preguntas planteadas
(ver Corbella et al., 2009).
El terapeuta como persona y miembro de su familia ha experimentado distintas
relaciones y suma diferentes vivencias que van configurando sus posicionamientos
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personal del terapeuta y facilitan que el terapeuta adapte su estilo y sus interven-
ciones a las características del paciente. De modo que estas habilidades resultan
esenciales para desarrollo de una adecuada alianza terapéutica con el paciente y
para encontrar las estrategias más apropiadas para ayudar al paciente.
Podemos plantear un conjunto de recomendaciones, retos y aspiraciones para
terapeutas basadas, en gran parte, en las características, competencias y acciones
habituales de los psicoterapeutas eficaces (basado en: Anderson et al., 2009, 2016;
Corbella et al., 2009; Schöttke et al., 2017; Wampold et al., 2017; citados en Cor-
bella, 2019).
• Mantener una práctica reflexiva como camino para la mejora constante
(autocuestionamiento).
Hacer esfuerzos en cultivar cierta introspección para facilitar un posicionamiento
de la experiencia más analítico permite que el ejercicio profesional no consista en
la mera acumulación pasiva de experiencias.
• Ser competente en leer el estado afectivo y mental del paciente. Habili-
dades en teoría de la mente, metacognición.
Disponer de las habilidades en la teoría de la mente facilita cualquier in-
teracción personal y como psicoterapeutas nos ayuda de forma determinante en
la comprensión del paciente y en el establecimiento (y desarrollo) de la alianza
terapéutica del proceso de ayuda.
• Mantener un Estilo Personal flexible que facilite la adaptación del tera-
peuta a las necesidades del paciente en función de sus características y
circunstancias a lo largo del proceso terapéutico.
Incrementar los grados de flexibilidad del estilo personal del terapeuta permite
ajustar con mayor facilidad el estilo de la intervención terapéutica a las caracterís-
ticas del paciente. La flexibilidad del terapeuta facilita la modulación y el cambio
del propio estilo personal.
• Dominar las habilidades interpersonales.
Entendiendo el proceso terapéutico como la interacción de ayuda entre el
paciente y el psicoterapeuta se hace evidente que las habilidades relacionales del
profesional juegan un papel determinante.
• Ser capaz de establecer una alianza de trabajo fuerte y colaborativa con
un amplio abanico de pacientes.
Adaptarse a las características y necesidades del paciente resulta imprescindi-
ble para establecer una buena relación terapéutica. Disponer de las habilidades que
permiten fortalecer el vínculo emocional positivo y la alianza terapéutica con el
paciente es uno de los aspectos característicos de los psicoterapeutas más eficaces.
• Tener fluidez verbal, riqueza léxica y precisión en el uso del lenguaje para
expresar lo que se pretende.
La comunicación del terapeuta es un elemento esencial en el proceso tera-
péutico y disponer de recursos de expresión verbal y no verbal que permitan dotar
a la comunicación de los detalles y precisión necesaria facilita la funcionalidad y
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